Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Antecedentes Tradicionalmente se cree que la reducción del gasto cardíaco es el principal determinante de la FRR en
pacientes con ICAD.
Métodos Se estudiaron 145 pacientes consecutivos ingresados con ICAD tratados con terapia médica intensiva guiada
por catéter arterial pulmonar. Definimos el EFR como un aumento de la creatinina sérica ≥0,3 mg/dl durante
la hospitalización.
Resultados En la cohorte del estudio (edad 57 ± 14 años, índice cardiaco 1,9 ± 0,6 l/min/m2 , fracción de eyección
ventricular izquierda 20 ± 8%, creatinina sérica 1,7 ± 0,9 mg/dl), 58 pacientes (40%) desarrollaron EFR. Los
pacientes que desarrollaron EFR tenían una presión venosa central (PVC) mayor al ingreso (18 ± 7 mm Hg
frente a 12 ± 6 mm Hg, p < 0,001) y después del tratamiento médico intensivo (11 ± 8 mm Hg frente a 8 ±
5 mm Hg, p = 0,04). El desarrollo de FRM se produjo con menor frecuencia en los pacientes que alcanzaron
una PVC < 8 mm Hg (p = 0,01). Además, la capacidad de la PVC para estratificar el riesgo de aparición de
EFR fue evidente en todo el espectro de la presión arterial sistémica, la presión capilar pulmonar en cuña, el
índice cardiaco y las tasas estimadas de filtración glomerular.
Conclusiones La congestión venosa es el factor hemodinámico más importante del EFR en pacientes descompensados con
insuficiencia cardiaca avanzada. (J Am Coll Cardiol 2009;53:589-96) © 2009 by the American College of
Cardiology Foundation
La fisiopatología de la interacción cardiorrenal en el con ICAD suele producirse a los pocos días de la
contexto de la insuficiencia cardiaca descompensada hospitalización y es un potente factor predictivo
avanzada (ICAD) es poco conocida. Suele observarse que la independiente de resultados adversos (3-5).
Resultados
Características de los sujetos. Un total de 145 sujetos, con
una fracción de eyección ventricular izquierda media del 20
± 8%, fueron incluidos en este estudio prospectivo
observacional. Las características de los pacientes en el
momento del ingreso se enumeran en la tabla 1 y eran
592 Mullens et al. JACC Vol. 53, No. 7, 2009
Congestión venosa y empeoramiento de la función 17 de febrero de 2009:589 -
renal 96
similares entre los 2 grupos. Las mediciones del péptido creatinina sérica.
natriurético tipo B en plasma al ingreso estaban disponibles
en el 40% de los sujetos y eran comparables entre los
pacientes con y sin FRM incidente (mediana [intervalo
intercuartílico]: 1.100 [497, 1.921] pg/ml frente a 874 [333,
1.430] pg/ml, p = NS).
El tiempo medio para desarrollar un EFR fue de 1,0 ±
1,5 días. La duración media del tratamiento guiado por
CEC fue de 3,5 ± 1,5 días, y la duración media total de la
estancia fue de 9 ± 9 días y fue similar entre los pacientes
con o sin EFR. En el momento del ingreso, el 19% de la
población del estudio presentaba insuficiencia renal grave,
el 45% insuficiencia renal moderada y el 36% insuficiencia
renal normal o leve. En general, el 53% de los pacientes que
desarrollaron un EFR durante el ingreso presentaban un
nivel de creatinina sérica al alta inferior al nivel máximo de
JACC Vol. 53, No. 7, 2009 Mullens et al. 593
Sefebrero
17 de observó una -correlación estadísticamente significativa
de 2009:589 Congestión venosa y empeoramiento de la función
96
entre la IC basal y la función renal basal expresada por la renal
creatinina sérica (r = 0,32; p = 0,001) o la TFG (r = -
0,3; p = 0,002). Sin embargo, no hubo correlación entre la
IC basal y la CVP basal. Por último, no pudo hallarse
ninguna correlación entre la CVP basal y la función renal
basal.
Incidencia y predictores renales del EFR. En total, 58
sujetos (40%) desarrollaron EFR durante su
hospitalización, predominantemente en los primeros 5 días
de hospitalización. El desarrollo de EFR se asoció a un
mayor pico de creatinina sérica (2,5 ± 1,1 mg/dl frente a
1,5 ± 0,8 mg/dl, p < 0,001) durante la hospitalización. Los
sujetos que desarrollaron EFR eran más propensos a tener
insuficiencia renal grave al inicio del estudio (p = 0,05) y
tenían una mayor creatinina sérica tanto al inicio del estudio
como al final del mismo.
594 Mullens et al. JACC Vol. 53, No. 7, 2009
Congestión venosa y empeoramiento de la función 17 de febrero de 2009:589 -
renal 96
*p = NS, †p < 0,001, ‡p = 0,04, §p = 0,008, ǁp = 0,01 entre pacientes que desarrollaron y no desarrollaron empeoramiento de la función renal en el mismo momento.
IC = índice cardiaco; PVC = presión venosa central; FC = frecuencia cardiaca; PCP = presión capilar pulmonar en cuña; PAS = presión arterial sistólica; PSA = presión arterial pulmonar sistólica;
otras abreviaturas como en la Tabla 1.
(1,9 ± 0,9 mg/dl frente a 1,5 ± 0,8 mg/dl, p = 0,007) y a Predictores hemodinámicos basales del EFR incidente. La
alta (2,2 ± 1,1 mg/dl frente a 1,4 ± 0,7 mg/dl, p < 0,001). tabla 2 ilustra las mediciones hemodinámicas basales
Impacto de la medicación en el desarrollo del EFR. Los estratificadas según la presencia o ausencia de EFR
sujetos que desarrollaron EFR frente a los que no lo hicieron incidente. Todos los sujetos mostraron signos de alteración
presentaban un uso de medicación basal al ingreso hemodinámica con alteración de la IC y aumento de las
comparable, con la excepción de una menor utilización de presiones de llenado derecha e izquierda en la situación
espironolactona (Tabla 1). En general, no se observaron basal. La frecuencia cardiaca, la presión arterial sistólica, la
diferencias estadísticamente significativas en el uso de PCWP y la presión arterial pulmonar sistólica en la
medicación durante el tratamiento guiado por APA. La situación basal fueron comparables (p = NS) entre las 2
dosis media de furo-semida durante la terapia médica cohortes y no fueron predictivas del EFR.
intensiva guiada por APA fue similar entre los pacientes Se observó un aumento del riesgo de EFR con el
que desarrollaron y no desarrollaron EFR (117 ± 130 incremento de las categorías de la PVC basal, y el 75% de
mg/día y 116 ± 81 mg/día, respectivamente, p = NS). La los sujetos que presentaban una PVC basal >24 mmHg
mitad de los pacientes de ambos grupos recibieron furo- desarrollaron un EFR (fig. 1). Además, la CVP basal media
semida mediante infusión parental continua. fue estadísticamente mayor
Debate
Existen numerosos informes contemporáneos que
describen la evolución natural del desarrollo de un EFR en
el contexto de una insuficiencia cardíaca descompensada.
Sin embargo, la mayoría carecía de un perfil cardiaco y
hemodinámico cuidadoso durante el curso clínico del
EFR. Según los primeros trabajos, el EFR suele atribuirse
a la hipoperfusión renal debida al deterioro progresivo del
gasto cardíaco o a la depleción del volumen intravascular
secundaria al uso excesivo de diuréticos (6). En nuestra
población de pacientes con IC descompensada de bajo
gasto observamos que, además de la presencia de
insuficiencia renal intrínseca, la congestión venosa (tanto
con
El aumento de la PVC al ingreso y la reducción insuficiente comúnmente asumida del EFR ha sido la hipoperfusión
de la PVC durante la hospitalización fueron los factores renal secundaria a un bajo gasto o a hipotensión (que
hemodinámicos más determinantes de la aparición del conduce a hipoperfusión prerrenal o "precarga" renal im-
EFR. Por el contrario, el deterioro de la IC al ingreso y la parada) (6). En nuestra población de pacientes, observamos
mejora de la IC tras el tratamiento médico intensivo que las presiones arteriales sistémicas eran similares en los
contribuyeron de forma limitada al EFR. Estas pacientes con y sin E F R , lo que concuerda con lo observado
observaciones proporcionan una importante confirmación anteriormente.
clínica de los datos experimentales, según los cuales la
preservación del gasto cardíaco sin aliviar la congestión
venosa puede no evitar necesariamente la aparición del
EFR. Aunque muchos de estos hallazgos pueden parecer
intuitivos para el clínico experimentado, el concepto de
"insuficiencia renal congestiva" tiene un gran valor clínico
en las proporciones epidémicas actuales de la ICAD, en las
que la insuficiencia cardiaca (en lugar de la congestión
venosa) se considera a menudo la lesión principal.
La fisiopatología del EFR en el contexto de la ICAD es
compleja y multifactorial. El término "síndrome
cardiorrenal" se utiliza a menudo para describir el deterioro
renal progresivo con el tratamiento de la insuficiencia
cardíaca en un intento agresivo de aliviar los signos y
síntomas congestivos. Nosotros optamos por utilizar el
término "empeoramiento de la función renal" porque sigue
habiendo mucha incertidumbre en cuanto a la definición
precisa del síndrome cardiorrenal. Utilizando un sustituto
clínico del aumento de los niveles séricos de creatinina, los
autores de informes previos han sugerido que el EFR se
produce en un tercio de los pacientes ingresados con ICAD
(4,5,12). Nosotros hemos observado que esta incidencia es
aún mayor (cercana al 40%) en una población de pacientes
"fríos y húmedos". Aunque el inicio o el mantenimiento de
ciertos tipos de fármacos, como los inhibidores de la enzima
convertidora de angiotensina y los diuréticos del asa, se ha
relacionado con el EFR, no encontramos ninguna
diferencia en su uso al ingreso o durante la hospitalización
que explique la aparición de EFR (2,13,14). Las tasas más
bajas de uso de espironolactona en los casos de EFR se
deben probablemente a la relativa contraindicación del
fármaco en pacientes con enfermedades renales intrínsecas.
En los pacientes con insuficiencia renal grave al inicio del
estudio, casi el 60% desarrollaron EFR. De hecho, tanto el
cuartil más alto de CVP basal como el de IC presentaron la
mayor creatinina sérica media y las tasas más altas
correspondientes de EFR. Este hallazgo indica que la
enfermedad renal intrínseca subyacente sigue siendo un
determinante importante de la "reserva" disponible para que
los riñones alivien la congestión y respondan a la agresión
que supone la ICAD y la diuresis y natriuresis agresivas
necesarias durante el tratamiento de la ICAD.
Naturalmente, este hallazgo también plantea la cuestión de
si el tratamiento dirigido principalmente con el objetivo de
la "preservación renal" debe administrarse de forma
profiláctica, especialmente en este grupo de alto riesgo
extraordinario.
El empeoramiento de la función renal se produce durante
los días iniciales tras el tratamiento de la ICAD durante la
hospitalización. En consecuencia, la causa más
JACC Vol. 53, No. 7, 2009
(2). Además, durante el tratamiento médico intensivo, las avanzados que se reflejaban en una Mullens mayoret CVP.
al. 599
Sin
17 de febrero de 2009:589 - Congestión venosa y empeoramiento de la función
presiones
96 arteriales sistólicas se controlaron y controlaron embargo, las medidas cardiovasculares comunes de la
renal
cuidadosamente a medida que se titulaban los fármacos gravedad de la enfermedad (incluida la presión arterial
para evitar una hipotensión excesiva. Aunque no sistólica, el sodio sérico, el péptido natriurético tipo B en
evaluamos directamente la perfusión renal regional, el plasma, la PCWP, la presión arterial pulmonar sistólica y la
aumento persistente de las presiones intracardíacas en dosis de diuréticos de asa) fueron similares entre los
nuestra población de pacientes (con una PCWP media en pacientes con y sin EFR.
el intervalo de 18 a 19 mm Hg) sugirió que era improbable
que la vasculatura general estuviera "infrallenada". En
particular, las presiones de perfusión renal estimadas
fueron similares entre los pacientes con y sin FRM.
Evidentemente, la reducción juiciosa de las presiones de
llenado sigue siendo de suma importancia para prevenir la
hipoperfusión y la azotemia prerrenal, y todavía hay
indicadores de que una monitorización cuidadosa puede
ser útil en pacientes vulnerables. Por ejemplo, el ensayo
ESCAPE (Evaluation Study of Congestive Heart Failure
and Pulmonary Artery Catheterization Effectiveness)
demostró que la función renal no empeoró cuando el
tratamiento se dirigió a reducir la PVC y la PCP medidas
de forma invasiva, mientras que sí empeoró en el brazo de
tratamiento guiado únicamente por la evaluación clínica
(15).
Nuestros datos demuestran también que el deterioro
progresivo o persistente del gasto cardiaco puede no ser el
principal responsable de la aparición de EFR durante el
tratamiento de la ICAD. Los pacientes que desarrollaron
un EFR no presentaban una IC más baja al ingreso y al
alta en comparación con los que no presentaban EFR.
Además, los patrones de cambio de la TFG fueron
similares entre los que presentaban un grado diferente de
deterioro de la IC, independientemente del uso de
inotrópicos. Sin embargo, esto no implica que la afectación
de la IC por sí misma no contribuya al EFR, ya que
reconocemos que los pacientes con insuficiencia de bomba
progresiva o shock cardiogénico pueden evolucionar a una
afectación renal como resultado de la afectación de la
perfusión de los órganos o indirectamente a través del
"fallo retrógrado" y la congestión venosa. En cambio,
nuestros datos indican que, en el contexto de las alteraciones
hemodinámicas de la ICAD al ingreso y después del
tratamiento, las contribuciones relativas de la IC pueden ser
menos evidentes de lo que históricamente se ha supuesto.
Así pues, incluso en esta población de insuficiencia cardíaca
avanzada con insuficiencia cardíaca de salida relativamente
baja y presiones arteriales mar- ginales, el uso rutinario de
tratamiento inotrópico puede no aliviar o prevenir
necesariamente el EFR.
Nuestra observación sugiere que el factor hemodinámico
más determinante del desarrollo de EFR es la presencia de
congestión venosa medida por la elevación de la PVC,
tanto al ingreso como en el seguimiento. Parece existir una
relación casi lineal, ya que si la CVP basal alcanzaba
>16 o >24 mm Hg, observamos un fuerte aumento de
la incidencia de EFR, que se aproximó al 59% y al 75%,
respectivamente. Durante el tratamiento de la ICAD, la
congestión venosa persistente también supuso un riesgo
muy elevado de aparición de EFR. Evidentemente, esto
podría interpretarse simplemente como una población de
pacientes "más enfermos" con estados de enfermedad más
600 Mullens et al. JACC Vol. 53, No. 7, 2009
Congestión venosa y empeoramiento de la función 17 de febrero de 2009:589 -
renal 96
El concepto de que la congestión venosa se transmite a renal, las diferencias arteriovenosas de oxígeno al ingreso
las venas renales y a los riñones, lo que conduce a la pudieron recuperarse en el 50% de los pacientes y resultaron
disfunción renal, está respaldado por una importante ser similares entre los pacientes con y sin FRM. Las tasas
cantidad de literatura que se remonta a la década de 1930. de ingreso relativamente bajas de antagonistas
En un modelo experimental que inducía hipervolemia de neurohormonales y la diferencia en el uso de
forma iatrogénica, un aumento de la presión de la vena espironolactona fueron probablemente secundarias a la
renal conducía directamente a insuficiencia renal, enfermedad renal subyacente, la gravedad de la insuficiencia
independientemente del gasto cardíaco o del flujo cardiaca y la retención de medicamentos debido a la
sanguíneo renal (7,8). Es importante destacar que también intolerancia relacionada con sus condiciones de "frío y
se demostró que se trataba de un fenómeno reversible, ya humedad". Por último, aunque en nuestro protocolo se
que la disminución de la presión de la vena renal mejoró utilizaron mediciones invasivas, la intención de estos datos
inmediatamente la diuresis y el FG (7,8). Otros estudios no es implicar la necesidad de una monitorización invasiva,
indicaron que la compresión temporal de la vena renal sino únicamente comprender los factores hemodinámicos
provocaba una reducción de la excreción de sodio, de la que contribuyen al EFR en la ICAD.
TFG y del flujo sanguíneo renal (16-18). El aumento de la
PVC también provoca un aumento de la presión intersticial
Conclusiones
renal, que podría conducir a un estado hipóxico del
parénquima renal similar al mecanismo por el que la En nuestra cohorte de pacientes con IC avanzada
congestión hepática conduce a la disfunción hepática en la ingresados por descompensación, el EFR se observó con
insuficiencia cardiaca (19-25). Además, nuestro grupo ha frecuencia a pesar de las mejoras hemodinámicas con
aportado recientemente algunos datos mecanísticos que tratamiento médico intensivo. Nuestros datos implican que,
sugieren la contribución del aumento de la presión aparte de la insuficiencia renal intrínseca, la presencia de
intraabdominal causado por el edema visceral o la ascitis en congestión venosa, más que la reducción del gasto cardíaco,
esta fisiopatología. puede ser el principal factor hemodinámico que provoca el
(26). Sin embargo, los aumentos prolongados del volumen EFR en esta población de pacientes.
plasmático o de la PVC atenuarán varios reflejos vasculares,
lo que conducirá a un deterioro de la capacidad de respuesta
arterial, perjudicando aún más
el flujo sanguíneo renal efectivo (27-32). El aumento de la CVP también
en pacientes con hipertensión pulmonar primaria y gasto IC se ha considerado un sustituto razonable del flujo
cardíaco relativamente conservado (33). Por último, un sanguíneo renal dadas las circunstancias. Para analizar el IC,
subanálisis reciente del ensayo ESCAPE también sugirió se asumió una tasa metabólica estándar en reposo, pero el IC
que el FRM incidente estaba relacionado con la PVC (34). global evaluado por Fick fue comparable a los evaluados por
Es concebible que, en el contexto de la ICAD, el termodilución. Aunque las diferencias en la concentración
desarrollo de "insuficiencia renal congestiva" provocada por de hemoglobina también podrían haber contribuido a las
el aumento de la presión venosa renal debido a la diferencias en el aporte absoluto de oxígeno al
congestión venosa (aumento de la poscarga renal) y el
aumento de la presión intersticial renal (compromiso renal
intrínseco) puedan ser mecanismos subestimados por los
que se desarrolla el EFR. Por lo tanto, estos resultados
pueden ayudar a explicar por qué las estrategias
extrarrenales dirigidas principalmente a aliviar la congestión
venosa (como la ultrafiltración) pueden ser más eficaces
para aliviar la "insuficiencia renal congestiva" en
determinados casos de IC que las que aumentan el gasto
cardíaco o la perfusión de avance. Creemos que se trata de
un cambio conceptual importante con amplias
implicaciones, que implica que la búsqueda de futuros
tratamientos de la ICAD debe centrarse en estrategias que
permitan una reducción segura y óptima de la congestión
venosa para prevenir una complicación tan devastadora.
Limitaciones del estudio. Nuestro estudio presenta varias
limitaciones, como la falta de evaluaciones seriadas del peso
y de mediciones directas de la filtración glomerular. No
hubo mediciones fisiológicas directas de la hemodinámica
renal ni del volumen intravascular regional para explicar
plenamente la compleja fisiopatología subyacente, aunque el
JACC Vol. 53, No. 7, 2009 Mullens et al. 601
Solicitud de2009:589
17 de febrero de reimpresión
- y correspondencia a: Dr. W. H. Congestión venosa y empeoramiento de la función
Wilson
96 Tang, Heart and Vascular Institute, Cleveland Clinic, renal
9500 Euclid Avenue, Desk J3-4, Cleveland, Ohio 44195. Correo
electrónico: tangw@ ccf.org.
REFERENCIAS