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Por qué somos bolivarianos

1. Somos bolivarianos, en primer lugar, porque el libertador simboliza el propósito de


crear una nación que sea el patrimonio común de todo el pueblo y no una enorme
hacienda reservada a una minoría de priv ilegiados. A diferencia de la oligarquía criolla de
entonces, interesada tan sólo en asegurar sus privilegios tras el rompimiento del vínculo
colonial, el ideal bolivariano supuso no sólo movilizar al pueblo a la guerra revolucionaria
sino conseguir que en la nueva república se hiciesen realidad sus mayores anhelos.

Bolívar, el mismo nacido en una destacada familia pudiente de los mantuanos de Caracas,
desde muy joven abrazó las ideas revolucionarias de entonces. Agnóstico, libre pensador,
libertario, imbuidos por los ideales más puros de la Revolución Francesa combatía no sólo
el sometimiento colonial de estas tierras sino las manifestaciones más denigrantes de un
orden social sustentado en el trabajo de los esclavos, la explotación inicua de la masa
indígena y mestiza y el sometimiento de todo un pueblo al cerrado sistema económico y
político colonial que ahogaba la iniciativa nacional, extraía lo mejor de su excedente
económico y nos condenaba al atraso y la pobreza.

A diferencia de los hacendados y terratenientes, mineros y comerciantes, el Libertador


entendía el surgimiento de la República como un propósito generoso del cual estarían
excluidos la esclavitud, el trabajo forzado, la falta de libertad y el oscurantismos en todos
los órdenes. Para la oligarquía criolla, sin embargo, la Independencia consistía tan solo en
desalojar del poder a las autoridades españolas y colocarse en su lugar manteniendo el
viejo orden que aseguraba todos sus priv ilegios.

Hoy casi dos siglos después, empeñados en una segunda gran liberación de la Patria, el
panorama – asumiendo las diferencias de tiempo y lugar – resulta muy similar:
combatimos un sistema oligárquico que controla la riqueza y el poder, que excluye a las
grandes mayorías y que se entraga sin condiciones a los amos extranjeros. Si el Libertador
viviera en nuestros días estaría contra este orden inicuo, injusto y humillante. Bolívar sería
hoy tan revolucionario como lo fue entonces. No extrañe que para nosotros él sea una
inspiración en esta lucha , en esta nueva gesta emancipadora.

2. Somos Bolivarianos porque el ideal de la Patria Grande es hoy tan válido como
entonces. Ajenos a localismos y visiones estrechas el Libertador entendía que el destino de
los pueblos americanos debía necesariamente organizarse desde la unidad de esta
amalgama de pueblos aborígenes, africanos y europeos (a los cuales se agregaran pronto
también asiáticos) cuyo vínculo más profundo ha sido su condición de pueblos explotados
por el colonialismo. Bolívar entendía que era común el destino de estas comunidades
desarraigadas de sus lugares de origen y precipitadas por el aluv ión de la historia al
escenario del Nuevo Mundo en la vorágine que acompaña la formación y extensión del
capitalismo por todo el planeta. Víctimas comunes de la expansión colonial, estos pueblos
reunían razas, religiones, tradiciones y culturas que se funden en el mestizaje como su
seña de identidad más significativa.
La Patria Grande era igualmente una necesidad ante la voracidad de los nuevos imperios
que deseaban ocupar el lugar del colonialismo español en la región. Primero fue el
colonialismo británico y luego el naciente imperialismo norteamericano.

Si por aquel entonces la Patria Grande era una necesidad de las nuevas repúblicas para
defenderse de la agresión externa, hoy sometidos al llamado proceso de globalización que
no es otra cosa que una nueva forma de la tradicional extensión del capitalismo, levantar
la bandera bolivariana de la patria Grande es más urgente y legítimo que nunca. Todas las
fuerzas de progreso en la región entienden a cabalidad la necesidad de una integración de
Latinoamérica y el Caribe como el instrumento de defensa ante la avalancha de un nuevo
colonialismo que encabezan los Estados Unidos pero en el que participa todo el
capitalismo internacional. Nunca como hoy estuvo tan en peligro la misma supervivencia
de estos pueblos; nunca como hoy las señas de identidad propias se han visto mas
amenazadas y nunca como hoy fue más evidente la intención gringa de absorber todas las
tierras y gentes del sur del río grande y hacer realidad su “destino manifiesto”, su
consigna de “América para los americanos”.

Si Bolívar viv iera hoy, levantaría la consigna de la Patria Grande con el mismo ímpetu de
entonces. Por eso también somos Bolivarianos, porque el aislamiento solo favorece el
imperialismo mientras la unidad de los pueblos se convierte en garantía de triunfo. Por
encima de las fronteras artificiales que dejó el colonialismo y se encargaron de multiplicar
y ahondar las oligarquías criollas, los pueblos de este continente nos sentimos
hermanados en la causa de la Segunda Liberación y en la construcción de un orden social
nuevo, justo y sostenible.

3. Somos Bolivarianos y somos marxistas porque si el Libertador entendía la Guerra de


Independencia como la lucha de las mayorías oprimidas contra el poder colonial y la
oligarquía criolla, en espíritu este propósito libertario resulta compatible con el concepto
de luchas de clases. Ambas ideas nacen de la misma inspiración y pretenden algo
semejante: liberar a los oprimidos.

Bolívar fue un revolucionario de su época. Hoy cerraría filas con los revolucionarios
actuales empeñados en destruir este mundo injusto y construir en su lugar otro en el que
los seres humanos sean la preocupación central.

Somos bolivarianos igualmente porque nuestro internacionalismo proletario es


perfectamente compatible con la idea bolivariana de una Patria Grande. Una patria
continental que jamás se entendió como una idea excluyente sino por el contrario como
un llamado caluroso a la unidad de los pueblos. Bolívar esperó y buscó igualmente la
amistad y el apoyo de los pueblos de Europa y Norteamérica. Ser bolivariano hoy en día
significa ser internacionalista, buscar la unidad con los pueblos hermanos del continente y
hacerla extensiva a todos los pueblos del mundo, incluido por supuesto el pueblo de los
Estados Unidos.

4. Somos Bolivarianos porque el Libertador es para nosotros un referente ético


indispensable. Simón Bolívar fue siempre un revolucionario integral. Dedicó toda su vida a
la lucha por la emancipación de nuestros pueblos y lo sacrificó todo. Hubiera podido llevar
una vida placentera en el seno de su acomodada familia y adherirse simplemente a los
acontecimientos que conmocionaban su época pero sin asumir mayores riesgos.

Sin embargo, desde su temprana juventud, animado por los grandes ideales del
humanismo y la ilustración que atraían a la juventud de su época decidió dedicarse por
entero y durante toda su vida a la causa americana. Bolívar fue un revolucionario
profesional, alguien para quién ninguna causa merecía mayor atención que la revolución
continental contra la opresión del colonialismo.

Perseguido sin descanso por las autoridades coloniales, visto con recelo por la oligarquía
criolla. Fustigado por la iglesia católica oficial cómplice del colonialismo y la opresión, pero
admirado por el pueblo llano, Simón Bolívar arrastró la pobreza, enfermedad e
incomprensión a lo largo de su vida, dándolo todo por la causa. Muchas veces derrotado y
mil veces vencedor el Libertador muere tísico, sin riqueza alguna y asediado por una
oligarquía criolla que intuyó desde el comienzo todo el potencial revolucionario que
encerraba aquel hombre irrepetible e identificó su causa como el mayor peligro para sus
intereses elitistas.

Simón Bolívar dejó todo por la Revolución: bienes, salud comodidades, oportunidades,
vida privada y hasta la gloria y el poder cuando comprendió que había sido vencido por la
fuerza de la oligarquía criolla, cuando entendió seguramente que aún era temprano para
alcanzar la liberación definitiva de los pueblos americanos.

La vida de bolívar es entonces inspiración para cualquier revolucionario. En la v ida e


ideario del Libertador encontramos referentes éticos que contribuyen a fundamentar
nuestra opción de v ida como revolucionarios que deciden emprender el duro camino del
combate.

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Ser bolivarianos hoy es entender al Libertador como símbolo de la lucha. Los símbolos son
necesarios. Los pueblos necesitan elementos externos que ayuden a fomentar y fortalecer
sus señas de identidad. En el contexto actual estos símbolos fortalecen la resistencia
nacional contra el nuevo colonialismo. Como símbolo el Libertador se convierte en un
instrumento de identificación, de comunión entre pueblos que recogen sus banderas
libertarias y avanzan en la lucha por la segunda u definitiva emancipación.

Retomar nuestros símbolos nacionales es igualmente rescatarlos de los rincones


polvorientos en donde la historia oficial los tiene ocultos. Recuperar este legado histórico –
y en primer lugar la figura del Libertador – nos diferencia en la clase dirigente criolla que
reniega y se avergüenza de nuestra cultura, de nuestras tradiciones populares y de
nuestras señas de identidad mientras se afana por imitar el modo de vida americano,
pensar y hablar como los nuevos amos y convertirse en la fiel administradora de los
intereses del imperio.
A nadie debe extrañar entonces que las clases dirigentes se sientan incómodas con la
figura de Bolívar. Los oligarcas de hoy son la encarnación ideológica y social de aquellos
oligarcas santafereños que una noche aciaga intentaron asesinarle precisamente por el
peligro que representaba su discurso unificador y emancipador. Por el mismo motivo
tampoco es raro que los revolucionarios en general tengan al Libertador como símbolo de
nuestra actual confrontación contra el capitalismo.
Los pueblos necesitan símbolos. No símbolos convertidos en caricaturas grotescas y
estériles como acostumbran a hacer nuestros historiadores oficiales con los héroes patrios,
sino símbolos como espejos del alma nacional, como referentes colectivos tanto por los
ideales que han defendido como por su ejemplo humano que sirve de inspiración en la
lucha.

El olv ido de nuestros héroes nacionales o la deformación de su rol histórico ocurren por el
interés de la clase dirigente en pervertir el significado de la historia y ocultar su papel de
dominadores y priv ilegiados. Simón Bolívar es precisamente una de esas figuras sometidas
a la revisión, al ocultamiento y a la falsificación. Su carácter de pensador libertario, su
infinita vocación latinoamericanista y caribeña, su abierta oposición al imperialismo y su
dedicación por entero a la causa de la revolución americana simbolizan lo mejor de la
tradición de nuestros pueblos insurrectos y combativos. Por eso somos sinceramente
bolivarianos, porque somos los herederos legítimos del Libertador en esta lucha por la
Segunda Liberación de nuestros pueblos.

NUCLEO URBANO MOISES MONTAÑA

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