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Ensayo

La química orgánica en la vida cotidiana: La cotidianidad del carbono

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Aunque resulte un concepto abstracto, la mayoría de las disciplinas del conocimiento
humano pueden ser plenamente identificadas en la vivencia y la rutina diaria de las
personas, sin embargo, estas áreas del conocimiento se hacen tan parte de la cotidianidad
que los individuos dejan de identificar los componentes que rodean sus vidas diarias. Tal es
el caso de la química orgánica, una ciencia que según el Ministerio de Educación de
Ecuador (s. f)

Estudia la estructura, propiedades físicas, la reactividad y transformación de los


compuestos orgánicos (…) estas sustancias tienen como su principal constituyente
al elemento carbono, el cual posee la propiedad de combinarse consigo mismo y
formar cadenas carbonadas estables sean estas lineales o ramificadas, obteniéndose
como resultado una gran cantidad de nuevos compuestos. (p. 5)

Las moléculas orgánicas son conjuntos de átomos que se encuentran muy ordenados y, por
lo tanto, unidos unos con otros mediante enlaces casi siempre covalentes, es decir, que
comparten un o más electrones en su último nivel. Así, se puede afirmar que tienen una
especie de esqueleto o estructura de átomos de C enlazados unidos entre sí, conocidos
como la “cadena carbonada” (Autino, Romanelli, Ruiz, 2013, p. 13)

La historia de la química orgánica se remonta a

La química orgánica es una de esas ciencias que explica, da forma y posibilita totalmente
prácticamente todos los aspectos de la vida de los seres vivos: Esto radica en que los seres
vivos estamos compuestos por moléculas orgánicas, cuya característica principal es que
tienen como base el carbono. No es solo una asignatura que se estudia en un salón de clases
y que no tiene más aplicación que resolver formulas complejas en una hoja de papel: La
química orgánica es aquella ciencia que explica la existencia de casi todo lo que nos rodea
en el planeta, incluida nuestra propia vida... Es a través de esta ciencia que podemos
comprender, indagar y reconocer cuales son esos compuestos que nos forman y aquellas
reacciones especiales que dan lugar en nuestro cuerpo y en todo el mundo… posibilitando
nuestra maravillosa existencia.
De ahí, reconocer su importancia, porque, ¿Qué seriamos nosotros sin la existencia de estas
moléculas con carbono, posibilitadores de la vida? Es así como a través de esta rama de la
ciencia se pueden generar conocimientos del funcionamiento de la vida y usar ese
conocimiento en pro de la humanidad. Así, la importancia de que los individuos
reconozcan en sus vidas diarias la presencia de las ciencias, como la química orgánica, es
profundamente importante ya que les otorga herramientas para reconocer, identificar y
apropiarse de forma más duradera de todos los fenómenos que estudia esta ciencia. A través
del conocimiento que ofrece esta rama de la ciencia, las personas pueden tomar decisiones
más acertadas en cuanto a la elección de algo tan simple como un mejor shampoo, un mejor
alimento o una mejor pieza de ropa, o quizás algo más complejo como entender cómo
funciona la regeneración de las moléculas de carbono y utilizar ese conocimiento para crear
alternativas médicas para mejorar la vida o salud de los seres humanos.

Son muy diversas las categorías en las cuales hace presencia los compuestos con base de
carbono, estudiados por la química orgánica. No se limitan solo a alimentos, si no que estos
compuestos se encuentran en una gran cantidad de productos o elementos que hacen parte
directa o indirecta de nuestra vida diaria, facilitando en muchas ocasiones diversos
procesos, métodos, o actividades que tenemos como la alimentación, la higiene, la
necesidad de vestirse, los empaques, el arte a través de pinturas la desinfección, la cosecha
de alimentos, el mantenimiento de la salud a través de medicamentos, los empaques, el
funcionamiento de maquinaria y medios de transporte a través de los hidrocarburos, entre
otros. A razón de esto, Autino, Romanelli y Ruiz (2013) mencionan que

Numerosos compuestos orgánicos, o mezclas de ellos, tienen importancia en nuestra


vida cotidiana, son ejemplos el azúcar y otros edulcorantes, la cafeína que contienen
el mate, café, té, y bebidas cola; o el alcohol que se usa como desinfectante; los
pesticidas, como los destinados a controlar los mosquitos, u otros insecticidas, los
fungicidas, etc.; los antibióticos, y todos los principios activos de los medicamentos;
las proteínas de la leche, huevos y carnes; el aceite, la manteca, el almidón. (p. 13)

Como se mencionó,
Desde una mirada cuantitativa, Jade (2021) afirma que “A día de hoy, se conocen 24
millones de compuestos en cuyo contenido hay carbono” y, además, que “Más del 95% de
las sustancias químicas conocidas tienen carbono” estos datos numéricos dejan de
manifiesto que el carbono es un elemento fundamental para la existencia humana desde
muchos ámbitos, y es a través de la química orgánica que podemos comprender las
caracterizaciones y particularidades de estos compuestos y sus fenómenos transversales
(descomposición, unión, formación de nuevos compuestos a base de carbono, etc.). En
adición, podemos afirmar con profunda certeza que no hay lugar a donde ver en este mundo
donde no haya presencia de compuestos con carbono y donde la química orgánica pueda ser
utilizada para explicar las situaciones vividas a diario, incluso esas que no son perceptibles
a la mirada humana.

Para identificar de forma más tangible la presencia constante, duradera y casi omnipresente
de la química orgánica en la vida de las personas, resulta un ejercicio valioso analizar la
rutina diaria de una persona para identificar la recurrencia en la que los compuestos a base
de carbono, se hace presente en esas actividades rutinarias. En primer lugar, la vida misma
de esa persona está posibilitada por sustancias químicas que tienen como base el carbono:
proteínas, ácidos nucleicos (ADN), azucares, grasas, entre otros más. Una vez se levanta,
la persona decide ir a comer unos huevos revueltos con un vaso de leche, dos alimentos
cuya composición es orgánica, no sin antes lavarse las manos con un jabón a base de
alcohol. Luego, toma una ducha y se lava el cabello con un shampoo y el cuerpo con un
jabón sólido de grasa vegetal. Se viste, usando una chaqueta de cuero que para ser
producida necesitó el acetaldehído, un compuesto orgánico. Se dirige al trabajo en su carro
que necesita gasolina (un hidrocarburo), y cuando llega al trabajo se hace un café, que
también tuvo que calentar con la ayuda del gas, que proviene un hidrocarburo. Luego, se
toma su antibiótico para su infección de garganta.

Aunque muchas de esas actividades resultan cotidianas y sin mucha trascendencia para la
mayoría de las personas, se hace evidente la presencia especial de los compuestos a base de
carbono y de la química orgánica para
De hecho, la química orgánica también está presente en la cotidianidad del entorno
empresarial puesto que casi todos los productos o servicios tienen en su composición (o en
alguna parte de su proceso de producción) alguna interferencia con los compuestos
orgánicos. Además, también a través de los conocimientos generados a través de la química
orgánica las organizaciones pueden potenciar sus procesos o actividades derivadas, por
ejemplo,

creando una bolsa de empaque que tenga un compuesto con moléculas de carbono y que
permita su biodegradación de forma más segura y sostenible con el medio ambiente.

Desde su solidificación como ciencia en el siglo XX, los conocimientos derivados de la


química orgánica han crecido exponencialmente, de la mano de fenómenos como la
transformación tecnológica, la cooperación internacional y la globalización. A razón de
esto, actualmente, el conocimiento de la química orgánica ha permitido la formación de
nuevos compuestos a base de carbono, de modelos y alternativas que nos permiten
adentrarnos en sistemas de vida y consumo más sostenibles con el medio ambiente. En
definitiva, esta ciencia no es solo conocimiento básico si no que, bien direccionada, puede
ser utilizada para responder a muchos interrogantes tanto de la vida cotidiana como
aspectos más complejos, convirtiéndose en una ciencia aplicada para el uso, desarrollo y
avance de muchos sectores de la economía y de la vida de las personas.

Si bien la química orgánica ha sido usada en gran medida para mejorar la vida de los
demás, el conocimiento que proviene de su aplicación también puede ser utilizado
negativamente. Es por este motivo que el estudio de esta ciencia debe estar regido por
principios muy sólidos e inquebrantables de ética profesional, ética médica y ética de la
ciencia. El conocimiento de nuestra propia composición no solo nos puede dar herramientas
para hacerla mejor si no para atacarla, denigrarla o transformarla negativamente. Con
respecto a la importancia de la química orgánica y de sus aplicantes, se pueden encontrar
diversas opiniones pero que se encuentran en una noción muy complementaria: La química
orgánica está al servicio de mejorar la vida cotidiana de las personas. Así, la Pontificia
Universidad Catolica de Chile (s.f) afirma que
Los químicos orgánicos determinan la estructura y funciones de las moléculas,
estudian sus reacciones y desarrollan procedimientos para sintetizar compuestos de
interés para mejorar la calidad de vida de las personas. Esta rama de la química ha
afectado profundamente la vida del siglo XX: ha perfeccionado los materiales
naturales y ha sintetizado sustancias naturales y artificiales que, a su vez, han
mejorado la salud, aumentado el bienestar y favorecido la utilidad de casi todos los
productos que, en la actualidad, usamos en situaciones que nos son habituales: la
ropa que vestimos, los muebles, los objetos que ornamentan nuestra casa, etc.

Como menciona la fuente, es fácil identificar la importancia de la química orgánica en el


bienestar de la humanidad. Gracias a que, durante la historia, muchos químicos y científicos
se han interesado en entender a profundidad los elementos con carbono y sus reacciones, se
han creado y transformado muchos elementos de la vida cotidiana. La química orgánica nos
ha dejado como resultado una gran cantidad de productos y mecanismos que hacen nuestra
vida mejor y más fácil de vivir. Resulta interesante ver como en la química, el
conocimiento adquirido de un solo compuesto puede ser usado para sintetizar nuevos
componentes y crear un lapso continuo de creación y transformación de los compuestos,
siempre en pro de aumentar sus capacidades, características y funcionalidades.

De estos elementos analizados, surge la pregunta, ¿Qué podemos hacer para generar más
conciencia de la importancia de la química orgánica en la vida cotidiana? Lastimosamente,
muchas personas tienen una barrera intangible con las ciencias aplicadas como la química
orgánica, quizás porque sienten dificultades en la comprensión de fenómenos, números,
formulas y otras acciones. Esto, imposibilita que la reconozcan en sus vidas diarias las
aplicaciones de estas ciencias y que aquel sentido de curiosidad (tan natural en los seres
humanos) se anule. En definitiva, es necesario generar más esfuerzos pedagógicos para que
las personas se acerquen de forma más proactiva a la comprensión de las ciencias como la
química orgánica, y, sobre todo, a trasladar ese conocimiento duro en habilidades y nuevas
formas de elección en la vida diaria.

El primer paso será generar espacios educativos donde se enseñe a las persona

Hacernos conscientes de los procesos químicos orgánicos que ocurren a nuestro alrededor
nos hace más reflexivos acerca de las cosas que suceden diariamente, otorgándonos
herramientas para ver el mundo de una forma diferente, a través de la ciencia, no
simplemente viviendo nuestras experiencias en modo automático si no utilizando el
conocimiento para entender los compuestos, los grandes enlaces, adiciones, sustituciones,
transposiciones, eliminaciones, combustiones, saponificaciones y condensaciones las
maravillosas reacciones químicas que suceden en nuestro cuerpo y fuera de él, a cada
segundo que pasa. La química posibilita nuestra vida diaria en muchos aspectos y por eso
es importante que nos interesemos en comprenderla profundamente.
En conclusión,

Referencias

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