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J. B.

Watson

El condi.ictismo
La nota moderna en psicologla

(LA BATALLS\ DEL CONDUCTISMO, ExposicióM y discusion; del libro EL CONDUCTISMO por
J. B. Watson, Paidos, Bueflos Aires 1961k ppZS5-298)

n o uccid,- Cuando .acepte medirrne en ptb1ica coritroversi con el profesor


McDougall, crel que Ic queesperaba de mi Limitãbas a un .suscinto relato del nuevo md­
vimiento conductista que rápidamente va äbriéndose camino hacia Ia primera lirtea de Ia
psicologla. De haber sabido que era aquello, ip que de ml scaguardaba, muchç metemo
que me hubiera vencido Ia timidez. En efecto, es harto conocida Ia habilidad casuistica bel
profesor McDougall, habilidad de Ia carezco en absotuto corno para que a sabiendas le of­
rezca combate en tal campo. Par elto, Ia inica postur defensi que tue es dable adoptar,
consiste en hacar casd omisode todo el desarrallo de Ia polémicay limitarme a eiporieren
forma sumaria e1 contenido d+ conductismo Ta riota moderna en psicologla y explicar
- -

por qué triunfará y por qué Ta comri psicologfa introspectista del profesor McDougall
está destinada aT 1racaso.

Cual es Ia nota conductista en psicologla? La psicologIa es tan antigua comoel


-

genera hun,ano. La tentación de Eva per La serpiente representa


bI­ el primer documento
blico del use de-métodos psIcpigiccs. Perrnltaseme destacar qua cuando la serpiente tentO
-. a Eva, no le ido que se estudiase introspectivamente, que escudrinase su propia mente

para var- lb queocurr-Ia. ilar Nada de esto; le preseritó Ia manzana y ella la rnordió.
en ella. irn­
s ejempt5s de psicblogla éonductista nos ofrece Ia rnitotogia griega en el episodio e
la manzana de oro con.lainscripción “Para la más bonita, arrojada entre un grupo de mu­
jeres de sociedad, asf como en Ia layenda de Hipomenes, quien a fin de gariar Ta carrera a
Atlanta desparrama manzanas de ore a su paso, sabiendo rnuy bien qua ella reducirfa u
velocidad para recogerlas.
Si nos remontamos en Ta historia coniprobarernos qua Ia sicolo a rirnitiva era
conductjsta-sedesenyoIyj6abre
indiv­ a noción de que si ponernos una cosa frente a un
duo o grupo, stos desplegaran cierta cy El conductismo es una vuelta
aT bue do comun nmitivo Su nota Ji’e es la siguient dado un o jeto o situacion
senalada, que hara el rndtviduo que Ta enfrenta? 0 at opue’edo a unndwiduo
4hace alga, iferir-ek*I es:ef-objeto a situación que provocaron taT acción”.
La 5siologfa conductistabrega, pues, por aprender algo acyerça de la naturaleza de
Ia condicta hurjiana. Qué situacionesdebemoscrearafin de consegir que el individuc,

objeto de ntstro es udio,sganacierta lina, haga deterrmnadas cosas? 0 bienobservan


do a Ia m-uthud at indwiduo ei actrvidad, sabr Ia suficiente acera de1Zducta come -

parainferir c-uál es Ta situacióti q.prQoyio aqpell,


/

Todo esto parece plausible: tanto que cabria afirrnar que es mero sentido comn.
• PodFfa alguien objefá esta formulacióri?. Sin embargo, a pesãr de tôda su sensate.z, este
plantearnientö condLlc€ista del problema de Ia psicologia viene constitu,>’endo tin verdade

rd cmpa de-batalla dsde 1912. Para comprender el motivo será precso estudiar eltipo,,,
mas conservador.de psicologi’a, representado por €1 profesor McDougall. Pero, a fin de en-
tender cabalmente ese ültimo tipo de psicolog(a, debemos hacer un breve amálisis de
cómo se desarro1.lon las respuesta supersticiosas hasta convertirse en parte integrante
de nustra prdiaTriatualeza.

sur.:­ ri enr ii iosode I s s ectiva.- Nade sabe con exactitud coma


.
óla idea de io sobraturaL,Probablemente halló terrerio favorable en Ia comin ho­
especiehuma lgazanl Algnos indwiduos de la socedad primitiva a qties}J
-abajar con sus manos, saUr de caza, fabricar armas, escarbar Ia tierra en busca de
raices, se ‘hicieron psicologos conductistas -observadores de Ia naturaleza del bombre.
Descubrierbn qãe Ia ruptura de ramas, el-.trueno y otros fenOmenàs ruidosos eran
suscejtibles de provocar, desde el preciso momento del riacimiento, un stadodepjc
en el indivi4uo (que se manifestaba interrumpiendo Ia caza, gntando, ecoaiendose etc)
yn tales condiciones resultaba facil influir sabre el Estos individuos haraganes pero
scdo’-es,
perrnities­ pensarS enbrgn(fico que serf a encontrar algin artificio que les
e provocar a votiitad esta actitud de pavor en los individuos y controlar su conducta
,en general Las nodnzas negras del sud lograron dominar a los nos thciendoles que en Ia
oscundad hay alguienhsto-para agarrarios, que en los truerios eiiste un poder temible y

• he­
que para apacigu.arlc.sieben comçtartse bien. Las hechiceros prosperaron; un bueri
lchi-cero-çxodia
A—s­ obtener to mejor y to que era más importante, no tenla que trabajar
cquelsjiidividuos
ds se los llama hechiceros adivinos, interpretes de sueños, profetsji
en los tiampos rnoderrios La habilidad para provocar estos condicionamieritoserno
ciTs en el pueblo fue perfeccionanddse1
‘ lTeehiceros
templos, metn a
-
• ••—•• •••• ,•••••••••••- -••-••••••-•••- •••••!!‘

‘cener religiones de dwersa rndole iglesisas,


un hchic-ero
, Cieö que tin estudio de Ia histona psicologica del pueblo, demostrana que su con
arnor.S­
ducta se controlamuhQ:más fácilrnente par Ia estimulaciOn del miedo que par Ia del
i se eliminase elelernerito miedo de una religiOn ésta no sobrevivira un año.
En el a familiar, el hechicero, es desde luego,siemyreeIadre_En
jlumerosa Dios ojehovatomanel lugar paterno As(, aun el nina moderno enFrenta desd
:e comienzo de su faa 1os dictárnenes del hechicero -sea el padre, el adivino del pueblo,
Dios oJehcrvá. Educado en estos principios autor-itarios,nunca discutesisprescripciones
escntas a verva1s Las acepa a ojos cedos Ni l ni sus companeros jamás se desva
rond ellos; de ahfqie ninca tuviera oporturiidad deponer en duda su valor. Ella nos
explica Ia influenciaqiJlaTheligion y la supersticion ejercen en Ia vida, e.xplica l psTogia
tambin
en
ta fu-erza de o eI argumento finalista que irrvoca el profesor McDougall

e 1o 1 e to Ejemplo de tales conceptosIo constituye elde que cada


.-

individuo poseeun alriia. Este dogna se ha HalT eiteri Id psiccAcrg(a hLLrnaria -

a más rem aniedad. Nadie ensa>y­


tacO anás un alma viO fin na en el tuba de
o ni en formai
enencr­ nu’’o en relaciOn con ella coma con losotros obetos de su ax
n- i -a No obsta3-i±e,.cuestlonar su existencia slgnt ca convertirs en un-hereje y,

• -- -
.

•• - -
-
ei cierta época, acso hublera iinplicado arriesgar Ia vida. Todavfa hcry, para quien desem­
peña un cargo universitario, el oner en tela dejuicio tal idea’ en rnuchas irtstituciones
equivald­
a a flrrnar la jropia sentenciar demuerte profesional.
La filosofia muiieval no solo aceptaba el concepto de alma; intentaba deflnirlo, ma­
nejarlo -tal como se rrianejan los objetas de Ia experiencia diana. Com consecuecia-”er­
rios plaritearse en dicha filosaffa problemas tales coma: Cuántos ñngeles pueden pararse
sabre Ia punta de un aiflier?
El desarroflo renancentista de la ciencias flsicas disipá en cierta rriedida esta asf­
ixiante nebulosa dej alma. Era posible pensar en astronomnfa en los cuerpos celestes y sus
,

movimientos en Ia gravitación y fondmenos similares, sin implicar el alma. Auncuando


los primeros hombres de ciencia fueron, par Ic general, devctos cristianos, pronto presci­
ndierdndei alma en sus tubos de ensayo. Empero, ocupñridvse de objetos que considerabh
ãtrales, a Ia psicologfa y a Ia fllosáff a les resultó muy diflcil desprenderse de ella; de
ahIque los conceptos de mente y alma Ilegaron a las postrimerIas del siglo diecinue’e. Al
establecerse en 1869 el primer laboratonic de psicologla, los disc(pulos de Wundt al­
ardearon
de que Ia psicologfa se habIa transfor-niadc, por fin, en una ciencia sin alma. Pero todo
concienciaZ
cuanto Wundt y sus-discipulos hablan hecho era sustituir Ia palabra “alma”poc Ia de

Ekámen de Ia ciencia.- Desde Ia é oca de Wundt, Ia conciencia se constitu 6 en el


tema fiindamental de la psicolo a. Inc usive hay to sigue siendo. Nunca e a avsto,toc­
a a, o a ea 0, gu a a a rriovido. Es un mero supuesto, con tan escasas posibilidades de
ser probado comd el antiguocbncepto de alma. I para el conduc±ista, ambos têrminos son
esencialmnente idénticos en punto a sus connotaciones metafisicas.
Paraponer demaniflesto lo anticiertfflco dé. este coricepto, recordemosla deinici6n
ce psicolog formulada par William James: “L.a psicologia es Ia descripcidri y explicacion de
los estados de conciencia en cuanto taIes. Partiendo de urta deflnicidh quesupone lo que
pretende demos-ti-ar, salva su drficultad con un argumentum ad hon,inem. “Conciencia; Oh
sf, todos deben saber Ia que es esta conciencial”. Somos conscientes cuando tenemos üna
sensación de rojo, una percepcion, un pensamiento, cuando queremos hacer algo. En
otras palabras, no nos dicen qué es Ia conciencia; simplemente comienzan por intrtoducir
cosas en ella &io supues-tos y, cuando pasari a analizarta, naturalmente, encuentran lq
qt p-useron Esasicomo en los. aná1iss de. Ia concenca de certos picologos hallamos ele
OZbino las sensaoones y sos faritasmas las imágenes En otros, no solo encontra
mos sensaciones, sno tambien los denoimnados elementos afectwos: y mas aun, en otros,
un elemo comolavoluntad- ilamada elemento conativo de La condencia. Vemos que por
ahi algunos a-rman La existencia de centenares de sensaciones de un cietotipo; en tarito
los de más alIá sostienen que i.nicamente
impreso­ existen urias pocas. I asI adelarite. Se han
, Iiteralmente,•millares de pginasacerca del anáilis mninucioso de este aigo intangible
denominado “conciencia”. ‘( bien cómo trabajar sabre elIa? No analizéndola, segün proce­
den’amos si se tratara de urta composi4dón qu (mica a del crecimiento de una patanta.
No, éstas son cosas tri4eriales.La cosa ue 11am onciencia solo uede analizarse r
intros ecciOn, volviéndonos sabre nosotros mismnos y escudriñando lo ue acontece en
-.

nuestro interior.
n otras palabras, en lugr de mirar los bosques, árboles, puentes y objetos, debemos
rnirar es algo indenido inlefinible que tftulamos conciencia. Corisecuencia de dicHa
premisa capital -de que existe una cosa que desigriamos conciencia, y que podemos an­
ali3
zarla por Introspecaón- es que encontrarnos tantos análisis cuantos psc6logos hey. No
ex—
iste elemento alguno .de control. No hay fon-na de atacar expermentalme, resolver los
(SI’ poblemas

Advenimiento delconduciimo.- En 1912 los conductistas lie aron a Ia concluóri”


• de ue a no od(a acerles semeante trabao con intan es. Vefan cómo sus colegas
cientIficos prögresãban en medicina, en qucmica, en fisica. Todo descubrimiento en esos
• campos. ten(a trascendental importancia; cada nuevo elemerito que se lograba aislar en un
laboratoric pod(a serb asimismo en ott-c ; cada nuevo elemento integrab­
t+ncorporabae
a enseguida en Ia trama y urdimbre de Ia cienci. Es rnenester recordar el radium, Ia
teIegrafa sin hues, Ia irtsulina la tiroxina y cientos
, me­ de otros? Elementos asf aisiados y
dosforrnuiados empeaban t funcionar de inrnediatc en la obra humana.
• Pero, segitr\ hemo explicado, no ocurria lo misrno en psico.bogca. Debe reconocerse
que el prafesor Warner Fite tierie razón cuando afirma que- en Ia psicologa subjetivista
nunca se verifIcó un descubrimiento; solo hubo .especulación medieval. El cnductista cc-
— .---•—- -•-——

menzo
medievale­
por plantear el probtema de Ia pstcoiogla, bamendo con foda•s las concepcicnes
—..— •- —-——

s. Borrá de su vöcabulario cient{flco todos los terminçs sujtivistas tales como


sensacién, prcepcián, imágen, deseo, fnaiidad e incluiie persamiento y emoción en sus
acepcones originales

LQue puso en su lu ar El conductista inten-oga: p e l.,


podemos observar et verdadero carnodela scolo (a? LTrnos a to obse-vabiy
rionon1a formulacOn de las leyes sb aestas c6sas Aliora bien, apresuWo ue es to ue
cond
r_ait.
an.Sga-
ismo hace
an. S
Y -,

nos a señalar qu hablar es hacer -esto es, comportarse. l hãbtar en forma explicita 0
si-lenciosareprése­
ta ün tipo nde conducta exactamente tan objetivo comc el beisbol.
El conductista se ubica frente al organisrno humano y se pregunta: ‘cué puede ha­
cer?, Lcuándo comienza a haceto? Si to que realiza no to hace a causa de su naturaleza
.congénita Lcuántas cosas puedë aprender a hacer? cuáles son los métodos de que debe
valerse Ia sociedad para enseñrselas. Y, una vez que el organisn’io las haya aprendido,
hasta cuándb serâ capaz de ajecutarlas sin practica’rr. Planteando su problema en esta
th-ma, Ia psicoIoga entra en (ntirna relación con Ia vida.
Desde hace mucho tiempb sabemos que no nos es posibte conseguir que el animal -

.objeto de nues-tro estudio -Se examine introspectivamente y nos liable de su conciencia,


pet-c está a nuestro alcance suspenderle
ternperatu­
Ia comida, encerrarlo en un lugar donde Ia
ra sea baja o alta, donde escasee et alirnento,falte el, estimulosexual, etc.,y en estas
diversas sitiuaciones observar su conducta. Comprobamos que, sin pregurarle nada,
rnerca­
d a uma o a co tada nos es dable escribir volümenes acerca de
todo to que hace cada animal, t?nto en virtud de susdin elas que
ttene ue a rert e E tQestuc’imoseicgndiconesdeexphcar que hace esto o aquello
portal cual razá .

La re Ia o método ue eLconductista arnás ie iucdo describiret.


trozo Jie-conducta ue yea en trminos de estimuto y respuesta?. Per est(mu o enten ­
-.
-
- ---. —‘-a—- - ‘.-

rnos cualquier objeto de arbeite ego oen el estado flsiolóctco — —

del amal: par ejemplo, Los c1ueprivarno­


ocurreri cuando le irnpedimos su actividad sexual, le
s de alimento, a no le dejamds construir su nido. Por res uesta,entendemoselsisterna
/

•1
de
mal:
ara eons uVras’delos. de­ ‘cenerfamilia,donde libros, entDda dase
quiey
escrbir
dibujar pianos, etc.
La sicoio’a coru3uctista Se nda sobre rel9eos tales comotos tu4eiqeuro-
fisiálo9. Ante todo, debemos aclarar en qué consisten. Supongamos (hasta tanto a o ser­
1
vaaón fl05 proporcione una form ulación exacta)-que exista en el morn ento del nacwuento
un gran nümero de respuestas o “reflejos’ ontogenéticos, embriológicos. Personalmènte,
prefiero el téhiiino ‘retorcimientos”. Aun cuando solo hubiese Un centeriar par-a empezar
(y hay miles), el proceso de condicionamiento
perrnutacione­
—que s.e cumple sugun Ia ley de
s y combinaciones-, establecerIa muchos millories de respuestas totales -caritidad muy
por encima de Ia quejamas provoca el ambiente en el más verstil de los seres humanos.
Ahora bien; qué eritendemos por condicionamientp de respuestas ernbriotógicas?
/
Este prOceso nos- es familiar a todös. Desempena en La conducta humana un papel mucho
más importente de to que generalmente se cree. Será stflciente que sintetice unios pocos
hechos. Empecemos con (a suposición, ar-nba ex resada de ue at nacer €1 nii’io exhibe de­
terrnjnadas res uestas incondicionadas o” retorcimientos: (I) R. Ahora hien,. deben axistir
deter-nm estirnu os ue roy uen cada una de estas res uestas. Pcr to que hasta el
presente hemos averiguado observando at ni?io,dichos estmulos ueden suscitar estàs
res uestas sin necesidad de a rendizade revio at uno. A estos estIrnulos lbs Ilarnarnos
-

estfmulos incondicionàdos (I)E.

Respuestas embriológicas incondicionadas

(T)E (I)R

£_e’-rc) t’-’_

Despuésdel condicionarniento

Mencionam
1.
todavia Ia osibilidad de ue tat incondicion­
relación entre estin-iulo respuesta
ados no sea un dato biotó •co. Tat vez é esta eci a en a Vi a em no o ca por
condicionamiento intrautenno. Al ha ar e estImulos y respuestas incondiciona as; solo
hacemos referenaa a que, coma observadores, veriflcamos que correspon­
ciertas respuestas
den a cier-tos es-trn desde et instante del nacimiento.
En a órmula antenior,Arepresenta uno de asos est1rnu1os incondiciortados, e I u-na
de las respuestas. Aioa, si tomamos B (que, por cuanto s.abemos puede ser un objeto
cualquiera del univjerso) y to utilizamos como estfmulante del orgariismo conjuntamente
con A un señalado nümèro de veces (en ocasiones, uria sola es suficiente), tarnbiéni él en Ia
sucesivo provocará I. De la misrna rnanera nios es posible lograr que C, D, E susciten I; en
otras palabras, que cualquier àbjeto, a nuestro antojo, provoque I (sustitucióri de estfm­
ub) Esto elimina Ia vieja hipó-tesis de que eidcte alguna conexión o asociación inmanente. o
5
saada de un objo on oo. E6rden uiver e dueáde onddarnento.
Ernpezamos a ecrbr a izquierda de Ia pagina y seguirnos haci Ia derecha. Los japoneses
comienzan arriba y continan hacia ábajo. La conducta del europeo es exactarnente tan

rdenada como ta del japonés. Todas esas liamadas asociaciones son condicionadas. Es-to
demuestra córno la arteestirnulante de nues-tra vida se corn lica rnás rnàs corrfomi
avanza en Ia existencia; córno un estImulo pronto. Ilega a estabiecer no solamente I en et
esquema anterior, sino tambien muchas otras respuestas.
Pero, acdmo e. van estudiar­
ticando las res uestas cada vez rnás? Los neurálogos
on las integraciones, pero especialmente en cuanto a su nrrro y complejidad, a la
forma en que se estab’Lecen en una organización ya desarroltada, en que órden se realizan
(por ejemplo, en el reflejo de rascar), y qu estructUras nerviosas involucran, etc. Parc,
riurca se Han nteresadopor c5nocer su origen. En Ia formula siguiente, presumirnos que
at nacimieno A provocat- 1, B prcvocarâ 2 y C 3. Cuando se aplican .os tres es1mulos en
rápida sucesión, siempre suscitarân una pauta de reacciOn, cuyos componentes serán 1,2,3
(si no intervienen inhibiciones recIprpcas). Has-ta aqul no hay integración. Supongamos,
sin embargo, que emplee siempre et rriisrno estImulo )< cada vez que aplico A,B,y C. Al poco.
ratodicho estImulo)( podrá actuar solo, en reemplazo de los estimulos A,B y C; en oras
-
palabras, al estIrnuto < por Si puede provocar tres..respuestas: 1,2y 3.

(I) E ..‘..(I).R
A 1 Evocadas simultãneamente)
B aplicados simultáneamente 2 pero no integradas
3
C

(C) E
A 1
K B 2 Respuesta social integrada,
C 3 flamada Y”

Par ejemplo, Ia vision de-la esposa que entra en el cuartd puede ‘provocar en noso­
ti-os ia respusta social integrada que denorninarernös Y, que consiste eri:(1) levantarnos
d nuestro asiento; (2) saludarla, y (3) ofrecerle la silla. Esta serfa Ia respuesta integrada.
MueoprobIemadecondicionamientosocial reside) pues, en hallar primero los tipos de
respuesta individua’es quedeseamos reunir an deestablecer alguna pauta de respuesta
qAndä par Ia sociedad,y despues en locahzar losestiujos indivduaIes susceptibles de
provocar tales respuestas y sustitutr el grupp corn pleto de los estirnulos par un estimTT
unico frecuenternente verbal Todas las ordenes verbales son de este tipo, par ejemplo
“De frente, marchen !“ En nuetra fOrmula, el est(mulo verbal es X, los movimientos sepa­
rados necesar-ios para ejecutar esta maniobra estári representados par los nmeros 1 2 3.
De este niodo —que acaso -‘parezca un tanto corriplicado para quien no se halla fami­
liarizado con el establecimiento de respuestas condicionadas-, el conductista intenta
tomar el anti o va o conce o de Ia forrnaciOndel hábito dane una nueva eacta7 (J
forrnulacidn cientitica en têrminos de res uestas condicionadas sobre esta base nuestros 1
màs corn ljcb jtos adultost-sultan ex licables en términas de series de res ues-tas jVV’
condicionadas simples
I

6
-

lodu’ o bs as i I
prin_cipio viljst Como, por ejemplo, el de in “finalidad’ CpurposC) de McDougall, en
.-

su ex licadón de La ci4ciente corn l&idad de La conducta a medida ue asamos de La in-


-

fancia a La edad adulta. Es un trufsmo en ciencia que no deberlamos introducirfa­ ningün


ctor vitalista en nuestras explicaciories. Para explicar Ta conducta no necesitamos tIastTue
las leyes ordinarias de ifsica y quimica. A igua que en estas ciencias, ay en a con ucta
muc as cosas que no po emos exp icar; mas, donde trrnina La experiencia objetivamente
verificable, enipiezan La hipótesis y La teorfa, pero inclusive las teorlas y Las hipótesis deben
ajustarse a Los términos. de To que ya se conoce acerca de los procesos fisicoquimicos. Por
consiguiente, quien deseara iritroducir Ta conciencia como epifenOmeno o como fuerza
activa que inter-flare Los movirnientos fisicos y qulmicos del cuerpo, To hace atendiendo a
sus inclinaciones espirituallstas y vitalistas. El conductismo no puede hallar Ia conciencia
en ningn rincón del tubo de ensayo. i’Jodescubre indicios de una comente de conciencia,
ni siquiera de una tan persuasiva como La descrita por William James. Encuentra, sin em­
bar-go,
O. conviricentespruebas de una:corriente deconducta
aurnent­ de complejidad siempre en
- -

A fin de coniprender esa corriente de conducta, eti prirneriugar debemos observar Ta


activiaad
inconclicionad­
del neonato y enumerar Las respuests incondicionadas y los estfmulos
os que Las prcivocan. sJo todas las res uestas incondicionadas están resentes ai na­
cimiento. AL nas recién se an con claridad en é ocas ulteriores. Y este exámen
no se realiza con fines de clasiflcación. Se buscan los datos porque estirnulos y re.spuestas
constitruyen Ta materia prirna’ con Ia cual nuestro nina adolescente y aduito, habrá de
,

formarse. conducta de arrror de miedo de ira cgmienzan al nacer; igualmente €1 es­


tornudo el hiRo el, e los movirnientos de Las iernas e a lariri a el a arrar,
defecar1 orinar, iiorar Laerëcción del• éne ci sonreir movimIento efens otros. E
alcanzar, paradeo y otros movirnientos aparecen em­ sãIo más tarde. Al nas res uestas
brioló icas ersisten a travé a Ta vida del indivldioo, otras desaparecen.
De mayor importancia que todas las demás, las n )ClonadaS se estabie­
cen casi de inmediato sabre estos fundamentos embrioló cos. Por ejemplo, at niño sonrie
d e qua nace (I) R; La caricià en Los a iosy otras partes del cuerpo, (I) E (y algunos as­
timulos intraorgánicos), provocan dicha respuesta. De esta rnanera, Ia situaciOn de na­
dmiento, puede representarse en formula corrio sigue:

(I)E. (I)R
car-ida sonrisa

Después del condicionamiento

(QE. (I)R
VisiOn de Ia cara sonris.a
cie Ia madre

Examinemos tamblén Ia reacdón que denominamos Ira

(t)E. (OR
acciàn de obstacuizar flanto violento, rigidez
los movimieritos del cuerpo,’ira, etc.

7
Pespues del condicionamlento
(C)E.(
visión de Ia persona ciue
ti-aba los movimientos

Consideraremos el miedo. Nuestros experimentos Han demostrado que el estImu o


incondicionado fundamental -(I)E- ue ‘rovoca una reacción de n1tdo es un sonido fuerte
o excepcionaproximada­
La êr i a de a ase de sustentacibn. Todos los riiños que he exarninado, con una
mente sobre un rnillar, cuando se produce un ruido fuerte detrás de su
cabeza o se tironea irnprevistàryieite
respiración,frun­
deIa.sábana sobre Ia cual yacerl, retienen La
cen los labios, floran, 0, Si SOfl rnayorcitos, seatejan gateando. Eso, ynada más,
es lo que suscita el miedodurante La primera infancia en todos los ninos del mundo. Aho­
ra .bien, esmuy facil conseguir que el niño Le tema al resto de. los objetos del universo. A
este :efecto, basta enseñarle cada bbjeto en el preciso rnomerrto en que a espaldas de éL se

gorpea .una barra de acerb, repitiêndo La operaci6n una o dos veces.

Enton ces
(I)E.(I)R.
Sonidofuerte, pérdida Comienza a Ilorar, etc..
de Ia basa de sustentación Miedo.


Despuês del cordicionamiento

Conejo,perro)objetos Miedo.
con pelaje. -

!-tasta ahora, me lie lmitado a describirel proceso de condicionamiento o forniación.


i\ Es osib I roceso de elimi r. te. Apenas se
\ha empezado a t-abajar en este sentido, de manera que solo me es factible esbozar el pro­
cedimiento. Supongamos que, mediante €1 procedimiento descrito, establezca en un niño
de dieciocho meses que recién principia a hablar, una reaccián condicionada de miedo
frente a peces dorados de una pecera. En el momento en que el niño ye Ia pecera dice
muerden. Cualquiera sea Ia rapidez con que camine, flegado a cuatro o cinco metros de
Ia pecera se detiene. Si lo levantamos a (a fuerza y lo ponemos frerrte a êsta,llora e inten­
ta zafarse y escapar.isJingü psicoanalista, por habit que sea, set-ía capaz de remover este
miedo rnediante precedimientos analiticos. kio hay prestidigitador del razonamiento que
to, (ogre hablando at niñ de los lindos pececillos, de cãmo se mueven, viven y nacen. En
tanto los peces estn ausettes, podrán ustedes corseguir qua el niño diga:”Iindos peces;
peces no muerden’; pero, no bien se le presentan, reaparece aquella reacción.
Ensáyese ott-c mêtpdo. Dispongase Ia escena de suerte que el hermano mayor, de
cuatro años, que no terne a los peces, se aproidrrie a (a pecera, introduzca su mano en ella
y tome un paz. Por mucho ue observe a un niño quejuega sin miedo con estos anünales
inofensivos, no esaparecerá et miedo del que hace pnitos. lntêntese avergonzarle hacién­
dole objeto de but-las. Tampoco esta tentativa dara resultado. Probemos, ahôra, este se­

nci8
Ilosistema: a Ia l-ydra de Ia comida, sentemos al niño a un extremo de una mesa de diez a
doce pies de (argo; en el otro ubiquemos Ia pecera con los peces y cubrámosla. En el preci­
so mornento en que se.tle present Ia comida, destaquemos Ia pecera. Si su vista provoa en
el riiño un estado de angustia, renovemos Ia experiencia utilizando un procedimiento rnás
largo y colocando Ia pecera a mayor distancia, tan lejos que no despiete ningunanqtte­
tud. El niño se alimenta normalmente y no se producen trastornos digestivos. Repitase el
procedimientö at di’asiguiente, pero arrimando la pecera un poco más. En cuatro o cinco
dias será posible situar (a pecera al (ado mismo de Ia bandeja de Ia comida sin suscitar Ia
menor perturbación. Tómese eritonces un platilto de vidrio, Iléneselo con agua, dejándolo
un poco más lejos, y en las comidas siguentes acérqueseio cada vez más at niño. Entonces,
en tres o cuatro dias, podrá cotocarse dicho platillo sobre Ia bandeja junto a su leche. El
antiguo miedo habrá sido eliminado por el entrenamiento, se habrá completado el desa
condicionami en forma estable. CreO que este método se funda en el reentrenam
de corn onente visceral de una reacción co oral total en otras alabras r el
n do ha ue condicionar el intestino Ahorabien, cero que una de las razones por Ia
cual taritas curaciones psicoanailticasno son pernianentes reside en que se• condiciona el
intestino äl rnisrno tiempo que los componentes verbales
ana)ist­
y rnanuales. En mi opinion, el
a no puede reentrenar el intestino rnediante ningn sistema de análisis o de instr­
ucciOn verbal, prque en nuestro entrenamiento anterior no fueron palabras Ioque es­
timu16
Ia respuesta intestinal.

Qmite a1go Ia pscoIogIa conductista? El profesor McDougall les dirá, sin duda que
-

€1 conducbsmà eli e sus rob.lemas. Admitirá que el tipo de trabajo que he bosquejado es
valioso para Ia sociedad, pero aducirá que el conductista descarta asidua y tal vez ne­
ciamentemuchos otros problemas psicologicos. Uno de estos es el del. pensar.aCó.mo e licar
el” ensar en térmirios conductistas? Requiere bastante tiempo hacerlo.
E creciente predominio de los hábitos verbales en Ia coriducta del nino en desarrollo,
lleva naturalmente a a conce dOn conductista del ensar. El conductista no hace misterici
alguno con él. Sostiene que elipensar es comportamiento,orgariizaciOn
cualquierotrfma muscular motr-iz,aligual
quejugar at tenis o al golf o de actividad Pero, a ue ti o
de actividad
habl­ muscular? La mis e em lea alhabr Pensarest ro
ar con mt.isculos oculto
Tomen ustedes un niño cualquiera (como Ic he hecho ye ultimamente con dos)
cuando reciéri comienza a hablar. Atisben por el ojo de Ia cerradura y obsérvenlo en las
primeras horas de Ia mañana. Está sentado en su cama atareado con sus juguetes, les
habla en voz alta, habla de altos. Si es un poco más grande, habla en voz alta de sus planes
para et dia, dice qua Ia “nurse Ic llevará a pasear, que su “papi” le traerá un auto. En otras
palabras, cuando se encuentra a solas habla axplicitamente con Ia misnia naturalidad con
que trabaja explicitamente con sus manos. Interviene un factor social. El padre se enoja
porque Ia estorba su sueño de Ia mañana. Le grita: “calla !‘. El niño empieza entonces a
musitar para si mismo existen rnuchos individuos que nunca pasan de este estadlo, y
-

siguen murmurandora si nismos durante toda Ia vida cuando intentan hablar. Al padre
rio Ic agrada el murmullo más que Ia conversación en alta voz, y quizá le dé una palmada
en los labios. Por fin, los padres consiguen que el nine hable siIenciosamenteprasi
misrno. Cuando sus labiosestán cerrados, a nadie interesa Ic qua ocurre de- de ellos. Es
como logramos conducirrns a nuestro antojo con tat que no to mánifestemos par
fS
9
• -ningün signo rnatriz exterior en otras palabras -. nuetros pensamientos son ex­
-

ciusivarnente
nuestros.
Plantase ahora lna nueva cuestión que requiere cuidadoso examen: nsamos sólo
• en alabras
Hoy , entiendo que, toda vez ue el individuo iensa traka im Ii I ament.f
total or •araiZaoónCQ ora uriqueesjfcfo final cansiste en una formutaciãn verbal
iablada, escrita o expresada subvocalmente. En otros términos, dsde el momerito en que
(por Ia situación en que se encuentra) se le plantea at individuo e pro ema dea-,se
djj lerta en el Ia actividad que ha de conducirle nalmente a Is atptaci6n En ocasiones,
Ia activi ad sedarrckllaverbaF
dgizacion coma (1)organización manual () implfcita, niás frecuentemente
co (2 implfcita, y a veces coma organización visceral impilcita
(a mci siv xtItita):5i (1) 6(3) predôitririari,el
250). iensa-
eorfa desàrofla
s del sin palabras.
Un iagrama veasepág. esclai cerá Ia acerca pensar que con toda
convicción sustento en Ia actualidad. Doy alli por supuesto que el cuer­
pohasidoorganizado
sin ultarjç, ijtpara
present­
visceral. Doy par supuesto, además, que solo uno de los objetbs, el inicial E 1 se hatla
e y pane en marcha Ia actividad de todo el cuerpo sobreet problema a pensar. El ob­
jeto materialmente presente puede ser. una persona ciue formule la pregunta: “Quiere.X
dejar su ocupaciOn para asociarse con Y?”. Por hipotésisel mundo queda eliminado y el
tiene que resolver su problema pensando. •

El diagram a niuestra con claridad que el pensar i lucralos_treipsçgyestro


sistemaprganzadodereacçi,p. Nótese que RK1 puede provocar VK2, RR2, RG2; RV1, RK2,
RV2, RG2;y RG1, RK2, RV2, RG2;y que todas ellas sirven respectivamente como sustitutos
kinestésicos lar(n eos o viscerales de E2 el práximo objeto real de Ia sene de obetos ue
originariamente producen Ia organizacióri. Adviértese que, segin el diagrams, el p.ensar
puede desarrollrse sin palabras durante un lapso considerable.
• aNc parece razonable suppner quë Ia ac dd4lpsr,enp ode tiems:su-
cesivoidser kinestésica,verbal o visceral (emocionaD? Cando_j, organizac’ión ki- v
nestésica queda bloqueada a no existe, entran en acciónlos
cua­ procescs verbales;
ridofaltari
ambos, Ia organización visceral (emocional) pasa a dorninar. De todos modos por hi-*
pótesis
(subEst­
suponemos que de alcanzarse Ia respuesta o adaptaciOn final, esta saré verbi

a forma de argumentación muestra cãmo I ncurr­ in iv


e at roceso de r. Creo que demuestra claramente que la organizacion mnualy
visceral
asimismc­
obran en el ensar, aun cuando no se hallen presentes procesos verbales;y
, que de alguna manera ser(a factible ensar aun ue no se dis usiese de palabrast.
Par consiguiente, ensamos y planeamos con todo el cuerpo. ero, aocpe,como
yahe indicado, La orgariizaciorverba, cuid
-ai se general probablemen
EEpredornrna sobi-ei visceral ya odemoslecir que e nLe, en piayor
pte verbaliniras subvocal iempre que admitamos en seguida que tambien puede de
.

Asf,ob­
Las alabras son Los ‘nados -(C)E -&nuestro mundo de
\ )f”tos,El e/ ensresunécurso ararnar ,jL el rnutjdo de los a
/
, IiIanal alcance nhdos E ensa a auri más nuestrae-ficacia Nos
te Ievar con nosotros a Ia cama nuestro mundo diario y manipularlo durante Ia noche, o
cuando se halta a mu millas de riosotros. Los psicoanalistas, at librar a un iridividuc de una
defectuosa situación, a nienudo olvidan que el paciente Ileva consigo’la defectuosa situa

10
don verbal a su ndvo cstado. Casi todos los ê.xitos logrados por ci análisis se deben a que
ci analista construye ui nuevo niundo verbal correlacionado con un nuevo mndo vicerai
ymariuaL No puede existir virtud alguna en el anáiisis per sen.
Aqu( termina mi breve exposiciOn. Solo pude exponer rapidamente al iector urias p0-
cas palabras conductistas; seria irrazonable esperar que reaccione de un modo fakruf1
ante un planteamiento cientffico que en tantos aspectos choca con su organización an­
Si logro que ustedes adopten una actitud un poco crftica frente a las superficiales
terior.
formulaciones psicologicas de nuestra época, me dare por satisfecho. Para aceptar ci con­
ductisrno, piena y libremente, se requiere un desarrollo lento ci abandono de antiguos
-

hábitos y Ia formaciOn de nuevos. El conductismo es un virio nuevo que no puede envasar­


seen odres viejos -

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