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Informe Pericial

DEFENSORÍA DE LA NIÑEZ Y ADOLESCENCIA


INFORME SOCIAL PERICIAL
CASO UVE: 00367.
I.- DATOS DE LA IDENTIFICACIÓN DE LA VICTIMA-.
Nombre y Apellido: Aleida Noco Maza.
Fecha de Nacimiento: 1 de marzo de 1999.
Lugar de Nacimiento: Beni.
Edad: 13 años.
Grado de Escolaridad: 1ero. Medio, UE: “Don Bosco”, Turno tarde.
Domicilio: Barrio “El Retoño” Urb. Bella Brisa.
Tipología del Delito: Violación Agravada.
Fecha de Denuncia: 5 de Julio del 2012.

Articulo Informativo
Carta o correo electrónico
A todos los empleados:
Debido a las obras de remodelación que van a tener lugar en nuestras instalaciones,
informamos que, desde mañana y hasta nuevo aviso, estará prohibido el acceso por la puerta
principal.
Todos los empleados deberán entrar por la puerta secundaria.
La Gerencia agradece la comprensión.

Ensayo
Sobre el Bullying
Sobre la importancia de erradicar el bullying o acoso escolar de nuestras sociedades
La palabra “bullying” —tomada en préstamo del inglés— ya no le es ajena a nadie: ni a
quienes lo sufrieron antes, con otros nombres, o inclusive sin ellos, ni a quienes hoy en día
dedican sus esfuerzos a erradicarlo. Se trata de un fenómeno vergonzosamente común en
nuestras sociedades modernas, a pesar de que sus efectos en la psique individual y colectiva
sean terribles, como ocurre con casi toda forma de violencia.
El bullying o acoso escolar, si hace falta definirlo, es una conducta sostenida e implacable de
agresión hacia un individuo o un pequeño conjunto de ellos, que ocurre en el ámbito de la
escuela. Sus manifestaciones pueden ser muy diversas: palizas, insultos y humillaciones
constantes, el fomento del desprecio grupal, el robo o la destrucción de útiles escolares, la
“ley del hielo” (exclusión social selectiva), e incluso el abuso sexual.
Sean cuales sean los límites personales que cruzan estas conductas tóxicas escolares, tienen
siempre en común la crueldad y el sometimiento implacable de los débiles y la erradicación
de las nociones de solidaridad, de tolerancia y de respeto que, en teoría, la escuela se esfuerza
por promover.
Las víctimas de esta conducta matonil (que en ocasiones puede bordear la delincuencia y lo
psicopático) experimentan en distinto grado una situación de vulnerabilidad, indefensión y
chantaje emocional durante una etapa clave de la formación de la psique y la personalidad: la
mayoría de los casos de abuso escolar se dan alrededor de la adolescencia, una etapa en que
la socialización es continua y necesaria. Sus consecuencias, por lo tanto, no deben ser
subestimadas.
Las cuotas de rabia y frustración que estas situaciones instalan en sus víctimas buscan
eventualmente algún tipo de salida, y sirven normalmente de combustible a nuevos ciclos de
agresión: contra terceros (pasando de víctima a victimario) o contra uno mismo.
La destrucción de la autoestima, el fomento de conductas suicidas o incluso el estrés
postraumático son consecuencias comunes de la exposición reiterada al acoso escolar y, en
los mejores casos, requieren de trabajo psicoterapéutico durante la adolescencia o la adultez.
Pero no son solamente las víctimas directas las afectadas por el acoso escolar. La impunidad
con que estas conductas se llevan a cabo refuerza en el grupo la idea de que la violencia es un
mecanismo válido para lidiar con los demás, así como la inoperancia e inutilidad de la ley, de
las instituciones y de la solidaridad. Envenenan, en fin, contra los fundamentos mismos de la
democracia y la paz social.
¿Por qué ocurre el bullying?
El bullying es un fenómeno tóxico, nocivo, pero también un síntoma de males previos,
especialmente en el hogar y en la vida íntima de quienes lo perpetran, o sea, de los bullys o
abusivos. Estos últimos no necesariamente presentan algún tipo de patología mental, pero
comúnmente son víctimas de abuso en el hogar, de familias carentes de afecto y, en muchos
casos, padecen de falta de empatía y distorsión cognitiva.
Es frecuente hallar entre ellos a víctimas de abuso sexual, hijos de hogares violentos o,
simplemente, a jóvenes ávidos de llamar la atención de los padres, cosa que hacen a través de
las autoridades escolares, mediante conductas hostiles y en el colegio.
Esto significa que no es fácil atajar de raíz las causas del bullying, ya que el propio abusivo
requiere de atención psicológica y orientación social. Pero si algo está claro, es que una
institucionalidad escolar presente (o sea, autoridades involucradas en el proceso educativo, y
no simples “cuidadores” del edificio) y unas correctas dinámicas de comunicación entre el
alumnado y los adultos, son clave para detectar estas conductas y enfrentarlas prontamente,
sin darles chance de convertirse en problemas más graves. Bajo ningún caso se las debe
normalizar o asumir a la ligera.
Otros mecanismos útiles son la visibilización del bullying y su abordaje en las propias
dinámicas de clase: suele existir una presión grupal en contra del abuso, y no a favor de él. Se
trata, en conclusión, de un fenómeno que requiere el compromiso del grupo y que no debe
desestimarse con facilidad ni atribuirse, en un perverso mecanismo de culpabilización, de la
víctima, a la falta de respuestas agresivas de la víctima.

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