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En cada sociedad existen ideas y creencias con respecto de la vejez, creándose el imaginario colectivo. Algunas de
estas ideas son ciertas, otras, en cambio, son erróneas, y funcionan como mitos o prejuicios incorporados en la
mentalidad de la gente determinando actitudes negativas y discriminatorias frente al proceso de envejecimiento.
La discriminación implica una disfunción social que daña la dignidad, los derechos y las libertades
fundamentales del individuo, y que, en algunas ocasiones, las personas aceptan e incluso fomentan, sin tomar en
cuenta las consecuencias de su comportamiento.
Discriminar de acuerdo al diccionario, implica separar, distinguir, diferenciar y excluir. Este concepto puede tener dos
sentidos, uno positivo y otro negativo:
Positivo. Es cuando se diferencia a partir de aspectos elogiables o buenos. Por ejemplo, cuando un empleador
selecciona al personal considerando tanto las necesidades de la empresa como las aptitudes de los aspirantes al
puesto.
Negativo. Éste es el significado que se utiliza con mayor frecuencia, y consiste en una distinción, arbitraria y
aplicable a cualquier actitud, acto, idea o conducta que niega a ciertos individuos igualdad de trato con
respecto a otros, por su pertenencia a grupos particulares de la sociedad con objeto de anular o restringir el
goce de sus derechos, libertades, prerrogativas y consideraciones sociales.
A partir de la definición antes mencionada, se deriva que la discriminación pretende justificar a partir de las
características o de la condición de la persona discriminada, como son: raza, origen étnico, género, orientación sexual,
edad y condición social, física, mental o económica.
Entre las causas que generan esta discriminación, está el vivir en una sociedad basada en la reexaltación de la
juventud, el consumismo y la productividad, quedando los ancianos en una situación de evidente desventaja:
Los adultos mayores:
Se los ubica fuera del campo productivo (producción entendida como trabajo remunerado):
la jubilación actúa como barrera demarcatoria dejando afuera a todos aquellos que, cumpliendo 60 o 65
años, se convierten en ‘pasivos’ obligándolos a un reposo forzoso, lo que equivale a, según el modelo
productivo, no ser útiles.
El consumismo apunta a aquellos sectores que son portadores de los modelos que
giran alrededor del ‘tener’ (belleza, poder, dinero, fuerza física, etc.).
Los prejuicios, mitos y estereotipos son la principal fuente de discriminación.
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Carrera: Licenciatura en Gerontología
Consecuencias de la discriminación en los adultos mayores:
ESTEREOTIPOS
Un estereotipo es una creencia rígida y generalizada sobre determinados grupos de personas, que permite
considerar a todos los miembros de un grupo como portadores del mismo conjunto de características.
Estereotipar implica el atribuir, de manera exagerada, a todos los integrantes de un grupo, algunas características, las
cuales solamente pueden observarse en algunos miembros de ese grupo. De tal forma, se juzga a las personas no en
función de sus propias características, sino a partir de ideas exageradas, frecuentemente falsas, que giran en torno a
la concepción de que todos los miembros de un grupo son idénticos, que no existen las excepciones, las diferencias o
que éstas no son dignas de tomarse en cuenta.
PREJUICIOS
Entendemos por prejuicio a ‘un juicio antes de tiempo sin tener un conocimiento completo del objeto al que
nos referimos. Está teñido de un sentimiento, favorable o desfavorable, y puede ser anterior a una experiencia
o basado en ella.’ Los prejuicios nacen durante la infancia, luego se van afianzando y racionalizando durante el resto
de la vida, y terminan dando lugar en una profecía autorrealizadora, ya que aquellas personas, quienes son
destinatarios del prejuicio, finalmente lo asumen y lo incorporan.
Uno de los prejuicios más comúnmente difundido es que los adultos mayores son todos enfermos o discapacitados.
El resultado de este prejuicio es que se establece un sinónimo entre enfermedad y vejez, lo cual es erróneo. Decimos
que el envejecimiento es un proceso natural, gradual, de cambios y transformaciones a nivel biológico, psicológico,
social y espiritual, que se estructuran en torno al tiempo. No se es enfermo porque se tiene más o menos canas ni por
usar anteojos, o porque no se pueda correr como antes, podemos hablar de cambios, de disminuciones, de ritmos
distintos, pero no de enfermedades.
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Otro prejuicio frecuente y erróneo es que a los viejos les gusta vivir aislados y deben adoptar una actitud pasiva,
sin actividades a realizar. Esta concepción surge de teorías del envejecimiento que hacen de éste un período de
inactividad, de imposibilidad de aprender, de separación progresiva de los afectos y de auto-exclusión (teoría del
desapego) y plantea la necesidad de que el sujeto que envejece, se desvincule y desapegue de los seres queridos y
actividades que hasta el momento realizó, con el fin de prepararse para el último desapego que es la muerte.
Otro prejuicio que cabe mencionar, es el de creer que las personas mayores no aprenden. En la ancianidad, se dan
cambios estructurales, si bien es cierto que se da una mayor lentitud en el tiempo de incorporación de conocimientos,
disminución de la capacidad de atención y concentración y disminución en la capacidad para evocar nueva
información, etc. En relación a estas funciones, muchas dificultades están relacionadas a la falta de hábito y ejercicio,
no al envejecimiento en sí.
Resumiendo, podemos decir que disminuye la rapidez o el tiempo de aprendizaje, pero no lo anula. Los viejos pueden
seguir aprendiendo en forma particular, distinta y con otros ritmos, lo importante es respetar dichos tiempos.
Desde lo social podemos observar que los prejuicios más comunes son:
El viejo no puede aportar nada útil.
No debe enterarse de cosas negativas porque lo afectan.
Ya esta viejo para trabajar. Que descanse.
No puede decidir por sí mismo.
No le interesa lo que lo rodea.
Le gusta vivir aislado.
Desde la salud-enfermedad:
Los viejos están en general enfermos.
Están mucho tiempo hospitalizados.
Tienen muchas enfermedades crónicas.
Muchos están institucionalizados.
MITO
El mito se refiere al ‘...conjunto de elementos narrativos en los que se expresan o implícitamente se simbolizan
aspectos profundos de la vida humana.’ Y como ejemplos podemos encontrar el mito del ‘viejo hucha’ hucha
proviene de alcancía, se refiere al viejo avaro), el de la ‘abuela Cora’ (se refiere a la idea de que todos los viejos son
dementes), el de la ‘vieja bruja’ (la vieja fea y mala) , el ‘viejo verde’(implica la no aceptación de la sexualidad en la
vejez), ‘el anciano venerable’ (todos las ancianos son buenos y dignos), etc.
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Otro de los mitos que comúnmente se tienen es la creencia de que los viejos son como los niños, prejuicio que
también es internalizado por los mismos envejecientes. Muchos de ellos aceptan todo lo que la sociedad les indica,
convirtiéndose este mito en una profecía que se auto cumple, aunque en ocasiones, esto puede ser una manera de
evitar comprometerse con la defensa de sus derechos como ciudadanos.
VIEJISMO
Butler, fue el primero en investigar el grupo de actitudes negativas que él veía en la sociedad con respecto a los
viejos, a la que denominó “viejismo” (ageism’), el ‘conjunto de prejuicios, estereotipos y discriminaciones que
se aplican a los viejos simplemente en función de su edad’. Esto puede compararse con las discriminaciones
sufridas por la gente de color o practicante de alguna religión, solo que en este caso, la diferencia radica en la
cantidad de años que se tienen, no se aplica a las personas que nacen con ciertas características.
El término ‘gerontofobia’ también es utilizado con cierta frecuencia, pero este, a diferencia del ‘viejismo’, se utiliza
para referirse a una “conducta de temor u odio irracional hacia los viejos”. Puede incluirse dentro del viejismo, pero no
se debe utilizar como sinónimo, porque una fobia implica una patología psicológica bien definida, en la que se da un
desplazamiento de temores, mientras que el viejismo es más amplio e incluye no solo aspectos patológicos sino otros
elementos que ya se citaron.
Otro término que resulta importante definir es el de ‘gerontofilia’, esta palabra se utiliza para designar ciertos trastornos
sexuales que se engloban dentro de las parafilias (según criterios del DSM IV En este caso, se asocia al hecho de
obtener una excitación sexual por medio de un adulto mayor.
La discriminación por la edad o Edadismo, implica el incluir en una categoría y juzgar a las personas sólo en función
de su edad cronológica, se parece en muchos aspectos al racismo y, al igual que esos perfiles, “es una manera de
encasillar a las personas y no de permitirles ser individuos con un modo propio de vivir sus vidas”. (Butler y
cols., 1991)
El edadismo puede dirigirse contra personas de cualquier edad. Sin embargo, este tipo de discriminación es mucho
más perjudicial cuando su objetivo es la población mayor, puesto que fomenta estereotipos que dificultan ver
a los ancianos tal como son realmente. Asimismo, permite políticas y actitudes que desalientan a las personas
mayores a la hora de participar en actividades laborales y sociales, de modo que muchos de ellos acaban por
aislarse del resto de la población, cumpliendo, finalmente, con el prejuicio de que ‘a los viejos les gusta vivir
aislados’.
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Actividad Nº6: Obligatoria
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