Está en la página 1de 2

Análisis Jurídico de “El Principito”

El Principito es una novela infantil corta, la más conocida del autor y aviador Antoine de
Saint-Exupéry. Este clásico literario resalta principalmente por su profundo significado y las
variadas interpretaciones que se le pueden atribuir a lo largo de la lectura, de las cuales cabe
mencionar también las relaciones que tiene el texto con el derecho en general.

Primeramente cabe mencionar el encuentro repentino del joven de regímenes políticos e


incluso situaciones de posesión civil a lo largo de su viaje. En el décimo capítulo del libro, el
Principito se encuentra con un rey, el cual, según él mismo señalaba, gobernaría sobre todo
el universo; sin embargo este señala: “Si ordeno, decía corrientemente, si ordeno a un
general que se transforme en ave marina y si el general no obedece, no será culpa del
general. Será culpa mía”, lo cual se relaciona con uno de los principios del derecho: el
principio de razonabilidad. Este principio es usado de una manera más frecuente en el
derecho laboral, para evitar abusos e intervenciones arbitrarias por parte de los jefes hacia
los trabajadores, sin embargo, está estrechamente relacionada a toda situación donde una
de las partes tiene más poder que la otra y pudiera esta, hacer uso indebido de este poder.
El rey de la historia, a pesar de decir que era una persona muy estricta con el orden y la
obediencia, también menciona “La autoridad reposa, en primer término, sobre la razón”, a lo
que también agrega “Tengo derecho a exigir obediencia porque mis órdenes son
razonables”, explicándole al principito que él ordenaría la puesta del sol a la hora que esta
fuese a suceder, lo que explica metafóricamente el principio que acabaríamos de mencionar.

Continuando con el análisis jurídico del libro, debemos avanzar al décimo tercer capítulo, en
donde finalmente nos plantean a un hombre de negocios que cuenta obsesivamente
estrellas para poder supuestamente depositarlas en un banco. Este hombre afirma que las
estrellas son suyas por ser el primero en haberlo planteado; lo que está también plasmado
de una manera no tan metafórica en ámbitos de derecho civil. Las estrellas pueden ser
pensadas como bienes inmuebles por la imposibilidad de ser transportadas o movilizadas
voluntariamente, pero es por esta misma imposibilidad que legalmente no sería posibles
adquirirlas, por el mismo principio que se ha mencionado anteriormente de razonabilidad, lo
que impediría tajantemente que una estrella, es decir, algo que un ser humano no podría
llegar a manejar sea poseída por un individuo. Si se tratara de un bien inmueble como un
terreno se podría optar por la apropiación del lugar tras una serie de procedimientos
acordados por el sistema judicial chileno; pero una estrella no es un bien.

Es importante comprender que el llamado principito solía vivir en completa soledad en un


planeta con su rosa, por lo que, abrumado, decide escapar en busca de compañía, en
búsqueda de la sociedad. El hombre es un ser sociable por naturaleza, así lo afirma
Aristóteles seguido por muchos otros estudiosos, y al este vivir en sociedad se le deben
aplicar normas sociales y de conductas, las cuales se crean para poder regularizar la
convivencia y mantener el orden social, las cuales el joven claramente no comprende al
jamás haber vivido en la sociedad como el resto de las personas; siendo este
desentendimiento la principal complicación para el protagonista si se observa desde un
ámbito jurídico, el no entender ni tener conocimiento de las normas de conducta social.

También podría gustarte