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Ahora más que nunca, debemos actuar.

El Día Internacional y los


16 Días de Activismo son una oportunidad única para crear
conciencia sobre las consecuencias sanitarias y sociales de la
violencia contra las mujeres y fortalecer nuestro compromiso con
la acción colectiva.

Sabemos que la violencia contra las mujeres y las niñas se puede


prevenir y sus consecuencias se pueden mitigar. Si bien prevenir y
responder a la violencia contra las mujeres y las niñas requiere un
enfoque multisectorial, el sector de la salud tiene un papel
importante que desempeñar.

Este no es un tema nuevo para la Región; hay mucho que podemos


aprender unos de otros para seguir avanzando en esta agenda.
AHORA más que nunca es el momento del cambio y la
colaboración
Todos tenemos un papel que desempeñar para crear conciencia sobre la
carga de la violencia y promover el cambio. La OPS ha producido una
serie de materiales gráficos que se pueden compartir en plataformas
digitales y de redes sociales.
Únete a nosotros y demuestra tu apoyo a la tolerancia cero a la violencia.
Utiliza el fondo digital de la campaña en tus videollamadas y reuniones
durante los 16 días y comparte los materiales gráficos que hay a
continuación en tus cuentas de redes sociales. En los próximos días
incluiremos nuevos materiales durante la campaña.

COVID-19 y violencia contra la mujer

Lo que el sector y el sistema de salud pueden hacer


7 de abril del 2020

La violencia contra la mujer sigue siendo una gran amenaza para la salud pública

mundial y la salud de la mujer durante las emergencias

• La violencia contra la mujer sigue siendo sumamente prevalente y la violencia de pareja es su


forma más

común.

• Una de cada tres mujeres en todo el mundo ha sufrido alguna vez en su vida violencia física o
sexual

infligida por un compañero íntimo o violencia sexual infligida por cualquier otro agresor. La mayor
parte

de las veces se trata de violencia de pareja.

• La violencia contra la mujer tiende a aumentar en cualquier tipo de emergencia, incluidas las
epidemias.

La probabilidad de estar expuestas a más riesgos y tener más necesidades es mayor en las mujeres

mayores y las mujeres con discapacidad. Las mujeres desplazadas, las refugiadas y las que viven en
zonas

afectadas por conflictos son particularmente vulnerables.

• Aunque hay pocos datos, los informes de China, el Reino Unido, los Estados Unidos y otros
países indican

que los casos de violencia doméstica han aumentado desde que comenzó el brote de COVID-
19.1,2

o El número de casos de violencia doméstica notificados en febrero del 2020 a una estación de

policía de Jingzhou, una ciudad de la provincia de Hubei, fue tres veces mayor que en el mismo

período del año anterior.3

• La violencia contra la mujer, en particular la violencia de pareja y la violencia doméstica, tiene


efectos

importantes sobre la salud de las mujeres, y de sus hijos y hijas. Puede dar lugar a traumatismos y

problemas graves de salud física, mental y sexual y reproductiva, incluidas las infecciones de
transmisión

sexual, la infección por el VIH y los embarazos no planificados.

Cómo agrava la COVID-19 el riesgo de violencia contra la mujer


• El estrés, la perturbación de las redes sociales y de protección, y el menor acceso a los servicios
pueden

aumentar el riesgo de violencia contra la mujer.

• A medida que se implantan las medidas de distanciamiento y se pide a las personas que se
queden en

casa, es probable que el riesgo de violencia de pareja aumente. Por ejemplo:

o La probabilidad de que las mujeres que están en una relación de maltrato y sus hijos e hijas
estén

expuestos a la violencia aumenta enormemente conforme la familia pasa más tiempo en

contacto estrecho y hace frente a un mayor estrés y a posibles pérdidas económicas o del trabajo.

DURANTE LA PANDEMIA

o Es posible que las mujeres tengan menos contacto con sus familiares y amigos que podrían

prestarles apoyo y protegerlas de la violencia.

o Las mujeres sobrellevan el grueso de la carga que supone el aumento del trabajo de cuidado

durante la actual pandemia. El cierre de las escuelas exacerba aún más esta carga y supone un

mayor estrés para ellas.

o La interrupción de los medios de vida y la capacidad de subsistencia, incluidos los de las mujeres

(muchas de las cuales son trabajadoras asalariadas informales), reducirá el acceso a los servicios

básicos, lo que aumentará el estrés en las familias y puede agravar los conflictos y la violencia. A

medida que disminuyan los recursos, las mujeres pueden estar expuestas a un mayor riesgo de

explotación económica.

o Los perpetradores del maltrato pueden valerse de las restricciones implantadas debido a la

COVID-19 para ejercer poder y control sobre sus compañeras a fin de reducir aún más su acceso

a los servicios, la ayuda y el apoyo psicosocial tanto de las redes formales como de lasinformales.

o Los perpetradores también pueden limitar el acceso de las mujeres a artículos necesarios como

jabón y desinfectante de manos.

o Los perpetradores pueden ejercer control sobre las mujeres dándoles información incorrecta

acerca de la enfermedad y estigmatizándolas.


5

• Es probable que se reduzca el acceso a los servicios básicos de salud sexual y reproductiva,
incluidos los

dirigidos a las mujeres que sufren violencia.

• También es posible que disminuya la prestación de otros servicios, como las líneas telefónicas de
ayuda,

los centros para la atención de crisis, los albergues, la asistencia jurídica y los servicios de
protección, lo

que reduce aún más el acceso a los pocos servicios de ayuda que las mujeres que están en una
relación

de maltrato pueden tener.

Los sistemas de salud desempeñan una función importante en garantizar que los
servicios para las mujeres que han sufrido violencia sigan siendo accesibles durante
el brote de COVID-19
Aunque el brote de COVID-19 ha impuesto a los sistemas y al personal de salud la enorme carga de
tener que

cuidar a las personas con la enfermedad, hay medidas que pueden ayudar a mitigar las
repercusiones de la

violencia para las mujeres, los niños y las niñas durante este período.

• Todos los interesados directos que intervienen en la respuesta frente a la COVID-19 deben
concientizar

sobre los probables efectos del distanciamiento físico, la estadía en casa y otras medidas en las
mujeres

y los niños y niñas que están expuestos a la violencia.

• El personal de salud, que en muchos entornos está integrado mayoritariamente por mujeres,
puede

estar expuesto al riesgo de violencia en el hogar o en el lugar de trabajo, un problema grave que
puede

intensificarse cuando los sistemas de salud están bajo presión. Los gerentes de salud o los

administradores de los establecimientos deben tener planes para abordar la seguridad del
personal de

salud. Es posible que los prestadores de atención de primera línea que tratan la COVID-19 sufran
estigmatización, aislamiento y exclusión social. Debe preverse el apoyo psicosocial, los incentivos
no

basados en el desempeño, la asignación de transporte adicional y ayuda para el cuidado de los


niños y

las niñas.

Qué puede hacerse para combatir la violencia contra la mujer durante la


respuesta a la
pandemia de COVID-19
Si bien la pandemia de COVID-19 ha impuesto una enorme carga a los sistemas de salud, incluido
el

personal de salud de primera línea, hay medidas que pueden ayudar a mitigar las repercusiones de
la

violencia contra las mujeres, los niños y las niñas.

Los gobiernos y los encargados de las políticas deben incluir en los planes de preparación y

respuesta a la pandemia de COVID-19 servicios esenciales para abordar la violencia contra la

mujer, financiarlos y determinar maneras de hacerlos accesibles en el contexto de las medidas

de distanciamiento físico.

Los establecimientos de salud deben suministrar información sobre los servicios

disponibles localmente (por ejemplo, líneas telefónicas de ayuda, albergues, centros de

atención de crisis por violación, orientación) a las supervivientes, incluidos los horarios, los

datos para establecer contacto y la disponibilidad de servicios a distancia, y establecer la

vinculación.

Los prestadores de servicios de salud deben ser conscientes de los riesgos y las

consecuencias para la salud de la violencia contra la mujer. Pueden ayudar a las mujeres

que revelan su situación ofreciéndoles asistencia de primera línea y tratamiento médico. La

asistencia de primera línea incluye: escucharlas con empatía y sin emitir juicios,

preguntarles acerca de sus necesidades y preocupaciones, validar sus experiencias y

sentimientos como supervivientes, mejorar su seguridad y conectarlas con los servicios de

apoyo. Es imperativo explorar el uso de los servicios de salud mediante telefonía móvil
(mSalud) y de la telemedicina para abordar de manera segura la violencia contra la mujer.

Las organizaciones de respuesta humanitaria deben incluir servicios para las mujeres que

han sufrido violencia, y para sus hijos e hijas en sus planes de respuesta a la COVID-19 y

recopilar datos sobre los casos notificados de violencia contra la mujer.

Los miembros de la comunidad deben ser concientizados sobre el mayor riesgo de violencia

contra la mujer durante la actual pandemia y de la necesidad de mantenerse en contacto con

las mujeres que sufren violencia y apoyarlas; también deben disponer de información sobre los

lugares donde pueden encontrar ayuda. Es importante asegurarse de que no haya peligro en

comunicarse con las mujeres cuando el agresor se encuentra en el hogar.

Las mujeres que están sufriendo violencia pueden considerar útil comunicarse con los

familiares y amigos que pueden apoyarlas, pedir apoyo a través de las líneas telefónicas de

ayuda o los servicios locales dirigidos a las supervivientes de violencia. También es

recomendable que tengan un plan de seguridad en caso de que aumente la violencia, que

incluya tener seleccionado un vecino, amigo, pariente o albergue para acudir a él o ella en caso

de que tenga que salir de su casa de inmediato para preservar su seguridad.

Consejos para combatir el estrés en el hogar y medidas que debe tomar en caso
de que usted o sus familiares sufran violencia
• Tenga presente que el aislamiento social, la cuarentena y el distanciamiento pueden

afectarla a usted y al bienestar psicológico de su familia.

• En la medida de lo posible, reduzca las causas de estrés al procurar:

o buscar información en fuentes fiables y disminuir el tiempo que dedica al consumo

de noticias (1 o 2 veces al día, en lugar de cada hora);

o pedir apoyo a sus familiares y amigos por teléfono, correo electrónico, mensajes de

texto, etc.;

o mantener las rutinas diarias y dedicar tiempo a realizar actividad física y a dormir;

o hacer ejercicios de relajación (por ejemplo, respiración lenta, meditación, relajación

progresiva de los músculos y ejercicios de conexión a la tierra) para mitigar los

pensamientos y las emociones que causan tensión; y

o realizar actividades que en ocasiones anteriores la hayan ayudado a superar


momentos adversos.

• Las mujeres que sufren violencia pueden considerar útil:

o Contactar a familiares y amigos que puedan ayudarlas con cuestiones prácticas (por

ejemplo, alimentos y cuidado infantil), así como a superar el estrés.

o Elaborar un plan de seguridad para preservar su seguridad y la de sus niños y niñas

en caso de que la violencia empeore. El plan incluye tener los números telefónicos

de los vecinos, amigos y familiares a los que pueden llamar o acudir en caso de

necesitar ayuda; tener a mano los documentos importantes, dinero y unas cuantas

pertenencias personales para llevarse consigo en caso de necesitar salir de

inmediato de la casa; y planificar la manera de salir de la casa y pedir ayuda (por

ejemplo, transporte y ubicación).

o Tener los datos de las líneas telefónicas de ayuda, asistentes sociales, organismos de

protección infantil, estación de policía más cercana y albergues y servicios de apoyo

accesibles. Actuar con discreción para evitar que la pareja o los familiares

encuentren esta información.

1 Melissa Godin, “As Cities Around the World Go on Lockdown, Victims of Domestic Violence Look
for a Way Out”, Time,

18 de marzo del 2020, https://time.com/5803887/coronavirus-domestic-violence-victims/.

2 Women’s Aid UK, “The Impact of COVID-19 on Women and Children Experiencing Domestic
Abuse, and the Life-Saving

Services that Support Them”, 17 de marzo del 2020, https://www.womensaid.org.uk/the-impact-


of-covid-19-on-womenand-children-experiencing-domestic-abuse-and-the-life-saving-services-
that-support-them/.

3 Bethany Allen-Ebrahimian, “China’s Domestic Violence Epidemic,” Axios, 7 de marzo del 2020,

https://www.axios.com/china-domestic-violence-coronavirus-quarantine-7b00c3ba-35bc-4d16-
afdd-b76ecfb28882.html.

4 Jhumka Gupta, “What does coronavirus mean for violence against women?”, Women’s Media
Centre, 19 de marzo del

2020, https://womensmediacenter.com/news-features/what-does-coronavirus-mean-for-
violence-against-women.

5 National Domestic Violence Hotline, “Staying Safe During COVID-19”, National Domestic Violence
Hotline, 13 de marzo
del 2020, https://www.thehotline.org/2020/03/13/staying-safe-during-covid-19/.

6 The George Institute for Global Health India, “Frontline health workers in COVID-19 prevention
and control: rapid

evidence synthesis,” https://www.georgeinstitute.org.in/frontline-health-workers-in-covid-19-


prevention-and-controlrapid-evidence-synthesis

OPS/NMH/MH/Covid-19/20-0008 © Organización Panamericana de la Salud, 2020. Algunos


derechos reservados. Esta obra

está disponible en virtud de la licencia CC BY-NC-SA 3.0 IGO. Se puede consultar más información
sobre el trabajo de la OPS

y la lucha contra la violencia contra la mujer en: https://www.paho.org/es/temas/violencia-contra-


mujer

Datos y cifras
 La violencia contra la mujer -especialmente la ejercida por su pareja y la
violencia sexual- constituye un grave problema de salud pública y una
violación de los derechos humanos de las mujeres.
 Las estimaciones mundiales publicadas por la OMS indican que alrededor de
una de cada tres (30%) mujeres en el mundo han sufrido violencia física y/o
sexual de pareja o violencia sexual por terceros en algún momento de su
vida.
 La mayor parte de las veces el agresor es la pareja. En todo el mundo, casi
un tercio (27%) de las mujeres de 15 a 49 años que han estado en una
relación informan haber sufrido algún tipo de violencia física y /o sexual por
su pareja.
 La violencia puede afectar negativamente la salud física, mental, sexual y
reproductiva de las mujeres y, en algunos entornos, puede aumentar el
riesgo de contraer el VIH.
 La violencia contra la mujer puede prevenirse. El sector sanitario tiene una
importante función que desempeñar para proporcionar atención integral de
salud a las mujeres que sufren violencia, y como punto de entrada para
derivarlas a otros servicios de apoyo que puedan necesitar.

Introducción
Las Naciones Unidas definen la violencia contra la mujer como «todo acto de
violencia de género que resulte, o pueda tener como resultado un daño físico,
sexual o psicológico para la mujer, inclusive las amenazas de tales actos, la
coacción o la privación arbitraria de libertad, tanto si se producen en la vida
pública como en la privada». (1)

La violencia de pareja se refiere a los comportamientos de la pareja o expareja


que causan daño físico, sexual o psicológico, incluidas la agresión física, la
coacción sexual, el maltrato psicológico y las conductas de control.

La violencia sexual es «cualquier acto sexual, la tentativa de consumar un acto


sexual u otro acto dirigido contra la sexualidad de una persona mediante coacción
por otra persona, independientemente de su relación con la víctima, en cualquier
ámbito. Comprende la violación, que se define como la penetración, mediante
coerción física o de otra índole, de la vagina o el ano con el pene, otra parte del
cuerpo o un objeto, el intento de violación, los tocamientos sexuales no deseados
y otras formas de violencia sexual sin contacto».

Magnitud del problema


Las estimaciones más precisas sobre la prevalencia de la violencia de pareja y la
violencia sexual son las obtenidas mediante encuestas poblacionales basadas en
el testimonio de las supervivientes. Según un análisis de los datos sobre la
prevalencia de este problema en 161 países y zonas entre 2000 y 2018, realizado
en 2018 por la OMS en nombre del Grupo de Trabajo interinstitucional de las
Naciones Unidas sobre la violencia contra la mujer, en todo el mundo, casi una de
cada tres mujeres (un 30%) ha sufrido violencia física y/o sexual por su pareja o
violencia sexual por alguien que no era su pareja o ambas (2).

Más de una cuarta parte de las mujeres de entre 15 y 49 años que han tenido una
relación de pareja han sido objeto de violencia física y/o sexual de pareja al menos
una vez en su vida (desde los 15 años). Las estimaciones sobre la prevalencia de
la violencia de pareja sufrida a lo largo de la vida van del 20% en la Región del
Pacífico Occidental de la OMS, 22% en los países de ingresos elevados y la
Región de Europa de la OMS y 25% en la Región de las Américas de la OMS, al
33% en la Región de África de la OMS, 31% en la Región del Mediterráneo
Oriental de la OMS y 33% en la Región de Asia Sudoriental de la OMS.
A nivel mundial, hasta el 38% de los asesinatos de mujeres son cometidos por su
pareja. Además de la violencia de pareja, el 6% de las mujeres de todo el mundo
refieren haber sufrido agresiones sexuales por personas distintas de su pareja,
aunque los datos al respecto son más limitados. La violencia de pareja y la
violencia sexual son perpetradas en su mayoría por hombres contra mujeres.

Los confinamientos durante la pandemia de COVID-19 y sus repercusiones


sociales y económicas han aumentado la exposición de las mujeres a parejas con
comportamientos abusivos y a factores de riesgo conocidos, al tiempo que han
limitado su acceso a diferentes servicios. Las situaciones de crisis humanitarias y
desplazamientos pueden agravar la violencia, como la violencia de pareja y la
violencia sexual por terceros, y dar lugar a nuevas formas de violencia contra las
mujeres.

 La COVID-19 y la violencia contra la mujer

Factores asociados con la violencia de pareja y la violencia sexual contra la


mujer

La violencia de pareja y la violencia sexual son el resultado de factores que se


producen a nivel individual, familiar, comunitario y social que interactúan entre sí y
aumentan o reducen el riesgo de que se produzca. Algunos se asocian a la
comisión de actos de violencia, otros a su padecimiento, y otros a ambos.

Entre los factores asociados con la violencia de pareja como con la violencia
sexual, se encuentran los siguientes:

 bajo nivel de instrucción (autores de violencia sexual y víctimas de violencia sexual);


 exposición al maltrato infantil (autores y víctimas);
 haber presenciado escenas de violencia familiar (autores y víctimas);
 trastorno de la personalidad antisocial (autores);
 uso nocivo del alcohol (autores y víctimas);
 comportamientos masculinos dañinos, como el tener múltiples parejas o actitudes de
aprobación de la violencia (autores);
 normas comunitarias que otorgan privilegios o una condición superior a los hombres y una
condición inferior a las mujeres;
 escaso acceso de la mujer a empleo remunerado;
 bajos niveles de igualdad de género (leyes discriminatorias, etc.).

Entre los factores asociados específicamente a la violencia de pareja cabe citar:


 antecedentes de violencia;
 discordia e insatisfacción marital
 dificultades de comunicación entre los miembros de la pareja
 conductas de control de la pareja por parte del hombre.

Entre los factores asociados específicamente a la perpetración de violencia sexual


destacan:

 la creencia en el honor de la familia y la pureza sexual;


 ideologías que consagran privilegios sexuales del hombre;
 sanciones jurídicas insuficientes ante actos de violencia sexual.

La desigualdad de género y la aceptabilidad normativa de la violencia contra la


mujer son causas profundas de este problema.

Consecuencias para la salud


La violencia de pareja (física, sexual y psicológica) y las agresiones sexuales
provocan en las mujeres graves problemas de salud física, mental, sexual y
reproductiva a corto y largo plazo. También afectan a la salud y el bienestar de sus
hijos. Este tipo de violencia genera un elevado costo social y económico para las
mujeres, sus familias y la sociedad. Esta violencia puede:

 Tener consecuencias mortales, como el homicidio o el suicidio.


 Producir lesiones: el 42% de las mujeres víctimas de violencia de pareja refieren alguna
lesión a consecuencia de dicha violencia (3).
 Ocasionar embarazos no deseados, abortos provocados, problemas ginecológicos e
infecciones de transmisión sexual, entre ellas la infección por el VIH. El estudio de la OMS
de 2013 sobre la carga para la salud asociada con la violencia contra las mujeres reveló
que las mujeres que han sufrido maltratos físicos o abusos sexuales tienen una
probabilidad 1,5 veces mayor de padecer infecciones de transmisión sexual, incluida la
infección por el VIH en algunas regiones, en comparación con las mujeres que no habían
sufrido violencia de pareja. Por otra parte, también tienen el doble de probabilidades de
sufrir abortos (3).
 La violencia de pareja durante el embarazo está asociada con un aumento en la
probabilidad de abortos involuntarios, muertes fetales, partos prematuros y bebés con
bajo peso al nacer. El mismo estudio de 2013 puso de manifiesto que las mujeres víctimas
de violencia de pareja tenían un 16% más de probabilidades de sufrir un aborto
involuntario y un 41% más de probabilidades de tener un parto prematuro (3).
 Estas formas de violencia pueden ser causa de depresión, estrés postraumático y otros
trastornos de ansiedad, insomnio, trastornos alimentarios e intentos de suicidio. Según el
análisis de 2013, las mujeres que han sufrido violencia de pareja tienen casi el doble de
probabilidades de padecer depresión y problemas con la bebida.
 Entre los efectos sobre la salud también se encuentran las cefaleas, los síndromes de dolor
(de espalda, abdominal o pélvico crónico), trastornos gastrointestinales, limitaciones de la
movilidad y mala salud general.
 La violencia sexual, sobre todo en la infancia, también puede incrementar el consumo de
tabaco y drogas, así como las prácticas sexuales de riesgo. También se asocia a la comisión
(por el hombre) y el padecimiento (por la mujer) de actos de violencia.

Repercusión en los niños


 Los niños que crecen en familias en las que hay violencia pueden sufrir diversos trastornos
conductuales y emocionales. Estos trastornos pueden asociarse también a la comisión o el
padecimiento de actos de violencia en fases posteriores de su vida.
 La violencia de pareja también se ha asociado a mayores tasas de mortalidad y morbilidad
en los lactantes y los niños (por ejemplo, por enfermedades diarreicas o malnutrición o
por menores tasas de inmunización).

Costos sociales y económicos


Los costos sociales y económicos de la violencia de pareja y la violencia sexual
son enormes y tienen un efecto dominó en toda la sociedad. Las mujeres pueden
llegar a encontrarse aisladas e incapacitadas para trabajar, perder su sueldo, dejar
de participar en actividades cotidianas y ver menguadas sus fuerzas para cuidar
de sí mismas y de sus hijos.

Prevención y respuesta
Gracias a evaluaciones bien diseñadas, cada vez se tienen más pruebas sobre las
soluciones que mejor previenen la violencia contra las mujeres. En 2019, la OMS y
ONU-Mujeres, con el respaldo de otros 12 organismos bilaterales y de Naciones
Unidas, publicaron RESPECT women, un marco para prevenir la violencia contra
la mujer dirigido a las instancias normativas.

Cada letra de la palabra RESPECT corresponde (en inglés) a una de sus siete
estrategias: Fortalecimiento de las habilidades de relación (Relationship skills
strengthening); Empoderamiento de las mujeres (Empowerment of women);
Servicios garantizados (Services ensured); Reducción de la pobreza (Poverty
reduced); Creación de entornos propicios (escuelas, lugares de trabajo, espacios
públicos) (Enabling environments); Prevención del abuso infantil y adolescente
(Child and adolescent abuse prevented), y Cambio de actitudes, creencias y
normas (Transformed attitudes, beliefs and norms).

Para cada una de esas siete estrategias hay una serie de intervenciones en
entornos de recursos bajos y altos, cuya eficacia ha sido probada en mayor o
menor medida. Algunos ejemplos de intervenciones prometedoras son las
intervenciones de apoyo psicosocial y las intervenciones psicológicas para
supervivientes de violencia de pareja; programas combinados de empoderamiento
económico y social; transferencias de efectivo; trabajo con parejas para mejorar
las habilidades de comunicación y relación; intervenciones de movilización
comunitaria para cambiar normas de género que fomentan la desigualdad;
programas escolares que mejoren la seguridad en las escuelas y
reduzcan/eliminen los castigos severos e incluyan planes de estudio en los que se
cuestionen los estereotipos de género y se promuevan relaciones basadas en la
igualdad y el consentimiento, y educación participativa en grupos de mujeres y
hombres para que reflexionen de manera crítica sobre las relaciones de género y
de poder desiguales.

En RESPECT también se destaca que las intervenciones eficaces son aquellas en


las que la seguridad de las mujeres es una prioridad; cuyos elementos
fundamentales implican cuestionar las relaciones desiguales de género y de
poder; basadas en la participación, y en las que se trabaja sobre múltiples factores
de riesgo mediante una programación combinada y que comienzan a aplicarse a
personas de edad temprana.

Para propiciar cambios duraderos, es importante que se promulguen y apliquen


leyes y se formulen y pongan en práctica políticas de promoción de la igualdad de
género; asignar recursos a la prevención y respuesta, e invertir en organizaciones
de derechos de la mujer.

 RESPETO a las mujeres: Prevención de la violencia

La función del sector de la salud


Aunque la prevención de la violencia contra la mujer y la respuesta a ella requiere
un enfoque multisectorial, el sector de la salud tiene una importante función que
desempeñar. El sector de la salud puede:
 Concienciar para que la violencia contra la mujer se considere inaceptable y sea tratada
como un problema de salud pública.
 Prestar servicios integrales de calidad centrados en las mujeres que padecen este tipo de
violencia y sensibilizar y capacitar a los prestadores de atención de la salud para que
atiendan sus necesidades con empatía y sin actitudes moralistas.
 Prevenir la recurrencia de la violencia mediante la detección temprana de mujeres y niños
afectados por ella y la prestación de cuidados, servicios de derivación y apoyo apropiados.
 Promover normas de género igualitarias como parte de las aptitudes para la vida y la
incorporación de una educación integral sobre sexualidad en los planes de estudio
dirigidos a los jóvenes.
 Generar pruebas sobre las medidas que funcionan y sobre la magnitud del problema
mediante la realización de encuestas de población o la inclusión de la violencia contra la
mujer en las encuestas poblacionales sobre demografía y salud, así como en los sistemas
de vigilancia e información sanitaria.

Casos de violencia contra la mujer en Perú incrementaron en un 69,5% en


comparación al 2020

En Arequipa, en lo que va del año se ha registrado 12 562 casos de violencia. Entre ellas, 11
mujeres sobrevivieron a los ataques con intención de matarlas y 6 murieron a manos de sus
parejas o exparejas

Nov 25, 2021 Mishell Valdivia Informe


Un día como hoy, se conmemora el día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la
Mujer. Su recordación marca el inicio de otro año luchando por erradicar este tipo de violencia a
nivel mundial.

La violencia contra mujeres y niñas es una de las violaciones de los derechos humanos más
extendidas, persistentes y devastadoras actualmente en el Perú. Lamentablemente, este tipo de
casos apenas se denuncian, debido a la normalización del machismo en la sociedad.

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Sin embargo, en nuestro país, este tipo de violencia está volviendo a incrementar a pasos
agigantados, después de la crisis ocasionada por la Covid-19. De enero a octubre del 2021, los
Centros de Emergencia Mujer (CEM) atendieron 136 782 casos de violencia contra las mujeres y
los integrantes del grupo familiar. Dentro de los cuales, 117 414 (85,8%) corresponden a mujeres
y 19 368 (14,2%) a hombres. Por lo que, con respecto al año pasado, las cifras incrementaron en
un 69,5% en el mismo periodo de tiempo.

Tipos de violencia hacia la mujer registrados este 2021


Fuente: Portal Web Aurora / Elaboración: Propia

Según Ipsos, en el Perú se reconoce a la violencia sexual, al acoso sexual y a la violencia física
como los tres principales problemas que enfrentan las mujeres y niñas.

Este 2021, el tipo de violencia más común en el país es la violencia psicológica, según el
Programa Nacional para la Prevención y Erradicación de la Violencia contra las Mujeres e
Integrantes del Grupo Familiar (Aurora). Se denunciaron 63 922 casos hasta fines de octubre,
llegando a superar las cifras del pasado 2020 por alrededor de 8 mil casos.

Otro tipo de violencia que resalta es la violencia sexual. Los casos registrados este año (18 475)
son la cifra más alta hasta la fecha en el país y la más controversial. Debido a que, de los 8 491
casos de violación sexual atendidos en los CEM de enero a octubre, 5 728 de los ataques fue a
niños, niñas y adolescentes, (67,5%). Le siguen 2 710 casos (31,9%) correspondientes a personas
adultas y 53 (0,6%) a personas adultas mayores.

Asimismo, este incremento de los distintos casos de violencia podría aumentar los casos de
feminicidios, según la Defensoría del pueblo. Debido a que el feminicidio suele ser el paso final en
el ciclo de violencia hacia la mujer.
Fuente: Defensoría del Pueblo, portal web

Por el momento, el número de víctimas mortales registradas a través de los CEM asciende a 114
a nivel nacional y el número de tentativas de feminicidio a 258. Igualmente, los asesinatos siguen
siendo ejecutados principalmente por cónyuges, según un representante del programa Aurora. “El
58,8% de los casos de víctimas de feminicidio y el 47,3% de los casos de tentativa de feminicidio
tienen vínculo relacional de pareja con el presunto agresor”.

En esa misma línea, los casos de víctimas de feminicidio tienen mayor incidencia en Lima
Metropolitana, La Libertad, San Martin, Cusco y Arequipa.

Arequipa entre los 5 departamentos mas inseguros para las mujeres

Solo en el departamento de Arequipa han acontecido 6 asesinatos con características de


feminicidio y 11 tentativas.
Fuente: AURORA / Elaboración: Propia

Además, ’El león del sur’ es uno de los departamentos con mayor nivel de normalización hacia la
violencia, sobre todo cuando viene del círculo social cercano. Según el INEI, en el 2019 el 65,7% de
las arequipeñas ha sufrido algún tipo de violencia por parte de su pareja.

En general, entre los meses de enero y octubre de 2021 se han atendido 12 562 casos de violencia
por los CEM de la región Arequipa, siendo 1334 provenientes del CEM Miraflores. Entre estos, el
54,5% de los ataques fueron violencia psicológica, el 32,6% física y el 12,4% sexual.

Violencia psicológica

Conducta intencionada y prolongada en el tiempo, que atenta contra la integridad psíquica y


emocional de la mujer y contra su dignidad como persona, y que tiene como objetivo imponer
las pautas de comportamiento que el hombre considera que debe tener su pareja. Sus
manifestaciones son: las amenazas, los insultos, las humillaciones o vejaciones, la exigencia de
obediencia, el aislamiento social, la culpabilización, la privación de libertad, el control económico
(violencia económica), el chantaje emocional, el rechazo o el abandono.

Este tipo de violencia no es tan visible como la física o la sexual, es más difícil de demostrar, y en
muchas ocasiones no es identificada por la víctima como tal, sino como manifestaciones propias
del carácter del agresor.

Es importante tener presente que cualquiera de las formas de violencia de género que se ejerza,
tiene consecuencias en todas las dimensiones de la salud: física, psicológica, sexual,
reproductiva y social.

En cuanto a los síntomas emocionales y psicológicos de este tipo de violencia se pueden


mencionar los siguientes:
 Problemas en la alimentación
 Adicción a distintos tipos de sustancias (en las que cabe destacar las benzodiacepinas y el
alcohol)
 Dejadez y descuido en el aspecto físico
 Irritabilidad
 Apatía
 Baja autoestima
 Pérdida de relaciones sociales llevando en muchas ocasiones al aislamiento
 Sensación de haber dejado de ser la persona que era
 Estrés
 Ansiedad
 Estado de ánimo deprimido
 Alteraciones de los patrones de sueño
 Sentimientos de impotencia e inutilidad
 Indecisión
 Inseguridad
 Dependencia emocional
 Ataques de ira dirigidos a otras personas
 Inapetencia sexual
 Sentimientos de vergüenza y culpa
 Sensación de debilidad
 Dificultad en la toma de decisiones
 Culpabilidad
 Mecanismos de afrontamiento basados en la huida
 Sentimientos de inferioridad

Ante la presencia de algunos de estos síntomas lo mejor es consultar a un psicólogo que pueda
brindarte orientación para superar la violencia psicológica y alejarte de quienes la ejercen en tu
contra.

Principales causas de la violencia psicológica

La violencia psicológica es muy común no solo en núcleos familiares, sino también en ambientes
laborales, académicos e incluso en las relaciones de amistad.

Las causas se pueden relacionar a la formación, pero también se puede decir que ocurre cuando la
persona que ejerce la violencia psicológica no está presente en un sentido actitudinal y, por lo
tanto, ejerce una presión y degradación sobre otros.

De igual forma otra de las causas es la incapacidad de reconocer o respetar el lugar de otro.

Es así como se estimulan reacciones violentas. De manera que puede decirse que la violencia
psicológica es causa precisamente por problemas para gestionar emociones y para desarrollar
buenas actitudes.

Esto indica que no solo la víctima de violencia psicológica necesita de terapia y tratamientos para
escapar de los círculos viciosos de este tipo de violencia, sino también el victimario o victimaria.
Otras causas que deben tener en cuenta son:

 El alcoholismo
 Ignorancia y el desconocimiento
 Educación Deficiente
 No poder controlar los impulsos
 Falta de comprensión hacia otros
 La drogadicción

Tratamiento para superar la violencia psicológica

Como hemos dicho, el primer paso para vencer la violencia psicológica o superarla es reconocer
que se es víctima.

Para ello debes identificar los síntomas que señalan que alguna relación tóxica, de pareja, laboral,
académica o de amistad, está generando daños físicos, emocionales o psicológicos.

Cuando te haces consciente del problema puedes buscar ayuda. Y la ayuda te la brinda un
psicólogo con tratamientos como terapias. Puedes buscar la ayuda de un psicólogo
online especializado en temas de violencia.

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