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MARCELO GEBHARDT

Di,·ecto,·

MIGUEL ÁLVARO ROMERO


Coo1·di11ador

OCie es
Según las reformas de la ley 26.994

Autores
ANDREANI • ANlCH • CASSANO • CORNES SANGTAO• CRESPO • DÍAZ CORDERO
FERNÁNDEZ MOORES • FLEITAS• FONTANA • GEBHARDT • GROPPA • GUERRERO
HEQUERA • LEGÓN • MALDONADO • MARTÍNEZ COSTA • MARTfNEZ MOSQUERA
MASTROVINCENZO • O'CONNOR • PALLA • PAOLANTONIO• PATUEL
ROBLEDO • ROMERO• SÁNCHEZ FARACHE • SARAVIA• SIKORSKJ

ASTREA
; ;

PROLOGO A LA SEGUNDA EDICION

Hace menos de tres años que se publicó la primera edición de esta obra,
concebida para analizar desde la Cátedra las importantes modificaciones
que, contemporáneamente a la sanción del Código Civil y Comercial de la
Nación, acontecieron en la legislación argentina de sociedades.
Señalamos entonces que estábamos ante nuevos signos del derecho so-
cietario. Hoy, en efecto, esa señalada evolución se ha profundizado con la
sanción de dos leyes y sus consecuentes reglamentaciones. El rumbo ha
sido coherente, el legislador argentino ha avanzado en 2017 y 2018 con la
sanción de las leyes 27.349 y 27.444 hacia una f lexibilización notable, con
especial apoyo en la idea de exaltar la autonomía privada en campos signifi-
cativos de las instituciones y modelos societarios.
Allí se destaca -con claro seguimiento de las legislaciones francesa y
colombiana (por poner las precursoras, nada más)- la aparición de las so-
ciedades por acciones simplificadas (SAS) y la más maleable regulación
de las sociedades anónimas unipersonales (SAU), para ponerlas al servicio de
empresas de menor caudal económico. Ello significa admitir -o asumir en
la letra de la ley- la costumbre tan arraigada de acudir en nuestro medio a la
sociedad anónima (como tipo societario más conocido en la comunidad de
negocios) y utilizarlo para pequeños emprendimientos.
El nuevo ordenamiento hoy simplifica las formas para que los particulares
tengan a su disposición herramientas societarias sencillas y económicas, pero
que son extendidas en la apreciación y manejo por los pequeños y medianos
empresarios. El orden normativo tiene en las SAU y en las SAS esa enorme
virtud, acorde con la evolución de los tiempos y del derecho comparado.
La regulación dedicada a los emprendedores y a las nuevas sociedades
por acciones simplificadas en la ley 27.349; las menores exigencias que se
imponen a las sociedades anónimas unipersonales (sobre todo en materia
de órganos que pueden ser unipersonales: directorio y sindicatura) que es-
tableció la ley 27.290 y la posibilidad de sustituir las formalidades exigidas
en materia contable por registros o medios digitales (ley 27.444), completan
el conjunto de novedades que aportan estas leyes sustantivas, analizadas en
esta segunda edición.
VI PRÓLOGO A LA SEGUNDA EDICIÓN

Se pondera también en diversos capítulos de esta nueva entrega la pro-


hibición de las actividades (por ende nulas) de socios ocultos y la utiliza-
ción de prestanombres que fueron frecuentes herramientas de fraude (la ley
27.444 modificó, en el sentido descripto, los arts. 34 y 35 de la LGS).
Se analiza también en esta edición, el resultado del esfuerzo de la Ins-
pección General de Justicia para que, en correspondencia con estos nuevos
aires, la reglamentación y trámites vayan perdiendo ese concepto desprecia-
ble de obstaculización y engorros de gestoría que empañaban la imprescindible
tarea de control societario.
Esta presentación no sería plena si no contuviera un especial recono-
,
cimiento a la tarea del coordinador, mi amigo el profesor M IGUEL ALVARO
R OMERO, que permitió armonizar todos los textos de la primera entrega con
los que fue necesario actualizar por razón de las reformas analizadas. El
cuidadoso trabajo del colega concede la posibilidad de ofrecer a estudiantes
y operadores jurídicos un completo y actualizado compendio del derecho so-
cietario argentino.

M ARCELO Ü EBHARDT
; ;

PROLOGO A LA PRIMERA EDICION.


LOS NUEVOS SIGNOS DEL DERECHO
SOCIETARIO ARGENTINO

Al presentar este trabajo de los profesores de la cátedra de la Universi-


dad de Buenos Aires que me toca encabezar, resulta necesario ubicarlo en el
contexto de una evolución moderna y auspiciosa de la legislación en materia
del contrato de sociedad.
El elemento que decidió aunar esfuerzos en el grupo de docentes
para comentar los nuevos paradigmas societarios fue la reforma de la
ley 19.550 que entró en vigencia el 1º de agosto de 2015, y que resultó del
mismo esfuerzo modernista que contemporáneamente modificó todo el
sistema codificado de los derechos civil y comercial, unificado ahora,
precisamente, en el Código Civil y Comercial de la Nación.
La ley 26.994, en efecto, sancionó el nuevo Código, que reemplaza los
dos anteriores, y modificó la ley societaria, ahora denominada ley general
de sociedades (LGS), bien que bajo el mismo número asignado en 1972
(ley 19.550).
Los datos normativos son, entonces, la unificación, la reforma sustan-
cial de las normas civiles y comerciales y un puñado de cambios en mate-
ria societaria. Todos contienen nuevos paradigmas. Nada es como antes,
por más que algunas estructuras formales (p.ej., los tipos societarios) se
mantengan.
Veamos lo que aquí importa y fue el motivo de estudio de la cáte dra
y sus integrantes, en clara entrega destinada prioritariamente a nuestros
alumnos y a quienes en cualquier otra universidad - o actividad de aprendi-
zaje- quieran acercarse a esta disciplina, con la idea de conocer las nove-
dades legislativas:
a) La recepción de las sociedades de un solo socio, por medio de las
nuevas sociedades anónimas unipersonales (SAU).
b) Un nuevo sistema, más sencillo y desprovisto de controles estatales,
para la registración (ahora, "toma de razón"), por parte de los denominados
-en los textos nuevos- Registros Públicos, necesariamente locales.
VIII PRÓLOGO A LA PRIMERA EDICIÓN

e) La morigeración del sistema de los tipos sociales, cuya infracción


ya no generará la nulidad como otrora, sino una sanción menor y subsa-
nable, que en cualquier caso preserva la persona jurídica nacida del acto
constitutivo válido, aunque atípico.
d) El reemplazo del anterior sistema de sociedades irregulares y de
hecho por otro que preserva estos entes (y los atípicos) y les permite un
amplio desarrollo en los negocios sin estar sometidos, por el hecho de su
imperfección, al disfavor de la ley.
e) La libertad de contratación de los cónyuges en materia de socieda-
des, quienes podrán integrar, ambos, cualquier sociedad.
f) Una mayor libertad asociativa de las sociedades por acciones.
g) La supresión de las sociedades civiles.
h) La traslación del sistema regulatorio de las formas asociativas entre
sociedades que ya no aparece en la LGS, sino en el Código Civil y Comercial.
i) Los auspiciosos cambios legislativos han sido recibidos también
con los nuevos aires de transparencia y seriedad que se han instalado a
parti r de la asunción de las nuevas autoridades de la Inspección General
de Justicia. En efecto, la res. gral. 3/16 del organismo de control societa-
rio acaba de derogar las penosas medidas restrictivas de acceso a la infor-
mación que se habían impuesto anteriormente. Como no podía ser de
otra manera, el Registro Público que desempeña dicha Inspección General
v uelve a garantizar el amplio e irrestricto derecho de información de la
ciudadanía de los actos sometidos a registración en el ámbito societario,
inaugurando -cabe celebrar- una nueva y promisoria etapa en este ámbito.
El libro constituye el esfuerzo mancomunado de un conjunto de
hombres y mujeres con la forma de un colectivo académico, como lo es la
cátedra de la Facultad de Derecho de la UBA, que tiene como norte apoyar
la enseñanza del derecho económico empresarial.
El derecho comercial, cuya autonomía buscamos elevar a una categoría ju-
rídica imprescindible (conceptual y académica), ha sido el ancla je de todo este
estudio del derecho de las sociedades, que no es sino un capítulo de su amplio
contenido enseñado desde la cátedra por los profesores que aquí escriben.
En ese trabajo hay disensos y enfoques diversos. Especialmente se
ha querido preservar la independencia de criterios de cada autor, unificados
sólo por el formato y el estilo, de suerte de orientar adecuadamente al lector.
Cada profesor ha volcado su vocación docente tratando de explicar
el nuevo sistema societario, debidamente encadenado a sus antecedentes
nacionales, pues por mucho que definamos que existen nuevos aires
en esta disciplina, el núcleo o estructura inaugurado en 1972 (en lo que se
dio en llamar la reforma mercantil liderada por Gervasio Colombres,
Héctor Alegria, Horacio Fargosi, Jaime Anaya, Raúl Etcheverry, Salvador
Bergel, Carlos Odriozola y otros) no fue modificado. Tiende sí a desapa-
recer esa concepción originaria tuitiva, paternalista, que veía a las socieda-
PRÓLOGO A LA PRIMERA EDICIÓN IX

des más como un modo posible de perjudicar a terceros, que como lo que
debe ser: un instrumento al servicio del desarrollo humano, en el ámbito
de los negocios y del comercio, cuya expansión -a lo largo de la histo-
ria- siempre contribuyó al bienestar de la humanidad y a la creación de
empleo, paradigma central de estos tiempos en los que la tecnología y las
poi íticas regresivas y populistas destruyen empleo.
Estos calificados profesores, con los que me enorgullezco de trabajar
en el desempeño cotidiano de la enseñanza, son los que fueron formados
por mi predecesor en la tarea: el querido maestro Héctor Alegria, en cuya
presencia alumbró la idea de este trabajo colectivo. A él el reconocimien-
to y el cariño de siempre.
,
Una especial y muy agradecida mención corresponde a Miguel Al-
varo Romero, que compartió conmigo la responsabilidad de la coordina-
ción y dirección. En esa tarea demostró una especial sabiduría y una cla-
ra vocación para el consenso y el estudio, serio y dedicado.
En cada capítulo el lector encontrará identificado el autor de cada entre-
ga. Los menciono también acá porque no puedo sino reconocerle a todos y
cada uno de ellos su esfuerzo, su compromiso con la tarea específica y con la
enseñanza universitaria, y mi especial cariño y agradecimiento personal.
Tampoco puedo dejar de reconocer en ellos lo que constituye la se-
guridad de abrazar en conjunto una inclinación certera sobre la educación
pública universitaria, pilar del avance del conocimiento.
Permítanme, pues, mis queridos profesor consulto de la cátedra He-
1ios A. Guerrero (veterano de la amistad y de la vida, ejemplo de trabajo y
tesón académico) , Juan A. Anich (querido compañero de décadas y visio-
nes compartidas) - junto a Sebastián Palla y Clementina Sánchez Fara-
che-, Martín Paolantonio (ya a cargo de su propia cátedra ganada con bri-
llantez en estos días) -junto a Pablo Legón y Santiago Cornes Sang iao-,
Juan Manuel Ojea Quintana -que orientó y animó a su bri llante equipo de
los doctores Fernando l. Saravia, Florencia Maldonado, María José Roble-
do, Jorge Fontana, María Guadalupe Groppa, Federico Pleitas (h.), María
José Martínez Mosquera, Jimena Díaz Cordero y Pedro Crespo-, Javier
E. Fernández Moeres, Mariana Mastrovincenzo, Elena Hequera, María
Jimena Martínez Costa, Valeria Sikorski , Silvi na Cassano, María Teresa
Patuel,
, Verónica Laura Andreani, Juan O' Connor y, por supuesto, a Miguel
A. Romero, que también, como los nombrados, tuvo a su cargo un capítulo
del libro, agradecerles infinitamente y felicitarlos por el logro común.
No olvido a otros dos notables profesores de la cátedra que por razones
personales no pudieron participar, pero cuyo consejo y aliento a los jóvenes au-
tores formaron parte de este trabajo conjunto; me refiero a los doctores Carlos
San Millán y Juan Giggleberger.

M ARCELO G EBHARDT
ÍNDICE GENERAL

Prólogo a la segunda edición .......... ... .................. ... ................................. V


Prólogo a la primera edición. Los nuevos signos del derecho socie-
tario argentino .. ... ... .. ... ... .. .. ...... ... ... .. ... .. ... ... .. ... .. ....... .... ... .. ... ... .. .. .... VII

CAPÍTULO PRIMERO

INTRODUCCIÓN

§ l. Concepto de sociedad ..................................................................... . 1


a) Pluralidad de socios ......... ..................... ..................................... 1
. . , y t1p1c1
b) O rgan1zac1on . . .dad ........................................................... . 2
c) Obligación de aportes comunes .. .......... ........... ......................... . 2
d) Distribución de las ganancias y las pérdidas ............................ . 2
e) "Affiect10
. soc1etat1s. . " ............................................................... ... . 3
§ 2. Origen y evolución de la sociedad .................................................. 3
a) La sociedad en el derecho romano ........................................... . 3
b) La sociedad en la Edad Media y su evolución ulterior. Las
compañías coloniales. Las sociedades anónimas y las co-
manditas . ...... ..... ..... ..... ...... ...... ..... ..... ..... ...... ..... ...... .... ...... ..... .... 3
§ 3. Importancia actual .. ...... ..... ...... ..... ..... ..... ..... ...... ...... ..... .... ...... ..... .... 6
§ 4. Tipos modernos. " Partnerships", "corporations" y "government
.
corporat1ons '' .................................................................................. . 7
§ 5. Sociedad y empresa. Derecho comercial y empresario ............... 8
§ 6. Descentralización ... .. ... ... .. ... ... ... ... ..... .. .. ...... ..... ...... ..... ... .. ... ... .. ... .... 11
a) Sucursal .. ...... ..... ... .. ..... ..... ...... ... ... ..... ... . ...... ..... ...... ..... ... .. ..... .... . 11
b) Agencia ...................................................................................... 12
e) Establecimiento ................ ..................... ........... .......................... 12
d) Filial .. ...... .. ... ... .. ... ... ... . ...... ... ... .. ... .. ... ... .. ... .. ....... .... ... .. ... ... ... .. ... . 12
e) Subsidiaria ................................................................................. 13
XII ÍNDICE GENERAL

§ 7. Régimen legal de las sociedades ...... ........ ... ........ ........ ........ ... ....... 13
a) Principios orientadores ............................................................. 14
1) El acto constitutivo como contrato plurilateral de organi-
zación .... ..... ..... ..... ..... ...... ...... .... ..... ...... ..... ..... ...... ..... .... ...... 14
2) El principio de la tipicidad ... ... ... .. .. ...... ... ... ..... .. ... ... .. ...... ... 15
3) La personalidad societaria ........................................ ... ....... 15
4) El administrador como "buen hombre de negocios" .......... 16
5) La igualdad de trato a las sociedades constituidas en el
extranjero ... ... .. ... ... ... . .... .. ...... ..... ... .. ...... ..... ...... .. .. ..... ...... ... . 17
6) La incorporación de formas contractuales de colaboración
empresaria como manera de propender a la ampliación de
las actividades comerciales .................. ..................... .......... 17
7) La conservación de la empresa . ...... ..... ...... ..... ..... ..... ..... ..... 17
b) Aplicación supletoria del Código Civil y Comercial ............... 18
§ 8. Caracterización legal de la sociedad. El artículo 2° de la ley
19.550 ............................................................................................. 19
§ 9. Naturaleza del acto constitutivo .................................................... 19
a) Doctrinas anticontractual istas .. ...... ..... ... .. ...... ... .. ..... ..... ...... ..... 20
1) Acto colectivo . ..... ...... ...... .... ...... ..... .... ...... ...... ..... ..... ..... ..... 20
2) Acto complejo . .......... ... ........ .......... ... ................................. . 20
3) Institución ........................................................................... 20
b) Doctrinas contractualistas ........................................................ 21
1) Contrato bilateral ................................................................ 21
2) Contrato del que resulta un ente ......................................... 21
3) Contrato plurilateral de organización ................................. 21
§ 10. Comparación con otras figuras jurídicas ....................................... 22
a) A.sociaciones .. .. ..... ..... ...... ... .. ... ... .. .. ...... ..... ...... ..... ... .. ...... .. .. ..... 22
b) Los ya superados conceptos de sociedad comercial y socie-
dad civil. Diferenciación .... .. ... .. ... .. ... ... ... .. ... .. ... ..... .. ... ... .. ... .. 22
§ 11. Personalidad de las sociedades comerciales (artículo 3º de la ley
19.550 y artículo 143 del Código Civil y Comercial). Alcances 23
a) Atributos de la personalidad. Elementos y atributos de la
sociedad constituida .......... ........ .......... ... .................................. 25
1) Nombre o denominación .................................................... . 25
2) Capacidad .... .... ...... ..... ...... ..... ..... ..... ..... ..... ...... ..... ..... ..... ..... 25
. ·1·10 ............................................................................ 26
3) D om1c1
4) Patrimonio .. .... ...... ..... ....... .... ..... ...... ..... ...... ..... ..... ...... ..... .... 26
b) Alcances de la personalidad jurídica. Doctrina del "disre-
gard of legal entity" (artículo 54, LGS). Imputabilidad ....... 26
§ 12. La comercial idad de las sociedades en la ley 19.550 .................... 29
ÍNDICE GENERAL XIII

§ 13. Clasificación de las sociedades. Criterios ........ ........ ........ ... ....... 29
a) Sociedades de personas (o personalistas) o "por partes de in-
terés'' . ..... ..... ...... .... ...... ..... ...... ..... ... .. ...... ..... ..... ..... ...... ..... ..... .... 30
b) Sociedades de capital . ...... ..... ..... ...... .... ....... ..... ..... ..... ..... ...... ... 30
c) Sociedades mixtas (de personas y capital) .... ...... ... .. ... .. ...... .... 31
§ 14. Tipicidad .. ... .. ... ..... ..... ... .. ... ... ... ... .. ... .. .. ... ... ... .. ... ... .. ... ... .. ..... ... ... .. .. 31
§ 15. Nacionalidad de las sociedades. La doctrina Irigoyen ............... 32

CAPÍTULO 11

ELEMENTOS Y CONSTITUCIÓN
DE LAS SOCIEDADES

§ 16. La pluralidad de los socios. Evolución y relativización ac-


tual .. ...... ..... ...... ..... ... .. ..... ..... ...... ... ... ..... ... . ...... ..... ...... ..... ... .. ..... ..... 35
., b ..
a)Rd e ucc1on so rev1n1ente ......................................................... . 36
b) La sociedad unipersonal en los proyectos legislativos argenti-
nos previos a la ley 26.994 .... ..... ..... ..... ..... ...... ... .. ...... .... ...... .... 37
c) La sociedad anónimo unipersonal en la ley 26.994 ................ 38
§ 17. Elementos generales del contrato de sociedad ..... ..... ..... ..... ..... ..... 38
a) Consentimiento y capacidad (principio general, sociedades
entre esposos, menores de edad y entre sociedades) ...... ..... .... 39
b) El objeto de las sociedades. Objeto del contrato y objeto
socia ·1. L a d . dl
octrina e " u tral vires
. " ..................................... . 40
c) La causa del contrato de sociedad .. .. ... ... .. ... ... .. ... ... .. ..... ... .. ... .. 42
d) La forma del acto constitutivo ... ..... ... .. ..... ...... ..... ..... .. ... ... .. ..... 42
§ 18. Elementos específicos ................................................................... 44
a) Fondo común. Aportes .. ... ... ... ..... ..... .... .. ...... .. ... ... .. ... ... ... .. ... . 44
1) Conceptos. Capital y patrimonio ..................................... 44
2) Bienes operables ....... ... .................. ... .................................. 45
b) Participación en las utilidades y contribución en las pérdi-
das. Utilidad y dividendo .. .. ... ... .. ...... ... . ....... .. ... ..... ..... ... .. ..... 46
c)La "ffi a ect10 .soc1etat1s
. . ,, ......................................................... ... . 47
§ 19. "Iter societatis". Etapas ............................................................... 48
a) Período constitutivo. La sociedad en formación .. .. ..... ..... ..... 49
b) Cláusulas del estatuto. Requisitos tipificantes y no tipifi-
cantes ........................................................................................ 50
XIV ÍNDICE GENERAL

c) Publicidad. Inscripción. Facultades de la autoridad regis-


tral ... ...... ..... ..... ..... ..... ...... ..... ...... ..... ..... ..... ...... ..... ..... ..... ..... ..... 51
1) La inscripción ...................... .......... ........................... .......... 51
2) Facultades del registrador .. ....................... .................... ... ... 52
d) Efectos de la inscripción ... ..................... ........ .......................... 52
e) Modificaciones posteriores del estatuto .... ............................... 53
§ 20. Sociedades si mples y sociedades imperfectas .. .................. .......... 53
a) Clases ... ...... ..... ... .. ...... ... .. ..... ...... ..... ..... ...... ..... ...... .... ..... ...... ... . 54
b) Personalidad .... ..... ..... ..... ...... ... ... ..... .... ...... ..... .... .. ..... ..... ...... .... 54
e) Oponibilidad ........................................ ..................................... 55
d) Relaciones entre los socios ... ..... ..... ... .. ...... ...... ..... ..... ..... .. .... .... 55
e) Representación . ... . ...... ...... ..... ..... ..... ... .. ..... ...... ..... ... .. ..... ..... ..... 55
f) Responsabilidad de los socios .... .. .. ...... ... .. ...... .. ... ... .. ..... ... .. ..... 55
g) Subsanación .. ... .. ... ... .. ... ... ... .. ... ... .. .. .... .. ... .. .... .. ..... ... .. ...... .. ... .... 55
h) Disolución y liquidación ...... .. ... ... .. ... ... ... .. ... ... .. ... ... .. ... ... .. ... .... 56
i) Bienes registrables . ... .. ... ... .. ... ..... .. ... ... .. ... .. ...... .. ... ... .. ..... ... ... .. .. 56
j) Prueba de la sociedad ..... ..... ...... ..... ..... ...... ..... ...... ..... ..... ...... .... 56

CAPÍTULO 111
EL SOCIO

§ 21. El estado de socio .......................................................................... 57


a) Sentido de la expresión .... .. ... ..... .. ... ... .. ... ... ... ... .... ... .. ... ... ... .. ... . 57
b) Derechos y obligaciones derivados del estado de socio ... .. ... .. 58
1) Clasificación de los derechos ............................................. 59
2) Obligaciones ..... .... ...... ...... ..... .... ...... ..... ...... ..... ..... ..... ..... ..... 64
3) Derechos diferenciados por clases o categorías. Derechos
compuestos . ..... ..... ...... ..... ..... ...... .... ..... ...... ...... ..... ..... ..... ..... 67
4) Interés del socio o interés social . ..... ...... ..... ..... ..... ..... ..... .... 72
§ 22. Responsabilidad del socio. Supuestos. Socio controlante .. ... .. 73
§ 23. Socio oculto, socio aparente y socio del socio .. ... .... ...... ..... ... .. ..... 76
a) Socio oculto . .. .. ... ... .. .. ...... ... ... .. ... .. .. ...... .. ... ... ... .. ... ..... .. ... ... .. ..... 76
b) Socio aparente . ..... ..... ...... ...... .... ..... ...... ...... ..... ..... ..... ..... ..... ..... 77
c) Socio del socio ...... ..... ..... ...... ..... ..... ..... ...... ..... ..... ..... ..... ...... .... 77
§ 24. Transmisión del estado de socio. Por actos entre vivos, "mortis
causa'' y por eJecuc1
. .on
, .............................. ........... ................ ......... . 77
a) Transmisión por actos entre vivos .. ... ... ... .. ... ... .. ... ... .. ... ... .. .. .... . 78
ÍNDICE GENERAL XV
..ó n " mortis
b) Transm1s1 . causa,, ................................................... . 79
e) Ejecución ................................................................................ . 80
§ 25. Cesación del estado de socio. Resolución parcial, exclusión,
receso, cancelación de la sociedad . ...... ..... ..... ...... ..... ..... ...... ..... ... 81
a) Resolución parcial ... .. ... ... ... ... .. ... .. ... ... .. ... ... ... ... .. ... .. ... ... .. ...... .. 81
b) Receso . ...... ...... ..... .... ...... ..... ...... ..... ..... ...... ..... ..... ...... ..... ..... .... 82
e) Exclusión .... ... ... .... ...... ..... ..... ...... ..... ..... ..... ..... ...... ..... ..... ..... .... 83
d) Cancelación de la sociedad .. ..... ..... ...... ..... ...... ..... ..... ..... ..... .... 85
§ 26. Los acreedores de la sociedad y de los socios ..... ..... ... .. ..... ..... .... 86
a) Relación de los acreedores del socio con la sociedad ... ..... .... 86
b) Relación de los acreedores de la sociedad con los socios .. .... 87

CAPÍTULO IV

ÓRGANOS, ADMINISTRACIÓN Y CONTABILIDAD

§ 27. Organicismo societario ................................................................ . 89


a) Organicismo simple y diferenciado .... ........... ........................ . 90
b) Teoría del órgano ................................. ........... ........................ . 90
§ 28. Órganos y funciones sociales ...................................................... . 91
a) Administración .................................... ................................... . 91
b) Representación ..... .......................................... ........................ . 92
c) Gobier·no ................................................................................. . 92
d) Fiscalización ........................................................................... . 93
e) Liquidación ............................................................................. . 93
. ,, ,, .
§ 29. Representac1on organ1ca .............................................................. . 94
§ 30. Administración ............................................................................. 96
a) Designación y cesación de los administradores ..................... 97
b) Deberes y responsabilidad de los adm inistradores ........ ........ . 98
§ 31. Intervención judicial de la administración social ....................... . 99
a) Concepto y precisión sobre la legitimación para la interfe-
rencia en la administración societaria ................................... . 99
.. ., .
b) L eg1t1mac1on activa ................................................................ . 101
1) Pedido de un socio ......................... ........... ........................ . 101
2) Pedido de intervención por el ente de control estatal ....... . 101
c) Clases de intervención. Garantías y recursos ..................... . 102
§ 32. Libros y documentación de la gestión social ...................... ........ . 103
a) Introducción a las cuentas de las empresas ........................... . 103
XVI ÍNDICE GENERAL

b) Las razones y conven iencia de llevar contabilidad ................. 104


c) Control de las cuentas. Auditorías .... ..... ...... ..... ..... ...... ..... ... 104
d) Modo de llevar cuentas ........................................................... 105
e) Motivos y fundamentos legales del deber de llevar cuentas .. 106
f) Legislación vigente dispersa ................................................... 107
1) Disposiciones del derogado Código de Comercio ............. 108
2) La contabilidad y los estados contables ............................ 108
3) Patrimonio neto. Estudios y principios ........................... 109
4) Pilares de la contabilidad . .. ... .. ... ..... ... ... .. ... .. ... ... .. .. .. . ... .. .. .. 11O
5) Libros y respaldo documental .................. ........ ........... ...... 111
6) Distintos libros y elementos que los componen ................. 112
7) Los libros como medios de prueba .................................... 114
§ 33. Cuentas de las sociedades ............................................................ 115
a) El balance en las sociedades. Clases .......... ...................... ... 116
1) Balance ordinario............................................................... 117
2) Balance especial .. ...... ...... ..... ..... ..... ..... ...... ..... ..... ...... .... .... 117
3) Balance consolidado .......................................................... 117
b) Inventario y estado de resultados .. .. .. ... .. .. .. .. .... .. .. .. ... .... .. .. ... .. . 117
c) Notas complementarias ... ... .. ... ... .. .. .. .. .. .... . ...... ..... ... .. ... .. ... .. .. .. 118
d) La memoria ... .... .. ..... ..... ...... ..... ...... ..... ..... ...... ..... ... ... ..... ... .. .... 118
e) Reservas. Clases . .... . ...... ..... ..... .... .. .... .. ... . ...... ..... ..... ..... ..... .. . 119
f) Requisitos e impugnabilidad de la documentación conta-
ble. Notas a los estados contables ........................................ 119
§ 34. Normas técnicas para llevar cuentas en la Argentina .... .. .. . ... .. ... . 120
§ 35. Derecho de información de los socios. Remisión ..................... 122
§ 36. Aprobación de los estados contables. Responsabilidad ............ 122
§ 37. Publicidad de los estados contables ............................................. 122

CAPÍTULO V

VICISITUDES Y EXTINCIÓN

A) N ULIDADES SOCIETARIAS

§ 38. Introducción. El régimen de la ley de sociedades y su relación


con las disposiciones del Código Civil y Comercial .................... 125
ÍNDICE GENERAL XVII

§ 39. Nulidades constitutivas ........................................ ......................... 126


§ 40. Nulidades vinculares .................................................................... 128
§ 41. Nulidades funcionales .................................................................. 129
§ 42. Nulidades totales y parciales ........................................................ 130
§ 43. Efectos de las nulidades. Subsanación .. .... .. ..... ...... ..... ... .. ...... ... 130
§ 44. Nulidad e irregularidad societaria ............................................... 131

B) DISOLUCIÓN Y LIQUIDACIÓN DE SOCIEDADES

§ 45. Conceptos ..................................................................................... 132


§ 46. Causales ........................................................................................ 132
a) Decisión de los socios ............................ ................................. 133
b) Expiración del término por el cual se constituyó ................... 133
c) Cumplimiento de la condición a la que se subordinó su exis-

tenc1a ....................................................................................... 133
d) Consecución del objeto para el cual se formó o imposibili-
dad sobreviniente de lograrlo ......................................... ........ . 134
e) Pérdida del capital social ....................................................... . 134
f) Declaración en quiebra ........................................................... . 136
g) Fusión .................................................. ........................... ........ . 137
h) Sanción firme de cancelación de oferta pública o de la coti-
zación de sus acciones ............................................................ . 137
i) Resolución firme de retiro de la autorización para funcio-
nar cuando leyes especiales la impusieren en razón del ob-
jeto ........................................................................................... 139
j) Otras causales .. ..... ..... ...... ...... ..... .... ...... ..... ...... ..... ..... ..... ..... .... 139
§ 47. Clasificación de las causales ........................................................ 141
§ 48. Actuación de los administradores .. ..................................... ... ...... 142
§ 49. El procedimiento liquidatorio. Sus etapas ............................. ... 143
a) "Iter" 11qu1
· .dat1vo . .................................................................... . 144
b) Partición ................................................................................. . 146
§ 50. Los liquidadores ............................................. ........................... .. . 146
. .,
a) D es1gnac1on ............................................................................ . 146
b) Deberes, derechos y responsabilidad ..................................... . 147
§ 51 . El balance fina l de liqui dación. Aprobación por los so-
cios ............................................................................................... 150
§ 52. Pasos posteriores. Cancelación de la inscripción. Conserva-
ción de 1ibros y papeles de la sociedad ..... ..... ..... ...... ... .. ... .. ...... ... 152
XVIII ÍNDICE GENERAL

C) PRÓRROGA Y RECONDUCCIÓN

§ 53. Conceptos ..................................................................................... 153


§ 54. Régimen legal ...................... ......................................................... 154
§ 55. Diferencias .................................................................................... 155

D) TRANSFORMACIÓN DE SOCIEDADES

§ 56. Introducción ................................................. ........................... ...... 156


§ 57. Concepto .... ..... ..... ...... ..... ...... ..... ..... ..... ...... .... ....... ..... ..... ..... ..... .... 157
§ 58. Régimen legal ............................................................................... 158
a) La responsabilidad de los socios ... ... .. .. ...... ... ... .. ... .. ... ... .. ... .. ... 158
b) Requisitos, procedimiento ..... .... ... .. .... .. ... ... ... ... .. ... .. ... ... .. ... ... .. 159
1) Acuerdo . ..... .... ...... ..... ....... .... ..... ...... ..... ...... ..... ..... ...... ..... ... 159
2) Balance previo de transformación ..................................... 159
3) Instrumento de transformación . ...... ..... ...... ..... ..... ..... ..... .... 160
4) Edicto ................................................................................. 160
5) Inscripción en el Registro Público ..................................... 161
c) Receso de los socios disconformes ......................................... 161
d) Preferencias ..... ...... .... ....... ..... ..... ..... ..... ...... ...... .... ..... ...... ..... ... 163
e) Rescisión de la transformación . ...... ..... ..... ...... ..... ..... ...... ..... ... 163
f) Caducidad del acuerdo de transformación ... ... .. ... .. ... .. ... ..... ... . 163

E) REORGANIZACIONES SOCIETARIAS.
FUSIÓN Y ESCISIÓN

§ 59. Introducción ..... ..... ..... ..... ...... ...... ..... .... ...... ..... ....... .... ..... ...... ..... ... 164
§ 60. Fusión ........................................................................................... 165
a) Concepto .................................................................................. 166
b) Clases ...................................................................................... 167
c) Régimen legal. Procedimiento ............................................. 167
1) Compromiso previo de fusión (inciso 1º) .......................... 167
2) Aprobación por los socios (inciso 2º) .. ..... ...... ..... ..... ..... .... 169
3) Publicidad por medio de edictos (inciso 3°) ...................... 170
4) Período de oposición . .... .. ...... ..... ... .. ...... ..... ... ... .. ... ... .. ... .. ... 170
ÍNDICE GENERAL XIX

5) Otorgamiento del acuerdo definitivo (inciso 4°) ............... 171


6) Inscripción registra} (inciso 5°) ................... ..................... .. 172
d) Inscripción del estatuto de la sociedad nueva o de la reforma
en caso de fusión por incorporación-inscripción de bienes
registrables .............................................................................. . 172
e) Ejercicio del derecho de receso, revocación y caducidad ...... . 173
f) Rescisión por justos moti vos .................................................. . 175
g) La fusión y la regulación de defensa de la competencia ........ 176
§ 61. Escisión ........................................................................................ . 177
a) Clases ..................................................................................... . 177
1) E sc1.. ' f us1.on
s1on- ' ................................................................... 177
2) Escisión propiamente dicha ............................................... 178
. ' d.1v 1s
3) E SCl.SIOil- . 1o
. ' n ............................................................... . 178
b) Régimen legal. Procedimiento ............................................ . 178
1) R esoluc1on · - de esc1s1on · · - e·1nc1so · 1°) .................................... . 178
2) Balance especial de escisión (inciso 2º) ........................... . 179
3) Atribución de las partes sociales (inciso 3°) .................... . 179
4) Publicación de edictos, oposición de acreedores (incisos
4º y 5º) .............................................................................. . 179
5) Otorgamiento de estatutos de las escisionarias, modifica-
ción del estatuto de la sociedad escindente e inscripción
en el Registro Público (inciso 6º) ..................................... . 180

CAPÍTULO VI

SOCIEDADES CONSTITUIDAS
EN EL EXTRANJERO

§ 62. Ley aplicable ................................................................................ 181


§ 63. Actuación extraterritorial. Su diferencia con la nacionalidad .... 182
§ 64. Actuación en el país ......... ........................ ... ........................... ...... 184
a) Realización de actos aislados y capacidad de estar en juicio .. 184
1) Criterios cuantitativos ... ... .. ... .. ... ... .. ... ... ... ... .. ... .. .. .... .. ..... ... 184
2) Criterios cualitativos .... .................. ........... ........ ........ ... ...... 184
3) Criterios mixtos ................................................................. 185
b) Ejercicio habitual, establecimiento de sucursal, asiento o
cualquier tipo de representación permanente ......................... 186
XX ÍNDICE GENERAL

c) Emplazamiento en juicio ..................... .................................... 188


1) Emplazamiento originado en un acto aislado ................... 189
2) Emplazamiento a la sociedad constituida en el extranjero
que tiene sucursal, asiento o cualquier otra especie de re-
presentación en la República ..... ..... ...... ...... .... ..... ...... ..... ... 190
3) Emplazamiento en juicio de la sociedad constituida en el
extranjero inscripta a los efectos previstos por el artículo
123 de la LGS .................................................................... 192
d) Régimen aplicable a los representantes .................................. 193
1) Naturaleza jurídica de la representación de la sociedad
constituida en el extranjero ................................................ 193
2) La responsabilidad del representante de la sociedad
constituida en el extranjero ... ..... ..... ..... ...... ..... ..... ..... ..... .... 194
e) Sociedad de tipo desconocido ................................................. 195
§ 65. Constitución de sociedad en la República. Alcances del artícu-
lo 123 de la LGS. Requisitos ..................................................... 197
§ 66. Efectos del incumplimiento de las registraciones impuestas por
ley ................................................................................................. 199
a) Inoponibilidad de los actos ..................................................... 200
b) Sociedad irregular o imperfecta ......... ... ................................. 201
e) Nulidad .................................................................................... 201
d) Responsabilidad del representante ... .... ...... ...... .... ..... ..... ..... .... 201
e) Responsabilidad solidaria de los socios .. . ...... ...... .. ... .. ... ... .. .... 202
f) Actividad ilegal .... ... .. ... ... ... ... .... ... .. ... ... ... . .. .... ... ... .. ... .. ... ..... ... . 202
§ 67. Sociedades constituidas en fraude a la ley argentina ................... 202
§ 68. Facultades reglamentarias de la Inspección General de Justicia
sobre sociedades constituidas en el extranjero .... .................... ... .. 204

CAPÍTULO VII

SOCIEDADES DE PERSONAS

§ 69. Introducción .................................................................................. 207

A) SOCIEDAD COLECTIVA

§ 70. Origen histórico .... .... ...... ..... ... ... .... ...... ..... ... .. ..... ...... ..... ... .. ..... ..... 208
ÍNDICE GENERAL XXI

§ 71. La sociedad colectiva en la actualidad ......................................... 209


. .,
§ 72. 210
Caracter1zac1on ............................................................................ .
. .,
§ 73. 211
Const1tuc1on ..................................................................................
§ 74. Contenido del contrato constitutivo ............................................ . 211
§ 75. En torno al objeto social . ...... ..... ..... ...... .... ...... ...... ..... ..... ..... ...... ..
212
§ 76. 214
En torno a los aportes ...................................................................
§ 77. Acerca de la denom inación ................................. ......................... 216
. . .,
§ 78. E n torno a 1a ad m1n1strac1on ....................................................... .
218
§ 79. En torno a la responsabilidad de los socios ................................ . 219
§ 80. Derechos de los socios ................................................................ . 221
.s01uc1on
§ 81. D 1 . , y 11qu1
· .dac1on
. , ........................... ........................... ........ . 221

B) SOCIEDAD EN COMANDITA SIMPLE

§ 82. Caracterización ............................................................................ . 223


. .,
§ 83 . D enom1nac1on ..... ..................................... ........... ........................ . 224
§ 84. Administración ............................................................................ . 224
§ 85. Efectos de la reforma de la ley 26.994 sobre el tipo de la SAS .. . 225

C) SOCIEDAD DE CAPITAL E INDUSTRIA

§ 86. Caracterización (el socio industrial y el derecho del trabajo) .. ... 226
§ 87. Denominación o razón social ................... .................................... 228
§ 88. Adm inistración y representación ................... ..................... ......... 228

CAPÍTULO VIII

SOCIEDAD DE RESPONSABILIDAD LIMITADA

§ 89. Su ubicación dentro de los tipos societarios ....................... ........ . 231


§ 90. De los subtipos de la ley 19.550 a las reformas de la ley 22.903 .. . 232
§ 91. Caracteres actuales ...................................................................... . 232
§ 92. . .,
Const1tuc1on. Forma ................................................................. . 233
. .,
§ 93. Denom1nac1on ............................................................................. . 234
XXII ÍNDICE GENERAL

§ 94. El capital y los aportes. Las cuotas: suscripción, integra-


ción, garantía . ..... ...... .... ...... ...... ..... ..... ..... ...... ...... .... ..... ...... ..... .. 234
§ 95. Cuotas suplementarias ............................................................... 236
§ 96. Prestaciones accesorias ..... ... ... .... ...... ..... ..... ...... ... .. ..... ..... ...... ... 236
§ 97. Cesión de cuotas . ... ... .. .. ...... ... ... .. ... .. ... ... .. ... .. ...... ..... ... .. ... ... .. .. ... 236
a) Régimen por actos entre vivos ... .. ...... .. ... ...... .. ... ... .. ... ... .. ... .. 236
b) Limitaciones a la transmisibilidad ....................................... 237
1) Acciones judiciales ......................................................... 238
2) Ejecución forzada ... ... .. ... ..... ..... ... .. ... ... ..... ... ... .. .. ... ... .. ... .. 238
3) Incorporación de los herederos ...... ... . ...... ... .. ..... ... .. ..... ... 239
4) Copropiedad . ..... ..... ...... ...... ..... ..... ..... ...... ...... ..... ..... ..... ... 240
5) Derechos reales y medidas precautorias .... .... ..... ..... ..... .. 240
§ 98. La gerencia. Posibilidades de organización. Designación y
revocabilidad de los gerentes. Derechos y obligaciones. Res-
ponsabil idad ... .... ..... ...... ...... ..... ..... ..... ..... ...... ..... ...... .... ..... ...... .. 240
a) Gerencia plural. Función de representación ...................... 241
b) Derechos y obligaciones ..... ... ... .... ..... ...... ... .. ..... ...... ..... ... .. ... 241
c) Responsabi Iidad . ..... ..... ...... ...... .... ..... ...... ..... ...... ..... ..... ..... ... 241
d) Revocabilidad ... .. ...... ... . ...... ...... ..... ..... ..... ..... ...... ..... ..... ...... .. 242
§ 99. Fiscalización. Clases . ... ... ... ... .. ... .. .. ...... ... ... ..... .. ... ... .. ..... ... .. ... 242
§ 100. El gobierno. Resoluciones sociales. Régimen contractual y
legal. Aplicabilidad del funcionario asambleario. Mayorías:
supuestos. El voto. Documentación de las resoluciones so-
ciales ... ..... ...... ..... ... .. ..... ..... ...... ... .. ...... .... ...... ..... ...... ..... ... .. ..... ... 242
a) Resoluciones sociales .... ... .. ... ... .. .. .... .. ..... .... .. ..... ... .. ...... .. ... .. 242
b) Domicilio de los socios .. .. ... ..... .. ... ... .. ... ... ... ... ..... .. .. ... ... .. ... .. 244
e) Mayorías ... ..... ..... ..... ...... ...... ..... ..... ..... ...... ..... ..... ..... ..... ...... .. 244
d) Voto: cómputo, limitaciones ... ..... ...... ...... ..... ..... ..... ..... ..... ... 244
e) Actas .... ..... ... .. ... .. ... .. ...... ... .. ... ... .. ... ... .. ..... ...... ..... ... .. ... ... .... ... 245

C APÍTULO IX
SOCIEDAD ANÓNIMA

A) CONSTITUCIÓN y CAPITAL

§ 101. Conceptos introductorios .......................................................... 247


ÍNDICE GENERAL XXIII

§ 102. La sociedad anónima como sociedad de capital. Represen-


tación del capital y responsabilidad de los socios. Compara-
ción con la sociedad de responsabilidad limitada ................... . 249
§ 103. La sociedad anónima como vehículo de proyectos empresa-
rios relevantes. Situación en la Argentina y las denominadas
" soc1
·edades an Ón1mas
· 1am1·1·,ares" ........................................... .
e 250
§ 104. Denominación social .............................. .................................. . 251
. . ,, . . .,
§ 105. Const1tuc1on e 1nscr1pc1on ......................................................... 253
§ 106. Constitución por acto único y por suscripción pública: desue-
tudo de la suscripción pública .................................................. . 254
§ 107. Constitución por acto único. Remisión general y requisitos
específicos ................................................................................ . 255
§ 108. Inscripción en el Registro Público. Normas de la Inspección
General de Justicia .. ...... ..... ..... ...... ..... ..... ..... ..... ....... .... ..... ...... .. 255
§ 109. Régimen jurídico de la sociedad anónima durante el período
de formación .. ..... ...... ..... ...... ..... ..... ..... ..... ...... ...... ..... .... ...... ..... .. 256

B) CAPITAL SOCIAL

§ 11 O. Funciones. Revisión conceptual ..... ..... ... .. ...... ..... .... .. ... .. ...... .. 259
a) Funciones y principios ordenadores del capital social ... .. ... 260
1) Función de garantía (o de protección de los acreedo-
res) .. ...... .... ...... ..... ...... ..... ..... ..... ..... ..... ...... ..... ..... ..... ..... ... 260
2) Función de organización de la estructura societaria (o
de protección frente a los accionistas mayoritarios) ...... 261
3) Función de productividad .. ... .. ... ... .. .. .... ... .. ... ..... .. ... ... .. ... 261
b) Crítica de la doctrina tradicional sobre las funciones del
capital social .. .. .. ...... ... .. ....... .... ... .. ...... ... .. ...... .. ... ... .. ... ... .. ... .. 261
§ 111. Suscripción del capital social ... .... ... .. ... ... ... . .... ... .. ... ..... .. ... ... .. ... 263
a) El capital mínimo. Relación del capital social con el ob-
.
Jeto socia. 1 ............................................................................. 263
b) Régimen de aportes de capital social en la sociedad anóni-
ma .. ...... ..... ..... ..... ..... ...... ..... ..... ..... ..... ...... ..... ...... .... ...... ..... ... 264
§ 112. Integración del capital social en la sociedad anónima ............. 265
§ 113. Mora en la integración del capital social en la sociedad anó-
nima ................................... ... .................. ... ................ ................ 266
a) Sanciones automáticas por la existencia de mora en la inte-
gración (artículo 192, LGS) .... ..... ... ... ..... ... .. ..... ...... ..... ..... ... 266
XXIV ÍNDICE GENERAL

b) Sanciones no automáticas, de índole convencional, que re-


quieren una previsión estatutaria expresa, o su incorpora-
ción al contrato de suscripción (artículo 193, LGS) ............ 266
§ 114. Los denominados "aportes irrevocables". Régimen jurídi-
co. Normas de la IGJ y la CNV ............................................. 267
a) Naturaleza jurídica ... ...... .. ... ... .. ..... ... .. ... ... ... .. ..... ... .. ..... ... .. ... 267
b) Contabilización de los aportes ... .. ... ... ... . ....... .. ... ..... .. ... ... .. ... 267
c) Situación y derechos del a portante .... ..... ...... ..... ..... ..... ..... ... 267
d) Calificación jurídica del aporte en el ámbito concursa! ... ... 268
§ 115. Aumento del capital social. Importancia económica y jurí-
dica de la decisión ... ... .. ..... ..... ...... ..... ... .. ...... ... ... .... ...... ..... ... .. ... 268
a) Necesidad de reforma del estatuto social. Inscripción del
aumento de capital .. ..... ...... ..... ... .. ... ... ..... ... ... ..... ... .. ... .. ...... .. 269
b) Revisión judicial de la decisión de aumento de capital social 270
c) Tipología de los aumentos de capital . ..... ....... .... ..... ...... ...... . 270
d) Principio de igualdad de accionistas .... ................................ 270
e) Aumentos sucesivos de capital ... ... .. ... ... .. ....... .... ... .. .... .. ...... . 271
f) Suscripción insuficiente del aumento de capital social ....... 271
g) Derecho de suscripción preferente o derecho de preferen-
C 1·a. Re'g·1me n JUr1
· 'd·co 1 .... ..................... .............................. . 272
1) Limitaciones al derecho de suscripción preferente ....... . 273
2) Violación al derecho de suscripción preferente ............. . 274
§ 116. Emisión de acciones bajo la par ............................................... . 275
.. , d . .
§ 117. E m1s1on e acciones con prima ............................................... . 275
§ 118. El aumento de capital y el régimen de oferta pública: breve
referencia al régimen jurídico particular de la sociedad anóni-
ma bajo el régimen de oferta pública ....................................... . 277
§ 119. Reducción del capital social: competencia de la asamblea.
Importancia jurídica y económica ........................................... . 277
a) Reducción voluntaria. Supuestos. Procedimiento interno
de la sociedad ..... ... .. ..... .... .. ..... ..... ..... ...... ... ... .... .... .. ..... ..... ... 277
b) Reducción obligatoria. Supuestos. Efectos .. ..... .. ... ... .. ... 279
c) Reducción de capital. Procedimiento de inscripción en la
IGJ. Operación "acordeón" .. .......... ... ............................ ... . 280

C) EL ACCIONISTA, LA ACCIÓN Y OTROS TÍTULOS

§ 120. Naturaleza o fu nción dual de las acciones de la sociedad anó-


nima ........................................................................................... 281
§ 121. Las acciones de la sociedad anónima como títulos valores ..... 281
a) Las acciones y su inserción en la teoría general de los títu-
los valores .. ..... ..... ..... ...... ..... ..... ..... ..... ..... ...... ..... ..... ..... ...... .. 284
ÍNDICE GENERAL XXV

b) Emisión, circulación y vicisitudes de las acciones ...... ....... . 285


c) Emisión en clases. Derechos de clase. Acciones privi-
legiadas y preferidas ............................................................ . 285
d) Forma de la emisión: cartular y escritura}, certificados
globales. Los llamados certificados provisionales ........... . 285
e) Ley de circulación de las acciones: acciones al portador, no-
minativas y escriturales. Régimen de nominativiad de los
títulos valores. Registro de transferencias o gravámenes .. . 286
f) Restricciones a la transmisión de acciones ......................... . 287
g) Variantes en la emisión de acciones: ordinarias, preferidas,
privilegiadas, rescatables. Otras variantes ....................... . 289
§ 122. La acción como representación del estado de socio ................ . 290
§ 123. El " socio
. sin
. acciones
. " ............................................................. . 290
§ 124. Otras cuestiones vinculadas con las acciones de la sociedad
, .
anon1ma .................................................................................... . 291
a) Indivisibilidad, condominio y representación ..................... . 291
b) Garantía de los cedentes sucesivos .............. ....................... . 292
c) Negocios jurídicos sobre acciones ...................................... . 292
1) Compraventa de acciones .............................................. . 293
2) Usufructo de acciones ........ .......... .................................. . 293
3) Prenda de acciones ......................................................... . 294
4) Adquisición de acciones por la propia sociedad ............ . 295
5) Amortización de acciones ....................... ....................... . 296
6) Dividendos ..................................................................... . 296

,,
0) ÜRGANOS Y FISCALIZACIÓN EXTERNA

§ 125. Introducción 297

1) L A ASAMBLEA DE ACCIONISTAS

§ 126. Concepto .................................................... ........................... ..... 297


§ 127. Características de Ja asamb]ea ..................... ............................. 298
§ 128. Clases de asamblea ............................... ........ ... .......... ........ ... ..... 298
a) Asambleas ordinarias .. ... .. ... ..... .. ... ... .. ... .. .. .... .. ... ... .. ..... ... .. ... 298
b) Asambleas extraordinarias .. ..... .. ... ... .. ... ... ..... .. ... ... .. ..... ... .. ... 299
e) Asambleas especiales .... ...... .... ...... .... ...... ...... .... ... ... .... ... ... ... 299
d) Asambleas unánimes ...... .. ... ... .. ..... ... .. ... .. ...... ..... ..... .. ... ... .. ... 299
§ 129. Competencia . ..... ..... ...... ..... ...... ..... ...... ..... ...... ..... ..... ..... ...... .... ... 299
§ 130. Convocatoria ............................................................................. 300
a) Primera y segunda convocatoria .. .. .... .. ... .. ... .. .. ... .. ... ... .. ... .. .. 301
XXVI ÍNDICE GENERAL

b) Requisitos de la convocatoria a asamblea .... .............. .......... 301


1) Que la efectúe un órgano autorizado (artículo 236,
LGS) ... ...... ..... ..... ..... ...... ..... ...... ..... ..... ...... ... .. ...... .... ...... .. 301
2) Que se cumpla la publicidad dispuesta por el artículo
237 de la LGS ................................................................ . 302
3) Que se indique el lugar de celebración .......................... . 303
c) Fecha y hora de la reunión .................................................. . 303
d) Transcripción del orden del día ........................................... . 303
§ 131. Celebración de la asamblea. Participantes ............................ . 306
a) Libro de depósito de acciones y registro de asistencia ....... . 306
b) El acto asa.mbleario ............................................................. . 306
c) Medios de comunicación simultánea .................................. . 307
§ 132. "Quorum" y mayor1as.
, El vo to ............................ ................. . 307
§ 133. Resoluciones asamblearias ................................ ....................... . 309
§ 134. Impugnación de las decisiones asamblearias .... ....................... . 310
a) Causas de nulidad de las decisiones asamblearias ............. . 310
1) Existencia de vicios formales o de procedimientos ...... . 310
2) Existencia de vicios de fondo ........................................ . 311
b) Suspensión preventiva de la ejecución ................................ . 311
§ 135
· . . d.1cac1on
S1n . , de acciones
. ........................................................... . 312
a) Sindicato de voto ..................................... ............................ . 313
b) Sindicato de bloqueo ............................... ........................... .. 313

2) EL DIRECTORIO

§ 136. Concepto................................................. ........... ..... ........... ........ 314


§ 137. Condiciones. Requisitos ......................... ........ ........ ........ ... ..... 315
a) Domicilio .............................................................................. 315
b) Garantía ................................................................................ 315
§ 138. Designación ............................................................................... 315
a) Eleccion por el órgano de gobierno .................................... . 316
b) Modalidades especiales ....................................................... . 316
§ 139. Duración en el cargo y reemplazo ........................................... . 319
§ 140. Cesación .................................................................................... 319
a) Vencimiento ....................... ................ ........... ....................... . 319
b) Renuncia .............................................................................. . 320
c) Revocación .......................................................................... . 320
d) Remoción con justa causa ................................................... . 321
e) Incapacidad o inhabilidad sobrevinientes ........................... . 322
f) Muerte .......................................................... ........................ 322
. , JU
g) Intervenc1on . d.1c1a. 1 ............................................................ . 322
ÍNDICE GENERAL XXVII

§ 141. Inscripción y publicidad ............................................................ 322


.,
§ 142. Remunerac1on ............................................................................ 322
§ 143. Funcionamiento del órgano ....................................................... 325
a) Reunio11es .............................................................................. 325
b) Convocatoria ...............................................,............................................. 325
c) "Quorum", votación y mayorías ........................................... 326
d) Impugnación de las decisiones del directorio .................... .. 327
§ 144. Prohibiciones e incompatibilidades para ser director ............... 328
.� , .
§ 145. Representac1on organ1ca ........................................................... 329
§ 146. Carácter personal del cargo ...................................................... 330
. , eJecut1
a) eom 1te . . vo ................................................................... 330
b) Gerencia ............................................................................... 331
§ 147. Prohibició.n de contratar con la sociedad .................................. 331
§ 148. Interés contrario ......................................................................... 332
§ 149. Actividades en competencia ...................................................... 333
§ 150. Responsabilidad de los directores. Mal desempefio del cargo 333
a) Acción social de responsabilidad ......................................... 334
b) Acción individual de responsabilidad .................................. 334

3) ÜRGANOS DE FJSCALIZACIÓN

§ 151. Introducción .............................................................................. 335


§ 152. Sindicatura .......................�·························································· 335
a) Designación. Plazo. Revocabilidad ................................ 336
b) Requisitos para ser síndico ................................................... 336
e) Inhabilidades e incompatibilidades ..................................... 337
d) Sindicatura colegiada ........................................................... 337
e) Vacancia ............................................................................... 337
f") Re1nuneración ....................................................................... 337
g) Atribuciones y deberes ......................................................... 337
h) Responsabi 1 idad ................................................................... 339
i) Extinción de la responsabilidad ........................................... 340
§ 153. eonseJo. de v1g1
. ·1 anc1a . ................................................................. 340
a) Requisitos e inco1npatibilidades para integrar el consejo .... 340
b) Ca1·acterísticas ......... � ............................................................. 340
c) Organización y funcionamiento ........................................... 341
d) Designación .......................................................................... 341
e) Deberes y atribuciones ......................................................... 341
f) Remuneración ......................................................................... 342
. ,
g) Mayor1as y m1nor1as ............................................................
, 342
XXVIII ÍNDICE GENERAL

§ 154. Fiscali zación estatal ............................... ................................... 342


a) Sociedades no incluidas en el artículo 299 de la ley 19.550 .. 343
b) Sociedades incluidas en el artículo 299 de la ley 19.550 ..... 344
c) Inspección General de Justicia ............................................. 346
d) Comisión Nacional de Valores ............................................. 349
1) Mercado de valores ... ..... ..... ... .. ..... ..... ..... ...... ..... ..... ..... ... 349
2) Obligaciones negociables .. .. ..... ... .. ..... ...... .... ...... .. ... ... .. ... 349
3) Fideicomisos . ... .. ... ... ..... .. ... ... ... .. ... ... . ...... ... ... ..... .. ... ... .. ... 350
4) Características de la Comisión Nacional de Valores ...... 351
e) Otros órganos de control .... ...... ..... ... .. ...... ..... ..... ..... ..... ...... .. 353

CAPÍTULO X

OTROS TIPOS Y FORMAS SOCIETARIAS

§ 155. Sociedad por acciones simplificada .......................................... 355


a) Introducción .. .. ... ... .. ... ... ... ... .... ... ... .. ... ... ... ..... .. ... ... .. ... ... ... .. .. 355
b) Constitución. Reformas. Inscripción. Transforma-
. ,
c1on ....................................................................................... 357
1) Constitución ................................................................... . 357
2) Inscri.pción ..................................................................... . 359
3) Reformas ................................................. ....................... . 360
e) Capital social ........................................... ............................ . 361
1) Inclusión en el instrumento constitutivo ........................ . 361
2) Representación del capital social ................................... . 361
d) Estructura orgánica ............................................................. . 363
1) Órgano de administración y representación .................. . 364
, .
2) Organo
,
de gobierno ....................................................... . 365
3) Organo de fiscalización interna ..................................... . 365
e) Extinción ............................................................................. . 366
. . . .
f) D1spos1c1ones varias ..... ....................................................... . 366
1) Resolución de conflictos ................................................ . 366
2) Estados contables ........................................................... . 366
§ 156. Sociedad en comandita por acciones ....................................... . 367
a) Nombre social ..................................................................... . 367
b) Constitución ......................................................................... . 368
. . .,
c) Adm1n1strac1on .................................................................... . 368
d) Incidencia del artículo 158 del Código Civil y Comercial .. 369
ÍNDICE GENERAL XXIX

e) Asambleas ........................................................................... . 369


1) A sam blea ord1nar1a.. . "Quorum" .................................. . 370
2) A sam blea extraerd 1nar1a. . . "Quorum" .......................... . 370
3) Incidencia del artículo 158 del Código Civil y Comer-
eia1 ........................................................................... ....... . 371
f) Sindicatura .................................................... ................ ........ 371
g) Cesión de la parte social de los comanditados ................... . 371
§ 157. Cooperativas ........................................... ... ........ ................ ... ..... 371
a) Concepto .. ..... ..... ..... ...... ...... ..... ..... ..... .... ... ..... ... .. ...... ..... ... .. .. 372
1) Capital variable y dividido en cuotas ............................. 372
2) L ibre adhesión ..... ..... ...... ..... ..... ..... ...... .... ...... ... .. ..... ..... ... 372
3) Gestión democrática .. ... ..... ... .. ... ... .. ... ...... ..... ... .. ... ... ...... . 372
4) Responsabilidad . ... ... ... ... .... ... ... .. ... ... ... .. ... .. ... ..... .. ... ... .. ... 372
5) Distribución de excedentes ..... ..... ...... ...... ..... ..... ...... ..... .. 372
6) Interés limitado al capital ... .. ... ... .. ...... ... ... ..... .. .. ...... ..... .. 373
7) Educación cooperativa .. ..... ... .. ...... ..... ...... ..... ... .. ... .. ... ... .. 373
8) Integración cooperativa . ... ... .. ... ... .. ..... ...... ..... ... .. ... .. ... .. ... 373
9) Denominación social ... ....... .... ..... ...... ... .. ...... ..... ..... ..... ... 373
b) Naturaleza jurídica. Origen y evolución .... ..... ..... ... .. ...... .. 373
e) Acto cooperativo ... .. ...... ... .. ... ... .. .. .... .. ..... ...... ..... ... .. ... .. ... .. ... 374
d) Constitución
,
... .. ... ... .. ... ... ... ... .... ... .. ... ... ... .. ... ... .. ... ..... .. ... ... .. ... 375
e) Organos de la cooperativa ... .. ... .. .. .... .. ... .. .... ... .... ... .. ... ... ... .. .. 375
1) Consejo de administración ............................................. 375
2) Asamblea ... ... .. ... ... ... .. ..... ... .. ... ... .. .. ...... ... ... .. ... .. .. ... ... .. ... .. 376
3) Incidencia del artículo 158 del Código Civil y Comercial 377
4) Fiscalización privada ......... ............................................. 377
5) Fiscalización externa ..... ...... ..... ..... ..... ..... ...... ..... ..... ...... .. 377
6) Fiscalización pública ............................................... ........ 378
f) Un dato histórico en la vida de las cooperativas en nuestro
país ...... .... ...... ..... ..... ..... ...... ...... ..... ..... ..... ...... ... ... .. ... ... . ...... .. 378
§ 158. El Estado en las sociedades ...................................................... 379
a) Empresas del Estado ...... .. ... ... .. ..... ... .. ... ... ... ... .... ... .. ... ... ... . ... 379
b) Sociedades de economía mixta .. ... ... .. ... ... ... .. ... ... .. .. .... .. ..... .. 380
c) Sociedades anónimas con participación estatal mayoritaria 381
d) Sociedades del Estado .. ...... ..... ...... .... ...... ..... ...... ..... ..... ..... ... 383
e) El Estado como accionista minoritario de una sociedad ..... 384
f) Sociedades anónimas expropiadas por el Estado ................ 386
1) YPF SA ........................................................................... 386
2) Aerolíneas Argentinas SA ... ... .. .. ... ... ... .. ... .. ... .. .. ... ... .. .. ... 386
§ 159. Sociedades especiales por su objeto ... .... ..... ...... ..... ..... ..... ..... ... 387
a) Entidades financieras .... ... ... ..... ..... ... .. ..... ..... ..... ...... ..... ... .. ... 387
XXX ÍNDICE GENERAL

b) Bancos ................................................................................. . 388


1) Bancos comerciales ........................................................ . 388
2) Bancos de inversión ....................................................... . 388
3) Bancos hipotecarios ....................................................... . 389
c) Compan1-·as f.1nanc1eras
. ........................................................ . 390
d) Cajas de crédito ................................................................... . 390
e) Sociedades de capitalización y ahorro para fines determi-
nados ... ..... ...... ..... .... ...... ...... ..... ..... ..... ..... ....... .... ...... ..... ..... ... 391
f) El Banco Central de la República Argentina como autori-
dad de aplicación .......... ... .................. ... ................................ 392
g) Aseguradoras . ..... ..... ...... ..... ...... .... ...... ..... ...... ..... ..... ..... ..... ... 392
h) Sociedades de garantía recíproca ... ... .. ... ... .. ... .. ... .. .. ... .. ... ... .. 393
§ 160. Formas societarias en el proceso de integración económica
regional: las empresas binacionales argentino-brasileñas ........ 394
a) Objeto .. ..... ... .. ... .. ... ... ... . .. .... ...... .. ... ... .. ... ... ..... ..... ... .. ..... ...... .. 395
b) Forma jurídica .. ... .. .. ...... ... ... .. ... .. ... ... .. ... .. ....... .... ... .. ... ... .. .. ... 396
e) Aportes ..... ..... ..... ..... ...... ...... ..... .... ...... ..... ...... ..... ..... ..... ..... ... 396
d) Tratamiento ... ...... .... ...... ..... ...... ..... ..... ..... ...... ..... ..... ...... .... ... 397
e) Autoridad de apl icación ..... ... ... .... ..... ...... ..... ...... ..... ..... ..... ... 397

CAPÍTULO XI

AGRUPAMIENTO EMPRESARIO
Y CONTRATOS ASOCIATIVOS

§ 161. El desarrollo de los negocios como evolución económica y su


vinculación con las formas jurídicas ................................. ....... . 399
§ 162. Vinculación entre sociedades y empresas ................................ . 401
§ 163. Concentración y coordinación ................................................. . 402
§ 164. Técnicas contractuales y societarias ........................................ . 404
§ 165. La fusión, la escisión y la ley de impuesto a las ganancias ..... . 405
§ 166. Los contratos asociativos ......................................................... . 406
a) Negocio en participación ..................................................... . 407
b) Agrupaciones de colaboración ............................................ . 408
c) Uniones transitorias ............................................................. . 412
d) Consorcios de cooperación ................................................. . 415
§ 167. Grupos de sociedades ............................................................... . 418
§ 168. Conglomerados ......................................................................... . 425
ÍNDICE GENERAL XXXI

CAPÍTULO XII

SOCIEDAD CIVIL
Y OTRAS FORMAS ASOCIATIVAS

§ 169. Aclaración preliminar ............................................................... 427


§ 170. Definición legal ........................................................................ . 428
§ 171. Elementos de la sociedad ......................................................... . 430
a) Pluralidad de partes ...................................... ................ ....... . 430
b) Fondo común formado con el aporte de las partes ............. . 430
c) Utilidad apreciable en dinero .............................................. . 431
d) Participación en las ganancias y en las pérdidas ................ . 431
e) "Affiect10
. soc1etat1s
. . " ............................................................. 431
§ 172. Caracteres del contrato ... ..... ..... ... .. ... ... .. .. ...... ... .. ... ... .. .. ...... .. ... .. 431
a) Consensual .. .. ... .. ...... ... ... .... ...... ..... ..... ..... ...... ...... .... ..... ...... .. 431
b) Conmutativo .. .. ... ... .. ... ... ... ... .. ... .. .. .... .. ... .. .... ... .... ... .. ... ... .. ... .. 431
c) Bilateral y plurilateral ....................... ................................... 432
d) Oneroso .... ... .. ..... ... .. ... ... ... ... .. ... .. .. ...... ... ... ..... .. ... ... .. ..... .... .. .. 432
e) De tracto sucesivo ... ...... ..... ...... ..... .... ...... ...... ..... ..... ... .. ...... .. 432
f) "lntuitu personre" .... ... .. ....... .... ... .. ... ... ... .. ...... .. ... ... .. ... ... ... .. .. 432
§ 173. Diferencias con la sociedad comercial. Las novedades legis-
.
1at1vas d .,
por su erogac1on ........................................................... 432
a) For·ma .................................................................................. . 432
b) Publicidad ............................................................................ . 433
c) Responsabilidad .................................................................. . 433
d) Nulidad ................................................................................ . 433
e) Tipicidad .............................................................................. . 434
. .
§ 174. eontrato const1tut1vo ................................................................ . 434
. .,
§ 175. D enom1nac1on .......................................................................... . 434
§ 176. Forma y prueba de la sociedad ................................................ . 435
§ 177. Objeto social ............................................................................. . 436
§ 178. Estipulaciones permitidas ........................................................ . 437
§ 179. Estipulaciones prohibidas ......................................................... . 438
§ 180. Capital social ..................... ........... ................ ........... ................. . 438
§ 181. Aportes ................................................... ........... ....................... . 438
§ 182. Administración y gobierno .. .................. ... ................................ 439
§ 183. Derechos y obligaciones de la sociedad frente a terceros ........ 440
XXXII ÍNDICE GENERAL

§ 184. Socios ................................ ..................... ........... ........................ 441


a) Responsabilidad ................................................................... 442
b) Relaciones entre sí ... ... .. ...... ..... ... .. ... ... ... .. ... ... ..... ... .. ... ... .. ... .. 442
c) Relaciones de los socios respecto de la sociedad ................ 443
d) Relaciones con los terceros .. ... ... .. ... ... ... . .. .... ... ... ..... .. ... ... .. ... 443
§ 185. Disolución, liquidación y partición de la sociedad civil .......... . 444
§ 186. Asociaciones civiles en el Código Civil y Comercial .............. . 445
a) Asociaciones civiles y la Inspección General de Justicia ... . 448
b) Las asociaciones civiles y la Afip ....................................... . 449
§ 187. Simples asociaciones .............................. .................................. . 449
§ 188. Fundaciones .............................................................................. . 450
a) Just1·f·1cac1on
· , metodol'og1ca · ................................................... 450
b) ·Régi men legal .................................... .................................. . 451
1) Concepto. Patrimonio inicial ...................................... . 451
2) Constitución, aportes y autorización ............................. . 452
3) Gobierno y administración ............................................ . 453
4) Deberes y atribuciones de los integrantes del Consejo
de Administración .......................................................... . 455
5) Contratos entre el fu ndador (o sus herederos) y la fun-
dación ............................................................................. . 455
6) Destino de los ingresos de la fundación ......................... 456
7) Destino final de los bienes de la fundación una vez di-
suelta ....... ................ ........... .......... .................................. . 456
8) Autoridad de aplicación. Funciones y atribuciones .... . 457
9) Recursos ......................................................................... . 457

Bibliografía ............................................................................................. . 459


SOCIEDADES
Según las reformas de la ley 26.994
Marcelo Gebhardt (Director)
Miguel Alvaro Romero (Coordinador)
AA.VV.
Segunda Edición (2019) - ASTREA

CAPÍTULO PRIMERO

INTRODUCCIÓN*

§ l. CONCEPTO DE SOCIEDAD. - La ley 19.550 (ley general de socie-


dades -LGS-, como se la denominará indistintamente en este libro) aporta
una definición muy clara que ahorra mayores disquisiciones.
Artículo Jº - Concepto. Habrá sociedad si una o más personas en forma
organizada conforme a uno de los tipos previstos en esta ley, se obligan a reali-
zar aportes para aplicarlos a la producción o intercambio de bienes o servicios,
participando de los beneficios y soportando las pérdidas.
La sociedad unipersonal solo se podrá constituir como sociedad anónima.
La sociedad unipersonal no puede constituirse por una sociedad uniper-
sonal.
Ese perfil legal aporta la configuración de diversos elementos que se
explicarán sucintamente y con los que es posible delinear el concepto de so-
ciedad. Pero antes de abordarlos es necesario señalar que el hecho de cele-
brar este contrato da vida a una nueva persona, de existencia ideal o jurídica,
de suerte que la enorme aptitud -dada por la ley- de generar un sujeto dis-
tinto del de sus otorgantes le da al contrato una potencialidad mayúscula que
justifica estudiarlo en todas sus aristas como seguidamente se hace.
a) PLURALIDAD DE SOCIOS. Para que exista sociedad debe concurrir
desde el inicio -y mantenerse- al menos una persona -física o jurídica- que
brinde su consentimiento para constituir el nuevo ente al que se dará vida.
La pluralidad, como se ve, no resulta ya una exigencia.
Este recaudo se fundamentaba en la idea de que la sociedad era un con-
trato plurilateral de organización; para configurar ambas hipótesis la plura-
lidad de socios parecía esencial, al punto que las reglamentaciones locales
exigían con todo cuidado que los celebrantes concurrieran a la constitución
de un modo concreto y sustancial; es decir que se descartaba la mera pre-
sentación del nombre para el acto fundacional por parte de un sujeto que, a

* Por Marcelo Gebhardt.


2 SOCIEDADES

menudo, aparece solo formal o nominalmente (p.ej., haciendo aportes insig-


nificantes o asumiendo partes insustanciales del capital).
La ley 26.994, que sancionó el Código Civil y Comercial, desdibujó este
añejo requisito basado en la contractualidad y autoriza que se funden socie-
dades unipersonales bajo la forma de una sociedad anónima, la cual se deno-
minará "sociedad anónima unipersonal" (SAU).
Esta tendencia a la admisión de la unilateralidad congénita de las socie-
dades se ha intensificado a través de la sanción de la ley 27.349 (llamada de
apoyo al capital emprendedor), cuyo título 111 introdujo un nuevo tipo social
denominado sociedad por acciones simplificada (SAS), pasible también de
ser constituida por voluntad de un solo sujeto.
b) ORGA NIZACIÓN y TIPICIDAD. Siempre siguiendo las previsiones del
transcripto art. 1º, hallamos que la organización y la adopción de los tipos
que la ley aporta son elementos indispensables para que exista sociedad y
para que ella logre los atributos más preciados, que son la personalidad
y la limitación de responsabilidad. Así pues, la constitución del ente
debe someterse a uno de los tipos adoptados por la ley (sociedad anóni-
ma o de responsabilidad limitada, por nombrar los más usados) y obtener
de ellos la estructura organizativa que la propia ley planteó y reguló en
cada caso.
c) OBLIGACIÓN DE APORTES COMUNES. Los celebrantes del contrato (so-
cios a partir de su firma) realizan -o se comprometen a realizar- aportes de
naturaleza patrimonial. Si es un solo socio, aporta únicamente una parte
específica de su patrimonio.
Con ello se forma un fondo común que será la herramienta para procu-
rar el objetivo económico y lucrativo que se prefiguraron los contratantes al
celebrar el acuerdo de constitución.
Ese fondo común recibe el nombre de capital social (que equivale al
activo, en el momento inicial de la sociedad naciente) y permitirá no solo
encarar los negocios proyectados, sino también extraer de su expresión nu-
mérica la participación que tiene cada socio mediante una regla de tres sim-
ple (en el que el 100 % es la suma de los aportes y de cuyo importe surge la
proporción de cada socio -p.ej., si el capital es de $ 800.000 y mi aporte es
de$ 200.000, mi participación es del 25 %- ).
d) DISTRIBUCIÓN DE LAS GANANCIAS y LAS PÉRDIDAS. El mencionado ca-
pital social tiene como fin la realización de negocios previstos de antemano,
aunque sea genéricamente, por los socios en el contrato.
Pues bien, ese objetivo de desarrollo negocia! puede aparejar ganancias
o pérdidas, al cabo de cierto tiempo. Se trata, en efecto, de un proyecto de
los contratantes (o socios) caracterizado por el riesgo. No existe en el caso
posibilidad de garantizar el éxito. Por eso, la ley impone que ese riesgo no
puede ser ajeno al contrato y debe ser asumido por los socios.
INTRODUCCIÓN 3

Tan cuidadosa es la norma en este aspecto que en el art. 13 de la LGS


sanciona con la nulidad las cláusulas que supriman ese riesgo y afecten la
regla de contribución de las pérdidas. Es una consecuencia del fin común
que se propusieron los socios al contratar.

e) ''AFFECTIO SOCIETATIS". Esta expresión latina refiere al compromiso


de los socios de obrar condicionadamente en pos del negocio o actividad que
van a encarar. Supone que cada uno de los integrantes de la sociedad se
compromete a poner como prioridad los intereses del emprendimiento co-
mún, en vez de privilegiar el propio interés.
Se advierte que este recaudo es inexistente cuando la sociedad es uni-
personal y su referencia atañe solo al caso de las sociedades de dos o más
personas.
A título de conclusión de este acercamiento inicial al concepto de so-
ciedad comercial, se puede afirmar que cuando se produce la confluencia
de todos los elementos antes descriptos se da nacimiento a un nuevo ente de
derecho (la sociedad). Es decir que un grupo de personas de manera orga-
nizada, que realizan aportes comunes a los efectos de la producción y conse-
cución de su objeto, y adecuan su estructura conforme a uno de los tipos pre-
vistos en esta ley, participando de las ganancias y soportando las pérdidas,
estarán dando nacimiento a una sociedad.
Lo cierto es que si falta alguno de estos elementos -en particular, los
aportes y la participación en los beneficios y en las pérdidas- no habrá so-
ciedad, sino otro negocio jurídico.

§ 2. ORIGEN Y EVOLUCIÓN DE LA SOCIEDAD. - Como es sabido, el dere-


cho comercial surge en la Edad Media, en la época de los municipios y las
corporaciones, cuando cesa la actividad benéfica del pretor y los bárbaros
importan normas rudimentarias e insuficientes para satisfacer las necesida-
des de la actividad comercial floreciente.

a) LA SOCIEDAD EN EL DERECHO ROMANO. Sostiene Ferrara que -según


la opinión más generalizada- los sistemas de la Antigüedad carecían de un
cuerpo orgánico de normas que regulasen de modo especial y adecuado el
comercio y a los comerciantes. Ello es aplicable a las sociedades.
Añadía que esa opinión es sustancialmente exacta en cuanto al derecho
romano, por ser "el padre del derecho actual". En Roma las relaciones mer-
cantiles se regían por el derecho civil (ius privatorum), que por su capacidad
de adaptación, como por obra del pretor, proveía adecuadamente a la vida
comercial y a sus necesidades regulatorias.

b) LA SOCIEDAD EN LA EDAD MEDIA Y SU EVOLUCIÓN ULTERIOR. LAS


COMPAÑÍAS COLONIALES. LAS SOCIEDADES ANÓNIMAS Y LAS COMANDITAS. El
derecho mercantil aparece y va configurándose en la Edad Media como un de-
4 SOCIEDADES

recho de clase, como una categoría histórica de carácter profesional, que


tiene st1 nacimiento en la época de las corporaciones, y las decisiones de
los cónsules, inspiradas en la equidad y los usos mercantiles, a las que se
sometían los comerciantes para resolver sus conflictos. Pero con la Re­
volución Francesa, que abatió a las corporaciones, se produjo uh cambio
radical; el derecho mercantil dejó de ser un derecho de los comerciantes
y pasó a ser e l derecho de los actos de comercio, concepción objetiva del
Código napoleónico de 1807, que le restó i1nportancia al sujeto que los ce­
lebraba.
Considera Ascarelli que fueron las compañías coloniales las que consti­
tuyen el inmediato antecedente de la sociedad anónima por acciones (en este
enfoque se prescinde del Reino Unido, en cuyo desarrollo concurren motivos
particulares que se ajustan al ejemplo holandés).
Como particular antecedente e11 la histo1ia de las sociedades anóni­
mas, nos encontraremos con aquellas compañías coloniales que se inician en
1602, con la Compañía Holandesa de las Indias Orientales.
Es así, pues, que el instrumento típico que caracteriza a la economía
moderna, y que conocemos como sociedades anónimas, se encuentra liga­
do en su origen con la colonización de Oriente y del Nuevo Mundo, hito
que los historiadores suelen apuntar como el comienzo de la historia mo-·
derna.
Las características peculiares que poseen este tipo de sociedades ya se
podían vislun1brar en las co1npañías coloniales (la división del capital en ac­
ciones, la participación de cada socio según las acciones que posea, la con-·
secuente limitación de la responsabilidad de cada socio de acuerdo con su
tenencia accionaria, y la posibilidad de que los títulos representativos de di­
chas acciones sean fácilmente circulables). Así pues, la persona del socio
devino indiferente con relación a la individualización jurídica de la sociedad,
pues se daba nacimiento a otra "persona", diferenciada de la del socio.
En concreto, el caso de la compañía colonial holandesa de las Indias y
su vinculación con el condo1ninio naval de tipo germánico permiten inferir
que la responsabilidad limitada encontraría su origen en la responsabilidad
limitada del derecho marítimo, y de este modo tendríamos un nuevo ejemplo
de las instituciones del derecho mercantil, cuyo origen histórico se encuentra
en el derecho maríti1no (Ascarelli).
Sin embargo, los historiadores indican otros antecedentes de las com­
pañías colonja)es y de los principios que se volvieron característicos de la
sociedad anónima, según la siguiente relación.
Los portadores de títulos de la deuda pública, en las ciudades italianas
del Renaci1niento, poseían papeles fácihnente circulables, garantizados con
el producto de determinado impuesto, de acuerdo con un tecnicismo que es
visible aun en el derecho moderno. Con frecuencia esos tenedores de títu­
los se congregaban en asociaciones, que a su vez lograban la ad1ninistración
INTRODUCCIÓN 5

o la propiedad de los bienes destinados a garantizar la función de los títu-


los. De esta manera, formalmente esos papeles continuaban siendo títulos
monetarios, pero en el fondo pasaban a representar títulos de participación
en la gestión de los bienes que, administrados por los propios acreedores,
. , ,
const1tu1an su garant1a.
Por esto, sustancialmente eran títulos de participación en una gestión
comercial e industrial, pero con responsabilidad limitada de los participan-
tes. El Banco de San Jorge, en Génova, constituye el ejemplo más célebre
de tal transformación. De ahí que la circulabilidad de las acciones encon-
traría un precedente en la circulabilidad de los títulos obligacionales que
.
mencionamos.
Las compañías coloniales fueron fundadas por actos de la autoridad pú-
blica que las constituyó y disciplinó en su estructura (en concreto, las monar-
quías europeas que impulsaban la expansión al Nuevo Mundo). Se presen-
taban con rasgos públicos y privados, de institución pública y de formación
asociativa, como una mezcla de instrumento de expansión colonial y también
de empresa especulativa en la que cuantiosas ganancias compensaban los
riesgos asumidos.
Afianzadas por el monopolio concedido, casi soberanas en el territorio
colonial reservado a su explotación, a menudo con participación del Esta-
do en sus beneficios -que, por lo demás, las regulaba y las controlaba-, se
presentaban (dado precisamente su carácter público) como personas jurídi-
cas, cuyo patrimonio era diverso del de los participantes contra quienes sus
acreedores no tenían acción.
La participación en las compañías estaba abierta al público y represen-
tada por acciones (el nombre deriva de la "acción" que tutelaba al partici-
pante en sus derechos frente a la compañía). A menudo eran susceptibles
de libre circulación (al menos cuando estaban liberadas) y constituían, tam-
bién inicialmente, documentos probatorios y posteriormente se admitiría
que su circulación (por medio del endoso) llevaba aparejada la de la misma
participación mencionada. Las acciones eran extendidas nominativamente,
pero la forma al portador aparece y se generaliza en el siglo xv111.
La estructura privada de la compañía era todavía embrionaria, si la
comparamos con el desarrollo posterior de las sociedades anónimas. Falta-
ba inicialmente el criterio contable del ejercicio anual y la rendición de cuen-
tas se hizo en ocasión de cada una de las expediciones. El dividendo era
distribuido inicialmente no en dinero, sino en mercancías obtenidas en ul-
tramar. Solo posterior y lejanamente se desarrolló la idea de la reunión de
fondos para cada expedición particular. Las participaciones sociales fueron
originariamente de distinto valor (acorde con la cuantía y proporción de sus
aportes) y, junto con los accionistas que tenían derecho a participar en las
asambleas, y la posibilidad de desempeñar cargos sociales, había accionistas
de segundo orden, a los que se les concedía exclusivamente derecho a los di-
videndos y a la cuota de liquidación.
6 SOCIEDADES

La responsabilidad limitada del accionista frente a los terceros deri-


vó, a su vez, del privilegio sobre el que se basaba la compañía. Se afir-
mó después, más lentamente, en las relaciones internas (esto es, respecto de
la imposibilidad de pedir desembolsos suplementarios por parte de la com-
pañía). En definitiva, las compañías coloniales no fueron objeto de una
disciplina general, y menos todavía fueron consideradas como un tipo de
sociedad (el nombre de sociedad anónima en la ordenanza de comercio se
refiere a la asociación en participación). Respondieron, en sustancia, a una
serie de casos particulares que, sin embargo, llegaron a presentar, en el siglo
xv1n, una repetición de normas e instituciones: circulabilidad de las acciones
y responsabi lidad limitada; asambleas y órganos administrativos; capita-
les y distribución periódica de dividendos en dinero (Ascarelli).

§ 3. IMPORTANCIA ACTUAL. - La evolución de la economía en los últi-


mos tiempos, a nivel mundial, exhibe la necesidad de la confluencia de ca-
pitales y esfuerzos para dar respuesta a los cada vez mayores requerimientos
de una población que ha crecido exponencialmente y, además, se ha concen-
trado en centros urbanos, abandonando en gran medida la economía de au-
toabastecimiento o de pequeñas comunidades.
Así pues, el hombre no solo tiene la necesidad de asociarse para brindar
servicios a gran escala, sino que la propia comunidad reclama que esas pres-
taciones se brinden de manera eficaz.
Ambos factores han determinado que las sociedades se conviertan en
imprescindibles en las comunidades modernas y sean, a la vez, fuentes de
riqueza y de generación de empleos (no puede dejar de decirse que el trabajo
ha pasado a ser una prioridad del hombre actual, que enraíza su dignidad
precisamente en este desempeño laboral).
En estos tiempos es impensable proveer bienes y servicios a gran escala
sin la necesidad imperiosa de asociación, a los efectos de poder efectuar en
conjunto, de manera organizada y eficaz, la provisión de un servicio destina-
do a un consumo masivo.
Es así que en estos tiempos se requiere imperiosamente de la comunión
de capitales y fuerzas de trabajo, que de modo organizado puedan materia-
lizar proyectos a gran escala, indispensables para el abastecimiento de la
economía y la sociedad actual. Bienes y servicios que serían imposibles de
ejecutar con trabajos individuales y aislados, sin la conjunción de esfuerzos
múltiples, el capital y la organización de los factores de producción, posibili-
dades que brindan actualmente las sociedades comerciales.
Ahora bien, desde la otra perspectiva, la del empresario individual (em-
prendedor o solo inversor), podemos analizar también la importancia de
las estructuras comerciales actuales. Así pues, los pequeños capitalistas
encuentran en las sociedades la posibilidad de realizar inversiones que les
generen ganancias, en el marco del giro comercial de una estructura socie-
INTRODUCCIÓN 7

taria. Pensar la empresa desde esta perspectiva nos demuestra, sin duda,
que la estructura de sociedades actuales colabora, también, con los pequeños
capitales, cuyos intentos de trabajo, producción y ganancias aislados serían
de otro modo infructuosos.
Esta reflexión asoma cada vez más actual desde que -a partir del Có-
digo Civil y Comercial- a la sociedad la puede usar incluso un individuo
empresario sin siquiera contratar con otro socio, sino simplemente acudien-
do al tipo de la sociedad anónima unipersonal , creada precisamente para el
incentivo de las actividades empresariales, incluso no colectivas, sino solo
individuales.
Sobre este aspecto, cabe observar que, a partir de las modificaciones in-
troducidas por la ley 27.290 a los arts. 255, 284 y 299 de la LGS -que admiten
su conformación con un solo director y un único síndico-, la SAU ha deve-
nido un instrumento más asequible para el pequeño o mediano emprendedor.
La misma orientación presenta la figura de la sociedad por acciones simplifi-
cada (SAS) incorporada a través de la ley 27.349 que, en su art. 34, establece
sin ambages la posible unilateralidad en la constitución de una sociedad bajo
este nuevo tipo.

§ 4. nPOS MODERNOS. ''PARTNERSHIPS", ''CORPORATIONS" Y ''GOVERN-


MENT CORPORATIONS". - Por otra parte, y en vinculación con lo anterior, apun-
tamos que en nuestro medio profesional suelen "importarse" conceptos jurí-
dicos foráneos, utilizados con bastante asiduidad y que pasaron a tener cierto
rol que los convierte en algo así como cuasiinstitutos de frecuente uso, al
menos en el lenguaje legal de algunos abogados y en estudios jurídicos (por
lo general, sucede en los de mayor envergadura).
Pero en el derecho estadounidense hay otra concepción, muy diferente
de la de nuestro país. Allá rige una metodología muy distinta, que cuenta
con instrumentos jurídicos diversos para la organización empresaria (v.gr.,
partnerships, corporations, joint ventures), sin que exista un régimen o si-
quiera una teoría general aplicable a su conjunto (Cabanellas), con lo cual
esas referencias y asimilaciones deben hacerse con sumo cuidado.
Pasamos ahora a dar algunas breves referencias de cada una de esas es-
pecies, que provienen -como se dijo- de la legislación de los Estados Unidos
de América, donde las facultades normativas en materia de derecho común
permanecen en cabeza de los Estados singulares que componen esa unión,
por no haber sido delegadas al gobierno federal (contrariamente a lo que
acontece en nuestro país, en el que los Estados provinciales delegaron en la
Nación la legislación en la materia). Agregamos también una tercera va-
riante, que nos parece de interés, y más adelante veremos algunas aplicacio-
nes nacionales de ella.
Desde hace años rige allí el Uniform Comercial Code (UCC), pero este
no trae disposiciones acerca de las sociedades, de las cuales en ese país se
conocen las que se describen a continuación.
8 SOCIEDADES

a) Las partnerships, que son las sociedades más simples, conllevan res-
ponsabilidad ilimitada de sus miembros, como nuestras sociedades irregu-
lares, y se basan en la confianza entre los socios para realizar una tarea o
gestión común, con la finalidad de obtener beneficios y repartirlos de modo
permanente o transitorio. No tienen personalidad jurídica y las decisiones
se toman por mayoría, salvo la modificación del contrato o el ingreso de
nuevos socios, que requieren unanimidad.
Una variante de las anteriores son las limited partnerships, donde se ad-
miten socios con responsabilidad limitada a sus aportes, aunque puede haber
otros de responsabilidad ilimitada, como en las anteriores.
En ambos casos existen regulaciones de leyes uniformes, adoptadas por
muchos Estados.
b) Las corporations constituyen un paso más avanzado, especialmente
en cuanto son sociedades de mayor envergadura, dotadas de personalidad ju-
rídica, asimilables a nuestras sociedades anónimas (Le Pera).
e) Por otra parte, la última variedad en los Estados Unidos de Amé-
rica son las llamadas Government corporations (sociedades anónimas del
Gobierno). Se busca con ellas aumentar la eficiencia de su desempeño y
aislarlas de vicisitudes políticas, pero también permitir subsidiar a ciertos
sectores a los que se quiere favorecer y escapar al control presupuestario
(Froonkim).
A raíz de la crisis financiera de 2008, se observó la entrada del Estado
en sociedades como accionista, a fin de salvar a bancos y empresas con gra-
ves problemas de solvencia. Así los casos de General Motors y Citibank,
en los cuales el Estado federal estadounidense posee el 60 % y el 34 % de
las acciones, respectivamente (según artículos del "New York Times" del 7
de julio 2009).

§ 5. SOCIEDAD Y EMPRESA. DERECHO COMERCIAL Y EMPRESARIO. -La


ley 19.550 (ley general de sociedades, como la llama la ley 26.994) incorpo-
ra la noción de empresa en su art. 1º, al hacer referencia a la "producción o
intercambio de bienes o servicios", texto en el que aparecen claramente las
ideas contemporáneas sobre la empresa, en las que fue de amplia preponde-
rancia el concepto de empresario, legislado por el Código Civil italiano de
1942, que incidió fuertemente desde el punto de vista de su evolución his-
tórica. El concepto de empresa surge como contraste respecto de la activi-
dad individual simple de la persona. El acto individual sin cooperación de
terceros resultaba, de acuerdo con el derecho positivo, un acto civil. Pero
ese mismo acto, realizado entre varios de manera solidaria, o por uno con
la cooperación de otros, se convertía en empresa. Así resultaba tomando
aisladamente un acto considerado como empresa en el derecho comercial, tal
como lo establecía el derogado Código de Comercio en su art. 8º.
Un acto aislado, que como tal no era contemplado como acto de comer-
cio, sin embargo podía ser caracterizado, cuando era organizado en forma de
INTRODUCCIÓN 9

empresa. Es decir que la organización, la estructura o la forma de su reali-


zación era la que le otorgaba al acto su calidad de comercial, y de tal modo
lo definía y determinaba su sometimiento a la legislación comercial. Es
así que actualmente el término empresa no es usado en el derecho positivo
exclusivamente como exteriorización de profesionalidad - aunque esto es lo
más frecuente- , sino también para dar cuenta de una organización de bienes
y actividades.
"Empresa" es, así, un objeto y no un sujeto de derechos, para no con-
fundir empresa con empresarios; es decir, el objeto con el sujeto de derechos
(Satanowsky).
El concepto de empresa es único y amplio; esto es, la organización de
los factores de la producción y del intercambio, con el propósito de obtener
un resultado económico. La clave es el solo hecho de la organización,
estructura o forma de su realización o exteriorización del ente del que
emanan.
La empresa, según su concepto económico, es el organismo que rea-
liza la coordinación de los factores también económicos de la produc-
ción. Pero la definición jurídica -si fuera posible- es más restringida, aun-
que la coordinación de los factores económicos de la producción (trabajo,
capital, elementos naturales), propios de la empresa, no siempre se dirigen
al objetivo de la producción en el sentido estricto, sino a fines económicos
de los más variados. Allí apunta el art. 320 del Cód. Civil y Comercial al
aludir a "una actividad económica organizada".
Es evidente que la introducción del criterio distintivo de empresa para
la comercialización de ciertos actos civiles se debió al progreso de la ma-
nufactura y de la industria, cuando, por la complejidad de su organización y
de su actividad, salió de los límites del artesanado, convirtiéndolo en indus-
trial o comerciante. Con el andar del tiempo hubo que ampliar el criterio
selectivo, incluyendo formas de organización y de actividad en las que no
figuraban los elementos de la producción ni del producto. En estos casos,
la empresa es una forma, una estructura.
Hemos querido precisar nuestro criterio en la determinación del con-
cepto de empresa, para llegar a las siguientes conclusiones.
a) El término empresa, en el citado art. 320 del Cód. Civil y Comer-
cial, es tomado con criterio económico. Ella existe cuando económicamen-
te es considerada como tal.
b) La ley alude a la empresa, ya sea en virtud de su forma como de su
. .,
organ1zac1on o estructura.
c) Dentro de la concepción objetiva o mixta, empresa y comerciante
expresan criterios distintos; esto es, la organización y el sujeto. Por otro
lado, la concepción subjetiva es absolutamente opuesta, pues empresario y
comerciante se asimilan y hasta se identifican.
10 SOCIEDADES

d) Por eso debe contemplarse y exponerse por separado la concepción


de la empresa y la subjetiva del empresario.
Además, todas las empresas que el Código enumera en el art. 320 res-
ponden a la concepción económica, pero no todas las empresas de criterio
económico responden a la concepción jurídica. La dificultad se presenta
cuando se intenta sistematizar ese segundo elemento, ya sea amalgamándolo
con el primero, ya contemplándolo separadamente.
Han sido los autores italianos los que, dentro de la concepción objetiva
o mixta, más se han preocupado o mejor han abordado este estudio; a ellos
nos referimos en primer término.
Para Satanowsky, el nacimiento de la empresa se vincula con la evolu-
ción de la riqueza mobiliaria y el surgimiento de los problemas atinentes a
la legislación del trabajo, que suscitaron sucesivamente problemas jurídicos
nuevos, cuya dilucidación contribuyó al concepto de la empresa en la doc-
trina y en las legislaciones modernas, y la interpretación jurídica de dicho
proceso se conectó, por un lado, con el criterio relativo de la libertad huma-
na, junto con las facultades o poderes de los individuos para asociarse, y por
otro lado, con el poder reglamentario estatal, como conceptos antagónicos
que debieron coordinarse y armonizarse, en el conflicto de los intereses pri-
vados entre sí y frente al interés público.
Hasta qué punto debió aceptarse el concepto de empresa, la absorción
por él de la materia comercial y las conexiones entre ambos, es un proble-
ma cuya aparente complejidad no es difícil despejar, tanto en el aspecto del
contenido del derecho comercial, como con relación a la preponderancia de
la noción de empresa como unidad organizada que -sin llegar por sí misma a
ser persona jurídica- explique el fundamento jurídico de ella en su exteriori-
zación normal y bajo la limitación de la responsabilidad del empresario a los
bienes que constituyen el patrimonio de la misma empresa.
Definimos entonces al derecho empresario como el conjunto de normas
predominantemente jurídicas aplicables a la actividad económica, atinente al
funcionamiento de la empresa, desde su creación hasta su extinción. Deci-
mos predominantemente jurídicas no solamente en atención a que estamos
en el campo legal, sino también considerando que hay algunas otras espe-
cies de reglas -sociales, éticas- que suelen concurrir al reflexionarse sobre
el derecho empresario. Involucramos, en este sentido, algunas ideas y auto-
rregulaciones que han aparecido en los últimos tiempos, como los llamados
"códigos" de -buenas- prácticas (v.gr., bancarias) y el moderno asunto de la
"responsabilidad social empresaria" (corporate social responsability).
Expresamos que esas normas -que carecen de un concepto general y
unívoco- son aplicables a la actividad económica, porque tenemos en cuen-
ta que el concepto de empresa aparece disperso en distintos campos jurídi-
cos, en los cuales se imputan efectos especiales a su actuación (así sucede en
la ley de sociedades 19.550; la ley de inversiones extranjeras 21.832; la ley de
INTRODUCCIÓN 11

defensa de la competencia 25.1 56, arts. 6º, 8º y eones.; las leyes de seguros,
la legislación laboral, entre otros casos).
Aclaramos, además, que el funcionamiento de la empresa abarca todas
las vicisitudes que puedan afectarla durante su actuación en los campos pú-
blico y privado, interesándonos ambos, pero más -dentro de este último- el
del derecho comercial, de los actos de las empresas y de los negocios, mas
sin desdeñar otras ópticas, como la del derecho penal de la empresa o la pro-
blemática de la empresa multinacional.
La idea de empresa en el art. 320 del Cód. Civil y Comercial debe en-
tenderse en sentido similar al criterio económico que en principio ya hemos
expuesto, fundamentalmente basado en la organización de los elementos que
la componen, como está dicho en el art. 1º de la ley de sociedades 19.550
(LGS).
Finalmente, y para ir precisando, la sociedad constituye la forma jurí-
dica y la estructura que reviste la empresa, en cuanto así es admitida por la
legislación vigente, tan solo referida a los tipos previstos por ella (ley general
de sociedades 19.550, arts. 1°, 13, 16 y concordantes). Y esa sociedad es
un sujeto de derecho con el alcance fijado por la misma normativa (art. 2°).
Esto es, gozará de personalidad jurídica como sujeto distinto, diferenciado
de sus integrantes (socios comunes u accionistas, en su caso).
En el régimen de las sociedades, la adopción de uno de los tipos otorga
esa calidad (conf. art. 1°, LGS).
Queda dicho con lo que antecede que el empresario, como persona ju-
rídica, es naturalmente (en el derecho positivo argentino) una sociedad. Y
se puntualiza que ello es así "naturalmente", porque no pueden descartarse
otras personas jurídicas como titulares de la empresa (v.gr., el Estado en sus
diversas formas, las asociaciones civiles o las cooperativas).

§ 6. DESCENTRALIZACIÓN. - Hay dos maneras de encuadrar esta temá-


tica de la expansión de las empresas según su descentralización. Una es
vinculándola con la nacionalidad de las sociedades (ver § 15); la otra, con-
siderar -más simplemente- que se trata de distintas modalidades o formas
de descentralización de una sociedad "matriz" (habitual en el caso de los
bancos, donde también se denominan "casa central").
Seguimos ahora lo que expone Halperin, para quien este fenómeno pue-
de llevarse a cabo por medio de la fundación de las determinadas especies
que a continuación se analizan.

a) SucuRSAL. Es la dependencia con limitada autonomía jurídica para


celebrar negocios, al frente de la cual se halla un gerente o factor. Lleva su
propia contabilidad, aunque luego se vuelque en la administración central;
tiene domicilio especial para la ejecución de las obligaciones contraídas (art.
152, Cód. Civil y Comercial), y puede ser llevada a juicio por el cumplimien-
12 SOCIEDADES

to de esas obligaciones. No tiene personalidad jurídica independiente de la


sociedad a la que corresponde, aunque económicamente depende de esta.
b) AGENCIA. Es una mera oficina administrativa, sin atribuciones para
celebrar negocios directamente, sino que se establece para administrar los
ya celebrados (v.gr., entregar mercaderías, cobrar, recibir pedidos), o para fa-
cilitar su celebración.

c) ESTABLECIMIENTO. Respecto de este otro vocablo la terminología ha


sido bastante amplia e imprecisa: "casas de comercio", "establecimiento mer-
cantil", "fondo de comercio", "explotación mercantil", "empresa", "hacienda
comercial", fueron las expresiones sucesivamente utilizadas en las legislacio-
nes, sin que sus respectivos ámbitos de referencia fueran medianamente de-
terminados con precisión.
Para Halperin, en una interpretación amplia, la expresión estableci-
miento tiene varios significados, todos correctos, a nuestro juicio: J) la ley
11.867 la utiliza como sinónimo de fondo de comercio; 2) está prevista en
el art. 152 del Cód. Civil y Comercial, como sinónimo de sucursal; 3) para
parte de la doctrina es el lugar geográfico en el que se halla la sede de la
empresa y donde está establecida, y 4) más limitadamente, en orden a la or-
ganización de una empresa, se trata de una unidad económica o técnica de
producción. Con lo que se indica que quien esté a su cargo no tiene auto-
nomía jurídica para celebrar negocios con terceros -supuesto en el que se
trataría de una sucursal-, aun cuando se acepta que pueda contratar emplea-
dos y obreros para realizar adquisiciones secundarias (gastos menores).
No debe identificarse totalmente al establecimiento con la empresa,
dado que es tan solo una parte componente de ella, una unidad productiva
dentro del todo que constituye la empresa. Se suele asignar con ese nombre
a la planta fabril o comercial donde se halla instalada esa unidad producti-
va de bienes o servicios. Obsérvese que una empresa puede tener varios
establecimientos, en los que se elaboran partes o piezas distintas del mismo
producto final que elabora.
d) FILIAL. Esta forma de descentralización plantea problemas jurídi-
cos especiales, porque -a diferencia de las anteriores- se constituye con in-
dependencia jurídica y se presenta con un capital propio, como una persona
jurídica autónoma, una organización para sí misma, y además suele general-
mente tener un objeto propio cuando actúa en la sede de la entidad madre
(v.gr., para la comercialización de la producción), y uno común -en todo o
en parte- cuando lo hace en otra sede, generalmente en el extranjero, o en
otra región, teniendo una independencia formal más acentuada cuando apa-
rece o funciona como sociedad independiente.
Debemos subrayar, también, que la filial suele aparecer como una espe-
cie de sociedad controlada, que según Halperin no tiene sentido unívoco en
la doctrina.
INTRODUCCIÓN 13

e) SUBSIDIARIA. Además de planearse doctrinalmente a veces como


una denominación genérica derivada de una sociedad "madre" determinada
y susceptible de agrupar a las anteriores, también se conceptúa como una
forma que suelen asumir los joint ventures (Halperin).
Aparte de las relaciones clásicas entre la sociedad matriz y sucursales
o filiales, es posible que los lazos entre los distintos componentes del grupo
tengan una naturaleza meramente contractual (p.ej., subcontrataciones, con-
tratos de suministro exclusivo, de agencias o franquicias). También se pue-
den crear sociedades de capital, mediante las cuales se pongan de manifiesto
los vínculos entre diferentes empresas. Así, podemos encontrar instrumen-
tos asociativos como las recién mencionadas joint ventures (filiales compar-
tidas creadas por empresas independientes para la realización de un proyecto
concreto), o el control se puede ejercer mediante licencias, las prestación de
avales u otras fórmulas denominadas "de control indirecto". Incluso hay
otros supuestos, como el de la financiación de proyectos (project financing),
en los que participan distintos sujetos en formas y relaciones coordinadas
(Gerscovich - Tavarone).
Para dar un típico ejemplo, en el ámbito financiero los riesgos de esa
clase han dado lugar a la creación de complejos instrumentos de ingeniería
financiera -denominados "instrumentos derivados"-, que les permiten a las
entidades de crédito, bancos y operadores sacar de su balance contable acti-
vos y determinadas operaciones que en realidad gestionan -a veces mediante
sociedades interpuestas-, o por su conversión en títulos valores que se nego-
cian en mercados secundarios.

§ 7. RÉGIMEN LEGAL DE LAS SOCIEDADES. - Está plasmado en la ley


19.550, que rige -con algunas reformas- desde 1972 y ha sido modificada
con la sanción del Código Civil y Comercial, por medio de la ley 26.994 y
más recientemente por las leyes 27.349 y 27.444.
Esta vigencia de más de cuarenta años es indicativa de que sus líneas
fundamentales han sido acertadas, a la vez que merecieron una aceptación
muy clara por parte de nuestros empresarios y de la comunidad jurídica. Ni
nuestra doctrina, tan prolífica en la materia, ni nuestra jurisprudencia, des-
pués de esas cuatro décadas, registran insatisfacciones notables o severas,
salvo en aspectos puntuales que generan polémicas inevitables y serias, a
la vez, en pos de mejorar ciertas soluciones o cubrir ciertos vacíos regula-
torios.
Como se dijo, en el Código Civil y Comercial, y concretamente en la
ley 26.994 que lo sancionó en 2014, se postula la continuidad de este sis-
tema, bien que con algunas reformas puntuales, pero no demasiadas ni que
modifiquen los principios liminares que la inspiraron, salvo la desaparecida
exigencia de la pluralidad de socios que se analizó al comienzo.
Esta ley, recordemos, fue redactada por ilustres juristas (experimentados
jueces y abogados). Fueron ellos Horacio Fargosi, Isaac Halperin, Carlos
14 SOCIEDADES

Odriozola, Enrique Zaldívar y Gervasio Colombres, todos profesores destaca-


dos de la Universidad de Buenos Aires.
La ley, por lo demás, es nacional. Es decir que forma parte de la le-
gislación de fondo que las provincias delegaron al Congreso nacional para
su aplicación en todo el territorio argentino. Fue dictada en tiempos de un
gobierno de facto, a pesar de lo cual sus ya señaladas virtudes le generaron
el acatamiento y reconocimiento generalizado.
Dentro de las reformas de las que fue objeto la ley 19.550 se destaca
la de 1983, en la que participaron dos de sus originales redactores (Fargosi
y Zaldívar), a los que se sumaron otros no menos ilustrados (Jaime Anaya,
Enrique Butty, Raúl Etcheverry y Juan C. Palmero). Dicha reforma fue
producto de una larga elaboración de la doctrina volcada en innumerables
trabajos, así como en los debates en diversos congresos académicos, de bri-
llo memorable, ocurridos en la década posterior a la sanción del texto origi-
nal. Con el aporte de esta reforma quedó esta ley 19.550, de dilatada per-
durabilidad y de prestigio indudable. El contenido quedó ampliado con la
incorporación por la ley 22.903 de formas contractuales modernas, referentes
al agrupamiento y colaboración empresaria, los cuales ahora se regulan en el
Código Civil y Comercial, merced a la reforma operada por la mencionada
ley 26.994.
a) PRINCIPIOS ORIENTADORES. Los redactores de la originaria ley
19.550 tuvieron a bien presentar su trabajo con una Exposición de motivos de
corte docente y de gran valor para la interpretación de las normas proyecta-
das y que luego se convirtieron en la ley vigente.
Otro tanto ocurrió en 1983 cuando, en otro gobierno de facto, se le
hicieron algunas reformas a la ley 19.550 (por medio de la ya referida ley
22.903), entregándonos sus proyectistas también una Exposición de motivos
de los textos introducidos allí, material que además es de notable valor.
De ambos elementos podemos extraer lo que aquí llamamos principios
orientadores o basilares de la ley positiva, cuyo desarrollo tiene la virtud (o
la pretensión) de brindar apoyo interpretativo en las cuestiones que indefec-
tiblemente generan debates o disensos entre los operadores jurídicos. Estos
principios básicos tienen, a la vez, la cualidad de expresar las ideas y con-
ceptos que inspiraron a los proyectistas, quienes -por su ya señalado pres-
tigio- brindan un aporte de gran valor para los que debemos acometer el
estudio de las normas y su aplicación a casos concretos.
Algunos de dichos principios son los que enunciamos a continuación.
1) El acto constitutivo como contrato plurilateral de organización.
Esta definición rotunda de la ley no constituye una mera adopción de un cri-
terio doctrinal sino -en lo principal- su derivación en consecuencias especí-
ficas como, por ejemplo, en lo relativo a nulidades de las sociedades.
Ya se verá, cuando se aborde dicha temática de la invalidez en materia
societaria, que la adopción de la referida teoría, respecto de la naturaleza ju-
INTRODUCCIÓN 15

rídica de la sociedad, permite la sobrevivencia del ente, aunque sea nulo el


vínculo originario de unos de sus constituyentes.
2) El principio de la tipicidad. La adopción de ciertos tipos sociales,
establecidos ad solemnitatem y con un número reducido, fue para el legisla-
dor argentino un pilar para la seguridad jurídica. La pretensión va en el ca-
mino de cerrar a la voluntad de los particulares la utilización de otras formas
societarias, más flexibles, originales o en cualquier caso diversas de las que
suministra la ley. Ello porque de otro modo se producirían, a juicio de los
redactores, daños a la seguridad jurídica; terceros que no conozcan el estatu-
to social podrían sufrir, eventualmente, maniobras o engaños que se pueden
evitar con este esquema cerrado de tipos sociales, en los que están prede-
terminadas legalmente cuestiones cruciales como la de la responsabilidad
de los socios o la aptitud de ciertos sujetos para representar a la sociedad,
entre otras.
Digamos, solo como noticia que el lector debe conocer, que los sistemas
legales de última generación avanzan en la dirección opuesta, dejando a los
particulares organizar sus sociedades con mayor libertad y sin las ataduras
que implican los tipos sociales preestablecidos.
Visualizamos en esa línea los arts. 22 a 26 del nuevo texto de la LGS,
a los que anali zaremos luego bajo la denominación genérica de sociedades
imperfectas.
3) La personalidad societaria. Es central para el legislador la calidad
de sujeto de derecho de la sociedad, si bien ello no tiene un alcance absoluto,
sino el que la propia ley le concede (art. 2º, LGS).
De ese precepto la doctrina y la jurisprudencia extrajeron val iosas con-
secuencias relativas a que la separación de patrimonios y limitación de res-
ponsabilidades que concede la personalidad a una sociedad tiene límites
basados en su uso adecuado, límites que son suprimidos cuando la utiliza-
ción de las formas societarias busca perjudicar a terceros, eludir la ley, el
orden público o sencillamente la buena fe para frustrar derechos de acree-
dores.
Por eso el art. 2° de la ley 19.550 se vincula siempre con el art. 54, párr.
3° (texto que añadió la ley 22.903 ya relacionada), de ese cuerpo legal, del
que surge que "la actuación de la sociedad que encubra fines extrasocieta-
rios", como se describen en el párrafo anterior, implica la inoponibilidad de
la personalidad jurídica del ente consagrada. Esa preceptiva supone la in-
troducción expresa al texto legal de los principios y doctrina del disregard
of legal entity del derecho inglés, de cuyas resultas, en caso de abuso de la
sociedad o de la personalidad concedida por el art. 2º de la LGS, se produ-
cen como consecuencias la imputación directa a los socios de los actos f rau-
dulentos o fr ustratorios comentados y la responsabilidad solidaria e ilimitada
por los daños y perjuicios irrogados a terceros, los que asumirán quienes hi-
cieron posibles tales inconductas.
16 SOCIEDADES

Es esta la teoría conocida también como de la penetración en la reali-


dad societaria que encubre a los verdaderos hacedores de esas imposturas,
que se hallaban pretendidamente protegidos por el "velo societario", cuyo
corrimiento (disregard) produce esta doctrina de profunda raíz moral.
El concepto central que se halla en juego en la personalidad societaria
es que si se la utiliza ilícitamente debe ser desestimada, desechada, para pro-
pagar los actos (o imputarlos) a sus autores, que abusaron del instrumento
que la ley puso a sus disposición, pero con fines lícitos.
La personalidad y la limitación de responsabilidad son, en efecto, he-
rramientas valiosas y muy apreciables en la búsqueda del desarrollo empre-
. , .
sar10 y econom1co.
Pero como, en todo caso, su límite es la licitud cuando lo traspasa, in-
curriendo en actos antijurídicos, la herramienta concedida por la ley pierde
toda consistencia y es inoponible, ineficaz, ante los terceros perjudicados.
Volveremos sobre este tema tan principal en el § 11 de este mismo ca-
pítulo.
La Exposición de motivos de la originaria ley 19.550 (es decir, la sancio-
nada en 1972) dice, en tal sentido, que "se declara expresamente la calidad de
sujeto de derecho que la sociedad reviste, si bien se precisa que ella guarda
el alcance fijado en la ley. En este particular se adopta la más evolucionada
posición en punto a la personalidad jurídica, y de este modo, como lo seña-
lara en otra oportunidad uno de los corredactores, la sociedad resulta así no
solo una regulación del derecho constitucional de asociarse con fines útiles y
una forma de ejercer libremente una actividad económica, sino que constitu-
ye una realidad jurídica, esto es, ni una ficción de la ley -reñida con la titu-
laridad del patrimonio y demás atributos propios de la personalidad como el
domicilio, el nombre, la capacidad-, ni una realidad física, en pugna con una
ciencia de valores. Realidad jurídica que la ley reconoce como medio técnico
para que todo grupo de individuos pueda realizar el fin lícito que se propone.
Con esta norma la ley posibilita, en fin, una amplia elaboración de las con-
secuencias de la personalidad jurídica, y también de soluciones para aquellos
casos en que este recurso técnico sea empleado para fines que excedan las
razones de su regulación".
4) El administrador como "buen hombre de negocios". La ley brin-
da una pauta muy general pero a la vez muy severa para calificar al admi-
nistrador de una sociedad, imponiéndole los deberes de "un buen hombre de
negocios". Cualquier desvío de los deberes de diligencia y fidelidad que se
esperan de un estándar como el perfilado en tal definición, supone responsa-
bilizar al administrador torpe no solo por sus acciones, sino también por su
. .,
om1s1on.
Esta solución se extiende a los representantes sociales y a los integran-
tes del órgano de fiscalización (p.ej., sindicatura), de quienes se espera tam-
bién ese patrón en sus conductas.
INTRODUCCIÓN 17

5) La igualdad de trato a las sociedades constituidas en el extranjero.


Se trata de un principio quizás obvio para estos tiempos, pero no lo era para
la época de sanción de la ley (1972), en la que imperaban ciertos naciona-
lismos o "chauvinismos" que de algún modo operaban generando temores
a los inversores externos. Actualmente esos prejuicios se han disipado en
gran medida, de la mano, sobre todo, de las necesidades que tiene el país de
recibir inversiones en áreas de la economía en las que los capitales locales
son insuficientes.
En cualquier caso, el legislador, afirmando el principio constitucional
de igualdad ante la ley, ha querido evitar cualquier trato peyorativo de estas
sociedades, a la vez de conceder preferencias a las sociedades locales, que
entren en contradicción con el apuntado régimen que garantiza la carta magna.
6) La incorporación de formas contractuales de colaboración em-
presaria como manera de propender a la ampliación de las actividades
comerciales. La ley 22.903 introdujo en la ley societaria un conjunto de
contratos entre sociedades para realizar variadas e innumerables actividades
comerciales.
El reformador, en aquel tiempo (1983), entendió que ese método -que
admitió como opinable- evitaba gastos inútiles a las sociedades que, así, no
necesitaban constituir nuevas sociedades con otras, sino simplemente com-
plementar esfuerzos si n tal forma social y dar nacimiento a otro ente autó-
nomo.
Se dio ingreso así, en la ley de sociedades, a contratos tales como el
de "agrupación empresaria", de colaboración y el de la "unión transitoria de
empresas" (UTE), ponderando la íntima relación que existe entre la noción
de sociedad y el concepto de empresa, según vimos al inicio.
El Código Civil y Comercial de 2015 reubicó estas reformas contractua-
les de las sociedades y las legisló en los arts. 1442 a 1478, bajó la denomi-
nación "Contratos asociativos". Las bases legislativas de este nuevo cuerpo
legal respetan aquellas líneas doctrinales de la citada ley de 1983.
En cualquier caso es plausible que en uno u otro cuerpo legal se im-
pulse la asociación o la conjunción de esfuerzos y capitales. Siempre cual-
quier iniciativa que ayude al desenvolvimiento económico, del cual depende
una comunidad para mejorar su calidad de vida, crear empleo y riqueza, será
bienvenida.
7) La conservación de la empresa. En línea con lo anterior, el legis-
lador ha tendido, en normas diversas, a que en caso de duda interpretativa
prevalezca el principio que apunta a preservar las empresas, y a evitar que se
destruya el valor que ella supone para la sociedad como actividad útil, mere-
cedora de especial tutela.
Se ha dicho, con razón, que en la reforma mercantil de 1972 el para-
digma de la preservación de la empresa fue, por fin, destacado, especial-
18 SOCIEDADES

mente por ser ella valor creador de riqueza y de empleo. Así surge de la
ley 19.551, de concursos y quiebras, donde también se plasmó este loable

pr1nc1p10.

b) APLICACIÓN SUPLETORIA DEL CóDIGO CIVIL y COMERCIAL. Como ve-


remos en este capítulo, el origen de la conformación de las sociedades es de
naturaleza contractual, marco en el que los celebrantes adoptan un tipo esta-
blecido por la ley, que da nacimiento a un nuevo sujeto de derecho.
Uno y otro elemento (el contractual y el relativo al alumbramiento de
una persona jurídica) llevan a que el microsistema societario tenga como re-
ferencia subsidiaria al Código Civil y Comercial, donde se regulan genérica-
mente esos elementos (la contractualidad y la personalidad).
Con relación a las personas jurídicas reconocidas por nuestra ley, re-
cordamos que el Código Civil y Comercial establece en su art. 141 que "son
personas jurídicas todo los entes a los cuales el ordenamiento jurídico les
confiere aptitud para adquirir derechos y contraer obligaciones para el
cumplimiento de su objeto y los fines de su creación".
El mismo Código Civil y Comercial, en sus arts. 145, 146 y 148, dis-
tingue cuáles son las personas jurídicas de carácter público y cuáles las de
carácter privado, en las que incluye expresamente a las sociedades (art. 148,
inc. 1º) .
Art. 145. - Clases. Las personas jurídicas son públicas o privadas.
Art. 146. - Personas jurídicas públicas. Son personas jurídicas públicas.
a) El Estado nacional, las provincias, la Ciudad Autónoma de Buenos Ai-
res, los municipios, las entidades autárquicas y las demás organizaciones cons-
tituidas en la República a las que el ordenamiento jurídico atribuya ese carácter.
b) Los Estados extranjeros, las organizaciones a las que el derecho interna-
cional público reconozca personalidad jurídica y toda otra persona jurídica cons-
tituida en el extranjero cuyo carácter público resulte de su derecho aplicable.
c) La Iglesia Católica.
Art. 148. - Personas jurídicas privadas. Son personas jurídicas privadas.
a) Las sociedades.
b) Las asociaciones civiles.
c) Las simples asociaciones.
d) Las fundaciones.
e) Las iglesias, confesiones, comunidades o entidades religiosas.
f) Las mutuales.
g) Las cooperativas.
h) El consorcio de propiedad horizontal.
i) Toda otra contemplada en disposiciones de este Código o en otras leyes
y cuyo carácter de tal se establece o resulta de su finalidad y normas de funcio-
namiento.
INTRODUCCIÓN 19

§ 8. CARACTERIZACIÓN LEGAL DE LA SOCIEDAD. EL ARTÍCULO 2° DE LA


LEY 19.550. - La sociedad constituye la forma jurídica y la estructura que re-
viste la empresa, en cuanto así es admitida por la legislación vigente. Esto
en la medida en que adopte y se adecue a algunos de los tipos previstos por
la ley (arts. 1º, 13, 16 ss. y concordantes). Y esa sociedad será un sujeto de
derecho con el alcance fijado por ell a (art. 2°). Esto es, gozará de persona-
lidad jurídica como sujeto distinto, diferenciado de sus integrantes (socios
comunes u accionistas, en su caso), aun cuando se trate de la sociedad uni-
personal ahora receptada en la flamante legislación sancionada junto con el
Código Civil y Comercial.
Como bien dice Pisani, la sociedad siempre implica la existencia de un
contrato (social) que le da origen. Y si reúne los requisitos legales exigidos
por la ley, esa sociedad es un sujeto de derecho distinto de los socios que la
integran. La LGS lo permite en la medida en que se ajusten a los "tipos
legales" previstos por ella (y que abordaremos en el § 14) e incluso en situa-
ciones de imperfección o atipicidad de su constitución.
El art. 2º de la LGS establece que "la sociedad es un sujeto de derecho
con el alcance fijado en esta ley".

§ 9. NATURALEZA DEL ACTO CONSTITUTIVO. - Aclaramos que al referir-


nos a la "naturaleza" de algún instituto jurídico estamos haciendo referencia
a su ubicación sistemática, según las enseñanzas de Winizky. Es decir, un
modo de proporcionar un dato para la determinación de las normas subsidia-
riamente aplicables para el caso de no estar ante una regulación completa y
abarcadora de todos los supuestos que puedan presentarse (lo cual suele ocu-
rrir con bastante frecuencia en la práctica profesional y judicial).
Con esa aclaración distinguimos los dos debates diversos que se han
producido en la doctrina; uno sobre la naturaleza de las sociedades, y otro
sobre la naturaleza de su acto constitutivo.
Se ha venido hurgando y discutiendo muchísimo, desde hace bastante
tiempo, acerca de la primera cuestión, polemizándose acerca de si la socie-
dad es una ficción o una "realidad" (digamos que cuando menos jurídica),
coincidiendo en esto con Halperin, aunque sin llegarse a conclusiones defi-
nitivamente aceptadas por la mayoría de los autores, que han mantenido sus
..
posiciones.
Está claro, sin embargo y sin entrar en mayores detalles, que también
hay cierta coincidencia generalizada en que la sociedad es un recurso téc-
nico-jurídico al que se someten voluntariamente sus participantes, quienes
aceptan esta disciplina especial, a fin de poder imputar al nuevo sujeto crea-
do por ellos las consecuencias jurídicas diferenciadas de sus actos.
En cuanto al segundo debate sobre la naturaleza de este contrato, hare-
mos aquí algunas someras referencias a las construcciones doctrinales reali-
zadas, para que los lectores obtengan cuando menos una aproximación acer-
ca de sus principales elementos y alcances.
20 SOCIEDADES

La mencionada raíz contractual de la sociedad conllevaría algunos in-


convenientes derivados de la aplicación de las normas de fondo. Así, por
ejemplo, la incapacidad de alguna de las partes o el error esencial podrían
nulificar el contrato y este quedar sin efecto; así también, si una de las partes
no cumple sus obligaciones, sería aplicable la excepción de incumplimiento,
con lo que la otra parte estaría habilitada para tampoco cumplirlo; igual ocu-
rriría con el pacto comisorio, expreso o tácito, aspectos todos que no apare-
cen funcionales o armónicos con la idea del nuevo ente creado para encarnar
una empresa con proyecciones temporales o de perduración.
Además, el esquema contractual puro presupone intereses contrapues-
tos, mientras que el esquema societario los supone homogéneos. Hay con-
junción y cooperación a los efectos de lograr el objeto social, soportando
conjuntamente eventuales pérdidas y, sobre todo, repartiendo ganancias, lo
cual sería su razón de ser última y principal.
Por estos motivos se trató de aportar doctrinalmente construcciones dis-
tintas, a efectos de evitar esas inconvenientes consecuencias.
Aparecieron, así, las distintas teorías.

a) DOCTRINAS ANTICONTRACTUALISTAS. Señalamos las siguientes.


1) Acto colectivo. La suma de voluntades individuales, que son pa-
ralelas y no se entrecruzan, como en los contratos (cosa por precio y vicever-
sa, en la compraventa), determina una voluntad colectiva única, que incluso
puede ser mayoritaria, e idénticos efectos para todos los participantes (Messi-
neo, citado por Halperin, Curso de derecho comercial. Parte general, t. 1,
p. 211).
2) Acto complejo. Aun cuando doctrinalmente esta teoría (elaborada
por autores alemanes) se asimiló a la anterior, se indican algunas diferencias
-no muy claras, especialmente en cuanto a sus consecuencias-, tales como
que en esta construcción, a diferencia de la anterior, las voluntades se unen
pero pueden diferenciarse en el interior del acto, al ser este un negocio jurí-
dico unilateral pero pluripersonal (el conjunto de personas forma una sola
parte que obra en la misma dirección para proteger un interés único). Esta
concepción recibió variadas críticas doctrinales que, junto con la anterior,
pueden consultarse en un exhaustivo trabajo de Fargosi.
3) Institución. La sociedad sería una suerte de "idea fuerza", de em-
presa, instalada en el seno de la comunidad y reconocida por voluntad de
la ley. No serían las partes por medio de un contrato, sino el Estado el
que la reconoce y regula para la satisfacción del bien común (Hauriou y Re-
nard, en el derecho francés, seguida entre nosotros por Zaldívar, Ragazzi,
Manóvil, Revira y San Millán). Parte importante de la doctrina nacional
se pronunció en contra (Halperin, Colombres y Etcheverry, criticando que el
carácter de institución nada significa, porque el término no tiene un contenido
unívoco).
INTRODUCCIÓN 21

b) DOCTRINAS CONTRACTUALISTAS. Se resumen en las siguientes.


1) Contrato bilateral. Postula que cada socio contrata por separado
con la sociedad, que sería la otra parte. Se la critica porque precisamente
esta no ha sido aún creada y es lo que se trata de explicar, con lo que se ha
dicho que incurre en una petición de principio, máxime porque todavía no
hay sujeto capaz de adquirir esa condición de contraparte.
2) Contrato del que resulta un ente. Es susceptible del mismo co-
. ,.
mentar10 cr1t1co.
3) Contrato plurilateral de organización. Con esta visión se co-
mienza a diferenciar doctrinalmente al contrato de sociedad del contrato de
cambio, como poseedor de una estructura distinta, en razón de la cual no le
deben ser aplicables los principios de estos últimos, que parten de la bilatera-
lidad (Ascarelli).
Se dice que las características de la sociedad se adaptan mejor en esta
construcción, porque según explica Halperin: a) en los contratos general-
mente hay dos partes con intereses distintos y cuando aparecen varias perso-
nas se alinearán con algunas de las preexistentes; en cambio, en los plurila-
terales esto no sucede, porque son todas partes distintas del contrato; b) cada
una de esas partes es titular de derechos y obligaciones, lo que determina una
pluralidad de prestaciones a cargo de cada una de ellas y no solamente de
dos, como en los contratos de cambio (v.gr., la ya referida "cosa por precio");
e) esto es asumido primero frente a los demás partícipes y después hacia la
sociedad, una vez que fue constituida, para alcanzar los fines que los socios
se propusieron alcanzar; d) no hay contraposición de prestaciones sino que
cada una de ellas responde a la naturaleza de la participación del socio y es
independiente de las demás; la prestación de cada socio no es contrapresta-
ción de otro, y en conjunto conforman el medio para alcanzar esos fines; e)
la cuantía de la prestación de cada socio no depende de la de los restantes
ni debe ser económicamente equivalente a la de ellos, sino que solamente
será relevante para establecer la parte que recibirá el socio al distribuirse las
ganancias o para determinar su poder político dentro de la sociedad; f) la
nulidad por vicios de la voluntad o el incumplimiento de alguno de los par-
tícipes no afectan en principio a todo el contrato, porque la influencia de la
relación del socio sobre este se determina en función de la posibilidad de
lograr el fin perseguido con él. Es decir que, si afectan el aporte necesa-
rio o esencial para el cumplimiento del objeto, entonces sí afectará a todo
el contrato. Si no fuera así, solamente afectará el vínculo del afectado o
incumplidor; g) mientras el contrato de cambio se agota con el cumplimiento
de las obligaciones, en el plurilateral esto es un prius o premisa, pues a par-
tir de ese cumplimiento se producirá la actividad ulterior de las partes y la
función organizativa que lo caracteriza; h) todas las partes tienen los mismos
derechos en cuanto a calidad (v.gr., al dividendo), aun cuando puedan diferir
en su cantidad o medida, e i) es posible el ingreso o egreso de nuevas partes,
22 SOCIEDADES

lo que no ocurre en el contrato de cambio, salvo en el caso en que se acepte


.,
una novac1on.
Ante todo esto, la doctrina nacional ha reconocido la raíz contractual
de la creación de una sociedad. Y es además la solución de la LGS en sus
arts. 4º, 5º, 16 y 89, incluso en la peculiar hipótesis de la sociedad unipersonal.

§ 10. COMPARACIÓN CON OTRAS FIGURAS JURÍDICAS. - Rescatamos las si-


guientes.

a) AsocIACIONES. Hay sujetos de derecho que no son personas físicas


pero tampoco son sociedades, como las fundaciones, las asociaciones, los
sindicatos o las mutuales, entre otras.
La ley de sociedades 19.550 hace expresa referencia al tema en su art.
3°, según el cual "las asociaciones, cualquiera fuere su objeto, que adopten la
forma de sociedad bajo algunos de los tipos previstos, quedan sujetas a sus
disposiciones".
La asociación será considerada una sociedad comercial, aun cuando sea
de beneficencia, si adopta uno de los tipos de la LGS. Si no lo hace estare-
mos ante el caso de las asociaciones civiles ahora reguladas en el art. 168 y
ss. del Cód. Civil y Comercial.
Observa con acierto Roitman que doctrinalmente existen diferencias
sustanciales entre las asociaciones y las sociedades; pero nuestro ordena-
miento jurídico le permite a una asociación, en su "sustancia", vestirse con
dos ropajes jurídicos diferentes (uno, el de las asociaciones civiles reguladas
por el art. 168 y eones., Cód. Civil y Comercial, y el otro, el de una socie-
dad de las reguladas por la LGS). La elección de una vestimenta u otra
no cambia el aspecto sustancial del objeto de la asociación (la finalidad que
persigue).
Además, la ventaja que trae aparejado el régimen societario de la ley
19.550 es que una asociación civil estará regida por un sistema muy elabora-
do y preciso (como el de las sociedades) en cuanto a su forma y estructura,
siéndole aplicables todas sus disposiciones, incluso aquellas sobre el funcio-
namiento de sus órganos.
Por otro lado, la capacidad para constituir sociedad o formar parte de
ella debe estar prevista en el estatuto de la asociación o del régimen legal
que la regula. Las disposiciones reglamentarias (mal llamadas normas de
la IGJ, en la ciudad de Buenos Aires) le prohíben a las fundaciones y asocia-
ciones civiles su participación en sociedades, salvo en el caso de las socie-
dades admitidas a la oferta pública, con cotización en bolsas -art. 446 y ss.,
res. gral. IGJ 7 /15-.

b) Los YA SUPERADOS CONCEPTOS DE SOCIEDAD COMERCIAL y SOCIEDAD


CIVIL. DIFERENCIACIÓN. En nuestro medio la sociedad aparecía en dos
cuerpos legislativos, tanto en el Código Civil como en la ley de sociedades
INTRODUCCIÓN 23

comerciales, sencillamente por la diferencia de origen entre contratos de una


y otra especie, e incluso porque el derecho comercial fue un desprendimiento
del derecho privado en general. Esa disposición provenía del hecho de que
los negocios mercantiles tienen una fuerza y una dinámica distinta de los
del ámbito civil. Las agrupaciones económicas, en sus inicios familiares,
crecieron y se extendieron al punto de que casi todo el esquema industrial
se basa en estructuras societarias. Ya hemos analizado la evolución histó-
rica de este fenómeno, mostrando los cambios históricos en las estructuras
económicas de los países, cómo y por qué el derecho civil regía las operacio-
nes agrícolas, inmobiliarias, y además, mientras el comercial se ocupaba del
intercambio de bienes muebles, dinero o mercancías, e incluso mediante la
forma de sociedades comerciales hasta nuestros días.
Asimismo, es de destacar que incluso para quienes desarrollaban una
actividad civil, la ley les permitía la formación de sociedades comerciales,
adecuándose a la forma, requisitos y tipos previstos por la ley 19.550.
Todo esto - que igualmente es objeto de tratamiento en el último capítu-
lo de este libro- ha cambiado en el año 2015 con la sanción del Código Civil
y Comercial de la Nación, en el que se ha suprimido, sin más, la figura de la
sociedad civil.
El método de unificación, que es la impronta de este nuevo cuerpo nor-
mativo, determinó esa derogación y la lisa y llana subsunción de la añeja
figura de la sociedad civil en el microsistema de las sociedades, en general
regulado por la ley 19.550. Esta ley, a la vez, ha dejado de llamarse "de
sociedades comerciales" para dar paso a su nuevo nombre, " ley general
de sociedades". En esta ley, que conserva los contornos preexistentes de la
ley 19.550 (y su número, por cierto), se contemplan y regulan las sociedades
todas sin distinción de su comercialidad o no.

§ 11. PERSONALIDAD DE LAS SOCIEDADES COMERCIALES (ARTÍCULO 3°


DE LA LEY 19.550 Y ARTÍCULO 143 DEL CÓDIGO CIVIL Y COMERCIAL). ALCAN-
CES. - La personalidad jurídica es un tema básico de esta materia. Bien ha
dicho Garrigues que hubo siempre una tendencia, evidenciada en la evolu-
ción histórica, a separar a la sociedad mercantil de las personas de los socios,
y que la sociedad no es la suma de estos, sino algo que está "por encima" de
ellos, rebasando su personalidad física. Se forma un patrimonio autónomo
y la sociedad tiene una personalidad propia. Por diversos caminos, como el
derecho de preferencia de los acreedores sociales sobre los acreedores de los
socios, la exclusión de compensación cuando se era deudor de la sociedad y
acreedor del socio, la responsabilidad del socio por obligaciones anteriores a
la entrada en sociedad, etc., fue penetrando en la práctica la idea de la auto-
nomía de la sociedad, como decía el recordado jurista.
En síntesis, los aspectos y las consecuencias más relevantes del concep-
to de sociedad como persona jurídica son los siguientes.
24 SOCIEDADES

a) La sociedad es un sujeto de derecho lícito (art. 2°, LGS, y arts. 141


y 143, Cód. Civil y Comercial) y tiene por tanto los atributos de la personali-
dad (nombre, domicilio, patrimonio y capacidad). En cuanto a esta, se trata
de un capacidad propia en las relaciones internas y externas, dado que actúa
en el tráfico a su propio nombre y con capacidad para contratar -para algu-
nos autores se trata de legitimación sustancial-, que deriva de los elementos
contemplados en el objeto de su propio contrato o estatuto.
b) En el mercado aparece y se la individualiza como un comerciante
más, distinto de los miembros que la componen, quienes incluso pueden ser
desconocidos.
e) Con relación a los socios la sociedad es un sujeto distinto, con dere-
chos y obligaciones propios; por ende, los terceros no pueden actuar sobre
sus bienes en razón de deudas de los socios.
d) Tiene patrimonio propio al efecto de la consecución de su fin, pues-
to que los aportes de los socios se incorporan y pertenecen a ella.
e) Consecuentemente y junto con la separación de su personalidad ju-
rídica, posee autonomía patrimonial, la que se extiende aun a las sociedades
disueltas y en liquidación (en el caso, a este fin; es decir, de modo muy limi-
tado, pero con personería hasta su cancelación).
Estimamos que con todo lo expuesto hasta aquí ya puede ir completán-
dose el concepto material, sustantivo y jurídico de sociedad, diverso del de
empresa.
Hay entonces sociedad cuando dos o más personas se obligan a poner
algo en común (aportes), ya sea dinero, trabajo, cosas, etc., para desarrollar
una actividad económica lícita con la finalidad de obtener una ganancia y
repartírsela, o soportar entre ellos las pérdidas (art. 1º, LGS).
No hay, pues, semejanza entre la empresa y la sociedad, dado que esta,
en nuestro derecho, viene a erigirse en el sujeto empresario. Y además,
desde este ángulo jurídico, bien podría incluso ocurrir que las personas de-
cidan elaborar sus productos o prestar servicios por sí mismos, sin ayuda de
terceros. Es decir, sin constituir sociedad.
En definitiva, al ser muy clara la diferencia entre sociedad y empresa,
la única vinculación cierta susceptible de encontrarse entre ellas deviene
de la circunstancia de que quienes deciden formar una sociedad se abocan
inmediatamente a organizar los recursos con que cuentan para desarrollar
la actividad elegida. Y esta misma actividad dará lugar a una empresa con
todos los caracteres antes indicados, solo que la sociedad será el verdadero
sujeto de derecho por el que se regirán dichas actividades de los socios, entre
sí y respecto de terceros, adecuada a la normativa vigente e inscripta -salvo
las irregulares- en el registro correspondiente, de suerte que la sociedad es
el sujeto y la empresa el objeto.
La sociedad es pues -como persona- dueña de la empresa (la cosa).
INTRODUCCIÓN 25

a)ATRIBUTOS DE LA PERSONALIDAD. ELEMENTOS Y ATRIBUTOS DE LA


SOCIEDAD CONSTITUIDA. Como todo contrato, que lo es inicialmente, en la
sociedad deben concurrir los recaudos de la forma, la causa (fin) y el ob-
jeto (lícito, posible, preciso y determinado). Pero una vez formada legal-
mente la sociedad, a través del camino o iter constitutivo que difiere según
el tipo de que se trate, el nuevo sujeto de derecho que ha nacido gozará de
los siguientes atributos derivados de su personalidad, que son susceptibles
de compararse con los requisitos generales del acto constitutivo (fijados en
el art. 11, LGS, sin perjuicio de los establecidos para cada tipo de sociedad),
y cuya omisión puede determinar la ineficacia de la sociedad, si han faltado
los requisitos tipificantes (conf. art. 17, LGS), aun cuando subsista como so-
ciedad en los términos de los arts. 22 a 26.
1) Nombre o denominación. Esta expresión es la más moderna, e in-
cluso superadora de la noción de "razón social" que traía el Código de Co-
mercio con otro alcance. Tal denominación se fija en el contrato social y
otorga a la sociedad el derecho a su utilización exclusiva y excluyente de ter-
ceros que la pretendieran.
El Código Civil y Comercial prevé en el art. 151 algunos aspectos de
interés relativos al nombre de la persona jurídica y por eso se lo transcribe a
. .,
cont1nuac1on.
Art. 151. - Nombre. La persona jurídica debe tener un nombre que la
identifique como tal, con el aditamento indicativo de la forma jurídica adop-
tada. La persona jurídica en liquidación debe aclarar esta circunstancia en la
utilización de su nombre. El nombre debe satisfacer recaudos de veracidad,
novedad y aptitud distintiva, tanto respecto de otros nombres, como de marcas,
nombres de fantasía y otras formas de referencia a bienes o servicios, se rela-
cionen o no con el objeto de la persona jurídica.
No puede contener términos o expresiones contrarios a la ley, el orden pú-
blico o las buenas costumbres ni inducir a error sobre la clase u objeto de la
persona jurídica. La inclusión en el nombre de la persona jurídica del nombre
de personas humanas requiere la conformidad de estas, que se presume si son
miembros. Sus herederos pueden oponerse a la continuación del uso, si acre-
ditan perjuicios materiales o morales.
2) Capacidad. Las sociedades, como personas jurídicas, tienen capa-
cidad de derecho (art. 141, Cód. Civil y Comercial).
Art. 141. - Definición. Son personas jurídicas todos los entes a los cuales
el ordenamiento jurídico les confiere aptitud para adquirir derechos y contraer
obligaciones para el cumplimiento de su objeto y los fines de su creación.
Al respecto cabe compartir la opinión de Etcheverry, quien discrepa
con la doctrina mayoritaria que circunscribe la capacidad de las sociedades a
su objeto estatutario y considera que la norma transcripta les confiere otra de
mayor amplitud, en tanto no incurran en actos notoriamente extraños a dicho
objeto. El nuevo Código Civil y Comercial refuerza esa interpretación.
26 SOCIEDADES

3) Domicilio. Es aplicable el art. 152 del Cód. Civil y Comercial.


Art. 152. - Domicilio y sede social. El domicilio de la persona jurídica
es el fijado en sus estatutos o en la autorización que se le dio para funcio-
nar. La persona jurídica que posee muchos establecimientos o sucursales
tiene su domicilio especial en el lugar de dichos establecimientos solo para la
ejecución de las obligaciones allí contraídas. El cambio de domicilio requiere
modificación del estatuto. El cambio de sede, si no forma parte del estatuto,
puede ser resuelto por el órgano de administración.
4) Patrimonio. Es claramente otro atributo de la personalidad jurídi-
ca de la sociedad y está constituido por el conjunto de sus bienes, la totalidad
de los activos y pasivos que lo integran, debiéndose adecuar su concepto a lo
dispuesto por el art. 1882 y ss. del Cód. Civil y Comercial.
Dicho patrimonio es diverso y no debe identificarse con el capital de la
sociedad, al que nos referiremos próximamente en el capítulo IX.
b) ALCANCES DE LA PERSONALIDAD JURÍDICA. D OCTRINA DEL "DISREGARD
OF LEGAL ENTITY" (ARTÍCULO 54, LGS). I MPUTABILIDAD. Cabe precisar, ade-
más, que las anteriores caracterizaciones de la sociedad y de la empresa no son
absolutas, sino que tienen límites y alcances que las hacen relativas, tal como
se estableció en el § 8 de este mismo capítulo.
Y estos límites se centran en lo que es legítimo, porque la sociedad
debe desarrollar una actividad tendiente a lograr el cumplimiento de su ob-
jeto social, pero sin llegar a constituirse en un medio destinado a eludir los
fines para los que fue creada, ni un instrumento utilizado por los socios
para evadir la ley o realizar a través suyo conductas abusivas, antijurídicas
o ilícitas.
En este sentido, nuestra legislación ha admitido la doctrina angloame-
ricana del "corrimiento de la personalidad" societaria, o de su prescindencia
(disregard of legal entity), para sancionar los llamados "abusos de la perso-
nal idad jurídica", los cuales, en caso de producirse, resultarán imputables a
los socios, a quienes se responsabiliza, sin perjuicio de la subsistencia del
ente societario, según esta normativa.
Art. 54. - Dolo o culpa del socio o del contratante. El daño ocurrido a
la sociedad por dolo o culpa de socios o de quienes no siéndolo la controlen,
constituye a sus autores en la obligación solidaria de indemnizar, sin que pue-
dan alegar compensación con el lucro que su actuación haya proporcionado en
otros negocios.
El socio o controlante que aplicare los fondos o efectos de la sociedad a
uso o negocio de cuenta propia o de tercero está obligado a traer a la sociedad
las ganancias resultantes, siendo las pérdidas de su cuenta exclusiva.
Inoponibilidad de la personalidad jurídica. La actuación de la sociedad
que encubra la consecución de fines extrasocietarios, constituya un mero recur-
so para violar la ley, el orden público o la buena fe o para frustrar derechos de
terceros, se imputará directamente a los socios o a los controlantes que la hicie-
INTRODUCCIÓN 27

ron posible, quienes responderán solidaria e ilimitadamente por los perjuicios


causados.

Dicho de otra manera, al ser la personalidad jurídica un recurso téc-


nico-jurídico al que se someten voluntariamente los miembros de un grupo
para ser regidos en sus actividades por una disciplina especial (lo cual es
ampliamente aplicable a las sociedades, a las asociaciones y fundaciones), la
imputación de sus actos a estos entes debe tener límites. Y fijarlos no ha
sido una cuestión sencilla.
Se razona que el armazón edificado en torno de la personalidad jurídica
parece un obstáculo, pues se ha ideado lo contrario, o sea, que la actuación
de los sujetos físicos que la representan sea imputada al ente. Para que
esto suceda se requiere imprescindiblemente la satisfacción del requisito de
la legalidad, o licitud, si se prefiere, dado que, en caso de no ser así, los ac-
tos serán directamente atribuidos a los sujetos miembros del grupo, como
integrantes de una comunidad, y a ellos les será atribuible la responsa-
bilidad.
Con esto se logra lo anticipado, esto es, "correr el velo" de la perso-
nalidad societaria, o sea, despojar de ella a la sociedad, porque el sujeto de
derecho creado tiene que responder a los efectos de su creación y dentro del
objeto "preciso y determinado" que debe tener.
En todo esto se centra el sentido del art. 2º de la LGS ("La sociedad es
un sujeto de derecho con el alcance fijado en esta ley").
Pero esta construcción dogmática, aun siendo muy lógica, no fue sufi-
ciente y hubo que reformar la ley para incorporarle un enunciado expreso
que la plasmara.
Nació así la reforma de la ley 22.903, dirigida a este aspecto de la ley
19.550, por medio de la cual se precisó el alcance de la personalidad jurídi-
ca, al incorporarse la idea de su inoponibilidad en el art. 54, en las hipótesis
que prevé y a las cuales nos referiremos ahora. La norma lo establece en su
parte final citada anteriormente.
Según Etcheverry, no se habría adoptado por nuestra legislación la teo-
ría del disregard of legal entity, sino que se trataría del establecimiento de
caminos éticos de actuación de las sociedades, dado que su justificación cau-
sal debe ser lícita.
Como quiera que sea, esto es cierto, y más allá de la intención del legis-
lador, no puede admitirse que los socios cometan - u omitan- actos como los
allí descriptos, por lo que el mecanismo de imputación jurídica no funciona
respecto de la sociedad, sino que se proyecta directamente hacia los mismos
socios actuantes en dichos actos.
Algunos de los supuestos son muy amplios (violación de la ley o el or-
den público y la buena fe). Habrá que ver en cada caso los hechos y la na-
turaleza de las normas afectadas, junto con los perjuicios que se causen.
28 SOCIEDADES

Los fines extrasocietarios constituyen una simulación y por cierto que


de la especie ilícita, como tal, reprobada por la ley (art. 144, Cód. Civil y
Comercial).
Respecto de la frustración de derechos de terceros recordamos la mo-
derna doctrina elaborada en torno a la noción misma de inoponibilidad en
los negocios jurídicos, y apuntamos que el lo puede afectar también a otros
socios, que en ciertas circunstancias podrían también considerarse terceros
(Stiglitz).
En todos estos supuestos la personalidad jurídica deviene inoponible.
Esto significa encuadrar esos actos en el concepto de ineficacia en sen-
tido estricto; esto es, lo que precisamente enseñaba Cariota Ferrara en la
doctrina italiana y pasamos a explicar brevemente. La ley puede exigir
para los actos en general algunos requisitos, y si un acto no tiene el requisi-
to exigido es jurídicamente disconforme con el ordenamiento jurídico. Tal
disconformidad representa un choque -o sea, un contraste- con las normas
que disciplinan una actividad, pero sus grados y los efectos pueden ser dis-
tintos según el caso. Corresponde aclarar que en Italia la ineficacia es la
categoría general, equivalente a nuestra invalidez o nulidad.
La inoponibilidad es una especie de ineficacia, solo que más restringi-
da. En la ineficacia, la reacción de la ley afecta a la productividad de los
efectos del negocio disconforme. En la ineficacia como categoría general
(en sentido amplio) se advierte un doble grupo de situaciones.
En uno la ineficacia puede ser un efecto de vicio mayor que alcanza
el acto en su propia estructura o consistencia, por vicios intrínsecos que lo
afectan, y en su caso, según los autores y las legislaciones, se diferencian
distintas subespecies (invalidez -nulidad, anulabilidad-, o impugnabilidad
-resolubilidad, revocabilidad, reducibilidad-).
Por otro lado, la ineficacia puede ser, ella misma, la que prive de efec-
tos al negocio mismo por circunstancias extrínsecas (ineficacia en sentido
estricto, como es el caso del sometido a una condición que no se produce,
y la misma inoponibil idad a la que nos referimos), donde parece apropiado
aplicarla en ciertos casos en los que existe una perturbación de los efectos
propios del negocio, que determinan acciones diversas y efectos también di-
versos.
Así, la ineficacia se presenta también respecto de un acto válido, al no
permitirle a este producir sus efectos o produciéndolos de modo efímero, en
particular con esta inoponibilidad con relación a ciertos sujetos, como en este
caso la sociedad y los socios o los terceros perjudicados. Hay una penden-
cia del negocio debida a una supeditación de tales efectos de él, bien sea un
requisito voluntario, bien una conditio iuris de eficacia impuesta por el dere-
cho positivo (Cariota Ferrara).
Entonces, las consecuencias de los actos declarados inoponibles por el
art. 54 serán atribuidas a los socios o, según los casos, a los integrantes de
INTRODUCCIÓN 29
los órganos de la sociedad y los terceros vinculados que hubieran participado
en ellos. Podrán aplicarse las disposiciones del art. 144 y eones. del Cód.
Civil y Comercial y en función de todo lo dicho se fijará en cabeza de aque-
llos una responsabilidad ilimitada y solidaria por los perjuicios causados,
cuya reparación se regirá por las reglas del derecho común.
Finalmente entendemos que estos conceptos y el citado art. 54 son apli-
cables por analogía a otras figuras asociativas (p.ej., cooperativas).

§ 12. LA COMERCIAL/DAD DE LAS SOCIEDADES EN LA LEY 19.550. - Tal


como se ha desarrollado a lo largo de este capítulo, la adopción de uno de
los tipos previstos por la ley confiere el nacimiento de una nueva persona
jurídica que se regirá por el régimen de la LGS. Decimos entonces que,
independientemente que su objeto específico sea comercial o civil, adquirirá
la calidad otorgada de persona diversa de sus socios.
La comercialidad de una sociedad ha perdido ya la relevancia que tenía
otrora. Las sociedades eran comerciales por el solo hecho de someterse a la
aplicación de la ley 19.550 y elegir y adoptar una de las estructuras (uno de
los tipos) que esta ley otorgaba como únicas opciones.
Ahora, la unificación que produjo en materia civil y comercial el nue-
vo Código -y la consecuente desaparición de las sociedades civiles, antes
reguladas en el derogado Código Civil- han reducido a las sociedades a un
tratamiento unitario en el que es irrelevante la diferencia.
Reiteramos, en síntesis, que los aspectos y las consecuencias más rele-
vantes del concepto de la sociedad como persona jurídica son los siguientes.
a) La sociedad es un sujeto de derecho lícito (art. 141, Cód. Civil y
Comercial) y tiene por tanto los atributos de la personalidad (nombre, do-
micilio, patrimonio y capacidad). En cuanto a esta última, se trata de un
capacidad propia en las relaciones internas y externas, dado que actúa en el
tráfico a su propio nombre y con capacidad para contratar -para algunos au-
tores se trata de legitimación sustancial-, que deriva de los alcances atribui-
bles al objeto de su propio contrato o estatuto, así como de los fines de su
.,
creac1on.
b) En el mercado aparece y se la individualiza como un sujeto más (y
diferenciado de los miembros que la componen).
e) Frente a los socios, tanto como a los terceros, la sociedad es un su-
jeto distinto, con derechos y obligaciones propios, con un patrimonio propio
(conformado por los aportes de los socios), a los efectos de la consecución
de su fin; por ende, los terceros no pueden actuar sobre sus bienes en ra-
zón de deudas personales de los socios.

§ 13. CLASIFICACIÓN DE LAS SOCIEDADES. CRITERIOS. - Existen dife-


rentes criterios a la hora de clasificar las sociedades, pero la clasificación
que asume interés a la hora de la realidad jurídica argentina es la que repara
30 SOCIEDADES

en los tipos que la LGS contempla, entre las cuales distinguimos hipótesis
diferenciadas.
a) SOCIEDADES DE PERSONAS ( O PERSONALISTAS) O "POR PARTES DE INTE-
RÉS". Son aquellas en las que la persona del socio es especialmente rele-
vante, no solo al tiempo de la celebración del contrato de sociedad sino a
lo largo de su actividad, sobre todo porque en estos casos dichas personas
asumen una responsabilidad plena (ilimitada, solidaria, pero subsidiaria) con
el ente societario.
En esta subespecie se encuentran, en la LGS, la sociedad colectiva, la
sociedad de capital e industria y la sociedad en comandita simple.
En las dos últimas concurren dos clases de socios; en una de estas no
tienen tal plenitud de responsabilidad. En concreto, el socio industrial, en
la de capital e industria, y el socio comanditario, en la comandita simple, no
tienen responsabilidad plena. Y sí la tienen sus consocios (el capitalista y
el comanditado).
La transmisión del carácter de socio está restringida, teniendo el resto
de los socios aptitud de evitar el ingreso de personas que no tienen su con-
fianza.
b) SOCIEDADES DE CAPITAL. En esta clase de sociedades el elemento
personalista cede su protagonismo; la persona de los socios, ya sea al tiempo
de la constitución de la sociedad como en su desenvolvimiento ulterior, es
claramente secundaria.
El centro de estas sociedades es el capital aportado y se limita la res-
ponsabilidad a ese esfuerzo del socio; es decir, su desembolso pecuniario,
efectivo o prometido.
Se aprecian en estos tipos sociales la facilidad de la transmisión de las
partes sociales que se representan en títulos (acciones) que circulan con el
endoso y su inscripción en los libros sociales, sin que el resto de los socios
pueda objetar esas modificaciones en el elenco de accionistas.
Son las sociedades que mayormente se utilizan en la actualidad, por ser
de gran flexibilidad en su manejo orgánico, por la señalada sencillez en la
transmisión de las acciones y por el acierto legislativo en su dinámica capa-
cidad de actuación, caracterizada por la limitación de la responsabilidad de
los socios.
En esta segunda categoría encuadramos la novedosa sociedad por accio-
nes simplificada (SAS), incorporada a nuestro sistema jurídico en los arts.
33 al 59 de la ley 27.349. Si bien esta sociedad presenta caracteres que la
aproximan al auto-organicismo propio de las sociedades de personas (art.
49), y admite limitaciones severas a la transmisibilidad de sus acciones
(art. 48), no deja de ser una derivación de la figura de la sociedad anónima,
tipo que expresa la puridad del predominio del capital por sobre las cualida-
des de las personas que componen la organización jurídica societaria.
INTRODUCCIÓN 31

c) S OCIEDA DES MIXTAS (DE PER SONA S y CAPITAL). La LGS contiene un


tercer tipo -mixto- de sociedad, la de "responsabilidad limitada" (SRL, en su
conocida sigla), que ya había sido motivo de regulación en décadas anteriores.
La SRL conjuga elementos personalistas como los que permiten a los
socios establecer cláusulas que impidan el ingreso de quienes no logren la
conformidad de los restantes o erigir en administradores (gerentes) a quienes
indefectiblemente deben serlo (como condición del contrato), con elementos
de las sociedades de capital, como la limitación de responsabilidad de los
socios y la representación en cuotas del capital.

§ 14. TIPICIDAD. - En cualquiera de las variantes que describiremos en


este capítulo, los interesados deben atenerse a las normas legales que esta-
blecen en general (lo expresamos así porque estamos refiriéndonos a las so-
ciedades comunes, pues para otras sociedades en particular, las normadas en
especial por el objeto de sus actividades, que trataremos luego, las llamadas
"entidades" aseguradoras, bursátiles, bancarias, cambiarías, etc., se suelen
prever mayores exigencias para su constitución y control en las legislacio-
nes y reglamentos específicos - decretos e incluso resoluciones ministeria-
les-) los requisitos a seguir para crear estos entes, sus fines y objeto o ramo,
sus distintas clases o tipos admitidos, las consecuencias de su omisión e in-
cumplimiento (p.ej., irregularidad, nulidad), los mecanismos e instrumentos
para que funcionen y sean controladas internamente (v.gr., órganos sociales
y sus funciones - administración, reuniones de socios, asambleas, gerencias,
directorios, sindicatura- ), e incluso externamente (representación, auditorías,
entre otros).
Además, según las distintas clases de sociedades, en f unción de la ti-
picidad y los tipos societarios de ellas, a veces importa más el elemento
personal (v.gr., en el caso de la sociedad colectiva) y en otras oportunidades
predomina el capital (v.gr., en la sociedad por acciones), aunque existen tam-
bién situaciones intermedias (v.gr., la sociedad de responsabilidad limitada),
donde se combinan ambos factores con la intención de otorgar un equilibrio
entre ellos. Todo ello está pensado para servir del mejor modo posible al
desarrollo de un negocio en común.
Subrayamos que estas nociones tienen cierto parentesco con lo que
sucede en el derecho penal, donde -si bien más rígidamente, debido a las
necesarias garantías y las propias sanciones personales de esta disciplina-
también tienen valor el principio de tipicidad y los llamados tipos penales,
constitutivos de los delitos en particular. La evolución reciente, luego de la
sanción en 2015 del Código Civil y Comercial, ha restado la trascendencia
que anteriormente tenía la tipicidad.
Así pues, la tipicidad y personalidad eran un binomio inescindible en
esta disciplina; bastaba adoptar un tipo reglado en la ley para que, cumplidos
ciertos requisitos registrales, se obtuviera dicha personalidad propia del ente
j urídico.
32 SOCIEDADES

Actualmente, la infracción a la tipicidad no genera la nulidad de la so-


ciedad, sino su regulación como sociedad imperfecta (arts. 22 a 24, LGS).
Respecto de los tipos legales argentinos, la LGS contempla y regula dis-
tintos tipos societarios, que se desarrollarán a lo largo de este libro.
a) Sociedad colectiva (art. 125 y siguientes).
b) Sociedad en comandita simple (art. 134 y siguientes).
e) Sociedad de capital e industria (art. 141 y siguientes).
d) Sociedad de responsabilidad limitada (art. 146 y siguientes).
e) Sociedad anónima (art. 163 y ss.), y sus subtipos de sociedad anóni-
ma con participación estatal mayoritaria -SAPEM- (art. 308 y ss.) y socie-
dad anónima unipersonal -SAU-.
f) Sociedad en comandita por acciones (art. 315 y siguientes).
g) Sociedad por acciones simplificada (arts. 33 a 59, ley 27.349).

Estos serán abordados en profundidad en los siguientes capítulos de


este trabajo.

§ 15. NACIONALIDAD DE LAS SOCIEDADES. LA DOCTRINA IRIGOYEN. - La


nacionalidad que se atribuye a las sociedades no es asimilable ni es la misma
que se postula respecto de una persona física o de existencia real.
Es que la nacionalidad de las personas refiere en principio a sus dere-
chos como ciudadanos (p.ej., a elegir gobernantes de su país, o a ser elegi-
dos para ello). Y alude también a obligaciones para con la Nación a la que
pertenecen, por su nacimiento en su territorio o por decisión aceptada por el
país elegido que, en un acto de soberanía, concede esa nacionalidad, por
adopción del sujeto. La nacionalidad alude, pues, a una vinculación política
entre el habitante, ciudadano o súbdito con el Estado donde nació o reside
(Halperin).
En la concepción iusnaturalista del derecho el concepto de nacionalidad
es político y, por ello, solo aplicable a los seres humanos (Villegas).
Por tal razón se sostiene que es impropio conceder o adjudicar naciona-
lidad a personas jurídicas como las sociedades; en cambio, es correcto dis-
tinguir si ellas fueron constituidas en el país o en el extranjero, lo cual per-
mite discernir o aplicar reglas diversas (argentinas o de otro país) a ciertos
aspectos de su realidad jurídica.
Esto último es lo que emerge con relevancia respecto al tema; ¿qué ley
se aplica -la local o la extranjera- en determinadas cuestiones de la vida so-
cial de un ente creado en otro país? Y, en su caso, ¿qué juez -argentino
o de otro país- es competente para entender en tales conflictos? Se trata,
pues, de cuestiones de derecho internacional privado que nuestra legislación
resuelve puntualmente (art. 118 y ss., LGS).
INTRODUCCIÓN 33

Las legislaciones extranjeras que, en cambio, no dudan en atribuir na-


cionalidad a las sociedades, en última instancia otorgan a esa nacionalidad
el mismo alcance o practicidad que las que la niegan. Así, en España se
dice que la nacionalidad del empresario social será decisiva a efectos de
la ley que ha de regir su funcionamiento y su constitución (Uría).
Es decir que, aun concediendo que exista o pueda adjudicarse tal nacio-
nalidad, la importancia jurídica de tal atribución es la misma; esto es, definir
el derecho aplicable.
En definitiva, y enfocándonos en la ley argentina, se debe enfatizar que
ella no atribuye nacionalidad a las sociedades. Esquiva ese concepto asu-
miendo la trascendencia del asunto (se halla en juego la inversión de capita-
les externos, vitales para nuestro país) y esforzándose por poner en situación
de paridad a las sociedades que distingue tan solo por el lugar de constitu-
ción, discriminándolas únicamente con esa referencia y señalándolas como
aquellas constituida en el país y las constituidas en el extranjero. Evita así
caer en un trato peyorativo para estas últimas, o en un trato preferencial para
las primeras que contradiga el precepto constitucional de la igualdad ante la
ley (ley 19.550, Exposición de motivos, Sección XV, punto 1), decisión legis-
lativa que debe ser aplaudida.
En el capítulo VI se analizan las disposiciones de la LGS y del Código
Civil y Comercial (así como las reglamentarias de la IGJ) que dirimen los
conflictos e intereses en juego de estas sociedades constituidas en el extran-
jero respecto de su actuación en el país.
La referencia histórica que sigue tiene un gran valor para el análisis
de la nacionalidad de las sociedades, sobre cuyas bases se pretendió socavar
-hace sigo y medio- la soberanía nacional.
El expositor de esta doctrina fue Bernardo de lrigoyen (canciller del
presidente Nicolás Avellaneda), que en función de su rol ministerial puso fin
a un conflicto suscitado con el gobierno inglés, sosteniendo el lema de que
"el capital no tiene patria", negando así la nacionalidad que se le pretendía
atribuir el Banco de Londres para escapar de la jurisdicción argentina, de
sus leyes y de sus jueces. Evocar el episodio y la doctrina que sostuvo el
recordado canciller Irigoyen es muy útil para entender la cuestión.
,
Siguiendo la reseña que hace el historiador Miguel Angel De Marco,
recordamos que en 1876 el gobernador de Santa Fe, Servando Bayo, dispuso
retirarle al Banco de Londres la personería societaria que le había concedido
la provincia por otro decreto anterior, y ordenó su liquidación. Entendía el
gobierno provincial que la actividad del banco era ruinosa y a la vez hostil
para el crédito, dentro y fuera de la provincia, pues el gerente de aquel banco
británico maniobraba con billetes emitidos por el Banco Provincial de Santa
Fe, canjeables por oro (como era usual en aquellos tiempos), desestabilizan-
do las arcas del Estado local.
34 SOCIEDADES

El funcionario -evoca De Marco- fue detenido y el banco inglés alla-


nado y clausurado. El conflicto diplomático estalló incluso con Alemania,
país de nacionalidad del mencionado gerente del banco. Las reclamaciones
fueron escalando al punto que una cañonera británica pretendió avanzar has-
ta Santa Fe para hacerse de los caudales del banco.
El diferendo cesó frente a la negociación de las partes y sobre la base
de la exposición de Irigoyen, quien -conforme refiere Farina- dijo que "las
personas jurídicas deben exclusivamente su existencia a la ley del país que
las autoriza y por consiguiente ellas no son ni nacionales ni extranjeras. La
sociedad anónima es una persona jurídica distinta de los individuos que la for-
man y aunque ella sea exclusivamente formada por ciudadanos extranjeros
no tiene derecho a la protección diplomática".
Esta doctrina ha ido perdiendo vigencia, pues los temas allí tratados
(la protección diplomática e incluso militar de un sujeto, físico o jurídico)
no son ya un tema actual, pero se la sigue invocando como negación de la
nacionalidad societaria, en especial cuando ella persigue privilegios, como
ocurría en aquel episodio de nuestra historia.
SOCIEDADES
Según las reformas de la ley 26.994
Marcelo Gebhardt (Director)
Miguel Alvaro Romero (Coordinador)
AA.VV.
Segunda Edición (2019) - ASTREA

CAPÍTULO 11

ELEMENTOS Y CONSTITUCIÓN
DE LAS SOCIEDADES*

§ 16. LA PLURALIDAD DE LOS SOCIOS. EVOLUCIÓN Y RELATIVIZACIÓN AC-


TUAL. - La legislación argentina dio siempre por sentado que la sociedad de-
bía tener dos o más socios; así pues, establecía algo más que un elemento
o requisito del contrato, al cual llamamos un presupuesto. Es decir que la
pluralidad de socios aparecía en la ley positiva como un motivo o causa por
el cual se utilizaba este contrato de organización. Los celebrantes, en efec-
to, acuden a la constitución de la sociedad haciendo sus aportes, cada uno
sabiendo que si no los ponen en común, no lograrán sus objetivos.
La pluralidad de socios es en la sociedad clásica el principio de la ac-
ción de cada individuo, por medio del cual confluye con el otro en un obrar
común al cual la ley le dará un resultado que es la aparición de otro sujeto
-la sociedad-, en cuyo seno realizarán sus acciones y definirán su futuro.
La conjunción de voluntades presupone, entonces, la existencia de todo
contrato. Y la sociedad no escapa a esa comprensión, dado que es un con-
trato, como vimos en el capítulo l.
Pero entre ellos (los celebrantes que se convierten en socios del nuevo
ente) existe, además, ese mencionado principio de su acción recién referi-
do. Así, surgirá un sujeto nuevo y no tendrán responsabilidades más allá de
sus aportes.
La pluralidad entonces, como todo presupuesto, tenía y aún conserva
una razón de ser, en el caso, el deseo de limitar la responsabilidad de cada
socio, toda vez que quien se obligue será el nuevo ente (la sociedad) y no
ellos.
De allí también que la actuación de dos o más socios debía ser sustan-
cial y la destacable exigencia de que los celebrantes tengan cierta impor-
tancia, no aceptándose aquellos socios que hagan aportes insignificantes

* Por Marcelo Gebhardt (§ 16 a 19) y Elena Hequera (§ 20).


36 SOCIEDADES

(v.gr., el 0,1 %). Las disposiciones reglamentarias indican aún la necesidad


de que los socios tengan, ab initio, la entidad de más del l % cada uno del
capital social.
Debemos destacar que la pluralidad puede considerarse alcanzada con
la concurrencia de sociedades como celebrantes del acto constitutivo, ya
que la capacidad de la sociedad, conferida por la ley, permite (salvo excep-
ciones -art. 30, LGS-) esa posibilidad.
La pluralidad era, en definitiva, indispensable y sin ella sencillamente
no había sociedad. El pretendido acto constitutivo era inexistente como tal
y semejante tacha no era subsanable por ningún remedio ulterior.
Por ello la pluralidad, en síntesis, era un presupuesto para la existencia
de la sociedad mirada ab initio, es decir, al tiempo de su constitución.
Pero esta realidad normativa cedió, y a partir de la sanción del Códi-
go Civil y Comercial de la Nación es posible dar vida a sociedades uniper-
sonales que, en tal caso, deben adoptar la forma de la sociedad anónima
(art. 1º, LGS) o la de una sociedad por acciones simplificada (SAS), conforme
a la ley 27.349.
Ha cambiado, pues, un paradigma del derecho societario argentino y
acaso sea un homenaje a la realidad.
Las sociedades, entonces, generan por efecto legal un muy preciado
elemento jurídico, como lo es la limitación de la responsabilidad de los so-
cios. Así pues, los particulares, para encontrar esas defensas para su patri-
monio, han acudido a la constitución de sociedades (anónimas o de socie-
dades de responsabilidad limitada), frecuentemente con el auxilio de socios
que hacían aportes simulados y solo prestaban su nombre para lograr que
luego concedan la regularidad societaria como escudo para su responsabili-
dad personal. De allí que nacieran, por vía reglamentaria, las mencionadas
limitaciones, apuntadas a que los socios minoritarios asuman seriedad en sus
aportes y vínculos societarios.
Establecer, como se ha hecho, la sociedad unipersonal es un avance en
dicha mirada realista de los negocios y -entendemos- en la senda apropiada
para evitar ficciones y a la vez dar movilidad a las inversiones y a los nego-
cios generando un clima de transparencia y confianza que apunte a un floreci-
miento del comercio y de la riqueza como fuente de trabajo y progreso social.

a) REDUCCIÓN SOBREVINIENTE. La pluralidad de socios pactada al ini-


cio puede desaparecer circunstancialmente por acontecimientos que se pro-
ducen con cierta frecuencia. Pensemos, por ejemplo, en el caso de una so-
ciedad entre un padre y su hijo único; a la muerte del padre su unigénito
puede, a la vez, ser único heredero (es el caso del padre viudo). Allí el hijo
pasa a ser el único socio.
Otro ejemplo aparece en el caso de dos sociedades que eran las úni-
cas socias de otra. Puede suceder que, en tal caso, una de ellas, a través
ELEMENTOS Y CONSTITUCIÓN DE LAS SOCIEDADES 37

del recurso de fu sionarse (por absorción) con la otra, pase a ser también
, . .
un1ca socia.
La ley, a partir de la innecesariedad de la pluralidad de socios, ha
impuesto cierto arbitrio que resuelve la cuestión conforme al siguiente es-
quema: configurada tal excepcional situación, establece que la sociedad se
transforma de pleno derecho en una sociedad anónima unipersonal, a menos
que se decida lo contrario dentro de los tres meses (art. 94 bis, LGS).
En tal caso, la pluralidad habrá sido resuelta y la sanción legal que con-
ducía a la extinción de la sociedad habrá sido evitada, pudiendo ella con-
tinuar su actividad sin secuela alguna, reducida a una sociedad de un solo

SOCIO.

b)
LA SOCIEDAD UNIPERSONAL EN LOS PROYECTOS LEGISLATIVOS ARGENTI-
NOS PREVIOS A LA LEY 26.994. Como se ha visto hasta aquí, la sociedad de
un solo socio no halló cabida en la legislación argentina hasta estos años en
que, a partir de la ley 26.994, se reformó la ley 19.550. No la tuvo nunca,
pero desde años se venía propugnando la reforma legislativa que le diera re-
cepción a la sociedad unipersonal o algún otro sistema encaminado a la ob-
tención de un límite a la responsabilidad de un sujeto empresario que busca
expandir su actividad pero que pretende hacerlo sobre la base de una respon-
sabilidad acotada. En otros términos, se ha estimado útil que un sujeto ha-
lle respuestas legales para que su patrimonio no quede totalmente expuesto
cada vez que encara un negocio a título personal.
El concepto es atractivo porque alienta, se puede suponer, una mayor
iniciativa en los negocios y con ello un mayor florecimiento de la actividad
económica con sus valiosas consecuencias para la co-unidad (v.gr., nuevos
empleos, mayor producción). El empresario, puede pensarse, podrá afec-
tar parte -y solo parte- de su patrimonio a cierta actividad o negocio, de
suerte que esa iniciativa riesgosa (como cualquier actividad empresaria)
tendrá un límite y no afectará, en caso de colapso o fracaso, la totalidad de
sus bienes.
Es usual que el empresario persiga la limitación de su responsabilidad
y en esa senda se verificaba la frecuente utilización indebida o anómala de
los sistemas societarios destinados a esa limitación (p.ej., constituyendo so-
ciedades anónimas o de responsabilidad limitada), hipótesis que debe censu-
rarse. El empresario en esos casos abusivos acude a la utilización de socios
que se prestan a concurrir simuladamente al acto constitutivo y generan una
sociedad que revela un fin extrasocietario y puramente personal , la cual pue-
de -y debe- ser descalificada como negocio lícito.
En ese marco de realidades y tendencias, los proyectos legislativos
mencionados procuraron dar seriedad a un sistema y solidez a las iniciati-
vas legítimas del empresariado, estableciendo diversas alternativas de afec-
tación, con responsabilidad acotada a ciertos bienes, para negocios específi-
cos. Ellos epilogaron con la sanción de la ley 26.994.
38 SOCIEDADES

A su vez, con la sanción de la ley 27.349, se consolidó esta tendencia ad-


mitiendo definitivamente la conformación de personas jurídicas constituidas
por acto unilateral que limitan fuertemente la responsabilidad de su fundador,
y tornándola asequible para el nuevo emprendedor o para el pequeño y me-
diano empresario. Más aún a partir de que en las SAS -a diferencia de lo
que ocurre con las SAU- no resulta obligatorio contar con un órgano de
fiscalización interna diferenciado (cfr. art. 53 in fine, ley 27.349).
e) LA SOCIEDAD ANÓNIMA UNIPERSONAL EN LA LEY 26.994. El Poder
Ejecutivo, en línea con los referidos proyectos y lineamientos preexistentes
en materia de sociedades de un solo socio, impulsó, a través del decr. 191/11,
una reforma que, en lo esencial, propugnó unificar los ordenamientos civil y
comercial.
Así se llegó a 2015, con la sanción -por la ley 26.994- del Código Ci-
vil y Comercial de la Nación, que incursiona en nuestra disciplina societaria
de diversas maneras. Pero en lo que aquí concierne apunta a dar vida a la
sociedad anónima unipersonal (que se identifica con las iniciales SAU), re-
cogiendo aquellas ideas que impulsaron los proyectos con el pretendido be-
neficio de los acreedores de la empresa individual de un sujeto con actividad
empresarial múltiple (Lorenzetti).
Este cambio mezcla la idea de la simplificación de las formas societa-
rias (de favorable acogida) con los temores de una abusiva limitación de la
responsabilidad, imponiéndoles controles excesivos como, por ejemplo, una
sindicatura plural (tres profesionales, abogados o contadores) que vigilarán
a este empresario (art. 299, inc. 7º, LOS), que se pensó para la sociedad de
gran entidad, mas no para la de pequeño giro, para la cual se exhibe inefi-
ciente.
Tomando en consideración esta palmaria inconsistencia metodológica,
a finales de 2016 se dio sanción a la ley 27.290 que, mediante ligeros ajustes a
lo normado por los arts. 255, 284 y 299 de la LOS, admitió la constitución
de una SAU con solo un director y un síndico, corrigiendo de esta manera el
criterio del legislador adoptado en la ley 26.994.

§ 17. ELEMENTOS GENERALES DEL CONTRATO DE SOCIEDAD. - Entre los


elementos generales comunes para la constitución de la sociedad se cuentan:
a) el consentimiento y la capacidad de los socios, puesto que se trata de un
contrato y la voluntad de los celebrantes debe estar libre de vicios que la
puedan afectar; b) el objeto social (distinto del objeto del contrato), que
los socios deberán fijar como una descripción de las actividades futuras y
que, de modo preciso, determinado y específico, delimitará la capacidad del
nuevo ente; c) la causa del contrato, que en las sociedades concierne a la
finalidad de los celebrantes tenida en mira al constituir la sociedad, y d)
la forma del acto constitutivo, que es el conjunto de solemnidades que deben
observarse para que el contrato societario pueda considerarse como tal.
ELEMENTOS Y CONSTITUCIÓN DE LAS SOCIEDADES 39

a) CONSENTIMIENTO Y CAPACIDAD (PRINCIPIO GENERAL, SOCIEDADES EN-


TRE ESPOSOS, MENORES DE EDAD y ENTRE SOCIEDADES). El contrato de so-
ciedad (al que denominamos también, como sinónimos, acto constitutivo,
instrumento de constitución, contrato constitutivo, contrato social o es-
tatuto) es, más allá de esa múltiple manera de identificarlo, un contrato.
Como ya dijimos, es un contrato plurilateral, pero es un contrato al fin.
En tales condiciones requiere que cada uno de sus celebrantes sean per-
sonas capaces y a la vez expresen su consentimiento libre de todo vicio; es
decir, con discernimiento, intención y libertad.
Como puede verse, estas referencias aluden claramente a las pautas que
brinda el Código Civil y Comercial de la Nación.
Hay en la ley 19.550 (LOS) muy pocas regulaciones específicas en ma-
teria de consentimiento y capacidad de las personas celebrantes, de resultas
de lo cual cabe aplicar las disposiciones generales de cualquier acto jurídico
y, en especial, como en el caso, de cualquier contrato.
Así pues, el art. 27 de dicha ley establecía limitaciones a la capacidad
de los esposos para constituir entre ellos sociedad, permitiendo que lo hicie-
ran solo si se trataba de sociedades cuyos tipos tengan responsabilidad limi-
tada. El legislador en la reforma de 2014 (ley 26.994 que rige desde el 1° de
agosto de 2015) ha suprimido esas limitaciones y permite que los cónyuges
constituyan las sociedades que deseen.
Una situación destacable establece el art. 28 de la LOS, modificado por
la ley 26.994, al referirse a casos que contemplan la indivisión forzosa de
unidades empresariales (p.ej., establecimientos comerciales, industriales, mi-
neros) que resulten de titularidad de menores de edad o con capacidad res-
tringida. Dicha norma, en efecto, exige que la sociedad que constituyen los
menores (mediante el accionar de sus tutores) les asigne a ellos solo respon-
sabilidad limitada. La ley protege la situación del menor y de los incapa-
ces, excluyendo su exposición a responsabilidades solidarias e ilimitadas que
tendrían efectos irreversibles para su patrimonio.
Las sociedades (cualquiera de sus tipos) pueden ser socias de otras so-
ciedades y, por cierto, pueden ser parte del instrumento de constitución de
una sociedad. Pero hay un límite que impone la ley 19.550 en el art. 30,
al impedirse a las sociedades anónimas y a las comanditas por acciones que
sean socias de sociedades que no sean por acciones o de responsabilidad li-
mitada. Se trata de una incapacidad de derecho que se les impone, restrin-
giéndole su accionar por cuanto se estimó que por esa vía las sociedades por
acciones podían escapar del control estatal establecido en el art. 299 de la
actual LOS (Halperin), o incluso sus administradores podrían conducir a
la quiebra societaria si integrasen una sociedad donde la responsabilidad es
solidaria (Villegas).
De todas maneras existen otros límites a la capacidad de ser socia
de una sociedad, por más que lo sea de una sociedad por acciones o una
40 SOCIEDADES

SRL. No pueden, en efecto, tomar participaciones que excedan sus reser-


vas libres y la mitad de su capital y sus reservas legales, salvo que sean so-
ciedades cuyo objeto sea solo financiero. Estas limitaciones surgen de los
arts. 31 y 32 de la LGS, a los que cabe remitirse.
Las sociedades civiles no tienen impedimento alguno en su capacidad
para ser socias de sociedades comerciales, pero ya veremos, al final de esta
obra, que estas distinciones (y en especial las sociedades civiles) desapare-
cerán por razón de haberse unificado el sistema de las sociedades en la ley
general de sociedades.
Las fundaciones y asociaciones civi les están limitadas para ser socias
de sociedades a tenor de las reglamentaciones locales. La Inspección Ge-
neral de Justicia, por ejemplo (con jurisdicción solo en el ámbito de la Ciu-
dad de Buenos Aires), ha regulado muy detalladamente la posibilidad de
estos entes para integrar sociedades, y lo ha hecho a través de su res. gral.
7/15. De su puntillosa regulación surgen límites a la capacidad de estas
fundaciones y asociaciones, de dudosa constitucionalidad, dado el carácter
meramente administrativo del mencionado órgano (la IGJ).

b) EL OBJETO DE LAS SOCIEDADES. OBJETO DEL CONTRATO Y OBJETO SO-


CIAL . LA DOCTRINA DEL "ULTRA VIRES". Este elemento esencial de los ac-
tos jurídicos tenía su regulación legal en el antiguo art. 953 del Cód. Civil
(y ahora en el art. 2003, Cód. Civil y Comercial) que, esencialmente, refie-
re a su licitud. Así también exige que el objeto sea determinado, posible
y conforme a la moral, a lo que se agrega que sea susceptible de valoración
económica y corresponda a un interés de las partes aunque no sea patrimo-
nial. El art. 156 del Cód. Civil y Comercial ex ige a todas las personas jurí-
dicas que su objeto sea "preciso y determinado".
En el ámbito de las sociedades el objeto cobra una especial significa-
ción respecto a la capacidad del ente que no puede ser plena sino, como vere-
mos, circunscripta precisamente a su objeto.
Es por eso que la ley 19.550 dedica una especial consideración al tema
del objeto, sin perder de vista aquella referencia insoslayable del Código Ci-
vil y Comercial, de resultas de lo cual el objeto -cabe insistir- no puede ser
prohibido, ni vulnerar las buenas costumbres ni afectar la libertad de las per-
sonas o de cualquier modo perjudicar los derechos de terceros, a la vez que
debe ser preciso y determinado (art. 156).
Pero la ley societaria no trata al objeto como en cualquier contrato, don-
de su objeto es la cosa o el derecho que se transfiere, o la prestación que una
de las partes se obl iga a ejecutar a favor de la otra.
En el contrato de sociedad el objeto, entonces, permite una distinción:
el objeto del contrato en sí mismo y, por otro lado, el objeto social. Este
último es incluido como requisito del contrato de sociedad en el art. 11, inc.
3°, de la ley 19.550.
ELEMENTOS Y CONSTITUCIÓN DE LAS SOCIEDADES 41

El objeto del contrato -en general- está formado por el esfuerzo eco-
nómico de los socios. Es lo que ellos aportan o prometen aportar. En este
punto puede afirmarse que el objeto del contrato de sociedad se asimila al
objeto de las obligaciones asumidas por los celebrantes en el momento fun-
dacional de dicha sociedad y en beneficio de ellos.
En cambio, objeto social es el conjunto de actividades que los socios, al
celebrar el contrato, eligen desarrollar a través de la nueva persona jurídica
que confluyen a crear. Así pues, siguiendo a Fargosi, decimos que el objeto
social delimita la actividad de la sociedad, enmarca la competencia de sus
órganos, fija las facultades de los representantes y permite definir el interés
social.
El objeto social está destinado a influir en el orden interno (porque es
la voluntad originaria de los socios la que estará definiendo límites al des-
cribir la actividades que lo conformarán), pero también en el orden externo,
respecto de terceros (como determinante de la capacidad de la sociedad y le-
gitimación de sus representantes, como dice Verón) y con relación al interés
general, dado que tales límites despejan, por sí mismos, las sospechas de su
utilización para maniobras económicas ilícitas (Halperin).
En esos principios reside la adopción por nuestro legislador de la doc-
trina del ultra vires que ve en el objeto social los alcances de la personalidad
societaria que es objeto de protección legal según el art. 2º de la LGS.
Este sistema del ultra vires basado en la delimitación del objeto social
está tomado del derecho societario angloamericano, en donde la individuali-
zación del objeto importa un límite a la capacidad de la sociedad y resultan
nulos -respecto de accionistas y terceros- los actos realizados fuera del ob-
jeto (Verón).
En virtud de esta enorme trascendencia del objeto social es que moder-
namente se han rechazado las sociedades denominadas "de objeto amplio" en
las cuales era usual, al estructurar el objeto en el estatuto, efectuar un exten-
so catálogo de actividades (de índole ni siquiera conexas ni afines). En la
actualidad los órganos locales de contralor estatal de las sociedades exigen
la mención en forma precisa y determinada de las actividades planeadas y
admitiéndose incluso las que sean conexas, accesorias y-o complementarias
que se estimen necesarias para la consecución del objeto (ver, para el ámbito
de la Ciudad de Buenos Aires, res. gral. IGJ 7/15, art. 67, texto según res.
gral. 8/16, art. lº). En síntesis, aquellos objetos múltiples y excesivamente
amplios no se admiten ya en sociedades que se constituyan actualmente, bien
que son válidos los que fueron aceptados en sociedades constituidas en tiem-
pos pasados (naturalmente, normas administrativas como las mencionadas no
operan retroactivamente).
La recientemente sancionada ley 27.349 plantea un criterio más amplio.
Al enunciar en su art. 36 los requisitos del contrato constitutivo de una SAS,
en su inc. 4 dice: "La designación de su objeto que podrá ser plural y debe-
42 SOCIEDADES

rá enunciar en forma clara y precisa las actividades principales que constitu-


yen el mismo, que podrán guardar o no conexidad o relación entre ellos". Si
bien el criterio legal es opinable, entendemos que esta nueva pauta está más
alineada a las nuevas tendencias en el derecho comparado, en el que en térmi-
nos generales se acepta que una sociedad o corporación sea constituida con el
propósito de desarrollar cualquier actividad lícita.

e) LA CAUSA DEL CONTRATO DE SOCIEDAD. También con relación a este


elemento general del contrato de sociedad cabe hacer una referencia a la cau-
sa como una cuestión regulada en el Código Civil y Comercial para la gene-
ralidad de las obl igaciones. Para dicho cuerpo legal no hay obligación sin
causa. A la vez, si no se la expresa, se presume su existencia y, por fi n, la
ley presume también que esa causa es legítima, ya que la obligación nacida
de una causa ilícita es nula (arts. 726 y 727, Cód. Civil y Comercial).
En esta materia societaria la causa a la que aludimos es la denominada
causa-fin.
Esa causa-fin es concebida por el derecho moderno como la base o
causa del negocio, traducida en la intención que llevó al contratante a ce-
lebrar el contrato; es en todo caso el fin perseguido con la celebración del
contrato (Vítolo). O, dicho de otro modo, la justificación económico-social
del acto emanado de la autonomía de la voluntad (Galgano)
La ley 19.550 no tiene una regulación específica en la cuestión de la
causa, de modo que cualquier conflicto a su respecto debe resolverse confor-
me a los principios generales, especialmente los referidos que se encuentran
en el Código Civil y Comercial, que opera supletoriamente, e ilumina (al de-
cir de Lorenzetti) al microsistema societario. Ello es así especialmente en
las sociedades, gobernadas por el principio de la tipicidad, dado que esas so-
ciedades ya tienen una causa (una causa que es a la vez típica) y su función o
justificación económica está resuelta de antemano y presuntivamente por la
ley (Galgano).
En definitiva la causa es, en esta materia, la decisión de los socios de
encarar una actividad lucrativa; es la finalidad económica que los ha impul-
sado a contratar y a adoptar un medio técnico tipificado por la ley con esos
objetivos.
d) LA FORMA DEL ACTO CONSTITUTIVO. Se trata de otros de los ele-
mentos generales de los actos jurídicos y por tanto aplicables al contrato
de sociedad.
El art. 973 del derogado Cód. Civil definía la forma como el conjun-
to de prescripciones respecto de las solemnidades o instrumentos que deben
observarse o cumplirse para la formación y ulterior validez de los actos ju-
rídicos. El Código Civil y Comercial actual no repite dicha norma, pero
aquel texto sigue teniendo validez como definición doctrinal.
La ley 19.550 regula la cuestión en el art. 11, de cuyo análisis surge lo
siguiente:
ELEMENTOS Y CONSTITUCIÓN DE LAS SOCIEDADES 43

J) Debe ser por documento escrito, que materializa el referido contrato


constitutivo; es decir, el instrumento público o privado que establece el art.
4° de la LGS, salvo que para las sociedades anónimas, las sociedades anóni-
mas con participación estatal mayoritaria y en comandita por acciones se re-
quiere el primero de ellos, el instrumento público (arts. 165, 166, 308 y 316,
respectivamente), el cual debe contener todos los requisitos del citado art. 11,
que son los siguientes.
a) Nombre, edad, estado civil, nacionalidad, profesión, domicilio y nú-
mero de documento de identidad de los socios.
b) La razón social o la denominación, y el domicilio de la socie-
dad. Si en el contrato constare solamente el domicilio, la dirección de su
sede deberá inscribirse mediante petición por separado suscripta por el ór-
gano de administración. Se tendrán por válidas y vinculantes para la socie-
dad todas las notificaciones efectuadas en la sede inscripta.
e) La designación de su objeto, que debe ser preciso y determinado.
d) El capital social, que deberá ser expresado en moneda argentina, y la
mención del aporte de cada socio.
e) El plazo de duración, que debe ser determinado.
f) La organización de la administración, de su fiscalización y de las
reuniones de socios.
g) Las reglas para distribuir las utilidades y soportar las pérdidas. En
caso de silencio, será en proporción de los aportes. Si se prevé solo la for-
ma de distribución de utilidades, se aplicará para soportar las pérdidas y vi-
ceversa.
h) Las cláusulas necesarias para que puedan establecerse con precisión
los derechos y obligaciones de los socios entre sí y respecto de terceros.
i) Las cláusulas atinentes al funcionamiento, disolución y liquidación
de la sociedad.
Para concluir este aspecto, y siguiendo a Vítolo, cabe señalar a modo
de síntesis que la ley 19.550 exige una forma específica, que es la escrita (las
sociedades no alcanzan el requisito de la tipicidad sin documento escrito), y
que esa exigencia formal es ad solemnitatem, dado que la sociedad no ins-
trumentada por escrito es una sociedad de hecho, la cual tiene un régimen
particular en los arts. 22 a 26 de la LGS.
2) La forma de la sociedades se vincula, además, al tema de la regula-
ridad societaria y a la aparición, cuando se vulneran ciertos aspectos instru-
mentales, de las sociedades imperfectas (que la ley trata de la misma manera
que las sociedades de hecho y las sociedades que no adoptan uno de los ti-
pos legales).
Desde este punto de vista podemos concluir con Vanasco que si los so-
cios quieren que su contrato tenga la eficacia y virtualidad perseguida (espe-
44 SOCIEDADES

cialmente la de dar vida a una personalidad diversa de la de los nombrados


que, a la vez, pretenden limitar su responsabilidad), deben acatar las exigen-
cias form ales que la ley le impone al tipo societario que eligieron, entre las
que se incluye el paso final de su actividad constitutiva que es la de la ins-
cripción del contrato social.
La irregularidad -debe destacarse- no es en sí un vicio de forma en el
contrato constitutivo, sino la consecuencia de la omisión de concluir el iter
(o camino) constitutivo que tiene como paso final la inscripción del contra-
to, previa publicidad, en el registro público. Sobre este tema volvemos en
el § 19.

§ 18. ELEMENTOS ESPECÍFICOS. - Ellos son los que enunciamos en los


apartados sig uientes.
a) F ONDO COMÚN. APORTES. Para la consecución del objeto social
(que definimos poco antes como las actividades que los celebrantes se pro-
ponen concretar a través del nuevo ente), los socios deben hacer aportes que,
en su conjunto, denominamos fondo común. Ese fondo es, pues, el patri-
monio de la sociedad que nace (inicialmente sin pasivos, solo con ese con-
junto de aportes que son el activo) y que proviene del esfuerzo de los socios.
Ellos, tal como lo puntualiza el art. 1º de la LGS, hacen (o se obligan a ha-
cer) esos aportes "para aplicarlos a la producción o intercambio de bienes y
servicios".
Sin ese fondo común no puede existir sociedad, ni nadie puede ser so-
cio si no concreta, o se obliga a concretar, la prestación debida, ya sea de dar
(la más frecuente es la de aportar dinero o la propiedad de una cosa) o de
hacer (es decir, la aportación de trabajo o industria). El art. 38 de la LGS
es el respaldo de esta aseveración categórica, a la cual cabe añadir la idea de
que no está contemplado como aporte la obligación de "no hacer", por mu-
cho que ella tenga contenido patrimonial y pueda constituir el objeto de una
obligación.
Con este primer concepto de fondo común nos adentramos a la dinámi-
ca de los negocios de una sociedad. La idea de fondo común es casi mo-
mentánea y se corresponde con el tiempo fundacional de la sociedad.
1) Conceptos. Capital y patrimonio. Luego de ese nacimiento del
nuevo ente debemos considerar que, como tal -es decir, como sujeto de dere-
cho con personalidad propia-, tiene ya su patrimonio, al que identificamos no
solo con ese conjunto de aportes iniciales, sino con la aparición de obligacio-
nes que lo gravan.
El patrimonio es un elemento esencial de las sociedades y se relaciona
íntimamente -sin confundirse- con el concepto de capital social.
Veamos esta distinción crucial del derecho de sociedades.
El capital social es una cifra; un dato aritmético que se obtiene con la
sumatoria de los valores económicos asignados a los aportes que forman el
ELEMENTOS Y CONSTITUCIÓN DE LAS SOCIEDADES 45

fondo común. Es la cifra monetaria atribuida en el contrato social a la tota-


lidad de los aportes que los socios se obligaron a realizar, salvo los aportes de
industria, que no integran la mencionada cifra (Richard - Escuti (h.) - Rome-
ro). Esa cifra monetaria o aritmética es en principio invariable (puede mo-
dificarse solo por procedimientos reglados para proteger a socios y terceros).
Se dice incluso que es intangible y la ley refirma su carácter estático, preci-
samente para medir la responsabilidad y solvencia de la sociedad comparada
con el patrimonio al que ahora nos referiremos.
En efecto, el concepto de patrimonio social tiene un perfil más diná-
mico: es, siguiendo a los autores recién citados, el conjunto de derechos y
obligaciones del ente colectivo (la sociedad). Es su activo y también es su
pasivo, es decir, las obligaciones asumidas por la sociedad. Es esencial-
mente variable porque refleja la permanente evolución de los negocios de la
sociedad.
Capital y patrimonio social coinciden solo en el momento de constitu-
ción de la sociedad. Luego la evolución de los negocios hace desaparecer
esa inicial coincidencia, de suerte que el capital permanece intacto (en la ya
referida cifra aritmética que fue la suma de los aportes) y el patrimonio re-
gistra el dinamismo de las operaciones que se realicen para la consecución
del objeto.
2) Bienes aportables. Las prestaciones posibles de los socios son,
como establecen los arts. 38, 40 y 41 de la LGS, las obl igaciones de dar y
las obligaciones de hacer (ya se dijo que la ley descarta como aporte posi-
ble las obligaciones de no hacer). El criterio es amplio y la ley apunta, en
tal sentido, a favorecer la conjunción de esfuerzos de los socios en pos de la
obtención de sus logros que no pueden hacer u obtener de modo individual,
pero sí aspiran a hacerlo de modo colectivo, o en conjunto con otros que pa-

san a ser sus socios.
Las prestaciones (u obligaciones) deben transferirse a la sociedad na-
ciente, cediéndole su dominio o solo su uso. Pueden tener como objeto una
cosa o un derecho, y en este caso, necesariamente deben ser susceptibles de
ejecución forzada (es decir, embargados y rematados para utilizar su produ-
cido como elemento de solvencia de la sociedad).
Las cosas aportadas pueden ser muebles o inmuebles.
Cuando no son dinerarias, es decir que son aportes en especie, deben
ser objeto de una valuación. Ese recaudo impuesto por la ley es impres-
cindible para adjudicarle al bien aportado un valor que será la medida de
su participación, esto es, la parte que significa económicamente del fondo
común formado por el conjunto de los aportes.
La valuación del aporte no dinerario es de suma importancia entre los
socios que deberán prestar conformidad con el valor económico que se le
asigne a la cosa o derecho transferido a la sociedad, porque ello incide de
forma directa en la participación de los socios, quienes repartirán luego, con-
46 SOCIEDADES

forme a esa medida inicial, sus derechos a los dividendos (o ganancias) y,


por cierto, será también la medida para determinar su eventual contribución
con las pérdidas.
Se trata, en efecto, de determinar la participación del socio, de resultas
de lo cual surgen sus derechos patrimoniales y políticos.
Pero también la valuación que se asigne a los bienes en esta etapa fun-
dacional tiene influencia respecto a terceros que, luego, se vinculen a la so-
ciedad, dándole créditos, por ejemplo, o por cualquier modo por el que resul-
ten acreedores de ella. La cuestión es de crucial importancia al punto que
la ley (art. 51) concede cinco años a los acreedores que resulten damnifica-
dos por la eventual quiebra de la sociedad, por la eventual -y falsa- sobreva-
luación de los bienes sobre cuya base resultaron engañados al exhibirse una
solvencia inexistente.
La ley autoriza también que los aportes sean crediticios. Conforme al
art. 41, el socio puede transferir a la sociedad, en propiedad, créditos con-
tra otro sujeto, no solamente de objeto dinerario sino también cualquier bien
fungible o consumible (o susceptible de ejecución forzada, como se señaló
recién). En estos casos de aportes crediticios la sociedad se constituye en
cesionaria de la acreencia cedida y puede reclamarla contra los terceros obli-
gados, bien que el socio aportante responde por la existencia y legitimidad
del crédito cedido, debiendo suplantar el valor que le fuera asignado si resul-
tara incobrable por cualquier motivo.
En cualquier caso prevé la ley (art. 38) que la propiedad del aporte debe
ajustarse a los requisitos de transmisión del bien de que se trate (p.ej., deberá
mediar escritura pública si el bien fuera inmueble), de modo que el dominio o
uso y goce prometidos se consoliden o perfeccionen en cabeza de la sociedad.

b) PARTICIPACIÓN EN LAS UTILIDADES Y CONTRIBUCIÓN EN LAS PÉRDI-


DAS. UTILIDAD y DIVIDENDO. La finalidad económica y lucrativa del
contrato de sociedad ha sido puesta de relieve cuando se la identificó con
la causa del negocio jurídico societario.
En el marco de esa finalidad la participación en las ganancias y la so-
portación de las pérdidas (conceptos integrantes del art. 1° de la LGS cuando
define la existencia de sociedad) son de la esencia de la sociedad. Sobre
todo lo de las pérdidas, alude al riesgo empresario que se asume al encararse
"la producción de bienes y servicios" (actividad también textualmente men-
cionada en el citado art. 1°).
Se trata de elementos inherentes a la calidad de socio y son aspectos
que permiten distinguir a la sociedad de otras figuras jurídicas afines (Ri-
chard - Escuti (h.) - Romero).
Estos autores definen a la vez la idea de las utilidades identificándolas
como "beneficios". Con ellos - dicen- no solo se hace referencia a un incre-
mento patrimonial, sino también a situaciones que pueden obtener ventajas
o evitar gastos, como ocurre en las sociedades que unifican sus procesos de
ELEMENTOS Y CONSTITUCIÓN DE LAS SOCIEDADES 47
comercialización para abaratar costos. Los beneficios - concluyen- son la
renta o el ahorro de gastos que al socio le corresponde por haber realizado
los aportes. Para Vanasco, de modo similar, la repartición del lucro devie-
ne del uso del capital y del trabajo desplegado y constituye la causa esencial
del negocio emprendido en común ; mientras que las pérdidas son perjuicios
o disminuciones patrimoniales que devienen de la gestión social de los bie-
nes y como consecuencia de la asunción del riesgo empresario.
La utilidad refiere, en cambio, a un criterio más técnico, ya que se de-
nomina tal a la que surge de un balance que abarca un período anual y no
una operación aislada.
El dividendo, por fin, es la parte de la utilidad que se asigna a los socios
y que se les transfiere cuando aquellas ganancias líquidas y realizadas son
objeto de una decisión del respectivo órgano social.
La ganancia puede no ser distribuida (para aplicarla, por caso, a nuevos
negocios o a renovación tecnológica), caso en que siguen integrando el patri-
monio social.
Las utilidades, en cambio, una vez asignadas a los socios, salen del pa-
trimonio societario y corresponden en propiedad a cada uno de los socios.
El ya referido art. 11, inc. 7°, de la LGS estab]ece que el contrato social
debe prever el modo y reglas para el reparto de las utilidades (y las pérdidas,
por cierto), aclarando que en caso de no haberse hecho ninguna previsión al
respecto se acudirá a la proporción de sus aportes (criterio que, obviamente,
es el más usual y menos conflictivo).
Para concluir debe destacarse que la contribución a las pérdidas depen-
de del tipo societario adoptado. Así pues, si -como ocurre en los casos más
difundidos-, estamos frente a sociedades anónimas o de responsabilidad li-
mitada, los socios comprometieron solo Jos aportes prometidos y no deben
acrecentar su esfuerzo. En cambio, en las sociedades restantes (especial-
mente en la colectiva) los socios tienen que hacer mayores desembolsos si el
fondo común no alcanza para satisfacer los pasivos, porque ello deviene de
haber asumido una responsabilidad ilimitada y soJidaria.

e) LA "AFFECTIO socIETATis". Se trata de un elemento no menciona-


do por la ley de modo expreso, pero que se ha señalado igualmente como
esencial (Roitman), y que surge implícitamente de varios artículos (como los
arts. 13, 91 y 100, entre otros). Sin embargo, una mirada moderna de este
concepto tomado del derecho romano arroja una vigencia escasa en la actua-
1idad (Vítolo incluso, desde una posición extrema, dice que "ha perdido ab-
soluta virtualidad" de la mano de la idea actual de que el negocio societario
se ciñe a la administración de inversiones).
Creemos que es un hecho sociológico y comprobable que el deseo de
estar en sociedad es inequívoco en las sociedades personalistas e incluso las
mixtas, y aunque con menos visibilidad se lo verifica en las sociedades de
48 SOCIEDADES

capital. No se puede entonces descartar definitivamente su calidad de ele-


mento específico del contrato de sociedad, bien que reducido a una intención
de actuación coordinada.
La definición que adoptamos, con los alcances referidos, es la de Hal-
perin que la perfiló como "la voluntad de colaboración activa jurídicamente
igualitaria e interesada", a lo que puede agregarse el aporte de Nissen, que
repara especialmente en la predisposición de los socios de actuar coordina-
damente en pos del interés común, postergando los intereses individuales de
cada integrante.
Insistimos en que, aun percibiéndose como esencial este elemento, ello
apunta al comienzo de la sociedad, en orden a lo cual se ha señalado que su
desaparición ulterior, es decir, a lo largo de la vida social y de los negocios,
no puede invocarse para destituir de eficacia a la sociedad o para disolverla.
Mucho menos puede ser relevante ese extremo de desaparición de la affectio
societatis en las sociedades de capital en las que incluso (p.ej., en las que co-
tizan sus acciones en mercados públicos) sus integrantes personalmente ni se
conocen. En cambio, en las sociedades personalistas, la enemistad o desin-
terés de un socio respecto del resto puede generar una hipótesis de exclusión
del nombrado si ella consiste en una perturbación irremediable de la marcha
de los negocios, por aplicación del art. 91 de la LGS.
Una importante referencia interpretativa de este elemento la aporta Ví-
tolo, al señalar que de la affectio societatis no pueden desprenderse derechos
y obligaciones de los socios sino que, antes bien, esos deberes o cargas deri-
van de normas expresas vinculadas al estado de tales.

§ 19. '']TER SOCIETATIS". ETAPAS. - Identificamos al iter (que en la-


tín significa "camino") societario como el conjunto de los elementos ins-
trumentales que nacen con la celebración del contrato de sociedad y que
terminan con su inscripción en el registro estatal respectivo, de resultas de lo
cual concluye la constitución de un ente regular (la sociedad) que cuenta con
personalidad propia y diferenciada de sus otorgantes.
Esta definición describe un proceso que comienza con la celebración de
un contrato y concluye con su registración. El producto es una sociedad re-
gular cuyas previsiones pasan a ser plenamente eficaces en los términos pre-
vistos en cada tipo social contemplado en la ley.
Se conjugan en este iter aspectos contractuales (en los cuales los socios
expresan su consentimiento y voluntad), de publicidad y de controles legales
(a cargo del órgano estatal de registración), y de transferencias de los apor-
tes efectuados que culminan dando plenitud a un negocio (el societario), cu-
yos designios son la realización de otros negocios contemplados en el objeto
social.
Por su parte, Verón aporta una definición del "iter constitutivo" señalan-
do que se limita al período formativo que va de los actos formales preconsti-
tutivos hasta su "constitución definitiva mediante la inscripción registral''.
ELEMENTOS Y CONSTITUCIÓN DE LAS SOCIEDADES 49
a) PERÍODO CONSTITUTIVO. LA SOCIEDAD EN FORMACIÓN. El lapso y el
recorrido que insume este tránsito entre la celebración del contrato y su per-
feccionamiento (con la inscripción) es, a veces, dilatado (puede insumir al-
gunos meses, dependiendo de la jurisdicción donde se tramite).
Este es un dato negativo en sí mismo y, con frecuencia, desanima a los
empresarios que abandonan los trámites y siguen sus actividades con formas
societarias imperfectas.
No es este el lugar para llamar la atención de las autoridades y respon-
sables que pueden resolver estas demoras injustificadas (que fácilmente po-
drían revertir la situación en beneficio de las inversiones económicas vitales
para el desarrollo), pero sí para analizar las diversas situaciones que se plan-
tean cuando una sociedad, por un tiempo, a veces extendido, se mantiene en
esta situación precaria, definida por la referencia idiomática de la "sociedad
en formación".
Ahora bien, ¿cómo cabe caracterizar esta peculiar figura que debiera
ser, en principio, transitoria?
Una primera mirada podría llevar a asimilarla con la sociedad imper-
fecta contemplada en los arts. 22 a 26 de la LGS (porque tenemos que hay
un contrato escrito, la adopción de un tipo, pero no existe aún inscripción en
el registro público).
Estas diferencias resultan también muy nítidas en los procesos consti-
tutivos de la sociedades anónimas, donde los arts. 182 y 183 de la LGS han
hecho previsiones muy categóricas sobre el "iter societario". En lo esencial
el legislador discrimina acerca de si los actos cumplidos por la sociedad en
esta etapa formativa están o no vinculados a las tareas de inscripción en cur-
so y si estuvieron autori zados en el contrato constitutivo. En estas hipótesis
salvaguarda la responsabilidad de los directores y la ley imputará sus conse-
cuencias patrimoniales a la sociedad no bien se la inscriba. En cambio, res-
ponsabiliza personalmente a los directores si alguna actividad excedió tales
situaciones.
Este criterio dual ha sido criticado, con razón, por Anaya, Verón, Vítolo
y otros, quienes han señalado cierta pobreza y vetustez de los textos legales
y la necesidad de su reforma para alentar inversiones y dar seguridad jurí-
dica a través de un sistema registra! dinámico y eficiente, acorde con estos
tiempos.
Pero más allá del acierto de la crítica señalada, lo cierto es que la pre-
cariedad de estas sociedades y los riesgos de responsabilización a sus direc-
tivos y socios en esta etapa formativa son muy concretos en el mutismo que
exhibe la ley positiva. La razón de ser de ese riesgo se ubica en la preten-
sión de proteger a los terceros que contraten con estos entes cuya inscripción
está pendiente, en un período que puede prolongarse por desidia y que, esto
es destacable, la ley con su rigurosidad quiere acotar impulsando a la celeri-
dad a quienes tienen la posibilidad de cerrar este iter, concretando la inscrip-
ción pendiente.
50 SOCIEDADES

b) CLAUSULAS DEL ESTATUTO. REQUISITOS TIPIFICANTES Y NO TIPIFICAN-


TES. Poco más arriba se analizó el art. 11 de la LGS en el que se establecen
los requisitos del estatuto o contrato social que, como mínimo, deben incluir-
se en dicho acto fundacional.
No cabe entonces reiterarlos aquí, sino hacer el análisis de su razón de
ser, así como los alcances de su omisión o ausencia, y los efectos jurídicos
en cada caso de ese eventual faltante.
Cabe comenzar destacando que este art. 11 apunta a vertebrar la socie-
dad, darle su estructura organizacional tanto en la relación interna entre los
socios, así como su modo de vincularse con terceros, la responsabilidad ante
ellos, etcétera.
El dato que atraviesa los diversos incisos del art. 11 es que para su inde-
fectible cumplimiento debe merituarse la correcta aplicación de las disposi-
ciones aplicables al tipo elegido por los socios.
Es un dato crucial: una vez que los celebrantes seleccionan uno de los
tipos societarios legales deben acomodar cada uno de los requisitos del art.
11 a esos elementos concernientes al tipo escogido.
De esa directiva surge la respuesta legal a la eventual ausencia de un
requisito: si el recaudo que falta es de los denominados "tipificantes" (es
decir que hacen a la base jurídica y organizacional del tipo seleccionado),
estamos ante un caso de precariedad de la sociedad. El contrato carece
de los efectos que la ley normalmente le hubiera concedido y queda en-
marcado en el conjunto de sociedades imperfectas de los arts. 22 a 26 de
la LGS.
Antes bien, si el requisito ausente no tiene esa característica de tipifi-
cante (o la propia ley contempla la ausencia con una norma supletoria de la
voluntad), la sociedad tendrá validez plena, abriéndose en todo caso la posi-
bilidad de subsanación del vicio o carencia detectado.
Esta distinción entre requisitos tipificantes y los que no los son provie-
ne del texto originario del art. 17 de la LGS, que establecía la nulidad de la
constitución de una sociedad que no adopta uno de los tipos autorizados por
ella. El nuevo art. 17 (impuesto por la ley 26.994) no sanciona el vicio del
tipo con la nulidad sino con la privación de los efectos normales del tipo.
De allí que lo que modifique o desnaturalice el tipo elegido (p.ej., limitar la
responsabilidad de un socio de la sociedad colectiva, o suprimir la asamblea
de la sociedad anónima) conduce a la irregularidad del contrato, por mucho
que pueda luego subsanarse el vicio si fue involuntario (Nissen).
¿Cuáles son entonces estos requisitos esenciales pero "no tipificantes"?
Según Nissen podemos decir que son tales: J) el nombre social; 2) el
objeto social; 3) el capital social; 4) la mención del aporte de uno o varios
de los socios, y 5) el plazo de duración. Coincide Otaegui y señala directa-
mente como "no tipificantes" los requisitos contemplados en los incs. 1º a 5º
del citado art. 11.
ELEMENTOS Y CONSTITUCIÓN DE LAS SOCIEDADES 51

En todo caso, y yendo a la practicidad que ofrece el asunto, debe decir-


se que la configuración de cualquiera de estas hipótesis es poco frecuente y
hasta inimaginable, pues para ello está el test de legalidad al que se someten
estos contratos cuando se los presente a su registración (Romano). Es difí-
cil pensar que el adiestramiento propio de los funcionarios que integran los
órganos de contralor estatal societario no perciban estos vicios u omisiones y
no las manden subsanar.
c) P UBLICIDAD. INSCRIPCIÓN. FACULTADES DE LA AUTORIDAD REGISTRAL.
La cuestión está regulada en el art. 10 de la LGS, que exige la publicación de
un edicto en el boletín oficial (o diario de publicaciones legales) del lugar don-
de se inscriba la sociedad, por un solo día.
El requisito se refiere exclusivamente a las sociedades de responsabili-
dad limitada y a las sociedades por acciones (la ley en el punto obviamente
alude a las sociedades anónimas y a las sociedades en comandita por ac-
ciones).
Y se vincula precisamente con esa idea de que cuando hay una limi-
tación a la responsabilidad de los socios, por el tipo adoptado, los terceros
deben conocer esa situación, lo cual no deja de generar un sentimiento que
lamenta la irrealidad en la que incurre el legislador al suponer que en estos
tiempos se logra una difusión eficiente con una publicación en un diario le-
gal al que nadie accede ni recurre, salvo en homenaje a ciertas formalidades,
como la analizada, producto de la vejez de nuestras leyes.
El contenido del aviso o edicto está muy detalladamente establecido en
el citado art. 10, al que cabe remitirse, debiendo a lo sumo recordarse que la
exigencia no es aplicable para las sociedades "de personas", ni para las so-
ciedades cooperativas.
El legislador no ha contemplado un plazo para la oposición que, hipoté-
ticamente, puedan hacer terceros respecto del contrato de sociedad objeto de
esta publicidad edictal. Las reglamentaciones locales naturalmente podrán
fijar ese plazo que, a todo evento, se estima razonable en cinco días.
1) La inscripción. La inscripción del contrato constitutivo de la so-
ciedad tiene la virtualidad de concederle regularidad y por ello la enorme
importancia de este paso final del "iter societario".
Algunos elementos dispersos en la ley 19.550 (art. 5º) permiten visuali-
zar los requisitos de este trámite.
a) Legitimados para la petición de inscripción. Es usual que en el
contrato social se incluyan postreramente las personas autorizadas al efec-
to. Va de suyo que lo están también los representantes legales instituidos en
el propio estatuto y los apoderados especiales que se designen en el propio
contrato o en escritura pública separada (art. 167, LGS) .
b) Plazo. El instrumento constitutivo debe presentarse ante el registro
público (desempeñado por la IGJ en la Ciudad de Buenos Aires) dentro de
52 SOCIEDADES

los quince días de su otorgamiento. Transcurrido ese plazo la inscripción


no procede si mediare oposición de terceros.
c) Ratificación de firmas de los socios. Como es sabido, solo las so-
ciedades por acciones requieren su celebración en instrumento público, de
suerte tal que las que han recurrido al instrumento privado deben tener su
firma autenticada. Si no existiera tal recaudo (por no haberse certificado
notarialmente la firma de alguno de los otorgantes), la autoridad del regis-
tro puede citar a ratificar su firma a los que no la hayan autenticado previa-
mente.
d) Lugar de inscripción. El inc. 2º del art. 11 de la LGS exige que
los socios en el acto constitutivo de la sociedad fijen un domicilio del ente.
Pues bien, corresponderá que se presente el contrato en la jurisdicción co-
rrespondiente a ese domicilio. Pero si se establecen sucursales en el propio
acto constitutivo, la inscripción debe hacerse también en todas las jurisdic-
ciones donde se instalen esas sucursales (Romano).
2) Facultades del registrador. El Registro Público está llamado a
efectuar un control formal del estatuto social que se somete a su inscripción.
Y, en tal sentido, por aplicación del art. 6º de la LGS, el registrador (Inspec-
ción General de Justicia en la Ciudad de Buenos Aires, o Inspección Gene-
ral de Personas Jurídicas en la provincia de Buenos Aires) debe comprobar el
cumplimiento de todos los requisitos legales y fiscales que correspondan al
tipo social adoptado.
La ley ya no le otorga al registrador facultades para objetar normas im-
perativas que los celebrantes hayan dejado de lado, lo que no obsta que seña-
le las deficiencias para su subsanación previa a la continuidad del procedi-
miento de inscripción.
También se le ha concedido potestad al registrador de observar cláusu-
las equívocas o confusas, por ejemplo, ya que ellas atentan contra la certeza
y seguridad que se pretende tutelar con estas prerrogativas concedidas al re-
gistrador respecto de los actos llevados a su inscripción.

d) EFECTOS DE LA INSCRIPCIÓN. La decisión del órgano encargado del


registro público de inscribir la sociedad es lo que genéricamente se llama, en
la praxis societaria, "toma de razón".
Su efecto jurídico es muy relevante, pues crea una presunción absoluta
de conocimiento, para el cual pasa a ser indiferente la buena fe del tercero o
el dolo del socio (Vítolo), sobre la base de la presunción -o ficción- de que el
carácter público del registro (y de la inscripción) hace conocidos por todos
los actos objeto de la toma de razón. Sin embargo, y siguiendo al citado
autor, la inscripción tiene efectos solo declarativos y supone dar publicidad
registra! de actos cuya validez estuvo dada, o no, en actos cumplidos fu era
del registro. Por ello -concluye- la inscripción no tiene efectos convalidan-
tes ni saneatorios de vicios preexistentes.
ELEMENTOS Y CONSTITUCIÓN DE LAS SOCIEDADES 53

Por otra parte, la inscripción otorga fecha cierta al acto constitutivo, a


la par de conceder una presunción iuris tantum de legalidad a dicho acto
(Rouillon).
La inscripción es la conclusión del iter constitutivo de suerte que, con-
forme a la letra expresa del art. 7º de la LGS, la sociedad se considerará, a
partir de allí, regularmente constituida, lo que equivale a decir que surtirán
pleno efecto las cláusulas contractuales previstas por los socios, así como se-
rán también plenamente aplicables las normas atinentes al tipo societario al
que acudieron los socios.
e) MODIFICACIONES POSTERIORES DEL ESTATUTO. La vida de la sociedad
genera una dinámica jurídica que requiere muchas veces modificaciones del
estatuto originario.
Para ello los socios pueden acudir a modificaciones del estatuto de di-
versa índole y de temática muy diferente (v.gr., se puede ampliar o reducir el
capital, o cambiar el domicilio a otra provincia, o cambiar autoridades orgá-
nicas, entre muchas otras alternativas de los avatares societarios) .
En tales casos el legislador prevé que esos cambios deban ser objeto de
publicación y de inscripción, para que sean conocidos por terceros.
Ahora bien, esas modificaciones frecuentemente no se inscriben o, tam-
bién repetidamente, se realizan y se tarda en llevar adelante la inscripción.
El legislador ha contemplado tales hipótesis y ha dispuesto en el art. 12
de la LGS que las modificaciones, obviamente, deben ser inscriptas (previa
publicidad, en su caso; recordemos la necesidad de hacerlo en las SRL y en
las SA).
Y ha previsto también que en caso de no cumplirse con tal inscripción,
las modificaciones igualmente obligan o son oponibles a los socios (natural-
mente a los que lo eran -o tenían tal calidad- al momento de decidirse la
modificación por el órgano de gobierno societario) . Pero son inoponibles
a los terceros. Estos, no obstante lo anterior, pueden alegarlas contra la so-
ciedad y contra los socios.
La asimetría que emerge de lo dicho (y de la letra del art. 12, LGS)
a favor de los terceros debe entenderse como un método protectivo de los
intereses de los terceros de buena fe; pero también como un incentivo (o in-
ducción) a que los socios y administradores actúen prudentemente y lleven a
cabo en tiempo y forma la conducta exigible de inscribir las modificaciones
que realicen.

§ 20. SOCIEDADES SIMPLES Y SOCIEDADES IMPERFECTAS. - La reforma que


realizó la ley 26.994 en materia de sociedades que no lograban su plenitud
(por ser atípicas, o no lograr su inscripción, o por no tener instrumental escri-
ta) es profunda.
Los textos reemplazados de los arts. 17 y 21 a 26 contenían un régi-
men que miraba con claro disfavor a estas sociedades imperfectas: por ejem-
54 SOCIEDADES

plo, declaraba la nulidad de las sociedades atípicas y concedía apenas una


personalidad precaria y limitada a las irregulares (que eran típicas, pero no
conseguían o no procuraban su inscripción) y las de hecho (que carecían de
instrumento escrito).
Nada de eso subsiste.
El legislador ahora cambió rotundamente la mirada sobre estas socieda-
des, a las cuales les concede un trato benigno y casi auspicioso, favoreciendo
la subsanación de sus imperfecciones si así lo deciden sus socios y dándoles
eficacia a las reglas internas pactadas entre ellos.
Se trata de una mutación auspiciosa pues a través de estas sociedades
simples (porque los socios las constituyen sin sujeción a formas preestable-
cidas) o imperfectas (porque quisieron darle cierta formalidad o regularidad
que luego no lograron), se canaliza una importante circulación de la riqueza
de las pequeñas y medianas empresas, las cuales a su vez ocupan un seg-
mento destacable de la economía del país, sobre todo la que se desempeña
fuera de los núcleos urbanos.
De la mano de estos cambios ha desaparecido de nuestra legislación so-
cietaria cualquier referencia a las denominaciones de "sociedades irregula-
res" y a las "sociedades de hecho" que eran categorías muy difundidas en
nuestra economía y que dieron lugar a una extensa jurisprudencia para re-
solver la conflictividad que aparejaba su relación con terceros e, incluso, la
interna entre los socios.
Nada de esos fallos ni de la doctrina sobre esas sociedades subsiste ya
como relevante en los nuevos textos. Y por ello dice bien Vítolo que se ha
eliminado la "irregularidad" en la actual LGS, a pesar de que el art. 7° sigue
mencionando la idea de que solo luego de la inscripción en el registro públi-
co se considera al ente como "regularmente constituido".
a) CLASES. En estas sociedades simples o imperfectas el art. 21 de la
LGS incluye los siguientes casos.
J) Las sociedades que no se constituyen con las formas típicas (enten-
didas por ellas las del capítulo II; v.gr., sociedad anónima, sociedad colecti-
va, etcétera).
2) Las que omitan requisitos esenciales.
3) Las que tengan defectos formales (entre las que consideramos inclui-
das las que derechamente no tienen forma más que la relación fáctica).
b) PERSONALIDAD. La ley, en los citados arts. 21 a 26 (redactados por
la misma norma que sancionó el Código Civil y Comercial) no duda en con-
cederles personalidad diversa de la de sus socios, de suerte que les otorga
los efectos medulares de una sociedad; esto es, tener una personalidad di-
ferenciada de la de sus socios. O lo que es igual, un centro de imputación
de normas distinto, novedoso y de claros efectos entre los socios mismos y
los terceros. En el art. 26 se visualiza la fuerza que la ley otorga ahora a
ELEMENTOS Y CONSTITUCIÓN DE LAS SOCIEDADES 55

la personalidad de estos entes, toda vez que determina que no hay confusión
entre los acreedores de los socios y los acreedores de la sociedad y que tales
casos se tratarían como si la sociedad estuviera "regularmente constituida".
c) 0PONIBILIDAD. Estas sociedades pueden invocarse como tales, es
decir, como personas jurídicas independientes, ante terceros, requiriéndose
para ello tan solo que los terceros hayan conocido su existencia al tiempo de
contratar o relacionarse con estas sociedades. Esos terceros deben soportar
la invocación que se haga de estos entes (en caso, como se dijo, de conocer
su existencia, aunque sea imperfecta) y, por cierto, pueden invocar esa perso-
nalidad a su favor contra la sociedad misma, sus socios y sus administrado-
res (art. 22, LGS).
d) R ELACIONES ENTRE LOS SOCIOS. El contrato social puede ahora ser
objeto de invocación en los conflictos intra societarios. No ocurría así
anteriormente, lo cual refuerza la idea del cambio copernicano operado en
estas sociedades. Los socios, además, deben someterse obligatoriamente a
las reglas que hayan pactado para administrar y gobernar la sociedad. Es,
pues, el pacto entre los integrantes de la sociedad el que determina quién ad-
ministra (o quiénes) y bajo qué reglas.
e) REPRESENTACIÓN. Cualquiera de los socios representa a la sociedad
ante terceros con la exhibición del contrato (art. 23, LGS). Pero lo que se
haya determinado o pactado en este aspecto entre los socios en el contrato
puede ser opuesto por los terceros (p.ej., si se exigía un ejercicio plural de la
representación) si esto era conocido al tiempo del nacimiento de la relación
jurídica con dichos terceros (art. 23, LGS).
f) RESPONSABILIDAD DE LOS SOCIOS. Los integrantes de estas socie-
dades tienen una responsabilidad simplemente mancomunada y por partes
iguales por los pasivos sociales (art. 24, LGS). He aquí otro de los rotun-
dos cambios anunciados para estas sociedades; antes de la reforma de 2015,
en efecto, los socios respondían solidaria e ilimitadamente ante las deudas
sociales, al punto que la quiebra de la sociedad determinaba la extensión de
la quiebra a cada uno de los socios (art. 161 , LCQ). Nada de eso ocurre
actualmente, lo cual exhibe el grado de solidez que el legislador ha querido
conferirle a estos entes, así como su consecuente protección para una actua-
ción irrestricta en el mundo de los negocios.
g) SuBSANACióN. De la mano de estas novedades legislativas, estas so-
ciedades no están ya a merced de la decisión de cualquier socio que podía
pedir a su antojo la disolución o liquidación. Antes bien, el nuevo art. 25
de la LGS permite subsanar los defectos que impidieron la regularidad plena
del ente y lo hace de un modo que aporta facilidad y sencillez al trámite,
a saber: J) pueden pedir la subsanación la sociedad o lo socios; 2) pueden
hacerlo en cualquier tiempo durante el plazo de duración previsto en el con-
56 SOCIEDADES

trato; 3) la solicitud por los socios debe ser, en principio, unánime, pero aun
en defecto de esa unanimidad el juez puede disponer la subsanación, siempre
que no se imponga -ni siquiera judicialmente- una mayor responsabilidad en
el tipo regularizado a los socios que no hayan prestado su consentimiento a
este procedimiento de regularización en los términos del art. 7º, y 4) el socio
disconforme puede ejercer el derecho de receso (o retiro de la sociedad) den-
tro de los diez días de dispuesta la subsunción por el juez.
h) DISOLUCIÓN Y LIQUIDACIÓN. Según se dijo, en los textos precedentes
la disolución podía pedirse por cualquier socio y en cualquier momento, lo
cual le daba precariedad al ente. En cambio, ese derecho extintivo ahora
aparece limitado en el nuevo art. 25, pues no puede ejercerse si mediaba un
pacto de duración de la sociedad. En los casos de ausencia de ese pacto
impeditivo de la disolución anticipada, ella puede solicitarla cualquier socio,
pero los restantes pueden impedirla pagando una cuota de salida ("su parte
social" dice el referido art. 25) al que requirió tal disolución.
i) BIENES REGISTRABLES. El actual art. 23 de la LGS permite la adqui-
sición de bienes registrables (inmuebles, automotores, etc.) a estas socieda-
des, lo cual era objeto -antes- de una clara restricción.
j) PRUEBA DE LA SOCIEDAD. La existencia de la sociedad puede acre-
ditarse por cualquier medio de prueba (art. 23 in fine, LGS), lo cual facilita
también este aspecto que, en los textos anteriores, requería un principio de
prueba por escrito, aun en las sociedades de hecho, nada de lo cual existe
ahora, dada la supremacía que cabe darle a estos textos del microsistema so-
cietario (art. 963, Cód. Civil y Comercial).
SOCIEDADES
Según las reformas de la ley 26.994
Marcelo Gebhardt (Director)
Miguel Alvaro Romero (Coordinador)
AA.VV.
Segunda Edición (2019) - ASTREA

CAPÍTULO 111

EL SOCIO*

§ 21. EL ESTADO DE socio. - Al abordar sus rasgos más generales, nos


enfocamos en el socio como sujeto activo que adquiere el estado de socio.
Entendemos que es socio de una sociedad toda persona que prestare su con-
sentimiento para formar parte de una sociedad, independientemente de que
sea o no una sociedad regularmente constituida.
El derogado Código Civil en su art. 1667 (que conserva en el caso vi-
gencia didáctica) establecía que "tienen calidad de socios las personas que
como tales, fueron partes en el primitivo contrato de sociedad, y las que des-
pués entraren en la sociedad, o por alguna cláusula del contrato, o por con-
trato posterior con todos los socios, o por admisión de los administradores
autorizados al efecto".

a) SENTIDO DE LA EXPRESIÓN. Como vemos, en el marco de la ya dero-


gada legislación civil, se ha diferenciado al socio que se constituye como tal
en el mismo momento del nacimiento de la sociedad, con aquel que ingresa
a la sociedad con posterioridad a su creación y por lo tanto adquiere esa ca-
1idad más adelante en el tiempo, mientras que el primero adquiere el estatus
de socio al momento de creación de la sociedad.
En ambos casos, ya sea al momento de unir voluntades comunes para
crear una sociedad nueva y dar nacimiento a una nueva persona jurídica, o
bien al ingresar a una sociedad ya existente, el socio adquirirá como conse-
cuencia los derechos y las obligaciones que se derivan del estatus de socio.
Al respecto, Zaldívar, Manóvil, Ragazzi y Rovira definen al socio
"como la persona física o jurídica, que cumpliendo los requisitos impuestos
por la ley, adquiere derechos y contrae obligaciones que le dan el estatus de
integrante de una determinada persona de existencia ideal, constituida como
sociedad".

* Por Mariana Mastrovincenzo.


58 SOCIEDADES

En este orden de ideas, entendemos que el estatus de socio se adquie-


re y estará determinado por el hecho de formar parte de una sociedad; por
ejemplo, de ser accionista de una sociedad anónima. Esta circunstancia
trae implícita la adquisición del estado de socio, entendiendo por este la cali-
dad que inviste a una persona dentro de una sociedad.
El hecho de ser integrante de una persona jurídica distinta -en este caso,
sociedad comercial- posiciona a los socios en una situación jurídica peculiar,
que les confiere determinados derechos, obligaciones y genera nuevas rela-
ciones jurídicas que lo definen y que le otorga contenido a su calidad.
Sostuvo Ferrara que el estatus de socio "constituye una situación jurídi-
ca, una posición del sujeto, productora de derechos y obligaciones".
Como sostienen los autores citados en primer término, "por estatus, debe
entenderse una situación jurídica determinada por la naturaleza del vínculo,
que crea un complejo de deberes, derechos, atribuciones, y poderes, en nues-
tro caso del socio con la sociedad, frente a esta y respecto de terceros".
Entonces, como vemos, el adquirir el carácter de socio implica la asun-
ción de una determinada calidad o investidura ante la sociedad, y como se
dijo, el reconocimiento de esta situación trae aparejados derechos y obliga-
ciones determinadas. De una manera más simple podemos decir que el es-
tatus de socio está relacionado con aquella actitud libre y voluntaria de una
persona de formar parte de una sociedad -como socio-, y al ocupar ese lu-
gar dentro de la sociedad contrae derechos y adquiere obligaciones para con
la sociedad que integra, los demás socios que la componen, y los terceros.
Es a esto a lo que la doctrina reconoce como estatus de socio.
Para Vanasco, hablar de estado de socio significa atribuirle a una per-
sona la asunción de una calidad determinada por el hecho de formar parte de
una sociedad. Expone que, "aunque suene redundante, el estado de socio
es el que ocupa cada persona dentro de la sociedad, y este lugar le confiere
obligaciones y derechos de carácter corporativo, que presentan característi-
cas que permiten calificar la situación de socio como la de un estado".
En palabras de Richard y Muiño, "la posición jurídica del socio ha sido
calificada como un estatus, estado que supone un núcleo de derechos y obli-
gaciones de carácter individual, indisponibles por la sociedad, sin perjuicios
de otros derechos de minoría y mayoría".
Ahora bien, deberá estarse al tipo de sociedad de la cual alguien sea so-
cio para comenzar a entender la mencionada situación jurídica que acarrea,
en cada caso, el estatus de socio, y que analizamos seguidamente.

b) DERECHOS y OBLIGACIONES DERIVADOS DEL ESTADO DE SOCIO. El art.


36 de la LGS establece que "los derechos y obligaciones de los socios co-
mienzan desde la fecha fijada en el contrato de la sociedad".
Estos derechos y obligaciones les serán reclamables a cada socio, bien
desde el nacimiento de la sociedad, o bien desde la fecha en la que el socio
EL SOCIO 59

comienza a tener participación en la sociedad; es decir, y valga la redundan-


cia, su fecha de ingreso como socio.
En este punto es necesario hacer una diferenciación conceptual a la
hora de analizar el nacimiento de los derechos y obligaciones. En efecto,
los derechos y las obligaciones inherentes al estado de socio tienen naci-
miento contemporáneamente con la constitución de la sociedad, conforme
lo expone el art. 36 de la LGS; mientras que esos derechos y obligaciones
atribuibles al estado de socio les serán exigibles a la persona que posee la
calidad de socio a partir de que se constituya como tal.
La segunda parte del citado art. 36 prevé la actuación de la sociedad
con anterioridad a su inscripción formal en el registro correspondiente, cum-
pliendo actos tendientes a lograr el objeto social. Entonces, responderán
también por los actos realizados en nombre o por cuenta de la sociedad, por
quienes hayan tenido hasta entonces su representación y administración, de
acuerdo con lo que establece la ley para cada tipo societario.
Recordamos al respecto que en las relaciones con los terceros cualquie-
ra de los socios representa a la sociedad, y en conjunción con lo que dispone
el art. 23 de la LGS la sociedad quedará obligada por aquellos actos efectua-
dos por cualquiera de sus miembros.
Los derechos que trae aparejado el estado de socio, conforme a la esen-
cia del sistema societario, son indisponibles, por lo que carecerá de efectos
cualquier pacto en contrario o disposición estatutaria. Son asimismo irre-
nunciables. Richard y Muiño los reconoce como "disposiciones no dis-
ponibles". Solo se extinguen con la conclusión del estado de socio, ya sea
particular (por resolución parcial) o por liquidación de la sociedad. Son de-
rechos, a la vez, esencialmente transmisibles (ver § 24).
1) Clasificación de los derechos. Siguiendo la clasificación efec-
tuada por Zaldívar, y de acuerdo con el contenido de los derechos de los
socios, podremos clasificarlos en derechos patrimoniales y derechos polí-
ticos.
a) Los derechos patrimoniales se limitan al reconocimiento de la fa-
cultad de los socios de participar de las utilidades a lo largo de los años,
por un lado, y por otro lado, percibir la cuota que eventualmente le pudiera
corresponder al momento de la liquidación de la sociedad. Esto tiene que
ver con la propia naturaleza del vínculo establecido entre el socio y la socie-
dad, la esencia del negocio jurídico como tal, puesto que la sociedad estará
conformada por personas que mediante la realización de aportes comunes se
dedicarán a la explotación o el intercambio de algón bien o servicio, y tiene
como principal objetivo la participación en las ganancias de la empresa, con
la contracara de que eventualmente deberán soportar las pérdidas (conf. art.
lº, LGS).
Estos derechos, entonces, son los siguientes.
60 SOCIEDADES

1) Participación de las utilidades. Conforme establece el art. 68 de


la LOS, deberán ser "ganancias realizadas y líquidas resultantes de un ba-
lance confeccionado de acuerdo con la ley y el estatuto y aprobado por el
órgano social competente".
2) A la cuota de liquidación. Este derecho solo será efectivo en el su-
puesto de que la sociedad se disuelva, o en el caso en el que el socio decida
retirarse de la sociedad o fuese excluido. En el primer supuesto se aplicará
lo establecido en el art. 109 de la ley 19.550, que dispone que cancelado el
pasivo de la sociedad, los liquidadores realizarán el balance y distribución
final, y el excedente se "distribuirá en proporción a la participación de cada
socio en las ganancias". En el segundo de los supuestos será de aplicación
el art. 92 que dispone que el socio excluido tendrá derecho a " una suma de
dinero que represente el valor de su parte a la fecha de la invocación de la
exclusión".
b) Los derechos políticos son aquellos concernientes al socio con re-
lación a la sociedad y a los cosocios, y que hacen al ejercicio de su rol en el
marco de la vida societaria. Se manifiestan en las posibilidades que tiene
el socio de participar activamente de la administración y gobierno de la so-
ciedad o su control, ya sea formando parte del órgano de administración, o
participando de asambleas, votando y tomando decisiones, etcétera. Estos
derechos en la práctica se concretarán diferenciadamente según el tipo so-
cietario del que sea socio. Según Zaldívar, Manóvil, Ragazzi y Rovira, son
"derechos relativos a la administración y gobierno".
1) Administración y gobierno de la sociedad. Como sabemos, la so-
ciedad es una nueva persona jurídica diferente de las personas y de las volun-
tades que la integran, y cuyas decisiones serán independientes de las decisio-
nes de cada uno de los socios. Ahora bien, en el proceso de formación de
estas decisiones sociales - que Richard y Muiño identifican como "voluntad
social"-, cada socio podrá participar activamente. De acuerdo con el con-
trato social al que adhirió al momento de constituirse como socio, le asistirá
derecho a participar de la adm inistración y de la toma de decisiones, como
también formar parte del órgano de gobierno. Estos derechos se aplicarán
de diferente manera, según el tipo social al que nos estemos refiriendo. Por
ejemplo, no será igual la participación de un socio en las asambleas de una
sociedad anónima cerrada, que la participación en asambleas de sociedades
anónimas abiertas; o serán fácticamente diferentes las decisiones que pueda
tomar un socio gerente de una SRL, que las decisiones que pueda tomar un
socio de una sociedad en comandita por acciones, según la clase de socio
que fuere.
Con precisión, Zaldívar, Manóvil, Ragazzi y Rovira resumen el derecho
del socio de administrar y gobernar la sociedad a la que adhiere y es parte,
considerando que "es la vocación legal que cada uno de los socios o accio-
nistas tiene a integrar los órganos de gobierno de la sociedad, por un lado y
por otro el de participar de las deliberaciones sociales o asambleas".
EL SOCIO 61
2) Información. El derecho a la información es la facultad que la
ley le otorga al socio de requerir al administrador toda la información que
considere necesaria para conocer el estado real y actual de la sociedad que
compone o, en su caso, adquirirla él mismo examinando los libros y docu-
mentación social. Este derecho encuentra su cristalización en el art. 55 de
la LGS.
Con simpleza, Vanasco sostuvo que "es el derecho a estar interiorizado
de lo que ocurre en la sociedad de la que forma parte".
Es un derecho individual que faculta al socio a conocer los pormeno-
res de la sociedad que integra y en muchos casos le da sustento al ejercicio
de los demás derechos políticos. Ello pues el socio que pretenda partici-
par en la aprobación del balance y consideración del cierre de ejercicio, para
hacerlo tendrá que tener a su disposición los estados contables y demás do-
cumentación respaldatoria y así poder adoptar una decisión apropiada al mo-
mento votar.
Apunta al conocimiento cabal, adecuado y fidedigno del estado de la
sociedad. Se encuentra íntimamente relacionado con el derecho a fiscalizar
y controlar la sociedad. Según Vanasco, "se funda en la protección de la
minoría, de la buena fe y en el mantenimiento de las bases fundamentales de
la sociedad".
La otra cara de esta moneda será, entonces, la obligación del adminis-
trador de la sociedad como sujeto de derecho distinto de la comunidad de
socios que la componen de poner a disposición de todos los socios la infor-
mación que cada uno de ellos requiera, en la oportunidad que sea pertinente.
En la medida en que abordemos diferentes tipos de sociedades, veremos
las variaciones con las que el socio dispone este derecho, que se concede
indefectiblemente en todos los tipos en mayor o menor medida, aunque por
canales de información y metodología diferentes.
Es un derecho que admite limitaciones en algunos tipos sociales con
determinadas características. Es el caso de las sociedades de responsabili-
dad limitada que se encuentren incluidas en la segunda parte del art. 158 de
la LGS y que requieren de fiscalización obligatoria, es decir, aquellas cuyo
capital alcanza el monto de $ 50.000.000 (conf. art. 299, LGS y res. gral.
529/18 del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación) y que
será encauzado operativamente de diferentes maneras, de acuerdo al tipo so-
cial, y de aquellas sociedades por acciones que no estén comprendidas en el
art. 299 y que no hayan decidido estatutariamente prescindir de la sindicatu-
ra, caso en que los socios poseen el derecho de contralor (conf. arts. 55, 158,
284 y 299, LGS).
El legislador, con un sano criterio, excluye el derecho a requerir al órga-
no administrador información y documentación por parte de los socios que
conforman una sociedad cuyo organicismo societario le impone la existencia
de un órgano de fiscalización permanente, entendiendo que recae sobre este
62 SOCIEDADES

último la potestad de control y de proporcionar la información que le fuese


solicitada. Evita así la permanente intromisión de los socios en estructuras
sociales más complejas, lo cual puede complicar la tarea de gestión del ad-
ministrador.
Como conclusión podemos decir que lo que se limita no es el derecho
a la información propiamente dicho, sino que la limitación está puesta en el
órgano al cual la persona se debe dirigir para sol icitar la información, limi-
tando así el derecho de contralor que le es propio a cada socio al depositarlo
en el órgano respectivo, pero conservando, insistimos, el pleno derecho de
información.
3) Voto. El derecho de voz y voto es un derecho ínsito al estatus de
socio. Conforma su esencia y no puede ser dejado sin efecto, mas sí puede
ser reglamentado.
Conceptualmente es el derecho de emitir opinión en oportunidad de la
reunión de socios a los efectos de tomar decisiones. Es un derecho esen-
cial, inherente al estado de socio. Sostiene Vanasco que es el mecanismo
por el cual el socio participará activamente en la vida corporativa de la so-
ciedad que conforma. Como regla general se entenderá que existe una di-
recta proporción entre la tenencia accionaria y la capacidad de voto. Cuan-
ta mayor participación accionaria detente el socio, mayor peso tendrá su
voto. Al respecto, apunta con acierto Vanasco que "esta relación no es ab-
soluta", ya que la ley habilita que las participaciones sociales tengan diferen-
te cantidad de votos, por ejemplo, en las sociedades por acciones, siempre
que se adecuen a ciertas pautas y que la diferencia no supere la relación de
.
uno a cinco.
El derecho de voto se expresa en el marco de la asamblea de accionis-
tas o la reunión de socios. Es la representación democrática dentro de las
sociedades, que conjuga la suma de las voluntades individuales de cada voto
para definir la "voluntad social" y tomar las decisiones.
En este sentido, la doctrina es unánime en considerar que la voluntad
individual del socio, que en el ejercicio de este derecho le podría generar
un conflicto entre sus intereses patrimoniales individuales y los intereses
comunes, deberá priorizar los intereses sociales, que hagan a la obtención
de los objetivos de la comunidad de socios y a la permanencia del negocio
comercial que se encuentra enmarcado en esta sociedad. Encuentra ahí su
límite. Si bien es un derecho individual y personal de cada socio, deberá
entenderse en su individualidad como miembro de la comunidad de socios
que persiguen el interés social, lo que lo transforma en un acto social ten-
diente a la consecución del objeto y propender al beneficio de los negocios
de la empresa.
Sostuvo Vanasco que "el voto no puede ser considerado solamente un
derecho absoluto de los socios al servicio de sus intereses personales, sino
que también se vincula a los de todos los socios, porque es el medio de ex-
EL SOCIO 63

presión de cada uno de ellos para que la sociedad opere hacia la consecución
de sus fines". Y agrega que "esa limitación está dada por el hecho de que
el voto contribuye a la integración de un acto colegiado y es necesario para
que el órgano de gobierno exprese su voluntad".
En este orden de ideas, resulta cuanto menos polémica la capacidad de
ceder el derecho de voto, pues es un derecho individual, personal y en pri n-
cipio intransferible y que encuentra en su esencia la limitación a la que nos
hemos referido. Se discute en la doctrina si existe la potestad de ceder el
voto, de forma independiente de la calidad de accionista, como unidad de
transferencia, es decir, ceder únicamente el derecho de voto. Zaldívar, Ma-
nóvil y Ragazzi sostienen con contundencia que "es posible cederlo y mani-
fiesta que es factible cederlo a otros socios o terceros; ello importa la posibi-
lidad legal de formar sindicatos de acciones".
La práctica indica que en las sociedades abiertas el voto se cede incluso
ocasionalmente (para algunas asambleas en particular) y ello no parece ilícito.
4) Fiscalización. Es el derecho que les asiste a los socios de una so-
ciedad a ejercer el control de la gestión de los administradores. En efecto,
la ley de sociedades otorga herramientas para hacer efectivo este derecho de
control. Pues mediante la reunión de socios o la asamblea de accionistas
-dependiendo del tipo de sociedad de que se trate- los socios podrán llevar
a cabo el contralor de los actos de administración, valorar la gestión de los
administradores, estudiar los estados contables y aprobarlos, entre otros su-
puestos.
Este derecho se encuentra complementado y avalado por el derecho a la
información que describimos anteriormente.
Su exponente más notorio es quizás el art. 129 de LGS, que confiere la
potestad de remover al administrador "por decisión de la mayoría en cual-
quier tiempo, sin invocación de causa, salvo pacto en contrario".
En este sentido, y teniendo en cuenta la letra de la ley, será un derecho
que se ejercerá en forma colectiva, en comunión con las demás voluntades
individuales de los cosocios, que en la sumatoria o a través de su mayoría
constituirán la voluntad social.
Este derecho se encontrará desplazado y será competencia del órgano
de fiscalización cuando el tipo societario lo prevea (tal es el caso de las so-
ciedades por acciones), organizando -en tales casos- un órgano profesionali-
zado que reporta a los socios (la sindicatura).
Por ejemplo, en el caso de las SRL la ley establece que serán con fisca-
lización obligatoria aquellas cuyo capital alcanza el monto de $ 50.000.000
(conf. art. 299, LGS). El art. 284 de la LGS establece que las sociedades
que no estén comprendidas en ninguno de los supuestos a que se refiere el
art. 299, podrán prescindir de la sindicatura cuando así esté previsto en el es-
tatuto. En tal caso, los socios poseen el derecho de contralor que confiere
el art. 55.
64 SOCIEDADES

2) Obligaciones. Es unánime la doctrina al considerar cuáles son las


obligaciones atribuibles a los socios. En este sentido, advertimos que
las obligaciones se encuentran anticipadas en el art. 1° de la ley de socieda-
des, al definirlas. En él se establecen las obligaciones básicas y esenciales
que son realizar aportes y soportar las pérdidas. A estas que con tanta cla-
ridad nos define la ley en sus primeras líneas, le sumamos los aportes que ha
hecho la doctrina con base en las demás disposiciones normativas: el deber
de lealtad y el deber de ejercer el gobierno.
a) Realizar aportes. La primera obligación del socio será entonces la
de realizar aportes que conformen el capital de la sociedad, que constituya el
fondo común. Es la obligación esencial inherente a la calidad de socio que
condiciona la existencia de la sociedad, pues para que esta pueda funcionar
requerirá de la existencia de fondos que le permitan su ejercicio.
El cumplimiento de esta obligación dependerá del tipo de sociedad del
que se trate y la naturaleza de los aportes que el socio se haya obligado a
integrar. Los aportes podrán ser obligaciones de dar (ya sea bienes o di-
nero) o de hacer. El plazo para la integración de los aportes dependerá de
cada tipo societario, conforme los plazos máximos establecidos por la ley, o
bien las condiciones temporales que establezca la sociedad en el contrato so-
cial. Si el contrato no estableciera plazo, los aportes serán exigibles desde
la inscripción de la sociedad, conforme lo dispuesto por el art. 37 de la LGS.
Esa misma norma establece que incurrirá en mora el socio que no cum-
pliere con su obligación de realizar sus aportes en las condiciones conveni-
das, por el solo vencimiento del plazo. Eso implica que el socio moroso
deberá resarcir por los daños y perjuicios ocasionados a la sociedad.
En el caso de que la sociedad no opte por exigirle al socio moroso el
cumplimiento del aporte, esta norma prevé como máxima sanción frente a la
omisión del socio que sea excluido de la sociedad, sin perjuicio de la recla-
mación judicial del daño causado.
Por otro lado y respecto de las sociedades por acciones, el art. 192 de
la LGS establece que cuando el socio incurriere en mora se producirá au-
tomáticamente la suspensión de los derechos inherentes a su calidad de so-
cio. Asimismo, el art. 193 habilita la posibil idad de vender en remate pú-
blico o por medio de un agente de bolsa, si las acciones son cotizables, los
derechos de suscripción correspondiente a las acciones en mora.
b) Soportar las pérdidas. Esta obligación es un elemento carac-
terístico y esencial del contrato que da nacimiento a una sociedad comer-
cial. Está íntimamente ligado con el derecho de participación de los bene-
ficios; es, en efecto, su contracara. Y encuentra su limitación en los aportes
realizados.
Deviene del art. 1° de la LGS y es un elemento específico de la natu-
raleza de las estructuras societarias. Es unánime la doctrina en considerar
que no es posible concebir una sociedad comercial que se adecúe a los tipos
EL SOCIO 65
previstos por esta ley, sin que exista la obligación, por parte de los socios que
la integran, de soportar las pérdidas. Zaldívar sostiene que ante la even-
tual cláusula que disponga que algún socio esté exonerado de soportar las
pérdidas que pudieren derivarse de la gestión social, se presentarán las si-
guientes alternativas: o no se está frente a una sociedad comercial sino frente
a un contrato de otra naturaleza, o bien esa cláusula será nula y carente de
todo efecto.
Entonces, entendemos que los socios desde el momento en que se inte-
gran, tendrán a la vista tanto la posibilidad de lucro con la participación en
los beneficios, como la de soportar las pérdidas que pudieran originarse.
Es un elemento fundamental y existente en todas las sociedades, pues
las caracteriza, aunque con aplicación diferenciada en cada una de ellas.
En efecto y como regla principal, en el art. 13 de la LGS se dispone expre-
samente que sea nula cualquier estipulación que determine que algún o algu-
nos socios sean liberados de contribuir a las pérdidas. Esto será aplicable a
cualquier tipo de sociedad.
En principio la medida de la soportación estará delimitada por los apor-
tes que haya efectuado el socio, salvo cuando exista una causal que deter-
mine una mayor soportación o la responsabilidad ilimitada por parte del
socio. Según Zaldívar, "el termino soportación -si bien no es una voz gra-
maticalmente española- sustituye con claridad conceptual a la palabra con-
tribución que da la idea de que el socio tiene que hacer un nuevo aporte para
cubrir la pérdida". Es decir, el socio en las sociedades en las que se limita
su responsabilidad no tendrá que enfrentar las deudas de la sociedad con
su patrimonio; ahora bien, en el caso de aquellas en que el tipo societario
disponga la responsabilidad ilimitada y solidaria de los socios, estos ten-
drán que enfrentar las pérdidas generadas por la actividad común (p.ej., en
el caso de las sociedades colectivas, en las sociedades en comandita sim-
ple y por acciones los socios comanditados -conf. arts. 125, 134 y 142, ley
19.550-).
Finalmente, destacamos que la obligación que tiene el socio de soportar
conjuntamente con sus consocios las pérdidas que se pudieran originar en
la sociedad, no significa la necesidad de realizar un nuevo aporte o contri-
bución. Esto sin perjuicio de que la sociedad pueda decidir como alterna-
tiva ante una situación excepcional, mediante los mecanismos previstos por
la ley, realizar un aumento de capital para eventualmente paliar las pérdidas
sufridas. Este será otro debate en el cual el protagonista será el esfuerzo
económico que deberán hacer los socios.
c) Deber de lealtad. Es la obligación que trae aparejada la calidad de
socio de postergar los intereses individuales cuando estos entren en conflicto
con los intereses de la sociedad. Halperin destaca que no se encuentra ex-
presamente fijado en forma genérica en la ley pero sí se concreta en variadas
disposiciones a lo largo de toda la ley.
66 SOCIEDADES

El exponente más explícito de esta obligación es el art. 133, que deter-


mina la imposibilidad de un socio de realizar (por cuenta propia o de ter-
ceros) actos que importen competir con la sociedad, salvo consentimiento
unánime de los demás socios. Esta obligación se concreta con mayor vigor
en las sociedades cuyo tipo implica la limitación de la responsabilidad. En
este sentido, el art. 248 de la ley relativo a sociedades anónimas importará
la abstención del voto del socio que encuentre controvertido su interés con
el interés social. Este deber también se encuentra reflejado en el art. 54 de
la LGS que consagra el deber de no perjudicar a la sociedad, e impone que
serán responsables por los daños cometidos todos los socios o terceros que ac-
tuaren con culpa o dolo. Dice dicho artículo que el daño soportado por la
sociedad por su culpa o dolo sitúa a sus autores en la obligación solidaria de
indemnizar sin que puedan alegar compensación con el lucro que su actua-
ción haya proporcionado a otros negocios.
Es entonces una creación doctrinal que encuentra reflejo en disposicio-
nes separadas, que responden, indudablemente, al deber de lealtad que el so-
cio le debe a la sociedad que compone.
d) Deber de ejercer el gobierno. Este es incluido como uno de los de-
beres fundamentales por Zaldívar, quien sostiene que "si bien no puede afir-
marse que surja concreta y específicamente de alguna norma se desprende de
la affectio societatis, o sea esa exigencia de conducta encaminada a colaborar
con el logro del fin social". Consideramos que este deber es solo aplicable
a aquellos casos en que el tipo societario o bien su contrato constitutivo no
establezca expresamente cómo y bajo qué órgano se llevará a cabo la admi-
. . ,,
n1strac1on.
El art. 127 lo determina para las sociedades colectivas, pues dispone
que no encontrándose previsto en el contrato, la administración de la socie-
dad estará a cargo de cualquiera de los socios indistintamente. Asimismo,
el art. 136 remite a su aplicación analógica para las sociedades en comandita
simple.
Por otro lado, es distinto el caso para las sociedades anónimas y las so-
ciedades de responsabilidad limitada. En el caso de las SRL, el art. 157
exige la designación de uno o más gerentes, como requisito esencial para el
funcionamiento de la sociedad. En las sociedades anónimas la administra-
ción estará a cargo del directorio, cuya organización está dispuesta a partir
del art. 255. A mayor abundamiento destacamos en estos últimos casos que
la ley vigente exige la inscripción registral de las autoridades designadas, en
el registro que corresponda; esta obligación marca la liberación de los demás
socios de esta obligación y la publicidad debida en protección a los terceros
que contraten con la sociedad.
Como hemos visto, este deber vinculado al gobierno de las sociedades
depende del tipo de sociedad del que se trate. Será, entonces, una obliga-
ción para los socios, solo en el caso en que la sociedad no fije expresamente
el modo de administración.
EL SOCIO 67
En este sentido, y si el socio no lo hiciere estando obligado a ello, será
responsable por los daños y perjuicios ocasionados a la sociedad por su ac-
tuar omisivo.
e) Sanción por incumplimiento de obligaciones. En todos los casos,
ante el incumplimiento de los deberes mencionados, los socios podrán sufrir
consecuencias, conforme lo establece el art. 91 de la LGS que sanciona el in-
cumplimiento de alguna de las obligaciones con la exclusión de la sociedad.
También, eventualmente, pueden sufrir los socios consecuencias en sus
patrimonios personales, puesto que sus omisiones pueden generar perjuicios
a terceros.
3) Derechos diferenciados por clases o categorías. Derechos com-
puestos. Vanasco suma a los derechos de los socios, por un lado, el dere-
cho de suscripción preferente de acciones, y por otro, el derecho de receso.
A estos derechos los analizamos en una categoría diferenciada porque
consideramos que no son exclusivamente políticos, ni exclusivamente econó-
micos. Es así que el ejercicio de estos derechos implica una decisión políti-
ca, si se quiere, pero conlleva implícitas consecuencias económicas a la hora
de la valoración de sus acciones tanto durante la vida de la sociedad, repre-
sentada en el poder de voto y en la participación en los dividendos produci-
dos, como también al momento de su liquidación para retirarse de ella. Es
por esto que consideramos que ellos no son netamente políticos ni económi-
cos, sino que podríamos calificarlos como compuestos.
Con relación al derecho de suscripción preferente cabe advertir que el
legislador lo ubicó en los capítulos referentes a las sociedades por acciones
y que se encuentra desarrollado en la ley en el capítulo de sociedades anó-
nimas. Ahora bien, anticipamos que deben ser aplicados para todo tipos de
sociedades, y no solo a las sociedades por acciones.
Por otro lado y respecto del segundo de los derechos a desarrollar en
este punto, la LGS les confiere el derecho de receso a socios de sociedades
por acciones, como también a socios de sociedades personalistas.
a) Derecho de suscripción preferente. Representa la posibilidad que
el sistema de sociedades le otorga al socio para que cuando la sociedad de-
cida aumentar su capital social, estos puedan suscribir acciones en la misma
proporción a la tenencia accionaria que ya poseen, lo cual les permitirá -y
esto es lo esencial- conservar su posición relativa dentro de la sociedad; es
decir, mantener su mismo porcentaje en el capital social. Entonces, como
primer requisito, supone la decisión aprobada de aumentar el capital social
por asamblea ordinaria o extraordinaria, momento en el que nace la posi-
bilidad para cada socio de ejercer el derecho de suscripción preferente y así
mantener en la sociedad su posición relativa preexistente.
Nos situamos en el art. 194 de la LGS que lo conceptualiza y lo descri-
be diciendo que "las acciones ordinarias sean de voto simple o plural, otor-
68 SOCIEDADES

gan a su titular el derecho preferente a la suscripción de nuevas acciones de


la misma clase en proporción a las que posean".
Vale decir que esta preferencia en la suscripción del nuevo capital tiene
como finalidad respetar la participación originaria de cada socio en la socie-
dad. Vanasco sostiene que es la garantía que la ley le otorga para mantener
incólume su situación anterior al aumento de capital. Pues en la medida
en que, ante un eventual aumento de capital, cada socio pueda suscribir pre-
ferentemente sus acciones en proporción a su participación, la distribución
accionaria mantendría los porcentajes sin variaciones.
El derecho por clase de acciones, como bien lo expresa el art. 194 men-
cionado, es un derecho que se le confiere a los accionistas poseedores de
acciones ordinarias, es decir, aquellas que otorgan un solo voto por acción
y que no tienen ninguna preferencia patrimonial. Como regla general las
acciones preferidas carecen del derecho de suscripción preferente, salvo que
expresamente se les conceda.
Asimismo, el artículo en su segundo párrafo supone la posibilidad de
que el aumento de capital se dé en el marco de una sociedad en la que sus
acciones estén diferenciadas por clase. En este supuesto la suscripción pre-
ferente se realizará dentro de cada clase y los accionistas recibirán las accio-
nes a las que su clase pertenece. Sin perjuicio de esto, el art. 194 de la LGS
plantea la posibilidad de que, contando con la conformidad expresa según lo
que establece el art. 250, se decida que no se mantenga la proporcionalidad
entre las distintas clases de acciones, por lo que los accionistas se conside-
rarán integrantes de una sola clase, a los efectos del ejercicio del derecho de
suscripción preferente. Habilita así que mediante la suscripción preferente
se mantenga la proporcionalidad independientemente de la clase de acción
que posea cada socio.
Este derecho es absoluto e indisponible, pues no podrá ser excluido, ni
limitado, ni condicionado en el acto constitutivo de la sociedad, ni por esta-
tuto o convención alguna, según lo dispuesto por el art. 194 que expresa que
estos "derechos no pueden ser suprimidos o condicionados, salvo lo dispues-
to por el art. 197".
El art. 197 marca la excepción que puede encontrar el ejercicio de este
derecho. En primer lugar, deberá ser siempre dispuesto por decisión de una
asamblea extraordinaria que considere que "cuando el interés social lo exija",
se podrá limitar este derecho o suspenderlo.
Inferimos de esta norma que no sería posible la suspensión indetermi-
nada del ejercicio de este derecho, ni la decisión infundada que no responda
a una circunstancia particular de la empresa, pues solo se admite ante una
eventual circunstancia que comprometa el interés social.
La limitación será solo posible bajo las siguientes condiciones: J) que
la consideración del uso de esta posibilidad de limitación esté incluida en el
orden del día; 2) que sean acciones a integrarse en especie por otro socio o
EL SOCIO 69
un tercero, o que se den en pago de obligaciones preexistentes, y 3) que la
decisión se adopte por la mayoría absoluta de todos las acciones con derecho
a voto (no solo las presentes), sin aplicarse la pluralidad de votos (conf. arts.
194 y 244, párr. último, LGS).
La misma norma lo consagra indisponible, y consecuentemente la cláu-
sula estatutaria o la decisión que suprima el derecho de preferencia analiza-
do será nula.
Respecto de la renuncia, como dijimos, el derecho de suscripción pre-
ferente es indisponible. Y no puede pactarse por estatuto su renuncia an-
ticipada. Cualquier cláusula que refiera a la renuncia de este derecho será
nula. Ahora bien, habiéndose decidido aumentar el capital social, puesto en
conocimiento de los socios y operando el plazo para ejecutar la suscripción
preferente, el accionista podrá -en atención a su voluntad y con plena liber-
tad- renunciar a este derecho. Es decir que bajo ninguna circunstancia se
podrá pactar con anticipación su renuncia, pero una vez operativo el derecho,
no es obligación del socio hacer uso de él, pues podrá renunciarlo. Consti-
tuye una prerrogativa que el socio puede ejercer según su voluntad o conve-
• •
n1enc1a.
Si la decisión del socio es dejar pasar la oportunidad de suscribir con
preferencia las acciones, sucederán dos consecuencias inmediatas: primero,
su participación accionaria se verá inmediata e indefectiblemente reducida
frente a los consocios, y segundo, dará lugar a que otro de los socios haga
uso del derecho de acrecer. Esta última es la facultad que la ley le reconoce
al resto de los socios de suscribir las acciones que no suscribieron quienes
renunciaron tácitamente a su derecho de preferencia.
En la segunda y tercera parte del artículo comentado se establece el
procedimiento y el plazo.
En efecto, la norma dispone que la sociedad debe anunciar el aumento
de capital decidido mediante publicaciones por tres días en el diario de pu-
blicaciones legales (Boletín Oficial). En el caso de que se trate de un au-
mento de capital dispuesto en las sociedades comprendidas por el art. 299,
se deberá adicionar las publicaciones en un diario de gran circulación a ni-
vel nacional. A partir del último día de publicación, los accionistas podrán
ejercer su derecho de opción por el plazo de treinta días. Este plazo no po-
drá ser reducido, mas sí aumentado si estuviera pactado en el estatuto.
Agrega el art. 194 que si se tratase de sociedades que hagan oferta pú-
blica de sus acciones, por decisión asamblearia se podrá reducir el plazo a
diez días.
En cuanto a la sanción ante la inobservancia, la ley de sociedades es-
tablece un mecanismo de protección y resarcimiento para aquellos socios a
quienes le fue privado, ilegalmente, su derecho de preferencia. Así, dispone
en su art. 195 que el accionista a quien la sociedad no reconoció su derecho
podrá requerir judicialmente que ordene la cancelación de la suscripción que
70 SOCIEDADES

le hubiera correspondido. Vanasco sostiene que "esta disposición supone


que la sociedad, o mejor dicho, el directorio, que es quien debe actuar por
ella al poner en movimiento el régimen de suscripción del aumento decidido
por la asamblea, ha permitido, por negligencia o por dolo, que otra u otras
personas suscribieran las acciones que le hubiesen correspondido al accio-
nista burlado en su derecho de preferencia. Por eso la norma autoriza a este
último a que por vía judicial reclame a la sociedad que cancele las suscrip-
ciones efectuada por ese o por terceros y se le asigne al accionista a quien le
correspondían, conforme a su derecho preferente".
Ahora bien, ¿qué ocurre en el caso de que fuera imposible la cancela-
ción de la suscripción de la que fue privado el accionista? Ello sucede si,
por ejemplo, esas acciones ya fueran suscriptas por terceros o cedidas con
posterioridad a la suscripción que le hubiera correspondido, donde las ac-
ciones ya fueron entregadas o no se puede proceder a la cancelación. En
esos casos se enfrentaría el derecho indisponible de cada socio de suscribir
preferentemente las acciones para mantener el peso de su participación en la
sociedad, con el derecho ya adquirido de un tercero. Para estos supuestos
la ley nos otorga la solución, y concede el derecho al accionista damnificado
a iniciar acciones legales tendientes a obtener una indemnización por parte
de la sociedad y de los directores, quienes responderán solidariamente por el
daño que este actuar contrario a la ley le provocó al socio damnificado. El
socio que vio burlado su derecho de preferencia debe entablar la acción den-
tro de los seis meses desde el vencimiento del plazo de suscripción. El mis-
mo artículo dispone que la indemnización en ningún caso será inferior al
valor nominal de las acciones que hubiera podido suscribir conforme el art.
194, computándose el monto de la misma moneda constante desde la emi-
sión (conf. arts. 195 y 196, LGS).
Estarán facultados para llevar adelante este reclamo judicial, no solo el
accionista postergado en su derecho, sino también el síndico o cualquiera de
los directores.
b) Derecho de receso. Es la prerrogativa que la ley le confiere a los
socios de cesar en su participación social. Es el caso en el que por suscitar-
se alguna circunstancia excepcional el socio pueda decidir retirarse. Estas
circunstancias deben responder a alguna afectación, o por haberse modifica-
do de manera fundamental la participación del socio en la sociedad, o bien
la transformación de los elementos o condiciones primordiales de la sociedad
que hicieran a la esencia propia de esta como unidad de negocio. Ante de-
terminadas causas, la normativa vigente otorga la posibilidad de ejercer el
derecho de receso. Estas causales son taxativas, y como anticipábamos, la
LGS las regula para todos los tipos sociales. Así surge del art. 129, últi-
ma parte, que establece que los socios de las sociedades colectivas que se
encuentren disconformes con la decisión adoptada por la sociedad de remo-
ción de los administradores cuyo nombramiento fue condición expresa para
la constitución de la sociedad, podrán ejercer el derecho de receso. Y como
EL SOCIO 71

veremos seguidamente este artículo será de aplicación por remisión para


otros tipos de sociedades. El art. 136 dispone para las sociedades en co-
mandita simple el sistema de administración y representación dispuesto para
las colectivas, en tanto se aplicaría entonces el art. 129. Asimismo, el art.
143 remite también para las sociedades de capital e industria a lo dispuesto
por el art. 129 para las sociedades colectivas. El art. 157, párr. 5°, es el que
consagra para la SRL el derecho de receso, haciendo también remisión al
art. 129. Y, finalmente, el art. 316 remite al tratamiento que la ley le otorga
a la sociedad anónima para las sociedades en comanditas por acciones, jun-
tamente con el art. 319 que remite nuevamente al art. 129.
Lo cierto es que la LGS concede en casos excepcionales y de cierta
trascendencia el derecho de receso a los socios disconformes con la decisión
de remoción de los administradores cuyo nombramiento fu era un requisito
indispensable para la constitución de la sociedad, adoptado por la asamblea
(art. 129); y también, a los socios ausentes o que hayan votado en contra ante
la eventual decisión de trasformación (art. 78), escisión (art. 85) y fusión
(art. 88). Asimismo, serán causales en las sociedades anónimas cuando se
decida la prórroga, la reconducción, la transferencia del domicilio al extran-
jero, cambio fundamental de objeto, o reintegración total o parcial del capi-
tal (art. 244 y 245). También podrán separarse en los casos de aumento de
capital mayor al quíntuplo que implique un desembolso por parte del socio,
del retiro voluntario de la oferta pública o de la cotización de las acciones.
Asimismo la ley prevé la posibilidad de que los propios socios pacten
las causales de resolución y de receso en el contrato constitutivo (conf. art.
89). Este derecho es indisponible y no puede ser condicionado, limitado, ni
mucho menos suprimido.
Esto da cuenta de que el legislador, ante la discrepancia con ciertas deci-
siones adoptadas por la mayoría de los consocios que conforman la voluntad
social, concede al socio el derecho de hacer uso de esta herramienta legal
que le permita separarse de la sociedad. Esta prerrogativa encuentra su fun-
damento en el acto originario de la sociedad, y en la voluntad del socio de
formar parte y adquirir la calidad de socio. Esto tiene vinculación esencial-
mente con las causas que motivaron a esta persona a ser parte de una nueva
persona jurídica diferente, así como también las variables que tuvo en cuenta
en relación con las particularidades del negocio jurídico que fuera su objeto,
el giro comercial presunto o proyectado, su duración, etcétera. Entonces, si
una de estas variables se encuentra modificada por decisión de la sociedad, el
socio podrá, en caso de considerarlo, receder y salir de la sociedad.
Según Vanasco el derecho de receso es un recurso técnico típicamente
societario, dirigido a contemplar los mencionados cambios que puedan intro-
ducirse con relación a ciertos elementos fundamentales de la sociedad. Y
agrega que constituye una herramienta de solución que la ley otorga de for-
ma anticipada ante el eventual conflicto de intereses que se puede suscitar
entre la mayoría de los socios cuya decisión representa la voluntad social,
72 SOCIEDADES

y la decisión individual y personal del socio que no está de acuerdo y que


ve modificadas sus pautas primitivas, provocando el desinterés de continuar
con sus socios mayoritarios ante las nuevas circunstancias.
4) Interés del socio o interés social. A lo largo de este capítulo hemos
ido anticipando en diversas oportunidades una aproximación a estos concep-
tos. Es interesante hacer esta diferenciación, pues en la práctica y atendien-
do a las cuestiones operativas de la vida societaria y el giro comercial de
cada sociedad, puede que su límite resulte difuso y hasta se confundan.
Hasta ahora sabemos que el socio será quien integre o adhiera a una
sociedad, esta como persona jurídica diferente y autónoma. El interés del
socio es su motivación particular, como persona diferente que compone a la
sociedad, y no siempre tiene que coincidir con el interés social.
En este orden de ideas, en el cual una persona integra y compone a otra
persona jurídica diferente de ella, remarcamos que no debemos confundir la
relación "voluntad del socio voluntad social", con "interés del socio interés
social" que nos interesa particularmente en este punto. La voluntad social
es aquella que se exterioriza mediante la asamblea o reunión de socios, y se le
atribuye decisiones autónomas del conjunto de voluntades de los integrantes.
Ahora bien, el interés será la motivación que lleva a cada persona a to-
mar una decisión.
La diferencia principal de estos "intereses" -el del socio, por un lado,
y el de la sociedad, por otro- radica en lo que se tiene en mira a la hora
de decidir. El interés social siempre tiene como fundamento o motivación
primera la obtención del bien objeto social, la subsistencia de la sociedad,
su vida y su desarrollo como unidad de negocio. El interés del socio, en
cambio, tendrá otro trasfondo que quizás esté más relacionado con propios
beneficios patrimoniales o ambiciones de otra naturaleza.
El interés social ha despertado en la doctrina fuertes inquietudes, pues
es un concepto amplio, de difícil conceptualización. Es ardua la tarea de
definirlo de forma genérica y darle un significado, resulta más adecuado y
facilita la tarea cuando anal izamos cada caso en particular. Es innegable su
existencia, y persigue siempre la persistencia de la sociedad y la consecución
de su objeto. Es un concepto reconocido en numerosas normas de nuestro
ordenamiento, y surge con notoria claridad que la personalidad otorgada por
el organicismo societario implica siempre la existencia de un interés propio y
particular diferente de los socios.
El interés del socio no siempre será congruente con el interés social,
pues en la mayoría de los casos los socios persiguen intereses propios, distin-
tos del de la sociedad. Esto no puede ser reprochado salvo cuando la prose-
cución de ese interés propio colisione o vulnere el interés social.
Puede ocurrir entonces que en ciertas circunstancias entren en conflicto
el interés individual del socio, con el interés social. Y para estas situacio-
nes la ley nos otorga diversos institutos legales propios del derecho societario
EL SOCIO 73

que brindan solución. Por ejemplo, en pos de solucionar el conflicto de in-


tereses los socios podrán resolver receder de la sociedad, o si no se configu-
ran las causales a tal fin, retirarse en algún momento mediante la venta de
sus acciones, o bien puede la sociedad misma excluir al socio si existieran
causales graves y probadas.
Lo interesante es que esta diferencia existe en la práctica, y no siempre
los intereses están alineados ni tampoco claramente definidos.
El límite al que hay que estar atentos será cuando el socio, por priorizar
su interés personal, genere una situación perjudicial para la sociedad o no
respete su deber de lealtad. En este supuesto la ley de sociedades en su art.
248 obliga al socio a abstenerse de votar cuando esté en debate una cuestión
en la que él tenga un interés contrario al de la sociedad. Asimismo, el art.
133 de la LOS instala la prohibición de competir con la sociedad, en tanto
dispone que el socio no podrá ejercer por cuenta propia o ajena operacio-
nes de la misma naturaleza de la sociedad, salvo consentimiento expreso
, .
o unan1me.

§ 22. RESPONSABILIDAD DEL SOCIO. SUPUESTOS. SOCIO CONTROLANTE. -


La responsabilidad del socio dependerá del tipo social del que se trate. La
tipicidad será en este punto la que marque el límite de la responsabilidad.
Encontramos dos grandes grupos de tipos societarios: las sociedades de per-
sonas y las de capital. Los socios de las sociedades de capital tendrán res-
ponsabilidad limitada, mientras que la responsabilidad de los socios de las
de personas será variable. Veámoslo en cada tipo.
a) El art. 125 de la LGS dispone para el caso de los socios de la socie-
dad colectiva que la responsabilidad por las obligaciones sociales será subsi-
diaria, ilimitada y solidaria.
b) En la sociedad en comandita simple los socios comanditados res-
ponden por las obligaciones sociales como lo dispone la ley para las socie-
dades colectivas, es decir, responsabilidad subsidiaria, ilimitada y solidaria,
mientras que para los socios comanditarios su responsabilidad se limitará al
capital que se obliguen a aportar (conf. art. 134).
c) El socio capitalista de la sociedad de capital e industria responde
solidaria e ilimitadamente frente a las obligaciones sociales; mientras que el
socio que aporta exclusivamente su industria responde solo hasta la concu-
rrencia de las ganancias no percibidas (conf. art. 141, LOS).
d) En el caso de la sociedad en comandita por acciones, el o los socios
comanditados responden solidaria, ilimitada y subsidiariamente, mientras
que los socios comanditarios limitan su responsabilidad al capital que sus-
criben.
e) Las sociedades anónimas y las sociedades de responsabilidad limi-
tada limitarán su responsabilidad a los aportes que se obliguen a realizar.
Esa es la medida de su pérdida (conf. art. 146).
74 SOCIEDADES

Esto sintetiza el límite de la responsabilidad según cada tipo societario


adoptado, y la clase de socio de que se trate. Destacamos que en todos los
casos en que la responsabilidad no se encuentra limitada (el socio de la so-
ciedad colectiva; en las sociedades de capital e industria, el socio capitalista,
y el socio comanditado en las sociedades en comandita simple y por accio-
nes) es siempre subsidiaria; esto significa que primero deberán ser excutidos
y realizados los bienes que componen el patrimonio de la sociedad, y si aún
subsistieran deudas u obligaciones incumplidas los acreedores podrán, recién
ahí, ejecutar contra los bienes de los socios.
La subsidiariedad se encuentra establecida expresamente en el art. 56
de la LGS, en tanto dispone que la sentencia que se pronuncie contra la so-
ciedad tiene fuerza de cosa juzgada contra los socios en relación con su res-
ponsabilidad social y puede ser ejecutada contra ellos, previa excusión de los
bienes sociales, según corresponda de acuerdo con el tipo de sociedad de que
se trate.
Este artículo pone en debate también la cuestión de la participación del
socio cuya responsabilidad sea solidaria e ilimitada o no en el proceso judi-
cial que eventualmente pudiera suscitarse. De la letra de este artículo sur-
ge que ante la eventual acreencia contra la sociedad cuyo cobro se persigue
en un proceso judicial y en el cual la sociedad resulte condenada, el socio
con responsabilidad ilimitada deberá igualmente afrontar dicha ejecución de
sentencia, aun si no hubiera participado del juicio y en el que solo haya in-
tervenido como demandada la sociedad. Esta postura resulta cuestionable,
pues en este supuesto entraría en conflicto el derecho de defensa en juicio
del socio que encuentra comprometida su responsabilidad de forma solidaria
e ilimitada.
En este sentido destacamos, como Vanasco, que el acreedor que persiga
el cobro de una obligación por parte de la sociedad, y demande únicamente a
la sociedad, tiene que tener presente que el socio con responsabilidad solida-
ria e ilimitada podrá tomar intervención en dicho pleito, en resguardo a sus
derechos, pues la sentencia que se dicte le será oponible y ejecutable.
Ante la eventual ejecución de la sentencia condenatoria a la sociedad,
reiteramos, primero tendrá que agotarse la ejecución de bienes de la sociedad
y si aún subsistieren deudas, serán ejecutables los bienes de los socios. Asi-
mismo, los socios tendrán la posibilidad de denunciar bienes existentes de la
sociedad para que sean prenda de la ejecución pendiente antes de que vean
afectado su patrimonio personal.
Por otro lado, decimos que la responsabilidad en ciertos tipos sociales
(como la sociedad colectiva, por ejemplo) es solidaria. Vanasco, al referir-
se a la solidaridad de la responsabilidad, sostiene que el acreedor podrá in-
tentar perseguir su cobro íntegramente contra cualquier socio de la sociedad,
sin que el accionado pueda oponer el derecho de división, es decir, sin que
tenga la facultad de solicitar que el cobro del crédito se efectúe proporcional-
mente a la participación que hubiera tenido en la sociedad. Significa, en-
EL SOCIO 75

tonces, que el acreedor que persigue su crédito podrá cobrárselo íntegramen-


te de cualquier socio, sin perjuicio de la acción de cobro posterior que tendrá
este socio que afrontó íntegramente la obligación para con el resto de sus
consocios también solidarios en su responsabilidad, de acuerdo con la parti-
cipación que cada uno tenía. Destacamos con énfasis que la solidaridad es
del socio para con sus consocios, y no del socio para con la sociedad. Pues
primero es subsidiaria, y una vez excutidos los bienes de la sociedad, por el
resto impago, los socios serán solidariamente responsables entre ellos.
En el supuesto de quiebra de alguno de estos tipos de sociedades que
implica la responsabilidad solidaria, ilimitada y subsidiaria de los socios
que la conforman, implicará indefectiblemente, según el art. 160 de la ley
24.522, la quiebra personal de los socios.
Hasta ahora hemos visto la situación de la responsabilidad solidaria e
ilimitada aunque subsidiaria de algunas clases de socios, pero existen su-
puestos también en que en las sociedades que limitan la responsabilidad de
sus socios esta limitación deberá ser dejada de lado, como consecuencia
de algún accionar indebido.
Por ejemplo, en las SRL la sobrevaluación de los aportes en especie
hará solidaria e ilimitadamente responsable a los socios frente a los terceros
por el plazo de cinco años desde efectuada la sobrevaluación, ya sea al mo-
mento de la constitución o bien al aumento de capital (conf. art. 150, LGS).
Así también el art. 224 de la ley 19.550, que establece la prohibición
de distribuir dividendos o intereses anticipados, hace responsable solidaria e
ilimitadamente a los directores o miembros del consejo de vigilancia o sindi-
catura por los pagos y distribuciones efectuados de forma anticipada en vio-
lación a la disposición de esta norma.
En cuanto a la responsabilidad del socio controlante, la eventual des-
estimación de la personalidad de una sociedad controlada dispuesta por una
decisión judicial firme importa la responsabilidad ilimitada del socio con-
trolante. Este principio encuentra su cristalización en el art. 54 de la LGS,
en tanto se impone la prescindencia de la limitación de la responsabilidad
que corresponde a la estructura propia de la organización societaria. Se es-
tablece en esa norma que el daño ocasionado a la sociedad por dolo o cul-
pa de quien no siendo socio la controle, atribuye a sus autores la obligación
solidaria de indemnizar. Corre el "velo societario" (es decir, la protección
que da la ley al patrimonio del socio) y establece que cuando mediante la so-
ciedad se encubra la consecución de un fin extrasocietario que viole la ley o
el orden público, o que persiga frustrar derechos de terceros, se le imputarán
directamente a los socios o controlantes, convirtiendo su responsabilidad en
solidaria e ilimitada.
En este sentido, Bargalló y Favier Dubois (h.) consideran que, a tal efec-
to, se supone la existencia de una persona física o jurídica controlante de una
sociedad, quien hizo posible la totalidad de su despliegue social encubriendo
76 SOCIEDADES

fines extrasocietarios, la declaración de imposibilidad de la controlada, y en


consecuencia la "imputación" al controlante de la actuación en los términos
del art. 54 de la LOS, lo cual implica la afectación de "todo el patrimonio" y
no solo de determinadas actuaciones activas y pasivas.
Según esta línea de pensamiento, importa la imputación de todo el pa-
trimonio al controlante, tanto activo como pasivo, sin límite por razón de uso
ilícito o abusivo de la personalidad societaria.
El controlante pasará a revestir la cal idad de socio con responsabilidad
ilimitada. El art. 54 in fine consagra la responsabilidad solidaria e ilimita-
da por los daños ocasionados, sin límite en el aporte, ni observancia del tipo
social, o la clase de socio de quien fuera socio controlante.
También para Bargalló y Favier Dubois (h.), "en el caso de quiebra de
la controlada se extiende al controlante por aplicación del art. 160 de la ley
de concursos y quiebras, al presentarse los dos requisitos exigidos por la
doctrina: la cal idad de socio revestida por el controlante y la responsabilidad
por el pasivo social total fundada en la relación societaria, responsabili-
dad que a nuestro juicio no debe ser solo la voluntariamente asumida en la
constitución social o al imponerse según el tipo".
De esta manera, la ley de sociedades, y en este caso también la ley de
concursos y quiebras, intenta dar adecuada respuesta y resguardar el derecho
de terceros eventualmente burlados por el accionar del controlante.

§ 23. Socio OCULTO, SOCIO APARENTE Y SOCIO DEL SOCIO. - Existen diver-
sas situaciones en las cuales la posición o estatus real del socio no es la que
aparece en el contrato social, sino otra diferente. O que el socio verdadero
no figura como tal en el contrato. Son circunstancias especiales en las que
se crean socios aparentes, o en las que el socio verdadero se oculta y participa
mediante terceros en el ejercicio de los derechos de sus acciones y actos den-
tro de la vida societaria. Estas situaciones están reguladas por la ley 19.550
en sus arts. 34 y 35, que fueron modificados por la ley 27.444.

a) Socio OCULTO. Es el socio que esconde su participación; su situa-


ción no surge ni del contrato social ni del acto de inscripción registra}, cuan-
do debiera inscribirse como tal ya que participa de la sociedad, intervino en
su creación y tiene interés social. Sin embargo, frente a terceros no aparece
como socio. Zaldívar también lo llama, según construcción doctrinal, socio
no ostensible.
La ley de sociedades se refiere al caso en su art. 34, en su nueva redac-
ción, decretando la prohibición de la actuación del socio aparente o presta
nombre, así como la del socio oculto.
Por otro lado, Richard y Muiño brindan un concepto claro y sostienen
que socio oculto "será aquel que sin figurar en el contrato social o en acto
formal como integrante de la sociedad, al no aparecer en la inscripción del
registro como tal, niega ante los terceros serlo y, no obstante, ya sea directa-
EL SOCIO 77

mente, o por un testaferro (persona que hace las veces de socio por otro, sin
serlo en la realidad jurídica y material), goza de los beneficios de tal".
Entonces, ante el eventual descubrimiento de esta maniobra, a pesar de
no tener "formalmente" la calidad de socio, siéndolo en realidad jurídica y
materialmente, su responsabilidad será ilimitada y solidaria aunque el tipo
social al que adhirió disponga la limitación de la responsabilidad. Esto im-
plica que responderá ante el tercero que lo demuestre como si fuese un socio
de una sociedad colectiva (conf. arts. 35 y 125, LGS).

b) Socio APARENTE. Respecto del socio aparente, la ley lo definía como


aquel "que prestare su nombre como socio" (conf. art. 34, párr. 1º, texto ori-
ginario ley 19.550); es decir, aquel que, a pesar de que exteriormente parece
que detenta la calidad de socio y presta su nombre a tal fin, no es realmente
socio. Es, en definitiva, quien actúa a nombre propio pero en interés ajeno,
sobre la base de una simulación que la ley no ampara.
La reforma operada por la ley 27.444 establece la prohibición de esta ac-
tuación anómala, imponiéndole al socio aparente -como sanción- la respon-
sabilidad ilimitada y solidaria (aunque subsidiaria) junto con el socio oculto.
Tal tajante prohibición apareja la nulidad de lo obrado por el socio aparente y
la consecuente responsabilidad recién descripta.
e) SOCIO DEL SOCIO. El art. 35 de la LGS contemplaba la posibilidad
de que un socio otorgase participación a un tercero en su calidad de tal. El
tercero carecía en tal caso de la cal idad de socio, era tercero para la sociedad
y, en consecuencia, carecía también de toda acción social.
Esta vinculación que nace entre el socio y un tercero estará únicamente
referida a la calidad del socio de quien contrata. Más aún, solo podrán ser
objeto de cualquier convención los derechos patrimoniales que surgen de esa
calidad de socio, pero de ningún modo la calidad de socio como tal.
La ley establecía en el art. 35 que les serían aplicables las reglas so-
bre las sociedades accidentales otrora reguladas en el art. 365 y ss. de la ley
19.550. Nada dice ahora el art. 35 (teto según ley 27.444) sobre "el socio
del socio", de modo que el socio que otorga participación a un tercero se
limita a hacerlo partícipe en las utilidades o pérdidas que él perciba en su
calidad de socio dentro de determinada sociedad a la cual el tercero seguirá
permaneciendo ajeno, caso ahora contemplado en el art. 1448 y ss. del Cód.
Civil y Comercial.

§ 24. TRANSMISIÓN DEL ESTADO DE SOCIO. POR ACTOS ENTRE VIVOS,


''MORTIS CAUSA'' y POR EJECUCIÓN. - Como hemos visto, el estatus de socio
puede ser adquirido en forma originaria, al momento de nacimiento de la
sociedad, o bien transferido con posterioridad durante la vida de la sociedad.
Esta adquisición derivada supone la salida de un socio que habilita el ingreso
de uno nuevo, sin que ello afecte el patrimonio ni el capital social, transfi-
78 SOCIEDADES

riéndose total o parcialmente la participación en la sociedad, con los dere-


chos y obligaciones inherentes a la calidad de socio, adquiriendo la partici-
pación social correspondiente (acción, cuota, partes de interés) el adquirente
.
que pasa a ser un nuevo socio.
Para Vanasco la "transferencia de la calidad de socio siempre debe ser
acompañada de la cesión de la participación social que se tiene en la socie-
dad, junto con la cual se transmite esa calidad, que es adquirida por el suce-
sor, cesionario o adquirente de esa participación".
La transmisión del estatus podrá darse por actos entre vivos o mortis
causa y el procedimiento de incorporación será variable conforme al tipo
social del que se trate. La ley no establece una norma genérica al res-
pecto, sino que la trata en cada caso particular, en detalle y con normas
específicas atendiendo a la naturaleza del vínculo de cada uno de los tipos
sociales.
En este sentido, afirma Vanasco que la ley contiene normas muy pre-
cisas y detalladas a fin de asegurar: a) el derecho de los socios a ceder sus
cuotas sociales; b) los intereses de la sociedad y de los demás socios conce-
diendo recursos y derechos de prelación para la adquisición de las cuotas que
permitan ingresar extraños a la sociedad, y c) los derechos de los herederos,
haciendo inoponibles a las cesiones de las cuotas heredadas que puedan efec-
tuar, las cláusulas limitativas de la transmisibilidad establecidas en el con-
trato. Entendemos, de esta manera, que la ley propende a la protección de
los derechos tanto de los socios, como de los terceros cesionarios y de los
herederos, y sobre todo los intereses de la sociedad y de los demás socios
que procuran evitar, principalmente en ciertos tipos sociales, la transmisión
a extraños del estatus de socio.
a) TRANSMISIÓN POR ACTOS ENTRE VIVOS. En las sociedades personalis-
tas (p.ej., las sociedades colectivas) para poder hacer efectiva la transferencia
de la parte de interés se requiere del consentimiento del resto de los socios,
salvo pacto en contrario, según lo dispuesto por el art. 131 de la LGS. En
este último se dispone la imposibilidad, salvo pacto en contrario, de transmi-
tir, ceder o enajenar el estatus de socio en la sociedad colectiva. Establece
que "toda modificación del contrato social, incluso la transferencia de la par-
te a otro socio, requiere el consentimiento de todos los socios, salvo pacto
en contrario". El art. 139 establece para la sociedad en comandita simple
idéntica disposición en tanto remite a los arts. 131 y 132. El art. 145 para
las sociedades de capital e industria remite al art. 139.
Sin perjuicio de esto, la voz "salvo pacto en contrario" habilita a los
socios en el momento de la constitución de la sociedad a que si fuese su vo-
luntad agreguen una cláusula particular en la que posibiliten la trasferencia,
sin que sea necesaria la conformidad expresa de los demás socios, o bien
establezcan algún mecanismo de decisión que involucre, por ejemplo, una
mayoría determinada para aceptar al nuevo socio.
EL SOCIO 79
Esto encuentra fundamento en la naturaleza propia del contrato social
de este tipo de sociedades, donde adquiere especial importancia la persona de
cada socio, y es esa la motivación para que el legislador contemple la previa
conformidad de los demás consocios, quienes están facultados a oponerse a
la transmisión. Asimismo, y en el caso de autorizarse la transmisión de las
participaciones sociales, en muchos casos la modificación del contrato social
, .
sera su consecuencia.
En la sociedad de responsabilidad limitada, en cambio, la transmisión de
las acciones podrá realizarse libremente, salvo disposición en contrario, mar-
cando un régimen opuesto al anterior. En efecto, el art. 152 establece para
las SRL que "las cuotas son libremente transmisibles, salvo disposición con-
traria del contrato", y más adelante aclara que si bien se puede limitar la trans-
misibilidad no se podrá prohibir (conf. art. 153, LGS). Asimismo, el mismo
artículo, en su segundo y tercer párrafo, reconoce licitud, siempre que confie-
ra el procedimiento para su ejecución, a las cláusulas que dispongan la necesi-
dad de contar con la conformidad mayoritaria o unánime de los demás socios
o que confieran un derecho de preferencia a los socios o a la sociedad si esta
adquiere las cuotas con utilidades o reservas disponibles o reduce su capital.
El art. 150 de la LGS establece para la sociedad de responsabilidad li-
mitada los efectos de la transmisión en el supuesto de que aún no se haya
completado la integración de sus aportes, caso en que el cedente mantiene
las obligaciones y garantías de sus aportes intactas hasta el momento de la
inscripción, mientras que el cesionario garantizará los aportes de forma so-
lidaria e ilimitada hasta su efectiva integración, si al momento de su adqui-
sición aún no fueron aportados. En este último caso, cedente y cesionario
serán obligados solidariamente por las integraciones todavía debidas. Idén-
tica solución brinda el art. 210 de la LGS para la sociedad anónima y agrega
además que el cedente que realice algún pago, será copropietario de las ac-
ciones cedidas en proporción a lo pagado.
Para las sociedades anónimas y las sociedades en comanditas por ac-
ciones, el art. 214 de la LGS también dispone el mismo régimen de libertad
de transmisión que el art. 152 para las SRL, libertad que podrá ser limitada
sin que importe su prohibición. En este sentido, vale decir que el sistema
de libre transmisibilidad para las sociedades por acciones es muy amplio.
Reconoce Vanasco que la jurisprudencia ha admitido la validez de las
cláusulas del estatuto que condicionen o limiten la transmisión a la previa
conformidad del directorio. No obstante, destaca el autor, serán nulas aque-
llas que permitan que el directorio se oponga a la transmisión sin expresar
justa causa de oposición, que pueda ser discutida eventualmente en un esce-
nario judicial.
b) TRANSMISIÓN "MORTIS CAUSA". En vistas a su mejor análisis, consi-
deraremos separadamente, al igual que en el punto anterior, el caso de las
sociedades personalistas y las sociedades capitalistas.
80 SOCIEDADES

Respecto de las sociedades de personas, la solución adoptada por la ley


de sociedades en caso de muerte de un socio en las sociedades colectivas,
en comandita simple, de capital e industria y en participación, es la resolu-
ción parcial del contrato. Sin embargo, aclara la ley que en el caso de las
sociedades colectivas y en comandita simple es lícito pactar que la sociedad
continúe con sus herederos (conforme art. 90, LGS). Dicho pacto permite
la inclusión de los herederos sin la necesidad de realizar un nuevo contra-
to, pero pueden ellos condicionar su incorporación a la transformación de su
parte en comanditaria, lo que se explica por el hecho de que la responsabili-
dad solidaria e ilimitada debe ser aceptada por los herederos.
En la sociedad de responsabilidad limitada, si el contrato previera la
incorporación de los herederos del socio, el pacto será obligatorio para es-
tos y para el socio. La incorporación se hará efectiva cuando se acredite la
calidad de heredero; hasta entonces actuará en su representación el adminis-
trador de la sucesión. Las limitaciones a la transmisibilidad de las cuotas
que se hubieren pactado serán imponibles a las cesiones que los herederos
realicen dentro del plazo de tres meses desde su incorporación, pero la socie-
dad o los socios podrán ejercer el derecho de opción a compra por el mismo
precio dentro de los quince días de haberse comunicado el propósito de ce-
der (conf. art. 155, LGS).
En las sociedades por acciones la muerte de un accionista no resuelve
parcialmente el contrato social, sino que las acciones del socio serán trans-
mitidas a sus herederos sin más. En muchos casos, y sobre todo en las so-
ciedades abiertas, la transmisión del estado de socio será indiferente para la
sociedad por la propia naturaleza del vínculo entre la sociedad y el título
acción. Y en tanto el poseedor del título demuestre su legitimación para
poseerlo y acredite la calidad de heredero, se podrá inscribir la transferencia
aplicándose las normas que regulan la transmisión de los demás bienes del
causante.
Cuando existan herederos menores de edad, la ley dispone que estos
tendrán limitada su responsabilidad, en todos los casos, sin perjuicio del tipo
social de que se trate, y el contrato constitutivo deberá ser aprobado por el
juez de la sucesión. Si existiera conflicto de intereses entre el representante
legal y el menor, se designará un tutor ad hoc para la celebración del contra-
to y para el control de la administración de la sociedad (conf. art 28, LGS).
c) EJECUCIÓN. Las acciones de una sociedad anónima y cuotas de una
sociedad de responsabilidad limitada, pueden ser embargadas y ejecutadas
judicialmente por los acreedores de los socios.
Esta circunstancia significaría una cesión forzada. En relación con la
sociedad de responsabilidad limitada la ley en su art. 153, párr. último, dis-
pone que la resolución que ordene la subasta deberá ser notificada a la so-
ciedad, disponiendo un plazo para esta notificación: no menor a quince días
de anticipación de la fecha de remate. Este plazo otorga la posibilidad de
EL SOCIO 81

alcanzar un acuerdo entre el deudor, el acreedor y la sociedad. Si esto no


ocurriese, se realizará la subasta. Pero el juez no adjudicará las cuotas ven-
didas o rematadas si en el plazo de diez días la sociedad presenta un adqui-
rente o ella o los socios ejercitan la opción de compra por el mismo precio,
depositando su importe. Vemos aquí, una vez más, el mecanismo que fija
la ley en defensa del interés social, concediendo un recurso y un derecho de
preferencia para la adquisición de la parte social sometida a subasta pública,
permitiendo así evitar la intromisión de un tercero en la sociedad si el resto
de los socios hacen el esfuerzo económico necesario.
En el caso de las sociedades anónimas, el art. 219 establece que ante la
constitución de prenda o embargo los derechos corresponden al propietario
de las acciones, y en tales circunstancias el titular del derecho real o em-
bargante en su caso está obligado a facilitar el ejercicio de los derechos del
propietario.
En este supuesto, aquellas acciones que fueron embargadas también po-
drán ser ejecutadas, adquiriendo el acreedor la calidad de socio que se trans-
mite con la adquisición de la acción.
En todos los casos y por las causas que fuere la transmisión tendrá
efectos y será oponible a terceros desde el momento de la inscripción. Por
ejemplo, en las sociedades colectivas, desde que se inscribe la modificación
del contrato social, mientras que en las sociedades por acciones o en la so-
ciedad de responsabilidad limitada, desde la inscripción en el registro que
corresponda.

§ 25. CESACIÓN DEL ESTADO DE SOCIO. RESOLUCIÓN PARCIAL, EXCLU-


SIÓN, RECESO, CANCELACIÓN DE LA SOCIEDAD. - El estado de socio cesa por di-
ferentes causas, algunas voluntarias, como la resolución parcial o el ejercicio
del derecho de receso y otras forzadas, como la exclusión (como sanción) o
la cancelación de la sociedad o bien la muerte del socio.

a) REsoLuc1óN PARCIAL. Es la decisión del socio de dejar de formar


parte de la sociedad, lo que implica la pérdida de su condición de socio.
Importa la finalización del vínculo de la sociedad con relación al socio sa-
liente, culminando, en consecuencia, sus derechos y obligaciones en torno a
la sociedad, aunque esta subsiste. Cuando esto sucede estamos frente a lo
que doctrinariamente se conoce como resolución parcial. Significa, enton-
ces, el retiro de uno o más socios de la sociedad continuando esta su existen-
cia con los restantes.
Algunos doctrinarios la denominan también disolución parcial. Ri-
chard y Muiño sostienen que la expresión resulta inapropiada, ya que al sub-
sistir la sociedad no hay tal disolución sino mera separación voluntaria o ex-
clusión involuntaria de un socio.
Estos autores sostuvieron que "la resolución parcial implica el ejercicio
de los derechos del socio que resuelve su vínculo dentro del sujeto sociedad,
82 SOCIEDADES

ejercitando su derecho patrimonial en relación a su participación en el patri-


monio social, perdiendo su posición de socio, que no es sustituida, por lo que
implica una reducción en ese patrimonio social".
Si bien la ley le otorga al socio la prerrogativa de decidir el retiro, al ser
esta circunstancia el exponente más claro de resolución parcial, existen otros
supuestos. Por ejemplo, el receso y la exclusión también pueden entenderse
como casos de resolución parcial, aunque lo trataremos separadamente.
La ley de sociedades comerciales es específica en tanto determina que
los socios podrán prever en el contrato constitutivo causales de resolución
parcial no contempladas en la ley (art. 89, LGS).
Así como una persona asume el estado de socio en el momento en que
elige formar parte de una sociedad, también podrá elegir cuándo desea aban-
donar esa calidad y retirarse de la sociedad.
Ante estas situaciones y a los efectos de la cesación del estado de socio,
se deberá calcular el valor de la parte de interés que le corresponde, sobre la
base del patrimonio de la compañía. A tal fin deberá tenerse en cuenta
la valuación de los bienes que integran dicho patrimonio y el valor actual del
negocio. El porcentaje que le corresponda dependerá de la proporción de
su participación en la sociedad.
b) RECESO. Cabe hacer una diferenciación entre la resolución parcial
del contrato de sociedad con el ejercicio del derecho de receso. Este últi-
mo también provoca como consecuencia directa la cesación del estado de so-
cio. Recordamos que se trata de una prerrogativa que la ley en casos extre-
mos le confiere a los socios y los habilita a cesar en su participación social
ante eventuales circunstancias que afecten y modifiquen su participación en
la sociedad o los elementos esenciales de la sociedad. Decíamos que es una
herramienta técnica-legal propia de las organizaciones societarias y que la
ley la concede ante determinadas causales.
Las diferencias principales entre el caso de la cesación del estado de
socio por resolución voluntaria y la cesación del estado de socio por recesión
(o receso) son, por un lado, que para que sea posible el receso debe existir
una causal que lo habilite, que estará impuesta por la ley; y por otra parte, el
cálculo que se lleva adelante para ejecutar la desvinculación del socio que se
retira o el socio que recede en las correspondientes circunstancias.
Respecto de este último supuesto, Vanasco sostiene que la cuenta para
determinar el valor correspondiente al porcentaje de participación del socio
al momento de su opción de retiro es diferente del caso de la resolución par-
cial, pues se determina sobre las bases de las constancias del último balan-
ce de ejercicio, realizado con sustento únicamente en los asientos contables.
Destaca el autor que esta valoración resulta en la práctica insuficiente para
determinar el verdadero valor de mercado de las porciones de participación
correspondientes al socio recedente, porque existen elementos que no se en-
cuentran contemplados en los asientos contables y que hacen a la completi-
EL SOCIO 83

tud del valor real , como por ejemplo el valor llave que refiere al valor actual
y preciso de esa unidad de negocio en el mercado.
En el caso de retiro o exclusión de un socio, el monto que se asignará
a su participación está determinado por la valuación real de los bienes que
componen el patrimonio de la sociedad, tomando como referencia la valua-
ción de realización de los bienes y el valor llave de la unidad negocial.
El supuesto de receso lo hemos abordado también en el § 16 de este
capítulo, cuando analizamos los derechos de los socios. A ese parágrafo
nos remitimos, pero recordamos brevemente que las causas para que el socio
pueda optar por receder de su calidad son taxativas y la LGS las regula para
todos los tipos sociales. Lo cierto es que la LGS concede el derecho de
receso excepcionalmente a los socios disconformes con la decisión de remo-
ción de los administradores cuyo nombramiento fuera un requisito indispen-
sable para la constitución de la sociedad adoptada por la asamblea (art. 129),
y a los socios ausentes o que hayan votado en contra ante la eventual deci-
sión de trasformación (art. 78), escisión (art. 85) y fusión (art. 88). Asimis-
mo, la ley prevé la posibilidad de que los propios socios pacten las causales
de resolución y de retirarse de la sociedad en el contrato constitutivo (conf.
art. 89). Este derecho es indisponible y no puede ser condicionado, limita-
do, ni mucho menos suprimido. Puede ser renunciado por el socio aunque
nunca anticipadamente, sino que luego de tomada algunas de las decisiones
previstas
.
ante la posibilidad
, .
de receder y no hacerlo; esto marcará que la re-
nuncia sea expresa o tacita.

e) ExcLus1óN. La exclusión del estado de socio es una sanción que la


ley impone al socio frente al acaecimiento de determinados hechos o con-
ductas que se le puedan imputar y que pudieran afectar el interés social.
Es, sin duda, la sanción más extrema que implica la pérdida por parte del
socio de su estatus y el retiro obligado de la sociedad: el socio es expul-
sado.
Como principio general del régimen de exclusión, la ley establece que
en las sociedades colectivas, en comandita simple, de capital e industria, en
las sociedades en participación, de responsabilidad limitada y en las socieda-
des en comanditas por acciones, cualquier socio puede ser excluido si media-
re justa causa (art. 91, LGS).
Destacamos que la misma ley dispone que sea nula cualquier disposi-
., .
cion en contrario.
Ahora bien, cabe preguntarse qué es justa causa y cuándo se configura.
La respuesta está dada en el mismo artículo y dice que "habrá justa cau-
sa cuando el socio incurra en grave incumplimiento de sus obligaciones".
Amplía el legislador y establece que también será causa justa para requerir la
exclusión de un socio si este deviniera incapaz, resulte inhabilitado o se con-
voque a concurso preventivo o se decrete su quiebra, salvo en las sociedades
de responsabilidad limitada.
84 SOCIEDADES

Es necesario destacar que nuestra normativa dispone que será excluido


el socio que incumpla con las obligaciones emergentes de su estatus. Pero
dicho incumplimiento debe ser grave, que ponga en peligro la consecución
del objeto o el interés social, que atente contra el deber de lealtad o que ge-
nere un perjuicio irreparable con gravosas consecuencias. Esta circunstan-
cia deberá ser acreditada y llevada adelante una acción judicial de exclusión,
salvo el supuesto en el que el socio consienta la decisión de la sociedad. La
exclusión, en síntesis, por su naturaleza sancionatoria está rodeada de requi-
sitos que protegen los derechos del presunto socio infractor.
La acción de exclusión podrá ser llevada a cabo por la sociedad o por
cualquiera de los socios que considere necesaria la exclusión basándose en
las razones de hecho que lo asistan. En el caso de que la lleve adelante un
socio de manera individual, se requerirá indefectiblemente la sustanciación a
los demás socios. Por otro lado, ante el supuesto de que la acción de exclu-
sión sea entablada por la sociedad, será ejercida por su representante o por
quien los restantes socios designen en el caso de que la acción sea ejercida
en contra de los administradores.
Durante lo que dure el proceso de exclusión, se podrá solicitar la sus-
pensión provisoria de los derechos de los socios cuya exclusión se persigue.
Conocido el hecho que da fundamento y justifica la pretensión de ex-
clusión del socio en cuestión, la acción debe entablarse dentro de los noventa
días (corridos). De no impulsar efectivamente la acción tendiente a la ex-
clusión, perderán el derecho a hacerlo con posterioridad, pues es un plazo de
caducidad. Richard y Muiño sostienen que "la ley presume que los socios
han autorizado el obrar del socio si no reprochan formalmente su actitud".
Si bien la ley define qué se entiende por justa causa, también otorga ex-
plícitamente la posibilidad de optar por la exclusión en circunstancias deter-
minadas. Veamos a continuación algunos supuestos.
La primera estipulación que la LGS hace admitiendo la posibilidad de ex-
cluir al socio es en su art. 37, en el marco de la mora en la integración de
los aportes. Y dispone que el socio que se constituya en mora en la integra-
ción de sus aportes podrá ser excluido sin perjuicio de la acción judicial que
entable con posterioridad.
En el caso de la aportación de un bien, el socio será responsable por
evicción. En ese caso la LGS estipula que la evicción autoriza la exclusión
del socio sin perjuicio de su responsabilidad por los daños ocasionados
(art. 46, LGS). Esta será la última alternativa a tener en vista, pues la mis-
ma ley en los artículos siguientes prevé otras opciones destinadas a subsanar
la cuestión, como puede ser integrar el valor del bien y la indemnización por
los daños ocasionados, o bien la posibilidad de sustituirlo por otro de igual
especie y calidad si ello fuera posible.
También lo prevé la ley para los casos en que el socio incumpla con
gravedad la prohibición de realizar actos que importen competir con la so-
EL SOCIO 85
ciedad, siempre que no exista consentimiento expreso para hacerlo. En su
art. 133 la ley de sociedades autoriza -en caso de que se transgreda esta pro-
hibición- la exclusión del socio.
Una vez decidida y ejecutada la exclusión de un socio, la decisión aca-
rrea diferentes consecuencias:
J) El socio tendrá derecho a percibir una suma de dinero que repre-
sente el valor de su parte a la fecha de la invocación de la causa de exclu-
sión. Es aplicable aquí lo explicado en el supuesto de resolución parcial en
cuanto a que se toma como base los bienes que constituyen el patrimonio
actual de la sociedad y así se determina el valor real de la porción que le
corresponde.
2) Si existiesen operaciones pendientes, la sociedad puede retener la
parte del socio excluido hasta la finalización de la operación en curso. En
el supuesto de que existan operaciones pendientes, el socio participará tanto
de los beneficios que se obtengan como de las pérdidas que eventualmente se
produzcan en dicha operación.
3) Si el aporte que este socio realizó fuera un bien de uso o goce, y
este resulte indispensable para el funcionamiento de la sociedad, el socio no
podrá exigir su restitución, mientras que la sociedad deberá pagar su parte
en dinero.
El socio excluido será responsable frente a terceros de buena fe por las
obligaciones asumidas hasta la inscripción registra! de la modificación.
Eventualmente, si el socio excluido fuera miembro de una sociedad de
dos socios, la ley le otorga a la sociedad un plazo de tres meses para regula-
rizar la situación y que se incorpore un nuevo socio, so pena de disolver la
sociedad o de ser necesaria su transformación conforme lo prevé el art. 94
bis de la LGS, incorporado por la ley 26.994.

d) CANCELACIÓN DE LA SOCIEDAD. La última de las alternativas que ge-


nera la cesación del estado de socio es la disolución y ulterior liquidación
de la sociedad. Es indiscutible y responde a las consecuencias lógicas que,
cancelada la sociedad, concluya el estado de socio de cada uno de los socios
que la componen, y por consiguiente los derechos y obligaciones inherentes
a esa calidad.
Las sociedades pueden ser disueltas por diferentes motivos: J) por ob-
tención del objeto social dispuesto en el contrato constitutivo; 2) porque él
deviene de imposible cumplimiento; 3) porque su objeto deviene ilícito y por
tanto existe una resolución firme que le quita autorización para funcionar; 4)
por expiración del tiempo establecido en el contrato que le da origen; 5) por
cumplimiento de la condición a las que estuvo subordinada su existencia; 6)
por pérdida de capital; 7) por la declaración en quiebra; 8) por reducción a
uno del número de los socios que la componen, habiendo transcurrido el pla-
zo de tres meses para incorporar algún nuevo socios, sin que se haya logra-
86 SOCIEDADES

do, o 9) por la simple decisión de los socios de no continuar con la vida de la


sociedad (art. 94, LGS).
La ley autoriza en su art. 89 que en el contrato social se establezcan
otras causales disolutorias.
La disolución fue definida por Richard y Muiño como el momento en
el cual, al verificarse una causal legal o convencional, se pone fin a la etapa
normal de funcionamiento en la que se busca cumplir su objeto, dando inicio
a una etapa final que busca la extinción de la sociedad y que se denomina
liquidación.
Sin perjuicio de esto, existen causales de disolución de la sociedad en
que no se configura la etapa de liquidación, por ejemplo, la fusión, que es la
situación en la que se disuelven dos sociedades para pasar a constituir una
nueva, pero sin liquidarse (conf. art. 82).
Lo importante respecto de la cesación del estado de socio por esta causa
es que el ingreso de la sociedad a esta etapa de disolución, desde el momento
en que se configura una de las causales previstas por la ley o consensuada la
liquidación por los socios, implica la desvinculación de algunos derechos y
obligaciones esenciales a tal calidad, mientras que resaltan otros derechos que
antes se mantenían en expectativa. Es entonces la etapa liquidatoria la
que confiere un derecho especial al socio, el único subsistente hasta la últi-
ma etapa de cancelación de la sociedad, y es el derecho a la cuota de liquida-
ción final. Para este momento el socio se parece más a un tercero ajeno a
la sociedad; incluso puede decirse que se transforma en acreedor.
La cancelación de la sociedad y la terminación de la tarea del liquida-
dor hacen romper el vínculo del socio con la sociedad, cesando en ese mo-
mento su estatus.

§ 26. Los ACREEDORES DE LA SOCIEDAD r DE LOS SOCIOS. - Para comen-


zar con el análisis de este punto, recordamos el principio esencial de los sis-
temas societarios: la sociedad es un sujeto de derecho distinto de la mera
comunidad de socios que la componen.
Se configurarán, entonces, situaciones diversas: a) la relación de los
acreedores de los socios con la sociedad, y b) la relación de los acreedores
de la sociedad con los socios.
a) RELACIÓN DE LOS ACREEDORES DEL SOCIO CON LA SOCIEDAD. A par-
tir de la premisa que describimos, resultaría que el acreedor del socio nada
podría reclamarle a la sociedad. Ciertamente la ley tiende proteger la inte-
gridad y subsistencia de la sociedad, pero ante la alternativa del acreedor del
socio, entra en escena el conflicto con un derecho de un tercero que no pue-
de resultar perjudicado y que, en efecto, encuentra en el ordenamiento legal
un resguardo y garantía de su crédito.
La ley consagra este derecho, aunque con limitaciones en las socieda-
des intuitu persona!. Dispone que los acreedores del socio no pueden hacer
EL SOCIO 87
vender la parte de interés, sino que solo podrán cobrar sobre las utilidades y
la cuota de liquidación (art. 57, LGS). Esta limitación responde a la inci-
dencia que tendría la ejecución de la parte de interés del socio en la vida de
la sociedad personalista, situación que si se configura en muchos casos aca-
rrearía la disolución de la sociedad.
Sostiene Zaldívar entonces que, tal cual dispone la norma, el acreedor
del socio en este tipo de sociedades podrá cobrarse una vez que las utili-
dades sean líquidas y realizadas, con distribución aprobada, firme y con-
sentida.
Finalmente, el mismo art. 57 establece que la sociedad no puede ser
prorrogada si no se satisface al acreedor embargante.
Diferente es el escenario para el acreedor de un socio de una sociedad
de responsabilidad limitada, o de una sociedad por acciones. En este su-
puesto el mismo artículo establece que el acreedor puede hacer vender las
cuotas o las acciones de propiedad del deudor, con sujeción a las modalida-
des estipuladas (conf. art. 57, párr. 2º). A diferencia de las anteriores, la
esencia de las sociedades por acciones no se verá afectada por la ejecución
de las acciones de un socio, de ahí la prerrogativa.
Además, Zaldívar destaca que el caso particular es el de la sociedad en
comandita por acciones. Al respecto le será aplicable la primera parte del
art. 57 (que corresponde a la parte de interés) a los acreedores de los socios
comanditados. Y si el deudor fuera un socio comanditario, entonces será
de aplicación lo dispuesto para las sociedades por acciones (art. 57, párr. 2°,
LGS).
Finalmente es de destacar la postura de Zaldívar, quien sostiene al res-
pecto que "si se admitiera al acreedor del socio tal posibilidad, se atentaría
contra el principio de conservación de la empresa ya que podría en ciertos
casos, provocar la disolución de la sociedad y su consecuente liquidación,
afectando intereses que corresponden sean protegidos".
b) RELACIÓN DE LOS ACREEDORES DE LA SOCIEDAD CON LOS SOCIOS. Al
igual que en el punto anterior, la solución será distinta según el tipo de socie-
dad y la clase de socio.
La solución fue anticipada al desarrollar las responsabilidades atribui-
bles en el punto dos de este capítulo, al cual nos remitimos.
Sostiene Zaldívar que habrá que distinguir la situación en los diversos
tipos sociales. Aclara, en efecto, que la solución difiere según se trate de
las sociedades llamadas de interés o de capital.
Recordamos que en el caso de las sociedades personalistas en las que
la responsabilidad de los socios sea solidaria, ilimitada y subsidiaria, la sen-
tencia que se dicte contra la sociedad tiene fuerza de cosa juzgada contra los
.
SOCIOS.
Estos son: los socios de la sociedad colectiva; en la sociedad en coman-
dita simple, los socios comanditados; el socio capitalista de la sociedad de
88 SOCIEDADES

capital e industria; y en el caso de la sociedad en comandita por acciones,


el o los socios comanditados responden solidaria, ilimitada y subsidiaria-
mente.
La sentencia firme podrá ser ejecutada por el acreedor contra ellos,
previa excusión de los bienes de la sociedad. Esto indica que primero de-
berán ser excutidos y realizados los bienes que componen el patrimonio de
la sociedad, y si aún subsistieran deudas u obligaciones incumplidas, enton-
ces estas podrán, recién ahí, ser reclamadas a los socios. Como dijimos, la
sentencia tiene fuerza de cosa juzgada contra los socios, pero estos podrán
denunciar bienes de la sociedad para que sean realizados con anticipación a
ver comprometido su patrimonio personal. Por otro lado, el acreedor tendrá
la obligación de ejecutar en primer lugar los bienes de la sociedad, aunque
conozca que no resultan suficientes para extinguir la deuda y luego avanzar
contra los bienes de los socios.
En el caso de las sociedades de responsabilidad limitada, o las so-
ciedades por acciones, las sentencias que se dicten contra la sociedad, las
obligaciones incumplidas por esta y demás deudas no serán oponibles a sus
socios. La responsabilidad de estos tendrá la medida de sus aportes. Aun-
que en diferentes situaciones la ley puede contemplar como sanción que la
responsabilidad se convierta en ilimitada y solidaria, como, por ejemplo, en
la sobrevaluación de los aportes en las sociedades de responsabilidad limita-
da, como ya se puntualizó, o como se establece modernamente, en casos de
infracapitalización dolosa. En este sentido, se introducen estos conceptos
en un comentario a un fallo (CNCom, Sala F, 13/5/14, ED, 259-71).
SOCIEDADES
Según las reformas de la ley 26.994
Marcelo Gebhardt (Director)
Miguel Alvaro Romero (Coordinador)
AA.VV.
Segunda Edición (2019) - ASTREA

CAPÍTULO IV
, ,
ORGANOS, ADMINISTRACION Y CONTABILIDAD*

§ 27. ORGANICISMO SOCIETARIO. - Las sociedades son, como dijimos


anteriormente, personas jurídicas y como tales necesitan acudir a ciertos
métodos para relacionarse con los terceros (con quienes concretarán sus
negocios) y para definir internamente los rumbos de su actividad eco-
, .
nom1ca.
Para ello la ley los ha dotado de órganos a los cuales les concedió fun-
ciones específicas, con competencias delimitadas en cada caso. Forman
parte necesaria de la organización de la sociedad y son imprescindibles para
formar y transmitir la voluntad social. Esos órganos son personas físicas (a
veces varias) que fueron dotadas por la ley de aptitudes de representación,
administración, gobierno y fiscalización del ente al que pertenecen.
No son necesariamente socios (salvo el caso del órgano de gobierno en
el que sí es imprescindible ese carácter) y, en algún supuesto, deben ser pro-
fesionales (contadores o abogados en el caso de la sindicatura que desempe-
ña la fiscalización recién señalada).
La teoría del órgano u organicista sostiene este inteligente artificio legal
que permite a ciertas personas actuar de modo que sus actos se imputen a la
sociedad cuyo órgano integran.
Esa aptitud se diferencia de la representación contractual (nacida del
contrato de mandato) por la cual un sujeto concede poder -o representación-
ª otro para que actúe en su nombre.
En las sociedades, en cambio, su representante o sus administradores
son sus órganos. No son mandatarios ni representantes voluntarios de la so-
ciedad, sino la sociedad misma que actúa (y soporta o se beneficia con sus
acciones) a través de aquellos a los que la ley concede esa aptitud.
El dato del origen normativo de la capacidad del órgano es decisivo
para conocer la entidad de su obrar interna o externamente para la sociedad.

* Por Marcelo Gebhardt.


90 SOCIEDADES

Se integran así en cada órgano societario dos elementos que Roitman


destaca: el objetivo, que comprende un doble conjunto de normas que son
las estrictamente legales y las que emanan del estatuto (son las cláusulas que
sujetan a los socios "como a la ley misma" según el ya derogado art. 1197,
Cód. Civil, y es obligatorio para las partes como expresa ahora el art.
959, Cód. Civil y Comercial), con aptitud para establecer la manera como
debe funcionar internamente dicho órgano, y el subjetivo, que comprende a
las personas que se desempeñan como parte del órgano (cuando es plural) o
son el órgano mismo (cuando es unipersonal).
De acuerdo con esta disquisición el elemento objetivo está compuesto
por el conjunto de facultades que se atribuyen al órgano y que determinan
su competencia. En cambio, el elemento subjetivo refiere a quienes ejercen
esa competencia dentro de cada órgano y que supone una específica regu-
lación destinada a tales personas (sus calidades -p.ej., si deben ser socios o
no- y sus responsabilidades, incompatibilidades, etcétera).
a) ORGANICISMO SIMPLE y DIFERENCIADO. Lo expresado sobre el ele-
mento subjetivo ha llevado a la doctrina a efectuar una distinción dentro
del organicismo societario.
Así pues, se define al organicismo simple como aquel en que los socios
se distribuyen entre sí las competencias orgánicas de representación y admi-
. .,
n1strac1on.
El organicismo diferenciado, en cambio, proviene de la normativa legal
-no contractual- que permita el desempeño de las funciones orgánicas de
quienes no son sus socios. En tal caso, sin embargo, la elección del suje-
to no-socio que ejercerá las competencias orgánicas será hecha por los so-
cios. Es el caso, por ejemplo, del síndico societario (no socio y necesaria-
mente profesional) que es elegido por la asamblea de socios.
Así, Colombres (quien ha desarrollado la teoría organicista en nuestro
país) perfila al organicismo diferenciado como el relativo a una estructura
compleja en la que las funciones sociales se hallan asignadas a individuos
determinados, socios o extraños al ente, o a órganos colegiados.

b) ThoRIA DEL ÓRGANO. Lo expuesto precedentemente (que es la reali-


dad normativa actual) deviene de una larga sucesión de ideas y de realidades
que fueron fructificando en esta teoría del órgano. Ella - explican Richard
y Muiño- sustituyó a la insuficiente doctrina del mandato que hasta no hace
muchas décadas explicaba cómo imputar un acto de un sujeto a otro.
Antes de nuestra LSC (actualmente LGS) el administrador era un man-
datario de los socios.
Pero cuando más modernamente la sociedad empezó a ser, esencial-
mente, un sujeto nuevo, distinto de sus socios y cuando la sociedad pasó a
ser, en forma generalizada, la estructura jurídica de la empresa comercial,
esa referencia al mandato pasó a ser insuficiente e irreal.
ÓRGANOS, ADMINISTRACIÓN Y CONTABILIDAD 91

Las exigencias de una institución eficiente -la sociedad- para ser la


base jurídica de la empresa requirió una regulación más sofisticada y creati-
va para la relación entre el nuevo ente o sujeto (la sociedad), los terceros y
los propios socios.
Fue preciso, en efecto, que se establecieran reglas sobre los alcances y
eficacia de la representación, así como sobre los deberes de los administra-
dores y su responsabilidad ante los socios y ante los terceros.
El contrato de mandato resultó así insuficiente y dio paso a la idea de
que la persona jurídica, ficcionalmente, puede actuar por el órgano al que la
ley le concede esa aptitud al organizar al nuevo sujeto al que los socios die-
ron vida (la sociedad). De tal suerte, el alcance de las facultades de quien
representa a la sociedad no depende de ella (como ocurriría si mediara el
contrato de mandato) sino de la propia organización societaria devenida de
la ley (por el tipo adoptado) y de los socios en el acto constitutivo (o estatuto
social).
Como dice Otaegui, el órgano societario, merced a la teoría analizada,
es una institución jurídica propia de una colectividad de personas de existen-
cia visible, cuya razón de ser (la del órgano) es el cumplimiento de determi-
nadas funciones necesarias para el adecuado funcionamiento de dicha comu-
nidad de personas. Ello se hace tanto más necesario cuando ese colectivo
de personas constituyen a la vez una persona diferente, como lo es la so-
ciedad que nace como tal como consecuencia del acto constitutivo o cele-
bración del contrato social.
/

§ 28. 0RGANOS Y FUNCIONES SOCIALES. - Hay diversas funciones en la


estructura de las sociedades y ellas son ejercidas por órganos diferentes se-
gún los tipos sociales y, como ocurre con el órgano de liquidación, desempe-
ñadas solo en cierta etapa de la vida del ente.
Se describen a continuación cada uno de esos órganos y sus funciones,
reservando la ampliación de estos conceptos iniciales a los puntos que se de-
sarrollan poco más adelante, así como en lo relativo a cada tipo social, en los
cuales aparecen notas que son propias de cada tipo.
a) ADMINISTRACIÓN. Esta función consiste en la atención cotidiana de
los negocios sociales.
El órgano encargado de gestionar o manejar el patrimonio societario
varía según los tipos sociales que la ley regula.
Así, en la sociedad anónima el órgano de administración es el directo-
rio. En la sociedad de responsabilidad limitada es el gerente (la gerencia,
ya que puede ser de integración plural y ser, por ende, varios los gerentes).
En las sociedades de personas, el órgano administrador será un socio o todos
ellos según decidan ellos mismos. En las sociedades en comandita el órga-
no de administración lo desempeña el socio comanditado.
92 SOCIEDADES

El órgano o la función de administración tiene, en las sociedades, una


vastedad mayor que en el ámbito contractual. Así, puede ejercer activida-
des de disposición de bienes (aspecto para el cual el mandatario requiere
apoderamiento explícito o, lo que es igual, facultades específicas). El órga-
no en análisis, salvo que tenga límites en el estatuto, puede gestionar libre-
mente el patrimonio, con la sola sujeción a una genérica pauta de conducta
que es la de actuar con la diligencia y lealtad de un buen hombre de nego-
cios (art. 59, LGS).

b) REPRESENTACIÓN. El órgano de representación tiene confiada por la


ley la función de relacionar el ente social con los terceros.
Ya se ha dicho que la persona jurídica que ha nacido por virtud del acto
constitutivo necesita de alguien que actúe por ella. De allí, pues, este órga-
no de representación, desempeñado por una persona a quien se le concede
el nombre de representante legal (por su origen en la ley). Este represen-
tante expresa la voluntad de la sociedad como si fuera ella misma a quien se
le imputa, consecuentemente, la actuación de dicho representante. El nego-
cio del que se trate se considera celebrado directamente por la sociedad con
la sola condición de que dicho representante deje constancia expresa de su
obrar en tal carácter (es Jo que se conoce como contemplatio domini), ya que
es imperioso que los terceros puedan visualizar el desempeño por la socie-
dad concretado por tal representante. La apariencia del actuar por otro es
crucial para los terceros.

e) GOBIERNO. La función de gobierno refiere a la planificación y de-


terminación del rumbo de los negocios sociales.
El órgano de gobierno es el que, incluso, designa a los integrantes de los
otros órganos, de suerte que su competencia es mayúscula: para fijar sus ob-
jetivos, en efecto, tiene aptitud para cambiar ]os administradores o a quienes
fiscalizan las actividades sociales.
En este órgano se expresan las voluntades de los socios que, a la vez,
se someten a una regla mayoritaria (o principio democrático), de modo que
lo que resuelva un cierto porcentaje de capital (número representativo de los
aportes y participación de los socios) es obligatorio para la minoría.
Sus funciones son ]as más relevantes, pero no por ello pueden invadir la
esfera de competencia de los otros órganos. No pueden suplantar a los ad-
ministradores ni a los representantes. A lo sumo pueden darles directivas,
cosa que ni siquiera pueden hacer con otro órgano como el de fiscalización,
el cual tiene una función de control legal indispensable e irrenunciable.
El órgano de gobierno varía su denominación también según el tipo
social.
En la sociedad anónima es la asamblea. En la sociedad de responsabi-
lidad limitada lo es la reunión de socios. En las sociedades de personas son
derechamente los socios.
ÓRGANOS, ADMINISTRACIÓN Y CONTABILIDAD 93

d) FISCALIZACIÓN. La función de fiscalización o de control interno


societario (son estas expresiones equivalentes) hace referencia al control
de legalidad de la actividad negocia] de la sociedad, tanto en su faz interna
como en su relación con los terceros y el cumplimiento de la ley en términos
generales.
Esa delicada tarea del órgano de fiscalización societaria no supone in-
miscuirse en la actividad de gestión del órgano de administración ni puede
obstaculizar las decisiones del órgano de gobierno. Su control es posterior
y se reduce a la posible interposición de denuncias o plantees de concreción
ulteriores, pero no puede votar o impedir las decisiones de los otros órganos
que tienen la responsabilidad de gestionar y celebrar los negocios sociales.
La específica calidad de control de legalidad confiada a este órgano ha
determinado que la ley, en principio, le reserve el desempeño del órgano a
profesionales (contadores públicos o abogados).
En casos específicos esa profesionalidad (preciada sin duda por la su-
puesta capacidad analítica de tales profesionales universitarios) es posible
cederla a un conjunto de accionistas constituidos en consejo de vigilancia
(art. 281, LGS).
Las razones de ser de este órgano se hallan en el carácter ocasional
(o no permanente) del órgano de gobierno que, como vimos, nuclea a los
socios, a veces numerosos y también por ello de difícil desempeño en la
realidad.
Esa actividad periódica u ocasional impide el seguimiento de los nego-
cios y su apego a la ley y a los propios dictados del órgano de gobierno. Para
cubrir esa dificultad de control directo se ha dado vida en la ley a este diver-
so modo de control.
A la vez, especialmente en las sociedades de cierta magnitud, los admi-
nistradores no tienen un contacto institucionalizado ni asiduo con los socios,
salvo en las reuniones anuales para tratar los resultados del ejercicio. Esa
disociación justifica entonces la configuración de este órgano de fiscaliza-
ción, de desempeño permanente y dirigido a la vigilancia de los actos de
gestión de los administradores.
El órgano de fiscalización es, de todos modos, prescindible en socie-
dades de escasa entidad, si así lo deciden los socios que, en cambio, en tales
casos, se reservan el control directo de las operaciones y documentación so-
cial y contable (art. 55, LGS).

e) LIQUIDACIÓN. El órgano de liquidación de la sociedad está llamado


a actuar solamente cuando la actividad de sus negocios termina. La liqui-
dación, en efecto, es el proceso que se inicia cuando ocurre la disolución so-
cietaria por efecto de la ley o por decisión de los socios.
En esa situación, los órganos sociales deben dirigir su actividad a la li-
quidación del ente, es decir, a liquidar su activo para sufragar el pasivo y,
94 SOCIEDADES

después, repartir el remanente entre los socios, conforme a sus respectivas


participaciones. Esa es, entonces, la función central de este órgano.
Es usual - y así lo determina, como principio, la propia ley- que el ór-
gano liquidador sea desempeñado por quienes eran, hasta la disolución, los
administradores sociales (directores, gerentes, según el tipo social). Si esa
continuidad no fuera posible, son los socios quienes desig nan a el o a los
liquidadores.
El órgano de liquidación está constreñido a esa actividad de conclusión
de los negocios, de modo que el liquidador que incumple esa tarea será res-
ponsable en los negocios nuevos que encare, con su propio patrimonio, así
como será susceptible de remoción por su inconducta.

§ 29. REPRESENTACIÓN ORGÁNICA. - Suele decirse que hay representa-


ción cuando una persona actúa en nombre o en interés de otra. Sin embar-
go, se puede actuar así, haciendo ambas cosas (en nombre e interés), o tam-
bién ninguna de ellas, porque a veces no se menciona en nombre de quién se
actúa y, en otros casos, el representante puede y suele hacerlo en su propio
. ,
1nteres.
De modo que, a nuestro juicio, y siguiendo a Cariota Ferrara, para de-
finir al instituto de la representación es preferible decir, sencillamente, que
consiste en "actuar por otro", sin especificar los alcances de esta actuación,
que puede revestir cualquiera de esas formas.
Lo decisivo en este tema concierne a que los efectos del acto o negocio
que realice el representante se atribuyen directamente al sujeto representado
(en nuestro caso, a la sociedad, cuya representación por el órgano de que se
trate es de naturaleza legal y hacia la cual se desplazan ope legis tales efec-
tos, sin que se requieran otros actos intermedios, complementarios ni confir-
matorios, lo que vuelve a demostrar que este instituto opera en forma dife-
rente del mandato).
Por esto es que el representante de una sociedad actúa directamente con
los terceros como si fu era la sociedad misma. Tiene facultades para obli-
garla ante ellos, sin quedar obligado él (por supuesto, en tanto actúe dentro
del objeto social y no exceda notoriamente sus límites).
La primera parte del art. 58 de la LGS que parece identificar a la ad-
ministración con la representación es sin embargo correcta, dado que en al-
gunos tipos sociales los mismos órganos realizan ambas fu nciones (así en
las colectivas y las sociedades de responsabilidad limitada - conf. arts. 127
y 157, LGS- ), y a ello hace alusión esa norma cuando se refiere a los admi-
nistradores. En cambio y como ya lo insinuáramos, en las sociedades anó-
nimas la administración la ejercita el directorio y la representación el presi-
dente (conf. arts. 255 y 268), con lo que el citado art. 58 vuelve a apreciarse
correcto en ambos sentidos.
En cuanto a las clases o tipos de representación, al igual que la ad-
ministración, aquella también puede ser unipersonal o pluripersonal, en este
ÓRGANOS, ADMINISTRACIÓN Y CONTABILIDAD 95

caso conjunta o indistinta. La unipersonal está impuesta por la ley en las


sociedades anónimas (art. 268), al presidente del directorio. Y esta norma
es inderogable, no puede ser cambiada por los socios, debiendo los terceros
-a quienes se quiso proteger- cerciorarse de que quien actúe y firme en cual-
quier acto revista efectivamente esa calidad al tiempo de otorgarlo. Lo mis-
mo si la representación fuera indistinta, pudiendo actuar uno o más directo-
res, de acuerdo con ese mismo artículo de la LGS.
Alguna consideración especial merece la denominada organización plu-
ral de la representación de la sociedad, en que el representante social "obli-
ga a esta por todos los actos que no sean notoriamente extraños al objeto
social".
En este caso, el acto de que se trate debe ser firmado conjuntamente por
más de un representante. Y si esta regla es infringida la sociedad no que-
dará obligada. Esta regla general deriva de que los terceros debieron co-
nocer esa representación plural por estar inscripta la sociedad en el Registro
Público.
Más aún, el art. 58 extiende esa representación cuando expresa que
"este régimen se aplica aun en infracción de la organización plural, si se tra-
tare de obligaciones contraídas mediante títulos valores, por contratos entre
ausentes, de adhesión o concluidos mediante formularios, salvo cuando el
tercero tuviere conocimiento efectivo de que el acto se celebra en infracción
de la representación plural" (Gerscovich).
En estos casos taxativos la sociedad queda igualmente obligada debido
a las características de los respectivos actos, en los que las terceras contra-
partes tienen escasas posibilidades de realizar la comprobación indicada, ya
sea por la velocidad en que se realizan las transacciones comerciales o por la
misma distancia.
Se excluye de este efecto el caso del conocimiento efectivo del tercero
que conoció concretamente la infracción en comentario (lo que requiere de-
mostración probatoria, cuyo grado de exigencia dependerá de las circunstan-
cias: será obviamente menor si el tercero es o fue un socio, o un proveedor
habitual).
Por último, la ley autoriza a imponer otros límites contractuales a los
socios respecto de la administración o la representación según otras clases
de actos, las cuales son válidas y obligadamente deben respetarse. Pero si
esto se transgrede, no serán oponibles a terceros, salvo que -como se acaba
de ver- estos conocieran efectivamente la restricción impuesta.
El impedimento para invocarlas frente a terceros contratantes no obs-
ta para hacer valer esas restricciones contra quienes las hubieran violado y
perjudicado a la sociedad, ante la cual deben responder en forma personal e
ilimitada por los daños provocados.
El Código Civil y Comercial de la Nación aporta una distinción que
merece destacarse: la representación es voluntaria cuando resulta de un acto
96 SOCIEDADES

jurídico (p.ej., un contrato de mandato), es legal cuando resulta de una regla


de derecho y es orgánica cuando resulta de un estatuto de una persona jurí-
dica (art. 358, Cód. Civil y Comercial).

§ 30. ADMINISTRACIÓN. - A nuestro entender, la idea de administración


en el derecho común se limita a los actos de conservación de un patrimonio
ajeno. Consecuentemente, los actos que excedan a esto constituyen actos de
disposición, sea de bienes, cosas o derechos. Así, para lo primero, en el de-
recho en general, bastan poderes generales y para lo segundo se los requiere
especiales (art. 375, Cód. Civil y Comercial).
Pero en materia societaria el concepto es más amplio y diverso, ya que
las facultades del administrador no pueden ser razonablemente las mismas
que en el contrato de mandato, porque muchas veces el administrador de la
sociedad no solo debe conservar sino que debe también disponer para cum-
plir con el objeto social. Por tanto, el administrador societario, por el solo
hecho de serlo, no precisa poderes generales ni especiales, aunque a veces
para facilitar su actuación y cumplir adecuadamente con ciertas normas sue-
len serle conferidos. Ergo, el administrador no es un mandatario en sentido
estricto, aunque a veces suela denominárselo así con apoyo en una comodi-
dad verbal (el gerente de la SRL, el director de la SA) de un añejo uso del
lenguaje.
El administrador es un órgano de la sociedad y sus funciones pueden
ser ejercidas por socios de ella o también por terceros, que tampoco serán
mandatarios del ente sino sus funcionarios, a quienes la ley y el contrato so-
cial les otorgan esa facultad de administrarla, dentro de la competencia (para
algunos, capacidad) y del objeto social. Es esta la "representación orgáni-
ca" de la que habla el citado art. 358 del Cód. Civil y Comercial.
Dicha administración puede además ser unipersonal o pluripersonal, en
este caso, conjunta o indistinta. Y también cabe hacer notar que cuando es
"colegiada", los administradores deben deliberar, adoptar decisiones por ma-
yoría y dejar constancia escrita (en actas) de sus opiniones. La importancia
de esto es susceptible de verse reflejada en relación con las responsabilidades
que próximamente veremos.
Para más debemos aclarar que las facultades de disposición del admi-
nistrador no son absolutas. Si bien -como hemos dicho- puede disponer,
tiene límites. No podría deshacerse de todos los bienes sociales, sino que
debe actuar de conformidad con los actos ordinarios necesarios para cumplir
el objeto social, o sea, la actividad elegida para obtener ganancias (en este
sentido, no pueden por sí mismos y sin la conformidad de los socios dispo-
ner o comprometer activos fijos de la sociedad, inmuebles o maquinarias, ni
constituir gravámenes sobre ellos, entre otros supuestos).
El resto de las cuestiones susceptibles de explicarse sobre este punto es-
tán abarcadas por el hoy denominado management, disciplina ajena a nues-
tra especialidad jurídica. Sin embargo, algo de esto deberemos comentar
ÓRGANOS, ADMINISTRACIÓN Y CONTABILIDAD 97
luego, al tratar el tema de la disociación entre la propiedad y la administra-
ción de la empresa en los tiempos modernos (ver § 34).
a) D ESIGNACIÓN y CESACIÓN DE LOS ADMINISTRADOR ES. El nombra-
miento de los administradores de la sociedad es facultad exclusiva de los
.
SOCIOS.
La designación puede hacerse en el contrato constitutivo, es decir, en el
mismo instante en que el sujeto societario comienza su ex istencia.
En ese momento los socios pueden -al celebrar el contrato- establecen
un órgano de administración de una sola o varias personas. Podrán elegir
para tal desempeño a uno o más de los socios o directamente a sujetos que
no tengan esa calidad.
En caso de sociedades de personas (p.ej., las sociedades colectivas) pue-
de existir una administración indistinta (ejercida por cualquiera de las desig-
nadas como tales) o una administración conjunta, desempeñada por todas.
Este esquema -en el que todos los socios pueden administrar- actúa de
modo supletorio en los casos de sociedades de personas en las que el estatuto
nada previó sobre el particular (art. 127, LGS).
Cuando los socios acuerdan que exista una administración desempeña-
da por varias personas, ella puede ser incluso conjunta, lo cual exige un des-
empeño unánime: todos deben decidir de consuno cómo y cuándo realizar
.
un negocio.
Pero es más frecuente y práctico que el órgano desempeñado por varias
personas dirima sus eventuales disensos internos por mayoría, de suerte que
el representante legal lleve ante la exterioridad la decisión previamente acor-
dada por esa mayoría de los administradores. Es la regla que rige en las
sociedades anónimas y en las de responsabilidad limitada.
El estatuto puede, no obstante, prever que las mayorías sean agravadas,
es decir, numéricamente de más de la mitad más uno (p.ej., requiriendo dos
tercios de los directores o gerentes para cierta decisión).
Cabe decir, por fin, que es de práctica, sobre todo en las sociedades
anónimas (o sea, las más utili zadas en la realidad), que los administradores
se designen por un período (uno, dos o tres años), al cabo del cual el órgano
de gobierno los renueva, ratificándolos o modificando su composición.
En todos los casos la designación deber ser inscripta en el Registro Pú-
blico, para que puedan actuar ante terceros con plena eficacia. Sin esa ins-
cripción, no obstante, la designación es eficaz entre los socios, internamente
dentro de la sociedad.
La cesación de los administradores es también una facultad de los so-
cios que los nombraron como tales.
Sin embargo, siendo ese el principio general, existen restricciones que
los propios socios pudieron haber acordado en el contrato constitutivo. Así,
pues, pudieron designar al administrador como condición expresa del contra-
98 SOCIEDADES

to, hipótesis que se configura en las sociedades de personas donde el desem-


peño de determinado sujeto en esa función orgánica es juzgada primordial.
En esa situación, no obstante, los socios por mayoría pueden remover al ad-
ministrador si existe justa causa para esa decisión, cosa que ciertamente debe-
rán acreditar judicialmente frente a la resistencia del presunto administrador
infiel que se quiere sustituir.
Pero cabe insistir en que son los socios quienes remueven y sustituyen a
los administradores, ejercitando su derecho en el seno del órgano de gobier-
no societario y actuando por mayoría.
La innecesariedad de justa causa es lo que define la aptitud de supre-
macía de ese órgano que integran exclusivamente los socios y que está justi-
ficada en el hecho de ser ellos quienes fundaron con su aporte económico la
sociedad y tienen, por ende, la aptitud de dirigir su rumbo eligiendo a quien
gestione los negocios.
Los socios pueden remover sin expresar causa (ad nutum) a los admi-
nistradores sociales. Estos, a su vez, pueden renunciar cuando lo estimen
oportuno sin aducir tampoco causa alguna, bien que evitando la intempesti-
vidad de su renuncia que, en tal caso (por su sorpresa o actitud dolosa en el
abandono del cargo), puede generarles responsabilidad (art. 130, LGS).
Para concluir, cabe señalar que cada tipo societario tiene sus particula-
ridades con relación a los administradores, pudiéndose destacar algunos ras-
gos (los más frecuentes o los que emergen de la ley).
1) En la sociedad colectiva todos los socios tienen en principio aptitud
de administrar, al igual que en las sociedades de capital e industria.
2) En las sociedades en comandita el que administra es el socio coman-
ditado. Puede administrar un tercero pero no los comanditarios (o capita-
l is tas).
3) En la sociedad de responsabilidad limitada la administración la ejer-
ce una gerencia, unipersonal o plural.
4) En la sociedad anónima el órgano de administración es el directorio,
desempeñado por uno o más directores.
5) En las sociedades cooperativas la administración la ejerce el Conse-
jo de Administración, necesariamente plural.

b) DEBERES Y RESPONSABILIDAD DE LOS ADMINISTRADORES. El art. 59 de


la LGS aporta un genérico patrón de conducta que deben respetar los admi-
nistradores de las sociedades, estableciendo que deben actuar "con lealtad y
diligencia de un buen hombre de negocios".
Se trata de una pauta de actuación objetiva (Richard - Muiño) que lleva
a exigir a los administradores un desempeño honrado y transparente, pos-
tergando intereses personales para privilegiar el interés social. A la vez, la
diligencia exigida refi ere a una aptitud profesional que le impone un obrar
ÓRGANOS, ADMINISTRACIÓN Y CONTABILIDAD 99

atento, activo y eficiente. Su desempeño, en suma, debe ser idóneo para el


logro de los fines societarios (Farina).
Estas pautas que, como se ven, son generales, deben ser apreciadas por
los jueces cuando se someta a los administradores a un juicio de responsa-
bilidad conforme a los hechos y a la prueba que en cada caso específico se
configuren. Así pues, cuando el admin istrador sea negligente o actúe de
modo ilícito, soslayando el referido patrón de conducta, debe ser removido
y a la vez responsabilizado por los daños que ese obrar antijurídico apareje
a la sociedad. A ese efecto los administradores son responsables en forma
personal (con sus propios bienes), directa, solidaria e ilimitada.
La mencionada responsabilidad es de índole funcional u orgánica.
Esa definición supone sustraerse a la discusión -ya superada- acerca
de si se trataba de una responsabilidad de naturaleza contractual (devenida,
precisamente, del contrato de sociedad) o extracontractual (por cuanto -se
decía- no estaban, en su caso, incumpliendo un contrato en el que a menudo
ni siquiera eran celebrantes).
Pero lo central es considerar que el Código Civil y Comercial no admite
sino un tipo de responsabilidad, sin distinguir -como ocurría antes- sobre el
origen contractual o extracontractual de los deberes del administrador.
A la luz de las nuevas normas del Código Civil y Comercial, la pecu-
liaridad del sistema de responsabilidad societaria permite circunscribir la
cuestión al microsistema de la LGS, dejando al Código como una referencia
supletoria.

§ 31. INTERVENCIÓN JUDICIAL DE u ADMINISTRACIÓN SOCIAL. - La ley


19.550 ha puesto especial cuidado en las situaciones de riesgo, abuso y pe-
ligro para las personas jurídicas que pueden provenir del mal desempeño de
sus administradores.

a) CONCEPTO Y PRECISIÓN SOBRE LA LEGITIMACIÓN PARA LA INTERFERENCIA


EN LA ADMINISTRACIÓN SOCIETARIA. La aparición de posibles situaciones des-
valiosas nacidas de la teoría organicista (recién descripta) que da aptitud a
ciertos sujetos para administrar -y muchas veces disponer de los activos
societarios- ha exigido la generación de una institución que devuelva el
eventual equilibrio que puedan romper tales personas -integrantes del
órgano de administración- en desmedro de los verdaderos dueños de las
partes sociales, es decir, aquellos que dieron vida a la sociedad con sus
aportes.
En otros términos, la sociedad busca el beneficio para sus socios que la
han creado. Los administradores son los llamados a gestionar el patrimo-
nio social formado con los aportes de aquellos socios. Pero encaramados
en esa capacidad orgánica pueden actuar a contramano de los intereses so-
ciales y poner en peligro a la propia sociedad.
100 SOCIEDADES

Debe enfatizarse, no obstante, como se dijo en el § 30, que el despla-


zamiento de los administradores corresponde a los socios, los cuales ni si-
quiera -en la generalidad de los casos- deben acreditar justa causa, dado
que pueden disponer la sustitución de ellos ad nutum (sin expresar o tener
causa). Por cierto que la intervención judicial tiene especial gravitación
cuando el socio demandante debe probar la justa causa de la destitución del
administrador, pero la institución analizada opera también en cualquier cir-
cunstancia en la que un socio solicite la remoción y obtenga, antes de la sen-
tencia, la separación provisoria del administrador demandado.
Para reponer las cosas en el equil ibrio deseado, la ley ha instituido la
posibilidad de que los socios, o el Estado a través de su capacidad de fis-
calizar la sociedad, puedan pedirle a un juez que genere esta intervención
o intromisión de un poder de dicho Estado, en la administración de la
sociedad.
En este perfil de la intervención judicial aparecen elementos esenciales
que deben destacarse.
1) Solo el Poder Judicial tiene esta potestad de intervención. Nunca
puede permitirse que los otros poderes (Ejecutivo o Legislativo) tengan tal
capacidad de interferencia en la vida de los entes privados. Debe excluirse
toda posibilidad constitucional que suponga una intervención por parte del
poder administrador o el poder legislativo (Garo). Ello violaría el principio
consagrado en la carta magna de separación de poderes o de funciones esta-
tales (Marienhoff).
2) La intervención judicial de una sociedad tiene carácter meramente
cautelar o precautorio.
Este aspecto determina que esta medida sea meramente provisional y,
por ende, por un tiempo limitado, vinculado a la necesidad de regularizar la
sociedad.
A su vez, demuestra el carácter accesorio de la medida, cualidad que se
explica cuando se considera que es una medida asegurativa de la situación
del ente pensada para operar mientras se debate lo principal, que es la remo-
ción del órgano administrador.
En otras palabras, podemos decir que esta medida cautelar se decreta
para no tornar ilusorios los derechos eventualmente burlados por los admi-
nistradores demandados por remoción, de suerte que la sentencia que se dic-
te en ese sentido (la revocación en sus cargos) no ocurra cuando ya los so-
cios sufrieron desmedro de sus derechos y la sociedad haya tenido perjuicios
graves.
3) De la mano de lo anterior se sigue el carácter excepcional o restricti-
vo con que los jueces deben apreciar la procedencia de esta medida de inter-
ferencia en la administración de los bienes.
Quizá para sopesar exactamente esta limitación de la procedencia de
la intervención deba acudirse al paralelismo con el patrimonio, no ya de un
ÓRGANOS, ADMINISTRACIÓN Y CONTABILIDAD 101

ente jurídico como la sociedad, sino el de un ente real, como la persona físi-
ca o humana.
Intervenir los negocios de una persona de existencia real es solo imagi-
nable en hipótesis de demencia, prodigalidad u otro tipo de incapacidad que
los jueces deben mirar con una óptica muy restringida.
4) Por fin, tratándose de una medida precautoria dictada en un proceso
judicial, existen sobre el particular regulaciones que exceden la potestad de
la ley de fondo (o sustancial) y quedan deferidas a las normas locales so-
bre procedimientos. Por ello coexisten en la materia regulaciones de la ley
19.550 (art. 113 y ss.), con las de cada jurisdicción provincial (p.ej., art. 222
y ss., Cód. Proc. Civil y Com. de la Nación, aplicable en la Ciudad de Bue-
nos Aires).
b) LEGITIMACIÓN ACTIVA. Los sujetos a quienes la ley habilita para
solicitar a los jueces la intervención de una sociedad son los socios de esa
sociedad y el Estado, por medio del órgano de fiscalización externa de las
personas jurídicas.
1) Pedido de un socio. En este caso el socio debe acreditar tal carác-
ter y, a la vez, que la conducta del administrador o de los administradores
que se pretende remover implique poner en peligro grave a la sociedad.
Esa gravedad -señala Vanasco- se refiere a que la actitud positiva o ne-
gativa del administrador debe ser de tal entidad que suponga un riesgo de
menoscabo del patrimonio societario y no meramente al interés de un socio
en particular, hipótesis ajena.
Un tercer requisito refiere a que el socio peticionante haya agotado los
remedios internos que le concede el estatuto social. El socio, en efecto, no
puede arrancar su reclamo acudiendo al juez para que invada el ente priva-
do. Antes bien, debe desplegar las actividades y recursos que concede el
estatuto al socio, intimando al administrador supuestamente infiel o inefi-
ciente, a la vez que planteando la cuestión ante el resto de los socios en el
seno del órgano de gobierno.
Por fin, en cuarto término, el socio que pide la intervención debe de-
mandar judicialmente la remoción del administrador, de suerte que esa sea
la cuestión principal en debate. La cautelar de intervención societaria será
pues accesoria -o asegurativa- de esa acción principal de destitución del ad-
ministrador.
2) Pedido de intervención por el ente de control estatal. Según se
ha dicho, el poder estatal de control societario no tiene potestad jurídica para
intervenir en los negocios de un sujeto privado, ni de existencia física ni de
existencia ideal.
Sin embargo, el interés del Estado de controlar ciertas actividades de las
sociedades le permite acudir al juez para que este disponga la intervención
de una sociedad.
102 SOCIEDADES

Así pues, el art. 303 de la LGS específicamente establece que "la au-
toridad de contralor está facultada para solicitar al juez del domicilio de la
sociedad competente en materia comercial [... ] la intervención de su admi-
nistración" (inc. 2º).
En tales condiciones, aun cuando escapa al Poder Ejecutivo y al Po-
der Legislativo intervenir sociedades, pueden pedirlo al Poder Judicial en el
marco de esa actividad de control que se ha reservado a las provincias, a
través de sus respectivos organismos de fiscalización societaria. En tales
supuestos, el órgano estatal respectivo tiene una genérica aptitud para solici-
tar la intervención cuando invoque y pueda acreditar ante el juez que su de-
cisión de interferir es imprescindible en resguardo del interés público (art.
301, inc. 2º, LOS). Pero también el Estado tiene una específica potestad
para requerir la intervención judicial cuando se trate de sociedades que ha-
gan oferta pública de sus acciones o requieran fondos del público en gene-
ral. En estos casos, la potestad de control del Estado está amplificada por
evidentes razones de cuidado de los intereses generales, al punto que la ley
le concede un control permanente de esas sociedades, precisamente por la
importancia de ellas y por sus actividades de especial interés para la econo-
mía y el público en general (art. 299).
No obstante esa mayor aptitud en la potestad del órgano estatal para pe-
dir a los jueces la intervención no lo exime, como se dijo, de invocar y pro-
bar -al menos con un grado de verosimilitud razonable- las razones y los
hechos de tal supuesto daño al interés general provocado por la sociedad de
que se trate.

c) CLASES DE INTERVENCIÓN. GARANTÍAS y RECURSOS. La injerencia


judicial en las sociedades, restrictiva, como se ha dicho, puede tener diver-
sos grados. Al amparo del art. 115 de la LGS puede designarse un mero
veedor informante cuando existe duda sobre la verosimilitud del derecho o la
gravedad de los daños invocados. En cambio, a medida que se avizore que
el riesgo es mayor, el juez puede designar un coadministrador (es decir, un
funcionario que actúe a la par y con las mismas prerrogativas del órgano de
administración de la sociedad) y, en casos extremos, puede el juez desplazar
temporariamente al administrador o administradores demandados, reempla-
zándolos por uno o varios administradores.
El mismo art. 115 exige que el juez -al decretar la intervención, cual-
quiera sea su grado o clase- fij e las atribuciones del funcionario que la des-
empeñe y, a la vez, determine el plazo de su actuación, el cual solo puede ser
prorrogado con la concreción de una información sumaria sobre su necesi-
dad, extremo que evoca la tantas veces referida interpretación restrictiva de
la aplicación del instituto analizado.
La intervención judicial, según se ha dicho hasta aquí repetidamente,
es una medida de naturaleza cautelar o precautoria. En razón de ello, y
conforme es la regla general en ese ámbito de medidas asegurativas, debe
ÓRGANOS, ADMINISTRACIÓN Y CONTABILIDAD 103

estar precedida de una contracautela, es decir, una garantía que debe otor-
gar el solicitante de la intervención y que apunta a dar certeza de que los
eventuales daños y gastos que genere la intervención (si hipotéticamente
se revela ejercida sin derecho o abusivamente) sean soportados por ese so-
licitante.
Esa garantía puede ser de índole real (es decir, sobre bienes de propie-
dad del impetrante) o simplemente juratoria, si el socio peticionante es de
reconocida solvencia. Es usual , por lo demás, que se acepten como caución
las cuotas sociales o acciones del socio que solicita la intervención, caso en
que el juez decreta el embargo sobre tales tenencias de dicho socio, mandan-
do a inscribir ese embargo en los libros sociales respectivos.
El juez debe regular el monto e importancia de la contracautela ponde-
rando diversos factores, a saber: la graduación menor o mayor de la inter-
vención (veeduría, coadministración, entre otros), su extensión temporal y la
envergadura de la empresa cuya dueña es la sociedad intervenida.
Las decisiones que adopten los jueces interviniendo una sociedad o de-
negándola, son siempre susceptibles del recurso de apelación ante la cámara
de apelaciones que sea tribunal de alzada del juez de origen.
Ese recurso puede versar también sobre la contracautela que se requie-
ra, o por la graduación de la intervención o por las facultades del interventor
e, incluso, por el plazo por el que se la decreta.

§ 32. LIBROS Y DOCUMENTACIÓN DE LA GESTIÓN SOCIAL. - Los libros y


documentos contables reflejan el giro de los negocios efectuados por la em-
presa durante un ejercicio.

a) INTRODUCCIÓN A LAS CUENTAS DE LAS EMPRESAS. En la contabilidad


se anotan las operaciones hechas periódicamente. Así pues, existen dos li-
bros que la sociedad debe llevar y donde registra esos negocios en forma
periódica. Son el libro inventario y balances (art. 322, Cód. Civil y Comer-
cial) y el libro diario. En el libro inventario y balances se hace un segui-
miento de los bienes que componen el activo de la empresa y de las deudas
asumidas, y con base en ese inicio, en el libro diario se escriben día a día los
ingresos y los egresos relativos al movimiento de los fondos. Esos datos
servirán luego de base a fin de practicar las cuentas del balance, instrumento
clave para informar con datos fehacientes (a socios y terceros) sobre las ga-
nancias obtenidas y las pérdidas sufridas, según cálculos matemáticos.
Los asientos donde se vuelcan los datos se interconectan para poder
componer un cuadro descriptivo de la situación económica y del estado
económico y financiero de la sociedad. Si bien la información compilada
describe lo acontecido en el pasado -porque es historia vívida-, se proyecta
hacia el futuro, pues permite apreciar la gestión cumplida con el objeto de
adoptar decisiones sobre los negocios.
104 SOCIEDADES

Poco a poco se ha tomado conciencia de que sin el empleo de los es-


tados contables no hay empresa que prospere, dado que la información que
brinda es esencial para la toma de decisiones.
En tal sentido, se ha dicho que la contabilidad de la empresa es una
ciencia social cuyo objeto es variado, ya que consiste en: J) determinar la
realidad económica y financiera de una empresa; 2) calcular su resultado en
cada ejercicio, y 3) permitir el análisis de su situación y su comparación con
ejercicios precedentes, incluso con vistas al futuro.
Dicha contabilidad se practica mediante declaraciones debidamente
respaldadas en documentos, efectuadas por el empresario (en rigor, por sus
empleados con aptitud en tal sentido) y destinadas a proporcionar informa-
ción a los socios y a terceros. Así, el derecho contable es aquella parte del
ordenamiento jurídico que regula la contabilidad mercantil y de las empresas
en general.
Para Halperin, las disposiciones de la ley societaria sobre los estados
contables son normas jurídicas, aunque se originen en la técnica de la ha-
cienda y sean documentos derivados y dependientes de la contabilidad.
En el ámbito de la Ciudad de Buenos Aires debemos considerar como
tales las disposiciones del art. 305 y ss. de la res. gral. 7/15 de la IGJ, que
regulan cuidadosamente las obligaciones en materia de contabilidad.

b) LAS RAZONES y CONVENIENCIA DE LLEVAR CONTABILIDAD. No solo son


convenientes los registros o asientos de los negocios empresarios preceden-
tes para la toma de decisiones operativas, sino que esos registros proveen
la posibilidad de diseñar escenarios que vendrán fundándose en estos datos
preexistentes y servirán además para proyectar el crecimiento de la empre-
sa y las nuevas líneas de negocios. En todo caso, permiten analizar deta-
lladamente las acciones ejecutadas en el desarrollo de la empresa y las cau-
sas de los fracasos eventualmente producidos en sus negocios, circunstancias
desde las que, incluso, pueden determinarse responsabilidades por tales des-
aciertos.
Las cuentas involucran el derecho y el deber de información sobre las
actividades de la empresa, tanto para los socios como para los terceros, sean
estos inversores, acreedores u otros, como el fisco.
Llevar las cuentas para las empresas resulta, en virtud de lo descripto,
una verdadera ventaja competitiva para el empresario, el cual tiene en la pro-
pia ley incentivos claros para cumplir con esta carga.

c) CONTROL DE LAS CUENTAS. AUDITORÍAS. La contabil idad como tal


es una disciplina de control de los negocios, pero la comprobación de la
veracidad de las cuentas es esencial para determinar si efectivamente estas
son válidas y, por ello, confiables para utilizarlas en beneficio de la empresa
(Bello Knoll).
ÓRGANOS, ADMINISTRACIÓN Y CONTABILIDAD 105

El objeto de la fiscalización no es la detección de errores, aunque mu-


chas veces resulta de ella. La función de inspección de las cuentas es más
bien dar certeza a los registros.
Uno de los elementos clave para asegurar la credibilidad de los infor-
mes financieros, así como de sustentabilidad, es la verificación externa a tra-
vés de una auditoría.
Desde un enfoque teórico de la disciplina de la auditoría se afirma que
los informes deben ser completos, puesto que con ese atributo se describe
el alcance con que la información relevante y sustancial ha sido analizada.
De este modo, el control de las cuentas resulta exhaustivo y confiable.
La auditoría es, pues, un control externo asumido por un profesional,
absolutamente independiente de la empresa, sobre cuya situación patrimo-
nial, económica y financiera deberá dictaminar. Este profesional indepen-
diente es contratado por la propia empresa.
El informe de auditoría, si bien tiene una función "puramente informa-
tiva", implica que el profesional al que se le encarga la tarea debe pronunciar
su opinión e informar lo siguiente.
1) Qué es lo que examinó (es decir, qué material y qué datos contables
fueron objeto de la auditoría).
2) Qué tarea realizó (eso para determinar el alcance de la auditoría).
3) Las conclusiones acerca de la aplicación de normas contables profe-
sionales vigentes respecto de los datos analizados.
4) Información especial requerida legalmente.
5) La fecha de realización de la auditoría, que limita la responsabilidad
del auditor y circunscribe su tarea y alcance de su informe.
Tal informe, conforme lo hasta aquí expuesto, genera presunciones de
legitimidad y crea una situación de razonable confianza para el público.
La ley 26.831 del régimen de transparencia de la oferta pública -que es
aplicable a las sociedades cotizantes en bolsas- expresa en sus considerandos
la especial importancia de la regulación de los aspectos que hacen a los audi-
tores externos, reconociendo así que la calidad de la información pública que
los emisores dan al mercado de capitales constituye uno de los pilares de su
buen funcionamiento.
Al propio tiempo, esta norma impone a las sociedades que hacen oferta
pública de sus acciones el cumplimiento de una serie de informaciones con-
tables, en línea con los objetivos aquí expuestos.

d) MODO DE LLEVAR CUENTAS. La contabilidad requiere mediciones


sistemáticas, periódicas y de índole aritméticas. El proceso de medición o
ponderación es el proceso de valuar objetos o eventos de acuerdo con reglas
aplicables de manera constante, de suerte que resulten comparables los gua-
rismos de uno y otro período.
106 SOCIEDADES

Los contadores siempre se han preocupado, a través de directivas que


emanan de sus consejos profesionales, de brindar estándares para llevar las
cuentas, que incluyan precisas definiciones de los parámetros y términos uti-
lizados, en un intento de reducir cualquier incerteza o ambigüedad en la con-
tabilidad tradicional.
Todos los países otorgan un marco jurídico-técnico de normas contables
referidas a la presentación y valuación de las cuentas, pero la legislación co-
mercial argentina no ha adoptado ningún método contable específico ni obli-
ga al empresario a utilizar técnicas especiales (Bello Knoll), salvo las pautas
básicas de los arts. 323 a 329 del Cód. Civil y Comercial.
En el ámbito de la Ciudad de Buenos Aires rigen el art. 305 y ss. de la
res. gral. IGJ 7 /15, que imponen ciertas pautas a los registros contables desti-
nadas a concederles la aptitud que le es exigible genéricamente.

e) MOTIVOS Y FUNDAMENTOS LEGALES DEL DEBER DE LLEVAR CUENTAS.


Están interesados en las cuentas aquellas personas que interactúan con la
empresa en forma permanente: sus propietarios, sus empleados, sus acreedo-
res, sus proveedores, sus administradores, etcétera (Salerno).
También el Estado está interesado y, en su carácter de recaudador de
impuestos, de fiscalizador, de promotor de políticas económicas, sociales y
financieras, entre tantas, y de guardián del bienestar público, dicta normas
que obligan a las empresas a llevar cuentas de sus negocios y transacciones.
Es por ello que todas las legislaciones del mundo han ido imponiendo
en forma obligatoria la exigencia de llevar un registro de las operaciones em-

presar1as.
Esta legislación en materia contable, que impone una regla estricta de
cálculo y registro de los movimientos económicos y financieros de las em-
presas, provoca en estas un impacto en su funcionamiento interno y la ne-
cesidad de organizar una estructura sujeta a una técnica para cumplir con
ese deber.
Esa carga tiene sus costos, pero es imprescindible y a la vez de suma
utilidad para las empresas.
En nuestro país, su organización federal determina que en cada juris-
dicción, los organismos corporativos de control de la matrícula contable (los
consejos profesionales) establezcan las normas técnicas contables de exposi-
ción y registro estrictamente controladas en su aplicación para que los profe-
sionales utilicen la metodología que provea el cumplimiento de los objetivos
legales en relación con las cuentas y la manera de exponerlas.
Vale recordar que los arts. 14, 18 y 19 de la Const. nacional protegen la
correspondencia y los papeles privados.
No obstante, la trascendencia de la contabilidad y los papeles de un em-
presario o de una sociedad hacen que no se considere que su exhibición viole
esa garantía constitucional, en la medida en que exista una norma que regule
ÓRGANOS, ADMINISTRACIÓN Y CONTABILIDAD 107

ese examen. Las normas tributarias fueron las primeras que comenzaron
con la limitación de ese derecho de privacidad.
El principio de no exhibición cuando hay intereses generales de la co-
munidad, por ejemplo, en el esclarecimiento de ilícitos (art. 300 y ss., Cód.
Proc. Penal), o por interés fiscal comprometido (ley 11.683), queda razona-
blemente relativizado.
Se ha afirmado a través del tiempo que la exigencia de llevar cuentas
por parte de los empresarios, desde el punto de vista de la naturaleza jurídi-
ca, se trataba de una carga, de una obligación o de un deber. Sin embargo,
la mayoritaria doctrina nacional y extranjera interpreta que se trata simple-
mente de una obligación y así parece determinarlo el art. 320 del Cód. Civil
y Comercial.
Esta obligación que impone la ley comienza con la iniciación de la ac-
tividad económica, momento en el que solo tendrá libros rubricados como
exige la ley el comerciante inscripto en la matrícula; y termina cuando cesa
la actividad.
El texto del art. 320 del Cód. Civil y Comercial menciona a quienes
realizan actividades económicas en forma organizada y a quienes sean titu-
lares de empresas. Sin embargo, no hay sanción directa por no llevar con-
tabilidad en la legislación argentina, y la consecuencia solo supone la pérdi-
da (o la no adquisición) de beneficios otorgados que, como se dijo, actúan
como incentivos para cumplimentar las cargas de llevar la contabilidad regu-
larmente.
f) LEGISLACIÓN VIGENTE DISPERSA. Numerosas normas relativas a la
contabilidad se encuentran descodificadas y en distintos lugares. La reali-
dad actual postula el derecho contable, nutrido por diversas fuentes. A
título ejemplificativo, y sin perjuicio de resultar la ensayada enumeración
parcial, existen leyes en particular para ciertos sectores de la actividad co-
mercial y financiera que se refieren a la contabilidad.
J) Ley 26.831, relativa a la Comisión Nacional de Valores, que trae pre-
visiones para los agentes de bolsa y las entidades emisoras de títulos.
2) Ley 18.924, sobre casas y agencias de cambio (art. 2º, inc. d).
3) Ley 19.836, que constituía la regulación legal de las fundaciones
(arts. 23 a 26), ahora reemplazada por los arts. 193 a 224 del Cód. Civil y
Comercial.
4) Ley 20.091, respecto de las entidades de seguros y su control (arts.
38 a 45).
5) Ley 20.321, correspondiente a las asociaciones mutuales (art. 24,
inc. a).
6) Ley 21.526, de entidades financieras (art. 36).
7) Ley 22.315, que crea la Inspección General de Justicia (art. 6º, inc. b).
108 SOCIEDADES

8) Ley 24.144, Carta Orgánica del Banco Central de la República Ar-


gentina (arts. 34, 35 y 50), reformada por la ley 26.739.
Con el objetivo de verificar las constancias de los libros, el legislador
requiere auditar los balances en supuestos específicos; así, en las sociedades
(art. 283, ley 19.550), las entidades financieras (art. 36, ley 21.526), compa-
ñías aseguradoras (art. 38, ley 20.091) y también cooperativas (art. 81, ley
20.377). Algunas reparticiones públicas también las exigen para ciertos
casos (Administración Federal de Ingresos Públicos, Inspección General de
Justicia y Comisión Nacional de Valores).
Además, hay numerosas disposiciones reglamentarias emanadas de la
autoridad administrativa, como del Banco Central, de la Inspección General
de Justicia (res. gral. 7 /15), la Comisión Nacional de Valores, la Dirección
General Impositiva, etcétera. Se suman a ello las reglas de técnica conta-
ble usuales surgidas de la práctica profesional que gozan de aceptación en
la materia (a estas se remite el art. 34, ley 24.144); a título ejemplificativo
recuérdese el mecanismo de "partida doble" que hace a la estructura del
balance. Del mismo modo, la Federación Argentina de Consejos Profe-
sionales de Ciencias Económicas emite resoluciones en la materia para los
contadores. Va de suyo que también se deberán tener en cuenta prescrip-
ciones éticas o deontoJógicas.
Trataremos a continuación las principales disposiciones comunes sobre
la materia.
1) Disposiciones del derogado Código de Comercio. Como dijimos
ya repetidamente, el Código de Comercio ha sido reemplazado por disposi-
ción de la ley 26.994, que instituyó el Código Civil y Comercial de la Nación.
El art. 43 del Cód. de Comercio, en su redacción ya derogada, pero no
obstante válida porque daba respaldo a muchas regulaciones locales de los
Colegios Profesionales de Ciencias Económicas, decía que " todo comercian-
te está obligado a ]levar cuenta y razón de sus operaciones y a tener una con-
tabilidad mercantil organizada sobre una base contab]e uniforme y de ]a que
resulte un cuadro verídico de sus negocios y una justificación clara de todos
y cada uno de los actos susceptibles de registración contable. Las constan-
cias contables deben complementarse con la documentación respectiva".
Estos principios, no ya como ley, son sustanciales para el derecho con-
table y forman ya un criterio ampliamente aceptado y aplicable como regla
de reconocida sabiduría.
2) La contabilidad y los estados contables. Se ha caracterizado a la
contabilidad (o "teneduría de libros") como una disciplina que, basada en
una fundamentación propia, se ocupa de la clasificación, el registro, la pre-
sentación y la interpretación de los datos relativos a los actos y hechos de la
administración de empresas y otros entes, o por sectores interesados, ajenos
a e]los. Abarca elementos de organización, control, guarda o conservación,
exposición y análisis (Zaldívar y otros).
ÓRGANOS, ADMINISTRACIÓN Y CONTABILIDAD 109
Para Salerno, más pormenorizadamente, la contabilidad es una descrip-
ción ordenada del estado patrimonial de una empresa, según los bienes uti-
1izados, registrando cronológicamente las operaciones efectuadas durante un
ejercicio, a fin de dar cuenta sobre la marcha de los negocios, la rentabilidad
obtenida y la previsión de futuros resultados. En opinión de Pasqualini, es
un procedimiento de información económica, financiera y jurídica, construi-
da cuantitativamente con una finalidad específica para la toma de decisio-
nes. Según este autor, cuya tesis universitaria sobre el tema fue galardona-
da, tiene por objetivo describir la situación real del patrimonio guiada por el
enunciado inglés de true and fair view o idea de la imagen fiel.
Se parte de un capital integrado que evoluciona a lo largo del tiempo
para financiar la actividad mediante recursos genuinos a inversiones exter-
nas. Sobre esa base se va formando el patrimonio de la empresa. Relacio-
namos esta figura con la empresa y apuntamos entonces que "comprende
en forma global tanto el activo -integrado por los derechos reales, perso-
nales e intelectuales que le pertenecen- como el pasivo, cubierto por el pri-
mero" (Salerno), es decir, tiene un respaldo pro so/vendo (en pro del cum-
plimiento).
En cuanto a los estados contables, se trata de resúmenes de datos ex-
traídos de los elementos contables de una empresa, compilados, ordenados y
elaborados sistemáticamente, que se expresan en términos monetarios con la
antedicha finalidad de brindar información.
En esta categoría quedan abarcados los siguientes.
a) El balance general, que muestra la naturaleza y cantidad de los re-
cursos económicos en un momento determinado, los derechos de los acree-
dores y la participación de los socios sobre tales recursos.
b) Los estados de ganancias y pérdidas, que reflejan los resultados
acumulados sin asignación específica durante el ejercicio.
c) El estado de resultados, que brinda un resumen analítico de los he-
chos y factores significativos durante un período considerado y que dieron
lugar a un aumento o disminución de recursos económicos netos de una em-
presa, excluidos los cambios resultantes de las distribuciones o inversiones
adicionales de los accionistas.
d) Los estados de origen y aplicación de fondos, que resumen las acti-
vidades de financiación e inversión de las empresas, a través del análisis de
los cambios operados en el trabajo (activo corriente menos pasivo corriente)
(Braessas).
3) Patrimonio neto. Estudios y principios. A fin de obtener una
radiografía del activo y del pasivo se debe seguir una metodología mate-
mática y reglas técnicas para obtener el patrimonio "neto", que representa
los derechos económicos que los socios tienen sobre el activo de la socie-
dad. Contablemente el patrimonio neto es el activo menos el pasivo. Se-
gún la LGS incluye el capital, las reservas y las utilidades acumuladas.
110 SOCIEDADES

No obstante, la doctrina contable y las normas profesionales suelen es-


tructurarlos en aportes de los propietarios (o asociados) y resultados acumu-
lados (res. técnicas 8 y 9 de la Federación Argentina de Consejos Profesiona-
les de Ciencias Económicas, especialmente incorporadas a la reglamentación
de la IGJ en el art. 305 de la res. gral. 7/15).
En primer término, para su elaboración debe emprenderse una búsque-
da e investigación de los datos relevantes, debidamente acreditados, para co-
tejarlos y relacionarlos entre sí. En una segunda etapa, la información pro-
cesada es objeto de la crítica y la ponderación en su conjunto, destacando
si se incurrió en errores o irregularidades, para brindar una explicación del
ejercicio analizado. Por fin, se comunica el trabajo a los administradores e
interesados para el control de su exactitud.
Los principios contables surgen de la práctica más frecuente y reco-
mendable; su estudio sistemático se lleva a cabo en las aulas universitarias a
fin de obtener el grado de contador público. Esos principios sirven de guía
para elaborar la información requerida, de modo que la tarea informativa
tenga sólido sustento. Cabe recordar que son tres los principios esenciales
para su elaboración, a saber: principio de prudencia en el manejo de los da-
tos y su estimación; principio de no compensación, es decir que los elemen-
tos se valorarán separadamente, tanto el activo como el pasivo, y principio
de importancia relativa, de las variaciones verificadas tomando en cuenta su
real significado.
Rigen además en la materia otros principios, como lo destaca Cabane-
llas. La utilidad, brindada por la información reunida; pertinencia, pues
esa información tiene que ajustarse al requerimiento del interesado; con-
fiabilidad, en cuanto sea veraz y haya medios para verificarla; precisión, es
decir, exactitud de los datos suministrados, y suficiencia, ya que el informe
tiene que responder a los puntos requeridos.
Todos los principios mencionados apuntan al mismo objetivo: describir
la realidad del giro empresario durante un ejercicio.
4) Pilares de la contabilidad. Existen en la actualidad tres pilares
fundamentales referidos a las cuentas del empresario en la legislación mer-
cantil. Ellos son: a) dar cuenta y razón de sus operaciones; b) utilizar una
metodología determinada organizada y uniforme, y c) obtener como resulta-
do de ello un cuadro verídico de sus negocios.
Se destaca aquí la uniformidad, que sin duda alguna otorga la posibili-
dad de comparar guarismos y variables entre los distintos períodos económi-
cos; permite el análisis de variaciones materiales y financieras y resulta base
apropiada para la proyección futura de los negocios.
El Código de Comercio establecía en su art. 44 que "los comerciantes,
además de los que en forma especial impongan este Código u otras leyes, de-
ben indispensablemente llevar los siguientes libros: el libro diario y el libro
de inventarios y balances".
ÓRGANOS, ADMINISTRACIÓN Y CONTABILIDAD 111

Y agregaba que "sin perjuicio de ello el comerciante deberá llevar, los


libros registrados y la documentación contable que correspondan a una ade-
cuada integración de un sistema de contabilidad y que le exijan la impor-
tancia y la naturaleza de sus actividades, de modo que de la contabilidad y
documentación resulten con claridad los actos de su gestión y su situación
patrimonial" (texto según decr. ley 4777 /63).
Resultan del citado Código principios orientadores generales, pero no se
establece en él el método a seguirse para la confección de la contabilidad. La
norma transcripta fue derogada pero sigue siendo un norte o directiva insos-
layable para los principios de contabilidad aceptados por la generalidad.
En ese orden, el Código Civil y Comercial consagra normas similares
en su art. 322, las cuales en el ámbito de la Ciudad de Buenos Aires cabe
complementarlas con los parámetros del art. 326 de la res. gral. IGJ 7/15,
que exige que a través de la contabilidad se pueda acceder a la situación y
evolución del patrimonio.
Como dice Roitman, llevar la contabilidad es fundamental no solo por
constituir una prueba de las operaciones, sino porque además revelan el es-
tado de los negocios de la empresa, que interesan al comerciante, a quienes
contratan con él y a la sociedad en general.
Consecuentemente, la negligencia en el cumpl imiento de esas mandas
legales es susceptible de generar responsabilidad, en el caso de las socieda-
des, de sus administradores (a continuación), por insatisfacción de las obli-
gaciones de lealtad y diligencia de un buen hombre de negocios.
5) Libros y respaldo documental. Como ya hemos destacado, el
derogado Código de Comercio indicaba "la obligación de seguir un orden
uniforme de contabilidad y de tener los libros necesarios a tal fin" (art. 33,
inc. 2º). La escritura de la contabilidad debe ser en idioma castellano y las
cuentas en números arábigos; a su vez, la unidad monetaria a emplear será
la moneda nacional. Así lo dispone ahora el art. 325 del Cód. Civil y Co-
mercial, lo cual es plenamente coherente dado que se debe considerar que las
operaciones se realizaron en el país, donde la documentación será exhibida a
los interesados, quienes tienen derecho a leer e interpretar los asientos según
es costumbre en la Argentina, además de su efectivo control por los organis-
mos fiscalizadores y la autoridad administrativa.
Los ya citados arts. 280 a 287 de la res. gral. IGJ 7/15 detallan las exi-
gencias de la registración mencionada.
El Código Civil y Comercial, en su art. 320, obliga a las personas ju-
rídicas privadas y a las personas físicas que tengan una actividad econó-
mica organizada a registrar sus operaciones y llevar un sistema de conta-
bilidad. Deben anotar en determinados libros varios datos que sirven de
control y publicidad sobre la gestión cumplida. Esos libros son especiales,
encuadernados y foliados, debiendo llevar la rúbrica del funcionario compe-
tente del Registro Público que los habilita a dicho efecto (art. 323, Cód. Civil
112 SOCIEDADES

y Comercial). Su habilitación no significa darles el carácter de instrumento


público, pues su contenido emana del titular de los libros, aun cuando sean
llevados en legal forma y sirvan de prueba (sobre esto volveremos a conti-
nuación).
Resulta pues obligatorio (como ya se dijo) llevar un libro diario y otro
de inventario y balances. Se eliminó el vetusto libro denominado copia-
dor de cartas, sin perjuicio de la conservación de la correspondencia que se
relaciona con el giro del negocio. De cualquier manera, también se debe
guardar la documentación respaldatoria de los asientos que se anoten (v.gr.,
contratos, resúmenes bancarios, impuestos, recibos, facturas).
Las sociedades pueden utilizar "ordenadores, medios mecánicos o mag-
néticos u otros" (art. 61, ley 19.550, reformado por la ley 22.903), siempre
que lo autorice el Registro Público; de ello se exceptúa al libro de inventario
y balances, el cual comprende el estado de resultados, notas complementa-
rias y la memoria (arts. 63 a 66).
Más amplio es el criterio seguido para las cooperativas, entidades au-
torizadas para emplear "medios mecánicos y libros movibles" en todos los
casos (art. 38, ley 20.337).
Del mismo modo, el fisco admite que los contribuyentes efectúen "re-
gistraciones mediante sistemas de computación de datos operando con so-
portes magnéticos" (art. 9º, ley 23.314, de 1986, modificatoria de la ley
11.683 de procedimiento fiscal).
No debe olvidarse que en situación de crisis de la empresa la contabili-
dad es esencial. Así pues, en el concurso preventivo se impone como requi-
sito formal indispensable acompañar un estado de la "situación patrimonial"
y los balances correspondientes a los tres últimos ejercicios (art. 11, incs. 3º
y 4°, ley 24.522); ese requisito también deberá cumplirlo la persona que pida
su propia quiebra (art. 86), exigencia todavía más relevante si lo que pre-
tende el empresario en crisis es la homologación de un acuerdo preventivo
extrajudicial.
6) Distintos libros y elementos que los componen. Son los siguientes.
a) Inventario. En este se detallan y evalúan los componentes activos
y pasivos del patrimonio de la empresa, permitiendo recapitular al final del
ejercicio la situación económica y financiera. Conforme al art. 281 de la
referida res. gral. 7/15 de la IGJ, en este se registran los valores que for-
man el capital de la empresa al tiempo de empezar su giro, representados en
"dinero, bienes, muebles y raíces, créditos". Es pieza clave de la contabili-
dad, pues sirve para confeccionar el balance y calcular matemáticamente los
resultados obtenidos por la gestión, ya que cuantifica todo lo inventariado
asignándole su valor y permitiendo así conocer el patrimonio y su entidad
, .
econom1ca.
b) Diario. Se deben registrar en este libro todas las operaciones que
inciden en el patrimonio (art. 327, Cód. Civil y Comercial).
ÓRGANOS, ADMINISTRACIÓN Y CONTABILIDAD 113

En este libro se asientan cronológicamente, en forma progresiva y su-


cesiva, las operaciones comerciales que se hicieren durante el ejercicio, indi-
cando en cada supuesto la fecha. Entre los actos de comercio se menciona
"toda operación de cambio, banco, corretaje o renta" y también genérica-
mente se habla de "una operación comercial". Se trata de registrar los in-
crementos del activo y las deudas que se generan en el pasivo, siempre que
se relacionen con el giro de la empresa e incidan en el patrimonio. A ese
efecto, será menester determinar el respaldo del acto, vale decir, la causa
eficiente del registro. El legislador autoriza a las sociedades a contabilizar
"asientos globales" por un lapso no mayor a un mes (art. 61, LGS, y art. 327,
Cód. Civil y Comercial).
El art. 45 del Cód. de Comercio, hoy derogado, puede citarse a título
ilustrativo, en cuanto disponía asentar los títulos de créditos emitidos o re-
cibidos, más los bienes que ingresen o egresen; el último párrafo de ese ar-
tículo ilustra acerca del registro de cada partida, la cual debe individualizar
según el supuesto al acreedor y al deudor respecto de "la negociación que se
refiere".
Forma parte de estas anotaciones el libro de caja, destinado a los pagos
que se hicieren o a las sumas que fuesen percibidas; no resulta obligatorio,
pero es considerado un auxiliar de utilidad integrante del libro diario (art.
327, Cód. Civil y Comercial). Del mismo modo, la empresa puede destinar
libros autónomos para asentar registros específicos que unificados se englo-
barían en el libro diario, y está facu ltada a pasarlos al libro mayor, optativo.
La compulsa de las partidas asentadas posibilita la preparación de ba-
lances periódicos, del balance anual, y el cuadro de ganancias y pérdidas
derivadas de la actividad.
c) Balance. El balance describe la situación económica, financiera y
patrimonial de una empresa a la fecha de ser confeccionado, con el detalle
de la actividad desarrollada, más la que se encuentra pendiente, y de los re-
sultados obtenidos. Debe "expresar con veracidad y exactitud compatible
con su finalidad, la situación financiera a su fecha" (art. 321, Cód. Civil y
Comercial).
En columnas separadas se detallan el activo y el pasivo pertenecientes a
un ejercicio determinado, indicando el capital propio que se dispone. Ade-
más, trae un cuadro de las ganancias y de las pérdidas sufridas, notas com-
plementarias y una memoria. De acuerdo con el derogado art. 48 del Cód.
de Comercio, comprende "todos sus bienes, créditos y acciones, así como
todas sus deudas y obligaciones pendientes", directiva que conserva todavía
valor para la elaboración de registros confiables.
La ley de sociedades en el art. 63 exige suministrar una información
precisa respecto de los siguientes rubros.
1) Activo, en el cual se habrá de distinguir y totalizar el activo corriente
(su realización se producirá dentro de los doce meses) y el no corriente: a)
114 SOCIEDADES

líquido; dinero, sea nacional o extranjero; b) monto de los créditos a cobrar;


e) bienes de cambio, inversiones, bienes de uso, bienes inmateriales.
2) Pasivo, en el cual se habrá de distinguir y total izar el pasivo corrien-
te (su vencimiento o exigibilidad tendrá lugar dentro de los doce meses) y el
no corriente: deudas, previsiones, otros rubros hacia terceros, rentas percibi-
das por adelantado e ingresos correspondientes a futuros ejercicios.
A su vez, la Inspección General de Justicia exige llevar estados con-
tables, detalles analíticos de la composición del activo y pasivo, el plan de
cuentas utilizados por entidad y la descripción del sistema informático em-
pleado (art. 327 y ss., res. gral. 7/15).
7) Los libros como medios de prueba. Se suele decir que los libros
de comercio tienen eficacia probatoria en juicio, afirmación digna de ser
examinada para determinar el alcance que posee. Corresponde destacar, de
antemano, que esa es la directiva que contiene el art. 330 del Cód. Civil y
Comercial.
Los libros no son instrumentos públicos, ni las notas allí asentadas
presuponen su autenticidad, pues emanan de la propia empresa sin estar fir-
madas. En nuestros días la pericia contable ofrece un gran poder de con-
vicción para el tribunal. Más aún, parecería ser la única vía hábil a fin de
demostrar la existencia de una operación mercantil en los litigios en los cua-
les hay orfandad documental.
El primer requisito a cumplir consiste en que los libros sean llevados en
legal forma, complementados con la documentación que respalda los asien-
tos respectivos (art. 330, Cód. Civil y Comercial). Ello no impide que a
veces puedan servir como prueba anotaciones en libros sin rubricar, como
veremos a continuación, en cuanto son simples papeles privados, los cuales
siempre podrían valer como prueba documental. Ocurre que solo los li-
bros ajustados a las formalidades legales "serán admitidos en juicio", cuan-
do ambas partes lleven registros contables incorporados a una contabilidad
regular.
Si así no fuere, la empresa se encuentra imposibilitada de invocarlos
como prueba fehaciente en su favor, aunque la parte contraria puede benefi-
ciarse mediante dicha prueba.
Cabe señalar la necesidad de distinguir la admisibilidad de ese medio
probatorio, de la eficacia que pudieran tener los asientos para demostrar un
hecho concreto, pues esto último merece la apreciación judicial, a la luz del
citado art. 330 del Cód. Civil y Comercial.
En ese sentido, los asientos contables prueban el registro de una ope-
ración específica o un movimiento de fondos en particular, con los detalles
propios del caso, según la documentación respaldatoria; vale decir, demues-
tra la anotación escrita realizada por la persona a cargo de la contabilidad,
de acuerdo con las funciones asignadas por la empresa (v.gr., un pago o la
ÓRGANOS, ADMINISTRACIÓN Y CONTABILIDAD 115

percepción de dinero). No prueba nada más al lá del asiento anotado, el


cual implica un reconocimiento específico de la empresa titular de los libros.
Entre sujetos que llevan contabilidad obligatoria o voluntariamente,
cuando los registros de sus libros coinciden, ninguna duda cabe de que esta
prueba alcanza el cenit; es un doble juego que corrobora la información ne-
cesaria para dilucidar un conflicto y, a lo sumo, podría dar lugar a un pro-
blema hermenéutico. Los magistrados basan generalmente sus sentencias
en los elementos brindados por los peritos contadores, expertos en la ma-
teria. Ello les permite reconstruir el cuadro de las operaciones objeto del
litigio y también les está permitido a los jueces prescindir de esta prueba si
se contradicen los asientos de las partes que han llevado correctamente su
contabilidad (art. 330, Cód. Civil y Comercial).

§ 33. CUENTAS DE LAS SOCIEDADES. - La mayoría de los empresarios


opta por darle una estructura organizativa legal a su empresa en el marco de
la ley de sociedades y, por ello, resulta relevante el análisis de la normativa
referida a las cuentas de estas.
Toda una sección especial en el capítulo I de la ley de 19.550 refiere a
las disposiciones generales y, por lo tanto, es aplicable a todo tipo de socie-
dad en relación con dichas cuentas. Se trata de la sección IX, denominada
"De la documentación y de la contabilidad", que está normada en los arts. 61
a 73 de la citada LGS.
En el art. 61 se indica en forma indirecta que no podrá prescindirse del
cumplimiento de las disposiciones del Código de Comercio. Esta referencia
debe ahora ser entendida como mención del art. 321 y ss. del Cód. Civil y
Comercial, con relación a las formalidades que se deben cumplir para llevar
los libros contables donde se registra la información empresarial.
Este art. 61 ha sido modificado en pos de la modernización del sistema,
determinándose por imperio de la ley 27.444 que los requisitos en cuestión
pueden ser reemplazados por registros digitales.
Se ha considerado que la LGS solo fija pautas concretas para los esta-
dos contables de las sociedades abiertas donde los socios no tienen acceso a
una información directa, resultando más restringida su participación. Así,
para las sociedades de partes de interés o las SRL no encuadradas en el art.
299, inc. 2º, rigen los principios y reglas ya enunciados, a los que se suman
los requisitos del art. 320 y ss. del Cód. Civil y Comercial.
Como principio general, el art. 62 habla de significatividad y determina
que cuando los montos involucrados sean de insignificancia relativa, a los
efectos de una apropiada interpretación, deberán ser incluidos en rubros de
conceptos diversos. Con el mismo criterio, si existiesen partidas no enun-
ciadas específicamente pero de significación relativa, deberán mostrarse por
separado. Al momento de la confección de los estados contables se deben
tener los elementos de juicio suficientes para determinar la importancia o
116 SOCIEDADES

significatividad de los hechos a contabilizar. De otro modo, será técnica-


mente imposible realizar registración alguna.
El concepto de significación de los datos a incluir en los estados con-
tables determina el carácter de falsa o incompleta de la información brin-
dada. Criterio este divulgado entre los contadores públicos de los Estados
Unidos de América y sus tribunales, y utilizado en nuestro país en la justicia
penal para determinar que "si bien (el balance) no refleja con exactitud la
situación patrimonial o económica de la empresa, la variación que presenta
en las cifras dicho balance se encuentra dentro de los márgenes de 'razona-
bilidad' en los estados contables o balances de las empresas" (las comillas
pertenecen a la resolución del tribunal).
Como se ha mencionado, es fundamental la credibilidad que provean
las cuentas y uno de los requisitos esenciales para ello es la comprobación
externa de la inclusión y presentación de aquello que asuma relevancia para
el tercero lector de la información.
a) EL BA LANCE EN LAS SOCIEDA DES. CLASES. El balance es el estado
de la contabilidad que resume, en un momento dado, los saldos de diferen-
tes cuentas de la empresa, determinados con el auxilio del inventario (sobre
este, ver apdo. 6). Así concebido, constituye un cuadro contable que expre-
sa la situac ión financiera de la sociedad y es, en consecuencia, la medida de
su patrimonio. Se distingue por su carácter estático, que describe inmovi-
lizadamente lo expuesto al momento de su confección. Y también por su
carácter sintético, ya que las cuentas figuran agrupadas patrimonialmente en
grupos, lo que lo diferencia del inventario, que es analítico y con cuentas
diferenciadas.
El balance cobra especial significación en la sociedad anónima para los
socios y los terceros por su triple función de hacer conocer el estado patri-
monial de la sociedad, asegurar la integridad del capital y dar a conocer los
negocios sociales.
Repárese en que en el caso de las sociedades controlantes (art. 33, inc.
1°, LGS) se exige la presentación de estado anuales consolidados, como
información complementaria y bajo las dos condiciones fijadas por la nor-
ma. Tales balances consolidados son una suerte de combinación de todos
los balances de las sociedades que componen el grupo económico y en los
que se exponen compensadas las cuentas de las sociedades del grupo. Per-
miten así presentar un balance de todos los miembros del grupo como si fue-
ran una única sociedad.
Asimismo, la jurisprudencia se ha referido a la función de los estados
contables y, por ende, de las cuentas de la sociedad, al decir que "su objeto es
suministrar información contable a los interesados determinando el resultado
del período y exponiendo la situación económica, financiera y patrimonial del
ente al momento de su confección para el conocimiento de aquellos" (CNCom,
Sala E, 22/5/98, "Testori, Roberto E., su sucesión c/SKS y otro s/medida pre-
cautoria").
ÓRGANOS, ADMINISTRACIÓN Y CONTABILIDAD 117

La ley de sociedades se refiere específicamente a "el balance general"


en el art. 63, diciendo qué debe contener; al "estado de resultados" en el art.
64, diciendo qué debe contener, y en el art. 65 se refiere a las "notas com-
plementarias a los estados contables", indicando que cuando la informac ión
no estuviera contenida en los anteriores estados contables, debe incluirse en
notas y cuadros que se considerarán parte de aquellos.
El balance, en el sentido de cuadro demostrativo de la situación patri-
monial de una empresa, y la cuenta de ganancias y pérdidas, o estado de re-
sultados, en técnica contable, muestran razonablemente el estado económico
de la hacienda a un momento determinado.
La razonabilidad, desde el punto de vista técnico-científico, se logra
cuando existen requerimientos mínimos de información que deben ser pro-
vistos por los estados contables.
Además puede determinarse, con una auditoría, cuáles fueron los des-
víos o los criterios erróneos aplicados.
1) Balance ordinario. Es el realizado con periodicidad anual sobre la
base del estado del patrimonio de la sociedad y sus valores existentes a
la fecha de cierre del ejercicio. Es el más importante y amplio en funcio-
nes, responde a exigencias habituales de la sociedad y muestra los recursos
económicos en un momento determinado (activo), los derechos de los acree-
dores contra la empresa (pasivo) y la participación residual de los propieta-
rios de dichos recursos (patrimonio neto, antes mostrado). De tal manera,
describe la estructura patrimonial, sus características financieras, los bienes
que posee, clasificados por su naturaleza y la posibilidad de conversión en
efectivo, el patrimonio neto y los derechos de los acreedores, con todo lo
cual posibilita determinar la capacidad de afrontar las obligaciones que tiene
una determinada empresa.
2) Balance especial. Se confecciona en ciertas oportunidades en que
es necesario contar con él (v.gr., transformación del ente, su fusión, escisión,
liquidación y otros eventos), para lo que habrá que compulsar las normas
respectivas.
3) Balance consolidado. Es el que conjuga las cuentas de dos o más
empresas vinculadas entre sí.

b) I NVENTARIO y ESTADO DE RESULTADOS. El balance se apoya en el


mencionado inventario, que es previo y constituye su presupuesto y se com-
plementa con un estado de resultados (art. 64, LGS), para establecer los
eventuales beneficios de la empresa y el origen de ellos.
Tal estado de resultados (o "cuenta de ganancias y pérdidas", denomi-
nación que empleaba el art. 52 del Cód. de Comercio derogado) es la dife-
rencia entre el activo y el pasivo registrados en el balance. Como tal, es la
última operación de este y la fórmula final del resultado de los negocios de
la empresa.
118 SOCIEDADES

Cabe aclarar que en el balance el valor pecuniario deriva de la varia-


ción entre los activos y pasivos; mientras que en el estado de resultados sur-
ge de los ingresos y los egresos (del ejercicio y acumulados).
Debido a la metodología que debe emplearse para confeccionar el es-
tado de resultados, este permite conocer las causas de las modificaciones
patrimoniales de la sociedad e indicar en su caso la rentabilidad de la em-
presa, porque muestra la razón del saldo que figura en el balance. Se trata
pues de un estado contable dinámico, que brinda las variaciones de este
y permite determinar las utilidades distribuibles.
El art. 326 del Cód. Civil y Comercial exige a los que realicen activida-
des económicas o sean titulares de empresas (art. 320) que confeccionen sus
estados contables "al cierre del ejercicio", imponiendo que dicho ejercicio
sea por períodos anuales (art. 325).

c) NorAs COMPLEMENTARIAS. Las notas complementarias y los cuadros


anexos constituyen información que enriquece la aptitud y finalidad infor-
mativa del balance y el estado de resultados. Son de suma importancia
pues permiten una mejor interpretación de los estados contables. Están re-
guladas en el art. 65 de la LGS.
Consisten en aclaraciones sobre información referida al balance, expre-
sadas en un lenguaje común y corriente sobre distintos aspectos relacionados
con la marcha de la empresa y en aclaraciones numéricas insertadas en cua-
dros o columnas.

d) LA MEMORIA. Se trata de un elemento de interpretación del balance,


que la ley colocó a cargo de los administradores con carácter obligatorio.
La memoria explica las cifras del balance y por ello no es en sí misma un
documento contable. Por ende, no integra los estados contables y tampoco
puede ser considerada como información complementaria.
Además de explicar el balance, la memoria informa sobre la gestión
de la sociedad, su marcha presente y proyección futura, posibilitando in-
cluir en ella aspectos de la gestión que no se pueden incluir en los estados
contables.
Es para ]os socios una herramienta fundamenta] que les permite faci-
1itar el control de la documentación contable y valorar la tarea de los admi-
nistradores. La memoria cumple así una función primordial, ya que en las
sociedades alcanzadas por el artículo bajo comentario no existe un derecho
directo a la información (sociedades por acciones y SRL cuyo capital alcan-
ce el monto del art. 299).
La res. graJ. IGJ 7/15 (arts. 306 a 308) reglamenta este documento ge-
nerando una carga muy cuidadosa que el empresario debe satisfacer en la
medida que ese esfuerzo redunda en la protección de los socios y terceros
cuyos intereses se vinculen a la empresa.
ÓRGANOS, ADMINISTRACIÓN Y CONTABILIDAD 119

e) RESERVAS. CLASES. El art. 70 de la LGS regula las "reservas",


concibiéndolas como un mecanismo de protección a los terceros que contra-
tan con la sociedad.
La primera directiva legal refiere a la reserva obligatoria que debe ser,
como mínimo, el 5 % del resultado positivo que genere la sociedad en cada
ejercicio anual. Esa obligatoriedad se concreta en la práctica cuando la
asamblea resuelva, al tratar los resultados del año, el destino de ellos. No
puede ni repartirlos ni destinarlos a otros negocios sin acumular en una
cuenta especial este porcentaje mínimo, hasta alcanzar el 20 % del capital
social. Llegada la reserva a ese guarismo, el resto de los resultados pueden
ser objeto del destino que libremente decidan los socios.
Las reservas facultativas o libres son las que los socios pueden generar
a su arbitrio para encarar nuevos negocios o hacer previsiones para inversio-
. .
nes o riesgos que se avizoran.
Esas reservas deben estar sujetas a criterios de razonabilidad, dado
que usadas en exceso pueden constituir un modo de perjudicar a accionis-
tas minoritarios que tienen la expectativa del dividendo, el cual puede ser
mermado con uso abusivo de las mayorías de este sistema de reservas facul-
tativas.
De allí también que se señale la existencia, en casos concretos de la
práctica societaria, de la configuración de hecho de reservas ocultas, con-
sistentes en guardar fondos para evitar el pago de dividendos. Esa práctica
ha sido descalificada pues supone un abuso de las mayorías (en aptitud de
decidir) p ara aplastar o desalentar a las minorías y empujarlas a su aleja-
miento.

f) REQUISITOS E IMPUGNABILIDAD DE LA DOCUMENTACIÓN CONTABLE. NO-


TAS A LOS ESTADOS CONTABLES. Como resumen, apuntamos que en nuestro
derecho los estados contables, apreciados en conjunto y para ser válidos, de-
b en cumplir con los siguientes principios.
/) Formalidad (art. 321, Cód. Civil y Comercial; arts. 61, 63, 64 y 65,
ley 19.550).
2) Veracidad (Exposición de motivos, ley 19.550, sección 9, párr. 1º).
3) Completividad o significatividad (arts. 62 y 65, ley 19.550).
4) Regularidad (art. 65, inc. e, ley 19.550).
Por ello, la ley de sociedades indica que es posible impugnar la validez
de los estados contables en razón de los siguientes supuestos.
1) El incumplimiento de formalidades en la registración.
2) El incumplimiento de formalidades de presentación.
3) El incumplimiento referido a la inclusión de la totalidad de la infor-
.,
macion.
4) El incumplimiento a la significatividad.
120 SOCIEDADES

Existen hechos posteriores al cierre del ejercicio contable que pueden


generar distorsiones en las cifras contabilizadas, pero aun así, la doctrina
contable y la legislación específica (art. 65, inc. f, ley 19.550) han considera-
do que estos hechos deben ser incluidos en los estados contables como notas
a ellos para advertir al lector e informarlo plenamente.
Finalmente, si bien el art. 72 indica que la aprobación de los estados
contables no implica lo propio respecto de la de la gestión de los directores,
tampoco esa aprobación importa la liberación de responsabilidades.

§ 34. NORMAS TÉCNICAS PARA LLEVAR CUENTAS EN LA ARGENTINA. - El


Código Civil y Comercial de la Nación determina las formas extrínsecas
que deben respetarse al momento de utilizar y completar los asientos en
los libros, pero esas directivas generales son materia de reglamentacio-
nes locales.
Así pues, cada provincia y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires tie-
nen un Consejo Profesional de Ciencias Económicas que regula la matrí-
cula de contador, que es el profesional habilitado legalmente para llevar las
cuentas de las empresas. Todos estos consejos profesionales están, a su vez,
agrupados en la Federación de Consejos Profesionales de Ciencias Econó-
micas. En el marco de dicha Federación, el ente de investigación, denomi-
nado CECyT (Centro de Estudios Científicos y Técnicos), desarrolla las nor-
mas técnicas profesionales. Allí nacen la mayoría de las normas contables.
Luego, cada consejo decide, a través de su más alto órgano directivo, que esa
norma técnica eventualmente se convierta en obligatoria para matriculados y
deba ser aplicada por todos los profesionales de esa jurisdicción (res. técnica
CPCE CABA 7/85 y 8/87).
La ley 27.444 reformó el art. 61 de la LGS permitiendo prescindir del
cumplimiento de ciertas formalidades que ahora pueden reemplazarse por
registros digitales. Así también, el libro diario puede llevarse con asientos
que comprendan hasta un mes entero de operaciones.
Por su parte, la IGJ, desde su potestad administrativa en la Ciudad de
Buenos Aires, ha tomado esas disposiciones de los consejos profesionales y
las ha impuesto como obligatorias (art. 305, res. gral. 7/15).
La res. técnica 8, que se aplica en la totalidad de las jurisdicciones, se
refiere a las normas generales de contabilidad e indica que los estados con-
tables constituyen uno de los elementos más importantes para la transmisión
de información económica sobre la situación y la gestión de entes públicos
o privados, ya fueran estos con o sin fines de lucro. Determina que como
los interesados en la información que ofrecen los estados contables son tan
numerosos y de variada gama, existe un interés general en que los datos
contenidos en dichos estados se presenten adecuadamente, de modo que la
información sea útil. Su objetivo es la definición de normas generales de
presentación de estados contables para uso de terceros que, además, son uti-
ÓRGANOS, ADMINISTRACIÓN Y CONTABILIDAD 121

!izados internamente por los directivos, propietarios y otros integrantes del


ente. Las normas regulan la presentación de estados contables por todo
tipo de entes y sirven de marco de referencia para la elaboración de normas
particulares para las actividades especiales que lo requieran.
Existen dos tipos de normas técnicas contables: normas de exposición,
que establece la res. técnica 7, y normas de valuación, que indican la me-
todología para determinar el valor de cada cuenta cumpliendo con los prin-
cipios enunciados de significatividad y fidelidad. La mayoría de estas
normas son obligatorias, así como los criterios profesionales que se deben
aplicar.
Existen, además, numerosos problemas técnicos opinables y, en ese
caso, las normas proponen distintas alternativas de registración.
Se ha indicado aquí la importancia del control de las cuentas de la em-
presa y el impacto que dicho control tiene en el mercado. Es por ello que
se dictan normas referidas a esta actividad de control profesional. La res.
técnica 8, referida a normas de auditoría, impone las normas aplicables a la
auditoría en general y las que conciernen, en particular, a la auditoría de los
estados contables. Regula la independencia del profesional actuante y las
pautas referidas al desarrollo del trabajo y a la preparación del informe del
auditor. Compatibiliza las diferentes resoluciones vinculadas con esta ma-
teria que los organismos de control han dictado.
La res. técnica 8 resalta la necesidad manifiesta de que las normas de
auditoría de estados contables sean uniformes y adecuadas a la importancia
relevante que tienen para la comunidad, debido a la diversidad de intereses
que existe entre todos los usuarios de los estados contables y los entes que
los emiten. Por ello, concluye que la satisfacción de esa necesidad asegura-
rá que se logre el necesario grado de confiabilidad de la información conta-
ble, para que la comunidad la utilice como base para orientar adecuadamente
sus decisiones.
Actualmente se intenta unificar las normas internacionales en las NIIF
(Normas Internacionales de Información Financiera), las cuales se comenza-
ron a aplicar en la Argentina obligatoriamente a través de la res. técnica 26,
denominada "Normas Contables Profesionales - Adopción de las Normas
Internacionales de Información Financiera (NIIF) del Consejo de Normas In-
ternacionales de Contabilidad (IASB)".
La ley 2594, vigente desde 2008 en la Ciudad Autónoma de Buenos Ai-
res, establece la obligatoriedad de presentación del Balance con Responsa-
bilidad Social y Ambiental en el ámbito de la Ciudad. La ley comprende
a "todas las empresas que tengan el domicilio legal en la jurisdicción de la
Ciudad Autónoma de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires", que desarrollen
su actividad principal en la Ciudad, con un año de actividad al momento de
la vigencia de la ley, sean nacionales o extranjeras. La norma es obligatoria
para las empresas con más de trescientos trabajadores y con una facturación
122 SOCIEDADES

que supere los valores indicados para medianas empresas, conforme la res.
SEPME 147/06.

§ 35. DERECHO DE INFORMACIÓN DE LOS SOCIOS. R EMISIÓN. - Este tema


ha sido objeto de tratamiento en el § 21, b, y a esos conceptos cabe remitir,
dado que en definitiva ese derecho de información consiste en la posibilidad
de compulsa y control de la contabilidad social.

§ 36. APROBACIÓN DE LOS ESTADOS CONTABLES. R ESPONSABILIDAD. - Los


estados contables son confeccionados por el órgano de administración y son
presentados para su aprobación a los socios que deben aprobarlos -o no- en
el seno del órgano de gobierno.
El art. 69 de la LGS prescribe que el derecho de aprobar o impugnar
los estados contables y, en su caso, decidir sobre lo que haya decidido por el
órgano de administración es irrenunciable para los socios y es, a la vez, nula
cualquier convención o pacto en contrario.
El legislador nuevamente realza la potestad de los socios en tanto son
ellos los verdaderos dueños de los destinos de la sociedad que fundaron con
sus aportes patrimoniales.
En ese mismo sentido, el art. 234 de la LGS impone a los administra-
dores la formulación periódica y puntual de los estados contables, obliga-
ción que permite a los socios ejercer el referido derecho de impugnación,
o aprobación de dicho material informativo sobre el que tomará sus deci-
.
s1ones.
Así también, la ley hace responsables a los administradores por su mal
desempeño, si este redunda en perjuicio contra la sociedad; pero también de-
termina que la aprobación de su gestión (que debe considerarse al tratar los
estados contables) extingue o exime de responsabilidad, salvo que esa res-
ponsabilidad resulte de la violación de la ley, del estatuto o del reglamento
de la sociedad (art. 275, LGS).

§ 37. P UBLICIDAD DE LOS ESTADOS CONTABLES. - Algunas sociedades de-


ben presentar sus balances y estados de resultados al ente de fiscalización
estatal, el cual los agrega al legajo de cada sociedad para su eventual consul-
ta por los interesados (v.gr., acreedores, eventuales dadores de crédito, aspi-
rantes a ingresar como socios).
Esta obligación -y publicidad- concierne a las sociedades anónimas,
pero escapan a ella las sociedades de personas y las de responsabilidad li-
mitada que no se encuentren bajo la supervisión permanente del estado (art.
299, LGS).
Así surge del juego de las normas de los arts. 62 y 66 y del inc. 2º del
citado art. 299 de la LGS.
La res. gral. IGJ 7/15, en su art. 305 impone, en efecto, que la obli-
gación de presentar los estados contables ante ese organismo de contralor
ÓRGANOS, ADMINISTRACIÓN Y CONTABILIDAD 123

comprende a las sociedades anónimas y a las sociedades de responsabilidad


limitada contempladas en el art. 299, inc. 2°, ya mencionado. Así pues, el
resto de los tipos sociales no tienen esta exigencia de publicidad de sus esta-
dos contables, lo cual se corresponde con su carácter de sociedades persona-
listas y más cercanas a las pequeñas y medianas empresas.
SOCIEDADES
Según las reformas de la ley 26.994
Marcelo Gebhardt (Director)
Miguel Alvaro Romero (Coordinador)
AA.VV.
Segunda Edición (2019) - ASTREA

CAPÍTULO V
VICISITUDES Y EXTINCIÓN*

A) NULIDADES SOCIETARIAS

§ 38. INTRODUCCIÓN. EL RÉGIMEN DE LA LEY DE SOCIEDADES Y SU RE-


LACIÓN CON LAS DISPOSICIONES DEL CóDIGO CIVIL y COMERCIAL. - La nulidad
es la sanción que se deriva del vicio en los elementos constitutivos del acto
jurídico (sujeto, objeto, causa y forma), y que conduce a la privación de sus
efectos propios. Cabe recordar que, conforme lo prescribe el art. 257 del
Cód. Civil y Comercial, el acto jurídico es aquel acto voluntario lícito que
tiene por fin inmediato la adquisición, modificación o extinción de relacio-
nes o situaciones jurídicas, concepto este consistente con aquel contenido en
el Código Civil derogado.
Dentro del género de los actos jurídicos se encuentran los contratos, de-
fin idos como especie en tanto constituyen actos jurídicos de orden bi o pluri-
lateral, desde que concurre a su formación la voluntad de dos o más personas
con intereses jurídicos contrapuestos. Los contratos requieren del consenti-
miento para su perfeccionamiento y eficacia. Dicho consentimiento, en la
lógica clásica del contrato bilateral de cambio, es determinante de la val idez
o invalidez del negocio entre dos partes -sujetos o conjuntos de sujetos- , cu-
yos intereses se presentan contrapuestos. Las prestaciones comprometidas
por las partes son recíprocas y sinalagmáticas. Una es causa de la otra y
viceversa. Si existe vicio en el consentimiento de uno de los contratantes,
queda aquel liberado de responder, y por carácter transitivo también lo esta-
rá la contraparte -pues de otro modo se rompería el sinalagma contractual,
obligando a una parte a brindar la prestación comprometida y exonerando a
la otra de cumplir con el pago o contraprestación-. El vicio invalida todo el
contrato.
El contrato de sociedad, como ya ha quedado explicitado en anteriores
capítulos, presenta peculiaridades que lo diferencian del régimen general,

. ,
* Por Miguel Alvaro Romero.
126 SOCIEDADES

y obligan a brindarle un tratamiento diferenciado. En él, las prestaciones


comprometidas por los socios van yuxtapuestas, no contrapuestas - es de-
cir, unas junto con otras y no unas a cambio de otras-. Esta particularidad
determina que el vicio en la voluntad de uno de los socios fundadores no
conduzca necesariamente a la anulación del contrato fundacional, pudiendo
subsistir el negocio con los restantes (art. 16, LGS), salvo los casos de socio
único en la SAU (sociedad anónima unipersonal) y en las SAS (sociedad por
acciones simplificada), y en las sociedades en comandita -tanto en la simple
como en su variante por acciones-. En este último caso se sigue la anu-
labilidad del contrato cuando la nulidad vincular priva a la sociedad de un
requisito esencial tipificante, como lo es la existencia de al menos un socio
en cada categoría (comanditarios y comanditados).
Los vicios que pueden conducir a la invalidación del contrato -o a la nu-
1ificación del vínculo de uno o más socios-, son los propios del régimen ge-
neral: inmadurez (art. 26 y ss., Cód. Civil y Comercial), insania (art. 44 y ss.,
Cód. Civil y Comercial), incapacidad de iure, error (art. 265 y ss., Cód. Civi l
y Comercial), dolo (art. 271 y ss., Cód. Civil y Comercial), violencia e inti-
midación (art. 276 y ss., Cód. Civil y Comercial). Además de los vicios ge-
nerales de los actos, partiendo de los parámetros de validez del objeto de los
actos (art. 281, Cód. Civil y Comercial), pasando por el vicio de lesión (art.
332, Cód. Civil y Comercial) y terminando en la simulación (art. 333 y ss.,
Cód. Civil y Comercial) y el fraude (art. 338 y ss., Cód. Civil y Comercial).
A estos vicios invalidantes se agregan los vicios, incompatibilidades e incapa-
cidades de iure, que son propios del orden societario; por ejemplo, incapaci-
dad de las sociedades por acciones para integrarse como socias de sociedades
que no sean por acciones o de responsabilidad limitada (art. 30, LGS) e im-
proponibilidad de la constitución de sociedades y del aumento de su capital
por participaciones recíprocas (art. 32, LGS), entre otros casos.
Hasta la entrada en vigor de las reformas introducidas a través de la
ley 26.994, regían también la nulidad por vicio de atipicidad -cuyo efecto
nulificante resultaba expresamente impuesto por el art. 17, LGS-, inviabili-
dad de las sociedades personalistas entre esposos -regulada por el art. 27-,
incapacidad de las sociedades por acciones para integrarse como socias de
sociedades cuyo capital se encuentre dividido en cuotas o cualquier unidad
de cuenta distinta de la acción (art. 30). Los cambios introducidos con la
sanción del Código Civil y Comercial han implicado la derogación de la nu-
lidad por vicio de atipicidad, así como la admisión de la sociedad persona-
1ista entre esposos y la eficacia relativa de las cláusulas del contrato de una
sociedad irregular, flexibilizando así en buena medida el régimen especial
de nulidades societarias.

§ 39. NULIDADES CONSTITUTIVAS. - Las nulidades constitutivas son aque-


llas que se presentan en el acto fundacional. Al concurrir al acto consti-
tutivo, los socios fundadores deben ser capaces de obrar, no encontrarse
VICISITUDES Y EXTINCIÓN 127

afectados por prohibiciones o incompatibilidades, dar su consentimiento sin


hallarse bajo intimidación o amenaza. Además, el acto deberá ser otorga-
do en la forma prescripta por la ley -instrumento privado con certificación
notarial de firmas o instrumento público, según sea el caso-, y el objeto so-
cial deberá ser lícito y posible - so pena de quedar alcanzados por la nor-
ma del art. 18 de la LGS-. Pero hay más. El contenido del documento de
constitución deberá abastecer todos los requisitos previstos en el art. 11 de la
LGS , y no podrá contener estipulaciones como las enunciadas en el art. 13
del mismo cuerpo legal.
Cualquier vicio que se presente en el acto fundacional derivará en una
nulidad constitutiva. Por caso, serán nulas las sociedades de objeto ilícito.
El objeto social, conforme lo prevé el art. 11, inc. 3º, debe constar en el es-
tatuto, y ser preciso y determinado. Si bien la conformación de una socie-
dad con objeto ilícito parece un caso de laboratorio -a nadie se le ocurriría
consignar el tráfico de substancias prohibidas como actividad a la que se
aplicarán los aportes de los socios fundadores-, el análisis del tema no es in-
útil. Hace no muchos años, se presentó el caso de la Asociación Argentina
de Swingers, que solicitó a la Inspección General de Justicia autorización para
funcionar como asociación civil sin fines de lucro, con el objeto de promover
la vida "swinger", entendida esta como el intercambio sexual de parejas a tra-
vés de diversas formas.
La IGJ denegó dicha autorización argumentando que el art. 198 del
Cód. Civil imponía a los cónyuges fidelidad -aunque el objeto de la asocia-
ción no aludía a personas unidas en matrimonio como específica población
destinataria del estilo de vida que promovían-. Apelada la resolución,
esta fue confirmada, ratificando la ilicitud del objeto de dicha asociación
respecto del orden público familiar (CNCiv, Sala A, 17/3/03, LL, 2003-
E-499).
La cuestión reeditó a su vez el debate que en su tiempo generó un pe-
dido similar, formulado por la Comunidad Homosexual Argentina (CSJN,
22/11/91, "Comunidad Homosexual Argentina", LL, 1991-E-679), en el que
se rechazó otorgar a dicha comunidad autorización para funcionar como aso-
ciación sin fines de lucro, por considerar que la consecución de su objeto
social no propendería al bien común de la sociedad.
El art. 19 de la LGS regula una variante de la nulidad prevista en el art.
18: la sociedad de objeto lícito pero con actividad ilícita. Sería el caso de
un laboratorio de productos medicinales dedicado a la fabricación de drogas
recreativas, cuyo tráfico se encuentra prohibido por la autoridad regulatoria.
En ambos casos, los efectos previstos en la ley son fulminantes. La nulidad
es absoluta, se las liquidará de oficio o a pedido de parte, los socios no pue-
den alegar la existencia de la sociedad frente a los terceros en ningún caso,
y responderán ilimitada y solidariamente por el pasivo social. El activo re-
sultante de la liquidación ingresará al patrimonio estatal y se destinará al
fomento de la educación común en la jurisdicción que corresponda.
128 SOCIEDADES

Otro supuesto de nulidad que tipifica la LGS es el de la sociedad de


objeto prohibido en razón del tipo (art. 20). No se trata aquí de actividades
repudiadas por el orden legal, sino de actividades lícitas para cuyo desarro-
llo la ley exige la adopción de ciertas y determinadas formas societarias o
asociativas, de manera excluyente. Apunta con acierto Roitman que en "el
caso del objeto ilícito, el derecho atribuye a ese objeto una trascendencia ne-
gativa, socialmente disvaliosa, calificándolo de ilícito. En el caso del obje-
to prohibido, si bien la materia del objeto merece recepción positiva o neu-
tra por el ordenamiento jurídico, deben satisfacerse determinados requisitos,
cargas y condiciones para merecer la tutela de la ley" (Ley de sociedades
comerciales comentada y anotada).
Es este el caso de las entidades financieras, que conforme lo prescribe
el art. 9º de la ley 21.526, no podrán adoptar otra forma que no sea la de
sociedades anónimas o cooperativas (salvo los casos de los bancos estatales
- constituidos bajo la forma de sociedades del Estado- y las sucursales de
bancos constituidos en el extranjero -cuya existencia, forma y capacidad se
rige por las leyes de sus respectivos países de constitución; conf. art. 118 y
eones., LGS-).

§ 40. NULIDADES VINCULARES. - Conforme lo prevé el art. 16 de la


LGS, la nulidad o anulación que afecte el vínculo de alguno de los socios
no producirá la nulidad, anulación o resolución del contrato, salvo que la
participación o la prestación de ese socio deba considerarse esencial (habida
cuenta de las circunstancias) o que el socio sea fundador de una sociedad
anónima unilateral (SAU), o que la nulidad deje a la sociedad en comandita
- simple o por acciones- sin socios en una de las dos categorías inherentes a
su tipificación legal.
Se alude a este supuesto como "nulidad vincular", por cuanto "afec-
tará solamente el vínculo viciado, y no se extenderá a todo el acto consti-
tutivo" (Roitman). Sin embargo, esta nulidad vincular pasará a invalidar
todo el negocio cuando se tratase de una sociedad de dos socios -la pérdida
del requisito de pluralidad de personas causa la nulidad, salvo en el caso de
la SAU, único supuesto de sociedad unilateral en el derecho argentino-, o
cuando la privación del aporte a su cargo determine la imposibilidad mate-
rial de cumplir el objeto para el cual se constituyó la sociedad.
En ocasiones, la nulidad vincular puede traer consigo la invalidación de
la totalidad del contrato. Piénsese por caso que tres socios constituyesen
una sociedad en comandita simple, en la que dos fuesen comanditados -con
responsabilidad solidaria, subsidiaria e ilimitada por las obligaciones socia-
les- y uno comanditario -cuya responsabilidad se limita a la integración del
capital suscripto por él-. Si el comanditario fu ese menor de edad y hubiese
actuado por sí, tendremos que la nulidad de su vínculo con la sociedad de-
jará a la compañía sin un socio comanditario, incumpliendo con un requisito
esencial tipificante -cual es, conforme lo previsto en los arts. 134 y 140 de la
VICISITUDES Y EXTINCIÓN 129

LGS, que en todo tiempo debe haber socios de ambas clases para la subsis-
tencia del negocio societario en la forma de SCS-. Dicho incumplimiento,
que antaño haría caer a la sociedad en la atipicidad -y por aplicación del
texto anterior del art. 17 de la LGS, determinaría la nulidad del acuerdo fun-
dacional-, actualmente conduce a la anulabilidad del vínculo.
Observamos aquí cierta inconsistencia en el nuevo régimen legal pues la
sociedad atípica, merced al texto del art. 17 de la LGS, ya no es nula -como
en el régimen anterior-, sino irregular. Dicha irregularidad es pasible de
subsanación mediante el mecanismo previsto en el nuevo art. 25 de la LGS,
mas no de disolución compulsiva, como en el régimen anterior. Entende-
mos por ende que, para resguardar la coherencia lógica del sistema, la refor-
ma al art. 16 debió contemplar que en el caso previsto en su segundo párrafo,
la sociedad será tenida como irregular, dejando a salvo que si el aporte del
socio cuyo consentimiento se encuentra viciado fuese esencial para la conse-
cución del objeto social, el contrato será igualmente nulo.

§ 41. NULIDADES FUNCIONALES. - Las nulidades funcionales son aque-


llas previstas en los arts. 19 y 20 de la LGS, en las que la invalidez se deriva
de la actividad ilícita o prohibida para cuyo desarrollo se emplea la estructura
societaria. En el primero caso (sociedad de objeto lícito pero con actividad
ilícita), se impone la disolución de oficio o a pedido de parte, aplicándosele
las mismas pautas que las previstas en el art. 18 para la sociedad de obje-
to ilícito. Esto es, nulidad de la sociedad como contrato y sujeto de dere-
cho, liquidación forzosa y responsabilidad solidaria e ilimitada de los socios
y administradores por las obligaciones sociales y los perjuicios causados.
Apunta con acierto Escuti que "la sociedad es un recurso instrumental
fundado en el art. 14 de la Const. nacional [...] y ahí engarza el concepto ins-
trumental, el recurso técnico de toda persona jurídica constituida bajo el am-
paro de la ley 19.550" (Sociedades). Y agrega luego que este medio técnico
fue dispuesto para que "los particulares se asocien libremente y desempeñen
funciones lícitas, que son el comercio y la industria, para satisfacer intereses
particulares" pero coadyuvando a la consecución del bienestar general. Tal
bienestar, que el referido autor identifica con la cláusula del progreso con-
templada en el art. 75, inc. 18, de la Const. nacional, no se alcanzará si los
particulares emplean la estructura legal societaria para el desarrollo de acti-
vidades prohibidas o ilícitas.
La liquidación, merced a la invalidez del contrato, se produce a través
de un tercero. Dicho tercero será en el caso designado por el juez que haya
declarado la invalidez del contrato por actividad ilícita. El producto útil de
la liquidación será destinado al fomento de la educación común en la juris-
dicción donde la sociedad fue constituida e inscripta, con excepción de la
porción correspondiente a los socios que acrediten su buena fe, quienes ten-
drán derecho a percibir su cuota liquidatoria y no serán responsables solida-
rios e ilimitados por las obligaciones sociales.
130 SOCIEDADES

§ 42. NULIDADES TOTALES Y PARCIALES. - Compartimos la opinión de


Etcheverry, quien observa que "el régimen de nulidades de la ley comercial,
marca una evolución y diferenciación con el régimen tradicional de nulida-
des" (Análisis del sistema de invalidez e ineficacia en la ley de sociedades
comerciales, LL, 150-1111).
Como quedó expresado con anterioridad, la naturaleza plurilateral del
contrato constitutivo de sociedad determina que la nulidad vincular -aquella
que afecta el consentimiento de uno o más socios- invalida el contrato de
manera parcial, subsistiendo no obstante el negocio para los restantes socios,
cuyos vínculos no se encuentran afectados por vicio alguno. Va de suyo
que esto no aplica para el acto fundacional de la SAU, pues su unilaterali-
dad determina que el acto constitutivo no califique como contrato. En ese
caso, será un acto jurídico unilateral, y en tanto la voluntad del fundador se
encuentre viciada, la invalidez alcanzará al negocio jurídico en su integridad.
De igual modo, el estatuto social puede estar afectado de vicios si al-
guna de sus cláusulas incurre en una estipulación nula, según las previsio-
nes del art. 13 de la LGS. Sin embargo, la invalidez de estas estipulaciones
no fulminará de nulidad al contrato de sociedad -ni tampoco al sujeto de
derecho a que el perfeccionamiento del contrato dará nacimiento-; esto, a
pesar de que las estipulaciones referidas son nulas de nulidad absoluta por
contrarias al orden público o a la moral y buenas costumbres de nuestra so-
ciedad. En estos casos, y ante la ineficacia absoluta de las cláusulas nulas,
regirán las normas supletorias contenidas en la propia ley, aplicables para los
casos de silencio o insuficiencia del contrato social (v.gr., arts. 11, inc. 7°, 45,
127, 153, entre otras normas).
Las nulidades son totales cuando invalidan el negocio en su integridad,
privándolo completamente de los efectos que le son propios. Es el caso evi-
dente de la sociedad de objeto ilícito. Dado que la causa fin del negocio
es contraria al orden público, la invalidez afecta irremisiblemente a la to-
talidad del contrato. Sin embargo, el distingo no es tan tajante. Una in-
validez vincular puede afectar a la totalidad del contrato si se trata de una
sociedad de dos socios. Ocurre que la invalidez vincular privará al acto
fundacional de un requisito esencial, cual es la pluralidad de socios funda-
dores -salvo que se trate de una sociedad anónima, en que deberá ajustar el
estatuto y añadir el adjetivo "unipersonal" a la identificación del tipo para
ajustar la sociedad a su fundación unilateral-. No aplica en el caso la nor-
ma del art. 94 bis, introducida con la reforma de la ley 26.994, por cuanto si
bien admite la transformación de la sociedad en SAU como vía para evitar
la disolución, la LGS no admite la unilateralidad genética bajo una forma
distinta de la SAU.

§ 43. EFECTOS DE LAS NULIDADES. SUBSANACIÓN. - Conforme enseña


Etcheverry, "la invalidez ataca, a diferencia de la ineficacia, la estructura del
acto, en cuanto este contiene vicios o deficiencias en el sujeto, objeto o forma"
VICISITUDES Y EXTINCIÓN 131

(Análisis del sistema de invalidez e ineficacia en la ley de sociedades co-


merciales, LL, 150-1109).
Los efectos de la nulidad y la posibilidad de subsanación estarán deter-
minados por su carácter absoluto o relativo -según que el vicio invalidante
sea violatorio del orden público expresado en normas imperativas, o mera-
mente lesivo del interés subjetivo de una o más partes involucradas en el ne-
gocio jurídico invalidado-, y por lo manifiesto del vicio - lo que determinará
que el acto sea nulo o anulable-.
El acto viciado de nulidad absoluta será inconfirmable, y la nulidad será
irrenunciable e imprescriptible. El acto carecerá absolutamente de efectos,
no pudiendo en ningún caso pretender su subsanación para la conservación
del negocio. Los jueces deben declararla de oficio. Por oposición, el con-
trato afectado por una nulidad relativa es pasible de ser confirmado. La
nulidad es renunciable, y a la acción nulificante se puede oponer la prescrip-
ción. Los jueces no están obligados a dictarla de oficio y solo se la declara-
rá a instancias de la parte interesada.
En uno u otro caso, los efectos de la invalidez declarada con posterio-
ridad se retrotraen a la fecha de otorgamiento del acto viciado. La subsa-
nación o confirmación del acto puede darse si, por ejemplo, el menor con-
currente al acto fundacional ratifica su consentimiento después de haber
alcanzado la mayoría de edad. Puede también ocurrir que el sujeto firman-
te bajo amenaza o intimidación, ratifique el consentimiento prestado una vez
cesada la violencia moral ejercida sobre su persona.

§ 44. NULIDAD E IRREGULARIDAD SOCIETARIA. - Según lo define Etche-


verry, la irregularidad ocurre "cuando el ordenamiento omite invalidar ac-
tos o negocios que contengan pequeños vicios en su estructura" (Análisis del
sistema de invalidez e ineficacia en la ley de sociedades comerciales, LL,
150-11 10).
El espíritu de la LGS se inclina invariablemente por la conservación del
negocio, y por la subsistencia de la sociedad irregular, más allá de sus defec-
tos. La ley procura imponer el respeto a sus parámetros, pero no por eso
fulmina con la invalidez a los contratos que contravienen estos. El art. 31
fija los topes para la participación de una sociedad en el capital de otra. En
caso de infracción a dicho tope, obliga a enajenar la participación excedente
en un término perentorio. Vencido dicho plazo, priva de derechos políticos
y económicos a las cuotas o acciones mantenidas en exceso del límite legal.
En la parte especial de la ley, pueden también hallarse numerosos ejem-
plos del tratamiento que el legislador ha querido dar a las pequeñas contra-
venciones a las normas imperativas aplicables al tipo particular. Pueden,
por ejemplo, examinarse los arts. 126, 133, 137 y 257, entre otros.
Mención aparte merece el régimen de la sociedad irregular (así como el
de las simples o imperfectas), contenido en los arts. 21 a 26 de la LGS, que
132 SOCIEDADES

fue objeto de tratamiento en el § 20. Solo cabe aquí advertir hasta qué pun-
to el legislador ha querido propiciar la conservación del negocio societario,
que habilita generosos medios de adaptación a la normativa legal (art. 25)
y, a diferencia del régimen vigente hasta el 31 de julio de 2015 -que castiga-
ba con dureza la irregularidad-, tolera que se sostenga en el tiempo el statu
quo, dotando de eficacia a las cláusulas del contrato (art. 23) e imponiéndo-
les una mancomunidad simple a la ahora de responder por las obligaciones
sociales (art. 24).
En doctrina se alzan voces críticas respecto de la amplia tolerancia que
el nuevo régimen propone para la sociedad irregular, señalando que la am-
plia libertad que confiere a los operadores no cuenta con adecuados contra-
pesos de fiscalización (Vítolo, La ley de sociedades reformada por la que
sancionó el Código Civil y Comercial, LL, 2014-F-692).

B) DISOLUCIÓN Y LIQUIDACIÓN DE SOCIEDADES

§ 45. CONCEPTOS. - La disolución constituye el estatus previo a la li-


quidación y a la extinción del contrato y del sujeto de derecho societa-
rio. Tiene comienzo cuando se sucede alguno de los hechos determinantes
de ella, o la declaración judicial de nulidad del contrato social, y concluye
con la partición del patrimonio social yacente, una vez cumplida y agotada
la liquidación.
La liquidación puede ser contemplada en su faz dinámica, como el con-
junto de actos tendientes a la realización de la totalidad de los bienes de la
sociedad, y a la cancelación de sus deudas, para la distribución del producto
líquido de dicho proceso (o de los bienes remanentes) entre los socios. Des-
de el punto de vista estático, la liquidación es un estado de desmantelamien-
to societario y realización de su patrimonio, con miras a la extinción defini-
tiva del contrato social.
Disolución y liquidación son conceptos asociados. La relación entre
ellos es directa y estrecha pues, mientras la disolución impone a los admi-
nistradores la obligación de dar inicio del proceso liquidatorio, la liquidación
conduce a la realización misma del sentido y finalidad de la disolución, cual
es la extinción definitiva del negocio societario y el reintegro -en caso de
corresponder- del capital a los socios, acrecido o disminuido, según la suerte
del desenvolvimiento económico del ente.
Durante el iter liquidativo, la sociedad conserva plenamente su persona-
lidad jurídica. Solo varía su capacidad -o, con más precisión, su legitima-
ción-, quedando ahora restringida al desarrollo de los actos conducentes a la
extinción de su patrimonio y a la resolución final del negocio societario.

§ 46. CAUSALES. - Las causales de disolución "son todos aquellos he-


chos o actos jurídicos a los que la ley reconoce como fundamento de la extin-
VICISITUDES Y EXTINCIÓN 133

ción de la entidad social" (Roitman). Estas varían según que se trate de socie-
dades por partes de interés, por cuotas o por acciones. Conforme lo estipula
el art. 90 de la LGS, en las sociedades de personas (colectiva, comandita sim-
ple y de capital e industria), la muerte de un socio conlleva la resolución parcial
del contrato -y obliga a liquidar la parte del socio fallecido a sus herederos-.
En las sociedades en comandita simple y colectivas, la ley admite el pacto en
contrario. Mientras que en la sociedad por cuotas la muerte del socio puede o
no conducir a la resolución parcial o disolución del ente -según lo que establez-
ca el estatuto y la cantidad de socios supérstites-, en la sociedad por accio-
nes el contrato es impermeable a la muerte o incapacidad del socio, resultan-
do improponible la exclusión lisa y llana de herederos por vía estatutaria.
El art. 94 enumera las causales de disolución que seguidamente revi-
saremos.

a) DECISIÓN DE LOS SOCIOS. Esta causal es conocida como "disolución


anticipada", por cuanto implica una reducción del término de duración fijado
en el estatuto social.
Campea en esto la autonomía de la voluntad de las partes. Hay un sin-
número de motivos por los que los socios podrían decidir poner fin anticipa-
damente a la empresa común. Obviamente, la modificación estatutaria re-
querirá de su aprobación unánime en el caso de las sociedades por partes de
interés, y con mayorías agravadas en el caso de las sociedades por cuotas (art.
160) y por acciones (art. 244, párr. 4º). Va de suyo que en la variante de la
sociedad anónima unipersonal, no habrá lugar al disenso y todo dependerá
de la voluntad del socio único. Empero, si su voluntad estuviese viciada por
error (art. 265 y ss., Cód. Civil y Comercial), dolo (art. 271 y ss.), violencia o
intimidación (art. 276 y ss.), habrá lugar para nulificar la decisión respectiva
y retrotraer las cosas a su estado anterior.

b) EXPIRACIÓN DEL TÉRMINO POR EL CUAL SE CONSTITUYÓ. El art. 11,


inc. 5°, de la LGS obliga a fijar un plazo de duración del contrato. Dicho
plazo se mide normalmente en años, contados a partir de la fecha de ins-
cripción del contrato en el Registro Público. Vencido dicho término, la so-
ciedad deberá transitar la liquidación, para lo cual los administradores limi-
tarán su actuación a la atención de asuntos urgentes y a la adopción de las
medidas necesarias para proceder con la realización del activo y la cance-
lación del pasivo; todo lo cual supone la interrupción en el desarrollo de los
actos tendientes a la consecución del objeto social (art. 99).
También la ley 27.349 (art. 36, inc. 5) estipula que la SAS debe contener
en su estatuto un plazo de duración determinado, al término del cual proce-
derá su liquidación con los alcances previstos en la LGS para el resto de los
tipos sociales -esto, conforme remisión contenida en su art. 55-.

C) CUMPLIMIENTO DE LA CONDICIÓN A LA QUE SE SUBORDINÓ SU EXISTENCIA.


La palabra "condición" tiene en el caso la acepción específica prevista por el
134 SOCIEDADES

art. 343 del Cód. Civil y Comercial, es decir que cabe considerarla como un
hecho futuro e incierto a cuyo acaecimiento se subordina la eficacia o la reso-
lución de un acto o negocio jurídico. Claramente, el hecho es determinante
del comienzo del fin de la existencia de la sociedad. Se trata, por ende, de
una condición resolutoria.
El hecho determinante puede ser cualquier acontecimiento, en tanto su
acaecimiento no resulte inexorable. Podría ser, por caso, el retiro de la ac-
tividad de cierto socio, la derogación de cierto régimen legal de excepción,
la revocación de una concesión minera o una licencia para la prestación de
determinado servicio público, entre otros supuestos.
d) CONSECUCIÓN DEL OBJETO PARA EL CUAL SE FORMÓ O IMPOSIBILIDAD SO-
BREVINIENTE DE LOGRARLO. La consecución del objeto social supone el ago-
tamiento de la causa fin del negocio societario. Así, si por caso los socios
hubiesen constituido la sociedad para explotar determinado yacimiento de un
mineral precioso, agotado el reservorio, se habrá cumplido el objeto social,
perdiendo consecuentemente el ente su razón de ser.
La imposibilidad sobreviniente de desarrollar los actos comprendidos
en el objeto social puede tener dos orígenes: natural o legal. Continuan-
do con el ejemplo de la explotación minera, un movimiento telúrico de gran
intensidad que hiciese colapsar la mina y destruyese la totalidad de las ins-
talaciones podría determinar la imposibilidad de continuar explotando el ya-
cimiento, lo que constituiría sin dudas una imposibilidad de orden natural.
Como contraposición, podría ocurrir una revocación del permiso de explota-
ción por parte de la autoridad de aplicación, lo que determinaría la imposibi-
lidad de la compañía minera de continuar desarrollando su objeto por causas
de orden legal. Lo propio ocurriría si nuevas regulaciones ambientales de-
terminasen la prohibición de segui r adelante con la explotación minera del
ejemplo.
Dadas las variantes que la situación puede presentar en la realidad, la
causal no se tendrá por configurada si no media previamente un pronuncia-
miento del órgano de gobierno de la sociedad, declarando el estado de diso-
lución, ora por consecución del objeto, ora por imposibilidad sobreviniente
de continuar cumpliéndolo.
En la materia, Roitman cita casos de fallos en los que se tuvo por confi-
gurada la disolución por imposibilidad sobreviniente de alcanzar el objeto a
raíz de un conflicto entre los socios que habría paralizado la actividad. Al
igual que el citado autor, dudamos de la bondad de este encuadre pues si el
conflicto conduce a la paralización de la actividad del ente, será responsabi-
lidad de los administradores articular todo lo pertinente para la reanudación,
pudiendo en la hipótesis plantear la exclusión del socio beligerante.
e) PÉRDIDA DEL CAPITAL SOCIAL. Esta causal ha generado no pocas
controversias. Apuntamos en primer lugar que, con acierto, se ha criticado
la técnica legal por considerar que desatiende el verdadero parámetro de sol-
VICISITUDES Y EXTINCIÓN 135

vencía de una sociedad -el patrimonio-, y se concentra en una cifra de re-


tención que por definición es pétrea e invariable (Nissen, Ley de sociedades
comerciales).
Cabe en realidad interpretar que la causal se verifica en la prácti-
ca cuando al cierre del ejercicio y al tiempo de presentación de los estados
contables, se advierte que el patrimonio neto de la compañía ha descendido
a una suma inferior al valor nominal del capital social. La ley asume que
en dicho caso resultará imposible continuar con el desarrollo de la activi-
dad. He allí la teleología del precepto. Si los negocios fueron mal y el ca-
pital aportado por los socios se consumió -total o parcialmente, pero en un
grado que torne imposible continuar la actividad-, solo cabrán dos alternati-
vas: poner fin a los negocios, realizando los activos y pagando a los acreedo-
res, o requerir a los socios que aporten más capital, a través de un aumento o
una reintegración (volver a aportar) total o parcial del capital perdido.
La ley 19.550 vio la luz en 1972. Durante las décadas de 1970 y 1980,
los niveles de inflación en la Argentina fueron extraordinariamente elevados.
Tanto que entre 1982 y 1991 el país afrontó tres cambios de moneda (el peso
ley 18.188 fue reemplazado por el peso argentino - 1982-, el peso argentino
fue reemplazado por el austral -1986- y el austral fue reemplazado por el
peso -1991-). En esos trances, y debido al velocísimo envilecimiento mo-
netario, se quitaron diez ceros a la moneda. Dicho proceso inflacionario
transformó la causal de pérdida del capital en una mera hipótesis de labo-
ratorio pues, aun cuando lo aportado por los socios en la constitución fuese
una cifra importante, al año o dos, su valor se había consumido, resultando
entonces un capital ridículamente bajo.
Debido a la realidad inflacionaria, los estados contables de las socie-
dades que operaban en el país demandaban una reexpresión del valor de los
bienes de la sociedad al cierre de cada ejercicio. Esta reexpresión, para la
cual se utilizaron índices inflacionarios oficiales, se llamó "ajuste por expo-
sición a la inflación", o más llanamente "ajuste por inflación". Este ajuste
se aplicaba sobre el capital social en el cuadro de evolución del patrimonio
neto bajo el nombre de "ajuste de capital". Ello permitía reexpresar el ca-
pital aportado al valor teórico que tendría al momento de presentación del
estado contable. Sin embargo, la letra de la ley no admitía tal disquisición.
La causal de disolución se configura si, y solo si, el patrimonio neto arroja
un monto inferior al capital social, expresado en su valor histórico.
A raíz de la severa crisis económica sufrida a comienzos del siglo XXI,
el Poder Ejecutivo nacional dispuso, mediante un decreto dictado en julio
de 2002 (1269/02), suspender la aplicación de esta norma. La suspensión
tuvo su causa en la brusca devaluación sufrida por el peso entre diciembre
de 2001 y mayo de 2002 (la cotización del dólar estadounidense pasó de
$ 1 a aproximadamente $ 3,50 en ese lapso). Dicha devaluación determi-
nó que casi todas las compañías argentinas que hacían oferta pública de sus
acciones -por entonces fuertemente endeudadas en moneda extranjera con
136 SOCIEDADES

acreedores residentes en el exterior-, pasaran a tener un patrimonio neto


negativo. Y es que sus activos se depreciaron al ritmo de la devaluación,
mientras que sus pasivos se mantuvieron en moneda constante. Fue enton-
ces necesario suspender la aplicación de esta norma a efectos de evitar que
las firmas más renombradas del país se viesen obligadas a disponer su pro-
pia disolución y liquidación.
Más allá de esta excepción, hubo muchísimas firmas argentinas que
en esa época debieron pedir su concursamiento preventivo de acreedores, o
atravesar procesos de reestructuración agresiva de deudas mediante acuerdos
preventivos extrajudiciales, dotados de fuerza vinculante para una minoría
de acreedores disconformes.
f) DECLARACIÓN EN QUIEBRA. La declaración en quiebra de una socie-
dad supone su necesaria liquidación, con la finalidad primaria de distribuir
el producto útil de la liquidación entre los acreedores. En el caso, y por
virtud de lo establecido en los arts. 88, incs. 3º, 5º, 9º y 10, 107, 109 y eones.
de la ley 24.522, dicha liquidación debe ser conducida por un funcionario
concursa! llamado síndico, cuya designación es por sorteo y a cargo del juez
de la quiebra. Este supuesto de disolución, a diferencia de los restantes,
aliena el proceso liquidatorio, sacándolo de la esfera societaria para traspa-
sarlo a la esfera estatal judicial. A diferencia de los restantes supuestos, la
quiebra interrumpe el funcionamiento orgán ico de la sociedad. Todas las
funciones quedan subsumidas en la labor sindical, que fiscaliza la actuación
de los funcionarios a cargo de la realización de los bienes -por lo general
martilleros, también designados por el juez-, administra los bienes del fa-
llido y procura, una vez concluida la realización de los activos, distribuir el
producido entre los acreedores, respetando para ello el orden de privilegios
regulado en los arts. 241, 246 y 248 de la ley 24.522, reservando a su vez
fondos para el pago de los gastos ocasionados por el trámite del concurso o
el mantenimiento de los bienes del fallido con posterioridad a su declaración
de falencia (conf. art. 240, ley 24.522).
A partir de las reformas introducidas en el régimen concursa} durante
los últimos años -en particular mediante la ley 26.086 y, posteriormente, con
más énfasis mediante la ley 26.584- , se ha propiciado la continuidad de la
explotación a través de cooperativas formadas por los empleados (en rigor,
ex empleados dado que la quiebra supone la rescisión de los contratos de
trabajo al cabo de sesenta días -art. 196, LCQ-). Esta tendencia ha gene-
rado en muchas ocasiones la paralización del proceso de liquidación judicial,
pues los principales activos de las quiebras (p.ej., inmuebles, maquinarias,
yacimientos, otros) son retenidos por las cooperativas para luego ser some-
tidos a expropiación a través de leyes provinciales que declaran de utilidad
pública el funcionamiento de cooperativas de trabajo de este cariz. En los
casos más afortunados, el Estado ha expropiado efectivamente los bienes, de-
positando en las quiebras el valor resultante de la tasación estatal. En otros
casos, la expropiación no ha sido materializada por el Poder Ejecutivo, obli-
VICISITUDES Y EXTINCIÓN 137

gando a la promoción de un juicio de expropiación inversa, que permitirá, al


cabo de una década o más, la efectiva liquidación de los activos falenciales;
o mejor dicho, de sus despojos.
Esta causal cesa si el deudor declarado en quiebra obtiene la conversión
de dicha quiebra en concurso preventivo; esto en los términos del art. 90 de
la ley 24.522, o si logra un avenimiento (conclusión de la quiebra con con-
formidad de todos los acreedores o pago a los disconformes) en los términos
del art. 225 de dicho cuerpo legal. La ley no menciona al supuesto de con-
versión debido a que dicha opción no se encontraba disponible en el anterior
régimen concursa) (ley 19.551), refiriéndose en vez al concordato resolutorio,
inexistente en el ordenamiento falencia! actual.
g) FusióN. Conforme lo prescribe el art. 82 de la LGS, la fusión ocu-
rre cuando dos o más sociedades se disuelven sin liquidarse, para constituir
una nueva (fusión propiamente dicha), o cuando una ya existente incorpora a
otra u otras que, sin liquidarse, son disueltas (fusión por incorporación o por
absorción).
La fusión supone la continuación de la actividad de la sociedad en el
cuerpo de otra - nueva o preexistente como tal- . Es uno de los mecanismos
de reorganización societaria, que permiten la integración horizontal de com-
pañías; es decir, la unión de dos o más corporaciones competidoras para, a
través de su unión, ganar una mayor porción de mercado, y adquirir mayor
poder de negociación con proveedores, así como fijar mejores condiciones en
la negociación con clientes.
En el caso de la fusión por incorporación, la absorbente no se disuelve
pues continúa funcionando con normalidad, aunque su patrimonio se incre-
mentará al sumarle el de la absorbida y su capital social se elevará propor-
cionalmente.

h) SANCIÓN FIRME DE CANCELACIÓN DE OFERTA PÚBLICA O DE LA COTIZA-


CIÓN DE sus ACCIONES. Este inciso aplica a aquellas sociedad que cuentan
con autorización de la Comisión Nacional de Valores para hacer oferta públi-
ca de su capital, en el marco de lo normado por la ley 26.831 (ley de merca-
dos de capitales).
Esta causal se sostiene en la idea-fuerza basal de cualquier mercado de
capitales, cual es que los valores negociables que diariamente se transan en
las bolsas y mercados de valores deben ser fácilmente liquidables, pudiendo
en todo tiempo sus titulares desprenderse de los títulos al precio de cotiza-
ción que se forma de manera transparente a través de las leyes de oferta y
demanda, en un mercado abierto en el que todos los concurrentes acceden, al
menos en teoría, a un nivel igual de información.
Cuando por infracciones al régimen legal de oferta pública (p.ej., emi-
sión de acciones por encima del límite autorizado por la asamblea en los ca-
sos previstos por el art. 62 de la ley 26.831), la Comisión Nacional de Valo-
138 SOCIEDADES

res revocase la autorización para realizar oferta pública de las acciones de


una compañía (y dicha resolución fuese confirmada por la Cámara Nacio-
nal de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo Federal -art. 143, ley
26.831-), las acciones de la compañía perderán su liquidez, pues ya no podrá
ofrecerse su venta en los mercados de valores. Y ello implica un enorme
perjuicio para sus tenedores pues, al reducirse el espectro de posibles com-
pradores, su realización se presenta mucho más difícil, lenta y costosa ade-
más de, seguramente, mucho menos beneficiosa.
Para este problema la LGS ofrece dos soluciones similares, aunque de
presentación secuencial. Veamos. El art. 94, inc. 9º, impone la disolución
de la sociedad. De eso se deriva que la firma deba nombrar liquidadores, y
que tales liquidadores deban proceder a realizar el activo, cancelar el pasivo
y distribuir el remanente entre los socios. De ese modo, se garantiza a los
inversores que recibirán el producto útil de su inversión en un lapso relativa-
mente breve.
Empero, el directorio tiene la posibilidad de convocar a asamblea ex-
traordinaria, y con una mayoría agravadísima (se requiere el voto favorable de
la mayoría absoluta de acciones con derecho a voto presentes y ausentes, sin
computar la pluralidad de voto y atribuyéndole dicha potestad a las acciones
de preferencia patrimonial privadas de ella) dejar sin efecto esta disolución.
Pero, si así lo decidiese la asamblea extraordinaria, los socios discon-
formes (ausentes o que hubiesen votado contra la resolución), podrán ejercer
el derecho de receso acordado por el art. 245 de la LGS, de modo tal que
adquirirán inmediatamente el derecho al reembolso de su participación, con
base en el valor resultante del último balance realizado o que deba realizarse
en cumplimiento de normas legales o reglamentarias. La valuación de las
acciones de los socios que ejercieron el receso ha dado lugar a muchas polé-
micas, pues lo normal es que los estados contables reflejen un valor inferior
al de mercado. De ahí que se barajen otras alternativas y se promueva el
establecimiento de pautas diversas en los estatutos de las propias sociedades,
apelando a valuaciones periciales o fórmulas más aceptadas en el mundo de
las finanzas y los negocios, como la fórmula EBITDA (acrónimo inglés que
sintetiza las palabras earnings before interest, taxes, depreciation and amor-
tization; es decir, ingresos antes de intereses, impuestos, depreciaciones y
amortizaciones) o el método del flujo de fondos descontados.
Finalmente, y en lo que toca a este inciso, nos parece relevante mencio-
nar que cuando el retiro del régimen de oferta pública surge de una decisión
orgánica de la propia sociedad, sin que medie sanción de la autoridad ad-
ministrativa, la firma estará obligada a cumplir con los pasos establecidos
en los arts. 97 y 98 de la ley 26.831, que le imponen el lanzamiento de una
oferta pública de cotización para adquirir, a valor de mercado, todas sus ac-
ciones, bonos o deventures convertibles en acciones y derechos de suscrip-
ción de todos aquellos accionistas que no hubiesen votado favorablemente el
retiro de los mercados de capitales.
VICISITUDES Y EXTINCIÓN 139

i) RESOLUCIÓN FIRME DE RETIRO DE LA AUTORIZACIÓN PARA FUNCIONAR


CUANDO LEYES ESPECIALES LA IMPUSIEREN EN RAZÓN DEL OBJETO. Este inciso
aplica en particular para todas aquellas entidades que desarrollan actividad
de interés público, sujetas a regulaciones especiales que demandan una pre-
via autorización de la autoridad de superintendencia para poder operar.
Del mismo modo en que la autoridad de aplicación puede, en cada
caso, autorizar el funcionamiento, está habilitada para quitar dicha autori-
zación. Esta situación se presenta con las entidades financieras (sujetas al
régimen de la ley 21.526 y a la autoridad del Banco Central de la República
Argentina -que actúa a través de la Superintendencia de Entidades Finan-
cieras-), compañías de seguros (sujetas al régimen de la ley 20.091 y a la
autoridad de la Superintendencia de Seguros de la Nación), aseguradoras de
riesgos del trabajo (sujetas al régimen de la ley 24.557 y a la autoridad de la
Superintendencia de Riesgos del Trabajo), prestadoras de servicios eventua-
les (sujetas al régimen del <leer. 1694/06 y a la autoridad del Ministerio de
Trabajo de la Nación), sociedades de ahorro y préstamo con fines determina-
dos (sujetas al régimen del <leer. 142.277/43 y a la autoridad de la Inspección
General de Justicia) y concesionarias de diversos servicios públicos, entre
otros casos.
La resolución de retiro de la autorización para funcionar debe, a efectos
de operar la disolución de la sociedad, encontrarse firme; es decir, consenti-
da por el sujeto pasivo de la medida o confirmada por la autoridad jurisdic-
cional pese a haberse agotado las vías recursivas para intentar la reversión de
la medida. Generalmente, el retiro de la autorización para funcionar deriva
en la designación de liquidadores por la propia autoridad de aplicación, des-
plazándose así a los administradores orgánicos de la sociedad, y privando al
órgano de gobierno de esta de designar a los liquidadores.
Frecuentemente, el retiro de la autorización para funcionar viene de
la mano de la comprobación de un estado de insolvencia que, con bastante
frecuencia, concluye en liquidaciones judiciales forzosas o quiebras de las
sociedades afectadas. En particular, se verifica esto con las compañías ase-
guradoras. También ocurría frecuentemente con entidades financiera hasta
que, en 1995 y a través de la ley 24.485, se introdujeron reformas a la ley
21.526 que permitieron desmembrar las carteras de activos de las entidades
en liquidación, asignándolas en fiducia a otras entidades de plaza para que
estas recuperasen las acreencias en favor del BCRA, cobrando por ello una
comisión proporcional al éxito obtenido. Además de esto, se establecieron
mecanismos de traspaso de sucursales y operaciones pasivas y activas ha-
cia otras entidades de plaza que resultasen solventes y técnicamente aptas
para continuar con las operaciones. Los resultados, a casi veinte años de su
entrada en vigor, lucen satisfactorios. Sobre todo si se los compara con el
pasmoso fracaso que significó el régimen anterior.
j) OTRAS CAUSALES. Hasta aquí hemos tratado las causales enumera-
das en el art. 94 de la LGS. Sin embargo, hay otros supuestos regula-
140 SOCIEDADES

dos en otros artículos de esta ley o que se siguen de interpretaciones doc-


trinales.
En los tipos sociales que se caracterizan por contar con dos categorías
de socios, la pérdida de socios de una categoría implica la supresión de un
requisito esencial tipificante. Y ello conduce a la necesaria disolución de
la sociedad. Lo prevé específicamente el art. 140, párr. 2°, para el caso de las
sociedades en comandita simples en las que el socio comanditario toma con-
trol de la administración por fallecimiento, ausencia o incapacidad de todos
los socios comanditados. Pero aplica por analogía a la sociedad de capital
e industria y también a la sociedad en comandita por acciones, solo que en
este caso por expresa remisión contenida en el art. 324.
Se ha dicho también, en opinión que no compartimos, que la socie-
dad de responsabilidad limitada que eleva su cantidad de socios por enci-
ma del límite de cincuenta estipulado en el art. 146, párr. 2º, queda disuelta
(Zunino, Régimen de sociedades comerciales). Estimamos que, como todo
efecto, la incorporación de socios en exceso del número máximo determi-
nará la nulidad del vínculo entre la sociedades y los socios excedentes, pero
creemos que por aplicación del principio plasmado en el art. 16, dicha nuli-
dad no afectará al negocio colectivo ni al vínculo de los restantes socios con
la sociedad.
Hasta la entrada en vigor de las reformas introducidas con la ley 26.994,
también el mero pedido del socio en las sociedades irregulares determinaba
su disolución (art. 22). Dicha norma habilitaba la disolución por la mera
petición del socio, alumbrando un mecanismo análogo al que se aplica a las
sociedades sancionadas con el retiro del régimen de oferta pública, pues los
consocios intimados de la sociedad irregular podían disponer por mayoría su
regularización, lo que habilitaría a su vez el receso del socio disconforme,
que podría retirarse de la sociedad con reembolso de su participación. A
partir de la citada modificación legislativa la sociedad irregular ha perdido
su rasgos de precariedad, convirtiéndose en una opción más de constitución.
Debe también considerarse el supuesto contemplado en el art. 32, que
aplica a los aumentos de capital por participaciones recíprocas. En caso de
que las sociedades involucradas en la maniobra de elevación artificiosa del
capital social no procediesen con su reducción en el término de tres meses,
serán penadas con la disolución, que ya no podrán revertir por haber violado
una norma imperativa, constitutiva del orden público societario.
Además, hasta la entrada en vigor de dicha reforma subsistió la reduc-
ción a uno del número de socios como causal de disolución, siempre que no
se incorporasen nuevos socios en el término de tres meses. Este supuesto
apuntaba al requisito de pluralidad de personas. La sociedad no podía sub-
sistir como contrato y sujeto de derecho si no se mantenía en ella la plurali-
dad de socios. La única excepción admitida era el supuesto previsto en el
art. 94, inc. 8°, de la LGS, y solo por un breve lapso de transición (tres me-
ses) durante el que el socio supérstite sería responsable ilimitada y solidaria-
VICISITUDES Y EXTINCIÓN 141

mente por las obligaciones sociales contraídas durante su gestión como socio
único. A partir de la incorporación de la SAU, la cuestión queda regida por
el art. 94 bis de la LGS que establece que la reducción a uno del número
de socios ya no es causal de disolución, operándose en tal caso la transfor-
mación ope legis de las sociedades en comandita, simples o por acciones, y
de capital e industria en sociedades anónimas unipersonales, salvo que en el
término de tres meses se decidiese su disolución.
Puesto en términos más precisos, puede afirmarse que, del mismo
modo en que ocurría con anterioridad a la reforma, la sociedad cuyo elenco
de socios quede reducido a uno mantiene su tipología durante el lapso de tres
meses. Al cabo de ese período se producirá la transformación, cabiéndole
al socio único proceder con la reforma estatutaria correspondiente, y con el
cumplimiento de los pasos estipulados en el art. 74 y ss. de la LGS. En el
caso de las sociedades domiciliadas en la Ciudad Autónoma de Buenos Ai-
res, deberá darse cumplimiento a los recaudos estipulados en el art. 202 de
la res. gral. IGJ 7 /15.
La transformación queda revertida si durante el trimestre en cuestión, el
socio supérstite logra restablecer la pluralidad de partes, incorporando uno o
más nuevos socios a la sociedad. Si dicha incorporación se produjese una
vez vencido el término trimestral estipulado en el art. 94 bis de la LGS, la
decisión será análoga a la rescisión de la transformación regulada en el art.
80 de la LGS -cuya adopción es posible en la medida en que la transforma-
ción no haya sido ya inscripta en el registro público-, debiéndose proceder
conforme a lo dispuesto por dicha norma, según que se haya o no publicado
el edicto correspondiente.

§ 47. CLA SIFICACIÓN DE LAS CAUSALES. - Las causales de disolución se


clasifican según que su eficacia ocurra ipso iure o que dependa de una reso-
lución del órgano de gobierno de la sociedad, o del dictado de una resolución
administrativa o judicial.
Las causales que operan automáticamente -caso del vencimiento del
plazo de duración del contrato o de la pérdida del capital social que surge de
los estados contables- producirán efectos desde su acaecimiento, mientras
que las demás desencadenarán efectos en la medida en que sean objeto de re-
conocimiento expreso por el órgano de gobierno -por caso, la disolución que
se sigue de la imposibilidad sobreviniente de cumplir el objeto, o la aproba-
ción por el órgano de gobierno del acuerdo previo de fusión suscripto a pro-
puesta del órgano de administración-, o desde que adquiera firmeza la reso-
lución administrativa o judicial determinante de el lo -caso de la sentencia
de quiebra al vencerse el término legal para pedir su conversión en concurso
preventivo conforme el art. 90 de la ley 24.522, o de la resolución de la auto-
ridad de aplicación que retira a la sociedad la autorización para funcionar-.
Su clasificación, empero, no aporta demasiados elementos para el aná-
lisis. Las causales tienen de por sí matices y admiten controversias. Pue-
142 SOCIEDADES

de que algunos socios consideren que existe imposibilidad sobreviniente de


continuar ejecutando los actos comprendidos en el objeto social, y que otros
interpreten que dicha imposibilidad no es tal, proponiendo una reconversión
o relocalización de las actividades económicas de la firma. Puede también
que las partes discrepen en punto al cumplimiento de una condición a la que
se habría subordinado la existencia de una sociedad. Por caso, si una firma
fue constituida para la explotación de un yacimiento petrolífero, podría darse
el caso en el que un socio considere agotado el yacimiento, y otro estime via-
ble aplicar técnicas de recuperación de pozos para continuar avanzando en
la explotación, o intentar extraer del mismo pozo petróleo o gas de esquisto
(conocidos mundialmente por su nombre en inglés: shale gas o shale oil).
En otro orden de cosas, cabe advertir que en caso de controverti rse el
estado de disolución, y si esta controversia fuese llevada a juicio, la senten-
cia que reconozca el acaecimiento de la causal de disolución tendrá efecto
retroactivo a la fecha en que tuvo lugar su causa generadora (art. 97, LGS).
Como pauta hermenéutica conducente para la solución de conflictos,
cabe también atender a la norma del art. 98 de la LGS, que establece que
la disolución solo surte efectos respecto de terceros desde su inscripción re-
gistra!, previa publicación en su caso. Esto determina que, más allá de la
incontrastable causal del vencimiento del plazo de duración, las demás, para
ganar oponibilidad frente a los terceros, deberán ser objeto de inscripción en
el Registro Público.
En definitiva, para atender a las controversias, será más útil atenerse
a los hechos del caso que a construcciones doctrinales que, en este punto,
aportan poco a la mirada del operador jurídico.

§ 48. ACTUACIÓN DE LOS ADMINISTRADORES. - El art. 99 de la LGS im-


pone a los administradores, una vez verificada la concurrencia de la causal
o resuelta la disolución por el órgano de gobierno de la sociedad, la atención
de los asuntos urgentes y la adopción de las medidas necesarias para iniciar
la liquidación.
La violación de este mandato legal los hace responsables ilimitada y so-
lidariamente respecto a los terceros y los socios, sin perjuicio de la responsa-
bilidad que pudiera caberle a estos últimos.
El administrador, en definitiva, está obligado a cumplir todos los pasos
necesarios para la asunción de funciones por el o los liquidadores, y solo
puede cumplir actos conservatorios sobre los bienes de la sociedad, procu-
rando el cese o interrupción de las actividades normales de esta.
Siguiendo a Roitman, con cita de Otaegui, podemos decir que los debe-
res del administrador en esta etapa consisten en procurar: a) la inscripción y
publicación de la disolución; b) la inscripción y publicación del nombre del
liquidador (aunque sea el suyo propio); e) la entrega de los bienes y papeles
de la sociedad al administrador designado; d) la designación de liquidador
VICISITUDES Y EXTINCIÓN 143

en caso de morosidad de los socios en dicha labor, y e) la solicitud judicial


del nombramiento de un liquidador en caso de renuencia de la sociedad.
A esta consideración, añadimos que es incumbencia del administrador
hacer cesar a la sociedad en el cumplimiento de los actos comprendidos en
su objeto, lo que puede también implicar el despido total o parcial del perso-
nal de la firma, el cierre de establecimientos fabriles o comerciales y todos
los actos preparatorios de la liquidación que no impliquen propiamente asu-
mir la labor del liquidador (realizar activos, disponer la venta de bienes de
uso, proponer a los socios pagos a cuenta del dividendo liquidatorio, confec-
cionar el balance previo de liquidación, entre otras gestiones).
Cualquier infracción a estos deberes lo pone en obligación de indem-
nizar los perjuicios que cause (art. 59, LOS), además de exponerlo a ser res-
ponzabilizado de manera personal y solidaria por las obligaciones causadas
durante el interregno que va desde la consolidación del estado de disolución,
hasta la entrada en funciones del liquidador.
La teleología del precepto es clara. El legislador quiso que el adminis-
trador no se sustrajese de los efectos normales de la disolución, cesara en la
ejecución de los actos tendientes a la consecución del objeto, y procurase el
traspaso efectivo y sin demoras de la administración al liquidador.
En su nueva redacción, el art. 100 de la LOS establece que las causales
de disolución podrán ser removidas mediando decisión del órgano de gobier-
no y eliminación de la causa que le dio origen, si existe viabilidad económi-
ca y social de la subsistencia de la actividad de la sociedad. La resolución
deberá adoptarse antes de cancelarse la inscripción. Esta norma expresa en
buena medida el enfoque de la reforma, que apunta sobre todo a la conser-
vación de la sociedad como vehículo y medio para la materialización de em-
presas que trasciendan en el tráfico jurídico negocia!.

§ 49. EL PROCEDIMIENTO LIQUIDATORIO. Sus ETAPAS. - La sociedad en


liquidación conserva su personalidad jurídica, y se rige por las normas co-
rrespondientes a su tipo en tanto sean compatibles (art. 101, LOS). Como
expusimos antes, la disolución no implica el fin de la sociedad como sujeto
de derecho, sino el principio del proceso liquidativo que, al cabo de ciertas
etapas, dará como resultado el fin de la existencia de la sociedad como con-
trato y como persona jurídica.
La sociedad en liquidación continúa siendo un centro de imputación de
relaciones jurídicas a todos los efectos legales. Mantiene su patrimonio,
responde por las obligaciones contraídas a través de sus representantes lega-
les (llamados liquidadores, en esta etapa), y posee plena legitimación para
reclamar de sus deudores la satisfacción de sus acreencias. A excepción de
su órgano de administración, que será reemplazado por el o los liquidadores,
el resto de sus órganos continuarán funcionando normalmente. Las asam-
bleas o reuniones de socios continuarán celebrándose periódicamente para
144 SOCIEDADES

aprobar sus estados contables, y decidir sobre otras cuestiones que los liqui-
dadores pongan a su consideración.
La liquidación puede ser contemplada de un modo dinámico, definién-
dola como el proceso tendiente a la culminación de las operaciones pendien-
tes, realización del activo, cancelación del pasivo y distribución del saldo re-
manente entre los socios. O de un modo estático, considerándola el estado
de la sociedad que determina la limitación de su capacidad de obrar al cum-
plimiento de los actos necesarios y conducentes a la obtención del propósito
liquidativo. La sociedad en liquidación no puede, bajo ningún punto de vis-
ta, arrogarse la potestad de continuar desarrollando los actos comprendidos
en su objeto, so color de incurrir sus administradores en la responsabilidad
prevista en el art. 99 in fine de la LGS.

a) "lTER" LIQUIDATIVO. Una vez asumido el cargo, los liquidadores,


dentro de los treinta días inmediatos siguientes, deben confeccionar un inven-
tario y un balance del patrimonio social, y ponerlos a disposición de los so-
cios para su consideración. El término, llamativamente exiguo, puede ser
extendido hasta un máximo de ciento veinte días. Dicha extensión debe
ser aprobada por las mayorías que en cada tipo y de acuerdo con el estatu-
to de cada sociedad resulten necesarias para aprobar cuestiones ordinarias
(art. 103, LGS). Si los administradores fallan en la presentación del ba-
lance previo, podrán ser removidos de sus cargos y perderán el derecho
a percibir una remuneración por el cumplimiento de su función (art. 103,
párr. 2º).
Una vez presentado por los liquidadores el balance previo, se inicia el
proceso de realización de activos y cancelación de pasivos. Mientras cum-
plen estas tareas, los liquidadores deberán presentar a los socios informes
trimestrales sobre su gestión. En los casos de sociedades por acciones o
por cuotas comprendidas en el art. 299 de la LGS, los informes trimestrales
deberán presentarse ante la sindicatura o comisión fiscalizadora.
La ley no fija períodos mínimos o máximos para la liquidación. Y
ello obedece al hecho de que es imposible estipular parámetros fijos para
atender la amplísima casuística que ofrece la realidad. Puede que deter-
minados activos permanezcan muchos años sin poder venderse debido a sus
características particulares, o quizás por el escaso mercado potencial para la
colocación de ese bien (p.ej., una máquina hecha a medida para desarrollar
un proceso industrial determinado que muy pocos o ningún otro productor
realiza en el país, o una fracción de campo de gran extensión en un área geo-
gráfica muy remota, sin acceso a carreteras asfaltadas).
Una vez realizado el último activo, los liquidadores presentarán a los
socios un balance final, acompañado de un proyecto de distribución -si es
que del balance resultase un superávit que permitiese tal distribución-, me-
diante el que asignarán fondos a los socios a prorrata de su participación en
el capital de la sociedad (art. 109, LGS).
VICISITUDES Y EXTINCIÓN 145

En la medida en que pautas de prudente administración lo avalen, los


liquidadores podrán proponer a los socios la liquidación de sumas a cuenta
del dividendo liquidatorio o la entrega de bienes, adelantándose de ese modo
a la partición definitiva. Esta alternativa es llamada por la ley "partición
parcial" (art. 107, LGS). Va de suyo que ello será posible en la medida en
que el activo remanente se presente como suficiente para atender el pasivo
pendiente de cancelación y los gastos propios de la liquidación. Cualquier
socio puede requerir a los administradores que procedan con la partición
parcial. En el caso de las sociedades por acciones, los accionistas que lo
soliciten deberán ser titulares de acciones que, como mínimo, representen el
10 % del capital social.
En caso de que los liquidadores denieguen el pedido de partición par-
cial formulado por uno o más socios, estos podrán deducir acción judicial,
explicando los motivos por los que pretenden la liquidación parcial del divi-
dendo liquidatorio.
En su parte final, el art. 107 establece que el acuerdo de liquidación
parcial debe publicarse en la misma forma y con los mismos efectos que el
acuerdo de reducción de capital. El art. 204 de la LGS, que regula los re-
quisitos para la reducción voluntaria de capital, establece a favor de los
acreedores el derecho regulado en el art. 83, inc. 3°, de la propia ley, nor-
ma esta que regula el derecho de oposición de los acreedores en caso de fu-
sión. Se deben publicar edictos por tres días en el diario de publicaciones
legales y uno de los de mayor circulación en la República, y los acreedores
dispondrán de quince días contados de la última publicación para formular
oposición, a partir de lo cual deberán ser garantizados -si acuerdan revocar
la oposición-, o dispondrán de veinte días, contados a partir del vencimiento
del plazo de quince referido anteriormente, para obtener un embargo contra
la sociedad.
Creemos que los recaudos impuestos por la ley son excesivos. Si bien
es encomiable la preocupación por proteger los derechos de terceros, los per-
juicios de maniatar el avance de la liquidación pueden terminar dañando el
interés patrimonial de los socios y de los terceros acreedores. Más aún en
épocas de elevada inflación, en las que el dinero se deprecia con celeridad, y
en las que las tasas pasivas bancarias ofrecen un rendimiento que no alcanza
a cubrir el proceso de envilecimiento monetario.
Quizás hubiese sido preferible imponer ciertos parámetros técnicos a
los liquidadores para habilitar la partición parcial. Por caso, verificar que,
aún después de la partición, el activo corriente supere en una vez y media
al pasivo corriente, verificar que en caja, bancos e inventarios de bienes de
cambio existan suficientes recursos como para cubrir los gastos de la liqui-
dación hasta su fecha estimada de terminación, y otras tantas pautas de sana
administración.
Por otro lado, descreemos ya de las publicaciones de edictos en diarios
como medio eficaz de difusión. En la era de las telecomunicaciones y de la
146 SOCIEDADES

revolución informática, resulta ya absurdo atarse a mecanismos de publici-


dad propios del siglo x1x. Estimamos, por cierto, que en una futura refor-
ma, todo el sistema de publicidad y registración de la LGS deberá ser me-
jorado y actualizado para la incorporación de las tecnologías disponibles en
nuestro tiempo. Es una pena que la oportunidad presentada por la entrada
en vigor del nuevo Código Civil y Comercial (ley 26.994) -y las reformas a
la LGS acollaradas a él-, no haya sido aprovechada para actualizar los me-
canismos de publicidad societaria.

b) PARTICIÓN. Culminada la tarea de liquidación propiamente dicha,


los liquidadores presentarán un balance final (art. 109). La presentación
de dicho balance implica el hito inicial de la fase final, llamada de parti-
ción. Al balance final se acompañará un proyecto de distribución, del que
los liquidadores descontarán el capital social -que será reintegrado inmedia-
tamente a los socios-.
Los arts. 110 a 112 regulan el procedimiento de aprobación de tales do-
cumentos (balance y proyecto de distribución), así como la culminación de
la existencia del ente. Serán objeto de nuestro comentario en el § 51.

§ 50. Los LIQUIDADORES. - Antes que nada es útil dejar en claro que el
o los liquidadores, a partir de que aceptan el cargo, pasan ipso .facto a ser los
representantes legales de la sociedad, concentrando en sus personas -con-
forme al régimen de administración o representación estatutario o legal para
ciertos tipos- todas las facultades y deberes propios de los administradores y
representantes legales que la sociedad tuvo con anterioridad a su disolución.
De ahí que, con buen tino, la ley de sociedades haya optado por asignar
directamente el cumplimiento de esta f unción al órgano de administración,
salvo casos especiales o estipulación en contrario (art. 102, párr. 1º).
Son propiamente adm inistradores, solo que su tarea persigue una fina-
lidad distinta, cual es la de enajenar todos los bienes sociales, cancelar todas
las deudas, y distribuir el saldo remanente entre los socios.

a) DESIGNACIÓN. Conforme lo estipula el art. 102, la liquidación es en


principio a cargo de los administradores que ejercían tal función al tiempo
de producirse la disolución del ente. Ellos deberán entonces confeccionar
el balance previo de liquidación y presentarlo a los socios para su aproba-
.,
c1on.
Si por disposición estatutaria, o por voluntad de los socios, fuese me-
nester designar liquidadores ad hoc, la ley otorga un término de treinta días
para su designación, por mayoría de votos. Dicho plazo corre desde que
operó la causal de disolución de la sociedad o, a partir de que el órgano de
gobierno declaró que el ente se encuentra ya en tal situación.
Tratándose de sociedades de personas, las mayorías se determinarán so-
bre la base de lo que establezca el contrato social, pudiendo pesar la cantidad
VICISITUDES Y EXTINCIÓN 147

de socios o el valor de la parte de interés de cada uno de ellos. En caso de


silencio del estatuto, entendemos que se aplicará la pauta hermenéutica conte-
nida en el art. 132, que impone la mayoría absoluta de capital como paráme-
tro de mayoría necesaria para la adopción de una resolución social.
En el caso de la sociedad anónima, la designación y remoción de li-
quidadores, así como la fijación de su remuneración, son competencias de
la asamblea extraordinaria (art. 235, inc. 4°, LGS). En este tipo social , así
como en la sociedad de responsabilidad limitada, la designación se decidirá
por mayoría de votos presentes que puedan emitirse en la respectiva deci-
sión (arg. arts. 160 in fine y 244, LGS). Va de suyo que en la SAU la desig-
nación dependerá de la voluntad del socio único.
En concordancia con lo estipulado en el art. 60, el art. 102, párr. 3°, im-
pone inscribir la designación del liquidador en el Registro Público. Desde
luego que, tanto en las SRL como en las SA y SCA, la inscripción debe ser
precedida de la publicación de un edicto por un día en el diario de publica-
ciones legales correspondiente a la jurisdicción.
La ley no prevé en su parte general -ni tampoco en la regulación de los
tipos- que el ejercicio de este cargo se encuentre limitado por un plazo cierto.
El liquidador durará en su cargo, parafraseando al art. 110 de la Const. na-
cional , "mientras dure su buena conducta", y hasta tanto haya alcanzado su
cometido.
Salvo disposición en contrario, la remoción del liquidador será ad nutum,
es decir, sin necesidad de expresar una causa. Para hacerlo, se requieren las
mismas mayorías impuestas para designarlo. En caso de mal desempeño,
cualquier socio o inclusive el funcionario a cargo del órgano de fiscalización
interna, pueden instar su remoción con justa causa.
En el caso del accionista de la sociedad anónima, entendemos que de
manera previa a instar la remoción en acción individual, deberá instar ante la
sindicatura la convocatoria a asamblea para el tratamiento de la remoción y
responsabilidad del liquidador. Solo en caso de morosidad del síndico o de
rechazo de la imputación por la asamblea, tendrá él la posibilidad de impul-
sar la remoción en el marco de una acción uti singuli.
b) D EBERES, DERECHOS y RESPONSABILIDAD. Al igual que el de admi-
nistrador, el cargo del liquidador es personal e indelegable. El liquidador
no puede desentenderse del cumplimiento de su función, ni delegar en otros
el desarrollo de sus tareas y responsabilidades.
De igual manera, el liquidador está obligado a desempeñarse con la
lealtad y con la diligencia de un buen hombre de negocios, estándar este que
emerge de lo normado en el art. 59 de la LGS. Vale en este sentido recor-
dar que la lealtad y diligencia pregonadas por nuestra ley son parámetros que
apuntan a la virtud moral y respeto de la legalidad, y no a la eficacia de la
gestión. Puede que la gestión sea eficiente pero que el administrador haya
incurrido en conductas delictuales para obtener tales resultados. Tal com-
148 SOCIEDADES

portamiento no encuadraría de ningún modo en la pauta directriz contenida


en el art. 59.
El liquidador será responsable por los perjuicios que se deriven de su
actuación, y en caso de actuación colegiada, deberá probar su oposición al
acto o actos dañosos para dejar a salvo su responsabilidad. Dicha responsa-
bilidad, salvo el supuesto de exoneración, será solidaria junto con los demás
1iquidadores.
Estas observaciones emergen de la letra inequívoca del art. 108 que re-
mite sin ambages a las reglas aplicables a los administradores sociales para
j uzgar las obligaciones y la responsabilidad de los liquidadores.
Hasta aquí el plano genérico. En lo que atañe concretamente al pro-
cedimiento liquidativo, los liquidadores están obligados a: J) confeccionar
y presentar a los socios dentro de los treinta días de aceptado el cargo (pro-
rrogables por hasta noventa días más) un inventario y balance del patrimonio
social, que pondrán a disposición de estos (art. 103); 2) informar a los socios
(o a la sindicatura en los casos de las SRL de capital superior a cincuenta
millones de pesos, de la SAU y de la SA que no prescinda del órgano de
fiscalización interna) acerca del estado de la liquidación, con una periodi-
cidad no menor a tres meses (art. 104); 3) confeccionar estados contables
anuales si la liquidación se prolongase por más de un año (art. 104); 4) se-
guir las instrucciones de los socios, "impartidas según el tipo social" (art.
105); 5) agregar a la denominación social las palabras "en liquidación", de
modo tal que los terceros puedan conocer el statu quo de la firma al momen-
to de contratar con ella (art. 105); 6) reclamar a los socios las contribuciones
necesarias para cubrir las deudas de la sociedad cuando la insuficiencia del
patrimonio y el grado de responsabilidad (subsidiaria, solidaria e ilimitada)
de los socios por virtud del tipo social escogido, así lo impongan (art. 106);
7) articular particiones parciales si así lo solicitasen los socios y en tanto el
estado de la liquidación lo permitiese, sin afectar derechos de los acreedo-
res (art. 107); 8) confeccionar y presentar a los socios el balance final y el
proyecto de distribución (art. 109); 9) inscribir dicho balance en el Registro
Público (art. 111), y JO) velar porque se cancele la inscripción del contrato
social en el Registro Público, una vez terminada la partición.
Además de esto, si se tratase de una SA o de una SRL, el liquidador
deberá prestar garantía en los términos previstos por el art. 256 de la LOS
(a cuya aplicación remite el art. 157 al tratar los derechos y deberes de los
gerentes de las SRL).
Valen a este respecto algunas menciones. El balance previo de liqui-
dación, a diferencia de lo que ocurre con el balance final, debe ser confec-
cionado con base en los mismos criterios y normas contables empleados para
elaborar los balances comunes de cierre de ejercicio, hasta el cierre previo
a la disolución. La no presentación oportuna de este balance implica mal
desempeño, genera responsabilidad y es causal de remoción.
VICISITUDES Y EXTINCIÓN 149

De igual manera, la omisión en el cumplimiento de la obligación tri-


mestral de informar se traduce en mal desempeño y es causal de remo-
ción. Sucede que el derecho de información es para el socio de carácter
fundamental, y no puede ser soslayado durante la etapa de liquidación.
Los estados contables anuales deben ser confeccionados por los liqui-
dadores con base en las normas habituales, y su periodicidad se mantiene
a pesar de la liquidación. Es decir que la fecha de cierre de ejercicio no
varía respecto de aquella vigente durante la etapa de desarrollo del objeto
social. Y al igual que los balances confeccionados por los administradores
durante la etapa previa a la disolución, deben ser sometidos a la considera-
ción del órgano de gobierno para su posterior aprobación.
Las contribuciones de los socios para cubrir pérdidas no solo alcanzan
el caso de los socios con responsabilidad solidaria, subsidiaria e ilimitada
-socio en una sociedad colectiva, socio comanditado en las sociedades en
comandita simple y por acciones y socio capitalista en la sociedad de capital
e industria-, sino también los casos de la garantía por el saldo de integra-
ción del aporte suscripto por el consocio (art. 150, párr. 1º) o integración
de cuotas suplementarias (art. 151), ambas en la SRL, o el caso del saldo de
integración de las acciones suscriptas por el propio accionista en la SA o en
la SCA.
En el plano de sus derechos vemos en primer término el de percibir una
remuneración por su tarea. La ley no contiene pautas específicas para su
fijación. Por ende, será libremente convenida entre el liquidador y la so-
ciedad. Factiblemente, y como es de estilo en negocios liquidativos de car-
teras de activos financieros o de cuentas a cobrar, la remuneración deberá
tener un componente fijo y de desembolso periódico, destinado a compensar
el tiempo efectivamente dedicado por el liquidador a su labor, y otro varia-
ble que constituirá un porcentaje predeterminado de las sumas que distribuya
entre los socios en la etapa de partición. De tal modo, se logrará mantener
los intereses del liquidador alineados con los de la sociedad, estimulándolo
a optimizar el rédito en la realización de activos, y a negociar quitas o des-
cuentos por parte de los acreedores con el fin de ahorrar recursos que más
adelante puedan volcarse a favor de los socios en la etapa de partición.
Así como puede removérselos sin invocación de causa, los liquidadores
pueden renunciar a sus cargos. Al igual que ocurre con los administrado-
res, su renuncia no debe ser dolosa o intempestiva, y constituye una declara-
ción de voluntad recepticia que, para producir efectos plenos, requiere de su
aceptación por el órgano de gobierno de la sociedad. De ahí que para pre-
sentar su renuncia el liquidador de una SA o de una SCA deba previamente
convocar a asamblea extraordinaria de accionistas (art. 235, inc. 4º). Lo
propio deberá hacer el liquidador de una SRL, llamando a reunión de socios
para el tratamiento del tema.
Es también atinado detenerse en la amplitud de las facultades de los li-
quidadores. Obsérvese que, pese a estar obligados a seguir instrucciones de
150 SOCIEDADES

los socios, tienen plenos poderes de disposición sobre los bienes de la socie-
dad, pudiendo enajenar por su sola decisión todos los bienes muebles regis-
trables e inmuebles de la sociedad "sin necesidad de consulta o autorización
previa de los socios" (Roitman).

§ 51. EL BALANCE FINAL DE LIQUIDACIÓN. APROBACIÓN POR LOS SOCIOS. -


Como ya lo hemos mencionado, la liquidación concluye con la partición, pre-
via presentación del balance final y el proyecto de distribución. "La extin-
ción del pasivo social, determina la conclusión de la liquidación propiamente
dicha, pues a partir de ese momento los liquidadores, deben confeccionar el
balance final y el proyecto de distribución del remanente" (Roitman).
El balance final no es propiamente un estado contable, sino más bien
una rendición de cuentas de lo actuado durante la fase de liquidación. El
o los liquidadores no estarán, para su confección, atados a las reglas técni-
cas que se imponen en los arts. 61 a 65 de la LGS. La rendición conteni-
da en el balance final conformará un estado dinámico, por cuanto ofrecerá
una explicación de lo ocurrido durante la totalidad de la etapa. Si se quiere,
tendrá más en común con un estado de resultados y un cuadro de origen y
aplicación de fondos que con un estado de situación patrimonial o balance
propiamente dicho -estático por definición-.
Como todo estado dinámico, consignará por un lado los ingresos, par-
tiendo de aquellos derivados de la venta de los bienes de uso y otros activos
fijos, y pasando por aquel los derivados de la liquidación de las operaciones
residuales o de la venta del remanente de inventarios. Y por el otro, los pa-
sivos cancelados con los recursos disponibles (generados con el saldo de caja
y bancos disponible al inicio de la liquidación y con los fondos producidos
por la venta de los bienes de uso y el remanente de bienes de cambio). Pre-
supuestará por otra parte el honorario o gasto de administración derivado de
la gestión de los liquidadores.
Finalmente, se agregará el proyecto de distribución, que no será otra
cosa que un prorrateo entre los socios del saldo neto de dinero o bienes dis-
ponibles para su distribución, hecho con base en el valor de las partes de
interés, o cantidad de cuotas o acciones de que cada uno de ellos resulte titu-
lar. Empero, el prorrateo no será necesariamente proporcional a las tenen-
cias de cada socio, sino a la vocación que cada uno de ellos tenga sobre las
ganancias de la sociedad (art. 109 in fine, LGS). Vale esta última observa-
ción para los casos de sociedades anónimas con acciones que otorguen cierta
preferencia patrimonial sobre los dividendos (art. 217).
Conforme lo establece el art. 110 de la LGS, el balance final y proyecto
de distribución deben ser sometidos a la aprobación por los socios. Los li-
quidadores deben presentarlos por escrito a los socios, otorgándoles la ley un
plazo de quince días para su impugnación. Este término, como todos los de
la LGS, se cuenta en días corridos. Luce breve si se atiende a la gravedad
de sus efectos para los accionistas.
VICISITUDES Y EXTINCIÓN 151

En el caso de las sociedades por parte de interés, se interpreta que co-


rresponde notificar a los socios por medio fehaciente, adjuntando el balan-
ce final y el proyecto de distribución (Zunino, Disolución y liquidación), de
manera tal que cuenten ellos con toda la información pertinente. El déficit
en el cumplimiento de este recaudo determinará la suspensión del dies a quo
para el cómputo del plazo de impugnación. Si a los quince días de notifica-
dos, los socios no formulasen objeciones al estado contable y al proyecto, se
producirá su tácita aprobación. La misma regla se aplica a las sociedades
mixtas, es decir, las de responsabilidad limitada.
Distinto es el caso de las sociedades mixtas comprendidas en el art. 299,
inc. 2º, de la LGS (capital superior a $ 50.000.000), o de capital -es decir,
anónimas y en comandita por acciones-. En estos casos, el art. 110, párr.
2º, impone la convocatoria a asamblea para su tratamiento y aprobación.
La convocatoria puede ser hecha por los propios liquidadores o, en su defecto,
por el síndico. El balance, más allá de la comunicación cursada a los socios
o accionistas, deberá ser puesto en la sede social a disposición de ellos, junto
al proyecto de distribución, con quince días de anticipación a la fecha de cele-
bración de la asamblea (art. 67, LGS).
Seguidamente, estipula la ley que en caso de impugnación judicial, el
término para promover la acción vencerá al sexagési mo día posterior a aquel
en que venció el término para desgranar la impugnación. Se colige de esto
que, desde la presentación del balance final de liquidación, los socios dispo-
nen de quince días para comunicar sus objeciones a los liquidadores, y de
los siguientes sesenta días para interponer la acción judicial de impugnación.
Nuevamente, el término luce exiguo.
En el caso de las sociedades por acciones o por cuotas comprendidas
en el art. 299, inc. 2°, el término de impugnación es aquel del que dispo-
nen entre la puesta a disposición del balance y la fecha de celebración de
la asamblea. Y en el seno de la propia asamblea, podrán los cuotapartis-
tas o accionistas requerir de los liquidadores las explicaciones pertinentes o
desgranar en el propio acto sus observaciones. Clausurada la asamblea y
aprobado el balance, deberán interponer la acción en el término de sesenta
días corridos. Vencido dicho término, habrá caducado el derecho de inter-
poner la acción correspondiente, implicando ello la clausura de esta posibi-
lidad. Vale observar que por tratarse de un término de caducidad, no se
interrumpe ni renuncia, a excepción de lo previsto por el art. 18 de la ley
26.589 para las sociedades radicadas en la ciudad de Buenos Aires -en caso
de instarse la mediación prejudicial, que produce la suspensión de este plazo
desde la imposición de la notificación postal fehaciente de citación y hasta
veinte días después de puesta a disposición del requirente el acta de cierre de
la mediación-.
Con el balance se aprueba la rendición de cuentas y la gestión del liqui-
dador. También es factible que en el acto se le asigne una remuneración, si
es que esta no hubiese sido pactada con anterioridad. A su vez, al aprobar
152 SOCIEDADES

el proyecto de distribución, nace para el socio un derecho creditorio contra


la sociedad, que en términos generales se denomina "cuota de liquidación" o
"dividendo liquidatorio".

§ 52. PASOS POSTERIORES. CANCELACIÓN DE LA INSCRIPCIÓN. CONSER-


VACIÓN DE LIBROS y PAPELES DE LA SOCIEDAD. - Una vez producida su aproba-
ción, es carga de los liquidadores presentar el balance final y el proyecto
de distribución ante el Registro Público para su agregación al legajo de la
sociedad.
Con tino observa Roitman que la presentación de estos documentos
debe ser hecha juntamente con el pedido de cancelación de la inscripción del
estatuto.
Simultáneamente, los liquidadores deben ejecutar la distribución, reem-
bolsando en primer término el aporte de capital a cada socio, asignando lue-
go el excedente a prorrata de la vocación que cada uno de el los tenga sobre
los dividendos sociales, según su participación y, en el caso de las socieda-
des de capital, el grado de preferencia que pueda conferirle sus acciones so-
bre los beneficios sociales.
Los bienes aportados en uso y goce serán restituidos a los socios en el
estado en que se encuentren, pudiendo, según el caso, reclamar estos que se
les restituyan a partir de la disolución (arts. 49, 92 y eones. LGS). Todo lo
aportado en propiedad será, en principio, vendido y distribuido el producido
entre los socios. Excepcionalmente, y por decisión de los socios, podrá ha-
cerse partición en especie, entregando a los socios bienes de uso o de cambio
de propiedad de la sociedad.
Conforme lo prevé el art. 111, párr. 2º, el dividendo liquidatorio no re-
clamado por el socio dentro de los noventa días de la presentación de los
estados contables ante el Registro Público, se depositará en banco oficial a
disposición de sus titulares. En caso de que transcurridos tres años desde la
realización del depósito, su titular no los reclamase, los fondos se atribuirán
a la autoridad escolar de la jurisdicción correspondiente a la sociedad, su-
puestamente en beneficio de la educación pública.
El paso siguiente es la cancelación de la inscripción, que produce final-
mente la extinción de la sociedad como contrato y como sujeto de derecho.
En rigor de verdad, la extinción ocurre cuando se aprueba el proyecto y se
ejecuta la distribución final. La cancelación del registro completa el ciclo
que principia con la inscripción del contrato prevista en el art. 5° de la LGS.
En consonancia con lo prescripto por el art. 328 del Cód. Civil y Co-
mercial - norma esta que impone a los sujetos indicados en el art. 320 del
mismo cuerpo legal la preservación de sus libros de comercio hasta diez
años después de la fecha del último asiento y de los comprobantes respalda-
torios por el mismo plazo desde que fueron otorgados-, el art. 112, párr. 2°, da
por entendido que alguno de los socios o liquidadores debe asumir la respon-
sabilidad de conservación de los libros y papeles de la sociedad.
VICISITUDES Y EXTINCIÓN 153

Con el pedido de cancelación del registro societario, los liquidadores


deben informar la identidad y datos particulares del sujeto designado para
preservar los libros y documentación comercial de la firma. Dicha persona
revestirá la condición de depositaria, y tendrá las responsabilidades previstas
el art. 1358 del Cód. Civil y Comercial.
Hasta la entrada en vigor de la reforma de la ley 26.994, la obligación
de conservación se hallaba estipulada en el art. 67 del Cód. de Comercio.

C) PRÓRROGA Y RECONDUCCIÓN

§ 53. CONCEPTOS. - Tanto la prórroga como la reconducción conectan


con el vencimiento del término de duración fijado originalmente en el con-
trato constitutivo de la sociedad. Constituyen, en definitiva, modificaciones
estatutarias que sirven para postergar la liquidación de una sociedad, y con-
tinuar desarrollando los actos comprendidos en su objeto social por un plazo
mayor, que los socios definirán conforme a sus deseos e intereses.
Respecto del concepto de prórroga, podemos definirla como la deci-
sión orgánica del gobierno de la sociedad, destinada a extender el término
de duración del contrato fijado conforme al art. 11, inc. 5º, de la LGS, cuya
adopción y pedido de inscripción ante el Registro Público deben acaecer con
anterioridad al efectivo vencimiento de dicho plazo.
Es importante subrayar que el pedido de inscripción de la resolución
debe fecharse antes de operado el vencimiento, y que en caso de sociedades
por acciones o por cuotas, ello demandará la previa publicación de un edic-
to, por lo que el operador deberá trabajar con la antelación suficiente, so co-
lor de verse embretado con una prórroga presentada de manera tardía, cuya
inscripción será fatalmente rechazada por el funcionario a cargo del Registro
Público.
En cuanto al concepto de reconducción, puede definírsela como la de-
cisión del órgano de gobierno de una sociedad disuelta y en liquidación, que
implica la reversión de dicho estado y la reactivación del ente para continuar
ejecutando los actos comprendidos dentro de su objeto social, por un plazo
determinado que puede o no coincidir con el originalmente previsto en los
términos del art. 11, inc. 5°, de la LGS.
Puesto en términos latos, podemos afirmar que la reconducción consti-
tuye el remedio legal previsto para los casos en que la sociedad, inadvirtien-
do la proximidad del vencimiento del plazo de duración, omitió poner a con-
sideración de los socios la prolongación tempestiva del plazo de duración; es
decir, la prórroga del contrato.
Veremos, no obstante, que esta alternativa no estuvo prevista en la
redacción original de la LGS, sino que se la incorporó a través de la re-
forma de 1983 (ley 22.903), a partir de un importante fallo dictado por el
154 SOCIEDADES

Juzgado Nacional de 1ª Instancia en lo Comercial de Registro de la Capital


Federal.

§ 54. R ÉGIMEN LEGAL. - Ambos institutos se encuentran regulados en


el art. 95 de la LGS. En el primer párrafo se contempla la prórroga, y en el
segundo -agregado con la reforma de 1983- , la reconducción.
El agregado de este segundo párrafo encuentra su antecedente más di-
recto en un fallo dictado en 1980 por el doctor Enrique M . Butty, por enton-
ces juez a cargo del Juzgado Nacional de 1ª Instancia en lo Comercial de Re-
gistro de la Capital Federal (hasta la entrada en vigor de la ley 22.315, el
Registro Público - "de Comercio" hasta el 31 de julio de 2015- de la Ciudad
de Buenos Aires estaba en manos de dicho juzgado que, luego de traspasadas
sus competencias a la Inspección General de Justicia, fue convertido en el
Juzgado Nacional de 1ª Instancia en lo Comercial nº 26).
En el leading case "La Distribuidora Musical SRL" se admitió la ins-
cripción de una "reactivación" de una sociedad disuelta, cuyo término de
duración se encontraba vencido (JuzgComReg, 4/6/80, firme, LL, 1980-C-
446). Si bien la sociedad pidió la registración de un documento titulado
"nuevo contrato, prórroga y reconstitución", el juez de registro recalificó el
acto como "reactivación", dándole curso a su inscripción, sin introducirse en
el juzgamiento de la responsabilidad que a los administradores cupo en los
términos del art. 99 de la LSC.
Para contribuir a la evitación de estas distracciones, la reforma introdu-
cida con la ley 22.903 impuso la obligación de incluir la fecha de vencimiento
del plazo de duración de la sociedad en todos sus balances, de modo tal que
sus administradores no puedan ya olvidarse. Y para posibilitar su remedia-
ción, en caso de que aun con este recaudo los socios no hubiesen atinado a pro-
rrogar el término de duración del contrato, introdujo el instituto de la recon-
ducción, sucedáneo de la reactivación contemplada en el precedente citado.
Como ya dijimos, la prórroga debe ser resuelta e ingresada la solici-
tud de su inscripción al Registro Público, antes del vencimiento del término
de duración previsto en el contrato. En las sociedades por partes de inte-
rés (colectiva, en comandita simple y de capital e industria) la prórroga solo
puede ser resuelta por unanimidad, salvo que el contrato fije específicamente
la posibilidad de disponerla mediante el voto de los socios que posean lama-
yoría del capital social (arts. 131 y 132, LGS).
Para el resto de los tipos, regirán mayorías especiales. En las socieda-
des de responsabilidad limitada se aplicará el régimen de mayorías agravado
previsto en el art. 160, párr. 1º, y en las sociedades por acciones será nece-
sario reunir la mayoría agravada prevista en el art. 244, párr. 4°. En uno u
otro caso, el agravamiento de las mayorías persigue proteger el interés de los
socios, asegurándoles que la decisión de prórroga cuente, como mínimo, con
amplio consenso entre ellos.
VICISITUDES Y EXTINCIÓN 155

La reconducción debe ser necesariamente resuelta una vez que el plazo


de duración de la sociedad se encuentra vencido, o cuando esta se encuentra
en estado de liquidación por el acaecimiento de alguna de las causales de
disolución previstas en el art. 94. Establece la norma que dicha decisión
puede adoptarse "mientras no se haya inscripto el nombramiento del liquida-
dor, si n perjuicio del mantenimiento de las responsabilidades dispuestas por
el art. 99".
En una primera mirada pareciera que cuando el nombramiento del li-
quidador ya fue inscripto en el Registro Público, ya no es posible reconducir
la sociedad. Sin embargo, ello no es así. En el párrafo final del art. 95, la
LGS establece que todo "ulterior acuerdo de reconducción debe adoptarse
por unanimidad sin distinción de tipos". Por ende, aun si estuviese inscrip-
to el nombramiento del liquidador, para las sociedades de personas, el requi-
sito será exactamente el mismo: acuerdo unánime.
En el caso de las sociedades de responsabilidad limitada y en las so-
ciedades por acciones, las mayorías requeridas son las mismas que para la
prórroga (arts. 160, párr. 1°, y 244, párr. 4°), pero para estos tipos sí variará
significativamente el régimen cuando el nombramiento del liquidador se en-
cuentre ya inscripto, dado que la pauta será indefectiblemente de unanimidad.
Tanto la prórroga como la reconducción implican una modificación es-
tatutaria, y un cambio en las condiciones esenciales a que el socio adhirió al
incorporarse como tal a la sociedad. De modo tal que ambas situaciones
otorgan al socio que se abstuvo o que votó en contra, la posibilidad de ejer-
cer el derecho de receso (art. 245, LGS).
El administrador de la sociedad que continúa desarrollando los actos
comprendidos en el objeto luego de que la fi rma se encuentre en estado de
disolución, asumirá responsabilidad ilimitada y solidaria frente a los terceros
y socios por las operaciones que realice, así como por los perjuicios que su
actuación le provoque a la sociedad, a los socios y a los terceros que inte-
ractuaron con la sociedad en dicho estado -salvo que lo hubiesen hecho con
conocimiento, caso en que se aplica la excepción derivada del dolo recíproco
previsto en el art. 58, párr. 1° in fine, de la LGS-.

§ 55. DIFERENCIAS. - Si bien es inevitable trazar un paralelismo entre


ambos institutos, sus diferencias son evidentes. La prórroga se aplica a un
supuesto muy específico, cual es el de la sociedad cuyo plazo de duración
está próximo al vencimiento, siendo intención de los socios extenderlo en
el tiempo. La reconducción constituye la reversión del estado de liquida-
ción de una sociedad, que puede haber acaecido por una enorme variedad
de situaciones: consecución del objeto social, imposibilidad sobreviniente de
continuar desarrollándolo, sanción firme de retiro de autorización para fun-
cionar cuando leyes especiales lo requieren, sanción firme de retiro de la au-
torización para hacer oferta pública de su capital, y también, el venci miento
del plazo de duración, entre otros.
156 SOCIEDADES

Empero, el apareamiento de las figuras ocurre porque la reconducción


fue pergeñada y sancionada para, precisamente, resolver el problema de las
sociedades de plazo vencido que, sin tomar razón de su estado, continuaron
desarrollando los actos contemplados en su objeto social.
La prórroga no genera ninguna alteración en el régimen de responsabi-
lidad de socios y administradores. La reconducción, en cambio, deja igual-
mente expuestos a los administradores por su responsabilidad en los térmi-
nos del art. 99 de la LGS. Es decir que la decisión de los socios no sanea
la actuación ilícita de los administradores en el interregno que va de la con-
figuración de la disolución hasta la inscripción de la reconducción. Como
bien apunta Roitman, los efectos de ella solo operan a partir de la inscrip-
ción, pues cabe aplicar a su respecto lo normado en el art. 12 de la LGS.

0) TRANSFORMACIÓN DE SOCIEDADES

§ 56. I NTRODucc16N. - La sociedad es, como hemos visto en el § 1, un


medio técnico puesto por la ley a disposición de los operadores, a los efectos
de que ellos se asocien y desarrollen actividades lícitas con fines de lucro,
poniendo así en acto los derechos de trabajar y ejercer industria lícita y el de
asociarse con f ines útiles, contemplados por el art. 14 de la Const. nacional.
Dicho medio técnico debe estar dotado de un mínimo de flexibilidad
para permitirle al operador adaptarse a los cambios que naturalmente se da-
rán conforme evolucione la compañía, o el entorno socio-político en el que
ella opera como agente económico.
La estructura lógica de la parte especial de la LGS se sostiene en una
hipótesis, cual es la de una sociedad que nace como una pequeña y artesa-
nal asociación de dos o más sujetos, que unen sus esfuerzos y aportan dia-
riamente su trabajo para el desarrollo de una actividad lucrativa (sociedad
colectiva). A medida que el negocio crece y las perspectivas mejoran, in-
corporan inversores interesados en participar de los beneficios aportando ca-
pital (sociedad en comandita simple). Con el correr de los años, el negocio
crecerá en estructura y la envergadura de sus operaciones hará recomendable
resguardar la responsabilidad personal de los socios, por lo que cabrá apelar
a otra f igura, más adecuada al efecto (sociedad de responsabilidad limita-
da). Probablemente al cabo de dos o tres décadas, la empresa adquiera una
dimensión que permita pensar en la posibilidad de abrir su capital al régi-
men de oferta pública, para lo cual deberá adoptar la forma de una sociedad
, .
anon1ma.
Conforme puede verse, la hipótesis legal es de una evolución desde la
pequeña operación de tipo artesanal, hasta el negocio de escala, que hace un
uso intensivo del capital y cuya evolución ya no se encuentra personalizada.
Va de suyo que la práctica es más diversa y rica, y que las transformacio-
VICISITUDES Y EXTINCIÓN 157

nes societarias se dan por una infinidad de motivos, muchos insospechados.


Por caso, es notorio que desde hace algunos años muchas firmas subsidiarias
(filiales) de grandes compañías transnacionales de origen estadounidense han
adoptado la forma de sociedades de responsabilidad limitada en lugar de la
tradicional forma de anónimas. Dicho cambio, visible en compañías de
diverso tipo (radiocomunicaciones móviles, ensambladoras y comercializado-
ras de vehículos automotores, grandes cadenas de hipermercados, entre otras)
tiene en realidad una motivación de orden fiscal, pues tal forma societaria es
considerada "fi scalmente transparente" por el fisco del país de origen de las
matrices de tales compañías, habilitándolas entonces para desgravar en sus
territorios los impuestos abonados al fisco argentino por las operaciones rea-
l izadas en nuestro país.
De una u otra forma, y más allá de los motivos que determinen la de-
cisión del operador de adoptar un tipo legal distinto del que se posee, el ins-
tituto de la transformación es absolutamente necesario. Pues, de no existir,
los socios se verían forzados a disolver la sociedad, liquidarla y constituir
una nueva al solo y único fin de cambiar su tipo social. Lo cual sería, claro
está, un despropósito.

§ 57. CONCEPTO. - La transformación es la secuencia de actos median-


te la que una sociedad típica adopta un tipo societario de los previstos en la
LGS , distinto de aquel que poseía hasta entonces.
Cabe observar que la sociedad, para poder transformarse, debe hallarse
regularmente constituida. Ni la sociedad de hecho ni la irregular pueden
transformarse, hasta tanto no hayan cumplido con la subsanación prevista en
el art. 25 de la LGS e inscripto su estatuto en el Registro Público.
Con anterioridad a la entrada en vigor del Código Civil y Comercial
se ha admitido que las sociedades civiles adoptasen un tipo de los previstos
en la LGS y se inscribiesen en el Registro Público. Por el contrario, no se
había admitido la transformación de sociedades comerciales en sociedades
civiles, por cuanto para que esta ocurriese debía adoptarse un tipo de los pre-
vistos en la LGS, hecho que no acontecería si la transformación condujese
a la forma de sociedad civil. También se argumentó que de permitirse tal
transformación se estarían sustrayendo sociedades del contralor estatal, ya
que las sociedades civiles no inscribían sus estatutos o reformas en ningún
registro público, a excepción del protocolo notarial en el que consten las es-
crituras respectivas (art. 1184, inc. 3°, Cód. Civil -régimen derogado junto
con la figura de la sociedad civil-).
A partir del 1º de enero de 2016, la sociedades civiles han perdido toda
tipicidad legal y quedarán en principio comprendidas en el régimen de so-
ciedades irregulares previsto en los arts. 21 a 26 de la LGS. Advertimos,
no obstante, que esta exégesis dará que hablar, pues la legalidad de la forma
escogida puede entenderse incorporada al patrimonio de los socios, y en fun-
ción de ello, consolidada en cabeza suyo de modo tal que resulte insuscepti-
158 SOCIEDADES

ble de alteración por una norma posterior; esto, conforme la doctrina sentada
por la Corte Suprema en el fallo "Cassin, J. H., y otros e/Poder Ejecutivo de
la Provincia de Santa Cruz" (Fallos, 317: 1462). En el capítulo XII de este
libro se analiza más detalladamente la cuestión.

§ 58. RÉGIMEN LEGAL. - El procedimiento de transformación está re-


gulado en los arts. 74 a 81 de la LGS. El primero de ellos define el ins-
tituto como aquel que se da "cuando una sociedad adopta otro de los tipos
previstos", y aclara a continuación que la firma no se disuelve, ni se alteran
sus derechos y obligaciones.
La aclaración de la ley es útil para advertir que no se trata de un su-
puesto determinante del fin del contrato, y que el hecho de la transformación
no obliga a los administradores a cesar en el desarrollo de su actividad nor-
mal, ni altera o modifica sus atribuciones.
Cualquier sociedad puede, en cualquier momento de su existencia, deci-
dir su transformación mediante la adopción de un tipo distinto del de su cons-
titución. Esta transformación también es admitida respecto de las SAS, cuyo
estatuto legal admite sin cortapisas la adopción de esta tipología por socieda-
des fundadas bajo los tipos previstos en la LGS (cfr. art. 61, ley 27.349). No
encontramos, por otra parte, prohibición o incompatibilidad que determine la
imposibilidad de que una SAS adopte alguno de los tipos tradicionales con-
tenidos en la LGS, salvo lo previsto en el art. 37 de la ley 27.349, que impide
adoptar el carácter de SAS a sociedades sujetas a fiscalización estatal perma-
nente en los términos de] art. 299, incs. 1°, 3° a 5°, de la LGS.
a) LA RESPONSABILIDAD DE LOS SOCIOS. El art. 75 estipula que la res-
ponsabilidad solidaria e ilimitada anterior de los socios no se ve alterada, ni
siquiera en aquellos casos en que el cumplimiento resulte exigible con poste-
rioridad a la transformación, salvo que medie expreso consentimiento de los
acreedores. La teleología normativa es límpida. El tercero acreedor de la
sociedad que se vincu]ó jurídicamente con esta en e] marco de cierto statu quo
en el que los socios mantenían responsabilidad solidaria e ilimitada por las
obligaciones del ente con el que se relacionó jurídicamente, tiene derecho a
mantener dicho estado de cosas y acceder al patrimonio de los socios en caso
de que la sociedad no responda por las obligaciones contraídas frente a él.
La única excepción a esto es la voluntaria renuncia del acreedor a perseguir el
cobro de los deudores subsidiarios, es decir, de los socios.
La norma cumple en este sentido otra función relevante, cual es la de
prevenir e] uso de ]a transformación como maniobra elusiva de la responsa-
bilidad patrimonial de los socios. Puestos en jaque a partir de] devenga-
miento de una obligación social que, saben los socios, no podrá ser cumplida
cuando devengue exigible (p.ej., un reclamo judicial que, al cabo de la sen-
tencia, obligará a la sociedad al pago de una fuerte suma de dinero), estos
podrían apelar a la transformación para intentar poner su patrimonio perso-
nal a cubierta de dicha acción.
VICISITUDES Y EXTINCIÓN 159

Inversamente, el art. 76 prevé que en caso de que haya socios cuya


responsabilidad se torna ilimitada a partir de la transformación, ella no se
extenderá a las obligaciones anteriores al perfeccionamiento de ella, salvo,
claro está, que el socio acepte expresamente asumir tal grado de responsabi-
lidad para las obligaciones de causa o título posterior.
Vale a este respecto acotar que el criterio legal atiende al devengamiento
de las obligaciones - es decir, al momento de su nacimiento aun cuando su
cuantía o alcance se defina posteriormente a través de una sentencia judicial,
transacción o resolución administrativa-, y no a su exigibilidad que puede, en
los hechos, ser muy posterior a la génesis del derecho subjetivo del acreedor.

b) REQUISITOS, PROCEDIMIENTO. El art. 77 estipula los recaudos a cum-


plir para la concreción de la transformación.
1) Acuerdo. Como primera medida, debe existir un acuerdo de so-
cios para la transformación. En el caso de las sociedades colectivas, en co-
mandita simples y de capital e industria, debe ser unánime, salvo pacto en
contrario. En el caso de las sociedades de responsabilidad limitada o por
acciones, debe contarse con el voto favorable de socios que detenten, como
mínimo, la mayoría absoluta del capital social (arts. 160, párr. 1º, y 244,
párr. 4º). La única excepción a la existencia del acuerdo es el supuesto con-
templado en el art. 94 bis, que obliga al socio supérstite, al término de los
tres meses allí previstos, a cumplir con el iter de transformación, aprobar un
balance al efecto y modificar en lo pertinente el estatuto social.
2) Balance previo de transformación. Se debe confeccionar un ba-
lance especial, cerrado a una fecha que no exceda de un mes a la del acuerdo
de transformación. Debe estar a disposición de los socios en la sede social
con quince días de antelación a la fecha de celebración del acuerdo, para que
los socios puedan examinarlo con detenimiento, y formular las observacio-
nes que crean pertinentes.
La confección del balance será obviamente previa a la celebración del
acuerdo de transformación. La transformación se aprueba simultánea-
mente con el balance, que constituye una pieza fundamental de este meca-
nismo. En primer lugar, porque constituye el parámetro que se tomará en
consideración para fijar el valor de la participación de lo socios que, ante la
transformación, elijan retirarse de la sociedad, ejerciendo la opción de rece-
so que les garantiza el art. 78. En segundo lugar, porque constituirá una
fuente de información muy útil para los acreedores de la sociedad, en caso
de que la transformación pueda perjudicar las posibilidad de recupero de sus
créditos contra la sociedad.
La fecha de corte del balance es significativa. Al fijarla un mes antes
del acuerdo transformación, el legislador ha dado pauta de que interesa a la
ley que los socios puedan definir la transformación con una "foto" del pa-
trimonio social que sea lo más actualizada posible. Creemos, no obstante,
160 SOCIEDADES

que la antelación es excesivamente breve. Sobre todo si se toma en con-


sideración que ordinariamente una sociedad anónima o de responsabilidad
limitada convoca a asamblea para tratar sus balances de cierre de ejercicio
dentro de los cuatro meses siguientes al cierre, pudiendo finalmente tratár-
selos y aprobárselos alrededor de cinco meses después de la fecha de corte
(conf. arts. 234 in fine y 237, LGS). Verón sostiene, con acierto, que este
término debería ser revisado y ampliado en una futura reforma (Sociedades
comerciales).
El balance se aprueba con las mayorías requeridas para la aprobación
de un balance de cierre de ejercicio. De modo que para aprobar la transfor-
mación se exigen mayorías agravadas, pero para aprobar el informe conta-
ble que servirá de base a dicha transformación, se exigen las corrientes. No
parece la solución más feliz si se toma en consideración la trascendencia de
ese balance en el proceso de transformación. Sería mejor someter ambas
decisiones al mismo y único régimen de mayorías.
3) Instrumento de transformación. Una vez aprobada por los socios
la transformación y el balance correspondiente a ella, el órgano social de
administración y representación debe otorgar el documento de transforma-
ción. Dicho documento supone no solo plasmar la transformación dispuesta
por el órgano de gobierno, sino además otorgar el nuevo estatuto social, cuyo
texto debió someterse previamente a la aprobación de los socios.
Si bien la ley no estipula un término para el otorgamiento de este do-
cumento, entendemos que, en los casos en que la transformación no hubiese
sido aprobada por unanimidad, se deberá diferir el acto por un mínimo de
quince días, pues ese es el término de que dispondrán los socios disconfor-
mes para ejercer el derecho de receso (art. 78, LOS). Y es que en dicho
documento debe identificarse a los socios que se retiran, indicando el capital
que representan. Así también, deben suscribir el documento los socios que
se incorporen, si es que lo hubiere.
4) Edicto. Otorgado el documento, debe publicarse un edicto en el
diario de publicaciones legales que corresponda a la sede social y a sus su-
cursales (si es que la sociedad las tuviere). Dicho aviso debe contener: a)
la fecha del acuerdo de transformación; b) la fecha de otorgamiento del ins-
trumento de transformación; c) la denominación o razón social anterior y la
adoptada a partir de la transformación; d) el nombre de los socios recedentes
y los que se incorporen, indicando la cifra del capital de que son titulares, y
e) la mención de cualquier cambio que se haya operado en el domicilio, obje-
to, plazo, capital, composición de los órganos de administración y fiscaliza-
ción, organización de la representación, o fecha de cierre del ejercicio de la
sociedad transformada.
La publicación de edictos en las jurisdicciones donde la sociedad ten-
ga sucursales, refuerza la finalidad legal de tutela al interés de los terceros,
que deberán conocer los alcances de la transformación de su posible cocon-
VICISITUDES Y EXTINCIÓN 161

tratante. No obstante la finalidad tuitiva, consideramos que los esquemas


de publicidad basados en edictos se encuentran obsoletos, y deberían ser
reemplazados por un sistema apoyado en las tecnologías de la información
que facilite a cualquier interesado la búsqueda y hallazgo de dicha informa-
ción. Si bien actualmente las firmas dedicadas a la provisión de informes
comerciales copian e informatizan los edictos publicados en buena parte de
los diarios de publicaciones legales de todo el país, estos deberían publicarse
ya en línea, aportando herramientas de búsqueda y seguimiento al usuario,
que permitan a cualquier operador monitorear desde cualquier terminal de
computadora, las transformaciones, fusiones, escisiones y cualquier otro pro-
cedimiento de reorganización que desarrollen sus contrapartes, sin quedar al
pendiente de la publicación de un diminuto edicto en una sección de un bo-
letín oficial nacional, provincial o de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires,
que casi nadie lee y a los que pocos le prestan atención.
5) Inscripción en el Registro Público. Una vez publicado el edicto,
debe procederse a la inscripción en el Registro Público. Se presentarán,
junto con el instrumento de transformación, el balance pertinente y el com-
probante de publicación del edicto. A partir de la inscripción, la autoridad
a cargo del Registro Público ordenará inscribir la transformación en los res-
tantes registros que correspondan, tanto en lo que hace a los bienes como a
la actividad de la sociedad transformada. En lo que toca a bienes, existen
entre otros los registros de propiedad automotor, inmuebles, marcas, paten-
tes industriales, modelos de utilidad, buques, aeronaves, de propiedad inte-
lectual, etcétera. En lo que toca a actividades, existen infinidad de registros
de proveedores del Estado nacional y provinciales, de contribuyentes (lleva-
dos por los organismos recaudadores de impuestos), de sujetos autorizados
para operar en seguros, intermediación financiera, corretaje bursátil, etcétera.
Todos estos entes, a requerimiento de la sociedad interesada, recibirán una
notificación de la autoridad a cargo del Registro Público, informándoles de la
transformación.
La transformación, por aplicación del art. 12 de la LGS, tiene efectos
entre los socios y frente a los terceros, a partir de su toma de razón por el
organismo a cargo del Registro Público.

c) RECESO DE LOS SOCIOS DISCONFORMES. El art. 78 fija el régimen de


receso. Una vez aprobado el acuerdo de transformación, los socios discon-
formes dispondrán de quince días para ejercer el derecho de retirarse de la
sociedad y reclamar el reembolso del valor de su participación. Este tér-
mino se cuenta en días corridos. Para poder ejercerlo, es necesario que el
socio haya votado en contra, o que haya estado ausente el día del tratamiento
y aprobación de la transformación. No pueden ejercerlo quienes votaron a
favor ni quienes, estando presentes, se abstuvieron de votar.
El término varía en las sociedades por acciones, según que el socio
haya estado presente y votado en contra, o se hallase ausente el día de lavo-
162 SOCIEDADES

tación. En el primer caso, dispondrá de tan solo cinco días para ejercer este
derecho, mientras que en el segundo dispondrá del término previsto en esta
norma (quince días). Alcanzamos esta conclusión a partir de que el propio
art. 78, párr. 2º, remite a "lo dispuesto para algunos tipos societarios". Pre-
cisamente, el art. 245 de la LGS regula el ejercicio del receso para las socie-
dades anónimas -también para las SCA por remisión del art. 316, LGS-, y
desplaza por especialidad a la norma bajo examen.
También en los casos de sociedades de responsabilidad limitada, regi-
rán los términos previstos en el art. 245 y no el del art. 78. Esto, a raíz
de la expresa e inequívoca remisión contenida en art. 160, párr. 3º, del mis-
mo cuerpo legal. Aunque esta norma no menciona expresamente la posi-
bilidad del receso para el socio ausente, consideramos que ella está garanti-
zada por el precepto del art. 78, y por el hecho de que en ese tipo social se
contemplan mecanismos no presenciales de adopción de resoluciones (art.
159, LGS).
Para comunicar su decisión, el socio recedente debe hacer llegar a la so-
ciedad una comunicación fehaciente. Dicha comunicación debe ser recibida
dentro del plazo legal, por cuanto se trata de una notificación recepticia, que
solo tiene efectos a partir de su entrega a la sociedad destinataria. Si es por
medio postal, debe emplearse un medio en el que la oficina de correos guar-
de registro del contenido de la comunicación, como el telegrama o la carta
documento. Otra alternativa es acudir a los servicios de un escribano para
labrar un acta notarial.
El ejercicio del receso no modifica la responsabilidad de los socios por
las obligaciones sociales hasta el momento de la inscripción de la transfor-
mación en el Registro Público, de modo tal que los socios recedentes segui-
rán atados al devenir de la sociedad, y su patrimonio personal se manten-
drá en riesgo si es que tienen responsabilidad ilimitada por las obligaciones
sociales.
Como efecto principal, el ejercicio del receso convertirá al socio en
acreedor de la sociedad. Pero esa mutación de su vínculo jurídico con la
compañía transformada no se perfeccionará hasta tanto la transformación re-
sulte definitivamente inscripta. Si se quiere, el derecho creditorio del socio
estará sujeto a una condición suspensiva.
De igual modo, el recedente mantendrá para sí los derechos de socio,
hasta tanto ocurra dicha inscripción. Es decir que, como contracara, sus
derechos de socio quedarán sujetos a una condición resolutoria. Finalmen-
te, el art. 78 estipula que la sociedad, los socios con responsabilidad ilimita-
da y los administradores, garantizan solidaria e ilimitadamente al recedente
por las obligaciones sociales contraídas desde el ejercicio del receso hasta su
inscripción. Esta garantía tiene la finalidad de prevenir el vaciamiento de
la sociedad, y evitar que malas decisiones empresarias, o maniobras frau-
dulentas, perjudiquen la garantía patrimonial del socio recedente; a su vez,
estimula la pronta registración de la transformación. La demora en hacer-
VICISITUDES Y EXTINCIÓN 163

lo o el deterioro patrimonial de la compañía, en definitiva, no perjudicarán


la garantía del recedente, quien podrá atacar el patrimonio personal de ad-
ministradores, socios con responsabilidad ilimitada y, por supuesto, el de la
propia sociedad.

d) PREFERENCIAS. La transformación no afecta las preferencias de los


socios. Así lo estipula el art. 79 de la LGS, salvo que los socios acuerden
algo distinto.
Los socios conservarán la misma proporción que mantenían en el ca-
pital social antes de la transformación, y los derechos y beneficios que otor-
guen sus participaciones seguirán siendo equivalentes a los que tenían antes
de la transformación. Quedan comprendidos en esta norma las acciones
que acuerdan derechos especiales (art. 207), los bonos de participación emi-
tidos por prestaciones accesorias (art. 229), las acciones de preferencia pa-
trimonial (art. 217) y las cláusulas de incorporación de herederos (art. 155),
entre otros (Roitman, Ley de sociedades comerciales).

e) RESCISIÓN DE LA TRANSFORMACIÓN. Conforme lo estipula el art. 80,


los socios pueden dejar sin efecto la transformación, con las mismas mayo-
rías requeridas para acordarla. Esto siempre que la transformación no se
encuentre ya inscripta en el Registro Público. En caso de que ya se hubiese
publicado el edicto, será necesario publicar otro, comunicando que la trans-
formación fue dejada sin efecto.
Una vez inscripta la transformación, esta no es reversible sino a tra-
vés de una nueva transformación. De modo que cualquier intento por re-
trotraer las cosas a su estado anterior debe preceder al acto administrativo
de inscripción del cambio de tipo social. La rescisión de la transformación
hace caducar el receso ejercido por los socios disconformes (ausentes o que
votaron en contra), por cuanto habrá cesado la causa que dio pábulo a di-
cho ejercicio. Entendemos que pese al silencio del art. 80, cabe aplicar la
norma contenida en el 245, párr 4°, de la LGS, que regula específicamente
la situación para las sociedades por acciones, y que también se aplica a las
sociedades por cuotas a partir de la remisión contenida en el art. 160, párr.
3º. En el resto de los tipos sociales, creemos que su aplicación corresponde
por analogía y por el hecho de que el receso no puede sostenerse si su causa
fuente ha dejado de existir.

f) CADUCIDAD DEL ACUERDO DE TRANSFORMACIÓN. Estipula el art. 81


que si transcurridos tres meses desde la celebración del acuerdo de transfor-
mación (art. 77, inc. 1°), no se inscribiese el instrumento en el Registro Pú-
blico, el acuerdo caducará, salvo que habiéndoselo presentado con anteriori-
dad al vencimiento de dicho término la inscripción se hallase demorada por
el normal cumplimiento de los trámites ante la autoridad a cargo del referido
registro.
164 SOCIEDADES

En caso de producirse la caducidad, y habiéndose ya publicado un edic-


to, deberá publicarse otro a los efectos de comunicar que ha operado la ca-
ducidad.
La finalidad de la norma es evitar que el iter de transformación se con-
vierta en un prolongado limbo, en el que los socios no puedan consolidar sus
derechos, y los terceros carezcan de certezas respecto de los alcances de la
responsabilidad del sujeto con el que están tratando. Si bien el término fija-
do luce un tanto exiguo, observamos que la ley penaliza en realidad al admi-
nistrador moroso, por cuanto deja en claro que si dicho término es "excedido
por el normal cumplimiento de los trámites ante la autoridad", la caducidad
no se produce.
Lamentablemente, la normalidad de los trámites ante las autoridades a
cargo de los registros póblicos en nuestro país se traduce en demoras exce-
sivas. Por ende, creemos que la caducidad no se producirá si, antes del tri-
mestre, se ingresa el trámite de inscripción y este es impulsado a intervalos
razonables hasta su terminación.
La caducidad de la transformación puede ser acusada por cualquier
socio -incluyendo a los recedentes-, los acreedores de la sociedad y hasta
puede ser declarada de oficio por la propia autoridad de control y registro
(Roitman). Una vez declarada, hace caducar ipso facto el receso ejercido
por los socios -que queda desprovisto de su causa fuente-, y determina la
responsabilidad de los administradores por los perjuicios causados.
En su párrafo final, el art. 81 prescribe la responsabilidad solidaria e
ilimitada de los administradores por los perjuicios derivados de la caduci-
dad operada a raíz de la falta de inscripción o de publicación. Considera-
mos que el párrafo era innecesario pues constituye una mera expresión de
los parámetros contenidos en los arts. 59, 157 y 274 acerca de la lealtad y
diligencia que deben demostrar los administradores en su labor. Dado que
tales normas ya establecen la responsabilidad solidaria e ilimitada por los
perjuicios ocasionados por acción u omisión culposa de estos funcionarios,
la norma no aporta nada diferente al sistema de la LGS.

E) REORGANIZACIONES SOCIETARIAS.
FUSIÓN Y ESCISIÓN

§ 59. INTRODUCCióN. - Por reorganización societaria se alude al con-


junto de operaciones que, de manera alternativa o acumulativa, permiten
reconfigurar la estructura jurídica de las sociedades comerciales, uniendo o
desuniendo organizaciones jurídicas y económicas, en pos de alcanzar diver-
sos objetivos empresariales.
Las operaciones comprendidas en esta categoría pueden perseguir la in-
tegración horizontal -unificando firmas que operan como competidoras en
VICISITUDES Y EXTINCIÓN 165

un mercado determinado-, y también vertical -unificando compañías que


desarrollan actividades complementarias en la cadena de producción, de
modo tal que una suministra insumos a la otra-. Pueden a su vez cons-
tituir el paso previo para el redireccionamiento del negocio principal (core
business, en la jerga anglosajona) de una corporación, o el desprendimiento
de una división de productos destinada a integrarse con un competidor o con
una firma proveedora que persigue su integración vertical.
El concepto de reorganización es frecuentemente empleado en el dere-
cho tributario, pues a partir de la reconfiguración societaria se pueden obte-
ner aprovechamientos impositivos que reducen el impacto financiero de la
carga tributaria. De ahí que la ley del impuesto a las ganancias 20.628 con-
temple este instituto en sus arts. 77 y 78.
El primero de estos artículos establece que, para el régimen fiscal, exis-
te reorganización cuando ocurre: a) la fusión de empresas preexistentes a
través de una tercera que se forme o por absorción de una de ellas; b) la esci-
sión o división de una empresa en otra u otras que continúen en conjunto las
operaciones de la primera, y c) las ventas y transferencias de una entidad a
otra que, a pesar de ser jurídicamente independientes, constituyan un mismo
. , .
conJunto econom1co.
En definitiva, se trata de la reconfiguración jurídica de la organización
económica -o conjunto de ellas-, que subyace en las estructuras legales. Y
por tratarse de una reconfiguración, carente per se de capacidad para gene-
rar una renta, se exime a las utilidades resultantes de ella de tributar impues-
to a las ganancias.
Sin perjuicio de su efecto fiscal, las reorganizaciones están a la orden
del día. Apunta Roitman, con cita de Ferri, que "el crecimiento de la eco-
nomía capitalista y el acelerado progreso del fenómeno de integración verti-
cal, horizontal o mixta, relacionado con la temática tributaria, son los fenó-
menos que han determinado la tendencia a la fusión de empresas" (Ley de
sociedades comerciales). Lo propio cabe referir respecto de la escisión en
sus múltiples variantes.
En mercados altamente competitivos -en los que para sostenerse es ne-
cesario realizar grandes inversiones en investigación y desarrollo-, las fu-
siones y adquisiciones se producen con bastante frecuencia. Es el caso del
mercado de laboratorios de productos medicinales, en los que la patente so-
bre un solo medicamento puede valer más que todos los demás activos de
un laboratorio transnacional. Lo propio ha ocurrido en el mercado de los
fabricantes de vehículos automotores, concentrándose la producción mundial
en no más de veinte o treinta grandes fabricantes, que fueron progresivamen-
te aliándose y fusionándose.

§ 60. Fus16N. - La fusión constituye el grado máximo de integración


empresaria y societaria. Implica, como veremos a continuación, la subsun-
166 SOCIEDADES

ción de dos o más corporaciones en una sola, continuadora de las fusio-


nantes.
Su irrupción en el mundo jurídico ocurrió de la mano del auge del capi-
talismo y la revolución industrial, entre principios y mediados del siglo xrx.
El derecho, en definitiva, acompaña y regula los fenómenos sociales, cultu-
rales y económicos que se derivan de la convivencia de los seres humanos en
comunidad. Los grandes barones industriales, tanto europeos como nortea-
mericanos, encararon rápidamente el camino de la concentración económica,
integrando competidores menores para acaparar porciones cada vez mayores
del mercado relevante. El principal mecanismo empleado a ese efecto fue
la fusión (merge, en idioma inglés).
En nuestro país, la fusión no tuvo regulación efectiva hasta la entrada
en vigor de la ley 19.550, que trata este instituto en sus arts. 82 a 87. Hasta
1972, se aplicaba a este tipo de concentraciones el régimen de transferencia
de fondo de comercio, regulado en la ley 11.867.
a) CONCEPTO. Hay fusión cuando dos o más sociedades se disuelven
sin liquidarse, para constituir una nueva; o cuando una ya existente incorpo-
ra a otra u otras que, sin liquidarse, son disueltas (art. 82, LGS).
La definición legal del instituto se apoya en sus efectos primordia-
les. Una, algunas o la totalidad de las sociedades fusionantes, se disuelve.
Dicha disolución, empero, no conduce a la liquidación por cuanto el conjunto
de bienes y relaciones jurídicas de las que esa sociedad es sujeto pasivo o
activo, se traspasan a la sociedad fusionaría -es decir, a la nueva sociedad
emergente de la fusión- o a la incorporante, en el caso de la fusión por in-
corporación -también llamada fusión por absorción-.
Con espíritu docente, el legislador estipuló en el segundo párrafo del
art. 82 que la nueva sociedad o la incorporante adquiere la titularidad de los
derechos y obligaciones de las sociedades disueltas, produciéndose la trans-
ferencia total de sus respectivos patrimonios.
La descripción del fenómeno es, empero, más sencilla. En la fusión
propiamente dicha, las corporaciones intervinientes se funden en una sola, a
través de la que continúan su existencia, integrándose en un solo sujeto todo
el plexo de derechos y obligaciones de que las fusionantes eran titulares.
De igual modo, los socios que integraban una y otra sociedad pasarán a serlo
de la misma y única sociedad continuadora de las fusionadas.
En rigor de verdad, no solo se unen sus patrimonios, sino todos los res-
tantes atributos de la personalidad jurídica, pues las fusionadas pasarán a te-
ner, además de un mismo patrimonio, un mismo nombre, un mismo objeto
social -determinativo de su capacidad de obrar- y un mismo y único do-
micilio. En definitiva, y este es el punto, las corporaciones fusionantes, a
partir de la inscripción de la fusión en el registro público, pasarán a ser una
misma persona jurídica que, como tal, se erigirá en continuadora de las ante-
riores en la totalidad de las relaciones jurídicas de las que fueron parte.
VICISITUDES Y EXTINCIÓN 167

b) CLASES. La ley contempla específicamente, como clases de unión


completa, la fusión propiamente dicha y la fusión por incorporación.
En el primer caso, la totalidad de las sociedades fusionantes se disolve-
rán y pasarán a formar una nueva. En el segundo, la disolución se produci-
rá respecto de las absorbidas o incorporadas, mientras que la absorbente solo
se verá afectada por un aumento de su capital social, a partir de la incorpo-
ración en su patrimonio del capital de la incorporada.
Es decir que, en esta segunda variante, la incorporante no deja de exis-
tir como sociedad, y continúa funcionando con la misma denominación so-
cial, modificándose su estatuto por el aumento de capital y por el ingreso
como nuevos socios de quienes ostentaban tal carácter en la sociedad incor-
porada.

c) R ÉGIMEN LEGAL. PROCEDIMIENTO. El art. 83 de la LGS contiene los


requisitos para el progreso de la fusión y describe el procedimiento a seguir.
1) Compromiso previo de fusión (inciso 1°). El procedimiento tiene
su inicio a partir de la suscripción del compromiso previo de fusión. Pode-
mos definir a este documento como el contrato formal mediante el que los
representantes orgánicos de dos o más sociedades acuerdan proceder con la
fusión de sus representadas, previa conformidad de los órganos de gobierno
de tales sociedades, previendo el posterior cumplimiento de los requisitos de
publicidad e inscripción previstos en la LGS.
Minuciosamente, el art. 83, inc. 1º, establece que, como mínimo, dicho
instrumento debe contener: a) una exposición de los motivos y finalidad de
la fusión; b) balances especiales de fusión de cada sociedad fusionante, con-
feccionados y aprobados por sus administradores sobre bases homogéneas y
criterios de evaluación idénticos, cerrados en una misma fecha no anterior a
tres meses de la fecha de firma del compromiso; e) la relación de cambio de
las participaciones sociales, cuotas o acciones; d) el proyecto de contrato o
estatuto de la nueva sociedad o de modificaciones del contrato o estatuto de
la sociedad absorbente, según el caso; e) las limitaciones referidas a la admi-
nistración de sus negocios que las sociedades acordarán para no alterar su si-
tuación patrimonial, y f) las garantías para permitir el cumplimiento de una
actividad normal en su gestión, durante el iter de fusión, hasta su inscripción
en el Registro Público.
Sobre este particular caben algunos comentarios. La exposición de los
motivos y la finalidad de la fusión es relevante a efectos de evaluar su licitud
y la responsabilidad de los administradores. Necesariamente, deben apun-
tarse motivos de inversión y desarrollo, potenciación del negocio a partir de
una integración horizontal, búsqueda de sinergias entre eslabones de una ca-
dena productiva, búsqueda de economías de escala por pérdida de competiti-
vidad y, en general, motivos que apunten a una mejora de la rentabilidad, así
como a una plena consecución del objeto social.
168 SOCIEDADES

Los balances especiales son una pieza fundamental de la fusión, pues


constituyen la fuente principal de información, necesaria para establecer el
valor de canje de las participaciones sociales -que dará como resultado
el porcentaje que a cada socio de las sociedades fusionantes corresponderá en
el capital de la fusionaría-, así como para que los acreedores desgranen opo-
sición sobre una base informativa homogénea y confiable.
La relación de cambio es una proporción que se establecerá entre las
participaciones en cada una de las sociedades. Si, por ejemplo, la sociedad
A tiene un patrimonio neto de $ 10.000 y el capital social tiene un valor
nominal de $ 1.000, dividido en 1.000 acciones de valor nominal $ 1 por ac-
ción, tenemos que el valor unitario real de cada acción será de $ 10 ($ 10.000
de patrimonio neto, dividido $ 1.000 de capital social). Si la sociedad B,
con la que se fusionará A, tiene un patrimonio neto de $ 20.000, y su capi-
tal social es de $ 5.000, compuesto también por acciones de valor nominal
$ 1 (es decir, 5.000 acciones), tenemos que el valor unitario real de cada
acción es de $ 4 ($ 20.000 de patrimonio neto dividido $ 5.000 de capital
social). Al fusionarse, las sociedades consolidarán su patrimonio neto, que
pasará a tener un valor de $ 30.000. Paralelamente, su capital social será
ahora de $ 6.000 -dividido hipotéticamente en 6.000 acciones de valor no-
minal $ 1-. Pero, de esas acciones, habrá 5.000 que aportaron dos tercios
del valor, y 1.000 que aportaron el tercio restante. Por ende, si el canje se
guiase por la relación del capital nominal, se estaría enriqueciendo a los ti-
tulares de las 5.000 acciones de la sociedad B, en detrimento de los titulares
de las 1.000 acciones de la sociedad A. Para evitar tal desplazamiento, existe
la relación de canje. Pues al prorratearse el patrimonio neto sobre la cifra
del capital social, se verá que la relación es de $ 10 (sociedad A) contra $ 4
(sociedad B); o, dicho más llanamente, que las acciones de A valen dos ve-
ces y media (10/4) lo que valen las acciones de la sociedad B. Consecuente-
mente, al perfeccionarse la fusión, los socios de A, individualmente conside-
rados, y en proporción a su tenencia anterior, deberán recibir 2,5 veces más
acciones que los socios de B.
Ignorar la relación de canje o permitir los estados contables amañados
-o alterados a través de las malas prácticas contables conocidas como "con-
tabilidad creativa"-, conducirá a un desplazamiento patrimonial indebido de
los socios de una sociedad fusionante en beneficio de los socios de otra u
otras de las corporaciones intervinientes en el proceso.
Corresponde también, en la fusión propiamente dicha, agregar el pro-
yecto de contrato o estatuto de la sociedad fusionaría, que normalmente se
incorporará al documento a través de un anexo. Dicho documento es de
suma relevancia para establecer distintos aspectos de los derechos y obliga-
ciones de los socios de la futura sociedad fusionaría, por lo que será de sumo
interés para los socios el conocimiento de sus términos y alcances. De ese
modo, se integra también el derecho de información de los socios, que po-
drán decidir si adhieren o no a la fusión en función de los términos en que
VICISITUDES Y EXTINCIÓN 169

queden definidos sus derechos como consocios de los integrantes de las de-
más sociedades fusionantes. Por caso, un socio con una participación rele-
vante puede considerar desventajoso que a partir del agravamiento contrac-
tual del quorum para las asambleas extraordinarias en segunda convocatoria
(art. 244, LGS), él perderá la posibilidad de lograr dicho quorum con las
acciones de su titularidad. Otro puede observar que a partir de la reducción
del número mínimo de directores, ya no tendrá posibilidad de votar acumu-
lativamente (art. 263), para así lograr la designación de uno o más directores
por la minoría, que representen sus intereses en el decisivo órgano de admi-
nistración de una sociedad anónima.
En lo que respecta a las limitaciones de administración y garantías, vale
observar que el proceso de fusión, hasta su inscripción definitiva, puede de-
mandar entre uno y tres años de trámites. Penosamente, las entidades de
registro en nuestro país imponen trámites engorrosos y abruman a los admi-
nistrados con requisitos inútiles. Por otro lado, en algunas jurisdicciones,
los diarios de publicaciones legales no son -vaya paradoja- de publicación
diaria, sino semanal. Por lo tanto, publicar un edicto por tres días demora-
rá tres semanas. Si, para colmo, las sociedades fusionantes se encuentran
radicadas en distintas jurisdicciones - haciéndose necesario cancelar la ins-
cripción de una o más de ellas en una jurisdicción distinta de aquella en la
que quedará domiciliada la fusionaria-, el trámite se extenderá aún más.
Por ende, esta norma es muy necesaria. Sobre todo porque en dicho
lapso administradores infieles de una de las sociedades f usionantes podrían
causar un verdadero estrago en su situación patrimonial, conduciéndola a la
ruina, o tornando muy desventajosa la fusión para la otra u otras socieda-
des fusionantes. En la práctica, y más allá de las demoras en el trámite de
inscripción, las fusionantes comienzan a ensamblarse para operar como una
sola compañía tan pronto el acuerdo previo es objeto de aprobación por los
órganos de gobierno; es decir, por el conjunto de socios, en forma mayorita-
ria o unánime, según lo que establezca la ley para el tipo social y las previ-
siones contenidas en el estatuto.

2) Aprobación por los socios (inciso 2º). El siguiente paso en el


procedimiento legal es la aprobación del compromiso previo, balance espe-
cial y proyecto de estatuto por los socios de cada sociedad participante de la
fusión.
La ley estipula que esta aprobación debe reunir los "requisitos necesa-
rios para la modificación del contrato social o estatuto". Se interpreta que
dicha referencia apunta a la mayoría o unanimidad que se requerirá para su
aprobación. Cabe en tal caso remitir a las pautas contenidas en los arts. 131
-para las sociedades colectivas, en comandita simples y de capital e indus-
tria-, 160 - para las sociedades de responsabilidad limitada- y 244, párr. 4º
-para las sociedades anónimas y en comandita por acciones-. Se trata en
definitiva de lograr un consenso amplio entre los titulares del capital social
170 SOCIEDADES

para habilitar la fusión. Dependiendo del perfil personalista o capitalista


de cada tipo, la ley tenderá a exigir unanimidad (salvo pacto en contrario),
para las primeras, o mayorías agravadas para las mixtas y las intuitu rei.
Huelga decirlo pero, en las SAU, bastará con la expresión de la voluntad del
socio único para tener por cumplido este requisito.
Para resguardar adecuadamente el derecho de información de los so-
cios, la ley exige que los administradores deben depositar a disposición de
estos, con quince días de antelación a la celebración de la reunión o asam-
blea donde se tratará la fusión, copias del compromiso previo de fusión, del
informe del síndico (si lo hubiere) y de los balances especiales de las so-
ciedades participantes de la fusión. Además de estos documentos, será ne-
cesario que los socios puedan acceder al proyecto de estatuto social de la
sociedad fusionaría o al documento en el que se plasme el modo en que que-
dará redactado el estatuto de la incorporante una vez perfeccionada la fusión
por incorporación.
Frente a la consumación de la resolución de fusión, los socios de las
sociedades por cuotas y por acciones podrán ejercer el derecho de receso, en
acuerdo con lo previsto en los arts. 160, párr. 4º, y 245 de la LGS.
3) Publicidad por medio de edictos (inciso 3°). Una vez aprobado el
compromiso previo de fusión por los socios de las sociedades fusionantes,
se debe publicar por tres días un aviso en el diario de publicaciones legales
de la jurisdicción en la que cada sociedad posee su domicilio. Además de
esto, y por el mismo lapso, se debe publicar idéntico edicto en "uno de los
diarios de mayor circulación general en la República". Conforme establece
esta norma, el edicto debe contener: a) el nombre -es decir, denominación
o razón social-, sede social y datos de inscripción de todas las sociedades
fusionantes; b) el importe del capital de la nueva sociedad o el del aumento
del capital en la incorporante; e) la valuación del activo y del pasivos de las
sociedades fusionantes, con indicación de la fecha tomada para su exposi-
ción; d) el nombre, tipo y domicilio convenidos para la sociedad fusionaría,
y e) las fechas del compromiso previo de fusión de las resoluciones de socios
aprobatorias de él.
Si bien la alusión a un diario de los de mayor circulación en la república
es un tanto vaga, no ha dado lugar a controversias, interpretándose invaria-
blemente que esta descripción apunta a alguno de los siete u ocho diarios de
mayor, tirada y amplia circulación en todo el país (Clarín, La Nación, Página
12, Ambito Financiero, El Cronista Comercial, Crónica, Perfil, entre otros).
La falta de publicidad o la difusión de edictos incompletos, defectuosos
o parcialmente falsos, podrá traer aparejada la nulidad del posterior acuerdo
definitivo de fusión, y será óbice a su inscripción en el Registro Público.
4) Período de oposición. Los acreedores disponen de quince días
-contados a partir de la fecha de publicación del último edicto- para plan-
tear su oposición a la fusión. La oposición se realiza mediante notificación
VICISITUDES Y EXTINCIÓN 171

fehaciente (postal o notarial) dirigida a la entidad de la que el oponente es


acreedor.
Una vez vencido el término para plantear oposición, los representan-
tes de las sociedades fusionantes podrán otorgar el acuerdo definitivo de
fusión. Pero si algún acreedor hubiese hecho saber su oposición, deberán
aguardar veinte días corridos para suscribir dicho acuerdo. En dicho lapso,
los acreedores oponentes podrán obtener órdenes de embargo por parte de la
autoridad judicial. Frente a la notificación de una oposición, las fusionantes
tienen tres alternativas, a saber: a) desinteresar al oponente, cancelando su
crédito; b) brindarle una garantía suplementaria que lo satisfaga (v.gr., avales
personales, pólizas de seguro de caución, prenda o hipoteca sobre algún bien
de las fusionantes o de terceros), o e) limitarse a esperar que transcurran
veinte días desde la última publicación edictal, para luego otorgar el docu-
mento definitivo. En los primeros dos casos, se obtendrá la revocación o
levantamiento de la oposición -habilitando así la firma del documento defi-
nitivo sin necesidad de esperar al vencimiento del plazo-, y en el tercero, se
arriesgará la posibilidad de sufrir un embargo.
En ningún caso se suspende el proceso de fusión.
5) Otorgamiento del acuerdo definitivo (inciso 4°). Una vez venci-
dos los plazos descriptos en el punto precedente, se deberá suscribir el acuer-
do definitivo de fusión.
El acuerdo definitivo de fusión, conforme lo estipula el inc. 4º del art.
83 de la LOS, deberá contener: a) las resoluciones sociales aprobatorias de la
fusión; b) la nómina de los socios que ejerzan el derecho de receso en cada
sociedad y el capital del que son titulares; e) un listado con los acreedores
oponentes que hubiesen sido garantizados y de los que hubiesen obtenido
embargo judicial, con indicación de causa o título, monto, descripción de la
medida cautelar obtenida; d) un listado de los acreedores desinteresados y
un informe sucinto de su incidencia en los balances especiales de fusión,
y e) los balances especiales de fusión, y un balance consolidado -en el que,
en consonancia con lo previsto en el art. 62, párr. 3º, de la LOS, se fundan
las cuentas del activo y pasivo de las fusionantes, para conformar el balance
de la fusionaría-. Si bien la ley no lo expresa, además de estos elementos,
simultáneamente con el acuerdo definitivo, los representantes de las fusio-
nantes deberán suscribir el estatuto por el que se regirá la vida de la corpora-
ción resultante de la fusión, que ya debió ser proyectado en el acuerdo previo
de fusión (art. 83, inc. 1º) y validado por la aprobación de los socios en el
seno del órgano de gobierno (art. 83, inc. 2°).
A partir de la firma del acuerdo definitivo, la administración de las fu-
sionantes pasará a estar a cargo de las autoridades designadas para la so-
ciedad fusionaría (art. 84, párr. 4º). Es decir que la firma de este acuerdo
marca el fin del mandato de los administradores de las fusionantes, o solo de
la absorbida en el caso de la variante por absorción (o incorporación). La
172 SOCIEDADES

ley no prevé en qué instancia se tratará la aprobación de la gestión de los


administradores cesantes, ni quién tendrá legitimación para hacerlo. Enten-
demos, no obstante, que será el órgano de gobierno de la fusionaría el que
deberá aprobar la gestión de los administradores salientes de las firmas di-
sueltas.
Sin perjuicio de su cesación en el cargo, los administradores cesantes
de cualquiera de las fusionantes podrán instar la rescisión por justa causa
prevista en el art. 87 de la LGS.
6) Inscripción registra/ (inciso 5°). El paso último es la inscripción
del acuerdo definitivo de fusión en el registro público. La presentación debe
suscribirla el profesional autorizado o, en su defecto, el representante orgáni-
co de la sociedad fusionaría. Prevé la ley que en caso de que las sociedades
disueltas a partir de la fusión se encontrasen en jurisdicciones distintas de
aquella en las que la fusionaria quedó radicada, deberá cumplirse con el art.
98 de la LGS; es decir, inscribir ante el registro público de dicha jurisdicción
la disolución por fusión de dichas compañías.
La resolución orgánica de la autoridad de registro que ordene la inscrip-
ción de la fusión determina su perfeccionamiento, y su eficacia relativa entre
socios y frente a los terceros. Conforme señala Roitman, es el "momento a
partir del cual se extinguen todas las sociedades preexistentes" y "se produ-
ce la sucesión universal de los bienes de las sociedades disueltas a la socie-
dad fusionaría" (Ley de sociedades comerciales).
d)
INSCRIPCIÓN DEL ESTATUTO DE LA SOCIEDAD NUEVA O DE LA REFORMA
EN CASO DE FUSIÓN POR INCORPORACIÓN-INSCRIPCIÓN DE BIENES REGISTRABLES.
En la fusión propiamente dicha (también llamada fusión por consolidación),
la nueva sociedad debe satisfacer los requisitos de forma y de fondo inhe-
rentes a cada tipo. De modo tal que si de la fusión resulta una sociedad
anónima, su estatuto deberá ser otorgado en instrumento público, deberá pu-
blicarse el edicto previsto en el art. 10, el estatuto deberá contar con los re-
quisitos previstos en el art. 11 y los específicos del tipo (arts. 164, 166 y 186,
entre otros); y desde luego, deberá obtenerse la inscripción pertinente ante el
Registro Público.
De igual manera, en el caso de fusión por absorción, deberá cumplirse
con los requisitos de fondo, publicidad y forma, inscribiendo la reforma esta-
tutaria en el Registro Público (arts. 10 a 12).
En lo que respecta a los bienes registrables de que la sociedad pueda ser
titular (hablamos de inmuebles, automotores, aeronaves, buques, marcas, pa-
tentes industriales, modelos de utilidad, propiedad intelectual, créditos pren-
darios e incluso, aunque con ciertos matices, concesiones para la explotación
de servicios públicos o riquezas del subsuelo) , es necesario inscribir la trans-
misión de su propiedad a la sociedad fusionaría. En el caso de la fusión por
incorporación, este recaudo solo procede respecto de la incorporada. Como
la transmisión de la propiedad ocurre uti universi, y de un modo similar al
VICISITUDES Y EXTINCIÓN 173

de la transmisión hereditaria, la mera registración de la fusión sirve de causa


y título suficiente para la toma de razón por los registros correspondientes a
los bienes de la sociedad.
Como resultado de ello, y según lo prevé el art. 84, párr. 3°, de la LGS,
será la propia autoridad a cargo del Registro Público la que imponga la ano-
tación de la transmisión a los demás registros, sirviendo como instrumento
suficiente la copia auténtica de la resolución que ordena inscribir la fusión y
el estatuto de la fusionaría o la reforma estatutaria de la incorporante.
e) EJERCICIO DEL DERECHO DE RECESO, REVOCACIÓN y CADUCIDAD. Para
el ejercicio del derecho de receso, el art. 85 remite a lo prescripto en el art.
78. Lo propio hace con las preferencias, remitiéndose a lo normado en el
art. 79.
Una vez aprobado el acuerdo previo de fusión, los socios disconformes
dispondrán de quince días para ejercer el derecho de retirarse de la socie-
dad y reclamar el reembolso del valor de su participación. Este término
se cuenta en días corridos. Para poder ejercerlo, es necesario que el socio
haya votado en contra, o que haya estado ausente el día del tratamiento y
aprobación de la transformación. No pueden ejercerlo quienes votaron a fa-
vor ni quienes, estando presentes, se abstuvieron de votar. Tampoco pue-
den ejercerlo los accionistas de la sociedad anónima incorporante (art. 245,
LGS) y, desde luego, no podrá hacerlo el socio único en la SAU. Respecto
de este último punto, cabe interpretar que el legislador ha considerado que la
incorporación de nuevos socios y la absorción de una sociedad no implican
alteración suficiente de las condiciones de contratación como para justificar
el retiro de un socio. Discrepamos con esta exégesis de la realidad. Cree-
mos que una fusión por incorporación puede importar una manera sutil pero
contundente de diluir la participación de un socio minoritario, de modo tal
que su capacidad de ejercer derechos para los que se requieren minorías cali-
ficadas se vea mermada o directamente anulada.
Vale recordar que el plazo para su ejercicio varía en las sociedades por
acciones, según que el socio haya estado presente y votado en contra, o se
hallase ausente el día de la votación. En el primer caso, dispondrá de tan
solo cinco días para ejercer este derecho, mientras que en el segundo dispon-
drá del término previsto en el art. 245 de la LGS, que desplaza al art. 78 por
especialidad.
También en los casos de sociedades de responsabilidad limitada regirán
los términos previstos en el art. 245 y no el del art. 78 (al que, recordemos,
se remite el art. 85). Esto, a raíz de la expresa e inequívoca remisión con-
tenida en art. 160, párr. 3°, del mismo cuerpo legal. Aunque esta norma
no menciona expresamente la posibilidad del receso para el socio ausente,
consideramos que ella está garantizada por el precepto del art. 78, y por el
hecho de que en ese tipo social se contemplan mecanismos no presenciales
de adopción de resoluciones (art. 159, LGS).
174 SOCIEDADES

Para comunicar su decisión, el socio recedente debe hacer llegar a la


sociedad una comunicación fehaciente. Dicha comunicación debe ser reci-
bida dentro del plazo legal, por cuanto se trata de una notificación recepticia,
que solo opera efectos a partir de su entrega a la sociedad destinataria. Si
es por medio postal, debe emplearse un medio en el que la oficina de correos
guarde registro del contenido de la comunicación, como el telegrama o la
carta documento.
El ejercicio del receso no modifica la responsabilidad de los socios por
las obligaciones sociales hasta el momento de la inscripción de la transfor-
mación en el Registro Público, de modo tal que los socios recedentes segui-
rán atados al devenir de la sociedad, y su patrimonio personal se mantendrá
en riesgo si es que tienen responsabilidad ilimitada por las obligaciones so-
ciales.
Como efecto principal, el ejercicio del receso convertirá al socio en
acreedor de la sociedad. Pero esa mutación de su vínculo jurídico con la
compañía fusionante, no se perfeccionará hasta tanto la fusión resulte defi-
nitivamente inscripta. De igual modo, el recedente mantendrá para sí los
derechos de socio, hasta tanto ocurra dicha inscripción, y los recuperará en
caso de revocación o rescisión.
El art. 86 de la LGS habilita a cualquiera de las fusionantes a dejar sin
efecto el acuerdo previo de fusión si, dentro de los tres meses inmediatos
siguientes a su firma, no se han logrado todas las resoluciones sociales apro-
batorias de él. Asimismo, la ley prevé que las resoluciones sociales aproba-
torias pueden ser revocadas hasta tanto se otorgue el acuerdo definitivo de
fusión. Para esto último, deberán cumplirse los mismos recaudos cumpli-
dos a los efectos de su aprobación.
Esta norma presenta interesantes implicancias. En primer término, es
notorio que si a poco de firmado el compromiso previo de fusión, los admi-
nistradores de cualquiera de las sociedades fusionantes decidiese desistir de
la operación, le bastará con el simple expediente de omitir la convocatoria a
los socios para el tratamiento del acuerdo previo. Transcurridos tres meses,
se abrirá ipso facto la posibilidad de revocar la fusión, sin que ello permita
- salvo pacto en contrario- imputarles responsabilidad. Como única carga,
deberán informar de la revocación a las restantes fusionantes, bastando tal
comunicación para privar al compromiso previo de todos sus efectos.
Observamos que la terminología legal no es del todo feliz pues, más
que una revocación, se trata de una rescisión del compromiso previo. Sobre
todo si consideramos que la revocación aplica más para los contratos unila-
terales como el mandato y la donación, y sus efectos operan hacia el futuro,
pero no retrotraen las cosas al estado anterior a su otorgamiento (arts. 944,
1077 y eones., Cód. Civil y Comercial).
El segundo supuesto contemplado en la norma supone el previo trata-
miento y aprobación por los socios del compromiso previo de fusión, con to-
VICISITUDES Y EXTINCIÓN 175

dos los recaudos contemplados en el art. 83, inc. 1~ El órgano de gobierno,


en el que los socios expresan su voluntad, es soberano. Y como tal, impone
su voluntad a los administradores. Una vez aprobado el compromiso previo
por los socios, aquellos no pueden -so color de violar el parámetro de con-
ducta establecido en el art. 59, LGS- desatender la instrucción, y abstenerse
de otorgar el acuerdo definitivo. Empero, si considerasen inconveniente la
suscripción de aquel, podrán convocar nuevamente a los socios y someter a
su consideración la revocación de la resolución aprobatoria.
Ahora bien. Si el acuerdo definitivo ya fue suscripto por los adminis-
tradores, los socios no pueden ya dejar sin efecto la resolución aprobatoria de
la fusión.
A su vez, según el art. 86 en su parte final , esta resolución no puede
ser válidamente adoptada si, como consecuencia de ella, resulta previsible la
causación de perjuicios a las sociedades fusionantes, sus socios o terceros.
Coincidimos con la doctrina que señala que en realidad esta norma no empe-
ce a la revocación, sino que obliga a la sociedad y a sus socios a tomar res-
ponsabilidad por los perjuicios que con su decisión causen a sus consocios,
a las demás sociedades y a los terceros, en caso de que la revocación sea
tardía, intempestiva o simplemente dañosa para aquellos (Richard - Muiño,
Derecho societario).
Si se publicaron edictos, será necesario que la compañía cuyos socios
dispusieron revocar la fusión, asuma a su cargo la publicación de edictos,
dando a conocer la sobreviniente ineficacia del acuerdo previo.

f) RESCISIÓN POR JUSTOS MOTIVOS. El art. 87 de la LGS regula el su-


puesto de rescisión por justos motivos. Se trata de una acción judicial, me-
diante la que se insta la derogación del acto a través de una norma particular
emergente de un órgano jurisdiccional.
Más que justos motivos, creemos que debió aludirse a motivos graves
que alteren de manera significativa los elementos tomados en consideración
por la sociedad demandante al momento de aprobar el compromiso previo
o de suscribir el acuerdo definitivo de fusión. Los motivos graves - "jus-
tos" en la terminología legal- deben implicar de un modo u otro una frac-
tura del equilibrio contractual: descubrimiento de pasivos ocultos, hechos
sobrevinientes determinantes de grandes pasivos contingentes -como podría
suceder ante una emergencia ambiental que imponga una remediación muy
costosa-, imputación penal por delitos de fraude tributario o contable contra
los administradores de una o más sociedades fusionantes, etcétera.
La acción no puede ser promovida por los administradores sin la previa
conformidad de los socios, cumpliendo los mismos requisitos de quorum y
mayorías previstos para la aprobación del acuerdo previo de fusión. Obsér-
vese que no cabría su interposición de modo previo a la aprobación por los
socios, ya que a los administradores les bastaría con dejar caer el acuerdo por
vencimiento del término trimestral previsto en el primer párrafo del art. 86.
176 SOCIEDADES

g) LA FUSIÓN y LA REGULACIÓN DE DEFENSA DE LA COMPETENCIA. Como


todo proceso de concentración económica, la fusión puede vulnerar las nor-
mas regulatorias de la competencia.
En nuestro país, la competencia en los mercados esta regulada en la ley
25.156. Conforme lo estipula el art. lº de dicho cuerpo legal, se prohíben
los actos relacionados con la producción o intercambio de bienes y servicios
"que tengan por objeto o efecto limitar, restringir, falsear o distorsionar la
competencia o el acceso al mercado o que constituyan abuso de una posición
dominante en un mercado".
Su art. 2° enumera actos lesivos de la competencia, y entre ellos los de
"repartir en forma horizontal zonas, mercados, clientes y fuentes de apro-
visionamiento" o "suspender la provisión de un servicio monopólico domi-
nante en el mercado a un prestatario de servicios públicos o de interés pú-
blico".
En su art. 6° se define a la concentración económica como "la toma de
control de una o varias empresas, a través de realización de los siguientes
actos: a) La fusión entre empresas". El art. 7º prohíbe "las concentraciones
económicas cuyo objeto o efecto sea o pueda ser restringir o distorsionar la
competencia, de modo que pueda resultar perjuicio para el interés económ i-
co general".
A partir de ello, se imponen requisitos que obligan a someter a la apro-
bación previa de la autoridad de aplicación nacional (Comisión Nacional de
Defensa de la Competencia) las concentraciones (entre ellas, las fusiones)
cuando de ellas resulte que las compañías concentradas adquieran una por-
ción igual o superior al 25 % o más del mercado relevan te, de una parte
sustancial, o cuando el volumen total de facturación de las empresas supere
en el país la suma de doscientos millones de pesos, o la suma de dos mil
quinientos millones de pesos sumando las operaciones de estas firmas en el
extranjero.
Frente al pedido de autorización, la autoridad de aplicación -que según
la ley es el Tribunal Nacional de Defensa de la Competencia que, ante la
falta de llamado a concurso para su conformación, se ve interinamente reem-
plazado por la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia que conti-
núa en funciones desde la entrada en vigor del régimen anterior, previsto en
la ley 22.262- puede hacer lugar a la fusión sin cortapisas, condicionar la
autorización al cumplimiento de determinados recaudos, o denegarla lisa y
llanamente. Un caso ejemplificativo de una autorización condicionada fue
el de Cervecería y Maltería Quilmes, que en 2002 pasó a ser participada del
accionista controlante de su principal competidora (la firma Ambev, de ori-
gen brasileño, fabricante de la cerveza Brahma). A partir de esta concen-
tración, un único grupo económico se alzaría con más del 80 % del mercado
de cerveza en el país. La autoridad de defensa de la competencia autorizó
la operación, pero obligó a la cervecería a desprenderse de ciertas licencias
VICISITUDES Y EXTINCIÓN 177

para la explotación de algunas afamadas marcas de origen extranjero y a


enajenar plantas de producción que permitiesen el ingreso de nuevos compe-
tidores al mercado argentino.

§ 61. ESCISIÓN. - La escisión es, en esencia, el proceso inverso a la fu-


sión. En lugar de unir sociedades para continuar consolidadas en una sola
entidad dotada de personalidad jurídica, se divide la corporación a través del
desprendimiento de partes de su patrimonio, para conformar nuevas corpora-
ciones, o para incorporarse a otras corporaciones ya existentes.
"Es el instituto de derecho societario por el que una o más sociedades
que no se disuelven, previa reducción de su capital social, destinan parte de
su activo patrimonial a la constitución de una sociedad o a su incorporación
a una sociedad preexistente, pasando los socios de la sociedad o sociedades
escindidas a ser socios de la nueva o preexistente; con lo que se produce un
desdoblamiento de la persona jurídica" (Roitman, con cita de Colombres y
Otaegui).
Al igual que la fusión, la escisión es una herramienta útil para adaptar
la configuración corporativa o societaria a las necesidades o conveniencias
de las empresas o de los grupos económicos. Este instituto permite, por
caso, desprender una división de negocios de una corporación, dándole au-
tonomía jurídica para potenciar su desarrollo; o preparar un establecimiento
para luego enajenarlo transfiriendo posteriormente las acciones representati-
vas de su capital, o fusionando dicha sociedad con otra corporación. Tam-
bién puede servir para resolver conflictos societarios, separando la corpora-
ción en dos o más sociedades independientes, y repartiendo las tenencias en
las sociedades nuevas entre los socios en conflicto, de modo tal que ya no
deban convivir en una misma corporación.
Por lo general, se suele afirmar que el capital de la sociedad escindente
se verá reducido ante el desprendimiento patrimonial. Esto no es necesa-
riamente así, pues puede perfectamente ocurrir que para la escisión se afec-
ten reservas facultativas que, al término del proceso, no reduzcan la cifra del
patrimonio neto a una suma inferior al capital nominal más la reserva legal y
la cuenta de ajuste, si correspondiere. En estos casos, la reducción de capi-
tal en la escindente no es obligatoria ni necesaria.

a) CLASES. El art. 88 de la LGS regula distintas especies de escisión:


J) la escisión-fusión; 2) la escisión propiamente dicha, y 3) la escisión divi-
sión. A su vez, la primera especie admite dos subespecies, a saber: la esci-
sión con absorción y la escisión-fusión propiamente dicha.
1) Escisión-fusión. Esta se da cuando una sociedad, sin disolverse,
destina parte de su patrimonio para fusionarse con sociedades existentes (es-
cisión por absorción) o para participar con ellas en la creación de una nueva
sociedad (escisión-fusión propiamente dicha).
178 SOCIEDADES

En el caso de la escisión por absorción -también llamada por incorpo-


ración-, la porción del patrimonio de la escindente se incorpora con inme-
diatez al patrimonio de la incorporante, de modo tal que, al término del pro-
cedimiento seguirán existiendo las mismas sociedades que antes, solo que
una o más de ellas habrán incorporados a su patrimonio bienes -y también
obligaciones- que estaban en el patrimonio de la escindente.
El caso de la escision-fusión propiamente dicha es el más emparentado
con la fusión; la única diferencia con aquella es que las sociedades fusionan-
tes solo aportan una parte de su patrimonio para la constitución de la nueva
sociedad. Es decir que la disolución es parcial, y al término del proceso las
fusionantes continúan existiendo y funcionando como tales. Sin embargo,
al concluir el procedimiento, habrá al menos una sociedad más -la escisio-
naria-, que será la resultante de la fusión de las porciones desprendidas del
patrimonio de las escindentes.
2) Escisión propiamente dicha. Este es el caso más simple. Ocurre
cuando la sociedad, simplemente, aparta una porción de su patrimonio y con
ella funda una o más nuevas sociedades. La sociedad escindente continúa
su existencia, y sus desprendimientos (las escisionarias) cobran autonomía,
erigiéndose en nuevas corporaciones independientes de la primera.
3) Escisión-división. En este caso, la sociedad escindente deja de
existir, descomponiéndose su patrimonio en dos o más escisionarias. Es
decir que la escindente se disuelve y, sin liquidarse, pasa a formar diversas
sociedades con todo su patrimonio.
Al igual que en la fusión, las transmisiones patrimoniales operan a tí-
tulo universal, encontrándose amparadas por exenciones en la normativa y
jurisprudencia fiscal, de modo tal que no son alcanzadas por el impuesto a
las ganancias, ni por el impuesto al valor agregado, o por los incómodos im-
puestos provinciales de sellos e ingresos brutos.

b) RÉGIMEN LEGAL. PROCEDIMIENTO. Bajo el subtítulo "Requisitos",


el art. 88 de la LGS estipula el procedimiento a seguir para la concreción
de una escisión. La analogía de este procedimiento con aquellos previstos
en los arts. 77 -para la transformación- y 83 -para la fusión-, es evidente.
Por lo que, en honor a la brevedad, cabe en lo pertinente remitirse al comen-
tario formulado a su respecto en los § 56 y 59. Sin perjuicio de ello, anota-
remos algunas particularidades.
1) Resolución de escisión (inciso 1°). El primer paso es la resolución
de los socios, mediante la que se dispone la escisión. Dicha resolución debe
ser adoptada con las mayorías necesarias para la modificación del contrato
(arts. 131, 160 y 244, párr. 4°, LGS, según el tipo de sociedad de que se tra-
te). El derecho de receso puede ser ejercido en los mismos términos que
para la transformación y la fusión, aplicándose en lo pertinente lo normado
en los arts. 78 o 245, según el tipo social de la escindente.
VICISITUDES Y EXTINCIÓN 179

Si bien la ley no lo expresa, la resolución de escisión debe ser precedida


de una resolución del órgano de administración que disponga la confección
del balance especial previo y proyecte los estatutos de las sociedades escisio-
narias para poder presentar la propuesta al órgano social de gobierno.
Vale también acotar que las escisionarias no están forzadas a mantener
la tipología social de la escindente. De modo tal que, por ejemplo, podrían
escindirse dos sociedades de responsabilidad limitada de una sociedad anó-
nima, o viceversa. En tales casos, la responsabilidad de los socios por los
hechos anteriores y posteriores a la escisión, se regirá por lo normado en
los arts. 75 y 76 de la LGS.
2) Balance especial de escisión (inciso 2°). De modo previo a la re-
solución, los administradores deben elaborar un balance especial, a una fe-
cha que no será anterior en más de tres meses a la celebración de la reunión
en la que se decida la escisión.
Este balance debe, a su vez, contener una proyección de los balances de
las sociedades escisionarias, en función de la distribución de activos y pasi-
vos resuelta al aprobar la escisión.
3) Atribución de las partes sociales (inciso 3º). Coincide la doctri-
na en señalar que los porcentajes de participación en el capital de la escin-
dente no deben necesariamente ser replicados en el capital de las escisiona-
rias. De modo que a partir de la escisión, unos socios podrían quedar en
una sola de las sociedades escisionarias, y otros en otra u otras. Como se-
ñalamos antes, este podría ser un mecanismo eficaz para zanjar un conflicto
societario.
Empero, se abre un interrogante: ¿puede aprobarse por mayoría una es-
cisión que relegue a unos socios a la escisionaria, retirándolos manu militari
de la escindente? Recuérdese en tal sentido que tanto para las sociedades
por cuotas, como para las sociedades por acciones, la escisión puede ser
aprobada sin el concurso unánime de la voluntad de los socios.
En este caso, a nuestro modo de ver, solo podrán distribuirse las tenen-
cias de manera asimétrica con el consentimiento expreso de todos los socios.
Lo contrario implicaría tanto como permitirle a la mayoría que se arrogue la
potestad de disponer de la propiedad del minoritario disconforme, sin darle a
este otra salida que el ejercicio del derecho de receso.
4) Publicación de edictos, oposición de acreedores (incisos 4° y 5°).
Este aspecto no presenta ninguna diferencia con lo normado por el art. 83
para la fusión. Los edictos se deben publicar por tres días en el diario de
publicaciones legales correspondiente a la jurisdicción en la que se domicilio
la escindente, y en un diario de amplia circulación en la República. Los
acreedores dispondrán de quince días para plantear su oposición, y de veinte
días para pedir y obtener embargos a su favor, si no fuesen antes garantiza-
dos o desinteresados.
180 SOCIEDADES

5) Otorgamiento de estatutos de las escisionarias, modificación del


estatuto de la sociedad escindente e inscripción en el Registro Público (in-
ciso 6°). Pasados treinta y cinco días de la última publicación de edictos, y
vencido el término para el ejercicio del derecho de receso, los representantes
de la sociedad escindente otorgarán los estatutos constitutivos de las nuevas
sociedades, junto con los socios que se mantengan en ellas -ya sean los mis-
mos de la escindente en idénticos porcentajes, o algunos de ellos que se asig-
naron tenencias de manera asimétrica en las sociedades escisionarias-.
Los estatutos de las escisionarias se inscribirán en el Registro Público,
previo cumplimiento con la publicación prevista en el art. 10 de la LGS, en
caso de corresponder. De igual modo se inscribirá la cancelación de la ins-
cripción de la escindente en el caso de la escisión-división, cumpliendo al
efecto con lo normado por el art. 112, aunque no habrá balance final, ni pro-
yecto de distribución.
Una vez inscripta la escisión, se cursarán a través del Registro Públ ico
las comunicaciones pertinentes a los registros correspondientes, para la ano-
tación de la transmisión de la propiedad sobre los bienes registrables, a la
sociedad escisionaria que corresponda.
En el caso de la escisión-fusión, se aplicarán también las normas conte-
nidas en los arts. 83 a 87 de la LGS. Vale también advertir que, cuando la
escisión-fusión quede comprendida en lo normado por los arts. 6° y 7° de
la ley 25.156, se requerirá la previa autorización administrativa de la Comi-
sión Nacional de Defensa de la Competencia para su concreción.
SOCIEDADES
Según las reformas de la ley 26.994
Marcelo Gebhardt (Director)
Miguel Alvaro Romero (Coordinador)
AA.VV.
Segunda Edición (2019) - ASTREA

CAPÍTULO VI

SOCIEDADES CONSTITUIDAS
EN EL EXTRANJERO*

§ 62. LEY APLICABLE. - La LOS regula la actuación en el país de las


sociedades constituidas en el extranjero en la Sección XV del Capítulo Pri-
mero, compuesta por las normas previstas en los arts. 118 a 124.
El marco regulatorio de las referidas entidades, estructurado a través de
las normas citadas, hace aplicación del precepto constitucional de igualdad
ante la ley, en un intento de poner en un pie de paridad a las sociedades
constituidas en el país y aquellas constituidas fuera de él, tal como lo expre-
sa la Exposición de motivos de la LOS.
El art. 118 de la LOS comienza afirmando que la sociedad constituida
en el extranjero se rige en cuanto a su existencia y su forma por las leyes del
lugar de su constitución.
Por lo tanto, su personalidad, capacidad, formalidades de constitución,
tipicidad y organicidad se rigen por las leyes del país en el que la sociedad
cumplió con los requisitos necesarios para lograr su reconoci miento como
sujeto de derecho.
Dicha norma se refiere a la posibilidad de que una sociedad existente,
conforme con una ley extranjera, pueda ser reconocida como tal por el de-
recho argentino aun cuando no se adecue a los requisitos impuestos por este
último [Favier Dubois (h.)].
Se trata de una regla general a los efectos de determinar la lex societa-
tis; es decir, la ley aplicable a la sociedad, que indica que la existencia y la
forma de la sociedad constituida en el extranjero se rige por la ley del lugar
de su constitución.
La solución prevista por esta norma de conflicto resultará aplicable en
la medida en que la sociedad extranjera no tenga localizada la sede ni el cen-
tro de explotación exclusivo en Argentina. En este caso resultaría de apli-
cación el art. 124 de la LGS, es decir, la norma que exige la nacionalización

* Por Ji mena Martínez Costa, Valeria Sikorski y Silvina Cassano.


182 SOCIEDADES

de dicha sociedad extranjera, por considerarla constituida en fraude de la ley


argentina.

§ 63. ACTUACIÓN EXTRATERRITORIAL. Su DIFERENCIA CON LA NACIONALI-


DAD, - La LGS se limita a regular la actuación de las sociedades constituidas
en el extranjero, en el territorio nacional, estableciendo diversos requisitos
según el tipo de actuación de que se trate y la habitualidad con las que reali-
ce los actos en cuestión.
Por lo tanto, no se adentra en la controvertida cuestión referida a la na-
cionalidad de las sociedades.
La nacionalidad es un vínculo político entre un individuo y un Estado.
Es un atributo de la personalidad de las personas físicas.
Numerosa doctrina ha analizado si ese vínculo se establece también en-
tre las personas jurídicas y un Estado, y si, entonces, las sociedades tienen o
no una nacionalidad.
Entre los criterios esbozados al respecto, podemos distinguir, como
grandes corrientes de opinión, las doctrinas que les reconocen a las socieda-
des una nacionalidad como atributo de la personalidad jurídica y las doctri-
nas que la niegan.
Los criterios más utilizados, entre las doctrinas afirmativas, según el
punto de conexión usado a los efectos de determinar la nacionalidad de una
sociedad, son los siguientes.
a) El sistema de la autonomía de la voluntad, que admite que las par-
tes elijan libremente la ley que regirá el contrato, por lo que la lex societatis
dependerá exclusivamente de la voluntad de los socios. Son ellos quienes de-
ben establecer, en el propio contrato social, la ley que desean que les sea
aplicable a la sociedad que constituyen. Se respetaría, así, el principio de la
autonomía de la voluntad de las partes.
b) El sistema de la incorporación o constitución, que tiene su origen en
el derecho inglés, según el cual el lugar de constitución determina la nacio-
nalidad de la sociedad. Los socios escogen la lex societatis a través de la
constitución de la sociedad conforme a un ordenamiento determinado o me-
diante la incorporación de la sociedad en un Estado en particular.
e) El sistema de la sede social real, que afirma que la nacionalidad
de la sociedad está determinada por el lugar en el que esta tenga su centro
principal, real y efectivo de explotación, con independencia de que se haya
constituido o no conforme al derecho de ese mismo Estado. Este sistema
presenta grandes inconvenientes debido a que el concepto tomado como pun-
to de conexión es ambiguo: podría ser la sede de la asamblea, del directorio,
donde se encuentran instaladas las oficinas administrativas, etcétera.
Otros criterios que se han tomado en cuenta a los efectos de determi-
nar la nacionalidad de las sociedades son el de la nacionalidad de los socios;
SOCIEDADES CONSTITUIDAS EN EL EXTRANJERO 183

el de la propiedad del capital, el del lugar de suscripción de las acciones;


entre otros.
Entre las doctrinas que niegan la nacionalidad de las sociedades se des-
taca la doctrina Irigoyen, también llamada "doctrina argentina" (sobre la
cual ya se dio noticia en § 15) expresada por el entonces canciller Bernardo
de Irigoyen en el caso "Banco de Londres y Río de la Plata", en oportunidad
del cierre de una sucursal de dicho Banco en Rosario, el procesamiento de
su gerente y el embargo de los fondos del Banco, por haberse negado este
a acatar una ley dictada por el gobierno provincial de Santa Fe, disponien-
do la conversión del papel a oro. Se estableció que las sociedades no son
ni nacionales ni extranjeras y que solo puede invocarse el derecho de la na-
cionalidad cuando haya retardo o demora de justicia, a los efectos de lograr
la protección diplomática. Las personas jurídicas deben exclusivamente su
existencia a la ley del país que las autoriza y por consiguiente no son na-
cionales ni extranjeras. La sociedad anónima es una persona distinta de los
individuos que la forman y aunque ella sea formada por ciudadanos extranje-
ros no tienen derecho a la protección diplomática (Vítolo).
Debe tenerse en cuenta que las referidas teorías tienen un trasfondo
político. Muchas veces se trata de una decisión más política que jurídica.
La nacionalidad de las personas jurídicas y, entre ellas, de las sociedades co-
merciales cobra especial relevancia para los países exportadores de capital,
que buscan como objetivo que las sociedades de su bandera, bajo la cual fue-
ron constituidas, gocen de la protección diplomática del país de origen. Por
el contrario, en general, el criterio de la "sede social" es preferido por los
países receptores o importadores de capitales.
Como se dijo, y tal como también fue tratado en el Capítulo Primero
de esta obra, nuestro régimen societario no atiende a la nacionalidad sino al
lugar de constitución de la sociedad extranjera (ver§ 15).
Por este mismo motivo es que no son aplicables a las sociedades cons-
tituidas en el extranjero las limitaciones impuestas por los arts. 30 y 31 de la
LGS , referidos a incapacidades de derecho de las sociedades locales.
Muchas veces nos encontramos con la expresión "empresa multinacio-
nal", pero no se trata de un tipo social específico sino de una expresión que
indica que una empresa desarrolla actividades en diversos países. Concep-
tualmente, podemos decir que la empresa multinacional es "aquella que tiene
o controla negocios de diversa índole en más de un país" (Benseñor), es de-
cir, se trata de una empresa que ha sido constituida en un país determinado
y que desarrolla su objeto no solo en el país de su constitución, sino en otros
países, canalizando su actividad a través de sociedades locales o en virtud
de la celebración de otro tipo de contratos (p.ej., explotación de licencias,
etcétera). Pero cuando dicha actuación encuadra en los supuestos que de-
sarrollaremos a continuación, la empresa constituida en el extranjero deberá
ajustarse a la normativa objeto de este análisis.
184 SOCIEDADES

§ 64. ACTUACIÓN EN EL PAÍS. - La actuación en nuestro país de las so-


ciedades constituidas en el extranjero está sujeta al régimen contemplado en
la Sección XV de la LGS -arts. 118 a 124-. Conforme a lo allí estableci-
do, dichas sociedades pueden actuar en nuestro país a través de supuestos
que expresan cualidades de su efectivo desempeño local (realización de actos
aislados y capacidad de estar en juicio; ejercicio habitual, establecimiento de
sucursal, asiento o cualquier tipo de representación permanente; constitución
de sociedad local o participación en sociedad local ya constituida).

a) R EALIZACIÓN DE ACTOS AISLADOS Y CAPACIDAD DE ESTAR EN JUICIO.


Conforme lo establece el segundo párrafo del art. 118 de la LGS, las socie-
dades constituidas en el extranjero se hallan habilitadas sin límite alguno
para realizar en nuestro país actos aislados y, consecuentemente, para estar
en juicio como actora o demandada, sin necesidad de efectuar previamente
trámite o inscripción alguna para tales fines.
Resulta imperioso en este punto determinar cuándo estamos frente a un
"acto aislado", dado que cuando la actuación de la sociedad constituida en
el extranjero exceda el marco de un acto aislado, quedará comprendida en el
ámbito de aplicación del tercer párrafo del art. 118 de la LGS; es decir,
en el ámbito del "ejercicio habitual de actos comprendidos en su objeto so-
cial" y devendrá obligatoria la inscripción de la sociedad en el Registro
Público.
La LGS no define expresamente el concepto de "acto aislado" ni esta-
blece parámetros para su determinación; en consecuencia, se han desarrolla-
do diversas interpretaciones tanto en la doctrina como en la jurisprudencia.
La doctrina mayoritaria comparte la posición de Rovira, en el sentido
de que el concepto de acto aislado debe ser interpretado con criterio realista
y restrictivo, pero muchos han sido los criterios formulados, los que podrían
clasificarse de la siguiente manera:
1) Criterios cuantitativos. Toman en cuenta el número de repeticio-
nes de los actos comprendidos en el objeto de la sociedad, sosteniendo que si
se repitiesen en el tiempo actos de la misma especie, no serían considerados
aislados, sino ejercicio habitual. Por ejemplo, tanto la compra de una má-
quina como la constitución de una hipoteca pueden ser considerados un acto
aislado, siempre que tales actos no sean realizados en varias oportunidades
en un plazo determinado.
2) Criterios cualitativos. Prescinden de la reiteración de los actos y
de que se encuentren o no comprendidos en el objeto social y se basan en la
importancia y naturaleza de ellos, en su contenido económico y significa-
ción social (Weinberg de Roca). Por ejemplo, la compra de una máquina
podrá ser considerada como un acto aislado pero no así la constitución de
una hipoteca, debido al grado de permanencia y el impacto socioeconómico
que ello implicaría.
SOCIEDADES CONSTITUIDAS EN EL EXTRANJERO 185

3) Criterios mixtos. Toman en cuenta tanto el número de repeticiones


de los actos como su importancia económica, significación social y grado de
permanencia de la sociedad en el país. Para estos criterios, se deberá eva-
luar cada caso concreto, siendo el último intérprete la autoridad de control o
el Poder Judicial.
De lo expuesto se desprende que un acto realizado por una sociedad
constituida en el extranjero, podría ser calificado como acto aislado depen-
diendo del criterio que se adopte.
En oportunidad de analizar un caso en particular, la IGJ sostuvo: " la
parquedad de la ley de sociedades sobre la cuestión no permite fijar un crite-
rio uniforme para todos los casos de adquisición de inmuebles por socieda-
des del exterior [...] tal modo de actuación supone condiciones de permanen-
cia en aquellos casos en los cuales [...] la adquisición no ha sido efectuada
con el objeto de una reventa más o menos próxima como modo de liquidar
una inversión esporádica [...] cabe una interpretación extensiva del régimen
legal, favorable a una mayor publicidad frente a terceros, cuando se trate de
operaciones signadas por la permanencia e importancia económica, como lo
son habitualmente las que tienen por objeto bienes inmuebles, y siempre que
tal permanencia se verifique en el caso concreto, lo que también favorece la
seguridad jurídica no solo de las transacciones sino de la posterior posición
jurídica de terceros cuyos derechos se relacionen o puedan relacionarse con
el bien [... ] si bien la calificación de un acto jurídico celebrado por una socie-
dad del exterior como acto aislado no puede ser considerada solo con pautas
cuantitativas (cfr. Vítolo, Sociedades extranjeras y off shore, p. 49), ello no
conlleva prescindir de un criterio restrictivo en la apreciación de la actuación
pretendidamente aislada de la sociedad [...] en el presente caso las circuns-
tancias de la adquisición y el mantenimiento del bien el patrimonio social,
sumado a la propia manifestación [...] del representante de la sociedad que
contradice la calificación otorgada en su momento al acto, resultan suficien-
tes para descartar el carácter de aislado con que este aparece en la escritura
traslativa de dominio" (res. IGJ 12/05, 16/11/05, "Adremix SA'').
Por otra parte, jurisprudencialmente se ha determinado que "la Inspec-
ción General de Justicia resolvió hacer saber a la apelante que debía cumplir
con la inscripción registra} prevista por el tercer párrafo, art. 118 de la LS:
bajo apercibimiento de iniciar las acciones judiciales correspondientes. La
autoridad administrativa expresó que la adquisición de 19 unidades funcio-
nales y 25 unidades complementarias [...] excede largamente el concepto de
'acto aislado', corresponde intimar. Ese anunciado proceso judicial será,
por lo demás, el ámbito apropiado en el cual -eventualmente- la sociedad
extranjera podrá ventilar las argumentaciones sustanciales aquí invocadas,
tocantes a constituir la adquisición del citado inmueble como un acto aisla-
do o si dicha compra excedió dicho concepto" (CNCom, Sala D, 13/10/05,
"Bryce Services Corp. e/Inspección General de Justicia"). También se dijo
que "acto aislado sería el que no requiere para su ejecución la asignación
186 SOCIEDADES

de un representante permanente; se trata de una actuación ocasional en el


sentido que no genera habitualidad, permanencia, asiento o sucursal. Ello
no significa que la actuación tenga que ser única: de hecho la ley denomina
en plural 'actos aislados' [...] Bajo este concepto la compra del inmueble de
autos por Frinet SA y su arrendamiento, es un acto de los enumerados en su
objeto [...] y comprendería su 'capacidad específica' y desde el punto de vis-
ta cuantitativo puede considérarselo como no aislado. En efecto, más allá
de que no se ha comprobado la compra de otros inmuebles por parte de la
sociedad extranjera, debe interpretarse la adquisición de este dentro del con-
texto general donde se ubica a fin de desentrañar si se trata de una operación
ocasional sin ánimo de permanencia o, de lo contrario, tal ejercicio supuso
una forma de franquear los límites impuestos por la ley nacional a la extrate-
rritorialidad de la actuación societaria [...] la ejecución de estas operaciones
inmobiliarias, exhibiendo la sociedad la titularidad del respectivo inmueble
por un tiempo prolongado, implica el mantenimiento de una serie de rela-
ciones jurídicas en la República Argentina, lo cual constituye razón suficien-
te para que los terceros tengan interés en conocer quién realizó el acto, las
cuestiones relevantes del acto constitutivo de la sociedad, la identificación de
sus socios, administradores o representantes en nuestro país, y dónde notifi-
carla, con la finalidad de cubrir eventuales responsabilidades patrimoniales
que pudieran generarse de la actuación de la entidad foránea con relación a
dicho inmueble" (CNCom, Sala B, 4/5/07, "Inspección General de Justicia
c/Frinet SA'').
Por último, si como consecuencia de un acto aislado la sociedad consti-
tuida en el extranjero debiera actuar en un juicio ante nuestros tribunales, ya
sea como actora o demandada, también se halla habilitada para hacerlo, sin
necesidad de efectuar inscripción previa alguna.
En cualquier caso, sea para realizar un acto aislado o para actuar en
juicio, la sociedad constituida en el extranjero deberá actuar por medio de
sus representantes legales o convencionales con facultades suficientes para
el acto que realicen, acreditando su existencia y personería del representante
con la documentación pertinente en tal caso, debidamente autenticada por las
autoridades diplomáticas.
b) EJERCICIO HABITUAL, ESTABLECIMIENTO DE SUCURSAL, ASIENTO O CUAL-
QUIER TIPO DE REPRESENTACIÓN PERMANENTE. El párr. 3° del art. 118 de la
LGS comprende a su vez tres supuestos de actuación en nuestro país de una
sociedad constituida en el extranjero.
1) Ejercicio habitual de actos comprendidos en su objeto social.
2) Establecimiento de sucursal.
3) Establecimiento de asiento o cualquier tipo de representación per-
manente.
El primer supuesto hace referencia a la sociedad constituida en el ex-
tranjero que realiza habitualmente en nuestro país actos que se encuen-
SOCIEDADES CONSTITUIDAS EN EL EXTRANJERO 187

tran comprendidos dentro de su objeto social, conforme a lo establecido en


su contrato social o estatuto. La expresión "ejercicio habitual" denota fre-
cuencia, asiduidad, reiteración, en contraposición con los "actos aislados".
El segundo supuesto se refiere a la sociedad constituida en el extranjero
que establece en nuestro país una sucursal. La sucursal es un desmembra-
miento administrativo-comercial de la casa matriz constitu ida en el extran-
jero a la que se le asigna un capital o fondos que son radica dos en nuestro
país, de los cuales debe llevar una contabilidad separada, pero que no cons-
tituyen un patrimonio separado sino que integran el patrimonio de la casa
matriz. Es decir, la sucursal no es una persona jurídica independiente y
como consecuencia de ello, la casa matriz responde por las obligaciones de
la sucursal en forma directa.
El tercer supuesto contempla el caso en que una sociedad constituida en
el extranjero establece en nuestro país un asiento o cualquier tipo de repre-
sentación permanente. Asiento es una simple oficina administrativa que se
instala para facilitar la realización de los negocios. Representación perma-
nente significa "que la sociedad se ha afincado en nuestro país para realizar
operaciones en él por medio de sus representantes legales o de un apoderado
a quien le han otorgado las facultades necesarias para actuar en nombre y
por cuenta de ella" (Vanasco).
En definitiva, los supuestos de actuación requieren que la sociedad
constituida en el extranjero establezca en nuestro país una representación
permanente para realizar con habitualidad los actos y las actividades que se
encuentren comprendidos en su objeto social.
Conforme lo establece la norma que estamos analizando, complementa-
da por la reglamentación de la IGJ a través de la ya citada res. gral. 7 /15, las
sociedades constituidas en el extranjero que pretendan actuar en la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires bajo cualquiera de los tres supuestos contempla-
dos, deberán cumplir los mismos requisitos.
1) Acreditar la existencia de la sociedad con arreglo a las leyes de su
,
pa1s.
La sociedad constituida en el extranjero debe presentar ante el Registro
Público, desempeñado en la Ciudad de Buenos Aires por la Inspección Ge-
neral de Justicia, a los efectos de su inscripción, toda la documentación pro-
veniente de su país de origen que contenga: a) su contrato social o estatuto y
sus modificaciones, inscripto en el país de origen, salvo que según su legis-
lación no sea necesaria inscripción alguna; b) certificado que acredite la vi-
gencia de la sociedad expedido por la autoridad de control del país de origen
o, ante la ausencia de este, un informe de abogado o notario de dicho país; e)
la fecha de cierre de su ejercicio económico, y d) que la sociedad no tiene en
su país de origen vedado o restringido el desarrollo de sus actividades.
2) Fijar un domicilio en la República Argentina, cumpliendo con la pu-
blicación e inscripción exigidas por la LGS para las sociedades locales.
188 SOCIEDADES

La sociedad constituida en el extranjero debe fijar con exactitud una


sede social en nuestro país, a los efectos de su emplazamiento. Debe asi-
mismo publicar por un día en el Boletín Oficial de la jurisdicción que corres-
ponda a dicha sede social, un aviso que contenga los da tos requeridos por
el art. 10 de la LGS. Por último, este inciso se refiere a la inscripción en el
Registro Público.
3) Justificar la decisión de crear dicha representación y designar la per-
sona a cuyo cargo ella estará.
Se debe presentar una copia autenticada de la resolución del órgano so-
cial que decidió crear el asiento, sucursal o representación permanente en
nuestro país y la designación de su representante legal en la Argentina, con-
signando sus facultades y, en su caso, plazo de duración del cargo. El re-
presentante deberá ser una persona física, deberá aceptar el cargo, denunciar
sus datos personales y constituir domicilio en nuestro país, todo en el mismo
instrumento o por instrumento separado.
4) Si se tratare de una sucursal, determinar además el capital que se le
asigna cuando corresponda por leyes especiales.
Cuando la sociedad constituida en el extranjero establezca en nuestro
país una sucursal, deberá determinar el capital asignado a ella cuando leyes
especiales así lo requieran (p.ej., ley de entidades financieras).
La documentación proveniente del extranjero que no estuviere en idio-
ma español deberá ser traducida por un traductor público matriculado, con
su firma legalizada por la autoridad a cargo de la matrícula.
Si el país de origen de la sociedad está adherido a la Convención de La
Haya, la documentación proveniente de él deberá legalizarse con la apostilla
prevista en dicha Convención, que lleva su nombre en idioma francés, apos-
tille (Convention de La Haye du 5 octobre 1961).
La res. gral. IGJ 6/18 produjo varias modificaciones al texto de la ya
citada res. gral. 7/15, generando ciertas facilidades para la actuación de estas
sociedades, decisión que ha suscitado polémicas en tanto se afirma que son
riesgosas por abdicar de ciertos controles sobre el capital que puede ingresar
al país y que puede tener dudoso origen.

c) EMPLAZAMIENTO EN JUICIO. El art. 122 de la LGS establece que el


emplazamiento a una sociedad constituida en el extranjero puede cumplirse
en el país en los siguientes supuestos.
1) Originándose en un acto aislado, en la persona del apoderado que
intervino en el acto o contrato que motive el litigio.
2) Si existiere sucursal, asiento o cualquier otra especie de representa-
ción, en la persona del representante.
En primer término corresponde establecer el alcance del término "em-
plazamiento". Se lo considera como la citación que nace de una resolución
SOCIEDADES CONSTITUIDAS EN EL EXTRANJERO 189

judicial que ordena a alguien comparecer ante los tribunales, generalmente el


demandado.
Cabe aquí aclarar que el artículo en estudio establece las reglas de "em-
plazamiento" o citación y no de jurisdicción internacional.
Es decir, ello no conduce al necesario sometimiento a la jurisdicción
de los tribunales argentinos para entender en la controversia, pues para ello
se requiere que exista jurisdicción internacional argentina para entender en
la controversia a que el acto aislado dio lugar y, como consecuencia, como
regla general, ha de señalarse que los emplazamientos del art. 122 de la LGS
suponen la existencia de jurisdicción internacional argentina para entender
en la causa (CNCom, Sala A, 5/8/83, "!cesa c/Bravox SA Industria e Comer-
cio Electrónico", ED, 108-602).
La finalidad de la norma en cuestión es que el residente en nuestro país
que en él contrate o establezca relación jurídica con la sociedad pueda, cuan-
do sea necesario, emplazarlo en el mismo país, sin recurrir a los exhortos a
través de la vía diplomática, con los lógicos costos y pérdidas de tiempo que
ello acarrea (Perciavalle).
Así, la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial ha señalado
que "la norma citada otorga pues una opción a la parte actora, con la fina-
lidad de posibilitar que el residente en nuestro país pueda emplazar a la so-
ciedad constituida en el extranjero sin necesidad de acudir a los costosos y
prolongados trámites que generalmente requieren los exhortos a través de
la vía diplomática" (CNCom, Sala C, 24/2/09, "Ropall lndarmet SA c/Jean
Gallay SA'').
En ese sentido, acorde con lo normado por el art. 122 de la LGS a los
efectos del emplazamiento en sus dos supuestos, cabe diferenciar las siguien-
tes hipótesis.
1) Emplazamiento originado en un acto aislado. En el primero de
los incisos de la norma societaria en análisis, si el emplazamiento se origina
en un acto aislado, ello debe hacerse en la persona de su apoderado que in-
tervino en el acto o contrato que motivó el litigio.
Se ha admitido la posibilidad de que el emplazamiento pueda realizarse
en el domicilio real del mismo apoderado, por cuanto el inciso prevé expre-
samente un emplazamiento en la persona del apoderado, y por tal motivo es
que siempre sería posible emplazar en la persona del apoderado a la sociedad
extranjera encuadrada en este supuesto.
Sin embargo, se ha advertido que ello no sería posible cuando el apo-
derado o representante de la sociedad extranjera no se encontrare en el país,
o si el representante o apoderado emplazado no hubiera intervenido direc-
tamente en el acto en forma decisiva. En este último caso, si aceptare la
notificación, esta sí sería válida (conf. CNCom, Sala D, 31/8/88, "Brandt,
Leopoldo c/The Gates Rubber Company", ED, 130-529).
190 SOCIEDADES

Asimismo, con relación al tipo de intervención del apoderado, tiene di-


cho nuestra judicatura que el emplazamiento debe realizarse en la persona
que hubiere tenido intervención decisiva en el acto que motiva la controver-
sia, excluyendo expresamente al apoderado judicial del supuesto previsto por
la norma. En tal sentido se ha afirmado que el art. 122, inc. a, de la LGS
presupone que el emplazamiento de la demandada en el país por medio de
la persona que hubiese intervenido en el acto motivo de la controversia, no
sería procedente si quien recibe la notificación no tuvo actuación decisiva
en calidad de apoderado en el acto en cuestión (CNCom, Sala C, 13/2/04,
"Irueste García, Francisco e/Banco UBS Argentina"; íd., íd., 4/4/07, Teyma
Abengoa SA y otro c/Scotia International Limited y otros").
En cuanto al apoderado judicial, se consideró que no está incluido den-
tro de los supuestos contenidos en la regla mencionada, porque su función,
por principio, atiende los asuntos litigiosos que la sociedad le encomienda,
pero es ajeno al giro general de los negocios de la mandante (CNCom, Sala
C, 13/2/04, "Irueste García, Francisco e/Banco UBS Argentina"; íd., íd.,
4/4/07, "Teyma Abengoa SA y otro c/Scotia International Limited y otros").
En tal sentido, se ha expresado que "las características exigidas por el
art. 122 no dan per se en el apoderado judicial designado, toda vez que si
bien atiende los asuntos litigiosos que la sociedad le encomienda, por ese
solo hecho del otorgamiento del mandato no debe estar enterado del giro de
los negocios de su mandante, es más, usualmente, desconocerá los extremos
necesarios para proveer una adecuada defensa de intereses que no le serán
confiados hasta el emplazamiento" [CNCom, Sala A, 15/3/12, "MLG SH
(Klock, Sebastián y Gayo, María L.) y otros c/Echt, Mariano A., y otros"].
2) Emplazamiento a la sociedad constituida en el extranjero que
tiene sucursal, asiento o cualquier otra especie de representación en la
República. El supuesto previsto por el inc. b aparece necesario relacionar-
lo con lo normado por el art. 118, tercera parte, de la misma ley, en cuanto
establece las formalidades a que debe sujetarse una sociedad constituida en
el extranjero que pretende establecer en el país asiento, sucursal o cualquier
otra forma de representación permanente, a fin de realizar aquí los actos que
son propios de su objeto.
Ese asentamiento, sucursal o representación de la sociedad foránea
están regulados legalmente de manera que desde el ángulo finalista tiende
fundamentalmente a la localización y debida individualización de aquellas
personas jurídicas que desean integrarse a la realidad económica de nues-
tro medio como uno de sus agentes activos, sin que ello produzca en for-
ma alguna, dicho sea de paso, la "nacionalización" de la sociedad extranjera
(Uzal). En el caso, el emplazamiento de la sociedad para estar en juicio
podrá cumplirse en el país, en la persona de aquel representante, con el efec-
to y la extensión que le otorga la constitución del domicilio especial que im-
pone el inc. 2 del art. 118, conforme el art. 90, inc. 4º, del Cód. Civil -efecto
SOCIEDADES CONSTITUIDAS EN EL EXTRANJERO 191

actualmente previsto en el art. 153, Cód. Civil y Comercial- (conf. CNCiv,


Sala F, 23/9/86, "Editorial Claridad SA e/Editora Diana SA'', ED, 125-633).
El requerimiento esencial es que la controversia verse sobre un nego-
cio celebrado por medio de la sucursal o se trate de un hecho obrado por la
sucursal misma. Cualquier otro supuesto no resulta admitido por el hecho
de abrir una jurisdicción extraña (aquí la de su sucursal) a la sociedad ex-
tranjera demandada, lo cual daría lugar a una lesión grave de su defensa en
juicio. Siguiendo lo expuesto, las controversias intrasocietarias no pueden
ser dirimidas ante los jueces de la sucursal.
Así, se ha afirmado que "la sucursal, agencia o representación debe re-
sultar razonablemente vinculada al acto o hechos que motiven el litigio, ac-
tos o hechos que al igual que en la hipótesis de actos aislados, no necesaria-
mente habrán de ser locales, pudiéndose considerar implícito en la norma la
intervención de la sucursal" (lud).
Mas en el inciso en tratamiento, el problema se presentaría cuando la
sociedad extranjera que debió registrarse en los términos del art. 118, tercera
parte, de la LGS, por cumplir una actividad no aislada en el país, no lo ha
hecho, y el acreedor nacional -siempre y cuando corresponda a la jurisdic-
ción nacional para entender en la causa- debe notificar la demanda contra el
contratante extranjero. Aquí aparecen propuestas dos soluciones.
Por un lado, una tesis restringida, con fundamento en la importancia y
trascendencia que requiere toda notificación de una demanda, la exige en el
país de origen de la sociedad extranjera. En estos casos se merituó la cir-
cunstancia de que el supuesto representante de la sociedad extranjera alegó
no tener autorización para estar en juicio de la sociedad foránea.
Por otra parte, una tesis amplia que obliga a merituar la conducta de la
supuesta representante de la sociedad extranjera y, en consecuencia, para el
caso de que de los antecedentes del proceso surja inequívocamente la exis-
tencia de representación en el país, deberá aceptarse que la notificación de la
demanda se efectúe en el domicilio de aquella, careciendo de relevancia si
la sociedad extranjera se ha inscripto en la República Argentina.
En tal sentido se ha manifestado que "si la sociedad extranjera tiene en
el país una representación permanente, aunque la misma no se encuentre ins-
cripta, le es aplicable en principio el art. 90, inc. 4º, del Cód. Civil [actual-
mente art. 153, Cód. Civil y Comercial] y se le podrá emplazar a juicio en el
domicilio de sus establecimientos en el país. La diferencia con la sociedad
que ha cumplido con la formalidad de la inscripción está en que en este caso
deberá probarse el hecho de que se cursó la notificación al lugar donde fun-
ciona la sociedad no inscripta. En el caso de la sociedad extranjera inscrip-
ta la cuestión se hace más sencilla, ya que el domicilio a donde notificar se
halla inscripto en el RPC" (Roca).
Respecto de estas dos posiciones se ha destacado que " la jurisprudencia
(en presencia de un acreedor que pretendió emplazar a una sociedad extran-
192 SOCIEDADES

jera que no había cumplido con la manda del art. 118, LS - siendo que se
trataba de cuestión donde la jurisdicción argentina no ofrecía dudas-) enten-
dió que el traslado de la demanda debía notificarse en el país de origen de
la sociedad extranjera. En cambio, hay doctrina que señala que si inequí-
vocamente se puede acreditar la existencia de la representación en el país,
debería tenerse como válida la citación allí habida (siempre, se entiende, en
presencia de un caso que materialmente deba quedar sujeto a la competencia
de los jueces argentinos); ello porque el incumplimiento de sus obligaciones
registrales no puede poner al incumplidor en mejor situación, ni concederle
mejores derechos, que en la que hubiera estado o que hubiera tenido, de ha-
ber cumplido con las prescripciones legales imperativas de nuestro ordena-
miento societario" (Truffat).
En definitiva, la LGS nada prevé para el supuesto en que se trate del
emplazamiento de una sociedad que ejerce habitualmente su objeto en el
país pero que no ha cumplido con las formalidades de inscripción del art.
118, tercera parte, de la LGS.
3) Emplazamiento en juicio de la sociedad constituida en el extran-
jero inscripta a los efectos previstos por el artículo 123 de la LGS. No
resulta pacífica la cuestión relativa al emplazamiento de la sociedad cons-
tituida en el extranjero en la persona del representante local y a los alcan-
ces que cabe asignar al domicilio inscripto en cumplimiento del art. 123 de
la LGS.
Debe destacarse que el representante de una sociedad constituida en el
extranjero inscripto registralmente solo a los efectos de constituir sociedad
en los términos del art. 123 difiere de aquel inscripto en los términos del
art. 118, tercera parte, de la LGS, por cuanto aquel generalmente carece
de personería para estar en juicio por demandas cuyo objeto sea totalmente
diferente del que motiva su inscripción [CNCom, Sala A, 15/3/12, "MLG SH
(Klock, Sebastián y Gayo, María L., y otros c/Echt, Mariano A., y otros"].
Se ha sostenido que la inscripción de la sociedad constituida en el ex-
tranjero a los efectos del art. 123 de la LGS no importa en modo alguno la
existencia de sucursal, asiento o cualquier otra especie de representación en
los términos del art. 122, inc. b.
Así, jurisprudencialmente se ha explicado que "la obligación contenida
en el art. 123, LGS de inscribir la documentación relativa a los representan-
tes legales de la sociedad constituida en el extranjero no importa, en modo
alguno, el establecimiento de una representación, ni designación de represen-
tante a su cargo, tal como ocurre, en cambio, bajo las previsiones del art.
118, tercera parte, inc. 3, LGS. Solo se trata entonces de inscribir la do-
cumentación en que se funda la representación legal del mandatario que ha
de intervenir en el acto de constitución o participación en otro ente, supues-
to distinto de la inscripción de los representantes sociales que resultan del
estatuto y sus modificaciones [... ] la inscripción de la documentación rela-
SOCIEDADES CONSTITUIDAS EN EL EXTRANJERO 193

tiva a los representantes legales de la sociedad extranjera que intervienen


en la constitución o participación de la sociedad en la Argentina no causa
establecimiento de representación permanente, ni importa que las socieda-
des extranjeras registradas a los efectos del art. 123, puedan ser emplaza-
das en la persona de aquellos en los términos del art. 122, inc. b, de la ley
19.550. Señálase que, los emplazamientos del art. 122 siempre suponen la
existencia de jurisdicción internacional argentina para entender en la causa,
dentro de los límites que el principio de defensa en juicio impone. Por otro
lado, adviértase que el apoderado representante - inscripto en registros lega-
les en los términos del art. 123- podría ser emplazado en el país pero solo
por litigios motivados en el acto o contrato de constitución de sociedad local
o adquisición de participación" (CNCom, Sala A, 23/2/10, "Golub, Gustavo
c/International Vendome Rome-Ivr SA'', IJXXX VIIl-528).
Teniendo en cuenta lo expuesto, respecto de la posibilidad de empla-
zar a la sociedad constituida en el extranjero en la persona del representante
inscripto registralmente en los términos del art. 123, se ha afirmado que " la
posibilidad de emplazamiento de la sociedad constituida en el extranjero en
esta hipótesis solo se presentará en tanto el caso sea subsumible en lo dis-
puesto por el art. 122, inc. a, esto es en aquellos casos que la sociedad cons-
tituida en el extranjero fuera demandada por cuestiones vinculadas al acto
de constitución de sociedad en la República o a la toma de participación en
sociedad ya constituida en la República, en cuyo caso se practicará en la per-
sona del apoderado que intervino en el acto" (lud).

d) RÉGIMEN APLICABLE A LOS REPRESENTANTES. Se basa en los siguien-


tes principios.
1) Naturaleza jurídica de la representación de la sociedad constitui-
da en el extranjero. La cuestión de la naturaleza jurídica de la represen-
tación de la sociedad constituida en el extranjero para actuar en el país es
una cuestión altamente controvertida, tanto jurisprudencia} como doctrina-
riamente.
Con relación a la representación de las sociedades constituidas en el ex-
tranjero debe diferenciarse:
a) Representación para ejercer actos aislados y estar en juicio. El
art. 118, párr. 2º, de la LGS reconoce a la sociedad constituida en el extran-
jero capacidad para estar en juicio y realizar actos aislados, sin necesidad
de cumplir con ningún requisito especial, por lo cual en tales supuestos la
sociedad podrá actuar a través de sus representantes orgánicos o de represen-
tantes voluntarios (lud).
b) Representante de la sucursal, agencia o representación. El art.
118, tercera parte, de la LGS impone como uno de los requisitos a cumplir
en el supuesto previsto por la norma, la designación del representante a car-
go de quien estará la sucursal, agencia o representación.
194 SOCIEDADES

c) Representante de la sociedad constituida en el extranjero con parti-


cipación en sociedad local. Es el representante inscripto registralmente solo
a los efectos de constituir sociedad en los términos del art. 123 de la LGS.
Con relación a los dos últimos supuestos, se ha considerado que mien-
tras que la representación de la sociedad extranjera inscripta en los términos
del art. 118, tercera parte, de la LGS tiene carácter orgánico, el cumplimien-
to de actos aislados y el caso de participación en una sociedad local son de
carácter convencional (mandato; Benseñor).
El representante de la sociedad extranjera con participación en sociedad
local es tan solo un mandatario, al cual se le conceden facultades muy limi-
tadas, tales como: a) la inscripción ante Inspección General de Justicia; b) la
representación del accionista en las reuniones de socios o asambleas, y c) en
su caso, la cancelación registra!. Este sujeto no ejerce actos de administra-
ción societaria. El representante inscripto registralmente solo a los efectos
de constituir sociedad en los términos del art. 123 carece, por lo general, de
personería para estar en juicio por demandas cuyo objeto fuese totalmente
diferente de los que motivaran su inscripción (Uzal).
También se ha dicho que al ser los representantes locales de socieda-
des extranjeras comprendidas en el art. 123 de la LGS mandatarios conven-
cionales, no son equiparables a los representantes orgánicos ni al órgano de
administración, y por lo tanto no cabe la posibilidad de intervención con los
alcances de coadministración y administración judicial con desplazamien-
to. Sin embargo, se entiende que sería posible la designación de un inter-
ventor veedor, con fines de control e información, ya que en este supuesto
el cometido se circunscribe a una función meramente informativa de la ac-
tividad cumplida por los representantes locales, en el entendimiento de que
ella podría ser útil para esclarecer cómo se desarrolla la participación de la
sociedad extranjera en la sociedad argentina, así como cuál es el estado de
los bienes, operaciones y actividades inherentes a tal participación (CNCom,
Sala D, 21/7/08, "Kahl, Amalia L. e/York Air SA y otro", IJ-XXX-415, y el
Dial, AA4B29).
Por su parte, el representante de la sucursal, agencia o representación
local, designado e inscripto en el Registro Público en los términos del art.
118, párr. 3°, de la LGS, debe contar con las atribuciones que revistan la ge-
neralidad suficiente como para permitir un normal desenvolvimiento de la
gestión, por cuanto "la sucursal tiene autonomía porque no se la concibe de-
pendiendo para cada operación que realice de lo que la casa matriz disponga
o mande ejecutar, para ello debe tener a su frente un representante o factor
con las atribuciones necesarias" [conf. CNCom, Sala A, 19/11/09, "Equity
Trust (Company) Argentina SA c/Zavala, Horacio R.", ED, 238-443].
2) La responsabilidad del representante de la sociedad constituida
en el extranjero. El art. 121 de la LGS establece que "el representante de
sociedad constituida en el extranjero contrae las mismas responsabilidades
SOCIEDADES CONSTITUIDAS EN EL EXTRANJERO 195

que para los administradores prevé esta ley y, en los supuestos de sociedades
de tipos no reglamentados, las de los directores de sociedades anónimas".
Se ha criticado la deficitaria redacción de la norma, destacando que de-
bió referirse además a las atribuciones del representante.
En tal sentido se ha manifestado que "debe modificarse la redacción del
art. 121 de la ley argentina 19.550 [...] indicando que los representantes de
las sociedades constituidas en el extranjero, no solo contraen las mismas res-
ponsabilidades que los administradores de las sociedades locales, sino que
también tienen las mismas atribuciones" (Richard - Muiño).
Tal interpretación podría derivarse, sin embargo, del principio general
consagrado por la primera parte del art. 58 de la LGS (Nissen).
e) SOCIEDAD DE TIPO DESCONOCIDO. La sociedad constituida en otro
E stado, bajo un tipo desconocido por la ley societaria argentina, deberá acre-
ditar su existencia y forma, de acuerdo con las previsiones del art. 118 de la
LGS , correspondiendo además al juez de la inscripción determinar las for-
malidades a cumplir en cada caso, con sujeción al criterio del máximo rigor
previsto en el art. 119 de la LGS.
El supuesto previsto por el art. 119 contempla la situación en la cual una
sociedad constituida en el extranjero pretenda realizar el ejercicio habitual
de los actos comprendidos en su objeto social, establecer sucursal , asiento o
cualquier otra especie de representación permanente y que haya sido creada
bajo un tipo desconocido para las leyes argentinas.
En ese sentido, la ley no asimila la sociedad extranjera atípica a la
local que posea caracteres simi lares de acuerdo con la ley argentina, sino
que le impone las formalidades máximas establecidas para las sociedades
constituidas en el país.
Ello por cuanto, mientras mantengan su domicilio en el país extranje-
ro, deben juzgarse legítimamente constituidas, ya que se rigen, en cuanto a
su forma, por las leyes del lugar de su constitución, y les incumbe la prue-
ba del derecho extranjero que le es aplicable (art. 2595, inc. a, Cód. Civi l
y Comercial).
Por lo tanto, en razón de que el art. 118, párr. 1°, de la LGS establece
que la sociedad constituida en el extranjero se rige en cuanto a su existen-
cia y forma por las leyes del lugar de constitución, de manera alguna per-
mite aplicarle lo normado por el art. 17 de dicho régimen.
Sin perjuicio de lo precedentemente expuesto, tiene dicho la Inspección
General de Justicia que, no obstante lo dispuesto por el art. 119 de la LGS,
no puede soslayarse que la omisión de ciertas cláusulas esencia les en los
contratos o estatutos, tales como la omisión del objeto preciso y determi-
nado, su capital social y autoridades, podría derivar en otro tipo de sancio-
nes o exigencias, toda vez que se estaría cuestionando la propia naturaleza
societaria en la República, de tal entidad constituida e inscripta en el ex-
tranjero (dictamen IGJ 1.696.254, del 29/8/01).
196 SOCIEDADES

Respetando la aplicación de la legislación extranjera, lo que el art.


119 dispone es que la autoridad de contralor a cargo del Registro Públi-
co que deba tomar razón de la inscripción, determine las formalidades a
contemplar en cada caso con sujeción al criterio de máximo rigor pre visto
por la ley.
Por lo tanto, para los supuestos en que la sociedad que pretenda esta-
blecer sucursal o representación permanente en la República fuere de un
tipo desconocido para nuestra legislación, lo normado por el art. 118 sigue
siendo de aplicación, pero corresponderá al juez del registro determinar
" las formalidades del caso", con sujeción al criterio de máximo rigor pre-
visto por la ley societaria.
Los autores discrepan acerca de cuales son las formalidades que se le
deben exigir a estas sociedades.
Se ha considerado reiteradamente que la autoridad de contralor deberá
someter a la sociedad de tipo desconocido a las disposiciones pertinentes
previstas para las sociedades anónimas, por ser la más rigurosa.
Así, Vítolo adhiere al criterio que entiende que la determinación de las
formalidades a cumplir en cada caso con sujeción al criterio de máximo ri-
gor previsto por la ley, son las relativas a las exigencias que la ley y la autori-
dad de contralor establecen respecto a las sociedades anónimas.
Sin embargo, tal criterio ha sido cuestionado o, al menos, precisado.
Considera Nissen que la interpretación que debe hacerse respecto al
criterio de mayor rigor a que se refiere el art. 119 de la LGS , se limita ex-
clusivamente al cumplimiento de la publicación edictal prevista en el art.
10 del ordenamiento societario.
Por su parte, Polak considera que si la normativa societaria hubiera
querido aplicar al tipo desconocido las reglas de la anónima, lo habría di-
cho en forma expresa, como lo hace el art. 121 de la LGS, que al tratar el
punto referido a la responsabilidad de los administradores en supuestos de
sociedades de tipo no reglamentados, se remite a la de los directores de las
sociedades anónimas.
También se ha dicho que si una sociedad constituida en el extranjero
es de tipo desconocido en el país, no puede asimilársela a una sociedad
anónima, cuando no concurre la hipótesis del art. 124 de la LGS, por
lo que no puede pretenderse que la designación del representante a que
alude el art. 118, inc. 3, deba realizarse conforme a lo dispuesto para las
sociedades anónimas [CNCom, Sala E, 22/2/88, "Lloyd Aéreo Boliviano
SA c/lnterjets (empresa de viajes y turismo de Horacio Zambonini)", en
Noodt Taquela, Derecho internacional privado].
De conformidad con el art. 121 de la LGS, en el supuesto de las socie-
dades in scriptas en los términos del art. 118, tercera parte, el represen-
tante de la sociedad extranjera que se encuentra frente a la representación
argentina, contrae las mismas responsabilidades que para los administra-
SOCIEDADES CONSTITUIDAS EN EL EXTRANJERO 197

dores prevé la normativa societaria nacional. En el caso de representan-


tes de sociedades extranjeras de tipo no reglamentado, el citado artículo
dispone expresamente que les corresponde la responsabilidad de los direc-
tores de sociedades anónimas.
La segunda parte del art. 121 resulta congruente con el criterio de
máximo rigor aplicable frente a tipos societarios no reglamentados por nues-
tra ley.
En definitiva, la sociedad constituida en el extranjero que pretenda
inscribirse en el país bajo un tipo desconocido, deberá dar estricto cumpli-
miento a todas las cargas que le impone la ley local y las formalidades de
inscripción que se le exijan de acuerdo con el criterio del máximo rigor, a
efectos de poder obtener el estatus legal que le corresponda, y de otorgar
seguridad a los terceros que contraten con la sociedad constituida en el ex-
tranjero.

§ 65. CONSTITUCIÓN DE SOCIEDAD EN LA REPÚBLICA. ALCANCES DEL


ARTÍCULO 123 DE LA LGS. REQUISITOS. - El art. 123 de la LGS alude
expresamente al supuesto en el cual una sociedad constituida en el extran-
jero funde, como socia, una nueva sociedad en la Argentina. Sin embar-
go, la doctrina y la jurisprudencia coinciden unánimemente en que el tér-
mino "constituir" comprende toda participación societaria, ya sea que el
carácter de socio se adquiera al momento de la constitución de la sociedad
o con posterioridad, con la participación en una sociedad ya existente (Ri-
chard - Muiño).
Se trata, por lo tanto, del supuesto de actuación de la sociedad constitui-
da en el extranjero a través de una filial.
La diferencia de esta figura con relación a la sucursal ha sido explici-
tada en los siguientes términos: " La clave principal para entender las dife-
rencias entre la sucursal y la filial, en lo que se refiere a la protección de los
acreedores nacionales, radica en la diferente responsabilidad patrimonial que
le corresponde a una y otra: la sucursal, como expresión de la descentrali-
zación de la empresa de la casa matriz no puede afectar al acreedor, cuyos
derechos no se hallan restringidos a ser hechos efectivos únicamente sobre
bienes colocados en territorio nacional [... ] mientras que la sociedad filial
responderá ante terceros con los bienes y efectos que integren su patrimo-
nio, sin extender - siempre en principio- la responsabilidad patrimonial por
las deudas contraídas a quienes son sus socios o accionistas" (IGJ, 15/12/03,
"Coca Cola Femsa de Buenos Aires SN', res. 1632/03, en "El Accionista",
19/12/03).
La sociedad constituida en el extranjero que pretenda crear una socie-
dad en la República Argentina o participar de una sociedad ya existente, de-
berá acreditar ante el Registro Público el cumplimiento de los requisitos pre-
vistos en el art. 123 de la LGS -y, en su caso, ante el Registro Nacional de
Sociedades por Acciones-.
198 SOCIEDADES

a) Acreditar la existencia de la sociedad con arreglo a las leyes del país


de su constitución.
b) Inscribir su contrato social y sus modificaciones; la demás docu-
mentación habilitante, y la documentación referida a sus representantes le-
gales.
Si la inscripción referida se efectuare en el ámbito de la Ciudad Au-
tónoma de Buenos Aires, se deberán cumplimentar, asimismo, los recaudos
previstos en la res. gral. IGJ 7/15, presentando la documentación proveniente
del extranjero, debidamente autenticada, que contenga: a) contrato social o
estatuto de la sociedad y sus reformas, inscripto -si correspondiere-; b) cer-
tificado de vigencia de la sociedad expedido por autoridad competente o, en
su defecto, informe de abogado o notario del país de origen; e) resolución del
órgano social competente que dispuso la inscripción en nuestro país de la so-
ciedad constituida en el extranjero a los efectos de constituir sociedad local o
adquirir participaciones locales; d)fijación con exactitud de la sede social en
nuestro país; e) designación de un representante, el que debe ser una persona
física, incluyendo el plazo de duración de su designación y, en caso de ha-
berse designado más de una persona, podrá preverse su actuación conjunta o
indistinta (salvo para la representación en asamblea o reunión de socios que
deberá cumplirse por representante único), investido de poder especial para
participar en la constitución de la sociedad local o adquirir participación en
ella, ejercer los derechos y cumplir las obligaciones de la sociedad del exte-
rior en su calidad de socia y responder los emplazamientos judiciales o ex-
trajudiciales que en la sede social inscripta o domicilio especial constituido
por el representante se efectúen conforme al art. 122, y f) acreditación de
que la sociedad no tiene en su país de origen vedado o restringido el desarro-
llo de sus actividades.
Recordamos lo dicho en el § 64, b, respecto de que la documentación
proveniente del extranjero que no estuviere en idioma español deberá ser tra-
ducida y que la documentación proveniente de países miembros de la Con-
vención de La Haya deberá asimismo legalizarse con la apostilla.
La inscripción que exige el art. 123 de la LGS fue introducida como
una solución intermedia, ya que no podía considerarse como "acto aislado"
la constitución de una sociedad local en la Argentina, pero tampoco podía
exigirse a una sociedad extranjera que solo iba a participar como "socia" de
una sociedad constituida en la República, la inscripción como sucursal o es-
tablecimiento permanente (Van Thienen).
En este sentido, la jurisprudencia sostuvo que "si bien las sociedades
extranjeras que participan en sociedades locales no realizan actividad comer-
cial habitual en forma directa, sino a través de otra constituida en el país, ello
no importa la realización de un acto aislado, sino que implica el desarrollo
de las más amplias y diversas actividades mercantiles, al integrarse a la vida
económica del país a través de su incorporación a una sociedad nacional"
(CNCom, Sala A, 9/11/59, "Roure Dupont Argentina SRI.:', LL, 96-690).
SOCIEDADES CONSTITUIDAS EN EL EXTRANJERO 199

También se entendió que la sociedad extranjera con participación en una so-


ciedad local "no va a fermar parte del plexo de sociedades registradas en el
país, sino que va a insinuar su existencia, acreditándola, para de ese modo
permitir que el Estado nacional verifique las características y condiciones
de su inscripción, y así que esta sociedad extranjera participe ya sea como
constituyente o como adquirente de tenencias societarias de sociedades ar-
gentinas" (CNCom, Sala D, 21/7/08, "Kahl, Amalia L. e/York Air SA y
otro"). Asimismo, se dijo que la sociedad extranjera con participación en
una sociedad local "no va a formar parte del plexo de sociedades registradas
en el país, sino que va a insinuar su existencia, acreditándola, para de ese
modo permitir que el Estado nacional verifique las características y condi-
ciones de su inscripción, y así que esta sociedad extranjera participe ya sea
como constituyente o como adquirente de tenencias societarias de socieda-
des argentinas" (CNCom, Sala D, 21/7/08, "Kahl, Amalia L. e/York Air SA
y otro", IJ-XXX415, y elDial, AA4B29). Se desprende de lo expuesto que a
diferencia de las compañías extranjeras inscriptas bajo el art. l 18 de la LGS,
las previstas en el art. 123 están sometidas a menores exigencias, a saber:
no deben llevar contabilidad separada en la República, no están obligadas a
presentar sus estados contables ante el Registro Público, ni se les exige obte-
ner CUIT o registrarse ante ningún otro organismo; ello se justifica porque
se entiende que la sociedad extranjera que tiene participación en una socie-
dad local, no realiza actividades en nuestro país, sino a través de la sociedad
local, que es precisamente la que sí debe presentar sus estados contables
(Van Thienen).
Si bien en la actualidad se impone la postura que sostiene que la socie-
dad constituida en el extranjero debe cumplir con los requisitos del art. 123
de la LGS con independencia del grado de participación que detente en la
sociedad local, han existido distintas soluciones jurisprudenciales sobre los
límites a partir de los cuales correspondería dicha inscripción: a) la socie-
dad extranjera partícipe debe inscribirse en todos los casos (CNCom, Sala
D, 20/7/78, "Saab Scania Argentina SA", ED, 79387, con disidencia de Al-
berti, que entendió que de tal forma se perjudicaba a la sociedad nacional);
b) la registración de la sociedad extranjera no es requerible si se trata de una
sociedad anónima que no tiene por objeto el control de la sociedad partici-
pada o integra el directorio o consejo de vigilancia (CNCom, Sala B, 2/6/77,
"Parker Hannifin SA'', LL, 1977-C-597; íd., Sala C, 21/3/78, "A. G. Me Kee
Argentina SA'', LL, 1978-B-343), y e) no es necesaria la inscripción de la
sociedad extranjera cuando esta solo ha efectuado "adquisiciones circunstan-
ciales de acciones, como pueden ser las inversiones a breve plazo de sobran-
tes financieros" (CNCom, Sala C, 21/3/78, "Huyck Mati SA'', ED, 77-476).

§ 66. EFECTOS DEL INCUMPLIMIENTO DE LAS REGISTRACIONES IMPUESTAS


POR LEY. - En caso de que la sociedad constituida en el extranjero omita la
inscripción registra! requerida por la legislación local aplicable, ya sea que
200 SOCIEDADES

se trate de la inscripción en los términos del art. 118, tercera parte, o del art.
123, corresponde determinar los efectos de su actuación en el país, atendien-
do a la inexistencia de norma directa referida a dicho incumplimiento.
Al respecto, se ha señalado que "el problema surge cuando la entidad
no se limita a realizar actos aislados, sino que los practica habitualmente sin
el cumplimiento de tales requisitos. No es pacífico en la doctrina el tra-
tamiento de lo que ocurre; es discutido si deben aplicarse las reglas de las
sociedades irregulares o si es que la sociedad no puede realizar acto alguno
en el país porque sería nulo, o si realizado, es válido o solo compromete a
quienes celebraron los actos a nombre de la compañía no inscripta" (Roca).
Se presentan, entonces, variados enfoques.
a) [NOPONIBILIDAD DE LOS ACTOS. Se entiende que la falta de inscrip-
ción de la sociedad extranjera ante las hipótesis previstas por el art. 118, ter-
cera parte, de la LGS no implica considerarla como sociedad irregular, pues
su regularidad se gobierna por las leyes de su país de origen de conformidad
con lo dispuesto por el art. 118, párr. 1º. Según este criterio el efecto es la
inoponibilidad de la sociedad extranjera no inscripta hasta que cumpla con
el trámite registral (Nissen). No se identifica a la sociedad extranjera no
inscripta como sociedad irregular o de hecho, en el entendimiento de que
la sociedad constituida en el extranjero se rige, en cuanto a su existencia y
forma, por la ley del lugar de constitución y, en consecuencia, se niega la po-
sibilidad de que tal sociedad pueda ser disuelta en cualquier momento.
Específicamente, con relación a la falta de inscripción en los términos
del art. 123 de la LGS, derivada de la participación de una sociedad extran-
jera en una sociedad local, se ha señalado que se trata "de privar del efecto
fundamental de la inscripción en el Registro Público de Comercio de un acto
sometido por la ley a esa carga, provocando la inoponibilidad a los terceros
de ese acto, y que en el caso no es otro que la actuación en nuestro país
del ente extranjero que ha incumplido la carga prevista por el art. 123 de la
LGS" (Nissen).
En tal sentido, corresponde tener presente que la IGJ, en ejercicio del
control de legalidad que le cabe, ha denegado la inscripción de actos de so-
ciedades locales, por no encontrarse cumplida la inscripción, en los térmi-
nos del art. 123 de la LGS, de sociedades extranjeras accionistas de aquellas
(CNCom, Sala A, 11/8/03, "Inspección General de Justicia c/Profiquim Ar-
gentino SA'', "Impuestos", 2003-B-2946).
También resulta coincidente con esta postura el criterio de la Cámara
Nacional de Apelaciones en lo Civil en el caso "Rolyfar SA e/Confecciones
Poza" (CNCiv, Sala F, 5/6/03, ED, 203-415).
En dicha oportunidad Rolyfar SA, en su carácter de cesionaria del cré-
dito hipotecario de una sociedad extranjera constituida en las Bahamas, pro-
movió contra el deudor cedido una ejecución hipotecaria. Este último opu-
so la falta de legitimación del ejecutante argumentando que el negocio que
SOCIEDADES CONSTITUIDAS EN EL EXTRANJERO 201

había dado origen al crédito reclamado, un mutuo hipotecario, no constituía


un acto aislado efectuado por la acreedora originaria, sino que, habida cuen-
ta de la existencia de otros créditos de la misma naturaleza otorgados por la
misma entidad extranjera, esta habría tenido que inscribirse de conformidad
con lo dispuesto por el art. 118, tercera parte, de la LGS. La Cámara revo-
có la sentencia del juez de primera instancia, rechazando la ejecución hipo-
tecaria impetrada por falta de legitimación de la accionante. Se consideró
que el incumplimiento de la inscripción según la norma citada privaba a la
sociedad de la tutela judicial. El fallo fue revocado por la Corte Suprema
por cuestiones procesales.

b) SOCIEDAD IRREGULAR o IMPERFECTA. Se entiende aplicables a las


sociedades extranjeras no inscriptas las consecuencias derivadas de la falta
de inscripción en el Registro Público, cuando la ley ha impuesto imperativa-
mente tal carga, y que en la LGS se encuentran previstas para las sociedades
no constituidas según los tipos legales en los arts. 21 a 26 de la Sección IV
del Capítulo I de la LGS.
En este sentido se ha afirmado que "el incumplimiento del principio
rector del art. 118 de la ley 19.550, produce que la sociedad incumplidora de-
venga irregular, puesto que se diluye la linea divisoria entre la persona ideal
y los socios o accionistas [...] Además, otro derivado de esa irregularidad
consiste en que los socios o accionistas pierden el beneficio de la responsabi-
lidad limitada, en la medida que la sociedad constituida en el país de origen
fuera del tipo que reconoce dicho beneficio" (Barreira Delfino).
En contra de este criterio se ha manifestado que "si bien, en forma
pragmática, se pueden buscar soluciones que lleven a la responsabilidad li-
mitada y solidaria por el ejercicio habitual de actos comprendidos en el obje-
to, no existe analogía entre la sociedad irregular y la sociedad extranjera no
inscripta" (Bello Knoll - Leiva de Nogal).

c) N ULIDAD. Se postula la aplicación del art. 16 de la LGS, en tanto


principio general en materia de nulidades societarias, con el beneficio resul-
tante del art. 17 infine (Rovira).

d) RESPONSABILIDAD DEL REPRESENTANTE. Los actos que el apoderado


realice en nombre de la sociedad extranjera estarán sujetos a la misma regla
de derecho que priva del privilegio de la limitación de responsabilidad con-
cedida a quienes actúan en nombre de sociedades regulares, es decir, ins-
criptas. Según la opinión de Roca, si una sociedad extranjera ejerce una
actividad habitual sin cumplir con los requisitos del art. 118 de la LGS, tan-
to ella como su representante no contarán con la protección de la ley res-
pecto de la responsabilidad y valor de los libros, pero sus actos son perfec-
tamente válidos. Entiende que no puede considerarse como inexistente en la
Argentina a una sociedad extranjera que no cumplió con los requisitos de ins-
. .,
cr1pc1on.
202 SOCIEDADES

e) RESPONSABILIDAD SOLIDARIA DE LOS SOCIOS. Se ha dicho que "en


caso de incumplimiento de las formalidades locales importará, frente a la
celebración de negocios en el país, la calificación de la sociedad extran-
jera como irregular (conf. art. 21 y ss., LGS) o nula (art. 17 y ss., LGS), con
la consecuente responsabilidad personal, solidaria e ilimitada de sus socios,
de quienes actuaren por ellas y de sus controlantes (conf. art. 54 in fine)"
(Mascheroni - Muguillo, Ley de sociedades).
A partir de la entrada en vigor de la ley 26.994, la responsabilidad de
los socios, de aceptarse esta tesis, será simplemente mancomunada.

f) ACTIVIDAD ILEGAL. Si la sociedad constituida en el extranjero ha


realizado actividad en nuestro país sin estar inscripta, no se trata de un pro-
blema de irregularidad para poder responsabilizar a administradores o re-
presentante. Estamos frente a una verdadera ilegalidad, por contrariar a
sabiendas el sistema jurídico argentino de publicidad y hospitalidad de esas
sociedades. Si alguien actúa violando el sistema jurídico, realiza actividad
ilícita y sería aplicable el art. 19 de la LGS (Richard). Más allá del criterio
que se emplea para juzgar a las sociedades extranjeras que en su actuación
en el territorio nacional incurran en el incumplimiento de los recaudos que le
impone la ley local, debe necesariamente concluirse que tal incumplimiento
no puede generar a la sociedad extranjera iguales -o mejores- derechos de
los que le hubiesen correspondido de haber observado las prescripciones le-
gales (Balbín).

§ 67. SOCIEDADES CONSTITUIDAS EN FRAUDE A LA LEY ARGENTINA. - Las


sociedades off shore son aquellas que se constituyen bajo las leyes de un país
determinado pero que actúan principalmente fuera de ese país.
Generalmente se constituyen en paraísos fiscales, de nula o baja tribu-
tación, para obtener ventajas impositivas, o en jurisdicciones que posibiliten
el anonimato de los tenedores de participaciones sociales, jurisdicciones que,
en consecuencia, pueden ser calificadas como "paraísos societarios" por tra-
tarse de lugares "en los cuales los trámites de constitución son muy senci-
llos, hay anonimato y garantías de estabilidad jurídica. Normalmente esos
países también implican paraísos 'fiscales', por la nula o baja tributación (de
iure o de facto), y paraísos 'bancarios', sea por la facilidad y secreto de los
depósitos, transferencias y demás operaciones financieras, o por los menores
requisitos para fundar bancos. Presentan, en general, ventajas derivadas de
la unipersonalidad, acciones al portador, capital en moneda extranjera, admi-
nistración flexible, contabilidad rudimentaria, escasa publicidad registra} y
baja tributación societaria" [Favier Dubois (h.)].
Por lo tanto, en el caso de las sociedades off shore, el lugar de constitu-
ción está escindido del lugar del domicilio, en el sentido de lugar donde tiene
su sede efectiva (toma de decisiones) o su principal establecimiento (proce-
sos de producción o comercialización).
SOCIEDADES CONSTITUIDAS EN EL EXTRANJERO 203

El art. 124 de la LGS regula el caso de las sociedades que se constitu-


yen en el extranjero pero que tienen su sede o asiento principal en la Repú-
blica Argentina.
Son sociedades constituidas en fraude a la ley argentina, pues la falsifi-
cación del punto de conexión lleva a la evasión de todo el régimen societario
argentino.
En consecuencia, el art. 124 de la LGS establece que son consideradas
sociedades locales en cuanto a: a) requisitos formales de constitución; b) re-
quisitos formales de reforma, y e) control de su funcionamiento.
Se trata de una norma de policía de derecho internacional privado, en
virtud de la cual se defiende la aplicación del derecho argentino con todo
rigor y exclusividad cuando la sede o principal objeto social se localiza en la
República (Polak). Dicha solución legislativa prevista para las sociedades
constituidas en fraude a la ley argentina, constituye una excepción al princi-
pio previsto por el art. 118, párr. 1°, de la LGS que establece la aplicación de
las normas del lugar de constitución de la sociedad extranjera.
Al respecto, la Corte Suprema de Justicia de la Nación ha afirmado que
"el art. 118 de la ley 19.550 regula el reconocimiento de la sociedad extranjera,
en tanto esta se ajuste a las leyes del lugar de su constitución, y el art. 124 del
mismo ordenamiento [...] individualiza el supuesto en el cual la sociedad cons-
tituida en el extranjero no es reconocida como tal, sino como sociedad local.
Tal supuesto se configura cuando la sede o el principal objeto social se ubican
en territorio nacional, hipótesis que impone la aplicación del ordenamiento le-
gal nacional con el alcance establecido en la propia norma" (CSJN, 24/2/09,
"Compañía General de Negocios SAIFE s/pedido de quiebra por Mihanovich,
Ricardo L.", C.4633.XLI, C.4210.XLI).
Se pretende así evitar la existencia y actuación en nuestro país de so-
ciedades constituidas en el extranjero, al amparo de una legislación más fa-
vorable, pero cuya sede real se encuentra en el país o su principal objeto está
destinado a cumplirse en la República Argentina, a punto tal que exteriori-
zan con su posterior actuación una total desvinculación con el país donde se
constituyeron (Rovira).
Como complemento de la norma societaria en cuestión, la res. gral. IGJ
7/05, actualmente derogada, definía las sociedades off shore como aquellas
"constituidas en el extranjero que, conforme a las leyes del lugar de su cons-
titución, incorporación o registro, tengan vedado o restringido en el ámbito
de aplicación de dicha legislación, el desarrollo de todas sus actividades o la
principal o principales de ellas".
Las sociedades que encuadren en dicho criterio objetivo no pueden ins-
cribirse como sociedades extranjeras en los términos del art. 118, tercera
parte, ni del art. 123 de la LGS, sino que deben adecuarse íntegramente a la
legislación argentina (art. 266, res. gral. 7 /15).
Invocando el objetivo de determinar la correcta vinculación de las so-
ciedades constituidas en el extranjero con el ordenamiento jurídico argentino
204 SOCIEDADES

y, así, evitar el fraude a la ley argentina, la Inspección General de Justicia, a


través de la res. gral. 7/15, requiere a los efectos de la inscripción prevista
por el art. 118, tercera parte, de la LOS, la acreditación de la vigencia de la
sociedad en su lugar de constitución, así como que no tiene allí vedado o
restringido el desarrollo de todas sus actividades o la principal o principales
de ellas y que no se encuentra sometida a liquidación ni a ningún procedi-
miento legal que importe restricciones sobre sus bienes o actividades.
Cuando las sociedades extranjeras provienen de jurisdicciones y regí-
menes tributarios especiales no cooperadores a los efectos de la transparen-
cia fiscal o categorizadas como no colaboradoras en la lucha contra el lavado
de activos y el terrorismo, la solicitud de inscripción se interpreta con crite-
rio restringido (art. 217, res. gral. IGJ 7/15).

§ 68. FACULTADES REGLAMENTARIAS DE LA INSPECCIÓN GENERAL DE Jus-


TICIA SOBRE SOCIEDADES CONSTITUIDAS EN EL EXTRANJERO. - En cuanto a la re-
glamentación administrativa del régimen legal aplicable a las sociedades
constituidas en el extranjero que pretendan actuar en el ámbito de la Ciudad
de Buenos Aires, ella ha sido materia de importantes reformas en los últi-
mos años.
La oportuna reglamentación al respecto efectuada por la Inspección Ge-
neral de Justicia, originariamente a través de la res. gral. 7 /03 y de la 8/03,
luego prácticamente reproducidas en la 7/05 y la posterior 7/15, en su redac-
ción original, y actualmente por medio de la res. gral. 6/18, ha sido objeto
tanto de numerosas críticas como de acaloradas defensas.
Incluso ciertos autores cuestionaban su constitucionalidad por entender
que la mentada reglamentación excede el marco legislativo que la ley 22.315
le concede a la IGJ a los efectos de fiscalizar el funcionamiento de las socie-
dades constituidas en el extranjero.
Sobre la competencia o potestad de la Inspección General de Justicia a
los efectos de fiscalizar la inscripción, funcionamiento o constitución de las
sociedades extranjeras que no realicen ejercicio habitual de los actos com-
prendidos en su objeto social en la República Argentina, se ha considerado
que las resoluciones reglamentarias dictadas al respecto se ubican en el ám-
bito de la prevención registra! de la actuación off shore (Junyent Bas) y que
consisten en mecanismos preventivos de neutralización del obrar indebido de
las sociedades off shore [Favier Dubois (h.)].
También se ha expresado que "las resoluciones [... ] dictadas por el or-
ganismo administrativo de control, con relación a la actuación en la Repú-
blica de sociedades constituidas en el extranjero, de cualquier tipo o clase
que fueren, responden a las atribuciones que dicho organismo interpreta dis-
poner como registrador y autoridad de control. La vigencia de las resolu-
ciones antes referidas no implica, de manera alguna, desconocer la calidad
de sujeto de derecho que disponen las sociedades constituidas en el extranje-
SOCIEDADES CONSTITUIDAS EN EL EXTRANJERO 205

ro ni su legitimación pertinente (art. 34, Cód. Civil, y 118 y ss., ley 19.550)"
(Benseñor - Ceravolo).
Ha sostenido Manóvil la ausencia de facultades de la IGJ para estable-
cer reglamentaciones al respecto, al afirmar que conceptualmente, las nor-
mas incurren en el capital pecado de establecer una presunción de fraude o
de violación al art. 124 de la LGS, invirtiendo la carga de la prueba. En-
tiende que mediante la reglamentación en cuestión, se acumulan exigencias
registrales que exceden lo requerido por la ley, se establecen categorizacio-
nes arbitrarias (v.gr., el no cómputo de activos corrientes en el exterior), con
lo cual se exceden largamente las facultades del organismo.
Por su parte, Favier Dubois (h.) se ha postulado a favor de las restric-
ciones reglamentadas por la IGJ a la actuación de sociedades off shore en el
país, al considerar las normas reglamentarias en cuestión como valiosos ins-
trumentos vigentes en el ámbito de la prevención registra! de la actuación de
dichas sociedades. A su vez, postula el reconocimiento del carácter fede-
ral de las sociedades constituidas en el extranjero, destacando que la preven-
ción debe hacerse por igual en todo el país, de modo de que no pueda ser
fácilmente eludida.
Debe tenerse en cuenta que, mediante la reciente res. gral. 6/18, la IGJ
ha eliminado numerosos requerimientos para la inscripción de sociedades
extranjeras en los términos de los arts. 118 y 123 de la LGS, como la acredi-
tación de activos fuera del país, la individualización de los socios y la nómi-
na de las autoridades vigentes.
En definitiva, no debe perderse de vista que el régimen legal referido
a las sociedades extranjeras depende de la posición política genérica que la
nación en cuestión ostente frente al capital exterior.
En tal sentido, Benseñor explica que "cuando los gobiernos imponen a
las empresas engorrosos trámites y extensos procedimientos antes de apro-
bar la inversión del capital, o decretan la reserva exclusiva de ciertas áreas de
la economía para su explotación solo por nacionales, o imponen limitaciones
a la remesa de ganancias o a la repatriación de capitales, no cabe duda que el
sistema nacional ha optado decididamente por una política que privilegia la
actuación del capital de origen nacional, condicionando la inversión foránea
a un sinnúmero de recaudos que culminan en la mayoría de los casos por
desalentarla".
SOCIEDADES
Según las reformas de la ley 26.994
Marcelo Gebhardt (Director)
Miguel Alvaro Romero (Coordinador)
AA.VV.
Segunda Edición (2019) - ASTREA

CAPÍTULO VII

SOCIEDADES DE PERSONAS*

§ 69. I NTRODUCCIÓN. - Esta clasificación, adoptada en nuestro progra-


ma, no es compartida por la totalidad de los autores. Así, Joaquín Rodrí-
guez Rodríguez (Curso de derecho mercantil) las identifica en su clasifica-
ción como sociedades de nombre colectivo, siguiendo la denominación de la
ley mexicana. Fernando Sánchez Calero (Instituciones de derecho mercan-
til) las sitúa dentro de los empresarios sociales. Isaac Halperin ( Curso de
derecho comercial. Parte especial. Sociedades), dentro de las sociedades
por interés. Francisco J. Garo (Sociedades comerciales. Parte general) las
clasifica como las de predominio del elemento personal. Carlos A. Vanasco
(Sociedades comerciales) prefiere la denominación de sociedades por parte
de interés.
Este último autor en la citada obra sostiene que "las denominadas por
parte de interés son aquellas que tienen un fuerte perfil personalista y se ca-
racterizan por agrupar un elenco reducido de socios, en el que impera un
conocimiento mutuo y una confianza recíproca, condiciones estas que con-
fieren seguridad a sus integrantes. En ellas la participación es mucho más
importante que el capital que se aporta, puesto que la colaboración directa
de todos los socios en la actividad económica es su sesgo más caracterizante.
Por tal razón, se trata de sociedades en las que el intuitu personce es preponde-
rante, no solo en el momento de constituirse, sino durante toda su existencia".
Y luego agrega que "estas características han llevado a llamar corrien-
temente a estas sociedades como de personas, lo que ha sido justamente cri-
ticado por algunos autores, pues no puede negarse que todas las sociedades,
desde el punto de vista socioeconómico, están integradas por personas, tanto
físicas como jurídicas". No obstante la aparente diferencia en la denomina-
ción que se utilice, todos los autores nombrados coinciden en caracterizarlas
como sociedades en las que el conocimiento de las cualidades de las perso-
nas es determinante para su integración.

* Por Helios Guerrero.


208 SOCIEDADES

La existencia de estas sociedades, como se ha visto en la parte general,


radica en la necesidad de las personas de unirse para lograr objetivos que en
forma individual exigirían grandes esfuerzos o riesgos económicos elevados
para llevarlos a cabo.
Esta necesidad de unirse para lograr un determinado objetivo abarca
situaciones en que las personas participantes pueden ignorar que han cons-
tituido una sociedad, así como que existen normas que generan derechos y
obligaciones. En tales casos debe analizarse si lo que han pretendido es
constituir una sociedad civil o comercial, por lo que será necesario conocer
el objetivo que determinó la decisión de unirse. Estas formas que podemos
llamar rudimentarias han constituido el antecedente necesario de la sociedad
comercial típica, que ha sido receptada por la legislación mercantil cuyo tra-
tamiento nos interesa para este capítulo.
Adelantamos que nos referiremos a la sociedad colectiva, a las en co-
mandita simple y a las de capital e industria.

A) SOCIEDAD COLECTIVA

§ 70. ORIGEN HISTÓRICO. - Se ha reconocido a la sociedad colecti-


va como la más antigua de las sociedades. Generalmente se la ubica en la
Edad Media y se atribuye su creación a las necesidades de los comerciantes
estrechamente vinculados por el oficio común que aunaban esfuerzos y acre-
centaban económicamente sus posibilidades de realizar negocios.
Para Verón, "en opinión de Brunetti la sociedad colectiva nació en Italia
en plena Edad Media, pero con estructura y función disímil de la societas
romana y de otras formas asociativas conocidas (como la encomienda, la co-
llegantia, la participación), comprometiéndose los miembros de una misma
familia que se sentaban alrededor de una mesa común, comiendo del mis-
mo pan, de donde se explica el nombre de 'compañía' y el de la misma
familia (como Bardi, Peruzzi, Alberti, Acciaioli, Strozzi, Tolomei, etc.) y
extendiéndose a los herederos y, después, a los extraños, continuando con el
mismo nombre del fundador. Con esta interpretación, agrega, la sociedad
comercial se libera plenamente de toda sumisión a la tradición común y ro-
manista, viviendo, en cambio, la tradición de la costumbre medieval. De
aquí que se afirme que la derivación mediata de la sociedad de nombre co-
lectivo radicaba en la comunidad tácita familiar medieva], y la inmediata en
la compañía italiana gracias a las cuales las pequeñas industria medievales
pudieron adquirir una importancia notable. Según Uría, la sociedad co-
lectiva -la más antigua de las sociedades comerciales- nació en plena Edad
Media como forma evoJutiva de las comunidades hereditarias familiares que
continuaban la explotación del comercio paterno, uniendo al comienzo a per-
sonas ligadas por vínculos de sangre, y después a las que no pertenecían al
círculo familiar, pero la sociedad continuaba como una comunidad de traba-
SOCIEDADES DE PERSONAS 209

jo entre pocas personas, unidas por estrechas relaciones de mutua confian-


za. Girón Tena, después de afirmar que los precedentes de la evolución de
la sociedad colectiva deben buscarse en un contexto económico-jurídico-his-
tórico, señala que la comunidad familiar medieval -origen de la sociedad
colectiva- correspondía a un estadio evolutivo rudimentario, de escasos in-
tercambios y base local y agraria, y con una construcción sin derecho de las
obligaciones; más adelante, la combinación del espíritu de confianza y fra-
ternal de la comunidad con e] dinámico propósito de lucro, se plasmará en
bases contractuales cada vez más profusas, acompañada de Ja búsqueda de
extensión geográfica para conseguir la multiplicación de la actividad, reclu-
tando trabajo personal de confianza y capitales suficientes para los múltiples
negocios que abarcaban las sociedades colectivas. De aquí que, aunque
choque con la idea actual de modesta importancia de las sociedades de per-
sonas, puede decirse que las más significativas sociedades que se suelen dar
como ejemplos de sociedades medievales, vinieron a ser grandes empresas
de la época, pero de espíritu familiar. Esta función económica cambiará en
los tiempos actuales. Acota Girón Tena que el proceso de conformación
de los elementos jurídicos de la sociedad colectiva se identifica con los an-
tecedentes relativos a la aportación de trabajo personal y de capital encami-
nados a una actividad común de carácter comercial; asumiendo los socios, a
través del espíritu de recíproca confianza, los riesgos íntegros de aquella ac-
tividad (responsabilidad ilimitada y solidaria) que se exterioriza con la razón
social o firma (Sociedades comerciales, t. 2).
En sus comienzos y dada la particularidad que se formaba entre comer-
ciantes, se la denominó sociedad en nombre colectivo, denominación que
aún utilizan algunos autores.
En nuestro país recién recibió regulación legislativa en el Código de Co-
mercio, normas que se aplicaron hasta la sanción en 1972 de la ley de socie-
dades 19.550. Señalemos que los motivos que llevan a dos o más personas
a elegir este tipo societario, son los mismos que los de cualquier contrato: un
acuerdo de vo]untades para lograr un fin determinado, pero que en este caso
se fundamenta en un conocimiento y confianza recíprocos para lograr cum-
plir con sus expectativas de éxito.

§ 71. LA SOCIEDAD COLECTIVA EN LA ACTUALIDAD. - Si bien es cierto que


ha disminuido el número de solicitudes de inscripción de este tipo societa-
rio, según se ha puesto de manifiesto en publicaciones especializadas, ello no
significa que haya desaparecido como sociedad mercantil. La elección de la
sociedad colectiva como tipo societario se debe a la facilidad de su constitu-
ción y a la circunstancia de que muchas veces se instrumenta luego que han
comenzado las actividades en común. Su regularización, instrumentación
por escrito e inscripción registral no tiene los inconvenientes de la transfor-
mación en otro tipo societario, pues tanto en el iter constitutivo, como en la
constitución definitiva, la responsabilidad de los socios es la misma.
210 SOCIEDADES

La decisión de constituir una sociedad colectiva regida por la ley so-


cietaria y el contrato, obedece a dos aspectos relacionados. Por un lado, la
necesidad de tener personalidad propia como persona jurídica y tratamiento
fiscal como tal. Y por otro, poder contar con libros de comercio con valor
probatorio, para lo cual es necesaria la inscripción en el Registro Público.
La mayor elección de otros tipos societarios obedece a la intención de
limitar la responsabilidad al aporte comprometido, como sucede en las so-
ciedades por cuotas (sociedad de responsabilidad limitada) o por acciones
(sociedad anónima, sociedad en comandita por acciones).

§ 72. CARACTERIZACIÓN. - La ley no define la sociedad colectiva, sino


que la caracteriza como la sociedad en que los socios contraen responsa-
bilidad subsidiaria, ilimitada y solidaria por las obligaciones sociales (art.
125, LGS).
En la actualidad se encuentran legisladas en la ley 19.550, publicada el
25 de abril de 1972, con las modificaciones introducidas por la ley 22.903
del 9 de septiembre de 1983, y ha sido su antecedente legislativo el Código
de Comercio, cuyas disposiciones fueron derogadas por la mencionada ley.
Hoy podríamos definir a la sociedad colectiva como la constituida por
dos o más personas capaces que, en forma organizada, conforme a uno de
los tipos fijados en la ley, se obliguen a dar aportes para aplicarlos a la pro-
ducción o intercambio de bienes o servicios, asumiendo los socios responsa-
bilidad subsidiaria, ilimitada y solidaria por lo obligaciones sociales (arts. 1º
y 125, LGS).
Como consecuencia de su responsabilidad por lo actos sociales solo pue-
den integrar la sociedad las personas capaces; es decir, aquellas que pueden
administrar y disponer de sus bienes. Ello así porque estos asumen la res-
ponsabilidad subsidiaria, ilimitada y solidaria por las obligaciones sociales.
Con la modificación introducida al Código Civil por la ley 26.579, ten-
drán capacidad legal para obrar las personas que hayan cumplido dieciocho
años, siempre que no se encuentren comprendidas en otros de los supuestos
de incapacidad legal. Esta modificación ha sido preservada en el Código
Civil y Comercial.
El art. 141 del Cód. Civil disponía que se declaraban incapaces por de-
mencia las personas que por causa de enfermedades mentales no tuvieran
aptitud para dirigir su persona o administrar sus bienes. El Código Civil y
Comercial, con un enfoque que procura evitar la estigmatización del incapaz,
estipula en su art. 24, inc. e, que las personas mayores de dieciocho años de-
claradas tales sufrirán las restricciones de ejercicio que determine la senten-
cia declarativa. Esta norma subsume a los insanos, deficientes mentales, así
como a los sordomudos que no puedan darse a entender por escrito, y reduce
el cartabón de incapacidades a los menores, las personas por nacer y los ma-
yores declarados incapaces.
SOCIEDADES DE PERSONAS 211

A su vez, el Código Civil preveía también en su art. 152 bis la posibili-


dad de inhabilitar a quienes por embriaguez habitual o uso de estupefacien-
tes estuviesen expuestos a otorgar actos jurídicos perjudiciales a su persona
o patrimonio, entre otros supuestos. En el régimen del Código Civil y Co-
mercial, la hipótesis de inhabilitación se redujo a la figura del pródigo cuya
conducta exponga a su cónyuge, persona conviviente, hijos menores o disca-
pacitados a la pérdida del patrimonio (art. 48).
A su vez, se encuentran inhabilitados los fallidos hasta su rehabilitación
(art. 236, ley 24.522).
Hasta el 31 de diciembre de 2015, subsistió la incapacidad de los cón-
yuges para constituir sociedades de personas (art. 27, LGS). En el caso de
que dos socios contrajesen matrimonio, la sociedad debía transformarse en
una sociedad por acciones o de responsabilidad limitada en el plazo de seis
meses, o cualquiera de los cónyuges debería ceder su parte a otro socio o a
un tercero. La violación de la prohibición provocaba la nulidad de la socie-
dad y debía liquidarse. A partir de la entrada en vigor del Código Civil y
Comercial de la Nación (ley 26.994), el art. 27 fue sustituido por: "los cón-
yuges pueden integrar entre sí sociedades de cualquier tipo y las reguladas
en la Sección IV". La Sección IV a la que hace mención la norma es la que
trata las sociedades no constituidas regularmente. Con esta reforma se dejó
de lado una posición tradicional que prefería mantener ajena a la sociedad
conyugal de los avatares de la sociedad comercial.

§ 73. CONSTITUCIÓN. - El contrato constitutivo de la sociedad colectiva


puede redactarse por instrumento público o privado, cualquiera sea el monto
del capital o la naturaleza de los aportes.
No obstante ello, para la inscripción en el Registro Público (antes de
Comercio) -que en el ámbito territorial de la Ciudad de Buenos Aires se
encuentra a cargo de la Inspección General de Justicia- debe otorgarse por
escritura pública o en documento privado con las firmas certificadas por es-
cribano público o por un funcionario competente. En el caso de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires, por el funcionario a cargo de ese trámite en el
Registro Público (art. 37, res. gral. IGJ 7/15).
Esa misma norma establece que "cuando el instrumento contenga trans-
cripción de actos o acuerdos obrantes en libros sociales, debe estar firmado
por el o los representantes legales de la sociedad y la certificación notarial
debe además acreditar: a) que lo transcripto es fiel al contenido original
obrante en los libros sociales, identificando específicamente estos e indi-
cando sus datos de rubricación y los folios de los cuales se han extraído las
transcripciones; b) que el o los firmantes han justificado su personería".

§ 74. CONTENIDO DEL CONTRATO CONSTITUTIVO. - Por otra parte, de


acuerdo con lo dispuesto en el art. 11 de la ley 19.550, texto según ley
26.994, el instrumento constitutivo deberá contener los siguientes datos.
212 SOCIEDADES

a) El nombre, edad, estado civil, nacionalidad, profesión, domicilio y


número del documento de identidad de los socios.
b) La razón social o la denominación, y el domicilio de la sociedad.
e) Si en el contrato constare solamente el domicilio, la dirección de su
sede deberá inscribirse mediante petición por separado suscripta por el órga-
no de administración.
Según la línea trazada por la reforma de 1983 (dispuesta por ley
22.903), la ley 26.994 establece que "se tendrán por válidas y vinculan-
tes para la sociedad todas las notificaciones efectuadas en la sede ins-
cripta".
Dada la trascendencia que tiene la inscripción de la sede, su modifica-
ción deberá también ser inscripta, porque la omisión en el registro del trasla-
do de la sede tornará eficaces las notificaciones cursadas a la anterior direc-
ción, con los riesgos que eso trae aparejado.
d) La designación de su objeto, que debe ser preciso y determinado.
e) El capital social que deberá ser expresado en moneda argentina, y la
mención del aporte de cada socio.
f) En el caso de las sociedades unipersonales, el capital deberá ser in-
tegrado totalmente en el acto constitutivo (agregado por ley 26.994).
g) El plazo de duración, que debe ser determinado.
h) La organización de la admin istración, de su fiscalización, y de las
reuniones de socios.
i) Las reglas para distribuir las utilidades y soportar las pérdidas. En
caso de silencio, será en proporción de los aportes. Si se prevé solo la for-
ma de distribución de las utilidades, se aplicará para soportar la pérdidas y

viceversa.
j) Las cláusulas necesarias para que puedan establecerse con precisión
los derechos y obligaciones de los socios entre sí y respecto de terceros.
k) Las cláusulas atinentes al fu ncionamiento, disolución y liquidación
de la sociedad.

§ 75. EN TORNO AL OBJETO SOCIAL. - El objeto de la sociedad debe ser


lícito, preciso y determinado.
La ilicitud de obj eto provoca la nulidad absoluta de la sociedad (art.
18, LGS). Puede suceder, por ejemplo, que el objeto sea lícito pero la ac-
tividad ilícita; en este caso solo procederá la disolución y liquidación de
la sociedad (art. 19). No debe confundirse el objeto ilícito con el prohibi-
do (art. 20), pues se trata de dos supuestos distintos con diferentes conse-
.
cuenc1as.
Asimismo, puede ocurrir que al momento de la inscripción el objeto sea
lícito y que posteriormente se declare ilícito. Lo mismo puede ocurrir con
SOCIEDADES DE PERSONAS 213

la actividad o la prohibición en razón del tipo adoptado. Por ejemplo, pue-


de constituirse una sociedad para la importación de insumos de computación
-objeto lícito- pero la sociedad dedicarse al contrabando de productos me-
dicinales -actividad ilícita-. O puede constituirse una sociedad para la or-
ganización de espectáculos boxísticos y que con posterioridad se prohíba la
práctica del boxeo (objeto prohibido).
Más difícil es imaginar la constitución de una sociedad de objeto ilícito
ya que la autoridad a cargo del Registro Público realiza un control de exacti-
tud y legalidad al momento de su inscripción, lo que impediría que se tenga
por constituida la sociedad con objeto ilícito.
Para los terceros el objeto es el consignado en el contrato constitutivo,
lo que resulta importante para determinar el alcance de las facultades del
administrador ya que obligará a la sociedad por todos los actos que no sean
extraños a él.
Cuando la actividad excede el objeto social habría que considerar la
existencia de otra sociedad. Sin embargo, si el acto en exceso fuera aislado,
obligaría a la sociedad si mediara ratificación expresa o tácita por los socios.
Una ratificación tácita sería, por ejemplo, si el producido del acto en exceso
se incorpora al patrimonio social.
La determinación del objeto puede ser múltiple, pero de ninguna mane-
. .
ra 1mprec1sa.
Puede suceder que los actos ajenos al objeto sean complementarios del
principal, lo que ocurre por ejemplo cuando la sociedad realiza tareas de
transporte de su producción, sin necesidad de que ello constituya su objeto y
deba constituirse como empresa de transporte.
En igual situación se estaría en el caso de que deba importar los insu-
mos necesarios para su actividad. No será necesario modificar el contrato
para incorporar como objeto la actividad de importación.
Siempre y cuando, como se señaló, la actividad sea complementaria al
objeto fijado en el contrato.
En cuanto a la licitud del objeto deben tenerse en cuenta los supuestos
en que se exige un determinado tipo social, como es el caso de las entidades
financieras, aseguradoras, de garantía recíproca, ahorro y crédito o bursáti-
les, todas ellas sometidas a control externo, por las seguridades que deben
brindar en razón de su trascendencia en la economía general.
Tampoco pueden tener por objeto actividades que requieran por su na-
turaleza ser ejercidas por personas físicas, que exijan un título profesional
determinado, tales como las de martillero, corredor, despachante de aduana,
farmacéutico, abogado, ingeniero; sin perjuicio de que ellos puedan también
constituir sociedades.
En el caso de los corredores, la jurisprudencia resolvió que "la necesi-
dad de una actuación personal e indelegable en el ejercicio del corretaje es lo
que determina que la matriculación la detenten todos los integrantes de la so-
214 SOCIEDADES

ciedad; a lo que se añade la exclusividad del objeto concentrado en esa activi-


dad, pues esto apunta a que la sociedad tenga dedicación única a la actividad
del corretaje". Agregó que "al día de hoy la discusión respecto a la posibi-
lidad de que las sociedades que desarrollen el corretaje se encuentra supera-
da, toda vez que la normativa aplicable prevé como condición los recaudos
mencionados en el fallo consistentes en J) que todos los socios se encuentren
matriculados como corredores y 2) que el objeto de la entidad se encuentre
circunscripto al desenvolvimiento del corretaje" (CNCom, Sala A, 11/12/12,
"Toribio P. Achával y Compañía c/Decenia SA y otros s/ordinario").
Este ejemplo es útil para la explicación de los efectos que pueden te-
ner actos posteriores respecto del objeto consignado en el acto constitutivo.
Antes de la sanción de la ley 20.266 (modificada luego por la ley 25.028),
el objeto estaba prohibido, pero con posterioridad el objeto se tornó
lícito.

§ 76. EN TORNO A Los APORTES. - Los aportes pueden consistir en obli-


gaciones de dar o de hacer, salvo para los tipos de sociedad en los que se
exige que consistan solo en obligaciones de dar (art. 38, LGS).
La salvedad contenida en la última parte del artículo no resulta aplica-
ble a las sociedades colectivas, pues en estas los socios responderán por las
deudas societarias con todo su patrimonio, y en forma solidaria, aunque sus
aportes consistan únicamente en obligaciones de hacer.
Dada esa responsabilidad que asumen los socios no existe la necesidad
de que los aportes se cumplan efectivamente como requisito de su constitu-
ción, ya que por integrarla asumen la responsabilidad ilimitada, subsidiaria y
solidaria.
Queda, sin embargo, la importancia de precisar el valor del aporte para
la determinación de la proporción que le corresponderá en caso de liquida-
ción, así como para determinar la participación en las decisiones societarias
y en la distribución de dividendos.
La fijación del aporte tiene importancia en la relación entre los socios y
respecto de terceros.
No obstante la importancia que implica, la valuación de los aportes no
está sometida a un régimen determinado, como sucede en los otros tipos so-
cietarios. Los socios determinarán, de común acuerdo, la valuación de sus
aportes y lo harán constar en el contrato constitutivo.
Entre los socios, el aporte establece la cuota parte en el capital social en
el supuesto de la liquidación de la sociedad; supletoriamente, el aporte deter-
mina la proporción en la participación de las utilidades y la contribución a las
pérdidas.
También determina el voto en la deliberación social.
Respecto de los terceros, el aporte de un bien al patrimonio social lo
excluye de la agresión de los acreedores particulares del socio aportante.
SOCIEDADES DE PERSONAS 215

En principio puede aportarse cualquier clase de bienes, pero estos no


pueden ser litigiosos ni tratarse de un crédito personal, y en ese caso el apor-
tante responde por la existencia y legitimidad.
En caso de que no se percibiera el crédito aportado, este se convierte en
la obligación de aportar suma de dinero que deberá hacer efectiva en el tér-
mino de treinta días (art. 41, LGS).
No puede admitirse el mero compromiso de aportar "los fondos nece-
sarios", porque precisamente uno de los requisitos del aporte es que debe ser
determinado. La suma de los aportes y los bienes que se adquieran consti-
tuyen el patrimonio de la sociedad.
Como pueden aportarse cualquier tipo de bienes, deben tenerse en cuenta
las normas referidas a los bienes que se aporten. Así, los aportes de bienes
inmuebles deberán observar las previsiones de los arts. 38 y 43 de la LGS.
Si se aporta un bien inmueble, debe cumplirse con las disposiciones inherentes
para la transmisión del dominio sobre él.
Cuando se aporta un bien inmueble los socios deben regirse por las
normas del contrato constitutivo y no por las que rigen los condominios
porque ellos no serán ya condóminos, sino que el bien pertenecerá a la so-
ciedad.
En el caso de que se aporten bienes gravados, debe descontarse el mon-
to del gravamen. Aunque esta disposición tiene menos importancia que en
los demás tipos, ya que los socios asumen responsabilidad ilimitada, subsi-
diaria y solidaria.
También se puede aportar un fondo de comercio, previo cumplimiento
con las disposiciones de la ley 11.867 que regula su transferencia.
Obviamente es imprescindible cumplir con esas disposiciones para evi-
tar que los acreedores del fondo de comercio transferido agredan los bienes
de materiales e inmateriales que garantizaban el cumplimiento de las obliga-
ciones del o los titulares del fondo, que ya se había incorporado al patrimo-
nio de la sociedad.
Pueden aportarse títulos de crédito, letras de cambio, pagarés, facturas de
crédito o cheques, para lo cual sus beneficiarios deberán endosar los títulos
a favor de la sociedad para que esta pueda ejercer los derechos cambiarios.
Si no se lograra cobrar los importes documentados en esos títulos, el socio de-
berá aportar el dinero comprometido.
En las sociedades colectivas se admiten los aportes de uso y goce de
bienes, lo que deberá hacerse constar en el contrato constitutivo; en caso
contrario, se consideran efectuados en propiedad (art. 45, LGS).
El hecho de que los socios asuman en forma ilimitada y solidaria, aun-
que subsidiaria, la responsabilidad por las deudas de la sociedad, le resta im-
portancia a las previsiones existente para otros tipos societarios en los que
no se admiten obligaciones de hacer como único aporte.
216 SOCIEDADES

En el supuesto que en la sociedad colectiva se hagan aportes de dar y


de hacer, debe analizarse cuidadosamente el contrato, pues de acuerdo con
lo que se haya pactado podría tratarse de otro tipo societario en los que tam-
bién se aceptan dichos aportes, es decir, de dar y de hacer, por ejemplo en la
sociedad en comandita simple.

§ 77. ACERCA DE LA DENOMINACIÓN. - Como la sociedad colectiva es


un sujeto de derecho (art. 2º, LGS) que puede adquirir derechos y contraer
obligaciones como persona jurídica, como tal, debe contar con los atributos
propios de la persona, es decir, nombre, domicilio y patrimonio.
Con la sanción de la LGS se optó por innovar -en el caso de las colecti-
vas-, apartándose de lo que disponía el Código de Comercio, que no admitía
el uso de nombres de fantasía, al imponer la necesidad de contar con una
razón social y la determinación del uso de la firma social.
De acuerdo con la ley 19.550, por el contrario, se puede actuar bajo una
denominación o bajo una razón social, según surge del art. 126, que contem-
pla ambas posibilidades.
Así tenemos que la denominación se integra con las palabras "sociedad
colectiva" o su abreviatura (Soc. Col. o SC), por ejemplo, "El Palenque SC".
Cuando, como en el caso, el legislador utiliza comillas, significa que el con-
tenido del entrecomillado no puede alterarse; por lo tanto, el tipo se identifi-
ca con la mención "sociedad colectiva" y no pueden utilizarse equivalencias.
En jurisprudencia se sostuvo que "no queda identificada una sociedad
llamándola 'solidaria' pues esto no revela un tipo social sino una consecuen-
cia del encuadre jurídico del ente. La solidaridad de los socios frente a ter-
ceros resultará, eventualmente, del tipo social adoptado o de la modalidad
del negocio concertado, pero tal atribuida calidad no es idónea para identifi-
car a la sociedad" (CNCom, Sala D, 9/11/87, "Mario J. Leiderman y Asocia-
dos SRL c/Harco Corp.").
Pero cuando actúe bajo una razón social, esta deberá formarse con el
nombre de uno alguno o todos los socios, si así no fu era deberán adicionarse
las palabras "y compañía" o su abreviatura (y Cía.), por ejemplo, "Héctor
Pérez y compañía".
Es común en este tipo societario que la sociedad actúe utilizando una
razón social en la que, por disposición legal, debe indicarse el nombre de un
socio o de alguno de ellos o un nombre de fantasía, acompañado del nombre
de uno de los socios y la denominación del tipo societario. Por ejemplo,
"El Trébol de José Pérez y compañía" o simplemente Soc. Col., o simple-
mente el nombre de fantasía con el aditamento del tipo societario (p.ej., "El
Cañón de Santa Fe Soc. Col.").
Otras veces los socios prefieren la denominación indicando el objeto de
la sociedad, por ejemplo, "Mudanzas El Rápido de Antonio González y Her-
manos Sociedad Colectiva".
SOCIEDADES DE PERSONAS 217

La incorporación del nombre de un socio o de algunos de ellos reviste


gran importancia porque la mención del o de los nombres de los socios es lo
que tendrán en cuenta los que comercien con la sociedad para poder valorar
la capacidad económica de la empresa, dada la responsabilidad subsidiaria e
ilimitada de sus componentes.
En los supuestos en que el socio cuyo nombre figura en la razón social
ya no la integre, debe advertirse que la sociedad continuadora de los nego-
cios societarios es "la sucesora", haciéndose mención, por ejemplo, a "El
Trébol de sucesores de José Pérez y Cía.", "Sucesores de El Trébol SC".
Obviamente, dependerá de que no exista oposición del ex socio -con-
sentimiento que seguramente se retaceará si la desvinculación fue conflic-
tiva-.
La integración de quienes son los sucesores que responderán por la so-
ciedad surgirá entonces del contrato inscripto en el Registro Público, si se
trata de una sociedad regular.
De allí que la modificación de la composición de los integrantes deba
considerarse como una modificación del contrato social y por lo tanto debe
inscribirse, so pena de que sigan respondiendo por las deudas sociales los
primitivos integrantes.
Una situación especial se produce cuando existe la posibilidad de dos o
más sociedades en la que aparezca el nombre de una persona física, lo que es
probable en el supuesto de nombres y apellidos comunes.
El Registro Público lleva el control de homonimia, habiéndose susci-
tado más de un conflicto cuando se trata de nombres propios de personas
humanas - llamadas también físicas o de existencia visible-. Para evitar tal
situación se puede adoptar un nombre de fantasía y acompañarlo por el nom-
bre de uno de los socios.
Un caso que debe tenerse en cuenta es el de la muerte del socio, cuyo
nombre integre o no la razón social, pues en el caso de que la integre, deberá
modificarse la razón social y proceder a la inscripción.
Si el nombre del socio fallecido figuraba en la razón social y la socie-
dad no se resuelve, deberá figurar en la razón social el carácter de sucesores
del difunto socio.
La muerte del socio produce la resolución parcial de la sociedad, de
acuerdo con lo dispuesto en el art. 90 de la ley.
Sin embargo, los herederos del socio fallecido, si estuviera pactado en
el contrato, están obligados a incorporarse a la sociedad, caso en que pueden
requerir que se transforme su participación en comanditaria.
Esta posibilidad de los herederos de incorporarse como comanditarios
es una consecuencia del derecho a recibir la herencia con beneficio de inven-
tario, es decir que ellos no asumen el pago de las deudas del causante más
allá de lo que reciban por herencia.
218 SOCIEDADES

En el caso de la sociedad colectiva responderán por las obligaciones que


se contraigan con posterioridad a su incorporación solo hasta el monto de su
capital comanditario.

§ 78. EN TORNO A LA ADMINISTRACIÓN. - Como se ha señalado, "es ne-


cesario que las sociedades para cumplir con sus finalidades, actúen por me-
dio de personas físicas a las que se le atribuyen facultades de administración
y representación de la colectividad" (Rodríguez Rodríguez, Curso de dere-
cho mercantil).
En algunas sociedades, el gobierno, la administración y la representa-
ción son ejercidos por órganos bien diferenciados. Es el caso de las socie-
dades anónimas en las que el gobierno lo ejerce la asamblea, la administra-
ción la ejerce el directorio y la representación, el presidente del directorio.
En la sociedad colectiva, por el contrario, el administrador -que puede
ser colegiado- asume la administración y la representación, quedando en ca-
beza del conjunto de socios el gobierno de la sociedad.
El art. 127 de la ley general de sociedades establece que "el contrato
regulará el régimen de administración. En su defecto, administrará cual-
quiera de los socios indistintamente".
Por su parte, el art. 128 contempla el supuesto de administración indis-
tinta, disponiendo que "si se encargara la administración a varios socios sin
determinar sus funciones, sin expresar que el uno no podrá obrar sin el otro,
se entiende que pueden realizar indistintamente cualquier acto de la admi-
nistración". Es lo que se conoce como vocación de los socios para adminis-
trar la sociedad.
En el párr. 2º del art. 128 se dispone con relación a la administración
conjunta que "si se ha estipulado que nada puede hacer el uno sin el otro,
ninguno puede obrar individualmente, aun en el caso de que el coadminis-
trador se hallare en la imposibilidad de actuar, sin perjuicio de la aplicación
del art. 58".
El art. 58, conforme se vio en la parte general (ver § 29), regula la in-
fracción a la representación plural y la realización de actos incompatibles
con el objeto social previsto en el estatuto.
Sin embargo, si se tratara de actos autorizados, que no afectan la vali-
dez respecto de los terceros, tienen consecuencias para determinar la respon-
sabilidad del administrador por su infracción (art. 58, párr. 2°, LGS).
En el contrato constitutivo los socios, necesariamente por unanimidad,
pueden disponer lo relativo a la administración de la sociedad. Pueden de-
signar a un socio como único administrador o a más de un socio, o incluso
disponer que sea un tercero.
La posibilidad de que el administrador sea un tercero surge del art. 129,
al tratar la remoción, ya que establece que el administrador "socio o no", aun
designado en el contrato social, puede ser removido por decisión de la mayo-
SOCIEDADES DE PERSONAS 219

ría en cualquier tiempo sin invocación de causa. Cuando se designa a más


de un socio puede disponerse que actúen en forma conjunta.
El órgano de administración que se designe obliga a la sociedad por las
acciones que no excedan el objeto social.
Los administradores y representantes de la sociedad deben obrar con
lealtad y con la diligencia de un buen hombre de negocios, de conformidad
con lo establecido en el art. 59 de la ley.
La fijación de este estándar es el equivalente a otros contemplados en
nuestro ordenamiento positivo, como, por ejemplo, actuar como un buen pa-
dre de familia o actuar como en un negocio propio.
Se exige del administrador que actúe con lealtad y diligencia por la im-
portancia que tiene su obrar, tanto para los terceros que contratan con la so-
ciedad como para los socios que deberán responder por su accionar.
El administrador o representante, aunque esté designado en el contrato
social, puede ser removido por la decisión de la mayoría en cualquier tiem-
po sin invocación de causa (art. 129, párr. 1°, LGS). En el caso en que se
hubiera pactado la necesidad de justa causa para su remoción, esta deberá
comprobarse fehacientemente, permaneciendo el administrador en el cargo
hasta tanto se obtenga sentencia judicial que disponga su remoción. En esta
hipótesis, la sociedad accionante podrá pedir la designación de un veedor, un
coadministrador o un interventor propiamente dicho, conforme lo previsto en
el art. 114 y ss. de la LGS.
El administrador, socio o tercero, puede renunciar en cualquier momen-
to, salvo pacto en contrario, pero deberá responder por los perjuicios que
ocasione si su renuncia es dolosa o intempestiva (art. 130, LGS).

§ 79. EN TORNO A LA RESPONSABILIDAD DE LOS SOCIOS. - Hasta aquí he-


mos hablado de la responsabilidad que asumen los socios de la sociedad co-
lectiva sin determinar su alcance.
En primer lugar los socios asumen responsabilidad subsidiaria por las
obligaciones societarias (art. 125, LGS). Así, se resolvió que "los bienes
de los socios colectivos no responden por las obligaciones sociales sino en
forma subsidiaria, lo que presume la previa excusión de los bienes sociales"
(CNCom Sala C, 7/6/83, "Yamil y Nuri Cabuli SC s/quiebra").
Es que la sociedad colectiva es una persona jurídica (art. 2º, LGS) dis-
tinta de los socios que la integran, y como tal adquiere derechos y contrae
obligaciones.
Cuando la sociedad resulta impotente para asumir el cumplimiento de
las obligaciones contraídas, los socios deben asumirlo, en virtud de la res-
ponsabilidad subsidiaria aplicable en este tipo societario. Por ser subsidia-
ria, primero deberán agredirse los bienes de la sociedad y, ante su insufi-
ciencia, recién agredir los de los socios. Este es una garantía que tienen los
220 SOCIEDADES

terceros y de allí que sea importante para ellos saber quiénes son los socios
que integran la sociedad.
El beneficio de excusión garantiza a los socios la indemnidad de sus
patrimonios mientras existan bienes de la sociedad que se puedan ejecutar.
Se presenta una situación muy particular en el supuesto de que se dicte una
sentencia que condene a la sociedad al pago de una deuda societaria, lo que
implica que la condena recaiga, por la responsabilidad subsidiaria, sobre los

SOCIOS.
En un caso se admitió que ante la condena a la sociedad se pueda trabar
embargo sobre bienes de los socios, pues estos deberán responder si los bie-
nes societarios resultaren insuficientes y la medida cautelar garantiza que los
socios no se insolventen (CNCom, Sala D, 29/12/00, "Alanis, Daniel E. c/
Tulio Bazzi y Cía. Sucesores").
Es que el art. 56 de la LGS dispone que "la sentencia que se pronuncie
contra la sociedad tiene fuerza de cosa juzgada contra los socios en relación
a su responsabilidad social y puede ser ejecutada contra ellos, previa excu-
sión de los bienes sociales, según corresponda de acuerdo con el tipo de so-
ciedad de que se trate".
Esto amerita, además, que no sea imprescindible demandar a la socie-
dad colectiva y a los integrantes, pues por mandato legal la sentencia contra
la sociedad se puede ejecutar contra ellos. Pero, además, la responsabilidad
que asumen es solidaria.
En la misma línea de cuanto expresaba el art. 699 del Cód. Civil, el
art. 827 del Cód. Civil y Comercial estipula que "hay solidaridad en las
obligaciones con pluralidad de sujetos y originadas en una causa única
cuando, en razón del título constitutivo o de la ley, su cumplimiento total
puede exigirse a cualquiera de los deudores, por cualquiera de los acree-
dores".
En el caso de la sociedad en estudio, la solidaridad asumida por los so-
cios significa que cualquiera de ellos puede ser compelido al cumplimiento
de las obligaciones societarias cuando la sociedad no lo hiciere y podrá ser
demandado por cualquiera de los acreedores societarios.
El problema que se presenta es la posibilidad de que el deudor solidario
que paga pueda reclamar a los demás deudores la parte correspondiente.
En el aspecto interno, los socios pueden establecer la forma en que res-
ponderán por las deudas y participarán de las ganancias, pero estas limita-
ciones no afectan los derechos de los terceros que pueden demandar el pago
íntegro. Si un socio hizo honor a la deuda total y su obligación contractual
era asumir el 20 % de las pérdidas, accionará contra sus consocios para obte-
ner el reembolso de lo que pagó en exceso de su obligación.
Una consecuencia de la solidaridad es que es ilimitada. No es ilimitada
porque carezca de límites referidos al monto de las obligaciones societarias.
Los acreedores no podrán demandar el cumplimiento más allá de lo debí-
SOCIEDADES DE PERSONAS 221

do. Lo ilimitado se refiere a que no resulta oponible a los terceros la deter-


minación de los porcentajes de las pérdidas que asumirán los socios.
Los terceros siempre podrán demandar por el total de las obligaciones
contraídas por la sociedad. Esa es su garantía.

§ 80. DERECHOS DE LOS SOCIOS. - Ya vimos que uno de ellos es poder


designar al administrador y exigir de este un comportamiento leal y eficien-
te. Tienen derecho a inmiscuirse en la marcha de los negocios societarios y
controlar la documentación de la sociedad. Integran la reunión de socios,
verdadero órgano de gobierno de la sociedad colectiva.
Su participación en las decisiones societarias se determinará en el con-
trato constitutivo y si nada se hubiera establecido será proporcional a la va-
luación de sus aportes. Para la toma de una decisión, salvo en los supuestos
en que se exige unanimidad, las resoluciones se toman por mayoría absoluta,
es decir, por más de la mitad de los votos.
Salvo que se haya dispuesto lo contrario en el contrato, se exige unani-
midad para la modificación del contrato social (art. 131 , LOS).
La norma ex ige pacto en contrario para escapar de la exigencia genéri-
ca de la unanimidad, sin embargo, ello no significa que debe redactarse un
pacto distinto del contrato, bastará con que se haya determinado la mayoría
necesaria en el acto constitutivo, es decir, previamente.
Los socios tienen prohibido realizar por cuenta propia o ajena actos que
importen competir con la sociedad, salvo consentimiento expreso y unánime
de los consocios (art. 133, LOS).
Se justifica esta prohibición de competir con la sociedad por las conse-
cuencias negativas que puede generar. Si el socio obtuviera ganancias que
desplacen a la sociedad, esta no percibiría las ganancias esperadas y podría
provocar la insuficiencia patrimonial para afrontar los compromisos y, con-
secuentemente, la responsabilidad de los socios.
Por tal motivo, la violación de la prohibición autoriza la exclusión del
socio, la incorporación de las ganancias obtenidas y el resarcimiento de los
daños ocasionados (art. 133, parr. 2º, LOS).
Para determinar si existe acto de competencia, debe analizarse si la ac-
tividad realizada por el socio tiene vinculación con el objeto, porque si fuera
ajena al objeto de la sociedad no existiría actividad en competencia. Por
ejemplo, si el objeto de la sociedad fuera la fabricación de muebles y uno
de los socios de dedicara a la venta de garrafas, no existiría motivo para su
exclusión.

§ 81. DISOLUCIÓN Y LIQUIDACIÓN. - La ley establece en el art. 94 las


causas de disolución de las sociedades.
En lo que atañe a la sociedad colectiva, las causas de disolución son:
222 SOCIEDADES

a) Por decisión de los socios.


b) Por vencimiento del plazo contractual, salvo que por unanimidad de
los socios se resuelva prorrogarlo, lo que deberá inscribirse en el Registro
Público por ser una modificación del contrato.
e) Por cumplimiento de la condición pactada.
d) Por haber logrado el objeto por el que se constituyó o ante la imposi-
bilidad de lograrlo.
e) Por pérdida del capital social determinado en el contrato.
A partir de la entrada en vigor de la ley 26.994, la reducción a uno en
el número de socios quedó eliminada de la letra del art. 94 de la LGS, y por
ende derogada como causal específica de disolución. Si bien el art. 94 bis
excluye expresamente su concurrencia como causal disolutoria, cabe notar
que la sociedad colectiva no puede subsistir con un solo socio, pues el art.
1º de la LGS solo admite esta posibilidad para las sociedades anónimas. A
su vez, la sociedad colectiva no se encuentra comprendida en la transforma-
ción forzosa prescripta por esta última norma (aplicable a las sociedades en
comandita simple y por acciones, y a las de capital e industria). Por ende,
entendemos que cabrá considerar disuelta la sociedad colectiva cuando el nú-
mero de socios se viera reducido a uno. Por aplicación analógica del art. 94
bis, la disolución quedará sin efecto si, en el término de tres meses, se incor-
porasen uno o más nuevos socios, restableciendo la pluralidad de partes.
La disolución de la sociedad produce efectos respecto de los terceros
recién luego de la inscripción en el Registro Público.
Cuando la sociedad se resuelve por cualquiera de las causales, excep-
tuando la quiebra, el o los administradores tienen la obligación de atender
los asuntos urgentes e iniciar los trámites de liquidación. Si se excedieran
de esa facultad, asumen responsabilidad ilimitada y solidaria respecto de los
terceros y los socios (art. 99, LGS).
La liquidación tiene por finalidad la realización del activo de la socie-
dad y cancelación del pasivo. Salvo que en el contrato se hubiera previsto
otra solución, el órgano de administración debe asumir el rol de liquidador
(art. 102, LGS).
La designación del liquidador debe inscribirse en el Registro Público,
así como su cese (art. 102, LGS). Dentro de los treinta días de asumir, el
liquidador debe confeccionar un inventario y balance del patrimonio social
que pondrá en conocimiento de la totalidad de los socios. Los socios por
mayoría pueden ampliar el plazo para la confección del balance previo de
liquidación (art. 103, LGS). Puede ser removido cuando exista justa causa
a pedido de cualquier socio.
Como ejerce la representación de la sociedad, está facultado para reali-
zar todos los actos necesarios para la realización de los bienes de la sociedad
(art. 105, LGS).
SOCIEDADES DE PERSONAS 223

El liquidador está sujeto a las instrucciones que le impartan los socios


y deberá actuar mediante el empleo de la denominación social con el adita-
mento "en liquidación".
Cuando el producido de los bienes de la sociedad resultare insuficiente
para el pago de las obligaciones contraídas durante su vigencia, exigirá los
fondos para el pago de ellas a los socios que responden en forma subsidiaria,
ilimitada y solidaria. Deberá elaborar un balance final y un proyecto de
distribución que podrá ser impugnado por los socios.

B) SOCIEDAD EN COMANDITA SIMPLE

§ 82. CARACTERIZACIÓN. - Esta sociedad es otra de las que integran la


clasificación de sociedades de personas o por partes de interés.
Explica Verón que "la sociedad en comandita simple ostenta -como
evolución del tipo societario-, una historia con caracteres propios, al combi-
narse armónicamente el trabajo con el capital producto del espíritu especula-
tivo de la empresa".
Entiende que "para algunos tiene su origen remoto en la institoria roma-
na o en el frenus nauticum, pero suelen rechazarse estos antecedentes por las
disimilitudes esenciales que guardan con la sociedad en comandita de nuestro
tiempo. En cambio, es más aceptado por los autores situar el origen de la
figura en la transformación de la antigua commenda, nacida a comienzos de
la Edad Media, la que procediendo del comercio marítimo se extendió luego
al terrestre: esta institución negocia! necesitaba de un capitalista que aportara
mercaderías, dinero y-o nave, y un empresario viajero jefe de la expedición
naval, que condujera y resolviera los negocios de ultramar (y después con-
tinentales), con los bienes que le había confiado el 'socio capitalista'; la
commenda resultaba así un negocio de crédito general en forma de sociedad.
La sociedad en comandita simple parece derivarse, pues, de la commenda
bilateral, en la que los commendantes no intervenían ni en la dirección ni en
la administración del negocio, aunque tenían derecho a interesarse por la mar-
cha de él, frente al commendatario, que respondía ilimitadamente por sus re-
sultados; en rigor, hasta que el commendatario no actuó frente a terceros con
un fondo verdaderamente social, no hubo sociedad en comandita. Contra la
commenda, como institución de origen, se dijo que reunía muchas figuras ju-
rídicas que después -con el tiempo- se recondujeron las diversas instituciones
típicas de la normativa contemporánea, además de no explicar satisfactoria-
mente la comunidad de patrimonio y riesgos y la estabilización de la empresa
frente a su ocasionalidad; no obstante, a la hora de la codificación es posible
que la sociedad en comandita tome la figura de la commenda como forma
permanente y no aislada (que desaparece o va a servir como antecedente de
otros tipos como la sociedad accidental o en participación)".
224 SOCIEDADES

Continúa dicho autor diciendo que "para otros autores, en cambio, la


sociedad en comandita simple fue el resultado de un movimiento jurídico
preexistente, que consistió en una forma modificada de la sociedad colectiva,
dominada por el principio de la responsabilidad limitada" (Verón, Socieda-
des comerciales, t. 2, p. 50, con cita de Brunetti).
La ley 19.550, tal como ocurre con la sociedad colectiva, tampoco de-
fine la sociedad en comandita simple que trata en la Sección II, en los arts.
134 a 140.
La caracteriza del siguiente modo: "el o los socios comanditados res-
ponden por las obligaciones sociales como los socios de la sociedad colec-
tiva, y el o los socios comanditarios solo con el capital que se obligaron a
aportar" (art. 134, LGS).
En la sociedad en comandita simple existen como clases: los socios co-
manditados, que responden de igual manera que los de la sociedad colectiva,
y los socios comanditarios, que solo responden por el capital que se obliguen
a aportar, que únicamente pueden consistir en obligaciones de dar.
A diferencia de la sociedad colectiva, en este tipo societario se admite
que algunos socios, los comanditarios, respondan solo con el capital que se
obligaron a realizar.
Esta particularidad de la sociedad en comandita simple es preferida por
quienes quieren participar de un negocio pero no estén dispuestos a arriesgar
íntegramente su patrimonio, ni a perder la posibilidad de obtener ganancias
. .,
por su 1nvers1on.

§ 83. DENOMINACIÓN. - La denominación se rige por las normas de la


sociedad colectiva con la diferencia de que solo puede utilizarse el nombre
de los comanditados en la razón social, debiendo adicionarse el tipo socie-
tario mediante la utilización de las palabras "sociedad en comandita simple"
o su abreviatura "Soc. Com. Simple" o las letras "SCS" (art. 134, párr. 2°,
LGS).

§ 84. ADMINISTRACIÓN. - Los socios comanditados ejercerán por sí, o


designarán a un tercero, la administración y representación de la sociedad
con los mismos derechos y obligaciones de los administradores de la socie-
dad colectiva.
Los socios comanditarios no pueden inmiscuirse en la administración
de la sociedad bajo pena de asumir responsabilidad ilimitada y solidaria, sin
contar con beneficio de excusión.
Tampoco podrán ser mandatarios de la sociedad porque ello implicaría
asumir la responsabilidad, como en el caso de haberse inmiscuido en los ac-
tos de administración. Si actuara como mandatario obligará a la sociedad
en los términos del mandato respecto de los terceros.
SOCIEDADES DE PERSONAS 225

Los comanditarios no tienen prohibición de realizar actos de examen,


inspección, vigilancia, opinión o consejo respecto de los que realicen los ad-
ministradores.
Las resoluciones de la sociedad se tomarán por mayoría, considerando
como tal a más de la mitad del capital social , aunque ello puede modificar-
se contractualmente.
Los comanditarios pueden votar para la consideración de los estados
contables y para la designación de los administradores, en la proporción de
sus aportes.
Una excepción a la prohibición de ejercer la administración se produce
en los supuestos de quiebra, concurso o muerte, incapacidad o inhabilitación
de todos los socios comanditados. En ese supuesto el socio comanditario
puede realizar los actos que requiera la gestión de los negocios societarios
sin incurrir en responsabilidad ilimitada y solidaria.
Deberán regularizar o transformar la sociedad en el término de tres me-
ses. Si no lo hicieren, responderán en forma ilimitada y solidaria por las
obligaciones que contraigan (arts. 94 bis y 140, LOS).
Esta sociedad tiene la ventaja de que los socios comanditados cuentan
desde el inicio con un capital para la marcha de la sociedad.

§ 85. EFECTOS DE LA REFORMA DE LA LEY 26.994 SOBRE EL TIPO DE LA


SAS. - A partir de la vigencia de la ley 26.994 se incorpora el art. 94 bis que
establece que el caso de reducción a uno del número de socios "no es causal
de disolución, imponiendo la transformación de pleno derecho de las socieda-
des en comandita, simple o por acciones, y de capital e industria, en sociedad
anónima unipersonal, si no se decidiera otra solución en el término de tres
meses".
En lo que corresponde a nuestro capítulo debemos analizar el alcance
de la reforma respecto de la sociedad en comandita simple y la de capital e
industria.
En la comandita simple debe distinguirse la diferencia entre que el so-
cio único sea el comanditado o el comanditario.
Si fuese el comanditado, que este pueda constituir una sociedad anóni-
ma unipersonal significa el abandono de su responsabilidad subsidiaria, soli-
daria e ilimitada. Por lo tanto, deberán aplicarse las normas de la Sección
X ("De la transformación") por los efectos que se producen respecto de los
terceros. En igual situación estaríamos en el caso de que el subsistente fue-
ra el socio comanditario, porque los terceros se quedarían sin la posibilidad
de agredir los bienes del comanditado.
Lo mismo ocurre en la sociedad de capital e industria debido a la dis-
tinta responsabilidad de los socios y de la sociedad ante los terceros, sobre lo
que nos explayaremos a continuación.
226 SOCIEDADES

C) SOCIEDAD DE CAPITAL E INDUSTRIA

§ 86. CARACTERIZACIÓN (EL SOCIO INDUSTRIAL Y EL DERECHO DEL TRABA-


JO). - Afirma Vanasco (Sociedades comerciales) que "este tipo social ha sido
el que más cuestionamientos ha recibido por parte de la doctrina y la jurispru-
dencia como consecuencia de que, según su tipología, aúna en una actividad
común el trabajo y el capital, o sea que se convoca a quien aporta solamente
sus servicios personales y a quien aporta bienes o dinero".
Agrega, luego, que "la razón que lleva a mirar con desconfianza a la
sociedad de capital e industria se encuentra vinculada a la posibilidad de pri-
var de esos derechos inalienables a los trabajadores, cuyo cumplimiento re-
presenta para el empleador costos a veces muy importantes que merman las
ganancias esperadas. Y una de las formas habituales de soslayar el cum-
plimiento de esas obligaciones fue la de incorporar al trabajador como socio
y no como dependiente, con lo cual el trabajador solamente podía invocar
los derechos de un socio industrial -a veces muy retaceada en un contrato
social realmente leonino-, en virtud de los cuales aparecía recibiendo como
una ganancia lo que en realidad constituía una mera retribución o sueldo,
viéndose privado, entonces, de todos los beneficios impuestos por la legisla-
ción laboral. Por otro lado, no obstante figurar en el contrato como socio
industrial, en realidad sus servicios se prestaban en una verdadera relación
de dependencia bajo las órdenes del aparente socio capitalista, quien era el
que impartía todas las directivas vinculadas al desarrollo de la actividad que
se llevaba a cabo".
En esta sociedad también existen como clases los socios capitalistas,
que responden como los socios de la sociedad colectiva por las obligaciones
sociales, y los socios industriales, que aportan su trabajo y responden solo
con las ganancias no percibidas.
La circunstancia de que uno o más socios solo aporten obligaciones
de hacer, su industria o trabajo, despertó resistencia por los laboralistas
que advertían que podía utilizarse este tipo para evadir cargas laborales y
sociales.
Ese temor se plasmó en el art. 23 de la ley 20.744 que dispone que la
prestación de servicios hace presumir la existencia de un contrato de trabajo,
aun cuando se utilicen figuras no laborales, salvo que el que preste el ser-
vicio pueda ser considerado un empresario. Esta presunción de la ley de
contrato de trabajo admite prueba en contrario.
En el art. 27 de la ley 20.744 se enfatiza esa presunción disponiendo
que "las personas que, integrando una sociedad, prestan a esta su actividad,
o parte principal de la misma en forma personal y habitual, con sujeción a
las instrucciones o directivas que se le impartan o pudieran impartírseles
para el cumplimiento de tal actividad, serán considerados como trabajado-
SOCIEDADES DE PERSONAS 227

res dependientes de la sociedad a los efectos de la aplicación de esta ley de


los regímenes legales o convencionales que regulan y protegen la prestación
de trabajo en relación de dependencia. Exceptúanse las sociedades de fa-
milia entre padres e hijos. Las prestaciones accesorias a que se obliguen
los socios, aun cuando ellas resultasen del contrato social, si existieran las
modalidades consignadas, se considerarán obligaciones de terceros respecto
a la sociedad y regidas por esta ley o regímenes legales o convencionales
aplicables".
Será necesario para invalidar el contrato que se pruebe que el socio in-
dustrial estaba sometido a órdenes del socio capitalista.
Resulta elocuente en este sentido el fallo dictado en el que se sostuvo que
"el demandado ha invocado las disposiciones de los LCT: 23 y 27 para pri-
var de eficacia al contrato de sociedad. No se encuentra que las citadas re-
glas de la legislación laboral hagan caer las conclusiones hasta aquí sentadas.
El contrato de trabajo se presume conforme al art. 23 por el hecho de la pres-
tación de servicios; pero esta presunción cae cuando se demuestre que tal
prestación responde a una causa negocial diversa. Por su parte el art. 27
otorga al socio los derechos que la ley establece a favor del trabajador cuando
presta a la sociedad toda su actividad o una parte principal en forma perso-
nal y habitual con sujeción a instrucciones o directivas que se le impartan
o puedan impartírsele. En el presente caso no es dudoso que ninguna de
ambas normas concurren en beneficio del reconviniente. La presunción del
art. 23 no ha de prevalecer cuando se encuentra probado que la prestación de
trabajo a que se obligó el actor y que integraba parcialmente su aporte tenía
como causa un contrato societario, que el demandado tenía en esa sociedad
la calidad de gerente en posición jurídicamente igualitaria con el otro socio.
De ello resulta asimismo que no se hallaba sujeto a instrucciones o directi-
vas no habiéndose probado que lo estipulado en el contrato de sociedad haya
dejado de cumplirse en la realidad" (CNCom, Sala C, 9/8/79, "Groseman,
Daniel c/López Rodríguez, Víctor").
Es que en realidad lo que persigue la legislación laboral es evitar el
fraude, no desestimar lo dispuesto por la ley de sociedades.
Imaginemos un caso en el que el socio capitalista aporta un fondo de co-
mercio, previo cumplir con las disposiciones de la ley de transferencia de fon-
dos de comercio, y se asocia con un experto cocinero para ofrecer comidas
gourmet y se pacte la forma en que se distribuirían las ganancias. Es obvio
que la presunción de la LCT resulta inaplicable.
La misma situación sería la de un capitalista que aportara un camión
para realizar tareas de mudanza y el socio industrial aportara su trabajo con-
duciendo el vehículo.
No podría presumirse la relación laboral si el chofer recibiera las ga-
nancias de tal actividad y no un sueldo independiente de que se realicen las
tareas ofrecidas por la sociedad. No puede olvidarse que el antecedente de
228 SOCIEDADES

este tipo societario lo constituyó el régimen de habilitación que consistía en


que un comerciante o industrial otorgara un porcentaje de las ganancias de la
empresa a uno o más dependientes.
Tal como se ha visto, para que esta sociedad pueda ser considerada re-
gular debe inscribirse en el Registro Público.
Al contrario de lo que sucede con la sociedad en comandita simple, en
la que no pueden inmiscuirse en la administración los socios comanditarios,
en la de sociedad de capital e industria, la administración puede ser ejercida
por cualquier socio, y el socio industrial tiene participación en el gobierno de
la sociedad en la misma proporción que el socio capitalista que detente un
porcentaje menor.

§ 87. DENOMINACIÓN o RAZÓN SOCIAL. - La sociedad de capital e indus-


tria puede actuar utilizando la razón social con el agregado del tipo societa-
rio "sociedad de capital e industria" o su abreviatura, pero no podrá figurar
en ella el nombre del socio industrial. Si lo hiciera, asumirá responsabili-
dad solidaria por las obligaciones contraídas.

§ 88. ADMINI STRACIÓN Y REPRESENTACIÓN. - El art. 143 de la ley esta-


blece que la administración y representación podrá ser ejercida por cualquie-
ra de los socios y remite a la Sección I del Capítulo II ("De la sociedad co-
lectiva").
Esta solución modifica sustancialmente a su antecedente, ya que el Có-
digo no permitía que el socio industrial administrara la sociedad.
La aludida remisión podría interpretarse como que la administración
puede ser ejercida por cualquier socio o un tercero. Sin embargo, la redac-
ción del art. 143 resulta terminante, disponiendo que la administración estará
a cargo de cualquiera de los socios, lo que excluye la posibilidad de que sea
un tercero, quedando exclusivamente reservada a los socios.
Esta sociedad actúa con la denominación que deberá integrarse con las
palabras "sociedad de capital e industria" o su abreviatura. Si actuara bajo
una razón social no podrá figurar en ella el nombre del socio industrial. Si
figurase su nombre, eso lo hará responsable solidario por las obligaciones
contraídas (art. 142, LGS).
El contrato debe determinar la parte del socio industrial en los bene-
ficios sociales. Si no se dispusiera contractualmente podrá pedirse que se
fije judicialmente (art. 144, LGS).
A los efectos de la adopción de resoluciones societarias se computan
para la votación, como capital del socio industrial, el del capitalista con me-
nor aporte (art. 145 y su doble remisión al art. 139, y a los arts. 131 y 132,
LGS).
Las resoluciones sociales se adoptan por la mayoría absoluta, es decir,
por más de la mitad de los votos (art. 145, que remite al art. 139 de la LGS).
SOCIEDADES DE PERSONAS 229
En caso de muerte, incapacidad o inhabilitación del socio administrador
o quiebra, se aplicará lo dispuesto en el art. 140, lo que implica que debe
entenderse que ante esos supuestos el socio industrial ejerce provisoriamente
los actos de administración y en caso de que no se regularice o se transforme
en otro tipo societario en el plazo de tres meses, el capitalista responderá ili-
mitada y solidariamente por las obligaciones contraídas.
SOCIEDADES
Según las reformas de la ley 26.994
Marcelo Gebhardt (Director)
Miguel Alvaro Romero (Coordinador)
AA.VV.
Segunda Edición (2019) - ASTREA

CAPÍTULO VIII

SOCIEDAD DE RESPONSABILIDAD LIMITADA*

§ 89. Su UBICACIÓN DENTRO DE LOS TIPOS SOCIETARIOS. - Como se ha


visto en los capítulos precedentes, nuestra ley general de sociedades dedica
su Capítulo I a las "Disposiciones generales" aplicables en principio a todas
las sociedades, para regular recién en su Capítulo II a las sociedades en par-
ticular, abarcando los arts. 125 a 360.
En este marco genérico, enseñaba el profesor, autor, magistrado y corre-
dactor del proyecto que se transformó en la ley 19.550, citando las palabras de
su propia coautoría en la Exposición de motivos de la ley, que "se considera
en este capítulo las sociedades en particular, habiéndose seguido a tal efecto
un ordenamiento lógico que lleva a regular en primer término a las socieda-
des de interés, luego a las sociedades por cuotas -corrigiendo así la equivoca-
da ubicación de la ley 11.645- y finalmente a los distintos tipos de sociedades
por acciones; y luego de recordar que se mantiene el principio de la tipicidad
de las sociedades (ver arts. 1º, 3, 17, 21), añade el informe: corresponde des-
tacar aquí, como introducción al análisis de cada tipo de sociedad, que se
han procurado proporcionar formas técnicas adecuadas para actividad eco-
nómica de diferente importancia y características" (Halperin, Sociedades de
responsabilidad limitada).
En la discusión doctrinal acerca de la naturaleza jurídica de la SRL,
se coincide en señalar su carácter mixto o intermedio ya que la limitación
de responsabilidad propia de las denominadas sociedades "de capital", vie-
ne acompañada de algunos rasgos característicos de las sociedades intuitu
personce, como ser la injerencia de los socios en la administración, las even-
tuales restricciones a la transferencia de las cuotas, la naturaleza jurídica de
ellas, etc. (Halperin, Sociedades de responsabilidad limitada).
El mismo autor define a la SRL (cuyo origen ubica en la legislación ale-
mana de 1892 e inglesa de principios de siglo -Sociedades de responsabili-

* Por Javier Fernández Moores.


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232 SOCIEDADES

dad limitada; cfr. Verón, Sociedades comerciales-) como "una sociedad de


naturaleza mixta, en la cual la responsabilidad de los socios no excede el
capital".
Por su parte, Verón, ya con la actual tipificación, la define con más am-
plitud como aquella "en la cual dos o más personas (y hasta un máximo de
cincuenta), contrayendo responsabilidad limitada a la integración del capital
que suscriben, se obligan a realizar aportes (cuyo valor y efectividad garanti-
zan ilimitada y solidariamente) para aplicarlos a la producción o intercambio
de bienes o servicios y participar de los beneficios y soportar la pérdidas"
(Sociedades comerciales).
Como adelantamos, en la LGS la SRL viene tipificada en la Sección
IV dividida en subsecciones, a saber: a) de la naturaleza y constitución (arts.
146 y 147); b) del capital y de las cuotas sociales (arts. 148 a 156), y c) de
los órganos sociales (arts. 157 a 162).

§ 90. DE LOS SUBTIPOS DE LA LEY ]9.550 A LAS REFORMAS DE LA LEY


22.903. - La ley 22.903 introdujo "sustantivas" reformas al régimen de la
SRL de la ley 19.550 (cuyo antecedente a su vez fue la ley 11.645), tendien-
tes a "potenciar" el tipo societario "liberalizando su estructura" (el entreco-
millado corresponde a las palabras usadas en la Exposición de motivos de
la Comisión instituida por la res. 72/83 del entonces Ministerio de Justicia).
La ley 19.550 establecía tres regulaciones diferentes según el número de
los cuotistas que integraban la sociedad (hasta cinco, de seis a diecinueve y
de veinte hasta cincuenta), criterio abandonado y mutado a distinguir por la
"magnitud de la empresa ponderada a través del dato que brinda el importe
del capital".
Esta alteración, sumada al expreso objetivo -según la Comisión- de
lograr una "simplificación de las reglas vigentes, reduciendo sensiblemente
el ámbito de su imperatividad en beneficio de la regulación convencional",
implicó además la reforma de una importante cantidad de artículos de la ley
19.550.

§ 91. CARACTERES ACTUALES. - Sin perjuicio del desarrollo que se efec-


tuará en los puntos siguientes, los caracteres sobresalientes de la SRL según
la legislación vigente son los siguientes.
a) El capital se divide en cuotas de igual valor, las cuales son ideales y
carecen de título representativo.
b) Los socios (o "cuotistas") limitan su responsabilidad a la integración
de las que suscriban o adquieran.
c) Cada cuota solo da derecho a un voto.
d) El capital debe suscribirse íntegramente en el acto de constitución
de la sociedad, pero si es en dinero puede integrarse en un 25 % y el resto en
dos años. Este archivo fue descargado de https://filadd.com
SOCIEDAD DE RESPONSABIILDAD LIMITADA 233

e) Los aportes en especie deben integrarse totalmente.


J) Los socios no pueden exceder de cincuenta.
g) El contrato puede limitar la transmisibilidad de las cuotas pero no
prohibirla.
h) La administración y representación corresponde a uno o más geren-
tes, socios o no.
i) La fiscalización es efectuada directamente por los socios, salvo que
el estatuto prefiera hacerlo a través de un órgano interno, el que es obliga-
torio si el capital de la sociedad alcanza el importe fijado por el art. 299,
.
1nc. 2º.
j) El contrato social puede disponer la manera de deliberación de los
socios y tomar acuerdos sociales.
k) En su defecto, son válidas las resoluciones adoptadas por el voto de
los socios, comunicado a la gerencia, o que resulten de su declaración escri-
ta. En todos los casos, se deben volcar al libro exigido por el art. 73.
l) Si la sociedad alcanza el capital del art. 299, inc. 2º, los estados con-
tables se deben aprobar por asamblea.
m) En defecto de regulación contractual, se requiere el voto de las tres
cuartas partes del capital social para modificar el estatuto social.
n) La eventual regulación no puede establecer una mayoría inferior a
más de la mitad del capital social.
Actualmente, la facilidad para la constitución e inscripción de socieda-
des anónimas cerradas o "de familia", con capital inferior al previsto en el
art. 299, inc. 2º, ha llevado a un menor uso del tipo social en estudio (Verón,
Sociedades comerciales), al que empresas multinacionales recurren más por
razones de orden contable e impositivo que por su propia estructura legal.

§ 92. CoNSTITUCióN. La LGS no tiene una regulación es-


FORMA. -
pecífica para constituir una SRL, por lo que al aplicarse el régimen general
del art. 4º, quienes así lo decidan pueden hacerlo por instrumento público o
privado de carácter simultáneo, aunque para llegar al perfeccionamiento del
contrato se requiera pluralidad de actos (Verón, Sociedades comerciales), y
aun cuando se aporten bienes inmuebles u otros bienes cuya transferencia
requiera la escritura pública (Halperin, Sociedades de responsabilidad limi-
tada). De todos modos, para las sociedades inscriptas en la Ciudad Autó-
noma de Buenos Aires, si se hace por instrumento privado y su firma no está
certificada por notario o por abogado o graduado en ciencias económicas,
los socios deberán ratificarla ante la autoridad de inscripción (cfr. res. gral.
IGJ 7/15, art. 37).
Obviamente, el contrato constitutivo deberá adecuarse en su contenido a
las reglas generales que gobiernan las sociedades comerciales explicadas en
los capítulos anteriores a los que remitimos (v.gr., pluralidad de socios, obje-
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234 SOCIEDADES

to, capital, compromiso de realizar aportes) y las específicas de las SRL que
se explicarán seguidamente.
Entre estas, destácase que la cantidad de socios no puede exceder de
cincuenta, señalándose que el exceso traería aparejada la nulidad del con-
trato por violación de un requisito tipificante (Halperin, Sociedades de res-
ponsabilidad limitada), o en todo caso la nulidad o resolución del vínculo
de aquellos socios cuyo ingreso determinó el excedente; aunque se ha dicho
que, en aras del principio de preservación de la empresa y por aplicación
de otras normas, se podría regularizar la situación por vía de copropiedad de
cuotas o de transformación de la sociedad (cfr. Zunino, Régimen de socieda-
des comerciales) .
Cabe recordar que los cónyuges pueden formar parte de sociedades de
responsabilidad limitada y, a partir de la entrada en vigor del Código Civil
y Comercial unificado sancionado por la ley 26.994, ello también es válido
para las sociedades de personas (SC, SCS y SCI). Remitimos al comentario
efectuado en los § 21 y siguientes.
El art. 75 de la res. gral. IGJ 7/15 (aplicable las sociedades inscriptas
en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires) estipula que el contrato también
puede contener una cláusula arbitral para solucionar los confl ictos entre los
.
SOCIOS.
El art. 1649 del Cód. Civil y Comercial unificado estipula que no se
pueden someter a arbitraje controversias en las que "se encuentre compro-
metido el orden público", lo que podría a llevar a interpretar que algunos
confl ictos societarios que involucren decisiones sobre normas de carácter
imperativo (p.ej., el número de socios en las SRL) quedarían excluidos de la
cláusula arbitral.

§ 93. DENOMINACIÓN. - Conforme a lo dispuesto por el art. 147, la


denominación social puede incluir el nombre de uno o más socios y debe
contener la indicación "sociedad de responsabilidad limitada", su abreviatura
o la sigla SRL. Su omisión hará responsable ilimitada y solidariamente al
gerente por los actos que celebre en esas condiciones.
Según Nissen, la redacción del art. 147 debió haberse modificado en
oportunidad de la sanción de la ley 22.903, en atención a la controversia doc-
trinal y jurisprudencial existente sobre si el retiro de un socio cuyo nombre
integra la "denominación social" (no "razón social", propio de la socieda-
des de interés), obligaría a reformar esa denominación (Ley de sociedades
comerciales). Según Verón, la reforma es obligatoria cuando desaparece el
socio que prestó su nombre (Sociedades comerciales; en el mismo sentido,
Roitman, Ley de sociedades comerciales).

§ 94. EL CAPITAL Y LOS APORTES. LAS CUOTAS: SUSCRIPCIÓN, INTEGRA-


CIÓN, GARANTÍA. - Como ya Este
adelantamos, una de las características tipifican-
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SOCIEDAD DE RESPONSABIILDAD LIMITADA 235

tes de la sociedad es que el capital se divide en cuotas de igual valor, el que


será de $ 10 o sus múltiplos (arts. 146 y 148). Tales cuotas son una repre-
sentación ideal de la participación de cada socio y carecen de un título que
las represente.
Los socios limitan su responsabilidad a las que suscriban o adquieran,
sin perjuicio de la garantía a que se refiere el art. 150 de la LGS, que referi-
remos más adelante.
Si bien el capital debe suscribirse íntegramente en el acto de constitu-
ción de la sociedad (art. 149), difiere la forma de integración según sea en
dinero o en especie.
En el primer caso, deben integrarse en un 25 % por socio como mínimo
y completarse en un plazo máximo de dos años. Su cumplimiento se acre-
ditará al tiempo de ordenarse la inscripción en el Registro Público, con el
comprobante de su depósito en un banco oficial. Sin embargo, el art. 69 de
la res. gral. IGJ 7 /15 admite que se tendrá también por satisfecha cuando se
justifique su entrega a los socios en la escritura pública de constitución de la
sociedad, o por acta notarial por separado.
Los aportes en especie deben integrarse totalmente, indicando en el
contrato los antecedentes justificativos de la valuación, con aplicación de lo
dispuesto por el art. 51, cuya temática ha sido efectuada en el capítulo 11, al
cual remitimos (ver además los arts. 70 y 71 de la res. gral. IGJ 7/15, apli-
cable a las sociedades inscriptas en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires).
Es admisible la integración preventiva regulada en el art. 38 de la LGS.
Si los socios optan por realizar valuación por pericia judicial, cesa la respon-
sabilidad por la valuación que les impone el art. 150.
Los aportes de bienes deben ser en propiedad; si fueran de uso y goce
solo son admisibles como prestaciones accesorias (art. 45, LGS).
Los socios garantizan solidaria e ilimitadamente a los terceros la inte-
gración de los aportes - sean estos en dinero o en especie- , la que en la prác-
tica se hará efectiva en caso de insolvencia o quiebra de la sociedad, en con-
cordancia con lo dispuesto por el art. 150 de la ley de concursos 24.522 y sus
reformas, pero nunca puede sobrepasar el monto del capital social (Nissen,
Ley de sociedades comerciales).
En el caso de los aportes en especie, su sobrevaluación al tiempo de la
constitución o del aumento de capital hará solidaria e ilimitadamente respon-
sables a los socios frente a los terceros por el plazo de cinco años del art. 51,
párr. último, de la LGS, con el mismo alcance indicado en el párrafo anterior.
Para los aportes en dinero, el plazo es el de la prescripción general de cinco
años, prevista en el art. 2560 del Cód. Civil y Comercial (cfr. Zunino, Régi-
men de sociedades comerciales).
En el caso de cederse la cuota (sea voluntaria, mortis causa o por eje-
cución forzada -Nissen, Ley de sociedades comerciales; en contra Roitman,
Ley de sociedades comerciales-), la garantía del cedente subsiste por las
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236 SOCIEDADES

obligaciones sociales contraídas hasta el momento de la inscripción. El


adquirente garantiza los aportes igual que el cedente, sin distinciones entre
obligaciones anteriores o posteriores a la fecha de la inscripción.
El cedente que no haya completado la integración de las cuotas está obli-
gado solidariamente con el cesionario por las integraciones todavía debidas.
La sociedad no puede demandarle el pago sin previa interpelación al socio
moroso, y cualquier pacto en contrario es ineficaz respecto de terceros.

§ 95. CUOTAS SUPLEMENTARIAS. - Conforme al art. 151, el contrato


constitutivo puede autorizar cuotas suplementarias de capital, exigibles sola-
mente por la sociedad, total o parcialmente, mediante acuerdo de socios que
representen más de la mitad del capital social, y siempre que efectivamente
el contrato social las contemple.
Los socios estarán obligados a integrarlas una vez que la decisión social
haya sido publicada e inscripta. Si así no lo hicieren, da derecho a la socie-
dad a exigir su cobro, o bien excluir al socio moroso (art. 37, LGS).
Deben ser proporcionadas al número de cuotas de que cada socio sea
titular en el momento en que se acuerde hacerlas efectivas y figurarán en el
balance a partir de la inscripción.

§ 96. PRESTACIONES ACCESORIAS. - Se aplica el régimen general del art.


50, por lo cual puede pactarse que los socios efectúen prestaciones acce-
sorias, las que no integran el capital, y tienen que resultar del contrato (en
su defecto se considerarán obligaciones de terceros). Se precisará su con-
tenido, duración, modalidad, retribución y sanciones en caso de incumpli-
miento.
Deben ser claramente diferenciadas de los aportes, no pueden ser en di-
nero, y solo pueden modificarse de acuerdo con lo convenido o, en su de-
fecto, con la conformidad de los obligados y de la mayoría requerida para la
reforma del contrato.
Cuando sean conexas a cuotas de sociedades de responsabilidad limi-
tada, su transmisión requiere la conformidad de la mayoría necesaria para la
modificación del contrato, salvo pacto en contrario.

§ 97. CESIÓN DE CUOTAS. - De acuerdo con el art. 152, el principio ge-


neral es que las cuotas son libremente transmisibles, salvo disposición con-
traria del contrato.
a) RÉGIMEN POR ACTOS ENTRE VIVOS. No hace falta escritura pública
para la transmisión de la cuota, pero sí deben certificarse las firmas en el
instrumento privado de cesión, que tendrá efecto frente a la sociedad desde
que el cedente o el adquirente entreguen a la gerencia un ejemplar o copia
certificada de dicho instrumento, el que además deberá consignar el domici-
lio del cesionario, a los efectos previstos en el art. 159.
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SOCIEDAD DE RESPONSABIILDAD LIMITADA 237

La sociedad o el socio solo podrán excluir por justa causa al socio así
incorporado, procediendo con arreglo a lo dispuesto por el art. 91. Habrá
justa causa, según dicha norma, cuando el socio incurra en grave incumpli-
miento de sus obligaciones; pero la exclusión no aplica a los supuestos de
incapacidad, inhabilitación, declaración en quiebra o concurso civil. Cabe
señalar que la exclusión sí corresponde en los supuestos de incorporación de
socios por aumento de capital, ejecución forzada o incorporación de here-
deros, dualidad de criterios injustificada, según Nissen (Ley de sociedades
comerciales).
La transmisión de las cuotas es oponible a los terceros desde su ins-
cripción en el Registro Público, la que puede ser requerida por la sociedad ;
también podrán peticionarla el cedente o el adquirente exhibiendo el título
de la transferencia y constancia fehaciente de su comunicación a la ge-

renc1a.
Según el art. 127 de la derogada res. gral. IGJ 7 /05, la conformidad
conyugal del art. 1277 del Cód. Civil podía adjuntarse certificada notarial-
mente al solicitar la inscripción, si no resultara del instrumento de la cesión.
A partir de la entrada en vigor del Código Civil y Comercial, dicho asen-
timiento está regido por lo prescripto por el art. 470 de dicho ordenamien-
to, siempre que los cónyuges hubiesen optado por el régimen patrimonial de
comunidad. En caso de haber estos optado por el régimen de separación
regulado en los arts. 505 a 508, el asentimiento no será requerido. Sin em-
bargo, el actual reglamento de la IGJ (res. gral. 7 /15, art. 136) exige la pre-
sentación de la constancia del asentamiento en todos los casos.

b) LIMITACIONES A LA TRANSMISIBILIDAD. El art. 153 señala con toda


claridad que el contrato de sociedad puede limitar la transmisibilidad de las
cuotas, pero no prohibirla.
Son lícitas las cláusulas que requieran la conformidad mayoritaria o
unánime de los socios o que confieran un derecho de preferencia a los socios
o a la sociedad si esta adquiere las cuotas con utilidades o reservas disponi-
bles o reduce su capital.
Para la validez de estas cláusulas el contrato debe establecer los pro-
cedimientos a los que se sujetará el otorgamiento de la conformidad o el
ejercicio de la opción de compra, pero el plazo para notificar la decisión al
socio que se propone ceder no podrá exceder de treinta días corridos desde
que este comunicó a la gerencia el nombre del interesado y el precio. A su
vencimiento -o el menor plazo previsto en el contrato social- se tendrá por
acordada la conformidad y por no ejercitada la preferencia.
¿Qué pasa si la gerencia no transmite la propuesta de cesión al resto
de los socios, o lo hace tardíamente? Según algunos autores, ello no po-
dría frustrar el ingreso del adquirente de las cuotas, pero hará responsable
al gerente omiso en los términos del art. 274 de la LGS (cfr. Nissen, Ley de
sociedades comerciales; Roitman, Ley de sociedades comerciales).
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238 SOCIEDADES

1) Acciones judiciales. El art. 154 contempla dos situaciones en las


que la falta de acuerdo entre el cedente, la sociedad y los socios obliga a re-
currir a la justicia para la solución del diferendo.
La primera hipótesis es cuando al tiempo de ejercitar el derecho de pre-
ferencia los socios o la sociedad impugnan el precio de las cuotas. En tal
caso, deberán expresar el que consideren ajustado a la realidad, y salvo que
el contrato prevea otras reglas para la solución del diferendo, la determina-
ción del precio resultará de una pericia judicial, la que forzosamente deberá
tener lugar en el marco de un proceso de conocimiento pleno que asegura
el ejercicio de sus derechos por todos los interesados, tramitado ante el juez
con competencia ordinaria en materia comercial, aunque no sea el de la ins-
cripción (cfr. Nissen, Ley de sociedades comerciales; Verón, Sociedades co-
merciales). Como en todo proceso, si bien el peritaje será realizado por un
auxiliar del juez experto en la materia, la fijación del precio la determinará
el juez en su sentencia definitiva. Sin embargo, cualquiera sea ese valor, los
impugnantes no estarán obligados a pagar uno mayor que el de la cesión pro-
puesta, ni el cedente a cobrar uno menor que el ofrecido por los que ejercita-
ron la opción. Esta solución tiende a evitar conductas reñidas con la buena
fe, por lo que las costas del procedimiento estarán a cargo de la parte que
pretendió el precio más distante del fijado por la tasación judicial.
La segunda hipótesis de acción judicial se configura en el supuesto en
que al cedente le sea denegada la conformidad para la cesión de cuotas que
tienen limitada su transmisibilidad. En tal caso, podrá ocurrir ante el juez
competente en materia comercial quien, con audiencia de la sociedad en un
proceso que deberá ser sumarísimo pero que asegure la bilateralidad y una
mínima instancia probatoria (cfr. Roitman, Ley de sociedades comerciales;
en contra, Verón, Sociedades comerciales, con cita de Halperin), autorizará
la cesión si declara que la oposición carece de justa causa, la que se aprecia-
rá por el juez según las circunstancias de cada caso en particular (cfr. Verón,
Sociedades comerciales). Como sanción a la injusta oposición, y también
para evitar desalentar conductas abusivas en perjuicio del socio cedente, la
ley señala que esta declaración judicial importará también la caducidad del
derecho de preferencia de la sociedad y de los socios que se opusieron res-
pecto de la cuota de este cedente.
2) Ejecución forzada. La cuota, como cualquier bien que está en el
comercio, puede ser embargada y ejecutada por los acreedores del socio.
Por eso, el art. 153 regula con eficacia cómo debe procederse si el contrato
contiene una cláusula limitativa de la transmisibilidad. En tal caso, la re-
solución que disponga la subasta será notificada a la sociedad con no menos
de quince días de anticipación a la fecha del remate. Si en dicho lapso el
acreedor, el deudor y la sociedad no llegan a un acuerdo sobre la venta de la
cuota, se realizará su subasta. Pero el juez no la adjudicará si dentro de los
diez días la sociedad presenta un adquirente o ella o los socios ejercitan la
opción de compra por el mismo precio, depositando su importe.
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SOCIEDAD DE RESPONSABIILDAD LIMITADA 239

3) Incorporación de los herederos. El fallecimiento de alguno de los


socios produce en las SRL un efecto especial, ya que su naturaleza jurídica
mixta entre sociedad de interés y de capital, impone una solución diferencia-
da a los otros tipos societarios.
La solución del art. 90 para las sociedades de interés -a cuyo comen-
tario remitimos en general- es que en las sociedades colectivas, en comandi-
ta simple, de capital e industria y en participación, la muerte de un socio
resuelve parcialmente el contrato. Y en las sociedades colectivas y en co-
mandita simple, es lícito pactar que la sociedad continúe con sus herederos,
que los obliga sin necesidad de un nuevo contrato, aunque pueden condicio-
nar su incorporación a la transformación de su parte en comanditaria.
Alguna doctrina sostiene que dicha norma es aplicable a las SRL y que,
por lo tanto, si el pacto no existe, los herederos no podrían incorporarse, so-
lución que, según otros autores cuya opinión compartimos, no puede aplicar-
se por extensión, atento a la naturaleza mixta de las SRL, las reglas propias
del derecho sucesorio y el hecho de que la regla general de la libre trans-
m isibi l idad antes comentada es aplicable tanto a los actos entre vivos como
mortis causa (Roitman, Ley de sociedades comerciales).
Pero como también con acierto señala dicho autor, el art. 155 de la LGS
contempla solo una de las hipótesis que pueden configurarse frente al falle-
cimiento de un socio (existencia de cláusula de incorporación y de cláusu-
la limitativa), no apareciendo expresamente reguladas otras tres situaciones
vinculadas a la existencia o no de cláusula de incorporación, combinada con
existencia o no de cláusula limitativa. A estas agregamos, como enseña Ve-
rón, la expresa previsión contractual de "no incorporación".
Sobre esa base, caben las siguientes reflexiones.
a) Si los herederos repudian la herencia o esta quedara vacante, el con-
trato queda parcialmente resuelto, el juez debe designar un curador y el Fis-
co nacional o provincial, en su caso, tendrían un derecho creditorio derivado
de la resolución parcial, previa cancelación de los pasivos personales del so-
cio muerto y las costas del juicio sucesorio (arts. 2298, 2441 y 2442, Cód.
Civil y Comercial). Cabe señalar que a partir de la reforma constitucional
de 1994 (que otorgó a la Ciudad de Buenos Aires un régimen de Gobierno
autónomo con facultades propias de legislación y jurisdicción -art. 129-), el
crédito puede ser reclamado por dicha ciudad y el curador es designado por
el Procurador General de la Ciudad (cfr. ley 52 de la CABA).
b) Si el contrato contempla expresamente la no incorporación de los he-
rederos, quedaría parcialmente resuelto por muerte de un socio, y aquellos
tendrían un derecho creditorio (Verón, Sociedades comerciales), salvo que
repudien la herencia.
e) Si el contrato nada dice, y a pesar de lo que pudiera dar a entender la
interpretación a contrario de la primera parte del art. 155, los herederos tie-
nen derecho a incorporarse por aplicación del principio general del art. 152,
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240 SOCIEDADES

párr. 1°, y las reglas del derecho sucesorio (en especial el art. 959 del Cód.
Civil y Comercial - cfr. Roitman, Ley de sociedades comerciales; Nissen,
Ley de sociedades comerciales-).
d) Si el contrato previera la incorporación de los herederos del socio
(única hipótesis contemplada por el art. 155, LGS), el pacto será obligatorio
para estos y para los socios (salvo el repudio de la herencia por parte de los
herederos).
e) Pero como la obligatoriedad es en beneficio y no en perjuicio de los
herederos, en todos los casos estos pueden optar por transmitir sus cuotas
inmediatamente. Y para ese supuesto, las limitaciones a la transmisibilidad
de las cuotas contempladas en el estatuto serán inoponibles a las cesiones
que los herederos realicen dentro de los tres meses de su incorporación.
f) La sociedad o los socios podrán ejercer opción de compra por el
mismo precio, dentro de los quince días de haberse comunicado a la gerencia
el propósito de ceder, la que deberá ponerla en conocimiento de los socios en
forma inmediata y por medio fehaciente.
g) En cualquier caso, se podrán promover las acciones judiciales men-
cionadas en el apdo. 1.
h) La incorporación de los herederos se hará efectiva cuando acrediten
su calidad con el testimonio de la declaratoria de herederos expedida por el
juez del sucesorio, actuando mientras tanto en su representación el adminis-
trador designado por el juez en dicho proceso.
i) Si por incorporación de los herederos se excediera el número de cin-
cuenta socios permitido por la ley, remitimos al comentario efectuado en el
§ 92.
4) Copropiedad. Si existe copropiedad se aplican las reglas del con-
dominio. La sociedad puede exigir la unificación de la representación para
ejercer los derechos y cumplir las obligaciones sociales (art. 209, LGS, por
remisión del art. 156).
5) Derechos reales y medidas precautorias. La constitución y can-
celación de usufructo, prenda, embargo u otras medidas precautorias sobre
cuotas, se inscribirán en el Registro Público (véanse arts. 136 y ss., res. gral.
IGJ 7/15).
En todo lo demás la ley remite a las normas para las acciones de la so-
ciedad anónima previstas en los arts. 218 y 219 de la LGS, a cuyo tratamien-
to en el capítulo pertinente remitimos.

§ 98. LA GERENCIA. POSIBILIDADES DE ORGANIZACIÓN. DESIGNACIÓN Y


REVOCABILIDAD DE LOS GERENTES. DERECHOS Y OBLIGACIONES. RESPONSABILI-
DAD. - En sintonía con la autonomía que el legislador otorgó a los fundadores
para regular ciertos aspectos del contrato, el art. 157 de la LGS precisa el
régimen de administración y representación de la SRL, señalando que co-
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SOCIEDAD DE RESPONSABIILDAD LIMITADA 241

rresponde a uno o más gerentes, socios o no, designados por tiempo determi-
nado o indeterminado en el contrato constitutivo o posteriormente, pudiendo
incluso elegirse suplentes para casos de vacancia.
Si el contrato previera como condición que cierta persona determina-
da ejerza la gerencia (por la razón que fuera, que no necesariamente deberá
expresarse en el contrato), podrá ser removido solo por justa causa con apli-
cación del art. 129, segunda parte (a cuyo comentario remitimos), pero los
socios disconformes tendrán derecho de receso.
Cuando la designación no surja del contrato, la elección del o de los
gerentes se hará por mayoría del capital presente en la reunión de socios o
partícipe en el acuerdo, salvo que el contrato imponga una mayoría agravada
(cfr. Nissen, Ley de sociedades comerciales; Verón, Sociedades comerciales).
La designación así efectuada deberá inscribirse en el Registro Público de la
jurisdicción a los efectos de su oposición a terceros (art. 60, LGS).

a) GERENCIA PLURAL. FUNCIÓN DE REPRESENTACIÓN. Si la gerencia es


plural, el contrato podrá establecer las funciones que a cada gerente compete
en la administración o imponer la administración conjunta o colegiada. En
caso de silencio, se entiende que puede realizar indistintamente cualquier
acto de administración.
De la misma manera, si el contrato no especifica cuál de los gerentes
tendrá el uso de la firma social y la representación de la sociedad, se en-
tiende que esa función es conjunta, y será necesaria la firma de todos los
gerentes para representar al ente, sin perjuicio de lo dispuesto por el art. 58,
a cuyo comentario remitimos (cfr. Verón, Sociedades comerciales).

b) DERECHOS Y OBLIGACIONES. Los gerentes tienen los mismos dere-


chos, obligaciones, prohibiciones e incompatibilidades que los directores de
la sociedad anónima. No pueden participar por cuenta propia o ajena, en
actos que importen competir con la sociedad, salvo autorización expresa y
unánime de los socios. Su habilidad o capacidad para ser nombrado tam-
bién queda, por lo tanto, regulada por las normas que se aplican a los direc-
tores de las sociedades anónimas, a cuyo comentario remitimos.
En cuanto a si el gerente debe ser considerado empleado en relación
de dependencia, con todas las consecuencias que de ello derivan, remitimos
también al comentario efectuado sobre los directores de las sociedades anó-
nimas, cuyo régimen debe aplicarse por el reenvío de la norma que analiza-
mos (cfr. Verón, Sociedades comerciales).

e) RESPONSABILIDAD. Al igual también que los directores de la socie-


dad anónima, los gerentes serán responsables individual o solidariamente,
según la organización de la gerencia y la reglamentación de su funciona-
miento establecidas en el contrato. Si una pluralidad de gerentes participa-
ron en los mismos hechos generadores de responsabilidad, el juez puede fijar
la parte que a cada uno corresponde en la reparación de los perjuicios, aten-
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242 SOCIEDADES

diendo a su actuación personal. Son de aplicación las disposiciones relati-


vas a la responsabilidad de los directores cuando la gerencia fuere colegiada
(arts. 59, 274 y eones., a cuyo comentario también remitimos).

d) REVOCABILIDAD. Salvo el caso antes comentado (designación de


persona determinada, como condición), el contrato no puede limitar la revo-
cabilidad de la o las personas designadas como gerentes, haya sido fijado o
no un plazo para el ejercicio del cargo.

§ 99. FISCALIZACIÓN. CLASES. - En línea con la libertad de regula-


ción otorgada a los socios fundadores, el art. 158 no obliga a establecer un
órgano de fiscalización, y para el caso de ser regulado, se regirá por las dis-
posiciones del contrato.
Recordemos que los socios tienen el derecho al control individual que
les confiere el art. 55 de la LGS, por lo que no es frecuente que este tipo so-
cial adopte la figura.
Sin embargo, la fiscalización a través de una sindicatura o consejo de
vigilancia sí es obligatoria en la sociedad cuyo capital alcance el importe fi-
jado por el art. 299, inc. 2º.
Tanto a la fiscalización optativa como a la obligatoria se aplican suple-
toriamente las reglas de la sociedad anónima. Las atribuciones y deberes
de estos órganos no podrán ser menores que los establecidos para tal socie-
dad, cuando es obligatoria.
Remitimos, por lo tanto, al comentario efectuado para la sociedad anó-
.
n1ma.

§ 100. EL GOBIERNO. R ESOLUCIONES SOCIALES. R ÉGIMEN CONTRACTUAL


Y LEGAL. APLICABILIDAD DEL FUNCIONAMIENTO ASAMBLEARIO. MAYORÍAS: SU-
PUESTOS. EL VOTO. DOCUMENTACIÓN DE LAS RESOLUCIONES SOCIALES. - A con-
tinuación veremos estos temas separadamente.

a) RESOLUCIONES SOCIALES. Coherentemente con la mayor autonomía


que el legislador ha conferido para regular muchos de los aspectos de la vida
social de las SRL, el art. 159 dispone que el contrato dispondrá sobre la for-
ma de deliberar y tomar acuerdos sociales.
En su defecto, la ley establece dos maneras, y una tercera limitada.
1) Voto por consulta simultánea efectuada a los socios a través de un
medio fehaciente, quienes deben pronunciarse en forma asertiva o negativa
dentro de los diez días de recibida la comunicación, mediante cualquier pro-
cedimiento que garantice su autenticidad.
Destacamos que la ley distingue entre la forma de notificar la consulta
al socio, que debe ser por algún "medio fehaciente" (p.ej., carta documen-
to, telegrama, acta notarial, Este
notificación personal), de la comunicación de su
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SOCIEDAD DE RESPONSABIILDAD LIMITADA 243

voto, para lo cual se permite "cualquier medio que garantice su autentici-


dad" (habilitando así a nuestro criterio la vía del correo electrónico a través
de direcciones -la del socio y la de la sociedad- validadas previamente por
ambos, ya sea en el contrato social o por instrumento posterior). En caso
de desconocimiento, la validez probatoria del envío, recepción y contenido
del correo electrónico estará sujeta en principio al cumpl imiento de la nor-
mativa específica (ley 25.506, decr. regl. 2628/02, y legislación complemen-
taria y concordante), aunque la jurisprudencia no ha descartado la admisión
de otros medios probatorios (cfr. CNCom, Sala D, 2/3/10, "Búnker Diseños
SA c/IBM Argentina SA s/ordinario"; Bellorini, La era de la tecnología y
los nuevos medios probatorios el correo electrónico y su valor probatorio).
Cabe agregar que el art. 288 del Cód. Civil y Comercial establece que "en
los instrumentos generados por medios electrónicos, el requisito de la firma
de una persona queda satisfecho si se utiliza una firma digital, que asegure
indubitablemente la autoría e integridad del instrumento".
Si bien la consulta es para que el socio se pronuncie en forma negati-
va o positiva, entendemos que -en defecto del contrato- ante su abstención
expresa o silencio al término de los diez días, no debería computárselo para
el cálculo de la mayoría necesaria, salvo que la consulta se refiera a la modi-
ficación del contrato o la designación y la revocación de gerentes o síndicos
(arg. art. 160, último párrafo).
Igual solución correspondería para un pronunciamiento extemporá-
neo.
2) Voto por declaración escrita, en la que todos los socios expresan el
sentido de aquel, sin importar el procedimiento que se haya seguido para lle-
gar al resultado (cfr. Roitman, Ley de sociedades comerciales).
Este mismo autor señala una zona gris en el sistema, cuando por alguna
razón algún socio no sea debidamente informado para adoptar la resolución y
se niega a suscribir el acta de la declaración escrita con el sentido de su voto.
Propone, por ello, la reglamentación en el contrato de reuniones de socios (di-
ferente de la asamblea), con las características que detalla (Ley de sociedades
comerciales).
3) Asamblea, para el tratamiento de los estados contables del ejercicio
y solo para las sociedades cuyo capital alcance el importe fijado por el art.
299, inc. 2°, que es la única situación para la que el legislador obliga a cele-
brar una asamblea.
La convocatoria deberá efectuarse dentro de los cuatro meses del cierre
del ejercicio, y se sujetará a las normas previstas para la sociedad anónima,
reemplazándose el medio de convocarlas por la citación notificada personal-
mente o por otro medio fehaciente.
Esto no impide que el estatuto contemple igual la consideración de otros
puntos del orden del día en esa o en otra asamblea convocada al efecto, como
se deduce de la redacción del último párrafo del art. 160 y el art. 162.
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244 SOCIEDADES

b) DOMICILIO DE LOS SOCIOS. Toda comunicación o citación a los so-


cios debe dirigirse al domicilio expresado en el instrumento de constitución,
salvo que se haya notificado su cambio a la gerencia.
c) M AYORÍAS. En el art. 160 de la LGS se establece que será el con-
trato el que establezca las reglas aplicables a las resoluciones que tengan por
objeto su modificación.
La ley solo impone que la mayoría debe representar como mínimo más
de la mitad del capital social, pero en defecto de regulación contractual se
requiere el voto de las tres cuartas partes del capital social.
Por otro lado, si un solo socio representare el voto mayoritario, se nece-
sitará, además, el voto de otro. Esta norma ha dado lugar a diferentes in-
terpretaciones contradictorias, señaladas con precisión por Roitman, a cuya
opinión adherimos en el sentido de que debe ser interpretada literal mente,
aun cuando la sociedad tenga solo dos socios (Ley de sociedades comer-
ciales).
La transformación, la fusión, la escisión, la prórroga, la reconducción,
la transferencia de domicilio al extranjero, el cambio fundamental del objeto
y todo acuerdo que incremente las obligaciones sociales o la responsabilidad
de los socios que votaron en contra, otorga a estos derecho de receso confor-
me a lo dispuesto por el art. 245, a cuyo comentario remitimos.
En cuanto al aumento del capital, el párr. 5° del art. 160 establece que
los socios ausentes o los que votaron contra el aumento tienen derecho a
suscribir cuotas proporcionalmente a su participación social, y que si no lo
asumen, podrán acrecerlos otros socios y, en su defecto, incorporarse nuevos

SOCIOS.
La duda que se ha generado en la doctrina es si en este caso los socios
pueden en cambio ejercer derecho receso, lo que para Nissen resulta "fuera
de toda discusión" en sentido afirmativo, pero para otros "no parecen existir
dudas" en el sentido contrario (Verón, Ley de sociedades comerciales; Roit-
man, Ley de sociedades comerciales). Compartimos las últimas opiniones,
aun cuando no estamos de acuerdo con la solución legal, ya que el aumento
implica indudablemente una mayor responsabilidad para los socios que no se
compensa con el derecho de suscripción preferente (Ley de sociedades co-
merciales).
Las resoluciones sociales que no conciernan a la modificación del con-
trato, la designación y la revocación de gerentes o síndicos, se adoptarán por
mayoría del capital presente en la asamblea o partícipe en el acuerdo, salvo
que el contrato exija una mayoría superior.

d) Varo: CÓMPUTO, LIMITACIONES. Según el art. 161, cada cuota solo da


derecho a un voto (con lo cual cada socio tendrá tantos votos como cuotas
tenga) y rigen las limitaciones de orden personal previstas para los accionis-
tas de la sociedad anónima en el art. 248, a cuyo comentario remitimos.
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SOCIEDAD DE RESPONSABIILDAD LIMITADA 245

e) ACTAS. Por último, el art. 162 establece que las resoluciones socia-
les que no se adopten en asamblea constarán también en el libro exigido por
el art. 73, mediante actas que serán confeccionadas y firmadas por los geren-
tes dentro del quinto día de concluido el acuerdo.
En el acta deberán constar las respuestas dadas por los socios y su sen-
tido a los efectos del cómputo de los votos. Los documentos en que consten
las respuestas deberán conservarse por tres años.
Por aplicación del art. 249, los socios tienen derecho a que se les entre-
gue copia firmada del acta, a su costa.

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SOCIEDADES
Según las reformas de la ley 26.994
Marcelo Gebhardt (Director)
Miguel Alvaro Romero (Coordinador)
AA.VV.
Segunda Edición (2019) - ASTREA

CAPÍTULO IX
SOCIEDAD ANÓNIMA*

A) CONSTITUCIÓN Y CAPITAL

§ 101. CONCEPTOS INTRODUCTOR/OS. - La sociedad anónima reconoce


su origen en el siglo xv, pero son los dos siglos siguientes los que dieron a
luz antecedentes más cercanos -vinculados generalmente con la explotación
comercial de nuevos territorios descubiertos-.
Si bien en sus orígenes existía un marcado componente público por la
autorización estatal como condición esencial para su existencia, la presencia
de un capital definido y su fraccionamiento incorporaban notas centrales de
lo que hoy conocemos como sociedad anónima.
Ya durante el siglo x1x y con las primeras codificaciones (en la Argen-
tina, el Código de Comercio de 1862), y particularmente en el marco de la
industrialización acelerada de ese período, la sociedad anónima comenzaría
a generalizarse como vehículo empresarial, alcanzando un predominio que,
con matices, aún hoy se mantiene.
El concepto de sociedad implica la referencia concreta a un sujeto de
derecho que emana de la convergencia de voluntades plasmadas en un con-
trato. La mencionada convención, regla y determina el nacimiento y des-
envolvimiento de la nueva persona jurídica, con la presencia de la qffectio
societatis, entendida como "la voluntad de cada socio de adecuar su conduc-
ta y sus intereses personales, egoístas y no coincidentes a las necesidades de
la sociedad para que ella pueda cumplir con su objeto" (Fargosi, La affectio
societatis).
Como se recordará, las sociedades sujetas a la ley 19.550 incorporaban
como nota central la pluralidad de socios (art. 2°). Modificada la exigencia

* Por Martín Paolantonio (§ 101 a 124); María Florencia Maldonado, María José Roble-
do, Jorge Fontana y Federico Fleitas (§ 125 a 154).
248 SOCIEDADES

de pluralidad por el Código Civil y Comercial en su reformulación de algu-


nos aspectos de la normativa societaria vía la introducción de la sociedad
unipersonal (art. 1º, LGS), mantienen su vigencia la organización, tipicidad
(aunque atenuada) y la participación de los socios, los que también se pre-
sentan en la sociedad anónima.
Brevemente, sin perjuicio de la remisión previa, cabe hacer las siguien-
tes aclaraciones sobre esos aspectos.
a) La organización apunta a la estructuración de tareas en el seno de
la sociedad; persigue objetivos múltiples mediante las actividades y relacio-
nes coordinadas entre objetos y personas, dado que una sociedad comercial
es una empresa (Vítolo, Ley 19.550 comentada). El estatuto deberá indicar
las normas relativas a la administración y fiscalización de la sociedad. La
organización comprende al detalle aspectos centrales de la vida societaria,
como fecha de cierre del ejercicio, ciertas bases para la confección de los
estados contables, reglamentación de la formación de reservas, remuneración
de los órganos de administración y fiscalización, disolución y liquidación,
entre otros.
b) La tipicidad, tal como se expresa en la Exposición de motivos de la
ley 19.550, es referida como un elemento esencial de la sociedad, teniendo
prevista la nulidad como sanción para aquellos que se aparten del esquema
normado. De allí que el acogimiento a una de las figuras reconocidas por
el legislador resulte relevante, más allá del amplio campo para la subsana-
ción que permite ahora, luego de la reforma que acompaña al Código Civil
y Comercial, el art. 17 de la LGS, que ha reducido la relevancia de este ele-
mento, al igual que el más favorable trato para las sociedades residuales (art.
22 y ss., LGS). Bajo el texto original de la LGS, la jurisprudencia había
señalado que los constituyentes no pueden apartarse de los tipos creados por
el legislador, pues la atipicidad es contraria a la seguridad de los negocios,
por las dificultades a que daría lugar su funcionamiento (CNCom, Sala A,
13/2/79, "Diale, Soc. en Com. por Accs.", LL, 1979-C-6).
c) En la participación de los socios, está comprendido el riesgo comer-
cial que aquellos asumen durante el desarrollo de las actividades societarias,
incluyendo los beneficios y pérdidas. Así, son nulas las cláusulas que con-
traríen este principio (art. 13, LGS).
Diversas razones han motivado que el género comercial de sociedades
(y aún más las sociedades anónimas), adquiriese trascendental importancia
a nivel mundial. La estructura societaria de sociedad por acciones presenta
ventajas para el cumplimiento de objetivos empresarios, actividades comer-
ciales e industriales diversas.
A pesar de la complejidad de la organización del tipo, las formalida-
des para su actividad y los costos inherentes a su mantenimiento, la práctica
nacional muestra la predominancia de la sociedad anónima, y su utilización
aun en microemprendimientos o empresas familiares.
SOCIEDAD ANÓNIMA 249

§ 102. LA SOCIEDAD ANÓNIMA COMO SOCIEDAD DE CAPITAL. REPRESEN-


TACIÓN DEL CAPITAL Y RESPONSABILIDAD DE LOS SOCIOS. COMPARACIÓN CON LA
SOCIEDAD DE RESPONSABILIDAD LIMITADA. - Entre los elementos característicos
que configuran el concepto de sociedad, se encuentra la manda a los socios
de realizar aportes para aplicarlos a la actividad societaria, lo cual represen-
ta un elemento específico y central en el contrato social (art. 1º, LGS). El
capital social se integra de bienes aportados y determina la participación de
cada socio en los resultados, en sus derechos políticos, entre otros aspectos.
El capital social, como concepto jurídico, representa el aporte realizado por
el cuerpo de socios. No refiere bienes definidos, sino que se trata de un ele-
mento jurídico de cómputo, por lo que se puede definir el capital como una
línea ideal trazada en el activo, sin identificar valor preciso, alrededor del
círculo del valor primitivo de los aportes (Sussini, Los dividendos de las so-
ciedades anónimas).
A diferencia del capital, el patrimonio de la sociedad anónima es un
concepto dinámico caracterizado por ser una realidad económica-financiera
fluctuante que puede ser menor o mayor al capital social según los resultados
de la sociedad. El aporte de cada socio equivale a la prestación que aque-
llos se obligan a realizar para la integración del capital. Los bienes con que
los socios cumplen con la obligación del aporte están representados por todas
aquellas cosas, materiales e inmateriales, dinerarias o en especie, claramente
identificadas, susceptibles de ejecución forzada y de inscripción inventaria-
da. Los aportes de los accionistas en la sociedad anónima deben ser sus-
ceptibles de registración en los libros contables con un valor determinado.
Como contrapartida, su importe opera a manera de cifra de retención, como
capital social, el cual se incluye en el estado de situación patrimonial de la
sociedad junto con el pasivo, sobre la base de la técnica contable de la partida
doble.
El capital de la sociedad anónima se encuentra dividido y representa-
do en acciones (art. 163, LGS). Debe ser fijado en forma exacta y precisa,
expresándoselo en una cifra única que señale numéricamente su monto en
moneda de curso legal. Sin perjuicio de los principios de inalterabilidad del
capital social, su variación realizada observando los requisitos legales vigen-
tes no solo es posible, sino necesaria para el normal desenvolvimiento de la
actividad de una sociedad, por lo que el capital y el patrimonio pueden va-
riar durante la vida de la sociedad. Pero mientras la modificación del patri-
monio es fruto de las vicisitudes económicas de la empresa, las alteraciones
del capital obedecen a decisiones adoptadas por los correspondientes órga-
nos sociales con los requisitos y formalidades que la ley reclama (Gebhardt -
Gerscovich, Elementos de derecho comercial).
Del art. 163 de la LGS surgen con claridad las notas básicas del tipo;
esto es, limitación de responsabilidad al capital suscripto y la representación
del capital mediante acciones (art. 207 y siguientes). A diferencia de la so-
ciedad anónima, el capital de la sociedad de responsabilidad limitada se di-
250 SOCIEDADES

vide en cuotas y los socios limitan su responsabil idad de la integración de


las cuotas que suscriban o adquieran (art. 146). Por otro lado, las acciones
de la sociedad anónima, como principio general, son libremente transmisi-
bles (art. 214). El estatuto social podrá establecer ciertas limitantes, pero
no podrá prohibir la transferencia. El régimen de restricciones para las
cuotas de las sociedades de responsabilidad limitada, más allá de la simili-
tud de redacción entre los arts. 153 y 214 de la LGS, es más amplio que para
las acciones de la sociedad anónima, lo cual se tratará en la parte pertinente
de la obra. Por otro lado, en la transmisión de las acciones de una sociedad
anónima no es necesaria la inscripción ante la autoridad de contralor admi-
nistrativo, mientras que para la transferencia de las cuotas sociales de una
sociedad de responsabilidad limitada, es necesaria la inscripción en el ente
administrativo de lo que califica como una modificación del contrato social.
Los accionistas no son responsables por las obligaciones sociales, por
lo cual los terceros solo pueden ejercer efectivamente sus derechos sobre el
patrimonio social, lo que refiere al activo integrado por todos los bienes que
constituyen el haber societario. Incluso sobre los dividendos distribuidos
por la asamblea, pero no pagados, los que representan un derecho creditorio
del accionista frente a la sociedad, pero en la misma línea que los demás
acreedores que esta tenga. El capital no integrado también responde por las
obligaciones de la sociedad, dado que es un crédito de ella. Va de suyo que
la limitación de responsabilidad se refiere a las obligaciones sociales, pero
no excluye la responsabilidad personal por la actuación de su administrador,
ni la que pudiera corresponder por aplicación de normas generales o especí-
ficas en materia de responsabilidad civil (ver, p.ej., art. 54, LGS y arts. 161 y
173, LCQ -extensión de la quiebra y responsabilidad de terceros-).

§ 103. LA SOCIEDAD ANÓNIMA COMO VEHÍCULO DE PROYECTOS EMPRESA-


RIOS RELEVANTES. SITUACIÓN EN LA ARGENTINA Y LAS DENOMINADAS ''SOCIEDA-
DES ANÓNIMAS FAMILIARES''. - Dentro de un concepto elemental y aun a riesgo
de alguna simplificación, es sociedad anónima familiar y sociedad cerrada
aquella en que el conjunto de acciones se distribuye entre un bajo número de
personas, ligadas por matrimonio, consanguinidad o afinidad o en general
de recíproca confianza. Por contradicción, y siempre dentro de este con-
cepto elemental, la sociedad anónima abierta es aquella en que el conjun-
to de acciones está ampl iamente repartido entre gran número de personas.
Las empresas pequeñas y medianas constituidas por amigos, conocidos o fa-
miliares, son un elemento de gran importancia para el impulso de la econo-
mía y desarrollo de cualquier país del mundo. Esta relevancia se incrementa
cuando se trata de países en vías de desarrollo, como la Argentina, que por
factores principalmente económicos y culturales, adoptan esta modalidad.
El fenómeno de la sociedad anónima de familia, que con el régimen de
nominatividad vigente en nuestro país ni siquiera presenta las ventajas de un
eventual anonimato fiscal, se arrastra desde hace largo tiempo en la Argenti-
SOCIEDAD ANÓNIMA 251

na, no obstante la mayor flexibilidad y reducción de formalidades que propor-


ciona, en el régimen vigente, la sociedad de responsabilidad limitada (art. 146
y ss., LGS). En el ámbito nacional, las sociedades anónimas son, en su in-
mensa mayoría, cerradas, es decir, no realizan oferta pública de sus acciones.
La legislación de los últimos años ha intentado incentivar la emisión bajo el
régimen de oferta pública de acciones de las sociedades anónimas, sin ma-
yor éxito. De esta manera, la mayoría de las sociedades en la Argentina no
acuden al mercado de capitales para su financiamiento mediante operaciones
específicas de encauzamiento del ahorro público. Su patrimonio, en la ma-
yoría de los casos, es pequeño, y comienzan su actividad con un mínimo ca-
pital inicial, y se financian con ganancias de la actividad o recursos del sector
bancario.
Las sociedades de familia cuentan con algunas marcadas dificultades
que incluyen: a) problemas vinculados a la continuidad; b) problemas vin-
culados a la estructura organizativa; e) conflictos internos en el seno de la
familia y con aquellos que no son miembros de ella; d) bajo grado de pro-
fesionalización en la dirección, y e) pérdida de competitividad (Vítolo, Ley
19.550 comentada). Debido a que habitualmente las sociedades familia-
res tienen un claro fundador, que suele ser dueño, director y cabeza de la
familia, la sucesión es muy compleja debido a los naturales temores de
muerte, pérdida de poder y de actividad laboral, que llevan a entorpecer la
sucesión. Por otro lado, la estructura organizativa no evoluciona, man-
teniéndose igual que en sus inicios con los importantes problemas que se
generan cuando el tamaño de la empresa aumenta y la estructura no puede
mutar satisfactoriamente para la nueva envergadura de las actividades em-
presariales. Existe en estas estructuras una resistencia natural al cambio
y a la adaptación. Adicionalmente, los conflictos en los grupos familiares
son un serio problema, dado que a veces no ex iste la clara distinción entre la
empresa y la familia . El bajo grado de profesionalización en muchas em-
presas familiares hace que se elija a los directivos entre los miembros de la
fam ilia por una posición de importancia relativa en el ámbito familiar, inde-
pendientemente de sus cualidades profesionales, lo que conlleva a muchas
elecciones desacertadas y perjudiciales tanto en el aspecto societario como el
familiar. Todo esto muchas veces deriva en conflictos societarios en sede
judicial entre los accionistas (y, por ende, familiares) sobre cuestionamientos
de decisiones asamblearias, desempeño de funciones de los administradores,
entre otras situaciones.

§ 104. DENOMINACIÓN SOCIAL. - Es un elemento caracterizador central


para la sociedad anónima respecto de la diferenciación de los socios que la
componen. La denominación social puede consistir en un nombre de fan-
tasía o incluir el nombre de una o más personas de existencia visible, aun
cuando estas no revistan el carácter de socios. Sin perjuicio de ello, es de
toda evidencia que para que una sociedad comercial pueda utilizar en su de-
252 SOCIEDADES

nominación social el nombre de una persona de existencia visible, debe con-


tar con autorización especial de esta.
Las sociedades anónimas solo pueden usar denominación social y no
razón social (la que es propia de las sociedades con responsabilidad ilimi-
tada para los socios -arts. 126, 134 y 142, LGS-). Cuando una persona
acepte que su nombre integre la denominación social, debe entenderse que
la suscripción del contrato social y la aprobación del estatuto que contiene
su nombre en la denominación social, importa dar un consentimiento tácito
para que la sociedad pueda identificarse de dicha manera. La denomina-
ción social constituye un requisito esencial y común a todo contrato de so-
ciedad y por ello también reviste este carácter en relación con las sociedades
anónimas. La omisión de incluir en el contrato social la denominación so-
cial lo torna nulo, pero el vicio puede ser subsanado hasta su impugnación
judicial.
La regulación de la denominación social es objeto del art. 164 de la
LGS, que prevé que "la denominación social puede incluir el nombre de una
o más personas de existencia visible y debe contener la expresión 'sociedad
anónima', su abreviatura o la sigla SA. En caso de sociedad anónima uni-
personal deberá contener la expresión 'sociedad anónima unipersonal', su
abreviatura o la sigla SAU".
La IGJ, en su res. gral 7/15, sus complementarias y modificatorias (art.
59 de dicha norma) establece que la denominación debe satisfacer los recau-
dos de veracidad, novedad e inconfundibilidad. De allí que no se inscribirá
la constitución de sociedades cuya denominación:
a) Contenga términos o expresiones contrarios a la ley, el orden público
o las buenas costumbres.
b) Sea igual o similar a otras ya existentes, considerándose sin distin-
ción de tipos sociedades locales o constituidas en el extranjero inscriptas o
en trámite de inscripción, como también la exteriorización de un proceso
formativo derivado de la existencia de una reserva preventiva de denomina-
ción en vigencia, aunque el acto constitutivo no hubiese sido aún presentado
a inscripción. No obstante, en los supuestos de fusión, es admisible que la
sociedad incorporante o la que se constituya adopten la denominación de
la absorbida o la de cualquiera de las fusionantes por consol idación, y en la
escisión de sociedades en que se extingan sociedades es admisible que la es-
cisionaria adopte la de cualquiera de ellas.
e) Pueda inducir a error sobre la naturaleza, persona, objeto o carac-
terísticas de la sociedad, o confundirse con la denominación de entidades
de bien público, instituciones, dependencias, organismos centralizados o des-
centralizados de la Administración pública nacional, provincial o municipal,
Estados extranjeros o cualesquiera otras unidades político territoriales situa-
das fuera de la República, personas, organizaciones u otros entes de derecho
público nacional o internacional, empresas, sociedades u otras entidades es-
SOCIEDAD ANÓNIMA 253

tatales o paraestatales, nacionales o supranacionales. Queda a salvo lo que


en contrario puedan disponer normas especiales de fuente nacional o inter-
nacional.
Según el art. 60 de la normativa mencionada, el control de legalidad so-
bre la denominación adoptada puede extenderse a supuestos de notoriedad
que lleguen objetivamente a conocimiento de la IGJ, que permitan tener por
indubitablemente acreditado el reconocimiento, fama o prestigio nacional o
internacional de determinados nombres sociales o comerciales o marcas re-
gistradas, frente a los cuales la denominación pretendida no satisfaga alguno
de los requisitos de veracidad, novedad y aptitud distintiva.
Adicional mente, la res. gral. 7/15 (arts. 62 a 64) establece previsiones
específicas para la protección de los terceros que podrían verse perjudicados
en su buena fe por ciertas incorporaciones a la denominación social. Así,
establece la prohibición del uso de la expresión "nacional" u "oficial"; la li-
mitación al uso de la palabra "Argentina" o "de Argentina" u otras que pue-
dan expresar o sugerir dependencia económica o jurídica respecto de entida-
des extranjeras; y la restricción al uso de profesiones o títulos profesionales,
a menos que todos los socios tengan la calidad profesional insinuada por la
denominación social.
En miras al registro y la protección del perfil de la personería jurídica
de la sociedad anónima a crearse, las normas de la IGJ permiten registrar
preventivamente la denominación que se utilizará en la constitución o mo-
dificación de la sociedad, mediante solicitud de reserva instrumentada en el
formulario correspondiente. El registro preventivo tiene por efecto reservar
la denominación o denominaciones elegidas a favor de los constituyentes
de la sociedad y por un plazo de treinta días corridos, cuyo vencimiento se
consignará en la constancia de registro de la reserva prevista. La reserva
se efectúa únicamente verificando la estricta identidad respecto de deno-
minaciones de sociedades locales o del exterior inscriptas o en trámite de
inscripción y de reservas anteriores, sin distinción de tipos societarios. Sin
embargo, ello no obsta a la objeción posterior de la denominación, basada en
los puntos indicados previamente.

§ 105. CONSTITUCIÓN E INSCRIPCIÓN. - La SA se constituye por instru-


mento público y por acto único o por suscripción pública (art. 165, LGS),
modalidad que referimos en el § 106.
La expresión legal "instrumento público" ha dado lugar a discusiones en
la doctrina acerca del alcance de la norma. Básicamente, el debate apunta
a dilucidar si "instrumento público" es únicamente la escritura pública, o si
se incluyen los supuestos adicionales previstos por el Código Civil y Comer-
cial. La jurisprudencia ha resuelto, interpretando la exigencia legal, que es
insuficiente a tal fin el instrumento privado cuyas firmas fueron certificadas
por escribano, y posteriormente, a pedido de uno de los firmantes, se proce-
254 SOCIEDADES

dió a su protocolización (CNCom, Sala C, 24/9/80, "G. Perchersky SA'', LL,


1981-A-478).
La res. gral. 7/15 de la IGJ sigue la orientación indicada, y requiere la
presentación del testimonio de escritura pública que instrumenta la consti-
tución, por lo que -al menos para la Ciudad de Buenos Aires- la discusión
tiene escasa relevancia práctica, ya que la disputa judicial de la validez de la
interpretación seguramente será más costosa que el cumplimiento del em-
pleo de la escritura pública.
La discusión acerca de la forma del acto constitutivo se reproduce res-
pecto de la modificación del contrato social. Sobre el tema, la jurispru-
dencia ha aceptado la validez de la modificación por instrumento privado a
pesar de que una solución contraria podría derivarse del principio estableci-
do anteriormente por el art. 1184, inc. 10, del Cód. Civil (CNCom, Sala C,
13/2/80, "Serviacero SA'', ED, 87-427) y ese es el criterio adoptado por el
art. 31 de la res. gral. 7/05.

§ 106. CONSTITUCIÓN POR ACTO ÚNICO Y POR SUSCRIPCIÓN PÚBLICA: DE-


SUETUDO DE LA SUSCRIPCIÓN PÚBLICA. - La constitución por acto único supone
la simultánea suscripción del capital social, lo que no ocurre en la constitu-
ción por suscripción pública, sucesiva o escalonada, que no ha tenido cabida
en la práctica nacional.
Históricamente, la sociedad anónima surgió como el instrumento de
concentración de capitales y en diversos lugares del mundo se generaron y
nacieron emprendimientos sobre la base de la captación del ahorro público.
En la constitución por suscripción pública, los promotores redactarán un pro-
grama de fundación por instrumento público o privado, que se someterá a
la aprobación de la autoridad de contralor del ámbito de la oferta pública.
Aprobado el programa, deberá presentarse para su inscripción en el Regis-
tro Público en el plazo de quince días. Omitida dicha presentación en este
plazo, caducará automáticamente la autorización administrativa. Todos los
firmantes del programa se consideran promotores (art. 168, LGS).
El contenido del programa de fundación deberá comprender lo estable-
cido por en el art. 170 de la LGS.
Durante la vigencia del Código de Comercio en esta materia, se con-
templaba la posibilidad de la proliferación de las sociedades anónimas en el
régimen de oferta pública bajo el sistema de constitución sucesiva, aunque
no se registraron antecedentes significativos. Al momento de sancionarse
la ley 19.550, se decidió mantener dentro de las disposiciones este procedi-
miento, no obstante su escaso o ausente empleo en la práctica, al considerar
que sus reglas resultaban aplicables en gran parte para regular el aumento de
capital por suscripción pública.
En el desarrollo siguiente, por las razones indicadas, nos ocuparemos
únicamente de la constitución por acto único.
SOCIEDAD ANÓNIMA 255

§ 107. CONSTITUCIÓN POR ACTO ÚNICO. REMISIÓN GENERAL Y REQUISITOS


ESPECÍFICOS. - Si la sociedad se constituye por acto único, el instrumento de
constitución contendrá los requisitos del art. 11 de la LGS. Remitimos a la
parte pertinente de la obra para su análisis específico.
Adicionalmente a los requisitos generales, se deberán prever los si-
guientes para la constitución por acto único (art. 166, LGS).
a) Respecto del capital social: la naturaleza, clases, modalidades de
emisión y demás características de las acciones, y en su caso, su régimen
de aumento.
b) La suscripción del capital, el monto y la forma de integración y, si
corresponde, el plazo para el pago del saldo adeudado, el que no puede exce-
der de dos años.
e) La elección de los integrantes de los órganos de administración y de
fiscalización, fijándose el término de duración en los cargos.

§ 108. INSCRIPCIÓN EN EL REGISTRO PÚBLICO. NORMAS DE LA INSPEC-


CIÓN GENERAL DE J usTICIA. - Es importante señalar la distinción entre acto
constitutivo y estatuto social, ya que el primero -incorporado a la escritura
de constitución- contiene la referencia a los socios, suscripción del capital
social y otros datos no vi nculados con la organización de la sociedad, que es
materia de los estatutos sociales.
Para la inscripción de la sociedad anónima, según lo establecido en la
LGS (art. 167), el contrato constitutivo será presentado a la autoridad de con-
tralor para verificar el cumplimiento de los requisitos legales y fiscales. Con-
formada la constitución, el expediente pasará a registro, quien dispondrá la
inscripción si la juzgara procedente. Si el estatuto previese un reglamento,
este se inscribirá con idénticos requisitos. Si no hubiere mandatarios espe-
ciales designados para realizar los trámites integrantes de la constitución de
la sociedad, se entiende que los representantes estatutarios se encuentran au-
torizados para realizarlos.
Conforme el art. 80 de la res. gral. 7/15 de la IGJ, para la inscripción
inicial se deberá adjuntar:
"a) Primer testimonio de la escritura pública o instrumento privado
original de constitución.
b) Formulario de registro preventivo de la denominación social adopta-
da, si se lo efectuó y la reserva está vigente.
e) Instrumento de fijación de la sede social conforme el art. 66, en su
caso.
d) Primer testimonio de escritura pública o instrumento privado que
acredite la aceptación de sus cargos por los integrantes de los órganos de
administración y fisca lización, si no firmaron el instrumento de constitución
de la sociedad.
256 SOCIEDADES

e) Acreditación de la integración de los aportes en dinero efectivo con-


forme al art. 69 o la documentación que corresponda a la integración de
aportes no dinerarios conforme a las disposiciones de la Sección Quinta del
presente Título.
f) Constancia original de la publicación prescripta por el art. 10 de la
ley 19.550, en su caso conforme los requisitos establecidos en el art. 10 de
estas Normas.
g) Declaración jurada sobre la condición de persona expuesta política-
mente conforme al art. 511 del Libro X de estas Normas. Deberán presen-
tarla de manera obligatoria los administradores y miembros del órgano de
fiscalización de sociedades, representantes legales de contratos asociativos
y sociedades extranjeras, fiduciarios de fideicomisos no financieros e inte-
grantes del órgano de administración y fiscalización de asociaciones civiles
y fundaciones".
El art. 167 de la LGS refiere el control de legalidad de la autoridad ad-
ministrativa (la IGJ en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires) respecto del
contrato social, el que no es excluyente del específico al que puede sujetarse
la sociedad en razón de su objeto social (entidad financiera, compañía de se-
guros, sociedad gerente de fondos comunes de inversión, etcétera). Conse-
cuentemente, la IGJ ejerce las funciones previstas por el art. 167. Por otro
lado, para los demás trámites previstos bajo su órbita, las sociedades que ha-
cen oferta pública de sus acciones, quedan sujetas al control de la Comisión
Nacional de Valores, inscribiendo la IGJ de manera automática las modifica-
ciones de sus estatutos, su disolución y liquidación, de acuerdo con lo previs-
to por la ley 22.169 y su normativa complementaria.
La LGS prevé la inscripción del reglamento interno con idénticos re-
quisitos. El reglamento interno, de escasa utilización en la práctica, pue-
de definirse como el conjunto ordenado de preceptos, complementario del
contrato social, cuyo objeto es regir el funcionamiento de los órganos socia-
les en aspectos no previstos por la ley o los estatutos (Zaldívar, Cuadernos
de derecho societario). La doctrina ha señalado la utilidad del documento
para sociedades con gran número de socios, tales como las sociedades de
componentes, o algunas asociaciones constituidas bajo el esquema del art. 3º
de la LGS.
Las resoluciones administrativas del art. 167, así como las que se dicten
en la constitución por suscripción pública, son recurribles ante el tribunal de
apelación que conoce de los recursos contra las decisiones del juez de regis-
tro (art. 169, LGS). Para la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, la alzada
de la autoridad de registro (la IGJ) es la Cámara Nacional de Apelaciones en
lo Comercial.

§ 109. RÉGIMEN JURÍDICO DE LA SOCIEDAD ANÓNIMA DURANTE EL PERÍODO


DE FORMACIÓN. - Toda empresa, antes de lograr su virtualidad jurídica como
SOCIEDAD ANÓNIMA 257

sujeto de derecho, cumple un iter formativo. La doctrina y la jurisprudencia


se dividen sobre la base de dos posturas respecto de la personería jurídica
de la sociedad en el período de formación: las doctrinas de la diferenciación
y la de la asimilación. Dichas posturas oscilan en sus posiciones entre con-
siderar a las sociedades en formación como carentes de personalidad jurídica,
pues la sociedad no existe sino desde su efectiva inscripción, y reconocer la
personalidad en dicha instancia (salvo que los requisitos para su constitución
- art. 11, inc. 2, LG5- excedan los mínimos indispensables para su constitu-
ción; Verón, Tratado de sociedades anónimas).
Durante el proceso del iter constitutivo del vehículo societario y aden-
trándonos particularmente en el régimen de las facultades respecto de los ór-
ganos societarios en el período de formación, se destaca la actividad del órga-
no de administración. Los directores solo tienen facultades para obligar a la
sociedad respecto de los actos necesarios para su constitución y los relativos al
objeto social cuya ejecución durante el período fundacional haya sido expresa-
mente autorizada en el acto constitutivo. Los directores, los fundadores y la
sociedad en formación son solidaria e ilimitadamente responsables por estos
actos mientras la sociedad no esté inscripta. Por los demás actos cumplidos
antes de la inscripción serán responsables ilimitada y solidariamente las perso-
nas que los hubieren realizado y los directores y fundadores que los hubieren
consentido.
Los arts. 182 a 184 de la LGS sientan las bases para la distinción nor-
mativa entre sociedad en formación y sociedad irregular o de hecho. El pe-
ríodo fundacional se extiende desde la celebración del contrato social hasta
la inscripción registra! correspondiente, perdurando en tanto los administra-
dores o autorizados actúen diligentemente para obtener la registración. Es
importante señalar que la Corte Suprema de Justicia de la Nación ha resuel-
to, erróneamente a nuestro criterio, que la sociedad en formación carece de
personalidad jurídica (CSJN, 26/4/88, ED, 129-327). Las normas analiza-
das permiten distinguir diferentes supuestos en lo que respecta a la respon-
sabilidad de la sociedad, sus directores, promotores y fundadores, de tal ma-
nera que:
a) Los actos realizados durante el período fundacional que no se vin-
culen con constitución de la sociedad, o con actos relativos a su objeto social
cuya realización hubiera sido expresamente autorizada en el acto de cons-
titución de la sociedad, no son imputables a la sociedad, sin perjuicio de
la asunción posterior de las obligaciones correspondientes. Respecto de
estos actos no autorizados, son solidariamente responsables las personas
que los hubieran realizado, y los directores y fundadores que los hubieran
consentido.
b) Los actos realizados durante el período fundacional, vinculados con
la constitución de la sociedad o expresamente autorizados en el acto cons-
titutivo, son imputables a la sociedad, y la responsabilidad solidaria de los
258 SOCIEDADES

fundadores y directores se extingue de pleno derecho con la inscripción de


la sociedad.
e) Los actos referidos en el punto a pueden ser asumidos por la socie-
dad mediante la aprobación del directorio y ratificación de la asamblea, pero
ello no libera a los participantes, directores y fundadores de la responsabili-
dad solidaria frente al tercero.
En el caso de la constitución sucesiva, los promotores responden ilimi-
tada y solidariamente por las obligaciones contraídas para la constitución
de la sociedad, incluso por los gastos y comisiones del banco interviniente.
Una vez inscripta, la sociedad asumirá las obligaciones contraídas legítima-
mente por los promotores y les reembolsará los gastos realizados, si su ges-
tión ha sido aprobada por la asamblea constitutiva o si los gastos han sido
necesarios para la constitución. En ningún caso los suscriptores serán res-
ponsables por las obligaciones mencionadas.
Inscripto el contrato constitutivo, los actos necesarios para la constitu-
ción y los realizados en virtud de expresa facultad conferida en el acto cons-
titutivo, se tendrán como originariamente cumplidos por la sociedad. Los
promotores, fundadores y directores quedan liberados frente a terceros de las
obligaciones emergentes de estos actos. El directorio podrá resolver, dentro
de los tres meses de realizada la inscripción, la asunción por la sociedad de
las obligaciones resultante de los demás actos cumplidos antes de la inscrip-
ción, dando cuenta a la asamblea ordinaria. Si esta desaprobase lo actuado,
los directores serán responsables de los daños y perjuicios y se aplicará el
art. 274 de la LGS. La asunción de estas obligaciones por la sociedad no
libera de responsabilidad a quienes las contrajeron, ni a los directores y fun-
dadores que lo consintieron.
Los promotores y los fundadores no pueden recibir ningún beneficio
que menoscabe el capital social. Todo pacto en contrario es nulo. Su re-
tribución podrá consistir en la participación hasta el 1O % de las ganancias,
por el término máximo de diez ejercicios en los que se distribuyan (art. 185,
LGS). La norma es clara al limitar los beneficios que pueden reservarse
los promotores (las personas firm antes del programa para la constitución su-
cesiva) y fundadores (los socios participantes en el acto constitutivo de la
sociedad) a aquellos que no afecten la intangibilidad del capital social. Así,
deben entenderse prohibidos la entrega de acciones sin el ingreso del valor
correspondiente a la suscripción, o el pago de sumas fij as con independencia
del resultado económico de la sociedad.
Pueden reconocerse otros beneficios al promotor o fundador, siempre
con el límite de la primera parte de la norma indicada. Por otra parte, los
beneficios no son excluyentes de las atribuciones patrimoniales o políticas
que pueden corresponder al promotor o fundador en su carácter de accionis-
ta, como el voto múltiple o las preferencias patrimoniales de los arts. 216 y
217 de la LGS.
SOCIEDAD ANÓNIMA 259

B) CAPITAL SOCIAL

§ 110. FUNCIONES. REVISIÓN CONCEPTUAL. - Aun cuando el debate


acerca de la función del capital social mantiene su vigencia en la doctrina,
su esencialidad en el marco de la LGS no parece discutible: no solo es un
elemento esencial del contrato de sociedad (art. 11, inc. 4º, LGS), sino que
además diversas normas se orientan a mantener intangible el capital social y
su relación con el patrimonio de la sociedad (ver, p.ej., arts. 51 a 53, 63, 68,
71, 185, 202, 205, 206 y 220, LGS).
El carácter imperativo de la regulación del capital social cobra mayor
vigor en la sociedad anónima, donde existe un particular interés en la protec-
ción de los acreedores sociales frente a las consecuencias de la responsabili-
dad limitada de los socios.
Sin perjuicio del análisis genérico ya realizado en el capítulo sobre este
requisito esencial del contrato social, destacamos que la noción jurídica del
capital social tiene múltiples acepciones que, en definitiva, tienden a referir-
se a la suma de las acciones suscriptas (Araya, El capital social). Por otra
parte, se ha dicho que el capital está formado por la suma de los aportes en
numerario y especie (obligaciones de dar) que los socios se comprometen a
efectuar (Zaldívar, Cuadernos de derecho societario).
El capital social se ubica en el pasivo de la sociedad, no porque repre-
sente un débito de esta con los accionistas, sino porque el capital social cons-
tituye la garantía ofrecida por ella a los terceros, y figurando en tal forma ac-
túa como cifra de retención (art. 63, punto 11, LGS) (Araya, El capital social).
Los conceptos de capital y patrimonio social no deben ser confun-
didos. En efecto, al hablar jurídicamente de capital social se alude a un
concepto estático: la cifra estatutaria. Por su parte, el concepto técnico de
patrimonio se refiere al conjunto de derechos y obligaciones de valor pecu-
niario pertenecientes a la persona jurídica social, que constituyen por su na-
turaleza un concepto dinámico, en tanto se halla permanentemente vincula-
do a la evolución de los resultados de la empresa.
Así, en el momento fundacional de las sociedades, es frecuente que
coincida la cifra del capital con el importe o montos del patrimonio social
(integrado entonces por los fondos que los socios integran o se obligan a in-
tegrar). Pero esa coincidencia inicial se desvanece inmediatamente, apenas
la sociedad comienza su actividad económica, porque las vicisitudes de la
empresa social repercuten necesariamente sobre el patrimonio de la entidad
-aumentándolo o disminuyéndolo-, mientras que la cifra-capital permanece
indiferente a dichas vicisitudes y solo puede ser modificada -en más o en
menos- , previo acuerdo social adoptado con las formalidades legales. En
virtud de lo expuesto, cabe tener presente lo siguiente.
260 SOCIEDADES

a) El capital social representa solo una parte del patrimonio del que
dispone una sociedad para financiar sus actividades (suma del monto que apa-
rece en cada una de las acciones).
b) No existe una correspondencia entre el valor nominal de una acción
(parte del capital correspondiente a ella) y el valor real o razonable de la
acción (resultado de dividir el valor
, de la empresa -patrimonio neto- por
el número de acciones) (Alfaro Aguila-Real, Lafinanciación empresarial: el
capital social).
a) FUNCIONES y PRINCIPIOS ORDENADORES DEL CAPITAL SOCIAL. La LGS
adhiere al concepto tradicional sobre el capital social, caracterizando la no-
ción de este con base en una serie de funciones o notas propias.
1) Función de garantía (o de protección de los acreedores). Esta
función de garantía es respecto de los acreedores sociales, y opera como la
contrapartida ofrecida a estos por el hecho de que los socios no responden
por las deudas sociales. Se concreta mediante la exigencia legal de que la
cifra del capital cuente en todo momento con una cobertura patrimonial es-
pecífica que pueda ser atacada por los acreedores para cobrar sus créditos.
Dentro de este ámbito de protección de terceros, la doctrina suele encontrar
una serie de principios ordenadores.
a) Determinación. Necesidad de que los estatutos sociales reflejen,
en cada momento, el importe del capital social en moneda de curso legal.
b) Invariabilidad. La cifra estatutaria solamente puede ser modifica-
da previo cumplimiento de procedimientos especialmente reglados, formales
y rigurosos. Se atribuye al órgano de gobierno (asamblea -ordinaria o ex-
traordinaria, según el caso-) competencia sobre la materia (arts. 234, inc. 4º,
y 235, incs. 1° y 2°, LGS).
c) Intangibilidad. Este principio es considerado el más relevante den-
tro de esta categoría, y la LGS incorpora una serie de normas concebidas
especialmente para intentar preservar la relación que debe existir entre el pa-
trimonio social y el valor del capital suscripto. Así, entre otras cosas, se
exige lo siguiente.
J) Un desembolso mínimo (p.ej., integración del capital dinerario en un
25 %, fijándose un plazo de dos años para completar el saldo -arts. 166, inc.
2°, y 187, LGS-).
2) Un desembolso íntegro, lo que se concreta mediante las normas de
integración inmediata (25 % para dinero efectivo y 100 % para aportes no
dinerarios) del capital social al momento de la constitución (art. 186, LGS).
3) La creación de sociedades sin capitales ficticios (principio de la
realidad). Ello se logra mediante una correcta identificación y valuación
de aportes no dinerarios -arts. 39, 53 y 150, LGS-, los que solo podrán con-
sistir en bienes susceptibles de ejecución forzada.
SOCIEDAD ANÓNIMA 261

4) La prohibición de emitir acciones bajo la par. Ello en función del


art. 202.
. .
5) La prohibición de que la sociedad adquiera sus propias acezo-
nes. Al respecto, rige lo dicho en el art. 220.
6) La prohibición de pactos leoninos. Por ejemplo, la restitución del
aporte con un premio, haya o no ganancias (art. 13, inc. 2º, LGS) o el asegu-
ramiento al socio de su capital o ganancias eventuales (art. 13, inc. 3°, LGS).
7) Las limitaciones a la distribución de dividendos. Para ello se exi-
ge: a) que existan ganancias realizadas y líquidas, provenientes de un ba-
lance de ejercicio confeccionado conforme la normativa aplicable (arts. 68
y 224, LGS); b) que se recomponga previamente el patrimonio respecto de
pérdidas anteriores de capital y reservas legales (art. 71, LGS), y e) que no
se distribuyan dividendos anticipados o provisionales (art. 224, LGS).
2) Función de organización de la estructura societaria (o de protec-
ción frente a los accionistas mayoritarios). El capital social, se dice, cum-
ple una función básica como determinante de la posición de socio, por cuanto
es a través de él que se mide matemáticamente la responsabilidad y participa-
ción del accionista en la sociedad anónima (Verly, Apuntes para una revisión
del concepto de capital social). O lo que es lo mismo, funciona como un
ordenador de las relaciones entre socios, en cuanto la participación en el capi-
tal social
, actúa como criterio de atribución de derechos y obligaciones (Alfa-
ro Aguila-Real, Lafinanciación empresarial).
3) Función de productividad. Se trata de un concepto generalmente
no enfatizado por la doctrina nacional tradicional, y que consiste en calificar
al capital como un conjunto de medios patrimoniales aportados por los so-
cios, valorables objetivamente, destinados a facilitar la capacidad productiva
de la empresa y permitir, periódicamente, la distribución de utilidades (Ara-
ya, El capital social).

b)CRITICA DE LA DOCTRINA TRADICIONAL SOBRE LAS FUNCIONES DEL CAPI-


TAL SOCIAL. En su vertiente más tradicional, el capital social es comprendi-
do como la esencia que ilumina la sociedad anónima, al punto de definir a
esta como "un capital con personería jurídica" (Garrigues, Curso de derecho
mercantil).
En los últimos años, esta concepción de la doctrina del capital social
ha sostenido agudos embates doctrinales, dirigidos a cuestionar su verdadera
efectividad como mecanismo para cumplir sus principales funciones , aunque
sin un reflejo normativo en la evolución de la legislación societaria argenti-
na, así como también la europeo-continental de la que es tributaria.
,
Seguidamente, siguiendo en gran medida a Alfaro Aguila-Real, se re-
pasan brevemente algunas de las principales críticas que se han desarrollado
sobre la noción "clásica" del capital social.
262 SOCIEDADES

J) Ningún acreedor contempla la -frecuentemente insignificante- cifra


del capital social al momento de considerar la garantía o respaldo de la so-
ciedad con la que contrata. Los acreedores sociales analizan y resguardan
-contractualmente- las alteraciones que afectan el patrimonio neto, siendo
este el que mejor reflejará los bienes con que responderá la sociedad, y su
solvencia en cuanto diferencia entre activos y el pasivo exigible.
2) Respecto de los llamados "acreedores débiles" -aquellos que téc-
nicamente no podrían autoprotegerse, como los proveedores, trabajadores y
acreedores extracontractuales-, se suele destacar que existen otros mecanis-
mos legales que ofrecen un valor considerable o tal vez superior: la contra-
tación de seguros, las normas generales sobre responsabilidad extracontrac-
tual y sobre fraude de acreedores, los privilegios concursales sobre ciertas
acreencias, etcétera. Ello sin perjuicio de las protecciones convencionales
(así, los proveedores pueden retener la propiedad de lo suministrado a la so-
ciedad y "cortar" el crédito dejando de suministrar pedidos cuando se produ-
ce el primer impago).
3) El capital social no es un buen indicador para medir la solvencia, el
grado de endeudamiento o el poderío económico de la sociedad, todas ellas
variables que pueden incidir sobre el crédito que ella merezca, debido a su
carácter arbitrario. El patrimonio neto reviste en este sentido una impor-
tancia muy superior. Y aún más, incluso una sociedad con patrimonio neto
positivo nos dice muy poco respecto de su verdadera solvencia porque no nos
informa acerca del nivel de riesgo al que está sometida, lo que depende de
las características de la deuda asumida y de lo arriesgado de las inversiones
que haya realizado.
4) La garantía de los acreedores (prevención de la insolvencia) encon-
traría soluciones más eficientes en el derecho concursal, aun cuando sus nor-
mas actúan ex post -cuando se ha producido la insolvencia-. En efecto:
a) la amenaza de ver relegados los créditos otorgados por los socios de con-
trol (subordinación); b) la eventualidad de tener que responder del pasivo no
satisfecho en el procedimiento concursa! si se retrasa injustificadamente la de-
claración de concurso o se ha distraído el patrimonio social en perjuicio de los
acreedores (responsabilidad de los administradores, socios de control o terce-
ros), y e) los efectos protectores de las acciones revocatorias, todos constituyen
mecanismos mucho más ajustados a las circunstancias de cada caso y menos
onerosos -en cuanto no se imponen a empresas solventes y cuyos insiders ac-
túan correctamente- que las normas que obligan a mantener cubierta la cifra
de capital en todo momento o a disolver la sociedad en otro caso.
5) Es posible instrumentar reglas alternativas y menos rígidas tendien-
tes a evitar repartos indebidos de activos sociales entre los accionistas. Así,
por ejemplo, en algunas jurisdicciones -sobre todo en los Estados Unidos de
América, donde se ha abandonado la doctrina del capital social- se estable-
cen "tests de solvencia", los cuales importan una obligación de que la pro-
SOCIEDAD ANÓNIMA 263

puesta de distribución contenga una razonable y fundada predicción de que,


tras la distribución propuesta, la sociedad se mantendrá en condiciones de
afrontar sus deudas en tiempo y forma.

§ 111. SUSCRIPCIÓN DEL CAPITAL SOCIAL. - El capital social de la socie-


dad anónima debe suscribirse totalmente al tiempo de la celebración del con-
trato constitutivo (art. 186, LGS).
Como resultado de ello: a) se encuentra vedada la suscripción fraccio-
nada o en etapas; b) no son admisibles las suscripciones sometidas a modali-
dades de plazo o condición, y c) están prohibidas las acciones "en tesorería"
o "en cartera", todas las acciones deben ser asumidas inicialmente por los
accionistas, es inadmisible reservar una parte del capital para futuros intere-
sados.
Destacamos que capital social y capital suscripto son conceptos equiva-
lentes para la ley societaria (art. 186, LGS), aunque ello no sea del todo exac-
to desde la perspectiva contable, que reconoce otros rubros como parte del
capital social, tales como los muy frecuentes utilizados aportes irrevocables.
El capital suscripto marca el límite normal de la responsabilidad del
accionista (art. 163, LGS). Ha sido definido como el que los suscriptores se
obligan a aportar a la sociedad, mediante un contrato de suscripción (Roit-
man, Ley de sociedades comerciales).
Por su parte, el capital integrado es sinónimo del capital efectivamente
suscripto y pagado por los accionistas -mediante la integración parcial o to-
tal del aporte comprometido-.
El derecho nacional no reconoce el concepto de capital autorizado, que
comprende acciones no suscriptas cuya emisión ha sido sin embargo auto-
rizada por los estatutos sociales. Se trataría de las acciones "en cartera",
ampliamente utilizadas en el derecho anglosajón.
a) EL CAPITAL MÍNIMO. RELACIÓN DEL CAPITAL SOCIAL CON EL OBJETO
SOCIAL. El art. 186 de la LGS establece un capital social mínimo para la
sociedad anónima, el cual podrá ser actualizado por el Poder Ejecutivo, cada
vez que lo estime necesario. Se trata de una política legislativa, más que un
imperativo del tipo, según se quiera o no extender este tipo social a las pe-
queñas empresas (Roitman, Ley de sociedades comerciales).
El legislador de 1972 no estableció ninguna exigencia mínima de mon-
to de capital. Recién en 1980, a través de la ley 22.182, se introdujo en el
art. 186, si bien el monto ex igido entonces no resultaba muy significativo.
Entre los años 1991 y 2012 la cifra se mantuvo inalterada en la suma de
$ 12.000, lo que constituía un cifra irrisoria, sobre todo a partir del proce-
so inflacionario desatado a partir del año 2002. La falta de actualización
explica en parte la proliferación desmedida de las sociedades anónimas fa-
miliares durante dicho período. Recién con el decr. 1331/12, el Poder Eje-
cutivo retomó el ejercicio de sus facultades delegadas y fijó en $ 100.000 el
264 SOCIEDADES

capital social mínimo exigido por el art. 186 (sobre este tema, ver Ramírez
Bosco, La actualización del monto de capital social mínimo para las socie-
dades anónimas).
Conforme la res. 7/15 de la IGJ, el conjunto de las actividades descrip-
tas en el objeto social -que debe ser único, preciso y determinado- debe
guardar razonable relación con el capital social (art. 67). Y en consecuen-
cia, dicho organismo exigirá una cifra de capital social inicial superior a la
fijada en el acto constitutivo, aun en la constitución de sociedades por ac-
ciones con la cifra mínima del art. 186, párr. 1°, de la LGS, si advierte que,
en virtud de la naturaleza, características o pluralidad de actividades com-
prendidas en el objeto social, el capital resulta manifiestamente inadecuado
(art. 68).
Sobre el punto, se ha opinado que si bien es cierto que no correspon-
dería admitir la inscripción de una sociedad cuyo capital estatutario fuera
notoriamente insuficiente con relación al objeto (arts. 279 y 1071, Cód. Ci-
vil y Comercial), empero, es evidente también que sería cuestionable que sin
mediar una insuficiencia notoria, la IGJ tuviera la atribución de denegar la
inscripción por discrepar con la suficiencia del "capital estatutario" (Otae-
gui, El capital).
En efecto, la LGS no dispone que el capital deba ser adecuado al objeto
social. Ello se explica a partir de considerar las implicancias de la distin-
ción entre objeto y actividad: la seriedad del capital solo puede ser evaluada
respecto de las actividades concretamente emprendidas por la sociedad, con
independencia de la enumeración que pudiera prever el objeto social. Por
consiguiente, la valoración acerca de si el capital asignado es o no suficiente
solo puede ser realizada mediante un examen ex post (Manóvil, Diez ejem-
plos de doscientas ilegalidades en la resolución -IGJ- 7105).
En sentido similar, se ha sostenido que la regulación es observable por
cuanto la pretendida vinculación inicial entre una determinada capitaliza-
ción y el objeto social es de impracticable realización sin caer en hipótesis
de arbitrariedad. En efecto, la adjudicación al ente de control de faculta-
des discrecionales respecto del capital "necesario" para la consecución del
objeto social, supone tanto como considerar posible adivinar el curso futuro
de los negocios de la sociedad, o eliminar la posibilidad de un fuerte apalan-
camiento vía endeudamiento, para lo cual no existen restricciones de índole
legal (Paolantonio).

b) RÉGIMEN DE APORTES DE CAPITAL SOCIAL EN LA SOCIEDAD ANÓNIMA. En


las sociedades por acciones opera un riguroso régimen en materia de tipi-
cidad y valuación de aportes. El fundamento reside en que la respon-
sabilidad limitada de los socios exige extremar el cuidado para lograr la
mayor equivalencia posible entre capital social (como cifra nominal repre-
sentativa del valor aportado) y el patrimonio social al momento de la cons-
titución de la sociedad (Zunino, Régimen de sociedades comerciales. Ley
SOCIEDAD ANÓNIMA 265

19.550). Aplicando la disciplina del capital social, podemos decir que se


trata de asegurar la realidad de la cifra en el momento de realizar el aporte
a la sociedad (íntegra formación del capital o principio de aportación), es
decir, que los bienes aportados por los socios valen,
, por lo menos, el importe
de las acciones entregadas a cambio (Alfaro Aguila-Real, La financiación
empresarial: el capital social).
Para los aportes no dinerarios en la sociedad por acciones, se estable-
ce que ellos deben consistir en bienes determinados, susceptibles de ejecu-
ción forzada (art. 39, LGS), lo que se explica como un mecanismo de ga-
rantía para los acreedores de la sociedad. Los aportes de uso y goce no
son autorizados en las sociedades por acciones (art. 45, LGS), por lo que
debe recurrirse a la figura de las prestaciones accesorias, las cuales deben
ser claramente diferenciadas de los aportes, y que por definición no integran
el capital social (art. 50, LGS).
En cuanto a la valuación de bienes y derechos en las sociedades por
acciones, el art. 53 establece reglas específicas y un casi nulo margen para
la determinación del valor del aporte (a diferencia de los demás tipos, don-
de existe un mayor campo de actuación -vinculado con la responsabilidad
ilimitada y solidaria de los socios-). Ello, sumado a la activa intervención
del órgano de control, ha llevado a la doctrina a afirmar la no responsabili-
dad de los socios en caso de sobrevaluación.
Se persigue, en definitiva, determinar un auténtico valor económico de
forma segura y objetiva. De esta valoración dependerá no solo la fijación
de la cuota de participación que ha de corresponder a quien efectúa la apor-
tación, sino también la correcta integración de la cifra del capital y la ade-
cuación de esta al patrimonio realmente aportado.
Se admitirán aportes por un valor inferior a la valuación, pero se exigi-
rá la integración de la diferencia cuando fuere superior. El aportante tendrá
derecho en estos casos a solicitar la reducción del aporte al valor resultante
de la valuación, siempre que socios que representen tres cuartas partes del
capital, no computado el del interesado, acepten esa reducción (art. 53 in
fine, LGS).
Las normas de la IGJ regulan cuidadosamente el régimen de aportes y
las formas de acreditar su integración (res. IGJ 7/15, arts. 69 a 74).

§ 112. INTEGRACIÓN DEL CAPITAL SOCIAL EN LA SOCIEDAD ANÓNIMA. - Tie-


ne un régimen similar al previsto por el art. 149 de la LGS , para las socieda-
des de responsabilidad limitada. En efecto, el art. 187 establece lo siguiente.
a) Para las aportaciones dinerarias, la integración no podrá ser menor
al 25 % de la suscripción.
b) Para las aportaciones no dinerarias, su integración debe realizarse
totalmente, y solo pueden consistir en obligaciones de dar y su cumplimiento
se justificará al tiempo de solicitar la conformidad del art. 167.
266 SOCIEDADES

Con respecto a esta norma, vale destacar que el 25 % se computa por


socio, y no directamente sobre el capital social. Dicho de otro modo, nin-
gún socio puede integrar menos del 25 % de las acciones que suscriba.
Por otra parte, la posibilidad de integración parcial es pertinente para
aumentos de capital de la sociedad, y no solo para el capital previsto en el
acto constitutivo.
Adicionalmente, conforme la reforma introducida al aprobarse el Có-
digo Civil y Comercial, en el caso de sociedad unipersonal el capital debe
integrarse en su totalidad (arts. 186 y 187, LGS).
Finalmente, la existencia del plazo para la integración (el máximo es de
dos años -art. 166, LGS-) debe expresarse claramente en el acto constitutivo
o condiciones de emisión del aumento de capital; caso contrario, correspon-
de entender que la integración ha de ser total.

§ 113. MORA EN LA INTEGRACIÓN DEL CAPITAL SOCIAL EN LA SOCIEDAD


ANÓNIMA. - Los arts. 192 y 193 de la LGS prevén, aunque de una manera in-
completa, las sanciones derivadas de la falta de integración de acciones sus-
criptas. Las normas referidas, interpretadas armónicamente con el princi-
pio general del art. 37 de la LGS, permiten sostener que la mora se produce
de pleno derecho, sin necesidad de interpelación judicial, y que las sanciones
se distinguen en:

a)
SANCIONES AUTOMÁTICAS POR LA EXISTENCIA DE MORA EN LA INTE-
GRACIÓN (ARTÍCULO 192, LGS). Opera cuando existen incumplimientos a
normas legales inderogables, tales como el monto mínimo a ingresar, o el
ingreso total del aporte no dinerario (Roitman). En estos supuestos, auto-
máticamente se suspende el ejercicio de los derechos políticos y patrimonia-
les correspondientes a las acciones en mora ("los derechos inherentes a las
acciones en mora"). Ejemplificativamente, se ha dicho que la suspensión
comprende el derecho a asistir a asamblea, el derecho a percibir dividendos,
el derecho a obligaciones negociables y el derecho a la cuota de liquidación
(Roitman).

b) SANCIONES NO AUTOMÁTICAS, DE ÍNDOLE CONVENCIONAL, QUE REQUIE-


REN UNA PREVISIÓN ESTATUTARIA EXPRESA, O SU INCORPORACIÓN AL CONTRATO
DE SUSCRIPCIÓN (ARTÍCULO 193, LGS). Las previsiones pueden contemplar,
por ejemplo, la venta forzada de los derechos de suscripción, o la caducidad
de los derechos de suscripción -previa intimación a integrar en un plazo no
mayor de treinta días-, con pérdida de las sumas abonadas como cláusula
penal. En este caso, se cancelarán las acciones correspondientes al socio
moroso y se procederá con la reducción de capital (art. 203, LGS).
En todos los casos, y aun en defecto de previsión estatutaria o contrac-
tual, se aplican las reglas generales en materia de incumplimiento contractual.
Por lo tanto, en cualquiera de los supuestos, se podrá accionar solicitando el
SOCIEDAD ANÓNIMA 267
cumplimiento del contrato de suscripción. En este caso, se insta el cumpli-
miento contractual y la restitución de los derechos sociales dependerá de la
satisfacción de los aportes comprometidos, más los intereses devengados y
daños causados.

§ 114. Los DENOMINADOS ''APORTES IRREVOCABLES'~ RÉGIMEN JURÍDICO.


NORMAS DE LA IGJ Y LA CNV. - El cumplimiento de los pasos legales y estatu-
tarios para el aumento de capital social pueden insumir un tiempo importan-
te, con la demora consiguiente para el ingreso de fondos a la sociedad. Ello
puede evitarse mediante el recurso a los denominados "aportes irrevocables a
cuenta de futuros aumentos de capital", aunque no sin un grado de riesgo e in-
certidumbre para el aportante, que no es un socio, pero tampoco un acreedor.
Aun cuando el nomen iuris no siempre coincide (p.ej., aportes irrevo-
cables, anticipos a cuentas de aumentos de capital, adelantos), en todos los
casos se trata de un mecanismo huérfano de tipificación desde el punto de
vista de la ley societaria, sin perjuicio de que la IGJ y la CNV han dictado
sendas reglamentaciones sobre la materia. Vale también agregar que la uti-
lización extendida en el tiempo de este instrumento, en forma relativamente
uniforme y pacífica, así como su reconocimiento y tratamiento por las enti-
dades que nuclean a los profesionales en ciencias económicas, podrían dotar-
lo de cierta tipicidad social.
La problemática alrededor de este instituto es múltiple, y un análisis
completo excede el ámbito de esta obra. Destacamos, no obstante, una se-
rie de cuestiones que consideramos elementales y que suelen ser objeto de
discusión.
a) NATURALEZA JURÍDICA. Se le han asignado a esta figura múltiples
calificaciones (v.gr., acto sujeto a ratificación; préstamo sin plazo con dere-
cho a compensar con acciones; contratos sujetos a condición suspensiva; na-
turaleza propia sin posibilidad de encasillamiento en figuras tradicionales).
No obstante ello, creemos que lo esencial es recordar su particular perfil:
se trata de "recursos propios" de financiamiento, que deben distinguirse de
los "recursos ajenos" (deuda). En este sentido, se explica que el aportante
tiene vocación de convertirse en socio, lo que distingue a esta figura de los
típicos préstamos efectuados por terceros (Araya - Araya, Aportes irrevoca-
bles a cuenta de futuros aumentos de capital; Dumot, Tratado de conflictos
societarios) .
b) CONTABILIZACIÓN DE LOS APORTES. El aporte no es contable ni jurí-
dicamente una deuda, y debe ser reflejado en el patrimonio neto.
c) SITUACIÓN y DERECHOS DEL APORTANTE. El aporte es irrevocable
para quien lo realiza. Hasta tanto se capitalice, el aportante no ostenta la
calidad de socio. La capitalización del aporte está sujeta al no ejercicio del
derecho de preferencia por el resto de los accionistas. El aportante no tie-
268 SOCIEDADES

ne derecho a forzar el aumento de capital, sino que la decisión debe ser to-
mada por el órgano social correspondiente. No obstante, podrá reclamar la
devolución del aporte si la asamblea no adopta una decisión sobre el tema en
el plazo convenido -que, conforme la normativa de la IGJ y la CNV, no po-
drá exceder de un plazo de seis meses desde la fecha de aceptación del apor-
te-, si bien antes de ello deberá cumplirse con el procedimiento similar al de
reducción de capital -que permitirá a los acreedores de la sociedad oponerse
a dicha restitución-.
d) CALIFICACIÓN JURÍDICA DEL APORTE EN EL ÁMBITO CONCURSAL. Ante
la insolvencia de la sociedad, el aportante será considerado un acreedor su-
bordinado -es decir, de rango inferior a los restantes acreedores quirografa-
rios que concurran al proceso concursa!-.
Sobre la naturaleza y el régimen aplicable a los aportes irrevocables, la
doctrina se ha ocupado con frecuencia.

§ 115. AUMENTO DEL CAPITAL SOCIAL. IMPORTANCIA ECONÓMICA Y JU-


RÍDICA DE LA DECISIÓN. - En el esquema de la LGS, son los socios los que,
asamblea mediante, determinan la necesidad de incrementar el capital social
y las cuestiones esenciales vinculadas a la nueva emisión de acciones (v.gr.,
clase de acciones, monto y forma de integración).
La delegación al directorio de la época de emisión, forma y condicio-
nes de pago (tanto para sociedades abiertas como cerradas) es, sin embargo,
relevante y lógica considerando que es el órgano de administración el que se
encuentra en mejores condiciones para determinar las concretas necesidades
de fondos de la sociedad, y las condiciones de mercado para la colocación de
los nuevos títulos.
Para las sociedades cerradas, conforme el art. 188 de la LGS, el esta-
tuto puede prever el aumento del capital social hasta su quíntuplo. Exis-
tiendo esta previsión legal, el aumento se decidirá por la asamblea ordinaria
(arts. 234 y 243), sin requerirse nueva conformidad administrativa. Pero
la decisión deberá ser adoptada en asamblea extraordinaria toda vez que:
a) no se hubiera establecido la previsión del art. 188; b) aun existiendo di-
cha previsión, se hubiera superado el quíntuplo como consecuencia de acu-
mulación de aumentos previos, o e) se realizara un aumento en exceso del
quíntuplo.
Sin perjuicio de los casos en que es posible emitir acciones con un valor
efectivo inferior al nominal (art. 202, LGS), la asamblea solo podrá delegar
en el directorio la época de la emisión, forma y condiciones de pago. La
resolución de la asamblea se publicará e inscribirá.
En el caso de las sociedades anónimas autorizadas a hacer oferta pú-
blica de sus acciones, el art. 188 establece que la asamblea puede aumentar
el capital sin límite alguno ni necesidad de modificar el estatuto. El direc-
torio podrá efectuar la emisión por delegación de la asamblea, en una o más
SOCIEDAD ANÓNIMA 269

veces, dentro de los dos años a contar desde la fecha de su celebración. Los
aspectos específicos de la regulación se encuentran en las Normas de la Co-
misión Nacional de Valores.

a) NECESIDAD DE REFORMA DEL ESTATUTO SOCIAL. INSCRIPCIÓN DEL


AUMENTO DE CAPITAL. La doctrina sostiene en general que el aumento del
capital social, en todas sus variantes, implica una modificación estatutaria.
Así, Roitman (citando en su favor a Nissen, Verón y Dasso) sostiene que la
alteración siempre afecta un elemento esencial de la noción de sociedad (art.
11, inc. 4º, LGS) , y que lo único que hace el art. 188 es eximir de "ciertas
formalidades" para la instrumentación del aumento de capital, sin que por
ello cambie la naturaleza jurídica del acto.
En cualquier caso, cabe tener presente que las sociedades que realizan
oferta pública de sus acciones, y se encuentran consecuentemente bajo la ju-
risdicción de la CNV, no deben incorporar a sus estatutos sociales la cifra
del capital social, por lo que mal puede afirmarse que el aumento de capital
importa una modificación estatutaria (Normas CNV, título II, cap. IV, sec. I,
art. 4°).
La decisión de aumento de capital social no implica su efectivo aumen-
to, ni se efectiviza con la modificación del estatuto cuando es requerido por
ser sociedades cerradas y excederse el quíntuplo en caso de previsión, ni con
la previsión de inscripción en el Registro Público del art. 188, sino con el
trámite de efectiva suscripción e integración, que debe ajustarse a las previ-
siones estatutarias y legales de la suscripción preferente, para culminar con
la comunicación de la sociedad "a la autoridad de contralor" de la efecti-
va suscripción del capital social a los efectos de su registro (art. 201, LGS).
Recién en ese momento se habrá exteriorizado el efectivo aumento del capi-
tal social (Richard - Muiño, Derecho societario).
Las Normas de la IGJ regulan los requisitos que deben cumplirse para
inscribir un aumento de capital -ya sea con o sin reforma de estatutos- (res.
7/15, IGJ, arts. 96 y 97). Se trata de normas que hacen a un estricto control
de legalidad vinculado al cumplimiento de los requerimientos formales vin-
culados a la convocatoria y constitución de la asamblea, la formación de la
voluntad social, la protección de los accionistas minoritarios (v.gr., publica-
ción de edictos vinculados al ejercicio de derecho de suscripción preferente
y presentación de certificaciones contables vinculadas a la forma de integra-
ción del aumento de capital), y la preservación de la llamada "pluralidad sus-
tancial" de socios.
Por otro lado, la IGJ también fiscaliza en materia de aumentos de capi-
tal el estado de este, así como la integración y valuación de los aportes (res.
7/15, IGJ, arts. 98 a 102), requiriendo evidencia sobre la efectiva integración
y valuación de los aportes según el tipo de aporte de que se trate (v.gr., apor-
tes en efectivo, capitalización de créditos, capitalización de saldos de cuenta
de capital, utilidades y reservas libres).
270 SOCIEDADES

b) REVISIÓN JUDICIAL DE LA DECISIÓN DE AUMENTO DE CAPITAL SOCIAL.


La necesidad, conveniencia y oportunidad del aumento de capital constituye
una cuestión de política empresaria -más particularmente de índole co-
mercial y financiera- que, en principio, queda exclusivamente reservada
a los órganos societarios naturales que tienen competencia legal sobre la
materia.
Solo excepcionalmente tendrá sentido un control de legalidad respecto
de la decisión sobre la necesidad, conveniencia y oportunidad del aumento de
capital en los siguientes supuestos.
1) Cuando quede acreditada una arbitrariedad o irrazonabilidad dañosa
manifiesta (CNCom, Sala D, 22/8/89, "Pereda, Rafael c/Pampagro SA'', LL,
1989-E-182).
2) Cuando haya un evidente e inocultable agravio al orden público so-
cietario por medio de la adopción de resoluciones para la consecución do-
losa o fraudulenta de finalidades extrasocietarias (CNCom, Sala D, 1/3/96,
"Abrecht, Pablo e/Cacique Camping SA'', ED, 168-544).
3) Cuando se aprecie que el único objeto de la medida fue el de licuar
las participaciones de los accionistas, pues en tal caso se configuraría un
auténtico abuso de mayorías y se afectaría, por añadidura, el interés social
(CNCom, Sala C, 4/3/05, "Block, Susana H., y otros e/Frigorífico Block SA'',
www.pjn.gov.ar).
Por lo tanto, en ausencia de desviación de poder y habiéndose respeta-
do los derechos individuales de los accionistas, la protección de la minoría
disidente con la decisión discrecional de aumentar el capital social pasa por
otros mecanismos tuitivos y de equilibrio que ofrece la LGS: 1) el derecho
de suscripción preferente; 2) el derecho a exigir una prima de emisión, y 3)
en última instancia, el derecho de receso.
e) TIPOLOGIA DE LOS AUMENTOS DE CAPITAL. Existe una multiplicidad de
formas de aumentar el capital social, sin necesariamente recurrir a nuevas
aportaciones por parte de los accionistas o terceros.
Por ello, entre otras modalidades, encontramos: 1) la capitalización de
reservas -cuando cesan las razones que justificaron que se tuvieron en cuen-
ta al momento de su constitución-; 2) la capitalización de utilidades -pago
de dividendos en acciones-; 3) la revalorización del activo - donde se practi-
ca un ajuste contable-; 4) la conversión de debentures u obligaciones nego-
ciables en acciones; 5) la capitalización de deudas de accionistas o terceros,
y 6) la capitalización de pasivos en el concurso o quiebra (art. 43, LCQ, que
admite que la propuesta concordataria prevea la incorporación de los acree-
dores como socios).

d) PRINCIPIO DE IGUALDAD DE ACCIONISTAS. El art. 189 de la LGS es-


tablece que debe respetarse la proporción de cada accionista en la capitali-
zación de reservas y otros fondos especiales inscriptos en el balance, en el
SOCIEDAD ANÓNIMA 271

pago de dividendos con acciones y en procedimientos similares por los que


deban entregarse acciones integradas.
La norma transcripta menciona alguna de las hipótesis en las cuales
se aumenta el capital de la sociedad sin un desembolso efectivo de los so-
cios. El principio establecido apunta a asegurar el mantenimiento de la
participación porcentual en el capital social , cumpliendo así una finalidad
similar a la del derecho de preferencia (art. 194, LGS).
Esta norma debe complementarse con las reglamentaciones de la IGJ y
la CNV, también orientadas a hacer efectivo este derecho a la proporcionali-
dad de los accionistas (res. IGJ 7/15, art. 105, y Normas CNV, título II, cap.
II, art. 17).

e) AUMENTOS SUCESIVOS DE CAPITAL. Las nuevas acciones solo pueden


emitirse cuando las anteriores hayan sido suscriptas (art. 190, LGS).
Se ha señalado que la regla legal intenta evitar que la sociedad ex-
prese un capital ficticio que redunde en perjuicio de los terceros (Nissen),
lo que es aceptable en la medida en que se comparta el concepto de capi-
tal social como dato relevante para los terceros que se vinculan con la so-
ciedad.
Notamos que la norma no prohíbe la decisión asamblearia de aumentar
el capital, sino la emisión de las acciones como consecuencia de tal decisión,
y tampoco requiere la integración de las acciones, sino su suscripción (que
siempre debe ser por el total -art. 186, LGS-).
Para las sociedades bajo el régimen de oferta pública, las Normas de la
CNV prevén que la oferta pública de acciones no será autorizada si no se ha
inscripto un aumento previo en el Registro Público de Comercio (Normas
CNV, título II, cap. IV, sec. III, art. 13).

f) SUSCRIPCIÓN INSUFICIENTE DEL AUMENTO DE CAPITAL SOCIAL. Si el


monto autorizado de un aumento de capital no es suscripto en su totalidad,
se configura un incumplimiento al pacto de integración y se aplican las si-
guientes reglas (art. 191, LGS).
1) Si las condiciones de emisión del contrato de suscripción guardan
silencio sobre el tema, ninguna de las partes se liberará de sus respectivas
obligaciones: las acciones deben emitirse (obligación de la sociedad) y su
precio integrarse en la forma prevista (obligación del suscriptor).
2) Cuando las condiciones de emisión lo permitan, corresponderá la
cancelación total o parcial del aumento de capital, con la recíproca libera-
ción de los derechos y obligaciones de la sociedad y los suscriptores.
La última alternativa será útil en la medida en que las necesidades de
fondos de la sociedad requieran una "masa crítica" - p.ej., para financiar un
proyecto determinado-, que de no obtenerse torna superfluo o contraprodu-
cente el ingreso de fondos.
272 SOCIEDADES

g) DERECHO DE SUSCRIPCIÓN PREFERENTE O DERECHO DE PREFERENCIA.


RÉGIMEN JURIDICO. En el marco de la LGS, el derecho de suscripción pre-
ferente -orientado a permitir que los accionistas preserven su participación
proporcional en la sociedad- es considerado de particular relevancia.
Ello se evidencia no solo por la rigidez de las interpretaciones doctri-
nales relativas a su supresión (art. 197, LGS) y por el apartado final del art.
194 ("Los derechos que este artículo reconoce no pueden ser suprimidos
o condicionados, salvo lo dispuesto en el art. 197"), sino también por el
detallado tratamiento de la LGS respecto del otorgamiento del derecho,
forma de ejercicio, consecuencias derivadas de su violación y posibilidad de
exclusión.
En tanto el derecho de suscripción preferente permite mantener la parti-
cipación proporcional en el capital -mediante la suscripción de nuevas accio-
nes de la misma clase a las que poseía-, el derecho de acrecer tiene un fun-
damento diferente: impedir el ingreso de terceros a la sociedad si los socios
existentes suscriben las acciones ofrecidas. Este último derecho justamente
consiste en la posibilidad que tienen todos los accionistas de suscribir a pro-
rrata las acciones no suscriptas por otros accionistas, incrementando de esa
manera su participación accionaria (Nissen).
La primera parte del art. 194 establece la obligatoriedad de conceder y
respetar el derecho de suscripción preferente, si bien acotado a las acciones
ordinarias (incluyendo a las de voto privilegiado). Por lo tanto, las accio-
nes con preferencias patrimoniales (acciones preferidas -art. 217, LGS-)
carecen de este derecho a menos que los estatutos sociales o la asamblea que
resuelve el aumento se lo otorguen. En este orden de ideas, cabe indicar
que nuestro máximo tribunal resolvió que "la decisión de otorgar a la accio-
nes preferidas idéntico derecho de suscripción que las ordinarias no se pre-
senta adecuada a la disposición contenida en el art. 207 de la ley 19.550,
que tacha de nulidad situaciones que importen la violación de la igualdad de
derechos que corresponde a acciones de igual clase" (CSJN, 8/6/89, "Sichel,
Gerardo c/Massuh SA'', Fallos, 312:888).
En cuanto al régimen de publicidad y cómputo de plazos vinculados al
ejercicio de este derecho, la norma es clara.
J) Ofrecimiento a los accionistas: la sociedad hará el ofrecimiento a los
accionistas mediante avisos por tres días en el diario de publicaciones lega-
les y además en uno de los diarios de mayor circulación general en toda la
República, cuando se tratara de sociedades comprendidas en el art. 299.
2) Plazo de ejercicio: los accionistas podrán ejercer su derecho de op-
ción dentro de los treinta días siguientes al de la última publicación, si los
estatutos no establecieran un plazo mayor. Pero tratándose de sociedades
que hagan oferta pública, la asamblea extraordinaria podrá reducir este plazo
hasta un mínimo de diez días, tanto para sus acciones como para debentures
convertibles en acciones.
SOCIEDAD ANÓNIMA 273

Cabe aclarar solo que: a) el ofrecimiento constituye una oferta irrevoca-


ble para que los accionistas suscriban acciones en proporción a sus respecti-
vas tenencias; b) los días son corridos; e) la reducción del plazo a diez días
para las sociedades abiertas supone una resolución adoptada con el quorum
y mayorías de la asamblea extraordinaria, aunque para estas sociedades la
regla es que el aumento de capital es competencia de una reunión ordinaria
de socios (art. 188, LGS), y d) el iter legal puede obviarse con el consenti-
miento unánime de los socios, al tiempo de resolver el aumento de capital.
Pero la regulación del proceso es incompleta, porque nada dice sobre el
ejercicio del derecho de acrecer. Siguiendo a Odriozola, entendemos que
ambos derechos son de ejercicio sucesivo en el tiempo y que, por tanto, será
necesario publicar de alguna manera - incluso en oportunidad de convocar al
ejercicio de la preferencia, indicando las modalidades aplicables en la even-
tualidad- el inicio de la etapa del "acrecimiento" que se abre luego de cons-
tatarse la existencia de acciones que hubieren sido suscriptas, y paso previo
a su cancelación o puesta a disposición a terceros. El plazo para acrecer
deberá ser, al menos, similar al concedido para ejercer el derecho de prefe-
rencia, ya que la decisión a tomar tiene la misma significación y riesgo que
la anterior y nada pareciera indicar como beneficiosa su reducción.
El derecho de preferencia se aplica también al caso de emisión de tí-
tulos valores convertibles en acciones, y la referencia de la norma sobre los
debentures (muy escasamente utilizados en la Argentina) es complementa-
da por la análoga solución del art. 11 de la ley de obligaciones negociables
(LON), para las obligaciones negociables convertibles.
1) Limitaciones al derecho de suscripción preferente. Consistente con
la relevancia que la LGS otorga al derecho de preferencia, el art. 197 estable-
ce diversas restricciones vinculadas con su supresión o limitación. Así:
a) Se requiere una decisión adoptada en asamblea extraordinaria con la
mayoría exigida por el último párrafo del art. 244 de la LGS: voto mayorita-
rio equivalente a la mayoría absoluta del capital social, perdiendo su derecho
de preferencia de voto plural los que lo tuvieren para mantener un solo voto
por cada acción.
b) La validez de la decisión está específicamente subordinada al cum-
plimiento de tres condiciones: 1) la inclusión en el orden del día (exigencia
que no parece necesario especificar -art. 246, LGS-, pero que denota que
la cuestión no es un accesorio implícito en el punto referido al aumento de
capital); 2) la necesidad de que la limitación al derecho de preferencia sea un
caso particular y excepcional justificado por el interés social, y 3) que las ac-
ciones se integren con aportes en especie o se utilicen para cancelar pasivos
preexistentes.
En cuanto a la supresión o limitación del derecho de preferencia en la
emisión de obligaciones convertibles con oferta pública, la normativa tien-
de a facilitar la emisión de obligaciones negociables convertibles en accio-
274 SOCIEDADES

nes con oferta pública, y teniendo presente que el derecho de preferencia se


aplicaría para la suscripción de tales títulos (art. 194, LGS y art. 11, LON),
la ley de obligaciones negociables prevé un régimen menos severo para su
supresión o limitación (art. 12, LON).
El derecho de suscripción preferente es generalmente calificado como
inviolable, y se exige que cualquier cercenamiento o limitación a su ejercicio
sea interpretada con estrictez. Así, se afirma que la limitación o suspensión
debe ser excepcional e interpretada con carácter restrictivo, válida solo ante
comprobadas necesidades financieras de la sociedad (Nissen), que no bas-
ta un interés social genérico, sino la existencia de un interés específico que
justifique la exclusión o limitación (Verón), o que, para el caso de aportes
en especie, es menester que se trate de bienes no dinerarios que no puedan
adquirirse en el mercado o en condiciones que permitan la explotación eco-
nómica, o que los accionistas no se muestren dispuestos a la suscripción para
aportar los dineros necesarios para la adquisición (Halperin).
Señalamos además que la supresión del derecho de preferencia es implí-
cita a la fusión por absorción cuando se emiten acciones para los accionistas
de la sociedad absorbida, y en la capitalización de pasivos en el marco del
proceso concursa} (art. 43, LCQ).
Por otra parte, la suspensión o limitación del derecho de preferencia au-
toriza el ejercicio del derecho de receso, ya que con ello el accionista puede
perder derecho esenciales.
2) Violación al derecho de suscripción preferente. El art. 195 de la
LGS establece un mecanismo reparatorio para el supuesto en que la priva-
ción del ejercicio del derecho de suscripción preferente hubiera generado un
daño al accionista. El tipo de acción dependerá de si las acciones fueron o
no entregadas al tercero.
a) Si el aumento de capital ya ha sido ejecutado, habiéndose entregado
las acciones al tercero -cuya buena fe, aunque relevante para el caso, se pre-
sume-, el accionista perjudicado solo puede demandar por daños y perjuicios
a la sociedad y los directores en forma solidaria, no pudiendo la sentencia
condenatoria fijar una indemnización inferior al triple del valor nominal de
las acciones que el actor hubiera podido suscribir en razón de su derecho
de preferencia.
b) Si las acciones no han sido aun entregadas, puede solicitarse judi-
cialmente la anulación de la emisión.
Lo dicho no es excluyente del derecho de solicitar la nulidad de la
asamblea conforme el art. 251 de la LGS, cuando de tal acto se deriva la pri-
vación del derecho de preferencia, aunque la sentencia que se dicte no podrá
afectar el derecho del tercero que hubiera recibido válidamente las acciones.
Por otra parte, acreditados los extremos legales (art. 252), procederá la sus-
pensión cautelar de la decisión asamblearia a la que se atribuye la privación
del derecho de preferencia.
SOCIEDAD ANÓNIMA 275

El plazo que tiene el accionista perjudicado para ejercer sus acciones


es de seis meses a partir del vencimiento del plazo de suscripción, salvo que
el estatuto estableciera un plazo mayor (art. 196). Si se hubiera omitido la
publicidad, el plazo correrá desde que el accionista tome conocimiento de
la emisión.
La legitimación no se acota al accionista damnificado, extendiéndose a
los directores o síndicos, lo que no es una mera facultad atento al interés de
la sociedad y la severidad de la sanción pecuniaria del art. 195 de la LGS.

§ 116. EMISIÓN DE ACCIONES BAJO LA PAR. - Con la excepción prevista


por la ley 19.060 para las sociedades abiertas (emisión bajo la par en la que
la diferencia entre el valor nominal y el valor de suscripción se cubre con
reservas libres y demás rubros previstos por el art. 4°, ley 19.060), la LGS
prohíbe la emisión de acciones a un valor inferior al nominal -emisión bajo
la par- (art. 202). Una restricción similar existe para la emisión de obliga-
ciones negociables convertibles, conforme el art. 5º de la LON.
Esta prohibición se justifica conforme los siguientes argumentos: a) ga-
rantiza la igualdad de trato de los suscriptores, porque si la sociedad pudiera
vender acciones bajo la par, podría utilizar tal mecanismo para favorecer a
unos accionistas en perjuicio de otros (p.ej., si el accionista A suscribe cin-
cuenta acciones de valor nominal de $ 10, al 40 % desembolsaría $ 200 y B,
suscribiendo a la par -al 100 % del nominal- desembolsaría, por las mismas
acciones, la cifra de $ 500), y b) garantiza a los acreedores que los socios
han arriesgado una cantidad no inferior a la cifra de capital social que apa-
rece publicada. En este sentido, la cifra de capital reflejada en los estatutos
dejaría de ser veraz si resultara que las acciones se han entregado
, a cambio de
una cantidad de dinero inferior a su valor nominal (Alfare Aguila-Real).
Sin perjuicio de la prohibición, se ha destacado que el mismo efecto
puede lograrse por otras vías, como la subvaluación de aportes - lo que resul-
taría lícito, conforme el art. 53, LGS- y la reducción de capital a una suma
inferior a su valor patrimonial y su simultáneo aumento a la par (Otaegui).

§ 117. EMISIÓN DE ACCIONES CON PRIMA. - La emisión de acciones con


prima - sobreprecio respecto del valor nominal del título- es autorizada ex-
presamente por el art. 202 de la LGS.
Su finalidad consiste en la protección del valor patrimonial de la par-
ticipación del accionista, buscando su invariabilidad con respecto al valor
que esta tenía antes del aumento de capital (Rodríguez). Protege así a los
accionistas, con relación a las reservas acumuladas y las inversiones bene-
ficiosas hechas por la sociedad antes del aumento de capital. Como se ha
expresado jurisprudencialmente, tiende a conservar para los accionistas exis-
tentes el mayor valor real de la acción, que si se emitiera sin prima, esto es, a
valor nominal, traería un enriquecimiento gratuito - sin causa- a los nuevos
accionistas, quienes participarían en igualdad de condiciones con los an-
276 SOCIEDADES

tiguos de la situación económica ventajosa que representa una empresa en


marcha (CNCom, Sala C, 4/3/05, "Block, Susana H., y otros e/Frigorífico
Block SI\', LL, 2005-E-58).
La prima de emisión es, a juzgar por la redacción de la norma, una fa-
cultad de la sociedad. Sin embargo, atendiendo a que la no fijación de una
prima cuando la situación patrimonial de la sociedad habilitaría a tal cir-
cunstancia, aumenta el potencial efecto dilatorio de un aumento de capital,
generalmente hoy se entiende que la emisión con prima resulta obligatoria.
La IGJ ha acompañado esta interpretación y, conforme la res. 7/ 15, ha dis-
puesto que la registración de aumentos de capital social que se aprueben en
asambleas de accionistas deberán incluir en el valor de suscripción de ac-
ciones una prima de emisión, cuando el valor de las acciones emitidas con
anterioridad al aumento sujeto a inscripción sea superior a su valor nominal.
A su vez, determina la manera en que deberá justificarse el mayor valor de las
acciones emitidas con anterioridad al aumento, estableciendo que este deberá
surgir de un balance, ya sea general o especial, dependiendo del lapso que
transcurra entre la fecha de cierre de los balances y la de la asamblea que re-
suelve el aumento de capital. Sin embargo, la res. IGJ 7/15 no será aplicable:
a) cuando la resolución asamblearia de aumento de capital haya sido adopta-
da en asamblea unánime; b) cuando todos los accionistas hayan ejercido en
forma total su derecho de suscripción preferente, o hayan ejercido su derecho
de receso en los supuestos del art. 245 de la LGS, o e) cuando los estatutos
sociales contuvieran estipulaciones especiales relativas a la prima de emisión.
Inversamente, no puede descartarse que la fijación de una prima excesi-
va pudiera ser utilizada como un mecanismo orientado a diluir las tenencias
de algunos accionistas, lo que haría prima facie impugnable el aumento de
capital.
En cuanto al proceso de determinación de la prima de emisión, el art.
202 establece que en las sociedades abiertas (p.ej., aquellas autorizadas para
hacer oferta pública de sus acciones) la decisión será adoptada por asamblea
ordinaria, fijando el rango de variación, y pudiendo delegar la determinación
de la prima en el directorio, lo que facilita así la colocación de las acciones
ante la variación del precio de la acción en el mercado. En las sociedades
cerradas, tal delegación no es posible, y la decisión resulta además de com-
petencia de la asamblea extraordinaria, aun cuando la entidad del aumento
-menor al quíntuplo y con previsión estatutaria- pudiere resolverse por la
asamblea ordinaria (arts. 188 y 234, LGS).
El saldo que arroje el importe de la prima, descontados los gastos de
emisión, integra una reserva especial, la cual es distribuible entre los accio-
nistas cumpliendo con los trámites de publicidad y oposición previstos en los
arts. 203 y 204, en los supuestos de reducción voluntaria de capital (art. 202
in fine, LGS). Es decir, deberá cumplirse con el régimen de oposición de
acreedores previsto en el art. 82, inc. 3º, de la LGS, de la misma manera que
para los supuestos de reducción de capital.
SOCIEDAD ANÓNIMA 277

§ 118. EL AUMENTO DE CAPITAL Y EL RÉGIMEN DE OFERTA PÚBLICA: BRE•


VE REFERENCIA AL RÉGIMEN JURÍDICO PARTICULAR DE LA SOCIEDAD ANÓNIMA BAJO
EL RÉGIMEN DE OFERTA PÚBLICA. - Escasa relevancia normativa asigna la LGS
a las sociedades abiertas -esto es, las que hacen oferta pública de su capi-
tal-, siendo contadas las disposiciones particulares que reciben las relevantes
peculiaridades de la administración y funcionamiento de tales sociedades.
En efecto, en materia de aumento de capital, simplemente dispone que el
"aumento del capital podrá realizarse por oferta pública de acciones" (art.
198, LGS).
La omisión de la LGS es suplantada mediante la activa tarea reglamen-
taria de la CNV, entidad autárquica con jurisdicción nacional en el marco
de la delegación de facultades prevista por la ley 26.831 de mercado de ca-
pitales.
De tal manera, en cualquier análisis de cuestiones vinculadas al régi-
men legal de las sociedades anónimas abiertas, no puede obviarse la revisión
de la ley 26.831 de mercado de capitales -si bien cuenta con solo tres artícu-
los en materia de aumento de capital- y de las Normas de la CNV -actual-
mente, el texto ordenado aprobado mediante res. 622/13 y sus modificato-
rias-, particularmente su título 11 ("Emisoras").

§ 119. REDUCCIÓN DEL CAPITAL SOCIAL: COMPETENCIA DE LA ASAMBLEA.


IMPORTANCIA JURÍDICA y ECONÓMICA. - La reducción del capital social consiste
en la disminución de la cifra que se le hubiere asignado en el estatuto, al sus-
cribirse el acto constitutivo, o posteriormente, al haberse aumentado dicho
capital.
Básicamente, la reducción voluntaria del capital social tiene lugar cuan-
do este ha sido calculado en exceso, y resulta innecesario para el giro de las
operaciones de la sociedad -reducción efectiva-. Pero también la reducción
voluntaria puede tener lugar cuando existen pérdidas, y la sociedad pretende
restablecer el equilibrio entre el capital y el patrimonio social -reducción no-
minal o contable- (art. 205, LGS).
Bajo la perspectiva de la LGS, la reducción del capital social signifi-
ca siempre un perjuicio potencial para los acreedores de la sociedad, porque
disminuye la garantía con que contaban en respaldo de su crédito (principio
de intangibilidad del capital social -art. 186, LGS-). Este perjuicio se hace
patente cuando la sociedad devuelve las aportaciones a los accionistas o los
exonera de completarlas, lo que explica la adopción de reglas restrictivas res-
pecto de su procedencia, y la remisión del art. 204 a las reglas sobre oposi-
ción de los acreedores en las fusiones (art. 83, inc. 3º, LGS).

a) REDUCCIÓN VOLUNTARIA. SUPUESTOS. PROCEDIMIENTO INTERNO DE


LA SOCIEDAD. La reducción voluntaria del capital social puede obedecer,
por un lado, a una reducción efectiva o real (art. 203, LGS), porque la re-
ducción de la cifra del capital social viene acompañada con una salida pa-
278 SOCIEDADES

trimonial: se devuelven a los socios los recursos que han quedado liberados
por efectos de la desinversión y respecto de los cuales se entiende que no
deben permanecer ociosos en el patrimonio social. Se trata, en definitiva,
de un recurso lícito para que las sociedad transfiera bienes de la sociedad a
los socios.
Otra hipótesis de reducción voluntaria del capital social tiene lugar
cuando, con motivo de las pérdidas sufridas por la sociedad, se preten-
de restablecer el equilibrio entre el capital y el patrimonio social (art. 205,
LGS). Se trata de una reducción nominal o contable, ya que no hay rein-
tegración de capital alguno a los socios, sino más bien un ajuste meramente
contable -se disminuye la cuenta de pérdidas acumuladas y correlativamen-
te la cuenta de patrimonio neto-. Se ha explicado que son principalmente
tres las motivaciones que pueden fundamentar este tipo de reducción (Caba-
nellas). Por un lado, el motivo principal para llevar a cabo una reducción
voluntaria por pérdidas es que, al eliminarse las pérdidas de la cuenta de
resultados acumulados, se hace posible la futura distribución de utilidades si
la sociedad en el futuro registra ganancias. Por otro, se elimina de la con-
tabilidad societaria el rubro "pérdidas acumuladas", que perjudica la imagen
de la sociedad. Y finalmente, el efecto de esta reducción es aumentar el
valor del patrimonio neto por unidad de capital, en tanto el patrimonio neto
permanece igual , pero es menor la cantidad de acciones en que se encuentra
dividido, lo que puede facilitar futuros aumentos de capital.
Solamente en el caso de una genuina devolución de aportes a los socios
(reducción efectiva) se deberá cumplir con el proceso de oposición de los
acreedores (art. 83, inc. 3º, LGS).
No será aplicable el proceso de oposición de acreedores:
J) Cuando la reducción se opere por amortización de acciones integradas
y se realice con ganancias o reservas libres. No se trata en rigor de una re-
ducción de capital, sino más bien se asemeja a una distribución de utilidades,
pues las reservas de libre disponibilidad y las ganancias, por su naturaleza, son
distribuibles entre los socios (Roitman).
2) En el supuesto de una reducción voluntaria por pérdidas. La mer-
ma en el patrimonio ya se ha producido y lo que se procura no es más que
reflejar esa realidad mediante un ajuste o sinceramiento contable, que inclu-
so opera a favor de terceros, ya que contarán con la verdadera entidad del
capital, y no con su ilusoria apariencia.
La decisión, que en ambos casos configura una modificación estatuta-
ria, debe ser dispuesta por la asamblea extraordinaria (con informe fundado
del síndico, en su casos - arts. 203 y 235, inc. 2°, LGS-), con determinación
de todas las modalidades de su realización, las que no se pueden delegar en
el directorio, al que solo se le puede encomendar la ejecución. La reduc-
ción debe hacerse a prorrata, respetando la igualdad de los accionistas, y no
podrá afectar a una clase de acciones en particular, debiendo mantener la
SOCIEDAD ANÓNIMA 279
proporcionalidad existente entre las distintas clases, la cual se deberá trasla-
dar y mantener en el plano individual de los tenedores de acciones.
Para finalizar, destacamos que la LGS también prevé normas sobre
reducción de capital para sociedades que han emitido debentures y obliga-
ciones negociables. Respecto de los debenturistas, en tanto acreedores de
la sociedad, el art. 354 de la LGS les brinda una protección adicional: la
sociedad que ha emitido debentures solo podrá reducir su capital social en
proporción a los debentures reembolsados, salvo los casos de reducción for-
zosa. En materia de obligaciones negociables, el art. 26 de la LON dispone
que la amortización o reducción voluntaria del capital requiere la conformi-
dad de la asamblea de los tenedores de obligaciones convertibles y otorga
derecho a la conversión anticipada. Sin embargo, las sociedades que coti-
cen sus acciones en bolsa pueden prever en las condiciones de emisión de las
obligaciones el reajuste del valor de conversión por tales distribuciones, no
siendo aplicable en tal caso lo dispuesto en el punto anterior.
b) REDUCCIÓN OBLIGATORIA. SUPUESTOS. EFECTOS. En interés de los
acreedores o terceros que se vinculen con la sociedad, la LGS requiere la
reducción obligatoria del capital social cuando las pérdidas acumuladas in-
sumen las reservas y la mitad del capital social (art. 206, LGS). Se trata de
supuestos donde las pérdidas son de tal magnitud que el desequilibrio resulta
inaceptable para el tráfico comercial (Cabanellas).
Al igual que la reducción voluntaria por pérdidas, la reducción de capi-
tal obligatoria por pérdidas es nominal -o contable- porque lo que se reduce
es la "cifra" de capital, con el exclusivo fin de restablecer el equilibrio entre
esta y el patrimonio retraído por pérdidas. Se aplica, así, el mismo meca-
nismo: se eliminan ciertas pérdidas del activo de la sociedad, absorbiéndo-
las mediante la reducción de diversas cuentas del patrimonio neto. No hay
aquí, como en el caso de la reducción efectiva, una reducción equivalente
del patrimonio que habilite la distribución proporcional entre los socios del
porcentaje reducido.
En consecuencia, siendo que la reducción del capital en este caso devie-
ne un imperativo legal, va de suyo que en el caso del art. 206 de la LGS, los
acreedores no pueden hacer valer el derecho de oposición que les confiere
para las hipótesis de reducción voluntaria efectiva del art. 204. Sus inte-
reses ya se han visto afectados por las pérdidas de la sociedad y la posterior
reducción nominal del capital, que no implica entrega de fondos a los socios,
no representa ningún riesgo adicional.
Configurados los extremos del art. 206, la asamblea extraordinaria de
accionistas tiene la obligación de aprobar la reducción de capital, en tanto
esta no opera en forma automática.
La ley no determina el orden en que deben afectarse las cuentas del pa-
trimonio neto con el fin de absorber las pérdidas de la sociedad. La IGJ
se ha ocupado del tema en la res. 7/15, indicando en su art. 316 que en el
280 SOCIEDADES

tratamiento por la asamblea general ordinaria de los resultados negativos,


la IGJ ha determinado que la absorción de las pérdidas deberá ajustarse al
siguiente orden de afectación de saldos de cuentas o rubros del patrimonio
neto: J) reservas legales, estatutarias y voluntarias, en el orden que, entre
todos las mencionadas, apruebe la asamblea, observando, cuando existan, las
estipulaciones estatutarias relativas a la cuestión; 2) reserva técnico-contable
por revalúos técnicos aprobados por la IGJ; 3) primas de emisión; 4) ajuste
de capital, y 5) capital social. Si hubiere aportes irrevocables, también esta
norma prevé las modalidades en que ellos deben ser afectados.
Por otra parte, las Normas de la IGJ, al regular el régimen contable de
las sociedades, establecen que las asambleas de accionistas que deban consi-
derar estados contables de cuyo estado de resultados y resultados acumu la-
dos resulten saldos negativos de magnitud que imponga la aplicación, según
corresponda, de los arts. 94, inc. 5º (disolución por pérdida del capital social)
o 206 de la LGS (reducción obligatoria por pérdidas), deberán adoptar reso-
lución expresa en los términos de las normas citadas, y a ese fin deberán ser
convocadas para realizarse, en su caso, en el doble carácter de ordinarias y
extraordinarias y prever especialmente en su orden del día el tratamiento de
tales cuestiones (res. IGJ 7/15, art. 310).

c) REDUCCIÓN DE CAPITAL. PROCEDIMIENTO DE INSCRIPCIÓN EN LA JGJ.


OPERACIÓN ''AcoRDEóN". Los requisitos comunes de índole administrativo
para proceder con la inscripción de una reducción de capital en la IGJ (sea
voluntaria o por pérdidas), requieren de la siguiente documentación: J) tes-
timonio de la escritura pública o instrumento privado original, conteniendo
transcripciones del acta de la asamblea que resolvió la reducción del capi-
tal y modificación correspondiente de los estatutos sociales, y de la planilla
del registro de asistencia a ella; 2) balance general o -en caso de reducción
voluntaria- especial a la fecha de efecto de la reducción, con informe de au-
ditoría conteniendo opinión, y 3) informe firmado por el representante legal
sobre la forma en que se materializará la operación si no surgiere de la reso-
lución social; se exceptuará en caso de asamblea unánime.
En los supuestos de reducción voluntaria de capital, su inscripción en la
IGJ requiere la presentación de una serie de documentación legal y contable,
por sobre los que generalmente son requeridos para cualquier operación de
reducción de capital (res. IGJ 7 /15, art. 113). Con respecto al régimen
de oposiciones, la escritura pública o instrumento privado deben contener
además la nóm ina de los acreedores oponentes con los montos de sus crédi-
tos y el tratamiento dado a las oposiciones, o en su defecto la manifestación
de que no hubo oposiciones en el plazo legal.
La IGJ prohíbe - al menos a los efectos administrativos- la llamada
operación "acordeón". En tal sentido, indica que no se inscribirán la reduc-
ción a cero del capital social, consecuencia de su pérdida total, y su simul-
táneo aumento (res. IGJ 7/15, art. 113). En tal supuesto, la pérdida total
SOCIEDAD ANÓNIMA 281

del capital social como causal de disolución de la sociedad (art. 94, inc. 5°,
LGS), debe revertirse mediante su reintegro total o parcial o su aumento
(art. 96, LGS) -debiendo inscribirse este último-. Y si su reintegro es par-
cial, procede luego la reducción de la cifra estatutaria al importe de dicho
reintegro, la que debe inscribirse.

C) EL ACCIONISTA, LA ACCIÓN Y OTROS TÍTULOS

§ 120. NATURALEZA O FUNCIÓN DUAL DE LAS ACCIONES DE LA SOCIEDAD


ANÓNIMA. - Es de suma importancia para la comprensión del régimen jurídi-
co de las acciones de la SA apreciar desde el momento inicial de su estudio
las diferentes funciones que les corresponden.
Por un lado, la acción es la representación del capital social (art. 163,
LGS), y consecuentemente del carácter de socio de su titular. Por el otro, la
acción es un título valor, conforme la inequívoca referencia del art. 226 de
la LGS.
La LGS dedica específicamente los arts. 207 a 226 a las acciones, y su
contenido se enfoca primariamente a su régimen jurídico como título valor,
pero la regulación no ignora la relación directa entre el carácter de accio-
nista y el estado de socio, cuestión que ha sido además objeto de un trata-
miento particular de la doctrina y jurisprudencia, como lo explicamos más
adelante.

§ 121. LAS ACCIONES DE LA SOCIEDAD ANÓNIMA COMO TÍTULOS VAW-


RES. - Aunque la doctrina ha manifestado sus dudas acerca de la inclusión de
la acción en la categoría jurídica general de títulos valores o títulos de cré-
dito (Grispo, Romero, entre otros), el dato positivo del art. 226 no puede ser
ignorado. Lo que quiera explicarse como excepción o particularidad de las
acciones se vincula principalmente a la relación entre la acción y el estado
de socio, pero no justifica el abandono de la calificación jurídica que indica
el título de esta sección.
Desde el punto de vista normativo, la ausencia de una teoría general de
los títulos valores en nuestro derecho positivo hasta la sanción del Código
Civil y Comercial (sobre el tema, ver la bibliografía especial citada al final
de esta obra), junto a la tímida referencia del art. 226 ("las normas sobre
títulos valores se aplican en cuanto no son modificadas por esta ley") y las
reglas de eficacia u oponibilidad de la transmisión dependientes de la ins-
cripción registra! (art. 215, LGS), han contribuido a esa controversia.
Sin embargo, no ha de olvidarse que el propósito central de la inclusión
en una categoría jurídica es poder determinar el régimen aplicable y, de este
modo, tener una herramienta de análisis y solución de cuestiones de índole
práctico. No ha de pecarse, ni en este tema ni en otros que planteen discu-
282 SOCIEDADES

sienes análogas, de un conceptualismo excesivo o de una rigidez interpretati-


va que prescinda de la finalidad apuntada.
Por cierto, la calificación de la acción como título valor no tiene la fun-
ción taxonómica propia de la categorización en el ámbito de las ciencias na-
turales, y no excluye en consecuencia la posibilidad de que al ser analizada
con otro prisma de calificación o categorización, la acción "sea" algo más
que un título valor. Ello, en tanto no exista contradicción por la presencia
de caracteres opuestos que hagan lógicamente incompatible esa dualidad.
En el terreno que nos ocupa, la acción, como título valor, puede ser -da-
das determinadas circunstancias- también un valor negociable o instrumen-
to financiero (Alegria), y esa circunstancia puede agregar una perspectiva
adicional de análisis (ver, en este sentido, para las obligaciones negociables,
Paolantonio). Así, si las acciones o las obligaciones o bonos emitidos por
sociedades son negociables en mercados públicos, serán también valores ne-
gociables o instrumentos financieros (art. 2°, ley 26.831).
Las acciones, en una rápida comparación con otros títulos valores, pre-
sentan algunas notas particulares en razón de su carácter causal (esto es,
vinculado a la relación jurídica que determina su creación o emisión), la pre-
sencia ubicua a su respecto de manifestaciones de la denominada desmate-
rialización de los títulos valores (art. 208, LGS), y la necesidad de registra-
ción a efectos de la oponibilidad de su transmisión (art. 215, LGS).
Estas características no excluyen, a nuestro juicio, su inclusión en la ca-
tegoría de títulos valores, noción que ha de ser interpretada no de una mane-
ra rígida. En última instancia, la calificación de la acción como título valor
depende del concepto que se adopte respecto de esa categoría jurídica, y sus
elementos esenciales o tipificantes. Aunque es cierto que, respecto de las
acciones "desmaterializadas" (escriturales o certificados globales), los tra-
dicionales principios de literalidad y necesidad pierden el rol central que
tienen en definición tradicional de la categoría jurídica, esto no es en razón
de su reemplazo por principios que le sean opuestos, sino esencialmente
por su imposibilidad de aplicación en razón de las modalidades técnicas uti-
lizadas.
Como es sabido, el derecho especial de los títulos valores viene a satis-
facer las necesidades relativas a la seguridad en el tráfico jurídico-económi-
co, tratando de garantizar materialmente la posición jurídica del adquirente y
de facilitar, en el orden formal, el ejercicio de sus derechos (Paz Ares). En
efecto, con los títulos valores se supera el condicionamiento técnico de la in-
corporeidad de los derechos, estableciendo un mecanismo de publicidad cu-
yas informaciones puedan ser protegidas por el ordenamiento en interés del
tráfico. Esto es justamente lo que hace que el derecho de los títulos valores
incorpore el derecho al título y lo convierta en una cosa mueble suscepti-
ble de ser poseída, consultada y protegida, y se aproveche de los beneficios
de la apariencia o publicidad posesoria. En otras palabras, se "cosifica" un
derecho incorporal para sustraer su circulación de las desfavorables reglas
SOCIEDAD ANÓNIMA 283

del derecho de obligaciones y someterlas a las más favorables del derecho


de cosas.
Pero cuando esa "cosificación" se muestra ineficiente (mayores costos,
demoras en la ejecución de las transacciones por la necesidad de moviliza-
ción de los títulos), la incorporación se desvanece como recurso técnico-ju-
rídico y la categoría jurídica se redefine: la desmaterialización lleva a una
mutación significativa de formas con un mantenimiento de la sustancia. La
necesidad muta hacia una comprobabilidad técnica, la literalidad puede reex-
presarse como las pautas objetivas de referencia (Alegria). Así, aun reco-
nociendo que la incorporación de los derechos a un documento demostró ser
especialmente útil para facilitar la circulación jurídicamente segura de los tí-
tulos valores y la explicación de la doctrina sobre la especialidad de la teoría
general de los títulos valores, se acepta que el concepto comenzó a hacer cri-
sis en el tráfico masificado, revelando grandes disfunciones causadas por la
ingente multiplicación de los propios documentos y el creciente aumento de
los tiempos y costos requeridos para su manipulación masiva (Paolantonio).
La finalidad económica de la disciplina de los títulos valores -tutela del
valor económico del derecho que se moviliza conforme la ley de circulación
del documento-, se realiza fundamentalmente mediante la regla de exclusión
o inoponibilidad de excepciones -el denominado principio de autonomía-
que no se ve afectada por la desmaterialización. La autonomía del derecho
incorporado al título valor es la nota más saliente y definitoria de la catego-
ría jurídica en estudio, e implica -en una primera aproximación- el someti-
miento de la circulación de los derechos a normas que se alejan de las reglas
propias de las obligaciones (derechos personales), y presentan analogía con
las normas de la transmisión de cosas (derechos reales).
Así, por un lado, el principio de autonomía ofrece una especial protec-
ción en la esfera obligacional, mediante el fenómeno de la incomunicabilidad
de las defensas y excepciones personales, que dejan de irse acumulando en
cada transferencia, como ocurre con la circulación por medio de la cesión
de créditos. Se logra de este modo asegurar la confianza en la existencia
y entidad del crédito incorporado, ya que quien resulte portador legítimo del
título a su vencimiento o al momento en que se quiera exigir la prestación o
ejercer los derechos cartulares, tiene la seguridad de que si el emisor del pa-
pel no tiene defensas fundadas en relaciones personales con él para negar la
prestación, deberá cumplirla sin poder exonerarse de ella alegando circuns-
tancias o excepciones fundadas en relaciones habidas con anteriores portado-
res del documento (art. 1816, Cód. Civil y Comercial).
Por otro lado, la autonomía ofrece tutela en la esfera real, aislando to-
talmente de circunstancias objetivas anteriores a la relación actual del por-
tador del papel con su emisor, lo que hace factible la llamada adquisición
a non domino, esto es, la adquisición de un derecho proveniente de quien no
era titular, o la adquisición de un derecho más pleno o perfecto del que tenía
el enajenante (art. 1918, Cód. Civil y Comercial). De tal forma, la protec-
284 SOCIEDADES

ción otorgada por la disciplina resulta cercana a la que ofrece la publicidad


posesoria en materia de cosas muebles.
La transmisión de las acciones, no obstante ser más engorrosa en su for-
ma que la de otros títulos valores transmisibles por endoso o al portador, no
se excluye de la regla de autonomía, que queda finalmente como nota central
y tipificante de la categoría jurídica de título valor.
En síntesis, la acción de la sociedad anónima, aun en el ámbito más
acotado de una ley de circulación reducida por las reglas imperativas en ma-
teria de nominatividad de títulos valores, y con la modificación de la com-
prensión tradicional de los principios de literalidad y necesidad, puede ser
incluida en la categoría general de títulos valores, que hace foco en el princi-
pio de autonomía (exclusión o inoponibilidad de excepciones: art. 1816, Cód.
Civil y Comercial).

a) LAS ACCIONES Y SU INSERCIÓN EN LA TEORÍA GENERAL DE LOS TÍTULOS


VALORES. Partiendo del concepto de título valor, el reconocimiento de esa
categoría jurídica permite identificar sus especies. Y la identificación de
estas variantes o manifestaciones del género, considerando sus atributos par-
ticulares, habilita la formulación de las habituales clasificaciones que elabo-
ra la doctrina jurídica y recoge la jurisprudencia (CNCom, Sala A, 17/4/79,
"Sansonetti, Pascual e/Guzmán, Antonio E.", LL, 1979-B-632, y DJ, 1979-
12-23).
En su carácter de título valor, y dentro de las principales clasificaciones
presentes en la doctrina, la acción es:
1) Un título valor causal, en cuanto a que sus condiciones de emisión
acompañan la circulación del crédito y determinan el alcance del derecho
de su titular (ver CNCom, Sala B, 14/8/87, "Okretich, Raúl A. e/Editorial
Atlántida SA'', LL, 1987-E-54, y DJ, 1988-1-339).
2) Un título valor en serie, en razón de su vocación a ser emitida en
masa y con características de homogeneidad y fungibilidad.
3) Un título valor complejo, atento a la pluralidad de derechos que co-
rresponden al estado de socio (derechos patrimoniales y políticos) y a la par-
ticipación en la sociedad (CNCom, Sala B, 7 /5/90, "Mancho de Suárez Bi-
dondo y otros c/Ozor, Carlos, y otro", LLonline).
4) Un título valor típico, en cuanto previsto y regulado en sus aspectos
esenciales por la normativa vigente (primariamente, la LGS).
5) Un título valor de legitimación nominal, ya que más allá de lo que
habilita el art. 208 (primera parte) de la LGS, la ley 24.587 y su reglamenta-
ción acotan la posibilidad de su emisión a títulos nominativos no endosables
o escriturales.
6) Un título valor no formal, en tanto la omisión de sus recaudos de
contenido (art. 211, LGS) no acarrea necesariamente la nulidad (CNCom,
Sala C, 12/3/79, "Nieto Rivera, Eduardo c/Termoquar SA'', LLonline).
SOCIEDAD ANÓNIMA 285

b) EMISIÓN, CIRCULACIÓN y VICISITUDES DE LAS ACCIONES. La LGS es la


norma jurídica reguladora fundamental de las acciones de la sociedad anó-
nima, y la que explica el carácter de título valor típico que asignamos a
aquellas.
El contenido del art. 207 y ss. de la LGS no es fácil de sistematizar
por la variedad de cuestiones abordadas, pero ello no obsta a presentar en el
desarrollo siguiente un análisis de las principales cuestiones tratadas, que no
alcanzan únicamente a la perspectiva de la acción como título valor, sino que
refieren también a los aspectos de la acción como representación del estado
de socio.
e)
EMISIÓN EN CLASES. DERECHOS DE CLASE. ACCIONES PRIVILEGIADAS
Y PREFERIDAS. El art. 166 de la LGS refiere a la posibilidad de la emisión
de acciones en clases, lo que ratifica el art. 207, precisando que resulta impe-
rativo mantener la igualdad de derechos dentro de cada clase.
La posibilidad de determinar los derechos de clase es amplia, incluyen-
do la designación de directores o miembros del órgano de fiscalización (arts.
262 y 288, LGS), y la asignación de derechos de voto plural (acciones privi-
legiadas) o preferencias patrimoniales en la distribución de utilidades o divi-
dendo de liquidación (acciones preferidas).
Para estos últimos supuestos, se prevé:
J) Un límite de cinco votos por acción, y la veda de su emisión luego
del ingreso de la sociedad al régimen de oferta pública (art. 216, LGS).
2) La posibilidad de que las acciones preferidas no tengan derecho de
voto (pero no su participación con voz en las asambleas), salvo para los te-
mas comprendidos por el cuarto párrafo del art. 244 de la LGS (supuestos
especiales de mayorías agravadas). Sin embargo, el derecho de voto resur-
ge en los casos de mora en el pago de los beneficios acordados, o cuando se
suspendiere la negociación de las acciones en el régimen de oferta pública
(art. 217, LGS).
No resulta válido acumular las preferencias patrimoniales con el privile-
gio de voto (art. 217, LGS).
d)FORMA DE LA EMISIÓN: CARTULAR Y ESCRITURAL, CERTIFICADOS GLOBA-
LES. Los LLAMADOS CERTIFICADOS PROVISIONALES. La LGS reconoce con
amplitud la libertad de los accionistas de determinar la forma de emisión de
las acciones. Se prevé incluso la posibilidad de diferenciación entre las cla-
ses emitidas (art. 208, LGS).
La norma central en esta materia es el art. 208, que también alcanza a
las reglas de circulación que explicamos en la sección siguiente.
En lo que ahora nos interesa, las acciones pueden emitirse:
J) En la forma tradicional cartular, en la que la participación del accio-
nista se representa materialmente por uno o más certificados, típicamente en
soporte papel, de una o más acciones.
286 SOCIEDADES

2) En la variante de desmaterialización plena, mediante la emisión de


acciones escriturales, que carecen por definición del continente material in-
dicado en el punto 1 precedente.
3) Con recurso a los denominados certificados globales, en el ámbito
de la oferta pública.
La modalidad que se adopte tiene efectos fundamentalmente en el
mecanismo de legitimación del accionista para el ejercicio de sus derechos
(arts. 208 y 238, LGS), y en la ley de circulación o transmisión de las accio-
nes, cuestión que abordamos en la sección siguiente.
Párrafo aparte merecen los denominados certificados provisionales, que
aunque comparten algunas características de las acciones, no pueden asimi-
larse a aquellas. La emisión de certificados provisionales o provisorios co-
rresponde en los casos de integración parcial del capital suscripto, y tiene su
explicación en las apuntadas características del capital social en el esquema
de la LGS. Integrado el capital, corresponde su reemplazo por las acciones
definitivas en la modalidad que determine el estatuto o las condiciones de
emisión aplicables. Hasta tanto ello ocurra, los certificados son definitivos,
negociables y divisibles.

e) LEY DE CIRCULACIÓN DE LAS ACCIONES: ACCIONES AL PORTADOR, NOMINA-


TIVAS Y ESCRITURALES. RÉGIMEN DE NOMINATIVIDAD DE LOS TÍTULOS VALORES.
R EGISTRO DE TRANSFERENCIAS o GRAVÁMENES. Aunque el art. 208 de la LGS
refiere a la posibilidad de emisión de acciones al portador, nominativas endo-
sables, nominativas no endosables o escriturales, por aplicación de las normas
imperativas del régimen de nominatividad de títulos valores (ley 24.587 y
decr. regl. 259/96), esa amplitud no tiene aplicación real. Tampoco, aun en
ausencia de las reglas mencionadas, es posible en la actualidad considerar el
retorno de la circulación al portador, en atención a las normas de prevención
del lavado de activos y el financiamiento del terrorismo (ley 25.246 y disposi-
ciones reglamentarias).
En la actualidad, solo son viables:
J) La emisión de acciones nominativas no endosables.
2) La emisión de acciones escriturales.
3) En el ámbito de la oferta pública, la utilización de certificados
globales.
Atento a la índole de la obra, solo nos referiremos a las alternativas in-
dicadas como posibles.
La modalidad de emisión determina la ley de circulación que corres-
ponde a la acción como título valor, cuestión central para la aplicación de las
normas específicas de esa disciplina, a la que remite el art. 226 de la LGS.
Los títulos valores nominativos no endosables requieren un acto jurídi-
co de transmisión ajeno al endoso o simple tradición del cartular.
SOCIEDAD ANÓNIMA 287

Al igual que en los títulos valores nominativos endosables, la oponibi-


lidad de la transmisión se sujeta al registro (art. 215, LGS; art. 1847 y ss.,
Cód. Civil y Comercial). La ausencia de endoso o simple tradición hace
que la transmisión típica del título valor nominativo no endosable tenga
como antecedente la entrega del cartular a cualquier acto jurídico con virtua-
1idad para causar la transferencia, siendo la hipótesis más frecuente la com-
praventa.
Respecto de las acciones escriturales, la ausencia del modo tradicional
de representación del derecho obliga en este supuesto a establecer una ley de
circulación totalmente prescindente de la posesión de un documento, por hi-
.,, . . .
potes1s 1nex1stente.
Para ello, de modo análogo a lo que ocurre respecto de los títulos no-
minativos, se recurre al registro, en el que deben realizarse los asientos ne-
cesarios para reflejar la transferencia -y cualquier vicisitud o afectación del
derecho-, como condición de su oponibilidad a terceros.
En ambos supuestos analizados, la falta de registro importa la ausencia
de legitimación del portador, sin perjuicio de su derecho a requerir judicial-
mente la inscripción (art. 1847, Cód. Civil y Comercial).
La desmaterialización o desincorporación admite dos modalidades dife-
rentes: una prescindencia del soporte material tradicional para la creación y
transmisión del título valor (el caso de los títulos valores escriturales), o una
desvinculación limitada a los actos posteriores a la creación del título valor,
que inicialmente cuenta con un documento que presenta las notas propias de
un título valor cartular (los certificados globales).
En el Código Civil y Comercial se trata esta última variante como una
especie de título valor no cartular, en tanto la circulación del derecho toma
las características de esa categoría.
Y en esa línea, el párrafo final del art. 1851 del Cód. Civil y Comer-
cial prevé la emisión de comprobantes de saldo, con variantes que toman
en cuenta la frecuente utilización de certificados globales en operaciones
de endeudamiento, pero rara vez presente en la emisión de acciones, que
en el ámbito de la oferta pública privilegia el recurso a las acciones escri-
turales.
Por último, cabe señalar que todas las modalidades reseñadas caen bajo
el ámbito común de lo previsto por el art. 215, donde en esa primera parte
de la LGS señala que "la transmisión de las acciones nominativas o escri-
turales y de los derechos reales que las graven debe notificarse por escrito
a la sociedad emisora o entidad que lleve el registro e inscribirse en el libro
o cuenta pertinente. Surte efecto contra la sociedad y los terceros desde su
inscripción" (ver también, art. 1822, Cód. Civil y Comercial).

f) RESTRICCIONES A LA TRANSMISIÓN DE ACCIONES. Tanto el carácter


impersonal que (al menos en abstracto) califica a la sociedad anónima, como
288 SOCIEDADES

el carácter de título valor de la acción, explican el principio general de libre


transmisión de las acciones (art. 214, LGS).
La sociedad anónima, como paradigma de la sociedad de capital, supo-
ne la posibilidad de libre transferencia de las participaciones sociales. Esta
característica no obsta, sin embargo, a que los socios se autoimpongan res-
tricciones o limitaciones, como mecanismo para preservar la composición
personal del ente, o evitar el ingreso de terceros que puedan perturbar la
consecución del objeto social. El art. 214 admite -con las salvedades que
explicamos más abajo- limitaciones estatutarias a la transmisibilidad de las
acciones, cuya validez primaria se sujeta a que no configuren una prohibi-
ción absoluta a la transmisión.
Las restricciones estatutarias no son admisibles en las acciones al por-
tador, aunque la vigencia del régimen de nominatividad hace irrelevante la
previsión legal. La utilización de estas cláusulas es frecuente en las socie-
dades cerradas, ámbito al que debe circunscribirse primariamente el art. 214.
Como señalamos, la regla legal, sin embargo, admite limitaciones en
tanto no supongan una prohibición de su transferencia.
Si bien los principios resultan claros en la formulación teórica, existen
en la práctica zonas grises en las cuales puede controvertirse la validez de la
restricción prevista.
El tema tiene su complejidad, potenciada por la eventual presencia de
restricciones que no reconozcan fuente estatutaria (la única mencionada por
el art. 214), sino convencional (acuerdos de accionistas).
La admisión de limitaciones estatutarias a la transmisión (igual conclu-
sión cabe para las de carácter convencional) requiere su publicidad (incorpo-
ración en el título valor o en las anotaciones registrales) como condición de
su oponibilidad a terceros. Ello, nuevamente, es consistente con la nota
de título valor (principio de literalidad o su reformulación en pautas objeti-
vas de referencia en los casos de desmaterialización -acciones escriturales-).
Conforme las reglamentaciones vigentes, la viabilidad de cláusulas restricti-
vas de la transmisión se limita a las sociedades que no hacen oferta pública
de sus acciones, respecto de nuevas acciones.
No es posible un análisis completo en esta sede (Perdices Huestos),
pero sí podemos mencionar que en la práctica pueden identificarse como su-
puestos más frecuentes (Reggiardo):
1) Las que sujetan la operación de transferencia o la admisión de la
persona del nuevo socio a la aprobación de algún órgano de la sociedad.
2) Las que requieren ciertas calidades en los nuevos socios.
3) Las que otorgan una especie de derecho de preferencia a favor de los
restantes socios para adquirir las acciones que uno de ellos ofrece vender.
En una perspectiva análoga, Roitman distingue entre:
SOCIEDAD ANÓNIMA 289

J) Cláusulas de consentimiento, que requieren la anuencia del directo-


rio o asamblea para la incorporación del nuevo socio.
2) Cláusulas de preferencia, vinculadas con el otorgamiento de una op-
ción de compra en beneficio de los socios existentes.
3) Cláusulas que imponen determinadas condiciones objetivas de la
persona del nuevo socio.
4) Cláusulas con restricciones de transferencia de carácter temporal,
por un plazo determinado.
El análisis de la validez de las diferentes cláusulas tiene componentes
fácticos singulares que en última instancia permitirán el juicio de admisión o
rechazo bajo la fórmula genérica del art. 214, para lo cual es insustituible la
referencia a la casuística jurisprudencial. Referencias sobre el tema pueden
verse en la obra de Alegria, Paolantonio y Legón.

g) VARIANTES EN LA EMISIÓN DE ACCIONES: ORDINARIAS, PREFERIDAS, PRI-


VILEGIADAS, RESCATABLES. O TRAS VARIANTES. De manera complementaria
a la mención realizada en el § 121, apdo. c, cabe referirnos a la clasificación
de las acciones considerando sus características básicas, y de manera inde-
pendiente de la existencia de clases.
Las acciones ordinarias son, por decirlo de alguna manera, la opción por
defecto para la emisión, sin apartamiento de la regla de igualdad, de derechos
patrimoniales y políticos entre todos los accionistas.
Por exclusión, las acciones que no cumplen con la pauta indicada en el
párrafo anterior no calificarán como ordinarias, pudiendo distinguirse entre:
J) Acciones preferidas, que son las que reconocen a su titular una ven-
taja económica, típicamente mediante dividendos de cobro preferente, o prio-
ridad de cobro en el caso de liquidación de la sociedad.
2) Acciones privilegiadas, que son las que confieren a su titular una
ventaja política (esto es, en los derechos de voto), siempre en comparación
con las acciones ordinarias.
3) Acciones de participación, que son aquellas que -con algún grado
de similitud con la categoría precedente- no reconocen derechos de voto a
sus titulares, salvo supuestos especiales determinados en las condiciones de
. .,
em1s1on.
4) Acciones rescatables, las que admiten su rescate o compra total o
parcial por la sociedad o por tercero, según las condiciones de la emisión.
Cabe por último señalar que por aplicación del principio de libertad
de creación de títulos valores, ampliamente aceptado en la doctrina y ahora
expresamente previsto por el art. 1820 del Cód. Civil y Comercial, podrán
emitirse variantes no indicadas en los párrafos precedentes. Ello habrá de
respetar las reglas de orden público societario, recordando que en su parte
pertinente a las acciones (que son títulos valores causales) la norma indica-
290 SOCIEDADES

da prevé que "cualquier persona puede crear y emitir títulos valores en los
tipos y condiciones que elija. Se comprende en esta facultad la denomina-
ción del tipo o clase de título, su forma de circulación con arreglo a las le-
yes generales, sus garantías, rescates, plazos, su calidad de convertible o no
en otra clase de título, derechos de los terceros titulares y demás regulacio-
nes que hacen a la configuración de los derechos de las partes interesadas,
que deben expresarse con claridad y no prestarse a confusión con el tipo,
denominación y condiciones de los títulos valores especialmente previstos
en la legislación vigente".

§ 122. LA ACCIÓN COMO REPRESENTACIÓN DEL ESTADO DE SOCIO. - Aun-


que no caben dudas del carácter de título valor de las acciones de la sociedad
anónima, no puede ignorarse su perspectiva de representación del estado de

SOClO.
En esta cuestión, lógicamente resulta un desafío intelectual no menor
presentar la construcción de la doctrinal y jurisprudencia sobre el denomina-
do "socio sin acciones". Mediante esa elaboración, utilizada para resolver
cuestiones particulares de lo que en principio se calificaría como una falta
de legitimación del (pretendido) accionista, se ha aceptado calificar como
accionista a quien de otro modo acredita la veracidad de su estado de socio.
La cuestión se ha presentado reiteradamente en la elaboración jurispru-
dencial y doctrinal relativa a la prueba del estado de socio e inexistencia de
acción-título. Este tipo de conflictos se observan, fundamentalmente, en las
pequeñas estructuras societarias de familia, en las que la emisión de los títu-
los valores cartulares derechamente se omite, o bien no se verifica en el tiem-
po o modo que supone la LGS.
En este sentido, si bien el principio general es que el ejercicio de los
derechos societarios se encuentra inescindiblemente ligado a la posesión y
exhibición del título -principio de "necesidad" en materia de títulos valores
cartulares-, es admisible excepcionalmente la posibilidad del reconocimien-
to del carácter de accionista -y el ejercicio de los derechos derivados de él-,
aun en ausencia o defecto de la posesión del título (ver sobre el tema la bi-
bliografía citada al final del capítulo, y en jurisprudencia, CNCom, Sala A,
5/12/06, "Dolphin Finance SA e/Total Austral SA Suc. Argentina", www.
pjn.gov.ar; íd., Sala B, 24/5/01, "Trainmet SA e/Transportes Metropolitanos
General Roca SA", DJ, 2001-3-254; LL, 2001-F-17, y IMP, 2001-B-2725; íd.,
Sala C, 29/8/06, "Octave-1 Fund. Ltd. e/Parque Industrial Agua Profunda
SA'', LL, 2007-A-565, y IMP, 2007-A-307; íd., Sala D, 27/5/11, "Álvarez, Ja-
vier A. c/Kusel SA'', LLonline; íd., Sala E, 12/5/06, "Kahl, Amalia L. c/De-
gas SA", LLonline, entre otros).

§ 123. EL ''SOCIO SIN ACCIONES''. - Sin dejar de advertir el carácter ex-


cepcional de las soluciones que se presentan en esta sección, existen supues-
tos en los cuales se ha admitido la calidad de accionista por otros medios
SOCIEDAD ANÓNIMA 291

diferentes del "natural" de la exhibición del título valor. Así, por ejemplo,
se ha valorado la exhibición de la escritura pública constitutiva de la socie-
dad en la cual el actor figure como socio fundador, o el libro de registro de
accionistas y el de asistencia a asambleas en los cuales se encuentre asentado
su nombre. También con la percepción de utilidades o mediante cualquier
tratamiento "de socio" que pudiera verificarse (v.gr., con intercambios epis-
tolares donde la sociedad no controvierte el carácter de accionista, o con la
convocatoria individual que hace la sociedad para formar la asamblea de ac-
cionistas).
La posibilidad de ejercer los derechos propios de accionista en casos de
ausencia de inscripción registra] o cuando los títulos no pueden ser exhibi-
dos, son supuestos excepcionales en los que los tribunales suelen intervenir
con un incuestionable criterio de justicia, a fines de evitar restricciones abu-
sivas al ejercicio de los derechos políticos o de participación de las minorías.
No obstante el lo, entendemos que los conceptos de titularidad y legitimación
propios de los títulos valores no deben ser desterrados del análisis. Para
ejercer los derechos sociales es necesario como regla concretar la inscrip-
ción registra! (art. 215, LGS) y exhibir el título (so pena de convertirlo en un
mero documento probatorio). Si se quiere dar cabida a regímenes excepcio-
nales de legitimación en ausencia de inscripción registra! de la transferencia
o inexistencia de láminas accionarias, corresponderá a los jueces determinar
con prudencia, y en cada caso concreto, la conducta de las partes, las rela-
ciones preexistentes, y el tipo y magnitud de intereses involucrados. Y en
particular, la justicia deberá abstenerse de "socorrer" a accionistas negligen-
tes, que omitieron -pudiendo hacerlo- instar en tiempo y forma los medios
necesarios para: a) el logro de la inscripción registra] -ante la ausencia de
registro por parte de la sociedad-; b) la emisión de las láminas accionarias (si
estas no hubieran sido emitidas), o e) la iniciación del proceso de cancelación
(si las acciones hubieran sido objeto de deterioro, sustracción, pérdida o des-
trucción).

§ 124. OTRAS CUESTIONES VINCULADAS CON LAS ACCIONES DE LA SOCIEDAD


ANÓNIMA. - Aun en los límites marcados por las características de este traba-
jo, no resulta posible obviar la referencia a otras temáticas relevantes para la
práctica profesional.
En algunos casos, se trata de cuestiones que exceden el marco positivo
de la LGS, pero que aun de manera breve se juzga importante su referencia.

a) INDIVISIBILIDAD, CONDOMINIO Y REPRESENTACIÓN. El art. 209 de la


LGS refiere en su párrafo inicial a la indivisibilidad de las acciones. Esa nota
se vincula con la acción como parte alícuota del capital social, que no admi-
te el fraccionamiento de la titularidad y los derechos correspondientes a ella.
Pero no afecta la posibilidad de que el título valor represente una pluralidad de
acciones (art. 208).
292 SOCIEDADES

La indivisibilidad no impide supuestos de cotitularidad, y el art. 209 re-


mite para su tratamiento a las normas sobre condominio. Ello implica la
imposibilidad de actuación individual de los cotitulares (condóminos), y
la necesidad de designación de un representante. El derecho de pedir la di-
visión del condominio, con la limitación derivada de la indivisibilidad, se
mantiene.
Para evitar situaciones de conflicto que, en instancia final, perjudica-
rían a la sociedad, el art. 209 permite que aquella exija la unificación de la
personería en el caso de condominio. En ese caso, la ausencia de cumpli-
miento de los condóminos impedirá el ejercicio de los derechos correspon-
dientes, hasta la debida subsanación.
Señalamos, por último, que la facultad de la sociedad de sol icitar la
unificación de personería es incorporada como cláusula de estilo en los esta-
tutos, extendiéndosela habitualmente a la indivisión hereditaria.

b) GARANTÍA DE LOS CEDENTES SUCESIVOS. El art. 210 de la LGS trata


el supuesto del accionista que mantiene un saldo pendiente de la integración
del capital social suscripto.
En este supuesto, no se emiten acciones sino certificados provisorios o
provisionales (art. 208, LGS).
Si el accionista transfiriera sus derechos, se aplican las siguientes reglas:
1) El cedente responde ilimitada y solidariamente con los cesionarios.
Se trata de una norma de evidente protección de la integridad o intangibili-
dad del capital social, que se sustenta además en el principio de efecto relati-
vo de los contratos (en este caso, la cesión de los certificados provisionales),
que no podría perjudicar a un tercero (la sociedad). El carácter asignado a
la solución legal la hace indisponible para las partes. La norma no impide
que en el contrato entre cedente y cesionario se disponga la liberación del
cedente, pero tal previsión resulta inoponible a la sociedad, la que por otra
parte podrá hacer valer los derechos que le confiere el art. 193 de la LGS, o
las previsiones estatutarias complementarias en materia de mora en la inte-
gración de las acciones.
2) Si el cedente realiza algún pago como consecuencia del incumpli-
miento del cesionario, se lo considera de pleno derecho cotitular de las ac-
ciones integradas, salvo que opte por reclamar el reembolso de lo pagado al
cesionario. No existe en este caso una razón de orden público societario
para no autorizar la elección indicada.

c) NEGOCIOS JURÍDICOS SOBRE ACCIONES. Aunque excede el ámbito nor-


mativo de la LGS en ciertos aspectos, resulta de interés presentar algunos
negocios jurídicos vinculados a las acciones de las sociedades anónimas.
Una de las principales y más frecuentes es la denominada compraventa
de acciones, figura que tiene notas particulares derivadas del explicado ca-
SOCIEDAD ANÓNIMA 293

rácter de título valor de las acciones. Presentan también interés la pren-


da y el usufructo, modalidades que examinaremos brevemente a conti-
. ,
nuac1on.
1) Compraventa de acciones. Si bien es posible y cotidiano, particu-
larmente en el ámbito del mercado de capitales, la transferencia de acciones
que no representan participaciones significativas en la sociedad, la denomi-
nación "compraventa de acciones" se suele vincular al negocio jurídico que
implica la transmisión de bloques de acciones relevantes, que pueden alcan-
zar al propio control de la sociedad anónima.
Sobre este tema, la LGS no tiene normas específicas, y las existentes en
el marco de la oferta pública exceden el objeto de este trabajo, y no contradi-
cen los aspectos generales que señalamos a continuación.
La cuestión central que se vincula con la compraventa de acciones par-
te de que aunque desde una perspectiva económica pueda entenderse que la
compraventa de acciones es un medio para la transferencia total o parcial
de una hacienda comercial o empresarial, no existen normas jurídicas que
permitan responsabilizar directamente al vendedor en los casos en que
el patrimonio social sea inferior al considerado por las partes al concluir el
contrato.
La interpretación objetiva del ordenamiento jurídico nacional impide
considerar, en ausencia de previsión de las partes contratantes, que la com-
praventa de acciones tenga una vinculación con el estado o situación pa-
trimonial de la sociedad. Esto es, no siendo objeto del negocio jurídico
de transferencia los activos y pasivos de la sociedad, de lege lata el com-
prador toma el riesgo de eventuales diferencias entre lo "esperado" y lo
"recibido".
Sin embargo, y como lo muestra la práctica contractual, rara vez el ad-
quirente se verá en una situación de desprotección, en tanto requerirá como
condición para llevar a cabo la operación que se incluyan las que denomi-
namos garantías de consistencia patrimonial, las que cumplen la función de
vincular a la compraventa de acciones con la situación patrimonial de la so-
ciedad que es, por definición, ajena a dicho negocio (Paolantonio).
2) Usufructo de acciones. El art. 218 de la LGS se refiere a diversos
aspectos del usufructo de acciones, mediante el cual se permite el otorga-
miento de un derecho real de usufructo sobre las participaciones societarias.
En este caso, el derecho de uso y goce propio del usufructuario se tra-
duce principalmente en el aprovechamiento económico de los resultados de
la explotación empresaria.
El art. 218 citado prevé lo siguiente:
a) La calidad de socio, y consecuentemente el ejercicio de los derechos
políticos, corresponde al nudo propietario.
b) Los derechos económicos se asignan de la siguiente manera.
294 SOCIEDADES

J) Al usufructuario, las ganancias obtenidas durante el usufructo, ex-


cluyendo las ganancias no distribuidas (pasadas o reserva o capitalizadas),
pero incluyendo las acciones entregadas por la capitalización.
2) La participación en los resultados de la liquidación corresponde al
nudo propietario, salvo pacto en contrario y los casos de usufructo legal.
De manera sintética, como lo expresa Roitman, el usufructo de accio-
nes produce un desdoblamiento de los derechos del accionista: los derechos
derivados del estado de socio (derecho más extenso) son conservados por el
nudo propietario y el derecho a percibir los dividendos (derecho más restri n-
gido) es concedido a favor del usufructuario.
También regula el citado art. 218 dos cuestiones adicionales.
Por un lado, establece que en el caso de usufructuarios sucesivos el di-
videndo corresponde al titular al momento del pago, debiéndose prorratear el
beneficio en caso de diferentes usufructuarios durante el ejercicio social que
origina la ganancia.
Por último, para el caso de acciones no integradas, el usufructuario
para conservar su derecho (esto es, cobrar los dividendos) debe efectuar los
pagos por integración pendientes, sin perjuicio de recuperarlos del nudo pro-
pietario.
3) Prenda de acciones. El art. 219 de la LGS se refiere de manera
conjunta a la prenda y embargo de las acciones, definiendo ciertas cuestiones
de la relación entre el accionista y el tercero (acreedor prendario o embar-
gante).
La regla básica se establece en el primer párrafo de la norma indicada,
que prevé el mantenimiento de los derechos propios de socio en cabeza del
accion ista registrado como tal, conforme el art. 215 de la LGS.
Al tratarse de acciones cartulares, la prenda común y el embargo im-
portan el desplazamiento de la posesión necesaria para la legitimación del
titular, razón por la cual el párr. 2° del art. 219 obliga al acreedor a facilitar
el ejercicio de los derechos del propietario (p.ej., depositando las acciones a
los efectos previstos por el art. 238 de la LGS -participación en asamblea-).
No obstante la asignación de derechos que formula la primera parte de
la LGS, en la práctica contractual la cuestión de cuáles derechos y con que
alcance mantiene el propietario es un tema central de discusión en la redac-
ción contractual.
Existen numerosas situaciones en las que la simplicidad de la norma re-
ferida es claramente insuficiente para definir los derechos de las partes y no
permitir la afectación del valor económico de la garantía. Así, por ejem-
plo, se suele limitar la posibilidad de que el propietario (deudor prendario)
vote un aumento de capital, o por su propia acción (renuncia del derecho de
preferencia) provoque la dilución de su tenencia accionaria. También son
frecuentemente objeto de previsión convencional expresa lo atinente a capi-
SOCIEDAD ANÓNIMA 295

talizaciones de dividendos, revalúes y el voto del accionista en supuestos que


pudiera afectarse el valor de la garantía.
4) Adquisición de acciones por la propia sociedad. Prohibición ge-
neral y excepciones. Recepción en garantía de acciones propias. En un
esquema normativo en el cual la intangibilidad del capital es un principio
relevante, resulta coherente la regla general de restricción de que la sociedad
pueda adquirir sus propias acciones.
De esa materia se ocupa el art. 220 de la LGS. Existen además nor-
mas específicas de la CNV en el ámbito de la oferta pública (arts. 97 y 98,
ley 26.831 y su reglamentación).
La regla general, como se dijo, es la prohibición, que admite conforme
el art. 220 las siguientes excepciones.
a) La adquisición de acciones para su cancelación, como consecuen-
cia de la ejecución de una resolución previa de reducción del capital social
(art. 203, LGS). Esta es la hipótesis más sencilla, en la cual las accio-
nes se rescatan y anulan ejecutando la decisión de reducción voluntaria del
capital.
b) La adquisición excepcional, con ganancias líquidas y realizadas o
reservas libres y de acciones integradas, con el objeto de evitar un daño gra-
ve a la sociedad, lo que deberá justificarse en la siguiente asamblea. En
este caso, el ejemplo típico se presenta en el ámbito de la oferta pública, don-
de la adquisición persigue evitar el deterioro de la cotización en el merca-
do, más allá de la posible discusión acerca de que esa circunstancia califique
como un daño grave.
e) La adquisición indirecta seguida de la compra de un establecimiento
(transferencia de fondo de comercio) o sociedad que se incorpore. La res-
tricción aplica de modo general, con independencia del título de adquisición
(aunque lo lógico sería restringir la transferencia onerosa).
Señala Roitman que la violación de la restricción de compra importa
una nulidad relativa, en beneficio exclusivo de la sociedad, sus accionistas o
terceros acreedores, pero no de la parte vendedora.
Para los casos referidos en los puntos b y e precedentes, se aplica lo
previsto por el art. 221 de la LGS.
a) Las acciones adquiridas deben enajenarse dentro del año de la adqui-
sición, salvo prórroga de la asamblea y respetando el derecho de preferencia.
b) Hasta la enajenación, los derechos correspondientes a las accio-
nes adquiridas se suspenden, no computándose para la determinación del
quorum o mayoría en las asambleas.
Por razones análogas a las que explican la prohibición de adquisición
indicada, el art. 222 de la LGS prohíbe que la sociedad reciba sus propias
. ,
acciones en garant1a.
296 SOCIEDADES

5) Amortización de acciones. Sujeto a su expresa incorporación en el


estatuto social, el art. 223 de la LGS admite la amortización de las acciones,
que implica el pago a los accionistas de su valor, cumpliendo con los recau-
dos de la norma referida.
Adicionalmente a la previsión estatutaria, se requiere:
a) Decisión de la asamblea (extraordinaria; art. 235, LGS) determinan-
do el precio (valor real) y asegurando el trato equitativo de los accionistas.
Si fuere a realizarse por sorteo, se debe constatar el acto con la autoridad
de contralor o escribano público, dando publicidad a su resultado e inscri-
biéndolo.
b) Existencia de ganancias líquidas y realizadas suficientes para la
amortización resuelta.
A menos que se prevea la readecuación del valor nominal de las accio-
nes remanentes, la amortización implica un supuesto particular de reducción
voluntaria del capital social.
6) Dividendos. Aunque algunas cuestiones vinculadas al tema del
acápite han sido referidas en otras partes de la obra (así, al analizar el art. 68
de la LGS y sus normas concordantes), el art. 224 de la LGS prevé disposi-
ciones específicas para la sociedad anónima.
Recordamos que el dividendo es el reflejo de una actividad económica
con resultados positivos, traducido en el pago a los proveedores del capital
social (socios).
Para poder distribuir dividendos, la norma referida impone como condi-
ción esencial la existencia de ganancias realizadas y líquidas correspondien-
tes a un balance de ejercicio regularmente confeccionado y aprobado.
La regla legal se explica, una vez más, por la relevancia que la LGS
otorga a la intangibilidad e integridad del capital social. El art. 224 de
la LGS alcanza a todos los tipos de dividendos, correspondan a acciones
ordinarias o preferidas (a ellos apunta la mención de "intereses" de la
norma).
El párr. 2° del art. 224 prohíbe el pago de dividendos anticipados, salvo
que se trate de una sociedad alcanzada por el art. 299, y comprometiendo la
responsabilidad solidaria de los directores, miembros del consejo de vigilan-
cia y síndicos. En este caso, algunos autores sostienen que es igualmente
exigible la resolución del órgano de gobierno (asamblea). El pago del divi-
dendo anticipado requiere también un balance del que surja la existencia del
resultado positivo en las condiciones de la norma.
El art. 225 prevé que los dividendos percibidos de buena fe no son re-
petibles. El supuesto legal alcanza genéricamente a los denominados "di-
videndos ficticios" (Roitman), y por buena fe ha de entenderse la ignorancia
no culpable por parte del accionista (la que, como principio general, se pre-
su me).
SOCIEDAD ANÓNIMA 297

,,
D) ÜRGANOS Y FISCALIZACIÓN EXTERNA

§ 125. INTRODUCCIÓN. - Consecuencia de la teoría organicista adoptada


por la ley de sociedades -desarrollada en el § 27-, las sociedades comercia-
les fueron dotadas de órganos a los cuales les concedió funciones específicas,
con competencias delimitadas en cada caso. La sociedad anónima cuen-
ta con una estructura funcional y diferenciada más compleja, hay un órgano
para cada función: a) el órgano de gobierno se denomina "asamblea"; b) el
órgano de administración, "directorio"; e) el órgano de representación lo asu-
me el "presidente del directorio", y d) la fiscalización del ente está a cargo
de la "sindicatura" o el "consejo de vigilancia", según lo que elija la sociedad
(salvo que se trate de las sociedades a las que la ley les permite ejercer la fun-
ción del control a los socios de manera más directa, art. 284 -LGS-).

1) LA ASAMBLEA DE ACCIONISTAS

§ 126. CONCEPTO. - Es la reunión de accionistas organizada para su


funcionamiento en forma de colegio, de acuerdo con lo establecido en la ley
y los estatutos a fin de tratar y resolver, en interés social, sobre los asuntos
de su competencia fijada por la ley y el orden del día, con efecto de obliga-
toriedad para la sociedad y los accionistas (Zaldívar). La asamblea es un
órgano colegiado que constituye el medio técnico por medio del cual expresa
su voluntad el ente, que se conforma con la voluntad mayoritaria de los so-
cios y se concreta en una decisión asamblearia, que representa la voluntad
social y no la de los accionistas -quienes participan con su voto-.
Es decir, la asamblea no representa -en sentido jurídico- sino que ex-
presa la voluntad de la sociedad y las resoluciones que adopta, basadas en
el principio parlamentario de la mayoría, son obligatorias para la sociedad
-accionistas y directorio-, sobre las materias de su competencia específica
incluidas en el orden del día (Roitman), con las situaciones excepcionales
contempladas por el art. 245, LGS -párr. 3º, art. 233-. Es un mandatario
que debe obrar en los límites fijados por la ley (Zaldívar).
Las resoluciones asamblearias contienen dos requisitos comunes:
a) Deben tutelar el interés social, es decir, enmarcarse dentro de lo
que conviene al ente y no necesariamente a los accionistas individualmente
considerados (art. 248, LGS). La voluntad social es distinta de la voluntad
individual de los socios, pero estos puestos en contacto en razón de un fin
común y sometiéndose al régimen de la mayoría, conforman la voluntad co-
lectiva.
b) Es soberana dentro del marco legal establecido por la ley y el estatu-
to social.
298 SOCIEDADES

La integran, principalmente, los accionistas o los representantes que es-


tos designen (art. 239, LGS). También pueden participar con voz pero sin
voto quienes integran la sociedad mediante otros títulos (v.gr., los titulares
de bonos de goce, de participación y de participación para el personal -arts.
229 y 230, LGS-, los representantes de los debenturistas -art. 345, párr. 2º,
LGS- y de los obligacionistas -art. 13, ley 23.576-), ya que poseen un in-
cuestionable interés en asistir para poder informarse pues tienen participa-
ción en las ganancias de la sociedad. Por último, tienen derecho y obliga-
ción de asistir con voz a todas las asambleas los directores, los síndicos y los
gerentes generales, quienes solo tendrán voto en la medida en que les corres-
ponda como accionistas (art. 240, LGS).

§ 127. CARACTERÍSTICAS DE LA ASAMBLEA. - Es el órgano de gobierno


de la sociedad. No es asamblea cualquier reunión de los socios sino la cele-
brada y convocada de acuerdo con la ley y el estatuto y cuyas decisiones son
obligatorias para todos los integrantes.
Es un órgano no permanente pues no funciona ininterrumpidamente du-
rante toda la existencia de la sociedad, sino cuando la convoca el órgano de
administración, que deberá hacerlo por lo menos una vez por año, dentro
de los cuatro meses del cierre del ejercicio (para analizar los balances y esta-
dos contables, políticas de ganancia, gestión de los directores y síndicos y su
remuneración).
Tiene facultades indelegables pues su competencia es exclusiva y sus
decisiones no pueden ser tomadas por otros órganos de la sociedad. A su
vez, no puede invadir esferas reservadas a otros órganos sociales.
La validez de sus decisiones implica el respeto de la legalidad en todas
y cada una de las etapas formativas de la voluntad social, a fin de lograr la
participación de todos y evitar el abuso por parte del grupo de control.
Sus decisiones, siempre que respeten el estatuto y el ordenamiento le-
gal, son obligatorias para todos.

§ 128. CLASES DE ASAMBLEA. - La ley atribuye a cada clase de asam-


blea una competencia determinada y, por ello, requiere distinto quorum y
mayorías para, de este modo, asegurar que en los asuntos más relevantes par-
ticipen una mayor cantidad de socios y, por el contrario, disminuir las exi-
gencias para tratar aquellas cuestiones relativas a la gestión de la sociedad.
Las asambleas, entonces, no se clasifican según la época en que se reúnen
sino por los temas a tratar -que delimitarán su competencia-.
a) ASAMBLEAS ORDINARIAS. Se convoca a todos los accionistas, sin dis-
tinción de clase, para tratar los temas de interés común inherentes a la mar-
cha de la sociedad, pero que no inciden en su existencia ni en su estructura
interna (Vanasco). Se reunirán de acuerdo con el quorum y mayorías que
están determinados en el art. 243 de la LGS.
SOCIEDAD ANÓNIMA 299

b) ASAMBLEAS EXTRAORDINARIAS. Tienen atribuciones de gobierno pro-


piamente dichas. Se convoca a todos los accionistas, sin distinción de cla-
se, para considerar asuntos relativos a la modificación de su régimen jurídico
interno -v.gr., reforma del estatuto social- y para adoptar decisiones relevan-
tes para los accionistas y para la misma sociedad, que exceden las cuestiones
relativas a la marcha de la sociedad. Se reúnen de acuerdo con el quorum y
deciden según las mayorías establecidas en el art. 244 de la LGS (Vanasco).
Respecto de supuestos especiales, la asamblea extraordinaria, para re-
solver los temas así calificados por la ley de sociedades en el párr. 4º del art.
244, debe contar con la aprobación de "la mayoría de acciones con derecho a
voto, sin aplicarse la pluralidad de voto", y sin tener en cuenta si se trata de
primera o segunda convocatoria.
Estos temas tienen gran trascendencia para la sociedad, por eso la ley
exige un quorum agravado y más calificado que el previsto para la asam-
blea extraordinaria común, ya que deben computarse todas las acciones -aun
las que tengan preferencia patrimonial-, las cuales tienen derecho a un voto
(arts. 216 y 217, LGS), menos las que se encuentren en poder de la sociedad
o en mora en cuanto a su integración (arts. 192 y 221, párr. 2º, LGS).
La resolución social debe ser aprobada por aquella mayoría, modifican-
do también, sustancialmente, lo previsto en el párr. 3º del art. 244 antes ci-
tado.

e) ASAMBLEAS ESPECIALES. Son las reuniones en las que participan los


integrantes de determinada clase de acciones (según las clases o categorías
creadas por el estatuto -arts. 207, párr. 1º, y 262, LGS-) y cuando mediante
una decisión de la asamblea general pudieran verse afectados los derechos
de clase (art. 250, LGS). Debe destacarse que estas asambleas especiales
no resguardan derechos diferenciales de acciones, sino de accionistas (Ri-
chard - Muiño).

d) ASAMBLEAS UNÁNIMES. Son aquellas en las que la convocatoria se


halla presunta, es decir, pueden celebrarse sin publicación de la convocatoria
y exige que se reúna la totalidad del capital social, resolviendo por unanimi-
dad todos los puntos del orden del día (art. 237, LGS).
Desde este punto debe señalarse que el art. 158 del Cód. Civil y Comer-
cial prevé la autoconvocatoria, es decir, permite que los miembros que deban
participar en una asamblea, o los integrantes del consejo, pueden autoconvo-
carse para deliberar, sin necesidad de citación previa. Las decisiones que
tomen son válidas, si concurren todos y el temario a tratar es aprobado por
unanimidad.

§ 129. COMPETENCIA. - La competencia de las asambleas ordinarias


está delimitada en el art. 234 de la LGS que es una norma de orden públi-
co y, en consecuencia, es inderogable para los socios. La enumeración que
300 SOCIEDADES

realiza ese artículo es taxativa, por lo que solo está facultada para considerar
los asuntos allí establecidos, los que se refieren sustancialmente a la gestión
y fiscalización de la sociedad.
Según la norma citada, en la asamblea ordinaria se considerarán:
a) Los balances, estados de resultados, distribución de ganancias, me-
moria e informe del síndico y toda otra medida relativa a la gestión de la so-
ciedad que le compete resolver conforme a la ley y el estatuto o que sometan
a su decisión el directorio, el consejo de vigilancia o los síndicos, tales como
actos de aprobación de gestión específica (art. 271, LGS), o actos de gestión
genérica (arts. 274 y 275) o que le competa resolver conforme a la ley o el
estatuto.
b) Designación, remoción, remuneración y declaración de responsabili-
dad de los directores, síndicos y miembros del consejo de vigilancia.
e) El aumento del capital dentro del quíntuplo de su valor, en caso de
que estuviera autorizado en el estatuto.
Las asambleas extraordinarias tienen competencia residual y el art. 235
de la LGS realiza una enumeración ejemplificativa de los asuntos sobre los
que trata. Se reúnen de acuerdo con el quorum y mayorías establecidos en
los tres primeros párrafos del art. 244 de la LGS y se requieren quorum y
mayorías agravadas para aprobar los supuestos especiales incluidos en el inc.
4° de esa norma.
Entre ellos se destacan la modificación del estatuto o reglamento de la
sociedad, la decisión de ciertos actos de trascendencia económica (aumen-
to y reducción del capital social) o financiera para la sociedad (emisión de
debentures, emisión de bonos, rescate, reembolso y amortización de accio-
nes) o algunas cuestiones encam inadas a la extinción de la sociedad (disolu-
ción, nombramiento, remoción y retribución de los liquidadores). Los su-
puestos especiales refieren, sustancialmente, a la adopción de las decisiones
que implican "la transformación, prórroga o reconducción, excepto en las
sociedades que hacen oferta pública o cotización de sus acciones; de la diso-
lución anticipada de la sociedad; de la transferencia del domicilio al extran-
jero; del cambio fundamental del objeto y de la reintegración total o parcial
del capital [...] Esta disposición se aplicará para decidir la fusión y la esci-
sión, salvo respecto de la sociedad incorporante que se regirá por las normas
sobre aumento de capital" (art. 244, párr. 4°, LGS).

§ 130. CONVOCATORIA. - Por tratarse de un órgano no permanente, se


convoca y reúne en las circunstancias y oportunidades previstas en el estatu-
to social y en la ley. Es decir, para poder reunirse debe ser convocada por
las autoridades societarias que tengan facultades legales o estatutarias para
hacerlo. La ley dispone imperativamente la forma en que deben anunciarse
las convocatorias a asambleas y ello debe ser respetado, so pena de nulidad
de la asamblea.
SOCIEDAD ANÓNIMA 301

a) PRIMERA y SEGUNDA CONVOCATORIA. Las asambleas de accionis-


tas pueden ser citadas en una primera o en una segunda convocatoria, para
lo cual existen distintos requisitos de convocatoria y varían las condiciones
para adoptar las decisiones. Si fracasare la asamblea en la primera con-
vocatoria por no concurrir los accionistas requeridos para lograr el quorum
mínimo exigido por el art. 243 de la LGS, la ley permite que el órgano que
convoca cite nuevamente a los accionistas para que se reúnan a considerar
el mismo orden del día pero en una segunda convocatoria. Entonces, los
requisitos para que pueda realizarse la segunda convocatoria de la asamblea
son: que la primera convocatoria hubiera fracasado por falta de quorum y
que sea convocada para considerar los mismos temas.
La ley exige que la asamblea en segunda convocatoria se reúna dentro
de los treinta días corridos de haber fracasado la anterior y los edictos de
convocatoria deben publicarse por tres días -en lugar de cinco días como es
en la primera convocatoria-.
Con respecto a la convocatoria simultánea, el art. 237 de la LGS auto-
riza a que las sociedades incorporen en su estatuto una cláusula permitiendo
que ambas convocatorias sean simultáneas y también que la asamblea en se-
gunda convocatoria se celebre el mismo día en que fue convocada la primera,
mediando entre ambas convocatorias, por lo menos, una hora de diferencia.

b) REQUISITOS DE LA CONVOCATORIA A ASAMBLEA. Son los siguientes.


1) Que la efectúe un órgano autorizado (artículo 236, LGS). Vere-
mos aquí cuáles son estos órganos.
a) El directorio es el órgano natural llamado a convocar a asambleas y
puede hacerlo por decisión propia cuando lo estime necesario para la gestión
de la sociedad. Sin embargo, está obligado a convocarla dentro de los cua-
tro meses del cierre del ejercicio, para tratar los temas enunciados en los dos
primeros incisos del art. 234 -considerar y resolver balance general, estado
de resultados, distribución de ganancias, memoria e informe de la sindicatu-
ra y toda otra medida tendiente a la gestión de la sociedad que por la ley o el
estatuto deba resolver o se lo someta el directorio, la sindicatura o el consejo
de vigilancia-.
b) Los accionistas que individualmente o en conjunto representen por
los menos el 5 % del capital social, siempre que los estatutos no fijen una
representación menor (el directorio puede agregar temas a tratar), pueden
requerirle al directorio, si ndicatura o consejo de vigilancia que convoque a
asamblea ordinaria o extraordinaria. El órgano al que le fue requerido tie-
ne un plazo máximo de cuarenta días para convocar a la asamblea y el lla-
mado debe respetar los temas propuestos por los peticionantes -teniendo la
posibilidad de agregar nuevos asuntos para ser considerados de la asamblea-.
Ante la omisión del órgano de convocar a la asamblea en el plazo indicado,
los accionistas están habilitados a solicitar la convocatoria al órgano jurisdic-
cional o a la autoridad administrativa de control.
302 SOCIEDADES

e) El síndico y el consejo de vigilancia pueden convocar a asamblea ex-


traordinaria cuando lo juzguen necesario (p.ej., para remoción del director y
ante la renuncia de este, si no hay suplente) y a asamblea ordinaria cuando el
directorio omitiere hacerlo (art. 294, LGS). En el caso del consejo de vigi-
lancia, también puede convocar cuando existiera disidencia entre consejeros.
d) La autoridad administrativa de control y el juez están facultados a
convocar a asamblea en el supuesto en que le hubiera sido requerido por los
accionistas que representen por lo menos el 5 % del capital social y ante el
incumplimiento de la sindicatura o el consejo de vigilancia o el directorio,
vencido el plazo de cuarenta días desde que se formulara el pedido. Ello,
previa constatación de que se encuentre acreditada la calidad de accionista y
la omisión de los órganos de la sociedad de dar curso a su solicitud.
La finalidad del pedido de convocatoria judicial a asamblea es su-
plir la inactividad -culposa o no- de los administradores (arg. art. 236,
LGS). Bastará, entonces, la acreditación por el accionista de su condición
de tal, que su tenencia es representativa del 5 % del capital social (o el por-
centaje que fijare el estatuto), que ha formulado en tiempo y forma el reque-
rimiento de convocatoria al directorio y-o al síndico, y que ha transcurrido
el plazo de cuarenta días fijado por el ordenamiento en la materia (si es que
no se verifican circunstancias especiales que autorizaren a prescindir de tal
extremo). Con la comprobación de tales recaudos, el juez debe automática-
mente disponer la realización del acto (cfr. Matta y Trejo; Sasot Betes - Sasot;
CNCom, Sala F, 3/3/11, "Bertoncello, Egidio c/Boscherino, Antonio, y otro si
medida precautoria").
La Inspección General de Justicia cuenta con una norma que le permite
convocar a una asamblea de accionistas de oficio, cuando constatare graves
irregularidades y estimare conducente la medida en resguardo del interés
público. Tal disposición presenta alguna controversia en punto a su aplica-
ción, en tanto no respondería a una previsión legal explícita de la LGS.
e) La propia asamblea también puede convocar.
f) El interventor puede hacerlo, si está dentro de sus facultades, lo cual
es inequívoco si ha desplazado al director.
2) Que se cumpla la publicidad dispuesta por el artículo 237 de la
LGS. Para las sociedades que no están incluidas en el art. 299 de la LGS, la
convocatoria a asamblea deberá anunciarse mediante edictos que deben publi-
carse en el diario de publicaciones legales correspondientes a la jurisdicción
del domicilio de la sociedad durante cinco días consecutivos en que dicho pe-
riódico aparezca, con diez días corridos de anticipación, por lo menos, al día
en que la asamblea debe celebrarse y no más de treinta días. El plazo mí-
nimo se fija para que los socios tengan la oportunidad de prepararse para el
acto y prever su comparecencia.
En las sociedades incluidas en el art. 299 las publicaciones de la convo-
catoria deberán realizarse, además, durante los mismos días y con idénticas
SOCIEDAD ANÓNIMA 303

anticipaciones, en a]guno de ]os diarios de mayor circu]ación genera] de ]a


República.
Para e] cómputo de ]os días no se cuenta e] día de ]a ú]tima pub]icación
de edictos ni e] día de la celebración de la asamblea. Se cuentan días hábi-
les y, según la resolución de la Inspección General de Justicia, el sábado es
día hábi1 (la res. 7/15 excluye Jos domingos y los feriados. Se cuentan Jos
plazos desde las 00 hasta las 24 horas).
La ley no permite que la notificación por edictos sea reemplazada por
algún otro medio de comunicación. Tales anuncios deberán contener el ca-
rácter de la asamblea, el lugar de reunión y la hora a la que comenzará, así
como los puntos del orden del día.
La omisión de las formalidades para convocar la asamblea puede dar
lugar a la nulidad del acto asambleario si ello ha provocado un agravio ra-
zonable a los accionistas - p.ej., si el error le impidió ejercer algún derecho-
(Vanasco).
La crítica a la modalidad de convocatoria prevista en la ley es que es
costosa y burocrática. Los tiempos de demora en la publicidad dependen
en gran medida del Boletín Oficial. Al ser las acciones nominales e iden-
tificables, cabría su reemplazo por comunicación fehaciente (en el Antepro-
yecto de la LGS se inc]ina el correo electrónico a pedido de accionistas, aun-
que no dispensaba la publicación edictal).
3) Que se indique el lugar de celebración. La asamblea debe reali-
zarse en ]a sede o lugar que corresponde a ]a jurisdicción del domicilio socia].
Si la sede social no es apta, puede realizarse en otro lugar pero dentro del
ámbito territorial de su jurisdicción con justificación en el acta que habrá de
labrarse.

c) FECHA y HORA DE LA REUNIÓN. Se trata de un requisito obvio para


permitir la asistencia de los socios al acto asambleario.

d) TRANSCRIPCIÓN DEL ORDEN DEL DÍA. Es necesario que los accionis-


tas cuenten con información para poder emitir su voto con conocimiento
pleno (art. 55, LGS), es decir, que conozcan los temas que se someterán a
deliberación y que puedan anoticiarse de las causas o circunstancias para así
decidir sobre el punto que se trate.
Ello les permitirá prepararse para el tratamiento de los temas (realizar
consultas previas) y no verse obligados a decidir sobre cuestiones que desco-
nocen si se pretendiera inc]uir temas que no estaban previstos y, por otro lado,
les impide actuar de mala fe con los socios ausentes (que quizás por el des-
interés en los temas que se tratarían hubieran decidido no asistir) (Roitman).
Debe ponerse a disposición de los accionistas, con no menos de quince
días de anticipación, la documentación social que se va a analizar en la asam-
blea -copia del balance, estado de resultados, de ejercicio y estado evoluti-
304 SOCIEDADES

vo de patrimonio neto y de notas, información complementaria y cuadros-.


La información será pedida a la sindicatura si los accionistas que la requieren
superasen el 2 %.
La reticencia a suministrarle la información al socio es justa causa de
impugnación de la decisión asamblearia adoptada, pues no contar con la
documentación necesaria para debatir y votar los puntos del orden del día
(v.gr., contar los estados contables para deliberar y decidir sobre el aumento
del capital, cambio del valor nominal, canje y emisión de acciones y modifi-
caciones del estatuto) les impide a los accionistas formar su voluntad válida-
mente. Tal cuestión es requisito de validez de toda deliberación, ya que "el
accionista informado acerca de los negocios sociales puede deliberar, discu-
tir y formar su opinión para decidir el sentido de su voto" (CNCom, Sala B,
13/8/97, "Noel, Carlos M., y otros c/Noel y Compañía SA s/ordinario", ED,
168-471).
El derecho de información de los accionistas no se limita solo a obtener
las copias de la documentación indispensable para considerar algún punto del
orden del día, sino que, en caso de que fuere insuficiente su contenido, pue-
de solicitar aclaraciones al órgano que hubiera confeccionado los informes.
La jurisprudencia ha considerado que se afecta este derecho cuando se les ex-
hiben a los accionistas los libros societarios con poco tiempo de anticipación
a la reunión y no se les permite revisarlos acabadamente, o cuando se les en-
trega un balance sin concluir y se les manifiesta que el libro de inventario
y balances se les exhibiría el día de la asamblea (CNCom, Sala B, 5/2/04,
"Errecart, Susana L. e/La Gran Largada SA y otros s/ordinario", LL, 2004-
C-440).
El orden del día delimita la competencia material de la asamblea. Es
el temario de lo que se tratará en la reunión, lo redacta el órgano que dispo-
ne la convocación a asamblea y debe publicarse.
Generalmente es el directorio el que convoca a la asamblea y fija el te-
mario a tratar, determinando los puntos del orden del día, que pueden ser
completados con los que incorporase la sindicatura (art. 294, inc. 8º, LGS).
Lo mismo ocurre en el caso inverso, contando el directorio con la facultad
de incluir temas en el orden del día de la asamblea convocada por la sindi-
catura.
Los accionistas que representen al menos el 5 % del capital social y an-
tes de que comience la publicidad de la convocatoria, pueden incluir nuevos
temas. Y cuando la convocatoria se hace a pedido de los accionistas que
superen ese porcentaje, estos deben indicar el temario a tratar. En ese caso
la convocatoria la realiza el directorio, que puede incluir nuevos puntos en el
orden del día (Roitman).
Cuando se trata de convocatoria judicial, el tribunal no podrá inmis-
cuirse en la gestión de la sociedad y debe fijarse el temario según lo requeri-
do por los actores. La autoridad de control no cuenta con total libertad para
fijar el temario, sino que debe limitarse a los temas cuya solución resulta
SOCIEDAD ANÓNIMA 305

estrictamente necesaria para reencauzar las irregularidades en el funciona-


miento de la sociedad y resguardar el interés público (Roitman).
El orden del día debe ser: 1) claro, de modo que no sean dudosas las
cuestiones a tratar; 2) preciso, es decir, que los temas estén definidos, y 3)
completo, incluyendo todos los temas que se tratarán, pues ello fija la com-
petencia material de la asamblea: no podrán debatirse temas no incluidos y
la ley sanciona con nulidad la decisión de toda materia extraña a la incluida
en el orden del día (art. 233, LGS).
El temario debe estar suficientemente determinado dado que es el objeto
para el cual el órgano es llamado a deliberar. Por consiguiente, es necesa-
rio que el orden del día esté redactado de modo tal que se detalle la materia
a tratar con el pormenor suficiente como para que los socios, con relación a
ella, puedan con conocimiento de causa y libertad no disminuida por la igno-
rancia o la improvisación utilizar en forma adecuada sus derechos de infor-
mación y de determinación, procediendo, de lo contrario, si se impugnase, la
anulación de los acuerdos que se adopten (CNCom, Sala D, 1/6/12, "Batista,
Hugo R., y otro e/Batista e hijos SRL s/ordinario", elDial, AA78D3).
Se ha decretado judicialmente la nulidad de la asamblea que en su con-
vocatoria no incluyó en el orden del día algunos puntos que luego fueron
puestos a consideración del órgano (p.ej., aprobación de balance y pedido de
disolución de la sociedad).
Sin embargo, la regla que sanciona con la nulidad a todas las decisiones
sobre cuestiones no incluidas en el temario tiene sus excepciones:
1) La decisión en la que esté presente la totalidad del capital -incluso
las acciones sin derecho a voto- y se adopte por unanimidad de votos.
2) La elección de los encargados de suscribir el acta (arts. 249 y 73,
LGS).
3) La decisión de iniciar una acción social de responsabilidad contra
los directores, si esta es consecuencia directa de un punto del orden del día,
pues se trata de cuestiones conexas o consecuentes (art. 276, LGS). Ello
en tanto la limitación de la competencia no excluye las decisiones que se en-
cuentren relacionadas con el asunto indicado en el orden del día (Halperin).
Se incluyen en este supuesto, entonces, aquellas cuestiones conexas o con-
secuentes con el punto que está incluido en el temario de la asamblea, por
ejemplo: a) la medida implica los medios para realizarla (v.gr., la conside-
ración de la obtención de nuevos recursos autoriza a disponer la emisión de
debentures); b) permite tomar las resoluciones que sean incidentales o con-
secuencia de la principal considerada (v.gr., la deliberación sobre la gestión
posibilita disponer la remoción de los directores y del síndico, y su reempla-
zo, o con la consideración del balance puede examinarse la gestión comer-
cial), y e) designación de comisiones asesoras e investigadoras.
4) El llamado a cuarto intermedio es posible por única vez y debe cele-
brarse dentro de los treinta días siguientes (participando quienes cumplieron
306 SOCIEDADES

con lo dispuesto por el art. 238 de la LGS). Este llamado no hace nacer
una nueva asamblea ni permite pasar a la segunda convocatoria, sino que se
trata de la misma y para que pueda reanudarse es necesario que el quorum se
haya mantenido (CNCom, Sala D, 30/5/08, "Gysin, Norberto c/Garovaglio
y Zorraquín SA s/nulidad de asamblea", "Carril, Miguel c/Garovaglio y Zo-
rraquín SA s/nulidad de asamblea", "Peres Moore, Claudio c/Garovaglio y
Zorraquín SA s/nulidad de asamblea", e/Dial, AA4AE3).

§ 131. CELEBRACIÓN DE LA ASAMBLEA. PARTICIPANTES. - Para partici-


par de la asamblea debe acreditarse la calidad de accionista. Esto se reali-
za mediante el depósito de las acciones (certificado de depósito o constancia
de cuenta de las acciones escriturales) y se le entrega un recibo a cambio.
Deben comunicar fehacientemente su asistencia con una anticipación
mayor a tres días hábiles anteriores a la realización de la asamblea, para evi-
tar situaciones conflictivas como el ejercicio del voto acumulativo.
Cualquier acto de disposición patrimonial de las acciones será válido
entre las partes pero tendrá efectos solo después de la asamblea y no altera la
legitimación del anterior.
En caso de que participara en la asamblea un falso titular, deberá res-
ponder por los daños y perjuicios a la sociedad, los socios y terceros. El
accionista puede asistir personalmente o por mandatario (no pueden ser
mandatarios los directores, gerentes o empleados de la sociedad). El man-
dato se otorga mediante un instrumento privado con firmas certificadas o en
un instrumento público.
a) LIBRO DE DEPÓSITO DE ACCIONES y REGISTRO DE ASISTENCIA. Este li-
bro es obligatorio y debe ser firmado al cierre del registro de asistencia o
identificar a los accionistas que participaron en la asamblea. Resulta con-
veniente dejar en el acta constancia de los accionistas que participaron, las
acciones de las que son titulares y el número de votos que le correspondía a
cada uno.
b) EL ACTO ASAMBLEARIO. Con posterioridad a la conclusión de la
acreditación de los accionistas o sus representantes asistentes a la asamblea
y habiendo verificado la existencia de quorum suficiente, la asamblea debe
constituirse (Vanasco).
Preside la asamblea el presidente del directorio o su reemplazante, sal-
vo que el estatuto designe a otro o que la asamblea hubiera sido convocada
por la IGJ o el juez, caso en que será quienes estos designen, o quien elija la
asamblea.
Las funciones del presidente de la asamblea sustancialmente se rela-
cionan con declarar la asamblea legalmente constituida, ordenar el debate,
informar sobre el número de asistentes, votos y capital presente, poner a con-
sideración los puntos del orden del día, conceder la palabra a los asistentes,
SOCIEDAD ANÓNIMA 307

poner a votación las distintas mociones que se susciten, proclamar los resul-
tados que cada a uno obtiene y leer la resolución adoptada. Interviene en la
redacción del acta y tiene voto si es accionista.
La deliberación de los puntos del orden del día es un derecho de todos
los accionistas, aun los que tengan interés contrario con el tema sometido a
su consideración y deben ser tratados en el orden o en la secuencia con la
que fueron aprobados por el órgano convocante.
Después de la deliberación y de las propuestas se vota.
c) MEDIOS DE COMUNICACIÓN SIMULTANEA. Si todos los que deben par-
ticipar en el acto lo consienten, pueden participar en una asamblea o reunión
del órgano de gobierno, utilizando medios que les permitan a los participan-
tes comunicarse simultáneamente entre ellos. El acta debe ser suscripta por
el presidente y otro administrador, indicándose la modalidad adoptada, y se
deberán guardar las constancias, de acuerdo con el medio utilizado para co-
municarse (art. 158, Cód. Civil y Comercial).

§ 132. ''QuORUM" Y MAYORÍAS. EL VOTO. - La asamblea es un órgano


colegiado que debe reunirse y sesionar conforme al quorum previsto por la
ley o el estatuto, y cuyas resoluciones deben ser aprobadas por las mayorías
allí dispuestas. Ambos requisitos constituyen herramientas técnicas para el
funcionamiento de los órganos colegiados que, como las asambleas, deben
adoptar decisiones vinculantes para quienes las integran -que pueden alcan-
zar con sus efectos a terceros que no sean socios- (Vanasco).
Es el número de acciones mínimas necesarias que deben participar para
que la asamblea pueda constituirse, deliberar y resolver (Roitman; art. 243
y 244, LGS). El quorum debe mantenerse durante toda la reunión; si se
quiebra, la asamblea se juzga fracasada respecto de los temas del orden del
día no votados y a su respecto se realiza la segunda convocatoria, que varía
según el tipo de asamblea que se trate.
a) En las asambleas generales ordinarias el quorum que requieren los
dos primeros párrafos del art. 243 de la LGS será, en la primera convocato-
ria, la presencia de accionistas que representen, por lo menos, la mayoría de
acciones con derecho a voto sobre el total de acciones que la sociedad haya
emitido -el cual no puede ser aumentado ni disminuido-. Para la segunda
convocatoria, el párr. 2º del artículo referido dispone que la reunión podrá
celebrarse sin exigirse ningún quorum mínimo -con la presencia de accio-
nistas que representen cualquier cantidad de acciones-.
b) En las asambleas generales extraordinarias el quorum está previsto
en el art. 244 de la LGS, que para la primera convocatoria exige un quorum
reforzado, pues requiere que estén presentes accionistas que representen, por
lo menos, el 60 % de las acciones con derecho a voto sobre el total de accio-
nes de esa categoría emitidas por la sociedad - no pudiendo por medio del es-
tatuto reducirse, aunque sí ampliarse-. En la segunda convocatoria, el párr.
308 SOCIEDADES

2° del mencionado artículo exige un quorum del 30 % de las acciones con


derecho a voto, salvo que el estatuto fije uno mayor o menor.
En caso de que se votaran sobre alguno de los supuestos especiales con-
templados en el párr. 4° del art. 244 de la LGS, para que las resoluciones se
consideren aprobadas deben obtener el voto favorable de la mayoría de las
acciones con derecho a voto, sin aplicarse la pluralidad de votos -más de la
mitad del capital social, incluyendo en el cómputo a las acciones preferidas,
si las hubiere-.
En algunos casos, y por las materias que se tratan, existen disposiciones
específicas que por vía indirecta imponen un quorum mínimo (supuestos es-
peciales de los arts. 244, párr. 4º, y 70, LGS; Vanasco).
La asamblea actúa en forma colegiada, por cuanto las decisiones se
adoptan de conformidad con el principio mayoritario, ya que se considera
que la voluntad de la mayoría es la más apta para proteger el interés social.
En nuestro sistema esta mayoría es la mayoría absoluta de los votos presen-
tes, que puedan participar en la votación de la cuestión concreta (art. 243,
LGS; Roitman). Según establecen los arts. 243, párr. 3º, y 244, párr. 3°, de
la LGS, tanto en la primera como en la segunda convocatoria las decisiones
se adoptarán por mayoría absoluta de votos presentes que puedan emitirse
en la respectiva decisión -la mitad más uno de los accionistas-, salvo que el
estatuto exija un mayor número.
En el caso de las asambleas extraordinarias, debe distinguir la mayoría
que se exigirá según los temas que se vayan a tratar. El art. 244 de la LGS
establece que si se votaran asuntos comunes de competencia de la asamblea
extraordinaria, las resoluciones se aprobarán tanto en primera como en se-
gunda convocatoria con la mayoría absoluta de votos presentes o, en su caso,
con la mayoría reforzada que establezca el estatuto (art. 244, párr. 3º, LGS).
El voto es inherente a la calidad de accionista, es individual e indero-
gable. Es, también, un derecho de naturaleza patrimonial y, por ende, dis-
ponible. El presidente tomará nota de la forma en que votó cada uno de los
accionistas, dejando constancia de su nombre y cantidad de votos que repre-
sentan las acciones que posean (Vanasco).
a) Es público, para identificar al accionista y verificar que no esté in-
habilitado ni sea contrario al interés social (cfr. arts. 241 y 248, LGS).
b) Es inderogable, por cláusula estatutaria o pactos privados y no puede
ser reglamentado de manera que se dificulte su ejercicio.
e) Es incondicional, no puede subordinarse a ninguna condición.
d) Es indivisible, no puede votar con parte de sus acciones en un senti-
do y con parte en otro.
El "interés contrario" es todo interés distinto, en conflicto con el interés
social, toda ventaja o utilidad que pueda obtener el accionista en perjuicio
de la sociedad. A fin de preservar el interés social, el accionista debe abs-
SOCIEDAD ANÓNIMA 309

tenerse de votar cuando tenga un interés contrario al social y tiene la obliga-


ción de informarlo (arts. 241, 248 y 272, LGS).
Dicha abstención alcanza tanto al accionista corno a su representante,
es decir que, para evaluar la incompatibilidad de intereses, debe tenerse en
consideración también el interés propio del representante y su conflicto con
el interés social.
El que se abstenga de votar se computa en la base del cálculo de la ma-
yoría necesaria para formar la voluntad social. Es un no voto pero no difi-
culta la obtención de la mayoría.
Si pese a no estar habilitado, el accionista votara, puede ser condenado
a pagar los daños y perjuicios que hubiera ocasionado cuando con su voto
se hubiera logrado la mayoría necesaria para adoptar una decisión válida
(ventaja que pueda obtener el accionista en perjuicio de la sociedad). Por
el contrario, la norma nada dice en orden a la validez de la decisión que se
hubiera alcanzado con su voto, encontrándose dividida la doctrina en cuan-
to a si se trataría de un supuesto que daría sustento a una impugnación de
nulidad en los términos del art. 251 de la LGS, por no haberse respetado la
mayoría de los votos presentes que podían emitirse en esa decisión o, por el
contrario, debe interpretarse en el sentido de no sancionar con la nulidad la
decisión por conflicto de interés.
Con respecto a la abstención voluntaria, puede ocurrir que el accionista
decidiera libremente abstenerse de votar y en ese caso no se computará su
voto, pero a diferencia de la abstención impuesta por la ley, no serán deduci-
dos del quorum existente de la asamblea.

§ 133. RESOLUCIONES ASAMBLEARIAS. - Las resoluciones asamblearias


son las decisiones que expresan la voluntad de la asamblea tornada con el
quorum, la mayoría y demás recaudos exigidos por la ley y el estatuto social.
Existen tres clases de actos asarnblearios:
a) Actos puramente internos, cuyos efectos se circunscriben al ámbito
interno de la sociedad.
b) Actos cuyos efectos se reflejan inmediatamente hacia fuera de la so-
ciedad.
e) Actos con eficacia interna que ayudan a perfeccionar otros externos
que serán actuados por los representantes frente a terceras personas.
Estas decisiones, impugnadas o no, pueden ser dejadas sin efecto por
otra asamblea posterior, si no afecta derechos adquiridos. Por ejemplo, la
decisión asarnblearia que decide la distribución de dividendos es irrevocable
porque a partir de ella nace un derecho del accionista a un crédito con la so-
ciedad, salvo que aprobare la revocación.
Las resoluciones adoptadas por la asamblea, de acuerdo con la ley, el
estatuto y el reglamento, son obligatorias para los accionistas y de cumplí-
310 SOCIEDADES

miento obligatorio de los directores, con excepción del derecho de receso de


los accionistas disconformes con asuntos de importancia trascendente de re-
tirarse de la sociedad, mediante su declaración unilateral recepticia e inequí-
voca de voluntad, con reembolso del valor de sus acciones (Vanasco).
Las decisiones se registran en el acta que debe labrarse dentro de los
cinco días de clausurada la asamblea (art. 73, LGS). En ella se escribe la
decisión que se adoptó y el resumen de la deliberación. En caso de que hu-
bieran participado en la reunión no de modo presencial sino a través de me-
dios que les permitieran la comunicación simultánea, debe indicarse en el
acta la modalidad adoptada y guardarse las constancias, de acuerdo con el me-
dio utilizado para comunicarse (art. 158, Cód. Civil y Comercial).
Cualquiera de los accionistas puede pedir una copia. El acta que se
hizo conforme a la ley y al estatuto, firmada por el presidente y los accio-
nistas designados, prueba en forma fehaciente la decisión asamblearia. Se
agrega en el libro de asambleas, rubricado.

§ 134. IMPUGNACIÓN DE LAS DECISIONES ASAMBLEARIAS. - El art. 251 de


la LGS establece que "toda resolución de la asamblea adoptada en violación
de la ley, el estatuto o el reglamento, puede ser impugnada de nulidad por los
accionistas".
Está legitimado a impugnar judicialmente la decisión social que viole la
ley, el estatuto o el reglamento societario, el accionista que votó en contra de
aquella o el ausente, para que se la declare nula.
Los que votaron favorablemente podrán impugnar]a si su voto es anula-
ble por vicio de la voluntad (p.ej., aprobación de una decisión sustentada en
información falsa, como sería un balance que no refleje la realidad siempre
que ello fuera desconocido por el accionista al votar) y también podrán ha-
cerlo quienes se abstuvieron de votar en la asamblea.
También pueden impugnarlas los directores, síndicos, miembros del
consejo de vigilancia o la autoridad de contralor.
La acción debe ser dirigida contra la sociedad y se debe promover ante
el juez con competencia comercial que corresponda a la jurisdicción del do-
micilio social.
El plazo para interponer la impugnación judicial es de tres meses con-
tados desde el día que se clausuró la asamblea. Vencido ese plazo legal,
caduca el derecho a impugnar la decisión social viciada.

a) CAUSAS DE NULIDAD DE LAS DECISIONES ASAMBLEARIAS. Al res-


pecto puede acudirse a la clasificación de Zaldívar.
l) Existencia de vicios formales o de procedimientos. Veamos a]gu-
nos ejemplos.
a) En la convocatoria, que no se respeten los recaudos y términos del
art. 237 de la LGS (v.gr., falta de publicación).
SOCIEDAD ANÓNIMA 311

b) En los actos a realizarse entre la convocatoria y la reunión, la omi-


sión del accionista de depositar sus acciones dentro del término legal pres-
cripto (CNCom, Sala C, 28/12/84, "Augur SA s/quiebra c/Sumampa SA'',
LL, 1985-E-12).
c) En la constitución del acto y en la reunión en sí, verbigracia, inicia-
ción de la asamblea sin quorum legal.
d) En la deliberación, por ejemplo, orden del día incompleto o impreci-
so, o intervención de personas ajenas.
e) En la votación y en la proclamación del resultado, como por ejem-
plo, cuando se anuncian decisiones que no alcanzaron las mayorías legales
o estatutarias, es decir, mayorías aparentes que incluyen votos nulos o anu-
lables, como sería el de accionistas que votan pese a existir un conflicto de
intereses (Halperin - Otaegui, Sociedades anónimas, p. 761 y siguientes).
f) En la confección del acta, por ejemplo, falta de firma.
2) Existencia de vicios de fondo. Aquí se encuentran supuestos como
los siguientes.
a) Por falta de capacidad de la sociedad.
b) Por falta de competencia de la asamblea.
c) Por vicios en los votos decisivos (cuando no se realiza la proclama-
ción púbica del voto de cada accionista).
d) Por ilicitud del contenido de la resolución, categoría en la cual cabe
incluir las resoluciones violatorias de los derechos de los accionistas, o las
que infringen la ley, o las que aprueban un balance sin las reservas corres-
pondientes y-o con error, fraude, etc. (Halperin - Otaegui).
La nulidad que emane de la violación de una norma específica apareja-
rá una nulidad absoluta o relativa, según sea la índole de la causa que deter-
mine dicha nulidad (arts. 386 y ss., Cód. Civil y Comercial).
Las nulidades absolutas se refieren a decisiones que transgredan normas
de orden público. Está en duda la doctrina respecto a la existencia de un "or-
den público societario" que conlleve una nulidad absoluta o afecte derechos
inderogables de los accionistas (Richard - Muiño). No obstante, determi-
nar qué tipo de nulidad es, adquiere relevancia con relación a los titulares
de la acción y al plazo que se aplicará para la deducción o inicio de la acción.

b) S USPENSIÓN PREVENTIVA DE LA EJECUCIÓN. El juez puede, como


medida cautelar y a pedido de parte, suspender los efectos de la resolución
asamblearia siempre y cuando exista un motivo grave y se acrediten en for-
ma razonable y a simple vista los siguientes requisitos:
1) Que no medie perjuicio a terceros.
2) Que el impugnante efectivamente cumpla con garantizar en forma
suficiente los posibles daños que pudiese causar la suspensión de la resolu-
ción social a la sociedad.
312 SOCIEDADES

3) Que haya promovido la acción de nulidad o impugnatoria contra la


decisión asamblearia.
Si la resolución asamblearia es declarada nula por el juez interviniente,
los accionistas que votaron favorablemente son responsables en forma perso-
nal, ilimitada y solidaria por los perjuicios ocasionados a la sociedad, a los
demás accionistas y a terceros (art. 254, LGS). Además, una asamblea pos-
terior puede revocar el acuerdo impugnado, subsistiendo la responsabilidad
por los efectos producidos o que sean su consecuencia directa.

§ 135. SINDICACIÓN DE ACCIONES. - Los pactos de sindicación de accio-


nes son convenios que realizan los accionistas entre sí (algunos o todos) por
fuera de la sociedad para regular los vínculos entre ellos o con terceros (en
relación con la sociedad o lo órganos sociales) reglamentando ciertas con-
ductas (Verón).
Estos acuerdos parasociales, regularmente lícitos, si bien orientados a
influir sobre la marcha de la sociedad de acuerdo con las directrices marca-
das por el grupo sindicado, se verifican paralelamente al ordenamiento so-
cietario y no integran el esquema de la génesis ni del funcionamiento de la
sociedad (Butty).
El objeto de estos contratos se traduce en la concertación de voluntades
para intervenir en el gobierno de la sociedad emisora de las acciones sin-
dicadas, mediante la consolidación de una mayoría estable, su formación o
la defensa organizada de minorías (López Tilli). Se trata de concentrar el
poder de decisión (derecho a voto) en las asambleas para imponer (o resistir)
políticas de conducción, de financiación o de dividendos (Verón).
De tal conceptualización se desprende que estos pactos son generadores
de vínculos obligacionales y que de su licitud no se sigue necesariamente la
oponibilidad a la sociedad (art. 959, Cód. Civil y Comercial). Esto se sigue
del efecto vinculante que tienen los contratos, lo que implica que son obliga-
torios para las partes, es decir, no pueden oponerse a terceros ni ser invoca-
dos por estos, salvo en los casos en los que esté expresamente previsto.
En opinión de algunos autores y de fallos judiciales, estos acuerdos pa-
rasociales no integran el esquema de la génesis ni del funcionamiento del
sujeto societario, por lo que resulta, como tal, inoponible a la sociedad de la
que participan los celebrantes y no tienen eficacia vinculatoria respecto de
ella (Verón).
En el contrato de sindicación de acciones se genera un nexo asociativo
solo entre los accionistas, con total prescindencia de la sociedad, y el interés
dominante es el de los socios (Ojea Quintana - Aguirre Saravia).
Los pactos de sindicación de acciones pueden asumir las modalidades
de "mando o de voto" y "bloqueo", aunque lo habitual es que estén presentes
ambas modalidades en un mismo acuerdo.
La legitimidad de estos pactos fue impuesta en nuestro país legislati-
vamente mediante la ley 23.696 de reforma del Estado y admitida jurispru-
SOCIEDAD ANÓNIMA 313

dencialmente mediante el voto de Anaya ("Sánchez, Carlos J. e/Banco de


Avellaneda SA y otros", LL, 1983-B-257).
En ese precedente se decidió, entre otras cosas, que si no se configura
la situación concreta subsumible en el art. 248 en el sentido que de la conven-
ción no resultaba que los sindicados se hubiesen obligado a votar en sentido
antisocial o que el pacto se encontrara preordenado a satisfacer intereses en
conflicto con los de la sociedad, el agravio del actor carecería de andamiaje.
Nuestra legislación se enrola en una línea permisiva en cuanto a la ne-
gociabilidad del voto, la cual se avizora a través de la posibilidad abierta de
la constitución de un usufructo de acciones (art. 218, LGS) o de la existencia
de aquellas normas que dan validez al pacto por el que se admite la constitu-
ción de un socio del socio (art. 35, LGS).
Además se consideró que el hecho de que los socios sindicados hubie-
ran predeterminado su voluntad no implicó que hubieran conformado la vo-
luntad social fuera de la asamblea, ya que esta se expresaría en la reunión
asamblearia.
a) SINDICATO DE VOTO. Combina el poder de voto de los accionistas
sindicados, agrupa los diferentes accionistas unidos por el pacto y los somete
a una disciplina en el ejercicio del derecho de voto o, más concretamente,
son convenios que tienen por objeto la emisión por los socios de su derecho
de voto, para influir en la vida social de acuerdo con las directivas predeter-
minadas por el grupo sindicado (Vanasco).
Afecta o influye sobre la política de dirección (el directorio) de la so-
ciedad. Obtiene la conducción de la sociedad, o restringe o suprime la re-
vocabilidad de los cargos directivos. Lo constituyen, en general, los accio-
nistas mayoritarios.
Varía según si los sindicados depositan (pueden designar un represen-
tante o síndico para que vote por los accionistas sindicados) o no sus accio-
nes (quedan en poder de sus titulares quienes están obligados a asistir a las
asambleas), o si se refiere a acciones ordinarias, de voto plural, etc., o si el
compromiso es por una sola asamblea o por un tiempo determinado.
Este convenio - se recuerda- no puede coactivamente imponerse a los
accionistas no sindicados y no tiene efectos frente a la sociedad.
Con este pacto, los accionistas minoritarios mejoran su posición en la
sociedad y frente a los accionistas mayoritarios, pues al actuar sindicados
pueden acceder a derechos que en forma individual no alcanzarían. Por
ejemplo, al porcentaje establecido por el art. 236 de la LGS, o acceder a car-
gos en el directorio por medio del voto acumulativo (art. 263, LGS).

b) SINDICATO DE BLOQUEO. Tiende al mantenimiento del cuadro de ac-


cionistas. Se apoya sobre un convenio por el cual los accionistas se com-
prometen a no transferir sus acciones, o a sujetar la transferencia a ciertas
condiciones y es un presupuesto necesario al sindicato de mando.
314 SOCIEDADES

Esta modalidad de sindicación puede formar parte del contrato social ,


en virtud de lo dispuesto en el art. 214 de la LOS: "El estatuto puede limitar
la transmisibilidad de las acciones nominativas o escriturales, sin que pueda
importar la prohibición de su transferencia. La limitación deberá constar
en el título o en las inscripciones en cuenta, sus comprobantes y estados res-
pectivos".
Es decir, la restricción a la circulación de acciones puede originarse en
un contrato de sindicación de bloqueo, del que formen parte algunos accio-
nistas, y después aplicarse a todos los titulares de acciones, si la restricción
se incorpora al contrato o estatuto social, y se deja constancia de ella en los
títulos o en los registros de las cuentas escriturales directamente en el libro
de registro de accionistas.

2) EL DIRECTORIO

§ 136. CONCEPTO. - El directorio es el órgano de administración de


la sociedad anónima que se encarga de la atención cotidiana de los nego-
cios sociales -es decir, de gestionar o manejar el patrimonio societario-, tal
como ya fue referido en el § 28, apdo. a; una suerte de mano ejecutora de las
decisiones de la asamblea. A su vez, el presidente del directorio ejerce la
representación de la sociedad.
Es un órgano necesario y permanente que, en los casos previstos en los
incs. 1º a 6º del art. 299 de la LOS , debe ser además obligatoriamente plu-
ral con al menos tres directores. En esas condiciones funcionará como un
órgano colegiado y deliberativo, tal como se desprende del régimen jurídico
que lo organiza; aunque en opinión de Halperin, incluso cuando se tratara
de un directorio individual, le correspondería la calificación de colegiado en
razón de los actos que debe cumplir (v.gr., actas, asistencia del síndico).
Es necesario porque sin el directorio la sociedad no podría funcio-
nar: requiere imprescindiblemente de un órgano que la administre y repre-
sente. Nótese que la ley no ha previsto ningún mecanismo para que en
caso de acefalía, y aun provisoriamente, los accionistas asuman esas fun-
ciones. Además, la presencia de este órgano hace a la configuración del
tipo y ante su ausencia se verificaría un supuesto de nulidad por atipicidad
(art. 17, LOS).
También se caracteriza al directorio como permanente, puesto que la
administración requiere de la realización de gestiones diarias -aunque, como
veremos más adelante, eso puede ser encargado a comités ejecutivos o geren-
tes- y cuanto menos periódicas. Es por ello que la propia normativa exige
mínimamente la celebración de una reunión trimestral (art. 267, LOS).
Puede hallarse compuesto por socios o no (art. 256, LOS).
Asimismo, si el estatuto estableciera la cantidad mínima y máx ima de
los directores permitidos, será la asamblea de accionistas, con anterioridad a
SOCIEDAD ANÓNIMA 315

la elección, la que decida finalmente cuántos sujetos integrarán el directorio


(art. 255, LGS).

§ 137. CONDICIONES. REQUISITOS. - La norma fija mínimas condicio-


nes para el ejercicio del cargo de director y no es requerida la calidad de
socio -aunque esto último, en su caso, podría limitarse por vía estatutaria-.
Sencillamente se debe ser mayor de edad y no presentar ninguna de las in-
habilidades o incapacidades que veremos más adelante, lo que presupone la
capacidad para realizar actos de comercio.
Sin embargo, la prescindencia de la calidad de socio justamente ha sido
pensada en aras de posibilitar la incorporación de profesionales en este órga-
no; sin que medie óbice, en principio, para que una persona jurídica también
lo sea. En este sentido, precisa la Exposición de motivos que "la capacidad
técnica no depende de la titularidad del capital. La experiencia nacional y
extranjera impone en nuestro medio esta innovación, que se obvió hasta aho-
ra con el préstamo de acciones para fingir la titularidad exigida por la ley".
Se requiere, además, los siguientes requisitos.
a) DOMICILIO. Los directores deben fijar un domicilio especial en el te-
rritorio de la República Argentina, en donde serán válidas las comunicacio-
nes que se les efectúen con motivo del ejercicio de sus funciones, incluyén-
dose las relativas a la acción de responsabilidad (art. 256, párr. último, LGS).
Ello permite que sean reputadas válidas y vinculantes todas las notificaciones
que la sociedad y los demás accionistas le dirijan, de manera que, se encuen-
tren o no en ese domicilio, la comunicación surtirá pleno efecto y se lo tendrá
por debidamente notificado (Vanasco).
También requiere el artículo citado que la mayoría absoluta de los di-
rectores posea su domicilio real en territorio argentino. Y la explicación de
este requisito es sencilla: tratándose de un órgano de tipo "permanente" es
necesario que periódicamente pueda reunirse a sesionar en la sede social con
quorum y mayoría necesaria para adoptar una decisión válida.
b) GARANTÍA. Mediante el artículo precedentemente citado también se
les requiere a los directores que constituyan una garantía a favor de la sociedad
por los daños y perjuicios que pudiera provocarle por el mal desempeño del
cargo (art. 274, LGS). Su alcance debe estar estipulado en el contrato social.
Asimismo, en el ámbito de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, la
IGJ ha reglamentado la modalidad que deben asumir estas cláusulas estatu-
tarias en los arts. 76 a 78 de la res. gral. 7/15.

§ 138. DESIGNACIÓN. - El primer nombramiento de los integrantes del


directorio ocurre a la época de constitución de la sociedad: a) si fuese por
suscripción única, los directores serán determinados por los fundadores en el
contrato social (art. 166, inc. 3º, LGS), y b) si la constitución de la SA fuese
316 SOCIEDADES

por suscripción pública, dicha designación ocurrirá en la asamblea constitu-


tiva (art. 179, inc. 4°, LGS). Y la IGJ requiere para otorgar la inscripción
prevista en el art. 167 de la LGS que los directores hayan aceptado el cargo,
pues son necesarios para el funcionamiento de la sociedad.
Luego, los directores pueden ser elegidos por la asamblea (arts. 234,
262 y 263, LGS) o por el consejo de vigilancia (art. 281, inc. d).

a) ELECCIÓN POR EL ÓRGANO DE GOBIERNO. Tradicionalmente es em-


pleado el sistema ordinario o plural. Esta modalidad utilizada para la de-
signación de los integrantes del directorio se encuentra regulada en el inc. 2º
del art. 234 de la LGS. Sucede en el seno de la asamblea general y requiere
la obtención del quorum y las mayorías que prevé el art. 243 (ver desarro-
llo efectuado respecto de la asamblea), salvo una distinta disposición esta-
tutaria. Es decir que, en este supuesto, los directores serán elegidos por la
mayoría absoluta de los votos presentes que puedan em iti rse en la respectiva
decisión -siempre y cuando el contrato constitutivo no haya fijado una mayo-
ría agravada-.
b) MODALIDADES ESPECIALES. Son las siguientes.
J) La ley prevé en el art. 262 un sistema de elección por clase o catego-
ría de acciones y a ese fin deben configurarse dos requisitos: a) la existencia
de clases establecida mediante el estatuto (art. 207, párr. 2°, LGS), y b) que
dichas clases posean el derecho a elegir directores.
Enseña Zaldívar en sus Cuadernos que una de las funciones principales
que pueden cumplir las diversas clases de acciones es, precisamente, permi-
tir que distintos grupos de accionistas se reserven cada uno el derecho a ele-
gir un número determinado de directores y asegurarse así una participación
segura en la administración de los negocios sociales. Como lo dice la Ex-
posición de motivos de la ley, "tiene la ventaja de dar representación en el
directorio a los distintos 'grupos' de accionistas, muy importante en el caso
de fusión y de incorporación de nuevos capitales" (Cap. 11, Secc. V, párr. IX,
punto 6, a).
El procedimiento puede estar descripto en el contrato social pero, si así
no fuese, se cuenta con dos alternativas: es posible incluir esta especial elec-
ción dentro de la asamblea general ordinaria anual (art. 234, LGS) o directa-
mente puede convocarse una asamblea especial para la elección por clase de
los directores (art. 250, LGS).
En cualquier caso, la decisión quedará conformada si se alcanza la ma-
yoría absoluta de los votos (art. 243, LGS).
En principio, la vigencia de este sistema puede excluir la modalidad del
voto acumulativo, con excepción de que la cantidad de directores a elegir en
una clase permita el empleo de este sistema o que, fraccionada la elección
entre el sistema de clases y el ordinario, dentro de aquel último el número de
cargos a elegir tornara conducente la acumulación de votos.
SOCIEDAD ANÓNIMA 317

2) Finalmente hallamos que la reunión de socios (o asamblea) puede


elegir los directores mediante el empleo del sistema por voto acumulativo
regulado en el art. 263 de la LGS.
Dicho sistema ha sido pensado en orden a favorecer alguna participa-
ción de los socios minoritarios en la determinación de los integrantes del di-
rectorio, ya que les permite potenciar sus votos para la cobertura de un ter-
cio de las vacantes sometidas a designación. Mas, como bien explica Negri
a partir de una definición de Ballantine ("medio de concentración de votos
trazado para dar a una minoría suficiente, la oportunidad de asegurarse re-
presentación en los órganos societarios"), para otorgarles gravitación en este
tipo de decisiones de la asamblea es necesario que se trate de una "minoría
suficiente" y no de cualquier minoría (Zaldívar).
Es preciso señalar que expresamente el citado art. 263 califica este de-
recho como inderogable y prohíbe que mediante su reglamentación se obsta-
culice su ejercicio. Así, pues, puntualmente descarta la posibilidad de que
se realicen elecciones escalonadas o parciales, en la medida en que de esa
forma se consiga suprimir el ejercicio de la acumulación de votos.
Tampoco puede de dejar de mencionarse el arduo debate doctrinal y ju-
risprudencia] que ha causado la potestad que tiene la asamblea de fijar la
cantidad de directores (si el estatuto tan solo estableciera un mínimo y un
máximo) con la potencial afectación que ello podría provocar en el ejercicio
del citado derecho a votar acumulativamente.
Pues bien, el procedimiento ha sido detallado con precisión por la nor-
.,
ma en cuest1on:
a) A viso del accionista. Los interesados en emplear este sistema deben
anoticiar a la sociedad sobre su voluntad de votar acumulativamente con una
"anticipación no menor de tres días hábiles a la celebración de la asamblea".
Asimismo, deberán precisar las acciones con las que harán ejercicio de este
derecho (art. 263, inc. 1º, LGS).
Resulta razonable que esta notificación sea cursada por escrito con
constancia de recepción, a fin de evitar cualquier problemática que se pudie-
ra generar acerca de la inexistencia o falta de tempestividad del aviso.
Dicha comunicación será suficiente para posibilitar que cualquier otro
accionista emplee esta modalidad de voto (art. 263, inc. lº, LGS).
Cabe aclarar que la referencia que la ley trae al depósito o entrega del
certificado de las acciones al portador ha quedado en desuso, habida cuenta
la nominatividad de esos títulos dispuesta mediante el art. 1° de la ley 24.587.
b) Información que deberá proveer la sociedad. De su lado, la so-
ciedad deberá hacer saber, a quienes lo requieran, sobre aquellos avisos que
hayan recibido para votar acumulativamente; sin perjuicio de que, solo con
la existencia de una notificación, el presidente de la asamblea anunciará a
los accionistas presentes que todos ellos se encuentran autorizados a emplear
dicho sistema (art. 263, inc. 2º, LGS). También es menester que aquel últi-
318 SOCIEDADES

mo, de modo previo a la votación, precise "pública y circunstanciadamente"


la cantidad de votos con la que cuenta cada accionista presente (art. 263, inc.
3°, LGS).
e) Cantidad de votos y votación. Los socios que voten acumulativa-
mente contarán con la cantidad total de votos (CTV) que resulte de multipli-
car los que ordinariamente hubiera tenido (VO) por la cantidad de directores
a elegir (D) (VO x D = CTV). Luego, estarán facultados a repartir o acopiar
lo obtenido en un número de candidatos que no exceda el tercio de las vacan-
tes sometida a la elección por votación acumulativa (art. 263, inc. 4°, LGS).
Quienes utilicen el sistema ordinario, emplearán todos sus votos en
cada una de las vacantes a elegir (art. 263, inc. 5°, LGS).
Y ambos tipos de votantes se enfrentarán por el tercio de los cargos
destinados a la elección por voto acumulativo. Los dos tercios restantes se-
rán llenados a través del uso del sistema ordinario (art. 263, inc. 5º, LGS).
Está completamente prohibido que un accionista utilice ambos sistemas
mediante la división de sus acciones; es decir, destinando algunas al sistema
ordinario y otras al voto acumulativo (art. 263, inc. 6º, LGS).
Corresponde aclarar que antes de la emisión del voto cualquier accio-
nista podrá variar la modalidad que empleará para elegir directores, haya no-
tificado o no primigeniamente su voluntad de hacerlo mediante el sistema de
acumulación de votos (art. 263, inc. 7º, LGS).
d) Resultado. Los resultados se calculan por persona. Ello significa
que los votos se otorgan nominalmente a determinado sujeto.
Serán electos aquellos candidatos elegidos a través del sistema ordinario
o plural que obtengan la mayoría absoluta de los votos presentes.
Resultarán victoriosas aquellas personas votadas acumulativamente que
obtengan mayor cantidad de votos y que superen los alcanzados por el siste-
ma ordinario. Ello, hasta completar el tercio de vacantes que prevé el art.
263 de la LGS.
Es decir que si empatase el candidato del sistema ordinario con el del
sistema de votación acumulativa, habrá ganado el elegido por voto ordinario
puesto que la norma, para que triunfe el sistema de votación acumulativa,
requiere que supere el resultado del sistema pluraJ.
Asimismo, frente a una paridad entre candidatos del mismo sistema, se
realizará una nueva votación en la que intervendrán únicamente los accionis-
tas que votaron de ese modo. No obstante, si se tratase de postulados del
sistema de votación acumulativa, no podrán intervenir los accionistas que ya
hubieran obtenido la elección de sus candidatos (art. 263, inc. 9º, LGS).
Finalmente, la IGJ ha reglamentado el funcionamiento de este sistema
en el art. 122 de la res. gral. 7 /15, reafirmando varias de las cuestiones ya
mencionadas por la ley y agregando, por ejemplo, el empleo de una cédula
para que los accionistas emitan su voto por escrito.
SOCIEDAD ANÓNIMA 319

c) Elección por el consejo de vigilancia. Esta facultad del órgano del


contralor se encuentra estipulada en el art. 281, inc. d, de la LGS. Requiere
como presupuesto que el ejercicio de esta alternativa para la selección de los
integrantes del directorio haya sido incluido en el estatuto.
En este caso no podrá echarse mano a los procedimientos previstos en
los arts. 262 y 263 de la LGS, mas ningún gravamen acarrea ello a los socios
interesados si se tiene en cuenta que los integrantes del consejo de vigilancia
sí pueden ser elegidos mediante esos sistemas de clase o de acumulación de
votos (art. 280, LGS).
El empleo de este modo de nombramiento permite, a su vez, el estable-
cimiento de una remuneración fija y la extensión de la duración de la desig-
nación hasta cinco años.
No obstante, la designación podrá ser revocada por la asamblea.
De todas formas, la elección a través de esta modalidad casi no es em-
pleada, pues son escasas las sociedades anónimas cuyo estatuto establece el
funcionamiento de un consejo de vigilancia.

§ 139. DURACIÓN EN EL CARGO r REEMPLAZO. - Los directores pueden


ejercer su cargo por un plazo máximo de tres ejercicios (art. 257, LGS), con
excepción de aquellos elegidos por el consejo de vigilancia que podrán am-
pliar su función hasta cinco años (art. 281, inc. c, LGS). Pero será en el es-
tatuto en donde se determine, en definitiva, el plazo por el que se extiende la
designación y, ante su silencio, la ley estipula que la elección habrá sido por
el máximo autorizado (art. 257 infine, LGS).
Asimismo, pueden ser reelegidos de forma indefinida (art. 256, LGS).
Es decir que permanecerán por un nuevo período en el ejercicio del cargo si,
una vez vencido el plazo por el que fueron designados, resultaran electos en
.,
una nueva votac1on.
Por otro lado, la ley 19.550 prevé en el art. 258 la elección de suplentes
que podrían ser nombrados ante la ausencia de algún director, por cualquier
motivo.
Ello es opcional para las sociedades que tienen sindicatura, pues aquel
órgano posee facultades suficientes para designar un director suplente hasta
tanto sea decidido su reemplazo por la vía correspondiente, conforme esta-
blece el citado art. 258. Sin embargo, en las sociedades que prescinden de
sindicatura, la elección de suplentes es obligatoria pues se carece de una mo-
dalidad provisoria para su reemplazo y, como se dijo, no es posible el natural
desenvolvimiento del ente si carece de quienes ejercen su administración.

§ 140. CESACIÓN. - La fi nalización en el desempeño de la función de


director puede acaecer a raíz de los siguientes supuestos.
a) V ENCIMIENTO. Ocurre por el mero transcurso del tiempo acordado;
es decir, por el cumplimiento del plazo por el cual fue elegido el director.
320 SOCIEDADES

Es importante referir que, no obstante, debe continuar en el desempeño de


sus funciones hasta tanto sea reemplazado (incluido el presidente), pues la
sociedad no puede quedar desprovista de quienes la administran o represen-
tan (art. 257, LGS).
b) R ENUNCIA. También es posible que algún director no desee conti-
nuar revistiendo esa calidad, circunstancia que la ley estipula posible en los
términos del art. 259 de la LGS. Empero, como se dijo, deberá permanecer
en el ejercicio de su func ión hasta tanto su declinación sea aceptada.
El director presentará la renuncia - aun verbalmente durante la celebra-
ción de una reunión de directorio, si quedase registrada en el acta correspon-
diente- a fin de que sea tratada por el directorio en la primera reunión que
posteriormente se celebre (incluso por su propio pedido, conforme el art. 267),
y podrá ser aceptada "siempre que no afectare su funcionamiento regular y
no fuere dolosa o intempestiva, lo que deberá constar en el acta pertinente".
Es decir que si, por ejemplo, la renuncia alterase el quorum requerido para el
funcionamiento del directorio o si fuese articulada en el afán de perjudicar a la
sociedad, la declinación no debería ser aceptada.
Y, en ese caso, el renunciante habrá de aguardar hasta que la asamblea
se expida sobre el asunto. El órgano de gobierno, de su lado, no podría en
principio rechazar la dimisión, en tanto ya se hallaría en condiciones de nom-
brar un reemplazante y ningún daño podría sufrir la sociedad por la ausencia
de ese director. No puede olvidarse que el administrador no puede ser obli-
gado a continuar ejerciendo, más allá de lo razonable, un cargo que no desea.
Empero podría suceder que la sociedad obstaculizara la desvinculación
del director, comprometiendo incluso su responsabilidad por hechos poste-
riores a la renuncia. Por ello, si la sociedad no celebra los actos internos
necesarios e imprescindibles para compatibilizar el derecho de todo admi-
nistrador renunciante a desvincularse del ente, la IGJ le otorga a este sufi-
ciente legitimación para inscribir su dimisión en el Registro Público, con los
efectos erga omnes que ello implica (Vanasco; res. gral. IGJ 7/15, art. 125).
e) REVOCACIÓN. La designación de los directores puede ser revocada
ad nutum por la asamblea, aun en el supuesto de que hubieran sido designa-
dos por el consejo de vigilancia (arts. 234, inc. 2º, y 281, inc. d, LGS). De
modo que no requiere expresión de causa ni indemnización y, conforme pre-
dica el art. 256, inc. 3º, el estatuto no puede suprimir ni restringir la revoca-
bilidad del cargo.
La razón de ser de la previsión resulta sumamente plausible. Esa fáci l
remoción del director responde a la idea de facilitar una organización simple
de la administración y un remedio rápido para cualquier exceso en que el
director pudiera incurrir o por la pérdida de la confianza de los accionistas,
tan importante teniendo en cuenta los intereses que se confían a los directo-
res, y tan difícil de f undamentar en hechos concretos si hubiera que probar-
los (Zaldívar).
SOCIEDAD ANÓNIMA 321

Con el objeto de que sea abordada por la asamblea, la remoción preten-


dida deberá estar incluida puntualmente en el orden del día, según prevé el
art. 236, inc. 2°, de la LGS. Mas podrá prescindirse de ese requisito cuan-
do la intención de remover al administrador haya sido consecuencia del tra-
tamiento de algún tema anterior que sí se encuentre apuntado en el orden del
día (p.ej., en el supuesto de que se admita la promoción de la acción social
de responsabilidad prevista en el art. 276).
El quorum y las mayorías serán las aplicables en los términos del art.
243 sin que sea posible, en opinión de varios autores, que el estatuto agrave
esa exigencia, pues constituiría en cierta forma una restricción o limitación a
la libre revocabilidad del cargo.
Algún conflicto puede presentar la intervención del director, como ac-
cionista, en la votación de su remoción. Pues bien, en primer término, el
art. 241 de la LGS excluye la participación del socio director en las deci-
siones inherentes a la atribución de responsabilidad o a la remoción. Sin
embargo, no puede dejar de mencionarse la postura de Zaldívar y de otros
autores, en cuanto opinan que esa prohibición no correría ante el supuesto de
remoción sin causa por dos motivos: a) el impedimento del art. 241 opera en
el caso de remoción como consecuencia de la declaración de responsabilidad
del administrador, y b) resulta lógico, por práctico, que si el accionista puede
votarse como director también pueda oponerse a su remoción sin causa (Zal-
dívar; Vanasco).
Cabe referir, asimismo, que si la elección de los directores hubiera sido
realizada por una asamblea de clase o categoría de acciones solo aquella po-
drá removerlos, con excepción de que se verifique una de las prohibiciones
o incompatibilidades para ser director (art. 264, LGS) o se admita la proce-
dencia de la acción social de responsabilidad (art. 276, LGS).
También mediará una moderación del principio de la libre revocabilidad
en caso de que los directores resultasen elegidos mediante el sistema de voto
acumulativo. Tal como establece el art. 263 de la LGS, la remoción solo
podrá acaecer en la medida en que involucre a la "totalidad de los directo-
res" salvo los supuestos de los art. 264 y 276 recién citados.
d) R EMOCIÓN CON JUSTA CAUSA. Aun cuando para el caso de los direc-
tores no hay expresa regulación de este supuesto (aunque sí la hay para otros
administradores), aquellos pueden ser removidos por justa causa y a tal fin
es posible echar mano a lo previsto por el art. 129 de la LGS en adecuada
integración con las específicas directivas que rigen este órgano de adminis-
tración. De todos modos, cabe resaltar la utilidad de que la cuestión fuera
abordada por la normativa de forma concreta.
Como precisa Roitman, a título enunciativo, por justa causa puede en-
tenderse: 1) cualquier motivo grave que provoque la pérdida de la confianza
de los socios; 2) incumplimiento de sus deberes de diligencia consagrados
en los arts. 59 y 274 de la LGS -aun sin el perjuicio requerido para el ente
322 SOCIEDADES

social requerido por la acción de responsabilidad-, y 3) omisión de confec-


cionar el inventario y balance en caso de liquidación.
La remoción podrá ser decidida por la asamblea ordinaria. En caso de
que el pedido de convocatoria a asamblea para el tratamiento de este asunto
no fuera atendido o ante el rechazo de la pretendida remoción -pues se re-
quiere el previo agotamiento de la vía intrasocietaria-, los accionistas inte-
resados, cualquier director o síndico, ostentarán legitimación para promover
/

el pedido judicial de remoción del administrador. lnterin, hasta tanto sea


decidido definitivamente el asunto por la judicatura, podrá acudirse a una
tutela preventiva mediante el requerimiento de una medida cautelar de inter-
.,
venc1on.

e) INCAPACIDAD o INHABILIDAD SOBREVINIENTES. La incursión sobrevi-


niente de los directores en alguno de estos supuestos (art. 264, LGS) impone
su remoción de conform idad con el procedim iento que estipula el art. 265.
Ello debe ser tratado en asamblea de socios convocada por el directorio
o, en su caso, por la sindicatura, ya sea por iniciativa propia o a requerimien-
to fundado de algún accionista. La reunión ha de ser celebrada dentro de
los cuarenta días desde que fue requerida.
Si se denegase la remoción exigida, cualquiera de los nombrados (accio-
nista, director o síndico) puede formular su petición por vía judicial.

f) MUERTE. El fallecimiento del director, habida cuenta que el ejerci-


cio del cargo es personal e indelegable, provoca el fin de la designación.

g) I NTERVENCIÓN JUDICIAL. Es posible también el desplazamiento pro-


visorio de los integrantes de los órganos de administración mediante la inter-
vención judicial aplicada en su mayor modulación. Así, pues, el juez podrá
separar de su cargo al administrador por vía de una medida precautoria, de
conformidad con el art. 113 de la LGS, y disponer provisoriamente su reem-
plazo (ver § 31).

§ 141. I NSCRIPCIÓN Y PUBLICIDAD. - Corresponde la publicidad e ins-


cripción de la designación y cesación de un director en su cargo, a fin de
que resulten oponibles frente a terceros (art. 60, LGS); aunque la omisión de
dicho requerimiento no podrá ser invocada frente a la sociedad y sus socios.
La modalidad y contenido de la publicación se encuentra especificada
en el art. 118 de la res. gral. IGJ 7 /15.

§ 142. REMUNERACIÓN. - El derecho a la remuneración de los directo-


res surge de la primera parte del art. 261 de la LGS. Allí se establece que
los honorarios de estos administradores pueden ser establecidos en el esta-
tuto -aunque esta modalidad es desaconsejable si se piensa en la imposibi-
lidad de prever los numerosos factores que podrían influir en su adecuado
SOCIEDAD ANÓNIMA 323

cálculo-. De no ser así, la ley otorga esa facultad a la asamblea (art. 234,
inc. 2º) o al consejo de vigilancia (art. 281 , inc. d). Y, en caso de conflicti-
vidad, hasta podrían ser determinados por vía jurisdiccional.
La tarea se presume onerosa. La gratuidad únicamente sería admisi-
ble si no existiera cláusula estatutaria en contrario, mediara resolución asam-
blearia en tal sentido y la aceptación expresa de los directores (Roitman).
Concurre la alternativa de establecer honorarios fijos, en el supuesto de
que los directores hayan sido elegidos por el consejo de vigilancia (art. 281,
inc. d, LGS); sino, serán variables y lo decidirá la asamblea en función de
las ganancias. Todo ello, siempre, bajo la égida del art. 261.
Explica Vanasco que, en realidad, las disposiciones actuales del art. 261
tuvieron como fuente una normativa dictada por la Comisión Nacional de
Valores para las sociedades autorizadas a la oferta pública y cotización
de sus acciones, en las que los altos honorarios que esas compañías fijaban a
sus directores perjudicaban a los accionistas minoritarios, ajenos al paquete
de control, pues los elevados montos que se les reconocía solían consumir la
totalidad de las ganancias generadas en el ejercicio.
Es por ello que actualmente la ley establece como tope máximo de la
remuneración que por todo concepto pueda abonarse en su conjunto a los
integrantes del directorio (dice la norma: "incluidos sueldos y otras remune-
raciones por el desempeño de funciones técnico administrativas de carácter
permanente"), el 25 % de las ganancias obtenidas por la sociedad durante el
ejercicio. Ello trae como prius lógico la existencia de esas ganancias.
Luego, establece un segundo parámetro destinado a regular esa remu-
neración, en función de la distribución de las utilidades. Si las ganancias se
reparten en su totalidad, los honorarios podrán alcanzar el ya preanunciado
25 % de las utilidades y, si no se reparten dividendos, la suma máxima no
podrá superar el 5 % de lo ganado en el ejercicio. Ante el supuesto de una
distribución parcial, el porcentaje de los honorarios se incrementará de modo
proporcional según la cantidad de utilidades repartidas entre ese mínimo del
5 % -por ausencia de distribución- hasta el 25 % -por distribución total-.
Aclara la norma que a los efectos de la aplicación de esta disposición no de-
berá ponderarse el impacto o reducción en los dividendos que provoca, jus-
tamente, la asignación de honorarios a los directores y miembros del consejo
de vigilancia.
La res. 386/01 de la CNV describe la utilidad computable como el re-
sultado del ejercicio, neto de impuestos, más o menos los ajustes de ejerci-
cios anteriores y previa absorción de las pérdidas acumuladas.
Calculada la reserva legal sobre la base de lo expuesto, se deducirá del
subtotal obtenido, más el monto por retribución a los directores y miembros
del consejo de vigilancia afectados al estado de resultados (capítulo 111).
Pues bien, a partir de la advertida influencia que proyecta en los hono-
rarios el alcance del reparto de las utilidades, es posible derivar razonada-
324 SOCIEDADES

mente que el sistema diseñado por el legislador apunta a que los administra-
dores fomenten la distribución de las ganancias y no afecten, especialmente,
el interés económico de los accionistas, salvo que esos ingresos sean necesa-
rios para continuar con el desarrollo de los negocios de la sociedad durante
el próximo ejercicio. También evidencia, en cierta forma, el riesgo que asu-
men los directores en la suerte de los negocios de la sociedad, ya que si no
existieran ganancias, no percibirán honorarios.
Finalmente, ante la ausencia de ganancias o cuando estas fueran exi-
guas, los límites precedentemente referidos podrán ser excedidos si fu ese
para remunerar tareas de uno o más directores en comisiones especiales o
conjunciones técnico administrativas. Será requisito para ello que el asun-
to esté incluido en el orden del día y que tales honorarios sean explícitamen-
te aprobados por la asamblea.
Las comisiones especiales consisten en estudios especiales hechos con
fines de expansión y organización empresaria para la realización de opera-
ciones específicas o en la prestación de cualquier servicio especial ajeno a la
función directiva. Por otro lado, la doctrina ha establecido que el concepto
de funciones técnico administrativas no aprehende al director empleado bajo
relación de dependencia, sino el desempeño de tareas especiales que exce-
den las normales del directorio pero que resultan necesarias para un mejor
desempeño del órgano (podrían ser las otorgadas al comité ejecutivo o a co-
misiones especiales para relevamiento, investigación o actividad profesional
específica en la que es idóneo; Roitman).
Asimismo, se postula que esas tareas tienen que estar asignadas por la
asamblea a fin de evitar que los directores eludan los topes legales mediante
su propia designación para tales encomiendas.
Cabe aclarar, por otro lado, que en caso de existir varios directores, en
principio, los honorarios serán repartidos entre ellos igualitariamente; salvo
que haya mediado específica previsión, en el estatuto o por la asamblea, y que
en función de la distinta asignación de labores varíe la participación de cada
director en la retribución total.
Por último, ha de precisarse que la remuneración será exigible desde el
momento en que la establezca el órgano de gobierno o a partir de la época en
que este debió hacerlo, juntamente con el cierre del ejercicio; empero, será
necesario de modo previo y a fin de no exceder los límites legales, deter-
minar la existencia de ganancias a partir de la aprobación de los respectivos
estados contables (art. 68, LGS).
A fin de cuentas, la delimitación legal de los honorarios puede resumir-
se del siguiente modo.
a) Si no hay ganancias, no hay derecho a la remuneración del director.
b) Si hay ganancias, se presentarán distintos escenarios.
1) Sin distribución. Los honorarios alcanzarán como máximo el 5 %
de las ganancias.
SOCIEDAD ANÓNIMA 325

2) Con distribución total. Los honorarios encontrarán como tope el


25 % de las utilidades.
3) Con distribución parcial. La remuneración variará proporcional-
mente en función de lo distribuido, entre el 5 % y 25 % correspondiente a las
hipótesis anteriores (p.ej., si se distribuyeran el 50 % de las ganancias, al 5 %
que inicialmente le corresponde a los administradores deberá sumársele un
10 % -que es el 50 % entre el 5 % y 25 %-).
c) La realización de tareas en comisiones especiales o el desarrollo de
una función técnico administrativa, en caso de que las ganancias fueran
mínimas o inexistentes y previa decisión del órgano de gobierno, permi-
tirá obtener una remuneración que supere los parámetros mencionados en el
punto b.
Agréguese a lo antedicho que la cuestión se encuentra regulada en el
art. 75 de la ley sobre mercado de capitales 26.831, aplicable a las sociedades
que hacen oferta pública de sus acciones.

§ 143. FUNCIONAMIENTO DEL ÓRGANO. - Ya fue anotado precedente-


mente que es usual que el órgano de administración sea plural y que, como
consecuencia, funcione de forma colegiada -con la salvedad introducida en
ese sentido por Halperin-. Esto requiere la celebración de reuniones para
la adopción de decisiones, previa realización de la deliberación y votación
correspondiente.
A su vez, procede referir que el art. 260 de la LGS prevé que la cons-
titución y el funcionamiento del directorio deben estar reglamentados en el
estatuto. Si, además, se hubiese reali zado un reglamento interno, este tam-
bién podrá ser inscripto en la IGJ con los efectos de la publicidad que ello
produce.
La dinámica de este órgano, según los términos legalmente estableci-
dos, puede agruparse de la siguiente manera.
a) REUNIONES. Es menester que, por tratarse de un órgano destinado
a las gestiones ordinarias de administración, el directorio se reúna de forma
periódica. El art. 267 de la LGS establece que se celebren cuanto menos
una vez cada tres meses, mas deja librada a la suerte del estatuto la realiza-
ción de un mayor número de sesiones.
También es posible que dicha reunión ocurra a pedido de algún director
y en uso de la facultad que les otorga la propia norma.
b) CONVOCATORIA. La convocatoria debe ser realizada por el presiden-
te del directorio (art. 267, LGS), con una anticipación suficiente y por escri-
to, con indicación de la fecha y hora de la reunión que se celebrará, así como
del orden del día. La puntualización del lugar no es necesaria ya que debe
ser en la sede social, salvo razones de excepcionalidad justificadas adecua-
damente. Podrá prescindirse de dicha convocatoria si en el estatuto o re-
326 SOCIEDADES

glamento se hubieran establecido días fijos para la celebración de la reunión,


pues al hallarse programadas resultaría redundante cualquier anuncio.
También debe hacerse saber al síndico (art. 294, inc. 3º, LGS).
Respecto del orden del día cabe apuntar lo siguiente: si bien en princi-
pio la normativa societaria no exige la configuración de una minuta con los
temas a tratar, no puede desconocerse que ello hace a las buenas prácticas
de la administración y permite que los integrantes del directorio -y el propio
órgano de fiscalización-, de ser necesario, se procuren mayor información
para asumir la decisión correspondiente.
Mas, como afirma Roitman, el temario del directorio es menos rígido,
meramente orientativo y, en principio, no delimita la competencia del direc-
torio. No hay prohibición a que se pueda incluir dentro del temario una
propuesta que no figuraba en la convocatoria, pero aquí es prudente la dis-
tinción que se ha efectuado desde la doctrina: si el tratamiento es de una
cuestión que hace al giro ordinario y normal de la administración no es óbi-
ce su falta de inclusión, pues nadie debe sorprenderse con los temas comunes
que hacen al giro de la sociedad; en cambio, una situación extraordinaria
puede ser cuestionada su inclusión sobre tablas.
Ahora, en el supuesto de que la reunión fuese requerida por alguno de
los directores, el presidente deberá convocarla dentro de los cinco días de re-
cepcionado el pedido y, si esa convocatoria no fu ere cursada, será el director
requirente quien podrá efectuarla; con expresa enumeración de los asuntos
a tratar.
e) "QuoRUM", VOTACIÓN Y MAYORÍAS. El citado art. 260 requiere que
el quorum -calculado sobre la totalidad de los cargos de los directores, aun
respecto de los vacantes- no sea menor a la mayoría absoluta de los inte-
grantes del directorio y deberá mantenerse a lo largo de toda la reunión.
No media óbice para que el estatuto exija una mayoría agravada.
Cada director contará con un voto y para emitir una decisión válida de-
berá obtenerse el voto de la mayoría absoluta de los directores que puedan
pronunciarse sobre la decisión. En caso de empate, si el estatuto lo estipu-
lara, podría desempatar el presidente. El estatuto también podría establecer
una mayoría agravada.
Los directores ausentes podrán votar, si existiese quorum, mediante au-
torización concedida por escrito a otro para hacerlo en su nombre pero no
por correspondencia. La responsabilidad de estos directores será la misma
que la de los presentes (art. 266, inc. 2º, LGS).
A su vez, corresponderá excluir de la base para el cálculo del quorum a
aquellos adm inistradores que debieran abstenerse de votar por circunstancias
tales como las de los arts. 271 y 272 (contratación con la sociedad en condi-
ciones distintas de las del mercado o interés contrario).
Finalmente deberá labrarse un acta en los términos del art. 73 de la
LGS que precise quiénes asistieron, los temas propuestos, un abreviado re-
SOCIEDAD ANÓNIMA 327

lato de la deliberación y, en su caso, las precisiones que quisieran efectuarse


en los términos de la última parte del art. 274, con firma de los presentes;
todo ello en un libro llevado con las formalidades propias de la contabilidad
mercantil.
Cabe agregar que el art. 11 de la citada ley 26.831 permite que las so-
ciedades autorizadas a realizar oferta pública efectúen las reuniones de
directorio sin que sea necesario que se encuentren en el mismo recinto si
estuvieren comunicados por medios de transmisión simultánea de sonido,
imágenes y palabras, según la reglamentación dictada.

d) I MPUGNACIÓN DE LAS DECISIONES DEL DIRECTORIO. Ya hemos visto


precedentemente que la normativa societaria contempla de modo específi-
co un procedimiento para la impugnación de las decisiones del órgano de
gobierno (ver § 134), con requisitos propios y regulación de su suspensión
preventiva (arts. 251 a 254). Mas la ley nada dice en orden a las decisiones
del órgano de administración (ver la reflexión de Nissen - Vítolo en orden a
las múltiples razones por las que pudo suceder esto, en La impugnación de
decisiones del directorio, LL, 1990-B-966).
Ahora bien, la omisión de puntual regulación no ha impedido que fi-
nalmente se admita el cuestionamiento en sede judicial de cuanto resulta de
una reunión de directorio. Ello, de acuerdo con los lineamientos dados por
los propios redactores de la ley (Halperin, Sociedades anónimas; Zaldívar y
otros, Cuadernos de derecho societario) y conforme la posición doctrinal
y jurisprudencia} mayoritaria que así lo sostiene (Farina, Tratado de socie-
dades comerciales. Parte especial; Otaegui, Invalidez societaria).
Dicha hermenéutica se funda básicamente en dos argumentos principa-
les: /) la reunión de directorio es un acto jurídico (art. 259, Cód. Civil y
Comercial) que como tal es susceptible de nulidad (art. 382 y ss., Cód. Civil
y Comercial), y 2) de acuerdo con el art. 18 de la carta magna, debe conside-
rarse permitido lo que no está expresamente vedado.
Explica Halperin que las deliberaciones y decisiones del directorio son
impugnables, sea por vicios de funcionamiento, sea por su contenido, ya que
aquel debe ajustarse a determinadas normas de funcionamiento y a sus atri-
buciones, limitadas por la ley y el estatuto (arts. 255, 260, 266, 267 y eones.),
y aquellas inspirarse en el interés social (doct. arts. 59, 271, 272 y 274).
a) Por vicios de funcionamiento, verbigracia, omisión de citación de
uno de los directores (cuando sea exigible), o cuando se provee o realiza con
precipitación (sin la debida anticipación) o sin cumplir con la indicación del
orden del día (cuando sea indispensable), o no se redacta el acta (art. 63,
etcétera).
b) Cuando se ha cometido fraude, exceso de poder o abuso de derecho,
en perjuicio de la sociedad o de ciertos accionistas, por los miembros del di-
rectorio que han votado estas decisiones (derecho de suscripción preferente
328 SOCIEDADES

-art. 195- o en la aplicación de prestaciones accesorias, -art. 50-, etc.), o los


actos exceden el objeto social (art. 58 in fine), o son actos de administración
anormal, o de competencia de otros órganos.
Otro aspecto de la discusión se centra en la individualización de los le-
gitimados para formular la petición de nulidad. Y entre el elenco de posi-
bles autorizados se encuentran el director disidente o ausente, el órgano de
gobierno -cuya reunión puede ser convocada por la sindicatura-, el accionis-
ta y la autoridad de contralor.
Por último, es preciso dejar asentado que son numerosos los preceden-
tes jurisprudenciales en los que se ha admitido la suspensión preventiva de
las decisiones del directorio y en algunos casos con similares requisitos a los
estipulados en el art. 252 de la LGS (conf. CNCom, Sala A, 18/7/01, "Orona,
Osear A. e/Gas Argentino SA s/medida precautoria"; íd., íd., 18/7/01, "YPF
SA e/Gas Argentino SA s/medida precautoria"; fd., Sala F, 13/6/13, "Lu-
ciano J. J., y otro e/Rutas del Valle SA Obra Pública Vial s/medida pre-
cautoria").

§ 144. PROHIBICIONES E INCOMPATIBILIDADES PARA SER DIRECTOR. - Ex-


pone el art. 264, inc. 1°, de la ley 19.550 que no pueden ser directores ni
gerentes "quienes no pueden ejercer el comercio".
De modo que la capacidad requerida para ser director era la necesaria
para ejercer el comercio. La cuestión está regulada ahora en el art. 22 del
Cód. Civil y Comercial que establece una capacidad plena de derecho, salvo
las restricciones específicas como las que surgen de la ley de concursos y
quiebras que en su art. 238 dice:
"2º) Los fallidos por quiebra culpable o fraudulenta hasta diez años des-
pués de su rehabilitación, los fallidos por quiebra casual o los concursados has-
ta cinco años después de su rehabilitación; los directores y administradores de
sociedad cuya conducta se calificare de culpable o fraudulenta, hasta diez años
después de su rehabilitación".
La tácita derogación del régimen legal de calificación de la conduc-
ta torna inaplicable la referencia a la quiebra culpable o fraudulenta (según
texto de la ley 24.522) y la cuestión será determinada en función de las
actuales previsiones sobre la inhabilitación del fallido (art. 234, 238 y
290, LCQ).
Así, conforme el art. 234 de la LCQ el fallido quedará inhabilitado desde
el decreto de quiebra. La inhabilitación, en el caso de las personas jurídicas,
abarcará a los integrantes del ente así como a aquellos que integraron su órga-
no de administración desde la fecha de la cesación de pagos (art. 235, LCQ).
Establece el art. 235, párr. 2º, de la LCQ que la inhabilitación de quie-
nes son integrantes del órgano de administración o administradores a la fe-
cha de la quiebra, tiene efecto a partir de esa fecha. La de quienes se hu-
biesen desempeñado como tales desde la fecha de cesación de pagos pero no
SOCIEDAD ANÓNIMA 329

lo hicieron a la fecha de la quiebra, comenzará a tener efecto a partir de que


quede firme la fecha de cesación de pagos en los términos del art. 117.
La inhabilitación del fallido y de los integrantes del órgano de admi-
nistración o administradores de la persona de existencia ideal, cesa de pleno
derecho al año de la fecha de la sentencia de quiebra, o de que fuere fijada la
fecha de cesación de pagos conforme lo previsto en el art. 235, párr. 2º, salvo
que se dé alguno de los supuestos de reducción o prórroga a que aluden los
párrafos siguientes (art. 236, LCQ).
Finalmente, la inhabilitación del ente jurídico será definitiva salvo con-
versión admitida por el juez o conclusión de la quiebra (art. 237, LCQ).
"3º) Los condenados con accesoria de inhabilitación de ejercer cargos
públicos; los condenados por hurto, robo, defraudación, cohecho, emisión de
cheques sin fondos y delitos contra la fe pública; los condenados por deli-
tos cometidos en la constitución, funcionamiento y liquidación de socieda-
des. En todos los casos hasta después de diez años de cumplida la con-
dena".
Puntualiza al respecto Roitman que en estos casos la sanción que se im-
pone es un apartamiento del sistema: se desea que esos sujetos dejen de per-
tenecer a la clase selecta de hombres que constituyen el estamento de los co-
merciantes. En defensa del sistema, cabe aclarar que la imputación de esta
causal deberá estar basada en una sentencia firme pasada ya por autoridad
de cosa juzgada.
También existe otra restricción en el art. 264.
"4°) Los funcionarios de la administración pública cuyo desempeño se
relacione con el objeto de la sociedad, hasta dos años del cese de sus fun-
ciones".
Esta es, técnicamente, la única incompatibilidad fijada por la ley, ya que
las anteriores son inhabilitaciones. La regulación pareciera prevenir que
quienes laboraron en el aparato estatal aprovechen información privilegiada
obtenida por el ejercicio de su función. Se trata, en definitiva, de garantizar
la ética pública.
Sin embargo, Nissen ha cuestionado esta prohibición pues considera que
si el funcionario público ha tenido un correcto desempeño, no se explican los
motivos por los cuales debe esperar dos años para volver a la actividad pri-
vada y fomenta la actuación mediante testaferros.

§ 145. REPRESENTACIÓN ORGÁNICA. - La ley establece en su art. 268 que


el presidente del directorio ejercerá la representación de la sociedad - represen-
tación denominada ahora orgánica, según el art. 358 del Cód. Civil y Comer-
cial-, sin perjuicio de la autorización que por vía estatutaria pueda otorgarse
a uno o más directores. De modo que no puede prescindirse de la figura del
presidente más allá de la representación que se conceda a otros directores por
evidentes razones de mejor administración.
330 SOCIEDADES

El presidente puede ser elegido por la asamblea o por los miembros


del directorio y corresponde su inscripción de acuerdo con el art. 60 de la
LGS. En su caso, será factible el nombramiento de un vicepresidente (o
más de uno) para el caso de imposibilidad o ausencia del presidente.
Ahora bien, se trata de un supuesto de representación necesaria y legal
que permite que la sociedad exprese su voluntad a través del órgano de re-
presentación normativamente establecido. No obstante -discúlpese la insis-
tencia-, se trata del ejercicio de la voluntad del ente societario y no la de la
persona que cumple la función de presidente del directorio. Es por ello que
cualquier proceder del representante deberá estar apoyado en una decisión
válida del órgano de administración que reproduzca, a su vez, la voluntad de
la asamblea.
Asimismo, a la sociedad le serán imputables los actos celebrados por
su representante en la medida del art. 58 de la LGS, sin perjuicio de la res-
ponsabilidad que pudiera atribuirse al administrador por la infracción de la
reglamentación estatutaria interna.

§ 146. CARÁCTER PERSONAL DEL CARGO. - Prevé el art. 266 la indelega-


bilidad del cargo del director y la exigencia de que sea ejercido de manera
personal. Ello supone la prohibición de que, por ejemplo, un tercero se pre-
sente en una reunión de directorio invocando hacerlo en representación de
alguno de sus integrantes. Solo es posible la delegación del voto a otro di-
rector y en los términos de la última parte del artículo bajo análisis, tal como
ya se explicó precedentemente.
Sin embargo, la clara directiva del citado art. 266, párr. 1º, no puede ser
interpretada en el sentido de que el directorio esté imposibilitado de otorgar
mandatos para el ejercicio de algunas funciones de representar al ente en la
celebración de determinados actos (desempeñarse ante ciertas oficinas públi-
cas, actuar en juicio o cumplir las formalidades legales para la adquisición o
transmisión de bienes), pero carece de toda validez el otorgamiento de pode-
res generales de administración y de disposición de los bienes sociales a fa-
vor de terceros, por implicar ello una flagrante violación a la clara exigencia
de indelegabilidad de funciones previstas por el legislador (Nissen) .
En esa inteligencia, la propia ley autoriza la configuración de comités eje-
cutivos o gerencias a fin de organizar el desarrollo de ciertas funciones ejecu-
tivas de administración, mediante su descentralización en comités ejecutivos o
.
gerencias.

a) COMITÉ EJECUTIVO. En su art. 269 la ley autoriza la creación de un


comité ejecutivo compuesto de directores para la gestión de negocios ordina-
rios específicos que funcionará de modo colegiado -con las naturales impli-
cancias que ello acarrea-. Pero a tal fin deberá existir previsión estatutaria
y habrá de definirse con precisión el alcance de las tareas encomendadas, lo
cual es insoslayable.
SOCIEDAD ANÓNIMA 331

La finalidad del comité es darle el dinamismo que la sociedad requiere


a la gestión diaria de los negocios y administración de la entidad. Esa ges-
tión debe ser fluida, eficiente, para lograr la rapidez que exigen los nego-
cios sociales frente a la lentitud de los cuerpos colegiados (Otaegui). En
tal inteligencia, parecería práctico otorgar a alguno de sus miembros
la representación social, para facilitar la vi nculación diaria ad extra de la
sociedad.
Sin embargo, es determinante la ley cuando sostiene que el directorio
conserva la potestad de vigilar la actuación de ese comité, pues su responsa-
bilidad no muta por esta suerte de distribución de funciones, así como todas
facultades y obligaciones legales y estatutarias.

b) GERENCIA. Esta es también una modalidad que permite la descon-


gestión de los negocios ordinarios para conseguir una mejor administración,
ya que posibilita la delegación de las funciones ejecutivas y con ello acelera
los procesos y provee resultados más eficaces. Sin embargo, a distinción
del comité ejecutivo, la gerencia no debe estar necesariamente compuesta
por directores y tampoco la ley exigiría para su constitución la estipulación
en el estatuto.
El gerente general tendrá, por lo común, todas las facultades ejecutivas,
mientras que los gerentes especiales tendrán atribuida una esfera de compe-
tencia delimitada (v.gr., finanzas, contabilidad, compras, ventas). Pero nada
impide que se designen varios gerentes de un mismo carácter, ya sean espe-
ciales o generales, quienes podrán tener las facultades en forma conjunta o
indistinta, conforme lo determine el directorio. Cabe agregar que no debe
confundirse la figura del gerente con la del factor, ya que el gerente carece de
autonomía propia en tanto está sometido a la dependencia directa respecto del
directorio y, por lo tanto, es un empleado de la sociedad (Zaldívar).
Es por ello que el gerente no tendría facultades de representación, aun-
que no habría óbice para que se le otorguen a través de un mandato -que no
podría ser general por infringir lo previsto en el art. 268, LGS-.
La designación de los gerentes será libremente revocable y aquellos
deberán responder por el mal desempeño de su cargo, ya sea ante terceros
como frente a la propia sociedad, con parámetros idénticos a los aplicables a
los directores.
Asimismo, el directorio mantiene sus facultades de vigilancia y la exis-
tencia de la gerencia no lo exime de la responsabilidad imputable a sus inte-
grantes.

§ 147. PROHIBICIÓN DE CONTRATAR CON u SOCIEDAD. - La ley 19.550 re-


gula en su art. 271 las condiciones en las que el director puede contratar con
la sociedad. Establece a tal fin la necesidad de que la concreción del acuer-
do quede comprendida dentro de la actividad "en que esta opere" y siempre
que sea celebrada en las "condiciones de mercado".
332 SOCIEDADES

Es decir que la referencia a la actividad "en que opere" ha de entender-


se como aquel proceder habitual y ordinario dentro los negocios usualmente
realizados por la sociedad y debe quedar aprehendido dentro de su objeto
social.
A su vez, el uso de la expresión a "las condiciones de mercado", según
dice Roitman, parece acertado ya que acude a un parámetro objetivo de fácil
comprobación, pues remite a las condiciones en que habría celebrado ese
contrato la sociedad con un contratante o consumidor cualquiera, basado
en pautas de buena fe y de libertad en la determinación del precio del
contrato.
De todos modos, un apartamiento de dichas pautas no excluye la con-
certación del pacto, sino que la somete a un procedimiento, si se quiere, más
riguroso. Exige que el acuerdo sea aprobado previamente por el directorio
o por la sindicatura -ante la ausencia de quorum- y con aviso a la asamblea.
No obstante, si la asamblea no convalidase la autorización otorgada, los in-
tegrantes del directorio o la sindicatura, según corresponda, serán solidaria
e ilimitadamente responsables por los daños y perjuicios que causasen a la
sociedad. A su vez, el contrato celebrado sin la autorización requerida o
ratificación de la asamblea, traerá como consecuencia la nulidad con más la
responsabilidad que les ocupe en los términos recién referidos.

§ 148. INTERÉS CONTRARIO. - En el art. 272 de la LGS, se exige que el


director ponga en conocimiento del directorio o de la sindicatura si presenta
un interés contrario a la sociedad. En ese supuesto corresponderá que el
director en cuestión se abstenga de participar en la deliberación, bajo pena
de resultar pasible de reproche por incumplimiento de la pauta que rige la
conducta de los administradores (art. 59, LGS).
Es decir que si frente al tratamiento de determinado asunto que ocupe
al directorio alguno de sus integrantes presentara un interés antagónico al
social, no podrá intervenir en la votación. Sí pareciera que no se verifica
impedimento para que asista a la reunión de directorio y brinde las explica-
ciones del caso, aunque no corresponderá computar su presencia para alcan-
zar el quorum respectivo.
La LGS alude solo al interés contrario, y por tal tradicionalmente se ha
entendido el interés personal del director, la ventaja que pudiese obtener en
el negocio en perjuicio de la sociedad, la actividad en competencia y situa-
ciones similares en las cuales colisione su situación personal con la de la
sociedad. La situación comprende tanto los intereses personales del direc-
tor, como el caso en que actúe por cuenta de otro, o simultáneamente desem-
peñe el cargo de director en otra sociedad (Roitman).
Algunos elementos que permiten identificar las hipótesis de interés con-
trario son la existencia de perjuicio efectivo, que haya habido beneficio para
el director y perjuicio para la sociedad, el desvío de fondos a una inversión
SOCIEDAD ANÓNIMA 333

que reditúa en benefi cio del director, el afianzamiento de deudas personales


del director por la sociedad, una conducta antifuncional (Roitman).
A su vez la cuestión ha sido abordada, con idéntico sentido, en el art.
156 del Cód. Civil y Comercial.

§ 149. A CTIVIDADES EN COMPETENCIA. - También se encuentra vedado


para el director el ejercicio de una actividad en competencia con la de la so-
ciedad, ya sea por sí mismo o a través de terceros, nuevamente bajo pena
de incurrir en responsabilidad por falta de cumplimiento de los deberes a su
cargo (art. 59, LGS).
La prohibición es de toda lógica, atento al mencionado deber de leal-
tad de los directores a los accionistas y a la sociedad. Como bien lo señala
Messineo, "aparte el punto de que la competencia es socialmente útil y de
que, si no es desleal está admitida, se encuentra aquí en juego, no la licitud
de la competencia, sino el hecho de que la competencia es ejercitada por per-
sona que puede beneficiarse con el secreto de la hacienda del que ha tenido
conocimiento en el gobierno de la sociedad para aprovecharse del mismo en
daño de esta última y en ventaja de otra sociedad, o propio, o de terceros"
(Zaldívar).
Sin embargo, el director puede con anterioridad requerir autorización a
la asamblea y si le fuera otorgada podrá desarrollar esa actividad.
No puede dejar de mencionarse, finalmente, la regulación que sobre el
punto trae el citado art. 159 del Cód. Civil y Comercial que refiere al deber
de lealtad y diligencia, así como al interés contrario de los administradores.
Allí se establece que corresponde la implementación de sistemas y medios
preventivos que reduzcan el riesgo de conflicto de intereses en sus relaciones
con la persona jurídica.

§ 150. RESPONSA BILIDAD DE LOS DIRECTORES. M AL DESEMPEÑO DEL


CA RGO. - Establece el art. 274 de la LGS que los directores responden ilimi-
tada y solidariamente hacia la sociedad, los accionistas y los terceros, por el
mal desempeño del cargo, según el criterio del art. 59, así como por la viola-
ción de la ley, el estatuto o el reglamento y por cualquier otro daño produci-
do por dolo abuso de facultades y culpa grave.
Sin embargo, la calificación del factor de atribución "culpa grave" que-
daría limitada solo a "culpa" si se atiende a la novedosa redacción del art.
160 del Cód. Civil y Comercial.
Por trata rse de un órgano colegiado, la responsabilidad será atribuida
a la totalidad de sus integrantes, ya sea porque con su acción provocasen un
daño a los recién mencionados, o puesto que aquel perjuicio se hubiera per-
geñado por una omisión del deber de vigilancia que les incumbe.
La ley solo prevé dos excepciones a este principio: a) podrá configurar-
se una imputación individual a un director si mediara asignación personal de
334 SOCIEDADES

determinadas funciones a través del reglamento, el estatuto o una decisión


asamblearia, y si esa especial división de funciones se hallase debidamente
inscripta en el Registro Público (art. 273, párr. 2º, LOS), y b) será posible
que un director logre una exención de la responsabilidad que pretendiera en-
dilgársele, si frente a determinada decisión del directorio aquel administra-
dor ensayase una protesta por escrito y pusiera en conocimiento del síndico
la situación previamente a que quedara denunciada su responsabilidad -ante
el directorio, el síndico, la asamblea, la autoridad competente, o se ejerza la
acción de responsabilidad- (art. 274, párr. 3º, LOS).
La extinción de la responsabilidad de los directores y los gerentes, se-
gún el art. 275, ocurre como consecuencia de tres actos: a) aprobación de la
gestión; b) renuncia expresa, y e) transacción. En todos los casos es menes-
ter que medie resolución de la asamblea de socios, que la eventual responsa-
bilidad no se origine en una violación de la ley, el estatuto o el reglamento, y
que no se verifique una oposición de accionistas que, por lo menos, represen-
ten un 5 % del capital social.
De todos modos, el cese de esa responsabilidad carecerá de eficacia
ante los supuestos de liquidación coactiva o concursa}, es decir, en caso de
quiebra.

a) ACCIÓN SOCIAL DE RESPONSABILIDAD. La demanda que puede promo-


ver la sociedad contra los administradores se encuentra estipulada en el art.
276. A tal fin, es requisito la existencia de una resolución de la asamblea
-se encuentre acordado el punto en el orden del día respectivo o aun cuando
sea derivación del tratamiento de otro tema también incluido-.
El efecto de la decisión del órgano de gobierno es la remoción inme-
diata de los directores con la consecuente activación de los mecanismos de
sustitución.
Asimismo, contarán con legitimación activa para promover una acción
uti singuli los accionistas que, con una representación del 5 % del capital so-
cial, se hubieren enfrentado a la aprobación de la gestión de los directores.
El art. 277 prevé que, si la sociedad no articulase el requerimiento ante
la jurisdicción dentro de los siguientes tres meses desde la asamblea que lo
decidió, cualquier accionista contará con la facultad para hacerlo. Ello,
claro está, no obstante la responsabilidad que quepa atribuir por la omisión
apuntada.
Finalmente, la normativa también asigna aptitud para promover el recla-
mo, para el caso de quiebra, al representante del concurso a individualmente
a sus acreedores (art. 278, LOS).
Deben configurarse todos los presupuestos de la responsabilidad civil y
la indemnización obtenida será para la sociedad.

b) A CCIÓN INDIVIDUAL DE RESPONSABILIDAD. Por otro lado, el régimen


legal otorga a los accionistas o terceros el derecho a reclamar individualmen-
SOCIEDAD ANÓNIMA 335

te a los administradores por los daños que hubieran padecido. Es requisito,


pues, no solo la verificación de una conducta reprochable susceptible de ge-
nerar responsabilidad del director, sino también la configuración de un daño
directo y ciertamente sufrido por el promotor de la demanda.
Aquí la sociedad, en principio, no tendría participación y la admisión
del juicio, en su caso, constituirá un beneficio pecuniario para el individuo
reclamante.

3) ÜRGANOS DE FISCALIZACIÓN

§ 151. I NTRODUCCIÓN. - La ley 19.550 permite que los socios prevean


en el estatuto su decisión de prescindir de la conformación del consejo de
vigilancia y de la sindicatura, siempre que se trate de sociedades que no se
encuentren comprendidas en las previsiones del art. 299 de la LGS -conf.
arts. 280 y 284 in fine, LGS-.
La introducción de tal temperamento tuvo favorable recepción práctica
atento a la mayor agilidad que imprime a la gestión social, pues de todos
modos los socios mantienen la facultad normada por el art. 55 de la LGS;
es decir, ejercer individualmente el derecho de examinar los libros y papeles
sociales, así como también requerir al administrador los informes que esti-
men pertinentes.

§ 152. SINDICATURA. - Es un órgano permanente de la sociedad a car-


go de uno o varios funcionarios elegidos por los accionistas, cuyas funcio-
nes le son atribuidas por la ley con carácter personal e indelegable (art. 293,
LGS). Su razón de ser reside en la necesidad de fisca lizar la administra-
ción del ente y la gestión del directorio para advertir y evitar la comisión u
omisión de actos de los que deriven perjuicios a la persona jurídica o a los
intereses sociales.
De modo que sus funciones se limitan a un control de legalidad con
la finalidad de verificar que todos los órganos funcionen en ese marco res-
petando el plexo jurídico, el estatuto, el cumplimiento del objeto y las ins-
trucciones del órgano de gobierno -sin que ello importe fiscalizar la gestión
empresarial ni efectuar un control de mérito- , debiendo adoptar las medidas
necesarias para evitar el accionar ilícito del directorio, el consejo de vigilan-
cia o la asamblea.
Si se trata de una sociedad anónima comprendida en la pauta del art.
299 de la LGS, la sindicatura debe ser colegiada en número impar, salvo los
casos de los incs. 2º (capital superior a $ 50.000.000) y 7º (sociedad anóni-
ma unipersonal), en los que la fiscalización interna obligatoria será satisfe-
cha con una sindicatura individual.
En cambio, si la sociedad no se halla alcanzada por dicha disposición
puede prescindirse de la sindicatura si está pautado estatutariamente, y en
336 SOCIEDADES

ese caso los socios conservan el derecho a fiscalizar individualmente los li-
bros, papeles sociales y recabar del administrador los informes que conside-
ren pertinentes (art. 55, LGS); si se previó la constitución de un consejo de
vigilancia, la sindicatura será reemplazada por una auditoría anual.
Lo anterior permite concluir que como regla general la fiscalización in-
terna de la sociedad está a cargo de un órgano previsto expresamente por la
legislación y, como excepción, puede ser ejercida individualmente y de modo
directo por los socios.
a) DESIGNACIÓN. PLAZO. REVOCABILIDAD. La designación de los sín-
dicos está a cargo de la asamblea ordinaria (art. 234, párr. 2º, LGS) debien-
do elegirse igual número de suplentes. El órgano de gobierno también tiene
competencia para decidir la revocación de su nombramiento sin que sea nece-
sario que medie causa justificativa de tal decisión, salvo que se oponga el 5 %
del capital social.
Cabe acotar que a los efectos de su designación y remoción la ley pres-
cribe que cada acción da derecho a un solo voto
En el art. 288 de la LGS se regula la elección de tales funcionarios en
el supuesto de que existan distintas clases de acciones -lo cual presupone la
existencia de una sindicatura plural-, a fin de posibilitar que cada clase elija
uno o más síndicos titulares y suplentes, siempre que se encuentre previsto y
reglamentado en el estatuto.
También contempló la ley la alternativa de elegir uno o más síndicos a
través del voto acumulativo (art. 289, LGS), remitiendo al efecto al sistema
de elección por acumulación de votos regulado por el art. 263 para el nom-
bramiento de directores.
La previsión legal de tales sistemas apunta a dar debida representación
de las minorías en el órgano de control, para evitar que los síndicos sean ele-
gidos por idéntica mayoría que elige a los integrantes del directorio.
El plazo durante el cual desempeñarán sus funciones será el que deter-
mine el estatuto -debiendo permanecer en sus cargos hasta ser reemplaza-
dos- mas dicha facultad reconoce como límite máximo el transcurso de tres
ejercicios, pudiendo ser reelectos (art. 287, LGS).
b) REQUISITOS PARA SER SÍNDICO. El art. 285 de la LGS precisa que
para desempeñar tal cargo se requiere ser abogado o contador público con
título habilitante -ya no más sociedad civil, en atención a la ley 26.994- y
tener domicilio real en el país.
No constituye requisito para ejercer la función de síndico ser accionista
-condición que se impone para ser consejero-, pero sí tener idoneidad pro-
fesional.
La exigencia del domicilio real se justifica en la necesidad de que la
función sea desempeñada de modo permanente, lo cual se encuentra -prima
facie- asegurado considerando que el mentado domicilio es el lugar donde la
SOCIEDAD ANÓNIMA 337

persona humana tiene su lugar de residencia habitual, aunque si ejerce activi-


dad profesional lo tiene en el lugar donde desempeña el cumplimiento de esa
actividad (art. 73, Cód. Civil y Comercial).
Si bien resulta ineludible la observancia de tales requisitos de orden pú-
blico, nada impide que el estatuto los amplíe e imponga la concurrencia de
otros.

c) I NHABILIDADES E INCOMPATIBILIDADES. Recae sobre los síndicos -como


acontece con los consejeros- la inhabilitación prevista por el art. 264 de la
LGS para los directores. Además, se encuentran impedidos de ejercer tal
cargo los directores, gerentes y empleados de la misma sociedad o de otra
controlada o controlante; los cónyuges y los parientes por consanguinidad en
línea recta; los colaterales hasta el cuarto grado inclusive, y quienes revistan
un grado de parentesco por afinidad hasta el segundo grado con directores y
gerentes generales.
Estas limitaciones persiguen que se garantice la independencia del ejer-
cicio de la función sindical, vedando la existencia de vinculación laboral o
familiar.
d) SINDICATURA COLEGIADA . El art. 290 de la LGS prevé que la sindica-
tura puede revestir una composición plural -debiendo actuar como un cuer-
po colegiado denominado comisión fiscalizadora-, sea por la voluntad de
los accionistas expresada en el estatuto con el fin de lograr una mayor efica-
cia en la fiscalización interna, o por manda legal en los casos de las socieda-
des comprendidas en el art. 299 -salvo la excepción normada en el inc. 2º-.
e) V ACANCIA. El fundamento de la elección de síndicos suplentes reside
en la necesidad de reemplazar a los titulares cuando queden vacantes los car-
gos que ocupan (art. 291, LGS). Ante la imposibilidad de que quienes fue-
ron designados suplentes asuman tales cargos, la ley encomienda al órgano
de gobierno la inmediata convocatoria a asamblea general para que efectúe
las designaciones del caso hasta que se complete el correspondiente período.
Tal previsión traduce el carácter imperativo y la trascendencia que tiene
designar suplentes en igual cantidad que los titulares, pues de ese modo se
evita que la función de fiscalización se vea interrumpida.
f) R EMUNERACIÓN. El art. 292 de la LGS no contempla la gratuidad de
la f unción del síndico.
Al igual que para el supuesto de los consejeros, prevé que la retribución
sea fijada por el estatuto y en caso de silencio, por la asamblea; mas no se
encuentra alcanzada por la limitación impuesta por el art. 261 de la LGS,
aplicable a los honorarios del directorio y del consejo de vigilancia.

g) A TRIBUCIONES Y DEBERES. Se encuentran enumerados en los once


incisos del art. 294 de la LGS.
338 SOCIEDADES

J) Refiere a la actividad más relevante del órgano sindical, cual es la


tarea de fiscalización. Así, podrá examinar los libros y documentos cuando
lo juzgue conveniente y, cuanto menos, una vez cada tres meses.
2) En consonancia con las pautas del inciso anterior, la sindicatura
debe controlar las disponibilidades, el cumplimiento de las obligaciones con-
traídas por el ente y la ejecución de los contratos celebrados.
3) Asistir cuando sea convocado a las reuniones del directorio, del co-
mité ejecutivo y de la asamblea con voz pero sin voto. La omisión de la
citación autoriza a impugnar el acto, salvo cuando los dos primeros órganos
convocantes tengan preestablecidos los días de reunión.
4) Controlar que la garantía que deben constituir los directores de con-
formidad con lo establecido por el art. 256 de la LGS sea integrada, y que
subsista con posterioridad. En caso de incumplimiento de la manda legal,
la ley faculta al órgano a adoptar las medidas pertinentes para superar cual-
quier irregularidad.
5) Informar por escrito a la asamblea ordinaria acerca de la situación
económica y financiera de la sociedad, dictaminando sobre la memoria, in-
ventario, balance y estado de resultados.
El informe destinado al órgano del gobierno impone realizar un por-
menorizado y cuidadoso examen de aquellos instrumentos y de la pertinente
documentación para determinar la veracidad de los estados contables confec-
cionados por el directorio, y en su caso, informar a la asamblea los cuestio-
namientos que estime corresponder a fin de que esta decida la adopción de
las medidas pertinentes.
6) En cualquier momento que lo requieran los accionistas que represen-
ten no menos del 2 % del capital, poner a su disposición información sobre
las materias que son de competencia de los síndicos.
Tal previsión obsta al derecho de ejercer una fiscalización directa e in-
dividual que tienen los socios de otros tipos societarios.
7) Si bien el directorio es el órgano que naturalmente tiene la aptitud
legal de convocar a asamblea ordinaria y extraordinaria, sin embargo, dicha
atribución debe ejercerla la sindicatura cuando aquel omite hacerlo respecto
de la primera de las asambleas mencionadas, y cuando lo estime necesario
respecto de las segundas.
8) En el caso del inc. 7°, está facultado para hacer incluir en el orden
del día los temas que estime procedentes, dado que al ser el órgano que con-
voca a la reunión de socios, se encuentra habilitado para determinar las ma-
terias que serán sometidas a discusión y decisión.
9) El deber de vigilar que los órganos sociales cumplan con la ley, el
estatuto, el reglamento y las decisiones asamblearias, es parte del control de
legitimidad que constituye la función esencial del órgano.
SOCIEDAD ANÓNIMA 339

JO) La sindicatura debe controlar que el proceso liquidatorio del ente


se ajuste a las pautas legales, pues durante esa etapa la sociedad continúa
con una personalidad residual a ese fin. No se opone a ello que los liquida-
dores deban observar las instrucciones que le impartan los socios para ena-
jenar el activo y cancelar el pasivo, pues el síndico tiene a su cargo fiscalizar
el debido cumplimiento de la manda asamblearia.
Asimismo, como el art. 104 de la LGS dispone que en las sociedades
por acciones los liquidadores deben informar a la sindicatura el estado de la
liquidación, y que en el supuesto de prolongarse deben confeccionar balan-
ces anuales, recae sobre los síndicos la tarea de controlar los estados conta-
bles realizados al efecto, pues son quienes deberán suscribir el balance final
y el proyecto de distribución (los que serán sometidos a la aprobación de la
asamblea).
11) Investigar las denuncias que le formulen por escrito accionistas que
representen no menos del 2 % del capital e informarlas a la asamblea con
las consideraciones que le merezcan, pudiendo solicitar su convocatoria para
que se expida respecto de ellas cuando estime que sus observaciones no son
adecuadamente examinadas y consideradas por el directorio.
h) R ESPONSABILIDAD. El régimen de responsabilidad del síndico se en-
cuentra regulado por el art. 296 de la LGS. Sin embargo, procede comple-
mentarlo con las disposiciones de los arts. 297 y 298 (norma esta última que
autoriza la aplicación de los arts. 271 a 279).
Por tanto, los síndicos responden de manera solidaria e ilimitada frente
a la sociedad, los accionistas y los terceros por todos los daños que deriven
de su acción u omisión dolosa o culposa (art. 59, LGS), e impliquen una vio-
lación a la ley, el estatuto o el reglamento.
Asimismo, su responsabilidad es solidaria con la de los directores (art.
297, LGS) cuando se acredite que por omitir la debida fiscalización permi-
tieron que la actuación de los miembros del directorio ocasione un daño (art.
274, LGS).
De modo que al recaer sobre la sindicatura el deber de fiscalizar cons-
tante y eficientemente las decisiones del directorio, su omisión justifica las
responsabilidades impuestas por la arts. 59, 274 y 297 de la LGS.
Si bien los síndicos no se hallan expresamente mencionados en el art.
276 de la LGS, pueden ser destinatarios de la correspondiente acción de res-
ponsabilidad por virtud de la remisión efectuada en la art. 298; sin perjui-
cio, claro está, de la responsabilidad solidaria dispuesta por el art. 297. Por
ende, a fin de garantizar el resarcimiento de las consecuencias dañosas que
deriven de la inobservancia de los deberes legales, procede la extensión de
aquella responsabilidad.
De tal modo, se responsabiliza solidariamente a todos los funcionarios
que por su acción u omisión negligente permitieron la configuración de un
perjuicio para la sociedad o el interés social.
340 SOCIEDADES

i) EXTINCIÓN DE LA RESPONSABILIDAD. Se extingue cuando la asamblea


aprueba su gestión o cuando resuelve acerca de la renuncia presentada por el
síndico, siempre que en su desempeño no haya incurrido en responsabilidad
por violación a la ley, el estatuto o reglamento y que no medie oposición del
5 % del capital (art. 275, LGS).

§ 153. CONSEJO DE VIGILANCIA. - Es un órgano de contralor de la ges-


tión empresaria, colegiado y de carácter optativo, pues su constitución debe
estar expresamente prevista en el contrato social, el cual -además- conten-
drá lo atinente a su organización y funcionamiento.
Es decir que su conformación no es obligatoria sino que queda librada a
la voluntad de los accionistas expresada en asamblea ordinaria, y su eventual
previsión no obsta a que funcione juntamente con la sindicatura.

a) REQUISITOS E INCOMPATIBILIDADES PARA INTEGRAR EL CONSEJO.


Sus miembros deben ser accionistas, motivo por el que la pérdida de dicha
calidad importa la cesación en el ejercicio del cargo y, en caso de que me-
die resistencia para dejar la función, tal circunstancia constituye causal de
. /

remoc1on.
Sin embargo, no constituye requisito que revistan calidad profesional,
dado que la ley prevé la posibilidad de que el consejo funcione juntamente
con la sindicatura -órgano integrado por abogados o contadores públicos- y,
en el supuesto de prescindirse de dicho órgano, autoriza la contratación de
una auditoría anual (art. 283, LGS) para que confeccione un informe sobre la
contabilidad del ente y sea sometido a la consideración de la asamblea.
Por último, los consejeros se encuentran alcanzados por las mismas
causales de incompatibilidad que las previstas legislativamente para los di-
rectores (ver art. 264, LGS, por remisión del art. 280, párr. 2º).

b) Sus caracteres tipificantes son:


CARACTERÍSTICAS.
1) Tiene carácter colegiado, pues la ley prevé que su integración esté
conformada por un número no menor a tres miembros ni superior a quince
(art. 280, LGS); a diferencia del directorio que puede tener carácter uniper-
sonal.
2) Quienes lo conforman deben revestir la calidad de accionistas, lo
cual encuentra justificación en la factibilidad de que el estatuto prevea que el
consejo designe al directorio.
3) Sus integrantes son designados por la asamblea ordinaria (art. 234,
inc. 2º, LGS), por el sistema de elección por categoría de acciones (art. 262)
o por el de voto acumulativo (art. 263), conforme lo normado por el art. 280
de la ley societaria.
4) Se permite la reelección y libre remoción de quienes lo integran, y el
cargo tiene carácter personal e indelegable.
SOCIEDAD ANÓNIMA 341

5) Su función es el control y fiscalización de la gestión del órgano de


administración y representación.

c) ORGANIZACIÓN y FUNCIONAMIENTO. Su estructura organizativa y el


modo de desplegar su actividad deben estar previstos en el estatuto, dado que
la LGS prevé la aplicación subsidiaria de las normas relativas a la organiza-
ción, funcionamiento y responsabilidad de los directores.
En virtud de la remisión que efectúa el art. 280 de la LGS , el quorum
exigido para sesionar no puede ser inferior a la mayoría absoluta de sus in-
tegrantes (art. 260), debiendo reunirse por lo menos trimestralmente, salvo
pacto que determine que las reuniones se efectúen con una periodicidad ma-
yor, y sin perjuicio de las que se convoquen a pedido de cualquiera de los

conseJeros.

d) D ESIGNACIÓN. La designación, reelección y remoción de los con-


sejeros está a cargo de la asamblea y el estatuto debe determinar el plazo
durante el cual ejercerán sus funciones, el que no puede ser superior a tres
ejercicios (art. 257, LGS).

e) DEBERES Y ATRIBUCIONES. Entre las enumeradas por el art. 281 de la


LGS se encuentran ]as siguientes.
1) Fiscalizar la gestión del directorio por sí o por medio de peritos que
el consejo designe - debiendo a tal fin examinar Ja contabilidad y los bienes
sociales- y solicitar informes respecto de los contratos verificados o cuya con-
certación se encuentra en curso. Sin perjuicio de tal actividad y como com-
plemento de ella, la LGS determina que cada tres meses el directorio confec-
cione y entregue al consejo un informe escrito relativo la gestión social.
A diferencia de la sindicatura, el consejo se encuentra facultado para
realizar un control de mérito de la gestión del directorio, mientras que aquel
primer órgano solo efectúa un control de legitimidad de los actos de los de-
,, ,, . .
mas organos soc1etar1os.
2) Convocar a reunión de socios cuando lo estime conveniente o lo re-
quieran accionistas que representen por lo menos el 5 % del capital social,
salvo estipulación en contrario.
En este caso también corresponde diferenciar y subrayar que mientras
la sindicatura puede efectuar tal convocatoria ante la omisión del directorio,
el consejo también lo puede hacer cuando lo estime conveniente (art. 281,
inc. b, LGS).
3) Aprobar la realización de determinados actos o contratos y, ante su
eventual desaprobación, autorizar al directorio para que lo someta a la deci-
sión de la asamblea.
Es decir que con carácter previo el consejo debe emitir opinión favo-
rable para la verificación de aquellos actos que implican la disposición de
bienes sociales.
342 SOCIEDADES

4) Elegir los integrantes del directorio si así lo establece el estatuto, sin


perjuicio que la asamblea revoque su decisión. En tal hipótesis, la remune-
ración será fija y la duración en el cargo podrá extenderse a cinco años.
5) Presentar al órgano de gobierno todas las observaciones que formule
a la memoria del directorio, y a los estados contables que sean objeto de tra-
tamiento por la asamblea.
6) Investigar o examinar las denuncias que formulen los accionistas y
supervisar el fiel cumplimiento de sus decisiones, a través de la o las comi-
siones que designe a tal efecto.
7) Las demás funciones y facultades atribuidas en esta ley a los sín-
dicos.

f) REMUNERACIÓN. La retribución de los consejeros encuentra previ-


sión en el art. 280 de la LGS, la que remite a su vez al art. 261.
Podrá ser fijada por el estatuto y en caso de silencio será determinada
por la asamblea, debiendo observarse para su estimación los límites allí es-
tablecidos.

g) MAYORÍAS Y MINORÍAS. Al ser el consejo un órgano colegiado, la le-


gislación procura que haya un auténtico y verdadero control por parte de la
minoría que lo integra.
No se requiere la unanimidad de sus decisiones, pues resulta suficiente
que se adopten -en principio- por mayoría absoluta de votos presentes, aunque
ello conlleva la probable existencia de minorías que discrepen con las decisio-
nes tomadas.
Por tal motivo es que para lograr mayor eficacia en el control interorgá-
nico del ente, la ley autoriza a que si tales minorías representan por lo menos
un tercio de todos los miembros, puedan convocar a asamblea para que defi-
na la cuestión causante de la disidencia.
Debe señalarse que en la práctica el instituto del consejo de vigilancia
no ha tenido demasiada utilización en cuanto a su integración, presumible-
mente debido a la complejidad que implica en la gestión social.

§ 154. FISCALIZACIÓN ESTATAL. - El Estado, dotado del poder de poli-


cía, tiene el derecho y la obligación de controlar y vigilar la constitución y
el funcionamiento de las sociedades. En nuestro país este control fue de-
legado (por disposición constitucional) a las provincias, motivo por el cual
cada una de ellas tiene un organismo que se encarga de dicha tarea. En la
Ciudad de Buenos Aires la fiscalización la ejerce la Inspección General de
Justicia y en la Provincia de Buenos Aires es llevada a cabo por la Dirección
Provincial de Personas Jurídicas.
Hay que destacar que se trata de organismos administrativos que no in-
tegran el Poder Judicial, motivo por el cual las resoluciones que adoptan no
SOCIEDAD ANÓNIMA 343

revisten el carácter de acto jurisdiccional sino que son actos administrativos


que pueden ser atacados administrativa y judicialmente.
Es necesario, antes de avocarnos específicamente a la regulación so-
bre la fiscalización de las sociedades, que expliquemos el fundamento por el
cual las empresas privadas deben ser controladas por el Estado.
El fundamento de la fiscalización lo encontramos en la Constitución na-
cional. El art. 14 establece el derecho de los ciudadanos a asociarse con
fines útiles, el art. 42 contempla el derecho de los consumidores a contar con
información adecuada y veraz, a su vez el preámbulo nos habla de la obliga-
ción de los representantes del pueblo de promover el bienestar general. De
estos principios constitucionales deriva el derecho y la obligación del Estado
de controlar y fiscalizar, a fin de garantizar derechos inviolables de los ciu-
dadanos.
Está claro que esta potestad del Estado tiene un límite que también está
garantizado por la Constitución nacional en los arts. 17 (propiedad privada),
19, 28 y 31, entre otros. Esta prerrogativa del Estado de fiscalizar debe ser
ejercida en forma coherente y razonable, de modo de no incurrir en excesos
que restrinjan otros derechos y libertades individuales de los ciudadanos.
La fiscalización no es igual para todas las sociedades. Las sociedades
anónimas cerradas o de familia, que son básicamente aquellas que no hacen
oferta al público de sus acciones, tienen un control estatal ocasional y menos
riguroso que las sociedades abiertas (que son las que cotizan en bolsas, por
ejemplo).
Estas últimas están sometidas a un control permanente y más severo
que las sociedades cerradas. El fundamento de este control más riguroso
para esta clase o subtipo de sociedades anónimas se encuentra ligado a la
obligación del Estado de proteger al ciudadano común, que por ejemplo in-
vierte en acciones de una sociedad que cotiza en bolsa o adquiere obligacio-
nes negociables para obtener una renta del dinero ahorrado. De esta for-
ma se intenta evitar la posibi lidad de realización de maniobras que no solo
puedan perjudicar a la propia sociedad (entre ellos sus accionistas, que en
el caso de las sociedades abiertas es el publico inversor), sino también a ter-
ceros ajenos a ella, como pueden ser ahorristas (tenedores de los títulos que
emita la sociedad que se encuentra en el régimen de oferta pública).
a) SOCIEDADES NO INCLUIDAS EN EL ARTÍCULO 299 DE LA LEY 19.550. La
fiscalización que ejerce la autoridad de control a las sociedades que no están
incluidas en el art. 299 de la LGS, también llamadas cerradas, está limitada
al contrato constitutivo, sus reformas y las variaciones del capital, conforme
lo establece el art. 300.
Consiste en un mero control de legalidad; esto quiere decir que la fun-
ción del órgano de contralor respecto a este subtipo de sociedades es básica-
mente verificar si la sociedad que pretende inscribir su contrato o reformas
cumple con los requisitos establecidos por la ley. A modo de ejemplo, ve-
344 SOCIEDADES

rificar si cumple con el requisito de pluralidad de socios, con el capital mí-


nimo autorizado por la ley, que se incluyan los órganos del tipo en cuestión,
etcétera.
No hay un control permanente sobre estas sociedades, sino que solo se
controla el cumplimiento de la ley al momento de la inscripción y cuando
pretende reformar su contrato constitutivo.
Este principio general tiene algunas excepciones, que están expresa-
mente establecidas en el art. 301 de la LGS. La ley autoriza la fiscalización
permanente de la autoridad de contralor en el caso que los propios accionis-
tas de la sociedad que representen, por lo menos, el 10 % del capital social
o el síndico lo solicite expresamente, o cuando la autoridad de contralor lo
considere necesario en resguardo del interés público.
De ello puede concluirse que la autoridad de control podrá ejercer de
oficio el control sobre estas sociedades en forma amplia y permanente cuan-
do considere que el interés público se encuentre en juego.
En el caso en el cual la intervención es solicitada por los accionistas o
el síndico, la autoridad de contralor estará limitada a los hechos por los cua-
les ella se solicitó.
La solicitud de extensión de control debe fundarse en motivos serios y
razonables, pues aunque la ley no lo establezca, debe existir un verdadero in-
terés legítimo por parte del o de los peticionantes para que la sociedad que-
de bajo control permanente. Ese interés podrá estar vinculado a la marcha
irregular de la sociedad o de sus órganos y también a los derechos corporati-
vos de los accionistas que hubieren votado (Vanasco).
Parte de la doctrina (Escuti - Richard) considera que la autoridad de
control no está obligada a ejercer funciones de vigilancia en las sociedades
cerradas, cuando lo requieran los accionistas que representen el porcentaje
legal, salvo que lo considere procedente en función de las particulares cir-
cunstancias de cada caso, dado que su intervención depende de la valoriza-
ción previa de la legalidad, legitimidad y procedencia de la extensión de la
fiscalización solicitada.
El interés público no está definido en la ley, motivo por el cual la inter-
vención de oficio dependerá de la autoridad de contralor de turno. En este
sentido, es importante que el ente intervenga solamente en los casos en los
cuales los hechos que generen su intervención tengan consecuencias que va-
yan más allá del interés particular de la sociedad, socios o administradores.
La autoridad de contralor debe demostrar cautela en el uso de sus fa-
cultades, caso contrario podría perjudicar la marcha normal de la actividad
societaria así como la marcha de los negocios, que requiere de reglas claras
para funcionar.
b) SOCIEDADES INCLUIDAS EN EL ARTÍCULO 299 DE LA LEY 19.550. Antes
de desarrollar el tema es importante transcribir el artículo en cuestión, que
prevé, según el texto de la ley 26.994, lo siguiente.
SOCIEDAD ANÓNIMA 345

"Las asociaciones anón imas, además del control de constitución, quedan


sujetas a la fisca lización de la autoridad de contralor de su domicilio, durante
su funcionamiento, disolución y liquidación, en cualquiera de los siguientes ca-
sos:
1°) Hagan oferta pública de sus acciones o debentures.
2º) Tengan capital social superior a pesos cincuenta millones ($ 50.000.000
-res. 529/18, Ministerio de Justicia y Derechos Humanos) monto este que podrá
ser actualizado por el Poder Ejecutivo, cada vez que lo estime necesario.
3°) Sean de economía mixta o se encuentren comprendidas en la Sección
VI.
4°) Realicen operaciones de capitalización, ahorro o en cualquier forma
requieran dinero o valores al público con promesas de prestaciones o beneficios
futuros.
5º) Exploten concesiones o servicios públicos.
6º) Se trate de sociedad controlante de o controlada por otra sujeta a fis-
calización, conforme a uno de los incisos anteriores.
7º) Se trate de sociedades anónimas unipersonales".
Del artículo transcripto se desprende que las sociedades incluidas en
sus siete incisos quedan sujetas a un control permanente. Esto quiere decir
que no solo van a ser controladas al momento de la constitución y reformas
de su estatuto, como ocurre con las sociedades cerradas, sino también serán
fiscalizadas durante su funcionamiento, disolución y liquidación.
En el inc. 1º del artículo en cuestión, la ley se refiere a las sociedades que
hagan oferta pública de sus acciones o debentures. Estas sociedades van a
ser fiscalizadas y controladas en forma permanente por la Comisión Nacio-
nal de Valores (CNV), tal cual lo establece el art. 1º de la ley 22.169 y que
veremos detalladamente en los siguientes puntos de este capítulo.
Con el dictado de esta ley se delegó a la Comisión Nacional de Valo-
res las funciones de contralor societario respecto de las sociedades que se
encuentran en el régimen de oferta pública y se invitó a las provincias a que
adhi rieran a la citada ley. Cabe reiterar que la constitución de todas las so-
ciedades se realiza en la Inspección General de Justicia o en el registro pro-
vincial correspondiente, lo que se delega a la CNV es la fiscalización duran-
te su funcionamiento.
Con este control más riguroso sobre estos subtipos de sociedades, la ley
busca proteger a los ahorristas, teniendo en cuenta que ellos están imposibi-
litados de hacerlo por sí solos. La intervención estatal en este tipo de socie-
dades se orienta a la protección del público inversor, especialmente a los pe-
queños ahorristas, ya que al carecer de suficiente información pueden sufrir
mayores daños que las empresas especializadas por la actividad inadecuada
de las sociedades cotizantes.
Asimismo, beneficia a las sociedades cotizantes ya que un mercado
transparente y controlado genera confianza y permite que las grandes em-
346 SOCIEDADES

presas puedan financiarse con los ahorros de los ciudadanos comunes a tra-
vés del mercado de capitales, generando una alternativa a la financiación
bancaria.
En cuanto al inc. 2º del art. 299, las sociedades cuyo capital social es
superior a los cincuenta millones de pesos son pasibles de un mayor control,
teniendo en cuenta que el legislador considera que dado el alto valor de su
capital social se entiende que la empresa tiene una envergadura de importan-
cia, que excede el interés individual de los socios.
La falta de control permanente por parte del Estado de estas grandes
empresas puede traer aparejado no solamente la posibilidad de que realice
actividades en perjuicio de la sociedad y sus accionistas, sino también con-
secuencias perjudiciales para con sus empleados u otras personas físicas o
sociedades cuya suerte está ligada directamente a estas empresas (p.ej., em-
presas proveedoras, consumidores) y que el legislador considera que deben
ser protegidas.
Es importante remarcar que nuestro ordenamiento (art. 302, LGS) es-
tablece un régimen sancionatorio aplicable tanto a las sociedades abiertas
como a las cerradas. Cuando la autoridad de contralor detecta que una so-
ciedad viola la ley o el propio estatuto, tiene la facultad y la obligación de
sancionar a dicha empresa, aplicando apercibimientos o multas tanto a la so-
ciedad como a sus directores y-o síndicos.
e) INSPECCIÓN GENERAL DE JUSTICIA. Como dijimos anteriormente,
este organismo es el que se encuentra investido del poder de policía y ejerce
la fiscalización estatal sobre las sociedades en la Ciudad de Buenos Aires.
La ley 22.315 es la que rige su funcionamiento.
Tiene un rol trascendente en la vida económica y social de nuestro país,
en tanto asume la responsabilidad de garantizar el correcto funcionamiento
de las entidades jurídicas, respecto de sus obligaciones con la sociedad de la
que forman parte.
La IGJ tiene a su cargo la fiscalización de las sociedades por acciones,
las sociedades que realizan operaciones de capitalización y ahorro, asocia-
ciones civiles y fundaciones y de las sociedades constituidas en el extranjero
que realicen su ejercicio habitual y establezcan sucursales en nuestro país.
Reiteramos que las sociedades por acciones que ofrecen su capital al
público o emiten obligaciones negociables, son fiscalizadas por la Comisión
Nacional de Valores, entidad ahora regulada por la ley 26.831.
Las facultades que detenta la IGJ son básicamente dos. Por un lado,
las potestades registrales, que son el control de legalidad sobre el acto consti-
tutivo y las posteriores reformas que las sociedades realizan durante su vida
societaria.
Por otro lado tiene a su cargo el poder de policía societaria, que se ejer-
ce por razones de interés general, tendientes a asegurar la buena fe de las
SOCIEDAD ANÓNIMA 347

transacciones comerciales, afirmando el principio de transparencia y lealtad


del tráfico mercantil y en protección del público en general (Nissen).
Además de las funciones mencionadas, la IGJ tiene a su cargo la fun-
ción administrativa (art. 11) y la función disciplinaria (art. 12).
Dada la temática del capítulo vamos a ahondar en la función fiscali-
zadora.
El art. 6º de la ley orgánica de la IGJ (ley 22.315) enumera las faculta-
des que posee para el ejercicio de esta función. Vale la pena transcribirlas.
1) Requerir información y todo documento que estime necesario.
2) Realizar investigaciones e inspecciones a cuyo efecto podrá exami-
nar los libros y documentos de las sociedades, pedir informes a sus autorida-
des, responsables, personal y a terceros.
3) Recibir y sustanciar denuncias de los interesados que promuevan el
ejercicio de sus funciones de fiscalización.
4) Formular denuncias ante las autoridades judiciales, administrativas
y policiales, cuando los hechos en que conociera puedan dar lugar al ejer-
cicio de la acción pública. Asimismo, puede solicitar en forma directa a
los agentes fiscales el ejercicio de las acciones judiciales pertinentes, en los
casos de violación o incumplimiento de las disposiciones en las que esté in-
teresado el orden público.
5) Hacer cumplir sus decisiones, a cuyo efecto puede requerir al juez
civil o comercial competente:
a) El auxilio de la fuerza pública.
b) El allanamiento de domicilios y la clausura de locales.
e) El secuestro de libros y documentación.
d) Declarar irregulares e ineficaces a los efectos administrativos los ac-
tos sometidos a su fiscalización, cuando sean contrarios a la ley, al estatuto o
a los reglamentos.
Estas facultades no excluyen las que el ordenamiento jurídico atribuye a
otros organismos.
Respecto de las sociedades por acciones, vale la pena transcribir las si-
guientes funciones.
J) Conformar el contrato constitutivo y sus reformas.
2) Controlar las variaciones del capital, la disolución y liquidación de
las sociedades.
3) Fiscalizar permanentemente el funcionamiento, disolución y liquida-
ción en los supuestos de los arts. 299 y 301 de la LGS.
Las dos primeras funciones transcriptas deben ser ejercidas sobre todas
las sociedades que se inscriben y reforman sus estatutos. En cambio, la fis-
calización permanente que refiere la última debe ser practicada solamente
348 SOCIEDADES

sobre las sociedades especificadas en los incs. 2° a 7° del art. 299, teniendo
en cuenta que las sociedades que hacen oferta de sus acciones al público (art.
299, inc. 1°) son fiscalizadas por la Comisión Nacional de Valores.
También cabe detenernos sobre la función que tiene a su cargo la IGJ,
respecto de la facultad de dictar reglamentos que considere adecuados (art.
11, inc. e, carta orgánica).
A partir del año 2003 la IGJ, encabezada en ese entonces por Ricar-
do Nissen, ha dictado varias resoluciones a efectos de reglamentar diferentes
cuestiones relacionadas con las sociedades (res. gral. 7/03, 9/03, 12/03, 9/04,
7/05, entre otros), como ser sociedades extranjeras, prima de emisión, au-
mentos de capital, etcétera. Recientemente fue dictado su texto ordenado y
completo, actualizado a la ley del Código Civil y Comercial y de la reforma
de la LGS, en la res. gral. 7/15.
Estas resoluciones generales dictadas por el inspector de turno tienen
por objeto reglamentar sobre cuestiones que no están expresamente incluidas
en la ley societaria. A modo de ejemplo, obliga a las sociedades extranjeras
que pretenden inscribirse en la IGJ, a presentar documentación e informa-
ción que la propia ley no solicita. Estas resoluciones fueron dictadas con el
objetivo de que sociedades constituidas en el extranjero que no tiene operato-
ria en su país de origen no puedan actuar en nuestro país.
No hay dudas que los objetivos de estas resoluciones son de relevancia
y tienen un fin valedero. El problema es que el exceso de reglamentación
por parte de una entidad administrativa como es la Inspección General de
Justicia afecta principios y garantías presentes en nuestra Constitución na-
cional. El art. 75 de la Const. nacional establece que es el Congreso de la
Nación el encargado de dictar leyes.
El art. 11 de la ley orgánica faculta a la IGJ para dictar reglamentos
dirigidos a sus propias actividades y funciones internas y no para modifi-
car la ley de sociedades comerciales. Si las autoridades de control de cada
provincia dictaran reglamentaciones con el objeto de adicionar o quitar cues-
tiones de la ley de sociedades que no les satisface, tendríamos una ley de
sociedades por cada provincia.
Estas prácticas no solo vulneran los principios constitucionales, sino
también generan inseguridad jurídica, que es tan necesaria para el tráfico
comercial.
Por último, cabe enumerar otras facultades que tiene la IGJ respecto de
las sociedades por acciones, que surgen de la propia ley general de socieda-
des, que consideramos de importancia.
J) Convocar asambleas ordinarias o extraordinarias y presidirlas (art.
236, LGS).
2) Presidir asambleas (art. 176, LGS).
3) Impugnar las asambleas (art. 251, LGS).
SOCIEDAD ANÓNIMA 349

4) Autorizar la sustitución de libros de comercio (art. 61, LGS).


5) Exigir la presentación de estados contables (art. 62, LGS).

d) COMISIÓN NACIONAL DE VALORES. Antes de avocarnos al estudio del


organismo que se encarga de controlar a las sociedades que hacen oferta al
público de sus acciones o títulos, es conveniente realizar una breve introduc-
ción sobre el mercado de capitales y sus principales institutos.
1) Mercado de valores. El mercado de capitales es el ámbito en el
cual se negocian instrumentos financieros de largo plazo.
Las sociedades abiertas son aquellas en las cuales el capital social, o
más precisamente una parte de él, se encuentra en el público inversor. Este
subtipo de sociedades, a diferencia de la sociedad cerrada o familiar (en la
cual los accionistas son reducidos), cuenta con un gran número de accionis-
tas, que deciden colocar sus fondo s o ahorros en la sociedad y de esa forma
se convierten en tales.
Las sociedades abiertas captan los fondos de aquellos ahorristas emi-
tiendo acciones y ofreciéndoselas al público en general.
No solo se captan ahorros del público con la emisión de acciones.
Existen otras formas de captar fondos del público, a través de la emisión de
obligaciones negociables o a través de fideicomisos financieros. En los si-
guientes puntos ahondaremos en estos conceptos.
Pueden emitir dichos títulos las sociedades anónimas, tanto abiertas
como cerradas, y encuentran en ellas una modalidad de financiamiento alter-
nativa a las tradicionales (préstamos bancarios o de otro tipo, capitalización
de la sociedad a través de sus accionistas).
Llegado a esta instancia, entonces podemos concluir que tanto las so-
ciedades que hacen oferta pública de sus acciones (las sociedades abiertas)
como aquellas que, ya sean cerradas o abiertas, emiten obligaciones negocia-
bles, se encuentran sujetas a un mayor control del Estado, el cual se ejerce a
través de la CNV.

2) Obligaciones negociables. Las obligaciones negociables son títulos


de deuda y se encuentran reguladas por la ley 23.576 de obligaciones nego-
ciables (LON), con las modificaciones introducidas por la ley 23.962. Si
bien su creación remonta al antecedente de los debentures, regulados en
la ley de sociedades, en la práctica dicho instrumento no tuvo demasiada
aplicación. Es con la LON que adquieren las características actuales y su apli-
., , .
cac1on practica.
En definitiva, se trata de instrumentos que emite una sociedad, repre-
sentan un crédito y es colocado generalmente en el mercado a través de la
oferta pública. Los inversores que compran dichos títulos tendrán derecho
al repago del capital invertido más un interés.
350 SOCIEDADES

Las obligaciones negociables otorgan a sus titulares (los inversores) ac-


ción ejecutiva (art. 29, LON), en el caso de incumplimiento del pago de capi-
tal o intereses por parte de la sociedad emisora.
Cabe aclarar entonces que la sociedad contaría de esta forma con otra
forma de financiamiento, que le permite acceder a fondos para incrementar
su capital de trabajo y desarrollar su actividad, en muchos casos a tasas de
interés más beneficiosas en comparación con otros modos de financiación.
Asimismo, la utilización de esta modalidad de financiación conlleva be-
neficios impositivos, tanto para la sociedad emisora como para los inversores
que las adquieren, lo cual hace más atractivo este tipo de títulos.
Dichos beneficios se encuentran previstos en el art. 36 bis de la LON
y para gozar de ellos es necesario el cumplimiento de los requisitos estable-
cidos en el art. 36 de la citada ley, entre los cuales cabe citar que los fondos
que la sociedad recibe deben ser utilizados para ciertos fines relacionados
con su actividad o inversión en activos físicos situados en el país, entre otros.
Asimismo, es necesario el cumplimiento de otros requisitos regulados en las
Normas de la CNV.
Cabe destacar que las obligaciones negociables pueden ser emitidas tan-
to por sociedades cerradas como abiertas. He aquí un dato importante en
relación con el tema en análisis, ya que como explicáramos anteriormente,
mediante la emisión de estos títulos, las sociedades aun siendo cerradas que-
dan sometidas al control más riguroso previsto en nuestra normativa.
3) Fideicomisos. Este instrumento se encuentra previsto en la ley
24.441, que prevé que habrá fideicomiso cuando una persona (fiduciante)
transmita la propiedad fiduciaria de bienes determinados a otra (fiduciario),
quien se obliga a ejercerla en beneficio de quien se designe en el contrato
(beneficiario), y a transmitirlo al cumplimiento de un plazo o condición al
fiduciante, al beneficiario o al fideicomisario.
Los arts. 1666 y ss. del Cód. Civil y Comercial complementan y aclaran
las normas de la referida ley 24.441.
Dentro de los diferentes tipos de fideicomisos, se encuentra la figura
del fideicomiso financiero. En estos casos, el fiduciario es una entidad fi-
nanciera o una sociedad especialmente autorizada por la Comisión Nacional
de Valores para actuar como fiduciario financiero, y beneficiarios son los
titulares de certificados de participación en el dominio fiduciario o de títulos
representativos de deuda garantizados con los bienes así transmitidos.
Dichos certificados de participación y títulos de deuda serán considera-
dos títulos valores y podrán ser objeto de oferta pública.
La CNV es la autoridad de aplicación respecto de los fideicomisos fi-
nancieros, y en tal carácter ha dictado las normas reglamentarias.
A modo de ejemplo, cabe citar los casos de fideicomisos de consumo,
en los cuales el fiduciante cede al fideicomiso determinados créditos de sus
SOCIEDAD ANÓNIMA 351

clientes y de esta forma logra financiarse. Por su parte el fiduciario, cum-


pliendo la manda encomendada en el contrato de fideicomiso, emite títulos
(títulos de deuda y-o certificados de participación) que pueden ser colocados
por oferta pública (fideicomiso financiero con oferta pública) y, en tal caso,
los inversores adquieren dichos títulos.
Los fondos provenientes de la colocación de los títulos son entregados
al fiduciante como pago del precio de cesión.
A su vez, el fideicomiso recibirá los fondos a medida que se cobran los
créditos cedidos al fideicomiso, los cuales sirven de fuente de pago de los
títulos emitidos.
Es decir que los inversores recuperan su inversión al momento estable-
cido en el contrato, gozando del derecho a un interés en el caso de los títulos
de deuda, o un derecho a participación de las utilidades en el caso de los cer-
tificados de participación.
A fin de poder actuar como fiduciarios financieros, ellos deben regis-
trarse ante la CNV y cumplir con ciertos requisitos previstos en las Normas
de la CNV.
Cabe aclarar que el fiduciario, si bien no se considera que esté dentro
del régimen de oferta pública, se encuentra no obstante sometido a ciertos
deberes de información y asimismo bajo el control societario de la CNV.
4) Características de la Comisión Nacional de Valores. La Comi-
sión Nacional de Valores es un ente autárquico del Estado nacional, crea-
do por la ley de oferta pública 17.811 en el año 1967. Actualmente, dicha
ley ha sido derogada a través del dictado de la ley de mercado de capitales
26.831 (LMC), sancionada en 2012, siendo esta última la que regula la inte-
gración (art. 8º), funcionamiento (arts. 11 a 13) y funciones de la CNV (art.
19 y 20), entre otras cuestiones.
Entre las funciones más importantes (a los efectos del presente trabajo)
que regula la LMC, se encuentran las siguientes.
a) Fiscalizar y sancionar a todas las personas físicas y jurídicas que,
por cualquier causa, motivo o circunstancia, desarrollen actividades relacio-
nadas con la oferta pública.
b) Llevar el registro y otorgar la autorización de oferta pública de valo-
res negociables y otros instrumentos y operaciones (tales como las acciones
que emiten las sociedades abiertas que mencionamos anteriormente, así
como también la CNV otorga autorización de otros títulos tales como obli-
gaciones negociables -que emiten sociedades tanto cerradas como abier-
tas- o títulos de deuda que se emiten bajo la figura de fideicomisos finan-
cieros).
c) Cumplir las funciones delegadas por la ley 22.169 y sus modifica-
ciones respecto de las entidades que se encuentran en el régimen de oferta
pública, desde su inscripción y hasta la baja en el registro respectivo (inc. f).
352 SOCIEDADES

d) Declarar irregulares e ineficaces a los efectos administrativos los ac-


tos sometidos a su fiscalización, sin sumario previo, cuando sean contrarios
a esta ley, a las demás leyes aplicables, a las reglamentaciones dictadas por
la CNV, a los estatutos, a las disposiciones dictadas por entidades y aproba-
das por el organismo.
e) Promover la defensa de los intereses de los pequeños inversores, sin
perjuicio de las atribuciones concurrentes de las autoridades de aplicación
nacional y locales de la ley 25.156 de defensa de la competencia.
Antes que nada es importante aclarar qué se entiende por oferta pública.
El concepto de oferta pública se encuentra receptado en nuestra normativa en
el art. 2° de la ley de mercado de capitales, y consiste en la invitación que se
hace a personas en general o a sectores o a grupos determinados para reali-
zar cualquier acto jurídico con valores negociables. Puede ser efectuada por
los emisores o por organizaciones unipersonales o sociedades dedicadas en
forma exclusiva o parcial al comercio de aquellos. Las modalidades de este
ofrecimiento pueden ser personales, publicaciones periodísticas, transmisio-
nes radiotelefónicas, telefónicas o de televisión, proyecciones cinematográfi-
cas, colocación de afiches, letreros o carteles, programas, medios electróni-
cos, circulares y comunicaciones impresas o cualquier otro procedimiento de
difusión. Este concepto encuentra su antecedente en la ley de oferta pública,
pero ha sido actualizado por la actual LMC, que agregó dentro de los me-
dios de difusión, entre otros, a los medios electrónicos (p.ej., internet), hoy sin
duda uno de los medios que alcanzan mayor difusión.
A fin de poder efectuar una emisión de acciones o de obligaciones ne-
gociables en forma masiva (ya sea a través de un ofrecimiento al público en
general, como a sectores o grupos determinados), las sociedades emisoras
deben llevar a cabo un procedimiento específico ante la CNV que se encuen-
tra regulado en las Normas de dicho organismo (res. gral. CNV 622/13 y
modificatorias).
Cabe aclarar que dentro de dicho público se encuentran los grandes
inversores, como los fondos comunes de inversión, compañías de seguros,
bancos, etc., quienes deben invertir sus fondos, así como también pequeños
y medianos ahorristas (podrían ser personas físicas, incluso, que invierten
sus ahorros en este tipo de instrumentos). Vale destacar que no poseen la
misma sofisticación unos y otros, está claro que los primeros (grandes inver-
sores) poseen mayor calificación para reconocer qué tipo de inversiones les
resultan más convenientes y advertir situaciones que puedan aparejar un per-
juicio para su inversión (p.ej., si la sociedad que emite los títulos se encuen-
tra en situación de poder cumplir con su deuda), mientras que en el caso de
un pequeño inversor es más probable que no tenga el conocimiento adecuado
y el expertise para advertir dichas situaciones.
Es por ello que la normativa de mercado de capitales busca proteger a
los inversores, poniendo en cabeza de las sociedades que se encuentran en el
SOCIEDAD ANÓNIMA 353

régimen de oferta pública ciertas obligaciones y deberes que exceden de los


que se exigen a las sociedades cerradas o que no emiten ningún título bajo el
régimen de oferta pública.
Como ejemplo de ello, cabe citar lo siguiente.
La CNV exige la realización de un proceso de autorización a los efec-
tos de la emisión, luego del cual se publica un prospecto informativo so-
bre la sociedad, su actividad, su información contable, económica y finan-
ciera y se informa sobre los riesgos asociados con la inversión, entre otras
cosas.
De esta forma, se busca que el inversor pueda tomar conocimiento de
la sociedad en la cual decidirá invertir, y se encuentre advertido de posibles
riesgos, para que pueda efectuar un análisis completo, razonable y adecuado
antes de depositar sus fondos.
Durante la vida de la sociedad en el régimen de oferta pública (esto es,
mientras que no solicite el retiro del mencionado régimen), se encuentra so-
metida a un mayor control y requisitos de información que una sociedad que
no se encuentra en dicho régimen. Por ejemplo, se exige la presentación y
publicación de balances trimestrales (además de los balances anuales que se
exigen a todas las sociedades), a fin de que tanto la CNV como los propios
inversores puedan acceder a información actualizada de la sociedad, que les
permitirá tomar decisiones en relación con la inversión realizada (p.ej., dis-
poner de las acciones u obligaciones negociables a través de la venta en un
mercado, haciéndose nuevamente de los fondos, obteniendo en la mayoría de
los casos una ganancia por dicha venta). Otro claro ejemplo del mayor re-
querimiento de información es la obligación que pesa sobre estas sociedades
de informar los hechos relevantes que puedan afectar su negocio o situación
patrimonial, económica o financiera. En tal sentido, las Normas de la CNV
prevén que deben informar "todo hecho o situación que, por su importancia,
sea apto para afectar en forma sustancial la colocación de los valores ne-
gociables, el curso de su negociación, o el desenvolvimiento de la actividad
propia de cada sujeto alcanzado".
Asimismo, la normativa prevé principios rectores en materia de trans-
parencia, actuación de los directores y deberes a los cuales deben someterse
estas sociedades (deber de reserva, deber de lealtad, entre otros, que buscan
evitar el abuso de información privilegiada, así como también la manipu-
lación o engaño al mercado, prohibición de intervenir en la oferta pública
en forma no autorizada; arts. 102 y 117 de la LMC, reglamentados a su
vez en las Normas de la CNV, Título XII, "Transparencia en el ámbito de la
oferta pública").

e) OTROS ÓRGANOS DE CONTROL. Hay sociedades que por la actividad


que desarrollan están sometidas a otros controles adicionales y específicos,
precisamente originados en la peculiar tarea y negocios que realiza.
354 SOCIEDADES

Así, el Banco Central de la República Argentina tiene a su cargo la su-


pervisión de las entidades financieras, bancos y casas de cambio que operan
en el país.
La importancia de tal control no merece explicación, pues resulta obvio
que tan delicada cuestión como la de intermediación en el mercado de dinero
justifica esa supervisión.
Las compañías de seguros, también por el ámbito de su especial des-
empeño, son objeto de la supervisión estatal a través de la Superintendencia
de Seguros de la Nación, que regula todo lo relativo a dichas compañías e,
incluso, a los contratos que ellas celebran con los asegurados.
Lo propio ocurre con las aseguradoras de riesgos del trabajo - sujetas
a contralor de la Superintendencia de Riesgos del Trabajo- y con las firmas
concesionarias de servicios públicos, normalmente sometidas al contralor es-
tatal, ejercido por medio de organismos específicos (p.ej., Ente Nacional Re-
gulador de la Electricidad, Ente Nacional Regulador del Gas).
La inclusión de la SAU en esta categoría carece de una adecuada siste-
maticidad, pues no hallamos fundamentos lógico-jurídicos que den sustento
a dicha inclusión.
Sin perjuicio de esto, destacamos que, a partir de la flexibilización in-
troducida mediante la ley 27.290 -que habilita a su constitución con directo-
rio y sindicatura unipersonales-, el control estatal sobre su actuación se pre-
senta como más razonable, equilibrando el régimen de fiscalización estatal a
los ponderables beneficios sociales que supone la incorporación de un medio
técnico como la SAU.
SOCIEDADES
Según las reformas de la ley 26.994
Marcelo Gebhardt (Director)
Miguel Alvaro Romero (Coordinador)
AA.VV.
Segunda Edición (2019) - ASTREA

CAPÍTULO X

OTROS TIPOS Y FORMAS SOCIETARIAS*

§ 155. SOCIEDAD POR ACCIONES SIMPLIFICADA. - Brindaremos un análi-


sis en relación con la aparición de este tipo societario.

a) INTRODUCCIÓN. Con el encomiable propósito de promover el empren-


dedorismo (entrepreneurship, en la jerga anglosajona), el Congreso de la Na-
ción sancionó en abril de 2017 la ley 27.349. Esta ley, dividida en cinco capí-
tulos, se propuso estructurar diversos institutos legales a efectos de dar apoyo
al capital emprendedor, entendido este como aquel que se vuelca al desarrollo
de una actividad nueva, en la que predominan la innovación y la creatividad
por sobre la acumulación intensiva de capital. Es así como este cuerpo nor-
mativo define en su art. 2º el "emprendimiento dinámico", diciendo que se
trata de aquel avocado a una actividad productiva con fines de lucro, cuyos
emprendedores originales conservan el control político de la persona jurídica,
comprendido este como los votos necesarios para formar la voluntad social,
elegir a la mayoría de los miembros del órgano de administración y adoptar
decisiones en cuanto a su gestión.
La preocupación por el apoyo a las pequeñas y medianas empresas y
al capital de riesgo no es nueva en nuestro país. Ya por 1995, y a conse-
cuencia de la crisis macroeconómica sufrida por la Argentina con posterio-
ridad a la crisis mexicana (conocida bajo el mote de "efecto tequila"), se
sancionaron diversas normas que procuraban prohijar el acceso al crédito
de las pequeñas y medianas empresas (cfr. , entre otras normas, las leyes
24.467 -fomento del crédito a las pymes mediante sociedades de garantía
recíproca- y 24.760 -cartularización de las facturas comerciales para facili-
tar su descuento y circulación como títulos de crédito; facturas de crédito-).
El nuevo cuerpo legal se propone apoyar el emprendedorismo. A ese efecto

* Por Vanina A. De Oto (§ 155), Fernando l. Saravia (§ 156), María José Martfnez
Mosquera (§ 157), Guadalupe Groppa (§ 158), Gimena Dfaz Cordero (§ 159 a 161) y Pedro M.
Crespo(§ 162).
356 SOCIEDADES

estipula un tratamiento fiscal diferenciado, crea un fondo fiduciario especial


de fomento (Título 1), incorpora el sistema de financiamiento colectivo bajo
fiscalización de la Comisión Nacional de Valores (Título 11) y crea la socie-
dad por acciones simplificada (Título 111), a la que en adelante nos referire-
mos por su abreviatura SAS.
Para la sanción de la SAS se han tomado modelos de iniciativas simila-
res habidos en Chile y, principalmente, Colombia. La incorporación de la
SAS tiene, entre otros propósitos, el de instar a los organismos provi nciales
a cargo de los Registros Públicos a una mayor celeridad, eficacia y actitud
facilitadora en la registración de contratos nuevos de sociedades, cambios de
autoridades y modificaciones estatutarias. Por otro lado, se ha buscado con
su sanción la modernización de ciertos institutos legales que han sido supe-
rados por la tecnología actualmente disponible (p.ej., celebración de reunio-
nes de órganos colegiados -gerencia o reunión de socios- en forma no pre-
sencial, firma electrónica de documentos, presentaciones ante la autoridad
registral meramente digitales, etcétera).
Desde el punto de vista de su tipificación y clasificación, podemos decir
que la SAS es una suerte de pequeña sociedad anónima con una estructura
orgánica y plasticidad propias de una SRL. Si bien goza de un autoorgani-
cismo característico en las sociedades de personas, supletoriamente regirán
su funcionamiento las normas que regulan la SRL (cfr. art. 49, ley 27.349 -a
la que seguidamente nos referiremos como LE-).
Su administración podrá ser nominada como mejor convenga al inte-
rés de los socios, y organizada para su funcionamiento unipersonal o plural,
y en este último caso, indistinto, conjunto o colegiado (art. 51, LE). Estas
pautas son iguales a las que propone el art. 157 de la LGS para organizar
la gerencia de la SRL. Sin embargo, se establece a su vez que al menos
uno de los adm inistradores de la SAS debe residir en el país. Esta solución
marca una diferencia clara con lo normado por el art. 256 de la LGS para
los directores de la SA (la mayoría de los directores debe residir en el país),
aplicable a los gerentes de las SRL, por expresa remisión contenida en el art.
157 de este cuerpo legal.
Si bien todavía es arriesgado hacer un análisis del desempeño de la SAS
como herramienta legal, creemos a priori que su sanción ha sido inoportuna
e inútil. En primer término, es una verdad de Perogrullo que en nuestro
país contamos con una sociedad anónima harto simplificada desde que la
ley 22.903 -aprobada en 1983- admitió la constitución de sociedades de este
tipo con un único director y prescindiendo de sindicatura. Se suma a ello
la notoria laxitud del Poder Ejecutivo nacional para actualizar el capital mí-
nimo que estas sociedades requerían para su constitución (art. 186, LGS), y
se advierte así que ya se contaba con una herramienta plástica de fácil opera-
ción para el desarrollo de la actividad societaria. Esto claro, sin mencionar
que también la SRL se presenta como una herramienta legal idónea y de fá-
cil operación.
OTROS TIPOS Y FORMAS SOClETARIAS 357

Añadimos a esta consideración que, si lo que se buscó era superar los


aspectos vetustos de la ley societaria argentina, bien se podrían haber hecho
los ajustes necesarios en la LGS , reemplazando por caso las publicaciones
de avisos en diarios legales por avisos en sitios web, administrados por las
autoridades a cargo de los Registros Públicos, de acceso gratuito e irres-
tricto.
Por último, no dejamos de advertir que el voluntarismo puesto en la agi-
lización de los trámites registrales no depende del legislador nacional, sino
de los poderes ejecutivos provinciales, que son quienes directa o indirec-
tamente administran y gestionan tales registros de personas jurídicas -por
cierto, con deficiencias ostensibles-.
b) CONSTITUCIÓN. REFORMAS. INSCRIPCIÓN. TRANSFORMACIÓN. Tra-
taremos a continuación estos aspectos.
1) Constitución. La forma de constitución de las SAS presenta las si-
. , .
gu1entes caracter1s1cas.
a) Acto constitutivo. La SAS puede ser constituida por una o varias
personas humanas o jurídicas (art. 34). La única limitación es que la SAS
unipersonal no puede constituir ni participar en otra SAS unipersonal. Esta
limitación replica (con una redacción más precisa ya que indica que no pue-
de constituir ni participar por otro medio posterior) aquella introducida en
el párrafo final de la LGS con la sanción de la ley 26.994 -que introdujo
la unipersonalidad societaria en nuestro ordenamiento jurídico positivo-
(Duprat y Sandoval). Se conforma entonces mediante una declaración uni-
lateral de voluntad (art. 1800, Cód. Civil y Comercial) o un contrato plu-
rilateral (arts. 957 y 966, Cód. Civil y Comercial), respectivamente. Como
consecuencia de esto, ya no será la SA la única opción disponible para la cons-
titución unilateral de una sociedad, incorporándose la SAS como una opción
válida.
b) Forma del acto. Dicho acto o contrato constitutivo debe otorgarse
por escrito y puede hacerse por medio de un instrumento público o privado
con firmas certificadas en forma judicial, notarial, bancaria (cotejo) o por
autoridad competente del Registro Público respectivo. Se inserta como no-
vedad la posibilidad de que se otorgue por medios electrónicos con firma di-
gital de acuerdo a un protocolo notarial electrónico a fijarse por la autoridad
registral (arts. 35 y 59). En el punto f del presente parágrafo se desarrolla
este último aspecto.
e) Contenido del instrumento constitutivo. La LE establece un carta-
bón mínimo de requisitos que debe contener el instrumento de constitución
(similar al del art. 11, LGS); esto, sin perjuicio de las cláusulas que los so-
cios resuelvan incluir (art. 36). Se detallan a continuación.
1) Socios. Respecto a estos debe constar nombre, edad, estado civil,
nacionalidad, profesión, domicilio, número de documento de identidad, clave
358 SOCIEDADES

única de identificación laboral o clave única de identificación o clave única


de identificación tributaria.
2) Denominación social. Debe estar determinada y contener la ex-
presión "Sociedad por Acciones Simplificada" o su sigla "SAS". Caso con-
trario, los administradores o representantes de la sociedad responderán ili-
mitada y solidariamente por los actos que se realicen en esas condiciones.
Este efecto-sanción es idéntico a aquel previsto en los arts. 105 (liquidado-
res de la sociedad en liquidación que no añaden el sintagma "en liquidación"
a la denominación social), 126 (sociedades colectivas), 147 (sociedades de
responsabilidad limitada) y 164 (sociedades anónimas) de la LGS.
3) Domicilio social y sede. El domicilio y la sede social deben cons-
tar en el instrumento constitutivo; en el caso de obviarse esta última, puede
inscribirse mediante petición por separado del acta de administración. De-
ben diferenciarse dichos conceptos; el domicilio es aquel establecido a efec-
tos de fijar la jurisdicción de la SAS, mientras que la sede es donde se reali-
za efectivamente la administración de la empresa que se vehiculiza a través
de dicha forma jurídica.
La importancia de esta última radica en que todas las notificaciones
efectuadas en la sede inscripta se tendrán por válidas y vinculantes para la
sociedad hasta tanto esta haya sido cancelada por el Registro Público donde
se encuentre inscripta (cfr. art. 11, LGS, y art. 152, Cód. Civil y Comercial).
La modificación del domicilio y de la sede social requiere reforma del
instrumento constitutivo, salvo que esta última no forme parte de él. En tal
caso, puede ser resuelta por el órgano de administración.
4) Objeto social. Este debe estar determinado y se conforma con la
descripción de actividades que podrá desarrollar la sociedad. Dicha descrip-
ción determina su capacidad y legitimidad. Lo novedoso de la regulación
bajo estudio es que, en línea con la tendencia en derecho comparado, admi-
te sin ambages la posibilidad de que la SAS sea constituida con un objeto
múltiple, comprensivo de actividades que no guarden conexidad entre sí, con
el único requisito de que estas sean enunciadas de manera clara y precisa.
Se plantea en este aspecto una diferencia sutil con el resto de las socieda-
des, cuyo objeto debe ser "preciso y determinado" (art. 11, inc. 3, LGS).
Esta limitación no fue, allá por la década de 1970, óbice para que las socie-
dades anónimas fuesen constituidas con objetos múltiples y de lo más va-
riados -aunque dicha práctica se sostenía más en problemas de gestión de
los registros societarios que en una concepción dogmática del ultra vires-.
Existe actualmente una tendencia en la práctica registra} a exigir a las so-
ciedades ciertas restricciones en cuanto a su objeto y la adecuación de la
cuantía de su capital. La ley 27.349, entendemos, busca excluir de dichas
restricciones a la SAS.
5) Plazo de duración. En el caso de las SAS debe ser determinado, lo
que concuerda con el régimen de la LGS (art. 11, inc. 5).
OTROS TIPOS Y FORMAS SOClETARIAS 359

6) Capital social y aportes. El capital debe determinarse en mone-


da de curso legal en el instrumento constitutivo, así como también los apor-
tes. Se remite al lector al punto a del presente parágrafo para un desarrollo
in extenso.
7) Régimen de administración y fiscalización. La organización inter-
na debe instituirse, so pena de aplicar el régimen de supletoriedad previsto
(art. 49). Se deberá individualizar a los integrantes del órgano de adminis-
tración y, en su caso, de fiscalización, fijar el plazo de duración de sus car-
gos y sus domicilios. Asimismo, debe establecerse al representante legal.
8) Reglas para distribuir utilidades y soportar las pérdidas, y cláu-
sulas necesarias para establecer los derechos y obligaciones de los socios
entre sí y respecto de terceros. Como todo contrato plurilateral y de or-
ganización, el acuerdo fundacional de la SAS debe contemplar las normas
mínimas indispensables para la consecución de la causa fin del acto, cual es
la conformación de un sujeto de derecho de bienes que, apoyado en la perso-
nalidad jurídica diferenciada, le permita a los partícipes del negocio reglar
las relaciones entre sí, y entre ellos y los terceros con quienes interactúen a
través del sujeto de derecho creado.
9) Cláusulas atinentes a su funcionamiento, disolución y liquidación.
Al igual que el régimen general de LGS, la LE establece que se determinen,
en particular, eventuales causales voluntarias de disolución de la sociedad.
10) Fecha de cierre del ejercicio. La SAS, en tanto persona jurídica
de carácter privado, es un sujeto obligado a llevar contabilidad (cfr. art. 320,
Cód. Civil y Comercial). A su vez, todos los sujetos alcanzados por esta
norma están obligados a estipular una fecha de cierre de ejercicio en sus re-
glamentos de funcionamiento (art. 326, Cód. Civil y Comercial).
d) Omisión de requisitos. La omisión de cualquiera de los requisitos
enumerados (tanto aquellos considerados esenciales como los que resultan ti-
pificantes de la SAS) conduce a que la persona jurídica quede enmarcada en
el régimen establecido en la sección IV del capítulo I de la LGS; es decir,
en las denominadas sociedades simples, libres o residuales. Esto resulta así
por aplicación del art. 21 de la LGS, que rige supletoriamente a las SAS por
virtud de la remisión contenida en el art. 33 de la LE.
2) Inscripción. La ley requiere la inscripción del instrumento consti-
tutivo de las SAS, así como la de sus reformas.
a) Publicidad. En el art. 37 de la LE se establece que, para la cons-
titución del tipo bajo estudio, así como para modificar su instrumento base,
debe publicarse un aviso por un día en el diario de publicaciones legales de
la jurisdicción en que fue constituida y donde ha fijado su sede.
b) Control de legalidad. La LE establece, respecto a la SAS, el con-
trol de legalidad en cabeza de la autoridad judicial o administrativa a cargo
360 SOCIEDADES

del Registro Público, dependiendo de la jurisdicción (art. 38, párr. 1°); con-
trol que la ley 26.994 suprimió para el resto de los tipos, al modificar el art.
6º de la LGS (Vítolo, Ley 27.349 comentada).
c) Plazo brevísimo para la toma de razón. El plazo para la inscrip-
ción del instrumento constitutivo varía si se emplea o no el modelo que la
autoridad registral establecerá. En el supuesto de emplearlo, la SAS debe-
ría estar inscripta en 24 horas, computadas desde el día hábil siguiente a la
presentación del trámite. Caso contrario debe estarse al plazo que determi-
nen las autoridades de registro en cada jurisdicción (art. 38, LE).
d) Medios digitales. Se establece la obligación de los Registros Públi-
cos de dictar e implementar normas reglamentarias a efectos de que todo el
sistema de registro (presentación, resolución de vistas y notificaciones) sea
por medios electrónicos y con firma digital (art. 38 in fine, LE).
3) Reformas. En relación con ellas mencionaremos lo siguiente.
a) Procedimiento. Las reformas del instrumento constitutivo se adop-
tarán por la reunión de socios que, para celebrarse válidamente, deber reunir
el quorum que este establezca y decidirse por la mayoría allí prevista (art. 54,
LE); supletoriamente se aplica el régimen instituido para la SRL (art. 160,
LGS).
b) Forma. Podrá otorgarse por instrumento público o privado con f ir-
ma certificada o por medios digitales; es decir, por cualquiera de las formas
autorizadas para su constitución (arts. 35 y 54, LE).
c) Inscripción. Para obtener oponibilidad frente a terceros requiere,
al igual que el instrumento constitutivo, la inscripción en el Registro Público
(art. 54, LE).
d) Transformación. Cualquier sociedad puede modificar el tipo con el
cual se constituyó y adoptar el "ropaje" de la SAS (art. 61, LE). Para dicha
transformación -que implica claramente una reforma estatutaria-, debe me-
diar, básicamente, acuerdo de los socios (en algunos tipos se requiere una-
nimidad), confeccionar un balance especial, otorgar el acto respectivo por el
órgano competente, cumplimentar los requisitos del tipo a adoptar, publicar
edictos e inscribir la transformación (cfr. arts. 74 a 81, LGS).
e) Transformación forzosa de la SAS. En caso de quedar comprendi-
da la SAS en alguno de los supuestos contenidos en el art. 299 de la LGS,
salvo el inc. 2º; esto es, ser controlada por una sociedad comprendida en di-
cho artículo o estar vinculada en más de un 30 % a una sociedad incluida en
dicha norma, deberá transformarse en alguno de los tipos previstos por la
LGS e inscribir tal transformación en un plazo máximo de seis meses desde
que se configuró dicho supuesto. Los socios responden frente a terceros en
forma solidaria, ilimitada y subsidiaria hasta la efectiva inscripción registra!
(art. 39 infine, LE).
OTROS TIPOS Y FORMAS SOClETARIAS 361

c) CAPITAL SOCIAL. Tradicionalmente se estableció que el capital de


una sociedad cumple distintas funciones respecto a los socios, los terceros,
particularmente los acreedores y la misma persona jurídica. En cuanto a
los primeros, determina su posición en el ente colectivo, fijando su participa-
ción y el límite de su responsabilidad patrimonial. Respecto a los acreedo-
res, cumple una función de resguardo o garantía mínima. Y en cuanto a la
persona jurídica en sí, la dota de fondos para el desarrollo del objeto social
convenido.
Dichas funciones -brevemente reseñadas- han sido relativizadas con el
paso del tiempo, lo que se receptó legislativamente a partir de la sanción del
Código Civil y Comercial y la modificación de la ley general de sociedades
(art. 21), ya que la consecuencia por la insuficiencia del capital social en el
acto constitutivo pasó de su invalidez a un régimen diferencial de irregula-
ridad atenuada (Sección IV del Capítulo I, LGS). Es decir, la normativa
tolera la existencia de dicha sociedad, pero bajo reglas distintas, no siempre
más gravosas que aquellas aplicables para las sociedades regularmente cons-
tituidas.
1) Inclusión en el instrumento constitutivo. Particularmente en el
caso de la SAS, debe estar incluido en el instrumento constitutivo, so pena
de no quedar constituida como tal sino bajo el régimen mencionado.
2) Representación del capital social. La LE expresamente indica
que el capital se divide -es decir, se representa- en partes denominadas ac-
ciones. Estas pueden instrumentarse en títulos emitidos en forma nominativa
no endosable (cfr. ley 24.587) o por medio de acciones escriturales (arts. 40
y 46).
a) Tipos de acciones. Se pueden emitir acciones ordinarias o preferi-
das, indicando su valor nominal y los derechos económicos y políticos que
otorguen (art. 47).
b) Transferencia de acciones. El principio rector es que debe estarse
a lo manifestado por los socios en el instrumento constitutivo, quienes po-
drán pactar válidamente que toda transferencia de acciones o la de alguna
clase deba contar con la previa autorización de la reunión de socios, y que
todas las acciones o las de alguna clase no puedan transferirse por un plazo
máximo de diez años, contados a partir de su emisión, prorrogable por diez,
con el voto favorable de la totalidad del capital social (se aparta de esta ma-
nera del régimen previsto en los arts. 153 y 214, LGS).
Dichas restricciones deben constar asentadas en el libro de registro de
acciones, en los títulos accionarios o en los comprobantes de cuenta que se
emitan en el supuesto de acciones escriturales.
Ante el silencio del estatuto, rige la libre transmisibilidad de acciones,
con la correspondiente notificación a la sociedad de dicha operación y su re-
gistro en el libro de registro de acciones.
362 SOCIEDADES

c) Capital mínimo. La LE establece que dicho capital no podrá ser me-


nor al importe de dos veces el salario mínimo vital y móvil (art. 40 in fine).
Al redactarse este trabajo, dicho monto equivalía a un poco menos de veinte
mil pesos, cifra por cierto escasa para poner en marcha un emprendimiento.
La suscripción del capital de la SAS debe efectuarse en su totalidad en
la oportunidad de su constitución.
El modo de efectuar la integración depende del tipo de bienes que se
aporten, a saber:
J) Bienes dinerarios: deben integrarse como mínimo en un 25 % y
complementarse en un plazo máximo de dos años (art. 41, LE).
2) Bienes no dinerarios o en especie: deben integrarse totalmente en
el momento de la constitución debidamente valuados; esto, por el régimen
convencional que establezca el contrato o por los precios de plaza que co-
rrespondan al bien aportado (arts. 41 y 42, LE).
3) Prestaciones accesorias: son prestaciones de servicios cuya ejecu-
ción (efectuada o futura) puede recaer en un socio, administrador o incluso
un tercero. Se debe determinar su valor en el instrumento constitutivo me-
diante el dictamen de peritos, especificando sus antecedentes, su contenido,
duración, modalidad y retribución, sanciones ante el incumplimiento y me-
canismo alternativo de integración en caso de que recayera imposibilidad en
su cumplimiento.
Constituye una novedad que las prestaciones accesorias puedan integrar
el capital social, pues el art. 50 de la LGS lo prohíbe expresamente respecto
de las sociedades reguladas en dicho cuerpo legal. Se abren, no obstan-
te, diversos interrogantes, como ser que un socio pueda o no integrar el total
de sus acciones con prestaciones de este tipo, o si se requiere de un míni-
mo de integración en dinero o en bienes susceptibles de apreciación pecu-
n1ar1a. Otro interrogante será el régimen de responsabilidad solidaria e ili-
mitada por la integración y valuación de los aportes de los consocios que el
art. 43 de la LE estipula, en consonancia con lo normado por el art. 150 de la
LGS para las SRL.
d) Responsabilidad de los socios en la integración del capital social.
Como se indicó precedentemente, los socios garantizan de manera solida-
ria e ilimitada la integración del aporte suscripto frente a terceros, así como
también la inexistencia de sobrevaluación de aportes de bienes en especie,
por el plazo de cinco años (art. 43).
e) Aumento de capital. El o los socios pueden prever convencional-
mente que si el aumento decidido es menor al 50 % del capital inscripto se
puede efectuar
, sin publicidad ni inscripción de la resolución de la reunión de
socios. Unicamente debe remitirse por medio digital la resolución de au-
mento para el Registro Público, al único fin de comprobar el cumplimiento
del tracto registra!.
OTROS TIPOS Y FORMAS SOClETARIAS 363

En dicho aumento, podrán determinarse las características de las


acciones a emitir, indicando clase y derechos económicos y políticos de
ellas.
La emisión puede efectuarse a valores nominales o con prima de emi-
sión, y pueden fijarse primas diferentes para las acciones de distintas clases
que sean emitidas en un mismo aumento de capital (art. 44).
f) Aportes irrevocables a cuenta de futuros aumentos de capital. La
legislación de este tópico resulta novedosa, ya que la LGS no posee previsión
alguna al respecto. No obstante dicha orfandad normativa, su empleo resul-
ta habitual en la dinámica societaria argentina.
En breve y en el marco del alcance de este capítulo, se lo puede defi-
nir como el grueso de bienes en especie o dinerarios que aporta un socio o
un tercero a la sociedad, con la conformidad del órgano de administración
a efectos de incorporarlos inmediatamente al giro social, con el único com-
promiso por parte de este de convocar al órgano de gobierno para tratar su
capitalización (Vítolo, Ley 27.349 comentada).
Las notas características de dicho aporte son, por un lado, para el apor-
tante, que lo ingresa sin tener asegurada su capitalización por parte de la
sociedad; por el otro, para la sociedad, que al percibirlo asume la obligación
de tratar su capitalización por medio del órgano de gobierno.
En caso de una resolución favorable, el aportante adquirirá el carácter
de socio y en caso de serlo ampliará su participación accionaria. Caso con-
trario, corresponderá la restitución del aporte sin el pago de intereses com-
pensatorios, ya que la naturaleza jurídica del ingreso de fondos no fue un
mutuo oneroso.
La LE, tal como se indicó, innovó e incorporó dicho instituto de mane-
ra expresa, estableciendo que para las SAS dichos aportes pueden mantener
tal carácter por el plazo de veinticuatro meses contados desde la fecha de
aceptación de estos por su órgano de administración, y que este cuenta con
quince días para brindar dicha aceptación desde el efectivo ingreso de fon-
dos a la sociedad (art. 45).
Si bien los aportes a cuenta de futuros aumentos son una novedad le-
gislativa, sí han tenido una amplia utilización en nuestra práctica societaria
y han sido objeto de tratamiento por las normas de la CNV, así como de la
Inspección General de Justicia, sin mencionar la profusa doctrina y jurispru-
dencia desarrollada a este respecto.

d) ESTRUCTURA ORGÁNICA. El legislador otorga a los constituyentes de


la SAS plena libertad para pactar, estructurar e incluso denominar alguno
de los órganos de esta última en el marco de lo dispuesto por la LE. Dicha
estructura debe mínimamente estar compuesta por un órgano de adminis-
tración, otro de gobierno, a lo que eventualmente se agrega uno de fiscaliza-
ción interna. Ante la falta de previsión funcionarán de conformidad con las
364 SOCIEDADES

normas previstas para la SRL y las disposiciones generales en la LGS


(cfr. art. 49, LE).
1) Órgano de administración y representación. En cuanto a este men-
cionaremos los siguientes aspectos.
a) Denominación. La ley no estableció una denominación especial
para dicho órgano, que podrá designarse gerencia, directorio, o como las par-
tes lo decidan en el instrumento constitutivo.
b) Integración. Estará integrado por una o varias personas humanas
-exclusivamente-, socias o no, designadas en el instrumento constitutivo o
posteriormente. En el caso de un órgano plural, se podrá determinar en
dicho instrumento las funciones de cada administrador o disponer que estas
se ejerzan de forma conjunta o colegiada. Por lo menos uno de sus miem-
bros debe tener domicilio en la República Argentina (arts. 49 y 51).
Su designación y remoción debe ser inscripta ante el Registro Público,
para dotarlas de eficacia frente a terceros (art. 50, LE). Entendemos que,
en el caso de designaciones o remociones no inscriptas, rige lo dispuesto
por el art. 12 de la LGS para los otros tipos sociales, y que los cambios son
eficaces entre los socios desde su aprobación por el órgano competente.
c) Reuniones. La citación junto al temario a desarrollar podrá cursar-
se por medios electrónicos, debiendo asegurarse su recepción. Se admite
también la autoconvocatoria.
Se celebrarán en la sede social o fuera de ella, incluso por medios elec-
trónicos; esto, siempre que permitan a los participantes comunicarse simul-
táneamente entre ellos. El acta debe ser suscripta por el administrador o
representante legal, y se debe guardar constancia de acuerdo al medio em-
pleado para comunicarse.
d) Resoluciones. La cantidad de miembros para sesionar y el modo de
adoptar las decisiones deberán desprenderse del instrumento constitutivo.
En el caso de reuniones autoconvocadas, la LE expresamente establece que
para ser válidas requieren la asistencia de todos los integrantes y que el temario
sea aprobado por la mayoría prevista en el instrumento constitutivo (art. 49).
e) Representación legal. Esta puede recaer en una o varias personas
humanas, socios o no, designadas en el instrumento constitutivo o poste-
riormente por la reunión de socios o el socio único. El representante legal
podrá celebrar y ejecutar todos los actos y contratos comprendidos en el obje-
to social o que se relacionen directa o indirectamente con él (art. 51 infine).
f) Responsabilidad. La LE remite a la LGS en esta materia, incorpo-
rando como novedad la regulación de la atribución de responsabilidad a los
denominados administradores de hecho (art. 52).
g) Supuesto de socio único. El socio único podrá ejercer las atribu-
ciones que la ley les confiere a los órganos sociales, en cuanto sean compati-
bles, incluidas las del representante legal (art. 49).
OTROS TIPOS Y FORMAS SOClETARIAS 365

2) Órgano de gobierno. Sus caractrísticas son las siguientes.


a) Denominación. La LE expresamente nomina el órgano de gobier-
no como reunión de socios (a semejanza de la SRL).
b) Reuniones. Las previsiones en el modo de celebración son idénti-
cas a las desarrolladas para el órgano de administración.
Su convocatoria se debe efectuar por comunicación o citación a los so-
cios dirigida al domicilio expresado en el instrumento constitutivo, salvo que
haya notificado su cambio al órgano de administración. La reunión podrá
ser autoconvocada (art. 49, párr. 3°); se requiere la asistencia de los socios
que representen el 100 % del capital social y que el orden del día sea apro-
bado por unanimidad (igual solución a la que brinda el art. 158, inc. b, Cód.
Civil y Comercial).
c) Resoluciones. El quorum, mayorías y el modo de adoptar decisio-
nes deberá desprenderse del instrumento constitutivo. Ante el si lencio, se
deberá estar a lo dispuesto por el art. 53 de la LE y supletoriamente a las
previsiones para la SRL de los arts. 159, párrs. 1º y último, 160 y 161 de la
LGS (art. 49).
Dichas normas prevén: J) la posibilidad de que las resoluciones puedan
adoptarse a través del mecanismo de consulta simultánea por medio postal
fehaciente y manifestación espontánea (art. 53, párr. 2º, que reitera los térmi-
nos del art. 159, LGS); 2) las mayorías necesarias para la aprobación de las
decisiones de acuerdo a los tópicos a tratarse (art. 160, LGS), y 3) el cómpu-
to de votos y limitaciones para emitirlo (art. 161, LGS).
En el caso de las reuniones autoconvocadas, las decisiones se aprobarán
por las mayorías indicadas en el contrato constitutivo o por el art. 160 de la
LGS, de aplicación supletoria.
Nótese que esta norma también contiene una novedad pues, a diferencia
de lo que ocurre con la asamblea unánime de la SA, regulada en el art. 237
in fine de la LGS -en el que se requiere la totalidad del capital presente y
la unanimidad de votos-, bastará con que los socios estén de acuerdo en el
orden del día para que la reunión de socios autoconvocada pueda tomar de-
cisiones por las mayorías indicadas en el instrumento constitutivo o en el art.
160 de la LGS.; es decir, sin que se requiera unanimidad.
3) Órgano de fiscalización interna. En cuanto a este, vamos a men-
cionar lo siguiente.
El régimen formulativo de la LE establece como optativo para los so-
cios la institución de un órgano de fiscalización interno (art. 53, párr. últi-
mo), lo que deviene lógico si se recuerda que la SAS no puede quedar com-
prendida -para mantenerse como tal- en ninguno de los supuestos del art.
299 de la LGS, a excepción del inc. 2º (art. 39).
Luego de ello se limita a expresar que los socios podrán admitir dicha
fiscalización interna bajo la forma de una sindicatura, consejo de vigilancia u
366 SOCIEDADES

otra denominación, que se regirá por las normas del instrumento constitutivo
y supletoriamente por lo dispuesto para la SRL (art. 158, párrs. 1º y 3º, LGS).
Dicho régimen remite a las disposiciones de la SA (arts. 280 a 298).
En caso de ser omitido, la SAS está obligada a contar en su órgano de
administración con al menos un suplente (art. 50). Asimismo, los socios
podrán ejercerla de forma individual por aplicación de lo dispuesto por el
art. 55 de la LGS.
e) EXTINCIÓN. La LE no introduce mayores referencias en lo que res-
pecto a las causas de disolución de la SAS y su liquidación, remitiendo ex-
presamente al articulado LGS. Las únicas referencias contenidas en este
cuerpo legal son sindicar como causal la decisión del o de los socios, y de-
terminar que quien actuará como liquidador es el administrador o represen-
tante legal o la persona que designe la reunión de socios o el socio único
(arts. 55 y 56).

f) DISPOSICIONES VARIAS. Para finalizar, mencionaremos algunas dis-


posiciones particulares previstas para las SAS.
1) Resolución de conflictos. El legislador también buscó otorgarles a
los socios de la SAS un medio de rápida solución para aquellos conflictos
que pudieran suscitarse entre estos o con los administradores o fiscalizado-
res con motivo del funcionamiento o actividad de la sociedad, de ahí que ins-
te la búsqueda de soluciones amigables y establezca que puede volcarse en el
instrumento constitutivo la apelación a la intervención de árbitros (art. 58).
Nada nuevo aporta. El primero se da naturalmente en el ámbito de
una sociedad y el segundo ya podía pactarse válidamente (art. 1649 y ss.,
Cód. Civil y Comercial) (Melina Sandoval, Sociedad por acciones simpli-
ficada).
En caso de fracasar tal instancia y que se deba recurrir a la sede ju-
dicial, el pleito se sustanciará por procedimiento sumario (art. 17, LGS) y,
en caso de estar previsto en la legislación procesal local , deberá transitar el
procedimiento previo de mediación (v.gr., ley 26.589 en el ámbito de la
Capital Federal).
2) Estados contables. La SAS constituye un sujeto obligado a llevar
contabilidad y confeccionar sus estados contables (art. 320, Cód. Civil y Co-
mercial, y art. 58, LE). Básicamente debe llevar libro de actas, de registro
de acciones, de diario, de inventario y balance y libros de impuesto al valor
agregado -compra y venta-. La novedad del régimen está dada por que es-
tos deberán ser llevados de manera digital.
a) Soporte electrónico. El estatuto de la SAS, sus reformas, los pode-
res y revocaciones que otorguen sus representantes podrán ser otorgados en
protocolo notarial electrónico y, si se hiciese en soporte papel, su primera
copia debe serlo en soporte digital, con firma digital del autorizante (arts. 35
OTROS TIPOS Y FORMAS SOClETARIAS 367

y 59, LE). La celeridad, seguridad y simplificación que dicha herramienta


proporciona hace necesario indicar que hubiese sido positivo que esta op-
ción se incorporase en términos generales y para la constitución de cual-
quier tipo de persona jurídica o contrato asociativo que deba inscribirse en
un Registro Público.
b) Simplificación de trámites. En pos de promover beneficios para
el comienzo de la labor de medianas y pequeñas empresas que asuman la
forma jurídica de la SAS, se insta a las entidades financieras a prever meca-
nismos que posibiliten la rápida apertura de una cuenta bancaria con la sola
presentación de la constancia de la clave única de identificación tributaria
(CUIT) y el instrumento constitutivo inscrito. Asimismo, se dispone que la
SAS tendrá derecho a obtener dicha clave en un plazo de veinticuatro horas
sin necesidad de demostrar constancia de domicilio previamente, contando
con un plazo de doce meses para integrar dicho requisito. Igual plazo se
otorga para que los socios no residentes en la República Argentina obtengan
su clave de identificación (CDI) (art. 60).

§ 156. SOCIEDAD EN COMANDITA POR ACCIONES. - Pertenece al género de


las sociedades comanditas, y presenta como nota específica la expresión del
capital social mediante acciones. Este tipo societario, al igual que la so-
ciedad en comandita simple, se caracteriza por contar con dos categorías de
socios, en el cual los comanditados responden por las obligaciones sociales
como los de la sociedad colectiva, mientras que los comanditarios limitan
su responsabilidad al capital social que suscriben, el cual se encuentra repre-
sentado por acciones. Los socios comanditados responden en forma sub-
sidiaria, ilimitada y solidaria por las deudas sociales y tienen a su cargo la
administración del ente social (art. 315, ley 19.550).
Ambas calidades de socios pueden coexistir en algunos de los socios in-
tegrantes, pero no en todos ellos, pues al confundirse ambas calidades en las
mismas personas se violenta el principio de la tipicidad (Muguillo; CNCom,
Sala B, 5/4/90, "Yaks de Goldadler, Fanny c/Goldadler de Pleszowski,
Delia", AbeledoPerrot, 11/11192), extremo que colocaría a estas sociedades
bajo el sistema de los arts. 21 a 26 de la LGS, es decir, en el marco de las de-
nominadas en este libro "sociedades imperfectas".

a) NOMBRE SOCIAL. La ley admite que las sociedades en comandita por


acciones puedan elegir entre dos especies de designación: denominación o ra-
zón social. La denominación social puede estar formada por cualquier
nombre de fantasía -excluida la razón social-. La ley exige que se integre
la denominación con las palabras "sociedad en comandita por acciones", su
abreviatura o la sigla "SCA''.
La razón social que se integra única y solamente con el nombre de to-
dos, uno o alguno de los socios y el aditamento "y compañía", debe comple-
tarse además con la aclaración del tipo social (Colombres).
368 SOCIEDADES

Es el mismo régimen de garantía que rige, en protección para terceros,


para todos los tipos societarios. La omisión de dicha indicación torna res-
ponsable ilimitada y solidariamente al administrador con la sociedad por los
actos realizados en esas condiciones (art. 317, LGS).
b) CONSTITUCIÓN. Esta sociedad se encuentra regulada por las mis-
mas reglas de la sociedad anónima (art. 316, LGS), sin perjuicio de la es-
pecial aplicación de las normas relativas a las sociedades en comandita sim-
ple, cuando las normas supletorias no contemplen las características propias
de la existencia de dos clases de socios: comanditados y comanditarios
(Muguillo).
Por tal motivo, su constitución debe formalizarse por acto único por
medio de instrumento público, o por suscripción pública, es decir, se aplican
los artículos de la sociedad anónima (art. 165 y ss., LGS; Roitman).
En el acto constitutivo de la sociedad deben figurar todos los requisitos
previstos por el art. 11 de la LGS, los previstos en el art. 166 y los específi-
cos de este tipo social.
c) ADMINISTRACIÓN. El estatuto debe organizar la administración, que
puede ser unipersonal o plural, y debe ser ejercida por tercero o socio co-
manditado.
El administrador es elegido por la asamblea y su duración en el cargo se
encuentra fijada en el estatuto. No se aplica la limitación de un máximo de
tres ejercicios que se impone para el directorio de las sociedades anónimas
(art. 257, LGS).
Puede ser removido de su cargo por decisión de la mayoría absoluta del
capital, en cualquier tiempo sin invocación de causa, salvo pacto en contrario.
En el supuesto de que el estatuto requiera justa causa, conservará su cargo
hasta la sentencia judicial, si negare la existencia de esta, salvo su separación
provisional por vía de la intervención judicial, al promoverse la acción de re-
.,
moc1on.
También se otorga el derecho al socio comanditario a pedir judicial-
mente la remoción con justa causa, pero debe acreditar tener una participa-
ción accionaria no menor al 5 % del capital social. Como consecuencia, si
quien demanda la remoción resultare un socio comanditado, no está obligado
a dicha acreditación.
El socio comanditado removido de la administración puede retirarse de
la sociedad; en ese caso su retiro se ejercerá de conformidad con las pre-
visiones del art. 92 de la LGS (valor de su parte a la fecha del retiro efec-
tuándose un balance especial). Sin perjuicio de ello, también puede optar
por transformarse en socio comanditario, caso en el que debe modificarse el
contrato social. Si no se modificara por falta de acuerdo, necesariamente
deberá disolverse la sociedad (art. 94, inc. 4º, LGS).
Cuando la administración no funcione, deberá ser reorganizada en el
término de tres meses.
OTROS TIPOS Y FORMAS SOClETARIAS 369
El síndico, si lo hubiere, designará para este período un administrador
provisorio para el cumplimiento de los actos ordinarios de administración,
quien actuará con los terceros con aclaración de su calidad. En estas con-
diciones, el administrador provisorio no asume la responsabilidad del socio
comanditado. Dicho administrador provisorio, dentro del plazo apuntado
precedentemente, debe convocar a una asamblea para regularizar la adm i-
nistración. En su defecto, la sociedad entrará en disolución, como conse-
cuencia natural de la pérdida de un elemento tipificante y la imposibilidad de
constituir válidamente el órgano de administración (art. 94, inc. 4º, ley LGS).
En el supuesto de que no hubiera síndico, teniendo en consideración que
se puede prescindir de sindicatura (art. 248 in fine, LGS), deberá preverse
un administrador suplente. Si así no hubiera sido previsto, podrán el socio
comanditado (no administrador) o el socio comanditario asumir la adminis-
tración provisoria, o en su caso, la asamblea designar un administrador pro-
visorio en los términos del art. 320 de la LGS.

d) INCIDENCIA DEL ARTÍCULO 158 DEL CóDIGO CIVIL Y COMERCIAL. Esta


norma establece en sentido concordante con la ley 19.550 que el estatuto
debe contener las normas sobre la administración.
Por otro lado, establece en su art. 161 que si como consecuencia de la
oposición u omisión sistemáticas en el desempeño de las funciones del ad-
ministrador, o de los administradores si los hubiera, la persona jurídica no
puede adoptar decisiones válidas, se debe proceder del siguiente modo: J) el
presidente o alguno de los coadministradores, si los hay, pueden ejecutar los
actos conservatorios; 2) los actos así ejecutados deben ser puestos en cono-
cimiento de la asamblea que se convoque al efecto dentro de los diez días de
comenzada su ejecución, y 3) la asamblea puede conferir facu ltades extraor-
dinarias al presidente o a la minoría, para realizar actos urgentes o necesa-
rios; también puede remover al administrador.

e) ASAMBLEAS. Las asambleas de accionistas son el órgano obligatorio


para las deliberaciones sociales, donde se expresa la voluntad de la sociedad.
Es el órgano obligatorio para las deliberaciones en este tipo societario. Se
integran con los socios de ambas categorías, comanditarios y comandita-
dos. Las partes de interés de los comanditados se considerarán divididas en
fracciones del mismo valor que las acciones a los efectos del quorum y del
voto. Cualquier cantidad menor no se computará a ninguno de esos efectos.
El socio administrador no tiene derecho a voto, pero sí voz, siendo nula
toda cláusula en contrario, en la consideración de los siguientes asuntos: J)
elección y remoción del síndico; 2) aprobación de la gestión de los admi-
nistradores y síndicos o la deliberación sobre su responsabilidad, y 3) en la
consideración de su remoción.
En lo demás se aplica el régimen que fija la ley para la sociedad anónima.
En dicho marco, existen dos tipos de asambleas, la ordinaria y la extraordi-
.
nar1a.
370 SOCIEDADES

La competencia de la asamblea ordinaria está prevista en el art. 234 de


la LGS, que establece lo siguiente: 1) balance general, estado de resultados,
distribución de ganancias, memoria e informe del síndico y toda otra medida
relativa a la gestión de las sociedad que le competa resolver conforme a la
ley y al estatuto o que sometan a su decisión el directorio, el consejo de vi-
gilancia o los síndicos; 2) designación y remoción del socio administrador y
síndicos y fijación de su retribución; 3) responsabilidad del socio administra-
dor y de los síndicos, y 4) aumentos de capital.
Mientras que la competencia de la asamblea extraordinaria se encuentra
prevista en el art. 235 de la LGS: 1) aumento del capital; 2) reducción y rein-
tegro del capital; 3) fusión, transformación y disolución de la sociedad; nom-
bramiento, remoción y retribución de liquidadores; escisión; consideración de
cuentas y de los demás asuntos relacionados con la gestión de estos en la li-
quidación social, que deban ser objeto de resolución aprobatoria de carácter
definitivo; 4) limitación o suspensión del derecho de preferencia en la suscrip-
ción de nuevas acciones; 5) emisión de debentures y conversión en acciones, y
6) emisión de bonos.
I) Asamblea ordinaria. "Quorum". La constitución de la asamblea
ordinaria en la primera convocatoria requiere la presencia de los accionistas
que representen la mayoría del capital social de las acciones con derecho a
voto. En la segunda convocatoria, la asamblea se considerará constituida
cualquiera sea el número de esas acciones presentes.
En ambos casos, las resoluciones serán tomadas por la mayoría absoluta
de los votos presentes que pueden emitirse en la respectiva asamblea, salvo
cuando el estatuto exija determinado quorum (art. 243, LGS).
2) Asamblea extraordinaria. "Quorum". La asamblea extraordina-
ria se reúne en primera convocatoria con la presencia de accionistas que re-
presentan el 60 % de las acciones con derecho a voto, si el estatuto no exige
un número mayor. En la segunda convocatoria, se requiere la concurrencia
de accionistas que represente el 30 % de las acciones con derecho a voto,
salvo que el estatuto fije un quorum mayor o menor.
En ambos casos, las resoluciones serán tomadas por la mayoría absoluta
de los votos presentes que pueden emitirse en la respectiva decisión, salvo
cuando el estatuto exija determinado quorum.
Cuando se tratare de la transformación, prórroga o reconducción, ex-
cepto en las sociedades que hacen oferta pública o cotización de sus accio-
nes; de la disolución anticipada de la sociedad; de la transferencia del domi-
cilio al extranjero; del cambio fu ndamental del objeto y de la rei ntegración
total o parcial del capital, tanto en la primera como en la segunda convoca-
toria, las resoluciones se adoptarán por el voto favorable de la mayoría de las
acciones con derecho a voto sin aplicarse la pluralidad de voto. Esta dis-
posición se aplicará para decidir la fusión y la escisión, salvo respecto de la
OTROS TIPOS Y FORMAS SOClETARIAS 371

sociedad incorporante que se regirá por las normas sobre aumento de capital
(art. 244, LGS).
3) Incidencia del artículo 158 del Código Civil y Comercial. Si bien
el estatuto debe contener normas sobre el gobierno, en ausencia de previsio-
nes especiales rigen las siguientes reglas.
a) Si todos los que deben participar del acto lo consienten, pueden par-
ticipar en una asamblea o reunión del órgano de gobierno, utilizando me-
dios que les permitan a los participantes comunicarse simultáneamente en-
tre ellos. El acta debe ser suscripta por el presidente y otro administrador,
indicándose la modalidad adoptada, debiendo guardarse las constancias, de
acuerdo con el medio utilizado para comunicarse.
b) Los miembros que deban participar en una asamblea, o los integran-
tes del consejo, pueden autoconvocarse para deliberar sin necesidad de cita-
ción previa. Las decisiones que se tomen son válidas, si concurren todos y
el temario a tratar es aprobado por unanimidad.

f) SINDICATURA. Está a cargo de uno o más síndicos designados por


la asamblea de accionistas. Se elegirá igual número de síndicos suplentes.
Cuando la sociedad estuviere comprendida en el art. 299 de la LGS ,
con excepción del inc. 2°, la sindicatura debe ser colegiada en número
.
impar.
Cada acción en todos los casos dará derecho a un solo voto para la elec-
ción y remoción de los síndicos, sin perjuicio de la elección por clase de
.
acciones.
Se entiende que la sindicatura es optativa.

g) CESIÓN DE LA PARTE SOCIAL DE LOS COMANDITADOS. La ley exige la


conformidad de la asamblea extraordinaria para la cesión de la parte social
del socio comanditado. La transferencia de las partes solidarias o coman-
ditadas recrea la autorización propia y previa de las sociedades de personas
(art. 131, LGS, para la sociedad en comandita simple aplicable a este tipo
social).
Sin embargo, esta norma no resulta aplicable si la cesión se efectúa en-
tre socios comanditados, y en el supuesto de fallecimiento del socio coman-
ditado, pues en tal caso, por vía del art. 324, cabe remitirse al art. 140 y si la
sociedad no se regulariza entrará en disolución (Muguillo).

§ 157. CooPERATIVAS. - Las cooperativas fueron definidas por la ley


20.337 que las regula, como "entidades fundadas en el esfuerzo propio y la
ayuda mutua para organizar y prestar servicios" (art. 2º).
Estas entidades se conforman con la asociación de varias personas físi-
cas o jurídicas que se reúnen para lograr, mediante el esfuerzo de cada una
372 SOCIEDADES

de ellas, satisfacer ciertas necesidades que le son comunes a todos sus inte-
grantes, con el aporte que estas realizan a un fondo común, y ajustando su
actividad a ciertos principios que hacen a su esencia y la definen como tal.
a) CONCEPTO. Siguiendo los lineamientos prescriptos en la ley de coo-
perativas (art. 2º), los principios rectores de estas entidades y los caracteres
principales son los que tratamos a continuación.
1) Capital variable y dividido en cuotas. El capital de las cooperati-
vas no tiene un mínimo legal y puede variar sujetándose a lo que fuera ne-
cesario para la consecución del objeto social. Se divide en cuotas sociales,
indivisibles y de igual valor, siendo representado en acciones o certificados
(inc. 1º). Las cuotas sociales únicamente pueden transferirse entre los aso-
ciados, con acuerdo del Consejo de Administración y según lo que se hubie-
ra previsto en el estatuto.
2) Libre adhesión. La entidad se encuentra abierta a cualquier perso-
na que, compartiendo los intereses de la cooperativa y cumpliendo los requi-
sitos fijados en el estatuto (p.ej., puede requerirse cierta profesión u oficio)
quiera ingresar, y no se pueden oponer cuestiones de raza, religión o postura
política para impedir su incorporación. Como mínimo deben ser constitui-
das por diez asociados en las cooperativas de primer grado, salvo ciertas ex-
cepciones admitidas por la autoridad de aplicación, y por siete asociados en
las de grado superior (incs. 2º, 5º y 7º). Los asociados pueden ser tanto
personas físicas mayores de dieciocho años, menores de edad por medio de
sus representantes, como personas jurídicas siempre que reúnan las condicio-
nes establecidas en el estatuto (art. 17). Las cooperativas de primer grado
son aquellas conformadas por personas físicas o jurídicas, y las de segundo
o ulterior grado están constituidas por dos o más cooperativas de la misma o
distinta clase.
3) Gestión democrática. Cada socio cuenta con un único voto en el
órgano de gobierno, sin importar la cantidad de acciones que posea, dado
que lo que prevalece en este tipo de entidades es la igualdad entre sus aso-
ciados (inc. 3º).
4) Responsabilidad. Se limita al monto de las cuotas sociales sus-
criptas (inc. 11). Es decir que la ley argentina solo reconoce las cooperati-
vas de responsabilidad limitada.
5) Distribución de excedentes. Los excedentes son aquellos sobran-
tes provenientes de los servicios efectivamente prestados dados por la dife-
rencia entre el costo y el precio del servicio prestado a sus integrantes. Es-
tos excedentes pueden repartirse entre los asociados en concepto de retorno.
Debemos tener en cuenta que la cooperativa no tiene un fin de lucro, a di-
ferencia de las sociedades comerciales, y lo que se reparte no son ganan-
cias o utilidades que produce la entidad sino sobrantes. Son repartidos en
OTROS TIPOS Y FORMAS SOClETARIAS 373

proporción al uso de los serv icios sociales, luego de haber destinado ciertos
porcentajes a la reserva legal y otros fondos que prescribe la ley y previa
aprobación de la asamblea (incs. 4º, 6º, 12 y art. 42).
La prestación de los servicios está destinada, en principio, a los asocia-
dos y solo en forma excepcional a terceros ajenos. Para el caso de existir
sobrantes por la prestación de servicios a estos, no podrán distribuirse entre
los asociados sino que deberán ser destinados a una cuenta especial de reser-
va (art. 42 infine).
Los fondos acumulados en las reservas sociales que la ley prevé como
obligatorias para el funcionamiento de las cooperativas son irrepartibles, y
en el caso de haber sobrantes al momento de la liquidación, una vez devuelto
al socio su aporte, tiene un destino desinteresado (inc. 12).
6) Interés limitado al capital. Se puede reconocer un interés a las
cuotas sociales, siempre que el estatuto lo prevea, no pudiendo exceder en
más de un punto al que cobra el Banco de la Nación Argentina en sus opera-
ciones de descuento (inc. 4º).
7) Educación cooperativa. Un 5 % de los excedentes se destina a un
fondo especial para el fomento de la educación y capacitación cooperativa
(inc. 8º y art. 42, inc. 3º).
8) Integración cooperativa. Podrán asociarse con personas de otro
carácter jurídico, incluso se permite la integración de una sociedad comer-
cial por parte de una cooperativa. La libertad de asociación se encuentra
subordinada a la conveniencia de la realización del objeto social y siem-
pre que no desvirtúe la causa-fin de la entidad (i nc. 9° y art. 5°; Rouillon).
Lo que no podrán hacer las cooperativas es transformarse en una sociedad
comercial o asociación civil (art. 6°).
9) Denominación social. Debe incluir los términos "cooperativa" y
"limitada" o sus abreviaturas, cuidando de no inducir a un campo de ope-
raciones distinto del previsto por el estatuto o la existencia de un propósito
signado por ideas religiosas políticas, raza o nacionalidad (art. 3º).

b) N ATURALEZA JURÍDICA. ORIGEN y EVOLUCIÓN. El primer interro-


gante consiste en determinar frente a qué tipo de entidad nos encontramos.
La doctrina se encuentra dividida. Un sector sostiene que se trata de "so-
ciedades" (controvirtiendo asimismo si son civiles o comerciales), utilizando
como argumento principal la aplicación supletoria de la ley 19.550 dispuesta
en la antigua regulación legal de las cooperativas que las denominaba in-
cluso "sociedades cooperativas" (art. 11, ley 11.388), así como en la remi-
sión que la nueva ley de cooperativas efectúa al ordenamiento societario (art.
118, ley 20.337), y amparándose bajo una concepción amplia del art. 1º de la
ley 19.550. En esta línea se encuentran destacados autores como Halperin,
Escuti y Richard.
374 SOCIEDADES

Otros consideran que las cooperativas son agrupaciones que no pueden


encasillarse en la calificación de sociedades comerciales ni asociaciones ci-
viles. Se basan en la redacción de la nueva legislación que no solo no for-
ma parte del Código Civil y Comercial como la antigua normativa, sino que
dejó de denominarlas "sociedades cooperativas" para referirse a estas enti-
dades simplemente como "cooperativas". Por otra parte, sostienen que la
remisión a la normativa societaria se encuentra circunscripta a determinadas
disposiciones y se aplicará siempre y cuando no se opongan a los precep-
tos de la ley de cooperativas y a su propia naturaleza. Este pensamiento es
sostenido por D ante Cracogna, quien afirma que la disposición del art. 6° de
la ley de cooperativas que prohíbe la transformación de estas en sociedades
comerciales o asociaciones civiles evidencia que son entes de otra naturaleza
jur ídica.
Ni la nueva legislación ni su exposición de motivos aclararon el panora-
ma, sino que evitaron definirse en uno u otro sentido, limitándose a enunciar
los caracteres de las cooperativas, y dejaron lugar a diversas opiniones doc-
trinales y jurisprudenciales.
Resulta importante destacar, siguiendo a Dante Cracogna -a quien se le
deben los estudios más profundizados sobre este tema-, que estas entidades
son verdaderamente empresas, y que el hecho de no perseguir concretamente
un fin de lucro no les arrebata tal carácter, así como tampoco por encon-
trarse constituidas sobre los pilares de la ayuda mutua y la solidaridad . En
efecto, estas entidades contribuyen de manera notable al desarrollo de los
países, y resultan ser un importante factor de la economía, existiendo en la
actualidad conciencia a nivel mundial acerca de su influencia en aspectos
que hacen al desarrollo económico y social de aquellos que las integran y
de la comunidad toda. Tuvieron su origen a mediados del siglo XIX, como
respuesta frente a las necesidades de carácter económ ico de las sociedades
de aquella época. La Sociedad Equitativa de los Pioneros de Rochdale
(Rochdale Equitable Pioneers Society) fue fundada en 1844 en Inglaterra
como una cooperativa de consumo, y se destacó por ser la primera en distri-
buir entre sus socios los excedentes de su actividad, sentando los principios
característicos de estas asociaciones que luego serían las bases del coopera-
tivismo moderno. Luego fueron apareciendo en países como Alemania y
Francia, y adquirieron prontamente un gran protagonismo en todo el territo-
.
r10 europeo.
En Argentina las cooperativas fueron incorporadas al Código de Co-
mercio en el año 1889, pasaron luego a ser reguladas, en el año 1926, por la
ley 11 .388 y más tarde, con la sanción de la ley 20.377, en el año 1972, que
derogó las que fueran su antecedente, rigiendo hasta la actual idad como un
microsistema que tiene al nuevo Código Civil y Comercial como una legisla-
ción supletoria.
e) ACTO COOPERATIVO. Los actos cooperativos fueron definidos por la
ley 20.377 en su art. 4º como "los realizados entre las cooperativas y sus
OTROS TIPOS Y FORMAS SOClETARIAS 375

asociados y por aquellas entre sí en el cumplimiento de su objeto social y la


consecución de los fines institucionales".
Se trata de actos jurídicos que tienen como fin inmediato establecer re-
laciones jurídicas cooperativas, es decir, aquellas fundadas en determinados
valores como la solidaridad y la cooperación (Rouillon).
La doctrina y jurisprudencia, con anterioridad a la sanción de la ley
20.337, ya delineaba los rasgos característicos de este tipo de actos como
distintos de otros actos jurídicos (civiles y comerciales). Fue recién con la
sanción de aquella ley que obtuvo reconocimiento jurídico expreso, pues su
sumisión en otras categorías no respetaba lo que en esencia entendemos por
actividad de una cooperativa y los principios de los que se nutre el acto coo-
perativo, que será un acto no lucrativo, solidario y tendiente a la consecución
de los fines propuestos.
Como principal efecto se determinará la ley y jurisdicción aplicables,
prevaleciendo las normas que rigen la relación cooperativa por encima de la
legislación común.
Esta clasificación de actos cooperativos tiene interés fiscal y es una re-
acción frente a la doctrina tradicional sobre el acto de comercio, fundada en
el lucro y no en la intermediación especulativa u organizada (Escuti).
d) CONSTITUCIÓN. Las cooperativas se constituyen por acto único, es
decir que se decide su formación y se suscribe el capital a la vez, y por ins-
trumento público o privado, debiendo labrase un acta que suscribirán todos
los fundadores. En el acta deberá constar la decisión asamblearia sobre un
informe de los iniciadores, en el que se expondrán los fines de la coopera-
tiva, redactarán un proyecto del estatuto, la suscripción e integración de las
cuotas sociales, la designación de consejeros y síndico y los datos de los fun-
dadores (art. 7º, ley 20.337).
El estatuto contendrá los aspectos fundamentales por los que se regirá
la entidad: denominación social, domicilio, objeto social, valor de las cuotas
sociales, organización de la administración y fiscalización, régimen de las
asambleas, reglas para la distribución de los excedentes y pérdidas, condi-
ciones de ingreso, retiro y exclusión de asociados, así como sus derecho y
obligaciones, y las cláusulas relativas a la disolución y liquidación de la coo-
perativa (art. 8º).

e) ÓRGANOS DE LA COOPERATIVA. Son los siguientes.


1) Consejo de administración. Este órgano se encarga de la adminis-
tración de la entidad y la dirección de la actividad social, debiendo actuar
dentro del marco determinado en el estatuto y en miras de la consecución
del objeto social. Está integrado por no menos de tres asociados, cuya
elección la efectúa la asamblea según los parámetros fijados en el estatu-
to (quorum, mayorías, cantidad de miembros). Los consejeros duran en
el cargo como máximo tres ejercicios y son reelegibles si así hubiera sido
376 SOCIEDADES

previsto estatutariamente. Podrán ser remunerados previa decisión asam-


blearia.
La ley prevé que podrá elegirse entre los consejeros un comité ejecutivo
para llevar a cabo la gestión ordinaria de la cooperativa, así como la designa-
ción de gerentes en quienes se delegan funciones ejecutivas.
La representación de la cooperativa recae en el presidente del Consejo
de Administración, quien cumple una función indelegable, salvo que el es-
tatuto autorice la actuación de otros consejeros. Los actos ejecutados por
este obligan a la cooperativa siempre que no sean notoriamente extraños al
objeto social. La norma del art. 73 recepta la doctrina del ultra vires, por
la cual la cooperativa queda obligada por todos los actos celebrados por sus
representantes que no sean notoriamente extraños al objeto social, que limita
la esfera de actuación de los administradores (Rouillon).
La responsabilidad de los consejeros no se halla expresamente estable-
cida en la ley 20.337, por lo que en virtud de la remisión a la ley de socieda-
des dispuesta en el art. 118, habrá de estarse a los preceptos allí establecidos.
Lo único que prevé es la eximición de responsabilidad del consejero que pro-
bare no haber participado o haber votado en contra de la resolución que se
.
impugna.
Podrán hacer uso de los servicios en las mismas condiciones que el res-
to de los asociados, debiendo abstenerse de realizar operaciones en las que
tuviere un interés que sea contrario al de la cooperativa o actividades en
competencia con esta.
2) Asamblea. La asamblea es el órgano de gobierno de la cooperati-
va, constituido por la reunión de los asociados mediante la cual la coopera-
tiva expresa su voluntad social sobre aquellos temas que son sometidos a su
consideración.
Pueden ser asambleas ordinarias o extraordinarias. Las primeras tie-
nen lugar una sola vez por ejercicio, realizándose dentro de los cuatro meses
siguientes a su cierre, para tratar temas como la aprobación de los estados
contables, la designación de consejeros y del síndico. Tiene competencia
para decidir sobre cualquier tema, siendo nulas las decisiones sobre materias
que no se encuentren previstas en el orden del día.
Las asambleas extraordinarias pueden ser convocadas tanto por el órga-
no de administración, de fiscalización e incluso por el 10 % de los asociados
o porcentaje menor establecido en el estatuto, y son aquellas que se realizan
en un momento distinto de las ordinarias, siendo este el único elemento que
las diferencia.
La ley prevé, para el caso de las cooperativas cuyo número de asociados
exceda los cinco mil o cuando existan asociados cuyos domicilios fueran en
lugares distantes del de la asamblea, la realización de las llamadas asam-
bleas de delegados. Estas asambleas se conforman con la reunión de los
delegados que representan a los asociados de un distrito. Los delegados son
OTROS TIPOS Y FORMAS SOClETARIAS 377

electos en las asambleas de distrito cuya única competencia radica en la elec-


ción de ellos.
3) Incidencia del artículo 158 del Código Civil y Comercial. La nor-
ma regula el funcionamiento de las personas jurídicas en general, previendo
en el art. 158 que el estatuto deberá contener las normas relativas a su go-
bierno, administración y fiscalización.
Sin perjuicio de ello, frente a la ausencia de tales previsiones establece
ciertas reglas supletorias que autorizan la realización de una asamblea utili-
zando medios que les permitan a los participantes comunicarse simultánea-
mente entre ellos, siempre que ello sea consentido por todos los que deben
participar del acto y dejando debida constancia en el acta de la modalidad
adoptada. Permite también que los miembros que deban participar en una
asamblea, o los integrantes del consejo, puedan autoconvocarse para delibe-
rar, sin necesidad de citación previa, disponiendo que las decisiones que se
tomen serán válidas, siempre que concurran todos y el temario a tratar sea
aprobado por unanimidad.
4) Fiscalización privada. La sindicatura es el órgano de control en las
cooperativas y está compuesta por uno o más asociados, de quienes no se re-
quiere calidad profesional. El estatuto puede prever que esté compuesto por
un solo síndico (sindicatura), o más de un síndico pero siempre en número
impar (comisión fiscalizadora). No podrán ocupar el cargo por más de tres
ejercicios, con la posibilidad de ser reelectos si así lo autorizara el estatuto.
La ley prevé que se encargue de la fiscalización de la administración
de un modo asimilable a lo previsto por el art. 294 de la LGS para la sindi-
catura de las sociedades. Para ello cuenta con atribuciones para revisar los
libros y demás documentación que lleve la entidad, convocar a asamblea or-
dinaria cuando el órgano de administración omitiese hacerlo y a extraordina-
ria previo requerimiento al Consejo de Administración, asistir con voz a las
reuniones del órgano de administración y, en general, cuidar que se cumpla
con la ley, estatuto, reglamento y decisiones asamblearias.
El síndico es responsable por el incumplimiento de las obligaciones a su
cargo y por eso debe documentar las observaciones que encuentre en la acti-
vidad de la cooperativa y una vez que agota la vía interna deberá informar a
la autoridad de aplicación.
5) Fiscalización externa. Las cooperativas cuentan además con una
auditoría externa (ejercida por un contador público), contratada por el órgano
de administración para fiscalizar su actuación desde su constitución y hasta
su liquidación.
Podrá ser ejercida por el mismo síndico, siempre que contare con título
habilitante, o por una cooperativa de grado superior, y cuando su condición
económica lo justifique podrá solicitar al órgano competente que le preste
dicho servicio que será gratuito.
378 SOCIEDADES

6) Fiscalización pública. Existe además de la fiscalización interna y


externa un control público de las cooperativas para que estas ajusten su ac-
tividad a lo establecido en la normativa que las regula, cuidando que no se
utilice esta forma jurídica con fines distintos para los que fue pensada. Es
ejercido por la autoridad de aplicación que en la actualidad está a cargo del
Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES), organis-
mo dependiente del Ministerio de Desarrollo Social, ejerciendo las funciones
que le competen al Estado en materia de promoción, desarrollo y control de
la acción cooperativa y mutual.
f) UN DATO HISTÓRICO EN LA VIDA DE LAS COOPERATIVAS EN NUESTRO PAÍS.
Existen distintos tipos de cooperativas: de trabajo, de provisión, de servicios
públicos, de vivienda, de consumo, de crédito, de seguros, entre otras. Se-
guidamente y a modo de ejemplo, haremos una breve síntesis de una de las
primeras y más relevantes cooperativas de la Argentina.
El Hogar Obrero Cooperativa de Consumo, Edificación y Crédito Ltda.
nació en el año 1905 a iniciativa de Juan B. Justo y Nicolás Repetto, con
el fin de paliar una situación de crisis en el ámbito de las viviendas, por lo
que, mediante la captación del ahorro popular, se construían viviendas eco-
nómicas (en la década de 1950 llegó a construir miles de viviendas para sus
asociados, que hoy pueden verse aún en la periferia de Buenos Aires y en la
propia ciudad de Buenos Aires) y se adjudicaban préstamos de dinero a sus
asociados. Con el transcurso del tiempo comenzó a desarrollar la sección
de consumo, mediante la instalación de un taller de panificación. Luego,
se logró abrir el primer almacén cuyas ventas empezaron a mejorar en forma
paulatina. A fines de los años sesenta y principios de los setenta, en vistas
de las exigencias imperantes en la época, esta cooperativa se lanzó en una
nueva operación pero ya de mayor escala: los "supermercados", denominán-
dolos "Supercoop" y más adelante, tras la gran expansión de estos, ingre-
só en el rubro de la distribución comercial de los shopping center. Llegó a
contar con casi trescientas bocas de expendio y una integración económica
denominada "vertical" por Juan B. Justo, que consistía en tener proveedores
en los rubros principales y estratégicos que eran de su propiedad (v.gr., frigo-
ríficos, fábricas de pastas).
Como consecuencia del contexto hiperinflacionario de finales de la dé-
cada del ochenta y por haberse involucrado en políticas de precios impulsa-
das por el gobierno de turno, comenzó su debacle, presentándose finalmente
en concurso de acreedores en el año 1991, proceso que tuvo altibajos durante
su larga trayectoria, procediéndose incluso a su intervención judicial. En
2005 y ya nuevamente en manos de sus asociados comenzó el cumplimiento
del acuerdo logrado con sus acreedores.
Pudo entonces retomar sus plenas actividades (obviamente muy redu-
cidas después de tan enorme crisis), y en 2009 inició la construcción del
condominio Paso del Rey, un complejo de viviendas económicas y con posi-
bilidades de financiación.
OTROS TIPOS Y FORMAS SOClETARIAS 379

El Hogar Obrero construye y financia viviendas para sus asociados,


lanzando nuevos proyectos con los mismos propósitos que al comienzo, hace
más de un siglo.

§ 158. EL ESTADO EN LAS SOCIEDADES. - Cuando el Estado participa en


actividades industriales o mercantiles a través de la integración de socieda-
des comerciales, lo hace actuando como persona jurídica de derecho priva-
do, equiparándose a cualquier particular, con o sin la participación de capital
privado.
Dicha intervención la realiza mediante diversas figuras: a) empresas del
Estado; b) sociedades de economía mixta; c) sociedades anónimas con parti-
cipación estatal mayoritaria, y d) sociedades del Estado.
Sus actos tienen un doble marco regulatorio. Por un lado, se rigen por
normas de derecho privado (p.ej., la LGS) pero además se regulan por el de-
recho administrativo. Un ejemplo de esto es la aplicación de las disposicio-
nes relativas a la contabilidad pública en vez de las normas previstas en el
Código Civil y Comercial.
El art. 149 del Cód. Civil y Comercial establece que "la participación del
Estado en personas jurídicas privadas no modifica el carácter de estas. Sin
embargo, la ley o el estatuto pueden prever derechos y obligaciones diferen-
ciados, considerando el interés público comprometido en dicha participación".
La sociedad en la que participe el Estado seguirá siendo una persona jurídica
privada, pero en el estatuto o en la ley de creación se podrán establecer de-
rechos y obligaciones para el socio Estado que difieran de los que se determi-
nen para los socios privados, ello se funda principalmente en el interés público
que persigue el Estado, aun cuando forma parte de personas jurídicas privadas.
a) EMPRESAS DEL ESTADO. En 1943 se dictó la ley 13.653 -modificada
por las leyes 14.380 y 15.023- que dio marco regulatorio a estas empresas,
mediante las cuales se facultó al Estado, por razones de interés público, a
"desarrollar actividades de carácter industrial o comercial o de explotación
de servicios públicos de igual naturaleza".
Son creadas por ley y su patrimonio es totalmente estatal, pero se rigen
por un régimen jurídico mixto: por el derecho privado en todo lo que se re-
fiere a su actividad específica, explotación comercial y relaciones con terce-
ros y clientes; y por el derecho público en lo relativo a sus relaciones con la
Administración pública y con el servicio público a su cargo.
El Código Civil y Comercial aclaró cuáles son las normas aplicables en
este tipo de sociedades, en lo que se refiere a su organización. El art. 147
establece que "las personas jurídicas públicas se rigen en cuanto a su re-
conocimiento, comienzo, capacidad, funcionamiento, organización y fin de
su existencia, por las leyes y ordenamientos de su constitución". Sin em-
bargo, como ya fue señalado, en lo que hace a sus relaciones con terceros y
clientes, continuarán bajo la órbita del derecho privado.
380 SOCIEDADES

Funcionan bajo la dependencia del Poder Ejecutivo nacional, y son su-


pervisadas por el ministerio o secretaría de Estado correspondiente. El Po-
der Ejecutivo debe aprobar su plan de acción y presupuesto y son fiscaliza-
das por la Sindicatura General de la Nación.
Sus autoridades son considerados funcionarios públicos, mientras que el
personal se encuentra sujeto al derecho laboral.
No se rigen por la ley mercantil en cuanto a su contabilidad y tampoco
pueden ser declaradas en quiebra. Su disolución corresponde al órgano que
la creó, quien deberá ordenar su liquidación y determinar el destino de los
bienes de la empresa.
En la década del 40 se produjo la nacionalización de los servicios pú-
blicos. Luego, hacia fines de 1989, con la Reforma del Estado, se dio inicio
al proceso de privatizaciones. Contábamos antes de eso con empresas del
Estado como Gas del Estado, Obras Sanitarias de la Nación, Fabricaciones
Militares, Ferrocarriles Argentinos, Entel, entre otras.

b) SOCIEDADES DE ECONOMÍA MIXTA. Las sociedades de economía


mixta se encuentran reguladas en el decr. ley 15.349/46, ratificado por ley
12.962.
Sostiene Escuti que "la finalidad que motivó la creación de este tipo so-
cietario fue la posibilidad de combinar y aunar esfuerzos entre los capitales
privados por un lado, y el Estado por el otro, de modo tal que, al aglutinar a
estos dos componentes, se diera origen a un tipo societario dinámico movido
por la iniciativa y empuje de los sujetos privados, en miras a obtener ganan-
cias económicas y que, a su vez, pudiera gozar de los privilegios especiales,
prerrogativas y beneficios propios del Estado en sus diversas expresiones".
Sin embargo dicho objetivo no fue logrado, pues la demora de los orga-
nismos administrativos en ejecutar las decisiones del ente provocó un desa-
liento entre los particulares en integrar este tipo de sociedades.
El art. 1º del decreto referido las define como aquellas "que forma el
Estado nacional, los Estados provinciales, las municipalidades o las entida-
des administrativas autárquicas dentro de sus facultades legales, por una par-
te, y los capitales privados por la otra, para la explotación de empresas que
tengan por finalidad la satisfacción de necesidades de orden colectivo o la
implantación, el fomento o el desarrollo de actividades económicas".
Establece también que pueden ser personas de derecho público o priva-
do, según la finalidad que persiga.
De la lectura del art. 8º se infiere que se requiere de una ley formal
para su constitución, promulgada por el órgano legislativo.
El aporte de la Administración pública podrá consistir en cualquier cla-
se de aportación, y en especial, la concesión de privilegios de exclusividad o
monopolio, exención de impuestos, protección fiscal, compensación de ries-
gos, garantías de interés al capital invertido por los particulares; primas y
OTROS TIPOS Y FORMAS SOClETARIAS 381

subvenciones, aporte tecnológico; anticipos financieros; aportes de carácter


patrimonial, en dinero, en títulos públicos o en especie, concesión de bienes
en usufructo. Su responsabilidad se limita al cumplimiento real y efectivo
de dicho aporte.
La posibilidad de que el Estado pueda efectuar cualquier clase de aporte
contradice lo dispuesto por la LGS, que establece que ellos deben ser de bie-
nes susceptibles de ejecución forzada (Richard - Muiño). Por otra parte, los
restantes socios deberán efectuar sus aportes de acuerdo con lo establecido
por la LGS.
Son sociedades con fiscalización estatal permanente según lo dispuesto
por el inc. 3° del art. 299 de la LGS.
En estas sociedades se admite una presencia minoritaria del Estado,
asegurándole ciertos privilegios políticos como la elección del presidente de
la sociedad -y en consecuencia su representación-, el síndico y por lo menos
un tercio de los directores (art. 7º).
Otro privilegio del Estado es la posibilidad de vetar las decisiones del
directorio o de la asamblea de accionistas cuando ellas fueren contrarias
a la ley o a la ley de su creación o a los estatutos de la sociedad, o pue-
dan comprometer las conveniencias del Estado vinculadas a la sociedad
(art. 8º), siendo dicho veto apelable ante la justicia, salvo en el último su-
puesto.
Esto le permite al Estado imponer su voluntad negativa a la mayoría,
lo que desalienta la participación de capitales privados. Se la utilizó prin-
cipalmente cuando los aportes de los particulares eran obligatorios o nego-
ciados como parte de un plan de promoción económica, como sucedió con
SOMISA (Gebhardt - Gerscovich).
Disponía el decr. ley 15.349/46 que estas sociedades no podían ser de-
claradas en quiebra. Sin embargo, la ley 24.522 (de concursos y quiebras
-LCQ-) modificó esta cuestión pues en su art. 2º estableció expresamente
la concursalidad de este tipo de sociedades además de las sociedades anó-
nimas con participación estatal mayoritaria como seguidamente veremos.
En cuanto a su disolución, se aplicará la LGS, pero en caso de explotar
servicios públicos podrá ser transformada en entidad autárquica y continuar
con su explotación (arts. 11 y 12).

c) SOCIEDADES ANÓNIMAS CON PARTICIPACIÓN ESTATAL MAYORITARIA. La


LGS regula este tipo social específicamente en los arts. 308 a 314, aplicán-
dose además las normas relativas a las sociedades anónimas en todos los de-
más aspectos.
El art. 308 las define como aquellas sociedades anónimas en las que
el Estado -ya sea nacional, provincial o municipal-, un organismo estatal
legalmente autorizado u otra sociedad de este tipo, sea propietario, en forma
individual o conjunta, de acciones que representen como mínimo el 51 % del
382 SOCIEDADES

capital social y que sean suficientes para prevalecer en las asambleas ordina-
rias y extraordinarias.
Estos requisitos se establecen para que sea el Estado quien tenga el con-
trol financiero sobre la empresa. Por ello el estatuto deberá establecer los
mecanismos para impedir que nuevas em isiones accionarias modifiquen la
mayoría establecida.
Si durante la vigencia de la sociedad, alguna de estas dos condiciones
dejara de existir, no se aplicará más el régimen especial pues se convertirá
en una simple sociedad anónima.
Forman parte de estas sociedades tanto las que así se constituyan como
aquellas sociedades anónimas en las que, con posterioridad a su constitu-
ción, el Estado pase a tener mayoría del capital social (art. 309, LGS). En
este último caso, será necesaria la celebración de una asamblea convocada al
efecto y que no medie oposición de ninguno de los accionistas. Si bien no
está establecido por la ley, se entiende que el socio disidente puede optar por
retirarse.
Se establece además la vigencia de lo dispuesto por el art. 310 de la LGS
en cuanto a las incompatibilidades para ser director o gerente, con excepción
del inc. 4º que hace referencia a los funcionarios de la Administración pú-
blica, cuyo desempeño se relacione con el objeto de la sociedad. En con-
secuencia, solo en estas sociedades los funcionarios públicos podrán ejercer
cargos societarios, pero únicamente en representación del Estado.
Al igual que las sociedades de economía mixta, se encuentran sujetas a
la fiscalización estatal permanente, según lo dispone el art. 299, inc. 4º, de la
LGS, por lo que es de aplicación también el art. 255 que dispone que el di-
rectorio debe ser integrado con tres miembros, y el art. 284 en cuanto prevé
la sindicatura impar.
La ley contempla la posibilidad de que el estatuto prevea la designación
por la minoría de uno o más directores o de uno o más síndicos, que no po-
drán ser funcionarios de la Administración pública. Pero cuando el capital
privado alcance el 20 % del capital social, la ley establece que esa minoría
tendrá representación proporcional en el directorio y podrán elegir al menos
uno de los síndicos.
Se indica que no será apl icable a estas sociedades lo relativo a la remu-
neración del directorio y del consejo de vigilancia (art. 261, LGS) y la posi-
bilidad de elección del directorio por voto acumulativo (art. 263).
Anteriormente se establecía que estas sociedades no podían ser decla-
radas en quiebra. Sin embargo, los arts. 313 y 314 de la LGS fueron dero-
gados por la ley 24.522. Cabe reiterar que el art. 2° de la LCQ estableció
expresamente la concursalidad de este tipo de sociedades, junto con las so-
ciedades de economía mixta.
Sostiene Gebhardt que es inaceptable que los acreedores de estos entes
tengan una mayor desprotección que los de personas privadas o un mayor
OTROS TIPOS Y FORM AS SOClETARIAS 383

beneficio, en cuanto el Estado podría hacerse cargo de los pasivos con-


traídos, como sucedió con las leyes de emergencia del Estado dictadas
en 1995.
Al ser socio en estas sociedades el Estado actúa fuera del ámbito pú-
blico, formando parte de ellas junto con capitales privados. No ocurre lo
mismo en las sociedades del Estado, pues como se verá seguidamente, allí el
Estado es el único partícipe ya que no pueden ser integradas con particula-
res, por lo que se concluye que no son sujetos concursables.
Este tipo de sociedades no ha tenido gran aplicación. Un ejemplo de
ellas fue "Hidronor", sociedad constituida para construir la represa hidroeléc-
trica de "El Chocón".
d) SOCIEDADES DEL ESTADO. La ley 20.705 dispone que "son socieda-
des del Estado aquellas que, con exclusión de toda participación de capitales
privados, constituyan el Estado nacional , los Estados provinciales, los muni-
cipios, los organismos estatales legalmente autorizados al efecto o las socie-
dades que se constituyan en orden a lo establecido por la presente ley, para
desarrollar actividades de carácter industrial y comercial o explotar servicios
públicos".
Con la creación de estas sociedades se buscó agilizar la gestión empre-
saria, removiendo trabas burocráticas que, se consideraba, habían limitado la
actuación de las empresas del Estado (Gebhardt - Gerscovich).
Algunos autores consideran que se requiere de la promulgación de una
ley que disponga su constitución.
Expresamente se señala que podrán ser sociedades unipersonales y que
se regirán por las normas de las sociedades anónimas para su constitución y
funcionamiento, no siendo aplicables las leyes de administración financiera,
obras públicas y procedimiento administrativo.
Podrán integrar estas sociedades dos o más organismos estatales hasta
de distinta jurisdicción, teniendo como ejemplo de eso el caso del CEAM-
SE, cuyos socios son la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y la provincia de
Buenos Aires.
La ley prevé que no será aplicable el art. 31 de la LGS, el cual limita
la posibilidad de que una sociedad pueda tomar o mantener participación en
otra u otras sociedades por un monto superior a sus reservas libres y a la mi-
tad de su capital y de las reservas legales (Farina).
Su capital, que estará representado por certificados nominativos nego-
ciables entre los sujetos nombrados en el art. 1°, deberá integrarse solo con
fondos públicos, pues se excluye toda participación de capitales privados y
por ese mismo motivo es que no podrán transformarse en sociedades anóni-
mas con participación estatal mayoritaria.
Sin embargo, sí puede suceder el caso inverso. El art. 9º de la ley pre-
vé la posibilidad de que tanto las sociedades anónimas con participación es-
384 SOCIEDADES

tatal mayoritaria, las sociedades de economía mixta, como las empresas del
Estado puedan transformarse en sociedades del Estado.
Otra característica que establece la ley es que no podrán ser declaradas
en quiebra, y que su liquidación deberá ser realizada por el Poder Ejecutivo
nacional con autorización legislativa.
La responsabilidad del Estado se limita al aporte realizado. Su admi-
nistración estará a cargo de un directorio pluripersonal, que se regirá por los
arts. 58 y 59 de la LGS, en cuanto a su responsabilidad.
Si bien no tuvo gran aplicación en la práctica, debe señalarse que la ley
20.705 autorizó al Poder Ejecutivo nacional a transformar las empresas del
Estado en sociedades del Estado, lo que sucedió con YPF, Gas del Estado
y Ente!.
Corresponde hacer una necesaria referencia respecto de Compañía de
Valores Sudamericana SA. En agosto de 2012, mediante ley 26.761, se la
declaró de utilidad pública y sujeta a expropiación, disponiendo que la tota-
lidad de los bienes de dicha empresa pasaran a integrar el patrimonio de la
Sociedad del Estado Casa de Moneda, transfiriendo también a esta última el
personal de dicha sociedad.
e) EL ESTADO COMO ACCIONISTA MINORITARIO DE UNA SOCIEDAD. A tra-
vés de la derogación del régimen de las Administradoras de Fondos de Ju-
bilaciones y Pensiones (AFJP) mediante la ley 26.425, las acciones y tí-
tulos que ellas tenían en diversas empresas fueron transferidas al Fondo
de Garantía de Sustentabilidad del Régimen Previsional Público de Re-
parto, adm ini strado por la Administración Nacional de Seguridad Social
(Anses).
De esta manera, el Estado, por medio de la Anses, pasó a ser accionista
minoritario en gran cantidad de empresas privadas que hacen oferta pú-
blica de sus acciones, ejerciendo como consecuencia de ello los derechos
políticos, sociales y económicos correspondientes. Ejemplo de ellas son:
Banco Francés, Banco Hipotecario, Aluar, Quickfood, Molinos Río de la
Plata, Metrovías, Siderar, Grupo Clarín, Telecom, IRSA, Alto Palermo, Te-
lefónica, Transportadora de Gas del Norte (TGN), Ledesma, entre muchas
otras.
Sin embargo, las sociedades que integran, con una porción minoritaria,
siguen rigiéndose por la ley general de sociedades y se excluye la aplicación
de leyes administrativas o el régimen de administración financiera y siste-
mas de control públicos.
En julio de 2012 el Poder Ejecutivo dictó el decr. 1278/12 que creó un
reglamento especial para los representantes y directores designados, por el
Estado en las sociedades en las que es parte. Dicha norma otorgó la ad-
ministración de los activos a la Secretaría de Política Económica y Planifi-
cación del Desarrollo, del Ministerio de Economía y Finanzas Públicas (en
adelante "la Secretaría").
OTROS TIPOS Y FORMAS SOClETARIAS 385
Sostiene Vítolo que este decreto importa una reforma implícita de va-
rios artículos de la ley 19.550 y la creación de un doble régimen en cuanto
otorga al Estado como accionista y a los directores por él designados, dere-
chos y responsabilidades distintos de los de los accionistas y directores par-
ticulares.
Esta Secretaría tiene a su cargo el ejercicio de los derechos políticos
que dichas acciones otorgan e instruye a los directores para que intervengan
en las asambleas y voten, diseñando además un sistema de información para
lograr tener conocimiento permanente de lo que sucede en las sociedades en
las que interviene.
Les asigna a los directores nombrados por el Estado el carácter de fun-
cionarios públicos, en contradicción con lo dispuesto en el inc. 4º del art.
264 de la LGS.
Regula también los honorarios que percibirán por su función, pues es el
propio Estado nacional el que abonará una remuneración calculada sobre un
sistema establecido especialmente. En oposición a esta cuestión, el art. 261
de la LGS prevé que los administradores son remunerados en forma directa
por la sociedad, y no a través de uno de los socios, como en este caso es el
Estado.
Ciertos autores advierten sobre la falta de independencia de criterio que
podrá tener un director que se encuentra en relación de dependencia con el
accionista que lo designó, sumado a que ese mismo accionista es quien deci-
dirá su remuneración (Casella).
Dispone además que deberán procurar que el interés societario se lleve
a cabo en resguardo del interés público, el cual debe tener prioridad, debien-
do desempeñarse con la lealtad y diligencia de un buen hombre de negocios
en concordancia con el art. 59 de la LGS.
Seguidamente se establece que los directores deberán actuar cumplien-
do las directivas y recomendaciones de la Secretaría, lo cual se encuentra
en contraposición con el art. 266 de la LGS que dispone que el cargo de
director es personal e indelegable. Se infiere de la norma en estudio nue-
vamente la falta de independencia de esos directores, y la posibilidad de que
se encuentren en un conflicto entre las directivas del Estado y el interés de la
empresa.
En cuanto a la responsabilidad, dispone que los directores deben asumir
las responsabilidades ilimitadas y solidarias que para dicho cargo impone la
ley 19.550, así como también las que le pudieran corresponder en materia
penal, civil, administrativa y profesional, además de las responsabilidades
propias de su carácter de funcionarios públicos.
Pero por otro lado les garantiza indemnidad, siempre que actúen cum-
pliendo las directivas de la Secretaría, modificando así el régimen de respon-
sabi lidad de la ley general de sociedades.
386 SOCIEDADES

Como último aspecto a tener en cuenta, cierta doctrina sostiene que de-
bió atenderse a la jerarquía de las normas, pues nos encontramos frente a un
decreto que en algunos aspectos modifica una ley.

f) SOCIEDADES ANÓNIMAS EXPROPIADAS POR EL ESTADO. No podemos


dejar de referirnos a la situación particular en que actualmente se encuentran
YPF SA y Aerolíneas Argentinas SA.
El Estado nacional, por razones de interés público, expropió las acciones
que en dichas empresas poseían los particulares, convirtiéndose en accionista
mayoritario. Si bien podrían encuadrar dentro de las sociedades anónimas
con participación estatal mayoritarias ya vistas, su tipo social no ha sido mo-
dificado, por lo que continúan siendo simples sociedades anónimas.
1) YPF SA. La ley 26.741, dictada en mayo de 2012, dispuso en su
art. 1°: "Declárase de interés público nacional y como objetivo prioritario de
la República Argentina el logro del autoabastecimiento de hidrocarburos, así
como la exploración, explotación, industrialización, transporte y comercia-
lización de hidrocarburos, a fin de garantizar el desarrollo económico con
equidad social, la creación de empleo, el incremento de la competitividad de
los diversos sectores económicos y el crecimiento equitativo y sustentable
de las provincias y regiones".
Asimismo dispone en el art. 15 que continuará operando como sociedad
anónima abierta, en los términos del Capítulo 11, Sección V, de la ley 19.550
y normas concordantes, no siéndole aplicable legislación o normativa admi-
nistrativa alguna que reglamente la administración, gestión y control de las
empresas o entidades en las que el Estado nacional o los Estados provincia-
les tengan participación.
Como ya fue señalado anteriormente, el art. 149 del Cód. Civil y Co-
mercial dispone que se podrán establecer derechos y obligaciones distintos
para el socio Estado respecto de los socios privados, lo cual se justifica en
razones de interés público presentes en toda actividad que ejerza el Estado.
Luego de las acciones iniciadas por Repsol contra la Argentina, incluida
la apelación al arbitraje internacional en el Centro Internacional de Arreglo
de Diferencias relativas a Inversiones (CIADI), en el año 2014 se celebró un
acuerdo entre la Argentina y Repsol para la compensación de la expropiación
de la petrolera YPF, en el que la junta de accionistas de la compañía espa-
ñola aprobó los términos del convenio que incluyeron un pago de 5.000 mi-
llones de dólares en títulos de deuda pública en dólares (bonos) por el 51 %
del capital social de YPF e YPF Gas, aprobándose también el desistimiento
recíproco de las acciones judiciales y arbitrales interpuestas y la renuncia a
nuevas reclamaciones.
2) Aerolíneas Argentinas SA. La ley 26.466, de diciembre de 2008,
declaró de utilidad pública y sujetas a expropiación las acciones de las em-
presas Aerolíneas Argentinas SA y Austral Líneas Aéreas Cielos del Sur SA
OTROS TIPOS Y FORMAS SOClETARIAS 387

y de sus empresas controladas Optar SA, Jet Paq SA y Aerohandling SA,


exceptuando de la expropiación a las acciones que ya eran de propiedad del
Estado y de los trabajadores de dichas empresas.
Dispuso además que se autorizaba la cesión de las acciones represen-
tativas del capital social a los trabajadores de las Empresas Aerolíneas Ar-
gentinas SA y Austral Líneas Aéreas Cielos del Sur SA y de sus controladas
hasta un máximo del 10 % de sus paquetes accionarios, de conformidad con
el Programa de Propiedad Participada.
Si bien no surge de la ley de expropiación, en tanto continúa siendo a la
fecha una SA, se rige por las normas establecidas en la ley 19.550.
Hasta la fecha el proceso de expropiación no ha finalizado, por lo que el
Estado nacional posee una propiedad irregular de la mayoría de las acciones,
ya que aún no han podido ser transferidas formalmente, dado que en el Cen-
tro Internacional de Arreglo de Diferencias relativas a Inversiones (CIAD!)
se encuentra tramitando el juicio iniciado por los anteriores propietarios y
seguido por sus acreedores luego de la quiebra del grupo Marsans.

§ 159. SOCIEDADES ESPECIALES POR su OBJETO. - A continuación vere-


mos cuáles son las sociedades que entran dentro de esta categoría.

a) ENTIDADES FINANCIERAS. La ley 21.526 (modificada por las leyes


22.529, 22.871, 24.144, decrs. 1860/92, 1887/92, 146/94, 13/95, leyes 24.485,
24.627, decrs. 1311/01, 214/02, ley 25.562, decr. 248/02, ley 25.780, decr.
738/03, y leyes 25.782 y ley 26.173) define en su art. 1° a la actividad finan-
ciera como aquella que consiste en realizar intermediación habitual entre la
oferta y la demanda de recursos financieros.
Quedan expresamente comprendidas en las disposiciones de esta ley las
siguientes clases de entidades: bancos comerciales; banco de inversión; ban-
cos hipotecarios; compañías financieras; sociedades de ahorro y préstamo
para la vivienda u otros inmuebles; cajas de crédito.
La enumeración que precede no es excluyente de otras clases de enti-
dades que, por realizar las actividades previstas en el art. 1º, se encuentren
comprendidas en esta ley.
Y no solo eso, ya que según el art. 3º, "las disposiciones de la presente
ley podrán aplicarse a personas y entidades públicas y privadas no compren-
didas expresamente en ella, cuando a juicio del Banco Central de la República
Argentina lo aconsejen el volumen de sus operaciones y razones de política
monetaria y crediticia".
El Código Civil y Comercial incorpora expresamente las entidades fi-
nancieras en el Capítulo 12, referido a los contratos bancarios, del Título IV
del Libro Tercero, al establecer que "las disposiciones relativas a los contra-
tos bancarios previstas en este Capítulo se aplican a los celebrados con las
entidades comprendidas en la normativa sobre entidades financieras, y con
388 SOCIEDADES

las personas y entidades públicas y privadas no comprendidas expresamen-


te en esa legislación cuando el Banco Central de la República Argentina
disponga que dicha normativa les es aplicable" (art. 1378).
b) BANCOS. Son aquellas entidades que realizan intermediación habi-
tual entre la oferta y la demanda de recursos financieros, ya que por un lado
reciben y retribuyen el ahorro de las personas y las empresas, y por el otro,
prestan dinero a aquellos que lo necesitan.
Mediante la intermediación bancaria aumenta la eficiencia del sistema
económico, al lograr que el dinero de quienes tienen recursos excedentes sea
destinado a actividades de consumo o inversión en lugar de permanecer in-
movilizado, poniéndose al servicio del trabajo y la producción.
Existen bancos comerciales, bancos de inversión y bancos hipotecarios.
1) Bancos comerciales. Son operadores universales, ya que pueden
realizar todas las operaciones activas, pasivas y de servicios que no les son
prohibidas por la ley de entidades financieras o por las normas que dicta el
BCRA en ejercicio de sus facultades superintendenciales.
Las operaciones activas son aquellas en las que el banco presta dinero
a una persona o una empresa. El precio de este préstamo es la tasa activa.
Las operaciones pasivas son aquellas por las que el banco recibe dinero
y retribuye al depositante con un interés.
Además, los bancos pueden prestar servicios tales como el cobro de im-
puestos y servicios, el alquiler de cajas de seguridad y el cambio de billetes y
monedas al público.
Existen bancos comerciales minoristas y mayoristas. Estos últimos
solo pueden recibir depósitos de inversores calificados, tales como el gobier-
no, los fondos comunes de inversión, personas del exterior y aquellos cuyos
depósitos sean superiores a $ 100.000.
Deben constituirse bajo forma de SA o sociedad cooperativa.
Por último, cabe aclarar que existen ciertas operaciones que se encuen-
tran limitadas a los bancos comerciales y prohibidas al resto de las entida-
des: emitir giros o efectuar transferencias de plaza a plaza, así como las ope-
raciones en cuenta corriente bancaria y cheque, que han quedado limitadas
exclusivamente a los bancos comerciales y están prohibidas a las demás en-
tidades.
2) Bancos de inversión. Como su nombre lo indica, su actividad está
centrada en la inversión, a través de la emisión de títulos, el asesoramiento de
empresas y la búsqueda de recursos e inversionistas para nuevas compañías.
De esta forma, llevan a cabo el diseño y colocación de instrumentos de finan-
ciamiento de largo plazo a través de la Bolsa de Valores, o en forma privada
para un inversor determinado. Deben constituirse bajo forma de sociedad
anónima. La ley las autoriza a realizar las siguientes operaciones.
OTROS TIPOS Y FORMAS SOClETARIAS 389
a) Recibir depósitos a plazo.
b) Emitir bonos, obligaciones y certificados de participación en los
préstamos que otorguen u otros instrumentos negociables en el mercado lo-
cal o en el exterior, de acuerdo con la reglamentación que el BCRA esta-
blezca.
e) Conceder créditos a mediano y largo plazo, y complementaria y li-
mitadamente a corto plazo.
d) Otorgar avales, fianzas u otras garantías y aceptar y colocar letras y
pagarés de terceros vinculados con operaciones en que intervinieren.
e) Realizar inversiones en valores mobiliarios vinculados con operacio-
nes en que intervinieren, prefinanciar sus emisiones y colocarlos.
f) Efectuar inversiones de carácter transitorio en colocaciones fácil-
mente liquidables.
g) Actuar como fideicomisarios y depositarios de fondos comunes de
inversión, administrar carteras de valores mobiliarios y cumplir otros encar-
gos fiduciarios.
h) Obtener créditos del exterior y actuar como intermediarios de crédi-
tos obtenidos en moneda nacional y extranjera.
i) Realizar operaciones en moneda extranjera, previa autorización del
BCRA.
j) Dar en locación bienes de capital adquiridos con tal objeto.
k) Cumplir mandatos y comisiones conexos con sus operaciones.
3) Bancos hipotecarios. Se especializan en el otorgamiento de prés-
tamos destinados a la financiación de la construcción, adquisición y refac-
ción de viviendas y-o inmuebles en general, con una hipoteca como garantía.
Su actuación abarca el otorgamiento de créditos hipotecarios urbanos y rura-
les, y la intermediación en el mercado de capitales. Deben constituirse bajo
forma de SA.
Pueden realizar las siguientes operaciones.
a) Recibir depósitos de participación en préstamos hipotecarios y en
cuentas especiales.
b) Emitir obligaciones hipotecarias.
e) Conceder créditos para la adquisición, construcción, ampliación, re-
forma, refección y conservación de inmuebles urbanos o rurales, y la sustitu-
ción de gravámenes hipotecarios constituidos con igual destino.
d) Otorgar avales, fianzas u otras garantías vinculados con operaciones
en que intervinieren.
e) Efectuar inversiones de carácter transitorio en colocaciones fácil-
mente liquidables.
390 SOCIEDADES

f) Obtener créditos del exterior, previa autorización del BCRA y ac-


tuar como intermediarios de créditos obtenidos en moneda nacional y ex-
tranjera.
g) Cumplir mandatos y comisiones conexos con sus operaciones.

e) COMPAÑÍAS FINANCIERAS. Son entidades que tienen como finalidad


específica la financiación de la venta de bienes, y también actúan comple-
mentariamente en la financiación de la actividad comercial o industrial.
Pueden realizar las siguientes operaciones.
1) Recibir depósitos a plazo.
2) Emitir letras y pagarés.
3) Conceder créditos para la compra o venta de bienes pagaderos en
cuotas o a término y otros préstamos personales amortizables.
4) Otorgar anticipos sobre créditos provenientes de ventas, adquirirlos,
asumir sus riesgos, gestionar su cobro y prestar asistencia técnica y adminis-
trativa.
5) Otorgar avales, fianzas u otras garantías; aceptar y colocar letras y
pagarés de terceros.
6) Realizar inversiones en valores mobiliarios a efectos de prefinanciar
sus emisiones y colocarlos.
7) Efectuar inversiones de carácter transitorio en colocaciones fácil-
mente liquidables.
8) Gestionar por cuenta ajena la compra y venta de valores mobiliarios
y actuar como agentes pagadores de dividendos, amortizaciones e intereses.
9) Actuar como fideicomisarios y depositarios de fondos comunes de
inversión; administrar carteras de valores mobiliarios y cumplir otros encar-
gos fiduciarios.
JO) Obtener créditos del exterior, previa autorización del BCRA y ac-
tuar como intermediarios de créditos obtenidos en moneda nacional y
extranjera.
11) Dar en locación bienes de capital adquiridos con tal objeto.
12) Cumplir mandatos y comisiones conexos con sus operaciones.

d) CAJAS DE CRÉDITO. Se trata generalmente de cooperativas que rea-


lizan una asistencia financiera a la pequeña y mediana empresa, a los pro-
fesionales, comerciantes, artesanos, empleados, particulares y entidades de
bien público. Deben constituirse como sociedad anónima, cooperativa o
asociación civil.
La ley de entidades financieras establece las operaciones que pueden
realizar las cajas de crédito.
1) Recibir depósitos a la vista, en caja de ahorros y a plazo.
OTROS TIPOS Y FORMAS SOClETARIAS 391

2) Debitar letras de cambio giradas contra los depósitos a la vista por


parte de sus titulares. Las letras de cambio podrán cursarse a través de las
cámaras electrónicas de compensación.
3) Conceder créditos y otras financiaciones, destinados a pequeñas y
medianas empresas urbanas y rurales, incluso unipersonales, profesionales,
artesanos, empleados, obreros, particulares, cooperativas y entidades de bien
público.
4) Otorgar avales, fianzas y otras garantías.
5) Efectuar inversiones de carácter transitorio en colocaciones fácil-
mente liquidables.
6) Cumplir mandatos y comisiones conexos con sus operaciones.
No pueden realizar las operaciones previstas en los puntos 3, 4 y 5
con otras entidades financieras, cooperativas de crédito o mutuales y cual-
quiera otra persona física o jurídica cuya actividad sea el otorgamiento de
financiaciones, fianzas, avales u otras garantías, cualquiera sea su modali-
dad.
e) SOCIEDADES DE CAPITALIZACIÓN Y AHORRO PARA FINES DETERMINADOS.
Son entidades que tienen como finalidad el otorgamiento de préstamos con
destinos específicos previamente determinados, estableciéndose como condi-
ción para su operatoria el ahorro previo.
La Inspección General de Justicia es el organismo encargado de otorgar
y cancelar en todo el territorio nacional la autorización para las operaciones
de sociedades de capitalización, de ahorro, de ahorro y préstamo, de econo-
mía, de constitución de capitales u otra determinación similar, que requieran
bajo cualquier forma dinero o valores al público con la promesa de adjudica-
ción o entrega de bienes, prestaciones de servicios o beneficios futuros (decr.
142.277/43 y sus modificatorios).
La IGJ está facultada para impedir el funcionamiento de sociedades y
organizaciones que realicen este tipo de operaciones sin autorización o sin
cumplir con los requisitos legales.
Las sociedades de ahorro y préstamos para la vivienda u otros inmue-
bles deben constituirse bajo forma de SA. Su actividad consiste en organi-
zar sistemas de ahorro con derecho a préstamo y administrar los ahorros re-
cibidos afectándolos a la adjudicación por sorteo o licitación a los ahorristas
conforme al contrato suscripto. Su finalidad es la financiación de proyectos
de vivienda, y complementar la labor del Banco Hipotecario. Tienen las si-
guientes facultades.
J) Recibir depósitos en los cuales el ahorro sea la condición previa para
el otorgamiento de un préstamo, previa aprobación de los planes por parte
del BCRA.
2) Recibir depósitos a plazo.
392 SOCIEDADES

3) Conceder créditos para la adquisición, construcción, ampliación, re-


forma, refección y conservación de viviendas u otros inmuebles, y la sustitu-
ción de gravámenes hipotecarios constituidos con igual destino.
4) Participar en entidades públicas y privadas reconocidas por el
BCRA que tengan por objeto prestar apoyo financiero a las sociedades de
ahorro y préstamo.
5) Otorgar avales, fianzas u otras garantías vinculados con operaciones
en que intervinieren.
6) Efectuar inversiones de carácter transitorio en colocaciones fácil-
mente liquidables.
7) Cumplir mandatos y comisiones conexos con sus operaciones.

f) EL BANCO CENTRAL DE LA REPÚBLICA ARGENTINA COMO AUTORIDAD


DE APLICACIÓN. El art. 3º de la ley 21.526 asigna al BCRA una participa-
ción esencial en el inicio (la actividad financiera no se puede realizar sin la
previa autorización para funcionar del BCRA), desenvolvimiento (estructu-
ra accionaria, responsabilidad patrimonial, liquidez y solvencia, apertura y
cierre de filiales y sucursales, crisis, regularización y saneamiento) y cierre
(disolución, revocación de la autorización para funcionar, intervención y li-
quidación) de las entidades financieras.
Así, la autoridad de aplicación es el BCRA, a quien se le confieren to-
das las facultades necesarias para reglamentar la ley, aplicarla, controlar el
funcionamiento de las entidades, inspeccionarlas y sancionarlas.
La intervención de cualquier otra autoridad de control en estas entida-
des va a quedar limitada a los aspectos que no tengan relación con la activi-
dad financiera.
Las autoridades de control, en razón de la forma societaria, sean nacio-
nales o provinciales, deben limitar sus funciones a los aspectos vinculados a
la constitución de la sociedad y a la vigilancia del cumplimiento de las dis-
posiciones legales, reglamentarias y estatutarias pertinentes.
La Superintendencia de Entidades Financieras y Cambiarias es el órga-
no dependiente del presidente del BCRA, que tiene a su cargo la aplicación
de esta ley.

g) ASEGURADORAS. Son entidades cuya principal actividad consiste en


resguardar bienes de eventuales riesgos a los que están expuestos, mediante
la suscripción de un contrato de seguro. Pueden realizar esta actividad:
1) Sociedades anónimas, cooperativas y de seguros mutuos.
2) Sucursales o agencias de sociedades extranjeras de los tipos indica-
dos en el punto anterior.
3) Organismos y entes oficiales o mixtos, nacionales, provinciales o
municipales.
OTROS TIPOS Y FORMAS SOClETARIAS 393

La ley 17.418 establece que "hay contrato de seguro cuando el asegura-


dor se obliga, mediante una prima o cotización, a resarcir un daño o cumplir
la prestación convenida si ocurre el evento previsto".
La Superintendencia de Seguros de la Nación supervisa a las entidades
de seguros y reaseguros en la República Argentina, procurando un mercado
solvente, estable y eficiente, promoviendo de tal forma la protección de los
ciudadanos usuarios, conforme con los principios de la ley de entidades de
seguros 20.091 y los principios básicos reconocidos y aceptados con carácter
internacional.
Para dar cumplimiento a su misión, la SSN tiene como funciones:
1) Establecer las normas para la valuación de activos, constitución de
pasivos y las reglas de inversión y retención de riesgos que promuevan el de-
sarrollo solvente de la actividad.
2) Fijar con carácter general y uniforme los capitales mínimos para
operar y los respectivos márgenes de solvencia.
3) Entender en lo relativo al otorgamiento de las autorizaciones para el
funcionamiento de nuevas entidades, valorando la capacidad de los accionis-
tas, directores y adm inistradores y la solidez de los proyectos constitutivos.
4) Realizar las actividades de evaluación, control e inspección de los
operadores del mercado con la finalidad de garantizar el cumplimiento de
las disposiciones legales y regulaciones vigentes en protección de los intere-
ses de los asegurados, poniendo especial atención en las tareas preventivas
de riesgo de insolvencia.
5) Entender en lo relativo a la administración del fondo de reserva en el
marco de lo establecido por la ley de riesgos del trabajo.
6) Recaudar y controlar la tributación de la tasa uniforme conforme
la normativa vigente en la materia emanada de la ley 20.091. Es por estas
circunstancias que se requiere que el asegurador sea una sociedad con de-
terminada organización jurídica, que haga posible su permanencia (sociedad
anónima o cooperativa, con objeto exclusivo), o el Estado. Su capaci-
dad económica y capacitación técnica es permanentemente controlada en su
constitución y durante su fu ncionamiento (planes de comercialización, póli-
zas a emplear, tarifas de primas, reservas que deben constituirse para afron-
tar las indemnizaciones, y su inversión).

h) SOCIEDADES DE GARANTÍA RECÍPROCA. Son las sociedades comercia-


les que tienen por objeto facilitar el acceso al crédito de las pymes, a tra-
vés del otorgamiento de garantías para el cumplimiento de sus obligaciones.
Además, brindan asesoramiento técnico, económico y financiero a sus so-
cios en forma directa o a través de terceros contratados para ello. Se trata
de una variante de las sociedades anónimas, que tiene la particularidad de
otorgar garantías a los socios partícipes para que puedan acceder a présta-
mos mediante la celebración de contratos regulados en la ley. Se constitu-
394 SOCIEDADES

yen por acto único mediante instrumento público que debe contener, además
de los requisitos especiales previstos en el art. 41 de la ley 24.467, los exigi-
dos por la ley 19.550.
El art. 1° de la ley 24.467 dispone que "tiene por objeto promover el
crecimiento y desarrollo de las pequeñas y medianas empresas impulsando
para ello políticas de alcance general a través de la creación de nuevos ins-
trumentos de apoyo y la consolidación de los ya existentes".
En dicho marco se encuentran las sociedades de garantía recíproca que
están constituidas por socios partícipes y socios protectores. Los socios par-
tícipes son únicamente las pequeñas y medianas empresas, ya sean personas
físicas o jurídicas, que suscriban acciones y reúnan las condiciones genera-
les determinadas por la autoridad de aplicación. Los socios protectores son
todas aquellas personas físicas o jurídicas, públicas o privadas, nacionales o
extranjeras, que realicen aportes al capital social y al fondo de riesgo. Estas
sociedades no pueden celebrar contratos de garantía recíproca con los socios
protectores. Es incompatible la condición de socio protector con la de socio
, .
part1c1pe.
Las sociedades de garantía recíproca no pueden otorgar a un mismo so-
cio partícipe garantías superiores al 5 % del valor total del fondo de riesgo.
Tampoco pueden asignar más del 25 % del valor total del fondo de riesgo a
obligaciones con el mismo acreedor; tienen prohibido conceder créditos a sus
socios o a terceros, y no pueden realizar actividades distintas de las de su ob-
jeto social.
Las vinculaciones de estas sociedades con las entidades financieras son
supervisadas por el BCRA.

§ 160.FORMAS SOCIETARIAS EN EL PROCESO DE INTEGRACIÓN ECONÓMICA


REGIONAL: LAS EMPRESAS BINACIONALES ARGENTINO-BRASILEÑAS. - Por medio
de la ley 23.935 la República Argentina aprobó el Tratado para el Estable-
cimiento del Estatuto de Empresas Binacionales Argentino-Brasileñas que
había sido suscripto el 6 de julio de 1990 por la República Argentina y la
República Federativa del Brasil.
El Estatuto fue el resultado de un proceso de integración y cooperación
económica entre las dos naciones iniciado en 1986 con la firma del Acta
para la Integración y Cooperación Económica Argentina-Brasileña y la ce-
lebración, el 29 de noviembre de 1988, del Tratado de Integración, Coopera-
ción y Desarrollo que consolidó dicho proceso.
El objetivo prioritario consistió en incentivar la integración y comple-
mentación de capitales provenientes de Argentina y Brasil, mediante la pro-
moción de su actuación conjunta en el ámbito de mercados internos.
El Estatuto no crea un nuevo tipo societario para ser incorporado a los
derechos nacionales, ni una figura asociativa binacional. Por el contrario,
se sujeta a las regulaciones nacionales de ambos países la constitución y fun-
OTROS TIPOS Y FORMAS SOClETARIAS 395

cionamiento de dichas sociedades, a través de formas jurídicas previstas por


aquellas.
El propósito común de ambos países fue dotar a los empresarios pri-
vados de un poderoso medio económico de integración (Etcheverry). La
definición de "empresa binacional" surge del mismo cuerpo del acuerdo, a
través de tres requisitos fundamentales que debe reunir al momento de su
constitución de manera simultánea y mantener durante toda su existencia
(art. 1, pto. 2). Estos son los siguientes.
a) Que por lo menos el 80 % del capital social y de los votos perte-
nezca a inversores nacionales de la República Argentina y de la República
Federativa del Brasil, asegurándoles el control real y efectivo de la empresa
binacional.
b) Que la participación del conjunto de los inversores nacionales de
cada uno de los dos países sea de, por lo menos, el 30 % del capital social
de la empresa.
e) Que el conjunto de los inversores nacionales de cada uno de los dos
países tenga derecho a elegir por lo menos un miembro de cada uno de los
órganos de la administración y un miembro del órgano de fiscalización in-
terna de la empresa.
También allí se define a quienes se considera inversores nacionales:
a) Las personas físicas domiciliadas en cualquiera de los dos países.
b) Las personas jurídicas de derecho público de cualquiera de los dos
,
pa1ses.
e) Las personas jurídicas de derecho privado de cualquiera de los dos
países, en las cuales la mayoría del capital social y de los votos, y el control
administrativo y tecnológico efectivo, sea detentado, directa o indirectamen-
te, por los inversores indicados en los puntos a o b mencionados.
Es así que la empresa binacional ha sido caracterizada como una espe-
cie de empresa conjunta, conceptualizada como una entidad creada por capi-
tales originarios de ambos países de la región, cuya estructura de propiedad
está distribuida de manera equilibrada entre los dos estados participantes,
del mismo modo que su control efectivo.

a) OBJETO. En el art. 11 se establece que las EBAB podrán tener como


tal cualquier actividad económica permitida por la legislación del país de su
sede, salvo las limitaciones establecidas por disposición constitucional.
La salvedad se basa principalmente en el hecho de que la Constitución
del Brasil (1988) clasificó las estructuras empresarias en dos grandes grupos,
a fin de estatuir una normatividad específica para la explotación de diver-
sas áreas económicas. Así es que existen una serie de actividades exclusi-
vamente reservadas para las empresas que revisten el carácter de "empresa
brasileña de capital nacional", entre las cuales cabe mencionar el transporte
396 SOCIEDADES

aéreo, marítimo y terrestre, la navegación de cabotaje, la asistencia de la sa-


lud, etcétera (Cordo).

b) FORMA JURIDICA. El acto de creación de la empresa binacional pue-


de ser un acuerdo internacional, un contrato privado o mediante la forma de
integración de sociedades de derecho privado.
El Estatuto prevé que las EBAB tendrán sede, necesariamente, en la
República Argentina o en la República Federativa del Brasil, y revestirán una
de las formas jurídicas admitidas por la legislación del país elegido para la
sede social (art. 111).
En cuanto la denominación o razón social, el mismo artículo establece
que deberán agregar las palabras "empresa binacional argentino-brasileña" o
las iniciales EBAB o EBBA.
También dispone la norma que cuando la forma escogida fuese la de la
sociedad anónima, las respectivas acciones serán obligatoriamente nominati-
vas y no transferibles por endoso.
Las EBAB con sede en uno de los países podrán establecer en el otro
sucursales, filiales o subsidiarias, observando las respectivas legislaciones
nacionales en cuanto a objeto, forma y registro.
e) APORTES. En el art. IV el Estatuto dispone que podrán realizarse
los siguientes aportes de capital a la EBAB:
1) Aportes en moneda local del país de origen de las inversiones.
2) Aportes en moneda de libre convertibilidad.
3) Aportes de bienes de capital y equipamientos de origen argentino
y-o brasileño, sin cobertura cambiaría en el país receptor.
4) Otros aportes permitidos por la legislación de cada pafs.
5) Bienes de capital y equipamientos originarios de terceros países, en
la medida en que hayan sido internados en la República Argentina o en la
República Federativa del Brasil hasta la fecha de la firma del Estatuto, y que
se integren al capital social hasta dos años después de su entrada en vigor.
A partir de esta última fecha los bienes de capital y los equipamien-
tos originarios de terceros países estarán sujetos al tratamiento tribu-
tario vigente en la República Argentina y en la República Federativa del
Brasil.
Verificado el cumplimiento de los requisitos constitutivos de la EBAB,
la autoridad de aplicación del país de la sede emitirá un "certificado proviso-
rio" en el cual constará necesariamente el monto del capital social y la natu-
raleza y porcentaje de los respectivos aportes.
Mediante la presentación del certificado provisorio ante la autoridad de
aplicación del otro país, se autorizará automáticamente la transferencia de los
aportes de capital que estuvieren individualizados en dicho certificado.
OTROS TIPOS Y FORMAS SOClETARIAS 397

Una vez integrado el capital social , la autoridad de aplicación del país


de la sede extenderá el "certificado definitivo" y comunicará dicho acto a la
autoridad de aplicación del otro país.
d) TRATAMIENTO. Equiparación de la EBAB con la empresa nacio-
nal. Se pactó en el Estatuto que las EBAB tendrán en el país de su actua-
ción el mismo tratamiento establecido o que se establezca para empresas de
capital nacional de ese país, aun cuando la mayoría del capital social perte-
nezca a inversores del otro país (art. V).
Constituye materia específica de equiparación: la tributación interna,
acceso al crédito interno, acceso a incentivos o ventajas de promoción in-
dustrial, nacional , regional o sectorial y acceso a las compras y contratos del
sector público.
La equiparación descripta es también aplicable a las sucursales, filiales
y subsidiarias de estas empresas (art. V, pto. 3).
Otro de los beneficios acordados entre ambos países lo constituye la po-
sibilidad de realizar transferencias monetarias al exterior y las transferencias
de personal.
Respecto de las primeras, los inversores en una EBAB establecida en el
otro país tendrán derecho, luego del pago de los impuestos que corresponda,
a transferir libremente a su país de origen "las utilidades provenientes de su
inversión, en la medida en que sean distribuidas entre sus inversores propor-
cionalmente", y a repatriar sus participaciones en el capital social (art. VI,
pto. 1).
Con respecto al personal, el Estatuto dispone que los dos gobiernos to-
marán las medidas necesarias para facilitar la movilidad entre ambos países
del personal empleado por las EBAB (facilidades para obtener la autoriza-
ción de permanencia temporaria o definitiva, y reconocimiento recíproco de
títulos profesionales).
e) AUTORIDAD DE APLICACIÓN. La autoridad de aplicación del país de
la sede tendrá a su cargo las "funciones de certificación de la constitución
y funcionamiento de las empresas binacionales" (art. IX). Corresponde a
esta autoridad llevar y mantener actualizado un registro de EBAB de ambos
,
pa1ses.
Actúa también como ente de control y sanción ante infracciones que se
realicen contra el Estatuto o la legislación del país de la sede, teniendo la
capacidad de dejar sin efecto la calificación de "binacional" de la empresa
infractora, y ello acarrea la pérdida del derecho a ampararse en las disposi-
ciones del Estatuto (art. IX, pto. 3).
En la Argentina, por res. 1158/92 del Ministerio de Relaciones Exterio-
res y Culto, la autoridad de aplicación es la IGJ.
En uso de las facultades que tal calidad le confiere, la IGJ dictó la res.
8/93 que reglamenta el régimen de formación y registración de empresas bi-
398 SOCIEDADES

nacionales en la Argentina. Recientemente esa resolución general fue ob-


jeto de inclusión y actualización en el texto de la res. gral. 7/15 (art. 296 y
siguientes).
El mismo Estatuto dispuso la creación de un Comité Binacional Per-
manente de Implementación y Seguimiento del Estatuto de Empresas Bina-
cionales, que tiene a su cargo "i mpulsar y supervisar la implementación y la
plena vigencia y eficacia en ambos países de medidas que faciliten la forma-
ción y funcionamiento de empresas binacionales y que garanticen el pleno
acceso a los beneficios otorgados por el Estatuto (art. X, pto. 2).
SOCIEDADES
Según las reformas de la ley 26.994
Marcelo Gebhardt (Director)
Miguel Alvaro Romero (Coordinador)
AA.VV.
Segunda Edición (2019) - ASTREA

CAPÍTULO XI
AGRUPAMIENTO EMPRESARIO
Y CONTRATOS ASOCIATIVOS*

§ 161. EL DESARROLLO DE LOS NEGOCIOS COMO EVOLUCIÓN ECONÓMICA Y


su VINCULACIÓN CON LAS FORMAS JURÍDICAS. - Cuando se analiza la evolución
económica de los pueblos del mediterráneo, que fueron los que iniciaron un
notable intercambio económico vinculado con el dominio del gran mar, se
advierte que dicha evolución no estuvo ajena al desarrollo de modalidades
contractuales de intercambio, ni a modalidades asociativas que se fueron
dando juntamente con el mundo de los negocios desde sus orígenes hasta la
actualidad.
Ello implicó que la sociedad pasase por diversos modos de intercam-
bio y modalidades conexas para asegurar en el tiempo y mejorar el modo de
producción de bienes que se intercambiaban. Este proceso fue surgiendo
de las costumbres del hacer comercial y de las ideas y creencias de los pue-
blos que fueron tejiendo una madeja de modalidades que perduraron en la
medida en que resultaron efectivas para alcanzar las finalidades propuestas.
Sin embargo, lo que ha caracterizado el desarrollo comercial es algo
que, pese a los centenares de años que han transcurrido, tiene vigencia en la
actualidad: los empresarios tratan de minimizar costos y, además, asegurar
el cumplimiento de los contratos. Sin estos dos elementos no hay comercio,
pues se destruye su esencia, que es tratar de lograr los mejores precios para
captar la mayor porción del mercado y asegurar el cobro de los negocios.
De esto se desprende el modo en que la sociedad ha ido desarrollando insti-
tuciones que tuvieran como objetivo "distribuir riesgos entre los participan-
tes de un proyecto comercial". Es en ese contexto económico implícito que
se desarrollan las sociedades comerciales.
Es importante recalcar estos conceptos y vale citar ciertos argumentos
surgidos de otras ciencias en la actualidad. Cuando se leen estudios sobre

* Por Juan A. Anich, Sebastián Palla y Clementina Sánchez Farache.


400 SOCIEDADES

arqueología submarina, se advierte que hoy se encuentran en el mar medite-


rráneo una serie de restos de barcos que contienen cantidades de ánforas con
productos propios del intercambio comercial, como el vino y el aceite de oli-
va. Estos descubrimientos destacan que, más allá del tipo de embarcación
que permite determinar el pueblo que lo guiaba, el intercambio a través del
dicho mar era significativo y creciente. A tal punto que controlar militar-
mente el intercambio comercial, aseguraba el control del comercio, con la fi-
nalidad de ampliarlo cada vez más a nuevos confines. De allí que, más allá
del carácter "artesanal" que hoy reconocemos a ciertas actividades comer-
ciales en estas épocas, el volumen trataba de abarcar la mayor cantidad de
consumidores posibles. Sin esta circunstancia, no se hubiera desarrollado
el comercio internacional y por ende no se hubieran desarrollado las diversas
instituciones legales.
Sin embargo, no es hasta el siglo XIX, con el auge de la Revolución In-
dustrial en sus diversas etapas, que la actividad comercial alcanza lo que
hoy se conoce como producción en serie; es decir, modalidades de produc-
ción repetitivas y de productos estandarizados. No obstante, el objetivo
sigue siendo el mismo porque está ínsito en el comercio, puesto que su pro-
pósito es alcanzar a cubrir la demanda de la mayor parte de los consumi-
dores.
Y para ello surge, superando el sistema monopólico que traía apareja-
do el mercantilismo, el conjunto de instituciones legales modernas que junto
con el comercio se proyectan hasta nuestros días. Así, el comercio y las
instituciones jurídicas han conformado un sistema evolutivo constante, en el
cual el comercio ha ido marcando el camino de las necesidades que se de-
bían satisfacer, y el derecho, ya sea a través de la vía del contrato, de formas
asociativas o instituciones específicas, comenzó a elaborar modalidades pro-
pias para cada uno de los negocios y su proyección en los mercados.
Es importante destacar que el derecho no precede al hecho comercial,
sino que lo sucede. Cuando lo precede, de hecho lo regula, y de allí surgen
los costos que las normas jurídicas generan en estas situaciones.
El límite entre regulación y desregulación que se pretende a través del
derecho del comercio es un tema particularmente delicado porque existen
numerosos argumentos positivos y negativos en uno u otro sentido. Sin
embargo, si se observa la evolución económica general, existe una búsqueda
permanente de tratar de disminuir costos institucionales y legales. De esto
se desprende la creatividad en el desarrollo de nuevas modalidades que tien-
dan a disminuir los costos con el fin de que los negocios sean afectados lo
menos posible.
Si a esto se le agrega que la sociedad actual, con el desarrollo del mun-
do de las comunicaciones y de los mercados financieros globalizados, opera
en tiempo real y los individuos o firmas toman decisiones no solo teniendo en
cuenta lo que los circunda de modo mediato sino lo que sucede en otros ám-
bitos o jurisdicciones, vemos que el fenómeno se torna tan complejo que nos
AGRUPAMIENTO EMPRESARIO Y CONTRATOS ASOCIATIVOS 401

supera en nuestra posibilidad de imagi nación. En efecto, el proceso es de


una aceleración que se retroalimenta, se acelera y se expande de un modo no
previsto. De allí la precariedad de nuestro conocimiento actual para anali-
zar situaciones futuras a través de esquemas rígidos. Muy por el contrario,
este fantástico mundo requiere de una gran flexibilidad en el análisis para
entender la dinámica en que nos encontramos insertos.

§ 162. VINCULACIÓN ENTRE SOCIEDADES r EMPRESAS. - Se ha dicho que


la empresa es la organización de los medios materiales, inmateriales y perso-
nales que tiene por objeto la producción o comercialización de bienes y ser-
vicios, con la finalidad de obtener un lucro. Lo que caracteriza a la empre-
sa y la define como tal es la organización. Los elementos que componen
la empresa sin dicha organización serían elementos aislados, cuya unidad no
conformaría el concepto de empresa.
Una planta industrial, con sus maquinarias, materias primas, envases,
marcas, modelos industriales, patentes de invención, etc., no constituiría una
empresa. Tampoco lo sería aun cuando le incorporemos operarios debida-
mente equipados, con su ropa de trabajo y demás elementos de seguridad
laboral.
Todos esos elementos conformarían una empresa a partir de que se los
organice y se los ponga en f uncionamiento, con el objetivo de producir y ob-
tener un lucro. Organización y funcionamiento aportan el dinamismo nece-
sario a ese conjunto de elementos, que lo define como empresa.
En general, estamos acostumbrados a pensar en empresas que tengan
un ámbito físico donde operar, pero esta visión muy propia de los comienzos
del siglo xx ha perdido vigencia a fines del siglo, donde el concepto de em-
presa igual a fábrica (que impregnó entre otras cosas al derecho societario,
contable, fiscal, previsional, fiscal, de defensa de la competencia) se diluye y
se comienzan a entender a las firmas como el "conocimiento de sistemas de
desarrollo", en lugar de bienes materiales concretos. En la actualidad, no
necesitamos producir los bienes de modo directo, sino saber dónde adquirir-
los al mejor precio y con la calidad que necesitamos para poder aprovechar-
los en nuestro proceso. Surge así una economía sustentada en activos intan-
gibles, en una economía del conocimiento. Resulta difícil incorporar estos
conceptos al mundo del derecho debido a que las categorías que este mundo
utiliza han sido creadas para otras épocas y necesidades.
Un ejemplo claro de esto y del concepto de empresa que el derecho
toma es el que surge de la ley 11.867, que nos permitiría en el derecho ar-
gentino diferenciar a la empresa del fondo de comercio. El art. 1º de la ley
citada identifica a la empresa como las instalaciones, existencias en merca-
derías, nombre y enseña comercial, la clientela, el derecho al local, las pa-
tentes de invención, las marcas de fábrica, los dibujos y modelos industria-
les, las distinciones honoríficas y todos los demás derechos derivados de la
propiedad comercial e industrial o artística. Hoy podemos advertir que hay
402 SOCIEDADES

empresas con las que tenemos contacto diario que seguramente no tienen
instalaciones, como por ejemplo las compañías aéreas, que sus inmuebles
son generalmente alquilados o dados en concesión (aeropuertos), aviones en
leasing, sistemas informáticos de reserva y venta de pasajes estandarizados
internacionalmente e integrados a los sistemas de la JATA, etcétera. Enton-
ces la pregunta es, ¿qué tienen como activo principal? Concesiones de ruta,
que les permite volar a ciertos destinos con determinadas frecuencias. Un
activo totalmente inmaterial o intangible, en el lenguaje actual de los nego-
cios, la economía y el derecho, que en la medida en que este operativo, en
actividad, tiene un valor porque genera un flujo de fondos.
Otro ejemplo es el art. 5º de la ley 20.744, de contrato de trabajo, que
define a la empresa como "la organización instrumental de medios persona-
les, materiales e inmateriales, ordenados bajo una dirección para el logro de
fines económicos o benéficos".
Ese mismo artículo define a la persona del empresario como aquel su-
jeto que dirige la empresa, por sí o por intermedio de otras personas. Por
consiguiente, en este entramado organizativo la figura del empresario tanto
se puede configurar por la individualidad de una sola persona como a través
de una forma asociativa como la sociedad. Lo importante es quién dirige y
el modo en que se toman las decisiones dentro de una organización.
La expansión del mundo de los negocios ha llevado a que, salvo los em-
prendimientos pequeños, la interacción de los negocios y del mundo empre-
sario haya traspuesto las fronteras, comenzándose a concebir al mundo como
una sola zona geográfica donde las decisiones de inversión y radicación de
las firmas se vincula con regímenes adecuados que fomenten las inversiones
de capital y la radicación de empresas. Así, las ventajas impositivas, labo-
rales, de seguridad jurídica, defensa de la propiedad, posibilidad de ingreso
y salida de los mercados son tomados en cuenta a la hora de definir el modo
en que se expanden las empresas y del modo en que se vinculan.
Debemos tener en cuenta, además, que el mundo actual se ha estruc-
turado mediante estándares internacionales de conducta empresaria y trata-
miento de las inversiones, de lucha contra los delitos de lavado de activos
(combatiendo especialmente fondos obtenidos por corrupción, venta de ar-
mas, trata de personas y narcotráfico), de estandarización de los sistemas fi-
nancieros (Reglas de Basilea), etc., que conforman un entramado de factores
a considerar al momento de proyectarse a otros países. De allí que se ob-
serve que aquellos países que mantienen políticas coherentes en estos aspec-
tos son los mayores receptores de inversiones internacionales.

§ 163. CONCENTRACIÓN Y COORDINACIÓN. - El modo en que las em-


presas se expanden en los distintos mercados, locales o internacionales,
se encuentra vinculado a las distintas condiciones de viabilidad jurídica y
económica que permitan tal desarrollo y modo de integración (Posner, El
análisis económico del derecho, especialmente los capítulos IX, X, XIV y XV;
AGRUPAMIENTO EMPRESARIO Y CONTRATOS ASOCIATIVOS 403

Cooter -Ulen, Derecho y economía; Williamson, Las instituciones económi-


cas del capitalismo, 1989; Williamson - Winter, La naturaleza de la empre-
sa. Orígenes, evolución y desarrollo; Bullard - González, Derecho y eco-
nomía).
De este modo, el diseño y funcionamiento de una empresa puede lle-
varse adelante en forma diversa y de acuerdo con políticas comerciales,
económicas y financieras, acordes con la situación de los mercados en los
que opere y el contexto político económico internacional donde se radique
(Williamson, Mercados y jerarquías. Su análisis y sus implicaciones anti-
trust, también y en honor al autor citado, Carroll - Teece, Empresas, merca-
dos y jerarquías, y bibliografía allí citada).
Se observa que los procesos pueden ser de concentración, en el que una
firma comienza a expandirse para cubrir diversos sectores de su producción, o
bien mediante otras firmas o sociedades que controlen buscando abarcar todo
el espectro de su actividad para evitar, de este modo, depender de terceros pro-
veedores estratégicos, que coloquen a su firma en un estado de dependencia
comercial o de insumos. Este proceso fue bastante habitual en el pasado,
cuando las agrupaciones societarias pretendían abarcar todos los sectores de
producción de los bienes finales que comercializaban. Sin embargo, con las
leyes de defensa de la competencia o leyes antitrust, entre las que se destaca
la ley Sherman (Estados Unidos de América, 1890) que pretendió limitar los
monopolios, comienza un proceso legal en distintas jurisdicciones, por el que
se trata de evitar que los armados empresariales y societarios sean estructuras
monolíticas, es decir, donde se abarque toda la estructura de producción en un
sentido integrado, desde el control de la materia prima al producto elaborado
(en nuestro país, rige la ley 25.156, denominada ley de defensa de la competen-
cia, que derogó la anterior ley 22.262).
En el mundo actual, las firmas contratan a terceros para la producción
de parte de sus bienes (tercerización) y esto se da tanto en los ámbitos na-
cionales como internacionales, utilizando una figura contractual denominada
outsourcing. La búsqueda actual de las empresas es tratar de alcanzar pro-
ducción en masa y de ese modo abaratar los costos de producción y por últi-
mo los de comercialización, al punto extremo de que ante la falla de un pro-
ducto se considere mucho más económico para la firma, descartar el equipo
fallado y entregar uno nuevo, en vez de repararlo para evitar los costos de
reproceso que las reparaciones involucran.
El objetivo de la firma en ese supuesto es, mientras delega en terceros
parte de sus tareas, conservar la organización exclusivamente para su activi-
dad principal, dirigiéndola principalmente al cumplimiento de sus objetivos.
Así, se observa en la actualidad un proceso de coordinación entre diver-
sas industrias, que comparten intereses disímiles, pero que operativamente
colaboran en la producción de bienes y servicios. Si ponemos como ejem-
plo la firma Apple, vemos que en realidad no hay una fábrica en el sentido
tradicional de la palabra, como se pensaba a fines del siglo x1x y comienzos
404 SOCIEDADES

del siglo xx, en la segunda etapa de la Revolución Industrial. Hoy, firmas


como las nombradas elaboran sus productos en diversas partes del mundo
y se integran en un producto final que se comercializa. La empresa es, en
realidad, un centro de diseño, experimentación, administración, etc., no un
área de producción fabril.
De esta manera, logrará fundamentalmente tener un proveedor más es-
pecializado y, por lo tanto, en mejores condiciones para conseguir una efec-
tividad mayor en su labor. Como ejemplo podemos citar la delegación de
la operación de telecomunicaciones, administración de redes, administración
de datos, recursos humanos, distribución, etcétera. Además de la especia-
1ización señalada, se pretende lograr una menor estructura operativa, con la
pretensión de lograr una baja de costos.
La concreción de estos procedimientos, tanto de concentración como de
coordinación, requiere de diversos instrumentos jurídicos, que permitan lle-
varlos adelante. Dichos instrumentos son los siguientes.
a) Los denominados procesos de reorganización, como la fusión y esci-
sión de sociedades.
b) Las figuras contractuales de colaboración empresaria como las agru-
paciones de colaboración, las uniones transitorias de empresas, los consorcios
de exportación, o contratos coordinados integrados a contratos comerciales
característicos: contrato de distribución, contrato de representación, contrato
de franquicia, contrato de suministro, entre otros.
e) La conformación de un grupo societario a través de las técnicas de
control societario (art. 33, ley 19.550) o de participación societaria prevista
en el mismo artículo, con la particularidad de que ello además se integra con
situaciones fácticas específicas.

§ 164. TÉCNICAS CONTRACTUALES Y SOCIETARIAS. - Las fusiones y ad-


quisiciones (conocidas en el ámbito internacional como mergers and ac-
quisitions o M&A -en el ámbito internacional es recomendable la obra de
Galpin - Herndon, The complete guide to mergers and acquisitions: process
tools to support M&A-) en la actualidad se dan permanentemente tanto en
el mercado local como internacional. A diario vemos noticias relacionadas
con este tipo de operaciones, que se llevan a cabo principalmente como me-
dio para alcanzar la creación de valor, el que se verá incrementado cuando
la integración de las sociedades participantes resulte superior a la sumatoria
del valor de las sociedades independientes, por medio del aprovechamiento y
maximización de las cualidades de cada una de las sociedades, en el caso de
las fusiones. Y a la inversa, cuando lo que se pretenda sea diferenciar ne-
gocios y minimizar riesgos de ellos mediante lo que se denomina escisiones.
Sin embargo, en este último supuesto, la separación o división implica gene-
rar unidades de valor que a su vez requieren el "valorizar áreas específicas".
Es importante no caer en un error habitual en este tema, pues cuando uno
AGRUPAMIENTO EMPRESARIO Y CONTRATOS ASOCIATIVOS 405

habla de "sumar valor" parecería que solo incide aquello que se agrega (por
ello se utiliza la expresión "sumar"); no obstante, disminuir riesgos, como
mencionamos antes, significa sumar valor de un modo indirecto.
Otra cuestión a considerar en este aspecto es que hablar de "valor" no
es solo referirnos a una expresión matemática, sino a una apreciación subje-
tiva del sujeto que toma la decisión y "valoriza más esto que aquello". Esa
valorización de una cosa respecto de otra es lo que la moderna economía
considera como sumatoria y no solo la función matemática.
Explicamos anteriormente que las técnicas societarias son en primer lu-
gar las denominadas "fusiones y adquisiciones" o mergers and acquisitions
(M&A) en el ámbito internacional, y se concretan por medio de los procesos
de reorganización societaria, fusiones y escisiones, previstos en el art. 82 y
ss. de la ley 19.550, dado que en este tema la reforma introducida por la ley
26.994, que sancionó el Código Civil y Comercial de la Nación, no ha intro-
ducido cambios. Y los supuestos de adquisición de otras sociedades o toma
de control de otras sociedades están previstos en el art. 33 de la ley 19.550,
en los que la norma antes citada tampoco introdujo cambios.

§ 165. LA FUSIÓN, LA ESCISIÓN Y LA LEY DE IMPUESTO A LAS GANANCIAS. -


La ley 20.628 de impuesto a las ganancias y su decr. regl. 1344/98 prevén una
situación especial tributaria para estos supuestos que se encuentran compren-
didos en los arts. 77 y 78 de la ley citada (Asorey - Asorey, Reorganizaciones
empresariales libres de impuestos).
También se debe destacar sobre el particular el fallo dictado por la Cor-
te Suprema en "Galeno Argentina SA e/EN - Afip - DGI - res. 21/07 s/DGI",
de fecha 28/8/12 (Amaro Gómez, El concepto de empresa antecesora en el
marco de las reorganizaciones societarias), que tendió a dejar aclarado lo
que debe darse en estos procesos para que la reestructuración sea considera-
da libre de impuestos.
a) Que se cumpla la obligación de comunicar a la Dirección General
Impositiva dentro de los ciento ochenta días corridos contados a partir de la
fecha de la fusión u escisión.
b) Que la o las sociedades continuadoras sigan, durante un lapso no
inferior a dos años desde la fecha de la reorganización, alguna de las acti-
vidades de la o las empresas precedentes o de otra vinculada con ellas, de
manera tal que los bienes y-o servicios que oferten la o las empresas conti-
nuadoras, posean características esencialmente similares a las que ofertaban
las antecesoras.
c) Que los titulares de las sociedades antecesoras mantengan durante
un lapso no inferior a dos años contados desde la fecha de la fusión/escisión,
una participación societaria no menor a la que debían poseer a esa fecha en
el capital de la o las sociedades continuadoras, de acuerdo con lo que, para
cada caso, establezca la reglamentación.
406 SOCIEDADES

Este requisito no es de aplicación cuando la o las sociedades continua-


doras coticen sus acciones en mercados autorregulados bursátiles, siempre
que se mantenga esa cotización por un lapso no inferior a dos años.
d) Que las sociedades fusionadas o escindidas se encuentren en marcha
o en actividad a la fecha de la reorganización. Destacamos que se entiende
que están en marcha cuando desarrollan las actividades objeto de la sociedad
o cuando, al haber cesado, el cese respectivo se hubiera producido dentro de
los dieciocho meses anteriores a la fecha de la reorganización.
e) Que las sociedades fusionadas o escindidas, según el caso, hayan
desarrollado actividades iguales o vinculadas durante los doce meses ante-
riores a la fecha de la fusión/escisión o a la de cese, si se hubiera producido
dentro del término mencionado en el punto anterior o, en ambos casos, du-
rante el lapso de su existencia, si este fuera menor.
f) Adicionalmente, que se de cumplimiento a los requisitos de publici-
dad e inscripción establecidos por la ley 19.550.
Vale aclarar que para el caso de las reorganizaciones llevadas a cabo
dentro de un mismo conjunto económico, se deberán cumplimentar los re-
quisitos de los puntos a a c.

§ 166. Los CONTRATOS ASOCIATIVOS. - El Código Civil y Comercial in-


cluye un capítulo, denominado "Contratos asociativos", que comprende los
arts. 1442 a 1478 y que prevé una serie de supuestos particulares, como
los negocios en participación, las agrupaciones de colaboración, las uniones
transitorias y los consorcios de cooperación. La incorporación de estas fi-
guras, algunas de las cuales ya existían en la ley 19.550, se efectúa dentro del
Título IV, "Contratos en particular", del Libro Tercero (sobre este tipo de con-
tratos, la doctrina nacional elaboró, sobre la base de la normativa de la ley de
sociedades, diversos trabajos de gran relevancia académica, entre los que se
destacan: Le Pera, Joint venture y sociedad; Otaegui, Contratos de colabora-
ción empresaria, RDCO, 1983-861; Anaya, Contratos de autonomía privada
en los contratos de colaboración empresaria, ED, 123-272; Nissen, Ley de
sociedades comerciales, t. 3, p. 549 y siguientes).
Desde el art. 1442 hasta el art. 1447 se establecen las disposiciones ge-
nerales, entre las que se destaca un primer aspecto importante y es que las
distintas modalidades contractuales comprendidas en este capítulo no genera
figuras societarias, es decir, la realización de un contrato asociativo no gene-
ra que el eventual ente que se origine a través de una modalidad contractual
se constituya en una nueva sociedad, sino que solamente es un contrato de
colaboración, de organización o de participación, con una comunidad de fin
o de objetivo.
Esto se señala claramente en el art. 1442, que lo recalca incluso cuando
afirma que "a estos contratos no se les aplican las normas sobre la socie-
dad, no son, ni por medio de ellos se constituyen, personas jurídicas, so-
AGRUPAMIENTO EMPRESARIO Y CONTRATOS ASOCIATIVOS 407

ciedades ni sujetos de derecho". Si bien esto es claro, debemos tener en


cuenta que no lo es en materia tributaria.
En el ámbito fiscal, por ejemplo, la Afip obliga a la inscripción de cada
uno de estos entes (sujetos fiscales) a fin de otorgarles el CUIT, con lo que,
si bien no son personas jurídicas, son sujetos de imputación fiscal. Para esto
es necesario incurrir en ciertos aspectos registrales y darles ciertas formas
escritas, pese a que el art. 1444 exprese que estos contratos no están sujetos
a requisitos de forma. Se da la particularidad que en el caso de agrupacio-
nes de colaboración, el art. 1445 exige recaudos formales; en la unión tran-
sitoria de empresas, el art. 1464 también exige recaudos formales, y en los
consorcios de cooperación, el art. 1474 establece requisitos de forma. Por
lo que parece que la manda del art. 1444 solo se aplica para el supuesto
de negocio en participación, en el que claramente el art. 1448 establece de
modo expreso que es un contrato no formal, y no se inscribe en el Registro
Público. No obstante, posiblemente los organismos fiscales consideren al-
gún modo de imputación de responsabilidad tributaria.
Además, la ley establece que cuando el contrato tenga más de dos par-
tes, la nulidad del contrato que pudiera afectar a alguna de ellas no implica
la nulidad total del contrato, excepto que su participación sea imprescindible
porque haga al cumplimiento de su objeto.
La norma prevé libertad de contenidos, por lo que más allá de los con-
tratos aquí previstos que exigen ciertos recaudos determinados, las partes
pueden incorporar otros contenidos (art. 1446). Cabe señalar que este tipo
de contratos se vincula con los procesos de evolución de los negocios, por lo
que seguramente con el tiempo los nuevos negocios y las necesidades pro-
pias de las inversiones exigirán de los letrados una gran capacidad de crea-
ción de nuevos institutos comprendidos en la generalidad de "colaboración,
de organización o participativo, con comunidad de fin".

a) NEGOCIO EN PARTICIPACIÓN. El art. 1448 define el negocio en par-


ticipación como el que "tiene por objeto la realización de una o más ope-
raciones determinadas a cumplirse mediante aportaciones comunes y a
nombre del gestor". De esta definición y de su integración con el art. 1450,
resulta la existencia de dos partes diferenciadas.
Por un lado están los partícipes (art. 1450); por el otro, el gestor (art.
1448), quien va a actuar a nombre personal y cuya responsabilidad es ilimi-
tada (art. 1449), mientras que los terceros solo adquieren derechos y asumen
obligaciones respecto de él, no respecto de los partícipes en general, salvo
que estos últimos exterioricen la apariencia de una actuación común y allí
se exponen ante terceros; de lo contrario, su participación está oculta, dado
que no está sometido a tener denominación, no tiene requisitos de forma,
ni tampoco se inscribe ni se registra. Por lo que ante terceros la actua-
ción del gestor es propia y no en representación de los partícipes, de allí
que los partícipes no tengan acción legal propia para ir contra los terceros
408 SOCIEDADES

que contrataron con el gestor, y se produzco una división entre aportes y re-
sultado.
Destaquemos que en la relación partícipe-gestor existe a favor del pri-
mero derecho a la información y rendición de cuentas (art. 1451), y la pér-
dida que afecte al partícipe nunca puede ser superior al valor de su aporte
(art. 1452).
Un interrogante que surge de la lectura del texto legal es, ¿el gestor pue-
de desarrollar varios negocios de participación? El texto no lo prohíbe; sin
embargo, podría darse un problema de "confusión de negocios y responsa-
bilidades". Tema por demás delicado dado que la informalidad del negocio
aumenta los riesgos generados por la propia informalidad, en tanto y en cuan-
to podrían generarse situaciones confusas. Por ejemplo, si el gestor recibe
aportes dinerarios y él los administra respecto de operaciones con terceros,
los aportes recibidos de los partícipes -ante la informalidad de la constitución
del negocio- se confundirían con su propio patrimonio, generando que un ter-
cero -acreedor personal del gestor- pudiera ir contra los bienes que integran
su patrimonio, entre los que se encuentran los aportes recibidos.
b) AGRUPACIONES DE COLABORACIÓN. La agrupación de colaboración se
encuentra regulada en el Código Civil y Comercial entre el art. 1453 y el
art. 1462. Su precedente se vincula con la incorporación a la ley 19.550,
mediante reforma de la ley 22.903, que incorporó como contratos de colabo-
ración empresaria el capítulo 111 a dicha ley.
El nuevo art. 1453 define que "hay contrato de agrupación de colabora-
ción cuando las partes establecen una organización común con la finalidad
de facilitar o desarrollar determinadas fases de la actividad de sus miembros
o de perfeccionar o incrementar el resultado de tales actividades".
Es decir que en este caso las partes contratantes establecen una organi-
zación común que estará determinada entre ellos a los efectos de facilitar o
desarrollar determinadas áreas de actividades de sus miembros; en otras pa-
labras, esa organización va a aprovechar una sinergia entre los partícipes
para lograr una operatividad que a ambos les resulte conveniente. O bien,
perfeccionar o incrementar el resultado de tales actividades, las que se hayan
especificado, y que confluyan en un interés común. Por consiguiente, en
este tipo de contrato se percibe esa comunidad de fines que lo tipifica.
Es importante destacar que en el texto anterior de la ley de sociedades,
el art. 367 preveía que en principio solo podían participar de este tipo de con-
tratos sociedades constituidas en la República Argentina o sociedades consti-
tuidas en el extranjero que se hubieren sometido a lo dispuesto por el art. 118,
párr. 3°, de la ley de sociedades. Esta diferenciación se ha excluido del texto
actual del Código, al no efectuar diferencias entre sociedades constituidas en
la República Argentina o fuera de ella.
Este tipo de agrupación no prevé que en sí misma genere un lucro au-
tónomo, sino que por el contrario, el beneficio debe recaer sobre las partes
AGRUPAMIENTO EMPRESARIO Y CONTRATOS ASOCIATIVOS 409
contratantes en forma independiente, beneficiando a cada una en particular
y no a la "organización común" como un ente en sí, dado que este es solo un
esfuerzo de intereses para lograr un objetivo en beneficio directo de las par-
tes contratantes (art. 1454).
El art. 1454 determina la forma y contenido de este contrato, fijando
que debe hacerse por instrumento público o privado con firma certificada
por escribano público e inscripto en el Registro Público. De este contrato
debe remitirse copia al organismo de aplicación del régimen de defensa de
la competencia. El organismo en cuestión es la Comisión de Defensa de la
Competencia, ante la falta del Tribunal de Defensa de la Competencia, como
había sido originariamente legislado.
La ley señala que debe contener los siguientes datos.
1) El objeto de la agrupación; es decir, es preciso exponer el tipo de
organización que se piensa diagramar para que con su funcionamiento se al-
cance la finalidad prevista en ella.
2) El plazo de duración no puede exceder de diez años, si se establecie-
re un plazo mayor se reduce al máximo legal y si no se puso plazo se entien-
de que no puede superar el previsto de diez años. Por decisión unánime de
los integrantes se puede prorrogar pero siempre por plazos de diez años. Se
establece en su nueva redacción un impedimento para su continuación, el
cual no tiene sentido por el tipo de contrato y consiste en que no puede pro-
rrogarse si hubiese acreedores embargantes de los participantes y no se los
desinteresa previamente. La pregunta es, ¿por qué? La verdad es que si se
destaca que no tiene finalidad lucrativa y que solo tiene por propósito gene-
rar ventajas para ellas en su desempeño, el eventual embargo que pudiera
existir en nada afecta la operatividad y ventajas del contrato. Por su parte,
el embargo es algo que se puede dar en la vida de las firmas, que en nada
afectan a la vida y proyección de ellas.
3) La denominación o nombre de fantasía integrado con la palabra
"agrupación".
4) El nombre, razón social o denominación, el domicilio y los datos de
inscripción registra} del contrato o estatuto o de la matriculación e indivi-
dualización de cada uno de los participantes. En el caso de sociedades, la
relación de la resolución del órgano social que aprueba la contratación de
la agrupación, así como su fecha y número de acta. En este supuesto se
pretende la clara identificación de los integrantes del contrato y el respaldo
documental de las decisiones adoptadas por cada uno de los integrantes, por
el compromiso que ello conlleva.
5) La constitución de un domicilio especial para todos los efectos que
deriven del contrato de agrupación, tanto entre las partes como respecto de
terceros.
6) Las obligaciones asumidas por los participantes, las contribuciones
debidas al fondo común operativo y los modos de financiar las actividades
410 SOCIEDADES

comunes. El fondo común operativo es un fondo de administración de la


agrupación con el objetivo de financiar los costos que genere. Por lo tanto,
es un aporte que se establece con cargo sobre cada uno de ellos y no un fon-
do de generación propia. Es obligación de los integrantes de la agrupación
mantener los aportes al día a fin de evitar desequilibrios financieros.
El art. 1458 determina que el fondo común operativo se compone de las
contribuciones que efectúen los participantes y de los bienes que con ellas
se adquieran. Durante el plazo de diez años, los bienes se deben mantener
indivisos y los acreedores particulares de los participantes no pueden hacer
valer su derecho sobre dichos bienes.
Cabe señalar sobre el particular que el art. 1459 establece que los inte-
grantes de la agrupación responden ilimitada y solidariamente respecto de
las obligaciones hacia terceros que hayan sido asumidas por sus representan-
tes en nombre de la agrupación. Los acreedores pueden reclamar a los in-
tegrantes después de haberse interpelado al administrador y que ello hubiere
sido infructuoso. El demandado por cumplimiento de la obligación hacia el
tercero tiene derecho a oponer las defensas personales y las comunes que co-
rrespondan a la agrupación. Asimismo, el integrante representado responde
solidariamente con el fondo común operativo por las obligaciones que los re-
presentantes hayan asumido en representación de un participante, haciéndolo
saber al tercero al tiempo de obligarse.
7) La participación que cada contratante ha de tener en las actividades
comunes y en sus resultados. Es decir que debe señalarse las obligaciones
o el grado de participación que cada participante debe tener respecto de la
agrupación como en sus resultados.
8) Sobre la administración y dirección de la agrupación, el contrato
debe determinar los medios, atribuciones y poderes que se establecen para
dirigir la organización y actividad común. Así, establecer cómo se admi-
nistra el fondo operativo, y el modo de representar individual y colectiva-
mente a los participantes, como también los resguardos de control sobre la
actividad al solo efecto de comprobar el cumplimiento de las obligaciones
asumidas.
El art. 1457 agrega sobre el particular que la dirección y administración
debe estar a cargo de una o más personas humanas designadas en el contra-
to, o posteriormente por resolución de los participantes. Se les aplican a
los administradores las reglas del mandato. Para el supuesto de que haya
varios administradores y nada se explicite sobre el particular es que pueden
actuar de modo indistinto.
9) El contrato debe prever los casos de separación y exclusión de los
integrantes. Sobre este aspecto cabe señalar que más allá de las causales
que las partes pueden convenir, el Código Civil y Comercial dispone como
causal de resolución parcial que cualquier participante puede ser excluido
por decisión unánime de los demás, si su actuar habitualmente afectase el
AGRUPAMIENTO EMPRESARIO Y CONTRATOS ASOCIATIVOS 411

cumplimiento de sus obligaciones, perturbara el funcionamiento de la agru-


pación o incurriera en un incumplimiento grave.
El art. 1462 continúa expresando que cuando el contrato solo estuviese
compuesto por dos personas, si una incurre en alguna de las causales indica-
das, el otro participante puede declarar la resolución del contrato y reclamar
del incumplidor el resarcimiento de los daños.
JO) Los requisitos de admisión de nuevos participantes. Se podrán
fijar aquellos requisitos que deben tener los nuevos integrantes que quieran
formar parte de la agrupación como el modo en que afrontarán la integra-
ción del fondo común operativo.
JJ) Las sanciones por incumplimiento de obligaciones. Serán de con-
tenido esencialmente económico con posibilidad de ser causal para la reso-
lución parcial del contrato llegado el caso, tal cual lo establece el art. 1462.
12) Las normas para la confección de estados de situación, a cuyo efec-
to los administradores deben llevar, con las formalidades establecidas por
este Código, los libros habilitados a nombre de la agrupación que requiera la
naturaleza e importancia de la actividad común.
La agrupación adoptará resoluciones relativas a la realización del objeto
de la agrupación. Ellas se adoptan por el voto de la mayoría absoluta de los
participantes, excepto que el contrato establezca otra modalidad, tal como lo
señala el art. 1456.
La impugnación de las resoluciones, por parte de los integrantes, solo
puede fundarse en la violación de disposiciones legales o contractuales
por parte de quien no haya participado en la decisión y que se vea afectado por
ella. El impugnante debe dirigir la acción contra cada uno de los integran-
tes de la agrupación y plantearse ante el tribunal del domicilio fijado en el
contrato, dentro del plazo de treinta días de haberse notificado fehaciente-
mente la decisión de la agrupación. El sistema de administración debe ser
ágil y rápido, por lo que las reuniones o consultas a los participantes deben
efectuarse cada vez que lo requiera un administrador o cualquiera de los par-
ticipantes, para lograr de este modo una inmediatez en la toma de decisiones
del agrupamiento. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que para el supues-
to de modificación del contrato de agrupación se requiere unanimidad en la
toma de decisiones y no rige el sistema de mayorías. De este modo, se evi-
ta que decisiones de la mayoría afecten derechos de otros integrantes, que no
están dispuestos a aceptar modificaciones del contrato que afecten expectati-
vas que tuvieron al momento de su suscripción.
El art. 1460 regula los denominados estados de situación, que en rea-
lidad son los estados de situación patrimonial. Ellos deben ser sometidos
a decisión de los participantes dentro de los noventa días del cierre de cada
ejercicio anual. Los beneficios (resultado de la administración operativa,
no en sentido de actividad lucrativa) o pérdidas o, en su caso, los ingresos y
gastos de los participantes derivados de su actividad, pueden ser imputados
412 SOCIEDADES

al ejercicio en que se producen o a aquel en el que se aprueban las cuentas


de la agrupación, que será resuelto por los integrantes.
Por último, el art. 1461 determina las causales de extinción, más allá
de las que específicamente se hayan establecido en el contrato. Así, con-
sidera causales de extinción a la decisión de los participantes; la expiración
del plazo de diez años de constitución, o la consecución del objeto por el
que se estableció la sociedad la imposibilidad sobreviniente de lograrlo; la
reducción a uno del número de participantes, dado que desaparecería unos
de los requisitos básicos que originó la agrupación; la incapacidad, muerte,
disolución o quiebra de un participante, a menos que el contrato prevea su
continuación o que los demás participantes lo decidan por unanimidad, y por
último la decisión firme de la autoridad competente (Comisión de Defensa
de la Competencia) que considere que la agrupación, por su objeto o por su
actividad, persigue la realización de prácticas restrictivas de la competencia,
por ejemplo, que la agrupación estableciese prácticas de acuerdos de precios,
utilidades, etcétera.

e) U NIONES TRANSITORIAS. A la unión transitoria de empresas (UTE),


denominada así en la ley 19.550, ahora se le excluye el término "empresa",
por lo que queda denominada solo como unión transitoria (UT). Tienen
una larga aplicación en nuestro medio económico y mercantil, ya que se las
utiliza no solo en emprendimientos privados sino también en emprendimien-
tos de prestación o concesión de servicios públicos, e incluso en procesos de
insolvencia, con una alta aceptación en la realidad de nuestro país.
El Código Civil y Comercial modifica la definición tradicional y esta-
blece en el art. 1463 que existe este tipo de contrato cuando las partes se
reúnen para el desarrollo o ejecución de obras, servicios o suministros con-
cretos, dentro o fuera de la República Argentina. Pueden desarrollar o eje-
cutar las obras y servicios complementarios y accesorios al objeto principal.
Ante todo la UT, según la definición adoptada por el legislador, prevé que
las partes se reúnan con finalidad de desarrollar o ejecutar obras, servicios
o suministros; como se verá, su objeto se presta a un conjunto de sujetos
que pueden canalizar su actividad y expandir sus posibilidades empresarias,
uniéndose con otros en el desarrollo de un negocio que le sea beneficioso a
todas las partes involucradas. Así, puede darse el supuesto en el que para
la prestación de un servicio concurran varios sujetos con capacidades técni-
cas diferentes que, manteniendo su individualidad, se unan con la intención
de participar en un proyecto que no pueden afrontar en modo individual y
adquieran capacidad contractual y operativa, operando en conjunto por me-
dio de la unión transitoria.
La norma también proyecta la posibilidad de que la actividad de la UT
no solo se desarrolle en nuestro país, sino que expresamente determina que
pueda desarrollar su actividad fuera de la República Argentina, lo que impli-
caría analizar en dicho supuesto los requisitos legales exigidos en el exterior,
AGRUPAMIENTO EMPRESARIO Y CONTRATOS ASOCIATIVOS 413

donde va a desarrollar ella su actividad, más aún si tenemos en cuenta que


este tipo en estudio es meramente un contrato asociativo.
La ley determina los requisitos que debe contener el contrato constitu-
tivo, el cual debe ser otorgado mediante instrumento público o privado con
firm a certificada por escribano público.
Son sus requisitos obligatorios los que enunciamos a continuación.
J) El objeto, con determinación concreta de las actividades y los me-
dios para su realización. Debe identificarse de modo preciso y determina-
do cuál es la obra, servicio o suministro a realizar y los medios que va a
utilizar, es decir, con qué elementos van a llevar adelante el cometido para el
cual se unen.
2) El plazo de duración, que debe vincularse temporalmente con el
tiempo necesario para dar cumplimiento a la obra, servicio o suministro que
constituye el objeto. Por ejemplo, la realización de una UT para llevar ade-
lante la construcción de una autopista o una represa estará temporalmente
vinculada a los plazos contractuales previstos como a las obras a realizar.
Es necesario detenernos, en particular, en que el tiempo siempre está vincu-
lado a la labor a desarrollar y no en un plazo determinado legalmente como
en las agrupaciones de colaboración.
3) Su denominación o identificación, que debe ser la de alguno, algu-
nos o todos los miembros, seguida de la expresión "unión transitoria", a los
efectos de exteriorizar la modalidad contractual que las vincula.
4) El nombre, razón social o denominación, el domicilio y, si los tiene,
los datos de la inscripción registral del contrato o estatuto o de la matricula-
ción o individualización que corresponde a cada uno de los miembros, dado
que alguno de ellos puede ser una persona humana. Para el supuesto de
sociedades se deberá identificar la relación de la resolución del órgano social
que aprueba la celebración de la unión transitoria, su fecha y número de acta.
5) La constitución de un domicilio especial para todos los efectos que
deriven del contrato, tanto entre partes como respecto de terceros. Este do-
micilio coincidirá con el domicilio fiscal de la UT, que se denunciará ante
las autoridades tributarias correspondientes.
6) Las obligaciones asumidas, las contribuciones debidas al fondo co-
mún operativo y los modos de financiar las actividades comunes, en su caso.
Es de aplicación subsidiaria lo comentado cuando analizamos la agrupación
de colaboración, por lo que a ello nos remitimos.
El art. 1467 establece que la regla general es la no solidaridad de los
miembros integrantes de la UT, por las obligaciones contraídas frente a ter-
ceros. La solidaridad no se presume, excepto disposición en contrario del
contrato.
7) El nombre y el domicilio del representante, que puede ser persona
humana o jurídica. El art. 1465 establece que el representante tiene los po-
414 SOCIEDADES

deres suficientes de todos y cada uno de los miembros para ejercer los de-
rechos y contraer las obligaciones que hacen al desarrollo o ejecución de la
obra, servicio o suministro. Para revocar la designación del representante
es necesario que exista causa, excepto que ella se hubiera adoptado por de-
cisión unánime de los participantes. Mediando justa causa, la revocación
puede ser decidida por el voto de la mayoría absoluta.
El art. 1468 establece que los acuerdos entre las partes requieren siem-
pre que sean adoptados por unanimidad, excepto que el contrato previera
una modalidad diferente.
8) El método para determinar la participación de las partes en la distri-
bución de los ingresos y la asunción de los gastos de la unión o, en su caso,
de los resultados. Esto hace al modo de mantener una ecuación económi-
ca que sea adecuada para las partes intervinientes en la UT y a los efectos
de mantener un fondo que permita tornar activo el emprendimiento. Así,
el grado de participación se vinculará con el grado de participación en las
utilidades y el modo en que se financie este proyecto, ya sea con recursos
propios o de terceros.
9) Los supuestos de separación y exclusión de los miembros y las cau-
sales de extinción del contrato. Estos pueden ser expresos y específicos, de
acuerdo con el proyecto en común que encare la UT, o bien similares a las
previstas en las agrupaciones de colaboración en los arts. 1461 y 1462. De-
bemos tener en cuenta que en ciertos supuestos de prestación de servicios
públicos hay causales que son propias de la prestación que se efectúa de él y
que surge de los propios contratos de concesión de servicios y de las autori-
dades de control sobre la actividad.
JO) La norma prevé los requisitos de admisión que se deben dar para
admitir nuevos miembros. Esto dependerá del tipo de UT que se realice y
el proyecto para el cual se haya creado. Indudablemente puede ocurrir que
sea necesario incorporar a alguien más por mayor desarrollo del proyecto
originario, o por apartamiento de alguno y necesidad de cubrir una determi-
nada especialidad en el proyecto conjunto. Para estos supuestos debe estar
claramente determinado el modo de incorporación, la integración del fondo
común operativo y la aceptación de las condiciones y resoluciones que se-
guramente ha adoptado la UT hasta la fecha. Es decir que la posibilidad
de incorporar nuevos miembros se vincula directamente con el negocio y el
mantenimiento de una ecuación económica y operativa propia de él y no con
una cuestión legal.
11) Las sanciones por incumplimiento de obligaciones, que pueden ser
desde pecuniarias hasta la exclusión de la parte en el contrato de UT. En
esto el legislador ha otorgado una gran posibilidad a las partes, al dejar pre-
vistas a su criterio las sanciones más adecuadas para cada caso en particular.
12) Las normas para la elaboración de los estados de situación, a cuyo
efecto los administradores deben llevar, con las formalidades establecidas en
AGRUPAMIENTO EMPRESARIO Y CONTRATOS ASOCIATIVOS 415

los art. 320 y ss., los libros exigibles y habilitados a nombre de la UT que re-
quieran la naturaleza e importancia de la actividad común de acuerdo con las
normas que rijan en materia contable.
El art. 1466 establece la obligatoriedad de que el contrato y la designa-
ción del representante deben ser inscriptos en el Registro Público que corres-
ponda. Asimismo, las normas tributarias exigen que estos emprendimientos
deban inscribirse a los efectos de obtener su clave única de identificación tri-
butaria (CUIT), debido a que es un sujeto obligado tributariamente al pago de
impuestos y a brindar información que el organismo le requiera.
Por último, el art. 1469 determina que la quiebra de cualquiera de los
participantes, así como la muerte o incapacidad de las personas humanas in-
tegrantes de la UT, no producen la extinción del contrato, el que continúa
con los restantes si acuerdan la manera de hacerse cargo de las prestaciones
ante los terceros. Salvo que la UT sea de dos miembros y en un plazo con-
tractualmente acordado y determinado previamente no se incorpore otro u
otros para cubrir al faltante, por la causa que lo haya originado.
d) C ONSORCIOS DE COOPERACIÓN. Este tipo contractual no se encontra-
ba legislado en la ley de sociedades comerciales. Sobre el particular se ha-
bían realizado distintos trabajos de doctrina, que el legislador plasmó en la
redacción del Código, luego de la fugaz vigencia de la ley 26.005.
Así, el art. 1470 conceptualiza este contrato cuando las partes estable-
cen una organización común para facilitar, desarrollar, incrementar o con-
cretar operaciones relacionadas con la actividad económica de sus miembros
a fin de mejorar o acrecentar sus resultados.
Estos contratos son de los que se denominan cooperativos, en cuanto
cooperación entre integrantes, y tienen por objeto generar un beneficio gene-
ral para cada uno de los integrantes de las partes contratantes. La impor-
tancia de estos contratos es muy grande en la actualidad, dado que permiten
aunar esfuerzos con el objeto de faci litar, desarrollar, incrementar o concre-
tar operaciones comerciales. Es decir, esa expresión tradicional de que "la
unión hace la fuerza" se materializa en la esencia de este contrato dado que,
desde la cooperación entre miembros, se trata de alcanzar el objetivo que la
ley indicaba en la parte general en el art. 1442 de "comunidad de fin".
Es también importante señalar que el consorcio no ejerce dirección o
control de la actividad de los miembros que los integran. Cada miembro
mantiene y conserva sus propios órganos de administración y el consorcio
no se superpone sobre él. El consorcio solo colabora - de allí su carác-
ter cooperativo- en facilitar, desarrollar, incrementar las actividades de los
miembros, tal cual lo dispone el art. 1471.
El contrato debe otorgarse por instrumento público o privado con fir-
ma certificada por escribano público nacional e inscribirse juntamente con
la designación de sus representantes en el Registro Público que corresponda,
tal como lo determina el art. 1473. Este tipo de consorcio de cooperación,
416 SOCIEDADES

debido al carácter lucrativo que genera, debe ser inscripto ante la Afip a los
efectos de obtener la registración pertinente del CUIT y determinar los im-
puestos que se deba afrontar.
El contrato tendrá un contenido determinado por el art. 1474, y que in-
cluye los siguientes puntos.
J) El nombre y datos personales de los miembros individuales (perso-
nas humanas que lo integren), y en el caso de personas jurídicas, el nom-
bre, denominación, domicilio y, si los tiene, datos de inscripción del contrato
o estatuto social de cada uno de los participantes. Las personas jurídicas,
además, deben consignar la fecha del acta y la mención del órgano social
que aprueba la participación en el consorcio.
2) El objeto del consorcio es identificar lo que este pretende realizar y
el modo en que lo piensa llevar a cabo. En este aspecto debe determinarse
lo que se pretende facilitar, desarrollar, incrementar o concretar, y con qué
operaciones de la actividad económica de sus miembros se vincula.
3) El plazo de duración del contrato. Aquí el texto legal no fija un
plazo determinado, por lo que queda a criterio de las partes contratantes.
4) La denominación, que se forma con un nombre de fantasía integrado
con la leyenda "Consorcio de cooperación".
5) La constitución de un domicilio especial para todos los efectos que
deriven del contrato, tanto respecto de las partes como con relación a terceros.
Este domicilio se inscribirá, a los efectos tributarios, como domicilio fiscal.
6) La constitución del fondo común operativo y la determinación de su
monto, así como la participación que cada parte asume en él, incluyéndose la
forma de su actualización o aumento, en su caso. Este fondo común opera-
tivo cumple la función similar a lo que sucede en otras formas contractuales
asociativas, en consecuencia, el contrato debe establecer el modo y la pro-
porción en que se integra por cada uno de los integrantes y además su opera-
tividad administrativa sobre él.
7) Las obligaciones y derechos que pactan los integrantes, lo cual hace
a la esencia del contrato cooperativo. Allí se determinará el modo en que
cada parte participa del proyecto en ambos aspectos. La ley deja librado a
las partes el contenido obligatorio, debido a que es imprescindible que ellas
lo diseñen teniendo en cuenta el tipo de consorcio y a qué se va a dedicar.
De allí la libertad que el legislador otorga a la figura.
8) La participación de cada contratante en la inversión del o de los pro-
yectos del consorcio, si existen, y la proporción en que cada uno participa de
los resultados. Además la ley determina en el art. 1472 el modo en que los
integrantes participan en los resultados del consorcio. El texto legal señala
que los resultados que genera la actividad desarrollada por el consorcio se
distribuyen entre sus miembros en la proporción que fija el contrato en cuan-
to a lo que recibe cada parte, dado que será proporcional a los aportes. Si
AGRUPAMIENTO EMPRESARIO Y CONTRATOS ASOCIATIVOS 417

esta proporción no se fija al momento de la suscripción del contrato respecti-


vo, se distribuirán los resultados por partes iguales, pues el legislador entien-
de que decidieron entre todos distribuir de este modo.
9) La proporción en que los participantes se responsabilizan por las
obligaciones que asumen los representantes en su nombre. El art. 1476 fija
la responsabilidad de los participantes del consorcio y establece que el con-
trato puede establecer la proporción en que cada miembro responde por las
obligaciones asumidas en nombre del consorcio. En caso de silencio, todos
los miembros son solidariamente responsables. Obsérvese que a diferencia
de otros supuestos aquí la solidaridad es la regla, excepto que se establezca
otra modalidad.
JO) La toma de decisiones del consorcio debe estar contemplada tam-
bién en el contrato para lograr así el cumplimiento del objeto. Debe prever-
se la obligatoriedad de celebrar reuniones para tratar los temas relacionados
con los negocios propios del objeto cuando así lo solicita cualquiera de los
participantes por sí o por su representante. Las resoluciones se adoptan por
mayoría absoluta de las partes, excepto que el contrato de constitución dis-
ponga otra forma de cómputo u otro tipo de mayoría.
11) La representación del consorcio estará a cargo de uno o más repre-
sentantes. El contrato determinará el número de representantes del consor-
cio y se identificarán por nombre, domicilio y demás datos personales, forma
de elección y de sustitución, sus facultades, poderes y capacidades, como tam-
bién se determinará si la representación es plural, y en este caso las formas
de actuación. En caso de renuncia, incapacidad o revocación de mandato, el
nuevo representante se designa por mayoría absoluta de los miembros, excep-
to disposición en contrario del contrato. De ser necesario sustituir el poder,
se deberá fija r el mecanismo a tal fin. El art. 1476 determina las obligacio-
nes y responsabilidades del representante. El representante debe llevar los
libros de contabilidad y confeccionar los estados de situación patrimonial
del consorcio. También debe informar a los miembros sobre la existencia de
causales de extinción previstas en el contrato o en la ley y tomar las medi-
das y recaudos urgentes que correspondan, tanto en el ámbito de la admi-
nistración, como para la continuación del contrato en el tiempo. Es el res-
ponsable de que en toda actuación sea exteriorizado el carácter de consorcio.
12) Las mayorías necesarias para la modificación del contrato consti-
tutivo. Las partes pueden fijar la modalidad más adecuada a sus intereses,
y solo fijará una modalidad importante en caso de silencio donde se requiere
unanimidad.
13) Las formas de tratamiento y las mayorías para decidir la exclusión
y la admisión de nuevos participantes. En caso de silencio, la admisión de
nuevos miembros requiere unanimidad. En caso similar al punto anterior,
el ingreso de nuevos miembros se puede hacer por un sistema de mayorías,
previsto contractualmente, o de lo contrario se requiere unanimidad.
418 SOCIEDADES

14) Las sanciones por incumplimientos de los miembros y representan-


tes, que podrán ser de carácter pecuniario o llegar a la exclusión del miem-
bro o del representante según el caso.
15) La ley deja librado a las partes contratantes la determinación de
causales de extinción del contrato propias de acuerdo con las características
de él, como también las formas de liquidación del consorcio. Sin embargo,
el art. 1478 fija causales de orden legal que llevan a la extinción del contrato.
Las que se indican son: el agotamiento de su objeto o la imposibilidad de
ejecutarlo; la expiración del plazo establecido; la decisión unánime de sus
miembros, y la reducción a uno del número de miembros.
La muerte, incapacidad, disolución, liquidación, concurso preventivo,
cesación de pagos o quiebra de alguno de los miembros del consorcio no ex-
tingue el contrato, que continúa con los restantes, excepto que el lo resulte
imposible fáctica o jurídicamente.
16) Se debe fijar una fecha anual para el tratamiento del estado de si-
tuación patrimonial por los miembros del consorcio, es decir que los miem-
bros del consorcio están obligados a tratar los estados contables y, llegado
el caso, aprobarlos. Sobre el particular, el art. 1475 determina las reglas
contables. El contrato debe establecer las reglas sobre confección y aproba-
ción de los estados de situación patrimonial, atribución de resultados y ren-
dición de cuentas, que reflejen adecuadamente todas las operaciones llevadas
a cabo en el ejercicio mediante el empleo de técnicas contables adecuadas.
Dicha contabilidad deberá consignarse en libros contables -o medios infor-
máticos, como se utilizan en la actualidad- llevados con las formalidades
establecidas en las leyes. Se debe llevar un libro de actas en el cual se de-
ben labrar las correspondientes a todas las reuniones que se realizan y a las
resoluciones que se adoptan.
17) Se debe fijar, como en otros casos, la constitución del fondo ope-
rativo, el cual debe permanecer indiviso por todo el plazo de duración del
consorcio de cooperación.

§ 167. GRUPOS DE SOCIEDADES. - Los grupos de sociedades surgen


como una realidad comercial y económica en el derecho. Al igual que con
otras previsiones legales, el legislador debió regular una realidad económi-
co-social cuando se le ha presentado. La regulación normativa existente en
la Argentina respecto de esta realidad no es completa, sino que se advierte
la incorporación de la figura a través de distintos institutos, particularmente
sancionatorios que se establecen para la protección de la sociedad y terceros.
El crecimiento del comercio y la complejidad de los negocios han llevado
a que las empresas, en su afán de crecimiento, busquen la incorporación de
unidades de negocios que se lleven a cabo por medio de distintas sociedades.
En la actualidad, diversos factores provocan la necesidad de crear es-
tructuras societarias cada vez más complejas y sofisticadas, a la par que
abarcativas de diversas actividades. A modo de ejemplo podemos señalar
AGRUPAMIENTO EMPRESARIO Y CONTRATOS ASOCIATIVOS 419

la influencia de los avances tecnológicos, mercados territoriales cada vez


más extensos, mayor capacidad, y la generación de la necesidad de consumo.
Dichos factores exigen la creación de estructuras que permitan el aprovecha-
miento de toda esa demanda. Prolifera, así, la creación de estructuras empre-
sarias de considerable tamaño y complejidad. Estructuras que involucran prin-
cipalmente a las medianas y grandes empresas, en una organización, que puede
actuar internacionalmente en varios mercados, cuyo funcionamiento queda
configurado por medio de la actuación de una pluralidad de sociedades, bajo la
dirección unificada de una sociedad directora, denominada holding. La so-
ciedad holding es aquella que adquiere todas o la mayor parte de las acciones
de otra empresa, con el único fin de poseer el control total sobre la otra empresa.
Los grupos de sociedades son para el siglo xxI, lo que en su momento
fue para el siglo X IX la creación de las sociedades anónimas, con la diferencia
de origen de ambos hitos. Las sociedades anónimas tienen su origen en la ley,
mientras que los grupos de sociedades lo tienen en la creatividad empresarial.
Tal es la trascendencia de los grupos societarios que la doctrina inter-
nacional habla del interés del grupo por sobre el interés social, es decir, la
primacía del interés del grupo (representado por el interés de la controlante)
por sobre el interés de las sociedades que lo integran. Este interés del grupo
choca con la consagración normativa de la affectio societatis tradicional, que
procura la primacía del interés de la sociedad por sobre el resto de las socie-
dades y ha encontrado reparos tanto en la doctrina como en la jurisprudencia.
Sobre todo debe tenerse en cuenta que el grupo no tiene una personalidad
propia consagrada legalmente y, por ende, en los hechos no existiría un inte-
rés del grupo, sino un interés de la controlante que impone su voluntad sobre
las controladas.
El límite del interés del grupo, en definitiva, está dado por normas pro-
tectorias de terceros y de la sociedad misma, consagrados en el art. 54 de
la LGS. El grupo resulta de una pluralidad de sociedades vinculadas entre
sí a través de una relación de control accionario que permite una dirección
unificada, actuando cada una de esas sociedades en un sector de la actividad
empresaria o bien en un mercado específico.
El grupo económico se define "cuando varias personas visibles o jurí-
dicas de carácter privado realizan actividades económicas configurativas de
una gestión empresarial unificada duradera o transitoria, bajo una misma di-
rección, pero sin asumir una responsabilidad común ante terceros" (Otaegui,
La extensión de la quiebra, p. 296).
Conforme señala Manóvil, "la noción de grupo de sociedades presupo-
ne dos elementos: uno jurídico, el control o dependencia, y otro económico
o de organización empresaria, la dirección unificada" (Evolución del dere-
cho de los grupos de sociedades, p. 7).
La dependencia o control social se puede dar a través de distintas for-
mas, la más común se da a través del control de las participaciones acciona-
rias de la controlada.
420 SOCIEDADES

Cuando una empresa decide ampliar su actividad productiva, sea en bús-


queda de una integración vertical o de una integración horizontal, puede optar
por desarrollar de cero esa nueva actividad o bien adquirir una empresa que
ya esté en marcha y produciendo, dentro del rubro que se quiere incorporar.
En este último supuesto, la sociedad empresaria que pretende incorporar a su
empresa una nueva actividad y decide hacerlo por medio de la compra de otra
sociedad, que ya está activa en ese sector de la producción, adquirirá las par-
ticipaciones societarias de esa otra sociedad dueña de esta actividad. Esto es
lo que se denomina adquisición, y se concreta a través de la compra de parti-
cipaciones societarias, en la denominada sociedad target: una empresa en la
cual otra compañía está tratando de asumir el control, ya sea en una operación
hostil o amistosa.
La adquisición de paquetes accionarios que permiten la toma de control
de la sociedad target, es una operación jurídica de alta complejidad porque no
se trata simplemente del pago del precio por títulos accionarios, sino que con-
siste en la compra de una empresa en marcha, es decir, de un patrimonio, con
sus activos, sus pasivos, sus contingencias, que requieren de un estudio y aná-
lisis previo de la situación de la compañía, denominado due dilligence, que no
siempre permite un conocimiento pleno y acabado de la situación patrimonial
y financiera de la compañía target, por existir contingencias imprevistas o
bien pasivos ocultos que no figuran en los libros y contabilidad de la empresa.
La compra de participaciones societarias puede involucrar el 100 % del
capital accionario de la sociedad target, y en este caso queda absolutamente
controlada por parte del adquirente, y se la denomina filial (se la denomina
así porque es la sociedad hija de una sociedad madre).
Si, en cambio, no se adquiere la totalidad de las participaciones socie-
tarias sino un porcentaje de ellas, la sociedad target se considerará sociedad
controlada si la adquisición de las participaciones societarias permiten con-
tar con los votos necesarios para tomar decisiones (formar la voluntad so-
cial) por sí en las reuniones sociales o asambleas ordinarias. Ese control se
denomina "control interno o de derecho" porque surge del poder de voto que
tiene la sociedad controlante.
Existe también una situación de control, denominada "control externo
o de hecho", que se da cuando la sociedad controlante tiene una influencia
dominante sobre la sociedad controlada, sea por la participación que posee
o "por los especiales vínculos existentes entre las sociedades". En este se-
gundo caso, el poder de control viene dado por la existencia de vínculos eco-
nómicos de carácter contractual en la mayoría de los casos, que le permite
influir en forma decisiva en las decisiones de la compañía controlada. Esos
vínculos tienen que tener significatividad, perdurabilidad, al punto de que su
desaparición o su terminación pongan en riesgo la continuidad de la socie-
dad controlada.
El control societario, fundamentalmente el control interno o de derecho,
puede darse en forma directa o indirecta. En forma directa se da cuando la
AGRUPAMIENTO EMPRESARIO Y CONTRATOS ASOCIATIVOS 421

sociedad controlante posee las participaciones societarias que le dan el po-


der de formar la voluntad social en las asambleas ordinarias. En la par-
ticipación indirecta, en cambio, ese poder de formar la voluntad social se
ejerce mediante otra sociedad controlada. Es decir que una sociedad A que
controla a una sociedad B, por poseer participación accionaria que le per-
mite formar la voluntad en esa sociedad B, también es controlante de una
sociedad C en la que B tenga las participaciones societarias necesarias para
formar la voluntad de C. Es decir, A es controlante de C por medio de B. Eso
se denomina control indirecto.
También existe el denominado control conjunto, que se da cuando dos
sociedades poseen participaciones que le permiten formar la voluntad social
de una tercera. Si en el ejemplo anterior A tuviera un 25 % de participacio-
nes societarias de C, y B - controlada por A- tuviera un 26 % de participa-
ción societaria en C, la suma de las participaciones societarias de A y B en C
permitiría conformar lo que se denomina control conjunto.
Estas técnicas de control son las que se utilizan para la formación de
grupos de sociedades.
La ex istencia de control societario impone a los controlantes obligacio-
nes de actuar con lealtad para con la sociedad controlada, evitando situacio-
nes de abuso de control o control desviado. El art. 54 de la ley de socieda-
des responsabiliza al socio o controlante que no sea socio por los daños que
le produzca la sociedad controlada sin que pueda alegar compensación con el
lucro que su actuación hubiera proporcionado en otros negocios. De igual for-
ma, los responsabiliza por la aplicación de fondos o bienes de la sociedad con-
trolada para uso o negocio de la controlante. Obligan de esta manera a traer
a la sociedad controlada las ganancias resultantes de ese uso o aplicación de
fondos o bienes, siendo las pérdidas de cuenta exclusiva de la controlante.
Por otra parte, la ley 24.522 de concursos y quiebras en el art. 161 regu-
la los supuestos de extensión de quiebra a la sociedad controlante, si n per-
juicio de que la existencia de un grupo societario no resulta suficiente por
sí mismo para la extensión de quiebra de una sociedad, tal como lo regula
el art. 172 del citado texto legal (es preciso advertir que en el ámbito del de-
recho comparado, se destaca el trabajo realizado por Uncitral en la Guía le-
gislativa de la CNUDMI sobre el régimen de la insolvencia. Tercera par-
te: trato otorgable a los grupos de empresas en situaciones de insolvencia).
El otro elemento de caracterización es la dirección unificada, que se ex-
presa como se dijo desde un punto de vista económico, es decir que se tiene
en miras el negocio en su conjunto y no como un negocio individual de cada
una de las sociedades que tiene el grupo. A nivel empresario existirá un
objetivo o un interés superior al de la sociedad en particular y las decisiones
del grupo someterán en el mismo sentido a las restantes sociedades.
Una empresa dirigida hacia un objetivo superior a la individualidad de
cada uno de sus integrantes debe unificar de algún modo la toma de decisio-
nes mediante ideas directrices que le permitan operar con un sentido común.
422 SOCIEDADES

Ese objetivo común puede estar marcado a través de una cultura em-
presarial grupal. De esta manera puede ser diferenciado del control de las
sociedades que conforman el grupo ya descripto, en cuanto a que en un caso
el sometimiento de la voluntad social se da por otros instrumentos, mientras
que la dirección unificada conlleva a la planificación del negocio del grupo
propiamente dicha.
A modo de ejemplo, en la concreción de esta dirección unificada, es co-
nocido en el mundo de los negocios el concepto de misión, visión y valores
de la empresa. La misión define principalmente cuál es la labor o actividad
en el mercado, la visión fija las metas que la empresa pretende conseguir en
el futuro, y los valores son principios éticos sobre los que se asienta la cultu-
ra de la empresa.
Si bien puede parecer débil la idea de que definir la misión, visión y
valores del grupo puedan llevarnos a la caracterización de una pluralidad de
sujetos como grupo, puede ser un elemento a tener en cuenta a la hora de in-
tentar identificar al grupo empresario.
Ahora, para acercarse a una aproximación de lo que significa la direc-
ción unificada existen dos tesis, una amplia y otra estricta. La amplia exige
la ejecución de algunas funciones conjuntas, mientras que la posición estricta
requiere que se administre el conjunto de las sociedades como si fuera una
sola empresa (Manóvil, Grupos de sociedades, p. 400 y 402).
Es así que, por ejemplo, la imposición de una política de ventas o de
compras de insumos, contrataciones, calidad de producción, direccionamien-
to de la inversión en unidades productivas, puede ser llevada a cabo por la
cabeza del grupo o bien definida individualmente por cada uno de los inte-
grantes pero como ideas directrices.
El primer objetivo de la formación de un grupo societario apunta a la di-
versificación del riesgo empresario, ya que el riesgo de cada actividad queda
limitado a la sociedad miembro del grupo que lleva adelante dicha actividad.
Por ejemplo, un grupo empresario dedicado a la industria automotriz deci-
de expandir sus actividades a la fabricación o producción de cubiertas para
las ruedas de los autos; el riesgo propio de ese nuevo emprendimiento, su
éxito o fracaso, queda acotado a la sociedad que desarrolle dicha actividad.
De forma que en caso de fracaso de la actividad el grupo solo perderá el ca-
pital invertido en ese proyecto, sin que se vea afectado el resto de las socieda-
des del grupo.
Un mismo ejemplo puede verse en el caso de los bancos, quienes cuan-
do abren una nueva unidad de negocios en un país prefieren constituir una
sociedad local, en lugar de abrir una sucursal (art. 118, ley 19.550), como
medio para evitar que cualquier inconveniente en el mercado financiero del
país al cual están llegando pueda repercutir en el grupo bancario.
Un segundo objetivo es el cambio en la organización de la dirección de
la empresa, toda vez que aumenta el número de personas con cargo de adminis-
tradores de sociedades, con las responsabilidades civiles y penales correspon-
AGRUPAMIENTO EMPRESARIO Y CONTRATOS ASOCIATIVOS 423

dientes al requerir cada sociedad miembro del grupo un órgano de administra-


ción. Es decir que los managers son elevados a la categoría de adminis-
tradores, imponiéndoles el peso de la responsabilidad que ese cargo conlleva.
La tercera ventaja está dada por la asistencia que la sociedad holding
suele brindar a las sociedades que integran el grupo. Ella puede consistir
en una asistencia técnica o bien en una asistencia financiera. A la vez que
se beneficia cada integrante en el uso de bienes tales como la marca, una
modalidad de negocio, la publicidad, el conocimiento técnico y experiencia
de la sociedad holding y de los restantes integrantes del grupo.
A partir de la globalización, entendida como la creación de un merca-
do mundial en el cual se opera con menor cantidad o sin barreras arancela-
rias, a los efectos de permitir la libre circulación de los capitales, ha tomado
preponderancia el denominado grupo transnacional que junto con los bancos
son los principales agentes de la globalización.
El fenómeno de la globalización comenzó a desarrollarse a partir de la
Revolución Industrial, como resultado de la consolidación del capitalismo,
del avance de las invenciones tecnológicas y de la necesaria e inevitable dis-
persión del flujo comercial mundial.
Se suman a dichos factores todas las innovaciones ocurridas en mate-
ria de comunicaciones, avances informáticos y, más recientemente, la inven-
ción de internet, de indudable trascendencia e influencia en el desarrollo del
mundo globalizado.
Por su parte, el origen del grupo transnacional se dio a partir de fines
de la Segunda Guerra Mundial, cuando las grandes empresas de los países
industrializados decidieron instalar sus unidades de producción en los mer-
cados de consumo, distribuyendo las distintas fases y sectores de su activi-
dad en diferentes países a partir de las ventajas que pudieran ofrecer estos,
tales como los bajos salarios en el mercado de trabajo y un sistema impositi-
vo más conveniente. Se dejó de lado la exportación como único medio de
comercialización internacional, para comenzar a producir directamente en
distintos países. La denominación transnacional es mejor que la de empre-
sa multinacional, porque da idea de una empresa nacional, cuya nacionalidad
es otorgada por la de su holding, pero que actúa mediante sociedades contro-
ladas, fuera del país de origen. No es una empresa con tantas nacionalida-
des como países en los que actúa, sino una empresa nacional del país de la
holding con actuación en varios países.
Es obvio que esta realidad ha traído nuevos desafíos al mundo del dere-
cho, ya que frente a estas grandes empresas con actuación transnacional, el
derecho queda acotado a los sistemas jurídicos nacionales que solo regulan
algún aspecto de la actuación del grupo transnacional. Los Estados nacio-
nales quedan debilitados, frente a grupos con capacidad de actuación trans-
nacional. Imaginemos por ejemplo la posibilidad que tiene un grupo para,
mediante manejo de los precios internos en las ventas intragrupo, dejar la
ganancia en la sociedad radicada en el país en la cual la carga impositiva sea
424 SOCIEDADES

menor. Lo mismo, utilizando el pago de royalties, abultamiento de gastos,


acuerdos internos y demás practicas elusivas.
Tal situación ha obligado al aumento de los controles por parte de los
Estados nacionales, como también a organismos multilaterales y la creación
de proyectos como el Código de Comportamiento de las Empresas Transna-
cionales por parte del Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas
(Ecosoc).
La sociedad holding es la cabeza del grupo que tiene a su cargo la ac-
tividad de dirección, delegando la actividad de producción o de intercambio
comercial a cada una de las sociedades subsidiarias que integran el grupo.
En ese caso la cabeza del grupo es una sociedad holding pura, que no ejerce
actividad de producción ni de intercambio de bienes y servicios, limitándose
a administrar las participaciones accionarias de las sociedades subsidiarias
que integran el grupo. Cada una de estas sociedades subsidiarias se desem-
peñan en un sector particular de la actividad del grupo -en una empresa de
la industria alimenticia, la que se encarga del envasado de los productos- o
bien en una fase precisa del proceso productivo -en una empresa automotriz,
la subsidiaria que se dedica a la fabricación de amortiguadores- o en una
forma distinta de uso de una misma sustancia base -en un grupo petrolero, la
subsidiaria que se dedica a lubricantes, o la que tiene el expendio de combus-
tible al publico-, o bien operando en un mercado particular -en una empre-
sa de productos químicos, la subsidiaria que opere en el mercado de produc-
tos de limpieza y la que opera en el mercado de productos de perfumería-.
La actividad de la holding importa una actividad empresaria, aun cuan-
do no ejerce por sí la actividad productiva o de intercambio, porque esa ac-
tividad la ejerce a través de sus sociedades controladas. Por tal motivo no
corresponde calificar a la sociedades holding como se hacía antiguamente
como "sociedades financieras", es decir, aquellas cuyo único objeto es la te-
nencia de participaciones societarias, puesto que estas solo son aquellas que
operan con los terceros como intermediarias financieras en las cuales la te-
nencia de acciones de otras sociedades no es un activo invertido e inmovi-
lizado, como es el caso de la holding, sino que es un activo similar a un
capital circulante que busca la utilidad solo por el aumento de valor de esas
participaciones accionarias. La limitación prevista en el art. 31 de la ley de
sociedades, en cuanto persigue que el capital social sea destinado al objeto
de la sociedad y no distraído en actividades ajenas a él a través de inversión
o participaciones en otras sociedades, no resulta de aplicación a la sociedad
holding, en tanto se trate de una sociedad cuyo objeto sea exclusivamente de
inversión o financiero.
En cuanto a la responsabilidad de la sociedad controlante o holding de
un grupo societario, nuestra legislación no tiene una norma específica, más
allá del art. 54, párrs. 1º y 2°, que regulan el supuesto de la responsabili-
dad del controlante por los daños causados a la controlada, al disponer que
"el daño ocurrido a la sociedad por dolo o culpa de socios o de quienes no
AGRUPAMIENTO EMPRESARIO Y CONTRATOS ASOCIATIVOS 425

siéndolo la controlen constituye a sus autores en la obligación solidaria de in-


demnizar sin que puedan alegar compensación con el lucro que su actuación
haya proporcionado en otros negocios.
El socio o controlante que aplicará los fondos o efectos de la sociedad
a uso o negocio de cuenta propia o de tercero está obligado a traer a la so-
ciedad las ganancias resultantes siendo las pérdidas de su cuenta exclusiva".
Sin embargo, esa norma no trata específicamente las situaciones que
puedan darse dentro del f uncionamiento de un grupo societario.
Como se aprecia, ambos párrafos del art. 54 regulan supuestos en los que
existe un desvío del interés societario de la controlada a favor del sujeto contro-
lante, con perjuicio para la controlada que debe ser reparado por la controlante.
Sin embargo, en la mecánica del funcionamiento de un grupo societario
aparece el concepto de interés del grupo, que no necesariamente es coinci-
dente con el interés del controlante y que tampoco necesariamente el desvío
del interés de la controlada puede significar un daño para ella.
Puede darse el caso que al grupo le resulte conveniente que una de sus
controladas tome una decisión que en apariencia podría perjudicarla, pero
que sin embargo resulta de utilidad al grupo y fi nalmente puede compensar
a la controlada por el sacrificio realizado.
El anteproyecto de reforma de la ley de sociedades de 2003 introdujo
en el segundo párrafo del art. 54, para los casos del grupo de sociedades,
la idea de "política o interés del grupo", el que permite causar un perjuicio
a una de las sociedades del grupo en tanto provoque un beneficio común a
todo el grupo que compense el daño sufrido dentro de un plazo determinado
y siempre que el perjuicio o desventaja para la sociedad controlada no ponga
en riesgo su solvencia o su viabilidad.
Se aprecia que ex iste un movimiento legislativo que recepta la figura
del grupo y el interés grupal.
En conclusión, como notas características de un grupo societario debe-
mos contar con una empresa en sentido económico, llevada a cabo por una
pluralidad de personas sometidas a un control de hecho o de derecho.

§ 168. CONGLOMERADOS. - El grupo de sociedades reúne distintas orga-


nizaciones societarias, que funcionan como una sola entidad económica, que
tienen en común una única fuente de control. Si las sociedades que compo-
nen el grupo se dedican a diferentes actividades, se lo llama conglomerado.
Su aparición se produjo en la segunda mitad del siglo xx, comenzando a
extenderse a partir de los años sesenta.
Es decir que la conglomeración es la tendencia de las grandes empresas
a expandir su actividad a variados sectores de producción, más allá del nego-
cio originario que tuvo la empresa (core business).
El modo en que estos conglomerados se constituyen es a partir de fu sio-
nes y absorciones sucesivas, de manera tal que se cubre una gama de activi-
426 SOCIEDADES

dades muy diversas entre sí. Por ejemplo, los contratos de intercambio de
acciones, adquisiciones en la bolsa, fusiones, absorciones.
Este fenómeno de agrupamiento no escapa a los controles de cada Es-
tado en el cual operan, generando la promulgación de leyes antitrust, que
evitan que por medio de estas agrupaciones se conformen monopolios u oli-
gopolios.
En algunos casos, los referidos controles llevan incluso a la prohibición
de toda f usión de empresas cuyo capital exceda cierto límite, por el riesgo
que conlleva el manejo de ciertas pautas que terminan siendo impuestas por
estos grupos, por ejemplo, el precio de los productos o servicios.
A diferencia de los grupos de empresas, en los conglomerados las acti-
vidades son diversas, es decir que no existe un negocio común de todas las
sociedades que la integran sino que su actividad se foca liza o centra en dis-
tintas áreas de mercado.
Es por eso que en un conglomerado de empresas se puede encontrar un
área que se dedique a medios de comunicación, otra a la realización de acti-
vidades financieras y otras a la venta de bienes de consumo masivo.
A modo de ejemplo, los grupos de inversión financiera que en su con-
junto conforman un fondo común de inversión y ese fondo de inversión po-
siciona sus intereses económicos en empresas particulares que se dedican
cada una a una actividad particular. El grupo de inversión únicamente
busca el rédito sin interesarse particularmente en el desarrollo de un nego-
. ,
c10 comun.
Es así que aquí cobra vital relevancia la protección de las sociedades
para evitar un desvío del interés social en pos del grupo societario o de la
sociedad holding. Tal como fue referido en el capítulo anterior, la doctrina
internacional ha caracterizado el llamado interés de grupo, y al existir diver-
sidad de negocios dicho interés puede resultar muy diverso y por ello debe
prestarse especial atención en la conducción de las sociedades integrantes
para evitar un perjuicio a su interés social.
SOCIEDADES
Según las reformas de la ley 26.994
Marcelo Gebhardt (Director)
Miguel Alvaro Romero (Coordinador)
AA.VV.
Segunda Edición (2019) - ASTREA

CAPÍTULO XII
SOCIEDAD CIVIL
Y OTRAS FORMAS ASOCIATIVAS*

§ 169. ACLARACIÓN PRELIMINAR. - En octubre de 2014 se sancionó el


Código Civil y Comercial, por medio de la ley 26.994, el cual comenzó su
vigencia el 1º de agosto de 2015.
La impronta de este nuevo cuerpo legal está configurada por la unifi-
cación de la materia civil y comercial que ha resultado así, a partir de la
mencionada entrada en vigor, reducida a una distinción más sociológica que
jurídica.
No existe, entonces, la importancia que hasta aquí tuvo esa distinción
entre la comercialidad o la civilidad de un acto o de un contrato.
El acto de comercio ha desaparecido de las regulaciones civiles y co-
merciales ahora congregadas en este Código único, y de su mano, las socie-
dades civiles que se estudian en este capítulo no tendrán ya ninguna norma
específica que les dé cabida, salvo en lo que establecen genéricamente los
arts. 21 a 26 de la LGS.
No quiere decir por ello que desaparezcan las ya existentes, de modo
que cabe estudiarlas y enseñarlas. Ellas perdurarán en el tráfico de los ne-
gocios reguladas por las normas que estaban vigentes al tiempo de su cons-
titución. Por eso se justifica el desarrollo que se realiza seguidamente y
por la importancia que seguirá teniendo -por un tiempo indefinido- conocer
cómo se dirimen las cuestiones que generen estas sociedades destinadas a
desaparecer (pero que no lo harán hasta que se extinga la última).
El Código Civil y Comercial ha recurrido a una metodología en mate-
ria de personas jurídicas (que se repite en otras temáticas), consistente en
generar una suerte de "parte general" (o aspectos de regulación genérica del
tema) muy abarcativa, pero también muy básica (o genérica, como lo indica

* Por Verónica Laura Andreani, Juan Bautista O'Connor y María Teresa Patuel (§ 169 a
187), y Miguel Álvaro Romero(§ 188).
428 SOCIEDADES

el nombre), dejando librados a los " microsistemas" (o leyes especiales) las


regulaciones específicas que, al decir de Lorenzetti (uno de los autores de
los textos del Código Civil y Comercial), resultan iluminados por el Código
que los mantiene dentro del sistema tal como si fuera el sol.
En esa línea, las sociedades han pasado a tener una única regulación
en la ley 19.550, ahora denominada ley general de sociedades, pues en sus
textos no se contemplan solo las sociedades comerciales sino todas las
sociedades, incluso las que hasta estos tiempos se denominan sociedades
civiles.
Era este un viejo anhelo de la comunidad académica y jurídica, sien-
do de especial significación el precedente que nació con el decr. 9311/58 del
Poder Ejecutivo, que encargó a los recordados juristas Carlos Malagarriga y
Enrique Aztiria el Proyecto que se conoce con el nombre de dichos profeso-
res de la Universidad de Buenos Aires. En ese trabajo ya se había previsto
una "ley general de sociedades" (véase y que es el nombre que ahora le con-
cedió la ley 26.994 a la ley 19.550), en su normativa se preveía incluir todas
las sociedades, incluso las civiles que adquirirán las formas típicas de un es-
tatuto único, como acontece ahora con la ley 26.994. Es que, como lo seña-
ló Cámara, ambas sociedades, civiles y comerciales, no ofrecen divergencias
sino una absoluta coincidencia estructural, por lo cual no se advierte impe-
dimento alguno para la unidad que, a partir de agosto de 2015, ha quedado
solidificada. En última instancia toda sociedad tiene como finalidad obte-
ner ganancias para repartirlas entre sus socios, advirtiéndose en ese aspecto
de la realidad, que la anterior diversidad carece de razón de ser en tiempos
como los que vivimos.
Con esas aclaraciones pasamos a estudiar la vieja sociedad civil, sin
perder de vista que su existencia tiende -como categoría- a desaparecer en
un tiempo aún difuso, coincidente con la extinción de las existentes que, por
imperio de la irretroactividad del Código Civil y Comercial, segui rán rigién-
dose por los textos del venerable Código Civil argentino del siglo x1x en
sus aspectos internos y, como se dijo, con arreglo al art. 21 y ss. de la LGS.

§ 170. DEFINICIÓN LEGAL. - Al estudiar el derecho societario resulta


primordial reconocer su constante evolución y dinamismo, que responde al
desarrollo cultural en cada época histórica, pues lo que impulsa al ser huma-
no a constituir una sociedad es lograr mediante la unión de voluntades un fin
determinado, que de un modo mediato o inmediato, se vincula con la satis-
facción de necesidades que varían a través del tiempo. En consecuencia, el
derecho societario avanza en la creación de distintas estructuras para facili-
tar la consecución de tales fines, que se revelan mediante el cumplimiento de
los distintos objetos sociales.
Ello así, aun cuando la entrada en vigor del Código Civil y Comercial
marca el fin de las sociedades civiles como las conocemos hoy, no se puede
desconocer que su regulación constituyó la base jurídica del concepto mo-
SOCIEDAD CIVIL Y OTRAS FORMAS ASOCIATIVAS 429

derno de la sociedad comercial, con la que coexistió e integró en forma ar-


moniosa el universo del fenómeno asociativo.
En la época en que se reguló la sociedad civil, hacía falta establecer que
su concepto difería de la noción de la simple comunidad de intereses. Pues,
como señaló Heredia en un fallo de la Sala D de la Cámara Comercial de
la Ciudad de Buenos Aires, no toda hacienda en actividad implica para sus
titulares la constitución de un vínculo societario entre ellos, ya que como lo
explica Carnelutti, para que el condominio se transforme en sociedad es pre-
ciso un acuerdo de voluntades con ese objeto y la existencia de una finalidad
de lucro, pudiendo por hipótesis mantenerse la comunidad para gozar de sus
frutos y no de sus beneficios, como cuando se arrienda el fondo para percibir
un alquiler, o cuando dicho fondo es objeto de una comunidad no contrac-
tual, como el caso típico de la comunidad hereditaria sobre un fondo, en el
que naturalmente no hay sociedad.
El art. 1648 del derogado Cód. Civil la definió por su finalidad de lu-
cro; elemento que compartió con las sociedades mercantiles y que, a su vez,
las distinguió de las asociaciones y de las fundaciones, que tienen por objeto
principal el bien común.
Si bien se ha discutido en doctrina si se trata o no de un contrato, lo cier-
to es que el art. 1648 requiere del acuerdo "de dos o más personas". Asi-
mismo, Vélez Sársfield ubicó a la sociedad en el Libro 11, Sección 111 del de-
rogado Código Civil, "De las obligaciones que nacen de los contratos", y se
refirió al contrato de sociedad en los arts. 1650 y 1667, así como al contrato
social en el art. 1672.
El contrato de sociedad goza de una particularidad que lo diferencia de
otros contratos, pues da lugar a la formación de una persona jurídica. Y los
socios, además de aportar bienes o servicios para la actividad en común,
revisten el carácter de representantes de la persona jurídica así constituida.
Estos criterios establecidos al regular la sociedad civil se mantuvieron
respecto de las sociedades comerciales (ver arts. 1° y 2°, ley 19.550). En
ambas regulaciones se advierte el carácter contractual de la sociedad, la ca-
lidad de aportantes de los socios, la creación de una persona jurídica que es
sujeto de derechos, y la finalidad común de lucro que se busca alcanzar me-
diante los actos que la sociedad lleva a cabo en el cumplimiento del objeto
social, que conduce a la distribución de las posibles ganancias obtenidas así
como también a soportar las cargas o pérdidas.
Incluso, la versión actualizada de la ley 19.550 (a partir de la ley 26.994)
mantiene ese linaje contractual, pero lo relativiza en gran medida cuando au-
toriza la sociedad unipersonal, bajo la forma de sociedad anónima (SAU).
Además, la sociedad civil se caracteriza por ser intuitu personce y esta
particularidad resultó funcional para los profesionales, que buscaron una fi-
gura asociativa simple para su actividad prestada en forma colectiva, cuya
actividad se basa en la confianza o cualidades por ellos brindadas.
430 SOCIEDADES

Por eso, siguiendo a Palmero, la extinción de la sociedad civil no im-


porta que desaparezca su funcionalidad asociativa. En cambio, uno de los
motivos principales que la llevaron a perder su vigencia fue el tratamiento
fiscal que se le otorgó. El régimen impositivo las colocó en desventaja res-
pecto de las sociedades de capital, pues pese a que la sociedad civil goza
de personalidad jurídica, no se la considera como sujeto de impuesto a las
ganancias. En consecuencia, los resultados se liquidan en cabeza de los
socios, dentro de la llamada "tercera categoría" (ver CContAdmFed, Sala
V, 20/5/14, "Corti Calvo Abogados SC e/Estado nacional Afip - DGI - res.
257 /07"), a diferencia de lo que ocurre con las sociedades anónimas, las
de responsabilidad limitada y las en comandita por acciones, en las que el
mecanismo de determinación del impuesto recae sobre la sociedad y resul-
ta independiente de las declaraciones particulares de los socios. A ello se
suma que el mismo tratamiento establecido para el impuesto a las ganancias
se proyectó con relación al IVA, ganancia mínima presunta, ingresos brutos
y demás contribuciones que gravan la actividad comercial, industrial y de
serv1c1os.
Por lo tanto, resulta probable que con la desaparición de la sociedad ci-
vil , los profesionales busquen otros moldes jurídicos que admitan el carácter
intuitu personce, inherente a su actividad, pero que a su vez parezcan más
convenientes desde el punto de vista impositivo.
Ahora bien, del carácter intuitu personce se deriva que la calidad de
socio no se trasmite a los herederos o sucesores universales, a menos que
exista consentimiento de todos los socios restantes, o un pacto previo con el
socio en vida y el consentimiento del futuro heredero (art. 1670, Cód. Civil).
Por último, hasta la entrada en vigor del Código Civil y Comercial, la
sociedad civil había sido la única que otorgó responsabilidad mancomunada,
directa e ilimitada a los socios.

§ 171. ELEMENTOS DE LA SOCIEDAD. - Conforme lo establecido en el


art. 1648 del Cód. Civil, para que exista sociedad son necesarias: a) plura-
lidad de partes; b) un fondo común formado por el aporte de los socios; e)
finalidad de obtener una utilidad apreciable en dinero; d) participación en
las pérdidas y en las ganancias, y e) affectio societatis.
a) P LURALIDAD DE PARTES. Es exigida por el citado art. 1648 de ma-
nera clara y terminante, al requerir que sean dos o más las personas que se
obliguen mutuamente.
b) FONDO COMÚN FORMADO CON EL APORTE DE LAS PARTES. Todos los
socios deben realizar un aporte que puede consistir en obligaciones de dar,
o en obligaciones de hacer. La existencia de ese fondo común diferencia a
este contrato de otros, y es de la esencia de la sociedad que con ese aporte se
haga un fondo común, y de su explotación resulte una utilidad a ser partida
entre los socios.
SOCIEDAD CIVIL Y OTRAS FORMAS ASOCIATIVAS 431

c) UTILIDAD APRECIABLE EN DINERO. Configura un elemento esencial,


imprescindible y distintivo. Su existencia caracteriza a un contrato de so-
ciedad, y su ausencia caracteriza a la asociación. La finalidad de lucro
puede consistir en la obtención de un monto líquido partible, o puede consis-
tir en un beneficio de otra especie.

d) PARTICIPACIÓN EN LAS GANANCIAS y EN LAS PÉRDIDAS. No constituye


sociedad aquella en la cual alguna de las personas tiene asegurada una deter-
minada ganancia o una retribución fija. El art. 1652 del Cód. Civil estable-
cía que sería nula la sociedad que diese a uno de los socios todos los bene-
ficios o que lo liberase de toda contribución en las pérdidas, o de prestación
de capital, o que alguno de los socios no participe de los beneficios.
Estos mismos principios se encuentran en materia de sociedades comer-
ciales (arts. 1°, 11, inc. 7°, 13, incs. 1° a 3°, LGS) que estipulan que en el con-
trato de constitución se establezcan las reglas para distribuir las utilidades y
soportar las pérdidas, y que en caso de omisión se lo haga en proporción de
los aportes.

e) ''AFFECTIO socIETATis". Es la voluntad o propósito de cooperación


en los negocios sociales, aceptando deliberadamente la participación en las
utilidades y las pérdidas. Si bien no aparecía en la definición del Código
Civil, resulta implícita como una consecuencia de la base misma de toda so-
ciedad. Es preciso que la agrupación de personas se haya realizado con la
intención de formar una sociedad.
Dice Fargosi que la condición de socio lleva ínsita en sí la necesidad
de que los socios pospongan sus intereses egoístas al interés social, lo cual,
naturalmente, exige al socio una determinada conducta que estriba en el
ejercicio recto y normal de sus derechos, en el respeto y cumplimiento de
sus obligaciones, y en la adecuación de sus intereses personales con el ob-
jeto societario, de modo de hacer posible su obtención (ver CNCiv, Sala B,
16/12/82, "Agazzi, Sofía c/Delait de Devoto, Carmen").

§ 172. CARACTERES DEL CONTRATO. - Atento a la naturaleza contractual


de la sociedad a la que se hizo referencia, se puede mencionar entre sus ca-
racteres principales los siguientes (siguiendo al derogado Código Civil).

a) CONSENSUAL. Se perfecciona con el simple acuerdo de voluntades y


a partir de allí empieza a producir sus efectos. Si bien la ley le exige for-
malmente la escritura pública (art. 1184, inc. e, Cód. Civil), la falta de ese
requisito formal (ad probationem) no descarta su existencia, aunque como
imperfecto, según cuente o no con un instrumento privado, aplicándose en
tales casos los arts. 21 a 26 de la actual LGS.

b) CONMUTATIVO. Si bien existen divergencias, la doctrina clásica de-


fiende el carácter conmutativo de este contrato en contraposición con el alea-
432 SOCIEDADES

torio, en tanto las partes conocen desde un primer momento el aporte que
deben realizar y por el cual responden, más allá del riesgo propio y las con-
tingencias de cualquier negocio.
e) BILATERAL y PLURILATERAL. El carácter bilateral viene dado porque
requiere el consentimiento de dos o más partes para su formación (art. 946,
Cód. Civil); mientras que es plurilateral porque siempre al momento de su
celebración quedan más de dos partes mutuamente obligadas, al nacer un
ente jurídico distinto del de sus socios, que tiene obligaciones frente a ellos,
quedando obligados tanto estos con él como todos entre sí.
d) ONEROSO. La obligación de efectuar el aporte es lo que le otorga
principalmente este carácter, con fin de lucro y la posibilidad de participa-
ción en las utilidades y ventajas de la sociedad (conforme Massot, siguiendo
el criterio de Videla Escalada).

e) DE TRACTO SUCESIVO. Su ejecución no se agota al momento de la


celebración si no que, en función de lo establecido en el contrato, las obliga-
ciones subsisten y producen efectos a lo largo del tiempo.
f) "INTUITU PERSONJE''. Tal carácter ha sido reconocido en función de
lo dispuesto por el art. 1667 y eones. del derogado Cód. Civil. Cabe tener
en cuenta que en tal carácter se funda la exigencia de la conformidad de to-
dos los socios para la incorporación de un nuevo socio.

§ 173. DIFERENCIAS CON LA SOCIEDAD COMERCIAL. LAS NOVEDADES LE·


GISLATIVAS POR su DEROGACIÓN. - Ya hemos señalado al inicio de este capí-
tulo que una y otra sociedad no tendrán en el futuro la discriminación que
emergía del Código Civil y del estatuto societario (ley 19.550). No obstan-
te, puntualizamos las diferencias que existían entre estas figuras, las cuales
tienden a desaparecer.
Además de la referencia efectuada en la introducción, las sociedades
civiles se distinguen de las sociedades comerciales, en lo que hace a los si-
guientes aspectos.

a) FORMA. La sociedad civil se debía constituir por escritura pública


(art. 1184, inc. 3º, Cód. Civil), no requería de registración, ni publicación y,
en principio, tampoco de un sistema de contabilidad como el del Código de
Comercio, establecido en sus arts. 43 y 44 y el de los arts. 61 a 66 de la LGS.
Por consiguiente, la existencia de una sociedad civil se prueba mediante la
escritura pública.
En materia civil, cuando la sociedad se constituye por escrito, pero sin
respetar la forma, es decir, cuando se omite instrumentarla mediante escritu-
ra pública, se entiende que se trata de una sociedad irregular.
En cambio, en materia comercial, la sociedad se constituye por instru-
mento público o privado (art. 4°, LGS), a excepción de la anónima que se
SOCIEDAD CIVIL Y OTRAS FORMAS ASOCIATIVAS 433

constituye por instrumento público (art. 165, LGS). Se considera irregular


a la sociedad comercial, cuando se omite la inscripción en el Registro Públi-
co de Comercio (en los términos del art. 5°, LGS). Ahora bien, tanto en la
rama del derecho civil como en el comercial, se reconoce como sociedad de
hecho a aquella que no cuenta con ninguna instrumentación; y en este caso,
la calificación como civil o comercial dependerá de su objeto.
b) P UBLICIDAD. Como ya se indicó, las sociedades civiles no requie-
ren de publicidad, más allá de la forma legal para su constitución (escritura
pública). Contrariamente, las sociedades reguladas en las leyes 19.550 y
27.349 de uso más corriente (SRL, SCA, SA y SAS) requieren para su ins-
cripción en el Registro Público la previa publicación de un edicto en el dia-
rio de publicaciones legales de la jurisdicción en que fijan su sede social (art.
10, LGS, y art. 37, ley 27.349).
c) RESPONSABILIDAD. En las sociedades civiles, la responsabilidad por
las deudas sociales era simplemente mancomunada frente a terceros, aun
cuando entre los socios puede existir acuerdo particular para que sea solida-
ria (art. 1747, Cód. Civil derogado). Además, conforme el art. 1713, la res-
ponsabilidad era directa y no subsidiaria. Por último, si bien el acreedor no
puede demandar a cualquiera de los socios por la totalidad de su crédito, en
caso de insolvencia de alguno de los socios esa deuda la asumen los demás
socios y se distribuye a prorrata, sin perjuicio de que los socios solventes
cuenten con derecho a repetición frente a los socios que respondieron por su
porción "viril" (arts. 1731 y 1751, Cód. Civil derogado).
Esa porción "viril" hace que la responsabilidad dependa del número de
socios y la deuda se divida por partes iguales, por "cabeza".
d) N ULIDAD. En el caso de las sociedades civiles, el contrato se tiene
por nulo en los siguientes supuestos.
1) Cuando alguno de los socios aporte solo su influencia (se refiere a
una influencia política no comercial, por ejemplo, una participación en la so-
ciedad a cambio de favorecer el potencial resultado en licitaciones), es decir
que no aporte ninguna cooperación activa - no cumpla con una obligación de
dar o de hacer- (art. 1650, Cód. Civil).
2) Si involucra todos los bienes presentes y futuros de los socios o de
todas las ganancias que obtengan (art. 1651, Cód. Civil).
3) En caso de que otorgue a un socio todos los beneficios, lo libere de
toda contribución en las pérdidas, lo exima de aportar capital o no le otorgue
ninguna participación en los beneficios (art. 1652, Cód. Civil).
En cambio, las estipulaciones enunciadas en el art. 1653 no producen la
nulidad del contrato, pero como afectan el equilibrio entre los socios, dichas
cláusulas se deben considerar nulas.
Ahora bien, los supuestos del art. 13 de la LGS concuerdan con las pre-
visiones del Código Civil, pero lo que en este último importa la nulidad del
434 SOCIEDADES

contrato, en la ley general de sociedades afecta únicamente la nulidad de la


estipulación.
Las sociedades de objeto ilícito son nulas de nulidad absoluta (art. 18,
LGS); y junto con aquellas de objeto lícito pero actividad ilícita (art. 19, LGS),
se disuelven y liquidan. Tanto el Código Civil en el art. 1659, como la LGS
en los arts. 18 y 19, privan a los socios del remanente, es decir, de la cuota de
liquidación del patrimonio social.
En el caso de las sociedades civiles, los efectos de la ilicitud frente a
terceros se distinguen según se trate de terceros de buena fe, o bien de aque-
llos que tuvieran conocimiento de la ilicitud. Frente a los primeros, la nuli-
dad de la sociedad no les es oponible y los socios deben responder en forma
solidaria; en cambio, a los segundos, que actuaron como "cómplices", se les
puede oponer la nulidad.
f) TIPICIDAD. En cambio, si bien no produce los efectos esperados,
en la sociedad constituida conforme un tipo no autorizado (art. 17, LGS)
es subsanable la omisión de requisitos no tipificantes (que son aquellos que
no caracterizan a cada tipo social sino que resultan comunes a todas las so-
ciedades; ver art. 11, LGS). El tipo social se vincula con la extensión de
responsabilidad, la estructura, organización, emisión o no de acciones, que
caracterizan a cada tipo de sociedad. Ello así, se distinguen la sociedad co-
lectiva (arts. 125 a 133, LGS), en comandita simple (arts. 134 a 140, LGS),
de responsabilidad limitada (arts. 146 a 162, LGS), en comandita por accio-
nes (arts. 315 a 324, LGS), de capital e industria (arts. 141 a 145, LGS) , anó-
nimas (arts. 163 a 306, LGS), y anónimas con participación estatal (arts. 308
a 314, LGS).

§ 174. CONTRATO CONSTITUTIVO. - El art. 1648 del Cód. Civil establecía


que la "sociedad" surge de un acuerdo de varias personas (dos o más) sobre
la asunción de obligaciones recíprocas, es decir, que se hubiesen mutuamente
obligado, lo cual implica que cada una de ellas asumió una prestación persi-
guiendo una finalidad económica de obtener beneficios pecuniarios, esto es,
con el fin de obtener una utilidad apreciable en dinero, que han de dividir
entre sí, del empleo que hicieren de lo que cada uno hubiera aportado.
La sociedad, en un sentido técnico jurídico, es un ente creado por un
acto jurídico voluntario colectivo de los interesados, en aras de un interés
común y con el propósito de obtener ganancias o un fin lucrativo. Los so-
cios se comprometen a aportar un patrimonio común integrado por dinero,
bienes o industria, con la intención de participar en las ganancias y soportar
las pérdidas.

§ 175. D ENOMINACIÓN. - Los arts. 1678 a 1680 del Cód. Civil regula-
ban el problema del nombre de la sociedad. Este conjunto de normas esta-
blecían que se puede colocar como nombre a una sociedad el de uno o más
SOCIEDAD CIVIL Y OTRAS FORMAS ASOCIATIVAS 435

de sus socios, agregándole o no la palabra "compañía". Se prohibía usar el


nombre de una persona que no sea socio, aun con autorización expresa de
este, debido a que atentaría con la transparencia del mercado ya que terceros
podrían creer estar contratando con una sociedad que tiene relación con ese
sujeto que le da el nombre.
El art. 1680 del Cód. Civil establecía que las sociedades constituidas en
Argentina que actuaran en el extranjero podían continuar utilizando el nom-
bre de las personas socias de quienes tomaron el nombre, aunque sean su-
cesores universales o singulares quienes continuaran, siempre que contaran
con el conocimiento por parte de los ex socios cuyos nombres se emplean, si
estos viviesen.

§ 176. FORMA Y PRUEBA DE LA SOCIEDAD. - Según lo estipulado en el


art. 1662 del Cód. Civil, el contrato de sociedad se podía celebrar verbal-
mente o por escrito, por instrumento público, o por instrumento privado, o
por correspondencia. La prueba de él está sujeta a lo dispuesto respecto de
los actos jurídicos. El valor del contrato será el de todo el fondo social para
la tasa de la ley (impuesto de sellos).
Este artículo señalaba que el contrato de sociedad podía ser realizado
verbalmente o por escrito, lo que parecía darle un carácter no formal; pese a
ello, se trata de un contrato formal, ya que el art. 1184, inc. 3º, del Cód. Civil
exigía que sea realizado por escritura pública. Entonces, la interpretación
correcta es que el art. 1662 había quedado derogado por el art. 1184, inc.
3°, reformado por la ley 17.711. Esto marca una diferencia relevante con la
sociedad comercial, para la cual no se exige un instrumento público, excep-
to que se trate de una sociedad anónima (art. 165, LGS) o una sociedad en
comandita por acciones (art. 316, LGS), que requieren instrumento público.
El requisito de la escritura pública impuesto por el art. 1184, inc. 3º,
al contrato de sociedad civil no solo abarcaba el contrato de sociedad, sino
también "sus prórrogas y modificaciones". Toda innovación del contrato
social requiere escritura pública.
Un problema vinculado a la forma es, justamente, el carácter de esa for-
malidad. Se trata de saber si nos encontramos frente a un contrato formal
para la prueba del carácter regular de la sociedad, solemne absoluto, relativo,
o si es formal ad probationem.
Cuando la existencia de la sociedad se alega a los efectos del art. 1663
del Cód. Civil puede ella probarse por los hechos de donde resulte su exis-
tencia. No existen disposiciones que limiten los medios de prueba de los
hechos con relevancia jurídica, y es al juez a quien le incumbe discernir so-
bre el mérito de aquella que las partes produzcan.
En conclusión, en el art. 1663 del Cód. Civil podíamos ver que una so-
ciedad constituida al margen de la forma pertinente puede valer a determina-
dos efectos y en el caso de su existencia probarse por los hechos que la de-
436 SOCIEDADES

muestren. Esta norma establecía la regla de que la forma exigida por el art.
1184, inc. 3º, del Cód. Civil podría ser sustituida por otros medios de prueba.
Es decir, el contrato de sociedad civil se trata de un contrato formal para la
prueba de la regularidad de la sociedad. Si se acredita la existencia de la so-
ciedad por estos medios alternativos, la cuestión queda regulada por los actua-
les arts. 21 a 26 de la LGS.

§ 177. OBJETO SOCIAL. - En primer lugar debemos tener en cuenta que


el objeto social debe reunir una serie de recaudos que son comunes a todos
los objetos de los contratos, como son posibilidad, existencia, determinación
y licitud.
En el campo de la teoría contractual, los criterios acerca de qué se en-
tiende por objeto se encuentran en constante evolución. Un primer grupo
de teorías sobre el objeto contractual mantuvo la confusión entre el objeto
del contrato y de la obligación. Según esta teoría, el objeto del contrato se
encuentra conformado por las cosas y los servicios. Lo cierto es que esta
resulta ser la posición más realista de todas.
Un segundo grupo de teorías sostuvo que el objeto del contrato se re-
laciona con la actividad que desarrollan las partes del contrato, es decir, el
objeto del contrato consiste en prestaciones de dar, hacer y no hacer. La
crítica de esta teoría es que confu nde el objeto de la obligación con el objeto
del contrato.
Entiende Mosset Iturraspe que el objeto del contrato se trata de las ope-
raciones económicas que los contratos regulan. En cambio, Fargosi consi-
dera que no puede afirmarse que los aportes de los socios sean el objeto del
contrato; esto sería retroceder a considerar que las prestaciones son el obje-
to del contrato o que lo son sus obligaciones. Objeto social y objeto del
contrato social es lo mismo; la primera expresión hace referencia al aspec-
to estructural del contrato, la segunda, a la persona jurídica que el contra-
to crea.
En conclusión, el objeto social de una determinada sociedad estará dado
por el tipo específico de negocios que la sociedad debe llevar adelante para
alcanzar su fi nalidad. Es decir, los socios podrán realizar los negocios que
se dirijan a alcanzar el objeto social, quedando así excluidas otro tipo de ac-
tividades, al no tener capacidad la persona jurídica para llevarlas adelante.
El art. 1655 del Cód. Civil señalaba que la sociedad civil debe tener un
objeto lícito. Esto significa que la actividad que desarrolla la sociedad no
debe estar prohibida por la ley o sancionada como ilícita. La sanción para
una sociedad con objeto ilícito es la nulidad. Esta nulidad puede ser peti-
cionada por cualquier persona interesada, e incluso ser declarada de oficio
por el juez.
El art. 1656 creaba el principio de que los socios no pueden distribuirse
los beneficios provenientes de actividades ilícitas; no pueden exigirse entre
SOCIEDAD CIVIL Y OTRAS FORMAS ASOCIATIVAS 437

sí el producido de esas actividades, como una consecuencia derivada de la


nulidad del contrato.
En cuanto a los terceros de buena fe, ellos quedan amparados con esa
buena fe-creencia con que han actuado. Por eso, tales terceros pueden in-
vocar la existencia de la sociedad, sin que los socios les puedan oponer la
nulidad de ella.
Con respecto a los terceros de mala fe, es decir, los que conocieron o
debieron conocer, actuando con diligencia y previsión, el objeto ilícito de
una sociedad nula, carecen de pretensión accionable contra la sociedad ilícita
y los socios, debido a que han incurrido en torpeza.

§ 178. E STIPULACIONES PERMITIDAS. - El contrato constitutivo de la so-


ciedad queda sometido al principio de la libertad contractual (art. 1197, Cód.
Civil, reemplazado en el Código Civil y Comercial por una norma similar, el
art. 959), con sus limitaciones para que se respete el objeto social que todo
acto jurídico ha de satisfacer.
Es así como el art. 1654 del Cód. Civil establecía cuáles son las estipu-
laciones válidas, que a continuación pasaremos a comentar.
El inc. 1º determinaba que resultaba eficaz la estipulación por la cual
se establece "que ninguno de los socios perciba menos que los otros, aun-
que su prestación en la sociedad sea igual o mayor". De aquí surge que
el monto de los aportes no era determinante para establecer la proporción
en que los socios participarían de las pérdidas y las ganancias. El límite es
que ningún socio quede excluido de participar en las pérdidas o asegurarle
las ganancias.
El inc. 2° autorizaba a pactar que cualquiera de los socios pudiera tener
un derecho alternativamente a una cantidad anual determinada o a una cuota
de ganancias eventuales. Siempre que existieran ganancias podía pactarse
este derecho.
El inc. 3° permitía pactar que: a) los herederos de un socio que fallece
tengan derecho a percibir una cantidad de dinero determinada; b) que los so-
cios sobrevivientes puedan apropiarse de la cuota parte que correspondía al
fallecido, abonando a sus herederos una suma de dinero determinada. La
jurisprudencia ha señalado que "debe concluirse que la cláusula inserta en el
contrato social [... ] y en función de la cual se dijo: 'Queda convenido que los
socios que fallezcan dejan a favor de los socios sobrevivientes la parte que
les corresponda en el haber social salvo la legítima de los herederos forzosos
de acuerdo a las disposiciones pertinentes del Código Civil', no es nula por-
que aun cuando por su objeto pudiese constituir estipulación por herencias
futuras o sobre cosas aleatorias que solo resultarían determinadas por causa
de muerte de uno de los socios, no por ello queda fulminada por la nuli-
dad que legislan los arts. 848, 1175, 1176 y 3311, Cód. Civil, en concordancia
con lo que disponen los arts. 21, 953, 1038 y 1044 del mismo Código, desde
438 SOCIEDADES

que la protege en forma expresa y especial el art. 1654, el cual en su inc. 3°


fija una excepción a aquellas nulidades absolutas y generales" (CCiv Cap,
28/9/50, JA, 1952-1-543).
El inc. 4º permitía que se pacte que en el aporte que algún socio haya
hecho de una cosa en uso y goce, la pérdida quede a cargo solo de los otros
.
SOCIOS.
Por último, el inc. 5º, concretando la regla del inc. 1°, establecía que
puede pactarse que cualquiera de los socios no soporte las pérdidas en la
misma proporción que las ganancias. Es decir, que se puede convenir que
uno de los socios se beneficie en mayor medida de lo que se perjudica al te-
ner que soportar las pérdidas en un porcentaje menor.

§ 179. ESTIPULACIONES PROHIBIDAS. - El art. 1653 del Cód. Civil esta-


blecía casos de nulidades parciales. Eran nulas las siguientes cláusulas:
a) Irrenunciabilidad o prohibición de excluir a un socio. La posibilidad
de poder renunciar a un derecho hace a la libertad personal. Videla Escalada
dice al respecto que el derecho de la sociedad de excluir a un socio no puede
ser cercenado convencionalmente, pues equivaldría a la dispensa del dolo.
b) Potestad de retirar los aportes cuando quiera el socio. Si esto se
permitiera, la sociedad se encontraría en una situación de inestabilidad que
no le permitiría cumpl ir con su objeto social.
c) Asegurar a un socio un premio, una cantidad adicional, ya sea que
existan o no ganancias. Esta cláusula contradice el principio básico del de-
recho societario por el cual los socios asumen el riesgo de soportar las pérdi-
das y obtener ganancias.
d) Asegurar al socio capitalista su aporte o ciertas ganancias. Tam-
bién esta cláusula contradice el principio del derecho societario.
e) Pactar que el socio industrial recibirá una remuneración fija por
su aporte, ya sea que existan o no ganancias. Así como no puede asegu-
rarse una ganancia al socio capitalista, tampoco puede asegurarse al socio
industrial.

§ 180. CAPITAL SOCIAL. - El párr. 3º del art. 1649 del Cód. Civil defi-
nía que capital social debe entenderse como las totalidad de las prestaciones
que consistiesen en obligaciones de dar. Siguiendo esta definición podemos
decir que capital social solo incluye a las prestaciones de dar, omitiendo las
prestaciones consistentes en hacer. Videla Escalada considera que la posi-
ción de Vélez Sársfield es defendible, ya que ha querido dar a la expresión
"capital social" un sentido de responsabilidad patrimonial de la sociedad
frente a terceros, susceptible de una valuación directa en dinero.

§ 181. APORTES. - Constituye uno de los elementos esenciales de la so-


ciedad y es denominado como la contribución que cada socio hace mediante
SOCIEDAD CIVIL Y OTRAS FORMAS ASOCIATIVAS 439

una prestación a la formación de un fondo común. Es un elemento esencial


especial del tipo que es universalmente aceptado como tal (Videla Escalada).
El art. 1649 del Cód. Civil señalaba que los aportes pueden consistir en obli-
gaciones de dar o en obligaciones de hacer. Lo que puede aportarse como
capital es sumamente amplio y heterogéneo; puede aportarse dinero, bienes
muebles, inmuebles, intangibles (p.ej., una marca, la propiedad intelectual so-
bre una obra literaria o un fonograma, una patente industrial, un modelo de
utilidad, etc.), flujos de fondos futuros emergentes de un contrato y casi cual-
quier bien susceptible de ser incorporado al tráfico jurídico.
El art. 1650 del Cód. Civil establecía la necesidad de aportes para que
exista sociedad, ya que si no existiesen sería imposible desarrollar activi-
dad económica alguna. Por eso es que el artículo en comentario prevé la
nulidad (inexistencia) del contrato de sociedad cuando alguno de los socios
únicamente aporte su crédito (lo que ha sido entendido como el nombre o
influencia) más allá de que se obligue a contribuir a las pérdidas. Como
explicamos anteriormente, para que exista sociedad, los socios deben hacer
aportes que consistan en prestaciones de dar o de hacer.
Por su parte, el art. 1651 del Cód. Civil establecía la nulidad de las so-
ciedades universales, es decir, las sociedades en las que los aportes realiza-
dos por los socios son todos los bienes presentes y futuros de los socios, o de
todas las ganancias que obtengan. Los socios sí podrán aportar todos los
bienes presentes designándolos y las ganancias, cuando estas sean ciertas y
provengan de determinados negocios.

§ 182. ADMINISTRACIÓN r GOBIERNO. - De acuerdo con lo dispuesto por


el art. 1676 del Cód. Civil, la administración compete a todos los socios y se
considera, en principio, que la ejerce cada uno de ellos salvo estipulación
en contrario.
Es decir, que en caso que no se hubiese previsto en el contrato social un
modo especial de administración, esta última se encuentra prevista en cabeza
de cada uno de los socios, quienes se considerarán apoderados, sin perjui-
cio de que se encuentren facultados a oponerse a la celebración o realización
de determinados actos, en la medida en que no hayan producido efecto legal
(art. 1677, Cód. Civil). Así, como destaca López de Zavalía, se configura
una situación paradoja} en la cual si bien el órgano de administración es plu-
ripersonal, funciona de manera individual.
Se presenta en esta norma una importante diferencia con las sociedades
comerciales, en las cuales el contrato social debe establecer la administra-
ción, gobierno y representación de la sociedad.
No obstante, la ley prevé la posibilidad de designar en el contrato social
a un administrador que puede ser socio o personas ajenas a la sociedad.
En caso de que la administración se encuentre ejercida por algún so-
cio designado en el contrato social, tal mandato se considera irrevocable a
440 SOCIEDADES

menos que exista causa legítima para ello, que puede justificarse por algún
impedimento de hecho o en la falta de confianza por un motivo grave (arts.
1681 y 1682, Cód. Civil). En este caso, los socios restantes se encuentran
facultados a apartarse de la sociedad y reclamar la indemnización al admi-
nistrador removido (art. 1686, Cód. Civil). Por el contrario, tal facultad no
podría ser ejercida si el administrador fuera un sujeto extraño a la sociedad,
o si se tratara de un socio designado con posterioridad.
En cuanto a la extensión de los poderes del administrador, la regla ge-
neral es que debe limitar su actuación a las facultades expresamente esta-
blecidas en el poder otorgado. En caso de no existir este último, el Código
Civil limita y determina sus facultades al cumplimiento del objeto y fin de
la sociedad (art. 1691), que marcan la capacidad de derecho del ente, cuyo
representante, claro está, no puede estar legitimado para lo que no está el re-
presentado. Tal solución se amolda al principio de especialidad que rige
a las personas de existencia ideal, quienes deben encontrarse dotadas de
los órganos necesarios para dar cumplimiento a la finalidad por la que fue
constituida.
Por cierto, tal como lo disponía el art. 1694 del Cód. Civil, en la admi-
nistración de la sociedad se reputa un mandato general que comprende los
negocios ordinarios, al entender estos últimos como aquellos que no necesi-
tan de un poder especial.
Si se sobrepasan los límites del objeto social, jugará la responsabili-
dad de los administradores frente a los socios, mas no frente a terceros en la
medida en que el acto no sea notoriamente extraño al objeto social, aspecto
que requerirá, en caso de que los terceros aleguen su desconocimiento, de
la producción de prueba pertinente ante el juez, toda vez que, a diferencia
de lo que ocurre con las sociedades comerciales, en estas últimas el objeto
se presume conocido en función de la inscripción del contrato social y su
publicidad.

§ 183. DERECHOS Y OBLIGACIONES DE LA SOCIEDAD FRENTE A TERCEROS. -


Al abordar este tema, el Código de Vélez Sársfield se ocupaba de definir
previamente el concepto de terceros, reputándolos con relación a la sociedad
y a los socios, considerando como tales no solo a todas las personas que no
fuesen socios, sino también a los mismos socios en sus relaciones con la so-
ciedad, o entre sí, cuando no derivase de su calidad de socios o administra-
dores de la sociedad (art. 1711).
Tal precisión se funda en la personalidad jurídica propia de la sociedad
que tiene un patrimonio independiente del de sus socios y, por lo tanto, al
contratar con estos lo hace como si fueran terceros extraños a la sociedad.
Sin embargo, a pesar de parecer un concepto si mple, la cuestión adquie-
re cierta complejidad en determinados casos en los que la sociedad es acree-
dora o deudora.
SOCIEDAD CIVIL Y OTRAS FORMAS ASOCIATIVAS 441

En efecto, cuando la sociedad es acreedora, no cabe considerar a los


socios como acreedores de quien sea deudor de la sociedad, tal como lo pre-
vé específicamente el art. 1712 del Cód. Civil. Por el contrario, cuando la
deudora es la sociedad, los socios pasan a ser deudores de los acreedores que
aparecen como terceros ajenos a los que participan en las relaciones deri-
vadas del contrato social. Tal distinción radica en el carácter de codeudor
mancomunado de las deudas sociales, por las que responden por su parte vi-
ril (art. 1747).
En cuanto a los terceros deudores de la sociedad frente a los socios, es-
tablecía también el art. 1712 que los deudores de la sociedad no tienen dere-
cho a compensar lo que debiesen a la sociedad con su crédito particular con-
tra alguno de los socios, aunque sea contra el administrador de la sociedad.
Ello así, por cuanto la compensación se presentaría en el caso de que dos
personas reúnan la calidad de acreedor y deudor recíprocamente (art. 818,
Cód. Civil), situación que no acontece al ser la sociedad una persona distinta
de la de los socios.
Del mismo modo, tampoco podría operar respecto del socio adminis-
trador.
No obstante, cabe señalar que según la télesis de la norma (art. 1712,
Cód. Civil), en caso de que el crédito del acreedor de la sociedad fuere co-
brado a alguno de los socios, este último podrá compensar con el acreedor
hasta lo que este le debiese o podrá compensar con lo que el acreedor debie-
re a la sociedad.

§ 184. Socios. - Según lo establecía el art. 1667 del Cód. Civil, tienen
calidad de socios las personas que fueron partes en el primitivo contrato de
sociedad, y las que después hayan entrado por alguna cláusula del contrato,
o por contrato posterior con todos los socios, o por admisión de los adminis-
tradores autorizados al efecto.
De lo anterior se colige que tal condición se adquiere mediante un acto
voluntario del socio al que deben prestar conformidad los restantes, y que
puede darse tanto en el acto constitutivo, como con posterioridad al momen-
to en que se decida la incorporación de uno nuevo.
De allí es que deriva el carácter intuitu personre que tiene el contrato
social, pues ese estatus de socio no es, en tales condiciones, transferible a los
herederos del socio, ni menos aún podría ser cedido sin la conformidad de
los restantes integrantes de la sociedad. Existe aquí una diferencia con la
sociedad comercial en tanto, según el tipo social del que se trate, la calidad
de socio puede ser cedida o transmitida vinculándose con el predominio del
interés personal o del capital, caso este último que se encontraría claramente
comprendido en las sociedades anónimas.
Por otra parte, en función del mencionado carácter intuitu personre, la
calidad de socio es, como regla, personal e intransferible. En tal sentido, se
442 SOCIEDADES

requiere la unanimidad en el acuerdo de todos los socios restantes tanto para


permitir el ingreso de un nuevo socio, como para consentir la cesión de tal
calidad. Sin perjuicio de ello, se encuentra permitida la posibilidad de pre-
ver la incorporación de un nuevo socio en el contrato social (art. 1671, Cód.
Civil). Mas si nada se hubiese previsto al respecto, llegado el caso de que
alguno de los socios cediese sus derechos, no obstante la prohibición virtual
o expresa del contrato social, tal cesión será ineficaz, pues no perderá por
ello su calidad de socio, y la cesión no será obligatoria para la sociedad; pero
producirá sus efectos entre el cesionario y el cedente, al quedar este consti-
tuido en mandatario del primero (art. 1674, Cód. Civil).

a) R ESPONSABILIDAD. Como ya se ha mencionado en las sociedades ci-


viles regulares, la responsabilidad es mancomunada (art. 1747, Cód. Civil),
cada socio responde por su porción viril. Ello significa, de acuerdo con
el art. 691 del Cód. Civil, que "la deuda se divide en tantas partes igua-
les como [...] deudores haya", con independencia de la existencia o no de
desigualdad de aportes. La responsabilidad no se puede limitar contrac-
tualmente frente a los acreedores, sino únicamente extender para que exista
solidaridad. Por consiguiente, salvo pacto en contrario, en las sociedades
civiles no ex iste solidaridad como ocurre en las sociedades comerciales de
interés (art. 125, LGS).
Ahora bien, aun cuando los socios responden por su porción viril, tal
proporción únicamente resulta oponible al acreedor si los demás socios re-
sultan ser solventes. Entonces, la responsabilidad del socio es ilimitada
frente al acreedor, cuando los restantes socios resulten insolventes (arts. 1731
y 1751, Cód. Civil); ello sin perjuicio de la posterior compensación que pue-
da devenir exigible con relación a tales socios.
Además, en la sociedad civil la responsabilidad es directa. Es decir
que el acreedor puede dirigirse directamente contra el socio, sin necesidad
de excutir en forma previa los bienes de la sociedad.

b) R ELACIONES ENTRE st. En el Capítulo VIII del Código Civil, se esta-


blecían los derechos y obligaciones de los socios entre sí.
Se ha señalado que el aporte resulta un elemento esencial en el contrato
de sociedad. Históricamente esto es así, a tal punto que según las palabras de
Ascarelli, "la obligación que constantemente deriva del contrato de sociedad es
la de aportar, poco importa, pues, el objeto de lo aportado".
Ahora bien, en tanto se trata de un contrato consensual, en el momento
de celebrar el contrato se estipula y nace la obligación de realizar el aporte
en el plazo que allí se determine. Por consiguiente, la obligación de inte-
grar el aporte se deberá cumplir con posterioridad, durante la ejecución del
contrato social.
Por lo tanto, distintos son los efectos en la hipótesis de que al momento
de celebrar el contrato, las partes no se comprometieran a realizar aportes,
SOCIEDAD CIVIL Y OTRAS FORMAS ASOCIATIVAS 443
caso en que el contrato resulta nulo, del supuesto en que, en ocasión de hacer
efectivo el aporte prometido, el socio no cumpla, pues en este caso el contra-
to social mantiene su validez, pero la sociedad tiene el derecho de exigir al
moroso su cumplimiento. Massot, en consonancia con el criterio de Borda,
entiende que los socios también se encuentran legitimados para accionar.
El art. 1721 del Cód. Civil se aplica para todo tipo de aporte (sea dine-
rario o no). Entonces, la mora es automática en ambos casos, pero cuando
el aporte consiste en dar sumas de dinero, además del reclamo por los daños
y perjuicios, el capital adeudado devenga intereses desde la mora, es decir, a
partir de la fecha en que el aporte debiera haber sido integrado.
Finalmente, cabe mencionar que la falta del aporte también puede dar
lugar a la disolución de la sociedad en el supuesto contemplado por el
art. 1773.
Además del deber de integrar los aportes comprometidos, el socio tiene
la obligación de ocuparse de la administración, en el caso de que no se haya
designado un administrador. Los arts. 1724 a 1726 establecen el marco al
que se debe ajustar la actuación como administrador.
C) RELACIONES DE LOS SOCIOS RESPECTO DE LA SOCIEDAD. En el Capítulo
VI del Código Civil se regulaban las obligaciones de los socios respecto de
la sociedad. En el art. 1701 se dispone que los socios responden por evic-
ción y vicios redhibitorios respecto de los bienes que aportaron a la sociedad
y en la nota remite al Título XIII, Sección 111, Libro 11, "De la evicción".
Según Massot, además de aportar lo prometido, el socio debe garan-
tizar que el aporte no se vea disminuido ni desaparezca por causas que le
sean imputables. El aporte puede consistir en dar cosa cierta (art. 2132), el
usufructo de un inmueble (art. 2137), el uso y goce de una cosa (art. 2138) o
créditos (art. 2139).
El daño por incumplimiento en la integración del aporte constituido por
una obligación de dar cosa cierta se ocasiona tanto a la sociedad como a los
socios; y ambos serán acreedores del socio incumplidor. Los supuestos de
pérdida total o parcial se tratan en los arts. 2133 a 2136. En caso de que la
falta del aporte de la cosa cierta prive a la sociedad de cumplir con su fin,
la sociedad se podrá disolver.
Cuando el aporte consista en el usufructo de un inmueble, el incumpli-
dor pagará a la sociedad lo que se juzgue que valía el derecho del usufructo.
Con relación a la garantía por vicios redhibitorios, resulta aplicable la
acción redhibitoria (art. 2174) conforme el art. 2180, última parte, que pre-
veía la disolución de la sociedad y la exclusión del socio. Asimismo, si el
aportante fue de mala fe, además de la acción redhibitoria, la sociedad podrá
reclamar daños y perjuicios (art. 2176).
d) RELACIONES CON LOS TERCEROS. El art. 1711 define el concepto de
"tercero", que abarca a personas, físicas o jurídicas, que revisten el carácter
444 SOCIEDADES

de socios pero también a los mismos socios en aquellas relaciones con la


sociedad que no se encuentran motivadas por su carácter de socios o admi-
nistradores.
Destacó Massot la diferencia en cuanto al régimen de los créditos que
se distingue del de las deudas de la sociedad. Así, indicó que los créditos
pertenecen a la sociedad y no a sus socios, salvo indirectamente, en la me-
dida en que ellos poseen parte de la sociedad. Por ese motivo, no resulta
posible la compensación de las deudas de los socios con terceros, mediante
los créditos de la sociedad.
Ahora bien, en cuanto a las deudas, como la responsabilidad es ilimita-
da, el patrimonio de los socios sirve de respaldo a las obligaciones sociales.
Por ello, los acreedores de la sociedad son al mismo tiempo acreedores de los
socios. Massot, siguiendo a Borda, explicó que el acreedor no está obliga-
do a excutir previamente los bienes de la sociedad, sino que puede dirigirse
directamente contra el socio, puede también entablar la demanda en forma
conjunta contra la entidad y contra cada uno de sus miembros.
No obstante, aun cuando la totalidad de la deuda supere la porción viril
del socio, el tercero únicamente podrá demandar al socio en proporción a su
porción viril. Esto porque la responsabilidad es mancomunada y no solida-
ria (salvo pacto expreso). Sin embargo, si el socio adelanta las sumas para
cubrir un mayor porcentaje de la deuda que la que le correspondiere a su
porción viril, tendrá derecho a reembolso por parte de la sociedad o de los
restantes socios a prorrata de su interés social.
Por último, cuando un tercero reclama a un socio el pago de una deuda
social, mediante los bienes particulares del socio, este último puede oponer
la compensación con los que a él o a la sociedad le debiere el tercero.
No ocurre lo mismo si el acreedor demanda a la sociedad y no a uno de
los socios, por una deuda social. En ese caso, la sociedad no podrá invocar
la compensación con un crédito que alguno de sus socios tenga respecto del
tercero acreedor.

§ 185. DISOLUCIÓN, LIQUIDACIÓN Y PARTICIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL. - La


sociedad puede disolverse por diversas causas, algunas de ellas enumeradas
en el Código Civil -no de manera taxativa- , entre las cuales pueden mencio-
narse las siguientes.
a) Por muerte de uno de los socios cuando la sociedad estuviere com-
puesta por solo dos (art. 1758).
b) Por exigencia de alguno de los socios en caso de muerte del admi-
nistrador designado en el contrato, o el socio que puso su industria, o alguno
de los socios que tuviese tal importancia personal que su falta hiciere proba-
ble que la sociedad no pueda continuar con éxito (art. 1759).
e) Por cumplirse la condición a la que fue sujeta su duración o por ven-
cimiento del término por el cual se la constituyó (art. 1674).
SOCIEDAD CIVIL Y OTRAS FORMAS ASOCIATIVAS 445

d) Por pérdida total o parcial del capital social que impida cumplir con
el objeto por el cual fue formada (art. 1771).
e) Por causas graves de origen externo, como por ejemplo una guerra
(art. 1774).
Una vez declarada la disolución por haberse materializado el acto jurí-
dico que interrumpe la vida de la sociedad, opera la "liquidación", que debe
entenderse como la natural consecuencia de la disolución, o sea, el conjun-
to de pasos previstos para la "desintegración" de la sociedad que culmina,
finalmente, con la partición. En esta última etapa, se distribuyen los bie-
nes entre los socios conforme el mecanismo establecido por los arts. 1778 y
1788 bis.

§ 186. ASOCIACIONES CIVILES EN EL CóDIGO CIVIL Y COMERCIAL. - Las


asociaciones civiles sirven como estructura para clubes deportivos, asocia-
ciones sin fines de lucro, sociedades de beneficencia e incluso universida-
des privadas, es decir, emprendimientos en los que los asociados no buscan
como fin el lucro, como ocurre en las sociedades comerciales, sino que per-
siguen la utilización de los servicios que brinda la asociación civil. Ahora
bien, para que esta última pueda otorgar tales servicios, resulta imprescin-
dible que los asociados presten una contribución periódica para el manteni-
miento y la utilización de las facilidades (ver Roitman).
Cabe referir la existencia de un régimen especial frente a la quiebra o
el concurso preventivo de asociaciones o entidades civiles de primer grado
con personería jurídica, cuyo objeto o actividad principal sea la práctica de-
portiva amateur o profesional. Dicho régimen denominado " fideicomiso de
administración" con control judicial, se instituyó por ley 25.284 y tiende a
asegurar la continuidad de la actividad deportiva y el reordenamiento insti-
tucional de la persona jurídica. Todo ello, en función del orden público que
el legislador estimó ínsito en la práctica del deporte amateur o profesional
(ver ley 25.284 y su decr. regl. 852/07, que confirió determinadas facultades
a los órganos desplazados por la administración fiduciaria; CNCom, Sala D,
11/12/09, "Club Ferrocarril Oeste Asociación Civil s/quiebra s/incidente de
apelación").
El Código Civil y Comercial afortunadamente brindó a las asociaciones
civiles un régimen legal más preciso y detallado, ya que el Código de Vélez
Sársfield apenas hacía referencia a esta figura en los arts. 33, 39, 40 y 45 a 50.
Según Roitman, esa carencia de un régimen normativo específico con-
dujo a muchas asociaciones sin fines de lucro a adoptar la estructura de las
sociedades comerciales, incluso antes de la sanción de la ley 19.550, por ra-
zones pragmáticas de orden organizativo. Asimismo, conforme la visión de
Stratta, mediante el ropaje de la sociedad comercial se podía otorgar a los
inversores un título que les asegurara su parte en la liquidación, por cuanto
en caso de disolución, la sociedad comercial permitía que el patrimonio se
distribuyera entre los accionistas y no fuera destinado al fondo de educación
446 SOCIEDADES

común, como lo dispuso el Código de Vélez Sársfield para las asociaciones


civiles.
En efecto, la LGS en su art. 3º prevé que "las asociaciones, cualquiera
fuere su objeto, que adopten la forma de sociedad bajo algunos de los tipos
previstos, quedan sujetas a sus disposiciones".
Tal fue la opción adoptada por numerosos clubes de campo, conforme
el art. 3° de la ley 19.550. Ahora bien, a partir de la entrada en vigor del
Código Civil y Comercial esos emprendimientos deberán adecuarse a las
previsiones normativas que regulan el derecho de propiedad horizontal es-
pecial, contemplado en el Código Civil y Comercial, Título VI, "Conjuntos
inmobiliarios", Capítulo 1 (arts. 2073 y siguientes).
Con relación a las restantes asociaciones con objeto civil, constituidas
como sociedades comerciales conforme el art. 3º de la LSG, el interrogante
que uno se podría plantear radica en conocer cómo convivirá dicha norma
con la regulación jurídica del Código Civil y Comercial, Capítulo 2, Sección
1ª, "Asociaciones civiles", que comprende los arts. 168 a 186, a partir de su
entrada en vigor. ¿Continuarán las asociaciones, cuya finalidad resulta aje-
na al lucro, optando por adoptar la estructura de las sociedades comerciales?
El Código Civil y Comercial en su art. 186 dispone que se aplican supleto-
riamente las disposiciones sobre sociedades, en lo pertinente. Ahora bien,
si se optara por adoptar alguno de los tipos previstos por la LGS, se apar-
taría completamente de lo dispuesto en el Código Civil y Comercial -arts.
168 a 185-, pues inmediatamente quedaría sujeto a las disposiciones de la
LGS; y no en forma supletoria, sino que se dejarían a un lado las normas
específicas del Código Civil y Comercial referidas al nacimiento (arts. 168 a
170), vida (estructura y organización, arts. 171 a 182), disolución y liquida-
ción (art. 183 a 185) de esta forma asociativa.
En el contexto del Código Civil y Comercial se mantiene el espíritu de
la asociaciones civiles que conocemos hoy, en cuanto a la búsqueda del bien
común y su ajenidad al lucro, aunque con un matiz diferente que en el Có-
digo de Vélez Sársfield. Así, en su art. 168 establece "que debe tener un
objeto que no sea contrario al interés general o al bien común"; y amplía la
noción cuando explica que ese interés general "se interpreta dentro del res-
peto a las diversas identidades, creencias y tradiciones, sean culturales, re-
ligiosas, artísticas, literarias, sociales, políticas o étnicas, que no vulneren
los valores constitucionales". Este marco interpretativo permite la consti-
tución de gran diversidad de asociaciones civiles que no resulten contrarias
al concepto de interés general.
Respecto del lucro en el art. 168, última parte, se lee que "no puede
perseguir el lucro como fin principal, ni puede tener por fin el lucro para
sus miembros o terceros". Es decir, se admite que la asociación obtenga
un beneficio, aunque no como fin principal y tampoco respecto de sus aso-
ciados ni terceros. Por consiguiente, una asociación civil ya no se tratará,
necesariamente, de una entidad sin fines de lucro en el sentido más estricto.
SOCIEDAD CIVIL Y OTRAS FORMAS ASOCIATIVAS 447

El Código Civil y Comercial regula especialmente el contenido del acto


constitutivo (art. 170) y contiene requisitos propios. A saber, respecto del
nombre, este debe contar con el aditamento "asociación civil" (inc. b), y en
el acto constitutivo se debe consignar a los integrantes de la primera comi-
sión directiva y del primer órgano de fiscalización. Es obligatorio que los
directivos revistan carácter de asociados, entre los vocales se debe designar
un presidente, un secretario y un tesorero, así como también definir sus fun-
ciones (art. 171). En cambio, los integrantes del órgano de fiscalización
pueden no ser asociados (art. 172). Además, las asociaciones civiles con
más de cien asociados deben contar con fiscalización privada a cargo de re-
visores de cuentas. Asimismo, los integrantes del órgano de fiscalización
no pueden formar parte al mismo tiempo de la comisión directiva, ni cer-
tificar los estados contables (art. 173). Ello para obtener mayor control y
transparencia.
Al igual que en las antiguas asociaciones civiles, también se requiere de
autorización estatal para funcionar y del contralor permanente nacional o lo-
cal (art. 174, Cód. Civil y Comercial). El acto constitutivo debe realizarse
por instrumento público e inscribirse en el registro correspondiente, una vez
obtenida la autorización estatal. El Código Civil y Comercial, en su art.
169, prevé además que hasta dicha inscripción se le aplican las normas rela-
tivas a las simples asociaciones, que regula en la Sección 2, arts. 187 a 192,
cuyo régimen de responsabilidad para los administradores es más agravado.
Cabe referir que el Código Civil y Comercial - art. 173- parece abrir
la posibilidad de que se constituyan asociaciones civiles de profesionales,
cuando dispone: "En las asociaciones civiles que establezcan la necesidad
de una profesión u oficio especifico para adquirir la calidad de socio, los
integrantes del órgano de fiscalización no necesariamente deben contar con
título habilitante. En tales supuestos la comisión fiscalizadora debe con-
tratar profesionales independientes para su asesoramiento".
No obstante, uno se podría preguntar si la extensión de responsabilidad
prevista para las asociaciones civiles por el Código Civil y Comercial -art.
181- se condice con la responsabilidad que correspondería a la actuación
profesional colectiva, que según doctrina y jurisprudencia, debería ser sol i-
daria e ilimitada en razón de la naturaleza intuitu persone.e de la prestación
profesional. Ello toda vez que el referido artículo dispone que "los asocia-
dos no responden en forma directa ni subsidiaria por las deudas de la aso-
ciación civil. Su responsabilidad se limita al cumplimiento de los aportes
comprometidos al constituirla o posteriormente al de las cuotas y contribu-
ciones a que estén obligados".
Por lo demás, el Código Civil y Comercial contiene el mismo recaudo
que en el régimen anterior, en cuanto a que la calidad de asociado es intrans-
misible.
El estatuto puede establecer pautas y condiciones para participar en ac-
tos de gobierno, así como también causas de cesación en los cargos, remo-
448 SOCIEDADES

ción o exclusión, pero siempre el procedimiento debe garantizar la defensa


del asociado y las estipulaciones no pueden restringir por completo el ejerci-
cio de sus derechos, ni limitar la libertad de remoción o renuncia, pues tales
cláusulas se reputan de ningún valor.
Con relación al destino de los bienes, que como ya se mencionó, resultó
hasta la regulación del Código Civil y Comercial uno de los motivos por los
que sociedades sin fines de lucro optaron por alguna de las form as de las so-
ciedades comerciales, conforme el art. 3º de la ley 19.550, se advierte que el
Código Civil y Comercial -art. 170, inc. n- establece que el acto constitutivo
debe contener, entre otros, "el destino de los bienes después de la liquida-
ción pudiendo atribuirlos a una entidad de bien común, pública o privada,
que no tenga fin de lucro y que esté domiciliada en la República". Es de
observar que esta estipulación parecería facultar, pero no obligar a la asocia-
ción a destinar el remanente de los bienes a una entidad de bien común. No
obstante, lo cierto es que el art. 185, referido al procedimiento de liquida-
ción, expresamente dispone que "cualquiera sea la causal de disolución, el
patrimonio resultante de la liquidación no se distribuye entre los asociados.
En todos los casos, debe darse el destino previsto en el estatuto y, a falta
de previsión, el remanente debe destinarse a otra asociación civil domici-
liada en la República de objeto igual o similar a la liquidada". Es decir
que el patrimonio remanente nunca podrá distribuirse directamente entre los
asociados.

a) ASOCIACIONES CIVILES y LA I NSPECCIÓN G ENERAL DE J USTICIA. Tal


como establece el art. 169 del Cód. Civil y Comercial, el acto constitutivo de
la asociación civil debe ser otorgado por instrumento público y ser inscripto
en el registro correspondiente una vez otorgada la autorización estatal para
funcionar.
En el ámbito de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, el registro en
donde deben ser inscriptas las asociaciones civiles es la Inspección General
de Justicia (IGJ). Dicho organismo reglamenta los trámites a realizar a los
efectos de funcionar como persona jurídica.
Esta entidad establece que a fin de inscribir una asociación civil, los
interesados deben presentar la siguiente documentación.
J) Formulario expedido por la IGJ.
2) Dictamen de precalificación profesional conforme al art. 49, inc. 2º,
del Anexo A de la res. gral. IGJ 7/15.
3) Primer testimonio de instrumento constitutivo.
4) Demostración de patrimonio social, que debe alcanzar el valor míni-
mo establecido por la IGJ.
5) Si del acta constitutiva surge vinculación con una entidad constituida
en el extranjero, se debe acreditar la ex istencia y la vigencia de esa entidad
foránea.
SOCIEDAD CIVIL Y OTRAS FORMAS ASOCIATIVAS 449

Con carácter previo a resolver sobre la autorización para funcionar, la


IGJ realizará visitas de inspección dirigidas a determinar con precisión las
condiciones en que las entidades se propongan funcionar para el cumpli-
miento de sus objetivos.
Una vez obtenida la autorización para funcionar, se procederá a la indi-
vidualización y rúbrica de sus libros.
Las asociaciones civiles deben comunicar a la IGJ la celebración de sus
asambleas ordinarias y extraordinarias con una anticipación de quince días
hábiles. En caso de querer reformar los estatutos, las asociaciones deben
presentar ante la Inspección la transcripción por separado del texto completo
de los artículos modificados. Para realizar este trámite solo se requiere que
el instrumento contenga la firma del presidente y del secretario del órgano
de administración.

b) LAS ASOCIACIONES CIVILES y LA AFIP. Las asociaciones civiles son


sujetos alcanzados por el impuesto a las ganancias, habiéndose previsto en la
propia ley la posibilidad de exención al tributo.
Es así como el art. 69 de la ley de impuesto a las ganancias a través del
apdo. 3º, inc. a, considera de capital a las asociaciones civiles y fundaciones
constituidas en el país en cuanto no corresponda por esta ley otro tratamien-
to impositivo. La mención a "otro tratamiento impositivo" se refiere a lo
previsto en el inc. f del art. 20 de la misma ley.
La normativa se ve complementada con la res. 2681/09 de la Afip, a
través de la cual se reglamentaron los aspectos referidos al reconocimiento
de la exención.
Sustancialmente, los recaudos que deben acreditar las asociaciones para
obtener tal exención se encuentran dirigidos a asegurar que el beneficio se
otorgue a las asociaciones que efectivamente cumplan con su finalidad sin
desvirtuar su naturaleza jurídica. Es decir, que los beneficios obtenidos se
apliquen a su objeto evitando, de ese modo, la iniquidad que produciría la
posibilidad de que estas entidades exentas compitan en el mercado con em-
presas privadas alcanzadas por el impuesto.
Por otra parte, en lo que atañe al impuesto al valor agregado (IVA) las
exenciones son más limitadas pues, en principio, se encontrarían exentas
las asociaciones cuyo objeto sea la educación, la asistencia social y la salud
pública (ley 16.656). En cambio, cuando la entidad desarrolla una actividad
distinta de las indicadas, únicamente quedarán comprendidas las exenciones
de la ley de IVA previstas en el art. 7º de esa norma, que resultan más limi-
tadas.

§ 187. SIMPLES ASOCIACIONES. - En la Sección 2ª, arts. 187 a 192, del


Cód. Civil y Comercial se establecen las normas específicas de las simples
asociaciones, que las distingue de las asociaciones civiles. En todo lo res-
450 SOCIEDADES

tante, el art. 188 remite a la normativa de la asociación civil, la cual brinda


un marco normativo más general.
En la simple asociación, el acto constitutivo debe ser otorgado por ins-
trumento público o por instrumento privado con firma certificada por escri-
bano público. La asociación comienza su existencia como persona jurídica,
a partir de la fecha que conste en dicho instrumento. En el supuesto de que
el número de asociados sea menor a veinte, se puede prescindir del órgano
de fiscalización. En ese caso, subsiste la obligación de certificación de los
estados contables, y todo asociado tiene derecho a la información y a la con-
sulta de los libros y registros; de modo tal que cualquier cláusula en contra-
rio, se tiene por no escrita.
En consecuencia, la simple asociación requiere de pocas formalidades,
pero como contrapartida, la responsabilidad de los administradores resulta
mayor que en la asociación civil regularmente constituida (inscripta).
En efecto, el Código Civil y Comercial establece que la responsabilidad
en caso de insolvencia, tanto del administrador como de todo miembro que
administre de hecho los asuntos de la asociación, será solidaria respecto de
las obligaciones de la simple asociación con relación a las decisiones suscrip-
tas durante su administración. Tal responsabilidad resulta ser subsidiaria,
pues surge "en caso de insuficiencia de los bienes de la asociación simple".
Ahora bien, según el art. 191 únicamente se podrán afectar al pago los bienes
personales de los administradores, una vez satisfecho el crédito de sus acree-
dores individuales. Es decir, la norma contempla puntualmente un supuesto
por demás específico, consistente en que en la hipótesis de que tanto la simple
asociación como sus administradores resulten insolventes, tendrán prioridad
en el pago los acreedores de los administradores por sobre los de la simple
asociación.
Por último, conforme al Código Civil y Comercial -art. 192-, quien no
haya intervenido en la administración de la simple asociación no se encuen-
tra obligado por las deudas de ella, sino hasta la concurrencia de la contri-
bución prometida o de las cuotas impagas. Ello en tanto no participó en el
hecho que generó la responsabilidad de la simple asociación.

§ 188. FUNDACIONES. - Haremos mención de las que son sus principa-


les características.
a) J USTIFICACIÓN METODOLÓGICA. Si bien este trabajo es acerca de la
materia sociedades y repasa las distintas "vestiduras jurídicas" que nuestro
ordenamiento legal regula para el fenómeno económico y social de la em-
presa, nos pareció prudente abordar también -aunque más no sea de modo
elemental- el tema de las fundaciones.
Esta inquietud recala en dos fenómenos contemporáneos que el dere-
cho no puede desconocer. El primero de ellos se vincula al profundo cam-
bio de paradigma y enfoque cultural que envuelve a la actividad económi-
SOCIEDAD CIVIL Y OTRAS FORMAS ASOCIATIVAS 451

ca privada. Las nuevas generaciones valoran y ponderan en gran medida


las empresas por su capacidad de innovación, el cuidado del ambiente y sus
cualidades para el mejoramiento de las condiciones generales de vida de la
población. El fenómeno de la "responsabilidad social empresaria" pone en
foco el rol que la organización económica debe cumplir dentro de su comu-
nidad y la retribución que dicha comunidad debe recibir en servicios, por ser
aquella que alberga y potencia el desarrollo económico de la empresa.
El segundo se conecta con el desarrollo de la actividad filantrópica a es-
calas cada vez mayores, impulsada por mecenazgos potenciados por perso-
nas que han alcanzado notoriedad a partir de un éxito económico descollante.
El caso paradigmático es el de la Bill and Melinda Gates Foundation, en la
que el magnate de la tecnología (William H. Gates) invirtió cerca de cuarenta
mil millones de dólares para el desarrollo de actividades filantrópicas en todo
el planeta de la más diversa naturaleza: sanitarias, educativas, científicas, ali-
mentarias, etcétera. Es a su vez conocida la organización de campañas para
persuadir a magnates de donar al menos la mitad de sus fortunas para el de-
sarrollo de estas actividades filantrópicas.
En nuestro país, son reconocidas las actividades filantrópicas desarrolla-
das a través de fundaciones creadas por, entre otros empresarios reconocidos,
Gregorio Pérez Companc, Eduardo Eurnekian, Amalia Lacroze de Fortabat.
Tales fundaciones poseen presupuestos abultados y, en muchos casos,
explotan o administran acciones de compañías de las que obtienen cantidades
relevantes de recursos financieros que luego vuelcan a su actividad benéfica.
Esto las obliga a mantener complejas y voluminosas estructuras de adminis-
tración, configurándolas así como organizaciones económicas de fuste, en las
que la única diferencia significativa con las empresas es el propósito al que se
destinan los excedentes económicos que la organización produce.
Es, pues, su creciente importancia en el mundo económico lo que llama
a prestar atención a su régimen legal.

b) R ÉGIMEN LEGAL. Las fundaciones están reguladas en los arts. 193 a


224 del Cód. Civil y Comercial. Su incorporación al texto del Código uni-
ficado implicó la derogación del anterior régimen, contenido en la ley 19.836
de 1972.
1) Concepto. Patrimonio inicial. Una fundación es una persona ju-
rídica constituida con una finalidad de bien común, sin propósito de lucro,
mediante el aporte patrimonial de una o más personas, destinado a hacer po-
sible sus fines. Deben ser constituidas por instrumento público y para fun-
cionar deben obtener expresa autorización estatal (art. 193, Cód. Civil y Co-
mercial). La ley contempla la posibilidad de su creación por acto de última
voluntad.
El patrimonio inicial debe razonablemente posibilitar el cumplimien-
to de los fines propuestos estatutariamente. Su insuficiente capitalización
452 SOCIEDADES

puede determinar el rechazo de la autorización para funcionar. En la ciu-


dad de Buenos Aires, por normativa del organismo a cargo del Registro
Público (Inspección General de Justicia, res. 7/15), existe un patrimonio
mínimo admisible, que alcanza a la suma de $ 80.000. Empero, aun si el
patrimonio fuese magro, la autoridad a cargo está obligada a ponderar los an-
tecedentes de los fundadores, así como de los servidores de la voluntad fun-
dacional, pudiendo otorgar la autorización en ausencia del patrimonio aludi-
do, siempre que del programa a desarrollar resulte la aptitud potencial para el
cumplimiento de los objetivos previstos en el estatuto fundacional (art. 194,
Cód. Civil y Comercial).
2) Constitución, aportes y autorización. El acto constitutivo debe
ser otorgado por el o los fundadores. Si actúan por medio de apoderados,
el mandatario deberá contar con un poder especial al efecto. Si la funda-
ción nace por disposición de última voluntad, el otorgamiento estará a cargo
de la persona que autorice el juez de la sucesión.
En los casos de creación de fundaciones por disposición testamentaria,
la ley impone al Ministerio Público la obligación de asegurar la efectivi-
dad de la voluntad del testador, en forma coadyuvante con los herederos
y el albacea testamentario, si lo hubiera (art. 219, Cód. Civil y Comer-
cial). En caso de discrepancias entre los herederos sobre la redacción del
estatuto, será el juez del sucesorio quien dirima las discrepancias, con in-
tervención del Ministerio Público y la autoridad de aplicación en la juris-
dicción.
En el documento se deberán volcar los datos de las personas compare-
cientes, así como de sus mandantes si el compareciente lo hiciere en su re-
presentación, fijando, a su vez, el nombre y domicilio de la fundación, su ob-
jeto (que deberá ser preciso y determinado), su patrimonio inicial (expresado
en moneda de curso legal en el país), el modo de integración y los recursos
futuros, su plazo de duración, la organización del Consejo de Administra-
ción, la duración de los consejeros en los cargos, el régimen de reuniones y
el procedimiento para la designación de sus miembros, las cláusulas inheren-
tes a su funcionamiento, el procedimiento para la reforma del estatuto, la fe-
cha de cierre del ejercicio anual, las normas atinentes a su disolución y liqui-
dación y un plan trienal de acción. Debe también contener la designación
de los miembros del Consejo de Administración y las personas designadas
para tramitar la autorización estatal de funcionamiento.
Los aportes de dinero o títulos valores que integren el patrimonio inicial,
según dispone el art. 196 del Cód. Civil y Comercial, deben ser depositados
en el banco habilitado al efecto por la autoridad de aplicación en cada juris-
dicción, mientras dure el trámite de autorización, reintegrándoselos a su tér-
mino a las autoridades de la fundación. Los aportes no dinerarios deben ser
inventariados y valuados con certificación emitida por un contador público.
En la ciudad de Buenos Aires, se exige además la presentación de declaracio-
SOCIEDAD CIVIL Y OTRAS FORMAS ASOCIATIVAS 453

nes juradas de los donantes de aportes sobre la licitud de los fondos o bienes
aportados, en cumplimiento de la normativa sobre prevención del lavado pro-
veniente de actividades ilícitas (res. IGJ 7/15).
Las promesas de donación que realicen los fundadores se tornan irre-
vocables una vez que la autoridad de aplicación otorga la autorización para
funcionar (art. 197, Cód. Civil y Comercial). Las donaciones no pueden ser
revocadas casi en ningún caso. Ni siquiera cuando la fundación se viera
obligada a disolverse (o a cambiar su objeto) a raíz de una imposibilidad ma-
terial de desarrollar su objeto, salvo que en el acto de donación se hubiese
estipulado expresamente que el cambio de objeto de la fundación o su diso-
lución prematura serían condición resolutoria de la donación (art. 218, Cód.
Civil y Comercial).
El art. 199 del Cód. Civil y Comercial impone la presentación de un
plan de acción junto con el pedido de la autorización para funcionar. Di-
cho plan debe contemplar las actividades previstas para ejecutar durante los
primeros tres años de vida de la entidad, con indicación precisa de su natu-
raleza y características, así como de la fuente de los recursos que se emplea-
rán para su ejecución. Esta exigencia se renueva trienalmente, debiendo al
término del trienio presentar la fundación un nuevo plan de acción en el que
deberá cumplir los mismos requisitos ya mencionados.
Durante el iter constitutivo de la fundación, sus fundadores y adminis-
tradores serán solidariamente responsables frente a los acreedores del ente
por las obligaciones contraídas hasta el momento en que se obtenga la auto-
rización para funcionar. Los acreedores de la fundación podrán excutir los
bienes personales de estos fundadores y administradores, pero sus créditos
estarán subordinados a los de los acreedores personales de los deudores sus-
titutos (art. 200, Cód. Civil y Comercial).
3) Gobierno y administración. Ambos están a cargo del Consejo de
Administración. Dicho consejo es integrado por un mínimo de tres miem-
bros, que deberán ser indefectiblemente personas humanas. Los fundadores
pueden, por disposición estatutaria, reservar para sí la ocupación permanente
de cargos en el Consejo de Administración, así como la facultad de designar
a los consejeros en caso de vacancia o vencimiento de sus mandatos. Pue-
den también los fundadores optar por delegar en instituciones públicas o pri-
vadas sin fines de lucro la designación de los integrantes del consejo (art.
201, Cód. Civil y Comercial).
Los consejeros no percibirán remuneración por el ejercicio de sus car-
gos, con excepción del reembolso de gastos. Su gestión, lógicamente, debe
cumplirse ad honorem (art. 206, Cód. Civil y Comercial).
El consejo puede estar integrado por dos categorías de miembros: per-
manentes y temporarios; a su vez el estatuto puede delegar en los miembros
permanentes la designación y remoción de los temporarios, y también esta-
blecer una suerte de poder de veto a favor de los miembros permanentes,
454 SOCIEDADES

sin cuyo voto favorable será imposible aprobar determinadas cuestiones (art.
202, Cód. Civil y Comercial).
La ley prevé la posibilidad de delegar la gestión ordinaria de las accio-
nes de la fundación en un comité ejecutivo, que puede estar integrado o no
por algunos miembros del consejo. A su vez, pueden delegarse facultades
ejecutivas en una o más personas humanas, que pueden ser o no miembros
del consejo (art. 205, Cód. Civil y Comercial). Este comité es una figura
equivalente a aquella regulada en el art. 269 de la LGS para la administra-
ción y gestión de sociedades anónimas. Paralelamente, la posibilidad de
delegar funciones ejecutivas en una o más personas de manera inorgánica
replica la figura del gerente contemplada en el art. 270 del mismo cuerpo
legal.
El estatuto debe regular el régimen de reuniones del consejo - así como
del comité ejecutivo, si lo hubiere-, estableciendo su periodicidad, com-
petencias (debe discernir entre las que atañen a las reuniones ordinarias y
aquellas que deben ser tratadas en reuniones extraordinarias), quorum (como
mínimo " la mitad más uno" de sus integrantes). En lo que toca a las de-
cisiones, la ley estipula que esta se logra por mayoría absoluta de votos de
los miembros presentes, excepto que la ley o el estatuto requieran mayorías
calificadas. En caso de empate, el presidente del consejo -o el del comité
ejecutivo, en su caso- contará con doble voto para poder desempatar la vota-
ción. Para la modificación del estatuto se requiere el voto favorable de la ma-
yoría absoluta del total de consejeros (contando en el cálculo tanto a los pre-
sentes como a los ausentes) y para la modificación del objeto, la fusión con
entidades similares o la disolución anticipada hará falta contar con el voto
favorable de consejeros que representen, como mínimo, dos tercios del total
de miembros del órgano (art. 216, Cód. Civil y Comercial). Sin embargo,
solo se admite la modificación del objeto cuando la voluntad del fundador ha
devenido de cumplimiento imposible.
Cabe hacer una anotación crítica a la norma respecto al régimen de
quorum pues creemos que en vez de establecerlo en "la mitad más uno de sus
miembros" debió fijarlo en "más de la mitad". Piénsese que si una funda-
ción posee un consejo de solo tres miembros, el quorum solo se logrará con la
presencia de los tres integrantes, ya que la presencia de dos no alcanza a cu-
brir "la mitad más uno", guarismo por otro lado imposible, en tanto la mitad
más uno de tres es dos y medio, y no es posible -a esta altura de la evolución
científica- la partición en vida de una persona humana.
No obstante, podemos interpretar sin temor a equivocarnos que una
sana hermenéutica conducirá a sostener que el quorum se logra en realidad
con la presencia de la mayoría absoluta de los miembros del consejo o del
comité, según sea el caso. Cuadra aquí también acotar que bien pudo la
norma estipular que las reuniones podrán realizarse en forma remota, por
medio de teleconferencias, pues, claro está, las telecomunicaciones han evo-
lucionado lo suficiente como para permitir este modo de celebración, que ha-
SOCIEDAD CIVIL Y OTRAS FORMAS ASOCIATIVAS 455

bilita a la deliberación y adopción de resoluciones con total transparencia y


registro digital de las decisiones que se adopten.
No obstante lo expuesto, el quorum legal puede ser soslayado válida-
mente cuando su consecución haya devenido materialmente imposible. Por
caso, si dos de los tres miembros del consejo han fallecido, será necesario
que el supérstite adopte decisiones que impidan la paralización del consejo, y
con él, de la fundación en sí.
La remoción de los miembros del consejo puede ser decidida por el voto
de otros consejeros que representen, como mínimo, las dos terceras partes
del propio consejo. El estatuto puede prever también supuestos de caduci-
dad automática del mandato por ausencias reiteradas u otras causales.
En caso de que la vacancia de más de un cargo en el Consejo de Admi-
nistración determine la imposibilidad de funcionar, y no sea posible desig-
nar nuevos miembros por las vías estatutarias, la autoridad de contralor debe
proceder a reorganizar la administración de la fundación o a designar nuevas
autoridades y modificar el estatuto (art. 210, Cód. Civil y Comercial). Se
observa aquí una relevante facultad de intervención del Estado, justificada en
el interés público que este tiene en el desarrollo de actividades altruistas que
contribuyan al mejoramiento del bienestar de la población.
4) Deberes y atribuciones de los integrantes del Consejo de Adminis-
tración. Los consejeros responderán por los daños que causen en el ejer-
cicio del cargo cuando su conducta sea violatoria de las leyes o el estatuto
de la fundación, o lesiva de derechos de terceros. La acción de responsa-
bilidad puede ser promovida por la propia fundación y por la autoridad de
aplicación. Así también, podrá la autoridad de contralor aplicar sanciones
administrativas al consejero y a la propia fundación a raíz de la conducta de
uno o más integrantes de su órgano de administración y gobierno (art. 211,
Cód. Civil y Comercial).
5) Contratos entre el fundador (o sus herederos) y la fundación.
Con excepción de las donaciones a favor de la fundación, cualquier contrato
que se celebre entre la fundación y su fundador -o sus fundadores- deberá
ser previamente sometido a la aprobación de la autoridad de contralor, siendo
ineficaz de pleno derecho en caso de no contar con la previa autorización
(art. 212, Cód. Civil y Comercial).
La norma en cuestión está destinada, por un lado, a evitar conflictos de
intereses entre el grupo de fundadores y la propia fundación, así como even-
tuales maniobras de aprovechamiento del trato fiscal benévolo que reciben
las fundaciones en el desarrollo de sus actividades para la evasión de im-
puestos cuyo pago es a cargo de entidades que sí poseen finalidad de lucro.
Al respecto, la Inspección General de Justicia sostuvo que "el contra-
to de compraventa celebrado entre dos de los fundadores y la fundación es
de carácter oneroso, por lo cual debió previamente solicitarse la autorización
456 SOCIEDADES

indicada por esa norma, ya que esta Inspección de Justicia tiene el control
permanente de las entidades a las cuales se les concedió la personalidad jurí-
dica, tendiendo con ello a proteger el patrimonio y desarrollo de actividades
fundacionales" (res. IGJ 853/08, citada por Lorenzetti).
6) Destino de los ingresos de la fundación. La mayor parte de los
ingresos de la fundación debe ser efectivamente volcada a la consecución
del propósito para el que fue constituida. La ley no admite el desvío de los
fondos para la satisfacción del interés particular de sus fundadores o de in-
tegrantes del Consejo de Administración. Si la fundación acumula fondos,
debe hacerlo con el propósito de seguir volcándolos más adelante en el desa-
rrollo de las actividades benéficas contempladas en su plan trienal, sin posi-
bilidad de distraerlos a otros fines. La entidad tiene obligación de informar
a la autoridad de aplicación acerca del propósito con el que acumula fon-
dos y la factibilidad material de cumplirlos. También las fundaciones están
obligadas a informar la realización de gastos que impliquen una disminución
apreciable de su patrimonio (art. 213, Cód. Civil y Comercial).
La voluntad del legislador es clara. Los recursos de la fundación
deben ser administrados de manera prudente y a su vez destinados con el
mayor grado de eficiencia y concentración posibles a la satisfacción del fi n
altruista contemplado en el estatuto. El grado de cumplimiento de esta
máxima dependerá de la pericia y diligencia de los funcionarios a cargo de
la autoridad de aplicación en cada jurisdicción.
Cabe tener presente en este sentido que pesa sobre las fundaciones el
deber de proporcionar a la autoridad de contralor de su jurisdicción toda la
información que ella les requiera.
7) Destino final de los bienes de la fundación una vez disuelta.
El art. 217 del Cód. Civil y Comercial dispone que, una vez producida la di-
solución de la fundación, el remanente de los bienes debe destinarse a una
entidad de carácter público o privado cuyo objeto sea de utilidad pública o de
bien común, que no tenga fin de lucro y que esté domiciliada en la República.
Las fundaciones extranjeras que disuelvan su representación o sucursal en la
Argentina, sin embargo, pueden volcar el remanente de sus bienes en entida-
des de bien público domiciliadas fuera del país. La decisión sobre el desti-
no de los bienes remanentes también deberá ser previamente aprobada por la
autoridad de aplicación.
La norma es necesaria para evitar, en primer término, que mediante la
disolución del patrimonio de fundaciones se terminen traspasando bienes y
recursos a entidades con fines de lucro o a personas humanas de un modo
que posibilite la evasión de tributos nacionales y provinciales. En segundo
lugar, es conducente a la promoción del bienestar general que los recursos
volcados al desarrollo de actividades de bien público sigan afectados a su
desarrollo, en vez de retornar a manos de quien los utilice para su provecho
personal.
SOCIEDAD CIVIL Y OTRAS FORMAS ASOCIATIVAS 457

8) Autoridad de aplicación. Funciones y atribuciones. La auto-


ridad de aplicación, ejercida por la Inspección General de Justicia para las
fundaciones constituidas en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, tendrá
como facu ltades las de aprobar sus estatutos, fiscalizar su funcionamiento
y el cumplimiento de las disposiciones legales y estatutarias a que se halla
sujeta la fundación, extendiéndose estas potestades a la vida de las funda-
ciones durante su etapa de disolución y liquidación (art. 221, Cód. Civil y
Comercial).
La ley contempla, a su vez, otras atribuciones, como las de: a) solicitar
a la autoridad judicial la designación de consejeros o administradores interi-
nos en fundaciones parcial o totalmente acéfalas; b) suspender cautelarmen-
te decisiones que estime violatorias de las leyes o del estatuto de la propia
fundación, e impugnarlas judicialmente; c) instar la suspensión y remoción
de administradores que hayan actuado en violación de sus deberes; d) con-
vocar a reunión del Consejo de Administración a instancias de uno de sus
miembros o de oficio, cuando se compruebe la existencia de irregularidades
graves (art. 222, Cód. Civil y Comercial).
Por otro lado, el art. 223 del Cód. Civil y Comercial otorga a la au-
toridad de aplicación facultades especiales para fijar el nuevo objeto de la
fundación frente a la imposibilidad sobreviniente de llevarlo a cabo, así
como disponer la fusión o coordinación de actividades de dos o más funda-
ciones cuando la medida fuese aconsejable para un mejor desenvolvimiento
y conduzca de manera manifiesta a un mayor beneficio público.
9) Recursos. Las decisiones administrativas que adopte la autoridad
de aplicación en el ejercicio de su ministerio serán recurribles judicialmente
en los casos en que esta actúe con ilegitimidad o arbitrariedad. Según es-
tablece el art. 224 del Cód. Civil y Comercial, el recurso debe sustanciarse a
través del trámite más breve que rija en la jurisdicción que corresponda, por
ante el tribunal de apelación con competencia en lo civil correspondiente a
la jurisdicción. En el ámbito territorial de la ciudad de Buenos Aires, tal
recurso se interpone y funda ante la propia Inspección General de Justicia,
dentro de los quince días hábiles administrativos inmediatos siguientes a la
notificación de la resolución y es resuelto por la Cámara Nacional de Apela-
ciones en lo Civil (arts. 16 y 17, ley 22.315).
SOCIEDADES
Según las reformas de la ley 26.994
Marcelo Gebhardt (Director)
Miguel Alvaro Romero (Coordinador)
AA.VV.
Segunda Edición (2019) - ASTREA

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