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ANTECEDENTES CONTRATOS DIVERSOS

(CONTRATO DE PRESTACIÓN DE SERVICIOS U OTROS )

Una de las formas que el hombre ha utilizado para desarrollarse en el ámbito


económico y social es a través del intercambio de bienes y servicios provocando
así su enriquecimiento, tal intercambio se realiza por diferentes medios, siendo uno
de los principales el contrato.
Inicialmente estas relaciones económicas se realizaron sin ninguna regulación
legal; sin embargo, con el paso del tiempo se ha llegado a codificaciones que han
dejado de ser rudimentarias y evitan violaciones que ponen en riesgo la equidad en
las operaciones de derechos y obligaciones.
Es por eso necesario analizar el origen del vocablo contrato; que etimológicamente
proviene del latín contractus y significa pacto. Así pues, el concepto de contrato se
remonta al derecho romano de la época imperial que reconocía dos fuentes de
obligaciones: “el contrato y el delito, pero en la época de Justiniano los bizantinos
introdujeron cuatro fuentes de obligaciones; contratos, delitos, cuasicontratos y
cuasidelitos”. Asimismo, para Justiniano, el contrato era el acuerdo de voluntades
capaz de constituir a una persona en deudora de otra, incluyendo como tales a
toda clase de negocios que tuvieran por fin la creación, modificación o extinción de
cualquier relación jurídica, por otra parte, es en la recopilación de Justiniano
publicada en el año 529 bajo el nombre de Codex Justinianeus, cuando al referirse
al negotium contractum le dio el contenido jurídico que se conoce hasta nuestros
días.

Desde el punto de vista antropológico, la contratación es una manifestación cultural


inherente a la vida del ser humano en sociedad.

Es por ello que el contrato, institución fundamental del derecho civil, responde a
ciertas ideas insertas en un contexto histórico específico, lo que debe tenerse en
cuenta al momento de fijar su contenido. En efecto, una de las principales funciones
que le asignamos al contrato hoy, es la de ser una herramienta para la organización
y previsión de nuestro futuro. Pero en las sociedades incapaces de abstracción
conceptual, los individuos no podían disociar el presente y el futuro, por lo que el
contrato, más que un vínculo de interés principalmente económico, era una alianza
total y mística; un cambio de estado, análogo al parentesco

El contrato, como fenómeno económico, es concebido como el centro de la vida de


los negocios y como una herramienta indispensable para el intercambio. Pero la
aparente sencillez que envuelve a esta institución por su uso cotidiano en el tráfico
económico, se diluye cuando nos aproximamos a ella desde un punto de vista
exclusivamente técnico y jurídico. Así, en la teoría del contrato existe una situación
paradojal entre el fundamento del contrato y su conceptualización
En efecto, la doctrina y la jurisprudencia tanto del common law como del derecho
continental, asumen un concepto de contrato ampliamente aceptado; pero, pese a
ello, los principales autores discuten y exponen una multiplicidad de aproximaciones
incluso a veces irreconciliables entre sí, en torno a las razones que explican su
obligatoriedad, elemento central de esta institución. Por eso, creemos que para fijar
el contenido del concepto de contrato es fundamental partir desde su noción más
esencial, esto es, como mecanismo creador de obligaciones.

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