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MERCOSUR &
GEOPOLITICA Preguntas, ideas y un poco de sentido común
Club Pensamiento
Estratégico MARZO 2023
FLAVIO FLOREAL GONZALEZ
El mundo que vio nacer al MERCOSUR no existe más. Hoy somos tes-
tigos de un proceso de transición de poder en el escenario internacional
que se acelera día a día [1].
Tras la caída del muro de Berlín y el estrepitoso colapso de la Unión
de las Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) el sistema internacional
pasó a tener una estructura unipolar. Estados Unidos de América (EEUU)
se erigió en la única potencia de alcance global. Dejó de enfrentar desa-
fíos políticos y militares significativos en el hemisferio occidental (Cuba
dejó de ser una amenaza) y amplió su marco de alianzas en Europa con
la expansión de la Unión Europea (UE) y la Organización del Tratado del
Atlántico Norte (OTAN). También mantuvo su poderío militar en Asia con
un largo collar de bases instaladas relativamente cerca de las costas de
China, Corea del Norte y Rusia.
Así, EEUU mantuvo la hegemonía en su esfera de influencia y evitó
que Rusia y China pudieran hacer pie en las suyas. Por cierto, un logro
político y militar bastante inusual.
John J. Mearshimer en su obra The Tragedy of Great Powers señala
que las potencias pueden lograr la hegemonía en sus respectivas áreas
de influencia regional, pero luego les resulta prácticamente imposible
conseguirlo a escala global. En el mejor de los casos, podrán posicionar-
se en otras regiones como offshore balancers, tal como hizo EEUU junto
a sus aliados después de la Segunda Guerra Mundial en Europa y Asia [2].
El mundo unipolar que siguió al fin de la Guerra Fría fue relativamente
estable a nivel sistémico. Un momento de la historia excepcional, de los
que no abundan. Los libros de historia nos recuerdan que ha prevalecido
la competencia por la hegemonía entre dos o más grandes potencias [3].
En la posguerra fría, EEUU dictó los términos de su pax promoviendo
un orden político liberal mientras que en el plano económico fortalecía el
libre comercio de bienes, servicios y capitales. Promovió la globalización
de las inversiones y las reformas promercado que finalmente configura-
ron un nuevo orden económico en el que hubo ganadores y perdedores.
Uno de los ganadores fue China. Al punto de que hoy se ha transfor-
mado en la gran potencia emergente que viene a desafiar el dominio de
EEUU en el proceso de transición de poder arriba aludido. Un proceso
que está configurando un nuevo escenario internacional para los países
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de Sudamérica.
Este trabajo formula preguntas, plantea ideas y hace un llamado al
sentido común para que los países del MERCOSUR puedan aprovechar
las oportunidades y enfrentar las amenazas del nuevo escenario inter-
nacional.
Pero antes que nada analizaremos brevemente qué tanto está mutan-
do el escenario internacional poniendo el foco en aquellas cuestiones
que pueden interesar a nuestros países.
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presente el mundo que viene. ¿No existen riesgos de que nuestros terri-
torios se vuelvan atractivos si en el mundo comienzan a escasear recur-
sos naturales que aquí abundan? ¿Hasta qué punto se potenciarían esos
riesgos si se agravan las consecuencias del cambio climático?
En el plano económico y comercial, también se percibe cierta des-
orientación a la hora de enfrentar los desafíos y oportunidades que pre-
senta el nuevo escenario. La globalización tal como la conocimos ha co-
menzado a crujir, a la vez que China y la UE pueden llegar a ser un poco
más dependientes de algunos de nuestros productos.
Entonces, ¿qué pasa con la agenda comercial de nuestros países, es-
pecialmente desde la perspectiva de los procesos de cooperación e inte-
gración económica y comercial regional? Veamos.
El MERCOSUR sigue estancado y por momentos pareciera estar al bor-
de del colapso. Se ha puesto el acento en las divergencias ideológicas
de los gobiernos de turno antes que en los intereses convergentes de los
estados. Algunos encuentros presidenciales han resultado ser un fiasco
[15].
La agenda para profundizar el comercio intrazona sigue estancada.
También surgieron conflictos por el nivel de protección que debe tener
el Arancel Externo Común frente a las importaciones extrazona. Y como
si todo esto fuera poco, surgieron controversias sobre cuál debiera ser la
estrategia para el relacionamiento externo de los países del bloque [16].
Uruguay pide flexibilizar la política comercial común para habilitar la po-
sibilidad de que cada estado celebre acuerdos con países no miembros
por su cuenta, prescindiendo del bloque. Ello es así porque Uruguay ne-
gocia por su cuenta un acuerdo de libre comercio con China [17].
Desde 2003 China es el segundo socio comercial en importancia para
América Latina y el Caribe (ALC). Es el primer socio comercial de Brasil,
Chile y Perú. Y es el segundo socio comercial en importancia de México
y Argentina.
En términos generales, las relaciones de China con los países latinoa-
mericanos han sido de tipo interindustrial y altamente concentrado
porque la economía china exporta en forma creciente manufacturas de
nivel tecnológico medio y alto (en particular, eléctricos y autopartes) y
los países latinoamericanos exportan a China materias primas y/o ma-
nufacturas vinculadas a materias primas.
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en funcionamiento?
Siguiendo esta línea de pensamiento, ¿cómo podrán impactar los es-
cenarios recién descriptos en la radicación de inversiones extranjeras?
¿Qué condiciones deberíamos establecer?
El documento Global Value Chain Development Report 2017-Measuring
and Analyzing the impact of GVC´s on Economic Development, editado
entre otros por la OMC, da cuenta de que existen tres grandes espacios
económicos regionales conformados alrededor de EEUU, China y Alema-
nia en los que las empresas segmentan su producción en cadenas de
valor según los incentivos que se ofrecen. En su capítulo III indica que La-
tinoamérica ocupa una situación marginal en esa estructura, como una
mera proveedora de materias primas para los países centrales. ¿Acaso
no podremos romper esa dinámica aprovechando las oportunidades del
nuevo escenario?
Desde una perspectiva netamente argentina, nunca en sus doscientos
años de historia el país tuvo un escenario internacional tan favorable.
Ni siquiera cuando nos transformamos en el “granero del mundo” en la
segunda mitad del siglo XIX. En aquella oportunidad, exportábamos ma-
terias primas a Inglaterra mientras importábamos desde allí productos
industriales. A diferencia de aquellos años, hoy pueden demandar ali-
mentos y energía no sólo China sino también Europa. Con todo lo que
venimos diciendo, ¿no debiera esa diferencia mejorar nuestras posibili-
dades a la hora de negociar? ¿Y hasta qué punto no sucede lo mismo en
otros países de la región?
Sin embargo, no todas son oportunidades. Como señalábamos ante-
riormente, hay nubarrones en el horizonte. La competencia entre poten-
cias por nuestros productos puede brindarnos ventajas, pero el riesgo
de conflicto puede crearnos no solo grandes problemas, sino dramáti-
cos. Un escenario altamente inestable pone en riesgo la seguridad de
nuestros países y de sus habitantes. Frente a esa contingencia, naciones
como las nuestras deben aferrarse a los principios que ha concebido el
derecho internacional público para resguardar la paz, la integridad te-
rritorial de los estados, los derechos humanos, el medio ambiente, la
libre navegación de los mares y del comercio en general. Obviamente,
los principios a defender no se agotan en los aquí mencionados.
Los países de Sudamérica, y específicamente aquellos que integran
el MERCOSUR, tendrán que repensar su estrategia y evaluar las mejores
opciones para enfrentar el nuevo escenario. Tal cuestión no será un tema
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menor si queremos evitar los errores del pasado que nos condenaron a
ser meros proveedores de materias primas. ¿O acaso en Argentina que-
remos repetir experiencias como las del Pacto Roca- Runciman? [20] Chi-
na ya tiene una política para nuestros países [21], EEUU hace rato que
tiene en claro lo que pretende de nosotros. ¿Acaso no llegó la hora de
definir nuestra postura? ¿En qué situación queremos estar cuando lle-
guemos a la primera mitad del siglo XXI?
La región enfrenta muchos interrogantes frente a los desafíos y opor-
tunidades que surgen en el nuevo escenario internacional. En nuestros
dos siglos de historia, fueron siempre tales desafíos los que han motori-
zado y moldeado las diversas experiencias de cooperación sudamerica-
na. Los factores endógenos siempre tuvieron menor peso. En el siguien-
te punto haremos un breve análisis de la cuestión.
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internacional [23].
Si pudiéramos organizar las distintas experiencias de cooperación e
integración sudamericana en función de tales desafíos, podríamos orde-
narlas en los siguientes períodos:
• Gestación (período colonial que va desde fines del SXVIII hasta princi-
pios del siglo XIX): Miranda “importa la idea” como una forma de cons-
truir poder para lograr y mantener la independencia de nuestras nacio-
nes. Idea que será retomada por Bolívar y tantos otros.
• Primeros pasos (aproximadamente desde 1810 hasta 1865): el Congre-
so Anfictiónico de Panamá de 1826, el Congreso de Lima de 1847, el Con-
greso de Santiago de Chile de 1856 y el Congreso de Lima de 1864 fueron
convocados principalmente para establecer alianzas o confederaciones
defensivas frente a posibles intervenciones de potencias europeas en
nuestras nacientes repúblicas.
• Desencuentros y Panamericanismo (aproximadamente 1865 hasta
aproximadamente fines de la Segunda Guerra Mundial): una vez supe-
rada la amenaza europea porque EEUU empieza a delimitar su área de
influencia en este hemisferio insinuada con la doctrina Monroe, Suda-
mérica casi no tendrá experiencias de cooperación como las de la etapa
previa. Por el contrario, bajo el liderazgo de EEUU avanzará en iniciativas
continentales en el marco del Panamericanismo. En este período, cuan-
do nuestros países estaban consolidando sus organizaciones estatales, y
ello generaba distintos conflictos, sucedieron las guerras más sangrien-
tas. Nos referimos a: a) la Guerra del Paraguay que libraron Argentina,
Brasil y Uruguay contra Paraguay entre 1864-1870; b) la Guerra del Pací-
fico que enfrentó a Chile contra Perú y Bolivia entre 1879 y 1884; y c) la
Guerra del Chaco en la que pelearon Paraguay ý Bolivia entre 1932-1935.
• Reencuentro, primeras iniciativas de cooperación e integración econó-
mica (durante la Guerra Fría): en este período vemos el nacimiento de
la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (ALALC) en 1960 lue-
go sustituida por la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI)
en 1980. También nace el Grupo Andino como un mecanismo de inte-
gración más profundo, inspirado en la experiencia europea. Con estas
iniciativas se trató de crear un mercado común latinoamericano basado
en la sustitución de importaciones. La idea era romper el patrón centro/
periferia que definía la inserción internacional de nuestras economías.
• Sudamérica abraza el libre comercio (luego de la caída del Muro de Berlín
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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
[1] Según JOSEPH NYE JR (2011) en The future of power. New York: Public
Affairs, la transición de poder en el escenario internacional se verifica
cuando el poder pasa de un estado a otro, mientras que la difusión
se produce cuando el poder pasa de los estados a los actores no esta-
tales (por ejemplo, una ONG, organizaciones mafiosas, organizacio-
nes terroristas, etcétera).
[2] MEARSHIMER, JOHN J. (2014). The tragedy of great powers. New York:
W. W. Norton & Company, pp. 41 y ss; pp. 168 y ss; pp. 237 y ss.
[3] GRAHAM ALLISON (2018) en Destined for war. London: Scribe Publica-
tions, pp. 42 y ss. cita el Harvard Thucydides´s trap project y señala
que han sido identificados dieciséis casos en los que una potencia
emergente desafió a la dominante, doce de los cuales terminaron en
guerras. Allí se citan mayoritariamente experiencias en Occidente.
Tengamos presente que no se tienen en cuenta aquellos conflictos
que puedan haberse suscitado en otros continentes; especialmente
en China, donde muchas veces la magnitud de los ejércitos involucra-
dos en las guerras intestinas o en las que se suscitaron para defender
o expandir las fronteras del imperio superaban los cientos de miles
de hombres. JOHN KEAY (2021) en China, a History. New York: Basic
Books, invoca un estudio para señalar que se pelearon 89 guerras
en Europa entre 1415 y 1815 para dirimir la hegemonía continental,
mientras que en China se pelearon 256 guerras en el mismo período
de tiempo antes de que se formara el primer imperio en el año 221 AC.
[4] Esta previsión es avalada incluso por el propio gobierno de EEUU que
da cuenta de la virtual paridad de PBI entre EEUU y China para el año
2030 (el PBI de EEUU se estima en U$S 22,33 billones y el de China en
U$S 20,56 billones). Para más información sugerimos ver el informe
de estimación de PBI del Departamento de Agricultura de EEUU en el
siguiente enlace: https://www.ers.usda.gov/data-products/interna-
tional-macroeconomic-data-set.aspx
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BIBLIOGRAFÍA
[6] El programa Made In China 2025 es una de las iniciativas del gobierno para
incentivar la creación de innovación y de autosuficiencia en sectores con-
siderados como estratégicos para el desarrollo y liderazgo del país a nivel
internacional. EEUU respondió a tal desarrollo prohibiendo, por razones de
seguridad al aprobar el gasto de defensa, la adquisición de equipos de te-
lecomunicaciones a HUAWEI y ZTE. El yuan digital, por su parte, limitará el
control que efectúa el gobierno de EEUU de las transacciones en dólares
estadounidenses mediante el Society for Worldwide Interbank Financial Te-
lecommunication (SWIFT) en todo el mundo. En consecuencia, EEUU verá
limitada su posibilidad de imponer sanciones a los países o a las empresas
que comercien con estados castigados, por ejemplo, el caso de Irán por su
desarrollo nuclear. El yuan digital creará su propia zona de influencia mo-
netaria disputando la hegemonía que tenía el dólar. Podríamos estar en
presencia entonces del principio del fin de la globalización financiera siendo
reemplazada por la convivencia de bloques monetarios bajo el liderazgo de
las respectivas potencias.
[7] JOSEPH NYE JR. ha desarrollado el análisis de los distintos tipos de poder y
sus dinámicas en diversas obras:
• Bound to lead. The changing nature of american power (1990). New York:
Basic Books.
• Soft power, the means to success in world politics (2004). New York: Public
Affairs.
• The future of power (2011). New York: Public Affairs.
El soft power es la capacidad que tienen los grandes estados de lograr re-
sultados a través de la atracción en vez de la coacción. Se basa en la habi-
lidad para lograr que las preferencias de los otros actores coincidan con las
que la potencia hegemónica intenta imponer en la agenda internacional en
base a su cultura, a los valores políticos que promueve, a su política exterior
y a su diplomacia pública.
El hard power, por su parte, son los recursos tradicionales de coacción que
puede utilizar una potencia, tales como la amenaza del uso de la fuerza y
las presiones económicas.
En su obra, Nye analiza que una potencia desarrolla smart power cuando
hace un uso combinado de ambos tipos de poder según las circunstancias
del caso, teniendo en cuenta el carácter complementario que ambos pre-
sentan.
[8] Para ver en detalle cómo China ha desarrollado su soft power, por ejemplo,
en Latinoamérica, recomendamos la lectura de RODRÍGUEZ ARANDA ISABEL
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[10] Ver ROBERT GILPIN (1988). The theory of hegemonic war en The jour-
nal of interdisciplinary history, vol. 18, no. 4, pp. 591-613. Antes, como
se dijo, este autor había desarrollado su teoría en ROBERT GILPIN
(1981). War and change in world politics. New York: Cambridge Uni-
versity Press.
[11] MEARSHIMER, JOHN J. (2014). The tragedy of great powers, New York:
W. W. Norton & Company, pp. 400 y ss.
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BIBLIOGRAFÍA
[19] Ver LÓPEZ AREVALO, J.; RODIL MARZÁBAL O. El patrón de inserción co-
mercial de China en América Latina: un nuevo modelo centro- perife-
ria Presentación en CEPAL. Disponible en: https://www.cepal.org/si-
tes/default/files/events/files/sesion_4._lopez_y_rodil_seminario.pdf
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Cita de ORTIZ VELAZQUEZ, S.; DUSSEL PETERS, E. (2016) “La nueva re-
lación comercial entre América Latina y el Caribe y China: ¿promueve
la integración o desintegración comercial?” en La nueva relación co-
mercial de América Latina y el Caribe con China: ¿integración o des-
integración regional? México DF: Unión de Universidades de América
Latina y el Caribe, pág. 13.
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BIBLIOGRAFÍA
[23] En esta parte del mundo, Francisco de Miranda tal vez “importó” la
idea de la integración, al igual que Simón Bolívar, después de acce-
der a la obra de CASTEL Charles-Irénée, Abad de Saint-Pierre, Projet
pour rendre la paix perpétuelle en Europe (1713) quien había plan-
teado la idea de lograr la paz mediante el paradigma de una unión
de naciones gestionada por un congreso y un sistema de arbitraje
permanente que dirima las disputas.
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