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TEMA 1

FUERZAS, TENSIONES Y ESFUERZOS. DEFINICIONES Y CONCEPTOS.

1.0.- Introducción
La Elasticidad es la parte de la Física de los materiales que se ocupa de estudiar el
comportamiento de los sólidos ante las solicitaciones que experimentan, lo que permite conocer y
predecir el comportamiento resistente de cualquier elemento mecánico o estructural y así poder
entender su respuesta ante su uso como elementos propios de la edificación, construcción en general
y fabricación de piezas para el montaje y funcionamiento de máquinas o sistemas de ingeniería.
Es obvio que no utilizaríamos determinados materiales ni diseñaríamos idénticas formas para
una aplicación que para otra. Y si esto lo entendemos y lo aplicamos de forma intuitiva, y no con la
precisión y con el rigor adecuado a los conocimientos de que se dispone en la actualidad, los resultados
pueden ser catastróficos. Puede que el empleo de estos conocimientos se le antoje a alguien como
caprichoso e innecesario, pero el diseño inadecuado o el uso de material improcedente, puede provocar
la ruina de una estructura, la rotura de un elemento y, en ocasiones, las consecuencias más graves que
uno pueda imaginar.
El sobredimensionado de los elementos a utilizar en la estructura y la utilización de aquellos
materiales que nos parecen más resistentes a las solicitaciones de cargas externas, pueden dar, de una
parte, el encarecimiento innecesario de la fabricación sin ventaja alguna hacia el inversor o usuario, y
de otra, una equivocación lamentable y de alto riesgo por las propias y particulares características de
los materiales a emplear que pueden presentar mejores comportamientos en su resistencia bajo ciertas
circunstancias de solicitación y, sin embargo, mucho peores en otras diferentes, que quizá sean las del
caso a tratar.
Todo ello justifica el estudio del comportamiento de los materiales en los distintos estados de
carga a que puedan estar sometidos, para luego poder aplicarlo a los casos concretos y deducir cuáles
son las secciones o partes internas de las estructuras que se ven sometidas a las más críticas
condiciones, dando así respuesta al correcto diseño y adecuada elección de los materiales.
En estos apuntes nos ocupamos en particular del comportamiento “elástico” de los materiales
que responden a las hipótesis que definen la elasticidad. Esto supone un estudio físico de un elemento
infinitesimal de volumen, dando por bueno el supuesto de que los materiales fueran de características
continuas y homogéneas, para dar a ese elemento de volumen una consideración abstracta de punto
geométrico o unidad granulométrica del propio material. Ese elemento volumétrico se encontrará
siempre sometido a un número infinito de solicitaciones provenientes de todos los puntos que le rodean
o, si preferimos entenderlo así, de las partículas vecinas al mismo, y esto hará que dicho elemento o
partícula se encuentre en condiciones distintas en función de la partícula vecina de que se trate: unas
veces se encontrará comprimida por ella, otras experimentará una tracción como si de una cuerda se
tratara, y otras se verá arrastrada lateralmente pudiendo producirse un deslizamiento entre ambas
partículas.

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Lo anterior quiere decir que la tensión interna en un determinado punto de un sólido estará
respondiendo a diferente solicitación según sea la orientación del plano por el que queramos imaginar
dividido el sólido en dos grupos diferentes de partículas (las que se encuentran a un lado del plano y
las que se encuentran al otro lado). Es decir, según sea la orientación del plano que pasemos por el
punto para determinar su tensión interna, se obtendrán distintos resultados que estarán respondiendo a
diferentes solicitaciones, pudiendo el punto encontrarse sometido a: “compresión” (tendencia a unirse
las partículas), “tracción” (tendencia a separarse y disgregarse las partículas) y “cortadura” (tendencia
a deslizarse unas partículas sobre otras: esta última capaz de combinarse con cualquiera de las dos
anteriores).
Queda clara la enorme dificultad que el análisis de un solo punto material del interior de un
sólido conlleva para obtener una determinación completa y precisa del estado de tensión del mismo.
Así, se entiende la necesidad de utilizar procedimientos matemáticos adecuados a esas circunstancias
en las que para cada orientación de un plano se produce una solicitación mecánica diferente. Este tipo
de magnitud, la tensión en un punto, es fácilmente concebible como el conjunto de las tensiones que
se producen en dicho punto de forma simultánea donde, si cada tensión fuera representada por un
vector, el conjunto de vectores llenaría un volumen que de ahora en adelante llamaremos “Elipsoide
de Lamé” y que estará asociado al “Tensor de tensiones” del punto.
El objetivo final de este estudio es el conocimiento profundo de las características y
comportamiento de los elementos constructivos, en relación con la resistencia que presente a su propia
rotura y destrucción, ante la acción de cargas externas para las que fue diseñado. Parece evidente que
una buena resistencia de un elemento viene asociada a la capacidad de cohesión del material de que
está construido y a las solicitaciones a que se vea sometido desde el exterior, en forma de fuerzas
directamente aplicadas. Pero también habrá que admitir que la forma y dimensiones con que se haya
diseñado esa pieza o elemento, jugará un papel preponderante en el resultado del comportamiento
requerido, al igual que las condiciones de contorno o unión al resto de la estructura.
En definitiva, existirán siempre muy diversos parámetros que condicionarán la integridad y
seguridad contra la rotura de un elemento en concreto. Su análisis será tanto más exhaustivo cuanto
mayor sea el índice de riesgo en favor de una más beneficiosa economía, una estilización de las
estructuras o un aligeramiento de las mismas, por razones funcionales.
Lo que sí está claro es que cada pieza o elemento deberá ser sometida a un minucioso estudio
mediante el cual se llegue a la determinación de las solicitaciones internas que unas partículas del
material ejerzan sobre sus contiguas y así poderlas comparar con los límites de resistencia a la cohesión
o al deslizamiento sin superar los valores de rotura y conservando los coeficientes de seguridad que el
diseñador se haya marcado.

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1.1.- Tensión en un punto del interior de un sólido en equilibrio.
En este apartado vamos a definir el concepto de tensión en un punto del interior de un sólido
elástico en equilibrio. Para no perder el rigor con que debe ser tratado este tema, supongamos una pieza
estructural de un material sólido concreto, con una forma y dimensiones geométricas dadas, y sometida
a los vínculos externos de fijación que le permitan la estabilidad y el
equilibrio oportunos. Sobre ella actuarán cargas exteriores que serán
equilibradas por las reacciones de los vínculos de contorno.
Para simplificar la explicación supondremos solo dos cargas
exteriores (F1 y F2) y dos vínculos externos con sus correspondientes
reacciones (R1 y R2) que se calcularían por los procedimientos de la estática
tradicional (figura 1.1a). Figura 1.1a

Para averiguar qué fuerzas internas actúan en un punto P del interior de la pieza, imaginemos
que la pieza estructural fuera dividida en dos partes por un plano genérico π que pasara por dicho
punto (figura 1.1b). Es evidente que cada parte tendría que actuar sobre la otra con acciones mutuas
iguales, �⃗
𝒇𝒇𝒊𝒊 , partícula a partícula, pero de sentidos contrarios que, al mismo tiempo, equilibraran las
fuerzas y reacciones que son ejercidas desde fuera sobre cada una de las partes, para así mantener el
equilibrio existente.

Figura 1.1b

Aplicando las ecuaciones de equilibrio a cualquiera de las partes, y dado que se conocen las
�⃗ que actúa en la sección de corte. Es evidente
cargas y reacciones, se podría determinar la fuerza total 𝑭𝑭
que esa fuerza también será la resultante de todas las acciones sobre cada punto de la sección, debidas
a los contactos con los puntos de la otra parte. Estas acciones serán extremadamente pequeñas por lo
que podemos considerarlas como fuerzas diferenciales 𝒅𝒅𝒅𝒅 �����⃗𝒊𝒊 . Sus reacciones, iguales y de sentidos
opuestos, actuarían sobre la otra parte de la pieza (figura 1.1c). Estas fuerzas diferenciales serían
ejercidas entre las partículas materiales constituyentes de la pieza, y serán fuerzas que actuarán con
una cierta inclinación pudiendo descomponerse según la dirección normal a la sección y según la
dirección tangente a la misma, como veremos en el apartado siguiente. Es evidente que si para una de
�⃗ en la sección de corte, para la otra parte se obtendría una fuerza
las partes se obtiene una fuerza total 𝑭𝑭
�⃗.
total −𝑭𝑭

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A los efectos de establecer las hipótesis de comportamiento y poder desarrollar un análisis
matemático, debemos suponer que el material en cuestión es totalmente homogéneo, de manera que la
superficie de corte considerada habrá de ser continua y podremos dividirla en infinitos elementos
superficiales de dimensión infinitesimal ds que representarían a sus puntos y sobre los que actuarían
fuerzas de magnitud también infinitamente pequeña �����⃗ 𝒅𝒅𝒅𝒅. Supondremos también una distribución
continua de las acciones internas mutuas entre partículas. En el estudio concreto de cada pieza de una
estructura deberán hacerse las hipótesis adecuadas de distribución continua sobre cada sección,
tratando de acercarlas lo más posible a la realidad que los métodos experimentales nos aconsejen.

Figura 1.1c

Llegado este punto conviene observar que �����⃗


𝒅𝒅𝒅𝒅 es una magnitud vectorial con módulo, dirección
y sentido, mientras que ds será una magnitud escalar que solamente mide el área infinitesimal de que
se trate, si bien, su orientación en el espacio es básica, y de ella dependerán, como veremos a
continuación, las fuerzas o acciones mutuas ejercidas.
Definimos la tensión en el punto P, como el cociente entre la fuerza que actúa en dicho punto
y la superficie ds que lo rodea.
�����⃗
𝒅𝒅𝒅𝒅
𝒕𝒕⃗ =
𝒅𝒅𝒅𝒅
En la figura 1.1d se representa un punto P del interior de la pieza, con
la tensión 𝒕𝒕⃗ a que se ve sometido, correspondiente al plano cuya orientación
viene dada por su normal �𝒏𝒏⃗. Figura 1.1d

Si retomamos la cuestión primordial que nos ocupa, que no es otra que evitar la superación de
la capacidad de cohesión o de deslizamiento de las partículas materiales, resulta evidente la
importancia que pueda tener la fuerza que se ejerza sobre cada unidad de superficie.
La tensión 𝒕𝒕⃗ es, pues, una magnitud vectorial (inclinada respecto a la normal del plano elegido)
cuyas dimensiones son las mismas que si de una presión hidrostática se tratase (unidades de fuerza
divididas por unidades de superficie) [para este curso, usaremos Kg/cm2, 1 Kg/cm2 ≈ 0.1 MPa].
Dada la definición, la tensión elástica en los puntos de una pieza o
elemento estructural, no solo variará de unos puntos a otros, sino que dependerá
de la orientación del plano que se considere, de entre los infinitos que pasan
por cada punto. Es evidente, por ejemplo, que tan solo considerar el anverso o
el reverso de un mismo plano ya arroja dos vectores tensión diferentes, aunque
sean iguales, por equilibrio, en modulo y dirección (figura 1.1.e). Figura 1.1e

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Para verificar, de manera sencilla, que un mismo punto soporta simultáneamente
infinitas tensiones internas, asociadas a los infinitos planos que pueden pasar por él,
consideremos, por ejemplo, una barra prismática en equilibrio, de sección recta cuadrada
de área A, sometida a una carga vertical W, tal como muestra la figura 1.1f.
Calcularemos la tensión en un punto P de la barra usando planos de corte distintos
que pasen por dicho punto. Primero consideraremos un plano horizontal y luego uno
inclinado 45º con respecto al eje de la barra. En ambos casos (figura 1.1g) nos quedaremos
con la parte inferior de la barra para analizar su equilibrio y determinar la tensión en P. Figura 1.1f

Supondremos que las superficies de corte son


continuas y podremos dividirlas en infinitos elementos
superficiales de dimensión infinitesimal ds que
representarían a sus puntos. También, como hipótesis
para el cálculo, consideraremos una distribución continua
y uniforme de las fuerzas de cohesión del material, es
decir, de las acciones internas mutuas entre partículas,
por lo que actuarían fuerzas iguales de magnitud
infinitamente pequeña, 𝒅𝒅𝒅𝒅 �����⃗, sobre cada elemento
diferencial de superficie, ds. Figura 1.1g

Para el primer caso (a) el área total de la sección de corte es conocida y de valor A, su versor
representante es �𝒏𝒏⃗ vertical y la fuerza total, �𝑭𝑭⃗, que equilibra a la parte aislada será, lógicamente,
�⃗ = 𝑾𝑾
𝑭𝑭 ����⃗. Por tanto, la tensión en P, y en cualquier otro punto de la sección, dadas las hipótesis de partida,
será un vector perpendicular a la sección, paralelo a su normal y de valor:
����⃗ 𝑊𝑊
𝑑𝑑𝑑𝑑 ���⃗
𝑡𝑡⃗0º = =
𝑑𝑑𝑑𝑑 𝐴𝐴
Para el segundo caso (b) la sección de corte será oblicua y, por tanto, tendrá un área mayor,
cuyo valor es fácilmente deducible:
𝐴𝐴´ = 𝐴𝐴/𝑐𝑐𝑐𝑐𝑐𝑐45º = √2𝐴𝐴
El versor representante 𝒏𝒏�⃗ está ahora inclinado 45º con respecto al eje de la barra y la fuerza
total que equilibra a la parte aislada será de nuevo 𝑭𝑭 𝑾𝑾 . Por tanto, la tensión en P, y en cualquier
�⃗ = ����⃗
otro punto de esa sección oblicua, será un vector vertical inclinado 45º con respecto a la normal a la
sección y de valor:
����⃗
𝑑𝑑𝑑𝑑 ���⃗
𝑊𝑊 ���⃗
√2𝑊𝑊
𝑡𝑡⃗45º = = =
𝑑𝑑𝑑𝑑 √2𝐴𝐴 2𝐴𝐴
Como se comprueba por los resultados, queda claro que las tensiones obtenidas para P serán
distintas, según el plano que escojamos para su cálculo.
Este sencillo ejemplo ha puesto de manifiesto que, en un punto dado del interior de un sólido,
según sea la orientación, �𝒏𝒏⃗, de la sección respecto a la cual se quiera conocer la tensión interna del
material, se obtendrán distintos resultados. Dicho de otro modo, el módulo, la dirección y el sentido
del vector tensión en un punto de un sólido elástico en equilibrio, dependerán de la orientación del

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plano al cuál esté referido su cálculo. Por tanto, existe una correspondencia clara y única entre las
tensiones y los planos sobre los que actúan y dado que se pueden considerar infinitos planos que pasen
por el punto, actuarán sobre dicho punto y simultáneamente infinitas tensiones diferentes.
Concluimos, pues, que para cada plano o sección, que será identificada por su versor 𝒏𝒏 �⃗, normal
a la misma, existirá una tensión asociada 𝒕𝒕 perfectamente definida, produciéndose una correspondencia

total entre los vectores unitarios 𝒏𝒏 �⃗ y las tensiones 𝒕𝒕⃗ . Se puede demostrar que la relación entre los
�⃗ y las tensiones 𝒕𝒕⃗ es una relación “de carácter tensorial” y que constituyen un verdadero
versores 𝒏𝒏
“tensor”.

Mientras que el conjunto de versores 𝒏𝒏 �⃗ describe y rellena una esfera de radio unidad, las
tensiones 𝒕𝒕⃗ describirán otro volumen cuya forma geométrica será la de un elipsoide cuyos ejes
principales serán de vital importancia, puesto que han de identificar las direcciones de las tensiones
máximas en ese punto así como sus valores. Esto lo veremos en el tema 2.
Resulta obvio entonces que el conjunto de todas las tensiones en un punto será el elemento
integrador que deba analizarse para conocer sus condiciones “tensoriales”. Como demostraremos en
el apartado 1.5 de este tema, para conocer el “Estado de tensiones en el punto”, es decir, sus infinitas
tensiones respecto a los infinitos planos que pueden pasar por él, bastará con calcular su “Tensor de
esfuerzos”. Dicho tensor será una matriz que contendrá tres tensiones en el punto referidas a tres planos
ortogonales entre sí. Cuando trabajemos en dos dimensiones, el tensor contendrá solo dos vectores
tensión en el punto referidas a dos planos ortogonales entre sí.

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1.2.- Esfuerzos normales y cortantes. Tracción, compresión y cizalladura.
Como ya se ha explicado, en cada punto de un sólido elástico en equilibrio será crucial la
identificación final de las tensiones 𝒕𝒕⃗ que soporta referidas a los planos (𝒏𝒏
�⃗) que por dicho punto pueden
pasar. En especial, interesa conocer la inclinación de cada tensión respecto a la normal 𝒏𝒏 �⃗ del plano al
que está referida, pues ello nos permitirá conocer, por un lado, en su componente perpendicular al
plano, el esfuerzo normal (σ) a que se ve sometido el material a través de esa sección en dicho punto
y, por otro lado, en su componente tangente al plano, el esfuerzo tangencial (τ) que soporta.
Por tanto, el esfuerzo normal σ será la componente escalar del vector
tensión 𝒕𝒕⃗ según la dirección perpendicular al plano ds y el esfuerzo tangencial τ
(o esfuerzo cortante, de cortadura o cizalladura) será la componente escalar
tangencial (sobre el plano) de dicha tensión 𝒕𝒕⃗ (fig. 1.2a). Los valores de estos
esfuerzos servirán para compararlos con los límites de rotura del material ante
este tipo de solicitaciones, de ahí la importancia de conocerlos. Figura 1.2a

Estas componentes escalares, normal y tangencial, del vector tensión en un punto reciben
también el nombre de “componentes intrínsecas” del vector tensión.
Si llamamos φ al ángulo que forman 𝒕𝒕⃗ y 𝒏𝒏
�⃗, los esfuerzos normal y tangencial valdrán:

𝝈𝝈 = �𝒕𝒕⃗�𝒄𝒄𝒄𝒄𝒄𝒄𝒄𝒄 𝝉𝝉 = �𝒕𝒕⃗�𝒔𝒔𝒔𝒔𝒔𝒔𝒔𝒔

En estas expresiones debe tenerse en cuenta que φ varía así que el coseno cambiará de signo
cuando φ > 90º, es decir, cuando 𝒕𝒕⃗ tenga sentido de incrustación en la superficie ds, con lo que σ será
negativo y su signo implicará “compresión” entre los planos adyacentes; lo mismo que en el caso
contrario, con σ positivo, la acción será de “tracción” entre esas superficies adyacentes. Así pues, el
esfuerzo normal σ podrá ser de tracción o de compresión, y su efecto físico respecto a la cohesión del
material será absolutamente diferente.
Por otra parte, el efecto del esfuerzo cortante τ respecto al comportamiento del material, será
el mismo si resultase con un sentido determinado o con el contrario, ya que la simple visualización
desde la cara opuesta, nos presentaría un efecto idéntico al anterior. Este esfuerzo provoca una acción
de “deslizamiento” (cortadura o cizalladura) de las capas materiales adyacentes en el punto
considerado.
Para entender mejor estos conceptos de tracción, compresión y cizalladura vamos a establecer
el equilibrio entre las acciones sobre una y otra cara de un mismo ds, haciendo dos cortes horizontales
paralelos separados por un espesor infinitesimal (anverso y reverso de un mismo plano) y suponiendo
estos dos casos posibles: tensión de tracción (figura 1.2b) y tensión de incrustación (figura 1.2c).

Figura 1.2b

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Para aclarar los conceptos fundamentales de la tracción y de la compresión, téngase en cuenta
que no es el sentido propio de los esfuerzos normales el que determina un fenómeno u otro, sino el
hecho de producirse una acción de extensión entre las superficies paralelas consideradas (tracción) o,
por el contrario, su compactación (compresión), entendiendo de esta manera dichos conceptos, a los
que intrínsecamente se les asignan respectivamente los signos positivo y negativo. En relación al
concepto de cizalladura o deslizamiento queda claro que se trata de la acción que provocan los
esfuerzos cortantes, que actúan en las caras adyacentes, sobre el ds y que es la misma
independientemente de sus sentidos.

Figura 1.2c

Si volvemos al elemental ejemplo del apartado anterior y aplicamos los conceptos vistos
(figura 1.2d), tendríamos como componentes intrínsecas para el caso (a):
𝑾𝑾
𝝈𝝈𝟎𝟎 = 𝝈𝝈 = �𝒕𝒕⃗𝟎𝟎 �𝒄𝒄𝒄𝒄𝒄𝒄 𝟎𝟎 =
� 𝑨𝑨
𝝉𝝉𝟎𝟎 = 𝝉𝝉 = �𝒕𝒕⃗𝟎𝟎 �𝒔𝒔𝒔𝒔𝒔𝒔 𝟎𝟎 = 𝟎𝟎

Mientras que para la sección a 45º, caso (b), los


esfuerzos normal y tangencial serían, respectivamente:
𝑾𝑾
𝝈𝝈𝟒𝟒𝟒𝟒 = 𝝈𝝈´ = �𝒕𝒕⃗𝟒𝟒𝟒𝟒 �𝒄𝒄𝒄𝒄𝒄𝒄 𝟒𝟒𝟒𝟒 =
� 𝟐𝟐𝟐𝟐
𝑾𝑾
𝝉𝝉𝟒𝟒𝟒𝟒 = 𝝉𝝉´ = �𝒕𝒕⃗𝟒𝟒𝟒𝟒 �𝒔𝒔𝒔𝒔𝒔𝒔 𝟒𝟒𝟒𝟒 =
𝟐𝟐𝟐𝟐
Figura 1.2d

En el caso (a) vemos que la tensión no tiene componente cortante por lo que su módulo coincide
con su esfuerzo normal σ. Esto significa que respecto a la superficie horizontal considerada las
tensiones internas del material solo responden a solicitaciones de tracción.
En el caso (b) la tensión tiene componente normal σ´ y tangencial τ´ por lo que las tensiones
internas en los puntos de la sección inclinada a 45º responderán a solicitaciones de tracción y
deslizamiento al mismo tiempo.
En ambos casos, los esfuerzos normales son positivos y, por tanto, son esfuerzos de tracción
respecto a las superficies consideradas.
Queda claro que si un punto está sometido a infinitas tensiones referidas a los infinitos planos
que pasan por él, también actuarán sobre dicho punto infinitos esfuerzos normales y cortantes de
manera simultánea. Es por ello imprescindible analizar cada pieza o elemento constructivo para poder
determinar dichos esfuerzos, es decir, las solicitaciones internas que unas partículas del material

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ejerzan sobre sus contiguas y así poderlas comparar con los límites de resistencia a la cohesión o al
deslizamiento para garantizar que no se superan los valores de rotura y que se conservan los
coeficientes de seguridad que el diseñador se haya marcado

Relaciones entre tensiones y esfuerzos


Podemos concluir que la tensión será un vector representativo de la fuerza que, por unidad de
superficie, se ejercen mutuamente dos planos internos de un elemento estructural en un punto elegido.
Esta tensión se obtendrá como la suma vectorial del esfuerzo normal por el versor normal al plano y
el esfuerzo cortante por el versor tangente al plano.
𝒕𝒕⃗ = 𝝈𝝈 𝒏𝒏
���⃗ + 𝝉𝝉 𝒖𝒖
����⃗𝝉𝝉
Cada vector tensión es único y, como ya se ha mencionado, tiene una relación directa con el
�⃗. Ahora bien, las componentes intrínsecas σ y
plano sobre el que actúa y, en concreto, con su normal 𝒏𝒏
τ tienen carácter escalar y pueden repetirse por separado en otras orientaciones de planos, aunque la
pareja (σ, τ) no se encuentre repetida, salvo en casos concretos de particulares coincidencias. Queda
claro entonces que, en general, los esfuerzos correspondientes a las solicitaciones internas para la
separación de las partículas del material (tracción) y los que correspondan a la solicitación de
deslizamiento de las distintas capas que lo componen (cortadura), serán diferentes en un mismo punto
según la orientación de esa sección.
En el apartado 1.5 de este tema, comprobaremos que para conocer completamente el estado de
tensiones y/o de esfuerzos en un punto del interior de un sólido bastará con conocer su “Tensor de
esfuerzos”.
Ahora bien, los valores que realmente servirán de referencia para la resistencia de materiales
serán los esfuerzos normales y cortantes y nunca las tensiones, ni mucho menos las fuerzas.

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1.3. -Estado de esfuerzos en un punto del interior de un sólido. Sistema de referencia.
Como hemos visto en el apartado 1.1, la tensión en un punto del interior de un sólido varía
según la orientación del plano que tracemos por dicho punto para hallarla. Por tanto, la tensión en un
punto no queda definida solo con un vector tensión referido a un plano, sino que “a priori” tendríamos
que conocer los infinitos valores de la tensión en el punto respecto a los infinitos planos que podemos
trazar por él. Sin embargo, demostraremos -en el apartado 1.5 de este tema- que conociendo el valor
de tres tensiones en el punto P respecto a tres planos ortogonales que pasen por él, será suficiente para
definir totalmente el estado de tensiones en dicho punto.
Vamos a establecer ahora los ejes de referencia y la nomenclatura que se va a usar en el
desarrollo y estudio de esta materia de “elasticidad tensorial”.
Consideremos un punto genérico P del interior de un sólido y tracemos
tres planos ortogonales entre sí que pasen por él. Dichos planos conformarán
nuestro sistema referencial XYZ (figura 1.3a). Las intersecciones de los planos
�⃗,
serán los ejes coordenados: X, Y, Z con sus correspondientes versores: 𝒊𝒊⃗, 𝒋𝒋⃗, 𝒌𝒌
que representarán también a los planos a los que son perpendiculares. Figura 1.3a

Para establecer y aclarar la nomenclatura que vamos a


usar, representaremos las tensiones en el punto P, referidas a
los tres planos del triedro de referencia (figuras 1.3b, 1.3c,
1.3d). En la figura 1.3b se ha representado la tensión en el
punto P referida al plano horizontal XY y la notación que
usaremos para expresarla será 𝒕𝒕���⃗𝒛𝒛 (tensión respecto al plano
perpendicular al eje Z). También se muestran en la figura sus
correspondientes componentes intrínsecas (σz, τz) y sus
componentes cartesianas (τzx,τzy,σz). Podemos comprobar
cómo el sistema coordenado escogido permite descomponer
la componente cortante τz en dos subcomponentes cortantes Figura 1.3b

según las direcciones de los ejes X e Y: τzx y τzy.


En las figuras siguientes 1.3c y 1.3d se muestran las tensiones y los esfuerzos en el punto P
respecto a los planos YZ y XZ respectivamente.

Figura 1.3c Figura 1.3d

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Para mantener un cierto orden de identificación analítica y algebraica de todos los esfuerzos
(tanto los normales σ, como los cortantes τ), hemos introducido un primer subíndice que expresa el
plano al que están asociados dichos esfuerzos, y otro más que identifica la dirección axial que siguen
(por ejemplo, τxz sería la subcomponente del esfuerzo cortante τx que actuaría en el plano perpendicular
al eje X y seguiría la dirección del eje Z). Los esfuerzos normales no precisan del doble subíndice.
Hay que resaltar que tanto los esfuerzos que aparecen representados en la figuras 1.6b, 1.6c y
1.6d, como las tensiones de las que proceden, corresponden a las acciones que se están ejerciendo
sobre las caras “positivas” de los planos coordenados, que a su vez están identificados por el sentido
�⃗ . Cada plano tiene doble cara: el anverso y el reverso, como ya aclaramos
positivo de los versores 𝒊𝒊⃗, 𝒋𝒋⃗, 𝒌𝒌
en el apartado anterior 1.2; de manera que, por ejemplo, el plano XY puede ser considerado según el
�⃗ y, también, según el sentido del versor −𝒌𝒌
sentido del versor 𝒌𝒌 �⃗, por lo que en las dos caras del plano
las tensiones y esfuerzos serán iguales y de sentido contrario.
Como ya se adelantó en los apartados anteriores, y se demostrará en el apartado 1.5, el estado
de tensiones en un punto del interior de un sólido quedará totalmente definido si se conocen tres
tensiones en el punto referidas a tres planos ortogonales entre sí. Por tanto, conocidas las tensiones en
el punto: (𝒕𝒕���⃗𝒙𝒙 , 𝒕𝒕���⃗𝒚𝒚 , 𝒕𝒕���⃗𝒛𝒛 ) referidas a los planos YZ, XZ y XY, respectivamente, podremos expresar la tensión,
que es una magnitud tensorial, con el tensor [𝑻𝑻].
𝒕𝒕⃗𝒙𝒙 𝝈𝝈𝒙𝒙 𝝉𝝉𝒙𝒙𝒙𝒙 𝝉𝝉𝒙𝒙𝒙𝒙
𝝉𝝉
[𝑻𝑻] = �𝒕𝒕⃗𝒚𝒚 � = � 𝒚𝒚𝒚𝒚 𝝈𝝈𝒚𝒚 𝝉𝝉𝒚𝒚𝒚𝒚 �
𝝉𝝉𝒛𝒛𝒛𝒛 𝝉𝝉𝒛𝒛𝒛𝒛 𝝈𝝈𝒛𝒛
𝒕𝒕⃗𝒛𝒛
El tensor [𝑻𝑻] se puede expresar, por un lado, con el “tensor de tensiones” que es una matriz
vectorial compuesta por los tres vectores tensión en el punto, y por otro lado, con el “tensor de
esfuerzos” que es una matriz escalar, compuesta por las componentes escalares de los vectores tensión,
cuyo significado, en términos más elementales sería:
𝒕𝒕⃗𝒙𝒙 = 𝝈𝝈𝒙𝒙 𝒊𝒊⃗ + 𝝉𝝉𝒙𝒙𝒙𝒙 𝒋𝒋⃗ + 𝝉𝝉𝒙𝒙𝒙𝒙 �𝒌𝒌⃗
�⃗
𝒕𝒕⃗𝒚𝒚 = 𝝉𝝉𝒚𝒚𝒚𝒚 𝒊𝒊⃗ + 𝝈𝝈𝒚𝒚 𝒋𝒋⃗ + 𝝉𝝉𝒚𝒚𝒚𝒚 𝒌𝒌
𝒕𝒕⃗𝒛𝒛 = 𝝉𝝉𝒛𝒛𝒛𝒛 𝒊𝒊⃗ + 𝝉𝝉𝒛𝒛𝒛𝒛 𝒋𝒋⃗ + 𝝈𝝈𝒛𝒛 �𝒌𝒌⃗

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1.4.- Acciones ejercidas sobre un elemento de volumen del interior de un sólido. Relaciones de
equilibrio.
Para analizar las acciones ejercidas sobre un elemento de volumen “dV” del sólido, tendremos
en cuenta lo visto en el apartado anterior y trazaremos tres planos paralelos a los coordenados e
infinitamente próximos a ellos, de manera que vamos a obtener un paralelepípedo recto rectangular
que contendrá al punto P bajo estudio (figura 1.4a) y cuyas aristas serán dx, dy y dz.
Los esfuerzos correspondientes a las tensiones
𝒕𝒕�⃗𝒙𝒙 , 𝒕𝒕�⃗𝒚𝒚 y 𝒕𝒕�⃗𝒛𝒛 actuarán sobre las caras positivas del dV ,
mientras que sobre sus caras negativas, caras “ocultas”,
actuarán los esfuerzos correspondientes a las tensiones
−𝒕𝒕�⃗𝒙𝒙 ,−𝒕𝒕�⃗𝒚𝒚 y −𝒕𝒕�⃗𝒛𝒛 ..

En la figura 1.4a aparecen todos los esfuerzos


que actúan sobre las seis caras del diferencial de
volumen. Para realizar el estudio del equilibrio de este
elemento es necesario conocer las fuerzas que actúan
en cada una de sus caras. Recordando la definición de
tensión en un punto, es fácil deducir que las
componentes de las fuerzas que actúan sobre cada cara
se obtendrán multiplicando los esfuerzos por las
superficies de las caras en las que actúan. Figura 1.4a

Veamos, como ejemplo, cuál sería la fuerza que actuaría en la cara positiva paralela al plano
YZ. Sabemos que la tensión en un punto respecto a un plano genérico que pase por él viene dada por:
�����⃗
𝒅𝒅𝒅𝒅
𝒕𝒕⃗ = �����⃗ = 𝒕𝒕⃗ · 𝒅𝒅𝒅𝒅
→ 𝒅𝒅𝒅𝒅
𝒅𝒅𝒅𝒅
Para la cara paralela al plano YZ, esto es, el plano perpendicular al eje X, y usando la
�������⃗𝒙𝒙 = 𝒕𝒕���⃗𝒙𝒙 · 𝒅𝒅𝒅𝒅𝒙𝒙 , siendo 𝒅𝒅𝒅𝒅𝒙𝒙 = 𝒅𝒅𝒅𝒅 · 𝒅𝒅𝒅𝒅 la superficie de la cara
nomenclatura establecida, tendríamos: 𝒅𝒅𝒅𝒅
perpendicular a dicho eje, por lo que las tres componentes de la fuerz𝑎𝑎 ������⃗ 𝒅𝒅𝒅𝒅𝒙𝒙 que actuarían en dicha
cara positiva serían:
𝒅𝒅𝒅𝒅𝒙𝒙𝒙𝒙 = 𝛔𝛔𝒙𝒙 · 𝒅𝒅𝒅𝒅𝒅𝒅𝒅𝒅
�𝒅𝒅𝒅𝒅𝒙𝒙𝒙𝒙 = 𝝉𝝉𝒙𝒙𝒙𝒙 · 𝒅𝒅𝒅𝒅𝒅𝒅𝒅𝒅
𝒅𝒅𝒅𝒅𝒙𝒙𝒙𝒙 = 𝝉𝝉𝒙𝒙𝒙𝒙 · 𝒅𝒅𝒅𝒅𝒅𝒅𝒅𝒅

Del mismo modo, para la cara positiva paralela al plano XZ, cuya superficie es 𝒅𝒅𝒅𝒅𝒚𝒚 = 𝒅𝒅𝒅𝒅 · 𝒅𝒅𝒅𝒅
y para la cara positiva paralela al plano XY, cuya superficie es 𝒅𝒅𝒅𝒅𝒛𝒛 = 𝒅𝒅𝒅𝒅 · 𝒅𝒅𝒅𝒅, las fuerzas serían,
respectivamente, las siguientes:
𝒅𝒅𝒅𝒅𝒚𝒚𝒚𝒚 = 𝝉𝝉𝒚𝒚𝒚𝒚 · 𝒅𝒅𝒅𝒅𝒅𝒅𝒅𝒅
� 𝒚𝒚𝒚𝒚 = 𝛔𝛔𝒚𝒚 · 𝒅𝒅𝒅𝒅𝒅𝒅𝒅𝒅
𝒅𝒅𝒅𝒅
𝒅𝒅𝒅𝒅𝒚𝒚𝒚𝒚 = 𝝉𝝉𝒚𝒚𝒚𝒚 · 𝒅𝒅𝒅𝒅𝒅𝒅𝒅𝒅

𝒅𝒅𝒅𝒅𝒛𝒛𝒛𝒛 = 𝝉𝝉𝒛𝒛𝒛𝒛 · 𝒅𝒅𝒅𝒅𝒅𝒅𝒅𝒅


�𝒅𝒅𝒅𝒅𝒛𝒛𝒛𝒛 = 𝝉𝝉𝒛𝒛𝒛𝒛 · 𝒅𝒅𝒅𝒅𝒅𝒅𝒅𝒅
𝒅𝒅𝒅𝒅𝒛𝒛𝒛𝒛 = 𝛔𝛔𝒛𝒛 · 𝒅𝒅𝒅𝒅𝒅𝒅𝒅𝒅

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En la figura 1.4b se representan todas las
fuerzas que actúan en el elemento de volumen del sólido
considerado. Si el sólido está en equilibrio, también lo
estarán todos sus elementos de volumen. Así, pues,
verificaremos que se cumplen las ecuaciones de
equilibrio en nuestro dV, es decir, que las sumatorias de
fuerzas y momentos respecto a los tres ejes son nulas:
∑𝒇𝒇𝒙𝒙 = 𝟎𝟎; ∑𝒇𝒇𝒚𝒚 = 𝟎𝟎; ∑𝒇𝒇𝒚𝒚 = 𝟎𝟎

∑𝑴𝑴𝒙𝒙 = 𝟎𝟎; ∑𝑴𝑴𝒚𝒚 = 𝟎𝟎; ∑𝑴𝑴𝒛𝒛 = 𝟎𝟎

Figura 1.4b
- Verificación del equilibrio de fuerzas.
Si analizamos las acciones sobre elemento diferencial, dV, es evidente que se cumplen las
ecuaciones de equilibrio de fuerzas, dado que las que actúan en las caras positivas son idénticas a las
que actúan sobre las caras negativas, pero de signo contrario.
- Verificación del equilibrio de momentos.
Para verificar que se cumple el equilibrio de momentos, hemos de comprobar que resultan nulas
las sumatorias de los momentos de los pares de fuerzas que actúan sobre el dV, respecto a los tres ejes
coordenados, o cualesquiera paralelos, como pueden ser los que pasan por el centro geométrico del
elemento de volumen elegido. Si analizamos los momentos que producen las fuerzas normales a las
caras del dV, comprobamos que son nulos dado que las fuerzas tienen la misma línea de acción.
En la figura 1.4c se han eliminado las fuerzas que no
producen par. Se puede observar que las restantes 12 fuerzas
forman 6 pares de fuerzas distintos, que provocarían giros respecto
a los ejes cartesianos.
Para facilitar el análisis y la verificación del equilibrio de
momentos, en la figura 1.4d solo se representan los dos pares de
fuerzas que provocan momento respecto al eje X. Observando la
figura es fácil comprobar que uno de los pares de fuerzas provoca
un giro horario respecto al eje X y que el otro par provoca un giro
anti-horario respecto a dicho eje. Figura 1.4c

Por consiguiente, para que exista equilibrio de


momentos respecto al eje X será necesario que los
momentos de esos dos pares de fuerzas coincidan en
módulo ya que así su suma sería nula. Este requisito
implica, como resultado, una igualdad de esfuerzos
cortantes:
∑ 𝐌𝐌𝐱𝐱 = 𝛕𝛕𝐲𝐲𝐲𝐲 𝐝𝐝𝐝𝐝𝐝𝐝𝐝𝐝𝐝𝐝𝐝𝐝 − 𝛕𝛕𝐳𝐳𝐳𝐳 𝐝𝐝𝐝𝐝𝐝𝐝𝐝𝐝𝐝𝐝𝐝𝐝 = 𝟎𝟎 → 𝛕𝛕𝐲𝐲𝐲𝐲 = 𝛕𝛕𝐳𝐳𝐳𝐳

Figura 1.4d

13
En las figuras 1.4e y 1.4f se muestran los dos pares de fuerzas que dan momentos respecto al
eje Y y al eje Z, respectivamente. Procediendo de la misma forma y hallando los momentos de las
fuerzas respecto a los otros ejes Y y Z llegamos a resultados semejantes:
∑ 𝐌𝐌𝐲𝐲 = 𝛕𝛕𝐳𝐳𝐳𝐳 𝐝𝐝𝐝𝐝𝐝𝐝𝐝𝐝𝐝𝐝𝐝𝐝 − 𝛕𝛕𝐱𝐱𝐱𝐱 𝐝𝐝𝐝𝐝𝐝𝐝𝐝𝐝𝐝𝐝𝐝𝐝 = 𝟎𝟎 → 𝛕𝛕𝐳𝐳𝐳𝐳 = 𝛕𝛕𝐱𝐱𝐱𝐱

∑ 𝐌𝐌𝐳𝐳 = 𝛕𝛕𝐱𝐱𝐱𝐱 𝐝𝐝𝐝𝐝𝐝𝐝𝐝𝐝𝐝𝐝𝐝𝐝 − 𝛕𝛕𝐲𝐲𝐲𝐲 𝐝𝐝𝐝𝐝𝐝𝐝𝐝𝐝𝐝𝐝𝐝𝐝 = 𝟎𝟎 → 𝛕𝛕𝐱𝐱𝐱𝐱 = 𝛕𝛕𝐲𝐲𝐲𝐲

Figura 1.4e Figura 1.4f

Como conclusión, podemos afirmar que para que un punto de un sólido rígido se verifique el
equilibrio de momentos, los esfuerzos cortantes cuyas líneas de acción confluyan en una misma arista
deben ser iguales.
𝝉𝝉𝒙𝒙𝒙𝒙 = 𝝉𝝉𝒚𝒚𝒚𝒚
� 𝝉𝝉𝒚𝒚𝒚𝒚 = 𝝉𝝉𝒛𝒛𝒛𝒛
𝝉𝝉𝒙𝒙𝒙𝒙 = 𝝉𝝉𝒛𝒛𝒛𝒛
Esto significa que el tensor de esfuerzos en el punto ha de ser simétrico.
𝑡𝑡⃗𝑥𝑥 𝝈𝝈𝒙𝒙 𝝉𝝉𝒙𝒙𝒙𝒙 𝝉𝝉𝒙𝒙𝒙𝒙 𝝈𝝈𝒙𝒙 𝝉𝝉𝒙𝒙𝒙𝒙 𝝉𝝉𝒙𝒙𝒙𝒙
𝝉𝝉
[𝑇𝑇] = �𝑡𝑡⃗𝑦𝑦 � = � 𝒚𝒚𝒚𝒚 𝝈𝝈𝒚𝒚 𝝉𝝉𝒚𝒚𝒚𝒚 � = �𝝉𝝉𝒙𝒙𝒙𝒙 𝝈𝝈𝒚𝒚 𝝉𝝉𝒚𝒚𝒚𝒚 �
𝝉𝝉𝒛𝒛𝒛𝒛 𝝉𝝉𝒛𝒛𝒛𝒛 𝝈𝝈𝒛𝒛 𝝉𝝉𝒙𝒙𝒙𝒙 𝝉𝝉𝒚𝒚𝒚𝒚 𝝈𝝈𝒛𝒛
𝑡𝑡⃗𝑧𝑧

Como veremos en el tema 2, que el tensor de esfuerzos sea una matriz simétrica facilitará
mucho los cálculos de los esfuerzos máximos (“esfuerzos principales”) que actúan sobre un punto y la
determinación de los planos y/o direcciones “principales” a los que están referidos tales esfuerzos.
Es conveniente destacar una consecuencia inmediata de lo visto en este apartado.
Consideraremos un caso práctico que ayude al conocimiento de la distribución de los esfuerzos
cortantes sobre una sección. Sea, por ejemplo, una viga de amarre que une dos pilares. Sobre ella
podrán actuar cargas transversales, pero no existe, desde el exterior, ninguna solicitación al
deslizamiento o cizalladura. Dicho de otro modo, las fuerzas horizontales y, por tanto, los esfuerzos
cortantes sobre sus superficies externas serán nulos.
Dibujemos un tramo de la viga de amarre, cortado según una sección recta (perpendicular a su
eje) como se indica en la figura 1.4g. Sobre su cara superior no existirá acción alguna, ya que no está
en contacto con ningún otro cuerpo ni tiene acción externa aplicada. Por tanto, el esfuerzo cortante τzy
que sobre ella pueda existir en cualquiera de sus puntos será nulo.

14
En la figura se muestra el detalle de un punto de la arista superior de corte de la sección recta.
Según se ha demostrado en este apartado el esfuerzo τyz será igual al τzy y, por tanto, nulo también.
La fuerza cortante 𝑽𝑽
�⃗ que actúa en esa sección de la viga se corresponderá con una cierta
distribución de esfuerzos cortantes τ en los puntos de dicha sección, pero la ley de distribución de tales
esfuerzos deberá ser tal que, por condición de contorno, exigirá que, en los límites de la sección recta
que se aproximan a las caras superior e inferior de la viga (cantos superior e inferior), esos esfuerzos
cortantes sean nulos.

Figura 1.4g

Como ya veremos en los temas de resistencia, concretamente en el tema de “Esfuerzos en la


sección de una viga”, los esfuerzos cortantes son nulos en los cantos de la sección y van aumentando
de valor hasta que se hacen máximos en los puntos de su fibra neutra que es la fibra que pasa por los
centros de gravedad de sus secciones rectas.
Como ya deduciremos, la distribución de los esfuerzos cortantes en la sección es la que se
muestra en la figura 1.4h.

Figura 1.4h

15
1.5.- Tensión en un punto del interior de un sólido respecto a un plano inclinado respecto a los
de referencia.
Tracemos un plano genérico π inclinado respecto a los planos del triedro de referencia e
infinitamente próximo a ellos (figura 1.5a); las intersecciones configurarán un tetraedro diferencial
que contendrá al punto P bajo estudio. Si trazamos una recta perpendicular al plano π que pase por el
�⃗ del plano π, que formará los ángulos φx, φy y φz con
origen, podemos localizar sobre ella al versor 𝒏𝒏
los ejes coordenados, por lo que la expresión de ese versor, referido a dichos ejes será:
�⃗ = 𝒄𝒄𝒄𝒄𝒄𝒄φ𝒙𝒙 𝒊𝒊⃗ + 𝒄𝒄𝒄𝒄𝒄𝒄φ𝒚𝒚 𝒋𝒋⃗ + 𝒄𝒄𝒄𝒄𝒄𝒄φ𝒛𝒛 �𝒌𝒌⃗
𝒏𝒏

El plano π cortará a los ejes coordenados en los


puntos F, H y M (todos infinitamente cerca de P) y serán
los vértices de la cara vista del tetraedro cuya superficie
será ds. Podemos expresar las superficies de las caras
ocultas del tetraedro como dsx, dsy y dsz. Al tratarse de
cuatro superficies triangulares, las áreas se calcularán
como la mitad del producto de sus bases por sus alturas.
En la figura 1.5a se indican las áreas de las caras ocultas
usando la misma nomenclatura del apartado 1.4.
Vamos a buscar las relaciones entre las superficies
de las caras ocultas del tetraedro y la superficie ds de la Figura 1.5a
cara vista (o positiva).
Comenzaremos buscando la relación entre ds y dsz. En la
figura 1.5b se ha sombreado la superficie horizontal dsz y se
han trazado las líneas de alturas MN y ON correspondientes
a la cara vista del tetraedro y a la cara oculta horizontal
respectivamente.
Estas alturas se obtienen trazando el plano que contiene al
eje Z y a la recta definida por 𝐧𝐧
���⃗ y hallando sus intersecciones
con el plano inclinado, cara frontal ds del tetraedro, y con el
plano horizontal, cara oculta horizontal ds. Recuérdese que
cuando una recta es perpendicular a un plano, también es
perpendicular a todas las rectas que se consideren en dicho
Figura 1.5b plano.
Las áreas de las superficies ds y dsz en función de su base común y de sus alturas respectivas
serán las siguientes:
ds = FH·MN/2 dsz = FH·ON/2
Es fácil comprobar que el ángulo φz que forma el versor 𝒏𝒏
�⃗ con el eje Z es el mismo ángulo que
forman entre sí las dos alturas MN y ON. Por tanto, podemos relacionar las dos alturas con la siguiente
expresión:
MN·cosφz = ON

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Teniendo en cuenta esta relación entre MN y ON, podemos expresar el área de la superficie
oculta dsz como:
dsz = FH·MN·cosφz/2
Finalmente, comparando esta expresión con la del área ds, deducimos que:
dsz = ds·cosφz
Si realizamos un procedimiento semejante para hallar la relación entre la superficie ds y las
superficies dsx y dsy, obtendremos los resultados siguientes:
dsx = ds·cosφx ; dsy = ds·cosφy
Vamos a analizar ahora las acciones sobre el tetraedro diferencial. Para ello, examinemos
primero las tensiones que actúan en el punto P respecto a los cuatro planos que configuran el tetraedro
diferencial. Sobre las caras negativas actuarán las tensiones −𝒕𝒕�⃗𝒙𝒙 , −𝒕𝒕�⃗𝒚𝒚 y −𝒕𝒕�⃗𝒛𝒛 . Sobre la cara inclinada
(positiva) actuará la tensión 𝐭𝐭⃗.
En la figura 1.5c se representan las fuerzas que actúan sobre cada cara del tetraedro. Estas
fuerzas se han obtenido, lógicamente, multiplicando los vectores tensión por las superficies de las caras
a las que están referidos.
Queda claro, entonces, que el producto de la tensión 𝒕𝒕⃗
por el área ds sobre la que actúa deberá equilibrar al producto
de cada área dsx, dsy y dsz por las tensiones que están actuando
sobre esas caras ocultas que, como ya hemos adelantado, al
tener el sentido del anverso (versores negativos), valdrán
respectivamente: −𝒕𝒕�⃗𝒙𝒙 , −𝒕𝒕�⃗𝒚𝒚 y −𝒕𝒕�⃗𝒛𝒛 .
La ecuación de equilibrio de fuerzas será la siguiente:
𝒕𝒕⃗ · 𝒅𝒅𝒅𝒅 + �−𝒕𝒕�⃗𝒙𝒙 � · 𝒅𝒅𝒅𝒅𝒙𝒙 + �−𝒕𝒕�⃗𝒚𝒚 � · 𝒅𝒅𝒅𝒅𝒚𝒚 + �−𝒕𝒕�⃗𝒛𝒛 � · 𝒅𝒅𝒅𝒅𝒛𝒛 = 𝟎𝟎

Introduciendo los resultados anteriores tenemos que:


𝒕𝒕⃗ · 𝒅𝒅𝒅𝒅 = �𝒕𝒕�⃗𝒙𝒙 � · 𝒅𝒅𝒅𝒅 · 𝒄𝒄𝒄𝒄𝒄𝒄φ𝒙𝒙 + �𝒕𝒕�⃗𝒚𝒚 � · 𝒅𝒅𝒅𝒅 · 𝒄𝒄𝒄𝒄𝒄𝒄φ𝒚𝒚 + �𝒕𝒕�⃗𝒛𝒛 � · 𝒅𝒅𝒅𝒅 · 𝒄𝒄𝒄𝒄𝒄𝒄φ𝒛𝒛 Figura 1.5c

Simplificando y ordenando resulta que:


𝒕𝒕⃗ = 𝒄𝒄𝒄𝒄𝒄𝒄φ𝒙𝒙 · 𝒕𝒕�⃗𝒙𝒙 + 𝒄𝒄𝒄𝒄𝒄𝒄φ𝒚𝒚 · 𝒕𝒕�⃗𝒚𝒚 + 𝒄𝒄𝒄𝒄𝒄𝒄φ𝒛𝒛 · ���⃗
𝒕𝒕 𝒛𝒛 = �𝒏𝒏⃗ · [𝑻𝑻]

Esta expresión final nos permite hallar la tensión en el punto respecto a cualquier plano que
pase por él si conocemos el versor del plano y las tres tensiones en el punto referidas a los tres ejes
ortogonales X,Y,Z.
Podemos usar según nos convenga la siguiente notación simplificada:
𝜶𝜶 = 𝒄𝒄𝒄𝒄𝒄𝒄φ𝒙𝒙
�𝜷𝜷 = 𝒄𝒄𝒄𝒄𝒄𝒄φ𝒚𝒚 → 𝒕𝒕⃗ = 𝜶𝜶 · 𝒕𝒕�⃗𝒙𝒙 + 𝜷𝜷 · 𝒕𝒕�⃗𝒚𝒚 + 𝜸𝜸 · ���⃗
𝒕𝒕 𝒛𝒛 = �𝒏𝒏⃗ · [𝑻𝑻]
𝜸𝜸 = 𝒄𝒄𝒄𝒄𝒄𝒄φ𝒛𝒛

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Como conclusiones es conveniente resaltar que:

a.- El estado de esfuerzos en un punto queda totalmente definido si se conocen las tensiones en
dicho punto referidas a tres planos ortogonales: �𝒕𝒕⃗𝒙𝒙 ; 𝒕𝒕�⃗𝒚𝒚 ; �𝒕𝒕⃗𝒛𝒛

b.- Con dichas tensiones, el estado de esfuerzos en el punto está definido para los ejes coordenados
�⃗)
X,Y,Z que fueron elegidos (𝒊𝒊⃗; 𝒋𝒋⃗; 𝒌𝒌

c.- Respecto a estos ejes, un plano cualquiera vendrá definido por los cosenos directores de su
normal �𝒏𝒏⃗, esto es:

�𝒏𝒏⃗ = 𝒄𝒄𝒄𝒄𝒄𝒄φ𝒙𝒙 𝒊𝒊⃗ + 𝒄𝒄𝒄𝒄𝒄𝒄φ𝒚𝒚 𝒋𝒋⃗ + 𝒄𝒄𝒄𝒄𝒄𝒄φ𝒛𝒛 �𝒌𝒌⃗ = �𝒄𝒄𝒄𝒄𝒄𝒄φ𝒙𝒙 , 𝒄𝒄𝒄𝒄𝒄𝒄φ𝒚𝒚 , 𝒄𝒄𝒄𝒄𝒄𝒄φ𝒛𝒛 � = (𝜶𝜶, 𝜷𝜷, 𝜸𝜸)

d.- La tensión 𝒕𝒕⃗ que corresponderá al plano definido por �𝒏𝒏⃗, será tal que:

𝒕𝒕⃗ = 𝒄𝒄𝒄𝒄𝒄𝒄φ𝒙𝒙 · 𝒕𝒕�⃗𝒙𝒙 + 𝒄𝒄𝒄𝒄𝒄𝒄φ𝒙𝒙 · 𝒕𝒕�⃗𝒚𝒚 + 𝒄𝒄𝒄𝒄𝒄𝒄φ𝒙𝒙 · ���⃗


𝒕𝒕 𝒛𝒛 = 𝜶𝜶 · 𝒕𝒕�⃗𝒙𝒙 + 𝜷𝜷 · 𝒕𝒕�⃗𝒚𝒚 + 𝜸𝜸 · ���⃗ �⃗ · [𝑻𝑻]
𝒕𝒕 𝒛𝒛 = 𝒏𝒏

𝒕𝒕⃗ = �𝒏𝒏⃗ · [𝑻𝑻]

e.- Por todo ello, el estado de esfuerzos responde a un tensor cuyas características serán únicas para
cada punto del interior de un sólido sometido a las solicitaciones exteriores que se le apliquen. Su
expresión analítica es la expuesta en el apartado anterior:

𝒕𝒕⃗𝒙𝒙 𝝈𝝈𝒙𝒙 𝝉𝝉𝒙𝒙𝒙𝒙 𝝉𝝉𝒙𝒙𝒙𝒙


[𝑻𝑻] = �𝒕𝒕⃗𝒚𝒚 � = �𝝉𝝉𝒙𝒙𝒙𝒙 𝝈𝝈𝒚𝒚 𝝉𝝉𝒚𝒚𝒚𝒚 �
𝝉𝝉𝒙𝒙𝒙𝒙 𝝉𝝉𝒚𝒚𝒚𝒚 𝝈𝝈𝒛𝒛
𝒕𝒕⃗𝒛𝒛

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