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Enrique Cadícamo cuenta có mo surgió el tango Nostalgias en su libro “El

desconocido Juan Carlos Cobián”, Editorial Rueda (1976)

“Un empresario de teatro me había encargado una comedia con intercalaciones de


tangos, las que dos semanas después terminé con el título "El cantor de Buenos Aires".

Junto a Cobiá n miramos el libreto para sacar los cantables y solos de mú sica que había
que escribir. Dos días después los escuchá bamos con el empresario, quien aprobó
todos, observando solamente uno de los tangos por hallarle cierta impopularidad en
una novedosa e inspirada cadencia que llevaba el refrá n; efectivamente, a Cobiá n se le
había ido la mano en éste, al que yo había titulado Nostalgias.

Le pedí entonces que suprimiera la cadencia que a mí me parecía muy original pero
“difícil” para el cantor de la obra.

Cobiá n, con modestia me respondió sonriendo: -Le haré otro, ése queda así como
está!

A los pocos meses Cobiá n es solicitado para inaugurar una lujosa boite en la calle
Florida, casi esquina Charcas, la ostentosa boite se llamó : Charleston.

En Charleston Cobiá n estrenó con la voz de Rodríguez Lesende, aquel tango


rechazado en mi obra, al que yo ya le había adaptado letra titulá ndolo Nostalgias, y
que los habitués le hacían repetir hasta el cansancio.

Charlo, en aquel entonces el má ximo cantor de moda, se llevó un manuscrito y lo cantó


en Radio Belgrano con un éxito tan sorprendente que no tardó en volcarse en la calle
como un encendido reguero de pó lvora. No quedó una sola canció n capaz de detener
la exitosa furia de Nostalgias, que aú n permanecía sin editar.

Una noche apareció por Charleston un joven a preguntarnos si está bamos locos para
no editar ese extraordinario éxito. Realmente, este descuido nuestro nos había hecho
perder miles de pesos. Nuestro editor se llevó esa misma noche el manuscrito y 48
horas má s tarde los ejemplares empapelaban todas las casas de venta de mú sica y las
orquestas se disputaban el estreno. Su éxito había dado como resultado la piedra
fundamental de la Editorial Fermata en Buenos. Aquel tango nos transformó en los
autores de moda".

Un pá rrafo aparte merece Juan Carlos Cobiá n autor de la mú sica, había nacido el 31
de mayo de 1896 en Pigü é, un pequeñ o pueblo bonaerense.

Cuando contaba apenas con 3 añ os, su familia se trasladó a Bahía Blanca, donde
residieron por muchos añ os, estudió piano en el Conservatorio Williams, en 1913, ya
recibido, Cobiá n llegó a Buenos Aires, y se ganaba sus primeros pesitos como pianista
en una cervecería alemana y varios cines, en los que ponía la cuota de mú sica al
silencio de las películas.

Compuso obras magistrales como Los dopados (retitulado Los mareados), El cantor
de Buenos Aires, Niebla del Riachuelo, Rubí, A pan, Es preciso que te vayas, Volvé a mi
lado, No me cortes las alas, Has cambiado por completo, Mi refugio, El motivo, La
noche de los dos, Monedita de plomo y muchos otros.

A pesar de su talento normalmente, por su vida bohemia, eran frecuentes épocas de


vacas flacas en las que debía alquiler, luz, gas, etc.

El actor Juan Carlos Thorry relataba que Cobiá n, en épocas de malaria econó mica,
cuando andaba de gira por el interior del país, siempre viajaba con una vieja valija y
un estuche de guitarra. ¿Para que un pianista quiere un estuche de guitarra? Allí ponía
su ropa y enseres personales, dejando la valija en los hoteles y yéndose sin pagar con
la excusa de ir a tocar.
Juan Carlos Cobiá n se fue de este mundo a los 57 añ os de una vida intensa. Dejó 50
obras publicadas en Buenos Aires y valiosos manuscritos de tangos inéditos. “La gloria
es una herencia que se cobra después de la muerte” dijo sobre él Enrique Cadícamo.
Comparto mi versión del tango, en un arreglo de Aníbal Arias.

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