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BASES MOLECULAR DE LA COMUNICACIÓN INTERCELULAR

Los organismos unicelulares pueden realizar todas las funciones necesarias para
mantener la vida. Por ejemplo, una ameba, organismo unicelular, asimila los nutrientes
del medio, se mueve, lleva a cabo las reacciones metabólicas de síntesis y degradación
y se reproduce. En los organismos pluricelulares, la situación es mucho más compleja,
ya que las diversas funciones celulares se distribuyen entre distintas poblaciones de
células , tejidos y órganos. De este modo en un organismo pluricelular, cada célula
depende de otras y las influye. Por lo tanto la mayoría de las actividades celulares,
solo se desarrollan, si las células involucradas son alcanzadas por estímulos
provenientes de otras. Para coordinar todas estas diversas funciones deben existir
mecanismos de comunicación intercelular.

Cuando una célula recibe un estímulo puede responder con alguno de los siguientes cambios,
dependiendo de las características del estímulo y el tipo de célula receptora del mismo: por
ejemplo, se puede diferenciar, reproducir, incorporar o degradar nutrientes, sintetizar,
secretar o almacenar distintas sustancias, contraerse, propagar señales o morir.

Inducción

En la mayoría de los organismos superiores existen dos métodos fundamentales de


comunicación intercelular: un sistema fundado en las neuronas o células nerviosas y
otro basado en las hormonas. En ambos sistemas las células se comunican entre si a
través de mensajeros químicos.

Las neuronas envían mensajes a sus células efectoras (células blanco), que pueden ser
células musculares, células glandulares u otras neuronas. Para enviar su mensaje, la
neurona libera una sustancia química, un neurotransmisor. El neurotransmisor es
liberado en sitios específicos llamados sinapsis . Las moléculas de neurotransmisor se
unen a receptores, situados en la superficie de la célula blanco, y provocan de esta
forma cambios físicos y químicos en la membrana celular y en el interior celular.

Por lo tanto diremos que en general, la acción de estimular a las células desde el
exterior se llama inducción y se realiza a través de sustancias producidas por células
inductoras. La célula que es sensible al inductor se denomina célula inducida, blanco
o diana y presenta para el mismo receptores específicos, que pueden ubicarse en la
membrana plasmática, el citoplasma o en el núcleo. Estos receptores son proteínas o
complejos proteicos.

Cuando el receptor se encuentra en el citoplasma o en el núcleo, el inductor debe ser


pequeño e hidrófobo, de modo que pueda atravesar la membrana plasmática sin
dificultad, mientras que los receptores de membrana pueden recibir inductores de
cualquier tipo.
Los inductores se pueden clasificar en dos grupos: a) los que se unen a receptores de
membrana y b) los que ingresan a la célula y se unen a receptores citosólico.

Por ejemplo las hormonas peptídicas y proteicas debido a su tamaño y polaridad, no pueden
atravesar la membrana plasmática y deben unirse a receptores dispersos en la superficie
externa de la célula. Estos son los llamados receptores de membrana, que en general son
glicoproteicos. Los receptores de membrana detectan la llegada de una hormona y activan una
ruta de transmisión de señales intracelular, que en última instancia regula los procesos
celulares.

En la membrana plasmática se alojan mecanismos que transducen las señales externas,


en otras internas, responsables últimos de la regulación de las funciones celulares. En
general vamos a denominar a las señales externas (hormonas), como primeros
mensajeros, y a las señales internas como segundos mensajeros. El proceso de
generar los segundos mensajeros, depende de una serie de proteínas de la membrana
celular. Los segundos mensajeros son en general moléculas de pequeño tamaño, cuya
rápida difusión permite que la señal se propague rápidamente por todo el interior
celular.

El otro tipo de señales extracelulares (inductores) son las hormonas esteroideas y las
hormonas tiroideas, que por su naturaleza hidrofóbica (liposoluble), pueden difundir a través
de la membrana plasmática, e interactuar directamente con receptores que se encuentran en el
interior de la célula, por ejemplo en el citosol . Una vez que el inductor, interactua con el
receptor citosólico, formando un complejo Hormona-Receptor, este complejo ingresa al núcleo
donde activan genes específicos.

BASE MOLECULAR DE LA COMUNICACIÓN INTRACELULAR

Inducciones celulares mediadas por receptores de membrana asociados a


proteínas G

Podemos decir que las rutas de transmisión de información


intracelular comparten una secuencia de procesos. Los mensajeros
externos (primer mensajero), se unen a las moléculas receptoras
que activan a las proteínas transductoras asociadas al receptor.
Estas proteínas una vez activadas, transportan señales a través de
la membrana a las enzimas amplificadoras, que generan las señales
internas transportadas por los segundos mensajeros.

En este caso de inducción, el receptor de membrana, transmite la


información a través de la membrana plas mática, hacia el interior de la
célula, por medio de una proteína transductora, la proteína G. Las proteínas
G poseen tres subunidades, alfa, beta y gamma. La subunidad alfa se puede
unir el GTP y también puede degradarlo (actividad GTPasa). Estas proteínas
G, solo pueden activarse cuando se une el Guanosin trifosfato (GTP). Por lo
tanto la interacción del receptor unido al ligando provoca la activación de la
proteína G y su unión al GTP. La proteína G activada, provoca la activación
de una enzima amplificadora. Esta enzima convierte las moléculas
precursoras ricas en fosfato en los segundos mensajeros. Por ejemplo,
la enzima amplificadora adenilato ciclasa convierte el ATP en AMPc.

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