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TEMA 8: CONFLICTO Y VIOLENCIA INTERGRUPAL

1.- EL CONFLICTO COMO ESCENARIO

El escenario de conflicto es el punto de partida en el que la violencia intergrupal se desarrolla


con facilidad. Podemos ser actores proactivos de los escenarios y modificarlos o influir en ellos.

Los conflictos son situaciones en las que dos o más partes perciben que sus objetivos y/o
intereses son contrapuestos e incompatibles y deciden actuar sobre la base de esta percepción
(Bar-Tal y Moyano). Esta definición sugiere dos condiciones para el surgimiento del conflicto:

 La identificación de una incompatibilidad de metas.


 La decisión de actuar sobre esa constatación por, al menos, una de las partes, algo
que contribuye a que se cree el conflicto y, si no se resuelve pronto, aumente.

1.1.- CARACTERÍSTICAS DEL CONFLICTO

 Es parte inseparable y significativa de la vida: ocurren de forma constante y continua,


pues tenemos desacuerdos y diferencias sobre elementos relevantes de la convivencia
 Se puede dar en todos los niveles de interacción: existen conflictos interpersonales,
intergrupales, interétnicos o internacionales, por citar algunos ejemplos.
 No tiene por qué ser algo intrínsecamente negativo: pueden ser algo positivo que
fomente el desarrollo y la mejora.
 El conflicto no es sinónimo de violencia: la violencia no es la única forma de resolver
los conflictos. Existen estrategias de resolución de conflictos preventivas y promotoras
del desarrollo mutuo.
 Los conflictos también ocurren en otros animales (obtención de comida, defensa del
territorio, búsqueda de pareja,…), pero son más complejos en las personas: el anclaje
cultural e ideológico de nuestros conflictos es algo que nos distingue como especie.

2.- CONFLICTOS INTRATABLES

La cronicidad de los conflictos sociales ocurre ya que el prejuicio, la deshumanización y la


desconfianza del exogrupo impiden el compromiso y la asunción de acercamientos para una
resolución. Los grupos movilizan a sus miembros para defender sus necesidades y objetivos.

Según Bar-Tal, estos conflictos violentos e irresolubles se crean en torno a objetivos que se
consideran existenciales y de suma cero (lo que un grupo gana, el otro lo pierde), ocupan un
lugar central en la vida de las sociedades involucradas, requieren gran cantidad de recursos
materiales y psicológicos y tienen una larga duración.

Se vuelven difíciles de resolver cuando las partes en conflicto transforman sus posibles
preferencias (p.ej. derechos territoriales o ideológicos) en valores sagrados (Atran y Gómez).
Este tipo de conflictos duraderos, graves y violentos (llamados conflictos intratables) tienen
serias implicaciones en términos de seguridad y convivencia.

Las sociedades implicadas en un conflicto intratable desarrollan un conjunto de actitudes,


emociones, valores, motivaciones, normas y prácticas que les permiten afrontar con éxito la
situación.
2.1.- ESTRUCTURA PSICOSOCIAL DEL CONFLICTO INTRATABLE (BAR-TAL)

Se compone de tres elementos:

 Memoria colectiva: creencias sociales referidas a la historia del conflicto y que


describen el comienzo, la progresión y los eventos más importantes ocurridos durante
el transcurso del conflicto. Es una memoria selectiva que solo recuerda los eventos
que benefician su causa. Esta memoria incluye distintos tipos de memoria como la
memoria popular, la oficial, la autobiográfica, la histórica y la cultural.
 Ethos del conflicto: creencias compartidas sobre las características de la sociedad y el
significado de la identidad social. Es una visión organizada del mundo que permite a
los miembros de la sociedad comprender el contexto del conflicto en el que viven y
que guía sus comportamientos. Las principales creencias son la justicia de los objetivos
del grupo, una imagen positiva, la victimización, la deslegitimación del oponente, el
patriotismo y la unidad.
 Orientación emocional colectiva: tendencia a expresar emociones particulares. Las
emociones más comúnmente expresadas son el miedo, la ira y el odio, aunque
también la humillación, el orgullo y la esperanza.

2.1.1.- Ethos del conflicto

El ethos del conflicto es un sistema bien organizado de creencias sociales compartidas que
sirven de base para el desarrollo de la cultura del conflicto. Estas creencias son:

 Justificación de los objetivos del grupo: creencias sobre las razones y justificaciones
de los objetivos del grupo que, a la vez, desacreditan los objetivos del grupo rival.
 Seguridad del propio grupo: se centran en los peligros y amenazas que el conflicto
supone para la sociedad, las fuentes de estas amenazas, y las condiciones que
permitirán superarlas.
 Deslegitimación: los miembros del grupo rival son deslegitimados mediante etiquetas
que los deshumanizan (asesinos, terroristas). Eso permite justificar los costes
derivados de la larga duración del conflicto y las acciones contra el exogrupo.
 Autoimagen colectiva positiva: los grupos implicados exacerban la tendencia
etnocéntrica.
 Victimización: cada grupo se percibe a sí mismo como la única víctima del conflicto.
Esto contribuye a justificar las acciones emprendidas contra otro grupo y refuerza la
creencia en la justicia de las propias metas.
 Patriotismo: creencias especialmente salientes en un conflicto intratable: incrementan
la cohesión grupal y ayudan a justificar cualquier tipo de movilización y sacrificio.
 Unidad: se resalta la importancia de mantener la unidad interna con objeto de poder
hacer frente a la amenaza exterior: el enemigo.
 Paz: se sostiene que lo que el propio grupo desea es la paz. Esto contribuye a mejorar
la autoimagen del grupo y a presentarse ante otros grupos de forma positiva.

Algunas de estas creencias se comparten en sociedades no involucradas en conflictos


intratables. Estas creencias sociales y narrativas permiten a los miembros de una sociedad
implicada en un conflicto intratable adaptarse a las condiciones. Sin embargo, son barreras
para establecer la paz. De hecho, no se atiende a información que contradiga sus creencias
societales sobre el conflicto. El motivo es, según Kruglanski, la congelación de las creencias
societales de la narrativa, provocada por unos procesos cognitivos, emocionales y psicosociales
Todas estas creencias cumplen varias funciones:

 Proporcionar un sistema ideológico que permita interpretar la realidad de las


situaciones ambiguas.
 Justifican los actos negativos del grupo.
 Permiten mantener una autoimagen y una identidad personal y colectiva positiva, a
pesar de la violencia perpetrada contra el rival.
 Funcionan como una fuerza motivadora que fomenta la voluntad de hacer sacrificios
en nombre del grupo.

3.- DESHUMANIZACIÓN Y CONFLICTO INTERGRUPAL

La deshumanización manifiesta (percibir a otros como animales, como bestias) influye en cómo
las personas abordan la resolución de conflictos intergrupales en curso. Algunos ejemplos son:

 Conflicto israelí-palestino: la deshumanización aumenta el apoyo a políticas agresivas


de represalia (Maoz y McCauley).
 La deshumanización manifiesta, en comparación con la sutil, predice en mayor
medida la existencia de actitudes (apoyo a la tortura y ataques con drones) y
conductas (firmar online peticiones de apoyo al militarismo) intergrupales extremas.
 Kteily hizo 10 estudios con el objetivo de demostrar cómo la meta-deshumanización
(percibir que el propio grupo es deshumanizado por otro grupo) contribuye a la
permanencia de conflicto y hostilidad intergrupal. Se vio que la meta-deshumanización
desempeña un rol relevante en los ciclos de conflicto y violencia intergrupales.

4.- EL PROCESO DE RADICALIZACIÓN

La radicalización es un proceso de cambios psicológicos (comportamentales, emocionales y


cognitivos) tendentes al apoyo y sacrificio por una determinada causa. Puede darse a nivel
individual o grupal, e implica la percepción de un conflicto. No implica intrínsecamente el uso
de violencia, por lo que hay personas con ideas extremistas que no hacen una acción violenta.

Cuando las personas y los grupos se radicalizan, se deteriora la comunicación y la confianza.


Las partes se anclan en posiciones inflexibles, se penaliza el pensamiento crítico, se consolidan
estereotipos y prejuicios negativos hacia el exogrupo, se deshumaniza al otro y se justifica la
violencia. Se va produciendo cohesión intragrupal y polarización en torno a identidades
contrapuestas.

La radicalización puede dificultar la toma de decisiones, el trabajo en equipo, la cooperación o


la convivencia. En casos extremos, puede derivar en conflictos intergrupales crónicos, e incluso
en violencia política que puede manifestarse de diferentes formas (terrorismo, genocidio).
Otros elementos a tener en cuenta para comprender la radicalización son los siguientes:

 La radicalización toma tiempo: es un proceso, carácter temporal y dinámico.


 La radicalización no es un asunto de todo o nada: es un continuo en el que pueden
darse diferentes grados de intensidad.
 No existe un único perfil, existe una heterogeneidad de perfiles: se pone el foco en
los factores psicosociales y las trayectorias vitales de las personas, más que en
establecer perfiles de autor.
 La psicopatología no explica la radicalización.
 No existe una única causa: el proceso de radicalización está influido por diversos
factores contribuyentes.

5.- PRINCIPALES ENFOQUES TEÓRICOS

5.1.- MODELO DOBLE DE PIRÁMIDE

Esta propuesta analiza el apoyo, la legitimidad


y la vinculación al terrorismo en términos de un
modelo piramidal. McCauley y Moskalenko
diferencian entre la narrativa (las ideas, lo que
se piensa) y las acciones (lo que se hace de
forma manifiesta). Proponen varios niveles de
radicalización según la intensidad de las narrativas y las acciones, los cuales se representan en
una hipotética pirámide poblacional.

Hay dos pirámides: la pirámide de la radicalización de la narrativa y la pirámide de la


radicalización de la acción.

 Pirámide de la radicalización de la narrativa: presenta cuatro niveles:


- Neutrales (base de la pirámide): no aceptan ninguna narrativa radical, son la
mayoría de la población.
- Simpatizantes: simpatizan con algunas de las ideas radicales.
- Justificadores: consideran que las acciones radicales están moralmente justificadas
- Obligación moral personal (cúspide de la pirámide): creen que es un deber
individual apoyar y participar en la defensa de sus ideas.
 Pirámide de la radicalización de la acción: presenta cuatro niveles:
- Inertes (base de la pirámide): no realizan ningún tipo de acción en apoyo,
cualesquiera que sean sus creencias o sentimientos, los inertes.
- Activistas: comprometidos con las acciones políticas legales y no violentas.
- Radicales: están involucrados en acciones políticas ilegales que pueden incluir el
uso de la violencia.
- Terroristas (cúspide de la pirámide): son radicales que dirigen la violencia hacia los
civiles.
5.1.1.- Implicaciones prácticas

La radicalización implica un continuo, más que un asunto de todo o nada. Este modelo
propone una distinción entre las narrativas y la acción (que no siempre tienen porqué estar
relacionadas) y diferentes grados de radicalización. Las implicaciones prácticas son:

 Es necesario intervenir sobre la base de la pirámide, con el fin de deslegitimar la


violencia y minimizar su apoyo social. Esta base de apoyo sirve de cantera para captar
y reclutar personas dispuestas a ejecutar las acciones violentas del movimiento.
 Es fundamental tener en cuenta la distinción entre narrativa y acción: la prioridad es
actuar sobre las acciones radicales para evitar el uso de la violencia, pero sin olvidar la
ideología y que esta no tiene por qué llevar a la violencia.

5.2.- MODELO 3N DE LA RADICALIZACIÓN (KRUGLANSKI, BÉLANGER, GUNARATNA Y MOYANO)

1. Perspectiva multifactorial
2. Existen mecanismos comunes más que una irregularidad o
psicopatología.
3. Puede conectar aproximaciones biológicas y
evolucionistas
4. Interacción individuo-grupo
5. No elude la explicación relativa al abandono de la
violencia (desvinculación y/o desradicalización).
6. Tiene implicaciones aplicadas a la prevención y al
antiterrorismo.
7. Ha aportado evidencias empíricas destacables a lo largo de
la última década.
8. El proceso se debe fundamentalmente a tres factores, llamados las 3N:
- Necesidades o motivaciones del individuo (needs)
- Narrativas ideológicas (narratives)
- Influencia social y grupal que ocurre en la red social del individuo (networks).

5.2.1.- Implicaciones prácticas

El modelo 3N sugiere intervenir sobre las necesidades, las narrativas y la red social. Si a través
de las acciones que hacemos influimos positivamente en los elementos del modelo, estaremos
minimizando el riesgo de radicalización violenta. Se sugieren las siguientes opciones:

 Restaurar el equilibrio motivacional de las personas en situación de desequilibrio


(pérdida de significado personal): implica abordar aspectos relacionados con la
educación, el empleo y las oportunidades vitales.
 Deslegitimar la violencia y promover ideologías alternativas no violentas.
 Debilitar a los grupos extremistas y su influencia, procurando apoyar a individuos en
riesgo mediante redes de apoyo y modelos sociales alternativos (no violentos).
5.3.- MODELO DE LOS ACTORES DEVOTOS (GÓMEZ y ATRAN)

La mayoría de modelos que explican la violencia intergrupal y la radicalización apoyan que los
individuos toman decisiones calculando los costes y beneficios. Según esto, es más factible que
los individuos opten por el camino de la violencia, cuando los beneficios (recompensas
materiales o inmateriales) superan a los costes. Sin embargo, los grandes sacrificios que
realizan algunos extremistas no parecen seguir este modelo de decisiones.

El modelo de los actores devotos trata de dar respuesta a esta paradoja e intentar explicar
cómo y por qué los individuos pueden llegar a estar dispuestos a luchar y morir por una causa.
Este modelo integra dos conceptos:

 Fusión de la identidad: es un sentimiento


visceral de unidad con un grupo. Se produce
cuando el yo personal y el yo social se
fusionan. El resultado es una tendencia a los comportamientos a favor del grupo con el
que existe fusión. Además, los lazos con los miembros del grupo se vuelven más
fuertes y esta fusión tenderá a mantenerse en el tiempo.
 Valores sagrados: algunas personas creen que algunas cosas o ideas no son simples
preferencias que pueden ser cuantificadas, negociadas o intercambiadas, sino que son
valores sagrados que deben respetarse y protegerse por encima de todo y de todos.
Cuando una preferencia se convierte en un valor sagrado, esta preferencia se sitúa por
encima del resto de valores. En ese momento, el valor sagrado deja de ser
intercambiable por bienes materiales o inmateriales debiendo ser protegido por
encima de cualquier cosa o persona.

Integrando ambos conceptos, los individuos que


fusionan su identidad con un grupo y comparten
valores sagrados con este se convierten en actores
devotos. Estos actores se guían por esquemas irracionales poniendo a los miembros de su
grupo y sus valores por encima de otras creencias. De esta forma, están dispuestos a
sacrificarse por su grupo, sus ideas y sus valores cuando percibieran que existe alguna
amenaza. Sin importar los costes personales que tal defensa implicaría, siendo el grado más
extremo el autosacrificio o la inmolación.

5.3.1.- Implicaciones prácticas

El modelo de los actores devotos muestra cómo el compromiso con un grupo y sus valores
puede explicar que las personas realicen grandes sacrificios, e incluso estén dispuestas a matar
o morir por una causa. Desde un punto de vista aplicado, la percepción de amenaza sobre los
valores sagrados o el propio grupo pueden ser catalizadores de la movilización radical. Por ello,
las acciones proactivas que minimicen la humillación, la injusticia o el conflicto percibido,
podrían reducir las intenciones de sacrificarse por una causa.

De forma similar, cuando existen conflictos relacionados con los valores sagrados, los
incentivos materiales en una negociación van a tener menos eficacia y pueden producir un
efecto de rebote. En cambio, los incentivos simbólicos que impliquen ganancias o pérdidas
equitativas sobre esos valores van a ser mejor aceptados.
6.- RESOLUCIÓN DEL CONFLICTO Y RECONCILIACIÓN

6.1.- PREVENCIÓN DE LA VIOLENCIA INTERGRUPAL

La prevención de la violencia intergrupal y de


los procesos de radicalización asociados se
clasifica en tres niveles:

 Prevención primaria: engloba las intervenciones centradas en evitar que individuos y


comunidades simpaticen con el extremismo violento antes de que se vean inmersos en
un proceso de radicalización. La prevención primaria se dirige a la base, los “inertes” o
“neutrales” que no simpatizan ni realizan acciones a favor de una ideología.
 Prevención secundaria: recoge las intervenciones que se dirigen a individuos o
comunidades “en riesgo” de involucrarse en el extremismo violento. El objetivo de la
intervención se dirige a los escalones superiores, tratando a simpatizantes y activistas.
 Prevención terciaria: son las iniciativas que pretenden influir en las actitudes y/o
comportamientos de las personas que están (o estuvieron) involucradas en la
violencia, promoviendo el abandono de la violencia (desradicalización y
desvinculación). Son las acciones dirigidas a individuos que están
en los escalones superiores, los que justifican o usan la violencia.

Cualquier contexto social donde se produzcan interacciones personales y


dinámicas grupales es susceptible de convertirse en un vector diana sobre
el que se puede intervenir.

6.1.1.- Acciones destinadas a la prevención

Las acciones destinadas a la prevención atienden a estos objetivos:

 Aumentar la concienciación o sensibilizar: concienciar consiste en explicar los


peligros, las consecuencias y los procesos que subyacen a la violencia intergrupal.
 Fomentar la resiliencia: se refiere a la capacidad para superar desafíos que tienen un
impacto negativo en su bienestar y/o estabilidad. En la radicalización, esto implica la
capacidad de resistir y contrarrestar tendencias que legitimen el odio y la violencia.
Desarrollar este factor protector permite que las personas y los grupos estén más
preparados para detectar e influir positivamente ante la violencia y sus consecuencias.
 Generar cohesión social: fortalecer los lazos y las relaciones entre los individuos de
una misma comunidad aumenta la cohesión social. Esta unión de los individuos
proporciona redes de ayuda mutua y fomenta la existencia de normas y valores
compartidos. Asimismo, dichas conexiones evitarían la influencia de valores violentos.
6.2.- NEGOCIACIÓN Y MEDIACIÓN

6.2.1.- Negociación

La negociación es la forma más común de prevenir, gestionar, resolver o transformar un


conflicto. Persigue combinar posiciones contrarias o conflictivas en un acuerdo conjunto.

En la negociación hay que distinguir entre las posiciones de las partes y las necesidades e
intereses de dichas posiciones. Aunque a veces las posiciones parecen imposibles de
reconciliar, los intereses no tienen por qué ser irreconciliables. Es más fácil reconciliar los
intereses que las posiciones, ya que distintas opciones pueden satisfacer un mismo interés.
Cuando el conflicto se reformula en términos de necesidades, se pueden alcanzar acuerdos y
aceptar concesiones que no serían posibles desde otros planteamientos.

A veces, el conflicto surge en una situación de interdependencia negativa sustentada en


creencias de suma-cero (la ganancia de uno supone la pérdida del otro). En este contexto, las
metas supraordenadas (objetivos que favorecen a ambas partes y son difíciles de alcanzar sin
los esfuerzos conjuntos de ambos grupos) reducen fricciones y favorecen la cooperación.

El dilema del prisionero, propio de la teoría de juegos, dice que la mutua cooperación puede
suponer una mayor ganancia que las decisiones basadas en el interés personal. Se ha visto que
la idea de que el propio interés es la principal motivación de los seres humanos es un mito.

La negociación implica hacer concesiones, a veces, de aspectos que se consideran


innegociables. Las reglas de decisión que se pueden aplicar a la hora de tomar decisiones sobre
cuestiones que constituyen auténticos valores sagrados (valores sagrados que el individuo y su
comunidad consideran inviolables y no intercambiables) no se guían por la racionalidad.

Las personas están dispuestas a luchar y hacer sacrificios para proteger los valores sagrados si
los ven amenazados. Añadir incentivos materiales aparentemente beneficiosos sobre
cuestiones sagradas puede incrementar la oposición a los tratados de paz. Sin embargo, añadir
gestos simbólicos de reconocimiento reduce la oposición a los tratados de paz.

Cuando las cuestiones en juego son sagradas para ambos grupos, los intercambios simbólicos
pueden llevar a una mayor flexibilidad en las posiciones, ya que la comunicación se ha
trasladado a un nivel más centrado en el reconocimiento de las necesidades de cada parte.

6.2.2.- Mediación

La mediación es una extensión del proceso de negociación y supone la intervención de una


tercera parte, imparcial, neutral y normalmente sin poder decisional, cuyo objetivo es ayudar a
las partes a llegar, de forma voluntaria, a un acuerdo aceptable para ambas. Los mediadores
deben ser capaces de abordar los intereses y las necesidades de cada parte, pero también sus
vulnerabilidades, inseguridades y temores, los aspectos más subjetivos en un conflicto.

La percepción de moralidad del propio grupo es central en nuestro autoconcepto, por lo que
las personas pueden reaccionar intensamente cuando se sugiere que el propio grupo no es
moral. La mediación puede no ser apropiada en una negociación si el mediador está muy
alineado con una parte o directamente envuelto en el conflicto, ya que debe ser capaz de
influir y presionar a ambas partes.

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