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Relaciones de Género e Igualdad de oportunidades Carmen Medina Carril

CCPP y Sociología
3º, EPD13

Conferencia del profesor Piotr Sobotka: Igualdad de género y libertades


sexuales en la Polonia actual.
Recientemente ha tenido lugar en la Universidad Pablo de Olavide una
conferencia del Profesor y activista LGTB Piotr Sobotka, de la Universidad de
Cracovia, acerca de la situación de los homosexuales y la cuestión de género en la
Polonia Actual.

Para entender tanto la cuestión de igualdad de género como la situación de los


homosexuales en Polonia en el momento actual, es necesario, fundamentalmente, mirar
hacia su contexto sociopolítico, a la cultura política polaca y la relación de esta con el
nacionalismo y la iglesia.
La democracia polaca podría considerarse joven, y su cultura política todavía
está desarrollándose (su transición democrática comenzó en 1989, con la caída del
bloque soviético). De este modo, hay una brecha generacional y entre la población rural
y urbana en la actitud hacia la política y la concepción del estado. El sector más mayor y
rural está vigorosamente ligado a la iglesia y se caracteriza por un fuerte nacionalismo.
De este modo, existe en Polonia una mayoría social euroescéptica y para la cual
la institución eclesiástica está fuertemente legitimada (los curas salen en televisión
dando su opinión acerca de sucesos relevantes, como si de políticos, periodistas o
analistas se tratase). Por ello, en la esfera política polaca, es prácticamente necesario
tener algún tipo de afinidad con la iglesia para ser bien considerado por el electorado.
Así, podría entenderse que la situación de los homosexuales, así como la de las
mujeres, en Polonia está fuertemente marcada por una Iglesia muy presente en el
discurso político hegemónico. De este modo, el tejido social polaco está debilitado por
la relativamente reciente ruptura con un modelo comunista, así como por la memoria
histórica del siglo XX, la cual favorece un fuerte sentimiento nacionalista. Es en este
contexto de descontento social donde el catolicismo fuertemente nacionalista, escéptico
de cualquier cosa que pueda sonar europea, tiene cabida. Así, la derecha y la iglesia han
conseguido vincular, en el imaginario colectivo, la igualdad de género o la libertad en la
orientación sexual, a la deslegitimada Unión Europea.
El líder sindical y primer presidente no comunista de Polonia, Lech Walesa, una
de las figuras políticas más conocidas, que lideró la transición de este país al modelo de
libre mercado, es conocido por su ferviente catolicismo. Recientemente, Walesa declaró
públicamente que los diputados homosexuales, ya que representan a una “minoría”
deberían sentarse fuera del parlamento
La idiosincrasia política polaca ha estado marcada en su historia reciente por el
conservadurismo, visible en otras figuras reseñables, como los gemelos Kaczyński
(compañeros de Lech Walesa en los tiempos del Sindicato Solidaridad), los cuales
desempeñaron por 16 meses en 2007 los cargos de Presidente y Primer Ministro.
Ambos se caracterizan por su conservadurismo, homofobia y euroescepticismo. Ambos
lideraron el partido conservador polaco, Ley y Justicia. Este partido se caracteriza por
un modelo económico intervencionista y proteccionista y una visión cultural y política
propia de la derecha más reaccionaria, el cual orbita en torno a la iglesia católica como
garante de estabilidad social.
Cuando en 2010 Lech Kaczyński, entonces Presidente de la República, falleció
junto a otras muchas personalidades públicas del país en el accidente de avión de
Smolensk, la tragedia nacional fue instrumentalizada y transformada en un elemento de
lucha política. De este modo, puso de manifiesto la enorme brecha existente entre la
población más conservadora y nacionalista y la población joven más cosmopolita.
Tras los últimos comicios, celebrados en octubre de 2015 y ante la situación de
crisis de la Unión Europea, el partido Ley y Justicia se ha impuesto con un discurso
conservador y ultranacionalista, consiguiendo ser el primer partido que puede gobernar
en solitario en Polonia desde 1989. Con este partido al frente del Ejecutivo Polaco, el
Parlamento ha llegado a admitir a trámite una iniciativa popular de un colectivo ultra
católico para prohibir el aborto en todos los supuestos (excepto en el de grave riesgo
para la madre), esto se debe a la deuda contraída con la Iglesia Católica, la cual apoyó el
partido en las elecciones.
Si bien es cierto que los movimientos feministas de izquierdas salieron a la calle
y consiguieron que el Parlamento se retractara y diera marcha atrás con la propuesta, las
propias activistas no lo consideran una victoria definitiva. El ‘Lunes Negro’ consiguió
llenar las calles de las principales ciudades polacas contra la restrictiva ley que proponía
hasta penas de cárcel a las mujeres que abortaran, pero la población rural sigue estando
alejada de estos movimientos sociales y tendencias políticas.
El profesor Piotr Sobotka en la conferencia mencionó el caso de un psicólogo
totalmente desacreditado en el mundo académico, que acude a programas de la
televisión polaca, junto a diáconos de la iglesia y representantes de sectores
conservadores, a exponer en calidad de científico argumentos contra la homosexualidad.
En este sentido, la mediatización de la vida política polaca, junto a la legitimidad
indiscutible de la iglesia en la opinión pública, arrinconan a las voces que, desde el
feminismo, quieren conseguir la igualdad efectiva en derechos y libertades de mujeres y
colectivos LGTB.
Así, la enorme brecha en la sociedad civil polaca, junto al contexto de crisis y
deslegitimación de los órganos políticos internacionales, es el caldo de cultivo perfecto
para que las ideas más tradicionalistas y nacionalistas se alcen. En este sentido, la
derecha, copando los espacios televisivos, tiene una posición preeminente a la hora de
orientar a la opinión pública a su favor.
La desconfianza de la gente en instituciones externas, así como en tendencias
políticas extranjeras, es instrumentalizada por los sectores conservadores para fomentar
la distancia entre los sectores populares más mayores y rurales y los nuevos
movimientos sociales. De manera casi paradójica, el establishment de la Unión Europea,
defensor a ultranza del neoliberalismo y las políticas de austeridad que tanto daño social
han ocasionado en los últimos años, se asocia a la izquierda que surge, precisamente, en
oposición al modelo de los primeros.
Con esto, las demandas de derechos sociales que se articulan conjuntamente con
las demandas de derechos y libertades de todos los colectivos, las demandas feministas
y, en definitiva, las voces que luchan contra la opresión en todos los ámbitos, se
confunden en una neblina mediática con las tendencias más dañinas de la europeización,
y son deslegitimadas a ojos de una débil sociedad civil. El tejido social polaco se
encuentra en la actualidad lleno de contradicciones, los derechos sociales, al igual que
en el resto de Europa, se tambalean incrementando la brecha que separa a la población
vieja del rural y la joven de las ciudades y, como en muchos otros países, la ultraderecha
gana fuerza ante el descontento social.
Sin embargo, como en muchos otros países, está situación de urgencia social,
también ha sido el contexto para el auge de movimientos, intelectuales, activistas y
voces que, desde distintas posiciones, intentan promover la reconquista de nuestros
derechos sociales y la igualdad efectiva entre todas las personas.

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