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Introducción

El maíz (Zea mays L.) representa una de las plantas cultivadas más importantes a nivel global y

juega un papel fundamental tanto en la alimentación humana como en la animal. Para asegurar

un rendimiento óptimo y una calidad nutricional adecuada en los granos de maíz, es esencial

comprender y manejar los requisitos nutricionales de esta planta. Varios estudios científicos han

contribuido al entendimiento de estos requisitos, estableciendo una base sólida para la práctica

agrícola contemporánea.

Al igual que cualquier otra planta, el maíz requiere ciertos macronutrientes esenciales para su

crecimiento y desarrollo. Se enfatiza la importancia del nitrógeno (N), fósforo (P) y potasio (K)

como elementos clave que influyen en el desarrollo vegetativo, la formación de estructuras

reproductivas y la acumulación de biomasa en los granos. La producción y calidad de los

cultivos están influidas por los niveles de disponibilidad de los macro y micronutrientes en el

suelo, sobre todo cuando estos niveles están fuera del rango de suficiencia.

El diseño del plan de fertilización es posterior al análisis de suelo. Este mismo se efectúa

analizando en forma integral los resultados provenientes del diagnóstico de la fertilización. Una

vez realizado el diagnóstico (en el cual se debería establecer las cantidades de nutrientes a

aplicar), es necesario armar un plan de fertilización ajustado a cada lote. Este plan consiste en la

definición de las cantidades y tipos de fertilizantes a aplicar, así como del momento y tecnología

de aplicación para satisfacer las necesidades del cultivo. En la determinación de estos aspectos

intervienen diferentes factores.


Objetivo

Caracterizar en una especie agrícola seleccionada el manejo del plan de fertilización en cuanto a:

dosis, fraccionamiento y formas de aplicación.

Desarrollo

Entender la cantidad correcta de fertilizante necesaria para tus campos de maíz contribuirá a

garantizar que tus plantas obtengan una nutrición ideal, previniendo posibles deficiencias o

excesos que puedan afectar su crecimiento.

La composición de un fertilizante suele estar indicada mediante tres números que reflejan la

concentración de nitrógeno (N), fósforo (P) y potasio (K) respectivamente. Estos números,

conocidos como el análisis del fertilizante, son esenciales para comprender su contenido

nutricional. Por ejemplo, si empleas un fertilizante con una clasificación de 13-10-27, esto indica

que contiene un 13% de nitrógeno, un 10% de fósforo en forma de P2O5 y un 27% de potasio en

forma de K2O.

Fósforo y potasio en forma de óxido

En la mayoría de las naciones, la representación del fósforo y el potasio se realiza mediante

óxidos en lugar de su forma elemental. Es habitual encontrarse con la designación N-P2O5-K2O

en lugar de N-P-K. Este aspecto es de gran importancia al calcular las tasas de aplicación, ya que

las fórmulas deben ajustarse a la forma de óxido.

Principios fundamentales

Los elementos esenciales para el desarrollo de los cultivos son nitrógeno (N), fósforo (P) y

potasio (K).
La norma inicial establece que se requieren 20 kilogramos de nitrógeno por cada tonelada de

grano cosechado. De este modo, si se proyecta un rendimiento de 12 toneladas por hectárea, la

aplicación necesaria de N al suelo sería de 240 kilogramos. En el caso de emplear urea como

fuente, la cantidad ascendería a 521 kilogramos por hectárea.

Recomendación general de dosis de fertilizante

La dosis de fertilizante comúnmente sugerida para maíz es:

Nitrógeno (N): entre 45 y 90 kilogramos por hectárea.

Fósforo (P): entre 30 y 45 kilogramos por hectárea en forma de óxido.

Potasio (K): 30 kilogramos por hectárea en forma de óxido.

Cuando se manejan estas cantidades, se aconseja dividir la aplicación de nitrógeno en tres

momentos, aplicando la totalidad de fósforo y potasio en la primera aplicación de nitrógeno

durante la siembra.

Cantidades sugeridas según el tipo de suelo

Para suelos arenosos:

Nitrógeno (N): 40-80 kg/ha

Fósforo (P): 20-40 kg/ha

Potasio (K): 20-40 kg/ha

Para suelos francos:


Nitrógeno (N): 80-120 kg/ha

Fósforo (P): 40-60 kg/ha

Potasio (K): 40-60 kg/ha

En el caso de suelos arcillosos:

Nitrógeno (N): 120-160 kg/ha

Fósforo (P): 60-80 kg/ha

Potasio (K): 60-80 kg/ha

CONCLUSIONES

REDACTADAS POR LOS ESTUDIANTES a partir del objetivo propuesto

BIBLIOGRAFÍA

SEGÚN NORMAS APA

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