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Emilio o de la educación - Jean J.

Rousseau

1- “Nacemos débiles y necesitamos fuerzas; desprovistos nacemos de todo y necesitamos asistencia;


nacemos sin luces y necesitamos de inteligencia. Todo cuanto nos falta al nacer, y cuanto
necesitamos siendo adultos, se nos da por la educación” – pág. 9
2- “En vez de permitir que se apoltrone (hacer vida sedentaria) en el aire estancado de una
habitación, todos los días le llevaremos al medio de un prado a que corra, juegue y se caiga cien
veces al día; más vale así; con eso aprenderá antes a levantarse. De muchos golpes resarce el
bienestar de la libertad: con frecuencia sacara mi alumno contusiones; en cambio, siempre
estará alegre; si los vuestros rara vez se hacen mal, están siempre disgustados y tristes; dudo que
el beneficio este de su parte” – pág. 69
3- “La inteligencia humana tiene límites, y no solamente un hombre no puede saberlo todo, sino que
ni siquiera puede saber por completo aquello poco que saben los demás hombres. Puesto que
toda proposición contradictoria de una falsa es verdadera, tan inagotable es el número de las
verdades como el de los errores. Hay, por tanto, una eleccion que hacer en las cosas que deben
enseñarse y en el tiempo que conviene aprenderlas. Entre los conocimientos que podemos
adquirir, unos son falsos, otros inútiles, y otros sirven para enorgullecer al que los posee. El
corto número de los que realmente contribuyen a nuestro bienestar es el único que merece las
investigaciones de un sabio, y, por consiguiente, de un niño que queremos lo sea. No se trata de
saberlo todo, sino de saber únicamente lo que es útil.” – pág. 206
4- “Nuestras pasiones son los principales instrumentos de nuestra conservación; luego tan vana
como ridícula empresa es intentar destruirlas; esto es censurar la naturaleza y querer reformar
la obra de Dios. Si dijera Dios al hombre que aniquilase las pasiones que le da, querría Dios y
no querría, y se contradiría a si propio. Nunca dicto tan desatinado precepto, no hay escrita
semejante cosa en el corazón humano; lo que quiere Dios que haga un hombre, no hace que otro
hombre se lo diga; se lo dice el mismo, y lo escribe en lo íntimo de su corazón” – pág. 276
5- “Por ley natural, las mujeres, tanto por si como por sus hijos, están a merced de los hombres, y
no es suficiente que sean apreciables, es indispensable que sean amadas; no les basta con ser
hermosas, es preciso que agraden; no tienen bastante con ser honestas, es necesario que sean
tenidas por tales; [..] La buena constitución de los hijos depende de la de las madres; del esmero
de las mujeres depende la educación primera de los hombres; […] De manera que la educación
de las mujeres debe estar en relación con la de los hombres.” págs. 7-8

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