Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Introducción:
Un contrato es un acuerdo legal, oral o escrito, manifestado en común entre dos o más
personas con capacidad jurídica (partes del contrato), que se vinculan en virtud del
mismo, regulando sus relaciones a una determinada finalidad o cosa, y a cuyo
cumplimiento pueden compelerse de manera recíproca, si el contrato es bilateral, o
compelerse una parte a la otra, si el contrato es unilateral.1Es el contrato, en suma, un
acuerdo de voluntades que puede generar derechos, obligaciones y otro tipo de
situaciones jurídicas relativas; es decir, que solo vinculan a las partes contratantes y,
eventualmente, a sus causahabientes. Pero, además del acuerdo de voluntades, algunos
contratos exigen, para su perfección, otros hechos o actos de alcance jurídico, tales
como efectuar una determinada entrega (contratos reales), o exigen ser formalizados en
documento especial (contratos formales), de modo que, en esos casos especiales, no
basta con la sola voluntad. De todos modos, el contrato, en general, tiene una
connotación patrimonial, incluso parcialmente en aquellos celebrados en el marco del
derecho de familia, y es parte de la categoría más amplia de los negocios jurídicos. Es
función elemental del contrato originar efectos jurídicos (es decir, obligaciones
exigibles), de modo que a aquella relación de sujetos que no derive en efectos jurídicos
no se le puede atribuir cualidad contractual...
En el proceso de evolución del derecho de los contratos, el auge del principio del con
sensualismo ha sido ubicado por los historiadores en la edad moderna. Su aceptación
generalizada implicó un desplazamiento de los ritos y formalidades propios del derecho
romano a un segundo plano1 y la exaltación de la voluntad como fuente de las
obligaciones. Sin embargo, hoy en día no deja de ser un tema apasionante y rico en
contenido, que al ser estudiado conduce obligatoriamente y de manera inadvertida a las
bases ontológicas de la formación del negocio jurídico: la voluntad todopoderosa y
autosuficiente capaz de crear una micro esfera normativa para regir la relación
contractual particular.
No cabe duda que el contrato surge en el mundo como instrumento idóneo para el
imprescindible intercambio de bienes y servicios entre las personas en sociedad; y que
atento a la realidad económica de la época, se desarrolló en base a una concepción de
los negocios jurídicos como entidades independientes. De esta manera, la codificación
de Vélez Sarsfield, que tuvo por base el modelo napoleónico, consagró como principios
fundamentales la autonomía de la voluntad, el “Pacta sunt servanda”, y el “Res inter
alios acta”, entre otros. Es por ello, que tradicionalmente se ha entendido y considerado
que el contrato es siempre una entidad aislada, que se satisface a sí misma y a las partes.
Sin embargo, el sujeto de derecho de hoy se ve expuesto a una serie de relaciones tanto
jurídicas como económicas muy distantes a las existentes en el siglo XIX. La realidad
de nuestra modernidad nos muestra que muchos contratos forman parte de una
estructura mayor, ideada para obtener un fin común, que no podrían alcanzar
individualmente. Es decir, resultan de cierta manera entre sí causa-motivo determinante
de la celebración del otro u otros. Es así, como detrás de una apariencia formal de
independencia contractual, se podría esconder una unidad económica que puede resultar
jurídicamente relevante. Al confrontar la realidad de los sistemas contractuales
modernos y los principios tradicionales impuestos por el código de Vélez Sarsfield,
cabe preguntarse si las acciones y/o las excepciones contractuales son aplicables o
extensibles de un tramo al otro en la red de acuerdos. El Código Civil y Comercial
Unificado incorpora el tema (Arts. 1073, 1074 y 1075), pero lo hace precariamente.
Esto dado que, analizada la jurisprudencia en la materia y comparada con las normas
incorporadas, se encuentran lagunas y vaguedades en estas últimas que hacen que este
tratamiento legislativo, al fin y al cabo, requiera nuevamente de la jurisprudencia para
darle cierto sentido y marco conceptual (que pretorianamente ya se habían establecido,
no de forma pacífica). Lo que sí queda claro, es que se ha dejado de lado la concepción
tradicional contractual; y existe una relectura del efecto relativo de los contratos que
resulta emocionante pero que precisa una demarcación de sus límites.
Los contratos son, esencialmente, fuente principal de las obligaciones. Tienen por efecto
generar, modificar y extinguir obligaciones, también derechos reales. ... Al contrato se
los entiende doctrinariamente como con fuerza de ley entre las partes porque los
derechos que engendra son exigibles y obligatorios.
Decir que un contrato tiene efecto relativo equivale a establecer que, en principio, un
contrato no puede perjudicar ni aprovechar a un tercero, según las disposiciones del
artículo 1165 del Código Civil.
Los derechos reales se pueden clasificar de diversas maneras según la teoría, así como
también existen diversos medios de transmitirlos. Los principales derechos reales son:
La propiedad, misma que ya explicamos. El usufructo, que consiste en el derecho de
usar que se transfiere a un tercero distinto al propietario.
En el tráfico jurídico la transmisión de los derechos reales por actos entre vivos, efectúa
por la vía de la creación de un derecho personal, que es el eslabón intermedio entre el
derecho real del primer propietario, y el derecho real del segundo. Generalmente se
celebra un contrato, que da nacimiento a ciertas obligaciones, cuyo cumplimiento y
consiguiente extinción consiste en la entrega de la cosa objeto del derecho real, es decir
la "tradición" .De esta forma un derecho personal efímero, y de naturaleza transitoria, ha
servido de vehículo para traspasar la titularidad de un derecho real, de un sujeto a otro.
Este fenómeno da origen a la teoría del título y del modo; el título causal es el
Tradición.
Pero esta relación jurídica, que aparentemente no vincula más que a dos sujetos. Va
Demuestra que toda relación jurídica negociar, toda expresión del tráfico jurídico,
Repercute en forma directa o refleja sobre terceros que han sido ajenos a su formación.
Entonces el jurista se enfrenta con un nuevo problema: es necesario tomar medidas para
Lograr que la relación jurídica, que en principio está destinada a producir efectos
Solamente entre las partes. No incida de manera nociva o perjudicial sobre los
Tercero.
Precisamente una de las razones que inspiran al nuevo art. 2505, es la protección
De los terceros, para evitar que la clandestinidad en el tráfico jurídico pueda tornar
Ilusorios sus derechos, y en especial privarlos de la garantía que la ley les concede
Sobre el patrimonio de sus deudores.
Contratos consensuales.
Contratos solemnes.
Contratos reales.
Los Contratos solemnes: Estos para su validez, además del consentimiento, es necesario
el cumplimiento de cierta formalidad o requisito: Este requisito lo constituye la
intervención de un notario. Existen cuatros contratos solemnes:
La convención matrimonial
La hipoteca
La donación
La subrogación convencional.
Los contratos reales: En estos contratos además del acuerdo de las partes es necesario
para su formación el requisito de la entrega de la cosa. Los contratos reales son cuatro:
El préstamo de consumo.
El depósito.
La prenda.
El préstamo de uso o comodato: es un contrato por el cual una persona, el prestador, le
entrega a otra, el prestatario, para que se sirva de ella, ya sea a título gratuito una cosa
no fungible que deberá ser devuelta.
Contratos de adhesión.
Contratos colectivos.
Contratos individuales.
Sinalagmáticos y unilaterales.
A título gratuito
A título oneroso
Conmutativos
Aleatorios.
Sucesivos.
Contratos sinalagmáticos o bilaterales: según el artículo 1102 del Código Civil, son
aquellos en que los contratantes se obligan recíprocamente, los unos respectos de los
otros.
Contratos a título gratuito: Son aquellos contratos en los cuales una persona dispone de
sus bienes sin contrapartida.
Contratos a título oneroso; el artículo 1106 del Código Civil establece que el contrato a
título oneroso es aquel que obliga a los contratantes a dar o hacer alguna cosa. Según
HENRI CAPITANT es un contrato en el cual cada una de las partes estipula de la otra
una prestación a cambio de la que ella le promete.
Contratos conmutativos: Cuando cada una de las partes se obliga a dar o hacer una cosa
que se considera equivalente de lo que hace o da el otro contratante HENRI CAPITANT
lo define como el contrato por el cual cada una de las partes al momento de la
formalización del contrato, mediante el consentimiento conoce la extensión de sus
prestaciones.
Contratos sucesivos: Son aquellos contratos que para su cumplimiento exigen cierto
lapso en el tiempo ejemplo contratos de arrendamiento, de sociedad, contratos de
trabajo.
Contratos nominados: son aquellos contratos en los que sus reglas están concretadas de
manera supletoria, a veces incluso imperativas por el legislador, ejemplo compraventa,
permuta, arrendamiento sociedad, seguro.
La formalidad en los contratos se refiere al hecho de que el legislador asigna una forma
necesaria para que éstos sean validos. Pues la voluntad debe ser exteriorizada de la
forma meramente establecida en la ley, pues de lo contrario tal acto puede ser anulado.
Por ello es importante conocer el contenido del Código Civil Federal. libro código civil
Artículo 1832.- En los contratos civiles cada uno se obliga en la manera y términos que
aparezcan que quiso obligarse, sin que para la validez del contrato se requieran
formalidades determinadas, fuera de los casos expresamente designados por la ley.
Artículo 1833.- Cuando la ley exija determinada forma para un contrato, mientras que
éste no revista esa forma no será válido, salvo disposición en contrario; pero si la
voluntad de las partes para celebrarlo consta de manera fehaciente, cualquiera de ellas
puede exigir que se dé al contrato la forma legal.
Entonces podemos definir que la forma es el conjunto de signos por los cuales se hace
constar o se exterioriza la voluntad de los agentes de un acto jurídico y del contrato.
Cuando se exija la forma escrita para el contrato, los documentos relativos deben ser
firmados por todas las personas a las cuales se imponga esa obligación.
la causa es una cuestión que presenta serias dificultades de comprensión, porque no hay
una construcción teórica unívoca que permita deslindar la causa como elemento de
validez del acto o negocio jurídico, y porque tanto la doctrina como la jurisprudencia
suelen confundir este elemento con el objeto del acto. Como hemos visto al tratar los
elementos de los contratos, la “causa” aparece -para la doctrina dominante-, como un
elemento esencial de los mismos, junto con el consentimiento y el objeto.
La causa es el motivo determinante que llevó a las partes a celebrar el contrato. ... El
contrato debe tener causa y ésta ha de ser existente, verdadera y lícita. Causa fuente: es
el origen o hecho jurídico generador de obligaciones o de un acto jurídico.
En definitiva, en el marco de esa estructura, la causa es el por qué del acto, la razón de
ser del negocio, la finalidad por la que se declara la voluntad, en suma, la causa final,
que así se erige en elemento esencial del acto jurídico.
Por ello, el presente artículo tiene como objetivo realizar un estudio sobre los
principales factores jurídicos y sociales que permiten demostrar la decadencia actual del
principio de autonomía de la voluntad en la regulación de las obligaciones contractuales
civiles. Los métodos que se emplearon en la investigación fueron el histórico-lógico, el
analítico-sintético, el método inductivo-deductivo, el teórico jurídico y el exegético-
analítico.
Mayores avances se producen con las doctrinas denominadas preceptivas, para las
cuales los efectos jurídicos se producen en tanto y en cuanto están previstos en las
normas. El acto o negocio jurídico no es entonces, más que un supuesto de hecho de la
norma jurídica; la función de la voluntad es la de desatar los efectos jurídicos previstos
en la norma de conformidad con la función del negocio. 3
En otro escalón Ferri sostiene que el negocio jurídico es supuesto de hecho, pero a la
vez es creador de derecho objetivo, de normas que entran en vigor por consecuencia del
negocio y que tienen vigencia en determinado tiempo, que es el necesario para que se
produzcan los efectos buscados.
Más allá de los matices que, sin duda, existen en las exposiciones de cada uno de los
autores citados, es acertado sostener el papel principalísimo de la voluntad en la
producción de los efectos jurídicos del contrato. En cuanto esa voluntad se manifiesta
lícitamente en una materia en la cual rige el principio de autonomía, el Derecho la
reconoce como fuente productora de consecuencias jurídicas y provee los medios
necesarios para su eficacia.
En el diario vivir de las personas se celebran una variedad de contratos, tales como,
compraventa, arrendamiento, mutuo o préstamo de consumo, comodato, mandato,
anticresis, donación, etc., y estos, sean de carácter civil o mercantil, para que produzcan
efectos jurídicos o para su validez debe reunir una serie de requisitos establecidos en el
código civil.
El contrato en derecho civil es una fuente de obligaciones, es decir, por el acto jurídico
del contrato se generan obligaciones que las partes deben cumplir, y si lo hacen, la parte
cumplida puede demandar a la parte incumplida para que cumpla y/o page los perjuicios
causados por su incumplimiento.
El contrato es definido por el artículo 1495 del código civil, que se refiere a el de la
siguiente manera:
Entonces, para que haya contrato debe haber obligación ya sea por una o ambas partes,
además deben existir dos o más partes por que una persona no puede celebrar un
contrato con sí mismo.
En consecuencia, para que un contrato sea válido se requiere que cumpla con los
siguientes requisitos generales:
1. Que las partes contratantes sean legalmente capaces, es decir, que tengan
capacidad legal para poder obligarse.
Adicionalmente, cada contrato tiene una serie de requisitos formales que deben ser
observados, como la identificación de las partes, la firma de las partes, el precio, la
fecha de cumplimiento, el lugar de cumplimiento de la obligación, etc.
Algunos contratos requieren cumplir con alguna solemnidad especial, como el de
compraventa de bienes inmuebles que debe hacerse mediante escritura pública, que
debe ser inscrita en la oficina de registros público.
En fin, según el tipo de contrato se debe consultar los requisitos que en particular la ley
considera para su tipo, ya sea un contrato civil, uno comercial, uno laboral o uno estatal.
Los elementos de validez de los contratos son: Capacidad legal de las partes
contratantes. Ausencia de vicios del consentimiento. Licitud en el objeto, motivo o fin
a) Falta alguno de los elementos esenciales a su formación (artículo 1261 CC: "No hay
contrato sino cuando concurren los requisitos siguientes: 1º Consentimiento de los
contratantes. 2º Objeto cierto que sea materia del contrato. 3º Causa de la obligación
que se establezca"), o sea:
En términos propios cabe decir que el contrato inexistente o nulo con nulidad absoluta
no produce efecto jurídico alguno como tal. Pero en un sentido relativo puede hablarse
de efectos de la nulidad, señalándose como tales los siguientes:
a) El contrato nulo no produce el efecto pretendido por las partes y, por tanto, no
engendra, ni modifica, ni extingue la relación obligacional a que el mismo se refiera.
Como criterio, rige que los Tribunales decretarán la nulidad, aunque no se hubiera
alegado o se hubiera efectuado con deficiencias de carácter formal, sólo y cuando la
sinalagmática contractual se refiera a pactos o cláusulas que manifiestamente sean
ilegales, contrarias a la moral, al orden público, o constitutivas de delito. Así se declara,
entre otras, en la Sentencia del Tribunal Supremo de 28 de febrero de 2004,
Rec.1412/1998. También se ha dicho (Sentencia del Tribunal Supremo de 31 de mayo
de 2005, Rec. 4727/1998), que la nulidad de oficio tiene lugar cuando se trata de actos
nulos de pleno derecho conforme al artículo 6.3 CC. La declaración de nulidad de los
contratos impone que quien la inste se vea perjudicado o afectado en alguna manera por
el contrato. [Sentencia Tribunal Supremo de 14 Diciembre 1993 ) y Sentencia Tribunal
Supremo (Sala Primera, de lo Civil) de 15 Diciembre 1993 , y Sentencia Tribunal
Supremo de 21 de noviembre de 1997, Rec. 3030/1993].
La nulidad también puede hacerse valer por la vía de excepción frente a quien demanda
en base a un contrato nulo absolutamente [Sentencias del Tribunal Supremo de 25 de
mayo de 1987, 6 de octubre de 1988, 7 de junio de 1990, y 22 de diciembre de 1992,
Rec. 2061/1990]. También la excepción es imprescriptible. En Sentencia de 3 de junio
de 1996 (Rec. 3561/1992), el T. Supremo declaró que la nulidad radical de un contrato
puede aducirse por vía de acción o excepción, lo que no ocurre en los supuestos de
resolución contractual, que sólo puede formularse por vía de acción -lo que exige
reconvenir- y no por vía de excepción.
La meta de la interpretación es, por consiguiente, averiguar lo querido por las partes, la
intención común de ambas, pues la función del contrato es primariamente permitir a las
partes establecer sus relaciones jurídicas tal como estimen conveniente.
La redacción clara y precisa de los acuerdos alcanzados por las partes en un contrato, es
una de las principales responsabilidades del abogado actuante. Cuando las obligaciones
no quedan claras, y al momento de ejecutar el contrato las partes entran en conflicto por
la forma en que una u otra interpretan el contrato, hay un procedimiento general de
interpretación a seguir, definido por el Código Civil Dominicano.
La regla general de los contratos, es que éstos imponen obligaciones entre las partes, las
cuales tienen fuerza de ley entre ellas (art. 1134 CCiv). A falta de acuerdo en su
interpretación, las partes delegaran en un juez o en árbitros, descubrir la voluntad de
ellas. La base del procedimiento de interpretación, lo define el Art. 1156 CCiv, que
dispone que las convenciones se deben atender más a la común intención de las partes,
que, al sentido literal de las palabras. Con el objetivo de descubrir la común intención e
las partes, inicia el procedimiento interpretación.
Vale aclarar, que ni jueces ni árbitros deben bajo el pretexto de interpretar clausulas
oscuras, desconocer las claras y precisas, pues se presumen revelan la voluntad de las
partes, hasta prueba en contrario.
El proceso da lugar a una lectura integral del contrato completo, ya que todas las
cláusulas se interpretan las unas de las otras, dando a cada una el sentido que resulte del
acto entero (Art. 1161 CCiv.). Este proceso se emplea para comprobar si las cláusulas
claras, dan sentido a las oscuras.
Las cláusulas de doble sentido quedan interpretadas conforme lo disponen los Arts.
1157 y 1158 CCiv., atribuyéndoles el sentido en que pueda tener algún efecto; y nunca
el que no pudiera producir ninguno. Además, debe interpretarse en aquel sentido que se
más conforme con la materia del contrato.
A la ley se acude cuando existen reglas contractuales explicitas en la ley, que, si las
partes no se han manifestado sobre las mismas, quedan asumidas entre las partes. (Art.
1160 CCiv). Este caso es fácilmente identificable con contratos nominados, tales como
los contratos de alquiler, contratos de préstamos, contratos de compraventa, hipoteca,
etc. Este tipo de contratos, con otros nominados, están regulados por la ley y a falta de
acuerdo entre las partes, la legislación suple los mismos.
Efectos con relación a las partes: Como es lógico, de la voluntad de las partes surjan obligaciones que
ellos mismos han establecido. Las partes del contrato son los centros de interés que toman parte en el
acto, pudiendo ser ellos mismos o bien mediante representantes. Las partes pueden establecer las
condiciones del contrato por imperio del Art.1197 CC pero esto tiene sus excepciones ya que las partes
no pueden exceder el Art.21 del CC donde se establece que las convenciones de las partes no puede3n ir
contra la moral. el orden público y las buenas costumbres. A esto se debe agregar que la celebración,
ejecución y cumplimiento contractual debe ser efectuado de buena fe (Art. 1198 CC). De aquí es donde
surge
Para todo se debe observar la buena fe objetiva o lealtad y la buena fe creencia o subjetiva. Para la
responsabilidad pre contractual se debe tener en cuenta los incumplimiento de deberes específicos de la
actividad pre contractual, es decir desde la invitación a ofertar o la confección de la minuta y hasta la
formulación de la oferta. Las partes poseen el deber de información a cargo de quien esté mejor
posicionado (económicamente) para informar o informarse, el deber de custodia y secreto. El
resarcimiento por daños y perjuicios derivados de la responsabilidad pre contractual obliga al
resarciendo al interés negativo (confianza), es decir daño emergente y lucro cesante o sea lo que hubiera
podido lograr si celebraría contrato con una persona seria que no se retire o incumpla sus deberes de no
dañar al otro ('neminem non laedere'), recordemos que el daño al interés positivo es aquel que tiene que
ver con el cumplimiento del contrato, pero aquí aun no hay contrato.
El incumplimiento en la responsabilidad pre contractual está dado por la no observancia de los deberes
específicos de la actividad pre contractual derivados de la buena fe como
la información, custodia y secreto como también del retiro injustificado de las tratativas.
Los efectos de los contratos se extienden a los sucesores universales o herederos (salvo que sean 'intuito
persona') y a las partes. Los contratos no pueden perjudicar a terceros (Art. 1195 CC).
Sucesor Universal: se ha establecido que sucesor universal y heredero es lo mismo. Es la persona que
recibe todos los bienes de una persona fallecida. A esta persona se le extienden todos los efectos activos
(créditos) pasivos (obligaciones) de los contratos.
Excepciones: Los efectos contractuales No se transmiten a los sucesores universales en los siguientes
casos:
1. Cuando la obligación nacida del contrato fue para ser prestada por persona determinada o 'intuito
persona'. Ej. pintar un cuadro, escribir una canción, crear cierta melodía original, dar un
concierto de violín, etc.
2. Cuando la ley así lo establece. Ej. Art. 1396 CC donde dice que el pacto de preferencia no pasa a
los sucesores.
3. Cuando surge de una cláusula contractual como por ejemplo si dijera que si el locatario fallece
se resuelve el contrato.
4. Cuando surge de la naturaleza misma del contrato que el derecho termina cuando fallece su
titular como lo es el caso del usufructo.
Sucesor Particular: es la persona a la cual no se le transmite todo el patrimonio sino sólo un derecho o
un objeto determinado sea por acto mortis causa o por acto entre vivos. En realidad el sucesor universal
es como un tercero, no se ve alcanzado por los efectos del contrato. Pero esto admite excepciones, los
contratos producen efectos sobre el sucesor particular en los siguientes casos:
Pero la diferencia esencial entre el sucesor universal y el particular está dada por la forma de
responder por las obligaciones del causante:
El sucesor universal responde con todo el patrimonio heredado más el suyo, salvo que haya
aceptado la herencia con beneficio de inventario en cuyo caso responde con los bienes heredados
solamente.
El sucesor particular responde sólo con el bien que le fuera transmitido (Art. 3266 CC).
Los terceros son las personas totalmente ajenas al contrato. El principio general dice que los contratos
no pueden perjudicar a terceros (Art. 1195 CC), ni oponerse por ellos ni invocarse por ellos (Art. 1199
CC).
Excepciones:
Caso de contratos colectivos: los contratos colectivos de trabajo o convenios colectivos crean derechos y
obligaciones para personas totalmente ajenas a la celebración contractual.
Contratos a favor de terceros: son aquellos en que una de las partes conviene que cumplirá la prestación
en favor de un tercero. Ej. el seguro de vida. Estos contratos que constituyen una excepción al Art. 1199
se validan por el desubicado Art. 504 CC. Aquí se da la relación entre tres partes:
El estipulante o persona que crea el beneficio. Ej. quien toma el seguro de vida para su hijo.
Nace del incumplimiento total o parcial de un contrato y se rige por el art. 1146 y siguientes del C.
Civil. Cuando una parte no cumple con sus obligaciones incurre en responsabilidad contractual, también
cuando cumple mal (llamado prestación defectuosa), todo esto a menos que haya causa de exoneración.
Las causas de exoneración son generalmente el caso fortuito, la fuerza mayor y el hecho de un tercero.
Un ejemplo es el vendedor que no entrega a tiempo después de recibir el precio y una causa de
exoneración seria el hecho de un tercero.
Requisitos:
1- La existencia de un contrato
2- Que el contrato sea válido
3- Que el contrato sea entre el responsable y la victima
Estos se pueden comprimir y tendremos 3 nuevos requisitos de la Responsabilidad contractual:
1- La existencia de un contrato válido entre el responsable y la victima
2- Que la victima haya sufrido un daño directo por la inejecución del contrato
3- Que tal inejecución nazca de una falta.
Elementos del 3er requisito de la responsabilidad civil contractual
a- Debe existir una relación de causalidad entre el daño y la falta contractual
b- Hay que determinar qué tipo de obligación se ha incumplido, si era de medios o resultado.
c- El incumplimiento o falta se evalúa in concreto, sobre el caso concreto en específico, no se puede
aplicar la teoría general sobre la falta que es in abstracta, ni siquiera puede aplicarse la misma falta a
dos contratos aunque sean de la misma naturaleza (Metro Tours no es lo mismo que una voladora).
d- El incumplimiento puede ser sobre obligaciones accesorias. Por ejemplo, en un contrato
de venta había una cláusula accesoria de cancelar una hipoteca y no se hizo. Lo complicado es a la
hora de determinar si la obligación era de medios o resultado. La jurisprudencia ha insertado
cláusulas accesorias tácitas para beneficiar a la víctima en los contratos de adhesión. En los contratos
de transporte de pasajeros, por ejemplo, no sólo debe transportase al pasajero, sino llevarlo sano y
salvo, es una obligación de resultados.
e- El incumplimiento debe darse dentro de la vigencia del contrato. Si un contratante hace creer al
otro que el contrato estaba vigente, pero no es cierto, la responsabilidad será delictual.
Durante el periodo post contractual, toda falta genera responsabilidad delictual.
Es bueno por lo tanto entender todo lo relativo a la formación de un contrato, el periodo precontractual,
las relaciones jurídicas contractuales en oposición a las relaciones mundanas, etc.
Por ejemplo, el periodo precontractual es el que comprende la oferta hasta que ha habido aceptación.
Las relaciones mundanas son aquellas, al menos en el sentido que nos interesa, que comprenden la
ayuda caritativa, como el transportista benévolo o cualquier otra acción que generalmente constituiría
una obligación (te ayudo a pintar la casa, con gusto te armo el mueble, etc.). Las relaciones mundanas, si
algo, producen responsabilidad delictual.
¿Qué pasa si el ofertante es un incapaz? Según Gloria María Hernández, si retira la oferta, ese menor no
incurre en responsabilidad alguna. Puede invocar la nulidad del contrato a menos que quede demostrado
que el menor tenia discernimiento en cuanto a las consecuencias gravísimas de sus actos. En todo caso
se trata de una falta delictual.
Por ejemplo, el que entra gratis a un estadio y le golpea una pelota, puede demandar responsabilidad
delictual, si paga, puede hacerlo contractual. En ambos casos se presume debió haber una malla
protegiendo al espectador, pero en la responsabilidad delictual hay que probar una falta, en la
contractual hay una obligación de seguridad perteneciente al contrato de pleno derecho y que no se
cumplió.
Capacidad: Los contratos concertados con menores son nulos. Sin embargo, su nulidad es relativa
(puede ser cubierta y sólo puede invocarla el menor). Al ser la nulidad relativa, el contrato es válido
hasta declarada la nulidad y cualquier responsabilidad que suscite, será contractual.
La ruptura de la promesa de matrimonio genera responsabilidad delictual.
Contrato de objeto imposible: Solo genera responsabilidad delictual porque el contrato es nulo de
pleno derecho (la nulidad es absoluta, pues el objeto no está en el comercio).
Después de una investigación exhaustiva de los contratos se llega a la conclusión de que resulta de gran
importancia para los estudiosos de las Ciencias Jurídicas el conocer de manera completa y profunda
todo lo relativo a los contratos, ya que ellos constituyen la base de toda una gama de actuaciones
jurídicas que se presenta en la práctica y en el que hacer jurídico del abogado, porque los tribunales
civiles están repletos de decisiones fundamentadas ya en la teoría de las obligaciones, cumplimiento de
contrato, ejecución de contratos, violación de contratos, nulidades de actos de ventas, radiaciones de
hipotecas.
El abogado que desconoce las fuentes, las características, los efectos y las formas de extinción de las
obligaciones tendría una gran laguna para el ejercicio de la profesión por ante los tribunales civiles.
Existe una gran similitud en la teoría de las obligaciones en el Código Civil Dominicano, con el
Derecho Francés y este a su vez con el Derecho Romano.