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LOS 4 ELEMENTOS

Este cuestionario es el espejo de cómo tú piensas y como te comportas, te ayudará a ver qué tan
diferente o igual eres a los demás. Esto no es científico y las respuestas no son malas ni buenas.
Debes estar seguro de:

Contesta en esta página.


Del 1 al 4 en las palabras de cada línea.

Escribe 4 a lo que mejor describe lo que haces.


Escribe 3 a lo que haces bien, luego 2 y al final lo que menos.
Completa cada línea con 4, 3, 2 y 1 (sin repetir)

DECIDIDO ORDENADO CONSCIENTE ESPONÁNEO

RESULTADOS SISTEMAS APOYO INSPIRACÍON

DESTINO HORARIO VIAJE DESCUBRIMIENTO

FRANCO CRÍTICO INDECISO FÁCIL DE DISTRAER

VALIENTE EXACTO PACIENTE ENTUSIASTA

HECHOS LÓGICA SENTIMIENTO POSIBILIDADES

MTAS CALIDAD ACUERDO IDEAS

COMPETITIVO ANALÍTICO LEAL OPTIMISTA

TOTAL:
AIRE FUEGO

TIERRA

AGUA

HEMISFERIO IZQUIERDO HEMISFERIO DERECHO Orden

Claros

Lógico
Hechos Piensan b
Resultados
27
Firmes

Decisiones

22
El fuego, la luminosidad y la pasión:
Se trata de personas que tienen brillo propio, son enérgicas y concentran la atención de los demás.
Son viscerales, van de frente, verborrágicas, expresivas, apasionadas cuando algo les encanta.
Atributos: fuerza, iniciativa, tomar la delantera, impaciencia, ansiedad, reacciones rápidas, abren
posibilidades, impetuosidad. El fuego avanza; tiene magia. También puede devorar.
En el caso de que no tengas predominantemente el elemento fuego, puedes ser excesivamente
prudente y con miedos a correr riesgos.
Estrategias para potenciar el elemento fuego: hacer deportes, mantenerte en movimiento físico,
canalizar la energía en forma apropiada, exponerte al sol, actuar y expresarte.

La tierra, el trabajo y la persistencia:


En este caso, aparecen como rasgos la constancia, la laboriosidad, el trabajo y el nunca rendirse.
Saben que la perseverancia y el esfuerzo continuado son claves para alcanzar sus objetivos.
Atributos: firmeza, tenacidad, ser concretos, paciencia, seguridad, cautela al tomar decisiones,
estabilidad, fijar límites.
Si te faltara este elemento, es posible que tengas desorganización en tu vida, por lo que los
proyectos quedan truncos y se dificulta el obtener logros.
Cómo potenciar el aspecto tierra: diseñar planes concretos y cumplirlos; y actividades manuales que
requieran enfoque y minuciosidad en los detalles.

El agua, la empatía y el fluir:


Personas “agua” pueden empatizar rápidamente con las demás. Tienden a comprender, a ser
sensibles y enfocados en las necesidades de otros.
Generalmente fluyen con lo que la vida les va presentando, a través de asumir ese devenir con un
estilo calmado, tranquilo por fuera.

Atributos: ideas, cambio, transformación, perspectiva, desapego, liviandad del ser, cambian de
dirección si hace falta, sus acciones abren surcos y buscan su camino; tienen sueños, fantasías y
pensamientos fluidos.
En caso de que te falte este elemento, puede que manifiestes poco registro de tus emociones, y, por
lo tanto, dificultad en detectar lo que sienten los demás.
Herramienta práctica para potenciar o incorporarlo: abrazos, contacto físico, actuar, concretar,
cualquier disciplina artística; trabajar en la inteligencia emocional.

El aire, la libertad y la socialización:


Con creatividad, libertad y habilidades sociales muy desarrolladas, las personas donde prevalece el
elemento aire son curiosas e interesadas por todo.
Tienen múltiples aficiones y sus pensamientos se mueven rápidamente. Migran de una idea, espacio
y personas de un tipo a otro sin inconvenientes. No se atan a nada, y necesitan su propio espacio.
Atributos: adaptabilidad, les gusta su espacio de intimidad, vínculos de tipo emocional,
entendimiento, escucha y receptividad.
Si te falta “aire” en tu personalidad, quizás se dificulte ver objetivamente las situaciones y tomar
distancia.
Para trabajar en este aspecto: analizar y llevar al hemisferio izquierdo del cerebro (más racional) tus
pensamientos e ideas, para procesarlas de esta manera; tomar paseos, hacer viajes, rodearte de
personas y culturas diferentes, aprender idiomas; salir de tu forma de ser habitual.
Temperamento

Se trata de una predisposición bioquímica que te vuelve susceptible a presentar distintas respuestas psico-
físicas. Para muchos autores, el temperamento es también un elemento heredado y forma parte de tu núcleo de
personalidad.
En términos generales, el temperamento se define alrededor de los seis años de edad y a partir de ese momento
se construye una base de identidad sobre la que paulatinamente configuras tu personalidad.

Según Hipócrates, existen cuatro fluidos corporales que definen nuestro temperamento y que se corresponden con
elementos de la naturaleza, estos son: sangre – aire, bilis negra – tierra , flema – agua y bilis amarilla – fuego.
El predominio de alguno de estos fluidos es el que define tu temperamento y te orienta hacia ciertas conductas y
tipos de pensamiento. De manera general se pueden enunciar los perfiles de cada temperamento de la siguiente
forma:

● Sanguíneo (dominado por la sangre): carismático, extrovertido, empático, sociable y emotivo.


● Melancólico (dominado por la bilis negra): soñador, idealista, poco práctico, creativo y un tanto depresivo.
● Flemático (dominado por la flema): estable, calmo, paciente, reflexivo, intuitivo y sistemático.
● Colérico (dominado por la bilis amarilla): determinado, crítico, aguerrido, perfeccionista e impaciente.

Carácter

Responde a una estructura cultural que configura el aspecto moral de las personas. Tu carácter crea patrones de
conducta estables que definen tu desenvolvimiento en los círculos familiar, social y laboral.

Muchos de los elementos que construyen tu carácter son de origen ético y fueron implantados en ti a través de la
educación en los primeros años de vida. Estos elementos suelen determinar tus conceptos de «bueno» y «malo», y
crean en tu interior esa voz de la consciencia que te ayuda a tomar decisiones sobre la manera en la que debes
comportarte.

En concordancia con tu carácter se configuran los objetivos de vida que persigues y se crean algunas
limitaciones auto impuestas que podrían frenarte a proyectar objetivos más ambiciosos – aquí se encuentran ideas
que asumimos como ciertas del tipo «la gente rica sufre más» o «prefiero ser pobre pero honrado».
Inteligencia

Es quizá el aspecto más dinámico de tu personalidad y se distingue por tu capacidad de amoldarte a nuevas
situaciones y tu habilidad para resolver los problemas que la vida te plantea.
Aquí entra en juego tu manera de interpretar la información que recibes del mundo exterior y tu disposición para
enfrentarte a conceptos que contradigan lo que crees saber.

Aunque existen muchos factores que intervienen en el desarrollo de tu inteligencia, es importante señalar que tu
habilidad para resolver problemas y asimilar información no tiene una relación directa con tu nivel académico o
cultural; dicho de otra forma, una persona inteligente no es siempre la que estudia más, sino la que resuelve mejor
– aunque claro, si te mantienes abierto/a al aprendizaje constante y tienes buenos hábitos de estudio podrás
aprovechar mejor todo el potencial de tu intelecto.

Existen teorías que dividen la inteligencia en distintos tipos, precisando que cada individuo suele tener una mayor
inclinación hacia determinados tipos de inteligencia, mientras reduce el desarrollo de algunos otros.

La división más común de inteligencias es la siguiente:

● Lógico – matemática: habilidad para los números y el pensamiento práctico


● Lingüística – verbal: habilidades de expresión oral y escrita
● Visual – espacial: capacidad de reconocer las dimensiones de los objetos y manipular eficientemente
herramientas que implican desplazamiento y ubicación
● Musical: sensibilidad para la apreciación, reconocimiento y creación de sonidos, ritmos y melodías
● Natural: capacidad para relacionarse armónicamente con flora y fauna
● Corporal: habilidad para controlar el propio cuerpo (flexibilidad, reflejos, velocidad) y consciencia de la
expresión física (lenguaje corporal)
● Interpersonal: habilidad para empatizar con las demás personas y reconocer sus necesidades y sensaciones
● Intrapersonal: capacidad de conectar con uno mismo, reflexionar y construir una visión objetiva de tus
habilidades y defectos

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