De los riesgos implícitos que podían representar la asociación, se implementó desde el naciente D. italiano dos
características que aportaron al florecimiento de las sociedades: La autonomía jurídica y patrimonial y la de la
limitación de la responsabilidad. La primera permitió un sujeto activo de derecho separado de los asociados,
capaz de actuar por sí mismo a través de sus órganos, y por la segunda el patrimonio de los asociados se
mantiene aislado e indemne de los riesgos de la compañía. Máximo corrían el peligro de perder sus aportes, sin
que los terceros acreedores de la sociedad pudieran hacer efectivo sus créditos con los bienes de los asociados.
Así fue promovido el derecho societario en occidente, hasta a mediados del siglo XX, cuando vientos
renovadores fueron fisurando esta estructura monolítica, para dar a los acreedores y al estado privilegios frente a
los asociados que disminuyeron a estos los privilegios de que gozaban al amparo del D. societario. Es así como:
acreedores de buena fe, trabajadores, la comunidad en general empezaron a prevalecer por sobre los
inversionistas y administradores de las sociedades, hasta tal punto que hoy se hallan en consideración las
columnas estructurales corporativas. (Las de la autonomía y de la limitación de la responsabilidad)
El derecho anglosajón ha colaborado en la estructuración y defensa de esta visión contemporánea del derecho
societario. Seguido por las legislaciones, doctrinas y fallos europeos y de algunos países latinoamericanos. Por lo
que se han elaborado casos de “levantamiento del velo corporativo” “disgregard” “ruptura del telón societario”
eventos que, ponen en duda la barrera que la sociedad establece entre sus propios negocios y el patrimonio de
sus asociados.
Uno de los grandes incentivos o beneficios que involucra la constitución de sociedades para quienes serán los
socios, es la limitación de la responsabilidad de estos hasta el monto de su aporte frente a las obligaciones de la
sociedad, es por esta razón que “la figura de la personalidad jurídica se convirtió en una ventaja para quienes
desempeñaban actividades comerciales, industriales, financieras, entre otras” (Cubillos, 2009: 3)
La sociedad aunque constituye una persona diferente de los socios, no desarrolla sus actividades por si sola sino
que es dirigida por los socios, por lo tanto puede ocurrir que estos - los socios - utilicen la sociedad, para
satisfacer intereses individuales que no podrían alcanzar si lo hicieran en nombre propio, por lo que se escudan
en la sociedad para alcanzar dichos intereses.
Es allí donde tiene aplicación la doctrina de la desestimación de la persona jurídica, la cual establece que la
solución para la desviación en el uso de la persona jurídica se encuentra en “la posibilidad de desestimar o
prescindir de la estructura formal de aquella, para penetrar hasta descubrir su mismo sustrato personal y
patrimonial, poniendo así al descubierto los verdaderos propósitos de quienes se amparaban bajo aquella
armadura legal.” (Diez, 1958, citado en Tosto, s.f)
En definitiva lo que ocurre es que los socios usan indebidamente la persona jurídica, se escudan en la estructura
societaria para defraudar a la ley o terceros, por lo que la doctrina del levantamiento del velo corporativo rompe el
hermetismo de la personalidad jurídica, para que de esta forma los socios no se escuden en ella y se hagan
responsables de las obligaciones de la misma, por lo que los principales efectos de la desestimación de la
persona jurídica son: la comunicación de la responsabilidad a los socios y el mantenimiento de la estructura
social, es decir se le imputan las responsabilidades a los socios directamente, pero sin que ello implique la
desaparición de la persona jurídica, pues no se procede su disolución, es decir la vida jurídica de la sociedad no
termina.
Esta doctrina se caracteriza por ser una técnica o práctica judicial, ya que son los jueces al momento de fallar
quienes desconocen la personería jurídica de la sociedad para atribuir la responsabilidad a los socios de la
misma; también por su carácter excepcional, ya que se ha reiterado que con el surgimiento de la personería
jurídica surge también la limitación de la responsabilidad para los socios, pero cuando se utiliza la estructura
societaria para defraudar y se causan perjuicios a terceros, serán los socios quienes tendrán que responder ante
estos con su propio patrimonio.
Sinónimos del termino
Sinónimos para denominar a una institución en virtud de la cual, se pretende moralizar la actividad cumplida por
las sociedades comerciales cuando tales actuaciones exceden los campos de la honorabilidad e incurren en
actividades fraudulentas que causan daño al Estado o a terceros.
Utilidad de la institución
Forma de moralizar las prácticas o actividades mercantiles, realizadas por medio de sociedades, cuando tales
entidades se utilizan como mecanismo para:
a. Defraudar la ley
b. Incumplir obligaciones contractuales
c. Eludir normas fiscales
d. Eludir las normas sobre tramites sucesor ales
e. En general para defraudar a terceros
En principio, fue la sociedad anónima la primera forma societaria escogida para cumplir estas finalidades
desviadas y dañinas, ya que al limitar la responsabilidad de los socios se prestaba para cumplir finalidades
dañinas obteniendo el provecho indebido sin que el patrimonio de los causantes se viera amenazado.
Posteriormente en 1906 en Alemania se utilizó las sociedades de responsabilidad limitada también para estos
fines.
La figura de desestimación de la personalidad jurídica tiene como piedra angular el mantener la ética y la
moralidad en el ejercicio de la personalidad jurídica, tomada esta como un centro de imputación jurídico y
patrimonial, distinto de los socios o accionistas. Se pretende entonces, que no solo el objeto de la sociedad sea
lícito sino que también lo sea la actividad realizada por la sociedad en cumplimiento de ese objeto social. Lo
anterior, con el fin de evitar la desmoralización de las costumbres mercantiles y las prácticas económicas ilícitas.
Hay que reconocer que Colombia está aún atrasada en este camino marcado por los países anglosajones y por
la doctrina europea; pero es inocultable que progresivamente se han roto paradigmas jurídicos tradicionales.
Afectando un ambiente de inversión nacional y extranjera, pues encuentra en juego la estabilidad jurídica y
permanencia de las reglas de juego. Esto llevo a que en miras del azaroso riesgo de la empresa en Colombia, el
gobierno de Uribe propusiera en el congreso un proyecto de ley que buscaba apaciguar a los posibles
inversionistas. Este proyecto (2003) disponía los CONTRATOS DE CONFIANZA INVERSIONUSTA que
pretendía garantizar a los inversionistas nacionales y extranjeros que suscribieran el contrato que, si las normas
específicas previstas en dichos contratos son modificados durante el tiempo de duración de los mismos,
causándoles daño, estos serán indemnizados, exceptuando la estabilidad sobre normas de seguridad social,
impuestos indirectos, entre otros. Pero se aclaró que esto aplicaría únicamente a quienes efectuaran inversiones
por montos iguales o superiores a cincuenta mil millones de pesos colombianos y que tenían que verse afectadas
por un GRAN número de normas.
Pero además en el ART.14 se establecía la limitación de la responsabilidad de los socios por obligaciones
directas o indirectas de la sociedad en cual participen, en esta caso, Carrasquilla en su carta al presidente del
senado, dijo que la limitación de la responsabilidad de un socio de una empresa puede ser utilizada
ABUSIVAMENTE para evadir la aplicación de la ley, incumplir las obligaciones y en general conseguir propósitos
ilícitos. Prácticamente implicaba un retroceso, establecer que en ningún caso los accionistas podrán ser
obligados a responder por las obligaciones de las sociedades de las que hagan parte, excepcionando las normas
de la L.222/95, advirtió el ministro de hacienda en ese tiempo.
La confianza que deberían tener los inversionistas en Colombia de ser la de que sus D´S y O´S por efecto de la
conformación de una sociedad en este país sea respetada, siempre que NO se abuse de ellos, dijo.
De todas formas, no será una garantía suficiente, por cuanto la experiencia jurisprudencial demuestra, no
obstante que existiendo normas legales que impedían que los acreedores hicieran efectivos sus créditos contra
los accionistas, tales barreras han sido removidas por los jueces, imponiendo razonamientos sociales como
superiores a las disposiciones legales, privilegiando los intereses de la parte débil o del estado por sobre los
intereses de quienes arriesgan su capital en la empresa.
En la regulación comercial se prevén otros casos “normales” de extensión de la responsabilidad, que de alguna
manera producen “dilución “decaimiento” societario. Como por ejemplo:
ART.105 C.CO INC 4 “Los asociados y quienes actúen como administradores responderán ilimitada y
solidariamente por el pasivo externo y por los perjuicios causados. Además, quedarán inhabilitados para
ejercer el comercio por el término de diez años, desde la declaratoria de la nulidad absoluta.”
ART.499 C.CO “La sociedad de hecho no es persona jurídica. Por consiguiente, los derechos que se
adquieran y las obligaciones que se contraigan para la empresa social, se entenderán adquiridos o
contraídas a favor o a cargo de todos los socios de hecho.”
También nombraremos casos contenidos en el estatuto tributario, legislación societario y por el código sustantivo
del trabajo, en los que se sigue la tendencia contemporánea de privilegiar los intereses económicos de la nación
y de personas con necesidades mayores de protección, aun a costa del patrimonio de asociados que pensaban
ilusamente en una protección al riesgo corporativo consagrada en el código de comercio.
1. Validez del contrato de sociedad: La invalidez del contrato desde el punto de vista el objeto y causa,
y la consecuente declaración de invalidez o inexistencia de la persona jurídica, por no estar constituida
legalmente, demuestran los efectos de la teoría, por cuanto desaparece la persona jurídica y aparece
la responsabilidad ilimitada y solidaria de los socios incursos en la causal de nulidad o participantes en
la sociedad inexistente.
DISREGARD Y OBJETO SOCIAL
El art. 99 de c.co describe que la capacidad está limitada al objeto social de la sociedad, mas alla de
esos límites la sociedad no puede adquirir derechos ni contraer obligaciones. Entendiendo que la
personalidad jurídica otorga distinción a la sociedad de sus socios y, que además justifica los actos
que estén en su objeto; el disregard, ya sea abuso o burla a terceros como no está dentro de las
operaciones imputables a la sociedad, se debe ser referido directamente a los socios.
No se desestima la personalidad cuando se aplica el disregard, es parcialmente inexistente en relación
al principio de especialidad del objeto.
O sea, esa actuación ilícito fraudulenta no es actuación de la sociedad, porque el ilícito y el fraude no
pueden reputarse contenidos en los límites fijados por la ley al atribuir al ente societario personal
jurídica.
DISREGARD Y CAUSA ILÍCITA
Puede presentarse una sociedad con un objeto licito, pero encaminada a un propósito ilícito, como
aquella destinada para el lavado de activos. Esta según el art. 104 del C.co se le impondría la nulidad
absoluta si la cusas fuere conocida por todos los socios, puesto que el legislador no quiere destruir
sociedades en donde la causa ilícita provenga de solo uno de los socios. A esto se le llama negocio
simulado.
Para enlazar la nulidad con el allanamiento de la personalidad jurídica propiciada por el disregard se
tiene que estar en presencia de casos de control desviado, es decir, el abuso de la personalidad
cometido por el socio mayoritario o sociedad matriz.
Ejemplo: una sociedad subordinada a un estado de postración económica al conglomerado que le
sirve, le impide el pago a sus acreedores.
¿Pero será que en el ejemplo es necesario el disregard y el allanamiento de la personalidad?, no lo
parece pues por ilicitud en la causa se conlleva a la nulidad, lo que genera un resultado también
beneficio para sus acreedores.
2. Principios generales del derecho: Dentro de los principios que se adecuan a la institución n esta la
teoría de la apariencia, el fraude a la ley, el fraude pauliano, el abuso del derecho y la simulación.
a. Teoría de la apariencia: En el código civil encuentra aplicación subsidiaria, pero en
código de comercio ostenta mayor vigor, pues menciona de forma expresa en su Art.
842 del Cco que “Quien de motivo a que se crea, que una persona está facultada
para celebrar un negocio jurídico, quedara obligado en los términos pactados ante
terceros de buena fe exenta de culpa”, regla que nos permita precisar que “la simple
apariencia se convierte en realidad”, así, por ejemplo, dos sociedades legalmente
constituidas que compartan personal administrativo, dispongan conjuntamente de sus
activos, efectúen entre si traslado de funciones y demás actos que permitan a los
terceros creer que es una sola unidad, es decir, una sola sociedad.
b. Abuso del derecho: Responsabilidad civil para quien en ejercicio de un derecho
subjetivo lo hace en forma contraria a su finalidad económica o su función social,
sobre las bases de la justicia y los limites morales.
Actualmente, La Corte relaciona tal responsabilidad con un elemento subjetivo como
lo es la el dolo o la culpa, lo que varios tratadistas no comparten, por considerarla una
responsabilidad distinta y autónoma, pues mencionan que cuando se abusa de la
limitación del derecho, no es necesario que tal abuso se realice con dolo o culpa para
que procesa de desestimación de la personalidad jurídica y la limitación de la
responsabilidad, pues esta solo se hace por el caso abusivo.
Así, por ejemplo, cuando el socio mayoritario o titular del derecho de limitación de la
responsabilidad abusa de su posición ejerciendo control sobre la sociedad en
perjuicio de otros socios o terceros acreedores.
Aunque tiene aplicación subsidiaria en el código civil, tiene aplicación directa como
principio en el Código de Comercio – Art 830.
4. Desestimación de la personalidad jurídica por el no pago de aportes: El art. 335 establece que en
el evento en que no se cancelen los aportes, podrá acarrear la desestimación definitiva de la personalidad
jurídica (disolución de la sociedad) y se deduce para los socios responsabilidad personal. Esto al ser los
aportes elemento esencial del contrato de sociedad.
10. Concordatos: Si los bienes sociales son insuficientes para el pago de pasivos, los administradores y
los socios de la sociedad en concordato que hayan actuado fraudulentamente serán responsables
personalmente y en forma subsidiaria con la sociedad por los perjuicios causados a terceros o la
empresa.
Dado su carácter individual, puede en un momento dado ser un instrumento de burla de la normatividad
a. Fraude a acreedores
b. Desconocimiento de disposiciones hereditarias
c. Trasgresión sobre disposiciones de la sociedad conyugal.
1. Sociedades ficticias: La sociedad ficticia es una sociedad simulada, en la medida en que se utiliza la
forma social como una simple fachada para ocultar a la persona (socia o no) que tiene en realidad el
control de la sociedad.
El amo del negocio - Prestanombres
(Sin que realmente tengan la affectio societatis)
Vicios: La ausencia de aportes reales (los cuales han sido disimulados) y la inexistencia de la
intención de asociarse
2. Los grupos de sociedades, la responsabilidad de la sociedad matiz por los actos de la filial:
Presenta relaciones de subordinación que hacen que, a pesar de existir autonomía jurídica, por el
hecho de encontrarse bajo una dependencia económica, tal se ve desdibujada por la intromisión en el
desarrollo de la vida societaria.
La independencia se ve alterada por diversos mecanismos que persiguen el control por parte de la
sociedad matriz, por lo cual, muchas veces el actuar de la sociedad subordinada o filial está limitado
por los intereses propios de la sociedad dominante, ante lo cual, los acreedores de esa sociedad filial
se encuentran desprotegidos y sujetos a los designios de los dirigentes de la sociedad dominante.
¿Qué se ha hecho ante ello? La doctrina prevé el levantamiento del velo para que, en aquellos casos
de un control real sobre la sociedad filial y la insolvencia de esta, sea posible, poder llegar al
patrimonio de la sociedad matriz y que esta responda ante terceros.
3. Extensión de la responsabilidad a los miembros de una sociedad o a los administradores: La forma
societaria es inicialmente un mecanismo de limitación de responsabilidad, sin embargo, en presencia
de abuso de gestión, intromisión indebida o falta en el ejercicio de la administración sea posible
perseguir el patrimonio de los socios o administradores que hayan incurrido o dado lugar a la
causación de perjuicios a terceros o la sociedad.
Decreto 350/85 Art. 45
Pero debe reunirse unos requisitos para lo anterior:
Insuficiencia de activos en la sociedad concursada que no permita el pago de las deudas.
Violación de la ley o las disposiciones estatutarias por parte de los administradores de hecho o
derecho y los socios (Culpa o negligencia)
Debe haberse ocasionado un perjuicio a la sociedad o a terceos de buena exenta de culpa.
Debe probarse el nexo causal entre lo anterior para que se pueda configurar la figura de
levantamiento del velo.
L.222/95 ART.23 “Los administradores deben obrar de buena fe, con lealtad y con la diligencia
de un buen hombre de negocios. Sus actuaciones se cumplirán en interés de la sociedad,
teniendo en cuenta los intereses de sus asociados.”
ART.24 “Los administradores responderán solidaria e ilimitadamente de los perjuicios que por
dolo o culpa ocasionen a la sociedad, a los socios o a terceros.”
Por el solo hecho de sus gestiones en la compañía no responden por las obligaciones de esta, sin
perjuicio de que quienes estén legitimados para ello, mediante demanda de los perjuicios, o en ejercicio
de la ACC social de responsabilidad a que tienen acceso asociados y terceros, por los perjuicios que por
su actuación dolosa o culposa se causen a la compañía, a los asociados o a terceros.
Se mantiene separado el patrimonio del administrador de los asociados como regla general en el Estatuto
Tributario salvo dos situaciones:
5. Los liquidadores
El liquidador es el representante legal y administración de la sociedad disuelta, y el monto de su
responsabilidad está delimitado:
ART.255 C.CO “Los liquidadores serán responsables ante los asociados y ante terceros de los
perjuicios que se les cause por violación o negligencia en el cumplimiento de sus deberes.”
ART.847 “Cuando una sociedad comercial o civil entre en cualquiera de las causales de disolución
contempladas en la ley, distintas a la declaratoria de quiebra o concurso de acreedores, deberá darle
aviso, por medio de su representante legal, dentro de los diez (10) días siguientes a la fecha en que
haya ocurrido el hecho que produjo la causal de disolución, a la oficina de cobranzas de la
Administración de Impuestos Nacionales ante la cual sea contribuyente, responsable o agente
retenedor, con el fin de que ésta le comunique sobre las deudas fiscales de plazo vencido a cargo de
la sociedad.
Los liquidadores o quienes hagan sus veces deberán procurar el pago de las deudas de la sociedad,
respetando la prelación de los créditos fiscales.
PAR. Los representantes legales que omitan dar el aviso oportuno a la Administración y los
liquidadores que desconozcan la prelación de los créditos fiscales, serán solidariamente responsables
por las deudas insolutas que sean determinadas por la Administración, sin perjuicio de la señalada en
el artículo 794, entre los socios y accionistas y la sociedad.
DTO.2663 de 1950
L.190/95 ART. “Las autoridades judiciales podrán levantar el velo corporativo de las personas jurídicas
cuando fuere necesario determinar el verdadero beneficiario de las actividades adelantadas por ésta.”
Sirve como instrumento para actividades ilícitas de conservación de los activos ilegítimamente
obtenidos las sociedades y otras entidades jurídicas, por esto se permite a la investigación criminal
“levantar el velo corporativo” procede no solo para determinar el verdadero beneficiario de las
operaciones realizadas en la compañía, si no también perseguir tales bienes como si fueran de la
propiedad del “beneficiario real”
8. Velo societario frente a las matrices
L.222/95 ART.148 “Cuando la situación de concordato o de liquidación obligatoria haya sido producida
por causa o con ocasión de las actuaciones que haya realizado la sociedad matriz o controlante en
virtud de la subordinación y en interés de ésta o de cualquiera de sus subordinadas y en contra del
beneficio de la sociedad en concordato, la matriz o controlante responderá en forma subsidiaria por las
obligaciones de aquélla. Se presumirá que la sociedad se encuentra en esa situación concursal, por
las actuaciones derivadas del control, a menos que la matriz o controlante o sus vinculadas, según el
caso, demuestren que ésta fue ocasionada por una causa diferente.”
El PAR del ART.148 hace presumir que la controlada se encuentra en situación concursal o
liquidataria a causa de las actuaciones de la matriz o controlante, presunción que puede ser
desvirtuada demostrando que tal situación fue ocasionada por causa diferente.
Se entiende que la matriz puede ser una persona N o J, o cualquier otro tipo de entidad, NAL o
extranjera, pero si es una sociedad, es entendida siempre singular, atendiendo a que del carácter de
matriz se derivan unas obligaciones que no pueden ser cumplidas colegiadamente, como la de
presentar estados financieros en medios magnéticos a la DIAN (ART.95 L.488/98) y la de inscribir en
la Cámara de Comercio la situación de control.