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El documento explica el origen griego de la palabra "metanoia", que se traduce comúnmente como "arrepentimiento" en las versiones del Nuevo Testamento. Sin embargo, "metanoia" se refiere más precisamente a un "cambio de mentalidad" o "cambio de diseño mental". Al reemplazar "arrepentimiento" por esta traducción en Hechos 11:18, mejora la comprensión de que la vida espiritual implica adoptar una nueva perspectiva mental más que simplemente arrepentirse de los pecados.
El documento explica el origen griego de la palabra "metanoia", que se traduce comúnmente como "arrepentimiento" en las versiones del Nuevo Testamento. Sin embargo, "metanoia" se refiere más precisamente a un "cambio de mentalidad" o "cambio de diseño mental". Al reemplazar "arrepentimiento" por esta traducción en Hechos 11:18, mejora la comprensión de que la vida espiritual implica adoptar una nueva perspectiva mental más que simplemente arrepentirse de los pecados.
El documento explica el origen griego de la palabra "metanoia", que se traduce comúnmente como "arrepentimiento" en las versiones del Nuevo Testamento. Sin embargo, "metanoia" se refiere más precisamente a un "cambio de mentalidad" o "cambio de diseño mental". Al reemplazar "arrepentimiento" por esta traducción en Hechos 11:18, mejora la comprensión de que la vida espiritual implica adoptar una nueva perspectiva mental más que simplemente arrepentirse de los pecados.
uno de los aportes más interesantes que nos legó el griego de los libros del Nuevo Testamento fue el de la palabra “metanoia”, más allá de que inicialmente su sonoridad haya reverberado de una manera particular en nuestros sistemas auditivos (o visuales), habituados normalmente a procesar la información en lengua española.
Ahora bien, una vez incorporados los
significados básicos de “metanoia” empleados en las traducciones del NT (los cuales han venido siendo vertidos por los traductores de habla hispana en palabras familiares a nuestro léxico como “arrepentimiento”, “conversión”, “cambio”, etc.) es muy probable que esta familiaridad léxica no nos predispusiese la curiosidad para descubrir de qué término griego podían derivar. Es fundamentalmente por esta suerte de parcial desconocimiento existente en torno a esta cuestión en el universo cristiano que nos decidimos a realizar este pequeño estudio. Vale señalar, de todos modos, que el vocablo “metanoia” forma parte de un dispositivo rizomático-conceptual mucho más caudaloso, el cual no ha parado de crecer en el devenir de los siglos, enriqueciendo la complejidad semántica del término griego, dispositivo que no solo ha venido manteniendo un diálogo fecundo con las tradicionales teologías cristianas, sino también que lo ha hecho con disciplinas tales como la filosofía, la psicología, las ciencias cognitivas, etc.
Pero pasemos más a lo que nos atañe.
El sustantivo “metanoia” es la transliteración fonética casi calcada de la voz griega «μετάνοια» [metánoia], la cual está conformada por el adverbio «μετά-» y el nombre «-νοια».
Así las cosas, el adverbio “meta” -
según lo glosa el Diccionario griego- español de Florencio S. Yarza, la más exhaustiva y rigurosa de todas las obras bilingües publicadas hasta la fecha en lengua española- significa: “en medio”, “entre”; “por detrás”, “detrás”, “hacia atrás”; “después”, “luego”; “juntamente”, “además”; “hacia”, “hasta”, etc.
Por su parte, “noia”, que es un
derivado del sustantivo “nóos”, significa: “facultad de pensar”, “inteligencia”, “razón”, “pensamiento”; “proyecto”, “intención”, “designio”; “sentido de una palabra o discurso”; “alma”; “mente”; “corazón”; “disposición o inclinación del alma”; “modo de pensar”; “sentimiento”; “voluntad”; “deseo”. Por tanto –y de acuerdo a la información brindada por el lexicón de Yarza-, puede concluirse que la palabra “metanoia” también puede traducirse como “cambio de mentalidad”, “movimiento de retorno o vuelta del pensamiento o de la mente”, “desplazamiento de paradigma mental”, “cambio de diseño mental”, “cambio de esquemas mentales”; “cambio de corazón”, etc.
Ahora, veamos la palabra “metanoia”
apareciendo traducida como “arrepentimiento” en Hechos de los Apóstoles 11:18:
“Al oír esto se calmaron, y
glorificaron a Dios, diciendo: «Así que también a los gentiles ha concedido Dios el ARREPENTIMIENTO que conduce a la vida»” (NBLA 2021)
Ahora bien, como sabemos, el término
“arrepentimiento” es definido en el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE) como “la acción o efecto de arrepentirse”, y a este verbo el DRAE lo define como el “pesar por haber hecho o haber dejado de hacer algo” y también como el “cambiar de opinión o no ser consecuente con un compromiso”.
Así las cosas, y si nos decidimos a
reemplazar “arrepentimiento” en el citado versículo de Hechos por “cambio de diseño mental”, por ejemplo, este quedaría así:
“Al oír esto se calmaron, y
glorificaron a Dios, diciendo: «Así que también a los gentiles ha concedido Dios un CAMBIO DE DISEÑO MENTAL que conduce a la vida»”
Por tanto –y si nos disponemos a
entender con actitud abierta- el hecho de sustituir “arrepentimiento” por “cambio de diseño mental” nos enriquece la interpretación del versículo, en el sentido de que entendemos que la iniciación a la vida espiritual tiene que ver no solo con el dolor por los pecados y transgresiones que nos hizo cometer la mentalidad de nuestro “yo carnal”, sino y sobre todo por abrazar una renovada mentalidad, un “cambio de estructuras mentales” que nos va a permitir adorar y servir a Jesucristo, el dador de la vida eterna, además de reinterpretar, comunicarnos, vincularnos y empoderarnos tanto con el mundo interno como con el externo desde nuevas perspectivas.