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Lóbulos del cerebro, conductas y patologías.

Mairalyn M. Villasmil

Centro De Investigaciones Psiquiátricas


Psicológicas Y Sexológicas De Venezuela.
Instituto De Investigación Y Postgrado

OC-014 Neuropsicología

Dra. Rosalba Fiorella

Barinas, 04 de diciembre de 2023.


Lóbulos Cerebrales, Conductas y Patologías.

El encéfalo es probablemente uno de los fascinantes misterios que envuelven la


curiosidad científica y ocupa un gran número de investigaciones, que han precedido sin
duda a grandes descubrimientos como Su anatomía, su funcionamiento y como este se
relaciona intrínsecamente con la conducta.

En los últimos años ha existido un resurgimiento de técnicas de investigación,


tecnológicamente mejoradas que incluyen imagen, para el estudio en tiempo real del
cerebro vivo, que facilitan su observación y su funcionamiento.

Las neurociencias parecen ser el boom de la investigación contemporánea y


actual, invadiendo las redes y los medios masivos de comunicación, con teorías y
enfoques en el ámbito conductual, cognitivo, emocional, etc. Que abarca una gran
cantidad de campos de estudios, tan complejos como su objeto de estudio. Pero, ¿cómo
delimitar estos campos para la mayor eficacia en los resultados y postulados? Y a su vez,
¿Cómo delimitar las intervenciones específicas que cada disciplina aplica en el
tratamiento profesional llevado a la práctica para ofrecer alivio ante las patologías? La
neurociencia en sus enfoques internos se ha orientado a la postulación de dos niveles de
análisis; lo biológico y lo psicológico. La neuropsicología entonces delimita el estudio a
los efectos psicológicos de las lesiones cerebrales y sus conductas

en este apartado mencionare a groso modo las partes del cerebro y las funciones
principales. La intención es entender de la manera más sencilla posible el funcionamiento
del órgano más importante de nuestro cuerpo y a su vez identificar hasta dónde la acción
Terapéutica Conductual puede actuar en la modificación y extinción de conductas que
precisan intervención en las patologías del mismo. se encuentra protegido por el cráneo,
ya que es muy susceptible a las lesiones. Constituye solo el 2% del peso corporal y utiliza
el 20% de la energía que producimos. Su peso es de alrededor 1,36 kilogramos.

El cerebro es el encargado de controlar y regular las funciones del cuerpo. Este


órgano está formado por miles de células nerviosas que responden a diferentes estímulos
que se envían desde el organismo y su exterior. En la actualidad, se siguen realizando
investigaciones para seguir conociendo sus alcances. Incluso se cree que existen más
dudas que certezas en torno a su total capacidad.

El cerebro se encuentra dividido en tres partes: tallo cerebral, cerebelo y el cerebro


propiamente dicho.

Tallo encefálico: Se encuentra en la base del cerebro. Controla funciones vitales


como el ritmo cardíaco, digestión, respiración, presión arterial. Además, comunica o
conecta el cerebro con el resto del cuerpo por medio de la médula espinal. El tallo
encefálico se divide en bulbo raquídeo, protuberancia y mesencéfalo.

Cerebelo: Se encarga de mantener el equilibrio, la postura y está implicado en el


movimiento de todo el cuerpo. Se encarga de que los movimientos sean realizados de
manera coordinada y precisa.
Cerebro: El cerebro está relacionado con los sentidos, las emociones, los
recuerdos, las reacciones. En pocas palabras, es el jefe de nuestro cuerpo, se encarga de
recibir señales y devolverlas en forma de respuesta. ejemplo: estás cocinando y apoyas la
mano en una superficie caliente. Tu cerebro recibe una señal de que la temperatura es
muy elevada y te puede dañar, entonces responde enviando una orden a tu mano, o
específicamente a los músculos de tu mano para retirarla. Esto sucede en una fracción de
segundos.

El sistema límbico: es el encargado de procesar las emociones. Dentro de este


sistema se encuentra una estructura llamada “amígdala”, la cual controla, procesa y
almacena nuestras reacciones emocionales.

Por su parte, la corteza cerebral es una capa delgada y plegada. Se divide en


primer lugar en dos hemisferios cerebrales, el hemisferio izquierdo y el derecho, los
cuales a su vez se dividen en 4 lóbulos. Ambos hemisferios están conectados a través de
una estructura denominada cuerpo calloso. El hemisferio derecho está encargado de
controlar el lado izquierdo del cuerpo, mientras que el hemisferio izquierdo controla la
parte derecha del cuerpo. Por ello, en el caso de un ACV (accidente cerebro vascular) el
daño producido va a depender del hemisferio afectado. Si la lesión ocurrió en el
hemisferio izquierdo la parte derecha del cuerpo estará afectada, y si la lesión ocurre en el
hemisferio derecho la parte izquierda del cuerpo se verá alterada.

La parte derecha se encuentra relacionada con la expresión no verbal, como por


ejemplo la intuición o el reconocimiento de caras, voces, melodías. En este hemisferio los
pensamientos y recuerdos se manifiestan a través de imágenes.

En la mayoría de las personas domina el hemisferio izquierdo, relacionado con la


parte verbal. Si esa zona se daña la persona se encontrará imposibilitada o con
dificultades para hablar y escribir. También tendrá problemas para expresarse y
comprender el lenguaje. Demás funciones son la capacidad de análisis, razonamientos
lógicos, resolución de problemas numéricos, entre otras.

Los Lóbulos Cerebrales.

El Lóbulo Frontal: es el lóbulo más grande del cerebro, ocupando alrededor de


un tercio del hemisferio cerebral, está ubicado en la cara anterior de la cavidad craneal,
conformando toda la superficie interna del hueso frontal. Los lóbulos frontales del cerebro
están separados de los lóbulos parietales mediante una cisura conocida como el surco
central (Cisura de Rolando) posteriormente y de los lóbulos temporales por medio del
surco lateral (Cisura de Silvio) inferolateralmente.
Las funciones del lóbulo frontal son varias. Está asociado con funciones cognitivas
superiores, tales como toma de decisiones, motivación, solución de problemas,
planeación y atención, razonamiento y juicio. Estas funciones se llevan a cabo
principalmente en la corteza prefrontal. El lóbulo frontal también contiene la corteza
motora, la cual es responsable de la planeación y coordinación del movimiento voluntario.
Finalmente, este lóbulo contiene el área de Broca, que es esencial para la producción de
los componentes motores del habla. Nos ayuda a evitar que hagamos cosas de las que
nos podamos arrepentir cuando estamos enojados o molestos.

El lóbulo frontal no opera aisladamente, recibe información de otras partes del


cerebro y funciona coordinadamente con este en tiempo real y una velocidad vertiginosa.
Así, por ejemplo, para iniciar una secuencia de movimientos voluntarios, el lóbulo frontal
necesita que estén activados los ganglios basales, relacionado con la ejecución de
movimientos automatizados fruto de las experiencias pasadas y la continua repetición.

Entre sus funciones y procesos ejecutivos encontramos los siguientes:

Meta-pensamiento: Es decir, la capacidad para pensar en abstracto sobre cosas


que solo están presentes en nuestra imaginación, ya que no evocamos por el hecho de
estar siendo registradas por nuestros sentidos en ese momento determinado. Es
importante hacer notar que este tipo de pensamientos puede tener varios grados de
abstracción, lo cual incluye la posibilidad de pensar en como pensamos. Es este tipo de
procesos en el que intervienen las Terapias Cognitivo – Conductuales.

Gestión de la memoria de trabajo: Lesiones en ciertas partes del lóbulo frontal


hacen que la memoria de trabajo se vea afectada. Esto significa que el lóbulo frontal tiene
un papel a la hora de mantener en un tipo de memoria “transitoria” información relativa a
un problema que debe ser resuelto en tiempo real, y que una vez solucionado estos
perderán su valor. Gracias a esta capacidad cognitiva podemos llevar a cabo tareas
complejas en tiempo real, tareas que requieren de tener en cuenta diferentes variables y
piezas de información.

Ideación a largo Plazo: actualmente se cree que el lóbulo frontal permite


proyectar experiencias pasadas en situaciones futuras, todo ello a partir de las normas y
dinámicas que se han ido aprendiendo por el camino. A su vez, esto permite situar
objetivos, metas e incluso necesidades en un punto muy alejado del presente, a meses o
años vista.
Planificación: Pensar en el futuro permite imaginar planes y estrategias, además
de sus posibles resultados y consecuencias. El lóbulo prefrontal no solo “crea” posibles
escenas futuras en nuestra mente, sino que también nos ayuda a navegar por ellas
buscando nuestros propios objetivos.

Así pues, mientras otras partes del cerebro están diseñadas para orientarnos
hacia los objetivos más a corto plazo, los lóbulos frontales permiten que aspiremos a
metas de naturaleza más abstracta, gracias a las cuales somos capaces de cooperar, ya
que las cadenas de acciones que nos llevan conseguirlas son lo suficientemente largas y
complejas como para que en ellas tengan cabida más personas.

Control de la propia conducta: La zona orbital del lóbulo frontal (es decir, la zona
inferior de este, que queda cerca de las orbitas de los ojos) está en constante relación con
los impulsos que vienen de la zona del sistema límbico, la estructura en las que se
originan las emociones. Es por eso que uno de sus funciones es amortiguar los efectos de
esas señales, para evitar que ciertos arrebatos emocionales e impulsos que requieren ser
satisfechos cuanto antes entorpezcan los planes cuya meta está situada a largo plazo. En
definitiva, todo esto facilita el autocontrol.

Cognición social: Los lóbulos frontales nos permiten atribuir estados mentales y
emocionales a los demás, y que esto influya en nuestra conducta, de este modo,
interiorizamos posibles estados mentales de la gente que nos rodea. Esto, unido a que tal
y como hemos visto los lóbulos frontales nos permiten planificar teniendo en cuenta a
otras personas, hace que estas zonas de la corteza cerebral nos predispongan a crear
tejidos sociales complejos.

Los Giros del lóbulo frontal, las cuatro circunvoluciones principales de la corteza
frontal son los giros precentral, frontal superior, frontal medio y frontal inferior. Además,
también es importante mencionar los giros de la cara inferior del lóbulo frontal, que
incluyen el giro recto y los giros orbitarios.

El giro precentral contiene la corteza motora primaria (área 4 de Brodmann), que


es la responsable de integrar las señales de las diferentes regiones cerebrales para
modular la función motora; cada corteza motora primaria envía instrucciones para el
movimiento voluntario del lado contralateral (opuesto del cuerpo). Penfield descubrió que
la función motora se organiza topológicamente, es decir, que cada parte del cuerpo se
encuentra representada en un área específica de la corteza.

La corteza motora es la parte del lóbulo frontal involucrada en los procesos de


planificación, ejecución y control de los movimientos voluntarios. Puede entenderse que
es en esta parte del cerebro donde la información sobre el entorno y sobre la propia
información que se procesa en el cerebro se convierte en acción, es decir, en señales
eléctricas destinadas a activar músculos del cuerpo. Esta a su vez se divide en:
Corteza motora primaria (M1) es en esta zona donde se originan gran parte de
los impulsos nerviosos que bajaran por la espina dorsal para activar músculos concretos.
Corteza pre-motora (APM) es la parte del lóbulo frontal encargada de hacer que
el aprendizaje de experiencias pasadas influya sobre la técnica del movimiento. Por eso,
tiene un papel muy importante que realizamos constantemente y de los cuales somos
expertos, como los que están asociados con el control postural y los movimientos
proximales (es decir, los que se realizan con partes del tronco o zonas muy cercanas a
él). Trabaja recibiendo información de los ganglios basales y el tálamo, especialmente.
Área motora suplementaria (AMS) está involucrada en la realización de
movimientos muy precisos, como los que requieren de la utilización de los dedos de las
manos de forma coordinada.

El Giro frontal inferior es una de las muchas circunvoluciones que tiene el


cerebro humano; son pliegues que conforman el relieve característico de este órgano y
que le otorgan ese aspecto arrugado a su superficie exterior, la corteza cerebral. Está
situado debajo del surco frontal inferior, y se extiende hacia adelante desde la parte
inferior del surco precentral.se pueden identificar hasta tres partes distintos en el giro
frontal inferior: el par opercular, el par triangular y el par orbital. Sus principales funciones
tienen que ver con el control ejecutivo y la planificación de conductas complejas, la toma
de decisiones o la gestión de adecuación del comportamiento a las normas sociales. En
los últimos años, las investigaciones se han centrado en el papel del giro frontal inferior en
un aspecto especifico del control ejecutivo: la inhibición conductual o inhibición de la
respuesta. ésta puede definirse, en términos generales, como la capacidad que tenemos
para controlar y retener las respuestas a estímulos internos o externos rutinarios o
predominantes, que aparecen durante la realización de alguna tarea. Otra de las
funciones estaría implicada en el control atencional.

Cabe señalar también el papel que juega el giro frontal inferior en el


procesamiento del lenguaje, puesto que el área de Broca forma parte de esta
circunvolución. Esta región cerebral situada en el hemisferio izquierdo, es esencial en la
expresión del lenguaje y la producción del habla, ya que se encarga de planificar la
secuencia de movimientos necesarios para que podamos articular las palabras que
pronunciamos.

Trastornos relacionados con el lóbulo frontal.


 Los más frecuentes son ocasionados por el Ictus de una parte del cerebro,
suele manifestarse con una pérdida de función o déficit, no tan fácil de
reconocer como la parálisis de una extremidad o la función alterada del
habla. La destrucción de la parte de la corteza motora o sus vías a nivel de
sustancias blancas del hemisferio o del tronco encefálico ocasiona parálisis
o parecía, el grado de parálisis depende de la localización, tamaño y grado
de destrucción. En ocasiones no hay una clara pérdida de fuerza, pero si
se desarrolla torpeza en los movimientos finos de la mano.
 Las investigaciones realizadas a pacientes con lesiones en el lóbulo
prefrontal que incluyen el giro frontal inferior han revelado que estos suelen
presentar un déficit de inhibición de respuestas, este mecanismo según las
investigaciones al parecer se encuentra alterado en pacientes con trastorno
obsesivo compulsivo. (TOC).
 Los estudios realizados con personas con trastornos del espectro autista
(TEA) muestran la existencia de alteraciones en la actividad de sus
neuronas espejo, concretamente en el giro frontal inferior, la ínsula y la
corteza cingulada. Estas alteraciones explicarían la incapacidad de estas
personas para captar las intenciones de los demás y experimentar la
empatía, tal como lo hacemos las personas sin TEA. Ya que el lóbulo
frontal se encarga de las funciones como la memoria: regulación de
estímulos del medio, tanto visuales como auditivos. También está implicado
en la regulación emocional, el control de impulsos y en el comportamiento
social.
 Se ha comprobado que las lesiones en el área de Broca, que corresponden
al área 44 y al área 45 de Brodmann (Par opercular y par triangular del giro
frontal inferior en el hemisferio izquierdo) implican dificultades de tipo
lingüístico como las siguientes: Problemas para generar y extraer
significado de ciertas acciones, dificultades para secuenciar elementos
motores y expresivos, problemas semánticos y sintácticos,
empobrecimiento del lenguaje. en casos extremos puede haber mutismo o
acinético o hipolalia (disminución o retraso en la expresión verbal),
disminución de la fluidez verbal, tanto en tareas de tipo fonológico como en
tareas de tipo semántico. Incapacidad para entender refranes o frases
hechas.
Lóbulo Parietal Se encuentra entre los lóbulos frontal y occipital, se encarga
principalmente de procesar información sensorial que llega de todas partes del
cuerpo, como el tacto, la sensación de temperatura, dolor y la presión, y es capaz
de relacionar esta información con el reconocimiento de números. También hace
posible en control de los movimientos gracias a su cercanía a los centros de
planificación del lóbulo frontal.

Además, recibe información visual proveniente del lóbulo occipital y trabaja


creando asociaciones entre este tipo de datos y otros inputs provenientes de otras
áreas.

La corteza somatosensorial está ubicada en una zona específica situada en


el lóbulo parietal, la corteza somatosensorial es aquella responsable de procesar y
tratar la información de naturaleza sensorial que procede de la dermis, los
músculos y las articulaciones, recibe e interpreta toda aquella información que
proviene del sistema táctil. Las sensaciones de dolor, temperatura, presión, así
como la capacidad para recibir el tamaño, la textura, y la forma de los objetos
también son posibles gracias a esta sección de la corteza cerebral. Las principales
funciones de la corteza somatosensorial son:
 Procesamiento de las sensaciones de dolor.
 Procesamiento de la información táctil.
 Procesamiento de las sensaciones térmicas.
 Procesamiento de las sensaciones vibratorias.
 Movimiento voluntario de las manos.
 Movimiento de la musculatura orofacial.
 Deglución voluntaria.

Capas de la corteza somatosensorial.

El córtex somatosensitivo está formado por seis capas de tejido nervioso. La primera de
estas capas es la más exterior, aquella que se encuentra más próxima a la superficie
cerebral, entre sus funciones se encuentra la de enviar señales sensitivas que estimulen
la cuarta etapa. Además, tanto la primera capa de tejido como, como la segunda reciben
señales que controlan el nivel de excitabilidad del sistema sensorial.

En cuanto a la segunda y tercera capa de la corteza somatosensorial, las neuronas que la


componen son las encargadas de enviar, a través, del cuerpo calloso, señales a las
regiones emparentadas de la corteza cerebral correspondientes al hemisferio opuesto.

Finalmente, la quinta y la sexta capa tienen como función principal y única enviar señales
neuronales a las zonas más profundas del sistema nervioso.

El área somatosensorial primaria es la principal encargada del tratamiento de las


sensaciones somáticas. La información en las que se almacenan estas sensaciones son
enviada por los receptores que se ubican en todo el cuerpo, estos receptores reciben
información del exterior, temperatura, dolor, la postura o situación en la que se encuentra
nuestro cuerpo, transmiten la información a la corteza somatosensorial primaria a través
de las fibras nerviosas que se encuentran en el Tálamo.
Cualquier tipo de lesión o deterioro provocados en esta zona puede causar
numerosas alteraciones en la capacidad para percibir sensaciones, entre estas se
encuentran.

 Disminución o pérdida de la sensación del dolor y térmicas.


 Alteraciones en la capacidad de percibir la posición del propio cuerpo y de
los movimientos.
 Deterioro de las sensaciones y funciones táctiles.

El área o corteza somatosensorial de asociación, en ella se produce la unión e


integración de toda la información correspondiente a las sensaciones generales. Gracias
a esta zona, podemos reconocer e identificar los estímulos y objetos que nos rodean; ya
que permite la evaluación y comprensión de las características generales de estos.

Las lesiones de la corteza somatosensorial de asociación, si esta región sufre


cualquier tipo de daño o degradación, se mantiene la capacidad de percibir las
sensaciones generales del entorno. No obstante, el cerebro es completamente incapaz de
darle sentido a esa información. Es el caso de las agnosias, en el que el principal
problema consiste en un déficit en el reconocimiento de los objetos y las personas.

Lóbulo Occipital. En los seres humanos es el menos de los cuatro principales


lóbulos del cerebro y se encuentra en la zona posterior del cráneo, cerca de la nuca.

Es la primera zona de la neocorteza a la que llega la información visual. Por lo


tanto, tiene un papel crucial en el reconocimiento de objetos cuya luz es proyectada por la
retina, aunque por si misma no tiene la capacidad para crear imágenes coherentes. Estas
imágenes son creadas a partir del procesamiento de estos datos en unas zonas del
cerebro llamadas zonas de asociación visual.

El lóbulo occipital manda información sobre la visión hacia otros lóbulos cerebrales
a través de dos canales de comunicación diferentes.

 El primero de ellos, que va hacia la zona frontal del cerebro a través de la zona
ventral (es decir, la más alejada de la zona superior de la cabeza), procesa
información sobre el “que” de lo que se ve, es decir, el contenido de la visión.
 El segundo canal, que va hacia la parte frontal a través de la zona dorsal (cercana
a la coronilla), procesa el “como” y el “donde” de lo que se ve, es decir, aspectos
del movimiento y la localización en un contexto más amplio.

Las afecciones principales que se presentan al estar lesionado el lóbulo occipital


son las agnosias visuales. También pueden presentarse alucinaciones visuales
elementales o complejas, pueden llevar a discapacidad visual, convulsiones focales o
déficit sensitivos o motores. Lesiones a la corteza visual primaria resultan en ceguera del
área correspondiente del campo visual.

Lóbulo temporal. Este lóbulo ocupa la fosa craneal media longitudinalmente y su


nombre se basa en la relación que tiene con el hueso o región temporal del cráneo. Cara
lateral: (superiormente), una línea entre la parte superior del surco parietoccipital y la
incisura preoccipital (posteriormente). Cara inferior: surco colateral (superiormente) línea
entre la incisura preoccipital y el rodete del cuerpo calloso (posteriormente). El lóbulo
temporal contiene áreas corticales (corteza temporal) que procesan la audición, así como
aspectos sensoriales como el lenguaje y la memoria. Integra la percepción auditiva, los
componentes receptivos del lenguaje, la memoria visual, la memoria declarativa (fáctica) y
la emoción. Posee giros temporales superior, medio e inferior. Cara inferior: giro temporal
inferior y giro occipitotemporal (fusiforme).

Las áreas auditivas: el giro temporal transverso anterior (área 41) en gran parte
contiene al área auditiva primaria (A1) y el giro temporal transverso posterior (área 42) el
área auditiva secundaria (A2) estas áreas son partes especializadas de la corteza,
responsables por la recepción de información auditiva (vía radiaciones auditivas) desde el
núcleo del cuerpo geniculado medial. También en el giro temporal superior se encuentra
el área 22 de Brodmann que contiene el al área auditiva de asociación, que recibe
información tanto del área auditiva primaria como del tálamo. Esta área es responsable de
la interpretación de sonidos y de la asociación entre las entradas auditivas con otras
informaciones sensitivas.

La corteza auditiva con sus zonas primaria, secundaria y asociativas son las
encargadas de, además de percibir los sonidos, realizar la codificación e interpretación de
la información auditiva, siendo un elemento indispensable para la supervivencia y la
comunicación. En este último aspecto destaca su participación en la comprensión del
habla que se da en el área de Wernicke.

El área de Wernicke se encuentra en la parte posterior del área 22 (en la porción


posterior del giro temporal superior) del hemisferio dominante (usualmente el izquierdo),
dentro del área auditiva secundaria. Esta área es importante ya que juega un papel clave
en la comprensión del lenguaje escrito y el habla, permitiendo la comunicación verbal
entre individuos. Sin embargo, la producción del lenguaje se da en otra área conocida
como el área de Broca situada en la corteza frontal. El remanente del lóbulo temporal,
particularmente la cara inferior, contiene una corteza de asociación no auditiva la cual se
encuentra involucrada en el procesamiento de la información visual.

El giro angular. Esta área resulta de especial relevancia, debido a que es la que
permite la lectoescritura. En ella se asocia la información visual con la auditiva,
permitiendo asignar a cada grafema su correspondiente fonema y haciendo posible que
se produzca un cambio en el tipo de datos con los que trabaja el cerebro, de imágenes o
sonidos con un componente simbólico. En personas con lesiones en esta zona, la lectura
suele estar afectada, siendo muy lenta o inexistente.

El Giro Supramarginal forma parte del área sensitiva terciaria, participa en el


reconocimiento táctil, además de participar en el lenguaje. gracias a ella somos capaces
de reconocer el relieve de las letras mediante los dedos y asociarlas a sonidos.

El lóbulo temporal medial, como su nombre lo indica, se ubica en el aspecto medial


del lóbulo temporal. Es distinto al resto del lóbulo temporal, formado por neocorteza. Este
término se refiere a ciertas estructuras que son parte de lo que denominamos lóbulo
límbico: la amígdala, el hipocampo, el uncus, el giro dentado, y el giro parahipocampal.
Estas estructuras son fundamentales en el proceso del aprendizaje y la memoria, así
como la regulación de las emociones. Participa en la memoria y el reconocimiento,
procesando la información y ayudando a pasar de memoria a corto plazo a memoria a
largo plazo. En el hemisferio izquierdo se encarga de la información de tipo verbal
mientras que en el derecho se almacenan patrones visuales. Es en esta área del lóbulo
temporal donde aparecen las primeras lesiones en el Alzheimer, produciendo su
sintomatología inicial.

Área de asociación parieto-temporo-occipital. Se trata de un área de asociación que


se encarga de integrar la percepción visual, auditiva y somática. Entre otras muchas
funciones de gran relevancia, destaca su participación en la percepción y atención al
espacio, pudiendo causar su lesión en el padecimiento de una heminegligencia.

El lóbulo temporal procesa los recuerdos y los integra con las sensaciones del gusto,
el oído, la vista y el tacto. Hay que tomar en cuenta que en realidad hay dos lóbulos
temporales uno en cada hemisferio cerebral. Esta consideración resulta relevante, ya que
algunas de las funciones de este lóbulo se localizan en la mayoría de las personas en un
hemisferio especifico. Sin embargo, cuando a causa de alteraciones neurológicas una
parte de un lóbulo temporal deja de funcionar pueden llegar a ser realizadas total o
parcialmente por su homólogo del hemisferio opuesto.

Área de asociación del sistema límbico. Esta parte del lóbulo temporal se encarga de
dotar de información emocional a las percepciones, integrando emoción y percepción.
Participa también en la memoria y aprendizaje. Asimismo, otras investigaciones han
reflejado que también tiene que ver con la regulación de la conducta sexual y en el
mantenimiento de la estabilidad emocional.

En definitiva, esta parte del lóbulo temporal integra procesos mentales vinculados a
las emociones y permite que nuestras vivencias dejen una huella en nosotros que va más
allá de lo que podemos explicar con palabras.

Trastornos derivados de lesiones en el lóbulo temporal.

 Sordera cortical. Este trastorno supone la pérdida de la facultad auditiva, a


pesar de que los órganos sensoriales funcionen correctamente. Es decir, la
información llega a los órganos perceptivos, pero no llega a ser procesada
por el cerebro, con lo cual se pierde la percepción del sonido por completo.
Esta alteración se produce por la destrucción de las cortezas auditivas
primaria y secundaria o las vías nerviosas que acceden a ellas de ambos
hemisferios.
 Hemiacusia. Al igual que con la sordera, esta afectación se produce por la
destrucción de la corteza auditiva primaria y secundaria, con la diferencia
de que esta destrucción solo se ha dado en un solo hemisferio. De este
modo, se pierde por completo la audición del oído opuesto al hemisferio en
el que se ha dado la lesión, pero dado a que las cortezas auditivas del otro
hemisferio siguen estando funcionales la audición es posible por el otro
oído.
 Prosopagnosia. El afectado pierde la capacidad de reconocer caras,
incluso de sus seres más queridos. El reconocimiento de personas ha de
darse por otras vías de reconocimiento del cerebro. Esta alteración está
causada por lesión bilateral en la zona temporoccipital.
 Heminegligencia. Causado por la afectación del área de asociación parieto-
temporo-occipital, este trastorno supone la dificultad para orientarse, actuar
o responder a estímulos que ocurren en el lado opuesto respecto al
hemisferio lesionado. La atención hacia ese hemicampo perceptivo cesa, si
bien la propia persona puede moverse de modo que los estímulos que se
pierde queden al alcance del campo perceptivo funcional. Suele aparecer
juntamente con la anognosia, que es el desconocimiento de la existencia
de una alteración.
 Afacias. Son trastornos del lenguaje debido a una lesión cerebral, los
efectos varían según la localización de la lesión, y cuando esta afecta el
lóbulo temporal hay ciertos síntomas característicos. Los que más
destacan son la afacia de Warnicke, producida por una lesión en el área
del mismo nombre, en el que se produce una pérdida o dificultad en la
comprensión verbal y la repetición, cosa que produce graves problemas a
quien la sufre, la afasia anomica, es la pérdida o dificultas para encontrar el
nombre de las cosas, producida por lesiones en áreas asociativas temporo-
parieto-occipitales, o a sensorial transcortical, en las que hay dificultades
en la comprensión pero no en la repetición, siendo producto de lesiones en
áreas asociativas temporo- parieto-occipitales. Si se lesiona la conexión
del área de Warnicke con el área de Broca, el fascículo arqueado, se
producirá la llamada afasia de conducción, en que destaca la dificultad en
la repetición y una comprensión algo alterada, pero se mantiene una buena
fluencia.
 Amnesia anterógrada. Supone la incapacidad para grabar en la memoria
material nuevo. Es decir, se imposibilita que el paciente pueda recuperar
sea permanente o temporal la información declarativa de la actividad
realizada tras la lesión. Esta alteración es producida por lesión en el lóbulo
temporal medial, especialmente en el hipocampo.
 El síndrome de Klüver-Bucy se trata de un trastorno muy frecuente en
demencias, como al Alzheimer. Se caracteriza por la presencia de
mansedumbre, pasividad, hiperoralidad, dificultades de atención sostenida,
desaparición del miedo o hipersexualidad. Se da ante lesiones del temporal
medial a nivel bilateral.

La Ínsula. Es una parte de la corteza que queda oculta entre el resto de lóbulos
del cerebro, y para verla, es necesario apartar entre sí los lóbulos temporal y parietal. Es
por eso que frecuentemente no es tenida como un lóbulo más. Hoy en día es considerada
otro lóbulo del cerebro, independiente y con funciones propias. Este lóbulo es el que
menos se ha estudiado, por lo que es considerado un lóbulo nuevo ya que hay poca
información sobre esta estructura.

La ínsula es un lóbulo que tiene forma triangular, se encuentra rodeada por surcos
limitantes que definen las tres partes de opérculo cerebral: el frontal, parietal y temporal.
Al ser estos retraidos se pueden observar el surco central de la insula, dividiéndola en una
porción anterior y otra posterior. La porción anterior incluye tres giros cortos: anterior,
medio y posterior. Además, se puede observar al giro accesorio en el margen ventral de la
porción anterior. Por otro lado, la porción posterior incluye a dos giros largos: anterior y
postrior.

Está pegada a estructuras encargadas de hacer posible la aparición de


emociones, al estar muy conectada a muchas áreas del sistema límbico, probablemente
se encarga de mediar entre estas y los procesos cognitivos que se realizan en el resto de
los lóbulos del cerebro.
La porción anterior de la corteza insular es considerada como una parte del
“cerebro social”, puesto que tiene un rol principal en la respuesta de cooperación
interpersonal durante el intercambio social. Otras de las funciones en que interviene esta
región cortical cerebral son: el control cardíaco (provee la codificación consciente de la
actividad visceral y los sentimientos objetivos ante dichos eventos, el apetito, la excitación
sexual en ambos sexos y el dolor.

Diversos estudios de neuroimagen han relacionado al lóbulo de la ínsula con los


deseos, los antojos y las adicciones, así mismo se ha evidenciado que este lóbulo juega
un papel de suma importancia en cuanto a los trastornos psiquiátricos, tales como la
esquizofrenia, los trastornos de pánico, el estrés postraumático y el trastorno obsesivo –
compulsivo.

No es difícil observar que la corteza insular tiene amplias conexiones con


estructuras cerebrales adyacentes y juega un rol importante en varias actividades del
sistema nervioso central (SNC).

Las principales patologías asociadas a la lesión de la ínsula son:

 Epilepsia insular. Por lo general esta tiene sintomatología similar a las epilepsias
del lóbulo temporal y esto es exactamente lo que divide a los expertos en dos
grupos: los que creen que las crisis epilépticas tienen origen en el lóbulo de la
ínsula y los que creen que es una epilepsia del lóbulo temporal que es transmitida
a la corteza del lóbulo de la ínsula. Algunos expertos sostienen que el lóbulo de la
ínsula tiene capacidad para dar origen a las crisis epilépticas. La dificultad en
probarlo se debe a la ubicación de la ínsula la cual se encuentra profunda en el
cerebro dificultando la toma de información con un (EEG).
 Está relacionada con las conductas aditivas, apatía, falta de atención y motivación.

En conclusión, las estrechas relaciones del cerebro con los procesos psicológicos
dejan de manifiesto que las lesiones que este puede sufrir, tendrán consecuencias en las
conductas del individuo y que, desde el campo terapéutico, podemos trabajar en base a la
información neurológica como punto de orientación para los procesos de intervención
pertinentes y concretos.
Referencias.

 S.G. Waxman: Clinical Neuroanatomy, 26 edicion, The McGraw-Hill


(2010), p. 262-263.
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y funciones. Portal Psicología y Mente.
https://psicologiaymente.com/neurociencias/lóbulo-temporal.
 Netter, F. (1989) Sistema Nervioso. Anatomía y Fisiología. Tomo 1.1.
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