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Análisis crítico de la Filosofía de la Educación

Jirlany Umaña Jiménez

Universidad Internacional San Isidro Labrador Curso:


MAS-01 Pensamiento Contemporáneo en Educación

Facilitador:

Ana Agüero Parajeles

Nota del Autor:

El presente análisis crítico es requisito para optar por la aprobación del curso MAS-01
Pensamiento Contemporáneo en Educación de la Maestría Profesional en Administración
Educativa de la Universidad Internacional San Isidro Labrador.

Para contactar al autor escriba por correo electrónico a la dirección


jirlany.umana.jimenez@mep.go.cr
Filosofía de la educación

La filosofía de la educación es un campo de estudio que se enfoca en comprender la


naturaleza, los objetivos y los desafíos de la educación. Esta disciplina examina las teorías
educativas, los supuestos en las que se basan y los argumentos a favor y en contra de ellas

A menudo se cuestionan las teorías que describen objetivos más específicos y su


importancia relativa. Las recomendaciones destacadas incluyen curiosidad, creatividad,
racionalidad, moralidad, libertad, autonomía y sinceridad. Un debate importante sobre los
objetivos de la educación es si la educación debería centrarse principalmente
en impartir creencias verdaderas o más bien en la capacidad de pensar de forma
independiente y adquirir nueva información.

Por otro lado, en la filosofía de la educación se llevan a cabo discusiones detalladas sobre
los contenidos del currículo. Estas discusiones abordan preguntas como: ¿Qué temas se deben
enseñar?, ¿Cuándo se deben enseñar? y ¿Con qué nivel de detalle? Algunos ejemplos de estos
debates incluyen la educación.

Otro tema es el problema de la igualdad en la educación, es decir. la exigencia


de igualdad de trato para todos los estudiantes de la educación pública. A menudo se entiende
que la educación debería ofrecer igualdad de oportunidades para todos. Este ideal se ve
amenazado por diversas fuentes de desigualdad, como la discriminación activa y la distribución
desigual de la riqueza. Es ahí donde se debe evitar el marxismo.

En la investigación educativa, algunos filósofos de la educación recomiendan un


enfoque cuantitativo que siga el ejemplo de las ciencias naturales a través de investigaciones
experimentales a gran escala. Otros prefieren un enfoque cualitativo más cercano a la
metodología de las ciencias sociales y tienden a prestar más atención a los estudios de casos
individuales.

Los existencialistas enfatizan la importancia de la autenticidad y la


responsabilidad personal y creen que la educación debe promover la libertad y la elección
individual. Así mismo, los pragmáticos consideran el aprendizaje activo y el
descubrimiento como la base de la educación activa y enfatizan la importancia y utilidad de lo
que se aprende.
Los posmodernistas se centran en exponer y desafiar las formas actuales de secretismo y
discriminación en las prácticas educativas y luchar por una educación más inclusiva
y justa para todos. Estos enfoques analizan las relaciones de poder y las estructuras sociales que
pueden influir en el proceso educativo.

Un aspecto común es que la educación debe fomentar el conocimiento y la adquisición de


habilidades. Desde esta perspectiva, Piaget (1896) manifiesta que " El objetivo principal de la
educación en las escuelas debe ser la creación de hombres y mujeres capaces de hacer cosas
nuevas, no simplemente repetir lo que otras generaciones han hecho, hombres y mujeres
creativos, inventivos y descubridores, que pueden ser críticos y verificar y no aceptar todo lo que
se ofrece." (p. 84).

Lo anterior incluye el desarrollo de habilidades cognitivas como el razonamiento, la


capacidad analítica y de resolución de problemas, así como la adquisición de conocimientos
en diversos campos como las ciencias naturales, las humanidades y las artes. Todo gracias a l la
pedagogía que trajo consigo la división de diferentes ciencias.

Además de los conocimientos y las habilidades, muchos filósofos de la educación


sostienen que la educación debe fomentar la curiosidad, la creatividad y el pensamiento
crítico. Estas habilidades y actitudes fomentan el pensamiento independiente y la capacidad de
cuestionar y evaluar información cuidadosamente. El objetivo es desarrollar personas capaces de
pensar de forma crítica y creativa y que estén abiertas a nuevas ideas y perspectivas. Todo lo
dicho, se debe a la creación de los modelos pedagógicos que ayudaron a los docentes a
caracterizar el proceso de formación de los estudiantes.

Algunos teóricos enfatizan el cultivo de ideales liberales como la libertad, la autonomía y


la sinceridad, mientras que otros enfatizan la importancia de la obediencia, a la autoridad y la
pureza ideológica, que a veces incluyen la piedad y las creencias religiosas; evidenciando así el
positivismo humano.

Es importante comprender que la educación puede afectar muchas dimensiones de una


persona, incluida la inteligencia, la moralidad, la creatividad, la capacidad de
relacionarse con los demás y el bienestar emocional. Encontrar un equilibrio entre estos
diferentes aspectos puede ser un desafío, pero es necesario para el desarrollo general de los
estudiantes.

¿Todo depende de quién es el destinatario de la educación? Se ha debatido


constantemente si una persona educada es un individuo o la sociedad en la que vive. La
educación beneficia tanto al individuo como a la sociedad en su conjunto y en muchos casos los
intereses de ambos están alineados. Una persona se beneficia del desarrollo de conocimientos,
habilidades y carácter a través de los cuales puede influir significativamente en el
funcionamiento de la sociedad y vivir una vida plena y satisfactoria.

Por otro lado, la sociedad se beneficia al tener ciudadanos educados que pueden
contribuir al progreso económico, social y cultural, y participar activamente en la vida
democrática y cívica. Freire (1967) afirma que: “La educación es un acto de amor, por tanto, un
acto de valor” (p. 67).

Es importante señalar que el propósito de la educación es doble: servir al desarrollo


y la realización personal del individuo y al bienestar general de la sociedad. Ambos aspectos son
interdependientes y desempeñan un papel crucial en la promoción de una sociedad próspera
y justa. Este debate pone de relieve la complejidad de los objetivos educativos y la necesidad de
equilibrar los intereses individuales y colectivos.

Sin embargo; aunque en muchos casos los intereses del individuo y la sociedad están
alineados, también hay situaciones en las que pueden entrar en conflicto. Por ejemplo, una
persona educada puede tomar decisiones que beneficien sus intereses personales a costa de la
sociedad o viceversa.

Hacer frente a estos desafíos requiere un enfoque equilibrado que promueva el


desarrollo holístico del individuo y promueva la responsabilidad y el compromiso con el bien
común. Esto puede incluir incorporar la ciudadanía, la ética y la responsabilidad social en los
programas educativos y fomentar el diálogo abierto sobre los valores y principios que guían
nuestras acciones, tanto individual como colectivamente.

Varios debates también hablan del papel del arte y la estética en la educación. Se ha
argumentado que la creatividad aprendida en estas áreas se puede aplicar a muchas otras áreas y,
por tanto, puede beneficiar al estudiante de muchas maneras diferentes. Se ha argumentado que
la educación estética también tiene efectos indirectos en varios otros temas, como moldear los
sentimientos del estudiante sobre la moral y la política y aumentar la conciencia de sí mismo y
de los demás. Evitando así la pedagogía tradicional.

En el campo de la educación, tal enfoque se refleja como una crítica a las


formas educativas universales basadas en una cosmovisión unificada, que pueden invisibilizar
las diversas perspectivas culturales y sociales que existen en el mundo. Por otro
lado, se recomienda un enfoque más inclusivo, que valore y enfatice la diversidad de culturas,
costumbres, lenguas y modos de vida sin imponer jerarquías ni preferencias entre ellos.

Sin embargo, también es importante considerar que ese enfoque crea desafíos, como
por ejemplo cómo garantizar una inclusión significativa de la diversidad cultural en los
programas educativos sin superficialidad ni sobrerrepresentación de la información. También
debe considerarse la forma en que se abordan las diferencias culturales y cómo promover la
coexistencia armoniosa en un contexto multicultural.

A raíz de lo anterior, el desafío de la filosofía moderna es encontrar su relevancia,


abordar la diversidad cultural y superar la fragmentación de las disciplinas. Estos problemas
fundamentales requieren un esfuerzo concertado por parte de los filósofos para revitalizar la
disciplina y aumentar significativamente el conocimiento humano.

Finalmente, cabe mencionar que el papel de la ciencia en la filosofía moderna es


multifacético. Por un lado, proporciona una gran
cantidad de información que enriquece y desafía las posiciones filosóficas tradicionales. Por otro
lado, plantea interrogantes y problemas que alientan nuevas reflexiones y discusiones en
el campo filosófico. Ciencia y filosofía se entrelazan dinámicamente, creando un
diálogo continuo que enriquece ambos campos del conocimiento. Como infiere Cortina (1998)
“La filosofía es una necesidad. Toda sociedad que quiera ser culta y construir su vida de forma
razonable debe recurrir a ella” (p. 84).
Conclusiones

Se puede buscar una apertura que conduzca a un cambio en las condiciones existentes,
porque forzar un sistema trae consigo un destino catastrófico como posibilidad para la vida;
porque de nosotros depende su supervivencia, somos las baterías que hacen funcionar
este sistema, porque nos han dicho que los medios de producción son de los capitalistas y de ello
depende nuestra existencia. Subrayar la práctica vivida de la crítica puede abrir una grieta que
nos permita ver que podemos crear nuestros propios medios de producción.

La filosofía de la educación completa la pedagogía y presenta un marco de como eje de


preocupación y acción en sí misma, así como resultado de una educación que transforma la
existencia en algo hermoso y valioso. En sí misma, se puede crear una base para que la
educación pueda ser tratada como una actividad al servicio de la optimización humana.

En caso de incertidumbre, la enseñanza requiere una reflexión y un análisis constante de


la propia práctica para descubrir tanto las fortalezas como las necesidades de desarrollo. Esto
no se refiere sólo al trabajo en clase, sino que también incluye otros aspectos relacionados con la
labor docente y alumnos, por lo que es necesario estar informado y buscar la mejora constante en
cuanto a marcar nuestro propio estilo de trabajo, modificarlo e innovarlo.

El existencialismo afirma que las personas deben dar sentido a sus vidas para ayudarlas a
superar las cualidades negativas del mundo entero.

La fuerza impulsora detrás de la fenomenología y el existencialismo es la plenitud. Los


seres humanos experimentan las cosas como lo hacen porque necesitan tener un sentido de
propósito. Estas dos filosofías chocan porque esa satisfacción depende de asignar un significado
a la vida de uno y luego experimentar ese significado.
Referencias

Piaget, J. (1896). Seis estudios de psicología. Barcelona: Seix Barrial.

Freire, P. (1967). La educación como práctica de la libertad: Brasil

Cortina, A, (1998) Ciudadanos del mundo: Alianza. Madrid

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