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ARTE Y MÚSICA MARIO DE MICHELI

ENSAYO
LAS VANGUARDIAS
ARTÍSTICAS DEL SIGLO XX
Versión de
Angel Sánchez Gijón
Traducción de los nuevos textos
de la vigésima edición icaiiana:
Pepa Linares
Alianza Editorial
EL UBllD UN!VERSITARlO
'
ENSAYO
política de excepcion��a!.cl!-.!1��--15, y también porque, precisamente por la de­
rrotadé'lá 'COrriUna, las Conrradicciones existentes en el cuerpo de la sociedad
nacida de las revoluciones burguesas adquirieron en toda Europa una violencia
extrema, acelerando el desarrollo de la crisis en curso.
El trauma de esta derrota influirá duramente en mucho:s intelectuales. Cier­
tamente no todos los intelectuales de entonces participaron en la Comuna; la ,
unidad que se había establecido en torno a 1848 había sufrido profundas sacu­
didas. A pesar de ello, la Comun<!...,_fu�.tl.Y,��'?"X:.s!.���-?-��?dio d:_�uella
unidad. D_espués de tal episodio se podía dar por terminado el período en que
· peñSáélo'res, literatos y artistas directamente comprometidos habían actuado en
el interior de la vida social y política sin pensar, en la mayoría de los casos, que
deberían apartarse de ella. La crisis que se reveló después de 1848, ahora, des­
pués de los dolorosos hechos de 1871, se precipita. La discordia entre los inte­
lectuales y su clase se agudiza, las fracturas subterráneas_ afloran a la superficie;
el fenómeno se generaliza: la ruptura de la unidad revolucionaria del siglo XIX
es un hecho consumado. DUiante largos años, hasta nuestra época, swi conse­
cuencias dominarán los problemas de la cultura y del arte.
" Cuando el 5 de abril Courbec hizo un !6mamiento a los artistas de 6 capital asediada ¡xir los prusia­
llOS, d gran anfiteatro de la facultad de Medicina se llenó ele pintores y escultores y entre los nomb�
de los que resultaron degidos en d Comité de la Federación de !os Artistas figmaban los de los más
grandes maestros franceses, Coro< , Courbe1, Daumicr, Manct. La adhesión de los artistas a la Comuna
fue ca11 rápida, espontánea y viva qUc, rolo con sus fuerzas , formaron nna compaiiía de combatientei;.
Pero también cl.ieron su adhesión cicmlfkos, músicwc, actores y estudiantes. En ctmuo a los escrÍIOres y
a los poetas basta recordar a Paul Yeriaine, .9ue desempefió e! cargo de jefe del gabinc:re de prensa de la
Comuna y que más tarde,.huido a Umd.res, � ligado al ambieDre de los proscrito& communardr,
escribiendo para el periódico de: Eug�nc Vermersch, d poeta amigo de Courber, un puliado de cuarri­
llas agresivas e: incendiarias contra los hombres de: Versalle.s. Rimbaud también fue rommunard. Algu­
nÓ.. de Sus c.scricos sobre cl l"CJlla se perdi_cron, pero nos quedan dos poemas: L.,, mn;n, deje,mne-M4rie,
dedica.do a una muchacha prole1aria, y P4riJ se re peuph , robre el regreso de la o.con;e• . de Thiers a París.
A estos dos poema., va unido la Ll!lt:re du Baron de Petdech"rore , descubiemt en 1948, que es un agudo
escrito polémico sobre los malos hábims de Vcrsalles. La Comuna ¡crminó con las maran7-a.s perpetra,
das por las <ropas de Thicrs: treinta mil parisicmes fueron fusilados.
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CAPITULO 5
,-' LA NEGACIÓN DADAÍSTA
Una definición de Tzara
El .movimiento dadaísca nació en Zúrich en-1916. AI tratar de expli car las ra­
wnes de este venruroso nacimiento, Tristan Tzara, en una entrevisrn concedida
a la radio francesa en 1950, declaraba:
Para comprender cómo nació Dadá es necesario imaginarse, de una parte,�el estado
de ánimo de un grupo de jóvenes en aquella especie de prisión que era Suiza en
tiempos de la Primera Guerra Mundial, y, de otra, el nivel intelectual del arte y de
la literatura de aquella época. La guerra, ciertamente, acabó, pero más tarde vimos
otras, Todo elló_ cayó en ese �emiolvido que la costumbre llama historia. Pero hacia
1916-1917 la guerra parecía que no iba a terminar nunca. Es más, de lejos, y tanto
para mí como para mis amigos, adquiría proporciones falseadas por una perspe(:civa
demasiado amplia. De ah! el disgusto y la rebeli6n. Estábamos rcsueltament"' contra
la guerra, sin por ello caer en los fáciles pliegues del pacifismo utópico. Sabíamos
que s6lo se podla supnm1r la guerra extirpando sus ralees. Laimpfil:lend:t de vivir
era grande; eldisgusto se hada extensivo a rodas las formas de la civilizaci6n llama.­
d�.m.2�• a sus m!Sillas bases, a su lógica y a su lenguaje, yla rebeliÚIT"llmmfa
modos en los que lo groresco y lo absurdo superaban larga.mente a los valores estéti­
cos. No hay que·olvidar que en literatura un avasallador sentimentalismo enmasca­
raba lo humano, y que el mal gusto con pret..,nsiones de elevación campaba por sus
respetos en todos los campos del arre, caracterizando la fuerza de la burguesía en
todo lo que tenla de más odioso ...
Anteriormente y en otro sitio Tzara había escrito:
"
l�;.,t!'
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