Está en la página 1de 6

12 Las ralces de las terapias humamstas

conductist­
Junto al psicoanálisis y al conductismo (o a las teorfas
as del aprendizaje), la psicologIa humanista’ se suele de­
finir como ctercera corriente” o “tercera fuerzan en la psicologia
7. (sobre toclo lo hacen sus partidarios). Cada una de estas tres
rrientes ha producido una serie de diversos abordajes psicotera­
péuticos. Mientras que las terapias de psicologla profunda y de
Ia conducta se elaboraron, por lo menos al comienzo, clesde un
edificio teonco relativamente homogeneo, el concepto terapias
humanistas define un haz más laxo de variadisimos abordajes,
eunidos no tanto por una teoria comun cuanto por una miagen
del hombre bastante homogenea, y concordancias basicas en los
pnncipios del trabajo terapeutico (esta misma tendencia a la he­
. terogeneidad teOrica, pero con homogeneidad paradigmática y
. metodológica,
hurnanis­ es caracterIstica también de Ia psicologia
ta).
4..vis4t­Esta heterogeneidad teórica se explica desde el punto de
a histOrico ya por el hecho de que la psicologla humanista nació
• cömo un movimiento que reunla abordajes distintos, desarroll­
a‘dos
repre­ independientemente unos de otros, cuyos principales
4 sentantes —entre otros, Charlotte Bühler, Abraham Maslow, Carl
Rogers— sOlo en 1962 fundaron, en los Estados Unidos, Ia “Socie­
1
dad de Psicologla Humanista’. Para la creación de esta Sociedad,
.ho fue uno de los motivos de menor peso el deseo de deslindarse
de manera exphcita de Ia concepcion determmista, mecarucista,
.monocausal Cal menos en su tendencia) del hombre, tuviera ba­
estimuloJ’reacc­
ses biolOgicas (psicoanálisis) o invocara el mecanismo de
ión
r.tantes (conductismo). Aunque es cierto que precursores impo­
de este movimiento fueron una serie de partidarios de la
]psicologIa profunda (o sea, psicoanalistas en el sentido lato del
Irtérmino),
Kajre­ como Alfred Adler, Viktor Frankl, Erich Fromm,
n Homey y Wilhelm Reich.
Entre las corrientes principales de las terapias humanistas se
J:icuentan la terapia guestáltica de Fritz Pens (cf. el capitulo 13)
la psicoterapia del diálogo (o psicoterapia centrada en el cien
referencia a respueStas absolutas (eternamente
te) de Carl Rogers (cf. el capItulo 14). El psicodrama de Iacov contemPla por Ia dimensiOn del tiempo, donde el ser humano
sino en soledaU cuiddo
Moreno y Ia logoterapia de Viktor Franki (cf. el capftulo 15) re­ v.lidas) en su
que cuestiOflarse una y otra vez de su
presentan, para la clasificación aqui escogida, variantes particu­ autd­
tieneangustia,Yae encüentra sièrñpre por el caminO
lares que no se thcluyen de manera nitida en la categorfa que y su trs­
si puesta en duda Ia ,,esencia del hombr&, que
dimension
hemos bosquejado, sea por la organización tipica de la psicotera­ • evenir daba por supuesta, y que abria una
e
pia de grupos (psicodrama) o por Ia afinidad con abordajes de pu­ de la existeflcia en lugar de esto, el hombre soloen su
terapia de la conducta o de psicologla profunda (logoterapia). Es • objetW”
thd ed desde adentrO”, como ser autOflOlflo,
experimefltado fvivido
frecuente incluir entre las terapias humanistas también Ia bio­ finitud El instante
energética (Lowen) y el análisis transaccional (Berne), pero en es­ temporalid
existeflCia1mete y sucobra fnificaCiOfl central; no lo que el horn-
te libro las clasificarnos entre los abordajes de psicologia profun­ zen virtud
cual se convierte
bre es sino aquello en 10 Cmo dice Sartre, el estadCOnd Q
da y las tratamos ya en la Priinera parte. esenCia
LajjjJqgj&yJate a humnjtas se caracterizan por el çle su obrar êsa es sua ser y devenir, o no, él mismo. Pero esta i
empeno en producir una renovaciOn deiapsicologià, donde tp­ nado a la libertad”, de dectofl posibthtafl simultaflea /
y este espaClO
.

sicologia se eritiende menoi cömo término —o sea, corno concep­ 3 responsabthdad


mentela autorom1a, la 1diadYJ idad del hobr.
to teórico referido a una disciplina cientifica— que como topos enraisado como erkegaard en la certeza religiOsa,
—o sea, como gula paralaacciOn—. Las ralces filosOficas se deben Buber, a la destinaCiOn del ser humano
buscar sBiifódoa) en el existenciahsmo (Martin Buber, Soren destaCa en este conteo, junto de Ia relaciófl yo-tü en tanto ,,encuefl
Kierkegaard, Friedi-iéh NIetzsche, Gabriel Marcel, Paul Tillich); al mundo, Ia significaCiOfl codicia, sin precoflcePto. En un encuefltro
b) enla fenomenologia (Edmund Husserl, Max Scheler); c)enel tro” sin finalidad, sin posibilidad de descubrirse hondamente
huroaniseiico (Herder) y en el huinanisrno socialista (Karl asi, cada quiefl tiene la
manipuladO en manera alguna por el otro;cre­ los
Marx), asf como, sobre todo en Europa, a modo de sIntéis entre a si mismO sin ser para el otro, catalizadores del
uno
estas corrientes, y ci) en el hum Qjrançés moderno que se compañerOS son entonces, en la vida de las cosas —dice
en libertad. ulnterVenir 1977)— signlfica infligirleS
desarrollO en el contexto fenomenolOgico y existencialista (por da­ cimientO Rogers,
obra de Merleau-Ponty, Jean-Paul Sartre, Albert Camus). Las rai­ f Buber (1957, citado segn misrno [...] El hombre Integro [...] n°
ces psicolOgicas Uegan —Si prescindimos de las concepciones de no e jnfligfrselo a uno tampOCO se
les impone, sino
en la vida de los seres, libertad” (Laotsé)
los precursores> que ya hemos citado y de los aportes de Moreno interviefl a todas las cosas a alcanzar su
(véase infra)— hasta la psicologlaKö­ de la Gestalt (Wolfgang que “ayuda manifestO prknerO en el RenaCimiento en
hler,Kurt Koffka, KiiILTéWffL, Max Wertheimer y Kurt Goldstein). El humanismo se de la Edad Media. Es (re)deSCUbierto
Esbozaremos brevemente algunos aspectos de estas raices y ex­ ui­ 0osiciOnaI dogrnatismo individUO y en su singularidad por
comb
pondremos la imagen del hombre inspirada en ellas. 1 el ,,hombre nuevo de vida de los griegoS y los romnanos, se gb­
taciOn de las formas autorrealIza, que se sitüa más allá del
se
rifica al individUO que el superhombre de Nietzsche—. En los
bien y del mal” —comb
otros fiIOSOfOS idealistas tornarOn Ia
sigbos XVIII y XIX, Herder y humaflista comb el ideal para un
12.1 Las ralces filosóficas 4
educaciófl civil y la formaCiOfl de los seres humafloS. PerO en contra
emanCiPatorio socialiSta puso en cuestiOn, por obra de
El xistencialism, que se remonta al danés SOren Kierkegaard
(1813-1 ‘)-y-al-alThan Friedrich Nietzsche (1844-1900) —en tan-
desarrOlbO
de esto, el humariiSmb emanciPaciOn del individUo 1a hum a- f
Marx entre otros,puede Ia alcanzada por el empeñO revOIU
to que otros representantes alemanes son Karl Jaspers, Martin Karl verdadera sOlo ser 41).
Heidegger, Ludwig Binswanger— influyó en la psicologia hu­ rildad 1980, pág.
,
de Ia clase obre cf. Graumanu, sensible
manista sobre todo a través de Martin Buber. El existencialismo cionariOültiinO, fflomerLObOgi parte_de la experiencia
Por a de 1’?Omeflbs bGEa su esenCa
busca, másalládevalore solutos,jjormasestaecidas, roles :1 as
y fachadas,
ua ‘desn­ al hombre reaI en su exi.tencia genuina y del ser Hegel, usserl busca un ar nfl o je 1-
Partiendo de
’..Las preguntas por el sery el sentido del mundo ya no se auténtica.

221
220
vismo nuevo en la expeneia misma, por medio de una razon que incluye la penuria y ci hambre; no es raro que miren a los
que es ianata a la humanidad. Este abordaje es ampliado sus an­ hombres “menos desarrollados” desde una perspectiva de arro­
cialmente después por los humanistas fenomenólogos franceses. gante compiacencia. Pero estos fenómenos marginales no se de­
Asf, Merleau-Ponty (1908-1961) contrapone a Ia teoria fenome­ ben considerar el nücleo del movhniento humanista, que en lo
nológica de la percepción uria ‘fiosofla del cuerpo en pie de igual­ esencial contempla ci eondicionamiento recIproco del desarrollo
dad con aquella. Se toma como eje la relaciOnhombre-mund, individual y social, y ye la autonomia” en la perspectiva de la
ci siemprei­
ser para el mundo (Merieau-Pon y , que es responsabiLidad social.
ntencional,
o sea que el conocimiento y Ia conducta Ti hombre
respondêiiZ­
ã una intencionalidad conciente, se refieren a un mundo que
desde siempre está estructiF j5öieihombre y es modificado
por él (en este punto se atribuye aiCtrabajô
par­ una dignidad 12.2 Las ralces en la psicologla de la Gestalt
ticular),
con lo cual adquiere valor y htif. La ya citada
concepción
de Sartre, ‘el hombre está condenado a la libertad’, se co­ La psicologia de la Gestalt ejerciO considerable influjo sobre
nvierte con Merleau-Ponty en ‘el hombre está condenado al senti­ las ideas de Ia psicologia humanista. En oposiciOn a “la psicologia
do)’ (cf. la logoterapia de Vthtor Franki, en el capitulo 15); esto de los elementoss, que parte de la premisa de que los fenómenos
supcine una nitida oposicion al humanismo clãsico, que vela al psiquicos se componen de elementos singulares (que se pueden
hombre determinado clesde adentro, por los rasgos de su perso­ irivestigar por separado), la psicoiogia de la Gestalt sostiene que
nalidad, y dejaba en un segundo plano al mundo, pero también en Ia percepción, en ci pensamiento, en las acciones voluntarias
una opósición con ci humanismo socialista, para el cual ci mun­ —44. y en las series de movhnientos se abre paso una organización
do y las relaciones sociales (sobre todo las materiales) eran lo de­ total que responde a leyes generales de la forma (Gestalt) y a
terminante. El humanismo en Merleau-Ponty (pero tarnbién en orientaciones dinámicas. Las formas son trasponibles (p.ej., una
Sartre y en Camus) constituye una práctica cotidiana concreta melodla puede ser ejecutada en una escala diferente, por otro
de humanizaciOn, no una meta determinada o un posible estado instrumento, con otro ritmo, etc.), y se recortan sobre un fondo
final. como totalidades tendencialmente cerradas, estructuradas en si
Mientras que en el grupo que rodeO a Karen Homey se toma­ 1’ mismas. Además de las conocidas leyes del scontraste,,, de Ia sbue­
ron en cuenta desde muy temprano aspectos de psicologia social na formas, de las slurteas ortogonales’, de la shomogeneidad”, se
y se puso el acento en la circunstancia social, y mientras que en
4:-
44 han expuesto en total más de cien leyes de Ia forma (cf;, p.ej.,
Europa la psicologia humanista adoptO en buena medida Ia posi­ Metzger, 1954 y 1968).
ciOn de Merleau-Ponty (p.ej., lo hace de manera explicita Hila­ orga­ Entre los fundadores de la revista Psychologische Forschung,
non Petzold), Graumann (1980) apunta con certera intención cr1- ¶4- en la que se pubilcaron los tnabajos más importantes de la psico­
tica que, sobre todo en la costa Oeste de los Estados Unidos, pre­ logla de ia Gestalt y tuvieron participaciOn nectora psicologos gues­
valeció una psicologia hurnanista entendida de acuerdo con ci ya tdlticos de la aEscuela de BerlLns, tales como Max Werthei­
mencionado humanismo idealista clásico. “Ahora bien, “la
naturaleza mer (1880-1943), Wolfgang Kôhler (1887-1967) y Kurt Koffka
humana” —y este es, a mijuicio, ci nücieo de la confusiOn (1887-1941), estuvo también Kurt Goldstein (1878-1966), quien
conceptual de la psicologia humanista— no permanece escondi­ en su condición de profesor de neurofisiologia y psiquiatrIa en
da en ci interior de una personalidad entendidamd­
ividualista de manera nis4— Francfort llegO a serjefe de clinica de Fritz Pens (véase ci cap­
a la espera de “desarrollarse” o “realizarse” (Gra­ itub 13); Goldstein extrajo nociones de la psicologla de la Gestalt
umann, 1980, pág. 48). Y en realidaci, cierta “despreocupaciOn hu­ del contexto de Ia psicobogia de la percepciOn para trasladarlas
manista” que se observa algunas veces en esta ‘4ercera fuerza” es ai dominio de la psicoterapia.
inhumana en grado sumo: cuando criaturas satisfechas de la so­ Kurt Goldstein demostró que las leyes de la forma no eran
ciedad de bienestar proclaman con un pathos irreflexivo Ia liber­ válidas solo en ci domiiiio de la pencepción ni se restringian a
tad del individuo autónomo, singular, sano, que se realiza a si -4’ los fenómenos fisiológicos ünicamente, sino que tenlan validez
mismo, sin advertir la dimension social de este mundo nuestro para ci organismo como un todo. DestacO la unidad del
. 1AJV C (-c /Af

222 99’
no cesa en el mornentO en que me despido del asesorado
mo y su capacidad de autorregulacion en tanto demostrO, p. ej., macion
j prosigue despuéS. arbitraria
que la ausencia funcional de una parte del cuerpo es compensa­ [.. .
del trabajo no es
da por una reorganizaciOn total de las partes restantes. (Si se 4. La velocidad
de crecimiento, de maduraCiOn, de curaciófl tienen
arrancan a un escarabajo dos o más de sus seis patas, las restan­ ProcesoS
ritmo propio y no pueden ser apresuradOs.
tes se organizarán espontáneamente para una manera distinta
de marcha ) Esta ((tendencia a Ia conducta ordenada’ le permitió
explicar por qué un organismo puede en muchos casos seguir exis­
su rOdeos
5. Es preciso tolerar los cuidado, crianza y educaCiOfl de seres
((Quien se dedique al rodeos all doride están
7
tiene ue conformarSe con los o ecáser’.
tiendo aunque haya sufrido lesiones considerables. Sobre Ia base vivos
evistos pr­
por el plan de Ia creaciOfl en e esarro
de abundantes experiencias hechas con soldados que habian su­
6E proceSo es recIproCO. En el caso tipico
-v
frido lesiOn cerebral en Ia Primera Guerra Mundial, Goldstein L de­
stacO las tendencias a la autorregulaciOn y a la autoactuali2aciOn, El proceso del cuidado
“compañero en la vida” [..i Por eso, en
[...
un trato con un u
inter­
e insistió —en comcidencia con Köhler— en Ia fundamental es solo es posible amar a un ser vivo y ser amado por el,
. dependencia de fenómenos psfquicos y somáticos. rigor,
En epoca más reciente, Wolfgang Metzger (1899-1982) —uno odiarlo y ser odiado por éb.
de los ültimos psicOlogos guestãlticos de Ia escuela de Berlin (véase debe
enurnera seis perspectiVas más que el de terapeuta
la teorla del
supra)— y Hans-Jurgen Walter ban ofrecido una evaluaciOn de­ Walter
en cuenta en su trabajo. Tres provienefl
incluir en estaS págiflaS.
tallada del aporte de Ia teoria guestáltica a la psicoterapia. He­ tener las
so­mos tornado de Walter (1977, págs. 147-52), reproduciéndola campo de Kurt Lewin, y no podemoS
variables terapéUtiCas básicas
- lo en parte, Ia siguiente sIntesis comentada de los enunciados de Las restanteS consistefl en las tres 14). Pero justamente los me­
Carl Rogers (cf. el capItulO en claro Ia
\

Metzger (segun Metzger, 1962), respecto de seis rasgos distinti­ segin


ncionadoS fa­
rasgaS distintiVoS” de Metzger dejan psicologia
vos del “trabajo sobre lo viviente”. Estos rasgos distintivos pue­ la
con que rafces de la fiosofia (humaniSmo) y de (con muchas
den ser comprendidos plenamente como máximas para la acción cilidad Gestalt pueden ser reunidaS en un solo ‘haz
de los psicoterapeutas hurnanistas de la
1 ramas) de ccpsicologia humaniSta.
1. La Gestal no es arbitraria
A 1odwJno se lo puede ((forzar a la larga contra su propia
naturaleza sólo es posible hacer que se despliegue aquello que 12.3 del hombre de la psicol0Ia
ya existia en el “material” mismo como posibi]idad. La iinagefl
hurnafliSta
2. Las fuerzas conf’iguradoras son interiores
Las fuerzas e impulsiones que realizan Ia Gestalt anhelada decisiva para el desarrOllo de la corriente de Ia
tienen su origen esencialinente en el mismo ser del asesorado. la sustenta ha te­
ImportanCia Ia iinagen del hombre que
ç El asesor, para obrar segdn su deseo, se ye lirnitado a establecer terapia humanista y Es notable que
de Iacov Levy Moreno (1889-1974).
y modificar condiciones periféricas de esas fuerzas mteriores a nido Ia obra filósofO) trabajd en Viena, no sufriera
N fin de gobernarlas, fortalecerlas o debilitarlas, facilitar o inhibir
, Moreno, psiquiatra (y pero enque
de Freud, cambio ejerciera un influjo rnuy
su eficacia en general o en aspectos determinados. En do­ el la influencia discipUlOS de aquel. RechazO el encuadre
,nio de lo vivo, sóIosränduraderas1asGestalten ue Se formen
rni- fuerte sobre muchos
detrá­ sentado
Ia concebia Freud (el terapeUta
5or?irrestableci‘dasp­
ëtdesphegue de fuerzas interiors, sustentadas psicoaflalitiCo segün el divan). En lugar de ello, elaborO
s del paciente acostado en
eas. Ia confliCtOs psicIUiCoS e in­
psicoteraPia de grupos en que
l. Los momentos del trabajo no son arbitrarios una actuaban en escenaS creadoras, tea­
se representaban y
El ser vivo no puede esperar a que otros lo cuiden en un mo­ terhumanoS Junta con Alfred Adler y el poeta Franz
merito determinado [...} Ante todo tieneinstante­
sus tiempos e e Viena/PragafLeiPzig
trales el tpsicodraman. fundO
en
1917 la ,,Companla editora
s fecundos, en los que es accesible a determinadas modalida­ Werfel, entre otros, editO entre 1918 y 1921 las revistaS expre225
, y
des de influjo, de gula a de confirmación [. . .1 El proceso de for-

224
sionistas Daimon, Neur Daimon y Die Gefdkrten, en las que co­ ma, que en permanente intercambio con el mundo social, en cir­
laboraron también Martin Buber (véase supra) y Ernst Bloch. Ya cunstancias favorables, despilegan y diferencian aim rns las Ca­
en 1915, en su escrito “InvitaciOn a un encuentro”, tematizO el pacidades existentes.
ndcleo de la psico1o abwua ds.t se­ o sea, el encuentro entre c. OrientaciOn or la meta y el sentido: adeipAs-de las,bses—
is
V..,c
res hurnanos. Con su insistericia en e1 aquiyffra, el trabajo materiales de su existencia, representaciones.xologica
centrado en el cuerpo, y sus ideas so re el intercamblo de roles, nurnanistas
coma libertad, justicia y dignidad del hombr iltan la
la ‘silla vacia’, etc., anticipO elementos esenciales que enVarie­
las vida y Ia acciOn. Las acciones (concepto general que incluye ac­
dades de la terapia humanista habrian de desernpeñar un pa­ tividades psiquicas y soindticas) son por principio intencionales,
pel irnportante (sobre todo en Fritz Pens, que aprendiO psico­ es decir que se estructuran con arreglo a un sentido y se orien­
drama” con Moreno, de quien tomO rnuchos préstamos para su tan hacia metas, y de este modo constituyen para la cojiciencia
terapia guestãltica’; cf. el capitulo 13). Sin embargo, es
frecuent­ un puente entre realidad interior y exterior. Es esencial además
e que se rnenosprecie a Moreno: si Petzold (1980b) lo caracteri­ Ia fijaciOn de metas que trascienden al ser por Ia büsqueda de
za certeramente como ‘el decano y el más irnportante iniciador sentido y cunipilmiento más allá de Ia propia existencia’ (pag.
de Ia terapia humanista, Neel, en Hand buck dr psijckologischem 19; en la misrna compilaciOn, Fittkau, 1977, expone un notable
Theorien (1974, ediciOn origmal en inglés, 1969) ni siquiera lo modelo sobre este punto).
incluye en el i.ndice de nombres, aunque dedica a Kurt Lewin d. Totalidad: junta con la psicologia de la Gestalt (til coma
y su teori a del campo, influidos por Moreno, todo un capitulo, la hemos expuesto antes), Ia psicologla humanista considera al
sin considerar tampoco que muchos discipulos de Lewin lo fue­ orgardsrno humano como Gestalt, como todo orgänico significa­
ron además de Moreno. tivo, y pane el acento en el carãcter total de sentimiento y ra­
Despues que hemos mencionado ya en varios pasajeS algunos zón, de cuerpo y alma’ (pág. 20).
aspects bãsicos de la ima en del hombre de Ia psicologfa huma­
nista, expondrernos ahora, siguienclo a Vbllcer, y agrupadas en Segtin se advierte con la mayor claridad en el punto b), los
cuatro puntos, sus ideas básicas (tomamos tarnbién de Völker, procesos de crecimiento y de autorrealizaciOn dependen ile la sa­
1980, la indicaciOn de pginas en las citas): tisfacción de necesidades bdsicas. Abraham Maslow, un de los
cofundadores de lã psicologia human.ista, ha propuesto en este
a. AutonornEa e interdepend.encia social: el hombre, desde su sentido uriajerarquia de las necesidades en ciiico estadius (Mas­
dependencia biológica y emocional posnatal, aspira a independi­ low, 1973), en que determinadas necesidades de cierto estadio
zarse tie controles externos. Desarrolla un ser activo capaz de sOlo son pertinentes si todos los grados iriferiores se encuentran
intervenir cada vez más en su propio desarrollo y tie tornar sobre (suficientemente) satisfechos: en el estadio inferior tenemos, se­
si la responsab•dad de su propia vida. Pero Ia autonornia, como gun esto, necesidades fisiolOgicas coma el harnbre, la sed. el
contacto
ya señalamos, tiene que ser socialinente responsable: ‘Solo un sexual; en el que sigue, las tie seguridad; despues vienen
individuo que es responsable por si mismo puede asumir respon­ las necesidades de contacto social (pertenencia y amor) y, en el
sabiUdades frente a Ia comunidad. Una persona que ha descu­ cuarto estadio, necesidades de confirmaciOn y estiina.
bierto que puede cambiarse a si misrna llevará a cabo también SOlo cuando están sastisfechas estas cuatro “necesid ides de
en el mundo los cambios indispensables” (pág. 17). carencia, aparecen las necesidades de crecimiento y aul orreall­
b. Autorrea On: para explicar la satisfaccitin demuchas zaciOn. Es ilustrativo que el neurOtico, en quien necesidades ele­
• :
necesidades prirnarias son apropiados los modelos psicoana]itico mentales permanecen insatisfechas, dependa en alto grado de’
y conductista de la regulaciOn del organismo por el principio de • situaciones y personas con quienes asocia una satisfaccidn pos­
homeostasis. Pero aunque esas necesidades estért satisfechas, el ilripor­
itie; por lo tanto, la libertad y la autonomia no pueden sen
organisrno perinanece actiio, vivo, afanoso de tomar iniciativas ca­
f ‘tantes para el En sentido inverso, Maslow ha presentadu Un
y aspirando a desplegar sus capacidades creadoras. Por eso se •
,‘Jk ta1ogo de cualidades que son tIpicas en personas con alto grado
deben incluir las tendencias a la autorrealizaciOn, o necesidades ide autorrealización, p.ej., percataciOn (awareness) más intensa,
de crecirniento,
organis22­
entre las fuerzas impulsoras bdsicas del centramiento en el problema mismo en lugar de centrnmiento

6 9.27

- -l
eu el yo a raft del problema, etc. (cf.
cap!tubs
estos que
siguen elucidaremos Maslow, 1973). En los
algunos aspectos esenciales de
• I. 1 Ca
conceptos. 3

t4_tA.-’- ‘C’ e’

--

c
•ft

(C
-‘-

:
:A9

( ‘ ‘ : I .
7

C
/
/
.. ‘. —
S

t
VU. C C

I
c-A---- C-1.y 14 - .—CL_--C.
- —
F--c ‘-
/
L ‘ / /

I I - /-C
/ C fl
2C .: I ‘C

( 2t-- ii -

e:
L ci p ‘

: [1c•’-’ ,( 4.•’
-

d
C.
C• {-‘ 7QçrHC
( .

fu
ex
te
PE

da
PS
ta
mi
pri.

be
(‘ci

bu:
gex
gosH
pia
nib

228
II

También podría gustarte