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La Ley de Gravitación Universal, formulada por Sir Isaac Newton en 1687, es una de las

leyes fundamentales de la física que describe la interacción gravitatoria entre dos objetos
con masas. Según esta ley, cualquier objeto con masa atrae a otro objeto con una fuerza
directamente proporcional al producto de sus masas e inversamente proporcional al
cuadrado de la distancia entre ellos. La fórmula de esta ley es F = G * (m1 * m2) / r^2,
donde F es la fuerza de atracción, G es la constante gravitatoria, m1 y m2 son las masas de
los objetos y r es la distancia entre ellos.

Ley de Gravitación Universal

La Ley de Gravitación Universal explica por qué los planetas se mantienen en órbita
alrededor del Sol, cómo la Luna influye en las mareas de la Tierra y cómo todas las masas
en el universo se atraen entre sí. Esta ley es esencial para comprender la mecánica celeste
y la dinámica de los cuerpos en el espacio.

Las Tres Leyes de Kepler

Johannes Kepler, un matemático y astrónomo alemán del siglo XVII, formuló tres leyes
fundamentales que describen el movimiento de los planetas en el sistema solar y sentaron
las bases para la teoría heliocéntrica de Copérnico.

Primera Ley de Kepler

La primera ley de Kepler establece que las órbitas de los planetas son elípticas, con el Sol
en uno de los focos de la elipse. Esto significa que los planetas no se mueven en órbitas
circulares perfectas alrededor del Sol, como se creía anteriormente, sino en órbitas
elípticas, lo que explica por qué a veces están más cerca y otras veces más lejos del Sol
durante su órbita.

Segunda Ley de Kepler

La segunda ley de Kepler establece que un planeta varía su velocidad a lo largo de su


órbita de manera que barrerá áreas iguales en tiempos iguales. Esto significa que los
planetas se mueven más rápido cuando están más cerca del Sol (perihelio) y más lento
cuando están más lejos (afelio), lo que permite mantener la conservación del momento
angular.

Tercera Ley de Kepler

La tercera ley de Kepler establece que el cuadrado del período orbital de un planeta es
directamente proporcional al cubo de la distancia promedio entre el planeta y el Sol. Esta
ley relaciona la distancia de un planeta al Sol con su tiempo de órbita, lo que permite
calcular las órbitas de todos los planetas del sistema solar.

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