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Estrategias de salud mental

La salud mental de la población carcelaria es una preocupación


crucial debido a la entrada de individuos con problemas
psicológicos, a menudo vinculados al consumo de sustancias y
dificultades familiares y sociales, agravados por las condiciones
de infraestructura y hacinamiento en los centros penitenciarios.
Para abordar estos desafíos, el personal penitenciario debe
poseer herramientas y habilidades para apoyar a los reclusos en
todas las etapas de su encarcelamiento, incluyendo una
evaluación exhaustiva de la salud mental al ingreso. Es esencial
un enfoque integral para mitigar los riesgos para la salud mental
y mejorar el bienestar de la población privada de la libertad.
Mantenimiento de la salud mental

• Higiene (general y personal).


• Nutrición (tipo y calidad de alimento).
• Estilo de vida (actividades deportivas, tiempo libre, etc.).
• Factores ambientales (condiciones de vida, costumbres
sociales, etc.).
• Factores socioeconómicos (nivel de ingreso, creencias
culturales, etc.).
• Automedicación.

− Acciones intersectoriales y sectoriales orientadas a


promover el bienestar y el desarrollo de las personas,
familias y comunidades
− Atenciones individuales y colectivas para la promoción de
la salud, prevención de la enfermedad, diagnóstico,
tratamiento, rehabilitación y paliación.
− Acciones de cuidado que se esperan del individuo para el
mantenimiento o recuperación de su salud.
Las RIAS están constituidas por tres tramos:
1. Ruta integral de atención para la promoción y mantenimiento
de la salud en el curso de vida de carácter individual y
colectivo.
2. Rutas integrales de atención para grupos de riesgo,
intervenciones individuales y colectivas.
3. Rutas integrales de atención específica para eventos,
intervenciones individuales y colectivas.

Así mismo, la Resolución 1841 de 2013 (Minsalud) en la


dimensión vida saludable y condiciones no transmisibles
específicamente en el componente modos, condiciones y estilos
de vida saludables establece como estrategia para el
autocuidado la:
“Información, comunicación y educación que incentive la
adopción de estilos de vida saludable, el reconocimiento de
riesgos y que aporte elementos que permitan responder de
manera asertiva a los retos de la vida diaria; que promueva
las capacidades individuales y colectivas, y la movilización
de los diferentes grupos humanos que favorecen la cultura
de la salud, el autocuidado y el desarrollo de habilidades en
los diferentes ámbitos de la vida cotidiana”.
Con el propósito de afrontar los desafíos en la salud mental de
la población reclusa, se pretende brindar capacitación al
personal penitenciario para que desarrollen actividades
orientadas a fortalecer las estrategias de afrontamiento en el
contexto carcelario. Este enfoque reconoce la salud mental
como un componente esencial e integral de la salud, en
consonancia con la definición de la Organización Mundial de la
Salud (OMS), que enfatiza que la salud implica un estado de
bienestar completo, abarcando aspectos físicos, mentales y
sociales, más allá de la mera ausencia de enfermedades. La
formación del personal busca mejorar la comprensión y abordaje
de los problemas de salud mental, con el fin de promover el
bienestar integral de quienes se encuentran privados de la
libertad.
La experiencia de ser privado de la libertad puede ocasionar
transformaciones significativas en el individuo a nivel social,
psicológico y biológico. En muchos casos, esto impacta
negativamente en la salud mental, manifestándose a través de
un deterioro en las relaciones interpersonales y un estado
emocional afectado que afecta las actividades cotidianas.
Además, la reclusión puede influir en la adopción de estilos de
vida poco saludables, incrementando los riesgos de violencia y
contribuyendo al deterioro tanto de la salud física como mental
de la persona involucrada.
Por lo tanto, la importancia de promover la salud mental en la
población penitenciaria recae en gran medida en las estrategias
implementadas por el personal penitenciario. Estas estrategias
deben proporcionar recursos con el objetivo de prevenir
trastornos mentales, disminuir la incidencia y mortalidad
relacionadas con la salud mental en las Personas Privadas de
la Libertad (PPL), mejorar la atención y favorecer la
recuperación. Todo esto debe llevarse a cabo en consonancia
con los derechos humanos y bajo una eficaz gobernanza en
salud mental.

¿Cómo practicar el autocuidado emocional?



• Cuidando de uno mismo y de su salud emocional.
• Aprende a conocerse e identificar las necesidades
emocionales.
• Es importante establecer límites.
• Tener presente las responsabilidades y evitar cargar
culpas ajenas.
• Apropiarse de las emociones y reforzar la autoestima.
• No renunciar a uno, dedicarse tiempo.
• Para practicar el autocuidado emocional es necesario
conocerse.

El cuidado personal físico implica ocuparse del cuerpo y


mantener la salud a través de la actividad física, siendo esencial
para las Personas Privadas de la Libertad (PPL). Este enfoque
ayuda a aliviar el estrés vinculado a la prisión, donde los
cambios en la percepción de la imagen personal resultan de la
falta total de privacidad, teniendo consecuencias significativas
para la identidad. Esto puede dar lugar a una disminución en la
motivación para mantener la higiene personal e incluso llevar a
una percepción negativa de sí mismo.
Esto indica que las situaciones de orden psicológico y emocional
en los internos presentan un problema visible que da pie a otras
situaciones como la falta de autocuidado, que genera un
impacto negativo en la manera en cómo se ven hoy en día los
centros penitenciarios.

Estilos de afrontamiento:

Los tipos de afrontamiento están relacionados con aquellas


predisposiciones personales del ser humano para hacer frente
a diversas situaciones y son los que determinan el uso de ciertas
estrategias de afrontamiento, así como la estabilidad temporal y
situacional, estos pueden ser cambiantes dependiendo de las
condiciones desencadenantes.

Existen dos estilos de afrontamiento:


Centrados en el problema
Tienen como objeto la resolución de la situación o la realización
de conductas que modifiquen la fuente de estrés. La persona se
centra en hacer frente a la situación, buscando soluciones al
problema que ha provocado la disonancia cognitiva y ayuda a la
persona, que es incapaz de tomar decisiones o toma decisiones
impulsivas o inadecuadas, por no haber considerado algunos
aspectos de la situación o las posibilidades de acción reales.
Centrados en la emoción
Tienen como objetivo reducir o manejar el malestar emocional
asociado o provocado por la situación, se busca que la
persona tenga regulación de las consecuencias emocionales
activadas por la presencia de la situación estresante, este tipo
de estrategias vienen configuradas por todas aquellas
reacciones que no resuelven el problema en sí mismo, pero
que hacen sentir mejor al individuo en momentos de peligro o
amenaza.

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