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CÓMO FORTALECER NUESTRA FE

Santiago 1:2-8 “Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os


halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe
produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para
que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna. Y si
alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual
da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. Pero
pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a
la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una
parte a otra. No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa
alguna del Señor. El hombre de doble ánimo es inconstante en
todos sus caminos.”

LECTURAS DE APOYO: Job 13.15 | Mateo 7.7; 21.22 | Lucas 5.1-11;


6.38 | Filipenses 4.19

INTRODUCCIÓN

La fe es esencial para la vida del cristiano

Es lo que nos permite comenzar nuestra relación con Dios y la única


manera en la que podemos disfrutar a plenitud de las bendiciones
espirituales. Pero en medio de las dificultades, con frecuencia
comenzamos a cuestionar si es sabio continuar creyendo que el Señor
proveerá.

DESARROLLO DEL SERMÓN

El apóstol Santiago nos declara que la fe es esencial para que el


propósito del Señor se cumpla en nuestras vidas. Nos dice que las
pruebas pueden llegar a ser oportunidades para crecer en entereza
(fortaleza y firmeza de caracter), y en última instancia, madurez. Si
carecemos de sabiduría para lidiar con los problemas de la vida,
podemos pedirle a Dios, quien la provee en abundancia. Sin embargo,
Santiago da una fuerte advertencia en contra de la fe fluctuante:
“porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es
arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. No piense,
pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor. El
hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos” (Stg
1.2-8).
¿Por qué debemos tener gozo en las pruebas?

Santiago no sugiere que los cristianos debemos regocijarnos porque


estamos en medio de una dificultad. Más bien debemos agradecerle a
Dios por usar esa prueba para purificarnos y fortalecer nuestra fe.
La adversidad nos ayuda a crecer en entereza (fortaleza y firmeza de
carácter). Aprendemos a caminar con fe, a pesar de lo que vemos
frente a nosotros y de cuán difícil es la situación que enfrentamos.

¿Significa eso que debemos ser perfectos? Por supuesto que no.
Santiago menciona que podemos llegar a ser “perfectos y cabales”,
pero en contexto, se refiere a un proceso continuo de madurez (Stg 1.4
“Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis
perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna”). Nuestro Padre
celestial obra en nosotros, hasta que lleguemos a ser quienes nos ha
llamado a ser, de acuerdo a su propósito. Siempre y cuando pidamos
con fe, sin dudar, Dios nos dará la sabiduría necesaria para lidiar con
los valles de nuestra vida.

¿Qué es una fe fluctuante?

Se refiere a la acción de cambiar una y otra vez nuestra opinión


acerca de la fidelidad de Dios. Santiago nos declara que, aquellos
que dudan, son como las olas del mar. Cambian de posición entre la
confianza y la duda, así como las olas son movidas de un lugar a otro.

La mayoría de las personas tienen una fe fluctuante. En ocasiones


somos cegados por las circunstancias. Aún en medio de tiempos de
paz, puede que un día le pidamos a Dios que nos ayude ante una
situación específica, pero al otro día nos cueste trabajo confiar en Él.

¿Por qué fluctúa nuestra fe?

 Incertidumbre en cuanto a la voluntad de Dios. Ha prometido


revelarnos su dirección cuando le pidamos por sabiduría. Cristo
dijo: “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os
abrirá” ( Mt 7.7). Una vez que conocemos su voluntad, podemos
orar con verdadera fe.
 El racionamiento humano está en conflicto con la fe. La vida
cristiana no siempre tiene sentido, y nuestros sentimientos y
pensamientos negativos pueden hacernos dudar. Una mañana,
Pedro pensó que pescar iba a ser imposible, pero Cristo le dio una
pesca milagrosa (Lc 5.1-11). En ocasiones, puede que diezmar
nos parezca imposible, pero Dios puede extender el otro 90% de
nuestros ingresos de manera sorprendente. En Lucas 6.38 nos
dice: “Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y
rebosando darán en vuestro regazo”.
 No nos damos cuenta de la obra que Dios hace en medio de
nuestras circunstancias. A veces, el Señor actúa más lento de lo
que esperábamos. Su deseo es que confiemos en Él, aunque
no veamos el resultado. Si respondemos con fe, obtendremos
buenos frutos.
 Escuchamos el consejo negativo de otros. Dios tiene un plan
específico para nuestra vida, así que debemos ser cuidadosos al
buscar el consejo sabio Prov. 10:21 “El buen consejo es ayuda
de muchos, pero la imprudencia es trampa de tontos.”.
Podemos ser desanimados si vamos a la persona equivocada
para compartirle el camino que Dios nos ha guiado a seguir.
 Nos enfocamos en las circunstancias. Mientras más ponemos
nuestra mirada en los problemas, más grandes nos parecerán.
Para que nuestra fe se fortalezca, debemos enfocarnos en
Dios y no en las dificultades. Col. 3:1-2 “Si, pues, habéis
resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está
Cristo sentado a la diestra de Dios. 2 Poned la mira en las
cosas de arriba, no en las de la tierra.”
 Ignorar los caminos de Dios. Para que podamos confiar en el
Señor durante las dificultades, primero debemos conocer su
naturaleza. Él desea recompensar a los que confían en Él. Sal.
125:1 “Los que confían en Jehová son como el monte Sion,
que no se mueve, sino que permanece para siempre.” Nuestro
Dios soberano tiene poder para cambiar toda circunstancia en
cualquier momento y nos perfecciona por medio del sufrimiento.
 Vivimos en desobediencia al Señor. Si pecamos con
deliberación, nuestra culpa opacará la confianza que tenemos en
Dios. Aún la falsa culpa, por ejemplo, dudar de que somos salvos
puede ser un obstáculo.

¿Qué significa creer en Jesucristo?


Creer en Cristo es tener la convicción de que Él es quien la Biblia dice
que es. Que cumplirá sus promesas. Que hará lo que ha prometido. Y
tener una relación personal y eterna con el Hijo de Dios.

Consecuencias de una fe fluctuante

 Nos perdemos las bendiciones del Señor. Santiago afirma que


los que dudan Sant. 1:7 “no recibirán cosa alguna” de Cristo.
Dios es fiel y no nos ignora. Conoce lo que es mejor para
nosotros, sus hijos; y siempre nos da la victoria.
 Nos desviamos de los caminos de Dios por cuestiones
pequeñas. En vez de poner la mirada en los problemas, debemos
enfocarnos en sus obras. Y podemos tener la confianza de que
contestará nuestras oraciones, a su tiempo y a su manera (Mt
21.22 “Y todo lo que pidáis en oración, creyendo, lo
recibiréis.”).
 Nos sentimos miserables, en vez de vivir en paz. Puede que
algunos comiencen a confiar en Dios, pero se rinden al sentirse
decepcionados de la vida. La verdad es que nuestro Padre
celestial tiene algo mejor para nosotros cuando no responde
nuestras oraciones como lo esperábamos.

¿Cómo podemos fortalecer nuestra fe?

Se reduce a confiar en Dios en todo momento. No podemos permitir


que la amargura, la ira y la duda nos dominen. Aun en medio de la
adversidad, Job se propuso confiar en Dios, y declaró: “He aquí,
aunque él me matare, en él esperaré” (Job 13.15). Necesitamos
tener este tipo de determinación.

Nuestra manera de pensar cambiará si dedicamos tiempo para leer y


reflexionar en la Palabra de Dios. Seremos menos vulnerables a caer
en la duda, pues nuestra mente estará llena de verdades bíblicas. En
tiempos de dificultad podemos declarar que nuestra confianza está en
el Dios viviente, quien conoce nuestras necesidades (Fl 4.19 “Mi Dios,
pues suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria
en Cristo Jesús”).

Escuchando la Palabra de Dios.


 Pedro escuchó la voz de Jesús y su fe se fortaleció hasta el
punto que ignoró la tormenta y la lógica humana que le decía
que no se puede caminar sobre el agua y logró así caminar
sobre las aguas mientras tuvo la fe intacta.
 “La fe viene por el oír la palabra de Dios.” (Romanos
10:17) La Palabra de Dios fortalece y alimenta nuestra fe, las
voces humanas y de las emociones, al contrario, la debilitan.
Orando a Dios para que nos mueva a hacer cosas grandes.
 Pedro le pidió al Señor Jesús que lo respaldara en algo
sobrenatural y el Señor lo hizo de acuerdo a la fe de Pedro.
 La fe debe estar depositada en ÉL y no en nosotros mismos.
No podemos confiar en nuestras habilidades o riquezas.
 Cuando servimos al Señor podemos pedir su respaldo con
confianza y ÉL nos llevará a hacer cosas grandes.
Obedeciendo la Palabra de Dios.
 Pedro descendió de la barca al oír la orden del Señor Jesús.
Pedro no solamente escuchó la voz de Jesús, sino que
también obedeció actuando en fe. La fe sin obras está
muerta (Santiago 2:17).
 Aunque la fe de Pedro flaqueo mientras caminaba en el agua
es asombroso que su fe le haya llevado a caminar sobre el
agua. ¿Cuántos de nosotros podemos decir que hemos
caminado sobre las aguas en medio de una tormenta feroz?
 No podemos paralizarnos por el miedo. Pedro no tuvo miedo
de caminar en el agua, asombrosamente el temor lo alcanzó
cuando ya estaba caminando en el agua, pero allí estaba
Jesús para rescatarlo. Si nunca actuamos por miedo y falta de
fe no vamos a ver el poder de Dios, pero si actuamos en fe
vamos a ver el poder de Dios y si nos llegase a faltar la fe y si
el temor nos golpeara allí estará Jesús para tomar nuestra
mano.
Poniendo los ojos en Jesús.
 La fe de Pedro tambaleo cuando aquel experimentado
pescador puso los ojos en los fuertes vientos y los quitó de
Jesús.
 Jesús no abandonó a Pedro ante su falta de fe. Le extendió su
mano cuando empezó a hundirse.
 Mientras tengamos nuestros ojos puestos en Jesús y no en las
imperfecciones de nuestros líderes o en las adversidades de la
vida nuestra fe en Jesús se ha de fortalecer y crecer día a día.

REFLEXIÓN
 ¿En alguna ocasión se ha llenado de amargura cuando sus
oraciones no son contestadas? O, por el contrario, ¿ha sido capaz
de volver a confiar en Dios después de una gran pérdida?
 Recuerde un tiempo en su vida en el que ha enfrentado
adversidad. ¿De qué manera el Señor usó esa prueba para
moldear su carácter, fortalecer su fe, o guiarlo más hacia su santa
voluntad?
 ¿De qué manera Dios usa las pruebas en la actualidad para
purificar su corazón? ¿Cómo ha madurado ante esa dificultad?

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