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Primera fase: Bolivia desata la guerra

Hasta 1928 el pueblo boliviano ignoraba que existiese un serio problema fronterizo en el Chaco
Boreal con Parayuay. Mientras la diplomacia internacional se agita, Paraguay y Bolivia siguen
aumentando sus fuerzas en el Chaco, en 1931 bajo la presidencia de Daniel Salamanca, da
prioridad a dos cuestiones: la de la pobreza fiscal y la deuda interna y externa.

La economía boliviana, encadenada a la cotización del estaño, este sufre los efectos de la crisis
mundial propone al Paraguay suscribir un pacto de no agresión, mediante una cadena de
fortines que crucen diagonalmente el Chaco desde el río Pilcomayo hasta el río Paraguay, cuyo
obstáculo para su ejecución es la falta de recursos económicos, Salamanca pide la colaboración
de Simón Patiño, quien facilita un préstamo sin intereses.

Sangre en la laguna
Desde el Gobierno inspecciona la zona pero sin provocar un conflicto con tropas paraguayas.
Salamanca al enterarse ordena el retiro inmediato de las tropas bolivianas, pero el Estado
Mayor ejerce presión sobre él, que acaba cediendo que tal vez se podría llegar a un acuerdo
para que dicha laguna sirviese de límite entre Bolivia y Paraguay. Pero el Estado Mayor da una
orden que resultará fatal: que el destacamento boliviano se mantenga en la orilla occidental de
la laguna, a mediados de julio de 1932 se produce un furioso combate donde los paraguayos
recuperan el fortín y la laguna.

Desde mediados de julio el rumor del combate en el Chaco y la muerte de muchos soldados
bolivianos en la laguna Chuquisaca crece. El Gobierno oculta tal rumor indicando que la laguna
era posesión paraguaya desde un año antes, y que lo ocurrido era una reacción natural del país
vecino.
Salamanca ordena, a pesar del escaso número de soldados bolivianos que el coronel Peñaranda
tome los fortines Corrales y Toledo.

La situación es grave porque Paraguay puede poner en un mes de 6 a 8 mil hombres en el


Chaco, en tanto que Bolivia sólo puede enviar 2 mil. Aun así se logra tomar ambos fortines,
pero el Estado Mayor tiene un plan de operaciones diferente al elaborado en el Palacio de
Gobierno. El siguiente fortín a ocupar es Boquerón.

Heroísmo y derrota en Boquerón


A mediados de 1932 el ejército paraguayo se compone de 4.200 hombres, en contraste el ejército
boliviano cuenta con 5.500 hombres, de los que 1.200 se encuentran en el Chaco, el resto del
ejército resulta difícil debido entrar al Chaco por las enormes distancias, la falta de medios de
transporte y escasez de recursos alimenticios. Lo que Paraguay logra en 36 días, Bolivia lo hará
en cuatro meses.

El comandante Estigarribia, al mando de las fuerzas paraguayas, recibió la orden de rescatar


Boquerón. El responsable de la guarnición boliviana de Boquerón es el teniente coronel
Marzana quien organiza la defensa del puesto, los medicamentos están agotados y escasean la
munición y los alimentos; pilotos bolivianos intentan aprovisionar a los sitiados desde el aire,
pero con resultados insignificantes; una bomba ha destrozado uno de los pozos de agua
mientras el otro está a la vista de los francotiradores paraguayos; el tajamar de agua putrefacta
es aún más peligroso.

Desde La Paz llega la decisión de mantener a toda costa Boquerón, ya que su abandono
representaría tanto moral como militarmente un desastre. Pero la presión paraguaya es intensa.
Las tropas paraguayas
están a pocos metros de las trincheras bolivianas.
De pronto en las trincheras bolivianas se levantan lienzos blancos y dos oficiales salen para
pedir a Estigarribia que reciba a Marzana. Pero los paraguayos invaden Boquerón interpretando
que los lienzos
blancos son señal de rendición. Los bolivianos se ven súbitamente rodeados de miles de
paraguayos y Marzana es hecho prisionero. La entrada triunfal de las tropas paraguayas se ve
empañada ante el espectáculo de la tragedia que envuelve a los bolivianos.

Insubordinación del comando militar


Al saberse la caída de Boquerón, la gente se arremolina ante el Palacio de Gobierno lanzando
imprecaciones. Salamanca destituye al jefe del Estado Mayor, general Osorio, y designa en su
lugar al general Lanza. La opinión pública pide que se llame al general Kundt, jefe alemán que
en tres períodos anteriores fue conductor y modelador del ejército boliviano (y que llegó a tener
ciudadanía boliviana).

Salamanca siente vergüenza de acudir a un militar extranjero, pero ante la demanda lo convoca.
Los jefes bolivianos no quieren estar bajo el mando de Kundt, Así es que, tras buscar el respaldo
de los comandantes de Boquerón, se dirigen al presidente para hacerle ver que:

 el único responsable de la situación actual es el Gobierno — cuya actitud guerrerista


contrasta con su incapacidad a la hora de dotar y organizar al ejército que la destitución
del jefe del Estado Mayor constituye una grave ofensa a su honor y que el Ejército.

El mensaje significa una insubordinación contra la autoridad constitucional, encontrándose el


país en plena emergencia de guerra.
Vanos intentos de ofensiva boliviana
Por su parte el mando paraguayo ordena conquistar el fortín Arce, el fortín Arce era uno de los
más importantes del ejército boliviano en el Chaco. Tenía una represa con abundante agua y
contaba con edificios confortables. Las tropas bolivianas, al percibir la maniobra paraguaya,
huyen hacia Alihuatá, pero, en todo el curso de la contienda, mientras el soldado paraguayo
demuestra habilidad para desplazarse por entre la maraña y salir a las espaldas de su enemigo,
el soldado boliviano
prueba ser inamovible en posiciones defensivas cuando es atacado frontalmente

Durante todo el mes de noviembre de 1932 se producen choques entre el ejército paraguayo y
los soldados bolivianos, destacándose el capitán Rafael Pabón y perdiendo al mayor Germán
Jordán, que descansará para siempre en el campo que desde ese día toma su nombre.

El ejército boliviano que combate en el Chaco es obra del general Kundt, este concentra en los
soldados y descuida por completo a jefes y oficiales, las órdenes generales y todos los destinos y
ascensos están en sus manos, quedando el Gobierno sin poder ni influencia en el orden
castrense. Tal que Kundt siente desprecio por los jefes bolivianos.

Salamanca le escribe a Kundt indicando que la situación militar es muy delicada para los
bolivianos, ya que los paraguayos están atrincherados en todos los puntos de acceso y que no
conviene iniciar una ofensiva y que concentre grandes fuerzas en un solo punto, por ejemplo,
sobre Fernández. Kundt le responde que tenga confianza en el éxito y que Bolivia ganará la
guerra. Y sin hacer caso de las reflexiones del presidente, pone en marcha la ofensiva general en
la que da prioridad a la conquista del fortín Nanawa (un fortín que quedaba a 350 km de
Asunción y a 2.500 de La Paz).

Estigarribia se anticipa a las intenciones de Kundt y concentra sus fuerzas en Nanawa, ya que la
caída de ese fortín abriría al ejército boliviano el camino a la región ganadera y al ferrocarril que
llegaba a
Concepción, segunda ciudad de Paraguay. El combate comienza el 20 de diciembre y se
prolongará hasta marzo de 1933. El ejército boliviano no logra tomar Nanawa y sólo conquista
Corrales y reconquista
Alihuatá. Sin embargo la presión ejercida por los soldados bolivianos es tan fuerte que los
paraguayos tienen que retroceder hasta el fortín Gondra, donde se establecerá el nuevo frente
de lucha.

El general Kundt mantiene al ejército boliviano a la defensiva, mientras acumula recursos para
un segundo intento de conquista del fortín Nanazva, que sigue siendo el objetivo principal de su
estrategia.
Pero las intenciones de Kundt no son secreto para el comando paraguayo, que concentra 9 mil
soldados, además de cañones y minas.
El 4 de julio de 1933 las tropas bolivianas inician el segundo ataque a Nanazva, pero fracasan
porque lo encuentran bien organizado. Además la concentración en la batalla de Nanawa ha
llevado al
comando boliviano a debilitar el sector de Alihuatá, lo que posibilita el cerco y rendición dé los
soldados bolivianos, que además están agotados por la falta de agua.

La decisiva derrota de Alihuatá


Estigarribia quiere quitarle al ejército boliviano el fortín Alihuatá, para lo que reúne más
fuerzas, mientras en el lado boliviano se trata de contener el avance paraguayo con menos de
400 hombres. A principios de diciembre de 1933 los paraguayos llegan tan cerca del fortín que
al ejército boliviano sólo le queda
evacuarlo. Algunos escapan otros muerten y finalmente firman un acta de rendición. Y para
crear un héroe que supuestamente el pueblo necesita se condecora a Peñaranda como si fuera el
que heroicamente
logró abrir el cerco enemigo.

Los fracasos de Nanawa y las derrotas de Campo Grande y Alihuatá convencen a Salamanca de
que Kundt no es el gran estratega que puede derrotar al ejército paraguayo y en noviembre de
1933 ordena que Kundt sea sustituido por el único militar que le inspira confianza, el general
Lanza; pero el coronel Toro hace que Kundt nombre como su sucesor a Peñaranda, poniendo
una vez más de
manifiesto el desentendimiento entre la presidencia y el Alto Mando.

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