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Acerca de la estructura autista

Jean-Claude Maleval

En la segunda clase del año 2008, luego de la apertura del Departamento de autismo y psicosis en la infancia,
contamos con la presencia de Jean-Claude Maleval en el Departamento, quien nos hizo partícipe en una
conferencia inédita de algunos anticipos de su libro El autista y su voz. Incluimos la traducción de su ponencia
sobre este tema crucial.

Silvia Elena Tendlarz: Bienvenidos a nuestra segunda reunión ampliada, del Departamento de Autismo y
Psicosis en la Infancia. Nuestro invitado es Jean-Claude Maleval, creo que ya muchos lo conocen por distintos
textos y trabajos dentro del psicoanálisis. Jean-Claude Maleval es psicoanalista, miembro de la Ecole de la
Cause Freudienne, miembro de la Asociación Mundial de Psicoanálisis y profesor de Psicopatología de la
Universidad de Rennes. Es autor de muchos libros que circulan por Buenos Aires: Locura Histérica y Psicosis
Disociativa, Lógica del Delirio y Forclusión del Nombre del Padre: Hay un sinnúmero de artículos que se
encuentran en distintos idiomas. Hoy nos va presentar un anticipo de su próximo libro que se va a llamar El
autista y la voz, y la presentación de hoy la va a titular "Acerca de la Estructura Autista". Maleval va a hablar en
francés y yo voy a hacer la traducción simultánea.

Las características estructurales del autismo Jean-Claude Maleval: En relación al autismo, "existe una
constante de este tipo clínico", afirma Asperger, donde lo esencial resta invariable. ¿Qué hay de constante en el
autismo? "La soledad y la fijeza" responde Kanner. Pero la clínica nos demuestra que hay algo diferente en el
caso de los autistas de alto nivel, en los cuales ocurre que la soledad se atenúa, mientras que los
comportamientos de inmovilidad o fijeza pueden casi desaparecer. Si hacemos la hipótesis, si planteamos la
hipótesis de una estructura autística ¿cómo caracterizar lo que permanece constante? Para aislarlo parece
necesario recordar una enseñanza metodológica esencial brindada por Freud y por Lacan en el estudio de la
psicosis. Recordemos que la IPA y los cognitivistas consideran a la psicosis como una falla del pensamiento. La
psicosis que parece mejor responder a este modelo es la esquizofrenia de manera tal que éste es el objeto en
la mayoría de sus estudios. Pero Freud y Lacan, por el contrario, plantean la hipótesis que a partir de las
defensas más elaboradas de la defensa psicótica se pueden comprender las formas más débiles, privilegiando
la paranoia. Utilizan para estudiar a la paranoia las Memorias del presidente Schreber. El estudio de la
esquizofrenia no es claro, mejor es el funcionamiento de la paranoia. El paranoico permite a menudo
comprender mejor a la esquizofrenia, sobre todo cuando a instancias de Schreber se conoce una fase
esquizofrénica antes de elaborar una paranoia.

En resumen: esta metodología de Freud y de Lacan, que consiste en partir de las formas más altas de la
defensa a fin de aclarar retroactivamente las formas más sumarias, me parece ser la más rica para el estudio
del autismo, y entonces, así como el estudio de la paranoia permitió a Freud y luego a Lacan entender a la
esquizofrenia, es el autismo de alto nivel, el Asperger, el que podría permitir dar nuevas luces sobre el autismo
de Kanner. Ahora bien, tenemos el privilegio de disponer -en la última decena de años- de algunos textos
remarcables escritos por sujetos autistas, con una excepcional fineza en la descripción de su funcionamiento.
Son numerosos en la actualidad los autistas de alto nivel que escriben pero tres de ellos parece alzarse por sus
escritos a nivel de las Memorias de Schreber que son: Donna Williams, Temple Grandin, y Sellin.

¿Cuáles son las características estructurales del autismo? A mi entender son dos sus características
esenciales: primero, un rechazo de la alienación significante y segundo, un retorno del goce sobre un borde.

Partamos del rechazo de la alienación significante: la clínica impone la noción de una constante en el autismo.
Ahora, ¿de dónde podría provenir dicha constante si el sujeto no estuviera ya tomado por el lenguaje? No
existiría una estructura sin que hubiera una captación mínima del sujeto por el lenguaje. El rechazo de la
alienación significante designa el hecho que los sujetos están captados, están tomados, en la alienación
significante pero que rechazan entrar por su cuenta en ella. El rechazo pasa esencialmente por la instauración
de un clivaje entre el objeto pequeño a y el S1. Por la no entrada del S1 quedan todos los significantes como
significantes amo, por la no asunción de la Bejahung primordial según Lacan, lo que genera en lo esencial una
enunciación muerta, desfasada, borrada o técnica. De todas maneras, si bien en el Campo Freudiano coexisten
posiciones muy diferentes en cuanto a la manera de situar la relación del sujeto autista con el lenguaje, es el
hecho del rechazo de la alienación lo que conduce al sujeto autista -cuando habla- ya sea a privilegiar el S2, a
veces el signo o a veces el S1 solo. Puede suceder que su rechazo defensivo se haya desbordado y entonces
la angustia pone en juego el significante amo. Voy a volver sobre todo esto con más detalle más adelante.

La casi constante del rechazo la alienación lo conduce a no embarcar su goce en la palabra, entonces ¿dónde
se localiza? Sobre un borde, y éste es el segundo punto. La operación de la separación que no tiene lugar en el
autista, implica que éste se encuentre molesto por un objeto. Un objeto que no se le quita y que sin embargo lo
divide. Cuando se lo separa puede perder todo dinamismo. Es por eso que el autista es un sujeto dividido pero
que domina su división. "En el autismo –afirman los Lefort- la división del sujeto se efectúa entre lo real del
doble, en lo real de lo mismo" ¿Qué es el borde en el sentido que habla Éric Laurent cuando habla del "goce
sobre un borde"? Es un objeto al cual el sujeto autista se encuentra pegado. Es un objeto que pierde del mundo
exterior, que toma a veces la forma de un caparazón en el cual busca esencialmente una dinámica libidinal.
Existe en el autismo un error en cuanto al punto de inserción de la libido, de ahí la necesidad de un enganche
sobre el borde para animarse. Voy a intentar precisar estos dos puntos y para ello voy a traer una viñeta clínica
para ilustrar el rechazo de la alienación.

El Rechazo de la alienación: no ceder el goce de la voz Voy hablar de Mirta Rottemberg, cuyo texto no sé
si se encuentre traducido al español, es una psicóloga de niños. Ella menciona que "durante semanas corrijo su
expresión oral- la de un chico autista- pidiéndole que le pusiera a su voz un poco más de energía para que sea
más viviente cuando habla." Ella constata que él permanece sordo a su consejo, y entonces intenta ensayando
la misma técnica con la lectura y le pide que lea de una manera vivida. "Algo de mis dichos lo habrían tocado"
cuenta ella, pues recibió un puntapié en los tobillos. Ella, no obstante, no se desanimó. Peter, que era el niño
autista, se puso a hablar como si golpeara con energía y vitalidad. Tal lectura no implicaba necesariamente que
incluyera su presencia enunciativa, sobre todo no era una extensión de su propio sentimiento. Pero él percibió
bien que ella no cesaba de hacerle el pedido e hizo un esfuerzo por satisfacer a su terapeuta. Un día él leyó
con una fuerza y una animación que claramente había visto anteriormente ante lo cual su terapeuta dijo "¡es
formidable! eso era claramente lo que yo quería decir". De repente, Peter levantó sus ojos hacia ella
aterrorizado. Sorprendida por la expresión que veía en sus ojos Mirta Rottemberg balbucea: - "¿Qué hay
Peter?"; y él gritó: -"¡Porque después está el cementerio!"; -"¿Después de qué?". - "Cuando usted está bien.
Entonces después hay una vía sin salida y el cementerio." Mirta Rottemberg interpreta con pertinencia tras ésta
frase suponiendo que esto quería decir que después de haber conocido la vida era necesario morir.

Estar en el lenguaje es para el autista escuchar el angustiante objeto del goce vocal –el objeto voz-. Ahora bien,
está en el principio de su estructura subjetiva que el objeto voz no sea mortificado por el lenguaje de manera tal
que nada podía ser para él más angustiante. La continuación de éste fragmento clínico ejemplar lo confirma.
Mirta Rottemberg le comunicó lo que había sentido en la relación que él establece entre la vida y la muerte.
Peter comenzó a temblar y a transpirar y luego corrió hacia la ventana, se puso todo flojo, se replegó sobre él
mismo como si se secara y comenzó a contar.

Subrayemos el retorno del repliegue sobre si mismo como el de un mecanismo de protección abandonada lo
que testimonia fuertemente de la resonancia subjetiva del incidente. Seguramente él no persistía en sus
esfuerzos de como minimizar la enunciación. Inútil decir, comenta Rottemberg, que su manera de hablar y de
leer se volvieron más monótona que nunca. Después de éste episodio- relata ella- Peter intentó evitarla.
Cuando ella le preguntaba por qué él respondía solamente "por lo que mira le va a decir al Dr. Goldestein." "Le
pregunté ¿decir qué?" y me respondía invariablemente "por lo que mira sabe o bien la verdad".

Acaso no se aproximó lo más posible a la verdad del autista no vacilando en el punto en que la angustia tenía
su fuente en la expresión del viviente? El incidente de la lectura tuvo un profundo efecto en su relación ya que
produjo una ruptura con Rottemberg que trabajaba con Peter desde hacía tres años, de modo tal que hubo un
retroceso durante cerca de 6 meses. Intentó interpretarle lo que le sucedía diciéndole que él hacía el semblante
de estar muerto porque a lo mejor él tenía miedo de morir si comenzaba a vivir. Peter se alejó entonces de
Mirta Rottemberg y a menudo intentaba hacerle mal físicamente puesto "el que mira conoce la verdad". Luego
de lo cual ella se sintió un poco aterrorizada por su furor contra ella. Ella le expresó incluso confusamente que
tal vez había cometido un error, no ocultando que se sentía muy culpable por su actitud. De modo tal que
durante los 6 meses de frialdad intentó desesperadamente renovar el contacto.

Ésta viñeta clínica pone el acento sobre el rechazo del autista -rechazo no siempre tan consciente como en
Peter- de movilizar el goce vocal para servir a la expresión verbal, lo que los Lefort describen como un clivaje
entre el objeto a y el S1. Nada angustia más al autista que ceder su goce vocal alienándose al significante. No
obstante, más de la mitad de los niños autistas hablan, pero su verbalización es original. Algunos autores
sugirieron llamarles -me refiero a Kanner- las funciones del lenguaje del loro o ecolalia con retraso. Asperger
indica que su palabra no parece natural, que parece una caricatura y evoca la ironía. Por otra parte, no se
dirigen a un interlocutor, ellos hablan en el vacío. A veces los padres constatan que ellos adquieren fácilmente
palabras nuevas sin aprender a hablar, en el sentido que la palabra testimonia una expresión del sujeto.
Describen el fenómeno clínico indicando que el niño renuncia a la palabra porque no la utiliza –no porque no la
conozca-.

En el otro extremo del espectro clínico, en los autistas de alto nivel, se encuentra regularmente una voz
artificial, particular, sin expresión. Por otra parte, las palabras permanecen más emitidas que habladas, no hay
nada más difícil para ellos que hacer una expresión personal. Cuando hablan es sin implicarse en sus palabras,
sin tomar apoyo en lo que ellos sienten. Entonces existe un rechazo de la alienación pero ellos son tomados
por la alienación.

Testimonio el siguiente fenómeno que es de gran importancia: se ha constatado que en el caso de los autistas
mudos, ellos salen a veces un instante de su silencio pronunciando una frase perfectamente construida antes
de volver a su estado de mutismo. Ahora bien, es característico que eso se produzca en situaciones críticas
que desbordan las estrategias protectoras del sujeto haciéndole abandonar durante un instante su rechazo al
llamado al Otro y su rechazo de comprometer la voz en la palabra.

¿Qué dicen en efecto en esos momentos? La primera frase pronunciada por Sellin fue: "devuélveme mi pelota"
dirigida a su padre que acababa de tomar uno de sus objetos autísticos. Un niño de 5 años del que nadie había
escuchado jamás una palabra, se encontró molesto cuando la piel de una ciruela se encontró pegada a su
paladar: "sáquenme esto de aquí" y luego recayó en su mutismo anterior. Otro niño mudo, de 4 años, al
hacerse examinar por su pediatra gritó "quiero volver" y un año más tarde durante una hospitalización por una
bronquitis igualmente gritó "quiero volver". Todas estas frases tienen un punto en común: la presencia del
sujeto de la enunciación que se encuentra fuertemente marcada. El llamado al Otro se afirma allí, su carácter
imperativo testimonia el goce vocal que lo soporta y nada es más desgarrador que esto para un niño autista. Es
en el punto extremo de la angustia que se escapa tal enunciado. Es extremadamente angustiante, vivido como
una mutilación puesto que se pone en juego no solo una alteridad sino una puesta en juego del goce vocal al
goce del Otro. Mucho más que reiterar ésta experiencia angustiante el sujeto busca amurallarse en un silencio
todavía más profundo.

Notemos que estos fenómenos sugieren fuertemente que el autismo se reafirma no tanto en un déficit cognitivo
sino en una elección del sujeto más o menos conciente a fin de protegerse de la angustia. Que la
representación más común del niño autista sea la de un ser mudo reposa sobre una cierta intuición de la
carencia enunciativa que determina ésta patología, que no se hace más que evidente que en este silencio
obstinado. Cuando el sujeto autista busca comunicarse lo hace de tal manera que no pone en juego ni su goce
vocal, ni su presencia, ni sus afectos. Si existe una constante discernible en todos los niveles del espectro
autista reside en la dificultad del sujeto en tomar una posición de enunciador. Habla con gusto a condición de
no decir.

No obstante muchos hablan, algunos incluso como Grandin o Williams que son capaces de dictar conferencias.
Acaso, ¿el clivaje entre el objeto pequeño a y el S1 es la constante? Parece ser que los autistas de alto nivel
alcanzan a inventar maneras muy ingeniosas de manejarlo.

Los modos de la enunciación Hay cuatro maneras de enunciación en el autismo:

1. Enunciación muerta
2. Enunciación desfasada
3. Enunciación borrada
4. Enunciación técnica
- La enunciación muerta es por supuesto el mutismo. Para gran parte de ellos la enunciación está mortificada,
es casi imposible salvo en momentos de extrema angustia. Algunos autistas mudos testimonian por escrito de
su dificultad para la enunciación. Así George de 12 años que solo pronuncia algunas palabras ininteligibles
testimonia por medio de la comunicación facilitada que no deja de tener ganas de hablar. Celine testimonia a
través de la comunicación facilitada que desea simplemente investir sus instrumentos vocales en el lenguaje
pero que está todavía muy lejos del lenguaje. Ella constata que alcanza a pronunciar algunas palabras pero
que no está a su alcance precisar lo que determina su mutismo. A veces puede decir alguna cosa de forma
imprevista, entonces estoy muy sorprendido, yo mismo, en lo que se pudo producir y no tengo explicación,
pienso entonces que es una prueba de que la facultad de hablar existe para ella.

- Donna Williams testimonia, también ella por escrito, de distintas maneras utilizadas por los autistas para
hablar, incluso para comunicarse, a condición no de mortificar sino de borrar la enunciación. Ella describe en
detalle cinco posibilidades para permitir al autista tomar la palabra sin despertar la angustia – los menciono,
pero no alcanzaré a desarrollarlos por factores de tiempo-. Estas se pueden finalmente relacionar a la rápida
pero esencial indicación de Lacan que "El autista puede hablar a condición de permanecer verboso": Williams
describe esas diversas maneras de producir dichos verbales que efectivamente utilizan los sujetos autistas:
primero, hablar para no decir nada; segundo hablar para no ser entendido; tercero, hablar para no dirigirse al
interlocutor; cuarto, cantar no es hablar, cantar no pertenece a la comunicación seria, la presencia enunciativa
se encuentra aligerada; cinco, solo decir cosas sin importancia.

Parte de esta enunciación, una de las formas más constantes, es la reiteración de dichos aprendidos de
memoria. El punto común de todos éstos modos de no expresión residen en el rechazo, en no hacer jugar ahí
algo que sea íntimo, que no se transparente el goce del sujeto.

- No obstante existen otras estrategias utilizadas por los autistas. Uno de ellas consiste en desfasar, desajustar
la enunciación y hacer hablar un doble en el lugar del sujeto. Así, André un investigador en informática, puso en
marcha una manera de sobrellevar sus dificultades que no deja de sorprender a sus interlocutores: fabricó sus
propias marionetas y habla por medio de ellas. Posee varias para utilizarlas en situaciones diferentes. Lo
ayudan particularmente cuando la conversación se vuelve difícil o cuando le solicitan que dé su opinión.

Un observador del fenómeno que pasa algunos días con André busca entender la función de las marionetas. Él
indica que André era incapaz totalmente de encarar una discusión normal. A través de las marionetas apuntaba
a encontrar los diversos roles que podían existir. Cuando él no captaba completamente lo que se decía, cuando
no podía expresarse correctamente, o cuando encontraba los medios para expresarse correctamente pero
éstos estaban muy lejos él mismo dejaba las obligaciones del rol y buscaba uno nuevo. Muchos autistas utilizan
éste procedimiento que consiste en borrarse para hablar por procuración, descargándose así de toda
afirmación que le sea propia. Es el doble que habla y no ellos mismos por eso sus dichos son afectados por
cierta ironía, de ahí que el crédito que conviene darle se vuelve incierto para el interlocutor. A través de las
marionetas, constata el visitante, podía ser por ejemplo irónico. De ésta manera él no decía nada que sea
literalmente verdadero ni nada que contradiga lo que había dicho antes, era la marioneta la responsable. Para
que no haya ninguna duda que no era André que hablaba la marioneta tenía una voz propia. No era la voz de
un ventrílocuo pero la voz de la marioneta era diferente a la de André. No se trataba de un simple divertimento,
por el contrario, los dichos mantenidos por la marioneta estaban sobreinvestidos por André, y eran
pronunciados a favor de una puesta en lugar de un procedimiento complejo que resulta de un importante
trabajo subjetivo, de manera tal que es una regla imperiosa: jamás interrumpir a las marionetas. No respetarla
es romper la fijeza y esto suscita gran violencia.

Hacer así de un doble el soporte de la enunciación artificial por intermedio de un objeto, un compañero
imaginario, un semejante, constituye una de las características del autista. Se trata de una manera de hablar
ausentándose que constituye una protección contra el deseo del Otro, por el apoyo tomado sobre un soporte
que es a la vez un captador de goce y una forma consistente, pero por supuesto, enmarca una enunciación
artificial. Una ganancia puede ser obtenida en relación a los dichos verbales. Gracias al doble el sujeto alcanza
a veces a expresar lo que él piensa por procuración. No obstante subsiste un límite: el doble no permite anudar
el lenguaje al goce. De manera tal que incluso por su intermedio el sujeto no puede engancharse con lo que él
siente. Una vivencia de mutilación psíquica subsiste. Enunciación mortificada, enunciación borrada,
enunciación desfasada. Existe todavía otra manera de compensar el clivaje entre el objeto a y el S1, que es la
enunciación técnica.

- Es sorprendente ver cómo un autista tal como Grandin es capaz de tomar la palabra enfrente de una multitud
de cowboys para explicar las máquinas donde se va ubicando el ganado -son los aparatos donde se ponen el
ganado para que los animales puedan ser matados tranquilamente-. Puede hacer conferencias técnicas sobre
éste tema, ella se dedica a diseñar éstas maquinas. De todas maneras, Grandin no compromete su goce vocal
en su enunciación, incluso sus conferencias no toman apoyo sobre el S1. La dificultad para expresar su
sentimiento la incita a comparar su manera de pensar a la de una computadora. Ella lo explica en detalle -pero
no hay tiempo de explicarlo-.

Una enunciación que trata de problemas técnicos no implica la vivencia del sujeto, y permite a ciertos autistas
expresarse de una manera adaptada y profesional.

La variedad de las relaciones con el lenguaje: La relación del autista con el lenguaje no puede captarse de
manera simple puesto que expresa una gran variedad. Hay que distinguir las expresiones autistas que
pasan: - por el S2, - por los signos, - por el S1 de lalengua, los S1 como significantes amos.

El S2 es, por ejemplo, la ecolalia a retraso. El signo es un significante cortado del goce. Los signos que forman
el Otro de la síntesis del autista poseen dos diferencias mayores con los significantes que constituye el
inconsciente freudiano. Por un lado, y es esencialmente lo que describe Grandin al hablar de "pensar en
imágenes", permanece parasitado por el referente y no borra la cosa representada. Por otra parte el
funcionamiento del lenguaje como "receptáculo de goce," como expresa Lacan, es fallido. Lo que los autistas
subrayan es que los signos no representan la pulsión implicando la ausencia de conexión entre el lenguaje y la
vida emocional. En la estructura autista, dicen los Lefort, el significante falta para volverse cuerpo y falta para la
producción de afecto. Williams confía haber memorizado el juego de fisonomía correspondiente a tal o a tal
emoción, como por ejemplo la fisonomía de una sonrisa, pero sus acciones no están impulsadas por los
sentimientos sino que están comandadas, dirigidas, por su pensamiento. Grandin escribe muy precisamente un
corte idéntico entre su sentimiento y su ser de goce: "De niña –escribe ella- era como un animal sin instinto
para orientarme. Todo tenía que aprenderlo a través de aproximaciones sucesivas. Pasaba mi tiempo para
buscar el mejor comportamiento posible pero eso nunca alcanzaba. Era necesario pensar cada interacción
social."

Asperger ya había subrayado la importancia de la falla en el anudamiento entre el goce y el lenguaje que está
en el principio del autismo, indicando que el saber de estos sujetos se desarrolla en un vacío emocional. Estas
personas, afirmaba en 1944, son autómatas de la inteligencia. Es a través del intelecto que se hace la
adaptación social en ellos, es necesario explicarles todo, enumerarles todo. El Otro de la síntesis es un objeto
intelectual constituido por elementos, cuya asimilación es equivalente a un aprendizaje de memoria. Ahora bien,
se sabe que en estos casos es perfectamente posible restituir un saber que permanece perfectamente opaco
para el sujeto. Esto era para introducir rápidamente el signo.

La utilización de los S1 como significantes amos se encuentra en frases que escapan, que ya subrayé antes,
como "devuélvame mi pelota", "sáquenme esto." Esto es extremadamente excepcional, es en momentos de
angustia suprema. Los autistas utilizan a menudo el S1 solo, el S1 que no tiene función significante. Por
ejemplo, los autistas están supremamente interesados en los números primos. Sería por los primeros nombres
que es posible a veces bautizar a los sujetos o a las cosas. Otro ejemplo del S1 son ciertos neologismos. El
célebre Joey, niño maquina, el papoose du connecticut, que era un niño que en la representación de si mismo
escribe connect- I- cut. Éste es un ejemplo del S1 solo. No son significantes amo, no se pueden hacer
construcciones a partir de eso.

El retorno del goce sobre un borde Ahora vamos a ir al segundo punto mayor de la estructura autista donde
retomo la formulación de Éric Laurent: el retorno del goce sobre un borde. ¿Qué es ése borde? Bettelheim
propone una aproximación clínica por intermedio de eso que él llama "el comportamiento de frontera" que es
observado en muchos de los niños autistas. Ellos crean una frontera entre ellos y el mundo exterior que les
sirve de protección de manera tal que se mantienen regularmente en el interior de una superficie delimitada por
las fronteras que ellos crean. Los más avanzados –afirma Bettelheim- lo hacen a través de materiales tales
como cadenas de papel o de hilos. Es notable que esta frontera funcione como un borde para el sujeto. El
contacto constante con una superficie es un preliminar importante para el verdadero comportamiento de
frontera –indica Bettelheim. La frontera es una superficie de la cual el sujeto a duras penas se separa. Donna
Williams precisa la diferencia que el autista puede tener de esos fenómenos. "Cuando me encerraba en mí
misma era también a los otros que yo encerraba afuera."

El borde delimita entonces un mundo interior de libertad y de omnipotencia. Al mismo tiempo constituye una
protección respecto del mundo exterior, pero hay que subrayar que se presta a un tratamiento complejo por
parte del sujeto en ocasión del cual se manifiesta a veces capaz de desarrollar capacidades notables. Es una
constante a menudo señalada en la clínica del autismo la aptitud de éstos sujetos para desarrollar lo que se
llama "islotes de competencia." Se presentan a menudo como eruditos en dominios muy especializados: los
trenes, los automóviles, las plantas carnívoras, los aislantes eléctricos etc. Las competencias que adquieren en
ese dominio llegan a veces a permitirle una inserción profesional. Por ejemplo Joey, el niño máquina de
Bettelheim, se volvió electricista, y Temple Grandin inventó las máquinas para ganado que mencionábamos. El
borde es una frontera protectora que puede volverse lugar de despliegue de un islote de competencia y es
también el lugar donde el sujeto sitúa un objeto doble que él domina. Un objeto doble que le permite a veces
avanzar, seudópodo como decía Kanner, para aventurarse más allá de la frontera. Cuando Éric Laurent (1992)
introduce la formulación del retorno del goce sobre un borde da como ejemplo el caparazón de Tustin. Es decir,
los objetos autísticos protectores en su dimensión de doble están particularmente acentuados. Yo extiendo un
poco el concepto del borde autístico introduciendo otro elemento: el islote de competencia, fuente del Otro de la
síntesis que participa tan regularmente como el doble y el objeto en la localización del goce del sujeto. Se
observa en las formas evolutivas del autismo infantil precoz la frecuente interpenetración de estos tres
elementos, que son el doble, el objeto, y el islote de competencia, y es por eso que se justifica por añadidura
agrupar al último bajo el concepto de Borde Autístico.

Si bien Tustin considera que ésos objetos autísticos-patológicos deben desaparecer en el transcurso de la cura,
se ha constatado que la supresión brutal de la protección que ellos aportan corre el riesgo de producir unas
consecuencias nefastas. "Estoy muy inquieta -escribe ella- cuando escucho hablar a la gente de suprimir el
autismo o incluso de agujerearlo. He visto niños que habían sido tratados bajo tales concepciones volviéndose
hiperactivos e incluso esquizofrénicos". En efecto, cuando el sujeto autista es puesto ante la imposibilidad de
situar su goce sobre ésos objetos, ése goce retorna sobre el cuerpo. Cuando es una parte del cuerpo lo que
hace función de objeto y de frontera del mundo exterior, se vuelve extremadamente difícil distinguir entre un
cuadro esquizofrénico y un cuadro autista. Los objetos construidos sobre un borde poseen una importancia
mayor para los sujetos autistas. Todos los autistas convergen en sus afirmaciones, en sus comportamientos, en
indicar que estos objetos para ellos son de una ayuda mayor. "Por razones importantes -escribe Celine-, pude
encontrar la seguridad en ésos objetos." "Más que en mi infancia –escribe Grandin- estoy ahora más interesado
por las máquinas que por mis semejantes." Williams es más preciso todavía "para mi las personas que amaba
eran objetos, esos objetos eran mi protección contra los objetos que yo no amaba –es decir las otras personas-,
comunicarse a través de objetos era sin peligro." Grandin insiste sobre el error que cometen muchos de los
educadores de niños autistas cuando quieren borrar sus fijaciones y sus "obsesiones." Es mejor dice ella,
ampliar el campo obsesivo e intentar orientar el interés marcado por el autista hacia actividades constructivas.
Por ejemplo si un niño es un fanático de los barcos hay que aprovechar su obsesión por los barcos. Hay que
incitarlo a las matemáticas, a consultar libros especializados para resolver problemas de velocidad y de nudos.
Las fijaciones son una fuente de motivación. El niño máquina de Bettelheim, apasionado por la electricidad y las
lamparitas, se volvió electricista.

No se puede nada más que confirmar la indicación de Grandin que es a partir de construcciones elaboradas
sobre el borde, especialmente desarrollando el islote de competencia, que ciertos sujetos autistas alcanzan una
inserción social y profesional.

Entonces, ¿qué hacer?, que es nuestro tema de la conferencia. Antes que nada hay que considerar al autista
como un sujeto capaz de invenciones aptas para temperar no sólo su angustia sino su soledad, de la que sufre.

Voy a terminar esta conferencia con una cita de Donna Williams "¿cuál es la mejor aproximación al autista? La
mejor aproximación sería aquella que no sacrificara la individualidad ni la libertad del niño en la idea que se
hacen de la respetabilidad y de sus propios valores los padres, los profesores y sus consejeros." Es decir, no la
aproximación cognitiva ni educativa sino más bien una aproximación psicoanalítica que confía en las
invenciones del sujeto.

Preguntas y discusión Quería preguntarle al Dr. Maleval acerca del estatuto de la angustia en el autismo, ya
que él se ha referido reiteradamente a la angustia del autista. Ésta pregunta tiene que ver con el estatuto de la
angustia en relación a la no extracción del objeto a. Y una segunda pregunta, ¿a qué se refiere con la elección
consciente de defenderse de la angustia?

J.-C. Maleval: Es importante subrayar que el sujeto autista es un sujeto angustiado. Tenemos el testimonio de
Celine, que es una autista profunda, no habla, aparte de los gritos y sus comportamientos clásicos de un autista
pero que pudo compartir su angustia interior gracias a la comunicación facilitada, estableció bien que lo que
sufren a menudo estos sujetos es menos de la dificultad cognitiva que de su angustia. Las dificultades
cognitivas le molestan pero la angustia es incomparablemente mayor. Prueba de ello es que su máxima
preocupación es saber cómo protegerse de la angustia. Sobre el estatuto de la angustia en el autismo se trata
en efecto de las consecuencias de la no extracción del objeto a y del rechazo de la alienación, lo cual implica
que no hay separación, es decir que la posición fálica que podría representar al objeto a, no está en su lugar.
Hay una tentativa de poner a distancia el objeto gracias al borde pero sin con ello decir que hay separación,
porque el borde no reemplaza la posición fálica en el sentido simbólico. En el autismo estamos en el campo de
la psicosis pero uno se podría preguntar si no es una psicosis muy original, tan original que acaso uno es difícil
hablar de psicosis. En todo caso hay forclusión del nombre del padre, la protección contra la angustia es
consciente, eso sobrepasa al sujeto, pero hay algo que de todas maneras aparece en la consciencia del sujeto
y que da cuenta de la importancia del borde para él y no hay que sacarle eso. Hablar de manera expresiva
puede ser extremadamente angustiante. Algo inconsciente se traduce a la conciencia.

La pregunta es a nivel de la estructura, que recién aclaró, como parte de la psicosis ¿cuáles serían los rasgos
particulares que diferencian a la estructura autista del resto de las psicosis?

J.-C. Maleval: Efectivamente, la defensa por el borde es característica del autismo, se puede encontrar a veces
en ciertos casos de esquizofrenia pero sigue siendo excepcional. Del lado de la alienación hay algo específico y
es que el autista se hace representar a través de un doble, por ejemplo a través de las marionetas. Mientras
que en las esquizofrenias hay significante amo, pero es un significante bien esparcido, y en la paranoia el
significante amo está holofraseado, el sujeto está todo entero en el significante amo. Mientras que el autista
hace mucho esfuerzo por poner en juego el significante amo. Para mí la diferencia mayor no es la alienación
sino la utilización del borde.

Quería retomar una frase suya: dijo que había un error en el punto de inserción de la alienación. Quizás sea la
oportunidad para que nos hable más del goce vocal.

J.-C. Maleval: Hay una frase de Colette Soler que me parece muy pertinente. Lo veo muy bien con Joey, así
como en muchos autistas que deben conectarse con su objeto autista para animarse, y cuando se separa del
objeto, se separa como un ser inerte. El niño máquina debía conectarse a ésa maquina para tener electricidad y
solo vivía cuando estaba enchufado eléctricamente. Se encuentra muy a menudo éste enchufarse y
desenchufarse. Es decir, la dinámica del goce está situada en el objeto borde. Se lo ve también en ese
fenómeno muy corriente en el sujeto autista que toma la mano de alguien para hacerlo hacer lo que a él le
gustaría hacer. Hay que encontrar en el Otro la fuerza mínima que él no tiene. Se lo ve también en la
comunicación facilitada, donde el sujeto tiene que estar conectado a un facilitador para poder escribir. Este
facilitador a veces se reduce al comienzo a tener que tenderle el brazo, a veces alcanza con ponerle la mano
en la espalda, a veces alcanza con que alguien esté presente, pero sin estar ahí el sujeto no tiene la fuerza, la
dinámica y por eso es necesario que pase por la presencia del objeto o de un semejante. Ésa es la importancia
del borde ya que es ahí donde el sujeto autista encuentra su dinámica. Es una manera también de portar su
goce y al mismo tiempo de hacer algo. Es también una manera de dominar el goce.

Quisiera agradecer la precisa intervención que el Dr. Maleval ha hecho respecto al uso del significante y la
articulación de la enunciación. Quisiera plantear alguna pregunta en relación a la problemática del cuerpo y de
lo que se despliega en la última teorización de Lacan respecto a los acontecimientos del cuerpo. Cuando usted
describía la protección en el borde no me queda claro cómo leer la disponibilidad del mismo cuerpo cuando
esto no resulta inquietante para el niño al realizar alguna otra acción. Me refiero a las contradicciones del uso
del cuerpo donde en momentos el niño usa la facilitación y en otros momentos desestima la facilitación. Es una
observación clínica de muchos años que impide cierta generalización en el uso del facilitador: la invención
particular que cada niño hace con ese cuerpo y con los objetos. ¿Cómo piensa el cuerpo a partir del
acontecimiento del cuerpo y en el punto de los usos de los facilitadores? ¿Cómo a veces disponen del cuerpo y
cómo a veces no disponen del cuerpo?

J.-C. Maleval: Es difícil responder, pero digamos que el uso del cuerpo es mucho menos angustiante para el
autista que la puesta en juego del goce vocal. Todo lo que pone en juego el funcionamiento pulsional se
manifiesta en general difícil porque algunos sujetos van a tomar el objeto directamente, así como otros toman la
mano de alguien para hacer tal cosa. Esto, sin duda, hay que tomarlo caso por caso. Hay también posiciones
subjetivas diferentes. Sobre el facilitador, algunos aceptan un facilitador y no otro, o el mismo facilitador puede
ser reemplazado después al cabo de cierto tiempo. Allí también hay que aprender a ser facilitador, se trata de
ser poco intrusivo, respetar las defensas del sujeto para hacerse aceptar, no todos van ser aceptados, y sin
duda hay una elección del sujeto que no se puede dejar totalmente. Sobre el cuerpo se puede decir que el
borde permite también una construcción de la imagen del cuerpo, pero como el sujeto rechaza la alienación hay
acontecimientos del cuerpo que parecen revelar que el significante se soporta mal sobre el cuerpo del sujeto.
Por ejemplo los fenómenos de anestesia son sorprendentes.

Dos preguntas sobre un mismo punto. Si frente a la imposibilidad de situar el goce en el borde, al arrebatarle el
objeto, el goce retorna sobre el cuerpo a modo esquizofrénico. Es decir, la pregunta es si para Maleval, el
autismo sería un sinthome logrado de la esquizofrenia. La segunda pregunta es si en el pasaje que a veces se
verifica en la clínica desde el autismo hacia la esquizofrenia -con el soporte de la transferencia en el análisis-, la
pregunta sería si eso debe ser leído o no como un progreso de la cura.

J.-C. Maleval: Son dos preguntas sobre la relación del autista y la esquizofrenia. Asperger decía que sobre 200
casos de autismo solo había visto un caso evolucionar a la esquizofrenia. Pobre como estadística. Es verdad
que él trabajaba con autistas de alto nivel. Mi idea es que existe una estructura autista bastante diferenciada de
la estructura de la esquizofrenia especialmente en relación a las alucinaciones verbales, que son
extremadamente raras en el autismo. A condición de tener una idea del autismo bastante amplia, habitualmente
se llama autismo a todo repliegue sobre sí mismo y esto es una definición demasiado amplia sobre el autismo.
Mi idea es que éste pasaje del autismo a la esquizofrenia no es un progreso, lo veo más bien como una
regresión. Lo que evocaba en relación de Tustin, si se quita el borde que permite poner el goce a distancia, si
se saca el borde encarnado en un objeto, el borde retorna sobre el cuerpo y esto puede ser por ejemplo la
saliva, una parte de la boca. A partir del momento en que el goce retorna sobre el cuerpo es muy difícil
diferenciar autismo y esquizofrenia. Existe sólo en las formas más graves del autismo que se parecen a las
formas esquizofrénicas justamente porque hay una falla de la defensa autística. Entonces el pasaje a la
esquizofrenia no me parece un progreso, de la misma manera que para los Lefort evocaba el pasaje del
autismo a la paranoia. No conozco otros casos que prueben éste pasaje del autismo a la paranoia. Es por eso
que tengo una tendencia a considerar al autismo como una forma diferenciada de psicosis, como una forma de
procesamiento psíquico muy original que se mantiene a distancia de las otras psicosis. Los pasajes de la
esquizofrenia a lo maníaco-depresivo o a la paranoia son bastante frecuentes. Pero el pasaje del autismo a la
esquizofrenia me parece bastante raro salvo de falsas esquizofrenias que pueden presentar ciertos autistas.
Ésta es una pregunta muy importante para investigar a nivel clínico.

28 de abril de 2008

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