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TRABAJO PRÁCTICO 1
PEDAGOGÍA
Consigna 3.- ¿Cuáles son las diferencias entre “normalidad” y “normatividad” según
analizan Baquero y Narodowski?
COMENIO ROSSEAU
•Enseñar todo a todos, se basa en •Es mala educación la que no sabe
la experiencia para el aprendizaje. detectar al niño dentro del niño, la
Instalará los dispositivos de simultaneidad que no construye cotidianamente la
sistémica e institucional. infancia.
•Para Comenio la infancia es un punto • Se reivindica la lactancia,
de llegada, una interferencia que no la higiene. La infancia se ama y se
depende del accionar adulto, no hay dispo- protege porque es parte de la
sitivos que aseguren protección, cuidado, naturaleza humana. Para Rousseau
castigo, afecto. La utopía era llegar a la la infancia es un punto de partida.
perfección humana
• La educación pertenece a los padres, • Los derechos y deberes de los
pero fundamenta la alianza en tanto que los niños padres, son delegados en la figura
no solo aprenden mejor en la compañía de otros niños, del educador quien carga con la
sino que acompañados de especialistas. responsabilidad que naturalmente le
corresponde al progenitor.
•La edad no es importante, todos los seres tienen infancia. • Descubre la infancia nombrándola y
Él establece cuatro períodos en la vida del ser humano, normativizando su existencia.
donde la infancia es el grado “cero” del desarrollo de un ente. La niñez desaparece según su
desarrollo específico.
• Establece un tipo de escuela para cada etapa. •Plantea una educación del tipo elitista
•No discierne entre niño y adulto. Es la graduación equiva- • La infancia es definida, acotada y
lente al grado cero de otros seres vivos. heterónoma.
•La diferencia entre infancia y adultez es solo diferencia de •Precisa la duración de cada etapa.
graduación.
•Existe facilidad de enseñar y aprender cuando hay •La dependencia es el punto de partida
La pedagogía halla su relación con las teorías del desarrollo y el aprendizaje, en el hecho
en que ambas se han formulado en el ámbito pedagógico y son establecidas por el
sistema educativo para la elaboración de planes y programa de estudio. Las teorías de
desarrollo y aprendizaje se desarrollan con el saber clínico escolar, porque las teorías
formuladas desde el marco pedagógico tienen sus bases en disciplinas tales como la
psicología. Para ello la discursividad pedagógica se vale, desde siempre, de un discurso
de poder, que por estar referido a esas metas futuras, no ofrece (no puede ofrecer) fisuras
discursivas; de esta forma el discurso adquiere valor de verdad y se universaliza. El
paradigma positivista no ha podido ganarse para sí a la pedagogía, puesto que esta no
tiene anclaje en lo científico y demostrable; la pedagogía habla de metas deseables y
aquellas que no lo son, pero no desarrolla el camino o el método para llegar a ellas, o
evitar las no deseadas. De manea compleja, pero simple al mismo tiempo (por ser tomada
como pre científica), la pedagogía ha desarrollado y constituido un sistema, lo
suficientemente abierto, pero firme en su eje de acuerdo a sus metas, el normativo. Estas
normas dicen lo que es normal, por lo tanto el discurso de poder, normaliza. Se nutre de
ideales educativos que, a su vez, el discurso normativo modifica o asienta esos ideales.
La norma, avalada por el discurso de poder se ha institucionalizado, desplegando grandes
recursos para su conservación a los efectos de neutralizar movimientos instituyentes, o de
compensación, si el sistema normativo es desbalanceado por prácticas educativas que no
cumplan la norma acabadamente. En este punto, el discurso pedagógico tratará de
neutralizar o de negar aquello que tienda a vulnerarlo. El discurso actual se nutre con
nuevos valores e ideales educativos, que por ser tales, aparecen como incuestionables y
que da como resultado un mensaje, un nuevo discurso sobre cuáles son los aprendizajes
educativos (confiables de acuerdo a las metas y a las normas) y cuáles no lo son.
Tampoco en esta época la pedagogía es positiva, sigue siendo normativa desde la
imposición del discurso de poder. Sin embargo hay vanos intentos de cientificidad aunado
por la incorporación al espacio educativo de nuevas disciplinas que intentan ofrecer un
sesgo científico al discurso pedagógico. “La sociología de la educación, la psicología
educacional, y la etnografía educativa” dicen los autores, han contribuido a la creencia de
que se puede estar cerca o cabalgando ya mismo, en el lomo de las ciencias sociales, con
intencionalidad de cientifizar la educación. Baquero y Narodowski advirtieron en 1998 que
no hay superposición entre lo viejo y lo nuevo, sino que de lo que siempre se trató es del
discurso de poder, basado en lo que se incorpora como aporte tecnológico, pero que
sigue siendo normativo, aunque ahora el discurso sea en un tono de sana verdad, avalado
por lo nuevo, que por ser (cuasi) “científico”, por ser estas nuevas disciplinas consagradas
universalmente, connotan al discurso de un matiz de objetividad. Los autores toman como
elemento para su análisis lo que M. Foucault denominó “hipótesis represiva”. Como se
dice más arriba, el discurso de poder se nutre de ideales y de teorías educativas, que
expresa ciertas metas o destinos consustanciados por el mismo discurso, pero no dice
cómo se llega a las mismas, en el camino, por decirlo de algún modo, se produce la
práctica real de la educación, que cuando ésta no condice con el discurso, o cuestiona al
mismo, lo que el dispositivo de poder hace es negar la situación. Cuanto más poderoso es
el intento represivo, más importante es lo negado, por lo tanto el discurso de poder deberá
establecer nuevas normatividades que establecerán lo que está bien y aquello que no lo
es. La nueva normatividad estructurará un discurso donde lo opuesto a la norma será lo
patológico, en vez de lo anormal, en el sentido que no se ajusta a la norma. Esta es una
categoría absoluta, que tampoco ofrece fisura, lo patológico es ahora materia de nuevas
disciplinas como la psicología y la psiquiatría que operan como auxiliar de la pedagogía,
del discurso de poder. De ahora en más el discurso discrimina que es beneficioso y que
es lo perjudicial, lo bueno y lo malo, lo normal y lo patológico.De esta forma, el mundo
educacional que se ajusta al discurso dominante pasa a constituir el mundo de la
normalidad en tanto acepte este conjunto (impreciso) de normas. Surgen
contemporáneamente nuevas tecnologías que adhieren y dan impulso al discurso
moderno de la pedagogía normada a su sombra. Estos “nuevos recursos” sirven para
explicar el llamado “fracaso escolar”.El discurso de poder, producto de prácticas diversas
se ha ido modificando y a la vez modificando al quehacer pedagógico. Es lo que sería una
praxis pero que tiene a su vez un límite, una frontera; no salir de lo normado que estaría
en sintonía con aquellas metas deseadas. Reforma, sí. ¿Revolución educativa? No ha
llegado el momento.