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CAPITALISMO

El capitalismo es el sistema socioeconómico imperante en Occidente después


de la caída del feudalismo medieval, y dominante en el mundo entero en la
actualidad del siglo XXI. Es un sistema propio de las sociedades industriales
burguesas.
Sus dos rasgos principales y definitorios son: la propiedad privada de
los medios de producción y el libre ejercicio económico. Su nombre proviene
de la idea del capital, esto es, del rol central del dinero en las relaciones de
producción y de consumo.

El capitalismo propone que el dinero marque la medida del intercambio de bienes


y servicios, y que sea obtenido de diferentes formas:

• Como remuneración del trabajo, en el caso de los trabajadores.


• Proveniente de las rentas, en el caso de los propietarios.
• Como resultado del riesgo y la inversión, en el caso de
los empresarios o emprendedores.

Para que todo ello sea posible, es necesario que exista la propiedad privada, y
que el ejercicio productivo y comercial sea libre, o sea, que cada quien invierta en
lo que quiera y coseche los frutos o las pérdidas que el mercado le depare.

En las sociedades capitalistas, por lo tanto, las relaciones de producción y trabajo,


y de consumo de bienes y servicios, están determinadas respectivamente por un
sistema salarial y un sistema de precios. De esa manera, los individuos consumen
lo que la cantidad de dinero que producen les permite.

El capitalismo puede caracterizarse de la siguiente manera:

• Propone el capital como medida de relación económica, y su


obtención mediante la libertad económica y la explotación de la
propiedad privada. Para ello es fundamental que esta última sea
permitida y protegida por el Estado.
• El capitalismo es el sistema económico propio de las sociedades
industriales y burguesas, y su aparición marcó el final del feudalismo.
La burguesía (los comerciantes y más tarde los industriales) desplazó a
la aristocracia (los terratenientes de ascendencia noble) como la clase
social dominante.
• Se sostiene en base a la idea de oferta y demanda: los bienes y
servicios son demandados por su público consumidor, y ofertados por
sus productores. Dependiendo de cómo se dé esa relación, los
productos serán más o menos costosos y más o menos abundantes.
• En tanto sistema, el capitalismo promueve la competencia y
recompensa el riesgo, el emprendedurismo y la innovación, lo cual se
tradujo en el siglo XX en un desarrollo tecnológico desenfrenado. Al
mismo tiempo, permite y recompensa la especulación y la usura,
permitiendo la generación de ganancia a partir de la deuda, el interés y
otras actividades improductivas.

Existen o han existido distintos modelos de sistema capitalista, como son:

• El proteccionismo. Según el cual el Estado fija aranceles y


regulaciones para encarecer artificialmente los productos provenientes
del extranjero, y así proteger su industria y fomentar el consumo de
bienes y servicios nacionales.
• El Laissez-faire (del francés “dejar hacer”). Que limita al máximo las
intromisiones del Estado y permite la mayor cuota de libertades al
mercado, sin regulaciones de ningún tipo.
• Economía social de mercado. Totalmente contrario al anterior, plantea
que el ejercicio económico debe ser guiado y planificado por el Estado,
sin llegar al extremo de asfixiar las libertades económicas
fundamentales.
• Capitalismo corporativo. En el cual el mercado está dominado por
corporaciones jerárquicas y grandes grupos económicos que ejercen el
poder y determinan el mercado.

Costo de oportunidad

En economía, el coste de oportunidad o coste alternativo designa el coste de


la inversión de los recursos disponibles a costa de la mejor inversión alternativa
disponible, o también el valor de la mejor opción no realizada. El término fue
acuñado por Friedrich von Wieser en su Theorie der gesellschaftlichen
Wirtschaft (Teoría de la economía social, 1914).

El coste de oportunidad de una inversión es el valor descartado debido a la


realización de la misma o también el coste de la no realización de la inversión. Se
mide por la rentabilidad esperada de los fondos invertidos en el proyecto (o de la
asignación de la inmovilización a otras utilidades, por ejemplo, el alquiler de un
terreno que tenemos a nuestra disposición o, por ejemplo, la dedicación de estos
fondos a la compra de deuda pública, de rentabilidad y cobro garantizados). Este
criterio es uno de los utilizados en las elecciones de inversión. En principio,
el rendimiento es como mínimo igual al coste de oportunidad.

En finanzas, se refiere a la rentabilidad que tendría una inversión considerando


el riesgo aceptado. Sirve para hacer valoraciones, contrastando el riesgo de las
inversiones o la inmovilidad del activo.
Un ejemplo de coste de oportunidad podría ser el siguiente: Una persona se está
planteando, con el dinero que tiene ahorrado, dos alternativas de negocio: la
primera es montar una tienda de zapatos, la segunda alternativa es ingresar el
dinero en una cuenta remunerada y recibir el relativo interés. Finalmente opta por
la tienda de zapatos. Pasado un año, la tienda de zapatos le ha reportado un
beneficio de 0 €. En este momento, al final del primer año, el coste de oportunidad
sería la cantidad dejada de obtener en la segunda opción por haber tomado la
decisión de ejecutar la primera, esto es, el interés que se habría devengado en el
mismo período en la cuenta remunerada. Sin embargo, el coste de oportunidad
está específicamente referido al período considerado, ya que la primera decisión
puede entonces evolucionar favorablemente en los años siguientes con la
consiguiente variación, también significativa, en la determinación del coste de
oportunidad si se amplía el período de comparación.

Otro ejemplo, se refiere al tiempo perdido al elegir una opción en particular.


Por ejemplo, si un empleado decide pasar su tiempo libre mirando videos en su
celular, el costo de oportunidad temporal sería el tiempo que podría haber
dedicado a otras actividades, como aprender algo nuevo o socializar con sus
compañeros de trabajo.

NEOLIBERALISMO

El neoliberalismo (también llamado nuevo liberalismo o liberalismo


tecnocrático), es una ideología política y un modelo socioeconómico basado
en el mercado de libre competencia como fundamento de
toda economía capitalista. Propone políticas de laissez-faire (“dejar hacer”, en
francés), o sea, de mínima intervención del Estado.

Generalmente se la comprende como un resurgimiento de los preceptos del


liberalismo clásico (o primer liberalismo) surgido entre los siglos XVII y XVIII.
Su razonamiento o filosofía de base es la fe en el crecimiento económico
sostenido, como el método adecuado para el progreso de la humanidad.

Sin embargo, ha habido a lo largo de la historia distintas interpretaciones de este


término, debido a que sus prácticas asociadas han cambiado significativamente.
Por citar un ejemplo, en la década de 1930, se asociaba con dicho término a un
modelo de conducción de la economía por un Estado fuerte, algo que hoy
conocemos como Economía social de mercado.

El neoliberalismo, en su acepción más reciente, es dura y ampliamente criticado


desde los sectores progresistas e izquierdistas.

Se lo acusa de haber sido un sistema particularmente cruel con los sectores


vulnerables de la sociedad entre los 80 y 90, ya que transfiere dinero y poder a
las grandes corporaciones, especialmente trasnacionales. Para ello, somete a
los ciudadanos a medidas de austeridad y empobrecimiento, con la promesa de
un mejor futuro.

Por otro lado, su filiación con regímenes ultraconservadores, y con políticas


que favorecían a los sectores pudientes de la sociedad, lo asociaron a la derecha
económica y a la destrucción del muy alabado Estado de bienestar que reinó en
Occidente después de la Segunda Guerra Mundial.

En México, el modelo de sustitución de importaciones, el desarrollo “hacia


adentro” y la economía mixta imperó durante más de tres décadas, con un relativo
éxito en el crecimiento económico.

Sin embargo, el neoliberalismo hizo su entrada durante la presidencia de


Miguel de la Madrid (de 1982 a 1988), como una estrategia para paliar los
excesos del gobierno predecesor, el cual había nacionalizado la banca tres meses
antes de salir del poder, en un intento por paliar las consecuencias de dos
sexenios de gasto público excesivo.

De modo que el neoliberalismo llegó a México en uno de sus momentos más


complicados del siglo XX, en medio de un crecimiento inflacionario brutal,
informalización masiva del empleo (20% entre 1983 y 1985) y drásticas caídas en
la producción, lo cual se tradujo en la devaluación de un 3100% del peso
mexicano.

SOCIALISMO

El socialismo es una corriente filosófica de pensamiento económico, social y


político, así como un conjunto diverso de teorías políticas, movimientos y
sistemas socioeconómicos que en dicho pensamiento se han inspirado.

Todas ella tienen en común la defensa de la propiedad pública, colectiva o


cooperativa de los medios de producción de la sociedad, en lugar de su
propiedad en manos privadas. Además, propone la planificación y organización de
la vida social y económica desde las fuerzas que componen al Estado.

Es decir, se trata de un conjunto de modelos filosóficos, políticos, sociales y


económicos cuyo objetivo es construir una alternativa al capitalismo y a la
acumulación de capitales y de propiedad privada que lo caracteriza. Esto con el
deseo de construir una sociedad sin clases, percibida como una sociedad más
justa y con una distribución más justa de las riquezas.

No hay, sin embargo, una forma única de socialismo. Ni siquiera hay un consenso
respecto de qué es exactamente o cómo se debería implementar en lo político,
social o económico.
Así, existen formas más radicales (que suelen llamarse comunistas) que proponen
la abolición de la propiedad privada, y otras en cambio que proponen la
convivencia con la economía de mercado, aunque bajo formas de control y espíritu
social. Lo mismo ocurre en lo político con el respeto a la democracia y a la
diversidad de los partidos: hay quienes proponen la dictadura del proletariado, y
otros que defienden la socialdemocracia.

Si bien los rasgos del socialismo pueden variar enormemente de acuerdo a su


puesta en práctica, generalmente se consideran como sus características las
siguientes:

• Debilitamiento de la propiedad privada en favor de modelos sociales


o comunitarios de propiedad, especialmente en lo referido a los medios
de producción (fábricas, por ejemplo).
• Modelo económico que apunta a la producción, más que en la
generación y acumulación de capitales y está dirigido por el Estado.
• Aplicación de diversos métodos de redistribución de la riqueza,
como impuestos a los que más tienen y planes de ayuda para quienes
menos tienen, para tratar de uniformar económica y socialmente a la
sociedad.
• Empoderamiento del Estado que, dependiendo del caso, puede o no ir
en detrimento de la democracia y de los partidos políticos.
• Fuerte intervención del Estado en los asuntos económicos y sociales.
• En las variantes más utópicas, plantea la sociedad sin clases
sociales: ni pobres ni ricos, sino una gran masa trabajadora
autogestionada.

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