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Di,·ecto,·
OCie es
Según las reformas de la ley 26.994
Autores
ANDREANI • ANlCH • CASSANO • CORNES SANGTAO• CRESPO • DÍAZ CORDERO
FERNÁNDEZ MOORES • FLEITAS• FONTANA • GEBHARDT • GROPPA • GUERRERO
HEQUERA • LEGÓN • MALDONADO • MARTÍNEZ COSTA • MARTfNEZ MOSQUERA
MASTROVINCENZO • O'CONNOR • PALLA • PAOLANTONIO• PATUEL
ROBLEDO • ROMERO• SÁNCHEZ FARACHE • SARAVIA• SIKORSKJ
ASTREA
; ;
Hace menos de tres años que se publicó la primera edición de esta obra,
concebida para analizar desde la Cátedra las importantes modificaciones
que, contemporáneamente a la sanción del Código Civil y Comercial de la
Nación, acontecieron en la legislación argentina de sociedades.
Señalamos entonces que estábamos ante nuevos signos del derecho so-
cietario. Hoy, en efecto, esa señalada evolución se ha profundizado con la
sanción de dos leyes y sus consecuentes reglamentaciones. El rumbo ha
sido coherente, el legislador argentino ha avanzado en 2017 y 2018 con la
sanción de las leyes 27.349 y 27.444 hacia una f lexibilización notable, con
especial apoyo en la idea de exaltar la autonomía privada en campos signifi-
cativos de las instituciones y modelos societarios.
Allí se destaca -con claro seguimiento de las legislaciones francesa y
colombiana (por poner las precursoras, nada más)- la aparición de las so-
ciedades por acciones simplificadas (SAS) y la más maleable regulación
de las sociedades anónimas unipersonales (SAU), para ponerlas al servicio de
empresas de menor caudal económico. Ello significa admitir -o asumir en
la letra de la ley- la costumbre tan arraigada de acudir en nuestro medio a la
sociedad anónima (como tipo societario más conocido en la comunidad de
negocios) y utilizarlo para pequeños emprendimientos.
El nuevo ordenamiento hoy simplifica las formas para que los particulares
tengan a su disposición herramientas societarias sencillas y económicas, pero
que son extendidas en la apreciación y manejo por los pequeños y medianos
empresarios. El orden normativo tiene en las SAU y en las SAS esa enorme
virtud, acorde con la evolución de los tiempos y del derecho comparado.
La regulación dedicada a los emprendedores y a las nuevas sociedades
por acciones simplificadas en la ley 27.349; las menores exigencias que se
imponen a las sociedades anónimas unipersonales (sobre todo en materia
de órganos que pueden ser unipersonales: directorio y sindicatura) que es-
tableció la ley 27.290 y la posibilidad de sustituir las formalidades exigidas
en materia contable por registros o medios digitales (ley 27.444), completan
el conjunto de novedades que aportan estas leyes sustantivas, analizadas en
esta segunda edición.
VI PRÓLOGO A LA SEGUNDA EDICIÓN
M ARCELO Ü EBHARDT
; ;
des más como un modo posible de perjudicar a terceros, que como lo que
debe ser: un instrumento al servicio del desarrollo humano, en el ámbito
de los negocios y del comercio, cuya expansión -a lo largo de la histo-
ria- siempre contribuyó al bienestar de la humanidad y a la creación de
empleo, paradigma central de estos tiempos en los que la tecnología y las
poi íticas regresivas y populistas destruyen empleo.
Estos calificados profesores, con los que me enorgullezco de trabajar
en el desempeño cotidiano de la enseñanza, son los que fueron formados
por mi predecesor en la tarea: el querido maestro Héctor Alegria, en cuya
presencia alumbró la idea de este trabajo colectivo. A él el reconocimien-
to y el cariño de siempre.
,
Una especial y muy agradecida mención corresponde a Miguel Al-
varo Romero, que compartió conmigo la responsabilidad de la coordina-
ción y dirección. En esa tarea demostró una especial sabiduría y una cla-
ra vocación para el consenso y el estudio, serio y dedicado.
En cada capítulo el lector encontrará identificado el autor de cada entre-
ga. Los menciono también acá porque no puedo sino reconocerle a todos y
cada uno de ellos su esfuerzo, su compromiso con la tarea específica y con la
enseñanza universitaria, y mi especial cariño y agradecimiento personal.
Tampoco puedo dejar de reconocer en ellos lo que constituye la se-
guridad de abrazar en conjunto una inclinación certera sobre la educación
pública universitaria, pilar del avance del conocimiento.
Permítanme, pues, mis queridos profesor consulto de la cátedra He-
1ios A. Guerrero (veterano de la amistad y de la vida, ejemplo de trabajo y
tesón académico) , Juan A. Anich (querido compañero de décadas y visio-
nes compartidas) - junto a Sebastián Palla y Clementina Sánchez Fara-
che-, Martín Paolantonio (ya a cargo de su propia cátedra ganada con bri-
llantez en estos días) -junto a Pablo Legón y Santiago Cornes Sang iao-,
Juan Manuel Ojea Quintana -que orientó y animó a su bri llante equipo de
los doctores Fernando l. Saravia, Florencia Maldonado, María José Roble-
do, Jorge Fontana, María Guadalupe Groppa, Federico Pleitas (h.), María
José Martínez Mosquera, Jimena Díaz Cordero y Pedro Crespo-, Javier
E. Fernández Moeres, Mariana Mastrovincenzo, Elena Hequera, María
Jimena Martínez Costa, Valeria Sikorski , Silvi na Cassano, María Teresa
Patuel,
, Verónica Laura Andreani, Juan O' Connor y, por supuesto, a Miguel
A. Romero, que también, como los nombrados, tuvo a su cargo un capítulo
del libro, agradecerles infinitamente y felicitarlos por el logro común.
No olvido a otros dos notables profesores de la cátedra que por razones
personales no pudieron participar, pero cuyo consejo y aliento a los jóvenes au-
tores formaron parte de este trabajo conjunto; me refiero a los doctores Carlos
San Millán y Juan Giggleberger.
M ARCELO G EBHARDT
ÍNDICE GENERAL
CAPÍTULO PRIMERO
INTRODUCCIÓN
§ 7. Régimen legal de las sociedades ...... ........ ... ........ ........ ........ ... ....... 13
a) Principios orientadores ............................................................. 14
1) El acto constitutivo como contrato plurilateral de organi-
zación .... ..... ..... ..... ..... ...... ...... .... ..... ...... ..... ..... ...... ..... .... ...... 14
2) El principio de la tipicidad ... ... ... .. .. ...... ... ... ..... .. ... ... .. ...... ... 15
3) La personalidad societaria ........................................ ... ....... 15
4) El administrador como "buen hombre de negocios" .......... 16
5) La igualdad de trato a las sociedades constituidas en el
extranjero ... ... .. ... ... ... . .... .. ...... ..... ... .. ...... ..... ...... .. .. ..... ...... ... . 17
6) La incorporación de formas contractuales de colaboración
empresaria como manera de propender a la ampliación de
las actividades comerciales .................. ..................... .......... 17
7) La conservación de la empresa . ...... ..... ...... ..... ..... ..... ..... ..... 17
b) Aplicación supletoria del Código Civil y Comercial ............... 18
§ 8. Caracterización legal de la sociedad. El artículo 2° de la ley
19.550 ............................................................................................. 19
§ 9. Naturaleza del acto constitutivo .................................................... 19
a) Doctrinas anticontractual istas .. ...... ..... ... .. ...... ... .. ..... ..... ...... ..... 20
1) Acto colectivo . ..... ...... ...... .... ...... ..... .... ...... ...... ..... ..... ..... ..... 20
2) Acto complejo . .......... ... ........ .......... ... ................................. . 20
3) Institución ........................................................................... 20
b) Doctrinas contractualistas ........................................................ 21
1) Contrato bilateral ................................................................ 21
2) Contrato del que resulta un ente ......................................... 21
3) Contrato plurilateral de organización ................................. 21
§ 10. Comparación con otras figuras jurídicas ....................................... 22
a) A.sociaciones .. .. ..... ..... ...... ... .. ... ... .. .. ...... ..... ...... ..... ... .. ...... .. .. ..... 22
b) Los ya superados conceptos de sociedad comercial y socie-
dad civil. Diferenciación .... .. ... .. ... .. ... ... ... .. ... .. ... ..... .. ... ... .. ... .. 22
§ 11. Personalidad de las sociedades comerciales (artículo 3º de la ley
19.550 y artículo 143 del Código Civil y Comercial). Alcances 23
a) Atributos de la personalidad. Elementos y atributos de la
sociedad constituida .......... ........ .......... ... .................................. 25
1) Nombre o denominación .................................................... . 25
2) Capacidad .... .... ...... ..... ...... ..... ..... ..... ..... ..... ...... ..... ..... ..... ..... 25
. ·1·10 ............................................................................ 26
3) D om1c1
4) Patrimonio .. .... ...... ..... ....... .... ..... ...... ..... ...... ..... ..... ...... ..... .... 26
b) Alcances de la personalidad jurídica. Doctrina del "disre-
gard of legal entity" (artículo 54, LGS). Imputabilidad ....... 26
§ 12. La comercial idad de las sociedades en la ley 19.550 .................... 29
ÍNDICE GENERAL XIII
§ 13. Clasificación de las sociedades. Criterios ........ ........ ........ ... ....... 29
a) Sociedades de personas (o personalistas) o "por partes de in-
terés'' . ..... ..... ...... .... ...... ..... ...... ..... ... .. ...... ..... ..... ..... ...... ..... ..... .... 30
b) Sociedades de capital . ...... ..... ..... ...... .... ....... ..... ..... ..... ..... ...... ... 30
c) Sociedades mixtas (de personas y capital) .... ...... ... .. ... .. ...... .... 31
§ 14. Tipicidad .. ... .. ... ..... ..... ... .. ... ... ... ... .. ... .. .. ... ... ... .. ... ... .. ... ... .. ..... ... ... .. .. 31
§ 15. Nacionalidad de las sociedades. La doctrina Irigoyen ............... 32
CAPÍTULO 11
ELEMENTOS Y CONSTITUCIÓN
DE LAS SOCIEDADES
CAPÍTULO 111
EL SOCIO
CAPÍTULO IV
CAPÍTULO V
VICISITUDES Y EXTINCIÓN
A) N ULIDADES SOCIETARIAS
C) PRÓRROGA Y RECONDUCCIÓN
D) TRANSFORMACIÓN DE SOCIEDADES
E) REORGANIZACIONES SOCIETARIAS.
FUSIÓN Y ESCISIÓN
§ 59. Introducción ..... ..... ..... ..... ...... ...... ..... .... ...... ..... ....... .... ..... ...... ..... ... 164
§ 60. Fusión ........................................................................................... 165
a) Concepto .................................................................................. 166
b) Clases ...................................................................................... 167
c) Régimen legal. Procedimiento ............................................. 167
1) Compromiso previo de fusión (inciso 1º) .......................... 167
2) Aprobación por los socios (inciso 2º) .. ..... ...... ..... ..... ..... .... 169
3) Publicidad por medio de edictos (inciso 3°) ...................... 170
4) Período de oposición . .... .. ...... ..... ... .. ...... ..... ... ... .. ... ... .. ... .. ... 170
ÍNDICE GENERAL XIX
CAPÍTULO VI
SOCIEDADES CONSTITUIDAS
EN EL EXTRANJERO
CAPÍTULO VII
SOCIEDADES DE PERSONAS
A) SOCIEDAD COLECTIVA
§ 70. Origen histórico .... .... ...... ..... ... ... .... ...... ..... ... .. ..... ...... ..... ... .. ..... ..... 208
ÍNDICE GENERAL XXI
§ 86. Caracterización (el socio industrial y el derecho del trabajo) .. ... 226
§ 87. Denominación o razón social ................... .................................... 228
§ 88. Adm inistración y representación ................... ..................... ......... 228
CAPÍTULO VIII
C APÍTULO IX
SOCIEDAD ANÓNIMA
A) CONSTITUCIÓN y CAPITAL
B) CAPITAL SOCIAL
§ 11 O. Funciones. Revisión conceptual ..... ..... ... .. ...... ..... .... .. ... .. ...... .. 259
a) Funciones y principios ordenadores del capital social ... .. ... 260
1) Función de garantía (o de protección de los acreedo-
res) .. ...... .... ...... ..... ...... ..... ..... ..... ..... ..... ...... ..... ..... ..... ..... ... 260
2) Función de organización de la estructura societaria (o
de protección frente a los accionistas mayoritarios) ...... 261
3) Función de productividad .. ... .. ... ... .. .. .... ... .. ... ..... .. ... ... .. ... 261
b) Crítica de la doctrina tradicional sobre las funciones del
capital social .. .. .. ...... ... .. ....... .... ... .. ...... ... .. ...... .. ... ... .. ... ... .. ... .. 261
§ 111. Suscripción del capital social ... .... ... .. ... ... ... . .... ... .. ... ..... .. ... ... .. ... 263
a) El capital mínimo. Relación del capital social con el ob-
.
Jeto socia. 1 ............................................................................. 263
b) Régimen de aportes de capital social en la sociedad anóni-
ma .. ...... ..... ..... ..... ..... ...... ..... ..... ..... ..... ...... ..... ...... .... ...... ..... ... 264
§ 112. Integración del capital social en la sociedad anónima ............. 265
§ 113. Mora en la integración del capital social en la sociedad anó-
nima ................................... ... .................. ... ................ ................ 266
a) Sanciones automáticas por la existencia de mora en la inte-
gración (artículo 192, LGS) .... ..... ... ... ..... ... .. ..... ...... ..... ..... ... 266
XXIV ÍNDICE GENERAL
,,
0) ÜRGANOS Y FISCALIZACIÓN EXTERNA
1) L A ASAMBLEA DE ACCIONISTAS
2) EL DIRECTORIO
3) ÜRGANOS DE FJSCALIZACIÓN
CAPÍTULO X
CAPÍTULO XI
AGRUPAMIENTO EMPRESARIO
Y CONTRATOS ASOCIATIVOS
CAPÍTULO XII
SOCIEDAD CIVIL
Y OTRAS FORMAS ASOCIATIVAS
CAPÍTULO PRIMERO
INTRODUCCIÓN*
taria. Pensar la empresa desde esta perspectiva nos demuestra, sin duda,
que la estructura de sociedades actuales colabora, también, con los pequeños
capitales, cuyos intentos de trabajo, producción y ganancias aislados serían
de otro modo infructuosos.
Esta reflexión asoma cada vez más actual desde que -a partir del Có-
digo Civil y Comercial- a la sociedad la puede usar incluso un individuo
empresario sin siquiera contratar con otro socio, sino simplemente acudien-
do al tipo de la sociedad anónima unipersonal , creada precisamente para el
incentivo de las actividades empresariales, incluso no colectivas, sino solo
individuales.
Sobre este aspecto, cabe observar que, a partir de las modificaciones in-
troducidas por la ley 27.290 a los arts. 255, 284 y 299 de la LGS -que admiten
su conformación con un solo director y un único síndico-, la SAU ha deve-
nido un instrumento más asequible para el pequeño o mediano emprendedor.
La misma orientación presenta la figura de la sociedad por acciones simplifi-
cada (SAS) incorporada a través de la ley 27.349 que, en su art. 34, establece
sin ambages la posible unilateralidad en la constitución de una sociedad bajo
este nuevo tipo.
a) Las partnerships, que son las sociedades más simples, conllevan res-
ponsabilidad ilimitada de sus miembros, como nuestras sociedades irregu-
lares, y se basan en la confianza entre los socios para realizar una tarea o
gestión común, con la finalidad de obtener beneficios y repartirlos de modo
permanente o transitorio. No tienen personalidad jurídica y las decisiones
se toman por mayoría, salvo la modificación del contrato o el ingreso de
nuevos socios, que requieren unanimidad.
Una variante de las anteriores son las limited partnerships, donde se ad-
miten socios con responsabilidad limitada a sus aportes, aunque puede haber
otros de responsabilidad ilimitada, como en las anteriores.
En ambos casos existen regulaciones de leyes uniformes, adoptadas por
muchos Estados.
b) Las corporations constituyen un paso más avanzado, especialmente
en cuanto son sociedades de mayor envergadura, dotadas de personalidad ju-
rídica, asimilables a nuestras sociedades anónimas (Le Pera).
e) Por otra parte, la última variedad en los Estados Unidos de Amé-
rica son las llamadas Government corporations (sociedades anónimas del
Gobierno). Se busca con ellas aumentar la eficiencia de su desempeño y
aislarlas de vicisitudes políticas, pero también permitir subsidiar a ciertos
sectores a los que se quiere favorecer y escapar al control presupuestario
(Froonkim).
A raíz de la crisis financiera de 2008, se observó la entrada del Estado
en sociedades como accionista, a fin de salvar a bancos y empresas con gra-
ves problemas de solvencia. Así los casos de General Motors y Citibank,
en los cuales el Estado federal estadounidense posee el 60 % y el 34 % de
las acciones, respectivamente (según artículos del "New York Times" del 7
de julio 2009).
defensa de la competencia 25.1 56, arts. 6º, 8º y eones.; las leyes de seguros,
la legislación laboral, entre otros casos).
Aclaramos, además, que el funcionamiento de la empresa abarca todas
las vicisitudes que puedan afectarla durante su actuación en los campos pú-
blico y privado, interesándonos ambos, pero más -dentro de este último- el
del derecho comercial, de los actos de las empresas y de los negocios, mas
sin desdeñar otras ópticas, como la del derecho penal de la empresa o la pro-
blemática de la empresa multinacional.
La idea de empresa en el art. 320 del Cód. Civil y Comercial debe en-
tenderse en sentido similar al criterio económico que en principio ya hemos
expuesto, fundamentalmente basado en la organización de los elementos que
la componen, como está dicho en el art. 1º de la ley de sociedades 19.550
(LGS).
Finalmente, y para ir precisando, la sociedad constituye la forma jurí-
dica y la estructura que reviste la empresa, en cuanto así es admitida por la
legislación vigente, tan solo referida a los tipos previstos por ella (ley general
de sociedades 19.550, arts. 1°, 13, 16 y concordantes). Y esa sociedad es
un sujeto de derecho con el alcance fijado por la misma normativa (art. 2°).
Esto es, gozará de personalidad jurídica como sujeto distinto, diferenciado
de sus integrantes (socios comunes u accionistas, en su caso).
En el régimen de las sociedades, la adopción de uno de los tipos otorga
esa calidad (conf. art. 1°, LGS).
Queda dicho con lo que antecede que el empresario, como persona ju-
rídica, es naturalmente (en el derecho positivo argentino) una sociedad. Y
se puntualiza que ello es así "naturalmente", porque no pueden descartarse
otras personas jurídicas como titulares de la empresa (v.gr., el Estado en sus
diversas formas, las asociaciones civiles o las cooperativas).
mente por ser ella valor creador de riqueza y de empleo. Así surge de la
ley 19.551, de concursos y quiebras, donde también se plasmó este loable
•
pr1nc1p10.
en los tipos que la LGS contempla, entre las cuales distinguimos hipótesis
diferenciadas.
a) SOCIEDADES DE PERSONAS ( O PERSONALISTAS) O "POR PARTES DE INTE-
RÉS". Son aquellas en las que la persona del socio es especialmente rele-
vante, no solo al tiempo de la celebración del contrato de sociedad sino a
lo largo de su actividad, sobre todo porque en estos casos dichas personas
asumen una responsabilidad plena (ilimitada, solidaria, pero subsidiaria) con
el ente societario.
En esta subespecie se encuentran, en la LGS, la sociedad colectiva, la
sociedad de capital e industria y la sociedad en comandita simple.
En las dos últimas concurren dos clases de socios; en una de estas no
tienen tal plenitud de responsabilidad. En concreto, el socio industrial, en
la de capital e industria, y el socio comanditario, en la comandita simple, no
tienen responsabilidad plena. Y sí la tienen sus consocios (el capitalista y
el comanditado).
La transmisión del carácter de socio está restringida, teniendo el resto
de los socios aptitud de evitar el ingreso de personas que no tienen su con-
fianza.
b) SOCIEDADES DE CAPITAL. En esta clase de sociedades el elemento
personalista cede su protagonismo; la persona de los socios, ya sea al tiempo
de la constitución de la sociedad como en su desenvolvimiento ulterior, es
claramente secundaria.
El centro de estas sociedades es el capital aportado y se limita la res-
ponsabilidad a ese esfuerzo del socio; es decir, su desembolso pecuniario,
efectivo o prometido.
Se aprecian en estos tipos sociales la facilidad de la transmisión de las
partes sociales que se representan en títulos (acciones) que circulan con el
endoso y su inscripción en los libros sociales, sin que el resto de los socios
pueda objetar esas modificaciones en el elenco de accionistas.
Son las sociedades que mayormente se utilizan en la actualidad, por ser
de gran flexibilidad en su manejo orgánico, por la señalada sencillez en la
transmisión de las acciones y por el acierto legislativo en su dinámica capa-
cidad de actuación, caracterizada por la limitación de la responsabilidad de
los socios.
En esta segunda categoría encuadramos la novedosa sociedad por accio-
nes simplificada (SAS), incorporada a nuestro sistema jurídico en los arts.
33 al 59 de la ley 27.349. Si bien esta sociedad presenta caracteres que la
aproximan al auto-organicismo propio de las sociedades de personas (art.
49), y admite limitaciones severas a la transmisibilidad de sus acciones
(art. 48), no deja de ser una derivación de la figura de la sociedad anónima,
tipo que expresa la puridad del predominio del capital por sobre las cualida-
des de las personas que componen la organización jurídica societaria.
INTRODUCCIÓN 31
CAPÍTULO 11
ELEMENTOS Y CONSTITUCIÓN
DE LAS SOCIEDADES*
del recurso de fu sionarse (por absorción) con la otra, pase a ser también
, . .
un1ca socia.
La ley, a partir de la innecesariedad de la pluralidad de socios, ha
impuesto cierto arbitrio que resuelve la cuestión conforme al siguiente es-
quema: configurada tal excepcional situación, establece que la sociedad se
transforma de pleno derecho en una sociedad anónima unipersonal, a menos
que se decida lo contrario dentro de los tres meses (art. 94 bis, LGS).
En tal caso, la pluralidad habrá sido resuelta y la sanción legal que con-
ducía a la extinción de la sociedad habrá sido evitada, pudiendo ella con-
tinuar su actividad sin secuela alguna, reducida a una sociedad de un solo
•
SOCIO.
b)
LA SOCIEDAD UNIPERSONAL EN LOS PROYECTOS LEGISLATIVOS ARGENTI-
NOS PREVIOS A LA LEY 26.994. Como se ha visto hasta aquí, la sociedad de
un solo socio no halló cabida en la legislación argentina hasta estos años en
que, a partir de la ley 26.994, se reformó la ley 19.550. No la tuvo nunca,
pero desde años se venía propugnando la reforma legislativa que le diera re-
cepción a la sociedad unipersonal o algún otro sistema encaminado a la ob-
tención de un límite a la responsabilidad de un sujeto empresario que busca
expandir su actividad pero que pretende hacerlo sobre la base de una respon-
sabilidad acotada. En otros términos, se ha estimado útil que un sujeto ha-
lle respuestas legales para que su patrimonio no quede totalmente expuesto
cada vez que encara un negocio a título personal.
El concepto es atractivo porque alienta, se puede suponer, una mayor
iniciativa en los negocios y con ello un mayor florecimiento de la actividad
económica con sus valiosas consecuencias para la co-unidad (v.gr., nuevos
empleos, mayor producción). El empresario, puede pensarse, podrá afec-
tar parte -y solo parte- de su patrimonio a cierta actividad o negocio, de
suerte que esa iniciativa riesgosa (como cualquier actividad empresaria)
tendrá un límite y no afectará, en caso de colapso o fracaso, la totalidad de
sus bienes.
Es usual que el empresario persiga la limitación de su responsabilidad
y en esa senda se verificaba la frecuente utilización indebida o anómala de
los sistemas societarios destinados a esa limitación (p.ej., constituyendo so-
ciedades anónimas o de responsabilidad limitada), hipótesis que debe censu-
rarse. El empresario en esos casos abusivos acude a la utilización de socios
que se prestan a concurrir simuladamente al acto constitutivo y generan una
sociedad que revela un fin extrasocietario y puramente personal , la cual pue-
de -y debe- ser descalificada como negocio lícito.
En ese marco de realidades y tendencias, los proyectos legislativos
mencionados procuraron dar seriedad a un sistema y solidez a las iniciati-
vas legítimas del empresariado, estableciendo diversas alternativas de afec-
tación, con responsabilidad acotada a ciertos bienes, para negocios específi-
cos. Ellos epilogaron con la sanción de la ley 26.994.
38 SOCIEDADES
El objeto del contrato -en general- está formado por el esfuerzo eco-
nómico de los socios. Es lo que ellos aportan o prometen aportar. En este
punto puede afirmarse que el objeto del contrato de sociedad se asimila al
objeto de las obligaciones asumidas por los celebrantes en el momento fun-
dacional de dicha sociedad y en beneficio de ellos.
En cambio, objeto social es el conjunto de actividades que los socios, al
celebrar el contrato, eligen desarrollar a través de la nueva persona jurídica
que confluyen a crear. Así pues, siguiendo a Fargosi, decimos que el objeto
social delimita la actividad de la sociedad, enmarca la competencia de sus
órganos, fija las facultades de los representantes y permite definir el interés
social.
El objeto social está destinado a influir en el orden interno (porque es
la voluntad originaria de los socios la que estará definiendo límites al des-
cribir la actividades que lo conformarán), pero también en el orden externo,
respecto de terceros (como determinante de la capacidad de la sociedad y le-
gitimación de sus representantes, como dice Verón) y con relación al interés
general, dado que tales límites despejan, por sí mismos, las sospechas de su
utilización para maniobras económicas ilícitas (Halperin).
En esos principios reside la adopción por nuestro legislador de la doc-
trina del ultra vires que ve en el objeto social los alcances de la personalidad
societaria que es objeto de protección legal según el art. 2º de la LGS.
Este sistema del ultra vires basado en la delimitación del objeto social
está tomado del derecho societario angloamericano, en donde la individuali-
zación del objeto importa un límite a la capacidad de la sociedad y resultan
nulos -respecto de accionistas y terceros- los actos realizados fuera del ob-
jeto (Verón).
En virtud de esta enorme trascendencia del objeto social es que moder-
namente se han rechazado las sociedades denominadas "de objeto amplio" en
las cuales era usual, al estructurar el objeto en el estatuto, efectuar un exten-
so catálogo de actividades (de índole ni siquiera conexas ni afines). En la
actualidad los órganos locales de contralor estatal de las sociedades exigen
la mención en forma precisa y determinada de las actividades planeadas y
admitiéndose incluso las que sean conexas, accesorias y-o complementarias
que se estimen necesarias para la consecución del objeto (ver, para el ámbito
de la Ciudad de Buenos Aires, res. gral. IGJ 7/15, art. 67, texto según res.
gral. 8/16, art. lº). En síntesis, aquellos objetos múltiples y excesivamente
amplios no se admiten ya en sociedades que se constituyan actualmente, bien
que son válidos los que fueron aceptados en sociedades constituidas en tiem-
pos pasados (naturalmente, normas administrativas como las mencionadas no
operan retroactivamente).
La recientemente sancionada ley 27.349 plantea un criterio más amplio.
Al enunciar en su art. 36 los requisitos del contrato constitutivo de una SAS,
en su inc. 4 dice: "La designación de su objeto que podrá ser plural y debe-
42 SOCIEDADES
la personalidad de estos entes, toda vez que determina que no hay confusión
entre los acreedores de los socios y los acreedores de la sociedad y que tales
casos se tratarían como si la sociedad estuviera "regularmente constituida".
c) 0PONIBILIDAD. Estas sociedades pueden invocarse como tales, es
decir, como personas jurídicas independientes, ante terceros, requiriéndose
para ello tan solo que los terceros hayan conocido su existencia al tiempo de
contratar o relacionarse con estas sociedades. Esos terceros deben soportar
la invocación que se haga de estos entes (en caso, como se dijo, de conocer
su existencia, aunque sea imperfecta) y, por cierto, pueden invocar esa perso-
nalidad a su favor contra la sociedad misma, sus socios y sus administrado-
res (art. 22, LGS).
d) R ELACIONES ENTRE LOS SOCIOS. El contrato social puede ahora ser
objeto de invocación en los conflictos intra societarios. No ocurría así
anteriormente, lo cual refuerza la idea del cambio copernicano operado en
estas sociedades. Los socios, además, deben someterse obligatoriamente a
las reglas que hayan pactado para administrar y gobernar la sociedad. Es,
pues, el pacto entre los integrantes de la sociedad el que determina quién ad-
ministra (o quiénes) y bajo qué reglas.
e) REPRESENTACIÓN. Cualquiera de los socios representa a la sociedad
ante terceros con la exhibición del contrato (art. 23, LGS). Pero lo que se
haya determinado o pactado en este aspecto entre los socios en el contrato
puede ser opuesto por los terceros (p.ej., si se exigía un ejercicio plural de la
representación) si esto era conocido al tiempo del nacimiento de la relación
jurídica con dichos terceros (art. 23, LGS).
f) RESPONSABILIDAD DE LOS SOCIOS. Los integrantes de estas socie-
dades tienen una responsabilidad simplemente mancomunada y por partes
iguales por los pasivos sociales (art. 24, LGS). He aquí otro de los rotun-
dos cambios anunciados para estas sociedades; antes de la reforma de 2015,
en efecto, los socios respondían solidaria e ilimitadamente ante las deudas
sociales, al punto que la quiebra de la sociedad determinaba la extensión de
la quiebra a cada uno de los socios (art. 161 , LCQ). Nada de eso ocurre
actualmente, lo cual exhibe el grado de solidez que el legislador ha querido
conferirle a estos entes, así como su consecuente protección para una actua-
ción irrestricta en el mundo de los negocios.
g) SuBSANACióN. De la mano de estas novedades legislativas, estas so-
ciedades no están ya a merced de la decisión de cualquier socio que podía
pedir a su antojo la disolución o liquidación. Antes bien, el nuevo art. 25
de la LGS permite subsanar los defectos que impidieron la regularidad plena
del ente y lo hace de un modo que aporta facilidad y sencillez al trámite,
a saber: J) pueden pedir la subsanación la sociedad o lo socios; 2) pueden
hacerlo en cualquier tiempo durante el plazo de duración previsto en el con-
56 SOCIEDADES
trato; 3) la solicitud por los socios debe ser, en principio, unánime, pero aun
en defecto de esa unanimidad el juez puede disponer la subsanación, siempre
que no se imponga -ni siquiera judicialmente- una mayor responsabilidad en
el tipo regularizado a los socios que no hayan prestado su consentimiento a
este procedimiento de regularización en los términos del art. 7º, y 4) el socio
disconforme puede ejercer el derecho de receso (o retiro de la sociedad) den-
tro de los diez días de dispuesta la subsunción por el juez.
h) DISOLUCIÓN Y LIQUIDACIÓN. Según se dijo, en los textos precedentes
la disolución podía pedirse por cualquier socio y en cualquier momento, lo
cual le daba precariedad al ente. En cambio, ese derecho extintivo ahora
aparece limitado en el nuevo art. 25, pues no puede ejercerse si mediaba un
pacto de duración de la sociedad. En los casos de ausencia de ese pacto
impeditivo de la disolución anticipada, ella puede solicitarla cualquier socio,
pero los restantes pueden impedirla pagando una cuota de salida ("su parte
social" dice el referido art. 25) al que requirió tal disolución.
i) BIENES REGISTRABLES. El actual art. 23 de la LGS permite la adqui-
sición de bienes registrables (inmuebles, automotores, etc.) a estas socieda-
des, lo cual era objeto -antes- de una clara restricción.
j) PRUEBA DE LA SOCIEDAD. La existencia de la sociedad puede acre-
ditarse por cualquier medio de prueba (art. 23 in fine, LGS), lo cual facilita
también este aspecto que, en los textos anteriores, requería un principio de
prueba por escrito, aun en las sociedades de hecho, nada de lo cual existe
ahora, dada la supremacía que cabe darle a estos textos del microsistema so-
cietario (art. 963, Cód. Civil y Comercial).
SOCIEDADES
Según las reformas de la ley 26.994
Marcelo Gebhardt (Director)
Miguel Alvaro Romero (Coordinador)
AA.VV.
Segunda Edición (2019) - ASTREA
CAPÍTULO 111
EL SOCIO*
presión de cada uno de ellos para que la sociedad opere hacia la consecución
de sus fines". Y agrega que "esa limitación está dada por el hecho de que
el voto contribuye a la integración de un acto colegiado y es necesario para
que el órgano de gobierno exprese su voluntad".
En este orden de ideas, resulta cuanto menos polémica la capacidad de
ceder el derecho de voto, pues es un derecho individual, personal y en pri n-
cipio intransferible y que encuentra en su esencia la limitación a la que nos
hemos referido. Se discute en la doctrina si existe la potestad de ceder el
voto, de forma independiente de la calidad de accionista, como unidad de
transferencia, es decir, ceder únicamente el derecho de voto. Zaldívar, Ma-
nóvil y Ragazzi sostienen con contundencia que "es posible cederlo y mani-
fiesta que es factible cederlo a otros socios o terceros; ello importa la posibi-
lidad legal de formar sindicatos de acciones".
La práctica indica que en las sociedades abiertas el voto se cede incluso
ocasionalmente (para algunas asambleas en particular) y ello no parece ilícito.
4) Fiscalización. Es el derecho que les asiste a los socios de una so-
ciedad a ejercer el control de la gestión de los administradores. En efecto,
la ley de sociedades otorga herramientas para hacer efectivo este derecho de
control. Pues mediante la reunión de socios o la asamblea de accionistas
-dependiendo del tipo de sociedad de que se trate- los socios podrán llevar
a cabo el contralor de los actos de administración, valorar la gestión de los
administradores, estudiar los estados contables y aprobarlos, entre otros su-
puestos.
Este derecho se encuentra complementado y avalado por el derecho a la
información que describimos anteriormente.
Su exponente más notorio es quizás el art. 129 de LGS, que confiere la
potestad de remover al administrador "por decisión de la mayoría en cual-
quier tiempo, sin invocación de causa, salvo pacto en contrario".
En este sentido, y teniendo en cuenta la letra de la ley, será un derecho
que se ejercerá en forma colectiva, en comunión con las demás voluntades
individuales de los cosocios, que en la sumatoria o a través de su mayoría
constituirán la voluntad social.
Este derecho se encontrará desplazado y será competencia del órgano
de fiscalización cuando el tipo societario lo prevea (tal es el caso de las so-
ciedades por acciones), organizando -en tales casos- un órgano profesionali-
zado que reporta a los socios (la sindicatura).
Por ejemplo, en el caso de las SRL la ley establece que serán con fisca-
lización obligatoria aquellas cuyo capital alcanza el monto de $ 50.000.000
(conf. art. 299, LGS). El art. 284 de la LGS establece que las sociedades
que no estén comprendidas en ninguno de los supuestos a que se refiere el
art. 299, podrán prescindir de la sindicatura cuando así esté previsto en el es-
tatuto. En tal caso, los socios poseen el derecho de contralor que confiere
el art. 55.
64 SOCIEDADES
§ 23. Socio OCULTO, SOCIO APARENTE Y SOCIO DEL SOCIO. - Existen diver-
sas situaciones en las cuales la posición o estatus real del socio no es la que
aparece en el contrato social, sino otra diferente. O que el socio verdadero
no figura como tal en el contrato. Son circunstancias especiales en las que
se crean socios aparentes, o en las que el socio verdadero se oculta y participa
mediante terceros en el ejercicio de los derechos de sus acciones y actos den-
tro de la vida societaria. Estas situaciones están reguladas por la ley 19.550
en sus arts. 34 y 35, que fueron modificados por la ley 27.444.
mente, o por un testaferro (persona que hace las veces de socio por otro, sin
serlo en la realidad jurídica y material), goza de los beneficios de tal".
Entonces, ante el eventual descubrimiento de esta maniobra, a pesar de
no tener "formalmente" la calidad de socio, siéndolo en realidad jurídica y
materialmente, su responsabilidad será ilimitada y solidaria aunque el tipo
social al que adhirió disponga la limitación de la responsabilidad. Esto im-
plica que responderá ante el tercero que lo demuestre como si fuese un socio
de una sociedad colectiva (conf. arts. 35 y 125, LGS).
tud del valor real , como por ejemplo el valor llave que refiere al valor actual
y preciso de esa unidad de negocio en el mercado.
En el caso de retiro o exclusión de un socio, el monto que se asignará
a su participación está determinado por la valuación real de los bienes que
componen el patrimonio de la sociedad, tomando como referencia la valua-
ción de realización de los bienes y el valor llave de la unidad negocial.
El supuesto de receso lo hemos abordado también en el § 16 de este
capítulo, cuando analizamos los derechos de los socios. A ese parágrafo
nos remitimos, pero recordamos brevemente que las causas para que el socio
pueda optar por receder de su calidad son taxativas y la LGS las regula para
todos los tipos sociales. Lo cierto es que la LGS concede el derecho de
receso excepcionalmente a los socios disconformes con la decisión de remo-
ción de los administradores cuyo nombramiento fuera un requisito indispen-
sable para la constitución de la sociedad adoptada por la asamblea (art. 129),
y a los socios ausentes o que hayan votado en contra ante la eventual deci-
sión de trasformación (art. 78), escisión (art. 85) y fusión (art. 88). Asimis-
mo, la ley prevé la posibilidad de que los propios socios pacten las causales
de resolución y de retirarse de la sociedad en el contrato constitutivo (conf.
art. 89). Este derecho es indisponible y no puede ser condicionado, limita-
do, ni mucho menos suprimido. Puede ser renunciado por el socio aunque
nunca anticipadamente, sino que luego de tomada algunas de las decisiones
previstas
.
ante la posibilidad
, .
de receder y no hacerlo; esto marcará que la re-
nuncia sea expresa o tacita.
CAPÍTULO IV
, ,
ORGANOS, ADMINISTRACION Y CONTABILIDAD*
ente jurídico como la sociedad, sino el de un ente real, como la persona físi-
ca o humana.
Intervenir los negocios de una persona de existencia real es solo imagi-
nable en hipótesis de demencia, prodigalidad u otro tipo de incapacidad que
los jueces deben mirar con una óptica muy restringida.
4) Por fin, tratándose de una medida precautoria dictada en un proceso
judicial, existen sobre el particular regulaciones que exceden la potestad de
la ley de fondo (o sustancial) y quedan deferidas a las normas locales so-
bre procedimientos. Por ello coexisten en la materia regulaciones de la ley
19.550 (art. 113 y ss.), con las de cada jurisdicción provincial (p.ej., art. 222
y ss., Cód. Proc. Civil y Com. de la Nación, aplicable en la Ciudad de Bue-
nos Aires).
b) LEGITIMACIÓN ACTIVA. Los sujetos a quienes la ley habilita para
solicitar a los jueces la intervención de una sociedad son los socios de esa
sociedad y el Estado, por medio del órgano de fiscalización externa de las
personas jurídicas.
1) Pedido de un socio. En este caso el socio debe acreditar tal carác-
ter y, a la vez, que la conducta del administrador o de los administradores
que se pretende remover implique poner en peligro grave a la sociedad.
Esa gravedad -señala Vanasco- se refiere a que la actitud positiva o ne-
gativa del administrador debe ser de tal entidad que suponga un riesgo de
menoscabo del patrimonio societario y no meramente al interés de un socio
en particular, hipótesis ajena.
Un tercer requisito refiere a que el socio peticionante haya agotado los
remedios internos que le concede el estatuto social. El socio, en efecto, no
puede arrancar su reclamo acudiendo al juez para que invada el ente priva-
do. Antes bien, debe desplegar las actividades y recursos que concede el
estatuto al socio, intimando al administrador supuestamente infiel o inefi-
ciente, a la vez que planteando la cuestión ante el resto de los socios en el
seno del órgano de gobierno.
Por fin, en cuarto término, el socio que pide la intervención debe de-
mandar judicialmente la remoción del administrador, de suerte que esa sea
la cuestión principal en debate. La cautelar de intervención societaria será
pues accesoria -o asegurativa- de esa acción principal de destitución del ad-
ministrador.
2) Pedido de intervención por el ente de control estatal. Según se
ha dicho, el poder estatal de control societario no tiene potestad jurídica para
intervenir en los negocios de un sujeto privado, ni de existencia física ni de
existencia ideal.
Sin embargo, el interés del Estado de controlar ciertas actividades de las
sociedades le permite acudir al juez para que este disponga la intervención
de una sociedad.
102 SOCIEDADES
Así pues, el art. 303 de la LGS específicamente establece que "la au-
toridad de contralor está facultada para solicitar al juez del domicilio de la
sociedad competente en materia comercial [... ] la intervención de su admi-
nistración" (inc. 2º).
En tales condiciones, aun cuando escapa al Poder Ejecutivo y al Po-
der Legislativo intervenir sociedades, pueden pedirlo al Poder Judicial en el
marco de esa actividad de control que se ha reservado a las provincias, a
través de sus respectivos organismos de fiscalización societaria. En tales
supuestos, el órgano estatal respectivo tiene una genérica aptitud para solici-
tar la intervención cuando invoque y pueda acreditar ante el juez que su de-
cisión de interferir es imprescindible en resguardo del interés público (art.
301, inc. 2º, LOS). Pero también el Estado tiene una específica potestad
para requerir la intervención judicial cuando se trate de sociedades que ha-
gan oferta pública de sus acciones o requieran fondos del público en gene-
ral. En estos casos, la potestad de control del Estado está amplificada por
evidentes razones de cuidado de los intereses generales, al punto que la ley
le concede un control permanente de esas sociedades, precisamente por la
importancia de ellas y por sus actividades de especial interés para la econo-
mía y el público en general (art. 299).
No obstante esa mayor aptitud en la potestad del órgano estatal para pe-
dir a los jueces la intervención no lo exime, como se dijo, de invocar y pro-
bar -al menos con un grado de verosimilitud razonable- las razones y los
hechos de tal supuesto daño al interés general provocado por la sociedad de
que se trate.
estar precedida de una contracautela, es decir, una garantía que debe otor-
gar el solicitante de la intervención y que apunta a dar certeza de que los
eventuales daños y gastos que genere la intervención (si hipotéticamente
se revela ejercida sin derecho o abusivamente) sean soportados por ese so-
licitante.
Esa garantía puede ser de índole real (es decir, sobre bienes de propie-
dad del impetrante) o simplemente juratoria, si el socio peticionante es de
reconocida solvencia. Es usual , por lo demás, que se acepten como caución
las cuotas sociales o acciones del socio que solicita la intervención, caso en
que el juez decreta el embargo sobre tales tenencias de dicho socio, mandan-
do a inscribir ese embargo en los libros sociales respectivos.
El juez debe regular el monto e importancia de la contracautela ponde-
rando diversos factores, a saber: la graduación menor o mayor de la inter-
vención (veeduría, coadministración, entre otros), su extensión temporal y la
envergadura de la empresa cuya dueña es la sociedad intervenida.
Las decisiones que adopten los jueces interviniendo una sociedad o de-
negándola, son siempre susceptibles del recurso de apelación ante la cámara
de apelaciones que sea tribunal de alzada del juez de origen.
Ese recurso puede versar también sobre la contracautela que se requie-
ra, o por la graduación de la intervención o por las facultades del interventor
e, incluso, por el plazo por el que se la decreta.
ese examen. Las normas tributarias fueron las primeras que comenzaron
con la limitación de ese derecho de privacidad.
El principio de no exhibición cuando hay intereses generales de la co-
munidad, por ejemplo, en el esclarecimiento de ilícitos (art. 300 y ss., Cód.
Proc. Penal), o por interés fiscal comprometido (ley 11.683), queda razona-
blemente relativizado.
Se ha afirmado a través del tiempo que la exigencia de llevar cuentas
por parte de los empresarios, desde el punto de vista de la naturaleza jurídi-
ca, se trataba de una carga, de una obligación o de un deber. Sin embargo,
la mayoritaria doctrina nacional y extranjera interpreta que se trata simple-
mente de una obligación y así parece determinarlo el art. 320 del Cód. Civil
y Comercial.
Esta obligación que impone la ley comienza con la iniciación de la ac-
tividad económica, momento en el que solo tendrá libros rubricados como
exige la ley el comerciante inscripto en la matrícula; y termina cuando cesa
la actividad.
El texto del art. 320 del Cód. Civil y Comercial menciona a quienes
realizan actividades económicas en forma organizada y a quienes sean titu-
lares de empresas. Sin embargo, no hay sanción directa por no llevar con-
tabilidad en la legislación argentina, y la consecuencia solo supone la pérdi-
da (o la no adquisición) de beneficios otorgados que, como se dijo, actúan
como incentivos para cumplimentar las cargas de llevar la contabilidad regu-
larmente.
f) LEGISLACIÓN VIGENTE DISPERSA. Numerosas normas relativas a la
contabilidad se encuentran descodificadas y en distintos lugares. La reali-
dad actual postula el derecho contable, nutrido por diversas fuentes. A
título ejemplificativo, y sin perjuicio de resultar la ensayada enumeración
parcial, existen leyes en particular para ciertos sectores de la actividad co-
mercial y financiera que se refieren a la contabilidad.
J) Ley 26.831, relativa a la Comisión Nacional de Valores, que trae pre-
visiones para los agentes de bolsa y las entidades emisoras de títulos.
2) Ley 18.924, sobre casas y agencias de cambio (art. 2º, inc. d).
3) Ley 19.836, que constituía la regulación legal de las fundaciones
(arts. 23 a 26), ahora reemplazada por los arts. 193 a 224 del Cód. Civil y
Comercial.
4) Ley 20.091, respecto de las entidades de seguros y su control (arts.
38 a 45).
5) Ley 20.321, correspondiente a las asociaciones mutuales (art. 24,
inc. a).
6) Ley 21.526, de entidades financieras (art. 36).
7) Ley 22.315, que crea la Inspección General de Justicia (art. 6º, inc. b).
108 SOCIEDADES
que supere los valores indicados para medianas empresas, conforme la res.
SEPME 147/06.
CAPÍTULO V
VICISITUDES Y EXTINCIÓN*
A) NULIDADES SOCIETARIAS
. ,
* Por Miguel Alvaro Romero.
126 SOCIEDADES
LGS, que en todo tiempo debe haber socios de ambas clases para la subsis-
tencia del negocio societario en la forma de SCS-. Dicho incumplimiento,
que antaño haría caer a la sociedad en la atipicidad -y por aplicación del
texto anterior del art. 17 de la LGS, determinaría la nulidad del acuerdo fun-
dacional-, actualmente conduce a la anulabilidad del vínculo.
Observamos aquí cierta inconsistencia en el nuevo régimen legal pues la
sociedad atípica, merced al texto del art. 17 de la LGS, ya no es nula -como
en el régimen anterior-, sino irregular. Dicha irregularidad es pasible de
subsanación mediante el mecanismo previsto en el nuevo art. 25 de la LGS,
mas no de disolución compulsiva, como en el régimen anterior. Entende-
mos por ende que, para resguardar la coherencia lógica del sistema, la refor-
ma al art. 16 debió contemplar que en el caso previsto en su segundo párrafo,
la sociedad será tenida como irregular, dejando a salvo que si el aporte del
socio cuyo consentimiento se encuentra viciado fuese esencial para la conse-
cución del objeto social, el contrato será igualmente nulo.
fue objeto de tratamiento en el § 20. Solo cabe aquí advertir hasta qué pun-
to el legislador ha querido propiciar la conservación del negocio societario,
que habilita generosos medios de adaptación a la normativa legal (art. 25)
y, a diferencia del régimen vigente hasta el 31 de julio de 2015 -que castiga-
ba con dureza la irregularidad-, tolera que se sostenga en el tiempo el statu
quo, dotando de eficacia a las cláusulas del contrato (art. 23) e imponiéndo-
les una mancomunidad simple a la ahora de responder por las obligaciones
sociales (art. 24).
En doctrina se alzan voces críticas respecto de la amplia tolerancia que
el nuevo régimen propone para la sociedad irregular, señalando que la am-
plia libertad que confiere a los operadores no cuenta con adecuados contra-
pesos de fiscalización (Vítolo, La ley de sociedades reformada por la que
sancionó el Código Civil y Comercial, LL, 2014-F-692).
ción de la entidad social" (Roitman). Estas varían según que se trate de socie-
dades por partes de interés, por cuotas o por acciones. Conforme lo estipula
el art. 90 de la LGS, en las sociedades de personas (colectiva, comandita sim-
ple y de capital e industria), la muerte de un socio conlleva la resolución parcial
del contrato -y obliga a liquidar la parte del socio fallecido a sus herederos-.
En las sociedades en comandita simple y colectivas, la ley admite el pacto en
contrario. Mientras que en la sociedad por cuotas la muerte del socio puede o
no conducir a la resolución parcial o disolución del ente -según lo que establez-
ca el estatuto y la cantidad de socios supérstites-, en la sociedad por accio-
nes el contrato es impermeable a la muerte o incapacidad del socio, resultan-
do improponible la exclusión lisa y llana de herederos por vía estatutaria.
El art. 94 enumera las causales de disolución que seguidamente revi-
saremos.
art. 343 del Cód. Civil y Comercial, es decir que cabe considerarla como un
hecho futuro e incierto a cuyo acaecimiento se subordina la eficacia o la reso-
lución de un acto o negocio jurídico. Claramente, el hecho es determinante
del comienzo del fin de la existencia de la sociedad. Se trata, por ende, de
una condición resolutoria.
El hecho determinante puede ser cualquier acontecimiento, en tanto su
acaecimiento no resulte inexorable. Podría ser, por caso, el retiro de la ac-
tividad de cierto socio, la derogación de cierto régimen legal de excepción,
la revocación de una concesión minera o una licencia para la prestación de
determinado servicio público, entre otros supuestos.
d) CONSECUCIÓN DEL OBJETO PARA EL CUAL SE FORMÓ O IMPOSIBILIDAD SO-
BREVINIENTE DE LOGRARLO. La consecución del objeto social supone el ago-
tamiento de la causa fin del negocio societario. Así, si por caso los socios
hubiesen constituido la sociedad para explotar determinado yacimiento de un
mineral precioso, agotado el reservorio, se habrá cumplido el objeto social,
perdiendo consecuentemente el ente su razón de ser.
La imposibilidad sobreviniente de desarrollar los actos comprendidos
en el objeto social puede tener dos orígenes: natural o legal. Continuan-
do con el ejemplo de la explotación minera, un movimiento telúrico de gran
intensidad que hiciese colapsar la mina y destruyese la totalidad de las ins-
talaciones podría determinar la imposibilidad de continuar explotando el ya-
cimiento, lo que constituiría sin dudas una imposibilidad de orden natural.
Como contraposición, podría ocurrir una revocación del permiso de explota-
ción por parte de la autoridad de aplicación, lo que determinaría la imposibi-
lidad de la compañía minera de continuar desarrollando su objeto por causas
de orden legal. Lo propio ocurriría si nuevas regulaciones ambientales de-
terminasen la prohibición de segui r adelante con la explotación minera del
ejemplo.
Dadas las variantes que la situación puede presentar en la realidad, la
causal no se tendrá por configurada si no media previamente un pronuncia-
miento del órgano de gobierno de la sociedad, declarando el estado de diso-
lución, ora por consecución del objeto, ora por imposibilidad sobreviniente
de continuar cumpliéndolo.
En la materia, Roitman cita casos de fallos en los que se tuvo por confi-
gurada la disolución por imposibilidad sobreviniente de alcanzar el objeto a
raíz de un conflicto entre los socios que habría paralizado la actividad. Al
igual que el citado autor, dudamos de la bondad de este encuadre pues si el
conflicto conduce a la paralización de la actividad del ente, será responsabi-
lidad de los administradores articular todo lo pertinente para la reanudación,
pudiendo en la hipótesis plantear la exclusión del socio beligerante.
e) PÉRDIDA DEL CAPITAL SOCIAL. Esta causal ha generado no pocas
controversias. Apuntamos en primer lugar que, con acierto, se ha criticado
la técnica legal por considerar que desatiende el verdadero parámetro de sol-
VICISITUDES Y EXTINCIÓN 135
mente por las obligaciones sociales contraídas durante su gestión como socio
único. A partir de la incorporación de la SAU, la cuestión queda regida por
el art. 94 bis de la LGS que establece que la reducción a uno del número
de socios ya no es causal de disolución, operándose en tal caso la transfor-
mación ope legis de las sociedades en comandita, simples o por acciones, y
de capital e industria en sociedades anónimas unipersonales, salvo que en el
término de tres meses se decidiese su disolución.
Puesto en términos más precisos, puede afirmarse que, del mismo
modo en que ocurría con anterioridad a la reforma, la sociedad cuyo elenco
de socios quede reducido a uno mantiene su tipología durante el lapso de tres
meses. Al cabo de ese período se producirá la transformación, cabiéndole
al socio único proceder con la reforma estatutaria correspondiente, y con el
cumplimiento de los pasos estipulados en el art. 74 y ss. de la LGS. En el
caso de las sociedades domiciliadas en la Ciudad Autónoma de Buenos Ai-
res, deberá darse cumplimiento a los recaudos estipulados en el art. 202 de
la res. gral. IGJ 7 /15.
La transformación queda revertida si durante el trimestre en cuestión, el
socio supérstite logra restablecer la pluralidad de partes, incorporando uno o
más nuevos socios a la sociedad. Si dicha incorporación se produjese una
vez vencido el término trimestral estipulado en el art. 94 bis de la LGS, la
decisión será análoga a la rescisión de la transformación regulada en el art.
80 de la LGS -cuya adopción es posible en la medida en que la transforma-
ción no haya sido ya inscripta en el registro público-, debiéndose proceder
conforme a lo dispuesto por dicha norma, según que se haya o no publicado
el edicto correspondiente.
aprobar sus estados contables, y decidir sobre otras cuestiones que los liqui-
dadores pongan a su consideración.
La liquidación puede ser contemplada de un modo dinámico, definién-
dola como el proceso tendiente a la culminación de las operaciones pendien-
tes, realización del activo, cancelación del pasivo y distribución del saldo re-
manente entre los socios. O de un modo estático, considerándola el estado
de la sociedad que determina la limitación de su capacidad de obrar al cum-
plimiento de los actos necesarios y conducentes a la obtención del propósito
liquidativo. La sociedad en liquidación no puede, bajo ningún punto de vis-
ta, arrogarse la potestad de continuar desarrollando los actos comprendidos
en su objeto, so color de incurrir sus administradores en la responsabilidad
prevista en el art. 99 in fine de la LGS.
§ 50. Los LIQUIDADORES. - Antes que nada es útil dejar en claro que el
o los liquidadores, a partir de que aceptan el cargo, pasan ipso .facto a ser los
representantes legales de la sociedad, concentrando en sus personas -con-
forme al régimen de administración o representación estatutario o legal para
ciertos tipos- todas las facultades y deberes propios de los administradores y
representantes legales que la sociedad tuvo con anterioridad a su disolución.
De ahí que, con buen tino, la ley de sociedades haya optado por asignar
directamente el cumplimiento de esta f unción al órgano de administración,
salvo casos especiales o estipulación en contrario (art. 102, párr. 1º).
Son propiamente adm inistradores, solo que su tarea persigue una fina-
lidad distinta, cual es la de enajenar todos los bienes sociales, cancelar todas
las deudas, y distribuir el saldo remanente entre los socios.
los socios, tienen plenos poderes de disposición sobre los bienes de la socie-
dad, pudiendo enajenar por su sola decisión todos los bienes muebles regis-
trables e inmuebles de la sociedad "sin necesidad de consulta o autorización
previa de los socios" (Roitman).
C) PRÓRROGA Y RECONDUCCIÓN
0) TRANSFORMACIÓN DE SOCIEDADES
ble de alteración por una norma posterior; esto, conforme la doctrina sentada
por la Corte Suprema en el fallo "Cassin, J. H., y otros e/Poder Ejecutivo de
la Provincia de Santa Cruz" (Fallos, 317: 1462). En el capítulo XII de este
libro se analiza más detalladamente la cuestión.
tación. En el primer caso, dispondrá de tan solo cinco días para ejercer este
derecho, mientras que en el segundo dispondrá del término previsto en esta
norma (quince días). Alcanzamos esta conclusión a partir de que el propio
art. 78, párr. 2º, remite a "lo dispuesto para algunos tipos societarios". Pre-
cisamente, el art. 245 de la LGS regula el ejercicio del receso para las socie-
dades anónimas -también para las SCA por remisión del art. 316, LGS-, y
desplaza por especialidad a la norma bajo examen.
También en los casos de sociedades de responsabilidad limitada, regi-
rán los términos previstos en el art. 245 y no el del art. 78. Esto, a raíz
de la expresa e inequívoca remisión contenida en art. 160, párr. 3º, del mis-
mo cuerpo legal. Aunque esta norma no menciona expresamente la posi-
bilidad del receso para el socio ausente, consideramos que ella está garanti-
zada por el precepto del art. 78, y por el hecho de que en ese tipo social se
contemplan mecanismos no presenciales de adopción de resoluciones (art.
159, LGS).
Para comunicar su decisión, el socio recedente debe hacer llegar a la so-
ciedad una comunicación fehaciente. Dicha comunicación debe ser recibida
dentro del plazo legal, por cuanto se trata de una notificación recepticia, que
solo tiene efectos a partir de su entrega a la sociedad destinataria. Si es por
medio postal, debe emplearse un medio en el que la oficina de correos guar-
de registro del contenido de la comunicación, como el telegrama o la carta
documento. Otra alternativa es acudir a los servicios de un escribano para
labrar un acta notarial.
El ejercicio del receso no modifica la responsabilidad de los socios por
las obligaciones sociales hasta el momento de la inscripción de la transfor-
mación en el Registro Público, de modo tal que los socios recedentes segui-
rán atados al devenir de la sociedad, y su patrimonio personal se manten-
drá en riesgo si es que tienen responsabilidad ilimitada por las obligaciones
sociales.
Como efecto principal, el ejercicio del receso convertirá al socio en
acreedor de la sociedad. Pero esa mutación de su vínculo jurídico con la
compañía transformada no se perfeccionará hasta tanto la transformación re-
sulte definitivamente inscripta. Si se quiere, el derecho creditorio del socio
estará sujeto a una condición suspensiva.
De igual modo, el recedente mantendrá para sí los derechos de socio,
hasta tanto ocurra dicha inscripción. Es decir que, como contracara, sus
derechos de socio quedarán sujetos a una condición resolutoria. Finalmen-
te, el art. 78 estipula que la sociedad, los socios con responsabilidad ilimita-
da y los administradores, garantizan solidaria e ilimitadamente al recedente
por las obligaciones sociales contraídas desde el ejercicio del receso hasta su
inscripción. Esta garantía tiene la finalidad de prevenir el vaciamiento de
la sociedad, y evitar que malas decisiones empresarias, o maniobras frau-
dulentas, perjudiquen la garantía patrimonial del socio recedente; a su vez,
estimula la pronta registración de la transformación. La demora en hacer-
VICISITUDES Y EXTINCIÓN 163
E) REORGANIZACIONES SOCIETARIAS.
FUSIÓN Y ESCISIÓN
queden definidos sus derechos como consocios de los integrantes de las de-
más sociedades fusionantes. Por caso, un socio con una participación rele-
vante puede considerar desventajoso que a partir del agravamiento contrac-
tual del quorum para las asambleas extraordinarias en segunda convocatoria
(art. 244, LGS), él perderá la posibilidad de lograr dicho quorum con las
acciones de su titularidad. Otro puede observar que a partir de la reducción
del número mínimo de directores, ya no tendrá posibilidad de votar acumu-
lativamente (art. 263), para así lograr la designación de uno o más directores
por la minoría, que representen sus intereses en el decisivo órgano de admi-
nistración de una sociedad anónima.
En lo que respecta a las limitaciones de administración y garantías, vale
observar que el proceso de fusión, hasta su inscripción definitiva, puede de-
mandar entre uno y tres años de trámites. Penosamente, las entidades de
registro en nuestro país imponen trámites engorrosos y abruman a los admi-
nistrados con requisitos inútiles. Por otro lado, en algunas jurisdicciones,
los diarios de publicaciones legales no son -vaya paradoja- de publicación
diaria, sino semanal. Por lo tanto, publicar un edicto por tres días demora-
rá tres semanas. Si, para colmo, las sociedades fusionantes se encuentran
radicadas en distintas jurisdicciones - haciéndose necesario cancelar la ins-
cripción de una o más de ellas en una jurisdicción distinta de aquella en la
que quedará domiciliada la fusionaria-, el trámite se extenderá aún más.
Por ende, esta norma es muy necesaria. Sobre todo porque en dicho
lapso administradores infieles de una de las sociedades f usionantes podrían
causar un verdadero estrago en su situación patrimonial, conduciéndola a la
ruina, o tornando muy desventajosa la fusión para la otra u otras socieda-
des fusionantes. En la práctica, y más allá de las demoras en el trámite de
inscripción, las fusionantes comienzan a ensamblarse para operar como una
sola compañía tan pronto el acuerdo previo es objeto de aprobación por los
órganos de gobierno; es decir, por el conjunto de socios, en forma mayorita-
ria o unánime, según lo que establezca la ley para el tipo social y las previ-
siones contenidas en el estatuto.
CAPÍTULO VI
SOCIEDADES CONSTITUIDAS
EN EL EXTRANJERO*
jera que no había cumplido con la manda del art. 118, LS - siendo que se
trataba de cuestión donde la jurisdicción argentina no ofrecía dudas-) enten-
dió que el traslado de la demanda debía notificarse en el país de origen de
la sociedad extranjera. En cambio, hay doctrina que señala que si inequí-
vocamente se puede acreditar la existencia de la representación en el país,
debería tenerse como válida la citación allí habida (siempre, se entiende, en
presencia de un caso que materialmente deba quedar sujeto a la competencia
de los jueces argentinos); ello porque el incumplimiento de sus obligaciones
registrales no puede poner al incumplidor en mejor situación, ni concederle
mejores derechos, que en la que hubiera estado o que hubiera tenido, de ha-
ber cumplido con las prescripciones legales imperativas de nuestro ordena-
miento societario" (Truffat).
En definitiva, la LGS nada prevé para el supuesto en que se trate del
emplazamiento de una sociedad que ejerce habitualmente su objeto en el
país pero que no ha cumplido con las formalidades de inscripción del art.
118, tercera parte, de la LGS.
3) Emplazamiento en juicio de la sociedad constituida en el extran-
jero inscripta a los efectos previstos por el artículo 123 de la LGS. No
resulta pacífica la cuestión relativa al emplazamiento de la sociedad cons-
tituida en el extranjero en la persona del representante local y a los alcan-
ces que cabe asignar al domicilio inscripto en cumplimiento del art. 123 de
la LGS.
Debe destacarse que el representante de una sociedad constituida en el
extranjero inscripto registralmente solo a los efectos de constituir sociedad
en los términos del art. 123 difiere de aquel inscripto en los términos del
art. 118, tercera parte, de la LGS, por cuanto aquel generalmente carece
de personería para estar en juicio por demandas cuyo objeto sea totalmente
diferente del que motiva su inscripción [CNCom, Sala A, 15/3/12, "MLG SH
(Klock, Sebastián y Gayo, María L., y otros c/Echt, Mariano A., y otros"].
Se ha sostenido que la inscripción de la sociedad constituida en el ex-
tranjero a los efectos del art. 123 de la LGS no importa en modo alguno la
existencia de sucursal, asiento o cualquier otra especie de representación en
los términos del art. 122, inc. b.
Así, jurisprudencialmente se ha explicado que "la obligación contenida
en el art. 123, LGS de inscribir la documentación relativa a los representan-
tes legales de la sociedad constituida en el extranjero no importa, en modo
alguno, el establecimiento de una representación, ni designación de represen-
tante a su cargo, tal como ocurre, en cambio, bajo las previsiones del art.
118, tercera parte, inc. 3, LGS. Solo se trata entonces de inscribir la do-
cumentación en que se funda la representación legal del mandatario que ha
de intervenir en el acto de constitución o participación en otro ente, supues-
to distinto de la inscripción de los representantes sociales que resultan del
estatuto y sus modificaciones [... ] la inscripción de la documentación rela-
SOCIEDADES CONSTITUIDAS EN EL EXTRANJERO 193
que para los administradores prevé esta ley y, en los supuestos de sociedades
de tipos no reglamentados, las de los directores de sociedades anónimas".
Se ha criticado la deficitaria redacción de la norma, destacando que de-
bió referirse además a las atribuciones del representante.
En tal sentido se ha manifestado que "debe modificarse la redacción del
art. 121 de la ley argentina 19.550 [...] indicando que los representantes de
las sociedades constituidas en el extranjero, no solo contraen las mismas res-
ponsabilidades que los administradores de las sociedades locales, sino que
también tienen las mismas atribuciones" (Richard - Muiño).
Tal interpretación podría derivarse, sin embargo, del principio general
consagrado por la primera parte del art. 58 de la LGS (Nissen).
e) SOCIEDAD DE TIPO DESCONOCIDO. La sociedad constituida en otro
E stado, bajo un tipo desconocido por la ley societaria argentina, deberá acre-
ditar su existencia y forma, de acuerdo con las previsiones del art. 118 de la
LGS , correspondiendo además al juez de la inscripción determinar las for-
malidades a cumplir en cada caso, con sujeción al criterio del máximo rigor
previsto en el art. 119 de la LGS.
El supuesto previsto por el art. 119 contempla la situación en la cual una
sociedad constituida en el extranjero pretenda realizar el ejercicio habitual
de los actos comprendidos en su objeto social, establecer sucursal , asiento o
cualquier otra especie de representación permanente y que haya sido creada
bajo un tipo desconocido para las leyes argentinas.
En ese sentido, la ley no asimila la sociedad extranjera atípica a la
local que posea caracteres simi lares de acuerdo con la ley argentina, sino
que le impone las formalidades máximas establecidas para las sociedades
constituidas en el país.
Ello por cuanto, mientras mantengan su domicilio en el país extranje-
ro, deben juzgarse legítimamente constituidas, ya que se rigen, en cuanto a
su forma, por las leyes del lugar de su constitución, y les incumbe la prue-
ba del derecho extranjero que le es aplicable (art. 2595, inc. a, Cód. Civi l
y Comercial).
Por lo tanto, en razón de que el art. 118, párr. 1°, de la LGS establece
que la sociedad constituida en el extranjero se rige en cuanto a su existen-
cia y forma por las leyes del lugar de constitución, de manera alguna per-
mite aplicarle lo normado por el art. 17 de dicho régimen.
Sin perjuicio de lo precedentemente expuesto, tiene dicho la Inspección
General de Justicia que, no obstante lo dispuesto por el art. 119 de la LGS,
no puede soslayarse que la omisión de ciertas cláusulas esencia les en los
contratos o estatutos, tales como la omisión del objeto preciso y determi-
nado, su capital social y autoridades, podría derivar en otro tipo de sancio-
nes o exigencias, toda vez que se estaría cuestionando la propia naturaleza
societaria en la República, de tal entidad constituida e inscripta en el ex-
tranjero (dictamen IGJ 1.696.254, del 29/8/01).
196 SOCIEDADES
se trate de la inscripción en los términos del art. 118, tercera parte, o del art.
123, corresponde determinar los efectos de su actuación en el país, atendien-
do a la inexistencia de norma directa referida a dicho incumplimiento.
Al respecto, se ha señalado que "el problema surge cuando la entidad
no se limita a realizar actos aislados, sino que los practica habitualmente sin
el cumplimiento de tales requisitos. No es pacífico en la doctrina el tra-
tamiento de lo que ocurre; es discutido si deben aplicarse las reglas de las
sociedades irregulares o si es que la sociedad no puede realizar acto alguno
en el país porque sería nulo, o si realizado, es válido o solo compromete a
quienes celebraron los actos a nombre de la compañía no inscripta" (Roca).
Se presentan, entonces, variados enfoques.
a) [NOPONIBILIDAD DE LOS ACTOS. Se entiende que la falta de inscrip-
ción de la sociedad extranjera ante las hipótesis previstas por el art. 118, ter-
cera parte, de la LGS no implica considerarla como sociedad irregular, pues
su regularidad se gobierna por las leyes de su país de origen de conformidad
con lo dispuesto por el art. 118, párr. 1º. Según este criterio el efecto es la
inoponibilidad de la sociedad extranjera no inscripta hasta que cumpla con
el trámite registral (Nissen). No se identifica a la sociedad extranjera no
inscripta como sociedad irregular o de hecho, en el entendimiento de que
la sociedad constituida en el extranjero se rige, en cuanto a su existencia y
forma, por la ley del lugar de constitución y, en consecuencia, se niega la po-
sibilidad de que tal sociedad pueda ser disuelta en cualquier momento.
Específicamente, con relación a la falta de inscripción en los términos
del art. 123 de la LGS, derivada de la participación de una sociedad extran-
jera en una sociedad local, se ha señalado que se trata "de privar del efecto
fundamental de la inscripción en el Registro Público de Comercio de un acto
sometido por la ley a esa carga, provocando la inoponibilidad a los terceros
de ese acto, y que en el caso no es otro que la actuación en nuestro país
del ente extranjero que ha incumplido la carga prevista por el art. 123 de la
LGS" (Nissen).
En tal sentido, corresponde tener presente que la IGJ, en ejercicio del
control de legalidad que le cabe, ha denegado la inscripción de actos de so-
ciedades locales, por no encontrarse cumplida la inscripción, en los térmi-
nos del art. 123 de la LGS, de sociedades extranjeras accionistas de aquellas
(CNCom, Sala A, 11/8/03, "Inspección General de Justicia c/Profiquim Ar-
gentino SA'', "Impuestos", 2003-B-2946).
También resulta coincidente con esta postura el criterio de la Cámara
Nacional de Apelaciones en lo Civil en el caso "Rolyfar SA e/Confecciones
Poza" (CNCiv, Sala F, 5/6/03, ED, 203-415).
En dicha oportunidad Rolyfar SA, en su carácter de cesionaria del cré-
dito hipotecario de una sociedad extranjera constituida en las Bahamas, pro-
movió contra el deudor cedido una ejecución hipotecaria. Este último opu-
so la falta de legitimación del ejecutante argumentando que el negocio que
SOCIEDADES CONSTITUIDAS EN EL EXTRANJERO 201
ro ni su legitimación pertinente (art. 34, Cód. Civil, y 118 y ss., ley 19.550)"
(Benseñor - Ceravolo).
Ha sostenido Manóvil la ausencia de facultades de la IGJ para estable-
cer reglamentaciones al respecto, al afirmar que conceptualmente, las nor-
mas incurren en el capital pecado de establecer una presunción de fraude o
de violación al art. 124 de la LGS, invirtiendo la carga de la prueba. En-
tiende que mediante la reglamentación en cuestión, se acumulan exigencias
registrales que exceden lo requerido por la ley, se establecen categorizacio-
nes arbitrarias (v.gr., el no cómputo de activos corrientes en el exterior), con
lo cual se exceden largamente las facultades del organismo.
Por su parte, Favier Dubois (h.) se ha postulado a favor de las restric-
ciones reglamentadas por la IGJ a la actuación de sociedades off shore en el
país, al considerar las normas reglamentarias en cuestión como valiosos ins-
trumentos vigentes en el ámbito de la prevención registra! de la actuación de
dichas sociedades. A su vez, postula el reconocimiento del carácter fede-
ral de las sociedades constituidas en el extranjero, destacando que la preven-
ción debe hacerse por igual en todo el país, de modo de que no pueda ser
fácilmente eludida.
Debe tenerse en cuenta que, mediante la reciente res. gral. 6/18, la IGJ
ha eliminado numerosos requerimientos para la inscripción de sociedades
extranjeras en los términos de los arts. 118 y 123 de la LGS, como la acredi-
tación de activos fuera del país, la individualización de los socios y la nómi-
na de las autoridades vigentes.
En definitiva, no debe perderse de vista que el régimen legal referido
a las sociedades extranjeras depende de la posición política genérica que la
nación en cuestión ostente frente al capital exterior.
En tal sentido, Benseñor explica que "cuando los gobiernos imponen a
las empresas engorrosos trámites y extensos procedimientos antes de apro-
bar la inversión del capital, o decretan la reserva exclusiva de ciertas áreas de
la economía para su explotación solo por nacionales, o imponen limitaciones
a la remesa de ganancias o a la repatriación de capitales, no cabe duda que el
sistema nacional ha optado decididamente por una política que privilegia la
actuación del capital de origen nacional, condicionando la inversión foránea
a un sinnúmero de recaudos que culminan en la mayoría de los casos por
desalentarla".
SOCIEDADES
Según las reformas de la ley 26.994
Marcelo Gebhardt (Director)
Miguel Alvaro Romero (Coordinador)
AA.VV.
Segunda Edición (2019) - ASTREA
CAPÍTULO VII
SOCIEDADES DE PERSONAS*
A) SOCIEDAD COLECTIVA
terceros y de allí que sea importante para ellos saber quiénes son los socios
que integran la sociedad.
El beneficio de excusión garantiza a los socios la indemnidad de sus
patrimonios mientras existan bienes de la sociedad que se puedan ejecutar.
Se presenta una situación muy particular en el supuesto de que se dicte una
sentencia que condene a la sociedad al pago de una deuda societaria, lo que
implica que la condena recaiga, por la responsabilidad subsidiaria, sobre los
•
SOCIOS.
En un caso se admitió que ante la condena a la sociedad se pueda trabar
embargo sobre bienes de los socios, pues estos deberán responder si los bie-
nes societarios resultaren insuficientes y la medida cautelar garantiza que los
socios no se insolventen (CNCom, Sala D, 29/12/00, "Alanis, Daniel E. c/
Tulio Bazzi y Cía. Sucesores").
Es que el art. 56 de la LGS dispone que "la sentencia que se pronuncie
contra la sociedad tiene fuerza de cosa juzgada contra los socios en relación
a su responsabilidad social y puede ser ejecutada contra ellos, previa excu-
sión de los bienes sociales, según corresponda de acuerdo con el tipo de so-
ciedad de que se trate".
Esto amerita, además, que no sea imprescindible demandar a la socie-
dad colectiva y a los integrantes, pues por mandato legal la sentencia contra
la sociedad se puede ejecutar contra ellos. Pero, además, la responsabilidad
que asumen es solidaria.
En la misma línea de cuanto expresaba el art. 699 del Cód. Civil, el
art. 827 del Cód. Civil y Comercial estipula que "hay solidaridad en las
obligaciones con pluralidad de sujetos y originadas en una causa única
cuando, en razón del título constitutivo o de la ley, su cumplimiento total
puede exigirse a cualquiera de los deudores, por cualquiera de los acree-
dores".
En el caso de la sociedad en estudio, la solidaridad asumida por los so-
cios significa que cualquiera de ellos puede ser compelido al cumplimiento
de las obligaciones societarias cuando la sociedad no lo hiciere y podrá ser
demandado por cualquiera de los acreedores societarios.
El problema que se presenta es la posibilidad de que el deudor solidario
que paga pueda reclamar a los demás deudores la parte correspondiente.
En el aspecto interno, los socios pueden establecer la forma en que res-
ponderán por las deudas y participarán de las ganancias, pero estas limita-
ciones no afectan los derechos de los terceros que pueden demandar el pago
íntegro. Si un socio hizo honor a la deuda total y su obligación contractual
era asumir el 20 % de las pérdidas, accionará contra sus consocios para obte-
ner el reembolso de lo que pagó en exceso de su obligación.
Una consecuencia de la solidaridad es que es ilimitada. No es ilimitada
porque carezca de límites referidos al monto de las obligaciones societarias.
Los acreedores no podrán demandar el cumplimiento más allá de lo debí-
SOCIEDADES DE PERSONAS 221
CAPÍTULO VIII
to, capital, compromiso de realizar aportes) y las específicas de las SRL que
se explicarán seguidamente.
Entre estas, destácase que la cantidad de socios no puede exceder de
cincuenta, señalándose que el exceso traería aparejada la nulidad del con-
trato por violación de un requisito tipificante (Halperin, Sociedades de res-
ponsabilidad limitada), o en todo caso la nulidad o resolución del vínculo
de aquellos socios cuyo ingreso determinó el excedente; aunque se ha dicho
que, en aras del principio de preservación de la empresa y por aplicación
de otras normas, se podría regularizar la situación por vía de copropiedad de
cuotas o de transformación de la sociedad (cfr. Zunino, Régimen de socieda-
des comerciales) .
Cabe recordar que los cónyuges pueden formar parte de sociedades de
responsabilidad limitada y, a partir de la entrada en vigor del Código Civil
y Comercial unificado sancionado por la ley 26.994, ello también es válido
para las sociedades de personas (SC, SCS y SCI). Remitimos al comentario
efectuado en los § 21 y siguientes.
El art. 75 de la res. gral. IGJ 7/15 (aplicable las sociedades inscriptas
en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires) estipula que el contrato también
puede contener una cláusula arbitral para solucionar los confl ictos entre los
.
SOCIOS.
El art. 1649 del Cód. Civil y Comercial unificado estipula que no se
pueden someter a arbitraje controversias en las que "se encuentre compro-
metido el orden público", lo que podría a llevar a interpretar que algunos
confl ictos societarios que involucren decisiones sobre normas de carácter
imperativo (p.ej., el número de socios en las SRL) quedarían excluidos de la
cláusula arbitral.
La sociedad o el socio solo podrán excluir por justa causa al socio así
incorporado, procediendo con arreglo a lo dispuesto por el art. 91. Habrá
justa causa, según dicha norma, cuando el socio incurra en grave incumpli-
miento de sus obligaciones; pero la exclusión no aplica a los supuestos de
incapacidad, inhabilitación, declaración en quiebra o concurso civil. Cabe
señalar que la exclusión sí corresponde en los supuestos de incorporación de
socios por aumento de capital, ejecución forzada o incorporación de here-
deros, dualidad de criterios injustificada, según Nissen (Ley de sociedades
comerciales).
La transmisión de las cuotas es oponible a los terceros desde su ins-
cripción en el Registro Público, la que puede ser requerida por la sociedad ;
también podrán peticionarla el cedente o el adquirente exhibiendo el título
de la transferencia y constancia fehaciente de su comunicación a la ge-
•
renc1a.
Según el art. 127 de la derogada res. gral. IGJ 7 /05, la conformidad
conyugal del art. 1277 del Cód. Civil podía adjuntarse certificada notarial-
mente al solicitar la inscripción, si no resultara del instrumento de la cesión.
A partir de la entrada en vigor del Código Civil y Comercial, dicho asen-
timiento está regido por lo prescripto por el art. 470 de dicho ordenamien-
to, siempre que los cónyuges hubiesen optado por el régimen patrimonial de
comunidad. En caso de haber estos optado por el régimen de separación
regulado en los arts. 505 a 508, el asentimiento no será requerido. Sin em-
bargo, el actual reglamento de la IGJ (res. gral. 7 /15, art. 136) exige la pre-
sentación de la constancia del asentamiento en todos los casos.
párr. 1°, y las reglas del derecho sucesorio (en especial el art. 959 del Cód.
Civil y Comercial - cfr. Roitman, Ley de sociedades comerciales; Nissen,
Ley de sociedades comerciales-).
d) Si el contrato previera la incorporación de los herederos del socio
(única hipótesis contemplada por el art. 155, LGS), el pacto será obligatorio
para estos y para los socios (salvo el repudio de la herencia por parte de los
herederos).
e) Pero como la obligatoriedad es en beneficio y no en perjuicio de los
herederos, en todos los casos estos pueden optar por transmitir sus cuotas
inmediatamente. Y para ese supuesto, las limitaciones a la transmisibilidad
de las cuotas contempladas en el estatuto serán inoponibles a las cesiones
que los herederos realicen dentro de los tres meses de su incorporación.
f) La sociedad o los socios podrán ejercer opción de compra por el
mismo precio, dentro de los quince días de haberse comunicado a la gerencia
el propósito de ceder, la que deberá ponerla en conocimiento de los socios en
forma inmediata y por medio fehaciente.
g) En cualquier caso, se podrán promover las acciones judiciales men-
cionadas en el apdo. 1.
h) La incorporación de los herederos se hará efectiva cuando acrediten
su calidad con el testimonio de la declaratoria de herederos expedida por el
juez del sucesorio, actuando mientras tanto en su representación el adminis-
trador designado por el juez en dicho proceso.
i) Si por incorporación de los herederos se excediera el número de cin-
cuenta socios permitido por la ley, remitimos al comentario efectuado en el
§ 92.
4) Copropiedad. Si existe copropiedad se aplican las reglas del con-
dominio. La sociedad puede exigir la unificación de la representación para
ejercer los derechos y cumplir las obligaciones sociales (art. 209, LGS, por
remisión del art. 156).
5) Derechos reales y medidas precautorias. La constitución y can-
celación de usufructo, prenda, embargo u otras medidas precautorias sobre
cuotas, se inscribirán en el Registro Público (véanse arts. 136 y ss., res. gral.
IGJ 7/15).
En todo lo demás la ley remite a las normas para las acciones de la so-
ciedad anónima previstas en los arts. 218 y 219 de la LGS, a cuyo tratamien-
to en el capítulo pertinente remitimos.
rresponde a uno o más gerentes, socios o no, designados por tiempo determi-
nado o indeterminado en el contrato constitutivo o posteriormente, pudiendo
incluso elegirse suplentes para casos de vacancia.
Si el contrato previera como condición que cierta persona determina-
da ejerza la gerencia (por la razón que fuera, que no necesariamente deberá
expresarse en el contrato), podrá ser removido solo por justa causa con apli-
cación del art. 129, segunda parte (a cuyo comentario remitimos), pero los
socios disconformes tendrán derecho de receso.
Cuando la designación no surja del contrato, la elección del o de los
gerentes se hará por mayoría del capital presente en la reunión de socios o
partícipe en el acuerdo, salvo que el contrato imponga una mayoría agravada
(cfr. Nissen, Ley de sociedades comerciales; Verón, Sociedades comerciales).
La designación así efectuada deberá inscribirse en el Registro Público de la
jurisdicción a los efectos de su oposición a terceros (art. 60, LGS).
e) ACTAS. Por último, el art. 162 establece que las resoluciones socia-
les que no se adopten en asamblea constarán también en el libro exigido por
el art. 73, mediante actas que serán confeccionadas y firmadas por los geren-
tes dentro del quinto día de concluido el acuerdo.
En el acta deberán constar las respuestas dadas por los socios y su sen-
tido a los efectos del cómputo de los votos. Los documentos en que consten
las respuestas deberán conservarse por tres años.
Por aplicación del art. 249, los socios tienen derecho a que se les entre-
gue copia firmada del acta, a su costa.
CAPÍTULO IX
SOCIEDAD ANÓNIMA*
A) CONSTITUCIÓN Y CAPITAL
* Por Martín Paolantonio (§ 101 a 124); María Florencia Maldonado, María José Roble-
do, Jorge Fontana y Federico Fleitas (§ 125 a 154).
248 SOCIEDADES
B) CAPITAL SOCIAL
a) El capital social representa solo una parte del patrimonio del que
dispone una sociedad para financiar sus actividades (suma del monto que apa-
rece en cada una de las acciones).
b) No existe una correspondencia entre el valor nominal de una acción
(parte del capital correspondiente a ella) y el valor real o razonable de la
acción (resultado de dividir el valor
, de la empresa -patrimonio neto- por
el número de acciones) (Alfaro Aguila-Real, Lafinanciación empresarial: el
capital social).
a) FUNCIONES y PRINCIPIOS ORDENADORES DEL CAPITAL SOCIAL. La LGS
adhiere al concepto tradicional sobre el capital social, caracterizando la no-
ción de este con base en una serie de funciones o notas propias.
1) Función de garantía (o de protección de los acreedores). Esta
función de garantía es respecto de los acreedores sociales, y opera como la
contrapartida ofrecida a estos por el hecho de que los socios no responden
por las deudas sociales. Se concreta mediante la exigencia legal de que la
cifra del capital cuente en todo momento con una cobertura patrimonial es-
pecífica que pueda ser atacada por los acreedores para cobrar sus créditos.
Dentro de este ámbito de protección de terceros, la doctrina suele encontrar
una serie de principios ordenadores.
a) Determinación. Necesidad de que los estatutos sociales reflejen,
en cada momento, el importe del capital social en moneda de curso legal.
b) Invariabilidad. La cifra estatutaria solamente puede ser modifica-
da previo cumplimiento de procedimientos especialmente reglados, formales
y rigurosos. Se atribuye al órgano de gobierno (asamblea -ordinaria o ex-
traordinaria, según el caso-) competencia sobre la materia (arts. 234, inc. 4º,
y 235, incs. 1° y 2°, LGS).
c) Intangibilidad. Este principio es considerado el más relevante den-
tro de esta categoría, y la LGS incorpora una serie de normas concebidas
especialmente para intentar preservar la relación que debe existir entre el pa-
trimonio social y el valor del capital suscripto. Así, entre otras cosas, se
exige lo siguiente.
J) Un desembolso mínimo (p.ej., integración del capital dinerario en un
25 %, fijándose un plazo de dos años para completar el saldo -arts. 166, inc.
2°, y 187, LGS-).
2) Un desembolso íntegro, lo que se concreta mediante las normas de
integración inmediata (25 % para dinero efectivo y 100 % para aportes no
dinerarios) del capital social al momento de la constitución (art. 186, LGS).
3) La creación de sociedades sin capitales ficticios (principio de la
realidad). Ello se logra mediante una correcta identificación y valuación
de aportes no dinerarios -arts. 39, 53 y 150, LGS-, los que solo podrán con-
sistir en bienes susceptibles de ejecución forzada.
SOCIEDAD ANÓNIMA 261
capital social mínimo exigido por el art. 186 (sobre este tema, ver Ramírez
Bosco, La actualización del monto de capital social mínimo para las socie-
dades anónimas).
Conforme la res. 7/15 de la IGJ, el conjunto de las actividades descrip-
tas en el objeto social -que debe ser único, preciso y determinado- debe
guardar razonable relación con el capital social (art. 67). Y en consecuen-
cia, dicho organismo exigirá una cifra de capital social inicial superior a la
fijada en el acto constitutivo, aun en la constitución de sociedades por ac-
ciones con la cifra mínima del art. 186, párr. 1°, de la LGS, si advierte que,
en virtud de la naturaleza, características o pluralidad de actividades com-
prendidas en el objeto social, el capital resulta manifiestamente inadecuado
(art. 68).
Sobre el punto, se ha opinado que si bien es cierto que no correspon-
dería admitir la inscripción de una sociedad cuyo capital estatutario fuera
notoriamente insuficiente con relación al objeto (arts. 279 y 1071, Cód. Ci-
vil y Comercial), empero, es evidente también que sería cuestionable que sin
mediar una insuficiencia notoria, la IGJ tuviera la atribución de denegar la
inscripción por discrepar con la suficiencia del "capital estatutario" (Otae-
gui, El capital).
En efecto, la LGS no dispone que el capital deba ser adecuado al objeto
social. Ello se explica a partir de considerar las implicancias de la distin-
ción entre objeto y actividad: la seriedad del capital solo puede ser evaluada
respecto de las actividades concretamente emprendidas por la sociedad, con
independencia de la enumeración que pudiera prever el objeto social. Por
consiguiente, la valoración acerca de si el capital asignado es o no suficiente
solo puede ser realizada mediante un examen ex post (Manóvil, Diez ejem-
plos de doscientas ilegalidades en la resolución -IGJ- 7105).
En sentido similar, se ha sostenido que la regulación es observable por
cuanto la pretendida vinculación inicial entre una determinada capitaliza-
ción y el objeto social es de impracticable realización sin caer en hipótesis
de arbitrariedad. En efecto, la adjudicación al ente de control de faculta-
des discrecionales respecto del capital "necesario" para la consecución del
objeto social, supone tanto como considerar posible adivinar el curso futuro
de los negocios de la sociedad, o eliminar la posibilidad de un fuerte apalan-
camiento vía endeudamiento, para lo cual no existen restricciones de índole
legal (Paolantonio).
a)
SANCIONES AUTOMÁTICAS POR LA EXISTENCIA DE MORA EN LA INTE-
GRACIÓN (ARTÍCULO 192, LGS). Opera cuando existen incumplimientos a
normas legales inderogables, tales como el monto mínimo a ingresar, o el
ingreso total del aporte no dinerario (Roitman). En estos supuestos, auto-
máticamente se suspende el ejercicio de los derechos políticos y patrimonia-
les correspondientes a las acciones en mora ("los derechos inherentes a las
acciones en mora"). Ejemplificativamente, se ha dicho que la suspensión
comprende el derecho a asistir a asamblea, el derecho a percibir dividendos,
el derecho a obligaciones negociables y el derecho a la cuota de liquidación
(Roitman).
ne derecho a forzar el aumento de capital, sino que la decisión debe ser to-
mada por el órgano social correspondiente. No obstante, podrá reclamar la
devolución del aporte si la asamblea no adopta una decisión sobre el tema en
el plazo convenido -que, conforme la normativa de la IGJ y la CNV, no po-
drá exceder de un plazo de seis meses desde la fecha de aceptación del apor-
te-, si bien antes de ello deberá cumplirse con el procedimiento similar al de
reducción de capital -que permitirá a los acreedores de la sociedad oponerse
a dicha restitución-.
d) CALIFICACIÓN JURÍDICA DEL APORTE EN EL ÁMBITO CONCURSAL. Ante
la insolvencia de la sociedad, el aportante será considerado un acreedor su-
bordinado -es decir, de rango inferior a los restantes acreedores quirografa-
rios que concurran al proceso concursa!-.
Sobre la naturaleza y el régimen aplicable a los aportes irrevocables, la
doctrina se ha ocupado con frecuencia.
veces, dentro de los dos años a contar desde la fecha de su celebración. Los
aspectos específicos de la regulación se encuentran en las Normas de la Co-
misión Nacional de Valores.
trimonial: se devuelven a los socios los recursos que han quedado liberados
por efectos de la desinversión y respecto de los cuales se entiende que no
deben permanecer ociosos en el patrimonio social. Se trata, en definitiva,
de un recurso lícito para que las sociedad transfiera bienes de la sociedad a
los socios.
Otra hipótesis de reducción voluntaria del capital social tiene lugar
cuando, con motivo de las pérdidas sufridas por la sociedad, se preten-
de restablecer el equilibrio entre el capital y el patrimonio social (art. 205,
LGS). Se trata de una reducción nominal o contable, ya que no hay rein-
tegración de capital alguno a los socios, sino más bien un ajuste meramente
contable -se disminuye la cuenta de pérdidas acumuladas y correlativamen-
te la cuenta de patrimonio neto-. Se ha explicado que son principalmente
tres las motivaciones que pueden fundamentar este tipo de reducción (Caba-
nellas). Por un lado, el motivo principal para llevar a cabo una reducción
voluntaria por pérdidas es que, al eliminarse las pérdidas de la cuenta de
resultados acumulados, se hace posible la futura distribución de utilidades si
la sociedad en el futuro registra ganancias. Por otro, se elimina de la con-
tabilidad societaria el rubro "pérdidas acumuladas", que perjudica la imagen
de la sociedad. Y finalmente, el efecto de esta reducción es aumentar el
valor del patrimonio neto por unidad de capital, en tanto el patrimonio neto
permanece igual , pero es menor la cantidad de acciones en que se encuentra
dividido, lo que puede facilitar futuros aumentos de capital.
Solamente en el caso de una genuina devolución de aportes a los socios
(reducción efectiva) se deberá cumplir con el proceso de oposición de los
acreedores (art. 83, inc. 3º, LGS).
No será aplicable el proceso de oposición de acreedores:
J) Cuando la reducción se opere por amortización de acciones integradas
y se realice con ganancias o reservas libres. No se trata en rigor de una re-
ducción de capital, sino más bien se asemeja a una distribución de utilidades,
pues las reservas de libre disponibilidad y las ganancias, por su naturaleza, son
distribuibles entre los socios (Roitman).
2) En el supuesto de una reducción voluntaria por pérdidas. La mer-
ma en el patrimonio ya se ha producido y lo que se procura no es más que
reflejar esa realidad mediante un ajuste o sinceramiento contable, que inclu-
so opera a favor de terceros, ya que contarán con la verdadera entidad del
capital, y no con su ilusoria apariencia.
La decisión, que en ambos casos configura una modificación estatuta-
ria, debe ser dispuesta por la asamblea extraordinaria (con informe fundado
del síndico, en su casos - arts. 203 y 235, inc. 2°, LGS-), con determinación
de todas las modalidades de su realización, las que no se pueden delegar en
el directorio, al que solo se le puede encomendar la ejecución. La reduc-
ción debe hacerse a prorrata, respetando la igualdad de los accionistas, y no
podrá afectar a una clase de acciones en particular, debiendo mantener la
SOCIEDAD ANÓNIMA 279
proporcionalidad existente entre las distintas clases, la cual se deberá trasla-
dar y mantener en el plano individual de los tenedores de acciones.
Para finalizar, destacamos que la LGS también prevé normas sobre
reducción de capital para sociedades que han emitido debentures y obliga-
ciones negociables. Respecto de los debenturistas, en tanto acreedores de
la sociedad, el art. 354 de la LGS les brinda una protección adicional: la
sociedad que ha emitido debentures solo podrá reducir su capital social en
proporción a los debentures reembolsados, salvo los casos de reducción for-
zosa. En materia de obligaciones negociables, el art. 26 de la LON dispone
que la amortización o reducción voluntaria del capital requiere la conformi-
dad de la asamblea de los tenedores de obligaciones convertibles y otorga
derecho a la conversión anticipada. Sin embargo, las sociedades que coti-
cen sus acciones en bolsa pueden prever en las condiciones de emisión de las
obligaciones el reajuste del valor de conversión por tales distribuciones, no
siendo aplicable en tal caso lo dispuesto en el punto anterior.
b) REDUCCIÓN OBLIGATORIA. SUPUESTOS. EFECTOS. En interés de los
acreedores o terceros que se vinculen con la sociedad, la LGS requiere la
reducción obligatoria del capital social cuando las pérdidas acumuladas in-
sumen las reservas y la mitad del capital social (art. 206, LGS). Se trata de
supuestos donde las pérdidas son de tal magnitud que el desequilibrio resulta
inaceptable para el tráfico comercial (Cabanellas).
Al igual que la reducción voluntaria por pérdidas, la reducción de capi-
tal obligatoria por pérdidas es nominal -o contable- porque lo que se reduce
es la "cifra" de capital, con el exclusivo fin de restablecer el equilibrio entre
esta y el patrimonio retraído por pérdidas. Se aplica, así, el mismo meca-
nismo: se eliminan ciertas pérdidas del activo de la sociedad, absorbiéndo-
las mediante la reducción de diversas cuentas del patrimonio neto. No hay
aquí, como en el caso de la reducción efectiva, una reducción equivalente
del patrimonio que habilite la distribución proporcional entre los socios del
porcentaje reducido.
En consecuencia, siendo que la reducción del capital en este caso devie-
ne un imperativo legal, va de suyo que en el caso del art. 206 de la LGS, los
acreedores no pueden hacer valer el derecho de oposición que les confiere
para las hipótesis de reducción voluntaria efectiva del art. 204. Sus inte-
reses ya se han visto afectados por las pérdidas de la sociedad y la posterior
reducción nominal del capital, que no implica entrega de fondos a los socios,
no representa ningún riesgo adicional.
Configurados los extremos del art. 206, la asamblea extraordinaria de
accionistas tiene la obligación de aprobar la reducción de capital, en tanto
esta no opera en forma automática.
La ley no determina el orden en que deben afectarse las cuentas del pa-
trimonio neto con el fin de absorber las pérdidas de la sociedad. La IGJ
se ha ocupado del tema en la res. 7/15, indicando en su art. 316 que en el
280 SOCIEDADES
del capital social como causal de disolución de la sociedad (art. 94, inc. 5°,
LGS), debe revertirse mediante su reintegro total o parcial o su aumento
(art. 96, LGS) -debiendo inscribirse este último-. Y si su reintegro es par-
cial, procede luego la reducción de la cifra estatutaria al importe de dicho
reintegro, la que debe inscribirse.
da prevé que "cualquier persona puede crear y emitir títulos valores en los
tipos y condiciones que elija. Se comprende en esta facultad la denomina-
ción del tipo o clase de título, su forma de circulación con arreglo a las le-
yes generales, sus garantías, rescates, plazos, su calidad de convertible o no
en otra clase de título, derechos de los terceros titulares y demás regulacio-
nes que hacen a la configuración de los derechos de las partes interesadas,
que deben expresarse con claridad y no prestarse a confusión con el tipo,
denominación y condiciones de los títulos valores especialmente previstos
en la legislación vigente".
diferentes del "natural" de la exhibición del título valor. Así, por ejemplo,
se ha valorado la exhibición de la escritura pública constitutiva de la socie-
dad en la cual el actor figure como socio fundador, o el libro de registro de
accionistas y el de asistencia a asambleas en los cuales se encuentre asentado
su nombre. También con la percepción de utilidades o mediante cualquier
tratamiento "de socio" que pudiera verificarse (v.gr., con intercambios epis-
tolares donde la sociedad no controvierte el carácter de accionista, o con la
convocatoria individual que hace la sociedad para formar la asamblea de ac-
cionistas).
La posibilidad de ejercer los derechos propios de accionista en casos de
ausencia de inscripción registra] o cuando los títulos no pueden ser exhibi-
dos, son supuestos excepcionales en los que los tribunales suelen intervenir
con un incuestionable criterio de justicia, a fines de evitar restricciones abu-
sivas al ejercicio de los derechos políticos o de participación de las minorías.
No obstante el lo, entendemos que los conceptos de titularidad y legitimación
propios de los títulos valores no deben ser desterrados del análisis. Para
ejercer los derechos sociales es necesario como regla concretar la inscrip-
ción registra! (art. 215, LGS) y exhibir el título (so pena de convertirlo en un
mero documento probatorio). Si se quiere dar cabida a regímenes excepcio-
nales de legitimación en ausencia de inscripción registra! de la transferencia
o inexistencia de láminas accionarias, corresponderá a los jueces determinar
con prudencia, y en cada caso concreto, la conducta de las partes, las rela-
ciones preexistentes, y el tipo y magnitud de intereses involucrados. Y en
particular, la justicia deberá abstenerse de "socorrer" a accionistas negligen-
tes, que omitieron -pudiendo hacerlo- instar en tiempo y forma los medios
necesarios para: a) el logro de la inscripción registra] -ante la ausencia de
registro por parte de la sociedad-; b) la emisión de las láminas accionarias (si
estas no hubieran sido emitidas), o e) la iniciación del proceso de cancelación
(si las acciones hubieran sido objeto de deterioro, sustracción, pérdida o des-
trucción).
,,
D) ÜRGANOS Y FISCALIZACIÓN EXTERNA
1) LA ASAMBLEA DE ACCIONISTAS
realiza ese artículo es taxativa, por lo que solo está facultada para considerar
los asuntos allí establecidos, los que se refieren sustancialmente a la gestión
y fiscalización de la sociedad.
Según la norma citada, en la asamblea ordinaria se considerarán:
a) Los balances, estados de resultados, distribución de ganancias, me-
moria e informe del síndico y toda otra medida relativa a la gestión de la so-
ciedad que le compete resolver conforme a la ley y el estatuto o que sometan
a su decisión el directorio, el consejo de vigilancia o los síndicos, tales como
actos de aprobación de gestión específica (art. 271, LGS), o actos de gestión
genérica (arts. 274 y 275) o que le competa resolver conforme a la ley o el
estatuto.
b) Designación, remoción, remuneración y declaración de responsabili-
dad de los directores, síndicos y miembros del consejo de vigilancia.
e) El aumento del capital dentro del quíntuplo de su valor, en caso de
que estuviera autorizado en el estatuto.
Las asambleas extraordinarias tienen competencia residual y el art. 235
de la LGS realiza una enumeración ejemplificativa de los asuntos sobre los
que trata. Se reúnen de acuerdo con el quorum y mayorías establecidos en
los tres primeros párrafos del art. 244 de la LGS y se requieren quorum y
mayorías agravadas para aprobar los supuestos especiales incluidos en el inc.
4° de esa norma.
Entre ellos se destacan la modificación del estatuto o reglamento de la
sociedad, la decisión de ciertos actos de trascendencia económica (aumen-
to y reducción del capital social) o financiera para la sociedad (emisión de
debentures, emisión de bonos, rescate, reembolso y amortización de accio-
nes) o algunas cuestiones encam inadas a la extinción de la sociedad (disolu-
ción, nombramiento, remoción y retribución de los liquidadores). Los su-
puestos especiales refieren, sustancialmente, a la adopción de las decisiones
que implican "la transformación, prórroga o reconducción, excepto en las
sociedades que hacen oferta pública o cotización de sus acciones; de la diso-
lución anticipada de la sociedad; de la transferencia del domicilio al extran-
jero; del cambio fundamental del objeto y de la reintegración total o parcial
del capital [...] Esta disposición se aplicará para decidir la fusión y la esci-
sión, salvo respecto de la sociedad incorporante que se regirá por las normas
sobre aumento de capital" (art. 244, párr. 4°, LGS).
con lo dispuesto por el art. 238 de la LGS). Este llamado no hace nacer
una nueva asamblea ni permite pasar a la segunda convocatoria, sino que se
trata de la misma y para que pueda reanudarse es necesario que el quorum se
haya mantenido (CNCom, Sala D, 30/5/08, "Gysin, Norberto c/Garovaglio
y Zorraquín SA s/nulidad de asamblea", "Carril, Miguel c/Garovaglio y Zo-
rraquín SA s/nulidad de asamblea", "Peres Moore, Claudio c/Garovaglio y
Zorraquín SA s/nulidad de asamblea", e/Dial, AA4AE3).
poner a votación las distintas mociones que se susciten, proclamar los resul-
tados que cada a uno obtiene y leer la resolución adoptada. Interviene en la
redacción del acta y tiene voto si es accionista.
La deliberación de los puntos del orden del día es un derecho de todos
los accionistas, aun los que tengan interés contrario con el tema sometido a
su consideración y deben ser tratados en el orden o en la secuencia con la
que fueron aprobados por el órgano convocante.
Después de la deliberación y de las propuestas se vota.
c) MEDIOS DE COMUNICACIÓN SIMULTANEA. Si todos los que deben par-
ticipar en el acto lo consienten, pueden participar en una asamblea o reunión
del órgano de gobierno, utilizando medios que les permitan a los participan-
tes comunicarse simultáneamente entre ellos. El acta debe ser suscripta por
el presidente y otro administrador, indicándose la modalidad adoptada, y se
deberán guardar las constancias, de acuerdo con el medio utilizado para co-
municarse (art. 158, Cód. Civil y Comercial).
2) EL DIRECTORIO
cálculo-. De no ser así, la ley otorga esa facultad a la asamblea (art. 234,
inc. 2º) o al consejo de vigilancia (art. 281 , inc. d). Y, en caso de conflicti-
vidad, hasta podrían ser determinados por vía jurisdiccional.
La tarea se presume onerosa. La gratuidad únicamente sería admisi-
ble si no existiera cláusula estatutaria en contrario, mediara resolución asam-
blearia en tal sentido y la aceptación expresa de los directores (Roitman).
Concurre la alternativa de establecer honorarios fijos, en el supuesto de
que los directores hayan sido elegidos por el consejo de vigilancia (art. 281,
inc. d, LGS); sino, serán variables y lo decidirá la asamblea en función de
las ganancias. Todo ello, siempre, bajo la égida del art. 261.
Explica Vanasco que, en realidad, las disposiciones actuales del art. 261
tuvieron como fuente una normativa dictada por la Comisión Nacional de
Valores para las sociedades autorizadas a la oferta pública y cotización
de sus acciones, en las que los altos honorarios que esas compañías fijaban a
sus directores perjudicaban a los accionistas minoritarios, ajenos al paquete
de control, pues los elevados montos que se les reconocía solían consumir la
totalidad de las ganancias generadas en el ejercicio.
Es por ello que actualmente la ley establece como tope máximo de la
remuneración que por todo concepto pueda abonarse en su conjunto a los
integrantes del directorio (dice la norma: "incluidos sueldos y otras remune-
raciones por el desempeño de funciones técnico administrativas de carácter
permanente"), el 25 % de las ganancias obtenidas por la sociedad durante el
ejercicio. Ello trae como prius lógico la existencia de esas ganancias.
Luego, establece un segundo parámetro destinado a regular esa remu-
neración, en función de la distribución de las utilidades. Si las ganancias se
reparten en su totalidad, los honorarios podrán alcanzar el ya preanunciado
25 % de las utilidades y, si no se reparten dividendos, la suma máxima no
podrá superar el 5 % de lo ganado en el ejercicio. Ante el supuesto de una
distribución parcial, el porcentaje de los honorarios se incrementará de modo
proporcional según la cantidad de utilidades repartidas entre ese mínimo del
5 % -por ausencia de distribución- hasta el 25 % -por distribución total-.
Aclara la norma que a los efectos de la aplicación de esta disposición no de-
berá ponderarse el impacto o reducción en los dividendos que provoca, jus-
tamente, la asignación de honorarios a los directores y miembros del consejo
de vigilancia.
La res. 386/01 de la CNV describe la utilidad computable como el re-
sultado del ejercicio, neto de impuestos, más o menos los ajustes de ejerci-
cios anteriores y previa absorción de las pérdidas acumuladas.
Calculada la reserva legal sobre la base de lo expuesto, se deducirá del
subtotal obtenido, más el monto por retribución a los directores y miembros
del consejo de vigilancia afectados al estado de resultados (capítulo 111).
Pues bien, a partir de la advertida influencia que proyecta en los hono-
rarios el alcance del reparto de las utilidades, es posible derivar razonada-
324 SOCIEDADES
mente que el sistema diseñado por el legislador apunta a que los administra-
dores fomenten la distribución de las ganancias y no afecten, especialmente,
el interés económico de los accionistas, salvo que esos ingresos sean necesa-
rios para continuar con el desarrollo de los negocios de la sociedad durante
el próximo ejercicio. También evidencia, en cierta forma, el riesgo que asu-
men los directores en la suerte de los negocios de la sociedad, ya que si no
existieran ganancias, no percibirán honorarios.
Finalmente, ante la ausencia de ganancias o cuando estas fueran exi-
guas, los límites precedentemente referidos podrán ser excedidos si fu ese
para remunerar tareas de uno o más directores en comisiones especiales o
conjunciones técnico administrativas. Será requisito para ello que el asun-
to esté incluido en el orden del día y que tales honorarios sean explícitamen-
te aprobados por la asamblea.
Las comisiones especiales consisten en estudios especiales hechos con
fines de expansión y organización empresaria para la realización de opera-
ciones específicas o en la prestación de cualquier servicio especial ajeno a la
función directiva. Por otro lado, la doctrina ha establecido que el concepto
de funciones técnico administrativas no aprehende al director empleado bajo
relación de dependencia, sino el desempeño de tareas especiales que exce-
den las normales del directorio pero que resultan necesarias para un mejor
desempeño del órgano (podrían ser las otorgadas al comité ejecutivo o a co-
misiones especiales para relevamiento, investigación o actividad profesional
específica en la que es idóneo; Roitman).
Asimismo, se postula que esas tareas tienen que estar asignadas por la
asamblea a fin de evitar que los directores eludan los topes legales mediante
su propia designación para tales encomiendas.
Cabe aclarar, por otro lado, que en caso de existir varios directores, en
principio, los honorarios serán repartidos entre ellos igualitariamente; salvo
que haya mediado específica previsión, en el estatuto o por la asamblea, y que
en función de la distinta asignación de labores varíe la participación de cada
director en la retribución total.
Por último, ha de precisarse que la remuneración será exigible desde el
momento en que la establezca el órgano de gobierno o a partir de la época en
que este debió hacerlo, juntamente con el cierre del ejercicio; empero, será
necesario de modo previo y a fin de no exceder los límites legales, deter-
minar la existencia de ganancias a partir de la aprobación de los respectivos
estados contables (art. 68, LGS).
A fin de cuentas, la delimitación legal de los honorarios puede resumir-
se del siguiente modo.
a) Si no hay ganancias, no hay derecho a la remuneración del director.
b) Si hay ganancias, se presentarán distintos escenarios.
1) Sin distribución. Los honorarios alcanzarán como máximo el 5 %
de las ganancias.
SOCIEDAD ANÓNIMA 325
3) ÜRGANOS DE FISCALIZACIÓN
ese caso los socios conservan el derecho a fiscalizar individualmente los li-
bros, papeles sociales y recabar del administrador los informes que conside-
ren pertinentes (art. 55, LGS); si se previó la constitución de un consejo de
vigilancia, la sindicatura será reemplazada por una auditoría anual.
Lo anterior permite concluir que como regla general la fiscalización in-
terna de la sociedad está a cargo de un órgano previsto expresamente por la
legislación y, como excepción, puede ser ejercida individualmente y de modo
directo por los socios.
a) DESIGNACIÓN. PLAZO. REVOCABILIDAD. La designación de los sín-
dicos está a cargo de la asamblea ordinaria (art. 234, párr. 2º, LGS) debien-
do elegirse igual número de suplentes. El órgano de gobierno también tiene
competencia para decidir la revocación de su nombramiento sin que sea nece-
sario que medie causa justificativa de tal decisión, salvo que se oponga el 5 %
del capital social.
Cabe acotar que a los efectos de su designación y remoción la ley pres-
cribe que cada acción da derecho a un solo voto
En el art. 288 de la LGS se regula la elección de tales funcionarios en
el supuesto de que existan distintas clases de acciones -lo cual presupone la
existencia de una sindicatura plural-, a fin de posibilitar que cada clase elija
uno o más síndicos titulares y suplentes, siempre que se encuentre previsto y
reglamentado en el estatuto.
También contempló la ley la alternativa de elegir uno o más síndicos a
través del voto acumulativo (art. 289, LGS), remitiendo al efecto al sistema
de elección por acumulación de votos regulado por el art. 263 para el nom-
bramiento de directores.
La previsión legal de tales sistemas apunta a dar debida representación
de las minorías en el órgano de control, para evitar que los síndicos sean ele-
gidos por idéntica mayoría que elige a los integrantes del directorio.
El plazo durante el cual desempeñarán sus funciones será el que deter-
mine el estatuto -debiendo permanecer en sus cargos hasta ser reemplaza-
dos- mas dicha facultad reconoce como límite máximo el transcurso de tres
ejercicios, pudiendo ser reelectos (art. 287, LGS).
b) REQUISITOS PARA SER SÍNDICO. El art. 285 de la LGS precisa que
para desempeñar tal cargo se requiere ser abogado o contador público con
título habilitante -ya no más sociedad civil, en atención a la ley 26.994- y
tener domicilio real en el país.
No constituye requisito para ejercer la función de síndico ser accionista
-condición que se impone para ser consejero-, pero sí tener idoneidad pro-
fesional.
La exigencia del domicilio real se justifica en la necesidad de que la
función sea desempeñada de modo permanente, lo cual se encuentra -prima
facie- asegurado considerando que el mentado domicilio es el lugar donde la
SOCIEDAD ANÓNIMA 337
remoc1on.
Sin embargo, no constituye requisito que revistan calidad profesional,
dado que la ley prevé la posibilidad de que el consejo funcione juntamente
con la sindicatura -órgano integrado por abogados o contadores públicos- y,
en el supuesto de prescindirse de dicho órgano, autoriza la contratación de
una auditoría anual (art. 283, LGS) para que confeccione un informe sobre la
contabilidad del ente y sea sometido a la consideración de la asamblea.
Por último, los consejeros se encuentran alcanzados por las mismas
causales de incompatibilidad que las previstas legislativamente para los di-
rectores (ver art. 264, LGS, por remisión del art. 280, párr. 2º).
presas puedan financiarse con los ahorros de los ciudadanos comunes a tra-
vés del mercado de capitales, generando una alternativa a la financiación
bancaria.
En cuanto al inc. 2º del art. 299, las sociedades cuyo capital social es
superior a los cincuenta millones de pesos son pasibles de un mayor control,
teniendo en cuenta que el legislador considera que dado el alto valor de su
capital social se entiende que la empresa tiene una envergadura de importan-
cia, que excede el interés individual de los socios.
La falta de control permanente por parte del Estado de estas grandes
empresas puede traer aparejado no solamente la posibilidad de que realice
actividades en perjuicio de la sociedad y sus accionistas, sino también con-
secuencias perjudiciales para con sus empleados u otras personas físicas o
sociedades cuya suerte está ligada directamente a estas empresas (p.ej., em-
presas proveedoras, consumidores) y que el legislador considera que deben
ser protegidas.
Es importante remarcar que nuestro ordenamiento (art. 302, LGS) es-
tablece un régimen sancionatorio aplicable tanto a las sociedades abiertas
como a las cerradas. Cuando la autoridad de contralor detecta que una so-
ciedad viola la ley o el propio estatuto, tiene la facultad y la obligación de
sancionar a dicha empresa, aplicando apercibimientos o multas tanto a la so-
ciedad como a sus directores y-o síndicos.
e) INSPECCIÓN GENERAL DE JUSTICIA. Como dijimos anteriormente,
este organismo es el que se encuentra investido del poder de policía y ejerce
la fiscalización estatal sobre las sociedades en la Ciudad de Buenos Aires.
La ley 22.315 es la que rige su funcionamiento.
Tiene un rol trascendente en la vida económica y social de nuestro país,
en tanto asume la responsabilidad de garantizar el correcto funcionamiento
de las entidades jurídicas, respecto de sus obligaciones con la sociedad de la
que forman parte.
La IGJ tiene a su cargo la fiscalización de las sociedades por acciones,
las sociedades que realizan operaciones de capitalización y ahorro, asocia-
ciones civiles y fundaciones y de las sociedades constituidas en el extranjero
que realicen su ejercicio habitual y establezcan sucursales en nuestro país.
Reiteramos que las sociedades por acciones que ofrecen su capital al
público o emiten obligaciones negociables, son fiscalizadas por la Comisión
Nacional de Valores, entidad ahora regulada por la ley 26.831.
Las facultades que detenta la IGJ son básicamente dos. Por un lado,
las potestades registrales, que son el control de legalidad sobre el acto consti-
tutivo y las posteriores reformas que las sociedades realizan durante su vida
societaria.
Por otro lado tiene a su cargo el poder de policía societaria, que se ejer-
ce por razones de interés general, tendientes a asegurar la buena fe de las
SOCIEDAD ANÓNIMA 347
sobre las sociedades especificadas en los incs. 2° a 7° del art. 299, teniendo
en cuenta que las sociedades que hacen oferta de sus acciones al público (art.
299, inc. 1°) son fiscalizadas por la Comisión Nacional de Valores.
También cabe detenernos sobre la función que tiene a su cargo la IGJ,
respecto de la facultad de dictar reglamentos que considere adecuados (art.
11, inc. e, carta orgánica).
A partir del año 2003 la IGJ, encabezada en ese entonces por Ricar-
do Nissen, ha dictado varias resoluciones a efectos de reglamentar diferentes
cuestiones relacionadas con las sociedades (res. gral. 7/03, 9/03, 12/03, 9/04,
7/05, entre otros), como ser sociedades extranjeras, prima de emisión, au-
mentos de capital, etcétera. Recientemente fue dictado su texto ordenado y
completo, actualizado a la ley del Código Civil y Comercial y de la reforma
de la LGS, en la res. gral. 7/15.
Estas resoluciones generales dictadas por el inspector de turno tienen
por objeto reglamentar sobre cuestiones que no están expresamente incluidas
en la ley societaria. A modo de ejemplo, obliga a las sociedades extranjeras
que pretenden inscribirse en la IGJ, a presentar documentación e informa-
ción que la propia ley no solicita. Estas resoluciones fueron dictadas con el
objetivo de que sociedades constituidas en el extranjero que no tiene operato-
ria en su país de origen no puedan actuar en nuestro país.
No hay dudas que los objetivos de estas resoluciones son de relevancia
y tienen un fin valedero. El problema es que el exceso de reglamentación
por parte de una entidad administrativa como es la Inspección General de
Justicia afecta principios y garantías presentes en nuestra Constitución na-
cional. El art. 75 de la Const. nacional establece que es el Congreso de la
Nación el encargado de dictar leyes.
El art. 11 de la ley orgánica faculta a la IGJ para dictar reglamentos
dirigidos a sus propias actividades y funciones internas y no para modifi-
car la ley de sociedades comerciales. Si las autoridades de control de cada
provincia dictaran reglamentaciones con el objeto de adicionar o quitar cues-
tiones de la ley de sociedades que no les satisface, tendríamos una ley de
sociedades por cada provincia.
Estas prácticas no solo vulneran los principios constitucionales, sino
también generan inseguridad jurídica, que es tan necesaria para el tráfico
comercial.
Por último, cabe enumerar otras facultades que tiene la IGJ respecto de
las sociedades por acciones, que surgen de la propia ley general de socieda-
des, que consideramos de importancia.
J) Convocar asambleas ordinarias o extraordinarias y presidirlas (art.
236, LGS).
2) Presidir asambleas (art. 176, LGS).
3) Impugnar las asambleas (art. 251, LGS).
SOCIEDAD ANÓNIMA 349
CAPÍTULO X
* Por Vanina A. De Oto (§ 155), Fernando l. Saravia (§ 156), María José Martfnez
Mosquera (§ 157), Guadalupe Groppa (§ 158), Gimena Dfaz Cordero (§ 159 a 161) y Pedro M.
Crespo(§ 162).
356 SOCIEDADES
del Registro Público, dependiendo de la jurisdicción (art. 38, párr. 1°); con-
trol que la ley 26.994 suprimió para el resto de los tipos, al modificar el art.
6º de la LGS (Vítolo, Ley 27.349 comentada).
c) Plazo brevísimo para la toma de razón. El plazo para la inscrip-
ción del instrumento constitutivo varía si se emplea o no el modelo que la
autoridad registral establecerá. En el supuesto de emplearlo, la SAS debe-
ría estar inscripta en 24 horas, computadas desde el día hábil siguiente a la
presentación del trámite. Caso contrario debe estarse al plazo que determi-
nen las autoridades de registro en cada jurisdicción (art. 38, LE).
d) Medios digitales. Se establece la obligación de los Registros Públi-
cos de dictar e implementar normas reglamentarias a efectos de que todo el
sistema de registro (presentación, resolución de vistas y notificaciones) sea
por medios electrónicos y con firma digital (art. 38 in fine, LE).
3) Reformas. En relación con ellas mencionaremos lo siguiente.
a) Procedimiento. Las reformas del instrumento constitutivo se adop-
tarán por la reunión de socios que, para celebrarse válidamente, deber reunir
el quorum que este establezca y decidirse por la mayoría allí prevista (art. 54,
LE); supletoriamente se aplica el régimen instituido para la SRL (art. 160,
LGS).
b) Forma. Podrá otorgarse por instrumento público o privado con f ir-
ma certificada o por medios digitales; es decir, por cualquiera de las formas
autorizadas para su constitución (arts. 35 y 54, LE).
c) Inscripción. Para obtener oponibilidad frente a terceros requiere,
al igual que el instrumento constitutivo, la inscripción en el Registro Público
(art. 54, LE).
d) Transformación. Cualquier sociedad puede modificar el tipo con el
cual se constituyó y adoptar el "ropaje" de la SAS (art. 61, LE). Para dicha
transformación -que implica claramente una reforma estatutaria-, debe me-
diar, básicamente, acuerdo de los socios (en algunos tipos se requiere una-
nimidad), confeccionar un balance especial, otorgar el acto respectivo por el
órgano competente, cumplimentar los requisitos del tipo a adoptar, publicar
edictos e inscribir la transformación (cfr. arts. 74 a 81, LGS).
e) Transformación forzosa de la SAS. En caso de quedar comprendi-
da la SAS en alguno de los supuestos contenidos en el art. 299 de la LGS,
salvo el inc. 2º; esto es, ser controlada por una sociedad comprendida en di-
cho artículo o estar vinculada en más de un 30 % a una sociedad incluida en
dicha norma, deberá transformarse en alguno de los tipos previstos por la
LGS e inscribir tal transformación en un plazo máximo de seis meses desde
que se configuró dicho supuesto. Los socios responden frente a terceros en
forma solidaria, ilimitada y subsidiaria hasta la efectiva inscripción registra!
(art. 39 infine, LE).
OTROS TIPOS Y FORMAS SOClETARIAS 361
otra denominación, que se regirá por las normas del instrumento constitutivo
y supletoriamente por lo dispuesto para la SRL (art. 158, párrs. 1º y 3º, LGS).
Dicho régimen remite a las disposiciones de la SA (arts. 280 a 298).
En caso de ser omitido, la SAS está obligada a contar en su órgano de
administración con al menos un suplente (art. 50). Asimismo, los socios
podrán ejercerla de forma individual por aplicación de lo dispuesto por el
art. 55 de la LGS.
e) EXTINCIÓN. La LE no introduce mayores referencias en lo que res-
pecto a las causas de disolución de la SAS y su liquidación, remitiendo ex-
presamente al articulado LGS. Las únicas referencias contenidas en este
cuerpo legal son sindicar como causal la decisión del o de los socios, y de-
terminar que quien actuará como liquidador es el administrador o represen-
tante legal o la persona que designe la reunión de socios o el socio único
(arts. 55 y 56).
sociedad incorporante que se regirá por las normas sobre aumento de capital
(art. 244, LGS).
3) Incidencia del artículo 158 del Código Civil y Comercial. Si bien
el estatuto debe contener normas sobre el gobierno, en ausencia de previsio-
nes especiales rigen las siguientes reglas.
a) Si todos los que deben participar del acto lo consienten, pueden par-
ticipar en una asamblea o reunión del órgano de gobierno, utilizando me-
dios que les permitan a los participantes comunicarse simultáneamente en-
tre ellos. El acta debe ser suscripta por el presidente y otro administrador,
indicándose la modalidad adoptada, debiendo guardarse las constancias, de
acuerdo con el medio utilizado para comunicarse.
b) Los miembros que deban participar en una asamblea, o los integran-
tes del consejo, pueden autoconvocarse para deliberar sin necesidad de cita-
ción previa. Las decisiones que se tomen son válidas, si concurren todos y
el temario a tratar es aprobado por unanimidad.
de ellas, satisfacer ciertas necesidades que le son comunes a todos sus inte-
grantes, con el aporte que estas realizan a un fondo común, y ajustando su
actividad a ciertos principios que hacen a su esencia y la definen como tal.
a) CONCEPTO. Siguiendo los lineamientos prescriptos en la ley de coo-
perativas (art. 2º), los principios rectores de estas entidades y los caracteres
principales son los que tratamos a continuación.
1) Capital variable y dividido en cuotas. El capital de las cooperati-
vas no tiene un mínimo legal y puede variar sujetándose a lo que fuera ne-
cesario para la consecución del objeto social. Se divide en cuotas sociales,
indivisibles y de igual valor, siendo representado en acciones o certificados
(inc. 1º). Las cuotas sociales únicamente pueden transferirse entre los aso-
ciados, con acuerdo del Consejo de Administración y según lo que se hubie-
ra previsto en el estatuto.
2) Libre adhesión. La entidad se encuentra abierta a cualquier perso-
na que, compartiendo los intereses de la cooperativa y cumpliendo los requi-
sitos fijados en el estatuto (p.ej., puede requerirse cierta profesión u oficio)
quiera ingresar, y no se pueden oponer cuestiones de raza, religión o postura
política para impedir su incorporación. Como mínimo deben ser constitui-
das por diez asociados en las cooperativas de primer grado, salvo ciertas ex-
cepciones admitidas por la autoridad de aplicación, y por siete asociados en
las de grado superior (incs. 2º, 5º y 7º). Los asociados pueden ser tanto
personas físicas mayores de dieciocho años, menores de edad por medio de
sus representantes, como personas jurídicas siempre que reúnan las condicio-
nes establecidas en el estatuto (art. 17). Las cooperativas de primer grado
son aquellas conformadas por personas físicas o jurídicas, y las de segundo
o ulterior grado están constituidas por dos o más cooperativas de la misma o
distinta clase.
3) Gestión democrática. Cada socio cuenta con un único voto en el
órgano de gobierno, sin importar la cantidad de acciones que posea, dado
que lo que prevalece en este tipo de entidades es la igualdad entre sus aso-
ciados (inc. 3º).
4) Responsabilidad. Se limita al monto de las cuotas sociales sus-
criptas (inc. 11). Es decir que la ley argentina solo reconoce las cooperati-
vas de responsabilidad limitada.
5) Distribución de excedentes. Los excedentes son aquellos sobran-
tes provenientes de los servicios efectivamente prestados dados por la dife-
rencia entre el costo y el precio del servicio prestado a sus integrantes. Es-
tos excedentes pueden repartirse entre los asociados en concepto de retorno.
Debemos tener en cuenta que la cooperativa no tiene un fin de lucro, a di-
ferencia de las sociedades comerciales, y lo que se reparte no son ganan-
cias o utilidades que produce la entidad sino sobrantes. Son repartidos en
OTROS TIPOS Y FORMAS SOClETARIAS 373
proporción al uso de los serv icios sociales, luego de haber destinado ciertos
porcentajes a la reserva legal y otros fondos que prescribe la ley y previa
aprobación de la asamblea (incs. 4º, 6º, 12 y art. 42).
La prestación de los servicios está destinada, en principio, a los asocia-
dos y solo en forma excepcional a terceros ajenos. Para el caso de existir
sobrantes por la prestación de servicios a estos, no podrán distribuirse entre
los asociados sino que deberán ser destinados a una cuenta especial de reser-
va (art. 42 infine).
Los fondos acumulados en las reservas sociales que la ley prevé como
obligatorias para el funcionamiento de las cooperativas son irrepartibles, y
en el caso de haber sobrantes al momento de la liquidación, una vez devuelto
al socio su aporte, tiene un destino desinteresado (inc. 12).
6) Interés limitado al capital. Se puede reconocer un interés a las
cuotas sociales, siempre que el estatuto lo prevea, no pudiendo exceder en
más de un punto al que cobra el Banco de la Nación Argentina en sus opera-
ciones de descuento (inc. 4º).
7) Educación cooperativa. Un 5 % de los excedentes se destina a un
fondo especial para el fomento de la educación y capacitación cooperativa
(inc. 8º y art. 42, inc. 3º).
8) Integración cooperativa. Podrán asociarse con personas de otro
carácter jurídico, incluso se permite la integración de una sociedad comer-
cial por parte de una cooperativa. La libertad de asociación se encuentra
subordinada a la conveniencia de la realización del objeto social y siem-
pre que no desvirtúe la causa-fin de la entidad (i nc. 9° y art. 5°; Rouillon).
Lo que no podrán hacer las cooperativas es transformarse en una sociedad
comercial o asociación civil (art. 6°).
9) Denominación social. Debe incluir los términos "cooperativa" y
"limitada" o sus abreviaturas, cuidando de no inducir a un campo de ope-
raciones distinto del previsto por el estatuto o la existencia de un propósito
signado por ideas religiosas políticas, raza o nacionalidad (art. 3º).
capital social y que sean suficientes para prevalecer en las asambleas ordina-
rias y extraordinarias.
Estos requisitos se establecen para que sea el Estado quien tenga el con-
trol financiero sobre la empresa. Por ello el estatuto deberá establecer los
mecanismos para impedir que nuevas em isiones accionarias modifiquen la
mayoría establecida.
Si durante la vigencia de la sociedad, alguna de estas dos condiciones
dejara de existir, no se aplicará más el régimen especial pues se convertirá
en una simple sociedad anónima.
Forman parte de estas sociedades tanto las que así se constituyan como
aquellas sociedades anónimas en las que, con posterioridad a su constitu-
ción, el Estado pase a tener mayoría del capital social (art. 309, LGS). En
este último caso, será necesaria la celebración de una asamblea convocada al
efecto y que no medie oposición de ninguno de los accionistas. Si bien no
está establecido por la ley, se entiende que el socio disidente puede optar por
retirarse.
Se establece además la vigencia de lo dispuesto por el art. 310 de la LGS
en cuanto a las incompatibilidades para ser director o gerente, con excepción
del inc. 4º que hace referencia a los funcionarios de la Administración pú-
blica, cuyo desempeño se relacione con el objeto de la sociedad. En con-
secuencia, solo en estas sociedades los funcionarios públicos podrán ejercer
cargos societarios, pero únicamente en representación del Estado.
Al igual que las sociedades de economía mixta, se encuentran sujetas a
la fiscalización estatal permanente, según lo dispone el art. 299, inc. 4º, de la
LGS, por lo que es de aplicación también el art. 255 que dispone que el di-
rectorio debe ser integrado con tres miembros, y el art. 284 en cuanto prevé
la sindicatura impar.
La ley contempla la posibilidad de que el estatuto prevea la designación
por la minoría de uno o más directores o de uno o más síndicos, que no po-
drán ser funcionarios de la Administración pública. Pero cuando el capital
privado alcance el 20 % del capital social, la ley establece que esa minoría
tendrá representación proporcional en el directorio y podrán elegir al menos
uno de los síndicos.
Se indica que no será apl icable a estas sociedades lo relativo a la remu-
neración del directorio y del consejo de vigilancia (art. 261, LGS) y la posi-
bilidad de elección del directorio por voto acumulativo (art. 263).
Anteriormente se establecía que estas sociedades no podían ser decla-
radas en quiebra. Sin embargo, los arts. 313 y 314 de la LGS fueron dero-
gados por la ley 24.522. Cabe reiterar que el art. 2° de la LCQ estableció
expresamente la concursalidad de este tipo de sociedades, junto con las so-
ciedades de economía mixta.
Sostiene Gebhardt que es inaceptable que los acreedores de estos entes
tengan una mayor desprotección que los de personas privadas o un mayor
OTROS TIPOS Y FORM AS SOClETARIAS 383
tatal mayoritaria, las sociedades de economía mixta, como las empresas del
Estado puedan transformarse en sociedades del Estado.
Otra característica que establece la ley es que no podrán ser declaradas
en quiebra, y que su liquidación deberá ser realizada por el Poder Ejecutivo
nacional con autorización legislativa.
La responsabilidad del Estado se limita al aporte realizado. Su admi-
nistración estará a cargo de un directorio pluripersonal, que se regirá por los
arts. 58 y 59 de la LGS, en cuanto a su responsabilidad.
Si bien no tuvo gran aplicación en la práctica, debe señalarse que la ley
20.705 autorizó al Poder Ejecutivo nacional a transformar las empresas del
Estado en sociedades del Estado, lo que sucedió con YPF, Gas del Estado
y Ente!.
Corresponde hacer una necesaria referencia respecto de Compañía de
Valores Sudamericana SA. En agosto de 2012, mediante ley 26.761, se la
declaró de utilidad pública y sujeta a expropiación, disponiendo que la tota-
lidad de los bienes de dicha empresa pasaran a integrar el patrimonio de la
Sociedad del Estado Casa de Moneda, transfiriendo también a esta última el
personal de dicha sociedad.
e) EL ESTADO COMO ACCIONISTA MINORITARIO DE UNA SOCIEDAD. A tra-
vés de la derogación del régimen de las Administradoras de Fondos de Ju-
bilaciones y Pensiones (AFJP) mediante la ley 26.425, las acciones y tí-
tulos que ellas tenían en diversas empresas fueron transferidas al Fondo
de Garantía de Sustentabilidad del Régimen Previsional Público de Re-
parto, adm ini strado por la Administración Nacional de Seguridad Social
(Anses).
De esta manera, el Estado, por medio de la Anses, pasó a ser accionista
minoritario en gran cantidad de empresas privadas que hacen oferta pú-
blica de sus acciones, ejerciendo como consecuencia de ello los derechos
políticos, sociales y económicos correspondientes. Ejemplo de ellas son:
Banco Francés, Banco Hipotecario, Aluar, Quickfood, Molinos Río de la
Plata, Metrovías, Siderar, Grupo Clarín, Telecom, IRSA, Alto Palermo, Te-
lefónica, Transportadora de Gas del Norte (TGN), Ledesma, entre muchas
otras.
Sin embargo, las sociedades que integran, con una porción minoritaria,
siguen rigiéndose por la ley general de sociedades y se excluye la aplicación
de leyes administrativas o el régimen de administración financiera y siste-
mas de control públicos.
En julio de 2012 el Poder Ejecutivo dictó el decr. 1278/12 que creó un
reglamento especial para los representantes y directores designados, por el
Estado en las sociedades en las que es parte. Dicha norma otorgó la ad-
ministración de los activos a la Secretaría de Política Económica y Planifi-
cación del Desarrollo, del Ministerio de Economía y Finanzas Públicas (en
adelante "la Secretaría").
OTROS TIPOS Y FORMAS SOClETARIAS 385
Sostiene Vítolo que este decreto importa una reforma implícita de va-
rios artículos de la ley 19.550 y la creación de un doble régimen en cuanto
otorga al Estado como accionista y a los directores por él designados, dere-
chos y responsabilidades distintos de los de los accionistas y directores par-
ticulares.
Esta Secretaría tiene a su cargo el ejercicio de los derechos políticos
que dichas acciones otorgan e instruye a los directores para que intervengan
en las asambleas y voten, diseñando además un sistema de información para
lograr tener conocimiento permanente de lo que sucede en las sociedades en
las que interviene.
Les asigna a los directores nombrados por el Estado el carácter de fun-
cionarios públicos, en contradicción con lo dispuesto en el inc. 4º del art.
264 de la LGS.
Regula también los honorarios que percibirán por su función, pues es el
propio Estado nacional el que abonará una remuneración calculada sobre un
sistema establecido especialmente. En oposición a esta cuestión, el art. 261
de la LGS prevé que los administradores son remunerados en forma directa
por la sociedad, y no a través de uno de los socios, como en este caso es el
Estado.
Ciertos autores advierten sobre la falta de independencia de criterio que
podrá tener un director que se encuentra en relación de dependencia con el
accionista que lo designó, sumado a que ese mismo accionista es quien deci-
dirá su remuneración (Casella).
Dispone además que deberán procurar que el interés societario se lleve
a cabo en resguardo del interés público, el cual debe tener prioridad, debien-
do desempeñarse con la lealtad y diligencia de un buen hombre de negocios
en concordancia con el art. 59 de la LGS.
Seguidamente se establece que los directores deberán actuar cumplien-
do las directivas y recomendaciones de la Secretaría, lo cual se encuentra
en contraposición con el art. 266 de la LGS que dispone que el cargo de
director es personal e indelegable. Se infiere de la norma en estudio nue-
vamente la falta de independencia de esos directores, y la posibilidad de que
se encuentren en un conflicto entre las directivas del Estado y el interés de la
empresa.
En cuanto a la responsabilidad, dispone que los directores deben asumir
las responsabilidades ilimitadas y solidarias que para dicho cargo impone la
ley 19.550, así como también las que le pudieran corresponder en materia
penal, civil, administrativa y profesional, además de las responsabilidades
propias de su carácter de funcionarios públicos.
Pero por otro lado les garantiza indemnidad, siempre que actúen cum-
pliendo las directivas de la Secretaría, modificando así el régimen de respon-
sabi lidad de la ley general de sociedades.
386 SOCIEDADES
Como último aspecto a tener en cuenta, cierta doctrina sostiene que de-
bió atenderse a la jerarquía de las normas, pues nos encontramos frente a un
decreto que en algunos aspectos modifica una ley.
yen por acto único mediante instrumento público que debe contener, además
de los requisitos especiales previstos en el art. 41 de la ley 24.467, los exigi-
dos por la ley 19.550.
El art. 1° de la ley 24.467 dispone que "tiene por objeto promover el
crecimiento y desarrollo de las pequeñas y medianas empresas impulsando
para ello políticas de alcance general a través de la creación de nuevos ins-
trumentos de apoyo y la consolidación de los ya existentes".
En dicho marco se encuentran las sociedades de garantía recíproca que
están constituidas por socios partícipes y socios protectores. Los socios par-
tícipes son únicamente las pequeñas y medianas empresas, ya sean personas
físicas o jurídicas, que suscriban acciones y reúnan las condiciones genera-
les determinadas por la autoridad de aplicación. Los socios protectores son
todas aquellas personas físicas o jurídicas, públicas o privadas, nacionales o
extranjeras, que realicen aportes al capital social y al fondo de riesgo. Estas
sociedades no pueden celebrar contratos de garantía recíproca con los socios
protectores. Es incompatible la condición de socio protector con la de socio
, .
part1c1pe.
Las sociedades de garantía recíproca no pueden otorgar a un mismo so-
cio partícipe garantías superiores al 5 % del valor total del fondo de riesgo.
Tampoco pueden asignar más del 25 % del valor total del fondo de riesgo a
obligaciones con el mismo acreedor; tienen prohibido conceder créditos a sus
socios o a terceros, y no pueden realizar actividades distintas de las de su ob-
jeto social.
Las vinculaciones de estas sociedades con las entidades financieras son
supervisadas por el BCRA.
CAPÍTULO XI
AGRUPAMIENTO EMPRESARIO
Y CONTRATOS ASOCIATIVOS*
empresas con las que tenemos contacto diario que seguramente no tienen
instalaciones, como por ejemplo las compañías aéreas, que sus inmuebles
son generalmente alquilados o dados en concesión (aeropuertos), aviones en
leasing, sistemas informáticos de reserva y venta de pasajes estandarizados
internacionalmente e integrados a los sistemas de la JATA, etcétera. Enton-
ces la pregunta es, ¿qué tienen como activo principal? Concesiones de ruta,
que les permite volar a ciertos destinos con determinadas frecuencias. Un
activo totalmente inmaterial o intangible, en el lenguaje actual de los nego-
cios, la economía y el derecho, que en la medida en que este operativo, en
actividad, tiene un valor porque genera un flujo de fondos.
Otro ejemplo es el art. 5º de la ley 20.744, de contrato de trabajo, que
define a la empresa como "la organización instrumental de medios persona-
les, materiales e inmateriales, ordenados bajo una dirección para el logro de
fines económicos o benéficos".
Ese mismo artículo define a la persona del empresario como aquel su-
jeto que dirige la empresa, por sí o por intermedio de otras personas. Por
consiguiente, en este entramado organizativo la figura del empresario tanto
se puede configurar por la individualidad de una sola persona como a través
de una forma asociativa como la sociedad. Lo importante es quién dirige y
el modo en que se toman las decisiones dentro de una organización.
La expansión del mundo de los negocios ha llevado a que, salvo los em-
prendimientos pequeños, la interacción de los negocios y del mundo empre-
sario haya traspuesto las fronteras, comenzándose a concebir al mundo como
una sola zona geográfica donde las decisiones de inversión y radicación de
las firmas se vincula con regímenes adecuados que fomenten las inversiones
de capital y la radicación de empresas. Así, las ventajas impositivas, labo-
rales, de seguridad jurídica, defensa de la propiedad, posibilidad de ingreso
y salida de los mercados son tomados en cuenta a la hora de definir el modo
en que se expanden las empresas y del modo en que se vinculan.
Debemos tener en cuenta, además, que el mundo actual se ha estruc-
turado mediante estándares internacionales de conducta empresaria y trata-
miento de las inversiones, de lucha contra los delitos de lavado de activos
(combatiendo especialmente fondos obtenidos por corrupción, venta de ar-
mas, trata de personas y narcotráfico), de estandarización de los sistemas fi-
nancieros (Reglas de Basilea), etc., que conforman un entramado de factores
a considerar al momento de proyectarse a otros países. De allí que se ob-
serve que aquellos países que mantienen políticas coherentes en estos aspec-
tos son los mayores receptores de inversiones internacionales.
habla de "sumar valor" parecería que solo incide aquello que se agrega (por
ello se utiliza la expresión "sumar"); no obstante, disminuir riesgos, como
mencionamos antes, significa sumar valor de un modo indirecto.
Otra cuestión a considerar en este aspecto es que hablar de "valor" no
es solo referirnos a una expresión matemática, sino a una apreciación subje-
tiva del sujeto que toma la decisión y "valoriza más esto que aquello". Esa
valorización de una cosa respecto de otra es lo que la moderna economía
considera como sumatoria y no solo la función matemática.
Explicamos anteriormente que las técnicas societarias son en primer lu-
gar las denominadas "fusiones y adquisiciones" o mergers and acquisitions
(M&A) en el ámbito internacional, y se concretan por medio de los procesos
de reorganización societaria, fusiones y escisiones, previstos en el art. 82 y
ss. de la ley 19.550, dado que en este tema la reforma introducida por la ley
26.994, que sancionó el Código Civil y Comercial de la Nación, no ha intro-
ducido cambios. Y los supuestos de adquisición de otras sociedades o toma
de control de otras sociedades están previstos en el art. 33 de la ley 19.550,
en los que la norma antes citada tampoco introdujo cambios.
que contrataron con el gestor, y se produzco una división entre aportes y re-
sultado.
Destaquemos que en la relación partícipe-gestor existe a favor del pri-
mero derecho a la información y rendición de cuentas (art. 1451), y la pér-
dida que afecte al partícipe nunca puede ser superior al valor de su aporte
(art. 1452).
Un interrogante que surge de la lectura del texto legal es, ¿el gestor pue-
de desarrollar varios negocios de participación? El texto no lo prohíbe; sin
embargo, podría darse un problema de "confusión de negocios y responsa-
bilidades". Tema por demás delicado dado que la informalidad del negocio
aumenta los riesgos generados por la propia informalidad, en tanto y en cuan-
to podrían generarse situaciones confusas. Por ejemplo, si el gestor recibe
aportes dinerarios y él los administra respecto de operaciones con terceros,
los aportes recibidos de los partícipes -ante la informalidad de la constitución
del negocio- se confundirían con su propio patrimonio, generando que un ter-
cero -acreedor personal del gestor- pudiera ir contra los bienes que integran
su patrimonio, entre los que se encuentran los aportes recibidos.
b) AGRUPACIONES DE COLABORACIÓN. La agrupación de colaboración se
encuentra regulada en el Código Civil y Comercial entre el art. 1453 y el
art. 1462. Su precedente se vincula con la incorporación a la ley 19.550,
mediante reforma de la ley 22.903, que incorporó como contratos de colabo-
ración empresaria el capítulo 111 a dicha ley.
El nuevo art. 1453 define que "hay contrato de agrupación de colabora-
ción cuando las partes establecen una organización común con la finalidad
de facilitar o desarrollar determinadas fases de la actividad de sus miembros
o de perfeccionar o incrementar el resultado de tales actividades".
Es decir que en este caso las partes contratantes establecen una organi-
zación común que estará determinada entre ellos a los efectos de facilitar o
desarrollar determinadas áreas de actividades de sus miembros; en otras pa-
labras, esa organización va a aprovechar una sinergia entre los partícipes
para lograr una operatividad que a ambos les resulte conveniente. O bien,
perfeccionar o incrementar el resultado de tales actividades, las que se hayan
especificado, y que confluyan en un interés común. Por consiguiente, en
este tipo de contrato se percibe esa comunidad de fines que lo tipifica.
Es importante destacar que en el texto anterior de la ley de sociedades,
el art. 367 preveía que en principio solo podían participar de este tipo de con-
tratos sociedades constituidas en la República Argentina o sociedades consti-
tuidas en el extranjero que se hubieren sometido a lo dispuesto por el art. 118,
párr. 3°, de la ley de sociedades. Esta diferenciación se ha excluido del texto
actual del Código, al no efectuar diferencias entre sociedades constituidas en
la República Argentina o fuera de ella.
Este tipo de agrupación no prevé que en sí misma genere un lucro au-
tónomo, sino que por el contrario, el beneficio debe recaer sobre las partes
AGRUPAMIENTO EMPRESARIO Y CONTRATOS ASOCIATIVOS 409
contratantes en forma independiente, beneficiando a cada una en particular
y no a la "organización común" como un ente en sí, dado que este es solo un
esfuerzo de intereses para lograr un objetivo en beneficio directo de las par-
tes contratantes (art. 1454).
El art. 1454 determina la forma y contenido de este contrato, fijando
que debe hacerse por instrumento público o privado con firma certificada
por escribano público e inscripto en el Registro Público. De este contrato
debe remitirse copia al organismo de aplicación del régimen de defensa de
la competencia. El organismo en cuestión es la Comisión de Defensa de la
Competencia, ante la falta del Tribunal de Defensa de la Competencia, como
había sido originariamente legislado.
La ley señala que debe contener los siguientes datos.
1) El objeto de la agrupación; es decir, es preciso exponer el tipo de
organización que se piensa diagramar para que con su funcionamiento se al-
cance la finalidad prevista en ella.
2) El plazo de duración no puede exceder de diez años, si se establecie-
re un plazo mayor se reduce al máximo legal y si no se puso plazo se entien-
de que no puede superar el previsto de diez años. Por decisión unánime de
los integrantes se puede prorrogar pero siempre por plazos de diez años. Se
establece en su nueva redacción un impedimento para su continuación, el
cual no tiene sentido por el tipo de contrato y consiste en que no puede pro-
rrogarse si hubiese acreedores embargantes de los participantes y no se los
desinteresa previamente. La pregunta es, ¿por qué? La verdad es que si se
destaca que no tiene finalidad lucrativa y que solo tiene por propósito gene-
rar ventajas para ellas en su desempeño, el eventual embargo que pudiera
existir en nada afecta la operatividad y ventajas del contrato. Por su parte,
el embargo es algo que se puede dar en la vida de las firmas, que en nada
afectan a la vida y proyección de ellas.
3) La denominación o nombre de fantasía integrado con la palabra
"agrupación".
4) El nombre, razón social o denominación, el domicilio y los datos de
inscripción registra} del contrato o estatuto o de la matriculación e indivi-
dualización de cada uno de los participantes. En el caso de sociedades, la
relación de la resolución del órgano social que aprueba la contratación de
la agrupación, así como su fecha y número de acta. En este supuesto se
pretende la clara identificación de los integrantes del contrato y el respaldo
documental de las decisiones adoptadas por cada uno de los integrantes, por
el compromiso que ello conlleva.
5) La constitución de un domicilio especial para todos los efectos que
deriven del contrato de agrupación, tanto entre las partes como respecto de
terceros.
6) Las obligaciones asumidas por los participantes, las contribuciones
debidas al fondo común operativo y los modos de financiar las actividades
410 SOCIEDADES
deres suficientes de todos y cada uno de los miembros para ejercer los de-
rechos y contraer las obligaciones que hacen al desarrollo o ejecución de la
obra, servicio o suministro. Para revocar la designación del representante
es necesario que exista causa, excepto que ella se hubiera adoptado por de-
cisión unánime de los participantes. Mediando justa causa, la revocación
puede ser decidida por el voto de la mayoría absoluta.
El art. 1468 establece que los acuerdos entre las partes requieren siem-
pre que sean adoptados por unanimidad, excepto que el contrato previera
una modalidad diferente.
8) El método para determinar la participación de las partes en la distri-
bución de los ingresos y la asunción de los gastos de la unión o, en su caso,
de los resultados. Esto hace al modo de mantener una ecuación económi-
ca que sea adecuada para las partes intervinientes en la UT y a los efectos
de mantener un fondo que permita tornar activo el emprendimiento. Así,
el grado de participación se vinculará con el grado de participación en las
utilidades y el modo en que se financie este proyecto, ya sea con recursos
propios o de terceros.
9) Los supuestos de separación y exclusión de los miembros y las cau-
sales de extinción del contrato. Estos pueden ser expresos y específicos, de
acuerdo con el proyecto en común que encare la UT, o bien similares a las
previstas en las agrupaciones de colaboración en los arts. 1461 y 1462. De-
bemos tener en cuenta que en ciertos supuestos de prestación de servicios
públicos hay causales que son propias de la prestación que se efectúa de él y
que surge de los propios contratos de concesión de servicios y de las autori-
dades de control sobre la actividad.
JO) La norma prevé los requisitos de admisión que se deben dar para
admitir nuevos miembros. Esto dependerá del tipo de UT que se realice y
el proyecto para el cual se haya creado. Indudablemente puede ocurrir que
sea necesario incorporar a alguien más por mayor desarrollo del proyecto
originario, o por apartamiento de alguno y necesidad de cubrir una determi-
nada especialidad en el proyecto conjunto. Para estos supuestos debe estar
claramente determinado el modo de incorporación, la integración del fondo
común operativo y la aceptación de las condiciones y resoluciones que se-
guramente ha adoptado la UT hasta la fecha. Es decir que la posibilidad
de incorporar nuevos miembros se vincula directamente con el negocio y el
mantenimiento de una ecuación económica y operativa propia de él y no con
una cuestión legal.
11) Las sanciones por incumplimiento de obligaciones, que pueden ser
desde pecuniarias hasta la exclusión de la parte en el contrato de UT. En
esto el legislador ha otorgado una gran posibilidad a las partes, al dejar pre-
vistas a su criterio las sanciones más adecuadas para cada caso en particular.
12) Las normas para la elaboración de los estados de situación, a cuyo
efecto los administradores deben llevar, con las formalidades establecidas en
AGRUPAMIENTO EMPRESARIO Y CONTRATOS ASOCIATIVOS 415
los art. 320 y ss., los libros exigibles y habilitados a nombre de la UT que re-
quieran la naturaleza e importancia de la actividad común de acuerdo con las
normas que rijan en materia contable.
El art. 1466 establece la obligatoriedad de que el contrato y la designa-
ción del representante deben ser inscriptos en el Registro Público que corres-
ponda. Asimismo, las normas tributarias exigen que estos emprendimientos
deban inscribirse a los efectos de obtener su clave única de identificación tri-
butaria (CUIT), debido a que es un sujeto obligado tributariamente al pago de
impuestos y a brindar información que el organismo le requiera.
Por último, el art. 1469 determina que la quiebra de cualquiera de los
participantes, así como la muerte o incapacidad de las personas humanas in-
tegrantes de la UT, no producen la extinción del contrato, el que continúa
con los restantes si acuerdan la manera de hacerse cargo de las prestaciones
ante los terceros. Salvo que la UT sea de dos miembros y en un plazo con-
tractualmente acordado y determinado previamente no se incorpore otro u
otros para cubrir al faltante, por la causa que lo haya originado.
d) C ONSORCIOS DE COOPERACIÓN. Este tipo contractual no se encontra-
ba legislado en la ley de sociedades comerciales. Sobre el particular se ha-
bían realizado distintos trabajos de doctrina, que el legislador plasmó en la
redacción del Código, luego de la fugaz vigencia de la ley 26.005.
Así, el art. 1470 conceptualiza este contrato cuando las partes estable-
cen una organización común para facilitar, desarrollar, incrementar o con-
cretar operaciones relacionadas con la actividad económica de sus miembros
a fin de mejorar o acrecentar sus resultados.
Estos contratos son de los que se denominan cooperativos, en cuanto
cooperación entre integrantes, y tienen por objeto generar un beneficio gene-
ral para cada uno de los integrantes de las partes contratantes. La impor-
tancia de estos contratos es muy grande en la actualidad, dado que permiten
aunar esfuerzos con el objeto de faci litar, desarrollar, incrementar o concre-
tar operaciones comerciales. Es decir, esa expresión tradicional de que "la
unión hace la fuerza" se materializa en la esencia de este contrato dado que,
desde la cooperación entre miembros, se trata de alcanzar el objetivo que la
ley indicaba en la parte general en el art. 1442 de "comunidad de fin".
Es también importante señalar que el consorcio no ejerce dirección o
control de la actividad de los miembros que los integran. Cada miembro
mantiene y conserva sus propios órganos de administración y el consorcio
no se superpone sobre él. El consorcio solo colabora - de allí su carác-
ter cooperativo- en facilitar, desarrollar, incrementar las actividades de los
miembros, tal cual lo dispone el art. 1471.
El contrato debe otorgarse por instrumento público o privado con fir-
ma certificada por escribano público nacional e inscribirse juntamente con
la designación de sus representantes en el Registro Público que corresponda,
tal como lo determina el art. 1473. Este tipo de consorcio de cooperación,
416 SOCIEDADES
debido al carácter lucrativo que genera, debe ser inscripto ante la Afip a los
efectos de obtener la registración pertinente del CUIT y determinar los im-
puestos que se deba afrontar.
El contrato tendrá un contenido determinado por el art. 1474, y que in-
cluye los siguientes puntos.
J) El nombre y datos personales de los miembros individuales (perso-
nas humanas que lo integren), y en el caso de personas jurídicas, el nom-
bre, denominación, domicilio y, si los tiene, datos de inscripción del contrato
o estatuto social de cada uno de los participantes. Las personas jurídicas,
además, deben consignar la fecha del acta y la mención del órgano social
que aprueba la participación en el consorcio.
2) El objeto del consorcio es identificar lo que este pretende realizar y
el modo en que lo piensa llevar a cabo. En este aspecto debe determinarse
lo que se pretende facilitar, desarrollar, incrementar o concretar, y con qué
operaciones de la actividad económica de sus miembros se vincula.
3) El plazo de duración del contrato. Aquí el texto legal no fija un
plazo determinado, por lo que queda a criterio de las partes contratantes.
4) La denominación, que se forma con un nombre de fantasía integrado
con la leyenda "Consorcio de cooperación".
5) La constitución de un domicilio especial para todos los efectos que
deriven del contrato, tanto respecto de las partes como con relación a terceros.
Este domicilio se inscribirá, a los efectos tributarios, como domicilio fiscal.
6) La constitución del fondo común operativo y la determinación de su
monto, así como la participación que cada parte asume en él, incluyéndose la
forma de su actualización o aumento, en su caso. Este fondo común opera-
tivo cumple la función similar a lo que sucede en otras formas contractuales
asociativas, en consecuencia, el contrato debe establecer el modo y la pro-
porción en que se integra por cada uno de los integrantes y además su opera-
tividad administrativa sobre él.
7) Las obligaciones y derechos que pactan los integrantes, lo cual hace
a la esencia del contrato cooperativo. Allí se determinará el modo en que
cada parte participa del proyecto en ambos aspectos. La ley deja librado a
las partes el contenido obligatorio, debido a que es imprescindible que ellas
lo diseñen teniendo en cuenta el tipo de consorcio y a qué se va a dedicar.
De allí la libertad que el legislador otorga a la figura.
8) La participación de cada contratante en la inversión del o de los pro-
yectos del consorcio, si existen, y la proporción en que cada uno participa de
los resultados. Además la ley determina en el art. 1472 el modo en que los
integrantes participan en los resultados del consorcio. El texto legal señala
que los resultados que genera la actividad desarrollada por el consorcio se
distribuyen entre sus miembros en la proporción que fija el contrato en cuan-
to a lo que recibe cada parte, dado que será proporcional a los aportes. Si
AGRUPAMIENTO EMPRESARIO Y CONTRATOS ASOCIATIVOS 417
Ese objetivo común puede estar marcado a través de una cultura em-
presarial grupal. De esta manera puede ser diferenciado del control de las
sociedades que conforman el grupo ya descripto, en cuanto a que en un caso
el sometimiento de la voluntad social se da por otros instrumentos, mientras
que la dirección unificada conlleva a la planificación del negocio del grupo
propiamente dicha.
A modo de ejemplo, en la concreción de esta dirección unificada, es co-
nocido en el mundo de los negocios el concepto de misión, visión y valores
de la empresa. La misión define principalmente cuál es la labor o actividad
en el mercado, la visión fija las metas que la empresa pretende conseguir en
el futuro, y los valores son principios éticos sobre los que se asienta la cultu-
ra de la empresa.
Si bien puede parecer débil la idea de que definir la misión, visión y
valores del grupo puedan llevarnos a la caracterización de una pluralidad de
sujetos como grupo, puede ser un elemento a tener en cuenta a la hora de in-
tentar identificar al grupo empresario.
Ahora, para acercarse a una aproximación de lo que significa la direc-
ción unificada existen dos tesis, una amplia y otra estricta. La amplia exige
la ejecución de algunas funciones conjuntas, mientras que la posición estricta
requiere que se administre el conjunto de las sociedades como si fuera una
sola empresa (Manóvil, Grupos de sociedades, p. 400 y 402).
Es así que, por ejemplo, la imposición de una política de ventas o de
compras de insumos, contrataciones, calidad de producción, direccionamien-
to de la inversión en unidades productivas, puede ser llevada a cabo por la
cabeza del grupo o bien definida individualmente por cada uno de los inte-
grantes pero como ideas directrices.
El primer objetivo de la formación de un grupo societario apunta a la di-
versificación del riesgo empresario, ya que el riesgo de cada actividad queda
limitado a la sociedad miembro del grupo que lleva adelante dicha actividad.
Por ejemplo, un grupo empresario dedicado a la industria automotriz deci-
de expandir sus actividades a la fabricación o producción de cubiertas para
las ruedas de los autos; el riesgo propio de ese nuevo emprendimiento, su
éxito o fracaso, queda acotado a la sociedad que desarrolle dicha actividad.
De forma que en caso de fracaso de la actividad el grupo solo perderá el ca-
pital invertido en ese proyecto, sin que se vea afectado el resto de las socieda-
des del grupo.
Un mismo ejemplo puede verse en el caso de los bancos, quienes cuan-
do abren una nueva unidad de negocios en un país prefieren constituir una
sociedad local, en lugar de abrir una sucursal (art. 118, ley 19.550), como
medio para evitar que cualquier inconveniente en el mercado financiero del
país al cual están llegando pueda repercutir en el grupo bancario.
Un segundo objetivo es el cambio en la organización de la dirección de
la empresa, toda vez que aumenta el número de personas con cargo de adminis-
tradores de sociedades, con las responsabilidades civiles y penales correspon-
AGRUPAMIENTO EMPRESARIO Y CONTRATOS ASOCIATIVOS 423
dades muy diversas entre sí. Por ejemplo, los contratos de intercambio de
acciones, adquisiciones en la bolsa, fusiones, absorciones.
Este fenómeno de agrupamiento no escapa a los controles de cada Es-
tado en el cual operan, generando la promulgación de leyes antitrust, que
evitan que por medio de estas agrupaciones se conformen monopolios u oli-
gopolios.
En algunos casos, los referidos controles llevan incluso a la prohibición
de toda f usión de empresas cuyo capital exceda cierto límite, por el riesgo
que conlleva el manejo de ciertas pautas que terminan siendo impuestas por
estos grupos, por ejemplo, el precio de los productos o servicios.
A diferencia de los grupos de empresas, en los conglomerados las acti-
vidades son diversas, es decir que no existe un negocio común de todas las
sociedades que la integran sino que su actividad se foca liza o centra en dis-
tintas áreas de mercado.
Es por eso que en un conglomerado de empresas se puede encontrar un
área que se dedique a medios de comunicación, otra a la realización de acti-
vidades financieras y otras a la venta de bienes de consumo masivo.
A modo de ejemplo, los grupos de inversión financiera que en su con-
junto conforman un fondo común de inversión y ese fondo de inversión po-
siciona sus intereses económicos en empresas particulares que se dedican
cada una a una actividad particular. El grupo de inversión únicamente
busca el rédito sin interesarse particularmente en el desarrollo de un nego-
. ,
c10 comun.
Es así que aquí cobra vital relevancia la protección de las sociedades
para evitar un desvío del interés social en pos del grupo societario o de la
sociedad holding. Tal como fue referido en el capítulo anterior, la doctrina
internacional ha caracterizado el llamado interés de grupo, y al existir diver-
sidad de negocios dicho interés puede resultar muy diverso y por ello debe
prestarse especial atención en la conducción de las sociedades integrantes
para evitar un perjuicio a su interés social.
SOCIEDADES
Según las reformas de la ley 26.994
Marcelo Gebhardt (Director)
Miguel Alvaro Romero (Coordinador)
AA.VV.
Segunda Edición (2019) - ASTREA
CAPÍTULO XII
SOCIEDAD CIVIL
Y OTRAS FORMAS ASOCIATIVAS*
* Por Verónica Laura Andreani, Juan Bautista O'Connor y María Teresa Patuel (§ 169 a
187), y Miguel Álvaro Romero(§ 188).
428 SOCIEDADES
torio, en tanto las partes conocen desde un primer momento el aporte que
deben realizar y por el cual responden, más allá del riesgo propio y las con-
tingencias de cualquier negocio.
e) BILATERAL y PLURILATERAL. El carácter bilateral viene dado porque
requiere el consentimiento de dos o más partes para su formación (art. 946,
Cód. Civil); mientras que es plurilateral porque siempre al momento de su
celebración quedan más de dos partes mutuamente obligadas, al nacer un
ente jurídico distinto del de sus socios, que tiene obligaciones frente a ellos,
quedando obligados tanto estos con él como todos entre sí.
d) ONEROSO. La obligación de efectuar el aporte es lo que le otorga
principalmente este carácter, con fin de lucro y la posibilidad de participa-
ción en las utilidades y ventajas de la sociedad (conforme Massot, siguiendo
el criterio de Videla Escalada).
§ 175. D ENOMINACIÓN. - Los arts. 1678 a 1680 del Cód. Civil regula-
ban el problema del nombre de la sociedad. Este conjunto de normas esta-
blecían que se puede colocar como nombre a una sociedad el de uno o más
SOCIEDAD CIVIL Y OTRAS FORMAS ASOCIATIVAS 435
muestren. Esta norma establecía la regla de que la forma exigida por el art.
1184, inc. 3º, del Cód. Civil podría ser sustituida por otros medios de prueba.
Es decir, el contrato de sociedad civil se trata de un contrato formal para la
prueba de la regularidad de la sociedad. Si se acredita la existencia de la so-
ciedad por estos medios alternativos, la cuestión queda regulada por los actua-
les arts. 21 a 26 de la LGS.
§ 180. CAPITAL SOCIAL. - El párr. 3º del art. 1649 del Cód. Civil defi-
nía que capital social debe entenderse como las totalidad de las prestaciones
que consistiesen en obligaciones de dar. Siguiendo esta definición podemos
decir que capital social solo incluye a las prestaciones de dar, omitiendo las
prestaciones consistentes en hacer. Videla Escalada considera que la posi-
ción de Vélez Sársfield es defendible, ya que ha querido dar a la expresión
"capital social" un sentido de responsabilidad patrimonial de la sociedad
frente a terceros, susceptible de una valuación directa en dinero.
menos que exista causa legítima para ello, que puede justificarse por algún
impedimento de hecho o en la falta de confianza por un motivo grave (arts.
1681 y 1682, Cód. Civil). En este caso, los socios restantes se encuentran
facultados a apartarse de la sociedad y reclamar la indemnización al admi-
nistrador removido (art. 1686, Cód. Civil). Por el contrario, tal facultad no
podría ser ejercida si el administrador fuera un sujeto extraño a la sociedad,
o si se tratara de un socio designado con posterioridad.
En cuanto a la extensión de los poderes del administrador, la regla ge-
neral es que debe limitar su actuación a las facultades expresamente esta-
blecidas en el poder otorgado. En caso de no existir este último, el Código
Civil limita y determina sus facultades al cumplimiento del objeto y fin de
la sociedad (art. 1691), que marcan la capacidad de derecho del ente, cuyo
representante, claro está, no puede estar legitimado para lo que no está el re-
presentado. Tal solución se amolda al principio de especialidad que rige
a las personas de existencia ideal, quienes deben encontrarse dotadas de
los órganos necesarios para dar cumplimiento a la finalidad por la que fue
constituida.
Por cierto, tal como lo disponía el art. 1694 del Cód. Civil, en la admi-
nistración de la sociedad se reputa un mandato general que comprende los
negocios ordinarios, al entender estos últimos como aquellos que no necesi-
tan de un poder especial.
Si se sobrepasan los límites del objeto social, jugará la responsabili-
dad de los administradores frente a los socios, mas no frente a terceros en la
medida en que el acto no sea notoriamente extraño al objeto social, aspecto
que requerirá, en caso de que los terceros aleguen su desconocimiento, de
la producción de prueba pertinente ante el juez, toda vez que, a diferencia
de lo que ocurre con las sociedades comerciales, en estas últimas el objeto
se presume conocido en función de la inscripción del contrato social y su
publicidad.
§ 184. Socios. - Según lo establecía el art. 1667 del Cód. Civil, tienen
calidad de socios las personas que fueron partes en el primitivo contrato de
sociedad, y las que después hayan entrado por alguna cláusula del contrato,
o por contrato posterior con todos los socios, o por admisión de los adminis-
tradores autorizados al efecto.
De lo anterior se colige que tal condición se adquiere mediante un acto
voluntario del socio al que deben prestar conformidad los restantes, y que
puede darse tanto en el acto constitutivo, como con posterioridad al momen-
to en que se decida la incorporación de uno nuevo.
De allí es que deriva el carácter intuitu personre que tiene el contrato
social, pues ese estatus de socio no es, en tales condiciones, transferible a los
herederos del socio, ni menos aún podría ser cedido sin la conformidad de
los restantes integrantes de la sociedad. Existe aquí una diferencia con la
sociedad comercial en tanto, según el tipo social del que se trate, la calidad
de socio puede ser cedida o transmitida vinculándose con el predominio del
interés personal o del capital, caso este último que se encontraría claramente
comprendido en las sociedades anónimas.
Por otra parte, en función del mencionado carácter intuitu personre, la
calidad de socio es, como regla, personal e intransferible. En tal sentido, se
442 SOCIEDADES
d) Por pérdida total o parcial del capital social que impida cumplir con
el objeto por el cual fue formada (art. 1771).
e) Por causas graves de origen externo, como por ejemplo una guerra
(art. 1774).
Una vez declarada la disolución por haberse materializado el acto jurí-
dico que interrumpe la vida de la sociedad, opera la "liquidación", que debe
entenderse como la natural consecuencia de la disolución, o sea, el conjun-
to de pasos previstos para la "desintegración" de la sociedad que culmina,
finalmente, con la partición. En esta última etapa, se distribuyen los bie-
nes entre los socios conforme el mecanismo establecido por los arts. 1778 y
1788 bis.
nes juradas de los donantes de aportes sobre la licitud de los fondos o bienes
aportados, en cumplimiento de la normativa sobre prevención del lavado pro-
veniente de actividades ilícitas (res. IGJ 7/15).
Las promesas de donación que realicen los fundadores se tornan irre-
vocables una vez que la autoridad de aplicación otorga la autorización para
funcionar (art. 197, Cód. Civil y Comercial). Las donaciones no pueden ser
revocadas casi en ningún caso. Ni siquiera cuando la fundación se viera
obligada a disolverse (o a cambiar su objeto) a raíz de una imposibilidad ma-
terial de desarrollar su objeto, salvo que en el acto de donación se hubiese
estipulado expresamente que el cambio de objeto de la fundación o su diso-
lución prematura serían condición resolutoria de la donación (art. 218, Cód.
Civil y Comercial).
El art. 199 del Cód. Civil y Comercial impone la presentación de un
plan de acción junto con el pedido de la autorización para funcionar. Di-
cho plan debe contemplar las actividades previstas para ejecutar durante los
primeros tres años de vida de la entidad, con indicación precisa de su natu-
raleza y características, así como de la fuente de los recursos que se emplea-
rán para su ejecución. Esta exigencia se renueva trienalmente, debiendo al
término del trienio presentar la fundación un nuevo plan de acción en el que
deberá cumplir los mismos requisitos ya mencionados.
Durante el iter constitutivo de la fundación, sus fundadores y adminis-
tradores serán solidariamente responsables frente a los acreedores del ente
por las obligaciones contraídas hasta el momento en que se obtenga la auto-
rización para funcionar. Los acreedores de la fundación podrán excutir los
bienes personales de estos fundadores y administradores, pero sus créditos
estarán subordinados a los de los acreedores personales de los deudores sus-
titutos (art. 200, Cód. Civil y Comercial).
3) Gobierno y administración. Ambos están a cargo del Consejo de
Administración. Dicho consejo es integrado por un mínimo de tres miem-
bros, que deberán ser indefectiblemente personas humanas. Los fundadores
pueden, por disposición estatutaria, reservar para sí la ocupación permanente
de cargos en el Consejo de Administración, así como la facultad de designar
a los consejeros en caso de vacancia o vencimiento de sus mandatos. Pue-
den también los fundadores optar por delegar en instituciones públicas o pri-
vadas sin fines de lucro la designación de los integrantes del consejo (art.
201, Cód. Civil y Comercial).
Los consejeros no percibirán remuneración por el ejercicio de sus car-
gos, con excepción del reembolso de gastos. Su gestión, lógicamente, debe
cumplirse ad honorem (art. 206, Cód. Civil y Comercial).
El consejo puede estar integrado por dos categorías de miembros: per-
manentes y temporarios; a su vez el estatuto puede delegar en los miembros
permanentes la designación y remoción de los temporarios, y también esta-
blecer una suerte de poder de veto a favor de los miembros permanentes,
454 SOCIEDADES
sin cuyo voto favorable será imposible aprobar determinadas cuestiones (art.
202, Cód. Civil y Comercial).
La ley prevé la posibilidad de delegar la gestión ordinaria de las accio-
nes de la fundación en un comité ejecutivo, que puede estar integrado o no
por algunos miembros del consejo. A su vez, pueden delegarse facultades
ejecutivas en una o más personas humanas, que pueden ser o no miembros
del consejo (art. 205, Cód. Civil y Comercial). Este comité es una figura
equivalente a aquella regulada en el art. 269 de la LGS para la administra-
ción y gestión de sociedades anónimas. Paralelamente, la posibilidad de
delegar funciones ejecutivas en una o más personas de manera inorgánica
replica la figura del gerente contemplada en el art. 270 del mismo cuerpo
legal.
El estatuto debe regular el régimen de reuniones del consejo - así como
del comité ejecutivo, si lo hubiere-, estableciendo su periodicidad, com-
petencias (debe discernir entre las que atañen a las reuniones ordinarias y
aquellas que deben ser tratadas en reuniones extraordinarias), quorum (como
mínimo " la mitad más uno" de sus integrantes). En lo que toca a las de-
cisiones, la ley estipula que esta se logra por mayoría absoluta de votos de
los miembros presentes, excepto que la ley o el estatuto requieran mayorías
calificadas. En caso de empate, el presidente del consejo -o el del comité
ejecutivo, en su caso- contará con doble voto para poder desempatar la vota-
ción. Para la modificación del estatuto se requiere el voto favorable de la ma-
yoría absoluta del total de consejeros (contando en el cálculo tanto a los pre-
sentes como a los ausentes) y para la modificación del objeto, la fusión con
entidades similares o la disolución anticipada hará falta contar con el voto
favorable de consejeros que representen, como mínimo, dos tercios del total
de miembros del órgano (art. 216, Cód. Civil y Comercial). Sin embargo,
solo se admite la modificación del objeto cuando la voluntad del fundador ha
devenido de cumplimiento imposible.
Cabe hacer una anotación crítica a la norma respecto al régimen de
quorum pues creemos que en vez de establecerlo en "la mitad más uno de sus
miembros" debió fijarlo en "más de la mitad". Piénsese que si una funda-
ción posee un consejo de solo tres miembros, el quorum solo se logrará con la
presencia de los tres integrantes, ya que la presencia de dos no alcanza a cu-
brir "la mitad más uno", guarismo por otro lado imposible, en tanto la mitad
más uno de tres es dos y medio, y no es posible -a esta altura de la evolución
científica- la partición en vida de una persona humana.
No obstante, podemos interpretar sin temor a equivocarnos que una
sana hermenéutica conducirá a sostener que el quorum se logra en realidad
con la presencia de la mayoría absoluta de los miembros del consejo o del
comité, según sea el caso. Cuadra aquí también acotar que bien pudo la
norma estipular que las reuniones podrán realizarse en forma remota, por
medio de teleconferencias, pues, claro está, las telecomunicaciones han evo-
lucionado lo suficiente como para permitir este modo de celebración, que ha-
SOCIEDAD CIVIL Y OTRAS FORMAS ASOCIATIVAS 455
indicada por esa norma, ya que esta Inspección de Justicia tiene el control
permanente de las entidades a las cuales se les concedió la personalidad jurí-
dica, tendiendo con ello a proteger el patrimonio y desarrollo de actividades
fundacionales" (res. IGJ 853/08, citada por Lorenzetti).
6) Destino de los ingresos de la fundación. La mayor parte de los
ingresos de la fundación debe ser efectivamente volcada a la consecución
del propósito para el que fue constituida. La ley no admite el desvío de los
fondos para la satisfacción del interés particular de sus fundadores o de in-
tegrantes del Consejo de Administración. Si la fundación acumula fondos,
debe hacerlo con el propósito de seguir volcándolos más adelante en el desa-
rrollo de las actividades benéficas contempladas en su plan trienal, sin posi-
bilidad de distraerlos a otros fines. La entidad tiene obligación de informar
a la autoridad de aplicación acerca del propósito con el que acumula fon-
dos y la factibilidad material de cumplirlos. También las fundaciones están
obligadas a informar la realización de gastos que impliquen una disminución
apreciable de su patrimonio (art. 213, Cód. Civil y Comercial).
La voluntad del legislador es clara. Los recursos de la fundación
deben ser administrados de manera prudente y a su vez destinados con el
mayor grado de eficiencia y concentración posibles a la satisfacción del fi n
altruista contemplado en el estatuto. El grado de cumplimiento de esta
máxima dependerá de la pericia y diligencia de los funcionarios a cargo de
la autoridad de aplicación en cada jurisdicción.
Cabe tener presente en este sentido que pesa sobre las fundaciones el
deber de proporcionar a la autoridad de contralor de su jurisdicción toda la
información que ella les requiera.
7) Destino final de los bienes de la fundación una vez disuelta.
El art. 217 del Cód. Civil y Comercial dispone que, una vez producida la di-
solución de la fundación, el remanente de los bienes debe destinarse a una
entidad de carácter público o privado cuyo objeto sea de utilidad pública o de
bien común, que no tenga fin de lucro y que esté domiciliada en la República.
Las fundaciones extranjeras que disuelvan su representación o sucursal en la
Argentina, sin embargo, pueden volcar el remanente de sus bienes en entida-
des de bien público domiciliadas fuera del país. La decisión sobre el desti-
no de los bienes remanentes también deberá ser previamente aprobada por la
autoridad de aplicación.
La norma es necesaria para evitar, en primer término, que mediante la
disolución del patrimonio de fundaciones se terminen traspasando bienes y
recursos a entidades con fines de lucro o a personas humanas de un modo
que posibilite la evasión de tributos nacionales y provinciales. En segundo
lugar, es conducente a la promoción del bienestar general que los recursos
volcados al desarrollo de actividades de bien público sigan afectados a su
desarrollo, en vez de retornar a manos de quien los utilice para su provecho
personal.
SOCIEDAD CIVIL Y OTRAS FORMAS ASOCIATIVAS 457
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