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CÁLCULO DE CORTOCIRCUITOS

Presentación N° 8
Algunos conceptos básicos de matemáticas
Para seguir entendiéndonos, previo a estudiar el comportamiento de un circuito de
corriente alterna, será necesario presentar o refrescar algunos conceptos básicos de
matemáticas. Se que a varios, tal vez más de los convenientes, se les eriza el pelo de
solo escuchar la palabra “matemáticas”, pero eso es solo un error cultural, el concepto
matemático es inherente al ser humano pero, particularmente en nuestro país, la forma de
comunicarnos este concepto de por si bello, en una forma tan árida, sin amor ni respeto,
tan desalentadora, nos aleja de este concepto, levantando entre éste y nosotros una
barrera que parece infranqueable.
No es así, intuitivamente todos somos matemáticos, los procesos de cálculo están en
nuestro ADN, solo que la forma que nos han enseñado de sacarlos fuera de allí, a mi
modesto entender, han sido equivocados.
Las matemáticas están presentes en todo nuestro acontecer diario, cotidiano, calculamos
a cada paso que damos. Cuando temerariamente cruzamos la calle a mitad de cuadra,
delante de un vehículo, estamos calculando y esos cálculos normalmente son certeros y
cuando fallan hay un accidente que lamentar solo porque hubo un error de cálculo.
¿Cómo es eso me dirán? ¡Na’ que ver!!!!, dirán los inconformistas de siempre, pero la
cosa es así, imaginemos la escena.
Bajo de la vereda, me asomo a la calle, miro en ambas direcciones, veo un vehículo que
avanza hacia mi y me pregunto si alcanzo a cruzar delante de aquel o debo esperar a que
pase.
A una rapidez impensada(tanto que no me doy cuenta que lo estoy haciendo) busco
puntos de referencia que me permitan hacer una estimación de la velocidad del vehículo,
(cuanto se demoró entre dos postes eléctricos consecutivos, por ejemplo) con este dato
(que he calculado intuitivamente) continúo con el siguiente paso que es comparar mi
velocidad de desplazamiento con la velocidad del vehículo y concluir de esos cálculos si
acaso cruzo delante del vehículo a la velocidad necesaria (allí calculo y decido también si
puedo pasar caminando, trotando o corriendo a todo lo que dan mis piernas) para que no
haya una trayectoria de colisión (en buen romance, pa’ que el cacharro no me atropelle)
Con todos estos cálculos desarrollados en forma subconsciente, no razonada, llegué a
salvo a la vereda del frente, lo que viene a confirmar que mis cálculos estaban correctos.
He manejado, sin darme cuenta, sin que nadie me lo haya explicado, conceptos de
velocidad, aceleración, tiempos de reacción, velocidades relativas entre móviles y ello me
ha permitido conservar mi integridad, sino mi vida. Y más ejemplos como este los hay y
múltiples
Tengo entonces, en forma natural la capacidad innata de calcular, solo que no soy capaz
de comunicar esa tremenda capacidad, el problema no es entonces la incapacidad de
calcular sino la incapacidad de procesar esos conocimientos intuitivos y comunicarlos a
quienes me rodean
La dificultad se traduce finalmente en no poseer el lenguaje apropiado para transmitir lo
que sabemos en forma natural y en la enseñanza de ese lenguaje es donde, a mi
modesto modo de ver, se cometen los errores que nos asustan y nos alejan de las
matemáticas.
¿Por qué esta introducción tan desenchufada, en apariencia, del objetivo que nos hemos
propuesto?
Muy simple, porque quiero que se saquen de ustedes eses temor injustificado de: “soy
duro pa’ las matemáticas, esas custiones a mi se me le van en collera”.
Es una muy falsa percepción del problema, tenemos la capacidad natural de calcular y
absorber los conceptos más abstrusos, solo no los manejamos por miedo y eso es lo que
hay que vencer. Es cierto, por otra parte que a algunos les resultará más fácil que a otros
el manejo de estas capacidades, pero, finalmente, todos las poseemos y manejarlas,
insisto, es cosa solo de perderles el miedo y practicarlas, practicarlas y practicarlas. Es
sabido, la práctica hace al maestro.
De aquí se puede también inferir otra conclusión tangencial, la tremenda importancia del
lenguaje (hablado, escrito, gestual, etc.), importancia que por un estúpido alarde de
“modernidad”, hemos decido negarla e inventamos de paso, matalenguajes, dialectos,
jergas, las que dificultan enormemente la comunicación, pese a la tan cacareada
“importancia” de la “conexión” con que nos abruman los creadores de la “tecnología de
punta en comunicaciones”, concepto que es una trampa mortal y que finalmente lo que
busca es la incomunicación. Pero eso es otro tema.
Yendo a lo nuestro, que lo debemos manejar fundamentalmente con números.
El número es una de las abstracciones más bellas descubierta por la inteligencia humana,
desde un punto de vista práctico, pese a no tener una existencia tangible, nos permite a
través de relaciones numéricas (sumas, restas, multiplicaciones, divisiones,
potenciaciones, radicaciones, relaciones logarítmicas, funciones trigonométricas,
relaciones geométricas, etc.) jugar a la magia, a la taumaturgia, a la profética. A través de
los números, cuando calculamos, estamos prediciendo un futuro, anticipando
comportamientos y, pese a su característica de abstractos, los números nos permiten
interpretar con precisión el mundo físico, real, tangible.
Hay conceptos intermedios entre el número abstracto y la realidad física que unen estos
dos mundos y uno de estos conceptos de los más importantes es el de vector. Con este
concepto ligamos dos realidades: la abstracta que nos da una cantidad y la física que nos
muestra como esta cantidad se presenta y que efectos tiene en el mundo real.
Diariamente usamos, sin darnos cuenta, del concepto de vector; cuando nos movemos,
nos paramos, nos sentamos, nos desplazamos, etc. estamos manejando nuestro peso, el
cual en posición estática, sabemos que nos “tira hacia abajo” con una cierta fuerza –
nuestro peso corporal – allí, en estas dos condiciones está claro el concepto de vector,
una cantidad numérica, abstracta, que representa una magnitud real, nuestro peso,
asociada a una condición real, la dirección y el sentido en que esa magnitud actúa en el
mundo real: nuestro peso nos “tira p’abajo”
Magnitud y dirección (sentido) de una condición física, eso nada más representa un
vector, según vemos en la figura 8 y, no obstante lo dicho, hay un tercer actor de esta
escena: el punto de aplicación del vector; en el caso particular del peso, al punto de
aplicación se lo designa como “centro de gravedad”.
Lo dicho hasta el momento es válido para una condición estática del personaje, está
inmóvil. ¿Qué pasa al ponerse en movimiento?
Para moverse necesita de la aplicación de una fuerza que impulse al cuerpo hacia
adelante (o hacia atrás, esto es relativo) fuerza que se representa en la figura 8c por el
vector amarillo, con el mismo punto de aplicación, pero ahora con un sentido “hacia
adelante” que interactúa con el vector peso, sumándose, dando como “resultante” el
vector verde o “vector desplazamiento”.
Se ha dicho que los vectores básicos se han sumado, pero esta es una suma muy
especial, diferente de la suma aritmética o algebraica, según la cual, por ejemplo, dos
más dos son cuatro, la suma vectorial no obedece a este principio, sino que es una “suma
cuadrática” que obedece al teorema particular de Pitágoras, según el cual, en un triángulo
rectángulo, la suma de los cuadrados de los catetos es igual al cuadrado de la
hipotenusa, vale decir:

a2 + b 2 = c 2

Figura 8.- expresión gráfica del teorema particular de Pitágoras


Es seguro que al hablar del “Teorema de Pitágoras” habrá muchos erizamientos de pelos,
pero es seguro también que más de alguien, en terreno, quizás sin saberlo o darse
cuenta, más de alguna vez lo ha aplicado cuando, al no tener una escuadra a mano,
necesitó de medir un ángulo recto y el maestro más ducho le dijo:
“Fácil caurito, 3, 4, 5”
¿Qué significa esto? Que construyendo un triángulo cuyos lados sean 3, 4 y 5 (la unidad
no importa, de acuerdo a las necesidades pueden ser centímetros, decímetros, metros o
kilómetros si es necesario) el ángulo del vértice de ese triángulo será de 90°, o sea, una
escuadra perfecta y esto por Pitágoras puesto que:

32 + 42 = 52 → 9 + 16 = 25

Figura 8.- Vectores


Aparte del manejo de los vectores mediante el teorema de Pitágoras existen varios otros
métodos matemáticos para enfrentar este manejo, por ejemplo, funciones trigonométricas
y números complejos entre otros, pero en estas presentaciones solo usaremos Pitágoras
por ser la forma más simple, aunque eventualmente pueda ser muy laboriosa.
Asumiendo que se ha entendido el concepto de vector diremos que no es aplicable a los
cálculos eléctricos, en tal caso se usa el concepto de fasor, que no es otra cosa que un
vector que gira en torno a un punto fijo de referencia. No obstante esto, para entender el
concepto de fasor es necesario tener muy claro el concepto de vector y su forma de
manejo, de allí se justifica el tiempo que se ha ocupado en analizar un concepto que no
aplicaremos directamente.

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