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ESCUELA SUPERIOR DE CIENCIAS DE LA SALUD

CURSO INTRODUCTORIO

ASIGNATURA: BIOLOGIA GENERAL

UNIDAD II: COMPOSICIÓN QUÍMICA DE LOS SERES VIVOS

Los seres vivos estamos formados por átomos y moléculas

Los seres vivos estamos formados por partículas increíblemente pequeñas, los
átomos, que son la base de toda la materia, de todo lo que podemos ver o percibir,
incluyendo nuestro propio cuerpo. Para comprender la materia viviente es pues
necesario conocer las características de los átomos y las moléculas. Veamos
algunos conceptos básicos:

La materia, incluso la que constituye los organismos más complejos, está constituida
por combinaciones de elementos. En la corteza terrestre existen unos 90 elementos
químicos en condiciones naturales. Muchos de ellos son muy conocidos, como el
carbono, el oxígeno, el nitrógeno, el calcio o el fósforo. Cada elemento corresponde a
un determinado tipo de átomo. Si bien los átomos están constituidos por partículas
más pequeñas, como protones, neutrones y electrones, son considerados la unidad
estructural de la materia.

Varios átomos, del mismo o de diferente tipo, puede unirse para formar partículas
que se conocen como moléculas, en las cuales los átomos se mantienen unidos
debido a la existencia de enlaces químicos. Los átomos y las moléculas pueden
reorganizarse y recombinarse muchas veces, mediante procesos conocidos como
reacciones químicas.

Las moléculas formadas por átomos de dos o más elementos diferentes, en


proporciones definidas y constantes, se conocen también como compuestos
químicos. Es importante tener presente que los seres vivos están formados por los
mismos elementales químicos que la materia no viviente, y obedecen a las mismas
leyes físicas y químicas generales. Para fabricar la materia viviente, los organismos
no tienen otra alternativa utilizan los elementos y moléculas que extraen del
ambiente en que se encuentran.
Recordemos que los elementos se representan con algunas letras cuyos símbolos
son aceptados universalmente, independientemente del idioma que se utilice. El
carbono (C), el hidrógeno (H), el oxígeno (O) y el nitrógeno (N) constituyen la mayor
parte de la materia viva. Junto con el fósforo (P) y el azufre (S), significan el 99% de
la composición de los seres vivos. Para designar a algunos átomos se utilizan dos
letras, como ocurre con el cloro (Cl), el sodio (Na) o el magnesio (Mg).

Si observamos entonces con más detalle, surge que los seres vivos están formados
fundamentalmente por moléculas, las cuales en sí mismas están sometidas, cada una
de ellas, a todas las leyes físicas y químicas que rigen el comportamiento de la
materia. Por lo tanto, la composición química de sus moléculas y la naturaleza de las
reacciones químicas son fundamentales para entender a los organismos, y por
supuesto, al ser humano y sus propiedades biológicas.

Los organismos deben ser interpretados como sistemas “abiertos”, es decir que
intercambian permanentemente materia y energía con su entorno, del cual dependen
absolutamente, ya que para funcionar necesitan absorber y desprender
constantemente materia y energía.

Los átomos se pueden unir entre sí

El hidrógeno, que es el elemento más pequeño, puede tener una sola unión química.
Todos los demás elementos pueden formar uniones con varios átomos, originando las
moléculas. Cada átomo tiene una determinada posibilidad de uniones. El oxígeno
posee dos uniones atómicas. Así, una posibilidad es la siguiente, correspondiente a la
molécula de agua (H2O), en donde cada átomo completa sus posibles uniones (dos
uniones el oxígeno, una unión cada hidrógeno):

El nitrógeno presenta tres uniones posibles, como se observa en la molécula de


amoníaco, cuya fórmula es NH3:
No todos los enlaces poseen similar fuerza. La capacidad de un átomo para formar
uniones con otros se conoce como “energía potencial de enlace” y es diferente para
cada átomo. El átomo de carbono, que puede formar cuatro uniones, posee una
energía potencial de enlace muy superior a la de los otros elementos químicos. Eso
hace que incluso pueda unirse con otros átomos de carbono, formando largas
moléculas, como indica el esquema:

Estas uniones entre carbonos se conocen como uniones covalentes y son más
fuertes y estables que algunas otras uniones entre átomos. Esta capacidad de los
átomos de carbono para formar enlaces covalentes es de extraordinaria importancia
en los sistemas vivos, ya que permite la existencia de una increíble cantidad de
combinaciones sobre la base de una secuencia de átomos de carbono unidos entre
sí. Cada átomo de carbono del esquema anterior posee otras dos uniones
disponibles, con las cuales se puede unir a otros átomos (los más frecuentes son
hidrógeno, oxígeno y nitrógeno). Así, podrían formar la siguiente molécula:
Debemos observar que cada átomo ha completado sus posibilidades de enlace (4 en
cada carbono, dos en cada oxígeno, una sola en cada hidrógeno). También pueden
ocurrir enlaces dobles, como en el primer carbono desde la izquierda del esquema,
donde el oxígeno utiliza sus dos uniones para enlazarse al mismo átomo de carbono).

Las moléculas se clasifican en inorgánicas y orgánicas

Las moléculas que integran los seres vivos se clasifican en dos grandes grupos:
inorgánicas y orgánicas. Se consideran inorgánicas a todas aquellas sustancias
que están formadas por distintos elementos, pero en las que su componente principal
no es el carbono, y si lo posee, no está en combinación con otros carbonos. En
cambio, las moléculas orgánicas se distinguen por poseer muchos átomos de
carbono, que se encuentran unidos entre sí.

Además de su estructura básica (muchos carbonos unidos entre sí en las orgánicas,


ausencia de carbonos en las inorgánicas), estos grupos de moléculas se diferencias
por otras cuestiones, como ser:

Origen: Una de las peculiaridades de las moléculas orgánicas consiste en que son
de origen biológico, son fabricadas por los seres vivos. En cambio, las moléculas
inorgánicas se caracterizan también por ser de origen mineral externo, es decir que
se encuentran originariamente dispersos en la corteza terrestre, de donde los toman
los seres vivos. Precisamente la palabra “orgánico” viene de organismo, haciendo
referencia a que estas sustancias son las características y distintivas de la
composición de los seres vivos.

Tamaño: Comparativamente, las moléculas orgánicas son más grandes que las
inorgánicas, ya que el número de átomos de carbono enlazados entre sí puede ser
de varios centenares o más. Algunas moléculas orgánicas particularmente grandes
se conocen como “macromoléculas”. En cambio las moléculas inorgánicas son más
pequeñas, formadas por relativamente pocos átomos unidos entre sí.
Principales uniones: como se indicó anteriormente, en las moléculas orgánicas
predominan las uniones covalentes. En cambio, las moléculas inorgánicas no
presentan uniones covalentes, y los átomos se unen por otros tipos de uniones
químicas, mayoritariamente las uniones de tipo iónico.

Función energética: Las uniones covalente C-C, al romperse y separarse los


carbonos, liberan energía, que las células pueden utilizar para sus necesidades. O
sea que todas las moléculas orgánicas sirven como una fuente potencial de energía.
Esta es una propiedad muy valiosa de las moléculas orgánicas, ya que sus uniones
C-C son la única fuente de energía biológica utilizable por el metabolismo celular. En
cambio las moléculas inorgánicas, si bien son imprescindibles para el organismo, no
pueden utilizarse como fuente de energía.

Las moléculas inorgánicas cumplen importantes funciones

Entre los compuestos inorgánicos se puede encontrar a casi la totalidad de los


elementos conocidos. Entre muchos ejemplos de compuestos inorgánicos podemos
mencionar:
-El cloruro de sodio (NaCl), formado por la unión de un átomo de sodio y un átomo
de cloro.
-El agua (H2O), formada por dos átomos de hidrógeno y un átomo de oxígeno.
-El amoníaco (NH3), que está integrado por un átomo de nitrógeno y tres de
hidrógeno.
-El anhídrido carbónico, el cual se encuentra en la atmósfera en estado gaseoso y los
seres vivos lo eliminan hacia ella a través de la respiración. Su fórmula química es
CO2, o sea, un átomo de carbono y dos de oxígeno. El CO2 es tomado por los
vegetales en el proceso de fotosíntesis para fabricar glucosa. Es importante aclarar
que el CO2, aunque contiene carbono, no es una molécula orgánica, porque tiene un
solo átomo de carbono y por lo tanto no posee uniones covalentes.

Las sustancias inorgánicas que integran la materia viva pueden presentarse en los
tres estados de la materia: sólido, líquido y gaseoso. Entre las sustancias sólidas
mencionamos los depósitos de sales minerales de elementos como el calcio, el
fósforo o el sílice, que se asocian con estructuras de protección o de sostén.
Constituyen los esqueletos externos de caracoles y otros animales, así como los
esqueletos internos de los vertebrados, nuestros huesos y dientes.

La mayoría de las sustancias inorgánicas se encuentra en estado líquido,


participando de una solución acuosa, ya sea en forma libre o asociada a otros
compuestos. En general se mantienen en forma de iones. Hay numerosos iones y
todos juegan un papel fundamental en diversos procesos biológicos. Podemos
mencionar, entre otros, el ion potasio (K+), que es el principal ion con carga positiva.
Los iones calcio (Ca2+), potasio (K+) y sodio (Na+) están implicados en la producción
y propagación del impulso nervioso. El Ca 2+ es además necesario para la contracción
de los músculos y para el mantenimiento del latido cardíaco. El ion magnesio (Mg 2+)
forma parte de la molécula de clorofila, la cual atrapa la energía del sol en las células
vegetales. Los iones carbonato y bicarbonato contribuyen a mantener el equilibrio de
la sangre. Los iones fosfatos constituyen uno de los grupos químicos funcionales
más importantes para la vida, relacionándose con el transporte y el almacenamiento
de energía a nivel celular.

Entre las moléculas inorgánicas en estado gaseoso figuran el oxígeno y el dióxido de


carbono, asociados a los procesos fundamentales de respiración y circulación. El
oxígeno es necesario para cualquier combustión y en particular para la respiración,
por lo que es un gas esencial para casi todos los seres vivos. La combustión es un
cambio químico en el que un material considerado “combustible” se combina con
oxígeno para producir otras sustancias, denominadas “productos de combustión”,
además de obtenerse la liberación de energía.

El agua constituye una molécula insustituible para la vida

El hidrógeno y el oxígeno se combinan entre sí para constituir el componente


inorgánico celular más abundante: el agua. Todas las estructuras biológicas están
formadas por una proporción muy alta de agua, generalmente entre el 65 y el 75%,
aunque algunos organismos acuáticos contienen más de 90% de agua. Incluso
estructuras rígidas o de resistencia, como troncos y semillas, poseen una cierta
cantidad de agua. No se concibe el desarrollo ni la existencia misma de seres vivos
sin la presencia de agua. El agua es una molécula inorgánica ampliamente
distribuida en el Planeta. Se presenta en la Naturaleza en sus tres estados, sólido,
líquido y vapor, pudiendo existir en un momento dado en equilibrio entre sus tres
formas.

La molécula de agua es muy “bipolar”. Esto significa que los núcleos de oxígeno atraen
más los electrones que los de hidrógeno (son más electronegativos), por lo que los
electrones no se encuentran justo en el centro de la unión, equidistantes ente los
átomos, sino más cerca del oxígeno. Esto otorga a los enlaces una fuerte polaridad
eléctrica, con más carga negativa del lado del oxígeno, y más carga positiva del lado
de los hidrógenos. Este hecho tiene una interesante consecuencia, y es que las
moléculas de agua se atraen entre sí, por las partes donde las cargas son opuestas.
Este tipo de interacción se conoce como “puente hidrógeno”, como se observa en el
esquema:

Los enlaces por puentes hidrógeno, aunque son unas 20 veces más débiles que los
enlaces covalentes, mantienen a las moléculas de agua fuertemente unidas entre sí,
formando una estructura compacta que la convierte en un líquido casi incompresible.
Al no poder comprimirse, puede funcionar en algunos animales como un esqueleto
hidrostático y brindarle diversas propiedades. La circunstancia de que cada molécula
de agua, en estado líquido, está unida por puentes hidrógeno a varias moléculas que
la rodean en el espacio, es responsable asimismo de su elevado punto de ebullición.
¿Por qué el agua es tan importante?

¿Por qué el agua es tan importante para los seres vivos? El agua presenta una serie
de propiedades exclusivas, que no posee ningún otro líquido, y que la convierten en
una molécula única e irremplazable para los procesos biológicos. Entre las
propiedades del agua pueden mencionarse las siguientes:

Posibilita el metabolismo
El metabolismo, o sea el enorme conjunto de reacciones que tienen lugar dentro del
ser vivo y que nunca se detiene, se produce en el estado líquido de la materia. El
agua provee, entonces, el lugar físico para que tengan lugar las reacciones
metabólicas.

Constituye un medio en sí mismo


La mayoría de las especies vive dentro del agua, tanto en mares y océanos como en
ríos y lagos, por lo que el agua constituye un medio dentro del cual transcurre su
existencia y del cual no pueden salir. Los que viven en un ambiente aéreo, rodeados
por la atmósfera, siguen dependiendo fuertemente del agua, la conservan dentro de su
cuerpo y poseen grandes adaptaciones para no deshidratarse, ya que la pérdida de
cierta proporción de agua puede ser letal.

Posee una gran capacidad solvente


El agua es un excelente solvente. Es mencionada muchas veces como “el solvente
universal”, en alusión a su poder de disolver una enorme cantidad de sustancias.
Pese a esta denominación, no disuelve a todos los compuestos, y de hacerlo no sería
posible ningún recipiente o estructura para contenerla. Existen diversas moléculas
insolubles en agua, como los aceites y las ceras, los que por otra parte tienen una
gran utilidad biológica. El agua es un disolvente de tipo polar, y como tal, disuelve bien
sustancias iónicas y polares, como el cloruro de sodio y otras sales.

Permite el transporte en el interior de un ser vivo


La gran capacidad solvente es a su vez responsable de las funciones metabólicas y
de los mecanismos de transporte de sustancias dentro de los organismos. Las
sustancias que viajan por el cuerpo, comunicando tejidos y órganos, lo hacen a través
del medio acuoso en el que se encuentran las células. Numerosos grupos de
animales poseen un sistema circulatorio, conjunto de vasos intercomunicados que
recorren todo el cuerpo y por el cual se transportan elementos y materiales vitales.

Los nutrientes que la célula consume, el oxígeno que emplea para oxidarlos y sus
propios productos de desecho son transportados por el agua.

Posee alta capacidad calórica


La capacidad calórica es el poder de una sustancia de absorber calor sin cambiar su
temperatura, sin calentarse. El agua posee una elevada capacidad calórica, mayor que
la de otros líquidos, y esta propiedad también está en relación con los puentes de
hidrógeno que se crean entre las moléculas de agua. Cuando el agua recibe calor,
este se utiliza para romper los puentes de hidrógeno, por lo que la temperatura se
eleva muy lentamente. Esta circunstancia es fundamental para los seres vivos, cuyo
cuerpo está formado en gran proporción por agua, ya que gracias a esto se evitan los
cambios bruscos de temperatura y muchos seres vivos pueden mantener su
temperatura constante.

Presenta alta conductividad térmica


El agua es un muy buen conductor del calor. La presencia de agua permite que el calor
se distribuya homogéneamente por todo el cuerpo. Esta es una de las funciones del
sistema circulatorio, ya que la sangre, al pasar por todos los órganos, regula la
distribución de calor impidiendo que se acumule o falte en algún sector. El agua es
asimismo un buen conductor de la electricidad. La conductividad eléctrica es
responsable de importantes propiedades celulares.

Presenta gran poder termorregulador


El agua también permite controlar la temperatura interna frente a las permanentes
fluctuaciones ambientales. Para evaporar agua se necesita mucha energía, porque
primero hay que romper los puentes y posteriormente dotar a las moléculas de agua
de la suficiente energía para pasar de la fase líquida a la gaseosa. Esto hace que al
evaporar agua los organismos puedan disipar mucha energía calórica, evitando
calentarse. Esta propiedad del agua se relaciona con el fenómeno de transpiración,
que permite disipar calor a través de la piel.
El agua también actúa como muy buen regulador térmico en el ambiente y en el clima.
Las masas de agua de los mares y lagos hacen que la temperatura suba o baje muy
lentamente ante los cambios de la temperatura externa, permitiendo la vida de
organismos en una amplia variedad de ambientes.

Otras propiedades
El agua posee otras muchas propiedades de significado biológico. Entre ellas
podemos mencionar su alta cohesión, una fuerte propiedad de adhesión, poseer una
densidad muy estable y posibilitar el fenómeno de difusión. El agua también
proporciona flexibilidad a los tejidos y actúa como lubricante en sus articulaciones.
El agua, en síntesis, pese a ser una molécula muy sencilla y pequeña, posee un
conjunto de propiedades que la hacen única, lo que unido a su abundancia, le
otorgan una importancia vital en los seres vivos y en el ciclo biológico del planeta.

ACTIVIDADES DE LA UNIDAD 2

Tras leer y analizar el texto precedente, deberás responder las preguntas que
figuran en el archivo “Actividades de la Unidad 2 de Biología” y enviarlas para su
corrección antes de la fecha límite establecida para su entrega.

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