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ESPIRITUALIDAD Y COSMOVISION DEL MUNDO RESPECTO A SU MEDIO AMBIENTE

Los pueblos indígenas son los agentes de la mayor parte de la diversidad cultural del mundo. Sus modalidades
distintas de existencia varían considerablemente de un lugar a otro. De las 6.000 culturas que existen en el
mundo (cifra aproximada), de 4 a 5.000 son culturas indígenas. Alrededor de los tres cuartos de las 6.000
lenguas del mundo son habladas por pueblos indígenas.
Cuando examinamos la distribución global de los pueblos indígenas, observamos que existe una marcada
correlación entre las regiones de intensa diversidad biológica y las regiones de intensidad diversidad cultural.
Esta relación es particularmente marcada en las zonas de selva tropical, entre ellas las que existen a lo largo del
Amazonas y en la América Central, África, el Asia sudoriental, Filipinas, Nueva Guinea e Indonesia. De los nueve
países en los que se habla el 60% de las lenguas, seis albergan también cantidades excepcionales de especies
vegetales y animales que sólo se encuentran en estos lugares.
Para los indígenas, la tierra es la fuente de vida, un regalo del creador que nutre, sustenta y enseña. Aunque los
indígenas varían mucho en sus costumbres, cultura e impacto sobre la tierra, todos consideran a la Tierra como
su madre y la veneran como tal. 'La madre Tierra' es el centro del universo, el corazón de su cultura, el origen
de su identidad como pueblo. Ella los conecta con su pasado (como el hogar de sus ancestros), con el presente
(como proveedora de sus necesidades materiales) y con el futuro (como el legado que guardan para sus hijos y
nietos). Es como lo indígena conlleva un sentido de pertenencia a un lugar.
Los pueblos originarios creen y sueñan en la tierra sin mal donde reine la armonía entre las personas y la
naturaleza. En estos tiempos de cambio de época, en los que se hacen esfuerzos por recuperar la esperanza y
el sentido mismo de la vida, la búsqueda de la tierra sin mal es una utopía que mueve los corazones y las
mentes de muchas personas.
El vínculo entre la cultura y el medio ambiente es evidente para los pueblos indígenas. Todos los pueblos
indígenas comparten una relación espiritual, cultural, social y económica con sus tierras tradicionales. Las leyes,
costumbres y prácticas tradicionales reflejan tanto una adhesión a la tierra como la responsabilidad por la
conservación de las tierras tradicionales para su uso por las generaciones futuras. En la América Central, la
cuenca del Amazonas, Asia, la América del Norte, Australia, Asia y el África del Norte, la supervivencia física y
cultural de los pueblos indígenas depende de la protección de su tierra y de sus recursos
A lo largo de los siglos, la relación entre los pueblos indígenas y su medio ambiente ha sido menoscabada a
causa de la desposesión o del traslado forzado a partir de las tierras tradicionales y los lugares sagrados. Los
derechos sobre la tierra, el aprovechamiento de ésta y la gestión de los recursos siguen siendo cuestiones
críticas para los pueblos indígenas de todo el mundo. Los proyectos de desarrollo, las actividades mineras y
forestales y los programas agrícolas siguen desplazando a los pueblos indígenas. Los daños medioambientales
han sido considerables: varias especies de la fauna y la flora han quedado extinguidas o amenazadas;
ecosistemas excepcionales han sido destruidos, y corrientes fluviales y otras masas de agua han sido
contaminadas intensamente. Variedades vegetales comerciales han reemplazado las múltiples variedades
localmente adaptadas que se utilizaban en los sistemas agrícolas tradicionales, lo que ha conducido a un
aumento de los métodos industrializados de agricultura.
La cosmovisión está íntimamente ligada a la religión, la política, la economía y el medio ambiente. En los
sistemas cosmológicos de los indígenas, la tradición tiene un enorme peso y, gracias a las investigaciones de
arqueólogos, historiadores y lingüistas, ha sido posible conocer el origen prehispánico de muchos de los
elementos que forman los sistemas actuales de creencia y conocimiento.
La cosmovisión expresa la relación de los hombres con los dioses, establece el orden jerárquico del cosmos, la
concepción del cuerpo humano, estructura la vida comunitaria y agrupa el conjunto de los mitos que explican
el origen del mundo. La cosmovisión indígena tiene un claro origen agrícola; en ella el medio ambiente
(el territorio real y simbólico es un factor fundamental y tiene como uno de sus rasgos característicos el que no
exista una separación —como en el pensamiento occidental— entre naturaleza y cultura, orden natural y
orden social, individuo y sociedad. El ámbito de lo sobrenatural ocupa un lugar preponderante de la
cosmovisión y tampoco está desligado del mundo social. Se considera que el orden político está fundado en la
jerarquía divina, que numerosas enfermedades del cuerpo son resultado de la acción de desequilibrios o daños
causados por fuerzas sobrenaturales. Las calamidades, las tensiones sociales y los enfrentamientos entre
individuos o grupos también pueden ser entendidos como resultado de un conflicto entre los hombres y la
divinidad (los dueños de aguas, bosques, cuevas, montes, cerros).
La intervención de los dioses se busca constantemente para obtener la protección y conseguir el buen
desempeño de las distintas actividades de la vida cotidiana. En el nacimiento, el matrimonio, la construcción de
una casa y de un temazcal o la preparación de la milpa para la siembra se invoca la ayuda de las divinidades o
se busca ahuyentar aquellas entidades que pudieran ser una amenaza para la tarea que se lleva a cabo.
En las cosmovisiones indígenas el tiempo y el calendario ocupan un lugar destacado. Los mitos sobre el origen
del mundo establecen cómo se pasó de un tiempo primordial, dónde sólo existían los dioses, al tiempo de los
hombres. Por su parte, tanto el calendario de 365 días como el ritual de 260 tienen una importancia clave en
los sistemas cosmológicos y en la organización de la vida social. El calendario no sólo determina los tiempos
adecuados para la siembra y la cosecha, sino que fija los días en que deben realizarse las fiestas religiosas, las
cuales sirven para adorar a los dioses (y desde tiempos coloniales a los santos patronos), realizar intercambios
comerciales y renovar las autoridades tradicionales.
Existe también una estrecha relación entre el conjunto de los sistemas de creencias y saberes y la estructura
familiar. Las comunidades indígenas suelen estar formadas por familias extensas, cuyo vínculo no es
exclusivamente consanguíneo sino que está establecido en términos de la pertenencia a un linaje en que un
dios tutelar es considerado como el antepasado común de los miembros del grupo.
Para culminar La diversidad de las especies es importante para el funcionamiento natural de los ecosistemas y
la supervivencia de las especies es un indicador de la salud del medio ambiente. Los pueblos indígenas han
perdido ya, o corren el riesgo de perder, tierras ancestrales y lugares sagrados, muchos de los cuales contienen
la biodiversidad más rica del mundo. Los gobiernos que se han adherido al Convenio sobre la diversidad
biológica tienen la obligación de poner en vigor leyes internas o de modificar sus constituciones para garantizar
la participación de los pueblos indígenas en la conservación y la utilización sostenible de su medio ambiente.
El derecho de los pueblos indígenas a participar en la utilización, gestión y conservación de los recursos
naturales se reconoce también en el Convenio Nº 169 de la Organización Internacional del Trabajo sobre
pueblos indígenas y tribales en los países independientes, así como en el proyecto de declaración de las
Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas. En el proyecto de declaración se proclama el
derecho de los pueblos indígenas a poseer sus tierras tradicionales y a gestionar su medio ambiente y recursos.
Un número cada vez mayor de Estados ha modificado la constitución nacional para reconocer los derechos
ancestrales de los pueblos indígenas a ocupar, poseer y gestionar sus tierras y territorios tradicionales. Muchos
países han creado ministerios del medio ambiente y han elaborado declaraciones y estrategias para la política
nacional al respecto. Aun cuando algunos gobiernos consultan actualmente a los pueblos indígenas acerca de
los derechos sobre la tierra y el medio ambiente.
El nuevo paradigma emergente del buen vivir se plantea como una oportunidad para construir otra sociedad a
partir del reconocimiento de diversos valores culturales existentes en el mundo y del respeto a la naturaleza.
Esta concepción desnuda los errores y las limitaciones de las diversas teorías del mal llamado desarrollo. En un
contexto en que se siente que la misma vida del ser humano y del plantea está en riesgo, se replantea el estilo
de vida alternativa a la acumulación y la excesiva concentración, la competencia, y el consumo de bienes como
fin y el uso de la naturaleza como un recurso. Los principios que adquieren mayor relevancia, desde una opción
por el buen vivir, apuntan a la solidaridad, el respeto, la reciprocidad, la complementariedad, la equidad, la
igualdad, la libertad, donde la racionalidad económica se reconcilie con la ética y el sentido común

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