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SALUTIS
MANUAL
DE TEOLOC
COMO
HISTORIA
DE LA
SALVACIÓN
IV/1
LA IGLESIA
»*
LLUTIS
MYSTERIUM SALUTIS LA IGLESIA:
EL ACONTECIMIENTO SALVIFICO
MANUAL DE TEOLOGÍA
EN LA COMUNIDAD CRISTIANA
COMO HISTORIA DE LA SALVACIÓN
TOMO I
Dirigido por
Con la colaboración de
JOHANNES FEINER
WOLFGANG BEINERT
Y YVES CONGAR
MAGNUS LÜHRER HEINRICH FRÍES
NOTKER FÜGLISTER
PIETRO ROSSANO
HEINRICH SCHLIER
OTTO SEMMELROTH
I
EDICIONES CRISTIANDAD
l
EDICIONES CRISTIANDAD
Huesca, 30-32 Huesca, 30-32
MADRID MADRID
122 ECLESIOLOGIA DEL NUEVO TESTAMENTO
la fracción del pan (Le 24,30s.35). Más aún: la inauguración del kerigma líos que se convierten y se hacen bautizar para el perdón de los pecados.
en su nombre a todos los pueblos (Le 24,47), el recurso a los «once» Con ello estamos ya en «los últimos días» y se cumplen las promesas.
como testigos (Le 24,47; Act 1,8) o encargados por el Espíritu Santo Pero ¿en qué sentido la Iglesia se crea, según Le, mediante la efusión
(el del resucitado) (Act 1,2), la promesa del Espíritu Santo a los testigos del Espíritu? En el sentido, podemos decir, de que se apoderó de los
(Le 24,49; Act 1,8). Por último, la determinación del «tiempo», o mejor, Doce —que para Le son siempre «los apóstoles»— y fue comunicado a
de un plazo incalculable para la actuación del Espíritu y de los testigos Pablo con la consiguiente misión de predicar; en el sentido de que, gra-
bajo la soberanía del Señor exaltado y que ha de venir (Act l,6ss). Los cias a este Espíritu, los Doce y Pablo van suscitando las comunidades,
«tiempos de la ignorancia» han pasado (Act 17,30; cf. 3,17) justamente con lo que el Espíritu desciende sobre sus miembros y reina en ellas.
a raíz de la revelación. Su Dios ha «dado fe (de Jesús) a todos al resuci- Estos puntos merecen algún desarrollo.
tarle de entre los muertos» (Act 17,31), con lo cual ha irrumpido el Para Le, «los doce» o «los once» son una institución decisiva para la
tiempo nuevo. La Iglesia, cuyo supuesto previo son los acontecimientos Iglesia naciente, incluso después de la muerte y resurrección de Jesús.
mencionados, tiene ahora este tiempo, que no dura indefinidamente, sino Pero es curioso que sólo en Act 6,2 se les mencione como oí SWSEXCC.
sólo hasta que vuelva el exaltado en calidad de juez destinado por Dios Fuera de aquí son oi evSexa ÓOTÓOTOXOI (Act 1,26) o simplemente oí
(Act 1,11; 3,19ss; 10,42s; 17,30s). obcóo-coXoi. (Act 1,2; 2,37.42.43; 4,33, etc., así como Le 6,13, donde se
les identifica expresamente con los apóstoles; cf. Le 9,10; 17,5; 22,14;
24,10). Con otras palabras: para Le son los jefes y jueces escatológicos
2. Tiempo de la acción eficaz del Espíritu ante la Iglesia universal, y precisamente en cuanto que son sus primeros
misioneros. Tras el relato de las apariciones del resucitado y su ascensión
El tiempo de la Iglesia es para Le el tiempo de la actuación eficaz del a los cielos, Le repite la llamada «lista de los apóstoles» (Act 1,13), que
Espíritu. A este Espíritu 21 se le llama en la mayor parte de los casos t ó ya nos había ofrecido en Le 6,12-16. Describe la primera comunidad de
iWEÜpux áyiov (Act 1,2.5.8.16; 2,4.18, etc.). Así, se le designa como Es- Jerusalén, que se reúne con ellos y a la que pertenecen después en el
píritu propio de Dios, superior a todo espíritu del mundo. Como lo llama círculo más próximo en torno suyo «las mujeres y María, la madre de Je-
en la cita de Joel (Act 2,17.18), es «mi Espíritu», el «Espíritu del Señor» sús, y sus hermanos» (Act 1,14). Son «los once y los suyos» (Le 24,33;
(TcveOpia xupíou; cf. Act 5,9.3; 8,39). Actuaba ya en la palabra de David cf. 24,9.10). Estos Once se vuelven a completar mediante la elección de
que se conserva en la Escritura (Act 1,16; 4,25) y en la palabra del pro- Matías por Dios a base de sorteo (Act 1,26). «Estaba reunida una multi-
feta Isaías (Act 28,25), pero también en el profeta precursor de Jesús, tud de cerca de ciento veinte personas»; tal es el grupo al cual hace Pedro
Juan el Bautista (Le 1,15.17), en Isabel (Le 1,41), Zacarías (Le 1,67) y la propuesta (Act 1,15). Se trataba de completar la corporación escato-
Simeón (Le 2,25.27). Pero este Espíritu es también el Espíritu de Jesús. lógica, la cual seguía teniendo importancia como grupo de «los apóstoles».
Así, se menciona en Act 16,7: «El Espíritu de Jesús no se lo consintió». Estos tienen una émoTcoTnf) (Act 1,20b). Convocan a la «multitud de los
Jesús, que según Le es concebido por obra del Espíritu Santo (Le 1,35) y discípulos» (Act 6,2). Los diáconos elegidos por la comunidad «se pre-
ungido con el Espíritu (Le 3,21s; 4,16ss), que habla y actúa con la fuerza sentaban a los apóstoles, quienes, después de rezar, les impusieron las
del Espíritu Santo (Act 10,38) y es conducido por él (Le 4,1.14; 10,21), manos» (Act 6,6). Envían a Samaría a Pedro y a Juan (Act 8,14). Las
es también quien «bautizará con Espíritu Santo y fuego» (Le 3,16). Pero condiciones que habían de cumplir los candidatos nos permiten conocer
¿cuándo ocurrirá esto? Después de su resurrección y exaltación. Al final de dónde les viene su autoridad. El candidato debía ser uno de los varo-
de Le, Jesús resucitado dice así a sus discípulos: «Mirad, yo envío sobre nes «que nos han acompañado en todo el tiempo en que el Señor Jesús
vosotros la promesa de mi Padre» (Le 24,49). Los Hechos lo confirman. estuvo y anduvo con nosotros, empezando desde el bautismo de Juan
Hay en ellos tres pasajes de particular significación, concretamente 1,2; hasta el día en que nos quedamos sin él» (Act l,21s). La continuación
de la frase que acabamos de citar indica claramente cuál es su cometido
2,33-36 y 2,38. En cuanto xxipioc, y Xpicrtó<;, Jesús derrama el Espíritu
más importante: «Uno de ellos que se haga con nosotros testigo de la
que ha recibido del Padre al haber sido exaltado a la diestra de Dios; lo
resurrección» (Act 1,22b). Entre los «apóstoles» sigue destacando Pedro
derrama sobre el grupo que vuelve a ser de los «doce», en favor de aque-
(cf. 22,31s), de tal modo que ahora puede también hablarse de «Pedro
' 21
Cf. H. v. Baer, Der Heílige Geist in den Lukasschriften = BWANT 3, F. 3, y los demás apóstoles» (Act 2,37), «Pedro con los once» (Act 2,14),
Stuttgart, 1926; H. E. Dana, The Holy Spirit in Acts, Londres, 1943; H, Conzel- «Pedro y los apóstoles» (Act 5,29). Cuando en los Hechos se habla de él
mann, op. cit., 171.
LA IGLESIA EN LOS ESCRITOS DE LUCAS 129
128 ECLESIOLOGIA DEL NUEVO TESTAMENTO
Señor Jesús: dar testimonio de la buena noticia de la gracia de Dios» áváaraa'i.v etrrrrftklZpzo). Se trata, naturalmente, de la resurrección de
(Act 20,24; cf. 26,16). Los doce apóstoles y Pablo sirven al evangelio en Jesús, que padeció y murió en la cruz, como se pone de manifiesto en
la medida en que cargan con la persecución y el sufrimiento por esta pala- Act 17,3; 26,22s, etc. Pero la cruz y la resurrección se integran dentro
bra. El libro de los Hechos está enteramente jalonado de noticias y relatos de la serie de los demás acontecimientos de la vida de Jesús, cuyos testi-
de amenazas, asechanzas, prisiones, flagelaciones y muertes sufridas por gos fueron también los Doce, como lo demuestra sobre todo Act 10,
los mensajeros apostólicos (Act 4,3ss.25ss; 5,17ss.26ss.41; 6,llss; 7,54ss; 36-43. El conjunto de los acontecimientos de la vida de Jesús, desde Juan
8,lss, etc., y además 13,50ss; 14,5ss; 15,26; 16,19ss; 17,5ss, etc.). el Bautista hasta la venida futura de Jesús en su oficio de juez, se integra
Arriesgan su vida por el evangelio (Act 20,22s; 21,13s). Pero este sufri- en la historia global de la salvación; véase cómo lo expone, por ejemplo,
miento no es algo casual y motivado por las situaciones, sino que se da Pablo en Act 13,16-33. Esta historia es, en efecto, -naca í) (JOUXTÍ) TOÜ
necesariamente junto con la predicación y la aceptación del evangelio fleoíí (Act 20,27) 26 . En este acontecimiento salvífíco de Jesús se nos ofre-
(Act 9,15s; 14,31s; cf. 20,18s). También se habla con frecuencia de esta ce por parte de Dios el «perdón de los pecados», que se nos anuncia me-
palabra a la cual sirven los apóstoles como si fuera una realidad autónoma. diante el evangelio: «Sabed entonces, hermanos, que por él se os anuncia
Así, puede decirse: «La palabra crecía» (Act 6,7), «la palabra cundía y el perdón de los pecados», dice Act 13,38 (cf. 5,31; Le 24,46ss). Por ello
se difundía» (Act 12,24), «la palabra se extendía y se consolidaba» (Act la revelación que se nos hace en el acontecimiento salvífico de Jesucristo
19,20; cf. también 13,29). Por ello dice Pablo con ocasión de su despe- exige «la conversión» de los oyentes, su orientación a este Dios vivo,
dida en Mileto: «Y ahora os encomiendo al Señor y a la palabra de su creador y conductor de la historia (Act 14,15; 26,17ss; cf. 11,18). Pero
gracia, que pueáe edificar y ¿ar la herencia a toóos los sanúíicaáos» [Act esta conversión es, como veremos todavía, el despertar de la íe, que recibe
20,32). La Iglesia está encomendada a Dios y a la palabra poderosa de su la prometida remisión de los pecados (Act 10,43). Así, el sermón de Pe-
gracia 25. dro en Pentecostés concluye con la invitación a la conversión y al bautis-
Pero ¿cuál es el contenido de esta palabra del Espíritu que edifica la mo (Act 2,37s).
Iglesia?, ¿qué es lo que esta palabra dice? Naturalmente, expresa el acon- Por todo lo dicho, la palabra de Dios, que hace que la acción de Dios
tecimiento del que nace el Espíritu Santo y que es abierto por este mismo en Jesús nos salga al encuentro en virtud del Espíritu Santo y podamos
Espíritu. Como ya hemos dicho que este acontecimiento es el fundamental vivirla en la fe, con lo que se construye la Iglesia, es ó Xóycx; -rife croTn-
supuesto previo de la edificación de la Iglesia, nos limitaremos a recor- pícu; TaiÍTT)<; (Act 13,26). Pedro «te dirá (a Cornelio) palabras con que
darlo una vez más en nuestro contexto. Esta palabra, a la cual se debe la te salvarás tú y también toda tu casa», se lee en Act 11,14. Pero la libe-
Iglesia, predica «el evangelio de Jesús» (Act 8,35: eírciYYsXúraTO... TÓV ración o la salvación es «la vida». Por eso puede decir Act 11,18:
'rnawv). Puede también decirse: predicar «al Mesías Jesús» (Act 5,42), «... ellos dijeron: Así, también a los paganos Dios les ha dado la con-
o XTipúffcreiv TÓV Xpwrcóv (Act 8,5), o también ebaTfzkíQzaQai TÓV versión para la vida» (cf. 5,20; 13,46.48). El Jesús crucificado y resuci-
ocúptov 'rnffoüv (11,20). En este contexto aparecen pequeñas fórmulas de tado es también ó ápx^ybc, trie, t,w¡c, (Act 3,15). Mas la «vida» es tam-
fe, como, por ejemplo, Act 18,5: ante los judíos Pablo proclamaba zlvai. bién «la luz». La conversión es también vuelta «de las tinieblas a la luz»
TÓV Xpurtóv 'iTQffoüv (cf. 18,28), o bien éxT)pu<rff£v tóv 'I-ncroOS/, Ó'TO (Act 26,17s). El Jesús resucitado de entre los muertos predica la luz tanto
OXJTÓC, &rrt,v ó uíó? TOO feoO (Act 9,20). Además, la palabra expresa T ¿ a Israel como a los gentiles (cf. Act 26,23). Así, el "kóyoc, TOÜ deoü, que
•rcepl TOÜ 'Iiqcroí¡, «las cosas referentes a Jesús», que incluyen lógicamente predican los apóstoles, es ó Xóyoc, TTJ<; xápt.TO<; aÚToü (Act 14,3). Pablo
para Le la muerte y resurrección, la exaltación y la parusía (Act 18,25; ha de «dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios» (Act 20,24).
cf. 23,5). En Act 28,31 aparece la siguiente formulación: «Predicando el Así, como hemos visto, encomienda a la comunidad de Efeso al xúpioc, y
reino de Dios y enseñando sobre el Señor Jesucristo, con toda firmeza y tw XÓYV "rifé xápitoc, aÚTOÜ (Act 20,32). La gracia de Dios es salvación,
sin obstáculos». Pero el centro de esta predicación es para Le, lo mismo vida y luz. Es ofrecida a todos los pueblos en virtud del Espíritu Santo
en el caso de los doce apóstoles que en el de Pablo, la resurrección de
a través de la palabra apostólica.
Cristo de entre los muertos, como se ve, por ejemplo, en Act l,21s; 2,
Según Le, el Espíritu Santo no se sirve exclusivamente de la palabra,
30ss; 4,33; 22,14s; 26,16 (cf. también Act 17,18: TÓV Tn<roüv xcd TTQV
sino que actúa también eficazmente en poderosos signos. Ya el relato d^
" Cf. J. Dupont, Paulus an die Seelsorger. Das Vermacbtnis von Mtlet, Dussel- 26
H. Conzelmann, Die Mitte der Zeit Studten zur Theologie des Lukas, Tubinga
dorf, 1966, 168-178. '1962, 141, nota 2.
134 ECLESIOLOGIA DEL NUEVO TESTAMENTO LA IGLESIA EN LOS ESCRITOS DE LUCAS 135
Pentecostés H alude a esto, en cuanto que es el Espíritu el que suscita el de Dios» (8,20), y no está a disposición de los hombres. El nombre del
milagro de las lenguas, que presenta una conexión peculiar entre la gloso- Señor Jesús no puede ser objeto de usurpación (19,13ss). Los milagros y
lalia y el hablar en lenguas humanas extrañas. El Espíritu obtiene para los signos que se realizan en virtud de este nombre ocurren sólo en un
ellos una palabra que va más allá de todo lenguaje humano y que puede contexto de fe (Act 3,16; 14,9).
ser dicha y comprendida en cualquier lenguaje humano (Act 2,4.6.11.17). Con ello queda indicado el sentido de semejantes «prodigios y signos».
También se menciona la glosolalia (Act 14,46; 19,6). El Espíritu realiza Frecuentemente los hemos mencionado ya de manera expresa junto a la
otras TépaTa %al <npd<z o <rmi£la x<zi Svváyíeic, (cí. Act 2,22.43; 4, palabra (cf. Act 4,29s; 8,6ss; 19,10s). Más aún: en Act 13,12 se designa
30, etc.; 8,13; 10,38, etc.), o bien <rmi£ia sin más (cf. Act 4,16.22; 4,6). como «doctrina del Señor» la palabra amenazadora y taumatúrgica de
Estos prodigios y signos consisten, por ejemplo, en curaciones (Act 4,16. Pablo. La relación entre palabra y portento, tal como la entiende Le, se
22.30, etc.) o en la expulsión de demonios, o en -rcvEÚu-a-ca áxáOapra. esclarece a la luz del pasaje ya citado de Act 14,3, según el cual los pro-
(por ejemplo, 5,16). Se realizan sobre todo «mediante los apóstoles» digios y signos obrados por manos de los apóstoles son el testimonio de
(Act 2,43) o, como se dice también, 8ux TWV X£ip&v TWV ánoo-róXwv Dios en favor de la palabra de su gracia que ellos predican. Son una prue-
(Act 5,12). Transmiten las obras de Jesús (Act 2,22; cf. 4,16, etc.). Sin ba de la autoridad de la palabra apostólica. Los prodigios y los signos son
embargo, no son ellos propiamente quienes allí actúan, sino que es Dios una predicación a base de hechos, y en este sentido forman parte del
quien hace sus obras a través de ellos y por sus manos. «Con gran con- evangelio.
fianza en el Señor, que daba testimonio para la predicación de su gracia, Vemos, pues, lo siguiente: que, según Le, Dios hace que el Jesús cru-
concediendo que por sus manos ocurrieran signos y prodigios» (Act 14,3; cificado y resucitado, exaltado luego al poder de Dios, se descubra a los
cf. 15,12; 19,11; también 4,29s). Pero también se hacen por Jesucristo hombres mediante la fuerza iluminadora y vivificadora del Espíritu Santo
(Act 9,34) y sobre todo «por el nombre de Jesucristo» (Act 3,6ss; 4, y que los hombres sepan por experiencia, durante el tiempo concedido al
10.29s) 28 . El nombre mismo salva cuando se cree en él (Act 3,16). Esto Espíritu, que Jesús es el prometido, que vino ya y que ha de venir al mun-
se opone expresamente a que uno actúe por sus propias fuerzas (Act 3, do. Esto tiene lugar a través de la palabra de los «doce apóstoles», que
12). Para predicar este «nombre» ha sido elegido el Apóstol (Act 9,15); está llena de Espíritu y que llena de Espíritu a los demás, judíos y genti-
en virtud de él, se predica (Act 4,17) o se «enseña» (Act 4,18; 5,28.40); les, y a través de la palabra de Pablo, el apóstol excepcional, que tiene
por él predica el Apóstol abiertamente (Act 9,27.28); este nombre es, idénticas características. La palabra confirma su carácter salvífico —en
junto con el reino de Dios, el contenido del evangelio (Act 8,12). Por sentido pregnante— en las obras salvíficas que demuestran la realidad
este nombre todo el que cree en él recibe el perdón de los pecados (Act de esa salvación.
10,43; cf. 26,18). En virtud de este nombre, se exige también la conver-
sión (cf. Le 24,47). Es el único nombre por el cual uno se puede salvar
(Act 4,12; cf. 2,21). Hay que creer en él (Act 3,16), «invocarlo» (Act 2,
4. Fe, culto, cansina y ministerio
21; 9,14.21) y «engrandecerlo» (Act 19,17). Uno se bautiza para él o en
él (Act 8,16; 19,5s; 10,48); en el bautismo se recibe el Espíritu por la
imposición de las manos (Act 8,16; 19,5s). Finalmente, por este nombre Mediante esta palabra apostólica surge la Iglesia. Es su fuente y su
sufren y mueren los apóstoles (Act 5,41; 9,16; 15,26; 21,13). En este fuerza interior permanente. Lo es para aquellos que la aceptan y creen
nombre se hace presente Jesús mismo. Según Act 4,7, los miembros del como \6yzc, TOÜfteoO.Tal es la otra cara de la realidad, subrayada cons-
sanedrín preguntan a Pedro y a Juan tras la curación del tullido: év izoíq. tantemente por el libro de los Hechos. Se habla, en primer lugar, de
Suváfiei r\ Iv itoúi> óvóiia-u hzovi\ffaiz TOCTO b\vác,. En el nombre de áxoúsiv -uov Xóyov xov iteoü. La gente se reúne por la palabra y «escu-
Jesús actúa el poder de Jesús. Esto ha de entenderse de una manera con- cha» lo que ella dice (cf. 13,44). El procónsul de Chipre, Sergio Paulo,
creta, según se desprende del interés que muestra Le por distinguir estos dice «escuchar la palabra de Dios» (Act 13,7; cf. 10,44; 19,10). El
prodigios obrados por los apóstoles de cualquier tipo de magia (Act 8,9ss; oyente percibe la palabra, la acoge. Para ello se emplea el verbo SÉXEff8ai
13,8; 19,13ss). El Espíritu Santo no puede tenerse por dinero, es «el don y, en una ocasión, á-rcoSixea'Bat, (Act 2,41). «Samaría había acogido la
palabra de Dios» (Act 8,14; cf. 11,1; 17,11). Acoger la palabra, y, por
tanto, la realidad salvífica que en ella se expresa, equivale a «venir a la
27
E. Haenchen, op. cit., 130-139. fe» y creer. Así, se dice en Act 4,4: «Muchos de los que oyeron la pala-
a
W. Heitmüller, «lm Ñamen Jesu», Gotinga, 1903, 52-64. bra creyeron». Y Pedro declara en el concilio de los apóstoles (Act 15,7):
136 ECLESIOLOGIA DEL NUEVO TESTAMENTO LA IGLESIA EN LOS ESCRITOS DE LUCAS 137
«Para que por mi boca oyeran los paganos la palabra de la buena noticia Los que han sido destinados por Dios a la vida eterna (Act 13,48)
y creyeran» (cf. Act 13,7-8). El proceso de formación del creyente se han llegado a la fe y se han bautizado, son en cuanto tales los miembros
indica con detalles concretos en Act 16,14s. Lidia «escuchó», «y el Señor de las comunidades y, por tanto, pwx0T]Taí (Act 6,1.2 [TÓ izkrfioc, TWV
le abrió el corazón para recibir lo que decía Pablo», se hizo «creyente en imfhjTwv]. 7; 9,10.19, etc.). Se llaman XpurTwxvoí por vez primera en
el Señor» y se hizo «bautizar con toda su casa». El verbo iíunsx)s.iv se Antioquía. Son los TCNTTOÍ, aunque sólo se les llama con esta expresión
emplea frecuentemente en sentido absoluto (Act 13,48; 14,1; 15,5, etc.), en 10,45 (cf. 16,1.15), y, por tanto, son también oí ayiot. (Act 9,13.32.
pero de cuando en cuando se menciona también el objeto de la fe (por 41; 26,10). Son asimismo los que pertenecen «al camino» (Act 9,2), «el
ejemplo, ex,... 'I-no-oúv [Act 20,21]; eú; TÓV xúpiov [Act 14,23, etc.]). camino de Dios» o «el camino del Señor» (Act 9,2; 18,25.26); según Act
La fe se abre a este Jesús y —no lo olvidemos— a la totalidad del aconte- 19,9.23; 22,4; 24,14.22, este 686c, designa la orientación y la comunidad
cimiento de Jesús (cf. Act 10,43.36ss). de fe cristiana, la cual a los ojos de los enemigos y de los que están fuera
Esta fe implica un retorno o cambio. Representa un ¿•rcurrp&pEt.v ¿id supone una cápseric, (Act 24,5; 28,22) N . Son el «pueblo» adquirido para
TÓV xúpiov (cf. Act 11,21; 9,35-42). Según Act 20,21, Pablo ha dado tes- el nombre de Dios, el Xaó<; (Act 15,14; cf. 18,10). Son la éxxXTjcría.
timonio a judíos y griegos TTQV zlc, deov p,£rávowxv xai rárriv tic, TÓV Con este concepto se designa unas veces a la iglesia local —por ejemplo,
xúpwv ITKJKSV Tna-oíiv. El retorno a Dios es la piETávoux, la conversión. la de Jerusalén (Act 5,8.11; 8,1.3, etc.), la de Antioquía (Act 11,26; 19,
La uírávoux es el contenido de la predicación que se extiende por el 1, etc.) o las de Licaonia y Pisidia (Act 14,23) o Asia (Act 20,17.28)—,
mundo mediante los testigos en la fuerza del Espíritu (Le 24,45-49). La o bien, aunque sólo en un caso, la iglesia que abarca Judea, Galilea y
llamada del Apóstol a los av8ps<; áSsXcpoí es p£TavoT¡craT£ (oOv xai Samaría (Act 9,31).
éittorpéijxxTE) (Act 2,38; 3,19; cf. 5,31); esta llamada se dirige también Pero ¿cuál es la vida de estas iglesias convocadas por los doce apósto-
a los hombres en general (Act 17,30; cf. 26,20). Por lo que concierne a les y por Pablo en la fuerza del Espíritu mediante la palabra y los signos,
los «varones israelitas», esta piETávoia incluye la renuncia a los pecados iglesias de los judíos y los gentiles, cuyos miembros han escuchado la
(Act 2,38; 3,19) y la recepción del perdón (Act 5,31). Con respecto a los palabra, han venido a la fe, se han convertido y se han hecho bautizar
gentiles, incluye un elemento que es el objetivo de la misión de Pablo como discípulos, creyentes, santos, adictos al «camino»? Vamos a enu-
(Act 26,18): «Para que vuelvan de la tiniebla a la luz y del poder de merar algunos rasgos de la ecclesia primitiva tal como se encuentran en
Satanás a Dios; para que reciban, por la fe en mí, la remisión de los pe- Le. La comunidad se reúne desde el principio (Act l,4.6.13s.l5; 2,1.44;
cados y parte de la herencia con los santificados». Se trata de que «de 4,31, etc.). Primero se reunía en el templo (Le 24,53; Act 2,46, etc.),
estos ídolos os volváis hacia el Dios vivo, que hizo el cielo y la tierra y pero también en las casas particulares (Act 5,42; 12,12; 16,18-40; 20,
todo lo que hay en ellos». Si atendemos a la n>ETávowx observaremos 20, etc.). Cuando no se nombra ningún lugar, hemos de pensar también
varias peculiaridades: 1) Es también un «apartarse cada cual de sus pe- en las estancias más amplias de las casas y también en locales privados o
cados» (Act 3,26), o un {XETOCVOEÍV... ¿OTÓ TÍ¡<; xaxía<; (Act 8,22) y un públicos (cf. 19,9). Naturalmente, esto se debió a razones prácticas. No
émorp&pEiv hti TÓV deóv, a£wx TÍJ<; P.ETOCVOÍO<; gpYa upácrtreiv (Act 26, es el espacio el que crea la comunidad, sino que la comunidad va creando
20). La fe implica una existencia obediente. 2) Este hacerse creyente paulatinamente su espacio para el culto. En él «se edifica la Iglesia»,
queda sellado con el bautismo, en el cual se comunica el Espíritu Santo como dice Act 9,31 (cf. 20,32).
por la imposición de manos (cf. Act 8,17; 9,17; 19,6). A veces el bau-
Sin embargo, con ello no queda descrita completamente la vida de
tismo se menciona solamente como el acto de la realización del ser cris-
la ekklesia. Hay otros elementos que pertenecen a la comunidad y a la
tiano (Act 8,16.38; 9,17), pero en la mayor parte de los casos se le pre-
senta en relación con la conversión (Act 2,38), con la acogida de la reunión de la comunidad. Tenemos una indicación sumaria de ellos en Act
palabra (Act 2,41) y, sobre todo, con el hacerse,creyente (Act 8,12; 16, 2,42-47. Probablemente se describe en este pasaje, como ha demostrado
15; 18,8). 3) Es verdad que esta vuelta supone una decisión del hombre Jeremías x, el culto cristiano primitivo según lo conoce Le. Se mencionan
—unos aceptan la palabra mientras que otros la rechazan (por ejemplo, aquí: 1) la SiSaxif) T&V áisoaTÓXwv; 2) la xoivoovía, que probablemente
Act 13,46s; 14,4; 18,6), pero también lo es que, para quien la lleva a
cabo, es un don de Dios. El «otorga» a Israel (Act 5,31) y a los gentiles 29
W. Michaelis, OSÓ,: ThW V (1954), 93-95. Cf. además E. Haenchen, op. cit.,
" (Act 11,18) «conversión para la vida». Abre a los gentiles «una puerta 268, nota 3.
30
a la fe» (Act 14,27) y llama a los que están lejos (Act 2,39). J. Jeremías, Die Abendmahlsworte Jesu, Gotinga, 31960, 111-114. En otro sen-
tido, H. Conzelmann, Die Apostelgeschichte - HNT 7, Tubinga, 1963, 31.
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significa el compartir la mesa y no los donativos y aportaciones; 3) la neotestamentarios: los carismáticos y los responsables de un «ministerio^
xXáaic, TOO apxou, que después designa la eucaristía, es originariamente Junto con Le hemos de distinguir exactamente estos puntos: 1) El Esj>^
un rito de bendición de la mesa antes y después de cada comida; esta de- ritu desciende sin duda, como hemos visto, sobre todos los miembros d e
signación pasa a referirse a la Cena del Señor cuando se separan el ban- la comunidad, sobre el conjunto de la Iglesia. En Pentecostés e s t a b ^
quete y la eucaristía (cf. Le 24,30.35; Act 2,42.46; 20,7.11 [27,35]). En «todos juntos en un lugar» (Act 2,1). De ellos se dice en 2,4: «Y se Ue>
todo caso, con la fórmula xXÓLffic, TOÜ ap-rou se alude a una acción litúr- naron todos del Espíritu Santo». Pedro (Act 2,17ss) da la razón de est e
gica, todavía vinculada a una comida, pero que es ya una acción ritual hecho citando a Joel 2 (cf. también Act 2,33b). En el llamado seguncjQ
independiente. Representa seguramente una continuación de la comida relato de Pentecostés (Act 10,44ss) se dice igualmente: «Todavía decí^
celebrada en compañía del Resucitado y, por tanto, una continuación de Pedro estas frases, cuando cayó el Espíritu Santo sobre todos los que es.
la última Cena con el Jesús terreno. Este rito se verifica en un contexto cuchaban la palabra». Pero también podemos traer a colación Act 4,31.
de SiaXéjzaQai. (Act 20,7) o de óyAsív (Act 20,11). La comunidad se 5,32; ll,16s; 19,6. 2) Entre estos miembros de la comunidad que ha^
reúne para celebrarlo (Act 20,7); 4) se habla también de las plegarias recibido el Espíritu Santo destacan individuos carismáticos. Lucas no no s
(comunes) con que termina la celebración. En los Hechos se mencionan ofrece una reflexión sobre la diferencia existente entre estos carismáticos
con frecuencia las plegarias. Son proferidas por individuos (por ejemplo, y los restantes miembros de la comunidad, y, por ejemplo, desconoce I a
Act 8,24), Pedro y Juan (9,11.40, etc.), Pedro (16,25), Pablo y Silas. distinción paulina entre ser en el Espíritu y existencia según el espíritu
Pero también se mencionan plegarias comunes de la asamblea (por ejem- (cf. Rom 8,lss). Se limita a hablar de su eficacia, y para ello se sirve de
plo, 1,14; 12,17). Se trata de una oración cuyo contenido no se especifica algunos nombres. Son u p o ^ x a i , como Agabo (Act ll,27ss; 21,10s) o
(Act 20,36; 21,5), de intercesiones (por ejemplo, 12,5.14.23) y de accio- los grupos de Antioquía que se mencionan en 13,lss. También Judas y
nes de gracias y alabanzas (Le 24,53; Act 11,18; 21,19s). En Act 4,23ss Silas son llamados «profetas» (Act 15,32), y en 15,22 se les cuenta entre
Le nos ofrece un ejemplo en este sentido. En Act 13,1 se habla de un los «hermanos dirigentes», detalle que resulta significativo. También en
Xei/uoupYEÍv general de los profetas y doctores en Antioquía. Indepen- otros lugares surgen individuos espirituales destacados, como Esteban
dientemente del problema de cómo hay que entender la xoivtovía, pode- (Act 6,8.10.15; 7,55); Felipe, del cual se dice en Act 8,29.39 que fue
mos afirmar que, según Le, la comunidad que en sus reuniones daba gloria conducido por el Espíritu y tenía cuatro hijas que eran TtapOévot, nrpocpT)-
a Dios, se sentía recíprocamente comprometida en sus miembros, como TEÚoucrai; Bernabé, del que se dice que era «un hombre bueno y lleno
indica Act 2,44. El conjunto de la comunidad tiene un patrimonio común del Espíritu Santo y de fe» (Act 11,24), y, por último, Apolo (Act 18,
por principio e ideal que es inalienable. «Cada vez que en la comunidad 25). El que todos los miembros de la comunidad hayan recibido dones
se necesita dinero para los pobres, uno de los poseedores vende su finca del Espíritu Santo no quiere decir que los hayan recibido por igual. De
o sus objetos de valor y el producto se reparte entre los necesitados»31. entre la masa se destacan especialmente los «profetas». 3) El que los
Esto no era un comunismo. En efecto, la posesión era puesta a disposi- miembros de la Iglesia reciban el Espíritu no significa tampoco que se
ción, cuando surgían las necesidades, de una manera voluntaria y como desconozca la existencia de una especie de «ministerio». Es lógico que
una obligación interior, manteniéndose la propiedad privada (Act 4,32ss; éste no se halle todavía desarrollado y que el interés de Le por el mismo
5,4). Los miembros de las comunidades no son sólo {Jia(fr]Taí, TCWTOÍ y
no sea grande M. Pero de hecho se le describe de una manera clara, dis-
&Y!>oi., sino también áSeXcpoí (por ejemplo, Act 1,15; 9,30; 10,23; 11,
tinguiéndolo como continuación del oficio apostólico, primero en Jerusa-
1, etc.) 32 . Para Le, la Iglesia es por su origen, sus dones y su modo de
lén y dentro de la iglesia local. Aparece en los Tzpza&útzpoi. Estos son
vida una fraternidad, aunque el evangelista no emplee nunca el concepto
mencionados por vez primera en Act 11,30. Las colectas de los hermanos
de áSeX.<pÓTri<;.
de Antioquía en favor de los hermanos «que viven en Judea» son envia-
Pero el que los miembros de la Iglesia sean «hermanos» no significa das por Bernabé y Saulo «a los ancianos» de Jerusalén. En Act 15,2.6.23;
que sean iguales, pues de entre la fraternidad destacan, sin que ello afecte 16,4 se menciona su presencia en Jerusalén juntamente con los apóstoles,
al espíritu fraterno, dos grupos, que conocemos ya en otros documentos
33
Pero la interpretación de la parábola en Le 12,22-59; 17,7-10; 19,11-17 debe
31 referirse también a los ministerios eclesiásticos; lo mismo ocurre con las noticias de
E. Haenchen, op. cit., 154.
32 Act 6,1-6 sobre «los siete», tan difíciles de aclarar. Cf. J. Roloff, Apostolat-Verkündi-
Cf. «la mezcolanza de cultura griega y de AT» (Haenchen) que supone la ex-
presión ovSeE? áSetapoí en los discursos de Act 1,16; 2,29.37; 7,2; 13,15, etc. gung-Kircbe, Gütersloh, 1965, 211-220.
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o con éstos y la ekklesia (15,4.22). Se les distingue de los áitócnroXoi., lo (Act 9,31). Ahora bien, esto quiere decir únicamente que la persecución
cual reviste especial importancia si tenemos en cuenta que Act 11,1 dis- y el aprieto no son algo absolutamente inevitable para la Iglesia y que
tingue entre oí áitóoroXoi JCGCÍ oí áSsXcpoí, al igual que Act 12,17 entre ésta puede, en ocasiones y lugares, disfrutar de la paz de Dios y del afecto
Santiago y los hermanos, mientras que en Act 15,23 sólo se llama «her- del pueblo. Pero la situación «normal» de la Iglesia es, según Le, la que
manos» a los irpE^útepoi. Por tanto, los presbíteros, en unión con los se describe en los caps. 4-5; 6; 8; 9,ls, o la que se compendia en la perse-
apóstoles, forman en Jerusalén, según Act 15 y 16,4, un gremio cerrado, cución y el martirio. Bernabé y Pablo predican a los discípulos (Act 14,
pero diferenciado en sí mismo; en unión con los apóstoles ejercen la ins- 22) que el designio de Dios es «que a través de muchos sufrimientos
tancia directiva y doctrinal sobre toda la Iglesia, es decir, que juntos for- tenemos que entrar en el reino de Dios». También los sufrimientos con-
man algo así como la presidencia de la sinagoga o el sanedrín. También tribuyen a la difusión del evangelio y, por tanto, a la edificación de la
Act 21,18 nos presenta una especie de presidencia sinagogal. En este Iglesia (cf. Act 8,4; ll,19ss). Según Le 21,12ss par., forman parte de los
pasaje se reúnen en torno a Santiago, que sin duda es el que lleva la direc- comienzos de la tribulación escatológica.
ción. Ya en Act 15,13ss se insinúa que este Santiago es para Le la auto- Resumiremos una vez más en breves frases lo que sobre la Iglesia se
ridad monárquica posapostólica de la comunidad jerosolimitana: en la dice en los escritos de Le. 1) La Iglesia es obra milagrosa de Dios. 2) Está
asamblea aparece Santiago a continuación de Pedro, desarrolla la prueba incorporada al conjunto de la historia de la salvación y releva a Israel
escriturística en favor del discurso de éste, en el que se exponen los prin- durante el período que transcurre hasta el retorno de Jesús; es además
cipios, y presenta «la moción que conduce a la resolución necesaria que Iglesia de los judíos y de los gentiles. 3) Tiene su origen en la aparición
toma la asamblea». Act 12,17 anticipa este paso de los Doce como posee- del Resucitado, que fue crucificado por Israel. 4) Es «edificada» por el
dores de la éracrxoirr) a Santiago como cabeza de la comunidad posapos- Espíritu Santo, a quien envía el Exaltado. 5) Este Espíritu se apodera
tólica. Pedro se despide con las palabras: «Avisad esto a Santiago y a de los «doce», quienes, tras la muerte y resurrección de Jesucristo, des-
los hermanos». Fuera de Jerusalén, sólo en una ocasión nos informa Le empeñan un papel fundamental en cuanto que son «los apóstoles», los
del establecimiento de los presbíteros en las comunidades cristianas de la «testigos» de la actividad de Jesús y de su resurrección, los guardianes
gentilidad (Act 14,23), precisamente a través de «los apóstoles Bernabé de la doctrina y los fundadores y dirigentes de la ekklesia. 6) El Espíritu
y Pablo» (cf. Act 14,4.14). Santo envía también al apóstol de excepción, a quien se ha revelado tam-
Si echamos una ojeada a los textos, veremos que, según Le, puede bién el Exaltado. 7) El Espíritu Santo actúa mediante la palabra y los
decirse lo siguiente por lo que a los presbíteros se refiere: 1) Son consti- signos, a través de los cuales se comunican el acontecimiento salvífico
tuidos por «los apóstoles» (Bernabé y Pablo) en las comunidades cristia- de Jesús y sus dones. 8) Allí donde se escuche, se acoja y se crea esta
nas de la gentilidad, y esta constitución se basa en la imposición de manos palabra, donde tenga lugar la conversión, sellada por el bautismo, surge
(Act 14,23). (No sabemos cómo llegaron a su ministerio en Jerusalén). la comunidad de discípulos y de hermanos que constituye la Iglesia.
2) Con ello el Espíritu Santo los ha constituido en «inspectores» (20,38). 9) Esta se reúne en el culto para la palabra y la eucaristía y se manifiesta
El ministerio se debe al Espíritu. El Espíritu no está contra el ministerio. en su cuidado desinteresado por los pobres. 10) En su estructura se
3) Así están, de hecho, en la sucesión apostólica. 4) Tienen, juntamente muestra desde el comienzo una cierta organización: en la comunidad, que
con los apóstoles, poder de decisión en materia de doctrina y gobierno posee el Espíritu, destacan los carismáticos, especialmente los profetas,
(Act 15,lss). De una manera más general se designa este ministerio como y hay quienes desempeñan un ministerio, incipiente, sin duda, de inspec-
unTOUJUXívEivTf)V k%yXr\aLav mediante sránco-rtoi (Act 20,28). 5) Pre- ción y dirección, los cuales tienen potestad de magisterio y de decisión.
cisamente en este contexto se habla de su oficio de vigilancia frente a los 11) Esta Iglesia apostólica espiritual y ministerial de Jesucristo experi-
herejes que se introducen en las comunidades (Act 20,29ss). Con otras menta hasta el fin persecución y sufrimiento, pero de cuando en cuando
palabras: en la ekklesia que describe Le se tocan.ya los elementos de la pasa por épocas de favor y paz en el mundo.
tradición, la sucesión y las potestades de magisterio y gobierno; en resu-
men, del ministerio eclesiástico.
Esta Iglesia de que habla Le es, finalmente, una ecclesia pressa, que
es perseguida y pasa por el sufrimiento y el martirio. De la comunidad
'puede muy decirse (Act 2,47) que «alaba a Dios y encuentra gracia ante
el pueblo entero» y que «en toda la Judea y Galilea y Samaría tenía paz»