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FILOSOFIA MARXISTA

La amistad entre Karl Marx y Engels se vio plasmada en la realización y publicación de uno de
los escrito más emblemático de la humanidad El Capital.

A más de 200 años del nacimiento del intelectual y pensador alemán Friedrich Engels, su
legado sigue vigente en la actualidad en quienes denuncian la explotación del hombre por el
hombre en medio del modelo capitalista.

El legado de Engels es reflejado en sus profundos y analíticos libros que aún siguen vigentes
en los dinamismos sociales, políticos, económicos y culturales de los pueblos y movimientos
revolucionarios contemporáneos del mundo.

Engels es considerado uno de los pensadores y dirigentes más brillantes de la historia, su paso
por Inglaterra como director de los negocios familiares, permitió que conociera las paupérrimas
condiciones de vida de la clase trabajadora en el marco de la Revolución Industrial.
Su profunda amistad con Carls Marx, originó que Engels ejerciera una influencia sobre él;
contribuyó a través de su crítica a la economía clásica, al escrito más emblemático de la
humanidad: El Capital.
A continuación, se suscitan cinco libros de su autoría que debería leer toda persona crítica de
la sociedad histórica y contemporánea.
1. PREMISAS FILOSOFICAS SOCIALES PARA EL SURGIMIENTO DE LA
FILOSOFIA MARXISTA.
Engels comprueba categóricamente que el marxismo es una concepción científica
revolucionaria del orbe, asimismo, hace una crítica a las doctrinas de socialismo utópico y
explica la forma en que el materialismo histórico y la teoría de plusvalía convirtieron el
socialismo en una ciencia. Fue escrita en 1878.

En el marco de las profundas transformaciones sociales del fin de siglo pasado y comienzos del
presente, el marxismo ha quedado aprisionado por un doble movimiento: de un lado, un
poderoso proceso de reconversión capitalista a escala planetaria llevado a cabo en nombre del
Progreso y la Modernización, relega al socialismo marxista, en cuanto lo identifica con valores
no mercantiles (como la cooperación, la solidaridad, la planificación consciente, etc.), al lugar
subalterno de escollo romántico a la modernización. Como "prueba", esta perspectiva remite al
fracaso económico de los "socialismos reales", al carácter "arcaico" de su modelo de
modernización...

De otro lado, se asiste también a una profunda mutación cultural a la que suele identificarse en
términos de "crisis" o "agotamiento" del "proyecto de la modernidad", crisis de los grandes
relatos, de los grandes proyectos emancipatorios, crisis de las grandes Filosofías de la Historia
entendidas como la progresiva realización de la Razón, la Libertad o el Progreso. Desde esta
perspectiva, suele hablarse de "crisis del marxismo" como formando parte de este paradigma
mayor de la modernidad, en tanto versión radicalizada, pero al mismo tiempo tributaria de la
modernidad, crítica y al mismo tiempo solidaria con ciertos principios y valores de ésta (el
socialismo como realización en la historia humana de la Razón, de la Libertad y el Progreso).

Hace ya más de medio siglo que el sociólogo G. Friedmann señalaba como una paradoja que
el marxismo hubiese heredado y desarrollado una concepción dieciochesca del progreso, cuyo
optimismo contrastaba con el abandono que de cualquier visión del progreso hacía la
burguesía en el contexto de la crisis de los años 30 (Friedmann, G., La crisis del
progreso, 1936). Medio siglo después, muchos autores insistían en mostrar que el marxismo
"realmente existente" —la ideología de los llamados países del Este— tenía presupuestos
comunes con la ideología dominante en Occidente: la rivalidad entre "socialismos reales" y
"capitalismos reales" se inscribiría dentro de una relación especular de competencia tras fines
comunes: carrera armamentista, conquista del espacio, competencia económica según una
misma lógica productivista, etcétera Recientemente, se ha llegado a sostener que ambos
sistemas y sus respectivas ideologías responderían a una matriz moderna común, la "matriz
metaestructural de la modernidad" (J. Bidet, 1990).

En suma, el marxismo queda atravesado por una doble crítica: por un lado, como ideología
arcaica, inspiradora de un modelo de sociedad que —llegado a cierto punto— habría dado
muestras de una incapacidad estructural de modernización; por otro, como una de las variantes

2. LA MATERIA COMO CATEGORIA FILOSOFICA.


El marxismo considera que la definición de la materia como categoría filosófica no puede ser
confundida con tal o cual teoría física acerca de la estructura de la materia: la variabilidad de
nuestras representaciones sobre la estructura y las propiedades de la materia no puede refutar
el hecho de su realidad objetiva. Al mismo tiempo, el marxismo insiste en el vínculo de la
filosofía con las demás ciencias. Engels hace notar que el materialismo cambia de aspecto ante
cada gran descubrimiento de las ciencias naturales. Así, la tesis del materialismo dialéctico
sobre el espacio y el tiempo como formas objetivas de la existencia de la materia, es
incontestable. Pero habiendo profundizado la física moderna nuestros datos sobre las
relaciones entre la materia y el movimiento, el espacio y el tiempo, es imposible examinar, al
presente, las nociones del espacio y del tiempo, sin tener en cuenta los nuevos
descubrimientos. Sucede lo mismo en lo que concierne al movimiento como modo de
existencia de la materia de la que es una propiedad inseparable: los progresos de la física
moderna, la teoría de la correlación entre la masa y la energía, del cambio de masa con el
crecimiento de la velocidad, &c., al profundizar y concretar nuestros conocimientos sobre ese
punto, hacen que la noción de movimiento no pueda ser examinada al margen de la teoría
física moderna. El materialismo dialéctico exige que la concepción filosófica de la materia tome
en consideración las adquisiciones de la ciencia, sin lo cual, la filosofía se convierte en dogma
incapaz de generalizar los nuevos aportes científicos.

3. EL MATERIALISMO DIALECTICO CIENTIFICO.

El materialismo dialéctico es la ciencia filosófica sobre las leyes más generales del desarrollo
de la Naturaleza, de la Sociedad humana y del pensamiento, la concepción filosófica del partido
marxista-leninista, creada por Marx y Engels y perfeccionada por Lenin y Stalin. Esta
concepción filosófica “llámase materialismo dialéctico, porque su modo de abordar los
fenómenos de la Naturaleza, su método da estudiar estos fenómenos y de concebirlos,
es dialéctico, y su interpretación de los fenómenos de la Naturaleza, su modo de enfocarlos, su
teoría materialista” (Stalin). Al crear el materialismo dialéctico, Marx y Engels lo hicieron
extensivo al conocimiento de los fenómenos sociales. El materialismo histórico es la conquista
más grande del pensamiento científico. El materialismo dialéctico y el materialismo histórico
constituyen el fundamento teórico del comunismo, la base teórica del partido marxista. El
marxismo es “una concepción íntegra del mundo, un sistema filosófico del cual brota
lógicamente el socialismo proletario de Marx” (Stalin). El materialismo dialéctico como filosofía
del proletariado nació a mediados del siglo pasado y se desarrolló en contacto indisoluble con
la práctica del movimiento obrero revolucionario. En la elaboración de esta concepción
filosófica de avanzada, Marx y Engels se apoyaban en todas las valiosas adquisiciones del
pensamiento humano. Todo lo mejor, creado por los predecesores filosóficos de Marx y Engels,
y, ante todo, por Hegel y Feuerbach, fue críticamente revisado por Marx y Engels. De la
dialéctica de Hegel sólo tomaron su “médula racional” y desechando la corteza idealista
hegeliana, continuaron desarrollando la dialéctica, dándole su forma científica actual.
“Dirigiendo su mirada hacia la vida, vieron que no es el desarrollo del espíritu el que explica el
desarrollo de la Naturaleza, sino al revés, el espíritu debe ser explicado por la Naturaleza, por
la materia” (Lenin).

4. CONCEPCION DIALECTICA DE LA NATURALEZA


La dialéctica de la naturaleza
La obra la componen una serie de escrito de Engels entre los años 1873 y 1886, fue publicada
por primera vez en 1925 en la antigua Unión de Repúblicas Socialistas (URSS).
Se fundamenta en una profunda investigación filosófica de la historia y los problemas capitales
de la ciencia natural; basa su pensamiento en el conocimiento de las ciencias naturales en
todos sus aspectos y explica el desarrollo que ejercen en la base del materialismo dialéctico.

5. CONCEPCION DIALECTICA DEL HOMBRE Y DE LA SOCIEDAD.

Marx considera al hombre en dos acepciones: como ser real de carne y hueso; y como
resultado de la historia económica, de la producción de la misma historia. El hombre, según el
autor, se realiza modifi cando la naturaleza para satisfacer sus necesidades en un proceso
dialéctico en el que la transformación es mutua. La autogeneración del hombre es un proceso
real, histórico–dialéctico, entendiéndose la dialéctica como proceso y movimiento a través de la
superación sintética de las contradicciones. Cuando Marx habla de ‘realidad’ hace referencia al
contexto histórico social, asegurando que el hombre es sus relaciones sociales. Lo que el
hombre es no puede determinarse a partir del espíritu ni de la idea, sino a partir del hombre
mismo, de lo que este es concretamente, el hombre real, corpóreo, no es un ser abstracto,
fuera del mundo, el hombre es en el mundo. La libertad, la capacidad de actuar eligiendo,
está limitada a las determinaciones históricas, pero es al mismo tiempo el motor de
aquéllas cuando las relaciones sociales y técnicas entran en crisis. Para Marx, Dios, la
Filosofía y el Estado constituyen alienaciones en el pensamiento, alienaciones dependientes de
la alienación económica, considerada como única enajenación real. En líneas generales, Marx
defi ende la idea de que la alineación empobrece al hombre sociohistórico, negándole la
posibilidad de modifi car aspectos de los ámbitos en los que se ve involucrado, provocándole
una conciencia falsa de su realidad. Sin embargo, este es un hecho que puede suprimirse.
Políticamente, aboga por una sociedad comunista. Entre el hombre alienado (aquél que no
coincide consigo mismo) y el hombre comunista (aquél que fi nalmente es igual a hombre) se
coloca el proceso transformador. Solo en la sociedad comunista habrá desaparecido toda
alienación2 . El hombre, creía Marx, es infi nitamente perfectible. Las facultades humanas,
latentes y potenciales tienen una capacidad ilimitada de desarrollo. Si el hombre es ahora nada
más que una “bestia de trabajo limitada a las más estrictas necesidades corporales” (Marx,
1968:101) no es necesario que permanezca en esta situación, puede alcanzar las formas más
altas de la creatividad, el pensamiento y la acción.

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