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Materia: Problemáticas Socio Contemporánea

Título: Salud mental y reproductiva

Docente: Facundo Rebasti

Alumno: Mariela Magnabosco

Año: 2023

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“Salud mental es la capacidad del individuo para establecer relaciones armoniosa con otro y participar en
las modificaciones de su ambiente físico social o contribuir en ello de modo constructivo”
La salud mental es un estado de bienestar mental que permite a las personas hacer frente a los momentos
de estrés de la vida, desarrollar todas sus habilidades, poder aprender y trabajar adecuadamente y
contribuir a la mejora de su comunidad. Es parte fundamental de la salud y el bienestar que sustenta
nuestras capacidades individuales y colectivas para tomar decisiones, establecer relaciones y dar forma al
mundo en el que vivimos. Es, además, un derecho humano fundamental. Y un elemento esencial para el
desarrollo personal, comunitario y socioeconómico. Es más que la mera ausencia de trastornos mentales.
Se da en un proceso complejo, que cada persona experimenta de una manera diferente, con diversos
grados de dificultad y angustia y resultados sociales y clínicos que pueden ser muy diferentes.
Las afecciones de salud mental comprenden trastornos mentales y discapacidades psicosociales, así
como otros estados mentales asociados a un alto grado de angustia, discapacidad funcional o riesgo de
conducta autolesiva. Las personas que las padecen son más propensas a experimentar niveles más bajos
de bienestar mental, aunque no siempre es necesariamente así.
Determinantes de la salud mental
A lo largo de la vida, múltiples determinantes individuales, sociales y estructurales pueden combinarse
para proteger o socavar nuestra salud mental y cambiar nuestra situación respecto a la salud mental.
Factores psicológicos y biológicos individuales, como las habilidades emocionales, el abuso de sustancias
y la genética, pueden hacer que las personas sean más vulnerables a las afecciones de salud mental.
La exposición a circunstancias sociales, económicas, geopolíticas y ambientales desfavorables, como la
pobreza, la violencia, la desigualdad y la degradación del medio ambiente, también aumenta el riesgo de
sufrir afecciones de salud mental.
Los riesgos pueden manifestarse en todas las etapas de la vida, pero los que ocurren durante los períodos
sensibles del desarrollo, especialmente en la primera infancia, son particularmente perjudiciales. Por
ejemplo, se sabe que la crianza severa y los castigos físicos perjudican la salud infantil y que el acoso
escolar es un importante factor de riesgo de las afecciones de salud mental.
Los factores de protección se dan también durante toda la vida y aumentan la resiliencia. Entre ellos se
cuentan las habilidades y atributos sociales y emocionales individuales, así como las interacciones
sociales positivas, la educación de calidad, el trabajo decente, los vecindarios seguros y la cohesión social,
entre otros.
Los riesgos para la salud mental y los factores de protección se encuentran en la sociedad en distintas
escalas. Las amenazas locales aumentan el riesgo para las personas, las familias y las comunidades. Las
amenazas mundiales incrementan el riesgo para poblaciones enteras; entre ellas se cuentan las
recesiones económicas, los brotes de enfermedades, las emergencias humanitarias y los desplazamientos
forzados, y la creciente crisis climática.
Cada factor de riesgo o de protección tiene una capacidad predictiva limitada. La mayoría de las personas
no desarrollan afecciones de salud mental aunque estén expuestas a un factor de riesgo, mientras que
muchas personas no expuestas a factores de riesgo conocidos desarrollan una afección de salud mental.
En todo caso, los determinantes de la salud mental, que están relacionados entre sí, contribuyen a mejorar
o socavar la salud mental.
Las intervenciones de promoción y prevención se centran en identificar los determinantes individuales,
sociales y estructurales, para luego intervenir a fin de reducir los riesgos, aumentar la resiliencia y crear
entornos favorables para la salud mental. Pueden ir dirigidas a individuos, grupos específicos o
poblaciones enteras.

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La salud mental y la reproducción son temas en constante evolución en la historia y en la sociedad de hoy
en día. Durante mucho tiempo, estos temas fueron estigmatizados y considerados tabú. Sin embargo, en
la actualidad, la sociedad está cada vez más abierta a hablar sobre esto y a buscar soluciones para
mejorarlos. En el pasado, la reproducción humana era vista como un aspecto puramente biológico y
muchas veces era ignorada la perspectiva emocional y psicológica de las personas involucradas. Además,
la salud mental no era considerada como un tema importante, sino que se asociaba con la locura y la
debilidad. Afortunadamente, la sociedad ha evolucionado en su enfoque de la salud mental y reproductiva.
Ahora se comprende que estos temas son fundamentales para el bienestar físico, emocional y social de
las personas. Actualmente, la ciencia médica ha avanzado mucho en el tratamiento de trastornos
mentales, como la depresión y la ansiedad, y también ha mejorado los tratamientos relacionados con la
fertilidad y la reproducción. Es importante seguir trabajando en la comprensión y el tratamiento de estos
temas para mejorar el bienestar de todas las personas.
Durante el siglo XX, se llevaron a cabo importantes avances en el campo de la salud mental y la
reproducción humana:

 1949: El Instituto Nacional de Salud Mental de los Estados Unidos fue fundado.
 1952: La primera edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM)
fue publicada.
 1960: La píldora anticonceptiva de control de natalidad fue introducida en el mercado.
 1973: La Asociación Americana de Psiquiatría hizo eliminó la homosexualidad de la lista de
trastornos mentales.
 1990: Se llevó a cabo la primera fecundación in vitro exitosa en España.
 2001: Se introdujo el primer medicamento para el tratamiento de la disfunción eréctil.
 2013: La quinta edición del DSM fue publicada y se revisaron y actualizaron muchos trastornos
mentales.

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El conflicto de la salud mental y la reproducción humana en la historia y la actualidad se ha centrado en el
acceso a información y atención médica adecuada. En el pasado, estos temas eran estigmatizados y se
enfatizaba más la biología que en la perspectiva psicológica y emocional de las personas. En la actualidad,
el reto es garantizar un acceso igualitario a la atención y combatir esta estigmatización y la discriminación
en torno a estos aspectos. Además, es necesario seguir trabajando en la comprensión y el tratamiento de
trastornos mentales relacionados con la reproducción, así como en la promoción de una maternidad y
paternidad consciente y responsable.

Las consecuencias del conflicto en la salud mental y reproductiva humana incluyen el exceso de
información, en la actualidad, y la escasa atención médica adecuada. Esto puede afectar el bienestar físico
y emocional de las personas, y puede tener impacto negativo en la calidad de vida. En algunos casos, la
falta de atención médica adecuada puede llevar a problemas de salud más graves, lo que puede tener
consecuencias a largo plazo.

El conflicto en torno a la implementación de políticas de salud reproductiva y sexualidad ha sido abordado


de diferentes maneras en distintos contextos y países. Algunos países han adoptado un enfoque
progresista y han implementado políticas que promueven la igualdad de género, los derechos sexuales y
reproductivos, y la inclusión de diferentes identidades y prácticas sexuales. Estos países han trabajado en
estrecha colaboración con organizaciones de la sociedad civil y han destinado recursos financieros y de
investigación para mejorar la salud reproductiva y sexual. Por otro lado, en algunos contextos y países
conservadores, se han enfrentado desafíos significativos para implementar políticas de salud reproductiva
y sexualidad.

Grupos conservadores y sectores religiosos han expresado reservas y han intentado limitar el acceso a
servicios de salud reproductiva, como la planificación familiar y el acceso al aborto seguro. Estos conflictos
ideológicos y morales han dificultado la implementación de políticas progresistas en algunos países. Es
importante destacar que cada país y contexto tiene sus propias dinámicas y desafíos específicos en
relación con la salud reproductiva y sexualidad. Por lo tanto, las respuestas y estrategias para abordar
estos conflictos pueden variar. Es fundamental promover el diálogo, la educación y la sensibilización para
superar estas barreras y avanzar hacia políticas y programas que promuevan la salud y los derechos
sexuales y reproductivos.

Los grupos que enfrentan desigualdades sociales y de género, así como limitaciones en el acceso a
servicios de salud reproductiva son los más afectados por esta problemática. Esto incluye a mujeres,
especialmente aquellas en situaciones de pobreza, jóvenes, mujeres sin pareja, mujeres infértiles y
operadas, y mujeres mayores de 49 años. También se destacan los grupos que experimentan
discriminación y trato vertical, como personas de diferentes etnias y generaciones. Estos grupos enfrentan
barreras en el acceso a información, servicios y atención de calidad en salud reproductiva, lo que afecta su
bienestar y derechos. Ha habido críticas a la efectividad y legitimidad de políticas de planificación familiar
que se han concentrado en los grupos con mayor rezago demográfico y social, y que provocan

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discriminación y trato vertical. Estas políticas no siempre han mejorado las condiciones de salud y
bienestar de las personas.

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