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La lucha por los Derechos Humanos tiene una constante a lo largo de la historia:
ser, con muy diversas formas, y con muy diversos contenidos, una misma realidad
básica: la reivindicación por parte de los grupos y clases dominadas (marginados,
minorías, etc...), del ejercicio de su poder social.
En muchos casos, y esta es una constante en la historia hasta hace pocas décadas,
se entendía esa lucha por el propio ejercicio del poder social como una lucha por el
Poder; esto es, como una lucha por hacerse con la titularidad del Poder político del
Estado. Y ello en función de que la teoría y la realidad del poder se contemplaban
exclusivamente desde la óptica del Poder político estatal. Parecía, incluso, que la
función de los partidos políticos fuera, exclusivamente, hacerse con la titularidad
del poder político del Estado.
Por eso se puede explicar que los teóricos del poder se limitasen, en su inmensa
mayoría a contemplarlo sólo en su dimensión política, olvidando que previo al
concepto del poder político se encuentra el concepto de poder social. En
consecuencia la reivindicación de los Derechos Humanos se está planteando como
una reivindicación de poder social, no tanto como una forma de poder político.
Además se ha comprobado que la pura lucha por el poder (entendida como una
lucha por el poder político del Estado) no puede constituir, per se, en el momento
actual una garantía de los Derechos Humanos. Suponiendo, como parece cierto,
que el poder económico sea determinante, en última instancia del poder político, y
suponiendo, como también parece cierto, que el centro de decisiones de poder esté
estrechamente vinculado a los centros de poder económico (centros financieros,
transnacionales, etc...), parece evidente la insuficiencia de la lucha por los
Derechos Humanos desde la perspectiva tradicional y la necesidad de su sustitución
-a pesar de las dificultades que ello entraña- por una nueva óptica, más general (no
puramente superestructural) y en la que los análisis y estrategias vayan
directamente dirigidas a sustituir las estructuras de poder de dominación por
estructuras de poder de coordinación.
Se trata, entre otras cosas de plantear y actuar nuevas estrategias para hacer
frente a esa nueva forma de dominación que supone el poder anónimo y difuso de
los centros de poder económico. En este sentido han tomado un papel decisivo las
organizaciones no gubernamentales dedicadas a la difusión y protección de los
Derechos Humanos. Algunas de estas organizaciones, de creación social
espontánea, tienden puentes nuevos, horizontales, de colaboración entre los
pueblos del Norte y del Sur, prescindiendo de las relaciones desiguales que el Norte
y el Sur establecen a nivel de Estado y de intercambio comercial y tecnológico.
En el ámbito interno del Estado, se tiende en la actualidad, sin desconocer la
importancia de la lucha por el poder en el sentido tradicional, y por tanto como
forma de conquista de los derechos fundamentales desde el orden institucional
estatal, entre otras razones, en cuanto freno a la institucionalización de un sistema
totalitario a crear nuevas formas de poder social, no necesariamente estructuradas
bajo el poder del estado, que potencien alternativamente las relaciones horizontales
dentro del tejido social. El poder supremo del Estado está siendo contestado por los
poderes de la sociedad civil en cuanto que contrapoderes. La visión tradicional del
poder estatal protegiendo activamente los derechos está siendo desbordada por
nuevas formas de participación en el reconocimiento y en las garantías de los
Derechos Humanos. Comienza a ser denunciada, cada vez con mayor fuerza, la
visión tradicional estatista, como forma de "providencialismo", como paternalista y
en el fondo, como fórmula antiparticipativa.
No hay que olvidar, por otra parte, que en el ámbito internacional -artículo 17 de la
Declaración de los derechos y Libertades Fundamentales, del Parlamento Europeo,
de 16 de Mayo de 1989- y las constituciones actuales, entre ellas la Constitución
española de 1978, en su artículo 1, 2, afirman que la soberanía reside en el pueblo
"del que emanan los poderes del Estado". Por lo cual, reivindicar la hegemonía real
-no puramente formal- del poder social no sólo no está en contradicción con la
figura del Estado de Derecho, sino que incluso se puede afirmar que está en la
misma base ideológica legitimadora del mismo. El problema es, entonces, buscar
instrumentos de maximación del poder (real) del pueblo, de tal modo que se
asegure el lazo existente entre la atribución nominal del poder (como hacen las
constituciones) y el ejercicio real del poder. Los Derechos Humanos, en esta
perspectiva constituyen una invitación a la profundización en la naturaleza de la
democracia.
DEFINICIÓN
Si la terminología referente a los Derechos Humanos se mueve en un ámbito de
equivocidad y confusión, no menos equívocos y confusos resultan los intentos
doctrinales por definirlos.
Siguiendo a Pérez Luño se pueden señalar tres tipos de definiciones de Derechos
Humanos:
A. Tautológicas. No aportan ningún elemento nuevo que permita caracterizar
tales derechos. Una definición tautológica muy repetida en la doctrina es la
que afirma que "los derechos del hombre son los que le corresponden al
hombre por el hecho de ser hombre".
B. Formales. No especifican el contenido de los derechos, limitándose a alguna
indicación sobre su estatuto deseado o propuesto. Una definición formal es la
que afirma que "los derechos del hombre son aquellos que pertenecen o
deben pertenecer a todos los hombres, y de los que ningún hombre puede
ser privado".
C. Teleológicas. En ellas se apela a ciertos valores últimos, susceptibles de
diversas interpretaciones. Una definición teleológica es la que dice que "los
derechos del hombre son aquellos que son imprescindibles para el
perfeccionamiento de la persona humana, para el progreso social, o para el
desarrollo de la civilización".
Dando por sentado lo insuficiente de esta definición, como de todas las definiciones
propuestas hasta el momento, hay que indicar que con ella se ha pretendido:
• Partir de los Derechos Humanos como concepto histórico.
• Superar, en la medida de lo posible, los inconvenientes de las
definiciones anteriores.
• Superar una concepción puramente jurídica de los Derechos Humanos.
La teoría de los Derechos Humanos como forma de poder social, puede
permitirlo.
• Superar, en consecuencia, la clásica contraposición iusnaturalismo-
positivismo.
• Recoger la triple dimensión ético- jurídico-política de los Derechos
Humanos.
• Mostrar la esencial unión existente entre el fundamento de los
Derechos Humanos y sus garantías.
• Superar la clásica concepción institucionista de las garantías de los
Derechos Humanos, que ni en tiempos pasados ni en la actualidad
responde a la verdad de los hechos.
• Establecer una definición formal que, en cuanto tal, pueda ser
referida a cualquier momento histórico.
• Responder coherentemente a los planteamientos metodológicos
sustentados a lo largo del trabajo.
• "Situar" al lector no conocedor de la materia de manera que la
definición pueda servirle de referencia para poder analizar los restantes
problemas concernientes a los Derechos Humanos.
CLASIFICACION DE LOS DERECHOS HUMANOS
Origen
El origen de estos derechos como ya expuse anteriormente no pertenecen a
ninguna revolución en especial, sino que son parte sustancial de la persona por el
hecho de serlo, pero se consagraron por primera vez en la Declaración de los
Derechos del Hombre y del Ciudadano en Francia en 1789.
humano vista desde una perspectiva colectiva. Claro que lo ideal sería poner en
práctica lo expuesto por Luis Carlos Sàchica:
"Esta clasificación es innecesaria y sin consecuencia práctica alguna, si no se crea
un sistema de solidaridad Estado-sociedad-sindicatos, empresas-sociedad, que se
reparten funciones y responsabilidades para su efectividad".
Para la consecución optima de lo que estos derechos protegen, se debería crea las
condiciones materiales estructurales –como lo analizamos en clase- para lograr su
cometido, es decir, crear por un lado una pluralidad de órganos estatales capaces
de cumplir con esta labor y por otro lado cuidar de la desviación de los sagrados
fondo públicos, que necesariamente se los debe invertir en crear éstas condiciones.
Origen
La noción màs antigua que se tiene de éstos derechos es la consagrada en los Arts.
17, 21 y 22 del proyecto de la Constitución Francesa Republicana del 24 de junio de
1793, donde ya se hacía referencia al trabajo remunerado adecuadamente, a la
asistencia social y a la salud.
Estos derechos, trajeron durante tiempo la idea implícita de conformar un Estado
social de derecho, del cual hablaremos a su debido tiempo, y que se consolidó con
la Revolución Rusa (febrero-octubre de 1917) en donde los trabajadores
protestaron por el mal trato al que eran sometidos por parte de los terratenientes.
Origen
Estos Derechos se podría decir que aparecen pero con un perfil bajo en la
Revolución Rusa y que con el paso del tiempo conforme la sociedad ha ido
evolucionando se ha hecho necesario la consagración de dichos derechos en la
Carta Magna para precautelar -en el caso del medio ambiente- un lugar para que
puedan desarrollar íntegramente todas las facultades las generaciones venideras.
Antecedentes mediatos
Como podemos notar en los conceptos anteriormente citados, los Derechos
Humanos no aparecen con las revoluciones, sino por el contrario siempre han
existido, ya que son inherentes al ser humano, por lo tanto constituyen la esencia
del mismo.
Es por ello que se ha hablado desde tiempos remotos de ellos como por ejemplo en
la Biblia o en la época del rey Hammurabì en la Antigua Babilonia, en la antigua
Grecia con Platón como opositor acérrimo del esclavismo y en la edad media con
San Agustín y Santo Tomás de Aquino entre otros han dado fe de que siempre se
ha buscado la dignificación del ser humano.
LIMITES Y LIMITACIONES
Es preciso separar, dentro del contenido o ámbito de ejercicio de los Derechos
Humanos, dos conceptos que aunque están estrechamente unidos son distintos:
el concepto de límite de los derechos fundamentales y el concepto de
limitación de los derechos fundamentales.
El derecho ajeno
El derecho ajeno. (Artículo 4 de la Declaración de Derechos del Hombre y del
Ciudadano de 1789...). Este límite deriva del carácter sistemático de los Derechos
Humanos, del principio de coordinación de los mismos y del contenido del derecho
de que se trate. Así, por ejemplo el derecho a la libertad de expresión tiene su
límite en el derecho a la intimidad o en el derecho al honor.
El orden público
El orden público (artículo 10 de la Declaración Francesa del hombre y del
Ciudadano, Decla. Ame. de Ds.: 28, Decl. Uni.: 29, Protocolo 1º Adicional al
Convenio para la protección de los ds. hs. y libertades funda.: 17 y 18, Pacto Inter,
de Ds. Eco. so. y cul: 4 y 5.) El orden público, como límite de los Derechos
Humanos tiene como características fundamentales:
• La aplicación de la cláusula de orden público debe respetar rigurosamente las
garantías normativas, especialmente los principios de legalidad y jerarquía
normativa. A tenor de ellos, deben definirse por la ley los supuestos que dan
lugar a la excepción del orden público; las competencias que corresponden a
las autoridades administrativas en la adopción de las medidas de que se
trate; la imposibilidad de que sus disposiciones violen normas de rango
superior, etc.
• Debe existir una congruencia y proporcionalidad entre los medios empleados
para mantener el orden público y los fines que se deseen alcanzar, referidos
necesariamente a la evitación o remedio de efectivos desórdenes.
• La aplicación del orden público en la esfera de los derechos fundamentales
debe entenderse siempre de carácter excepcional, sin que quepa una
aplicación arbitraria, caprichosa o extensiva de esta cláusula.
• Los tribunales deben ser en última instancia quienes salvaguarden
(especialmente a través de los recursos de constitucionalidad y amparo) los
derechos fundamentales ante posibles arbitrariedades de la administración.
EL ABUSO DE DERECHO COMO LIMITACION EN EL EJERCICIO DE LOS
DERECHOS HUMANOS
El abuso de derecho significa que ni los poderes del Estado ni los particulares
pueden, al amparo del ejercicio de un derecho fundamental, limitar o atacar a otro
derecho fundamental o bien para desviarse de los límites intrínsecos en el ejercicio
del derecho de que se trate.
El ejercicio de un derecho no debe exceder el uso normal del mismo, de modo que
resulte antisocial o excesivo, resultando de ese ejercicio, daños para terceras
personas. La doctrina del abuso del derecho, que ha sido elaborada
jurisprudencialmente y que luego ha sido recogida normativamente, supone, en
última instancia, la idea fundamental de prohibición de transgresión de la
naturaleza y del contenido esencial de los Derechos Humanos.
El artículo 30 de la Declaración Universal de Derechos Humanos recoge
implícitamente este principio cuando dice: "Nada en la presente declaración...". De
modo análogo el artículo 17 de la Convención de salvaguardia de los derechos del
hombre y de las libertades fundamentales del Consejo de Europa proclama:
"Ninguna de las disposiciones de la presente convención...".
En el sistema jurídico español está también recogido este principio. Así, en el
artículo 11 apartado 2º de la Ley Orgánica del Poder Judicial, de 1 de Julio de 1985,
que afirma que "Los Juzgados y Tribunales rechazarán fundadamente las
peticiones, incidentes y excepciones que se formulen con manifiesto abuso de poder
o entrañen fraude de ley o procesal". El artículo 7, apartado 2º del Código Civil
vigente establece por su parte que "la ley no ampara el abuso del derecho o el
ejercicio antisocial del mismo."
Una de las manifestaciones del abuso del derecho es la desviación de poder, que ha
tenido gran desarrollo doctrinal y jurisprudencial en Francia.
La desviación de poder consiste, en definitiva, en el uso de las facultades
discrecionales de la administración para fines diversos de aquellos para los cuales
les fueron conferidas.
La prohibición del abuso del derecho está reconocida en el sistema jurídico español
en el artículo 11 apartado 2 de la Ley Orgánica del Poder Judicial, de 1 de Julio de
1985 que establece que "los Juzgados y Tribunales rechazarán fundadamente las
peticiones, incidentes y excepciones que se formulen con manifiesto abuso de
derecho o entrañen fraude de la ley o procesal". Por su parte, el artículo 7.2 del
Código Civil español vigente establece que "La ley no ampara al abuso del derecho
o el ejercicio antisocial del mismo...".
a lo largo de la historia
Los representantes del pueblo francés, que han formado una Asamblea
Nacional, considerando que la ignorancia, la negligencia o el desprecio de los
derechos humanos son las únicas causas de calamidades públicas y de la corrupción
de los gobiernos, han resuelto exponer en una declaración solemne estos derechos
naturales, imprescriptibles e inalienables; para que, estando esta declaración
continuamente presente en la mente de los miembros de la corporación social,
puedan mostrarse siempre atentos a sus derechos y a sus deberes; para que los
actos de los poderes legislativo y ejecutivo del gobierno, pudiendo ser confrontados
en todo momento para los fines de las instituciones políticas, puedan ser más
respetados, y también para que las aspiraciones futuras de los ciudadanos, al ser
dirigidas por principios sencillos e incontestables, puedan tender siempre a
mantener la Constitución y la felicidad general.
Por estas razones, la Asamblea Nacional, en presencia del Ser Supremo y con la
esperanza de su bendición y favor, reconoce y declara los siguientes sagrados
derechos del hombre y del ciudadano:
Articulo 1
Los hombres han nacido, y continúan siendo, libres e iguales en cuanto a sus
derechos. Por lo tanto, las distinciones civiles sólo podrán fundarse en la utilidad
pública.
Articulo 2
La finalidad de todas las asociaciones políticas es la protección de los derechos
naturales e imprescriptibles del hombre; y esos derechos son libertad, propiedad,
seguridad y resistencia a la opresión.
Articulo 3
La nación es esencialmente la fuente de toda soberanía; ningún individuo ni
ninguna corporación pueden ser revestidos de autoridad alguna que no emane
directamente de ella.
Articulo 4
La libertad política consiste en poder hacer todo aquéllo que no cause perjuicio a los
demás. El ejercicio de los derechos naturales de cada hombre, no tiene otros límites
que los necesarios para garantizar a cualquier otro hombre el libre ejercicio de los
mismos derechos; y estos límites sólo pueden ser determinados por la ley.
Articulo 5
La ley sólo debe prohibir las acciones que son perjudiciales a la sociedad. Lo que no
está prohibido por la ley no debe ser estorbado. Nadie debe verse obligado a
aquello que la ley no ordena.
Articulo 6
La ley es expresión de la voluntad de la comunidad. Todos los ciudadanos tienen
derecho a colaborar en su formación, sea personalmente, sea por medio de sus
representantes. Debe ser igual para todos, sea para castigar o para premiar; y
siendo todos iguales ante ella, todos son igualmente elegibles para todos los
honores, colocaciones y empleos, conforme a sus distintas capacidades, sin ninguna
otra distinción que la creada por sus virtudes y conocimientos.
Articulo 7
Ningún hombre puede ser acusado, arrestado y mantenido en confinamiento,
excepto en los casos determinados por la ley, y de acuerdo con las formas por ésta
prescritas. Todo aquél que promueva, solicite, ejecute o haga que sean ejecutadas
órdenes arbitrarias, debe ser castigado, y todo ciudadano requerido o aprehendido
por virtud de la ley debe obedecer inmediatamente, y se hace culpable si ofrece
resistencia.
Articulo 8
La ley no debe imponer otras penas que aquéllas que son evidentemente
necesarias; y nadie debe ser castigado sino en virtud de una ley promulgada con
anterioridad a la ofensa y legalmente aplicada.
Articulo 9
Todo hombre es considerado inocente hasta que ha sido convicto. Por lo tanto,
siempre que su detención se haga indispensable, se ha de evitar por la ley
cualquier rigor mayor del indispensable para asegurar su persona.
Articulo 10
Ningún hombre debe ser molestado por razón de sus opiniones, ni aun por sus
ideas religiosas, siempre que al manifestarlas no se causen trastornos del orden
público establecido por la ley.
Articulo 11
Puesto que la comunicación sin trabas de los pensamientos y opiniones es uno de
los más valiosos derechos del hombre, todo ciudadano puede hablar, escribir y
publicar libremente, teniendo en cuenta que es responsable de los abusos de esta
libertad en los casos determinados por la ley.
Articulo 12
Siendo necesaria una fuerza pública para dar protección a los derechos del hombre
y del ciudadano, se constituirá esta fuerza en beneficio de la comunidad, y no para
el provecho particular de las personas por quienes está constituida.
Articulo 13
Siendo necesaria, para sostener la fuerza pública y subvenir a los demás gastos del
gobierno, una contribución común, ésta debe ser distribuida equitativamente entre
los miembros de la comunidad, de acuerdo con sus facultades.
Articulo 14
Todo ciudadano tiene derecho, ya por sí mismo o por su representante, a emitir
voto libremente para determinar la necesidad de las contribuciones públicas, su
adjudicación y su cuantía, modo de amillaramiento y duración.
Articulo 15
Toda comunidad tiene derecho a pedir a todos sus agentes cuentas de su conducta.
Articulo 16
Toda comunidad en la que no esté estipulada la separación de poderes y la
seguridad de derechos necesita una Constitución.
Articulo 17
Siendo inviolable y sagrado el derecho de propiedad, nadie deberá ser privado de
él, excepto en los casos de necesidad pública evidente, legalmente comprobada, y
en condiciones de una indemnización previa y justa.