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Cecilio Acosta nació el 1 de febrero de 1818, sus padres fueron Ignacio

Acosta y Margarita Revete Martínez, su lugar de nacimiento, Guayabal,


sitio ubicado a unos seis kilómetros de San Diego de los Altos, aldea del
Estado Miranda, situada a escasa distancia de Caracas. Aunque vivió
poco en San Diego, Cecilio Acosta amó siempre a su región natal.
Todavía sobrevive la tradición que lo evoa como un muchacho pobre, que
andareagaba por el monte a solas.

“Hemos debido la existencia a buenos padres, raza fuerte por el espíritu,


celosa en el cumplimiento de los deberes, y pronta para el bie. Recibimos
todo género de educación e instrucción; Pablo y yo en la Universidad en
el Seminario Tridentino; Florencio, que acabó sus días ha poco, del
caballeroso señor Ignacio Paz del Castillo; y la única hermana que nos
queda, en la casa paterna: baste decir respecto a esta última, que hasta
estudió buena parte del latín. Todo obra de nuestra madre, que buscaba
los mejores profesores, que se ingeniaba los recursos, que se desvivía por
nosotros; y te lo cuento para que veas como una viuda con escaso
patrimonio puede hacer tanto”.
En 1828, al morir don Igancio, Doña Margarita empuña las riendas de la
familia y se traza un plan de vida cuyo fin el fin de educar a sus hijos.
Es recibido a Mariano Fernández Fortique, párroco del lugar, para que
Cecilio reciba sus primeras lecciones, aprenda el catecismo y le sirva de
accólito, existe una armonía entre su conducta y aquellos años de la
infancia, en los que sienta las bases de toda su sorprendente edificación
moral e intelectual.
El amor hacia su madre, esta carga afectiva tiene sin duda influjo
definitivo en su existencia y sus realizaciones intelectuales, amor filial
más conmevodoras y que contengan un homenaje de gratitud y
exaltación a la madre, como las prodigadas por Cecilio Acosta en cartas
para sus amigos más íntimos, adquiere una luminosidad que la
transfigura en fuente increíble de ternuras y finezas. Su condición
materna pareció siempre como una bien provista despensa de afecto, de
caridad, de comprensión

Mariano Fernandez Fortique, lo educó en sus primeros años de


formación de Acosta amparados por él, amigo íntimo de la familia,
derrama sobre él las aguas del bautismo, maestro de primeras letras y de
catecismo, consejero espiritual del adolescente y de orientarlo hacia los
estudios eclesiásticos.
Dijo Acosta: Fortique era el talento de las gracias y el molde de la
estética, sus maneras, sus gustos y su tacto exquisito, revelaban al
hombre dotadod e un alma hecha para el depósito de la sensibilidad y
para eco de lo bello. Era una especie de armónica de buen gusto: podía
pedírsele el tono, y lo daba, en las letras, en el trato, en los consejos y en
las costumbres sociales. Era blando, blandísimo, tímido casi siempre;
pero es porque reflexionaba mucho, y además porque era todo luz:
penetraba, pero no resistía. Organización enfermiza y débil, el espíritu la
devorab: veíase esto en sus ojos que eran dos focos. Figura demacrada,
piel sobre los huesos, líneas angulosas, irregularidad de prominencias; a
pesar de eso, su semblanete tenía la hermosura de la alta inteligencia.
La casita blanca, la calle de los naranjos que basta hasta el río, el huerto
familiar sembrado de rosas y frutales
Jamás saldrá de esta ciudad. En ella habitará pobremente por espacio de
cincuenta años, testigo y agonista de una de las épocas más agitadas en
la historia de Venezuela. Rara vez saboreará el reconcomiento de sus
compatriotas, probará los amargos ataques personales y desengañños, es
un hombre de pensamiento y de doctrina, para que el país encuentre el
camino del progreso y la estabilidad.

Una vida recoleta y modesta, sin ambición de bienes materiales, ajena a


compromiso, adquiere un aire de solitario ensimismado con que lo
retratan, un espíritu apartado, abstraído, renunció a los placeres más
halagueños. Perfecciona sus conocimientos de teología, religión e historia
sagrada, el latín llega a dominarlo hasta no solo escribirlo con propiedad
sino hablarlo con soltura.
Hablaba un latín puro, del senado, el de las mecenas diría José Martí, lee
a Santa Teresa de Jesús, Fray Luis de León y Fray Luis de Granada. Deja
el seminario, se formó y meditó allí, ingresa a la Academia de Matemática
de Juan Manuel Gagical, se gradua de agrimensor, él le presta sus
libros.
Un espíritu complejo la vertiente religiosa su inscripción en el Seminario,
estudios canónicos y teológicos.
Desde el hogar adquiere Acosta una formación católica que no abandona
en el resto de su existencia, sus creencias religiosas determinan parte de
su pensamiento y se proyectan en sus hábitos de vida.
Tiene de bueno y las costumbres que tienen de puro; que ha creado la
familia para la ternura, y la sociedad para los deberes; y ha proclamado
el perdón de los enemigos. Sin Jesucristo la humanidad es inexplicable,
el ha enseñado la peidad, el derecho de los pobres, el amor recíproco, la
solidaridad humana, salva al culpable
Ordena los actos de la existencia, una conducta de severo sentido moral:
Vivir para Dios, para la sociedad y la familia, en los deberes, eso es todo.
Los placeres del alma son de varia índole; pero el que resulta de la
consciencia de ser uno tenido por honrado, es el único que se aviene y
hace paces con el sueño. Al fin no queda sino la fama de un buen
nombre, que suena tan dulce al oído y el patrimonio de las virutdes, que
pasa a los hijos en herencia.
EExplica porque tuvo una vida esquiva y apartada, casi opaca, semejante
a la de un anacoreta, hacer el mayor bien posible, las verdades que él
estimaba salvadoras, ser tenido como honrado y un buen nombre,
alcanzar el poder moral.
“La ruina de los que fue, la confusión de lo que hay, por piedad
indiferencia, por literatura oropeles o ponzoña, por saber incapacidad
profesional de hablar o escribir, por sanción científica guerra sorda pero
cruda al que la hace, por oráculos momias, la ignorancia que dicta y el
verbo mudo. Las convulsiones intestinas prolongadas eso tienen: hay
calor en vez de luz para la idea, violencia en vez de armonía para el
orden; con lo que no es extraño que las costumbres de nuestros mayores
vayan desapareciendo poco a poco, la moral tenga vergüenza, si es que
no miedo, y el ingenio veas sus galas, porque lo son, o hechas mofas o
puestas en olvido”.
Una buena pedagógia política, una prédica de alguien insobornable a
quien no tentaran los oropeles del poder político, recto, cabal, sereno,
pero firme e incomovible frente a la fuerza y a la arrogancia de los
poderosos, capaz de captar adeptos por la masendumbre y la honradez y
no por el miedo y la violencia, alguien que supiera convencer y no
imponer, fabricante de consciencias ciudadanas, capaces de empuñar las
riendas del gobierno con altura y de desiginios, con pureza de
intenciones y las convicciones bien fundadas y el ánimo de servicio
público.
Comienza sus artículos en 1846 en “La Época”. Considera al periódico
libro del pueblo, muy pocos fueron los cargos que desempeñó. En 1848
era Secretario de la Facultad de Humanidades de la UCV. El 29 de
septiembre fue electo por unanimidad para desempeñar como
Catedrático de Legislación Universal, Civil y Criminal y de Economía
universal, en la Universidad. Designado por Guzmán Blanco miembro de
la Comisión Codificadora, algunas clases en colegios particulares, vivió
apartado de la actividad burocrática y ganó con ello independencia de
criterio y tiempo para el estudio y la meditación.

Nunca hemos sido hombres de poder, pero sí hombres de doctrina.


Formas representativas, efectividad de garantías, administración política
que obre y que custodie, administración de justicia independiente,
gobierno responsable, libertad de imprenta y de palabra, no esceita sino
en acción, enseñanza para el pueblo tan extendida como el aire,
instrucción científica, tan amplia cual puede ser, instrucción religiosa
como alimento del alma y alma de las costumbres, libertad de sufragio,
libertad de representación, libertad de ascoación, publicidad de los actos
oficiales, publicidad de las cuentas, camino para toda actitud, corona
tejida para todo mérito; todo a fin de que haya industrias florecientes,
paz y crédito interior, crédito fuera, funcionarios probos, moral social,
hábitos honestos, amor al trabajo, legisladores entendidos, leyes que se
cumplan, y de que la virtud suba, el talento brille, la ineptitud se
esconda, la ignorancia se estimule y se vea al cabo en esta obra armónica
–que es la obra de Dios—una patria que no averguece.

Que la propiedad no esté en zozobra, que la justicia no sea favor, que el


favor no sea ley, que la ignorancia no sea título, que la ciudadanía no sea
una burla, que la virtud y el saber no se encuentren sospechosos; he
aquí nuestro gran tema, y he aquí, nuestra gran república
Noción de libertad, confinamiento de la actividad gubernamental dentro
del marco de los principios constitucionales, sistema adecuado del marco
de los principios constitucionales, sistema adecuado de derechos
fundamentales que el Estado no tenga la facultad de invadir; defensa de
la propiedad privada, sistema de gobierno de representativo, defensa de
las autonomías nacionales; derecho a la libre asociación; desconfianza a
todo intento de impedir, mediante la actividad del gobierno, el libre juego
de las actividades individuales.
En 1856, a los treinta ocho años de edad, publica su ensayo “Cosas
sabidas y cosas por saberse”, extensa carta a un amigo: cuatro asuntos
de actualidad: Federación grancolombiana, Tolerancia política,
Universidades e Instrucción elemental y la Cuestión holandesa.
Ideas pedagógicas de Acosta, debe extenderse lo más posible la
educación primaria, la enseñanza debe ir de abajo para arriba, difusión
de las luces, la luz que más se aprovecha es la que se difunde.
Solo un pueblo industrioso tiene libertad: ser el mejor ciudadano para la
sociedad, y ser el mejor apoyo del gobierno, que nunca ve en él, ni un
rebelde, ni un esclavo.
Para fomentar la industriosidad del pueblo era, necesario favorecer la
educación.
Tertulias literarias en su casa de Acosta.
El viernes 8 de julio de 1881, murió a consecuencia de ataxia locomotriz,
atrofia muscular progresiva, esclerosis de los cordones laterlaes y
reblandecimiento cerebral.
Un pensador que propuso ser: un pensador que analizó problemas y
propuso soluciones, expresión de una recia y consciente voluntad de
estilo, de escribir bien y con elegancia, con orden y claridad, que ampara
de un modo general todos sus escritos, incluyendo los más íntimos y
modestos.

LO EJEMPLAR EN CECILIO ACOSTA:


Lucha contra la pobreza, contra los quebrantos de su salud, contra
quienes no llegaron a comprender su grandeza de alma, encontrar en su
vida el ejemplo que inspira y que obliga a mantener el decoro y el coraje
por sobre los desamyos del ánimo.

Victor Antonio Zerpa dijo de él: “La sociedad caraqueña amaba en él un


raro ejemplar de las más puras y honorables costumbres llevadas a
práctica muy severa; la República toda la respetaba, y se ufanaba de
tenerle como a una de sus más brillantes reputaciones y como a
ciudadano que era un modelo de amor por ella; el grupo de sus
contemporáneos ilustrados le admiraba por sus escritos y por el don
conmovedor de una palabra siempre elocuente; la juventud le miraba
como fuerza y luz, en sus acciones y pensamientos, para los senderos de
la virtud y el saber; el mundo sabio de muchas naciones españolas le
prestaba a los productos de su poderosa inteligencia una atención
esmerada y cuidadosa, recogiendo y atesorando cuanto de su pluma caía
en cualquier género de lucubraciones, y considerándola como de el dijo
el notable escritor colombiano José María Samper, “una de las más altas
glorias de nuestro continente y de nuestra raza”.

“La grande escuela, la liberal, la mía, es la que respeta la consciencia


como un santuario, la ley como una institución, la libertad como un
derecho, la inteligencia como una guía y la virtud como un título de
merecimientos para ser considerada, y un diploma que habilita para
desempeñar con rectitud los puestos del Estado”.

La libertad para el orden, el orden para la paz, la paz para el derecho, y


el derecho, como patrimonio de todos, para el progreso indefinido”.
Nos abraza el deseo del bien público

Cosas sabidas y cosas por saberse:


Indiviudalismo como fin, el taller como palacio del ciudadano.
Hombres de baldío en vez de hombres de provecho.
La vida es obra, y los pueblos que más obren serán los más civilizados, la
acción debe ser varia para que sea abundante, cooperativa para que sea
eficaz, ilustrada para que sea provechosa, los medios para el trabajo.
Quien sabe, puede; quien puede, produce; y si la cosecha es más rica
conforme el saber más se digunda, es fuerza ocurrir a la instrucción
elemental.
Nacen hábitos honestos, se despierta el interés, se abren los ojos de la
especulación, se habilitan las manos, se vea más libre la acción
individual, se irá haciendo más remisa la acción gubernativa.

Hoc opus, hoc studium parvi properemus et ampli, Si patriae volumus, si


nobis vivere chari.

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