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1. INTRODUCCIÓN.
Los principios informadores son los valores supremos del OJ que rigen en una determinada materia.
Estos valores superiores normalmente se especifican en la propia CE, aunque no tiene por qué.
Estos principios son muy importantes porque:
- Explican el significado de las normas jurídicas.
- Sirven para la integración del derecho, es decir, para cubrir las lagunas.
- Deben guiar el trabajo del legislador, es decir, el legislador a la hora de determinar una norma de
DE, no puede atentar contra este principio.
- Deben guiar el trabajo de quienes han de guiar el derecho, por ejemplo, jueces.
- Constituyen criterios para enjuiciar la legitimidad constitucional de las normas jurídicas, es decir,
que si una norma jurídica atenta contra alguno de estos principios puede considerarse
inconstitucional.
- Constituyen límites de interpretación de las normas jurídicas.
- Confieren unidad sistemática al OJ.
Con la misma expresión, hacemos referencia a dos cuestiones que son distintas. Hacemos referencias a un
derecho fundamental de toda persona y a un principio informador: libertad religiosa.
Como derecho fundamental es una exigencia de justicia que es innata a la dignidad de las personas.
Como derecho informador, es un principio de configuración política y jurídica del Estado. No es lo mismo un
Estado que garantice este derecho a otro que no lo haga.
¿Qué significa que la libertad religiosa sea un principio informador?
✓ El Estado tiene que reconocer un ámbito de inmunidad que reconoce tanto a las personas como a
las confesiones religiosas. Las personas son libres, en ese ámbito que tienen, para creer o no creer,
para auto-normarse.
✓ Supone el reconocimiento, por parte del estado, de un ámbito de inmunidad en la realización de los
actos de fe. Desde este punto de vista, la libertad religiosa constituye un límite a la acción del
estado y de los poderes públicos. por eso, los poderes públicos tienen que ser neutrales y no
pueden imponer unos dogmas ni religiosos ni ateísticos.
✓ Significa, también, que el estado se considera radicalmente incompetente para interponer una fe
religiosa a los ciudadanos.
✓ El Estado es el máximo garante de la libertad religiosa de los ciudadanos y de las confesiones
religiosas. Libertad religiosa que debe someterse a la mínima restricción necesaria. Es decir, genera
para el Estado un deber de promoción de las condiciones para que la libertad sea real y efectiva.
✓ En su contenido, debe interpretarse a la máxima amplitud y los límites deben ser los mismos. Por lo
tanto, el Estado se proclama a sí mismo aconfesional. No tiene una religión oficial.
✓ Además, el Estado debe ser neutral ante las distintas opciones religiosas, no se puede favorecer a
una religión respecto de otra. No puede, siquiera, decir, esta religión es buena o mala, salvo que
cometa un ilícito penal. Sin embargo, no puede ser neutral ante el hecho religioso en sí, sino que
está obligado a garantizarlo.
Los titulares de la libertad religiosa, tanto derecho como principio, son dos:
1- Personas, individualmente consideradas.
2- Las confesiones religiosas: las que solicitan inscripción en el RER a menos que existan razones de
orden público o cometan un ilícito penal, debe inscribirse.
El legislador español ha querido decir lo mismo, pero de una forma imprecisa. Nos dice que no hay religión
de Estado, que nuca la ha habido en España, cuando estado confesional es otra cosa.
¿Qué tiene que ver esto con la laicidad? El TC y la doctrina, haciendo un análisis sistemático de los
preceptos constitucionales, han llegado a la conclusión de que, entre las distintas formas de configuración
del Estado, en materia religiosa, el Estado español ha optado por un sistema de laicidad positiva. Este
sistema tiene su origen religioso en el dualismo cristiano.
Presupone la laicidad positiva que Estado y confesiones religiosas tienen sus propios ámbitos de actuación
y, por lo tanto, se fundamenta en el respeto al pluralismo que existe en la sociedad, a la concurrencia en
la sociedad de numerosas concepciones éticas y religiosas y todas ellas se respetan. De tal forma que, en
un sistema de laicidad positiva, el hecho religioso es un factor social positivo que forma parte del bien
común. Y, por tanto, merecen por parte del Estado un reconocimiento y le es aplicable la exigencia del art.
9.2 CE, es decir se establece una exigencia de promover las condiciones para que la libertad religiosa sea
real y efectiva.
A diferencia del laicismo, donde el hecho religioso queda confinado al ámbito privado, la laicidad positiva
implica que el Estado contempla el hecho religioso como un factor social, no estatal, pero que forma parte
del bien común. Por lo tanto, está obligado a que sea efectivo. Implica neutralidad a la hora de abordar el
hecho religioso, neutralidad de los poderes públicos. Esta neutralidad y esta separación, en un Estado laico,
en un estado aconfesional, son instrumentos para garantizar la libertad religiosa. Esta se adquiere mediante
la neutralidad de los poderes públicos. Imponen una ética laica y si cada uno procesa una religión diferente,
le es indiferente para el estado. En otro estado se impone una ética laica concreta. Ninguna confesión
tendrá carácter estatal.
La obligada neutralidad del estado en materia religiosa, implícita en la CE, no se identifica con la
indiferencia ante el hecho religioso. Sino que el instrumento que la CE ha elegido es la neutralidad, a fin de
garantizar plenamente la libertad religiosa.
Este artículo establece un mandato dirigido a todos los poderes públicos, es decir no solo al estado sino
también AA Autonómicas, municipios etc. Este mandato es de cooperar con las confesiones religiosas, pero
haciendo una alusión expresa a la Iglesia Católica. Se cita expresamente a la Iglesia Católica por 3 razones:
- El Estado español venía manteniendo relaciones de cooperación con la Iglesia Católica desde el
siglo XVIII. Con ello se quiere hacer ver que ese sistema de relaciones de cooperación puede
constituir modelo o paradigma que pueda extenderse a las demás confesiones.
- Sociológicamente la Iglesia Católica es la mayoritaria en España.
- CLAVE → La CE es del 6 de diciembre de 1978 y el 3 de enero de 1979 el Estado español firma 4
acuerdos con la Santa Sede. Estos acuerdos (TTII) ya se habían negociado con la Santa Sede cuando
se promulga la CE. Con la cita a la Iglesia se pretende disipar cualquier duda acerca de la conciliación
de los acuerdos firmados con la CE.
El fundamento de este principio es doble:
✓ Se pretende que los grupos sociales, en este caso las confesiones, participen en las decisiones del
poder político que les afecten.
✓ La consideración de las confesiones religiosas como sujetos titulares del derecho a la libertad
religiosa. Esto lleva a aplicar el art. 9.2 CE que obliga a los poderes públicos a promover las
condiciones necesarias para que la libertad sea real y efectiva.
El estado español, además, puede establecer relaciones de cooperación a través de otros mecanismos
unilaterales. Por ejemplo, con la aprobación de la LJV, el CC reconoce efectos civiles a matrimonios de
determinadas confesiones religiosas, concretamente las que tienen reconocido notorio arraigo en España.