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Quiero hablarte de los SEAL.

Los SEAL son la parte marítima de las fuerzas especiales de los Estados Unidos.

Un día leí sobre cómo se preparan los candidatos que quieren formar parte de
ellos.

Y es impresionante, casi me da algo solo de leerlo.

Vamos, que no tiene nada que ver con cualquier cosa que hayas escuchado sobre
la mili.

Los SEAL son la élite, así que se preparan a ese nivel.

Normalmente, el 25% de los candidatos son elegidos para enfrentarse a esas


pruebas, una semana que ellos llaman la “Hell week” (semana del infierno).

Y de todos ellos, solo el 5% supera esa semana y entra en el cuerpo.

Para lograrlo, tienen una ética de trabajo espectacular.

Es decir, tienen una disciplina de hierro.

Y en concreto, destacan 4 hábitos, que me parecieron geniales porque también


pueden ser muy útiles en las sesiones de memoria.

Estos son:

1) Reduce tareas y enfócate en el momento.

Cuando los aspirantes a SEAL llevan solo dos días levantándose de madrugada
oyendo disparos, recibiendo gritos, corriendo, moviendo troncos, mojándose en
agua helada, entre otras torturas (y sin apenas dormir porque durante el día los
tienen también haciendo otros ejercicios) hay dos tipos de personas.

Las que se rinden y se van…

Y las que se centran solo en el día y momento presente.

Solo en completar la tarea que están haciendo.

Solo una a la vez.

A la hora de trabajar con tus pacientes es igual, no pienses en todo el proceso que
tienes por delante. En vez de eso, organízate bien y céntrate solo en un paso a la
vez.

En un ejercicio a la vez.
En un objetivo a la vez.

Y así con todo.

2) Presta especial atención a los detalles.

Los detalles son super importantes, sobre todo cuando buscamos la excelencia.

A esos soldados los podían mandar al mar aunque se congelaran de frío solo si
veían en su habitación un mueble estaba mal puesto o que habían hecho mal la
cama.

Ayudar a que una persona refuerce y mantenga su memoria para que pueda vivir
mucho mejor, también requiere una atención excelente a los detalles.

Los detalles pueden marcar la diferencia en los resultados que consigue un


paciente y, sobre todo, en cómo percibe la terapia.

Porque si no se motiva, ya sabemos que no se implica.

Y si no se implica, no hay resultados.

Así que tenlo en cuenta a la hora de evaluar el tipo de alteración de memoria de tu


paciente, seleccionar los ejercicios que vas a preparar y qué orden vas a seguir.

3) Una mente sana comienza con un cuerpo sano.

El ejercicio es necesario, no solo por cuestiones de salud, que lo es.

También para tener un nivel alto de productividad, energía y motivación.

Muchas veces los terapeutas ocupacionales, educadores y demás, se centran


demasiado en la parte neurológica del tratamiento, y dejan un poco de lado la
actividad física.

O al menos no le dan toda la importancia que tiene.

No te puedes ni imaginar los beneficios que tiene para un paciente cuando


comienza el día con un poco de actividad física.

4) Empieza temprano.

Cuando te levantas, digamos que tu cerebro está con las pilas cargadas.

Tiene más capacidad de prestar atención, concentrarse, hacer actividades y


aprender.

Además, en esas primeras horas la productividad puede ser muy alta, pues hay
menos distracciones.

Así que, básicamente, estos son los cuatro hábitos principales para cosechar una
buena disciplina en tus talleres de memoria.

Quizá al principio te cueste un poco implementarlos.

O que a tu paciente le lleve un poco acostumbrarse.

Es normal.

No tengas prisa por hacerlo todo a la vez.

Pero una vez que veas los resultados, no querrás abandonar esos hábitos.

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