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los miedos y los tabúes sobre los impulsos era muy intensa y por eso Ludwig Wittgenstein
Freud insiste en que muchas veces quedan reprimidos al no poder ser
satisfechos con cierto margen de libertad.
Independientemente de las diferencias que separan su época de
la nuestra,la represión de los instintos es inevitable en cualquier mo-
mento histórico,ya que si los individuos pudiesen satisfacer sus deseos
siempre que quisiesen sin restricción,la sociedad se sumiría en el caos. Los filósofos presentados y algunos de los que quedan por conocer
Basta imaginar las terribles consecuencias que tendría que los hom- escribieron bastante y ninguno ha pasado a la historia por una sola
bres, por 1o general más fuertes físicamente que las mujeres, aprove- obra, sino por un amplio conjunto de escritos redactados a lo largo
chasen por sistema esa ventaja para satisfacer sus deseos cuando estos del tiempo. Platón vivió ochenta años y fue dando forma a su teoría
los apremiasen. de las ideas durante décadas; Kant, que también vivió mucho para su
La conclusión es que la sociedad solo es posible si los mecanis- época, gestó con igual paciencia su sistema. En estos casos y en otros,
mos de represión descritos están bien engrasados y funcionan de ma- iniciaron caminos luego abandonados, orientaron sus intereses en di-
nera fiable. Los individuos renuncian o según los casos son obligados recciones diferentes, cambiaron considerablemente algunos puntos
a renunciar a la satisfacción inmediata de los impulsos y eso per- de vista y a pesar de que sus obras conservan un aire de familia,las
mite que haya una convivencia generalmente pacífica. Ahora bien, primeras y las últimas suelen diferenciarse bastante.
esta circunstancia en principio positiva
-sienta las bases para que los Este hecho no lo hemos podido tener siempre en cuenta, ya que
hombres vivamos juntos- exige pagar un alto precio. Los impulsos explicar en detalle la evolución de un autor es labor que dejamos a los
se pueden reprimir pero no eliminar y, si su energía no se libera, pro-
especialistas. En el caso de Wittgenstein ( 1BB9- 1951) haremos una de
vocan diferentes patologías. Neurosis, histeria, angustias de diverso las escasas excepciones que nos podemos permitir. La distancia que
tipo son algunas dolencias que Freud estudió y trató en su consul- separa las etapas de su obra es acusada e incluso en una presentación
ta apoyado en el esquema teórico explicado. El sostenimiento de las general es exigible hacerse cargo de esta circunstancia.
sociedades y la posibilidad de que progresen sin destruirse pagan el
precio de que algunos de sus miembros, reprimidos y oprimidos por
la presión social, sufran problemas psiquiátricos. De ahí el título de Retrato de gran formato
una de sus obras más esclarecedoras, El malestar en la cultura, sn
libro que dista mucho de las visiones modernas e ilustradas con fe en La obra alrededor de la que gira la primera etapa es el Tractatus logi-
el progreso, un progreso del que el padre del psicoanálisis no renega- co-philosophicus. El propósito de un libro de tan extraño título lati-
ba, pero del que quiso mostrar su inevitable y oscura contrapartida. no escrito en alemán es analizar el lenguaje utilizado por la filosofía
cuando quiere plantear y avanzar en sus problemas. Wittgenstein está
convencido de que antes de discutir una cuestión filosófica cualquie-
ra hay mucho por hacer, urge estudiar de qué modo actúa el lenguaje
con el que está formulada y qué estructura tiene este.
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El lenguaje de los filósofos no es en principio diferente del uti- Este modo de entender el vínculo entre proposiciones y hechos
lizado en la vida cotidiana. Hablamos un idioma materno que sirve presenta notables ventajas. Los acontecimientos que se crrl'zan en
para comunicarnos y, empleándolo en diversos niveles (vulgar, co- nuestro camino resultan completamente accesibles, podemos captu-
loquial, formal, culto...), destaca como un elemento fundamental en rarlos en redes lingüísticas y conocerlos sin que se escape ningún as-
nuestra vida. Esto es una obviedad y se queda en eso si no profun- pecto. Con respecto a ciertos planteamientos tradicionales habríamos
dizamos en 1o que ocurre al usar las palabras. Cuando decimos «el solucionado algunos problemas, por ejemplo,los que ocuparon en su
bolígrafo está encima de la mesa>), pronunciamos una frase en espa- momento a Descartes cuando terminó acudiendo a Dios para garan-
ñol y esperamos que nos entiendan, ya que se trata de un mensaje tizar la correspondencia entre las cosas y las ideas, un paraielismo
sumamente sencillo. La oración quiere expresar un hecho objetivo que ahora parece garantizado sin tener que solicitar la intervención
y prescindimos de deslizar valoraciones personales. No declaramos divina. Pero en filosofía suele ocurrir que una tesis o un conjunto de
abiertamente que el bolígrafo es feo, nos limitamos a constatar dón- ellas que parecen haber solventado una dificultad que se había resis-
de está y en estos casos hacemos un uso instrumental del lenguaje, tido a otros autores, en realidad desembocan en nuevos problemas,
Io empleamos como un utensilio que sirve para reflejar un hecho una norma que se cumple en el asunto que nos ocupa.
simple, como si tuviésemos un gran espejo que se limita a reflejar Cuando un pintor solvente y talentoso retrata a una persona,
cómo son las cosas sin modificar su aspecto. plasma en el cuadro lo que quiere decir. El resultado tendrá una re-
Siguiendo el hilo de esta idea, Wittgenstein defiende que el cepción cálida o más bien fría, pero el artista ha hablado y se ha es-
lenguaje es una pintura o figura del mundo, propone una corres- forzado para expresar lo que pretendía. Sería insólito -e imposible-
pondencia entre las proposiciones habitualmente utilizadas y los que tuviese que permanecer al lado del cuadro en el museo donde
hechos en ellas reflejados. «La mesa es azul» es otra oración bas- este estuviese expuesto para explicárselo al visitante y hacerle par-
tante elemental que articulamos o que acabamos de teclear y, con tícipe de 1o que ha aspirado a hacer, qué técnica ha utilizado, cómo
una intención tan sencilla como la del bolígrafo, refleja un aspecto preparó el lienzo y qué pinceles empleó; en definitiva, sería absurdo
del mundo utilizando las palabras como herramientas. El lenguaje que la obra necesitase su intervención constante para esclarecer los
haría las veces de un gigantesco retrato y el mundo sería el mode- elementos que le han permitido realizarla.
1o, también de grandes proporciones, que pacientemente posa para Wittgenstein diría que aquí estaría empezando a salir a la luz la
que la obra sea factible. Los hechos se ponen delante, el lenguaje distinción entre decir y mostrar. En el cuadro, el artista ha dicho lo
coge sus bártulos con forma de palabras y sirviéndose de ellas los que quería, ha pintado a su musa como la veía, pero hay cosas que ni
retrata fielmente. Con otra metáfora, el lenguaje sería la partitura el pincel más hábil puede decir, por ejemplo la semejanza entre la chi-
de la que se sirve el músico para leer, estudiar o interpretar una me- ca real y la retratada, esa relación no aparece explícitamente, sino que
lodía musical. Lo escrito y el sonido extraído con delicadeza de las el artista la muestra. En las relaciones entre el lenguaje y el mundo
cuerdas del violín tienen que tener algo en común, pues se produce pasa algo parecido. Podemos utilizar palabras que reflejen fielmente
un rápido trasvase entre el movimiento de los ojos por el penta- los hechos, pero elvínculo entre unas y otros,la formulación precisa
grama y el de las manos que interpretan, de igual manera que en el y rigurosa del paralelismo que los une, queda fuera de nuestro decir
lenguaje se da una traducción lingüística de los hechos sostenida y solo se puede mostrar en 1o dicho. El pintor, por minucioso que
por la estructura que estos comparten con las palabras. sea, no puede pintar la semejanza como tal entre su modelo y el cua-
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/ _', _\
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dro y el lenguaje tampoco puede expresar (decir) la relación entre él valores, gustos personales y el sentido de la vida, entonces cltotrt tlt'
mismo y la realidad, sino que la muestra' En la «mesa es azul» nada bruces contra una pared que le impide expresar 1o que no ser ptteclt'
se dice del sutil y alavezpoderoso lazo que une esas palabras con el decir. En esos casos, se utiliza el lenguaje de tal modo que no cjcr',-r'
hecho cotidiano al que se refi.eren. El vínculo se muestra, sentimos la única función para la que está destinado, como si pretendiéserlos
que está operando aunque no esté plasmado lingüísticamente y la viajar a la iuna en avioneta, un medio inapropiado que nos llevarí¿r it
prueba es que la frase se comprende sin diflcultad y es recibida con una sucesión de acciones sin sentido.
absoluta normalidad. No es conveniente pensar que Wittgenstein, situando algunos
ámbitos fuera de los límites del lenguaje, ansíe eliminarlos y de-
fienda que no desempeñan ningún papel en la vida. Lo hacen de
Los límites del lenguaje y el gran silencio manera destacada, pero quiere subrayar que tratan asuntos que
trascienden los hechos del mundo, así que el decir está vedado para
Esto supone que para Wittgenstein el lenguaje encuentra límites en ellos. Que la ética y aquello que estudia sean algo inexpresable, no
1o que se puede decir con claridad y de manera lógica. El cielo es azul implica q\Je carezcan de importancia en la existencia humana, lo
y el sol calienta, son hechos que comparten una forma lógica con que ocurre es que las cuestiones sobre el sentido de la vida y los
el lenguaje con el que formulo las correspondientes proposiciones y valores que han de dirigirla para conseguir, por ejemplo, llegar a
por eso entran en los límites de lo decible. Ahora bien, cuando valoro ser felices quedan fuera del mundo, igual que gran parte de 1o que
una situación y digo que es buena, triste, alegre o injusta,los valores muestra un pintor en su obra queda estrictamente fuera de la ma-
y sentimientos que pretendo expresar no casan con hechos de Ia rea- terialidad de la tela y de las pinturas.
lidad y buen indicio de ello es que una misma situación, idénticos La última frase del Tractatus, una de las más conocidas de la
hechos, pueden ser apreciados de manera contraria por dos perso- filosofía contemporánea, es «acelca de lo que no se puede hablar, es
nas. EI mundo de los valores estéticos, morales y religiosos son para mejor callarr. El lenguaje,lo que propiamente consideramos como
Wittgenstein estrictamente indecibles, no velsan sobre hechos verifi- tal, a saber,la pintura de los hechos, tiene limitaciones apreciables,
cables empíricamente ni objetivamente descriptibles y están fuera de hay ámbitos de la experiencia humana que exceden sus posibilida-
los límites del lenguaje. Los discursos éticos, estéticos y metafísicos des. La conciencia de las limitaciones lingüísticas no es aportación
a los que nos habíamos acostumbrado en los autores anteriores esta- original de wittgenstein ¡ por mencionar solo una tendencia se-
rían construidos con proposiciones que han ambicionado 1o imposi- meJante, hay una larga tradición mística que se apoya en la convic-
ble: decir lingüísticamente lo que no puede ser dicho. Cuando Kant ciOn de que el lenguáje sistemático y frío sobre Dios no alcanza el
se esforzaba en esclarecer cómo se deben comportar los hombres y auténtico núcleo de la experiencia religiosa, por lo que es impres-
aportaba formulaciones de los imperativos, era consciente de estar cindible buscar nuevas formas de expresión, cercanas a la poesía y
trabajando en un plano diferente al del científico que estudia la natu- lejos del discurso sistemático, que den espacio a la íntima vivencia
ralezay el mundo. Wittgenstein establece una separación más drásti- dál creyente ante el creador. Wittgenstein reacciona de un modo
ca; considera que el lenguaje tiene un solo uso aceptable que consiste diferente, no interpreta los límites como la ocasión propicia para
en decir de manera figurativa los hechos y cuando quiere rebasar esta lanzarse casi con desesperación a la búsqueda de formas expresi-
función para hablar de algo que no tiene naturaleza factt¿'al como vas acientíficas, puramente metafóricas o declaradamente poéticas.
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Su intención es poner de manifiesto la dificultad del hombre que más o menos brillantez una melodía al violín apoyado en que la par-
filosofa cuando quiere expresar en palabras sus preocupaciones vi- titura del pentagrama representa los sonidos, el ienguaje habla de los
tales más íntimas y el sentido o el sinsentido que tiñe su existen- hechos a partir de la estructura común subyacente a ellos. Pasado el
cia. Desde esta perspectiva, no conviene decir, como a veces se ha tiempo,Wittgenstein se muestra profundamente descontento con este
defendido, que el primer Wittgenstein deja fuera o abandona esas planteamiento porque supone que los hechos son como son y tienen
preocupaciones, pues le interesaban enormemente. Si decide ca- la estructura lógica que tienen independientemente de cómo usemos
llar ante ellas no es porque despierten su indiferencia, al contrario, las palabras a la hora de expresarlos. Se fue dando cuenta de que el len-
les otorga tanto peso que las respeta casi con reverencia y no se guaje no es solo un instrumento para teflejar hechos de manera mecá-
aventura a decir una palabra inadecuada que desvirtúe y falsee su nica, como si fuese un resorte en el que invariablemente salta la misma
nattraleza. Está defendiendo así, a la vez, que los problemas cientí- palabra para referirse al mismo hecho. La idea de que el contexto en el
ficos resultan interesantes y útiles, pero no hay modo de encontrar que aquella se utiliza también es decisivo empezó a ganar fuerza. Las
satisfacción vital en ellos ni en las respuestas que proponen. Con- mismas palabras en situaciones diferentes pueden tener significados
venientemente elaborado desde el punto de vista filosófico, recoge distintos e idénticas expresiones se ven sometidas a esta variabilidad
un hecho que constatamos en la experiencia diaria y es que el im- dependiendo de dónde se usen.
presionante avance científico y tecnológico de la humanidad no ha Acabamos de mencionar el punto en el que mejor se ve la dis-
llevado aparejado la simultánea solución de las inquietudes vitales, tancia entre las dos etapas y por este motivo nos vamos a detener
que siguen sacudiendo a cada nueva generación. especialmente en é1. En un primer momento, Wittgenstein defendió
Wittgenstein dice en el Tractatus qae la obra tiene dos partes: 1o que se suele llamar una teoría referencial del significado que, con
la escrita y la no escrita o meramente mostrada siguiendo la distin- todá brevedad, supone que cuando se pretende determinar el signifi-
ción antes explicada. Concedió una importancia incomparablemente cado de una palabra 1o conveniente es acudir a aquello a 1o que se re-
mayor a la segunday para comunicar esta convicción utilizó como fiere o a 1o que apunta. En el caso de «mesa azuln,el significado de la
paradójico procedimiento guardar silencio sobre los problemas tras- expresión sería el objeto concreto al que literalmente podemos apun-
cendentes de la vida ubicándolos fuera de los límites del lenguaje. tai con el dedo cuando la pronunciamos. Esta manera de entender
el significado estaba asociada a la concepción general del lenguaje
.onrá pintura de los hechos, idea en la que también hemos insistido.
La caja de herramientas llena de palabras EI cambio consiste en que Wittgenstein entiende ahora que Ia
clave está en los diferentes usos que los hablantes hacen del lenguaje.
Avanzando en su biografía, encontramos un segundo grupo de es- Cuando aprendemos a hablar no adquirimos solo un valioso instru-
critos que critican abiertamente los anteriores en el modo general de mento, corno el que compra un martillo porque se ha roto el que
entender los elementos últimos del lenguaje y su estructura. tenía, sino que al tiempo nos introducimos en un universo simbólico
Uno de los pilares de la primera filosofía era que el lenguaje y la y cultural determinante para nuestra manera de ver las cosas y de
realidad comparten estructura lógica,lo que permite que las proposi- interpretar la realidad. Los niños que comienzan ahablar hacen un
ciones lingüísticas reflejen hechos como si de un espejo se tratase. Con gran esfuerzo y nombran las cosas con insaciable curiosidad, pero
la otra metáfora utilizada, igual que un músico solo puede ejecutar con ása actividad está encaminada, en realidad, a irse impregnando con
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ciertas formas de hablar heredadas de sus padres. Su lenguaje no es que no se refiere a un objeto en particular.La mejor manera sería
subjetivo, no es una herramienta solo suya de la que disponen para contemplar el conjunto de acciones que hace el benjamín: primero
reflejar la estructura de ios hechos que tienen delante, sino que po- va a la habitación, abre un cajón de la cómoda, aparta unas camisetas
dríamos decir que es una construcción pública, viva y sometida a que tapan los calcetines y cuando definitivamente da con estos, em-
constante evolución. Cuando los hablantes lo usan rebasan elámbito pieza cogiendo un par,luego otro y otro hasta llegar a los cinco que
de su conciencia individual y utilizan palabras y conceptos por todos quería su hermano. De ese modo, nos hemos hecho con el significado
compartidos. Lo decisivo, desde esta perspectiva, no es que un sujeto de «cinco» a partir de una serie de acciones observadas.
quiera expresar los hechos que va percibiendo, ya que eso llevaría Del ejemplo a Wittgenstein le interesa resaltar que el significa-
a un lenguaje completamente privado, dependiente en cada caso de do muchas veces no se localiza en los objetos a los que se refieren
las percepciones de |uan y de Pedro, pero sin posibilidad de que sus las palabras, sino en cómo se usan, 1o que incluye el conjunto de
mundos se comunicasen, pues se podrían haber originado en percep- acciones que lleva a cabo el que las utiliza. Se acentúa el carácter
ciones dispares. El eiemento fundamental está ahora en las maneras pragmático del lenguaje, se subraya que las palabras se usan en si-
como los hablantes emplean el lenguaje; es ahí donde hay que cen- tuaciones diversas y que su significado depende del conjunto de
trar el análisis, porque cuando hacemos nuestra una forma de hablar actividades con las que están vinculadas.
nos mostramos de acuerdo implícitamente con un amplio conjunto El lenguaje ya no se limita a la función descriptiva que tenía an-
de personas que también la emplean y eso determina su significado, tes, cuando estábamos dentro de sus límites siempre que nos restrin-
como vamos a ver de inmediato. giésemos a decir «la mesa es azul» después de haber constatado por
El significado de las palabras no viene dado por el objeto al que los sentidos que efectivamente era así. Ahora,las funciones digamos
se refieren, muchas veces depende del uso compartido que de ellas legítimas de las palabras se amplían extraordinariamente, a veces las
se hace. Vamos a explicar este aspecto inspirándonos libremente en utilizamos para describir algo, pero también es posible teñirlas con
uno de los ejemplos que Wittgenstein incluyó en la obra más repre- un significado imperativo, desiderativo, simbólico, metafórico o ale-
sentativa del segundo período, Ias Investigaciones filosóficas. Quien górico, pues su vida no se limita a desempeñar un único papel y son
tenga hermanos mayores sabe de primera mano que una de sus afi- capaces de asumir varias funciones.
ciones favoritas es hacer encargos domésticos al hermano pequeño' En las lnvestigaciones filosóficas, Wittgenstein es aficionado a
En cuanto ven que se levanta o que anda despistado por el salón le poner ejemplos, como hemos comprobado. Invita a que nos imagi-
ordenan «tráeme esto, tráeme lo otro...» y un día uno de los mayores, nemos el lenguaje como el conjunto de instrumentos contenido en
haciendo la maleta para irse de viaje, dice: «anda, tráeme cinco pa- una caja de herramientas. Quien más quien menos tiene en casa una
res de calcetines». El pequeño, acostumbrado y resignado, entiende caja con un martillo, alicates, un destornillador y algunos clavos. El
la frase y diríamos que capta su significado, sabe que «calcetines» se destornillador tiene una función concreta: atornillar o desatornillar
refi.ere a un objeto que sirve para cubrir los pies antes de ponerse los tornillos. La obviedad de su finalidad hace que al formularla hayamos
zapatos, pero enseguida se ve que «par» o «cinco» no tienen referente caído en una reiteración que parece un descuido estilístico, pero ese
concreto. Los que observamos desde fuera la situación también co- objeto sirve para más cosas si varían los contextos en los que se em-
nocemos ei significado de «calcetín», pero la pregunta que le interesa plea. Si en un momento dado se nos resiste la apertura de un tarro de
a Wittgenstein es cómo nos hacemos con el significado de «cinco», mermelada, podemos utilizarlo para ejercer una presión entre el cris-
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igual manera que si hubiesen pretendido apretar una tuerca a marti-


tal y la tapa, permitir que entre aire y desenroscarla sin hacer fietza.
llazos en lugar de emplear la llave inglesa,la herramienta idónea en
El mismo objeto puede servir como improvisada arma de defensa si
ese caso. Otras veces,los problemas han tenido su causa en conside-
entra un extraño en casa y, como lo acabamos de utilizar para abrir el
rar equivalentes usos lingüísticos que no lo son. Por ejemplo, cuando
bote, es lo único que tenemos a mano.
hemos hablado de ética en otros autores, escribíamos que defienden
La conclusión del ejemplo, tan claro en sus intenciones, es que
que algo es bueno, malo, conveniente o reprobable. EI problema sería
wittgenstein concibe las palabras como los objetos multiusos de ia
que han utilizado esas proposiciones como si fuesen equivalentes a
caja (ue, dependiendo del contexto en el que tengan que intervenir
que los maneje, cumplen una función distinta y las descripciones que habitualmente se hacen de los objetos físicos,
o de la p"rioru
adquieren un significado diferente. Importa también destacar una como cuando decimos de la mesa que es azul. En suma,la dificultad
,.gu.rda concluiión, y es que Wittgenstein tiene interés en saber estribaría en equiparar inconscientemente una valoración moral y
por qué en ocasiones ha sorprendido esta concepción del lenguaje. una característica física, cosas muy distintas.
pi.riu que el motivo es que a menudo nos confunde la aparente Desde esta perspectiva,la filosofía asume nuevas tareas que pa-
rece haber desatendido tradicionalmente y la principal es analizar el
uniformidad de las palabras. Las oímos, las vemos impresas o las
escribimos y, fijándonos en los elementos físicos y materiales es- discurso de los filósofos viéndolo como un ovillo de lana que se ha
tables que son el sonido y la tinta impresa, tendemos a pensar que enredado, y no se trata de cortar por 1o sano, ni menos aún de tirarlo,
son algo fijo y aptas para un solo uso. I'Jo caemos en que una misma sino de ir desenredándolo con paciencia para volver a usar la lana
palabra puede ser empleada con significados distintos y llevar apa- como se hace habitualmente. Con el lenguaje filosófico ocurre algo
rejada también múltiples acciones' parecido; es preciso disolver los problemas que se han ido generando
El segundo Wittgenstein no puede hablar como hacía antes de por usos lingüísticos confusos, hay que ir quitando capas de sentido
los límites del lenguaje, ya no ambiciona un lenguaje lógico ideal en que enturbian su significado cotidiano, determinado ahora por los
el que reflejar como un buen espejo cómo es el mundo, sino que el diferentes usos que los hablantes hacen de é1.
lenguaje utilizado está en regla y la mayoría de las ocasiones los ha- Con otro de sus célebres ejemplos, dice Wittgenstein que su tra-
blantes se comunican y transmiten el sentido de lo que pretenden. bajo se asemeja a aquel que quisiese enseñar a una mosca el camino
El hecho de que se use normalmente sin problemas insuperables no para salir por el estrecho cuello de una botella en la que había queda-
excluye los malentendidos e imprecisiones yWittgenstein piensa que do encerrada. Ni que decir tiene que la mosca podemos ser nosotros,
la filosofía encuentra aquí un tema de reflexión urgente porque ella que hemos seguido el largo recorrido de la historia de la filosofía
misma está muy vinculada a ellos. sin olvidar que no tenía un cono- leyendo, intentando comprender e incluso resolver los problemas, sin
cimiento exhaustivo de la historia de la filosofía, sino que sus lectu- percatarnos de que muchos no tenían propiamente solución ya que
ras se habían limitado a unos pocos autores, examina el modo tradi- adolecían de un planteamiento inadecuado y confuso. Wittgenstein
cional de plantear los problemas filosóficos y concluye que muchos nos daría la mala noticia de que hemos revoloteado infructuosamen-
surgen de haber malentendido ciertos usos lingüísticos. Por ejemplo, te en la botella cuando, siguiendo sus indicaciones, podríamos haber
las dificultades de Agustín de Hipona, Tomás de Aquino y Descartes encontrado antes la salida.
para demostrar la existencia de Dios se originarían en una confusión
lingüística al utilizar el discurso religioso como si fuese científico, de

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