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económica. El capitalismo
— ¿Qué bienes producir? Puesto que los recursos son escasos y susceptibles de
usos alternativos, hay que decidir a qué uso dedicarlos. Alguien tiene que
tomar esa decisión. Puede que sea un dictador el que la resuelva, o una auto-
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Los anteriores tipos de sistemas económicos se han podido observar con nitidez
en diferentes épocas históricas. Pero en la realidad es muy difícil que se den tipos
de sistemas económicas puros que no tengan elementos de otros sistemas.
En muchas economías capitalistas hay elementos feudales o socialistas e incluso
aún hoy hay prácticas laborales que son verdaderamente esclavistas.
Eso es así porque la organización de un sistema económico no es una obra de
ingeniería perfecta, sino el resultado de voluntades humanas que pueden ser contra-
dictorias.
Como hemos estudiado antes, la organización de la vida económica lleva consi-
go un conflicto permanente entre los intereses de los individuos, y ese conflicto no
se resuelve generalmente a favor de un solo grupo social o de una persona.
Por eso los sistemas económicos suelen ser impuros y tener elementos de otras
formas diferentes de organizar la vida económica.
Además, la organización de la vida económica está cambiando constantemente.
Normalmente no nos damos cuenta de ello porque formamos parte de ese cambio,
porque estamos dentro de él. Pero la manera de dar respuestas a las preguntas eco-
nómicas fundamentales se modifica sin cesar porque a cada momento de su vida los
seres humanos se dedican a procurar que las relaciones económicas les sean un
poco más favorables.
Por eso no cabe pensar que una determinada forma de organizar la vida econó-
mica vaya a ser inmutable, que ya no habrá más cambios en el sistema económico
en el que vivimos. Todo lo contrario, la acción continua de los seres humanos, aun-
que sea inconsciente, está cambiándolo permanentemente.
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Como hemos dicho anteriormente, junto a estos rasgos esenciales del capitalis-
mo se pueden dar algunos otros diferentes.
Así, en muchos países capitalistas hay una importante propiedad estatal de re-
cursos porque se entiende que es la única manera de satisfacer algunas necesidades
colectivas. También se dan muchas actividades que no buscan solamente obtener
beneficio, como las que llevan a cabo las organizaciones no gubernamentales, la
administración pública o muchas personas que dedican su vida a las demás sin reci-
bir nada a cambio. En algunas economías incluso hay rasgos propios del feudalismo
(por ejemplo, en algunas formas de cultivar el campo o en el trabajo doméstico) o
del esclavismo (al que se somete a muchos inmigrantes en los países más desarro-
llados).
a) Puesto que las actividades económicas que se llevan a cabo son las que pro-
porcionan beneficios, resulta que los individuos están motivados o incentiva-
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dos para llevar a cabo aquello que necesita la sociedad. Quien se dedique a
producir algo que otros necesiten podrá ganar dinero. De esta manera, no
hace falta que nadie diga qué hay que producir o cómo hacerlo, sino que se
obtendrá lo necesario gracias al incentivo de la ganancia.
b) Puesto que el sistema se basa en la obtención del máximo beneficio, los
productores serán muy cuidadosos a la hora de utilizar los recursos y se lo-
grará la máxima eficiencia, pues se procurará ahorrar los costes innecesarios
para obtenerlo.
c) Por esas dos razones, el sistema será especialmente favorable a la innova-
ción y al desarrollo de nuevas técnicas, que se procurarán obtener rápidamen-
te para conseguir más beneficios.
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cuadamente. Hace falta establecer qué se puede hacer y qué no, qué conductas
están permitidas y cuáles prohibidas y qué sanciones acarrea el incumplimiento de
las normas.
Además, para que el mercado actúe correctamente es necesario que haya una
información adecuada acerca de lo que se puede comprar y vender en él. El merca-
do se establece para que los compradores y vendedores adquieran los recursos al
precio más bajo, pero para ello es necesario que unos y otros tengan la mejor infor-
mación posible acerca de lo que allí se intercambia. Si es imposible saber dónde se
está ofreciendo el producto más barato, o si cuesta mucho dinero saberlo, de nada
servirá el mercado.
Conseguir que un mercado funcione correctamente, que los que intervengan en
él estén bien informados y que haya leyes que regulen adecuadamente los intercam-
bios es algo que no se consigue fácilmente. Para conseguirlo es necesario que los
gobiernos vigilen su funcionamiento y que se eviten las conductas que en lugar de
buscar la eficacia tratan de lograr ventajas en el intercambio. Como veremos más
adelante, eso no siempre se consigue, y aparecen mercados que en lugar de propor-
cionar beneficios al intercambio lo encarecen y lo hacen más difícil.
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