Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
RESUMEN
During the last decade, Latin America – and particulary South America – has been the
terrain of dispute and resistance to the hegemony if neo liberalism, at the hands of
governments and social movements. Many authors have affirmed that it is a turn to the
left of Latin Americans as a reflection of the frustration with the failure of the neo-
liberal model that marked the preceding decades. This paper explores some of the
policies that overcome neoliberalism that have been or are being implemented in the
region and examines the emergence of a new model called post- neoliberal. It is argued
that while the so called post neoliberal governments have shown greater social
sensitivity there is still a certain continuity of neoliberal doctrine and power structures
that reproduce social exclusion and inequality in many countries.
INTRODUCCIÓN
Los enfoques y modelos de desarrollo hegemónicos en América Latina
presentan graves restricciones para asumir una comprensión integral del desarrollo. Esto
se debe a que han tomado como equivalentes el concepto patrón de acumulación y el de
modelo de desarrollo. De ahí que se hable de modelo de desarrollo para referirse a cada
modalidad del proceso de reproducción del capital en un momento histórico
determinado (Cálix, 2016).
Cuatro enfoques han primado en América Latina desde la segunda mitad del
siglo XIX (el Modelo Primario Exportador, el Modelo de Industrialización por
Sustitución de Importaciones, el Modelo Neoliberal y el Enfoque Postneoliberal). Los
cuatro comparten en mayor o menor medida ciertos rasgos: a) conciben la
modernización como un proceso evolutivo y lineal basado en el crecimiento, b)
subordinan y niegan el valor intrínseco de la naturaleza en las relaciones del ser humano
con el entorno y, c) excluyen saberes que se apartan de la racionalidad occidental
dominante (Cálix, 2016).
Por otra parte, Más de veinte años han pasado desde que América Latina
experimentara la crisis de la deuda externa y comenzara a transitar hacia el modelo
neoliberal y a trazar su derrotero bajo los parámetros establecidos por el Consenso de
Washington. Es cierto que en los casos de Chile y Argentina el inicio del neoliberalismo
está asociado a las dictaduras de Pinochet y de las juntas militares argentinas en la
década del setenta. Sin embargo, es un hecho que la crisis de la deuda externa de 1982
marca para nuestros países el fin del modelo de sustitución de importaciones (MSI) y el
tránsito hacia un nuevo modelo neoliberal (MN) de economía abierta liderado por las
exportaciones (Guillen, 2007).
La preminencia de cada uno de estos modelos y/o enfoques dista de haber sido
homogénea en cada país o subregión. La especificidad de cada contexto explica las
diferencias en el grado y tiempo de aplicación. Aquí se plantea una distinción histórica
temporal con base en los momentos en que cada enfoque obtuvo mayor difusión y
profundidad y, por lo tanto, fue dominante con relación a otras opciones. Lo anterior no
supone desconocer que el periodo de gestación, desarrollo y declive de cada enfoque
encierra un periodo de tiempo mayor al reseñado en este documento.
Hasta entonces se afianza el desarrollo del rubro del café en Brasil, base de su
economía en esa etapa. En México es entre 1867-1910 cuando el país se consolida como
exportador de: a) productos agrícolas (en los que sobresale el algodón, el henequén y el
café), y b) minerales (cobre) y luego petróleo (Guillén, 2007).
Desde la perspectiva del MISI, un país tendría que comenzar con la sustitución
de bienes de escasa intensidad tecnológica y, según avanzara su progreso técnico, podría
ir sustituyendo bienes cada vez más complejos. Por esta vía los países llegarían en algún
momento a la exportación de bienes con mayor valor agregado, lo que se concebía
como una ulterior etapa de industrialización hacia fuera.
Los límites y contradicciones del MISI fueron evidenciados por la crítica que
varios autores hacían desde la llamada Teoría de la Dependencia4, que en síntesis
planteaba los siguientes argumentos (Diez, 2012): a) la imposibilidad de universalizar el
desarrollo industrial desde el capitalismo, debido a los obstáculos deliberados que los
centros imponían a las periferias, b) la necesidad de cambios radicales en el perfil de los
vínculos externos, ya que los centros tendían a subordinar a la periferia a través de las
empresas trasnacionales y del entramado de intereses de los grupos dominantes del
centro y grupos similares en la periferia y, c) la ausencia en la explicación del
subdesarrollo latinoamericano de las causas que estaban detrás de las graves asimetrías
sociales, pues se ignoraba en el análisis la existencia de intereses contrapuestos entre las
clases dominantes y las clases oprimidas.
En lugar de aprovechar la crisis para dar un giro de timón y ajustar el modelo -lo
que hubiese implicado: propiciar una mejor redistribución del ingreso, lograr un mayor
encadenamiento y articulación del sistema productivo, así como la revisión selectiva de
los esquemas de protección- los gobiernos de la región continuaron acentuando las
distorsiones, con el agravante de que se recurrió al endeudamiento como vía
preferencial para ajustar los desequilibrios externos y presupuestarios. La deuda externa
dio paso a principios de los ochenta a una crisis de mayor magnitud al elevarse las tasas
internacionales de interés, lo que volvió prácticamente inviable el pago de una deuda
externa que, dicho sea de paso, no fue debidamente invertida en los países
latinoamericanos (Guillén, 2007).
Los aportes teóricos neoliberales adquieren auge académico en los años 70, pero
tendrían que esperar hasta las décadas siguientes para obtener amplio respaldo político.
El mn logró hegemonizar varias regiones del planeta sobre todo a partir de la disolución
del extinto bloque socialista. Ahora bien, fue en Latinoamérica donde tuvo mayor
difusión y consolidación, desplazando los arreglos institucionales construidos en torno
al MISI. El neoliberalismo se concentró en la estabilización macroeconómica y en el
ajuste estructural orientado hacia la liberación de los mercados y la apertura externa.
Desde un punto de vista sistémico, podría decirse que los dos grandes efectos del
neoliberalismo han sido el peso sobre dimensionado de la financierización de la
economía y la precarización de las relaciones de trabajo. Es decir, hegemonía del capital
financiero bajo su forma especulativa y, por otra parte, expropiación de derechos
laborales (Sader, 2008). Estos efectos provocaron condiciones que fueron aumentando
un malestar social que se expresó en todos los países, con diferentes niveles de
intensidad y capacidad reivindicativa. Ya en el primer lustro del siglo XXI, las
correlaciones de poder en buena parte de los países latinoamericanos marcaban el paso
de proyectos políticos que rechazaban el núcleo de políticas duras del neoliberalismo.
Enfoque Post-Neoliberal
En todo caso, cabe hacer notar que las experiencias observadas del EPN no
necesariamente revierten a fondo el llamado Consenso Washington. La lucha se ha
centrado en devolver al Estado cierto rol regulador y de captura puntual de una parte del
excedente económico, acompañado de una re-priorización del gasto público para reducir
la desigualdad así como fortalecer las infraestructuras que permitan el desarrollo
económico.
Reducir las brechas de inequidad es una tarea que requiere una comprensión
global sobre cómo opera la acumulación de riqueza en el sistema capitalista. Desde los
años ochenta el sistema económico dominante recobró su inercia y fundamento:
maximizar las ganancias del capital y reducir la participación de los salarios en el
conjunto de la riqueza. Este fenómeno de orden global repercute por consiguiente en la
región latinoamericana y, como puede deducirse, las inversiones intensivas en capital, la
especulación financiera, la baja tributación sobre el capital, la flexibilidad laboral el
empleo precario y el desempleo no son meras externalidades, son consecuencias de una
intención deliberada de aumentar la concentración del capital (Arenas, 2012).
No solo las reformas eran insuficientes para resolver los principales problemas
del modelo de ISI, sino que a su vez crearon nuevos problemas. El aumento de la
dependencia de capital extranjero, la disponibilidad reducida de ahorro, el desempleo
estructural y la fragilidad fiscal a la que se le sumaba el peso de los pagos de intereses
en los presupuestos nacionales (Saad-Filho, 2005).
Las economías Latinoamericanas crecieron menos durante las últimas dos
décadas del siglo XX que en las décadas precedentes, y a su vez sufrieron severas crisis,
como la de México y Argentina en 1995, Brasil en 1999. Incluso los países que
observaron un rápido crecimiento económico hacia fines de los 80 y los 90, mostraban
un impacto débil en la reducción de la pobreza y una profundización de la desigualdad
(O’Donnell, 1998).
El costo social
Los sistemas de seguridad social no han compensado los costos sociales de las
reformas económicas. Es más, los costos sociales han sido distribuidos de manera
desigual entre los diferentes sectores de la sociedad. Mientras el capital y los negocios
se han beneficiado, en general, de las reformas, el crecimiento del desempleo, la
reducción de los servicios sociales y la contracción de los salarios reales afectaron en
mayor medida a los más vulnerables ampliando la pobreza, la desigualdad y la
exclusión social (Domínguez, 2009).
En el corazón del análisis sobre el giro hacia la izquierda yace el dilema creado
por las contradicciones entre las denominaciones de los partidos, regímenes y
personalidades por un lado, y las políticas que implementan, por el otro (Petras, 2008).
Hoy en día, los analistas concuerdan en el hecho de que existe más de una
variante de gobierno de izquierda presente en la región. No hay acuerdo, sin embargo,
sobre las distintas caracterizaciones de la izquierda propuestas por diferentes autores.
Desde el punto de vista de Castañeda y Morales, “algunas emergen de una izquierda
histórica que se ha actualizado para acceder y permanecer en el poder, mientras otras
aparecen con un discurso extravagante y atrayente” (2008).
La nación post-neoliberal
García Linera afirma que mientras el nacionalismo propuesto en los años ’50s
traía consigo la idea de ciudadanía el sufragio universal fue establecido en Bolivia en
1951-, la misma estaba definida por las elites oligarcas. Hoy en día el indio es un sujeto
político autónomo, pero la idea central en la estrategia de Morales es la de “indianismo
flexible”, con un enfoque de unificación política. El núcleo organizador, el indianismo,
pasó de ser una ideología de resistencia a la dominación a significar una concepción del
mundo que desafió el liderazgo político y cultural del neoliberalismo (García Linera,
2005).
Por ello, finalmente, se observa que aquello a lo que se tiende a denominar post-
neoliberal no es más que una búsqueda de superación de los déficits del modelo
neoliberal a partir de la devolución de un rol más prominente al Estado y la búsqueda de
alternativas de integración regional (o refuerzo de los mecanismos existentes) para
hacer frente a las fuerzas hegemónicas y caminar hacia una mayor autonomía regional.
CONCLUSIONES
En la región más desigual del mundo hay una necesidad de profundo cambio en las
estructuras de poder. Las crisis recurrentes que viven muchos países latinoamericanos
son un ejemplo de cómo la persistencia de relaciones desiguales subyacentes y en
algunos casos cuestiones no resueltas en torno a la inclusión política han opacado el
desarrollo de un estado efectivo y producen continua atención. El neoliberalismo no ha
desaparecido y los gobiernos de centro-izquierda analizados están llenos de
contradicciones.
El post-neoliberalismo es, por lo tanto, una búsqueda inacabada; pero una búsqueda
visible y clara. La región se permite pensar alternativas y correr riesgos, valiéndose de
los aprendizajes de décadas pasadas. No se trata de buscar alternativas al capitalismo -
aunque iniciativas no faltan sino de reconocer que no puede existir crecimiento sin un
desarrollo inclusivo que fomente la participación y genere oportunidades.
BIBLIOGRAFÍA.
Cálix, Álvaro. (2016). Los enfoques de desarrollo en América Latina hacia una
transformación social ecológica. Disponible en:
https://library.fes.de/pdf-files/bueros/mexiko/12549.pdf.
Escribano, G. 2003. Introducción a las Teorías del Desarrollo. UNED. Disponible en:
www.uned.es/deahe/ doctorado/gescribano/teorias%20desarrollo%20oei.pdf
Heidrich P. y Tussie D. (2009). “Post-Neoliberalism and the New Left in the Americas:
the Pathways of Economic and Trade policies”, en: Macdonald L. y Ruckert A. (eds.),
“Post-Neoliberalism in the Americas”, Palgrave-Macmillan, Londres.
Guillén, Arturo. (2007). La teoría Latinoamericana del desarrollo. Reflexiones para una
estrategia alternativa frente al neoliberalismo. En publicación repensar la teoría del
desarrollo en un contexto global.
Sader, Emir. (2006). America Latina en el siglo XXI. Capítulo de libro: Política y
movimientos sociales en un mundo hegemónico, lecciones desde África, Asia y
América.
VILAS C. (2006). “The Left in South America and the Resurgence of National- Popular
Regimes”, en: Hershberg E. y Rosen F., “Latin America after Neo Liberalism: Turning
the Tide in the 21st Century”, The New Press / NACLA, Nueva York.