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TANATOESTÉTICA

PREPARACIÓN DE UN DIFUNTO EN CHINA

Tradiciones funerarias en China: Hace más de 5.000 años, las culturas del norte
de China veneraban a los muertos con ceremonias muy elaboradas. En la
actualidad, se conservan algunas tradiciones, como la fiesta del “Qingming”,
conocido también como el día de la limpieza, de las tumbas o de los muertos, la
cual celebran el primer día del quinto periodo solar y consiste en ofrecer alimentos
a los fallecidos, se reza por ellos y se limpian sus tumbas.

Para los chinos, la línea entre el pasado y el presente nunca está claramente
definida, sin embargo, innumerables influencias han transformado la visión china
del “más allá”, como los taoístas, que no creían en la vida después de la muerte y
el budismo, que introdujo el concepto del renacimiento después de la muerte. De
igual manera, se filtraron las ideas de la recompensa y el castigo eterno,
procedentes del budismo y el cristianismo.
Muy pocos han sido los occidentales que han podido observar un funeral chino y
aunque China es un país con una historia milenaria, tienen tradiciones muy
arraigadas, una de ellas, es la de acabar su vida donde la empezó. Por eso,
cuando se tiene la certeza de tener poco tiempo de vida, es probable que intente
retornar al sitio donde nació.
Debido a que es un país muy extenso, hay gran variedad en sus costumbres y sus
tradiciones, las cuales se basan en el taoísmo.

El taoísmo es una corriente filosófica y religiosa de origen chino, cuyo surgimiento


se puede situar entre los siglos VI y IV a.C., a partir de los escritos de Lao-Tse.
Las enseñanzas de esta tradición radican en vivir en armonía con el universo,
dejando que las cosas sigan su curso natural, sin apegarse a nada. Entre sus
virtudes destacan la compasión, la moderación, la humildad y naturalidad como
formas de alcanzar una vida plena. Su traducción literal es enseñanza del
camino y hace referencia a vivir armónicamente con el tao (el camino).
Los taoístas tienen muy claras las diferencias entre espíritu y alma. El primero,
pertenece a los vivos, es energía del yang. En cambio, cuando una persona muere
desaparece su espíritu y da lugar a su alma, parte del ying. Por ello, no creen que
haya un lugar después de la muerte, sino que el alma de cada individuo viaja a un
sitio o a otro dependiendo de cómo haya vivido. Y es gracias a su experiencia de
vida que una persona puede decidir la fecha de su muerte y el lugar hacia donde
se dirigirá su alma.

En China conservan la tradición fúnebre donde adorar o reverenciar a la persona


en su último paso por la tierra, las tradiciones para los actos fúnebres en este país
suelen llevarse a cabo antes y después de la desaparición física de la persona, de
igual manera se conforman según la edad, el nivel social, el estado civil y la causa
de fallecimiento.

Antes de la muerte, cuando la persona se encuentra en el umbral de la muerte se


acostumbra a trasladar a la persona fuera de casa, para evitar que los espíritus
acechen el cuerpo y pueda irse en paz. También se procede a quitarle la
almohada sobre la cual reposa para que el cuerpo quede en posición horizontal
por cuanto esta postura es la más aceptable para morir. La almohada no puede
volver a utilizarse, se lanza al techo de la casa y se espera a que se descomponga
con el devenir del tiempo.

Después de la muerte, una vez que muere la persona, las estatuas que se
encuentran en la casa tienen que ser cubiertas con papel rojo igual que los
espejos. En la puerta de la casa se coloca una tela de color blanco y al lado de
ella un gong.
Si se encuentra del lado derecho indica que falleció una mujer y si se encuentra de
lado izquierdo indica que falleció un hombre. El cuerpo de la persona antes de
ponerlo en el féretro se limpia y se viste con su mejor ropa, incluyendo zapatos, si
es mujer se maquilla. La ropa nunca debe ser de color rojo ya que se piensa que
el difunto puede convertirse en fantasma, por otra parte, se le coloca en la cara
una tela de color amarilla y en el cuerpo una de color celeste.

Si la persona fallece dentro de la casa el féretro debe estar dentro, si murió fuera
se coloca en el jardín.
En la cabeza del féretro se colocan coronas y retratos o algún otro regalo. El
féretro debe permanecer abierto y cómo muestra de ofrenda se coloca comida
junto a este. La familia no puede vestirse de color rojo, y las mujeres no pueden
utilizar joyas. Los niños y nueras se visten de negro, los yernos de colores
brillantes por ser considerados de la familia.
Los familiares se reúnen alrededor del féretro y se ubican de acuerdo con su
posición en la familia. Familiares que lleguen tarde deben postrarse de rodillas
hasta el féretro. Se debe quemar incienso al pie del altar en señal de que el
fallecido tendrá abundancia en dinero de su vida de ultratumba.

El tiempo del velatorio depende de la cantidad de recursos financieros de la


familia. Dentro de los ritos es usual el canto de un monje por la noche expresando
versos de la cultura budista o taoísta.
De acuerdo con la creencia del alma del muerto tiene que enfrentarse a grandes
obstáculos, debido a los múltiples pecados cometidos en vida.
Los cantos y oraciones ayudan en su paso al cielo asimismo los rezos son
acompañados con música.
Concluida la ceremonia y condolencia el féretro es sellado con clavos y por
considerarse de mala suerte no se debe observar este procedimiento. Las
personas presentes en el servicio deben darse la vuelta.
También se estila pegar al féretro papeles sagrados de colores blanco y amarillo
en símbolo de proteger el cuerpo de espíritus malignos.
En la partida al cementerio se tiene por costumbre que los coches que acompañan
al cortejo se les ate un trozo de tela blanca. Se enciende un palo de “Joss”
(símbolo del alma) de apagarse este, se enciende inmediatamente, por ser parte
del ritual.

Si la procesión cruza un río se le advierte al fallecido de este proceso, de lo


contrario, su alma no podrá cruzarlo.

Antes de ser cubierto por tierra el féretro, los familiares arrojan un puñado de
tierra.
El luto en esta tradición china es de un máximo de hasta 100 días, no obstante, las
familias más conservadoras guardan luto hasta 3 años, de ahí que el tiempo varía
según el grado de amor y valores del núcleo familiar.
En este tipo de creencias se considera que el alma retorna después de los 7 días
a los miembros de la familia, por lo que es tradición esparcir talco o harina en la
entrada o pasillo de la casa para detectar la visita del difunto.

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