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Universidad Nacional de San Luis.

Facultad de Psicología.

Asignatura: Psicoanálisis.

AÑO 2014

Documento Didáctico:

“Las principales conceptualizaciones sobre el


Narcisismo en la obra de Sigmund Freud”

Autores: Cecilia Mariel Gómez. Alumna pasante.

Dra. Silvina Marchisio. Jefe de Trabajos Prácticos.

Supervisado por: Mag. Graciela Flores. Profesora Titular.


El mito de Narciso

Según la mitología griega, Narciso era hermoso, desde niño lo había sido. Tenía los
cabellos dorados, unos grandes y profundos ojos verdes y un rostro delicado y
perfecto. Sus padres temían que su belleza fuese a molestar a los dioses. El adivino
ciego Tiresias había advertido a su madre que Narciso, para vivir mucho tiempo, no
debía nunca mirarse en el espejo. El tiempo transcurrió y Narciso fue a vivir al
bosque, ya que allí nadie se miraba al espejo. En este lugar de árboles, aprendió a
usar el arco y la flecha y se hizo cazador. Ningún dios, al parecer se sintió agredido
por su belleza. Es más, Artemisa y Afrodita, las dos buenas cazadoras, lo protegían
y señalaban sus presas. Narciso seguía siendo bello, bastaba verlo para
enamorarse de él. Las ninfas del bosque lo perseguían y buscaban su amor, pero él
las rechazaba. Hubo una que lo amaba mucho, lo seguía como una sombra, su
nombre era Eco, quien había disgustado a Hera y por ello ésta la había condenado a
repetir las últimas palabras de aquello que se le dijera. Eco fue, por tanto, incapaz de
hablarle a Narciso de su amor, pero un día, cuando él estaba caminando por el
bosque, acabó apartándose de sus compañeros. Cuando él preguntó «¿Hay alguien
aquí?», Eco respondió: «Aquí, aquí». Incapaz de verla oculta entre los árboles,
Narciso le gritó: « ¡Ven!». Después de responder: «Ven», Eco salió de entre los
árboles con los brazos abiertos. Narciso cruelmente se negó a aceptar su amor, por
lo que la ninfa, desolada, se ocultó en una cueva y allí se consumió hasta que sólo
quedó su voz. Para castigar a Narciso por su vanidad, Némesis la diosa de la
venganza, hizo que se enamorara de su propia imagen reflejada en las aguas. Al
contemplar su rostro en el arroyo, se enamoró de este joven que se reflejaba .Era
tan bello que sólo pensaba en él, y buscaba mirarlo cada día. En una contemplación
absorta, incapaz de apartarse de su imagen, acabó por introducirse en las aguas
para unirse al joven amado. Luego, en el sitio donde su cuerpo había caído, creció
una hermosa flor, que hizo honor al nombre y la memoria de Narciso.

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Al igual que otros postulados teóricos, el término Narcisismo, es utilizado en varios
artículos freudianos que se consideran antecedentes del concepto delimitado en el
año 1914. Se toman en consideración en este trabajo, dos artículos previos, en los
cuales se hallan los principales antecedentes de la conceptualización de narcisismo
de 1914.

“Un recuerdo infantil de Leonardo Da Vinci” (1910)


Leonardo Da Vinci (1452-1529) fue uno de los hombres más importantes del
Renacimiento Italiano. La atención de Freud gira respecto a la vida anímica del
pintor, la cual se veía escasamente descripta por los biógrafos. El autor describe a
Leonardo como un hombre cuyo interés estaba centrado en el saber, la vida, la
belleza y la naturaleza, factor que iba en detrimento de sus apetencias sexuales. Es
decir, que la atención tan intensa de Leonardo hacia lo abstracto llevaba a que
sus fuerzas pulsionales se concentraran sobremanera en su vida profesional. En
relación a esto, Freud se interroga sobre la vida sexual del pintor. En esta
indagación describe un recuerdo, el cual interpreta más bien como una fantasía.
Esta fantasía, alude a que siendo bebé un buitre quiso penetrarlo por su boca. En
base a esta descripción, Freud observa e infiere una fantasía de deseo sexual
pasiva en Leonardo. La misma estaría centrada en el ser amamantado por su
madre, destacando una fuerte ligazón erótica con su objeto materno, reforzada por
la ausencia del padre. Expresa estas ideas del siguiente modo:
“En efecto, su rasgo más llamativo era que mudaba el mamar del pecho materno en
un ser-amamantado, vale decir, en pasividad y, de este modo, en una situación de
inequívoco carácter homosexual…” “…Todos nuestros varones homosexuales
habían mantenido en su primera infancia, olvidada después por el individuo, una
ligazón erótica muy intensa con una persona del sexo femenino, por regla general la
madre, provocada o favorecida por la hipertunura de la madre misma y sustentada,
además, por un relegamiento del padre en la vida infantil” (pág. 92)
Freud relaciona esta pasividad en la meta sexual con la homosexualidad.
Destaca en la conflictiva edípica, la intensa ligazón con la madre como el factor que
colabora fuertemente para la identificación con este primer objeto de amor. Señala

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que el curso de la sexualidad resulta interferido en la posibilidad de realizar
elecciones de objeto heterosexuales.
El autor expresa: “…El amor hacia la madre no puede proseguir el ulterior desarrollo
conciente, y sucumbe a la represión. El muchacho reprime su amor por la madre
poniéndose él mismo en el lugar de ella, identificándose con la madre y tomando su
persona propia como el modelo a semejanza del cual escoge sus nuevos objetos de
amor. Así se ha vuelto homosexual; en realidad, se ha deslizado hacia atrás, hacia
el autoerotismo, pues los muchachos a quienes ama ahora, ya crecido, no son sino
personas sustitutivas y nuevas versiones de su propia persona infantil, y los ama
como la madre lo amó a él de niño. Decimos que halla sus objetos de amor por la
vía del narcisismo, pues la saga griega menciona a un joven Narciso a quien nada
agradaba tanto como su propia imagen reflejada en el espejo y fue transformada en
la bella flor de ese nombre…” (pág. 93)
En este texto el autor relaciona el narcisismo con una modalidad de elección de
objeto homosexual. Constituye un antecedente de lo que en 1914 va a denominar
elección narcisista de objeto. Freud destaca que una fuerte identificación con el
objeto materno, enlazado a fantasías sexuales pasivas, son características de un
tipo de homosexualidad.

Puntualizaciones psicoanalíticas sobre un caso de paranoia (Dementia


paranoides) descrito autobiográficamente (1911[1910])
En este artículo Freud se dedica al estudio de la paranoia. Realiza un profundo
análisis de las memorias del Dr. en Jurisprudencia Daniel Paul Schreber, ex
presidente del Superior Tribunal de Sajonia, quien luego de un ataque de
hipocondría grave desarrolla un estado psicótico.
En este texto postula por primera vez el Narcisismo, como una etapa normal del
desarrollo libidinal de todo sujeto. Expresa: “… Indagaciones recientes nos han
llamado la atención sobre un estadio en la historia evolutiva de la libido, estadio por
el que atraviesa en el camino que va del autoerotismo al amor de objeto. Se lo ha
designado Narzissismus; prefiero la designación Narzissmus, no tan correcta tal vez,
pero más breve y menos malsonante. Consiste en que el individuo empeñado en el
desarrollo, y que sintetiza en una unidad sus pulsiones sexuales de actividad

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autoerótica, para ganar un objeto de amor se toma primero a si mismo, a su cuerpo
propio, antes de pasar de este a la elección de objeto en una persona ajena. Una
fase así, mediadora entre autoerotismo y elección de objeto, es quizá de rigor en el
caso normal; parece que numerosas personas demoran en ella un tiempo
insólitamente largo, y que de ese estado es mucho lo que queda pendiente para
ulteriores fases del desarrollo…(pág. 56)
Esta etapa normal la sitúa entre el autoerotismo y la posterior elección de objeto,
etapa que en 1914 va a definir como Narcisismo Primario. Freud destaca que en la
paranoia (perturbación psicótica) la predisposición patológica se halla en el tramo
entre autoerotismo, narcisismo y homosexualidad. Postula que los delirios
persecutorios característicos de este cuadro clínico, se relacionan con fantasías
homosexuales. Considera que, en estos casos, habría una fijación y regresión al
estadio narcisista que determinaría la predisposición patológica. Freud vincula el
origen de la psicosis con una regresión al estadio del narcisismo. Esta idea es
retomada y formalizada en 1914, al considerar la psicosis como una manifestación
patológica del Narcisismo Secundario.

Introducción del Narcisismo (1914).


Freud comienza el artículo revisando el significado que se había otorgado
anteriormente al término narcisismo, el cual estaba ligado a patología. P. Nacke
define narcisismo como la conducta por la cual un individuo toma a su propio cuerpo
como objeto sexual, en este sentido seria considerado una perversión. Por otro
lado, Sadger, enlaza narcisismo a homosexualidad.
El autor señala en este artículo que una investidura libidinal del yo forma parte del
desarrollo sexual del hombre. Define Narcisismo como: “el complemento libidinoso
del egoísmo inherente a la pulsión de autoconservación, de la que justificadamente,
se atribuye una dosis a todo ser vivo” (pag.72). Desde este punto de vista no sería
perversión, ni estaría vinculado a la homosexualidad. Postula un narcisismo
primario, como una etapa normal del desarrollo en todo sujeto, situado entre el
autoerotismo y la relación de objeto. Este punto en el desarrollo de la libido, no es
asequible a la observación “clínica”. Freud lo define como primitivo y oscurecido por
diversas influencias.

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Conceptualiza que en el autoerotismo la satisfacción se halla en el propio cuerpo, las
pulsiones parciales buscan la descarga en su propia fuente, independientemente
unas de otras, es decir, que la pulsión se satisface en zonas erógenas específicas.
Una cualidad inherente a esta etapa, es que el sujeto no requiere para su
satisfacción de un objeto externo, de igual modo no hay una referencia a una imagen
unificada del cuerpo. Desde el comienzo de la vida, existe representación mental del
objeto que satisface las pulsiones de autoconservación; no hay en cambio,
representación mental del objeto de las pulsiones sexuales. Ahora bien, Freud
describe que para la constitución del narcisismo será necesaria la emergencia de un
nuevo acto psíquico, que consiste en la formación del yo. En el narcisismo es el yo,
como imagen unificada del cuerpo, el objeto de la libido.
El autoerotismo se define como el estado anárquico que precede a esta
convergencia de las pulsiones parciales sobre un objeto común (en el narcisismo).
Cuando Freud habla de narcisismo se refiere a libido invistiendo al yo, dicho de otra
manera, las pulsiones sexuales toman como objeto de amor a este yo
primariamente constituido. El yo pasa a estar ahora sexualizado o erogeneizado. En
este momento de la obra, el autor conceptualiza el yo como un conjunto organizado
de representaciones investidas por pulsiones de autoconservación y ahora también
por pulsiones sexuales.
Considera que cuando la energía de las pulsiones de autoconservación,
denominada “interés”, inviste al yo, se constituye el egoísmo y cuando la energía de
las pulsiones sexuales, libido, inviste al yo, lo llama narcisismo. Este yo se constituye
en el reservorio de la libido.
Como ejemplos del narcisismo primario, Freud describe el funcionamiento de los
pueblos primitivos y la vida anímica de los niños, destacando cómo en éstos se halla
exaltada la grandiosidad y la omnipotencia, propias de un yo engrandecido.
El autor enfatiza la necesidad de salir de este narcisismo primario originario para que
sobrevengan las elecciones objetales. Al respecto señala: “…un fuerte egoísmo
preserva de enfermar pero al final uno tiene que empezar a amar para no caer
enfermo, y por fuerza enfermará si a consecuencia de una frustración no puede
amar…” (pág. 82)

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Apela al símil de la ameba para describir el dinamismo entre libido yoica y libido
objetal. El cuerpo de la ameba representaría al yo como reservorio de la libido y los
pseudópodos aluden al despliegue de esa libido desde el yo hacia los objetos. Las
investiduras libidinales contenidas primariamente en el yo, ceden su lugar a las
investiduras objetales, pero esta catexia de libido dirigida a los objetos, nunca es
total, sino que parte de esta libido se conserva en el yo y puede volver a él en
diferentes momentos del desarrollo libidinal o circunstancias de la vida. Cuando la
libido toma como objeto la propia persona, se define como libido yoica (libido del yo
o narcisista), cuando la libido toma como objeto a un objeto exterior, se define como
libido objetal. En este interjuego entre libido yoica y objetal, cuanto más gasta una,
tanto más se empobrece la otra. Un ejemplo del incremento de la libido objetal
sería el estado del enamoramiento y un aumento de la libido yoica se advierte en la
fantasía del fin del mundo, característica de la psicosis (paranoia), así como en otros
estados de normalidad psíquica (sueño, enfermedad orgánica, duelo).
En 1905 en “Tres Ensayos de teoría sexual” el autor había postulado su primer
dualismo pulsional: pulsiones de autoconservación vs pulsiones sexuales. En dicha
definición se puede apreciar la relevancia del distingo entre ambas pulsiones,
coexistentes en todo individuo. La diferenciación de dos modos de catexis de la
libido trae aparejado, como consecuencia, la revisión de su dualismo pulsional. En
este momento de la teoría freudiana encontramos una subdivisión de las pulsiones
sexuales en función de su objeto, por ello, el dualismo se sostiene pero con una
ampliación:
Pulsiones del yo (interés) ↔ pulsiones sexuales (libido) Libido del yo
Libido objetal
Esto implica además una modificación del conflicto pulsional que se podría formular
de la siguiente manera:
Pulsiones de autoconservacion + libido yoica vs. libido objetal
En cuanto al concepto de narcisismo secundario, se diferencia del primario debido a
que no es una etapa normal del desarrollo, sino un estado transitorio de la libido. Se
lo define como el replegamiento de las investiduras de objeto hacia el yo. Si bien
Freud se valió de este concepto para la comprensión de la psicosis, es de destacar,
que narcisismo secundario no implica exclusivamente patología. Existen

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manifestaciones de narcisismo secundario tanto en la normalidad psíquica como en
la psicopatología.
Plantea tres vías de acceso al estudio del narcisismo: Las parafrenias (psicosis), la
enfermedad orgánica y la vida amorosa de los sexos.

Manifestaciones del narcisismo secundario en la normalidad psíquica:


 Enfermedad orgánica: El sujeto enfermo dirige su atención a sus dolencias,
quitando importancia al mundo exterior y visibilizando egoísmo e indiferencia
frente a todo lo demás, concentrándose en su sufrimiento. Se reduce
además la capacidad de amar. Esto supone que los objetos de amor se ven
temporalmente suspendidos y descuidados en pos de un proceso de
curación.
 Sueño/ estado del dormir: Implica un retiro narcisista de las posiciones
libidinales sobre la persona propia, más precisamente, sobre el exclusivo
deseo del dormir. Asimismo, se desinviste el polo perceptivo y el polo motor,
retirando interés y libido del mundo externo.
 Duelo: Supone que frente a la pérdida de un objeto significativo, constatada
por el examen de realidad, se debe desinvertir progresivamente la libido
ligada al objeto, por ello estas investiduras vuelven al yo. En el trabajo de
duelo se sobreinvisten cada una de las huellas mnémicas que se hallaban
ligadas al objeto perdido y se realiza un examen de realidad para
clausurarlas una por una con posterioridad. En esta tarea se concentra la
libido, luego de finalizado el trabajo de duelo, el yo inviste nuevos objetos.

Manifestaciones del narcisismo secundario en la psicopatología:


Psicosis
Esta patología implica una perturbación de la relación libidinal con la realidad. Freud
postula que en la psicosis interviene un mecanismo particular que denomina
retracción de la libido. En dicho proceso el yo retira las representaciones
conscientes, preconscientes e inconscientes de las cosas y personas del mundo
exterior, sin sustituirlas por otras en su fantasía; toda la libido vuelve al yo.
Específicamente denomina retracción al repliegue de investiduras libidinales desde

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las representaciones inconscientes de objeto al yo. Diferencia este proceso de la
introversión de la libido, en el cual se mantienen las investiduras inconscientes de
los objetos, es decir, que el vínculo con las personas y objetos del mundo externo no
se cancela totalmente y se conserva en la fantasía. Este mecanismo es considerado
por Freud como específico de las neurosis.
En el proceso de la psicosis como consecuencia del mecanismo de retracción, Freud
destaca dos rasgos específicos en el sujeto: el delirio de grandeza y el
extrañamiento de su interés respecto del mundo exterior (personas y cosas).
Respecto al extrañamiento de la realidad, Freud explica que esto se produce debido
a que el sujeto deja de investir las representaciones del mundo externo con su
libido, es decir, que se produce un corte en el contacto con la realidad externa. En
este sentido, considera la psicosis como una perturbación narcisista, dado que las
catexias objetales se ven disminuidas intensamente y la libido yoica, debido al
replegamiento, se incrementa.
Considera que el narcisismo secundario se constituye sobre la base del primario.
Una vez producida la retracción libidinal, esta libido acumulada en el yo da lugar al
desarrollo de fantasías megalómanas, propias de un yo engrandecido. Este temporal
estado de omnipotencia le va a servir al yo para eliminar momentáneamente la
tensión. Pero posteriormente este exceso de libido no se cancela por esta vía y se
descarga como angustia hipocondríaca. Esta angustia es muy displacentera y el
aparato psíquico necesita ligarla. Se construyen para ello, síntomas restitutivos que
consisten en intentos de reconstruir el contacto con la realidad externa, mediante
delirios y alucinaciones. Estos intentos constituyen los síntomas de la enfermedad y
su significado proviene de la realidad psíquica del enfermo.
Los delirios configuran una alienación, es decir, una modificación de las relaciones
del individuo con la realidad. Las ideas delirantes constituyen los temas que
manifiestan la translocación de la existencia, es decir, de las relaciones del yo con
su mundo, sea que éste quede como inflado contra la realidad, sea que se vea
implicado en el movimiento de retracción del yo. La expansión delirante se
manifiesta por ideas de grandeza o megalomanía. La retracción se manifiesta por
ideas delirantes de negación del mundo, de cataclismo cósmico, por ideas de
indignación moral, por ideas hipocondriacas y de frustración. Un rasgo característico

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es que las ideas delirantes no sólo están fijadas, sino que tienden a desarrollarse y a
organizar la totalidad de la existencia.
La alucinación se define como un trastorno cualitativo de la percepción que consiste
en la captación de algo inexistente. Ball (1890) la definió como una percepción sin
objeto. La representación alucinada es creada por la mente del enfermo, es decir, se
produce dentro del espacio intrapsiquico.
La tercer vía planteada por Freud para el estudio del narcisismo es la vida amorosa
del ser humano. Conjetura que todo sujeto tiene abiertos dos caminos en la elección
de objeto, ya que cuenta con dos objetos sexuales originarios: él mismo y la mujer
que lo crió. Es decir, puede seguir el modelo del narcisismo primario (esto es tomar
como objeto de amor al yo propio) o el modelo del apuntalamiento (elegir a los
objetos que satisficieron las pulsiones de autoconservación). El predominio de un
tipo de elección u otra, dependerá de las vicisitudes del desarrollo libidinal del
sujeto. Cabe señalar que Freud considera que en toda elección de objeto existe un
aspecto narcisista y uno anaclítico.
Siguiendo estos dos modelos el sujeto puede amar:
1- Según el tipo narcisista:
- A lo que uno mismo es ( a sí mismo)
- A lo que uno mismo fue
- A lo que uno querría ser
- A la persona que fue parte del sí mismo propio.

2- Según el tipo de apuntalamiento:


- A la mujer nutricia
- Al hombre protector

Freud señala que en la homosexualidad hay una elección de objeto narcisista. Es


decir, eligen su posterior objeto de amor según la propia persona.
En relación a las elecciones objetales de cada sexo, Freud sostiene que la elección
por apuntalamiento es propia del hombre, en el cual la sobrestimación sexual de la
niñez colabora para la posterior génesis del enamoramiento. Por ello, pueden
entonces desarrollar su plena capacidad de amar. Contrariamente, conjetura que en

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la mujer el enamoramiento real/auténtico se ve demorado por un acrecentamiento
narcisista debido al desarrollo puberal. Esto genera que las mujeres en su posterior
elección de objeto busquen ser amadas, y no amar, predominando así en ellas, una
elección narcisista de objeto. De todas maneras, hace una salvedad, ya que plantea
que sin embargo hay mujeres que pueden amar siguiendo el modelo de elección de
los hombres. Cabe señalar la incidencia del contexto socio-cultural de la época en
estas consideraciones que hace Freud sobre la mujer. Es decir, que cabria
interrogarse en qué medida el autor estaría describiendo la mujer de su época.
En el último capítulo de este artículo de 1914, Freud postula la relación entre el
narcisismo primario y la formación de nuevas instancias psíquicas. El narcisismo
primario que debió ser abandonado, es en parte desplazado hacia la constitución de
una nueva instancia psíquica que es el ideal del yo. Es decir, parte de la libido yoica
fue destinada a configurar las instancias psíquicas que en este momento de su obra
denomina ideal del yo y conciencia moral.
Estas se constituyen a partir de las percepciones de los primeros objetos
significativos (nuestros progenitores o personas que cumplan sus funciones) que
representan para el niño los portadores de los valores. De este modo, las normas y
escalas de valores de nuestros padres se encarnan en el yo. Freud describe dos
tipos de encarnaduras: ideal del yo y conciencia moral.
Respecto al ideal del yo, considera que gran parte de la libido yoica se dirige a la
formación de dicha estructura, su esencia consiste en ser portador de la escala de
valores. Se configura a partir de la imagen de nuestros padres como transmisores de
valores. Freud describe a este ideal como una instancia diferenciada del yo. Esta
constituye un antecedente del concepto del superyó. A partir de la configuración del
ideal del yo, el yo se ve compelido a cumplir con las exigencias del ideal, y esta
situación puede instar al yo a reprimir. También plantea la relación entre el ideal del
yo y la sublimación. La formación de esta instancia no implica la sublimación de una
pulsión, pero la sublimación permite al yo encontrar un camino para cumplir con las
exigencias del ideal sin tener que reprimir.
En relación a la conciencia moral, Freud la define como otra instancia psíquica cuya
función es vigilar que el yo cumpla los mandatos del ideal del yo. De esta manera,
en el cumplimiento de las exigencias y obligaciones se asegura la satisfacción

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narcisista proveniente del ideal. Esta instancia que también se diferencia en el
interior del yo, se configura a partir de la encarnación de la crítica y vigilancia de los
padres y posteriormente de la sociedad. Tiene como propósito observar de manera
continua al yo actual midiéndolo con el ideal. Freud ejemplifica cómo en el caso de la
paranoia esta función de la conciencia moral es proyectada afuera, de modo
regresivo. De ella deriva el delirio de ser observado, que se manifiesta en la idea que
alguien conoce sus pensamientos, vigila sus acciones, así como la presencia de
voces que le hablan en tercera persona.
Otro concepto importante que define en este articulo es el sentimiento de si o
autoestima que es conceptualizado como el grandor del yo, o amor al sí mismo.
De este modo, todos los logros y alcances del sujeto, cada resto de su primitiva
omnipotencia corroborado por la experiencia favorece e incrementa el sentimiento
de sí.
Freud conjetura que las diferentes elecciones objetales también influyen en la
autoestima. Señala que en la vida amorosa, el no ser amado deprime el sentimiento
de sí, mientras que el ser-amado lo realza. Postula tres fuentes de las cuales deriva
el sentimiento de autoestima:
- Una fuente primaria, que es residuo del narcisismo primario
- Otra fuente que proviene del cumplimiento del ideal del yo
- La tercera deriva de la satisfacción de la libido de objeto.
Sostiene que el desarrollo del yo consiste en un distanciamiento respecto del
narcisismo primario, y el intento de recobrarlo se da mediante el cumplimiento del
ideal.
En el texto “El yo y el ello” de 1923, Freud modifica su teoría formulada en 1914. A la
luz de la nueva conceptualización del aparato psíquico, postula que al principio toda
la libido esta acumulada en el ello como reservorio, en tanto el yo se encuentra
todavía en proceso de formación y es endeble. El ello envía una parte de esta libido
a investiduras eróticas de objeto, luego de lo cual el yo fortalecido procura
apoderarse de esta libido de objeto mediante la identificación e imponerse al ello
como objeto de amor. Por lo tanto, el narcisismo del yo es un narcisismo secundario,
sustraído de los objetos. De este modo, perdería sentido la distinción entre un

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narcisismo primario y otro secundario. Esta idea constituye un gran cambio en su
teoría del narcisismo.

BIBLIOGRAFÍA

Freud, S. (1905): “Tres ensayos de teoría sexual”. Amorrortu Editores. Vol. VII.
-------------- (1910): “Un recuerdo infantil de Leonardo da Vinci”. Amorrortu Editores.
Vol. XI.
--------------- (1910-1911): “Puntualizaciones psicoanalíticas sobre un caso de
paranoia descripto autobiográficamente”. Amorrortu Editores. Vol. XII.
--------------- (1914): “Introducción del narcisismo”. Amorrortu Editores. Vol. XIV.
--------------- (1923): “El Yo y el ello”. Amorrortu Editores. Vol. XIX.

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