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La educación basada en competencias orientadas a la acción se centra en el desarrollo de

habilidades prácticas y aplicables en situaciones reales. En lugar de simplemente transmitir


conocimientos teóricos, este enfoque se enfoca en capacitar a los estudiantes para que puedan
enfrentar desafíos del mundo real y resolver problemas de manera efectiva.

Las competencias son habilidades, conocimientos y actitudes que los estudiantes necesitan para
desempeñarse exitosamente en diversas áreas de la vida, como el trabajo, la ciudadanía y las
relaciones interpersonales. Estas competencias pueden incluir habilidades de comunicación,
pensamiento crítico, resolución de problemas, trabajo en equipo, liderazgo, adaptabilidad, entre
otras.

La educación basada en competencias orientadas a la acción implica un enfoque más práctico y


activo en el proceso de aprendizaje. Los estudiantes no solo adquieren conocimientos, sino que
también tienen la oportunidad de aplicar lo que aprenden en situaciones concretas, a través de
proyectos, casos de estudio, simulaciones y otras actividades prácticas. Esto les permite
desarrollar habilidades prácticas y mejorar su capacidad para enfrentar desafíos reales.

Este enfoque también puede implicar una mayor colaboración entre estudiantes y profesores, así
como una mayor integración de las tecnologías de la información y la comunicación en el proceso
de aprendizaje. En resumen, la educación basada en competencias orientadas a la acción busca
preparar a los estudiantes para ser más competentes y efectivos en el mundo real, equipándolos
con las habilidades necesarias para tener éxito en diferentes aspectos de sus vidas.

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