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Registro: 2000598
Primera Sala
Registro: 160464
Segunda Sala
Conforme a los artículos 212 y 216 de la Ley de Amparo, tratándose del juicio de garantías en
materia agraria, en el que se reclamen actos que puedan afectar derechos agrarios individuales,
los herederos aspirantes a ejidatarios cuentan con legitimación para defender la sucesión agraria
del ejidatario fallecido. Luego, si durante la tramitación de un juicio agrario fallece el ejidatario
cuyos derechos están en disputa, y éste no hubiere realizado la designación de sucesores,
cualquiera de las personas mencionadas en el artículo 18 de la Ley Agraria, que acredite el vínculo
con aquél, cuenta con una expectativa de derecho a su favor que lo coloca como aspirante a
ejidatario y como tal tiene legitimación para acudir al amparo en defensa de los derechos de la
sucesión.
Registro: 160588
Pleno
Primera Sala
Registro: 162727
Segunda Sala
REVISIÓN FISCAL. LOS DELEGADOS FEDERALES DEL TRABAJO EN LAS ENTIDADES FEDERATIVAS DE
LA SECRETARÍA DEL TRABAJO Y PREVISIÓN SOCIAL, TIENEN LEGITIMACIÓN PROCESAL PARA
INTERPONER ESE RECURSO.
De la interpretación de los artículos 2, 17, fracción XII, y 33, fracción IV, del Reglamento Interior de
la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, se advierte que dicho ordenamiento otorga tanto al
Director General de Asuntos Jurídicos y al Director de lo Contencioso, como a los Delegados
Federales del Trabajo en las entidades federativas, atribuciones que corresponden a la unidad
administrativa encargada de la defensa jurídica de dicha Secretaría. Por tanto, conforme a tales
disposiciones y al artículo 63 de la Ley Federal de Procedimiento Contencioso Administrativo, es
evidente que a las referidas autoridades, por mandato expreso, se les confirió la facultad de
intervenir, representar, sustanciar, tramitar, interponer toda clase de recursos y dar seguimiento a
todo tipo de instancias contencioso-administrativas y en materia administrativa en las que sea
parte la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, representación que también se otorga para
actuar en defensa de sus intereses jurídicos ante el Tribunal Federal de Justicia Fiscal y
Administrativa e interponer los recursos procedentes en términos de la Ley Federal de
Procedimiento Contencioso Administrativo, entre los que se encuentra el recurso de revisión
fiscal.
Registro: 163005
Segunda Sala
REVISIÓN FISCAL. SUPUESTO EN EL QUE LOS TITULARES DE LAS UNIDADES JURÍDICAS DE LAS
COMANDANCIAS REGIONALES DE LA POLICÍA FEDERAL PREVENTIVA ESTÁN LEGITIMADOS PARA
INTERPONER ESE RECURSO EN REPRESENTACIÓN DE LA AUTORIDAD DEMANDADA EN EL JUICIO
DE NULIDAD.
Esta Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en la tesis 2a. XCII/2010, de rubro:
"REVISIÓN FISCAL. LOS ACUERDOS DELEGATORIOS DE FACULTADES CONFIEREN LEGITIMACIÓN
PARA INTERPONER ESE RECURSO A LOS FUNCIONARIOS QUE SEÑALEN PARA LA DEFENSA
JURÍDICA DE LAS AUTORIDADES DEMANDADAS EN EL JUICIO DE NULIDAD, SIEMPRE Y CUANDO
HAYAN SIDO EXPEDIDOS POR QUIEN TENGA ESAS ATRIBUCIONES.", sostuvo que la legitimación
para interponer el recurso de revisión fiscal previsto en el artículo 63 de la Ley Federal de
Procedimiento Contencioso Administrativo puede derivar de un acuerdo delegatorio de
facultades, a condición de que sea emitido por quien tenga atribuciones para ello y se ordene su
publicación en el Diario Oficial de la Federación. Conforme a esa idea, si por virtud del Acuerdo
publicado en el Diario Oficial de la Federación el 8 de noviembre de 2006, el Comisionado de la
Policía Federal Preventiva delega la representación legal a servidores públicos de la Unidad
Administrativa Central de Asuntos Jurídicos y a los titulares de las Unidades Jurídicas Regionales,
confiriendo a éstos facultades para representar a dicha Institución en los asuntos contencioso-
administrativos en los que ésta sea parte, pudiendo interponer los recursos respectivos, es
incuestionable que debe reconocérseles legitimación para interponer el recurso de revisión fiscal,
en representación de la autoridad demandada en el juicio de nulidad, cuando se impugnen
sanciones derivadas de infracciones a las disposiciones que regulan el tránsito de vehículos en los
caminos y puentes de jurisdicción federal.
Registro: 163384
Primera Sala
Los artículos 107, fracción XIII, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y 197-A
de la Ley de Amparo establecen, en esencia, que cuando los tribunales colegiados de circuito
sustenten tesis contradictorias en los juicios de amparo de su competencia, las partes que
intervinieron en los juicios en que dichas tesis fueron sustentadas podrán denunciar la
contradicción ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación, la cual decidirá la tesis que debe
prevalecer. En consecuencia, la autoridad responsable que intervino en el juicio de amparo de
donde derivó una de las tesis sustentadas está legitimada para hacer la denuncia respectiva.
Registro: 164276
Segunda Sala
Las garantías individuales, en esencia, constituyen restricciones al poder público que salvaguardan
los derechos fundamentales del individuo, de ahí que el Estado -que actúa a través de las
autoridades correspondientes- no goza de aquéllas y, por lo mismo, por regla general no puede
promover juicio de garantías, siendo la única excepción la establecida en el artículo 9o. de la Ley
de Amparo, conforme a la cual las personas morales oficiales pueden promover juicio de garantías
cuando el acto o ley reclamado afecte sus intereses patrimoniales. En congruencia con lo anterior,
si una persona moral oficial promueve amparo directo contra la sentencia de un juicio de nulidad
que declara la validez de los actos administrativos de ejecución tendentes a hacer efectiva una
multa impuesta a un funcionario público, es claro que carece de legitimación al no actualizarse el
referido supuesto de excepción, porque el importe de la multa deberá cubrirlo la persona física a
quien se le impuso, es decir, ésta deberá pagarlo con su propio peculio y no con el presupuesto
asignado a la dependencia de gobierno de que se trate, por lo que no se afecta el patrimonio de
ésta y, por ende, el juicio de amparo promovido en su nombre es improcedente.
Registro: 165100
Primera Sala
La primera parte del segundo párrafo del artículo 27 de la Ley de Amparo faculta al quejoso y al
tercero perjudicado para designar a un autorizado, cuyas atribuciones son las de realizar cualquier
acto en defensa de los intereses de su autorizante, como lo es la interposición de recursos. Ahora
bien, tanto del texto de dicho precepto como de sus antecedentes legislativos se advierte que para
que esta forma de mandato judicial surta efectos sólo se requiere la manifestación expresa del
autorizante en ese sentido, sin mayores condiciones, excepto en las materias civil, mercantil y
administrativa, en cuyo caso el autorizado debe acreditar que está legalmente facultado para
ejercer la profesión de abogado. En ese tenor, se concluye que si el agraviado presenta la
demanda de garantías y en ella designa a su autorizado, delegándole las facultades procesales que
prevé la indicada disposición, éste puede recurrir el auto de desechamiento emitido por el juez de
distrito, aun cuando no se le haya reconocido ese carácter, porque su legitimación deviene de la
voluntad del quejoso y no del reconocimiento por parte del juzgador de amparo. Interpretar lo
contrario significaría desconocer el texto expreso del citado artículo 27, contrariar la voluntad del
quejoso expresada al resguardo de dicha norma, mermar sus posibilidades de defensa ante un
acto de tanta trascendencia como lo es el desechamiento de la demanda de amparo, y consentir
que una omisión sólo atribuible al juez redunde en perjuicio del agraviado, todo lo cual vulneraría
el derecho a la tutela judicial efectiva contenido en el artículo 17 de la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos.
Registro: 165100
Primera Sala
La primera parte del segundo párrafo del artículo 27 de la Ley de Amparo faculta al quejoso y al
tercero perjudicado para designar a un autorizado, cuyas atribuciones son las de realizar cualquier
acto en defensa de los intereses de su autorizante, como lo es la interposición de recursos. Ahora
bien, tanto del texto de dicho precepto como de sus antecedentes legislativos se advierte que para
que esta forma de mandato judicial surta efectos sólo se requiere la manifestación expresa del
autorizante en ese sentido, sin mayores condiciones, excepto en las materias civil, mercantil y
administrativa, en cuyo caso el autorizado debe acreditar que está legalmente facultado para
ejercer la profesión de abogado. En ese tenor, se concluye que si el agraviado presenta la
demanda de garantías y en ella designa a su autorizado, delegándole las facultades procesales que
prevé la indicada disposición, éste puede recurrir el auto de desechamiento emitido por el juez de
distrito, aun cuando no se le haya reconocido ese carácter, porque su legitimación deviene de la
voluntad del quejoso y no del reconocimiento por parte del juzgador de amparo. Interpretar lo
contrario significaría desconocer el texto expreso del citado artículo 27, contrariar la voluntad del
quejoso expresada al resguardo de dicha norma, mermar sus posibilidades de defensa ante un
acto de tanta trascendencia como lo es el desechamiento de la demanda de amparo, y consentir
que una omisión sólo atribuible al juez redunde en perjuicio del agraviado, todo lo cual vulneraría
el derecho a la tutela judicial efectiva contenido en el artículo 17 de la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos.
Registro: 165917
Segunda Sala
Aun cuando el artículo 5o., fracción IV, de la Ley de Amparo establece que el Ministerio Público
Federal es parte en el juicio de garantías, con facultades para intervenir en todos los juicios e
interponer recursos, y el artículo 4 de la Ley Orgánica de la Procuraduría General de la República le
confiere, genéricamente, la tarea de velar por el orden constitucional, dicha función no es fuente
de facultades específicas, máxime que ello debe interpretarse sin demérito de los principios que
rigen todo juicio y, en especial, el de amparo, en cuanto a que las partes sólo están legitimadas
para interponer los recursos contra las resoluciones que afecten su interés concreto, en términos
del artículo 87 de la Ley de Amparo. Por tanto, al no existir alguna disposición que específicamente
otorgue facultades al Ministerio Público de la Federación para velar por el interés constitucional
en los juicios de amparo que versen sobre procedimientos o resoluciones en materia de
responsabilidades administrativas seguidos contra Jueces locales, se concluye que la institución
ministerial carece de legitimación para interponer el recurso de revisión en amparo en ese
supuesto.
Registro: 168100
Primera Sala
Registro: 168808
Segunda Sala
Si se tiene presente que las Cámaras de Diputados y de Senadores que conforman el Poder
Legislativo Federal tienen atribuciones diferentes, es incuestionable que debe otorgárseles la
oportunidad en lo individual de defenderse, a través del recurso de revisión, de los actos que a
cada una de ellas se les atribuye en un juicio de amparo en que se declaró la inconstitucionalidad
de una ley, porque tratándose de la formación de ésta, aun cuando ambas Cámaras son
copartícipes, una será la de origen y la otra la revisora, según la materia a legislar. Lo anterior es
así, ya que si bien es cierto que las facultades de las Cámaras pueden ejercerse conjunta o
separadamente, pues cuentan con facultades exclusivas y otras que finalizan en decisiones que
adoptan como un solo ente, también lo es que la expedición de leyes no puede considerarse como
un acto llevado a cabo como asamblea única que las obligue a designar una sola persona y que sea
sólo ésta la legitimada para la defensa de los intereses de ambas Cámaras y la correlativa
interposición de los recursos y medios de defensa que la ley de la materia otorgue; máxime que a
dichas Cámaras se les puede designar como autoridades responsables en lo particular, así se les
emplaza, y de la misma manera rinden su informe con justificación. Además, resultaría ilógico que
si el procedimiento está integrado de esta manera, para la interposición del recurso de revisión
contra una sentencia que consideró inconstitucional la ley, deban combatirla forzosamente como
un solo ente a través de una misma persona que actúe en nombre de ambas, ya que el ejercicio de
la acción que se confiere en lo individual a cada una de las Cámaras que integran el Poder
Legislativo estaría supeditado a la voluntad de la otra, y en caso de no tener el consentimiento de
ésta, ninguna podría individualmente recurrir la resolución que le afecta directamente.
Registro: 168850
Pleno
El citado precepto, al establecer que la acción de nulidad de juicio concluido puede ser ejercida,
entre otros sujetos, por los terceros y por la autoridad correspondiente, cuando el fallo afecte el
interés público, viola la garantía de seguridad jurídica prevista en el artículo 14, segundo párrafo,
de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Lo anterior es así, en virtud de que el
Tribunal en Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en la jurisprudencia de rubro:
"NULIDAD DE JUICIO CONCLUIDO. EL ARTÍCULO 737 A, FRACCIÓN VII, DEL CÓDIGO DE
PROCEDIMIENTOS CIVILES PARA EL DISTRITO FEDERAL VIOLA LA GARANTÍA DE SEGURIDAD
JURÍDICA (GACETA OFICIAL DE LA ENTIDAD DEL 27 DE ENERO DE 2004).", declaró la invalidez del
supuesto de procedencia de la acción de nulidad de juicio concluido por afectación al interés
público. Aunado a que no existe base constitucional para que los terceros y las autoridades a que
se refiere el artículo 737 B del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal estén
legitimados para ejercer la acción de nulidad de juicio concluido, cuando se afecte el interés
público, en la medida en que su defensa atañe al Ministerio Público y no a diversos sujetos.
Además, no es factible jurídicamente que los particulares emprendan la defensa del interés
público, pues conforme al sistema previsto en los artículos 14, 16 y 17 constitucionales y en las
normas procesales, los gobernados sólo pueden acudir a juicio en defensa de derechos propios, al
tutelar los indicados preceptos constitucionales garantías a favor de los individuos en particular;
de ahí que no sea jurídicamente admisible que cualquier persona en lo individual tenga
legitimación para deducir las acciones colectivas, de grupo o tuitivas de intereses difusos, a fin de
impugnar los actos lesivos al interés público.
Registro: 169434
Segunda Sala
Conforme al artículo 95, fracción I, de la Ley de Amparo, el recurso de queja procede contra los
autos dictados por Jueces de Distrito que admitan demandas notoriamente improcedentes. Ahora
bien, en términos del artículo 96 del mismo ordenamiento, cualquiera de las partes puede
interponer este recurso y si la legitimación para hacer valer un medio de defensa es la condición
de las personas que promueven la acción o se defienden de la intentada contra ellas, es evidente
que en un juicio de garantías las autoridades señaladas como ejecutoras pueden estar vinculadas
al procedimiento y, por ende, legitimadas para interponer ese recurso, a pesar de que en principio
sus actos no se impugnen por vicios propios, pues además de que este aspecto no puede
determinarse de inmediato, al existir la posibilidad de ampliar la demanda de amparo en cuanto a
los conceptos de violación o los actos reclamados, el mencionado recurso lo interpone quien tiene
aptitud para ello, aunado a que la admisión pudiera afectar a la responsable ejecutora en la causa,
pues es ella quien ostentándose como titular del derecho que tiene de solicitar que no sea
admitida una demanda que estima improcedente, está obligada por el trámite de la admisión a la
rendición del informe justificado y a la exhibición de las constancias relacionadas con los actos
reclamados, y cuya consecuencia en caso de incumplimiento, originará la imposición de una multa
en su contra.
Registro: 170273
Segunda Sala
Pleno
De la interpretación de los artículos 105, fracción II, inciso b), de la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos y 62, primer párrafo, de su Ley Reglamentaria, se infiere que la
legitimación activa para impugnar las disposiciones referidas en el rubro debe entenderse
conferida a los integrantes de la Cámara de Senadores que al momento de ejercitarse la acción de
inconstitucionalidad se encuentren en funciones, independientemente de que con posterioridad,
durante el trámite del asunto y al momento de dictarse el fallo correspondiente, dejen de ostentar
el cargo por haber iniciado funciones una nueva Legislatura. Lo anterior es así, ya que sostener lo
contrario implicaría que cuando las leyes se publiquen cerca del plazo en que los senadores
concluyan en el desempeño de su cargo, no existiría la posibilidad real de impugnarlas a través de
la acción de inconstitucionalidad, ya que aunque ésta se promoviera en tiempo por la minoría
legislativa en funciones al momento de su presentación, esa minoría perdería la legitimación activa
que poseían al presentar la demanda, lo que además de ser contrario a la lógica, desconoce el
principio de que el órgano de autoridad es siempre el mismo, independientemente de las
personas físicas que ejerzan su titularidad.
Registro: 171434
Primera Sala
LEGITIMACIÓN EN LA CAUSA. CUENTA CON ELLA LA PERSONA MORAL QUE EJERCITA LA ACCIÓN
CAMBIARIA DIRECTA, CUANDO EN EL DOCUMENTO BASE DE LA ACCIÓN APARECE COMO
BENEFICIARIO UNA SIMPLE DENOMINACIÓN, SI SE DEMUESTRA SER LA PROPIETARIA.
Primera Sala
Registro: 172641
Pleno
La fracción II del artículo 105 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos establece
de manera limitativa y expresa quiénes son los sujetos legitimados para promover una acción de
inconstitucionalidad; sin embargo, no todos ellos pueden plantear ese medio de control
constitucional contra cualquier ley, sino que su legitimación varía en función del ámbito de la
norma que pretende impugnarse, es decir, si se trata de leyes federales, locales, del Distrito
Federal o de tratados internacionales. Así, tratándose de la impugnación de leyes federales, están
legitimados: 1. El 33% de los Diputados del Congreso de la Unión; 2. El 33% de los Senadores del
Congreso de la Unión; 3. El Procurador General de la República; 4. Los partidos políticos con
registro federal, si se trata de leyes de naturaleza electoral; y 5. La Comisión Nacional de los
Derechos Humanos, si se trata de leyes que vulneren los derechos humanos consagrados en la
Constitución Federal. Por su parte, contra leyes locales están legitimados: 1. El 33% de los
Diputados de la Legislatura Local que corresponda; 2. El Procurador General de la República; 3. Los
partidos políticos con registro federal o aquellos que sólo tengan registro en el Estado de que se
trate, siempre y cuando se impugne una ley electoral; y 4. La Comisión Nacional de los Derechos
Humanos y los órganos estatales protectores de derechos humanos, si se trata de leyes que
vulneren los derechos humanos consagrados en la Constitución Federal. Cuando la impugnación
verse contra leyes del Distrito Federal, tendrán legitimación: 1. El 33% de los integrantes de la
Asamblea Legislativa del Distrito Federal; 2. El Procurador General de la República; 3. Los partidos
políticos con registro federal o aquellos que sólo tengan registro ante el Instituto Electoral del
Distrito Federal, siempre que se trate de la impugnación de una ley electoral; y 4. La Comisión
Nacional de los Derechos Humanos y la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal,
cuando se trate de leyes que vulneren los consagrados en la Constitución Federal. Finalmente,
tratándose de tratados internacionales, pueden impugnarlos: 1. El 33% de los Senadores del
Congreso de la Unión; 2. El Procurador General de la República; y 3. La Comisión Nacional de los
Derechos Humanos, si se trata de un tratado internacional que vulnere los derechos humanos
consagrados en la Constitución Federal.
Registro: 172288
Pleno
TRIBUNAL ELECTORAL DEL DISTRITO FEDERAL. AL SER UN ÓRGANO DE GOBIERNO DEL DISTRITO
FEDERAL TIENE LEGITIMACIÓN PARA PROMOVER CONTROVERSIA CONSTITUCIONAL.
El Tribunal Electoral del Distrito Federal es la máxima autoridad jurisdiccional para la solución de
conflictos en dicha materia con autonomía en su funcionamiento e independencia en sus
decisiones, y cuenta con las siguientes características: 1. Tiene su origen en las disposiciones
constitucionales que prevén la existencia de este tipo de autoridades, tanto en los Estados como
en el Distrito Federal (artículos 122, apartado C, base primera, fracción V, inciso f), en relación con
el 116, fracción IV, incisos b) al i), de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos). 2.
Mantiene relaciones de coordinación con los otros órganos del Estado, pues ello es necesario para
lograr una efectiva configuración y funcionamiento del modelo del Estado de derecho que se
pretende. 3. Tiene a su cargo funciones primarias u originarias del Estado que requieren ser
eficazmente atendidas en beneficio de la sociedad, como lo es la función jurisdiccional electoral en
el Distrito Federal. 4. Goza de autonomía funcional, ya que puede emitir sus resoluciones y
determinaciones sin sujetarse a indicaciones o directrices de algún órgano o poder, las cuales son
definitivas e inatacables; lo anterior, porque al ser la máxima autoridad en materia electoral en el
Distrito Federal, realiza una de las funciones primarias u originarias del Estado, consistente en la
función jurisdiccional de emitir resoluciones conforme a las cuales resuelva las controversias que
se presenten en la materia de su competencia. 5. Cuenta con autonomía presupuestaria, elabora
anualmente su proyecto de presupuesto de egresos, el cual remitirá al Jefe de Gobierno del
Distrito Federal para que éste, en los términos en que le fue presentado, lo incorpore dentro del
proyecto de Presupuesto de Egresos de la entidad; autonomía que también se encuentra en el
aspecto relativo a que maneja, administra y ejerce su presupuesto, es decir, se autodetermina en
el manejo de sus recursos económicos sujetándose siempre a la normatividad de la materia. En
atención a lo antes expuesto, es evidente que el Tribunal Electoral del Distrito Federal, como
órgano constitucional autónomo, cuenta con legitimación para promover las controversias
constitucionales a que se refiere el inciso k) de la fracción I del artículo 105 constitucional.
Registro: 172909
Segunda Sala
Los artículos 107, fracción IX, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y 83,
fracción V, de la Ley de Amparo, que regulan lo relativo a la tramitación del recurso de revisión
contra sentencias dictadas por Tribunales Colegiados de Circuito al resolver amparos directos,
disponen que tal recurso procede siempre que exista un tema propiamente constitucional y se
colmen los requisitos de fijación de un criterio de importancia y trascendencia a juicio de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación y conforme a los acuerdos generales que al efecto expida,
sin que de su texto se advierta restricción alguna para que legítimamente cualquiera de las partes
del juicio de garantías, entre ellas, el tercero perjudicado, pueda hacerlo valer. En estas
condiciones, tomando en consideración lo sostenido por el Tribunal en Pleno de la Suprema Corte
de Justicia de la Nación en la tesis P. LXXIV/2000, publicada en el Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo XI, junio de 2000, página 42, en el sentido de que el
tercero perjudicado puede interponer el recurso de revisión en amparo indirecto donde se
cuestione la inconstitucionalidad de una ley, se concluye que como tal aspecto de legitimación no
es un problema exclusivo del amparo indirecto, aquellas reglas deben hacerse extensivas al directo
y, por ende, el tercero perjudicado, en su calidad de parte en el juicio de garantías, está legitimado
para recurrir la sentencia dictada en amparo directo por un Tribunal Colegiado de Circuito que,
con afectación a su esfera jurídica, resuelva un tema propiamente constitucional.
Registro: 173255
Primera Sala
LEGITIMACIÓN PROCESAL DEL PROMOVENTE DEL JUICIO DE AMPARO. AL SER UNA CUESTIÓN
CUYO ANÁLISIS CORRESPONDE AL JUICIO PRINCIPAL, NO ES DABLE EXAMINARLA EN EL INCIDENTE
DE SUSPENSIÓN.
Primera Sala
La indemnización prevista en el artículo 1849 del Código Civil para el Estado de Veracruz se dirige a
la cobertura del daño moral experimentado por dos categorías distintas de sujetos. Así, cuando a
la víctima de un hecho ilícito se le otorga el derecho a ser indemnizada tanto por daños en su
patrimonio como por daños morales, se está reconociendo que más allá de las pérdidas
materiales, la comisión del acto ilícito le reporta consecuencias psíquicas negativas, sometiéndola
a un sufrimiento que de algún modo puede ser traducido por el Juez a un equivalente económico -
la reparación por concepto de daño moral-. Se trata de un daño intrínsecamente ligado a su
experiencia personal que sólo puede ser reclamado por ella. Sin embargo, cuando la víctima del
acto ilícito muere, el artículo 1849 prevé la cobertura del daño moral experimentado por su familia
a raíz del suceso, no el experimentado por la víctima y son los miembros de aquélla, en
consecuencia, quienes pueden reclamar esa indemnización. En esta hipótesis, el daño moral no
está destinado a convertirse en una indemnización que forme parte de los bienes de la víctima; en
ningún momento entra a formar parte del patrimonio de ésta porque no se relaciona con daño
alguno experimentado por ella, sino con las consecuencias no materiales que su muerte
representa para su familia, que es quien tiene el derecho a reivindicarlas judicialmente. No
procede, por lo tanto, sostener que la indemnización por daño moral prevista en el artículo 1849
del Código Civil de Veracruz debe ser exigida por el albacea de la herencia de la víctima, y no
directamente por la familia, sin que sea óbice a ello la supuesta indeterminación de este último
concepto, pues el juzgador goza de criterios legales que le permiten determinar quiénes son sus
integrantes relevantes en cada caso concreto.
Registro: 174174
Segunda Sala
La legitimación para que las autoridades responsables interpongan el recurso de revisión en los
casos a que se refiere el artículo 83, fracción II, inciso a), de la Ley de Amparo, sólo se genera
cuando la resolución que decida sobre la suspensión definitiva del acto reclamado pueda causar
una afectación en detrimento de sus intereses, derechos o atribuciones; pero tal perjuicio no debe
ser meramente hipotético, sino un hecho real, cuya demostración incumbe a las autoridades que
invoquen su presencia, como uno de los presupuestos necesarios para interponer el recurso.
Ahora bien, si al rendir informe previo las autoridades recurrentes negaron la existencia de los
actos que les fueron atribuidos, y a pesar de tal negativa, sin prueba en contrario, el Juez de
Distrito o superior de la autoridad responsable, en su caso, concede la suspensión definitiva, esa
resolución no puede ocasionar perjuicio a las autoridades recurrentes, porque ante la inexistencia
de los actos reclamados, según su informe, la suspensión otorgada no les priva del derecho a
ejecutar acto alguno, ni restringe su libertad de acción; circunstancia que implica una falta de
interés jurídico para que el Tribunal Colegiado que conozca del recurso confirme, modifique o
revoque la resolución impugnada; de ahí que, siendo la posible afectación al interés jurídico un
presupuesto indispensable para la legitimación del recurrente en el juicio de garantías, el recurso
de revisión que se interponga en esas condiciones resulta improcedente conforme al artículo 87
de la Ley citada.
Registro: 176253
Primera Sala
LEGITIMACIÓN ACTIVA DEL OFENDIDO O VÍCTIMA DEL DELITO PARA ACUDIR AL JUICIO DE
AMPARO. NO SE LIMITA A LOS CASOS ESTABLECIDOS EXPRESAMENTE EN EL ARTÍCULO 10 DE LA
LEY DE LA MATERIA, SINO QUE SE AMPLÍA A LOS SUPUESTOS EN QUE SE IMPUGNE VIOLACIÓN DE
LAS GARANTÍAS CONTENIDAS EN EL ARTÍCULO 20, APARTADO B, DE LA CONSTITUCIÓN FEDERAL.
La reforma al artículo 20 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos -en vigor a
partir del 21 de marzo de 2001- adicionó un apartado B en el cual se establecen derechos con
rango de garantías individuales a favor del ofendido o víctima del delito. Ahora bien, el hecho de
que el texto del artículo 10 de la Ley de Amparo no se haya actualizado acorde a la reforma
constitucional mencionada, no significa que la legitimación activa del ofendido para interponer
juicio de garantías deba constreñirse a los casos establecidos expresamente en este numeral, sino
que aquélla se amplía a todos aquellos supuestos en que sufra un agravio personal y directo en
alguna de las garantías contenidas en el citado precepto constitucional. Lo anterior es así, toda vez
que atendiendo al principio de supremacía constitucional, dicho numeral debe interpretarse a la
luz de los artículos 103 y 107 de la Constitución Federal, de los cuales se desprende que el juicio de
amparo tiene como propósito la protección de las garantías individuales cuando éstas son violadas
por alguna ley o acto de autoridad y causan perjuicio al gobernado; así como que quien sufra un
agravio personal y directo en ellas está legitimado para solicitar el amparo. En ese tenor, se
concluye que si la víctima u ofendido del delito es titular de las garantías establecidas en el
apartado B del artículo 20 constitucional, está legitimado para acudir al juicio de amparo cuando
se actualice una violación a cualquiera de ellas, causándole un agravio personal y directo. Ello, con
independencia de que el juicio pueda resultar improcedente al actualizarse algún supuesto
normativo que así lo establezca.
Registro: 176794
Primera Sala
Conforme a los artículos 73, fracción V y 4o., ambos de la Ley de Amparo, así como a la fracción I
del artículo 107 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, la procedencia de la
acción de garantías requiere que el acto reclamado cause un perjuicio personal y directo al
agraviado; de ahí que si el acto impugnado consiste en el fallo emitido en un procedimiento penal
en el cual el Juez se pronunció sobre la responsabilidad del inculpado en la comisión del delito de
despojo y como consecuencia lo condenó a la reparación del daño, consistente en la restitución
del inmueble a la parte ofendida, es evidente que tal acto no le ocasiona al tercero extraño que
alega tener derechos sobre ese bien el perjuicio exigido por los artículos mencionados, pues el
efecto de esa condena es declarativa y no constitutiva de derechos de propiedad o de posesión.
Ello es así, porque en un procedimiento como el referido no se dilucidan derechos de propiedad ni
de posesión, en virtud de que el asunto no es materia de la litis en la integración del ilícito por el
cual se procesa y condena al inculpado. Además, el artículo 20, apartado B, fracción IV, de la
Constitución Federal elevó a rango de garantía individual el derecho que tiene la víctima a que le
sea reparado el daño causado por la comisión del delito, obligando al Ministerio Público a actuar
en el proceso para obtener el cumplimiento de esa garantía, logrando así que en todo proceso
penal la víctima tenga derecho a la reparación pecuniaria por daños y perjuicios. En tal virtud, la
sentencia que condena a la reparación del daño consistente en la restitución del inmueble tiene el
carácter de pena pública, razón por la cual dicho fallo es un acto que sólo perjudica a las partes
que intervinieron en el procedimiento penal, esto es, el inculpado, el Ministerio Público o el
ofendido.
Registro: 180480
Segunda Sala
REVISIÓN FISCAL. LAS AUTORIDADES DE LOS ESTADOS TIENEN LEGITIMACIÓN PROCESAL PARA
INTERPONERLA, CUANDO HAYAN SIDO DEMANDADAS EN EL JUICIO DE NULIDAD.
Del artículo 248 del Código Fiscal de la Federación vigente a partir del 1o. de enero de 1997, se
advierte que el recurso de revisión se estableció como un mecanismo de defensa excepcional a
favor de las autoridades demandadas en el juicio de nulidad contra fallos adversos emitidos por las
Salas Regionales del Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa, precepto que no distingue
entre autoridades de la Federación o de los Estados; sin embargo, su procedencia se ha
condicionado a la satisfacción de ciertos requisitos formales como lo es el relativo a la legitimación
y a determinados requisitos de fondo, entre otros, la cuantía e importancia y trascendencia del
asunto, por lo que debe concluirse que pueden interponer el recurso de revisión administrativa
ante el Tribunal Colegiado de Circuito, tanto las autoridades federales como las locales que hayan
sido demandadas en el juicio de nulidad, siempre y cuando cumplan con los supuestos de
procedencia previstos en el precepto legal en comento.
Registro: 180866
Primera Sala
Cuando se demanda la nulidad de un acta de matrimonio por vicios atribuibles al acto jurídico que
le dio origen, y no por vicios formales imputables al Juez u oficial del Registro Civil, no se actualiza
la figura procesal del litisconsorcio pasivo necesario y, por ende, carece de legitimación pasiva
para ser llamado a juicio, pues en este supuesto no hay afectación de los intereses jurídicos del
titular del Registro Civil, en tanto que los vicios atribuidos al acto jurídico del matrimonio no
emanan de su actuación, por lo que la resolución que llegara a dictarse no le ocasionaría
consecuencias jurídicas adversas, de acuerdo con las normas que rigen su actuación, máxime que,
en su caso, el Juez jurisdiccional le ordenaría en sentencia la corrección del acta; de ahí que resulta
ocioso ordenar reponer el procedimiento para llamarlo a un juicio en el que no resentirá
afectación alguna a su esfera jurídica.
Registro: 180756
Primera Sala
Los numerales 363 del Código de Procedimientos Penales para el Estado de San Luis Potosí, y el
365 del Código Federal de Procedimientos Penales, en sus respectivas hipótesis, precisan los
sujetos o instituciones autorizados para interponer el recurso de apelación, a saber: el Ministerio
Público, el o los inculpados y su defensor, y el ofendido o sus legítimos representantes, estos
últimos únicamente para los efectos de la reparación del daño, sin hacer mención alguna respecto
de los terceros interesados o extraños a juicio. Así pues, atendiendo al contenido de esos
preceptos, es claro que la autorización que la ley otorga al tercero extraño para comparecer a un
proceso penal a promover un incidente no especificado, no lo legitima para recurrir mediante
recurso de apelación la interlocutoria que al efecto se dictare, pues en ese caso, el juzgador del
conocimiento debe acatar lo que expresamente autoriza la ley, y según se vio los preceptos 363 y
365 de las respectivas legislaciones antes mencionadas, no legitiman a esta parte a intentar el
recurso de que se trata. Lo anterior, desde luego, no significa que con esa restricción procesal se
vulneren garantías de defensa y audiencia del tercero incidentista contenidas en el artículo 14
constitucional, pues tales principios fundamentales no se colman por el hecho de que el legislador
ordinario hubiese contemplado en la ley procesal la existencia de medios de impugnación
ordinarios ni siquiera con la previsión de otras instancias del juicio, sino con la oportunidad que se
les otorgue para ser oído y vencido mediante juicio seguido ante tribunales previamente
establecidos en el que se observen las reglas esenciales del procedimiento, esto es, que manifieste
su libre versión sobre los hechos investigados; ofrezca las pruebas que juzgue suficientes y
pertinentes; alegue lo que a sus intereses convenga, y obtenga la resolución que en derecho
corresponda.
Registro: 182015
Pleno
Registro: 182692
Segunda Sala
El artículo 104, fracción I-B, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, delegó al
legislador ordinario el establecimiento de los supuestos de procedencia de los recursos de revisión
contra las resoluciones de los tribunales de lo contencioso administrativo, como es el relativo a la
legitimación, y para el trámite de ese recurso remite a lo dispuesto en la Ley Reglamentaria de los
Artículos 103 y 107 de la Constitución para la revisión en amparo indirecto. En consecuencia, para
determinar si las personas autorizadas por las autoridades en los juicios seguidos ante el Tribunal
de lo Contencioso Administrativo del Distrito Federal se encuentran facultadas para interponer
recurso de revisión ante el Tribunal Colegiado de Circuito correspondiente, debe atenderse a la ley
de aquel tribunal, de cuyos artículos 35 y 88, interpretados en forma relacionada, así como de los
antecedentes legislativos que les dieron origen, se advierte que los autorizados por las autoridades
sí se encuentran facultados para interponer, en su representación, el recurso de revisión contra las
sentencias dictadas por la Sala Superior del citado tribunal, en los casos que prevé el referido
artículo 88, pues no se consignó para su interposición excepción alguna a la regla general sobre
dicha facultad. Además, con base en la evolución legislativa de tal recurso, se aprecia la intención
del legislador local de ampliar el criterio, tanto en lo que se refiere a la legitimación de la autoridad
para interponer el recurso, que originalmente estaba limitada al entonces Jefe de Departamento
del Distrito Federal, extendiéndola con posterioridad a las autoridades, ya sea que hubieren tenido
el carácter de parte actora o demandada, como con respecto a la representación de las
autoridades a fin de designar autorizados para oír y recibir notificaciones; e igualmente para
interponer recursos, ofrecer y rendir pruebas y alegar en la audiencia respectiva, lo que se
robustece con lo dispuesto en el último párrafo del artículo 35 de la ley citada, en cuanto a que la
representación en el juicio terminará con la revocación del nombramiento, o bien hasta que haya
sido ejecutada la sentencia correspondiente, lo que también evidencia la clara intención del
órgano legislativo de que la representación de las autoridades por sus autorizados incluya la de
interponer, en su nombre, aquel recurso.
Registro: 182606
Segunda Sala
Pleno
Dicho precepto establece que podrán comparecer a juicio los funcionarios que, en los términos de
las normas que los rigen, estén facultados para representar a los órganos correspondientes y que,
en todo caso, la representación se presumirá, salvo prueba en contrario. Ahora bien, del contenido
de esa facultad otorgada a la Suprema Corte de Justicia de la Nación para presumir la
representación de quien promueve se desprende que la interpretación jurídica que debe realizarse
respecto de las normas que regulan dicho presupuesto procesal, admite interpretación flexible, de
manera que se procure no convertir las normas legales en obstáculos para el acceso a la justicia, si
se advierte que se presenta una hipótesis no prevista específicamente en la ley local y, sobre todo,
si en autos existen elementos de los que se infiere que quien promueve no actúa en interés
propio, sino en el del órgano en nombre de quien lo hace.
Registro: 183709
Pleno
Por regla general, la autoridad responsable en el juicio de amparo tiene legitimación para
interponer la revisión con el propósito de que subsista el acto que de ella hubiera emanado, cuya
inconstitucionalidad se cuestiona, lo cual es particularmente notorio tratándose de autoridades
administrativas, que propugnan por el predominio de su pretensión en aras de la finalidad de
orden público que persiguen; sin embargo, esto no sucede tratándose de las atribuciones que
corresponden a las autoridades judiciales o jurisdiccionales, en virtud de que la característica
fundamental de su función, conforme lo establece el artículo 17 constitucional, es la completa y
absoluta imparcialidad, el total desapego al interés de las partes, sean privadas o públicas, ya que
sus resoluciones deben ser dictadas conforme a derecho y su actividad primordial se agota en el
pronunciamiento de la sentencia. La imparcialidad del órgano jurisdiccional o judicial es una
característica aceptada en el orden jurídico mexicano, aun tratándose del Juez Penal, puesto que
conforme al artículo 102-A constitucional, la persecución de los delitos le corresponde al
Ministerio Público -órgano administrativo- ante los tribunales; éstos tienen la función de decir el
derecho entre partes contendientes de modo imparcial, y si bien es cierto que una de las
funciones del Juez Penal, como la de cualquier otro juzgador, es la de velar por el interés público,
esa tutela se encuentra limitada a su actuación como rector del proceso, sin que ese interés
trascienda al juicio de amparo, pues en esa instancia corresponde a los órganos judiciales
competentes la salvaguarda de las garantías individuales. Por otra parte, la existencia de algunos
tipos penales establecidos en los artículos 215 y 225 del Código Penal Federal, como abuso de
autoridad y delitos contra la administración de justicia no justifican la legitimación de los
tribunales penales para interponer el recurso de revisión en contra de las sentencias que concedan
el amparo respecto de sus resoluciones, ya que éstos no se configuran por el hecho de que un Juez
Penal dicte resolución o sentencia, aparte de que la misma supuesta legitimación tendrían no sólo
los Jueces Penales, sino los de todas las materias; con la salvedad de que si el titular -persona
física- del órgano de autoridad es afectado en lo personal en la sentencia de amparo, como
cuando en ella se le impone una multa, por tales afectaciones personales sí tiene legitimación para
recurrir.
Registro: 185723
Segunda Sala
Primera Sala
Los artículos 5o. y 83, fracción V, de la Ley de Amparo establecen, respectivamente, que son
partes en el juicio constitucional, el agraviado o agraviados, la autoridad o autoridades
responsables y el tercero o terceros perjudicados, pudiendo intervenir con ese carácter, entre
otros, la contraparte del agraviado cuando el acto reclamado emane de un juicio o controversia
que no sea de orden penal y que el recurso de revisión procede contra las resoluciones que en
materia de amparo directo pronuncien los Tribunales Colegiados de Circuito cuando decidan sobre
la constitucionalidad de leyes federales o locales, tratados internacionales, reglamentos expedidos
por el presidente de la República de acuerdo con la fracción I del artículo 89 de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos y reglamentos de leyes locales expedidos por los
gobernadores de los Estados o cuando establezcan la interpretación directa de un precepto de la
Constitución Federal, supuestos en los que, conforme al segundo párrafo de la citada fracción V, la
materia del recurso se limitará, exclusivamente, a la decisión de las cuestiones propiamente
constitucionales. Ahora bien, del análisis relacionado de los aludidos preceptos se concluye que en
el caso de que el recurso de revisión se interponga por la parte tercero perjudicada debe
considerarse que se encuentra legitimada para ello, pues deben observarse invariablemente los
principios de equilibrio e igualdad procesal entre las partes, esto es, si a través del recurso la parte
inconforme con el fallo tiene como pretensión que se haga una revisión de su legalidad, a fin de
que se modifique o revoque, en virtud de la afectación directa que sufre en su esfera jurídica, esa
circunstancia implica el derecho subjetivo del que proviene la legitimación procesal de la parte
tercero perjudicada, que la faculta, en su calidad de parte en el juicio constitucional, para
interponer el recurso de revisión previsto en el artículo 83, fracción V, citado, precepto que no
hace distingo alguno a favor de determinada parte.
Registro: 188069
Primera Sala
Registro: 188096
Segunda Sala
Primera Sala
Registro: 188899
Pleno
El artículo 105, fracción II, inciso c), de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos
faculta al procurador general de la República para impugnar, mediante el ejercicio de las acciones
de inconstitucionalidad, leyes de carácter federal, estatal o del Distrito Federal, así como tratados
internacionales, sin que sea indispensable al efecto la existencia de agravio alguno, en virtud de
que dicho medio de control constitucional se promueve con el interés general de preservar, de
modo directo y único, la supremacía constitucional, a fin de que la Suprema Corte de Justicia de la
Nación realice un análisis abstracto de la constitucionalidad de la norma. En otras palabras, no es
necesario que el procurador general de la República resulte agraviado o beneficiado con la norma
en contra de la cual enderece la acción de inconstitucionalidad ni que esté vinculado con la
resolución que llegue a dictarse, pues será suficiente su interés general, abstracto e impersonal de
que se respete la supremacía de la Carta Magna.
Registro: 188738
Pleno
Este Alto Tribunal ha sustentado el criterio de que los "órganos de gobierno derivados", es decir,
aquellos que no tienen delimitada su esfera de competencia en la Constitución Federal, sino en
una ley, no pueden tener legitimación activa en las controversias constitucionales ya que no se
ubican dentro del supuesto de la tutela jurídica del medio de control constitucional, pero que en
cuanto a la legitimación pasiva, no se requiere, necesariamente, ser un órgano originario del
Estado, por lo que, en cada caso particular debe analizarse la legitimación atendiendo al principio
de supremacía constitucional, a la finalidad perseguida con este instrumento procesal y al espectro
de su tutela jurídica. Por tanto, si conforme a los artículos 92 de la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos y 13 de la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal, el
refrendo de los decretos y reglamentos del jefe del Ejecutivo, a cargo de los secretarios de Estado
reviste autonomía, por constituir un medio de control del ejercicio del Poder Ejecutivo Federal, es
de concluirse que los referidos funcionarios cuentan con legitimación pasiva en la controversia
constitucional, de conformidad con lo dispuesto por los artículos 10, fracción II y 11, segundo
párrafo, de la ley reglamentaria de la materia.
Registro: 191294
Pleno
Pleno
Registro: 193267
Pleno
Esta Suprema Corte ha establecido que la legitimación en la causa es la vinculación que existe
entre quien invoca un derecho sustantivo y el derecho mismo que hace valer ante los órganos
jurisdiccionales, cuando ese derecho es violado o desconocido; mientras que la legitimación en el
proceso es un presupuesto procesal que se refiere a la capacidad de las partes para ejecutar
válidamente actos procesales y, por tanto, es condición para la validez formal del juicio. En
consecuencia, siendo el sobreseimiento una declaratoria referida a la legitimación en la causa, por
cuanto produce el efecto jurídico de dejar sin resolver la acción intentada, tal decisión no puede
dirigirse a los servidores públicos que no han justificado la representación con que se ostentan,
porque las determinaciones que lleguen a tomarse en la controversia constitucional deberán tener
efectos solamente en relación con las entidades demandante y demandadas, mas no pueden
alcanzar también a quienes, sin acreditarlo, promueven en nombre de la primera, dado que éstas
no tienen un derecho sustantivo propio que deducir y, por tanto, no son parte en el juicio,
debiendo declararse que carecen de legitimación procesal.
PERSONALIDAD
Registro: 167431
Jurisprudencia P./J. 23/2009
Texto: La regla que prevé la potestad del Juez Federal para requerir a la autoridad omisa la
aportación de los documentos solicitados por las partes para exhibirlos como prueba en el
juicio de garantías, haciendo uso de los medios de apremio, debe también aplicarse
tratándose de la expedición de las constancias solicitadas oportunamente por el promovente
para justificar el reconocimiento de su personalidad ante aquélla, cuando al desahogar la
prevención para comprobar esa circunstancia, manifieste bajo protesta de decir verdad la
imposibilidad para hacerlo debido a la falta de expedición de las constancias, y solicite al
Juez su intervención para obtenerlas, pues al no existir en la Ley de Amparo disposición
expresa que faculte al juzgador para requerir esa documentación, la cual debe exhibirse
previamente a la admisión de la demanda en términos de la jurisprudencia P./J. 23/2009,
del Tribunal en Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, de rubro:
"PERSONALIDAD EN EL JUICIO DE AMPARO INDIRECTO. EL ARTÍCULO 13 DE
LA LEY RELATIVA REQUIERE QUE, PREVIAMENTE A LA ADMISIÓN DE LA
DEMANDA, EL PROMOVENTE EXHIBA LAS CONSTANCIAS QUE ACREDITEN
EL RECONOCIMIENTO DE DICHO PRESUPUESTO PROCESAL ANTE LA
AUTORIDAD RESPONSABLE.", la aplicación de aquella regla resulta indispensable para
salvaguardar el derecho del promovente a la prosecución del juicio. Lo anterior no implica
que la admisión de la demanda deba diferirse hasta en tanto se expidan las citadas
documentales, ya que conforme a los numerales 120, 122 a 124, 130 y 145 a 148 de la Ley
de Amparo, el acuerdo respectivo que provee también sobre la suspensión provisional no
puede postergarse más allá del plazo extraordinario establecido en el indicado artículo 146
para regularizar la demanda, dada la urgencia de la medida cautelar para preservar la
materia del amparo; de ahí que, en el supuesto señalado, el juzgador deberá admitir la
demanda sin perjuicio de acordar lo conducente a la personería del peticionario del amparo
cuando la autoridad responsable expida las constancias solicitadas o informe sobre ellas.
Texto: El artículo 13 de la Ley de Amparo dispone que cuando alguno de los interesados
tenga reconocida su personalidad ante la autoridad responsable, tal personalidad será
reconocida en el juicio de amparo para todos los efectos legales, siempre que compruebe tal
circunstancia con las constancias respectivas. Del análisis de dicho precepto puede arribarse
a la conclusión de que la exhibición de las referidas constancias debe realizarse al momento
de presentar el escrito inicial de demanda, en el entendido de que, de no hacerlo así, el juez
o tribunal del conocimiento deberán requerir al promovente en términos de lo dispuesto por
el artículo 146 de la Ley de Amparo, para que en el plazo de tres días exhiba las
constancias referidas, apercibido que de no hacerlo así, se tendrá por no interpuesta la
demanda en aquellos casos en que se afecten únicamente intereses patrimoniales, o bien se
dará vista al Ministerio Público en los demás casos. Lo anterior es así, pues las únicas
excepciones a la regla de acreditar la personalidad previamente a la admisión de la
demanda se encuentran referidas a las materias penal y agraria, de conformidad con lo
dispuesto en los artículos 16 y 215 de la Ley de Amparo, ya que en términos del primer
numeral citado, bastará la simple manifestación del quejoso en el sentido de tener el
carácter de defensor del quejoso para que se admita la demanda, sin perjuicio de que se
solicite al juez o tribunal la certificación correspondiente; mientras que el segundo de los
preceptos citados dispone que cuando no se hayan acompañado los documentos que
justifiquen la personalidad, el juez o tribunal que conozca del juicio de amparo, con
independencia del requerimiento que formule a los promoventes, solicitará por separado a
las autoridades agrarias para que le informen si efectivamente cuentan con la personalidad
con que se ostentaron, sin perjuicio de conceder la suspensión provisional de los actos
reclamados. Sostener una interpretación distinta de lo dispuesto en el artículo 13 de la Ley
de Amparo, esto es, que la exhibición de las constancias que acrediten el reconocimiento de
la personalidad ante la autoridad responsable puede realizarse en cualquier etapa del
procedimiento, podría generar la posibilidad de que se tramitara un juicio de amparo
iniciado por quien carece de representación para promoverlo, lo que implicaría una labor
estéril por parte del tribunal del conocimiento en la tramitación y decisión del asunto,
además de que se causarían perjuicios a las partes del proceso, con el consecuente
menoscabo de sus intereses, porque se ven sometidos no sólo a las molestias impuestas por
los trámites, medios de apremio y diligencias de desahogo de pruebas, sino también a otros
efectos, como los que derivan de la suspensión del acto reclamado, del otorgamiento de
garantías para su ejecución e incluso de las sanciones en que puedan incurrir por su
desacato.
Texto: El artículo 124, fracción II, de la Ley de Amparo establece como requisito para
conceder la suspensión de los actos reclamados que no se contravengan disposiciones de
orden público, destacando que en ninguno de los supuestos que prevé, de manera
enunciativa, se contempló la suspensión de un procedimiento, por lo que el legislador no
dispuso expresamente que tal suspensión fuera improcedente. Aunado a lo anterior, del
análisis histórico de la tesis del Tribunal Pleno, publicada en el Apéndice al Semanario
Judicial de la Federación 1917-2000, Tomo VI, página 292, de rubro: "PROCEDIMIENTO
JUDICIAL, SUSPENSIÓN DEL.", se advierte que el criterio de que la continuación del
procedimiento es de orden público y, por ende, su suspensión lo contraviene, se fundó en el
anterior artículo 64 de la Ley de Amparo de 1919, cuyo contenido, en esencia, se reitera en
el artículo 138, primer párrafo, de la ley vigente, por lo que, conforme a este precepto, debe
resolverse sobre la procedencia de la suspensión definitiva respecto de la resolución que
dirime la cuestión de personalidad. En congruencia con lo antes expuesto, si del contenido
del precepto últimamente citado deriva que el aspecto medular que debe dilucidarse, para
determinar si la suspensión puede tener o no el efecto de paralizar el procedimiento, es la
irreparabilidad del daño ocasionado al quejoso, y en atención a que ésta se materializa sólo
con el dictado de la sentencia definitiva en el procedimiento del cual derive el acto
reclamado por operar un cambio de situación jurídica que vuelve improcedente el juicio de
amparo, es indudable que la suspensión definitiva debe concederse al quejoso para el efecto
de que el Juez natural continúe con el procedimiento hasta su resolución, pero debe
abstenerse de dictar la sentencia definitiva hasta que se resuelva el juicio de garantías
correspondiente.
Texto: El artículo 124 de la Ley de Amparo establece que la suspensión del acto
reclamado, a petición de parte, en un juicio de amparo, procederá cuando se reúnan los
siguientes requisitos: 1) Que lo solicite el agraviado; 2) que no se siga perjuicio al interés
social, ni se contravengan disposiciones de orden público, y 3) que sean de difícil
reparación los daños y perjuicios que se causen al agraviado, con la ejecución del acto.
Ahora bien, si en un juicio de amparo se reclama la sentencia dictada en el recurso de
apelación interpuesto contra la interlocutoria que resolvió la excepción dilatoria de falta de
personalidad, debe considerarse que no procede otorgar la suspensión del acto reclamado,
por no cumplirse el segundo de los requisitos establecidos en el numeral en comento, pues
ésta ocasionaría la suspensión del procedimiento en lo principal y, por tanto, la
contravención a disposiciones de orden público, de conformidad con la tesis jurisprudencial
de esta Tercera Sala que establece que "el procedimiento judicial es de orden público, por
lo que es inconducente conceder la suspensión que tienda a detenerlo". No obsta a la
anterior conclusión, el hecho de que en la legislación procesal civil del estado respectivo se
prevea la excepción de falta de personalidad como una excepción de previo y especial
pronunciamiento que suspende el procedimiento en el principal hasta en tanto no sea
resuelta la misma, pues ello debe entenderse referido exclusivamente al juicio ordinario
regulado por el ordenamiento respectivo, pero no al juicio de amparo, que es un medio
extraordinario de impugnar los actos de las autoridades de un estado cuando se estime que
contravienen a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y que se
encuentra reglamentado por la Ley de la materia, a saber, la Ley Reglamentaria de los
Artículos 103 y 107 constitucionales. Considerar lo contrario, es decir, que del Código de
Procedimientos Civiles de la entidad federativa respectiva debe derivarse la procedencia de
la suspensión del acto reclamado en el juicio de amparo, como una excepción a la regla
general de que el procedimiento judicial no debe suspenderse, sería otorgarle a este
ordenamiento un ámbito de aplicación mayor al que realmente tiene y extender una
excepción a un caso que no se encuentra expresamente consignado en la ley.
REPRESENTACIÓN
Registro No. 165123
Localización:
Tesis: P./J. 2/2010
Jurisprudencia
Materia(s): Común
Texto: El objeto primordial de la suspensión consiste en mantener viva la materia del juicio
constitucional impidiendo que el acto que lo motiva, al consumarse irreparablemente, haga
ilusoria para el agraviado la protección de la Justicia Federal, evitándole los perjuicios que
la ejecución del acto reclamado pudiera ocasionarle, aunado a que la autoridad está
vinculada a acatar la suspensión ya que de no hacerlo, la parte afectada puede denunciar la
violación a la suspensión, o bien, interponer queja contra lo resuelto en la denuncia. Por
tanto, la responsabilidad en que pueda incurrir la autoridad que desacató el auto de
suspensión, no puede dejar de resolverse por el solo motivo de que se falló el juicio
mediante sentencia ejecutoriada, en tanto que existe un sistema de responsabilidades
dispuesto en la Ley en el cual destaca la responsabilidad de la autoridad infractora
contenida en el artículo 206 de la Ley de Amparo, derivada del hecho de que haya
desobedecido la suspensión decretada por el Juzgador Federal y de resolverse que existe tal
responsabilidad por desacato a la medida cautelar, deberá sancionársele en términos del
Código Penal Federal, independientemente de cualquier otro delito en que incurra. Esto es,
corresponde indefectiblemente al Juzgador Federal determinar los alcances de la suspensión
decretada y si en su caso existió o no la violación a la medida cautelar, de manera que con
base en estos elementos la representación social ante la que se realice la denuncia sobre la
probable comisión del delito a que se refiere el indicado artículo 206, pueda contar con los
elementos suficientes para, en su caso, integrar la averiguación previa correspondiente,
pues no considerarlo así implicaría dejar en manos de dicha representación fijar los
alcances y efectos de la suspensión para determinar si existió o no la violación a ésta.
Además, si se deja sin materia la denuncia de violación a la suspensión o, en su caso, la
queja interpuesta contra la resolución derivada de dicha denuncia, por estimar que ya se
falló el juicio de garantías mediante sentencia ejecutoriada, la posibilidad de fincar una
responsabilidad penal a la autoridad encargada de cumplir con la medida cautelar no
dependerá de la conducta de desacato, sino del momento procesal en que se resuelva el
medio de defensa.
Texto: Al tener el Agente del Ministerio Público de la Federación funciones que son de
interés público conforme a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y a la
Ley Orgánica de la Procuraduría General de la República, que tienden a promover la pronta
y debida procuración e impartición de justicia, en particular en materia penal, e interviene
en los juicios en que la Federación es parte, por ello la sociedad está interesada en que
dichas funciones las realice de la mejor manera, y toda vez que su cambio de adscripción se
hará conforme a las necesidades del servicio, en términos del Reglamento del Servicio de
Carrera de Procuración de Justicia Federal, se concluye que contra el cambio de adscripción
previsto en el artículo 30, fracción I, inciso b), de la Ley Orgánica de la Procuraduría
General de la República, resulta improcedente, por regla general, conceder la suspensión
provisional, por no satisfacerse el requisito establecido por el artículo 124, fracción II, de la
Ley de Amparo, ya que el perjuicio del interés social y la contravención a disposiciones de
orden público quedan acreditados, pues las funciones que realiza tienen como destinataria a
la sociedad y, por ende, a ésta es a quien le importa que tales actividades se realicen en
términos de las disposiciones aplicables, sin que en el caso se vea afectada la organización
de la representación social federal para su debido funcionamiento, ni que el mencionado
cambio de adscripción constituya un acto de imposible reparación, atento a que de
concederse el amparo, al quejoso se le restituirá en el goce de la garantía violada a través de
su reincorporación en el lugar en que se encontraba adscrito.